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Resumen Suelos 1er Parcial

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Resumen Suelos 1er Parcial

El suelo es la fina capa de material fértil que recubre la superficie de la Tierra. El suelo es una capa
delgada situada en el límite entre la atmósfera y la zona continental de la corteza terrestre.
Atmósfera, corteza y suelo interactúan para proporcionar a los seres vivos los recursos que
necesitan. El suelo, por tanto, constituye el soporte de la vida sobre los continentes.´

La conceptualización clásica del sistema suelo de más amplia aceptación se remonta a la ecuación
de los factores de estado de  H. Jenny (1941), si bien la escuela rusa ya había adelantado tal
ecuación de forma verbal. Según este autor, el estado de desarrollo de un suelo es función del
“clima, litología, organismos, relieve y tiempo.” Expresado axiomáticamente S =f (cl, li, bio, re,
t)      

Si en la ecuación de Jenny, sustituimos clima por atmósfera e hidrosfera (incluyendo también en


esta última a la criosfera), organismos por biosfera, litología por litosfera y desplazamos el relieve
al primer término de la ecuación obtenemos la siguiente expresión: Geoderma f (sol, re) = f (at, hi,
li, bio, t) 
Dentro de esta expresión debería incluirse la acción humana o tecnosfera, segregándose pues, por
sus peculiaridades, del resto de los organismos vivos.
Adicionalmente, también cabe señalar que se trata de un sistema abierto, complejo, polifásico y
polifuncional.
Como geomembrana epi-litosférica, a través de la edafosfera se producen y regulan los flujos de
energía y materia con aquellas esferas del sistema planetario con las que interactúa. Es decir
afecta y es afectada por la litosfera, hidrosfera, biosfera, etc. Estas propiedades de la edafosfera
provienen de su estructura: ligera, porosa, permeable a los gases atmosféricos y al agua, así como
por constituir la habitación de las biocenosis terrestres e incluso acuáticas (la microflora y los
taxones de menores dimensiones de la microfauna son organismos acuáticos).
La edafósfera es un sistema auto-organizativo con las suficientes peculiaridades genéticas,
estructurales, dinámicas y evolutivas para ser considerada como un subsistema individualizado
dentro del sistema biogeosférico. Sin embargo, también es cierto que se comporta más como una
“esfera” de frontera o interacción entre diversas esferas primarias (atmósfera, litosfera,
hidrosfera, biosfera, tecnosfera, etc.) que como una de estas últimas.
Jenny (caja negra)…
De este modo, Simonson, (1959) publicó una alternativa de caja blanca, basándose en “procesos”
edáficos y no en las “estructuras” generada por la evolución de un suelo como consecuencia de la
acción de sus factores formadores en el tiempo. De este modo, los cambios que sufre un suelo
durante su génesis son función de las adiciones, exportaciones, transferencias y transformaciones
de materiales en el sistema edáfico:
Expresado axiomáticamente: S = f (ad, exp., transfer., transfor.)    
De este modo, la visión del suelo como una intersección de atmósfera, litosfera, hidrosfera y
biosfera ha dejado paso a un concepto de suelo como un subsistema de los ecosistemas terrestres

Desde el punto de vista científico más actualizado, la Edafología define el suelo como “un ente
natural organizado e independiente, con unos constituyentes, propiedades y génesis que son el
resultado de la actuación de una serie de factores activos (clima, organismos, relieve y tiempo)
sobre un material pasivo (la roca madre)".
Philippe Duchaufour (1956) “colección de cuerpos naturales de la superficie terrestre que soporta
plantas, que llega desde los matriales no consolidados e inorgánicos que yacen en la zona de las
raíces de plantas nativas perennes a donde se han desarrollado horizontes impermeables a las
raíces o los dos metros más superficiales de propiedades distintas al material rocoso subyacente,
como resultado de la acción de organismos vivos, clima, roca madre y relieve”.
En la práctica, hay gran diversidad de definiciones que distintos autores han intentado para un
cuerpo tan importante y tan complejo:
 “Cuerpo natural, sintetizado en su perfil a partir de una mezcla variable de minerales
desmenuzados y modificados atmosféricamente, junto con materia orgánica, que cubre la
tierra en una capa delgada y que proporciona, cuando contiene cantidades adecuadas de
aire y agua, el soporte mecánico y, en parte, el sustrato de las plantas” (Buckman y Brady,
1970)
 “El suelo es un cuerpo natural, tridimensional, que presenta una morfología y
características físicas, químicas y biológicas, que reflejan la acción de los factores
formadores y  de los procesos”. (Etchevere, P. Normas de Reconocimiento de Suelos.
INTA. 1976)
 “Un cuerpo natural tridimensional, de material no consolidado de la superficie inmediata
de la Tierra, que ha estado sujeto a, e influenciado por, factores genéticos y ambientales
del material parental, clima, influencia biótica y topografía, todo actuando a lo largo de un
período de tiempo, para crear un producto que difiere en sus propiedades físicas,
químicas, biológicas y morfológicas y en sus características, del material parental del cual
ha derivado, y es capaz de soportar el crecimiento de las plantas”. ( Lavkulich, 1969)
 Para la edafología, suele aceptarse un concepto muy simplificado y pragmático: “El suelo
es el soporte de las plantas”.
SUELOS: DEFINICIÓN (USDA, 1998): Cuerpo natural formado por una fase sólida (minerales y
materia orgánica), una fase líquida y una fase gaseosa que ocupa la superficie de la tierra,
organizada en horizontes o capas de materiales distintos a la roca madre, como resultado de
adiciones, pérdidas, transferencias y transformaciones de materia y energía, que tiene capacidad
para servir de soporte a las plantas con raíces en un medio natural. Los límites superiores del suelo
son la atmósfera, las aguas superficiales poco profundas (es decir, que pueden soportar el
crecimiento de raíces), las plantas vivas o el material orgánico que no ha comenzado a
descomponerse. Los límites horizontales los constituyen áreas donde el suelo es invadido por
aguas profundas (más de 2.5 m), materiales estériles, rocas o hielo. El límite inferior está
constituido por la roca dura y continua. De manera arbitraria, la profundidad máxima del suelo se
establece en 2 m.
Pedología – Edafología:
 La pedología, (Dokuchaev, 1874-Rusia) La ciencia que se ocupa del estudio del suelo desde
el punto de vista puro es la Pedología (de pedón=suelo). La pedología considera al suelo
como un cuerpo natural con una geografía propia y estudia sus condiciones de génesis, su
morfología y su sistemática. Desde este punto de vista la Pedología es una nueva ciencia
como lo son la Botánica, la Zoología y la Geología.
 La edafología (del griego edaphos=suelo o tierra como soporte de las plantas), enfoca el
estudio del suelo desde el punto de vista más práctico, sin dejar de tomar en cuenta que
se encuentra ante un cuerpo natural, lo considera sobre todo como soporte mecánico
capaz de sostener una vegetación y como reserva de agua y elementos nutritivos para el
crecimiento de las plantas.
Así, la Pedología estudia el suelo como un cuerpo natural independiente y puede decirse que tiene
3 ramas:
 Morfología del suelo
 Propiedades (químicas, físicas, biológicas, génesis, etc.)
 Clasificación y cartografía.
Por último, la faz aplicada de la Pedología es la Edafología que se encarga del estudio de los suelos
en relación con el crecimiento de las plantas.
Funciones del suelo: Blum, (1993), el suelo tiene seis funciones principales:
Funciones ecológicas
 Producción de biomasa (alimento, fibra y energía)
 Reactor que filtra, regula y transforma la materia para proteger  de  la contaminación el
ambiente, las aguas subterráneas y la cadena alimentaria
 Hábitat biológico y reserva genética de muchas plantas, animales y organismos, que
estarían protegidos de la extinción
Funciones ligadas a las actividades humanas
 Medio físico que sirve de soporte para estructuras industriales y técnicas, así como
actividades socioeconómicas  tales como vivienda, desarrollo industrial, sistemas de
transporte, recreo o ubicación de residuos, etc.
 Fuente de materias primas que proporciona agua, arcilla, arena grava, minerales, etc.
 Elemento de nuestra herencia cultural, que contiene restos paleontológicos y
arqueológicos importantes para conservar la historia de la tierra y de la humanidad
Los Suelos no tienen funciones, sino que nosotros les otorgamos funciones de acuerdo a nuestros
intereses y necesidades
Roca Madre: Meteorización: Los procesos de meteorización física del material original pueden
observarse en la base del perfil de suelo, donde la roca original aparece fragmentada en bloques
de tamaño heterogéneo y en partículas más finas. La fragmentación mecánica del sustrato original
ocurre por causas fundamentalmente climáticas (procesos de dilatación/contracción debido a la
insolación o a la congelación, cambios de humedad) pero también a causas geológicas, como el
descenso de presión que sufren las rocas al aflorar en la superficie, cristalización de sustancias en
los poros del suelo o a la acción mecánica de las raíces de las plantas, que pueden llegar a fracturar
el material.
Roca Madre
Litología: La naturaleza litológica del sustrato original condiciona las propiedades químicas (acidez,
riqueza en nutrientes, etc.) y físicas del suelo (permeabilidad, consistencia, textura, etc.). La
influencia del material original se pone de manifiesto en propiedades como el color, la textura, la
estructura, la acidez y otras muchas propiedades del suelo. Las rocas que contengan abundantes
minerales inestables evolucionarán fácil y rápidamente para formar suelos, mientras que aquellas
otras, como las arenas maduras, que sólo contienen minerales muy estables, como el cuarzo,
apenas si llegan a edafizarse aunque estén expuestas durante largo tiempo a la meteorización.
La roca regula la penetración y circulación del aire y del agua, lo que va a condicionar de un modo
decisivo la fragmentación, alteración y translocación de los materiales. En general, cuando el resto
de condiciones permanecen iguales, existe una estrecha relación entre el tipo de suelo y las
características de la roca madre.
Clima: El clima influye directamente sobre el suelo mediante la humedad y la temperatura, y de
manera indirecta mediante la vegetación y el relieve. El clima es el principal agente de alteración
química del suelo, así como de la fragmentación mecánica de determinados tipos de sustratos.
El clima controla los procesos que tienen lugar en el suelo y su intensidad. La disponibilidad y el
flujo de agua regulan la velocidad de desarrollo de la mayoría de los procesos edáficos.
Muchas propiedades de los suelos presentan determinadas tendencias relacionadas con las
características del clima. La cantidad y el tipo de arcilla, por ejemplo tiene que ver con las
características climáticas que controlan la alteración química. Existe una relación entre el tipo de
mineral existente y la precipitación

La temperatura del suelo es una de sus propiedades importantes. Dentro de límites, la


temperatura controla las posibilidades para el crecimiento de plantas y la formación de suelos. Por
debajo del punto de congelamiento, no existe actividad biótica, el agua no se mueve como líquido,
y a no ser que haya descongelamiento, el tiempo se detiene todavía para el suelo. Entre 0 a 5°C, el
crecimiento de las raíces de la mayoría de especies y la germinación de la mayoría de semillas es
imposible. Un horizonte con una temperatura de 5°C es una restricción térmica a las raíces de la
mayoría de las plantas.
El término “régimen de humedad del suelo” se refiere a la presencia o ausencia ya sea de agua
subterránea o agua retenida a una tensión menor de 1500 kPa, en el suelo o en horizontes
específicos durante periodos del año. El agua retenida a una presión de 1500 kPa o mayor, no está
disponible para mantener vivas a la mayoría de plantas mesofíticas. La disponibilidad de agua
también es afectada por las sales disueltas.
El régimen de humedad del suelo es una propiedad importante del mismo, así como determinante
de los procesos que puedan ocurrir en el. Durante el tiempo geológico, existieron cambios
significantes en el clima. Los suelos que podían formarse solamente en climas húmedos, ahora se
encuentran preservados en climas áridos en algunos lugares. Ese tipo de suelos tienen elementos
valiosos para reflejar el régimen de humedad pasado y otros rasgos que reflejan el régimen de
humedad actual.
El clima actual determina el uso y manejo de los suelos:
 Es una propiedad del suelo. Además, los regímenes de humedad de la mayoría de los
suelos, son inferidos del clima actual y los mapas a escala pequeña pueden ser
interpretados en términos de muchas características accesorias que son comunes a la
mayoría de los suelos que tienen un clima común.
 Estas característica incluyen:cantidad, naturaleza y distribución de la materia orgánica; el
estado de bases del suelo; y la presencia o ausencia de sales.

Relieve: El relieve condiciona el desarrollo del suelo, fundamentalmente desde el punto de vista
de la profundidad y la diferenciación de horizontes. El relieve influye sobre el transporte por
gravedad. Los relieves abruptos favorecen la erosión, originando suelos lépticos, poco profundos.
En los valles, por el contrario, se favorece el desarrollo en profundidad del suelo. El relieve,
además, condiciona aspectos como la insolación, el drenaje del suelo y determinados procesos
geomorfológicos.
La relación entre el suelo y las características geomorfológicas del paisaje es tan estrecha que su
conocimiento es la base para establecer los modelos de distribución de suelos útiles en cartografía
y ordenación del territorio.
Seres vivos: Los seres vivos afectan al suelo de diversas maneras. Las plantas constituyen la
principal fuente de materia orgánica del suelo. Los seres vivos condicionan tanto procesos de tipo
químico como físico, favoreciendo en general la fertilidad del suelo. Los animales excavadores
trituran y mezclan el material del suelo, lo que influye sobre la estructuración, la permeabilidad y
la aireación. En general, los vertebrados y algunos invertebrados, como los artrópodos, son
responsables de la bioturbación del suelo. Los invertebrados no artrópodos colaboran en la
alteración de la materia orgánica y favoreciendo la mezcla de materia orgánica y mineral del suelo.
La vegetación posee un papel clave en la formación del suelo, sobre todo si se considera su
capacidad de meteorización de la roca (líquenes, raíces, etc.) o el aporte de materia orgánica.
Componentes e intercambios de materiales entre la comunidad biótica y los suelos:

Edad: El tiempo constituye un factor importante en el suelo, de tal modo que los suelos más
antiguos son los que muestran un mayor desarrollo en profundidad del perfil y una mayor
diversificación de horizontes. La velocidad de formación del suelo va desde 1 mm/año hasta 0,001
mm/año.
Las propiedades del suelo pueden variar en función del momento del día o el año, además de la
existencia de cambios muy lentos que necesitan decenas o cientos de años para producirse.
Síntesis: La etapa inicial comienza, lógicamente, con la fragmentación de las rocas originales y
también de los restos de los organismos que poco a poco han ido colonizando el material. La
desagregación del material facilitará la circulación del aire y del agua, y también favorecerá la
actividad biótica, todo lo cual conducirá a la subsiguiente alteración química del material.
Los minerales de las rocas originales, dependiendo de la estabilidad, se alteran en mayor o menor
medida, apareciendo en el suelo más o menos transformados. Los iones liberados en la alteración
mineral pasarán a la solución del suelo formando geles o se recombinarán para dar lugar a nuevos
minerales.
Por otra parte, los vegetales y animales sufren al morir unas intensas transformaciones químicas,
desarrollándose un nuevo material orgánico que evoluciona para alcanzar un equilibrio en las
condiciones edáficas, llamado humus. Durante estos procesos de transformación del material
orgánico se desprenderán compuestos sencillos que irán a engrosar la solución del suelo y
también se pueden desprender como consecuencia de estas reacciones determinados gases,
además de agua, pero el agua y los gases del suelo proceden fundamentalmente de la atmósfera.
Etapa final. Todos los constituyentes formados o liberados en la etapa inicial (minerales, humus,
geles, gases, agua y soluciones) sufren una serie de procesos de mezcla y diferenciaciones que si
evolucionan in situ conducen a la formación del suelo, mientras que si son arrastrados a otros
lugares, dan lugar a los sedimentos (los cuales pueden sufrir posteriormente nuevos procesos de
edafización). En la fase final la transformación es tan intensa que el material adquiere una
morfología y unas características químicas propias. Las sustancias minerales originales se han
transformado física y químicamente, se han reorganizado y unido entre sí y a la fracción orgánica y
han formado nuevos agregados estructurales. Las movilizaciones de sustancias adquieren en esta
fase un papel predominante.

Génesis de Suelo: En la formación de un suelo se pueden diferenciar cuatro procesos que,


actuando en forma complementaria o independiente, simultánea o secuencial, provocan la
diferenciación de horizontes a lo largo del tiempo:
1 -Incorporación de materiales
2 –Eliminación de materiales
3 –Transporte de materiales
4 -Transformación de materiales
Desde un punto de vista global en el suelo se pueden encontrar tres tipos de procesos generales:
 Aporte, alteración y pérdida del material litológico.
 Aporte, alteración y pérdida del material orgánico.
 Reorganización de ambos materiales por mezcla, agregación, translocación y
diferenciación.
Es decir, que los complejos procesos de transformación de un suelo se reducen a adiciones,
transformaciones, transferencias y pérdidas de materiales. Básicamente, se trata de sólo tres
procesos: meteorización física, alteración química y translocación de sustancias. Estos procesos
afectan tanto a la fase mineral como a la fase orgánica del suelo y constituyen lo que
tradicionalmente se denomina como los procesos básicos o generales en la formación del suelo ya
que actúan siempre en la formación de todos los suelos.

Traslocación: Los procesos de translocación se realizan debido a la acción del agua. Normalmente,
el movimiento del agua en el perfil es descendente. Sin embargo, en climas áridos, es perceptible
el movimiento ascendente de las sales debido a los procesos de evapotranspiración. En zonas de
relieve montañoso, el desplazamiento lateral del agua del suelo también puede tener efectos
importantes en la formación del suelo. En los procesos de translocación pueden distinguirse dos
fases distintas:
 Eluviación. Es la fase inicial de movilización de materiales que constituyen la capa
superficial del suelo.
 Iluviación. Es la fase de inmovilización o acumulación de sustancias procedentes de las
capas superiores del suelo en las zonas más profundas.
A cada capa en que se organiza el material del suelo se le denomina horizonte, y su superposición
constituye el perfil del suelo. Los horizontes constituyen las unidades para el estudio y para la
clasificación de los suelos.
Los horizontes edáficos son capas aproximadamente paralelas a la superficie del terreno y se
establecen en función de cambios de las propiedades y constituyentes (que son el resultado de la
actuación de los procesos de formación del suelo) con respecto a las capas inmediatas.

Pedon: Un pedon es el volumen más pequeño que se


puede reconocer como un individuo suelo. Tiene tres
dimensiones y sus rangos area De 1 a 10 metros
cuadrados, dependiendo de la variabilidad en los
horizontes. La forma del pedon es aproximadamente
hexagonal. Un volumen de suelo que consta de más
de un pedon se denomina un polypedon .
Ped : Peds son agregados del suelo que son
reconocibles en el campo, ya que están separados por
espacios vacíos y los planos naturales de debilidad. Se
debe persistir a través de ciclos de humedecimiento y
secado, a diferencia de los agregados menos
permanentes.
Pedogénesis : El proceso de formación del suelo como
resultado integral de la combinación de los factores
formadores del suelo (clima, material parental,
relieve, organismos, tiempo).
Clasificación del suelo: La agrupación de diferentes
suelos en clases sobre la base de uno o más
criterios. Una clase es un grupo de individuos o
unidades similares en propiedades seleccionadas y se
distingue de todas las demás clases por las diferencias
en estas propiedades.
Para designar a los horizontes del suelo se usan un conjunto de letras y de números.
HORIZONTES PRINCIPALES: De manera simple, los horizontes principales se designan mediante las
siguientes letras:
H. Acumulaciones de materia orgánica sin descomponer (>20-30%), saturados en agua por largos
períodos. Es el horizonte de las turbas.
O. Capa de hojarasca sobre la superficie del suelo (sin saturar agua; >35%), frecuente en los
bosques.
A. Formado en la superficie, con mayor porcentaje de materia orgánica (transformada) que los
horizontes situados debajo. Típicamente de color gris oscuro, más o menos negro, pero cuando
contiene poca materia orgánica (suelos cultivados) puede ser claro. Estructura migajosa y granular.
E. Horizonte de fuerte lavado. Típicamente situado entre un A y un B. Con menos arcilla y óxidos
de Fe y Al que el horizonte A y B. Con menos materia orgánica que el A. Muy arenosos y de colores
muy claros (altos values). Estructura de muy bajo grado de desarrollo (la laminar es típica de este
horizonte).
B. Horizonte de enriquecimiento en: arcilla (iluvial o in situ), óxidos de Fe y Al (iluviales o in situ) o
de materia orgánica (sólo si es de origen iluvial; no in situ), o también por enriquecimiento residual
por lavado de los carbonatos (si estaban presentes en la roca). De colores pardos y rojos, de
cromas (cantidad de color) más intensos o hue (tonalidad del color) más rojo que el material
original = hor. C). Con desarrollo de estructura edáfica (típicamente en bloques angulares,
subangulares, prismática).
C. Material original. Sin desarrollo de estructura edáfica, ni rasgos edáficos. Blando, suelto, se
puede cavar con una azada. Puede estar meteorizado pero nunca edafizado.
R. Material original. Roca dura, coherente. No se puede cavar.
HORIZONTES DE TRANSICIÓN: Se presentan cuando el límite entre los horizontes inmediatos es
muy difuso, existiendo una capa ancha de transición con características intermedias entre los dos
horizontes. Se representan por la combinación de dos letras mayúsculas (por ejemplo: AE, EB, BE,
BC, CB, AB, BA, AC y CA). La primera letra indica el horizonte principal al cual se parece más el
horizonte de transición.
HORIZONTES MEZCLA: En algunas ocasiones aparecen horizontes mezclados que constan de
partes entremezcladas. Están constituidos por distintas zonas en cada una de las cuales se puede
identificar a un horizonte principal ( en la misma capa existen trozos individuales de un horizonte
completamente rodeados de zonas de otro horizonte). Se designan con dos letras mayúsculas
separadas por una raya diagonal (p.ej. E/B, B/C); la primera letra indica el horizonte principal que
predomina.
LETRAS SUFIJO MÁS USUALES: Las letras minúsculas se usan como sufijos, para calificar a los
horizontes principales especificando el carácter dominante de este horizonte. Las letras
minúsculas van inmediatamente después de las letras mayúsculas. Muestra las letras utilizadas
como sufijo en la nomenclatura de los perfiles de suelo.
Letras utilizadas como sufijo en la nomenclatura de los perfiles de suelo:
LETRA DESCRIPCIÓN

p Horizonte arado, (del inglés plow = arar). Prácticamente siempre referida al hor. A,
(Ap).
h Acumulación de materia orgánica (h de humus). Normalmente por mezcla, en el horizonte
A de suelos vírgenes (Ap y Ah son excluyentes) y sólo en los podzoles, por iluviación, en
el horizonte B (Ah Bh).
w Horizonte B de alteración, (del inglés weathering = meteorización) reflejada, con
respecto al horizonte inferior, por: la arcilla (alto contenido, formada in situ),
y/o el color (más rojo o más pardo), y/o la estructura (edáfica, no la de las rocas
originales). Si en el material original había carbonatos el B se puede formar
simplemente por lavado de estos carbonatos (hor. de enriquecimiento residual). Bw.

t Acumulación de arcilla iluvial, (de textura, o sea granulometría). Bt.


k Acumulación de carbonatos secundarios (k de kalcium). Llamado "ca" en otras
terminologías). En B (frecuente), en C (muy frecuentemente) y a veces en A (Ak Bk Ck). y
Acumulación de yeso. Ay By Cy
z Acumulación de sales más solubles que el yeso (y + z = sa, en otras terminologías). Az Bz
Cz.
s Acumulación de sesquióxidos, típico de los podzoles. Bs, también en los ferralsoles.
g Moteado (abigarrado) por reducción del Fe. Manchas de colores pardos/rojos y
gris/verde. Hidromorfía parcial. Bg Cg y más raramente Ag.
r Reducción fuerte, como resultado de la influencia de la capa freática, colores gris
verdoso / azulados (hidromorfía permanente, o casi). Cr Br.
m Fuertemente cementado. Frecuentemente por carbonatos (Bmk), pero en otras
condiciones puede ser por materia orgánica (Bmh), por sesquióxidos de Fe (Bms) o por
sílice (Bmq)
b Horizonte de suelo enterrado (paleosuelo) o bicíclico (p.e. Btb), (del inglés buried =
enterrado).

CIFRAS: Se usan las cifras sufijo para indicar una subdivisión vertical de un horizonte del suelo. El
número sufijo siempre va después de todas las letras símbolo. La secuencia numérica se aplica
solo a un conjunto de letras determinado, de tal forma que la secuencia se empieza de nuevo en el
caso de que el símbolo cambie (por ejemplo: Bt1 - Bt2 - Btg1 - Btg2). Sin embargo, una secuencia
no se interrumpe por una discontinuidad litológica (por ejemplo; Bt1 - Bt2 - 2Bt3 - 2Bt4 - 3Bt5).
Se usan las cifras prefijo, en numeración romana, para indicar discontinuidades litológicas, indican
que el material que formó el suelo no era homogéneo, (por ejemplo, suelo formado a partir de
distintos estratos sedimentarios superpuestos).
DESCRIPCIÓN DE HORIZONTES: Para el estudio de los horizontes ha de hacerse una completa
descripción de sus características morfológicas, en el campo, junto a un completo análisis de sus
propiedades físicas y químicas, en el laboratorio.
En líneas generales los datos se refieren:
Al medio ambiente en el que se encuentra el suelo: localización geográfica, roca, relieve,
vegetación y uso, clima, drenaje, etc.)
A los horizontes en sí mismos. Con datos de campo (espesor, textura, estructura, color,
consistencia y límite) y datos del análisis del suelo en el laboratorio: análisis físicos (granulometría,
retenciones de agua, densidades, etc.), químicos (materia orgánica, N, CaCO3, etc.), fisicoquímicos
(pH, capacidad de cambio iónico, conductividad eléctrica, etc.) y micromorfológicos.
Con todos estos datos podrán establecerse interesantes conclusiones acerca de la clase de
suelo, de sus propiedades, de su formación, de su fertilidad y de su uso más racional.
COMPOSICIÓN DEL SUELO: El suelo puede ser considerado como un sistema disperso en el que
pueden diferenciarse tres fases:
 Fase sólida: agregados minerales y orgánicos.
 Fase líquida: agua de la solución del suelo.
 Fase gaseosa: atmósfera del suelo contenida en el espacio poroso.
En volumen, la fase sólida ocupa aproximadamente el 50% del total, mientras que las fases
gaseosa y líquida se reparten el resto del espacio disponible.

LA FASE SÓLIDA: Los minerales constituyen la base del armazón sólido que soporta al suelo.
Cuantitativamente en un suelo normal la fracción mineral representa de un 45-49% del volumen
del suelo. Pero dentro de la fase sólida constituyen, para un suelo representativo, del orden del
90-99% (el 10-1% restante corresponde a la materia orgánica). La fase sólida representa la fase
más estable del suelo y por tanto es la más representativa y la más ampliamente estudiada. Es una
fase muy heterogénea, formada por constituyentes inorgánicos y orgánicos.
La fase sólida constituye el esqueleto o matriz del suelo. La disposición de las partículas del
esqueleto permite la existencia de una cantidad variable de poros.
Como promedio, un suelo cultivado contiene, aproximadamente un 45% de materia mineral, un
5% de materia orgánica, un 15-35% de agua y el resto, de aire.
La fase sólida del suelo proviene de la descomposición de las rocas y de los residuos vegetales, y es
relativamente estable en cuanto a su composición y organización.
Dicha estabilidad suele servir para la caracterización de un suelo.
Las fases gaseosa y líquida son más variables. La solución del suelo está sometida a cambios
debidos a procesos de evaporación, absorción por las raíces, lluvia, riego, etc.
La fase gaseosa sufre fluctuaciones en función de los procesos de difusión de gases y
desplazamiento de aire por el suelo.
La disposición y acomodación de las partículas de la fase sólida del suelo determina una serie de
características físicas del suelo, como:
 Estructura.
 Porosidad.
 Permeabilidad.
 Densidad.
La fase sólida del suelo es la fuente de la mayoría de los nutrientes vegetales; es el almacén de
agua requerida por las plantas y determina la eficiencia con que el suelo desempeña las funciones
que permiten el desarrollo de las plantas.
COMPONENTES SÓLIDOS INORGÁNICOS DEL SUELO: Los suelos se forman habitualmente a
expensas de un material mineral de partida que puede ser una roca o algún otro tipo de material
inorgánico acumulado progresivamente por diversos procesos. El origen de este material puede
ser de diversos tipos.Las partículas minerales de la fase sólida mineral del suelo proceden de la
alteración por meteorización del material litológico original.
CONCEPTO DE TEXTURA: La textura hace referencia a la composición granulométrica de la fracción
inorgánica del suelo.
El conocimiento de la composición granulométrica del suelo es importante para cualquier estudio,
ya sea desde el punto de vista genético o aplicado.

El tamaño de las partículas del suelo afecta tanto a su superficie interna como al número y tamaño
de los poros. Cuanto menor es el tamaño de partícula, mayor es la superficie interna del suelo; es
decir: mayor es la suma de la superficie de las partículas del suelo (Figura 5-3). Por otra parte, y de
manera general, un menor tamaño de partícula disminuye el tamaño de los poros del suelo, de
manera que partículas más pequeñas originan suelos con poros más escasos y pequeños
Triangulo textural
Influencia sobre las propiedades del suelo: Desde el punto de vista genético, la textura del suelo es
una consecuencia de la actuación de los factores formadores:
1) Cada tipo de litología tiende a originar un determinado tipo de clase textural que hereda el
suelo en sus primeros estados de desarrollo.
2) El clima puede modificar la textura del suelo o de sus horizontes a través de los procesos de
lavado y alteración química. De este modo, la meteorización intensa del suelo origina texturas
arcillosas. En climas áridos, la textura del suelo es generalmente más gruesa.
3) El relieve influye sobre el transporte de partículas de la superficie del suelo, favoreciendo el
transporte de las partículas más finas. En la parte alta de las laderas, donde predominan los
procesos de arrastre, el suelo va empobreciéndose progresivamente en partículas finas. Estas
partículas finas, junto a otros componentes del suelo como la materia orgánica pueden
depositarse en el valle, cuando la velocidad de la corriente superficial es más baja.
4) La edad del suelo condiciona también su textura, ya que a igualdad de condiciones, los suelos
más antiguos han sufrido una mayor alteración química del material original y un lavado más
intenso.
Por otra parte, la composición granulométrica del suelo condiciona la mayoría de las propiedades
físicas y químicas del suelo. Desde el punto de vista físico, la textura condiciona la estructura, el
color, la consistencia, la porosidad, el intercambio de fluidos (aireación y permeabilidad), el grado
de hidromorfía y la retención de agua o los procesos de lavado. La importancia de la fracción
granulométrica de la arcilla es considerable y compleja. Esta actividad es importante desde el
punto de vista físico y químico. Arena y limo, sin embargo, constituyen clases texturales cuya
importancia es fundamentalmente de tipo físico. Las partículas pertenecientes a las fracciones
limo y arena constituyen el esqueleto del suelo.
De una manera general, la textura posee una elevada influencia sobre las siguientes propiedades
del suelo:
1) Desde un punto de vista agronómico, la textura del suelo es extremadamente importante por
sus consecuencias sobre los cultivos.
a. Los suelos arenosos poseen en general una buena fertilidad física y una mala fertilidad química.
i. Los suelos arenosos son inertes desde el punto de vista químico, carecen de propiedades
coloidales y sus reservas de nutrientes son pobres.
ii. Por otra parte, en cuanto a sus propiedades físicas, el grado de desarrollo de la estructura es
muy bajo, poseen un grado de aireación muy alto, muy alta permeabilidad y muy escasa retención
de agua (baja capacidad de campo), lo que limita el desarrollo de la vegetación bajo climas secos.
La aireación y la poca capacidad de retención de agua permiten un rápido calentamiento del suelo.
La plasticidad de los suelos arenosos es muy baja.
b. Los suelos limosos no son frecuentes, limitándose a zonas de acumulación aluvial.
i. Si la proporción de materia orgánica en el suelo es baja, la capacidad de intercambio
catiónico del suelo y las reservas de nutrientes son poco importantes.
ii. El grado de desarrollo de la estructura es muy bajo, ya que los limos carecen de
capacidad de agregación.
iii. El limo posee una cierta capacidad de retención de agua, superior a la de las arenas,
pero de escasa importancia. Además, al ser partículas relativamente finas, pueden ser arrastradas
por el agua y depositarse rellenando los poros, de forma que se disminuye la aireación y la
permeabilidad.
c. Por el contrario los suelos arcillosos son muy activos desde el punto de vista químico. Las
propiedades químicas de la arcilla, como ya se ha discutido con anterioridad, vienen determinadas
por su carácter coloidal y por su elevada superficie específica.
i. Las arcillas poseen capacidad de agregación entre sí, de modo que los suelos arcillosos
poseen una estructura más desarrollada que en el caso de los suelos arenosos o limosos. En la
agregación de las partículas de arcilla interviene también la materia orgánica, así como cationes
presentes en la solución del suelo.
ii. Desde un punto de vista químico, las arcillas constituyen la principal fuente de
intercambio catiónico de origen mineral, funcionan como reserva de nutrientes del suelo junto a la
materia orgánica, y poseen una gran capacidad de regulación del pH.
iii. La arcilla puede retener una fina capa de moléculas de agua en su superficie, lo que
eleva el punto de marchitez de los suelos arcillosos.
iv. Los suelos arcillosos presentan una elevada capacidad de retención de agua y están
bien estructurados, pero su baja porosidad puede hacerlos impermeables y asfixiantes.
v. El material es muy plástico.
vi. Algunas arcillas (como las esmectitas) poseen capacidad de hinchamiento y contracción
según el grado de humedad del suelo.
d. En los suelos francos se favorece la formación de estructura, lo que favorece a su vez los
procesos físicos, químicos y biológicos del suelo. La textura franca puede obtenerse mediante la
adición de materia orgánica al suelo.
2) La textura condiciona la erodibilidad del suelo. Las partículas de arena son arrastradas por el
viento y agua, las arenas finas son muy erosionables. Las arcillas se unen entre sí y se protegen, los
limos no se unen y se erosionan más fácilmente.
3) El comportamiento de cada fracción es distinto en cuanto a su poder de amortiguación de la
contaminación del suelo. Las arenas son muy inertes mientras que las arcillas tienen un alto poder
de amortiguación, pueden fijar y transformar a los contaminantes y presenta por tanto una alta
capacidad de autodepuración.
Análisis mecánico: El análisis mecánico del suelo consiste en determinar la distribución de
partículas del suelo según su tamaño. Existen diversas técnicas para determinar el porcentaje
correspondiente a cada clase. La determinación de las fracciones más gruesas puede hacerse
fácilmente por tamizado en húmedo. El análisis del contenido en partículas finas, sin embargo, es
algo más complicado. Generalmente, se requiere la dispersión previa del suelo en agua utilizando
un detergente. El detergente más habitual es el Na2(Na4P6O18) (hexametafosfato sódico).
Estos métodos se basan en la distinta velocidad de sedimentación de las partículas del suelo según
su tamaño, de acuerdo con la ley de Stokes:
mg= ρ4/3πr2 donde m es el peso de la partícula, g es la aceleración de la gravedad, es la densidad
de las partículas y r su radio. Según esta ecuación, las fracciones más gruesas, como la arena,
sedimentan rápidamente. Sin embargo, la arcilla puede tardar mucho tiempo en sedimentar.
Los métodos del densímetro de Bouyoucos (Bouyoucos, 1927) y de la pipeta (Baver, 1956) son los
más utilizados en la actualidad para determinar las fracciones de limo o arcilla.
Estructura del suelo: Las partículas de origen orgánico y mineral que constituyen el suelo no se
encuentran aisladas unas de otras, sino que forman agregados estructurales (también llamados
peds).
La estructura, por lo tanto, puede definirse de manera simple como la disposición espacial de las
partículas del suelo.
Según Porta, la estructura es el ordenamiento de los granos individuales en partículas secundarias
o agregados y el espacio de huecos que llevan asociado, todo ello como resultado de interacciones
físico-químicas entre las arcillas y los grupos funcionales de la materia orgánica.
Para Baver et al. (1973), la estructura del suelo implica un arreglo u ordenación de las partículas
primarias (arena, limo y arcilla) y secundarias (agregados de partículas primarias) en ciertos
modelos o patrones estructurales, lo que incluye también al espacio de poros asociado.
Según la definición aceptada por el USDA (1951), estructura es la agregación de partículas
primarias de un suelo en partículas compuestas o grupos de partículas primarias separadas de los
agregados adyacentes por superficies de debilidad.
Génesis de la estructura: La estructura del suelo es el resultado de su composición granulométrica,
la actividad biológica y una serie de condiciones físico-químicas que permiten la aglomeración de
las partículas
El predominio de unos u otros procesos origina los distintos tipos de estructura. En la formación
de la estructura es muy importante la acción de los coloides (arcilla y materia orgánica) y las
sustancias cementantes del suelo (carbonatos, sesquióxidos, etc.), que forman recubrimientos
alrededor de las partículas más gruesas, englobándolas en grupos. Si no hay una proporción de
coloides o sustancias cementantes suficiente, las partículas del suelo permanecen dispersas.
El grado de desarrollo de la estructura y la coherencia de los agregados depende del tipo de
partículas presentes y de las fuerzas de atracción y/o repulsión que tengan lugar. Esto puede dar
lugar a empaquetamiento de partículas o a la formación de agregados.
El empaquetamiento es un proceso físico que tiene lugar entre partículas en las que las fuerzas de
atracción / repulsión son despreciables por la ausencia de carga eléctrica, como ocurre entre los
granos de arena. En los suelos arenosos pueden existir fuerzas de cohesión entre las partículas
debido a la tensión superficial de la película de agua adsorbida en la superficie de los granos, lo
que provoca una cierta capacidad de unión (Figura 6-2).
Las fuerzas de unión por esta causa pueden explicar el menor riesgo de erosión eólica en suelos
arenosos en estado húmedo que en estado seco.

La formación de agregados se inicia con la formación de unidades de fábrica o microagregados. La


presencia de partículas cargadas eléctricamente permite explicar la interacción entre las partículas
del suelo y el agua o entre las partículas minerales y los grupos funcionales de la materia orgánica
humificada.
Las fuerzas de mayor importancia en la estabilización de los microagregados se deben a los
enlaces entre las arcillas y otros componentes del suelo:
1) EL CO3CA ACTÚA COMO UN AGENTE ESTABILIZANTE. FAVORECE LA FLOCULACIÓN Y PRECIPITA
FORMANDO NÓDULOS QUE INCLUYEN A OTRAS PARTÍCULAS.
2) LOS SESQUIÓXIDOS FORMAN RECUBRIMIENTOS SOBRE LAS ARCILLAS.
3) LOS GRUPOS FUNCIONALES DE LA MATERIA ORGÁNICA HUMIFICADA ESTABLECEN PUENTES DE
HIDRÓGENO CON LAS ARCILLAS.
Sin embargo, existe otro tipo de procesos que favorecen el desarrollo de los agregados, y tienen
que ver con la actividad biológica:
1) LA PENETRACIÓN DE LAS RAÍCES ENSANCHA HUECOS PREEXISTENTES Y DESECA EL SUELO.
2) LOS PRODUCTOS MUCILAGINOSOS SECRETADOS POR MICROORGANISMOS ENVUELVEN A LAS
PARTÍCULAS DEL SUELO FORMANDO MICROAGREGADOS.
3) LAS LOMBRICES REMUEVEN EL SUELO, CONTRIBUYENDO A SU ESTRUCTURACIÓN, ABRIENDO
CANALES Y FAVORECIENDO LA MEZCLA DE MATERIALES ORGÁNICOS Y MINERALES.

Estabilidad de la estructura: La estructura del suelo no es un parámetro estable, sino que puede
variar en función de las condiciones climáticas, el manejo del suelo, los procesos edáficos, etc.
En general, las causas más importantes de la degradación de la estructura del suelo son las
siguientes:
1) Expansión de las arcillas hinchables durante los períodos húmedos.
2) La lluvia, especialmente si es violenta y produce una dilución pasajera de los cationes que
favorecen la floculación de los coloides.
3) La pérdida de materia orgánica.
4) La acidificación y/o descalcificación del suelo, que produce una desestabilización de los
microagregados.
Clasificación de los tipos de estructura: De un modo simple, los tipos de estructura que existen en
el suelo pueden clasificarse en función de la presencia de partículas coloidales en el suelo y su
interacción con las partículas de fracciones más gruesas.
1) Si los coloides son escasos y predominan las fracciones más gruesas, sin capacidad de
agregación, la estructura es particular de grano suelto.
2) Si la presencia de coloides es más elevada y se encuentran floculados, actúan como
aglomerantes de las partículas más gruesas, formando grumos. En este tipo de estructura
grumosa, los agregados son relativamente porosos, favoreciendo la aireación y la permeabilidad
del suelo.
3) Si la presencia de partículas coloidales es muy importante, la estructura se vuelve asfixiante,
debido a la disminución del volumen de poros, lo que disminuye la aireación y el drenaje. En la
estación seca, la estructura se vuelve masiva y, si existen arcillas hinchables, aparecen grietas de
retracción.
Sin embargo, desde un punto de vista morfológico, los agregados del suelo pueden clasificarse por
su forma en varios grupos distintos.
Microestructura: determinación y aplicaciones: La estructura puede observarse en el perfil de
suelo abierto en el campo, aunque su estudio debe completarse con el estudio de la
microestructura.
Por debajo de un determinado tamaño, fijado arbitrariamente entre 0.2 y 1 mm, se habla de
microestructura. La elección del tamaño 0.2 mm como límite inferior se debe a que la porosidad
desarrollada por agregados de tamaño menor es poco eficaz para el movimiento del agua.
Mediante el uso del microscopio petrográfico puede estudiarse la composición (fragmentos
gruesos de tipo mineral y orgánico, material fino, poros) y organización (distribución, orientación,
disposición) del material edáfico en una lámina delgada. La observación de la estructura a un nivel
microscópico permite deducir los procesos que han tenido lugar durante la formación del suelo.
Acidez del suelo: CONCEPTO DE PH: El valor de pH del suelo proporciona información acerca de los
efectos perjudiciales de la acidez, aunque no permite diagnosticar las causas.
En los suelos naturales, el valor de pH oscila entre 3 (suelos con sulfatos ácidos) y 12 (suelos
alcalinos). Los suelos aptos para la agricultura tienen un pH comprendido entre 5.5 y 8.5. El pH en
agua no es un parámetro estable, ya que se ve afectado por la estación del año, el estado de
desarrollo del cultivo, y diversos factores ecológicos. Entre estos factores se encuentra el CO2 de
la atmósfera del suelo, resultado de la respiración de la biomasa edáfica, que puede ocasionar una
cierta acidificación del suelo.
El pH del suelo afecta a diversas propiedades físicas , químicas y biológicas:
1) Propiedades físicas:
a. Dispersión / floculación de los coloides.
b. Estructura.
c. Porosidad.
d. Conductividad hidráulica.
e. Régimen de humedad y temperatura.
2) Propiedades químicas:
a. Meteorización química.
b. Movilidad de elementos tóxicos (como el Al, el Mn y metales pesados).
c. Disponibilidad de nutrientes (como el Ca, Mg, Mb o P).
d. Descomposición de la materia orgánica y mineralización del nitrógeno.
e. Adsorción de aniones (como fosfatos, sulfatos, cloruros).
f. Hidromorfía.
g. Alteración de los minerales de la arcilla.
3) Propiedades biológicas afectadas:
a. Relaciones bacterias / hongos.
b. Población bacteriana.
c. Humificación.
d. Fijación de nitrógeno.
e. Movilidad y absorción de nutrientes.
Efecto del ph sobre las propiedades físicas del suelo:
Los suelos excesivamente ácidos suelen poseer una estructura poco desarrollada y una baja
porosidad, lo que origina una serie de consecuencias importantes, como la mala aireación, la
dificultad del laboreo, un reducido desarrollo radicular en las plantas, la baja permeabilidad del
suelo, una mayor erodibilidad del suelo, etc.
Estos efectos no se deben directamente a la fuerte presencia de protones o de aluminio en el
suelo, sino a la falta de cationes Ca2+, causa de la floculación de las arcillas, así como a la mala
calidad de la materia orgánica humificada.
Tipos de relieves:
En relación con la génesis de los suelos, se pueden reconocer cuatro tipos principales de relieves
que se definen a continuación:
Tipos de relieve:
Relieve pronunciado o excesivo: Está en la posición de colinas o sierras, con escurrimiento muy
rápido y mayor erosión que en las áreas en posición normal. En la simbología se suele indicar con
P.
Relieve normal: Es el propio de las áreas altas con inclinación y escurrimiento medio. Símbolo: N Es
el que forma suelos normales, incluyendo los representantes modales de los grandes grupos
zonales de suelo. Pueden establecerse subdivisiones para indicar un dominio de convexidades en
el relieve general; este micro relieve convexo se indicará con el subíndice: v. Ej. : Relieve normal,
con microrelieve convexo: Nv .
Relieve subnormal: En esta posición estarían las áreas casi chatas con lento o muy lento
escurrimiento. En materiales química (¿mineralógica?) y mecánicamente mixtos, generalmente se
forman claypanes y duripanes si ha trascurrido el tiempo necesario para ello. Su símbolo será S.
A menudo los suelos tienen aquí capas de agua fluctuante o capas suspendidas parte del
tiempo. Los Alboles son suelos que típicamente se encuentran en este relieve subnormal.
Relieve cóncavo: Propio de las áreas deprimidas con escurrimiento nulo o muy lento; los suelos
no presentan erosión pero sí exceso de agua en la mayor parte del tiempo. Estas tierras retienen
casi toda el agua de lluvia que cae, más una parte considerable que reciben de las tierras altas
adyacentes. Los suelos intrazonales hidro y halomórficos se hallan en estas posiciones. El símbolo
es: C.
Casos intermedios permitirán usar símbolos combinados; ej. : N/S
Clases de Pendiente de acuerdo a su gradiente:
Clase 0 (0% a 0,5%; 0º a 0º 17’)
Son áreas planas (relieve S o N/S) con escurrimiento muy lento a lento. Para estas áreas no
se requerirán prácticas especiales de conservación. El símbolo 0 de esta clase sólo será usado en
las leyendas cuando la unidad se pueda separar con facilidad de otras clases. Dentro de suelos que
tengan mayor escurrimiento, podrá señalarse una “fase llana” cuando sea posible y conveniente
mapearla por separado.
Clase 1 (0,5% a 1%; hasta 0º 35’)
Son áreas muy suavemente a suavemente onduladas (relieve N/S a N) que pueden incluir
sectores planos de muy poca extensión. Escurrimiento muy lento a medio. Cuando dominan
gradiente de más de 0,5 % se recomendará un adecuado manejo de residuos, y el cultivo
trasversal a la pendiente general del campo para evitar la erosión.
Clase 2 (1% a 3%; hasta1º 40’)
Son áreas suaves a moderadamente onduladas con escurrimiento medio a rápido. Estos
suelos varían mucho en erodabilidad, lo cual depende de otros caracteres del suelo. Si bien puede
operarse con cualquier tipo de maquinaria agrícola, siempre que exista peligro de erosión se ha de
recomendar el cultivo en contorno o en franjas.
Clase 3 (3% a 10%; hasta 5º 40’)
Son áreas fuertemente onduladas o inclinadas con escurrimiento rápido. En las pendientes
mayores dentro de esta clase, puede haber cierta dificultad en el uso de maquinaria de tipo
grande. La erodabilidad depende de los demás caracteres del suelo y de las prácticas de manejo.
Para suelos con estas pendientes se aconseja el cultivo en contorno o en terrazas según las demás
características del suelo.
Clase 4 (10% a 25%; hasta 14º)
Está constituida por áreas fuertemente inclinadas o colinadas con escurrimiento muy
rápido. La maquinaria común presenta ciertas dificultades para su uso. Límites de gradientes: 10%
y 25%. Estos suelos sólo se pueden cultivar en terrazas.
Clase 5 (25% a 45%; hasta 24º)
Son áreas escarpadas o muy colinadas. Sólo puede usarse maquinaria muy liviana. Si los
suelos son muy fértiles y permeables, pueden soportar pastizales o cultivos frutícolas, con
prácticas adecuadas de manejo. Gradientes límites: 25% y 45%)
Clase 6 (> 45% de 25º a 45º)
Los suelos de estas áreas son ordinariamente litosólicos y se suelen incluir en los tipos
“misceláneos” de tierras. Son los gradientes de más de 45%, propios de regiones muy escarpadas
o montañosas.
El drenaje del suelo
En un sentido general, el drenaje se refiere a la rapidez y facilidad que el agua se elimina del suelo,
tanto por escurrimiento o avenamiento, como por pasaje a través del suelo mismo hacia las capas
subterráneas. La evaporación y la transpiración contribuyen también a la eliminación del agua.
Considerado como una condición propia del suelo, el drenaje se refiere a la frecuencia y duración
de los períodos durante los cuales el suelo se ve libre de saturación con agua. Esta condición se
puede medir, pero en general se establece por estimación. El moteado del suelo, por ejemplo, es
un carácter para inferirlo. El drenaje además condiciona el régimen de humedad del suelo, rasgo
de gran valor taxonómico y utilitario.
El concepto de drenaje del suelo es bastante amplio; es necesario definirlo de acuerdo al
escurrimiento y a la permeabilidad y se refiere condiciones generales del área y del suelo mismo,
pero especialmente a las primeras. Al final de este capítulo se dan las definiciones de las clases de
drenaje que sirven para caracterizar las series desde el punto de vista del drenaje natural de cada
suelo.
Escurrimiento:
También es llamado escurrimiento superficial, drenaje externo del suelo o escorrentía. Incluye el
avenamiento debido a obras artificiales (desagües). Según la facilidad con que se elimina el agua
por derrame sobre la superficie del suelo, se establecen los siguientes grados de escurrimiento.
Comprenden también los riesgos al encharcamiento de los campos, que llamaremos “peligro de
anegamiento”, entendiendo por tal la frecuencia con que se acumula cierto exceso de agua, como
resultado de las lluvias caídas en el lugar, es decir, de carácter local. Este tipo de riesgo se presenta
especialmente en suelos con horizontes o capas impermeables cercanas a la superficie.
Grado 0
Areas de escurrimiento nulo. El agua no se elimina por escurrimiento superficial.
Corresponde a los relieves cóncavos. Cuando el suelo tiene baja permeabilidad el encharcamiento
es permanente. Si fuera necesario crear una fase se denominará “permanentemente anegada”
(fa0 ) -----Escurrimiento nulo.
Grado 1
Áreas que se anegan o encharcan frecuentemente, o cada vez que llueve. El agua
superficial fluye tan lentamente que permanece buena parte del año sobre el suelo si no se infiltra
o evapora. Cuando el suelo tiene baja permeabilidad el encharcamiento es casi permanente. Si
fuera necesario crear una fase se denominará “muy anegable” (fa1 ) Escurrimiento muy lento.
Grado 2
Areas por donde el agua escurre lentamente por lo que pueden sufrir algún
encharcamiento periódico todos los años y en los cuales el suelo puede permanecer cierto lapso
cubierto de agua, salvo que se infiltre. Si fuera necesario crear una fase se denominará “anegable”
(fa2 ) Escurrimiento lento.
Grado 3
Areas donde el agua escurre con cierto grado, de modo que sólo puede permanecer sobre
el suelo por cortos períodos (pocos días en épocas de fuertes lluvias). Ligero peligro de
anegamiento. Si fuera necesario crear una fase se denominará “poco anegable” (fa3 )
Escurrimiento medio.
Grado 4
Areas que no sufren encharcamientos ni anegamientos, sino muy excepcionalmente. El
agua de precipitación corre rápidamente sobre la superficie. El peligro de erosión puede ser
moderado o alto. Con este grado no se crearán fases por peligro de anegamiento. Escurrimiento
rápido.
Grado 5
Areas donde el agua escurre rápidamente; muy pequeña proporción puede penetrar en el
suelo. No hay ningún peligro de anegamiento, pero la posibilidad de erosión puede ser grande,
especialmente si el suelo tiene poca capacidad de infiltración Escurrimiento muy rápido.
Permeabilidad
La permeabilidad de un suelo es esa cualidad que le permite transmitir a través de él, agua o aire.
Se suele medir cuantitativamente según la cantidad de agua que pasa a través de una sección de
suelo saturado, en la unidad de tiempo, bajo determinadas condiciones de temperatura y presión
hidrostática. Para ello se utilizan permeámetros de diversos modelos (El modelo utilizado en el
levantamiento de suelos de la región pampeana, es el del tipo de cilindro, desarrollado por R.
Flannery y D. Kirkham – Soil Science Vol. 97 (4), abril de 1964)
En ausencia de medidas precisas, la permeabilidad de un suelo se puede apreciar mediante el
estudio de la estructura, textura, porosidad, agrietamiento,..., de los horizontes del perfil. Sin
embargo es conveniente medirla cuantitativamente y sobre esa base se han establecido grados.
Se establecen siete grados de permeabilidad definidos según la permeabilidad del horizonte
menos permeable del suelo, y de acuerdo con la velocidad de percolación del agua, en
centímetros por hora; ellos son los que se detallan a continuación.
LENTAS
Grado 1: Permeabilidad muy lenta a nula Suelo impermeable o muy poco permeable. Casi no pasa
agua a través de la masa del suelo. La velocidad de percolación es de menos de 0,125cm/h.
Grado 2: Permeabilidad lenta Suelo poco permeable. Estos suelos están saturados con agua por
un lapso muy prolongado y aparecen manchados o moteados en casi todo el perfil. La velocidad
de percolación está entre 0,125cm/h y 0,5cm/h.
MODERADAS
Grado 3: Permeabilidad moderadamente lenta Estos suelos están saturados con agua por un
lapso prolongado y presentan moteados en algunas partes del perfil. La velocidad de percolación
está entre 0,5cm/h y 2cm/h.
Grado 4: Permeabilidad moderada Suelo moderadamente permeable. La saturación con agua se
limita a pocos días, siendo por ello óptimo el crecimiento para la mayoría de los cultivos. La mayor
parte del solum está libre de moteados. La velocidad de percolación está entre 2cm/h y 6,25cm/h.
Grado 5: Permeabilidad moderadamente rápida El suelo presenta porosidad no capilar
relativamente alta. No hay moteados La saturación con agua se limita a pocos días, siendo por ello
óptimo el crecimiento para la mayoría de los cultivos. La mayor parte del solum está libre de
moteados. La velocidad de percolación está entre 6,25cm/h y 12,5cm/h.
RAPIDAS
Grado 6: Permeabilidad rápida Suelo muy permeable. El suelo presenta alta porosidad no capilar.
La velocidad de percolación está entre 12,5cm/h y 25cm/h.
Grado 7: Permeabilidad muy rápida Suelo excesivamente permeable. El suelo presenta muy alta
porosidad no capilar. La velocidad de percolación es mayor de 25cm/h.
De las combinaciones entre los datos de pendiente, grado de escurrimiento, permeabilidad y
profundidad de la capa de agua, se pueden deducir las condiciones de drenaje natural del suelo
cuyas definiciones se dan más adelante.
Por otra parte, la permeabilidad está vinculada a la textura, estructura y otras características del
perfil (contenido de sodio), que en conjunto dan las condiciones de drenaje interno del suelo.
Peligro de inundaciones
El riesgo que puede tener un suelo de permanecer bajo el agua cierto lapso, en áreas
relativamente planas o cóncavas, o situadas al pié de las pendientes o torrenteras, se expresará
mediante clases definidas en función de la frecuencia e intensidad de las avenidas de agua
provocadas por desbordes de ríos, arroyos, canales, lagunas,
Clase 1: Áreas muy inundables. Inundaciones frecuentes y de larga duración que hagan
impracticable el uso del suelo para cultivos o pasturas implantadas. Si fuera necesario crear una
fase se denominará: “fase muy inundable” (f in 1)
Clase 2: Áreas inundables. Inundaciones frecuentes en épocas de grandes crecientes durante las
cuales pueden destruir cultivos o impedir el uso del suelo en determinados años. Si fuera
necesario crear una fase se denominará: “fase inundable” (f in 2)
Clase 3: Áreas poco inundables. Inundaciones moderadamente frecuentes y de poca profundidad
(menos de 30cm) y de duración relativamente corta que no impida el uso del suelo, sino en años
excepcionales. Si fuera necesario crear una fase se denominará: “fase poco inundable” (f in 3)
Clase 4: Áreas muy poco o excepcionalmente inundables. Inundaciones sólo durante las
crecientes más grandes. Si fuera necesario crear una fase se denominará: “fase muy poco
inundable” (f in 4)
Clase 5: Áreas sin ningún peligro de sufrir inundaciones. Si el suelo mapeado se encharca, es
conveniente señalar los días de duración del problema y la probabilidad de frecuencia del mismo.
Clases de suelos por su drenaje natural
Sobre la base de las observaciones y deducciones logradas con el estudio de la permeabilidad,
escurrimiento, peligro de anegamiento y también por consideraciones ambientales
(evapotranspiración, microrrelieve, pendiente) se pueden establecer distintas condiciones de
drenaje natural de cada suelo. En base a ello se han establecido varias clases que son útiles para
caracterizar cada serie de suelos desde el punto de vista del drenaje natural y establecer fases por
drenaje.
Suelo muy pobremente drenado o mal drenado (0)
Es el suelo en el cual el agua se elimina tan lentamente que la capa freática permanece sobre o
muy cerca de su superficie la mayor parte del tiempo. Estos suelos suelen ocupar las depresiones,
bajos y planos aluviales semipantanosos y las charcas o manchones y las lagunas temporarias.
Suelo pobremente drenado (1)
Es aquel del cual el agua sale tan lentamente que lo mantiene mojado gran parte del tiempo. Esto
puede ser debido a un nivel freático alto y/o a un horizonte o capa de permeabilidad lenta o muy
lenta y/o infiltraciones. En áreas de praderas los suelos de esta clase suelen tener enlames
superficiales grises y/u horizontes superficiales engrosados con evidencias de gleización debajo de
ellos. La cantidad de agua que permanece dentro y sobre estos suelos imposibilita el crecimiento
de cultivos importantes en la mayoría de los años bajo condiciones naturales. Para mejorar estos
suelos, es necesario un drenaje artificial, si bien esto no siempre es suficiente para convertirlos en
tierras de cultivo. Este estado de drenaje no favorece la formación de suelos “zonales”, pero sí de
“intrazonales”.
Suelo imperfectamente drenado (2)
Es el suelo del cual el agua se elimina algo lentamente, lo que lo mantiene mojado por lapsos
importantes pero no siempre. Este suelo tiene por lo general algún horizonte de permeabilidad
lenta y/o una capa freática alta, y /o sufre infiltraciones. En áreas de pradera de esta clase suelen
tener un horizonte A oscuro y espeso, con leves a moderados síntomas de hidromorfismo,
inmediatamente por debajo del horizonte A. En suelos planosólicos la base del horizonte A, ya
puede ser débilmente moteado. Por lo general el crecimiento de varios cultivos de importancia, se
ven restringidos si no se aplica drenaje artificial. Esta clase de drenaje constituye el límite inferior a
partir del cual ya pueden presentarse suelos “zonales”. Sin embargo, muchos suelos con drenaje
imperfecto no pueden ser considerados zonales, tales: los Alboles y los Acualfes.
Suelo moderadamente bien drenado (3)
Es aquel del cual el agua sale con alguna lentitud, y hace que se mantenga mojado por pequeños y
significativos lapsos. Suelen tener algún horizonte o capa de permeabilidad moderadamente lenta
y/o un nivel freático relativamente alto y/o cierta infiltración. Los suelos de estas clases suelen ser
“zonales” aunque pueden presentar algunos moteados en el horizonte B y/o C. Los cultivos
perennes y con raíces profundas pueden sufrir algo con el exceso temporario de humedad, pero
los anuales de enraizamiento poco profundo por lo común no se ven afectados significativamente.
Suelo bien drenado (4)
Es el suelo que presenta las condiciones óptimas de drenaje natural; por una parte retiene
después de las lluvias o el riego una cantidad óptima de agua para el crecimiento de los cultivos y,
por otra parte, el exceso de agua se retira con facilidad, pero no con rapidez. Son suelos de textura
no extremas con algún horizonte de permeabilidad moderada; están libres de moteados u otros
síntomas de hidromorfismo dentro del solum. Esta clase de drenaje es considerada característica
para los representantes modales de los grandes grupos “zonales”.
Suelo algo excesivamente drenado (5)
Es el suelo en el cual el agua se retira con rapidez y que tiene una capacidad de retención de
humedad algo suficiente como para asegurar un buen crecimiento de los cultivos importantes sin
riesgo adicional. Por lo general son suelos arenosos, con poca diferenciación de horizontes y
permeabilidad rápida o moderadamente rápida; algunos litosoles poseen drenaje de esta clase. El
suelo no muestra ni moteados ni nivel freático cercano a la superficie. Sólo determinados cultivos
soportan un suelo algo excesivamente drenado, como el maní y los citrus; por lo general los
rendimientos de los cultivos son bajos en la mayoría de los años si no se aplica riego
suplementario.
Suelo excesivamente drenado (6)
Es el suelo en el cual el agua se retira con demasiada rapidez debido a su alta porosidad y/o ser
escarpados. Es decir, que presentan permeabilidad rápida o muy rápida y/o escurrimiento muy
rápido. Estos suelos prácticamente no retiene humedad y la mayor parte de las precipitaciones se
pierden en tal proporción, que estos suelos resultan ineptos para los cultivos comunes, si no se
aplica riego.
Es necesario indicar si las condiciones naturales de drenaje han sido alteradas por drenaje
artificial, riego, canalización, saneamiento, por relleno de depresiones u obras que modifican en
cierto modo el peligro de anegamiento.
Pedregosidad y Rocosidad: Los fragmentos rocosos (clastos) de más de 25cm de diámetro, así
como los afloramientos rocosos, no se consideran parte de la masa del suelo a los fines de
establecer las clases texturales. Sin embargo, tienen importancia en el uso del suelo, porque
interfieren en el laboreo. La pedregosidad y la rocosidad son criterios que distinguen en muchos
lugares los suelos arables de los no arables.
Los grados de pedregosidad se usan en las definiciones de cualquier unidad de clasificación, y
tanto pueden ser un criterio para establecer una serie, como para distinguir fases dentro de ella.
Grado 0 No existen piedras o son tan escasas que no interfieren en la labranza. Las Las piedras
cubren menos del 0,01 % de la superficie.
Grado 1 Suficiente cantidad de piedras como para interferir la labranza, pero no hacen
impracticable el cultivo de escarda. (Cuando las piedras tienen unos 30cm de4 diámetro y están
distanciadas unos 10 a 30m entre sí, ocupan alrededor del 0,1 a 0,1 % de la superficie y habrá
alrededor de 0,3 a 3m3 de piedras por hectárea en los primeros 30cm del suelo)
Grado 2 Suficiente cantidad de piedras como para hacer impracticable las labores y cultivos de
escarda, pero el suelo se puede trabajar en cultivos de forrajes o en pasturas mejoradas, siempre
que las demás características del suelo sean favorables. (Cuando las piedras tienen unos 30cm de
diámetro y están distanciadas de 2 a 10m entre sí, ocupan alrededor del 0,1 a 3 % de la superficie
y habrá alrededor de 3 a 90m3 de piedras por hectárea en los primeros 30cm del suelo).
Grado 3 Suficiente cantidad de piedras como para hacer impracticable todo uso de maquinaria,
excepto la maquinaria muy liviana o instrumentos manuales, y mientras las demás características
del suelo sean especialmente favorables para pasturas mejoradas. Los suelos con este grado de
pedregosidad pueden tener algún uso en pasturas naturales o en bosques, dependiendo de las
demás características del suelo. (Cuando las piedras tienen unos 30cm de diámetro y están
distanciadas de 1 a 2m entre sí, ocupan alrededor del 3 al 15 % de la superficie y habrá alrededor
de 90 a 450m3 de piedras por hectárea en los primeros 30cm del suelo).
Grado 4 Suficiente cantidad de piedras como para hacer impracticable cualquier tipo de
maquinaria agrícola; la tierra sólo puede tener algún valor para pasturas pobres o forestación.
(Cuando las piedras tienen unos 30cm de diámetro y están distanciadas menos de 1m entre sí,
ocupan alrededor del 15 al 90 % de la superficie y habrá más de 450m3 de piedras por hectárea en
los primeros 30cm del suelo).
Grado 5 Tierras prácticamente pavimentadas con piedras que ocupan más del 90 % de la superficie
expuesta.
Grados de rocosidad: Por rocosidad se entiende el porcentaje de manto rocoso expuesto, tanto a
lo que se refiere a afloramientos de roca firme, cuanto a manchones de suelo somero, con roca
demasiado cerca de la superficie para poder aprovecharlo. En general se usa”rocoso” para suelos
que posean roca firme, y “pedregoso” para los que tienen grandes fragmentos de roca
desprendida.
En áreas de afloramiento en manchones, el suelo que está entre ellos puede tener profundidad
muy variable. Al igual que con la pedregosidad , la rocosidad se usa como criterio de clasificación y
puede servir para distinguir fases. En una misma unidad cartográfica se pueden combinar dos o
más grados de rocosidad.
Grado 0 No hay afloramientos del estrato rocoso, o es tan escaso que no puede interferir en la
labranza. Menos del 2 % de la superficie del suelo está constituido por roca firme.
Grado 1 La roca firme está tan expuesta que puede interferir la labranza, pero no hace
impracticable los cultivos de escarda. Los afloramientos están distanciados aproximadamente
entre 30 y 100m entre sí y cubren del 2 al 10 % de la superficie, lo que depende de cómo se vea
afectado el cultivo, por la forma de presentarse el afloramiento.
Grado 2 La roca firme aflora de una manera que hace impracticables los cultivos de escarda, pero
el suelo puede trabajarse para forrajes o con pasturas mejoradas, siempre que las demás
características del suelo sean favorables. Los afloramientos están distanciados entre sí de 10 a
30m y cubren alrededor del 10 al 25 5 de la superficie, dependiendo ello de la forma como se
presentan.
Grado 3 Afloramientos de roca firme suficientes como para hacer impracticable todo uso de
maquinaria, excepto la maquinaria liviana, y siempre que las demás características del suelo sean
favorables para pasturas mejoradas. Pueden tener cierto uso para pasturas naturales o bosques,
dependiendo ello de las demás características. Las rocas (o los manchones de suelo somero sobre
roca), están distanciados aproximadamente entre 3 y 10m y cubren alrededor del 25 al 50 % de la
superficie, dependiendo ello de la forma como se presenten.
Grado 4 Afloramientos de roca firme (o suelos muy someros sobre roca) en tal proporción que
hacen impracticable el uso de cualquier tipo de maquinaria. La tierra puede tener algún valor sólo
para pasturas pobres o forestación. Los afloramientos rocosos se hallan a distancias de sólo 3m o
menos unos de otro y cubren del 50 al 90 % del área.
Grado 5 Tierras en las cuales más del 90 % de la superficie está constituida por afloramientos de
rocas firme.
Las arcillas: origen, estructura y propiedades: Desde el punto de vista químico, la arcilla constituye
el componente más importante de la fracción mineral del suelo, ya que está constituida por
partículas cargadas capaces de interactuar con la solución del suelo.
ORIGEN: Los minerales de arcilla son los aluminosilicatos. Están constituidos básicamente por Si, Al
y O, además de otros elementos, como Na, K, Ca, Mg, Fe, etc.
Desde la antigüedad se sabía que algunos componentes del suelo son capaces de intercambiar
bases. Si sometemos una muestra de arcilla a electrolisis, en el ánodo se acumulan sílice, alúmina
y óxidos de hierro. En el cátodo se depositan K+, Na+, Ca2+ y Mg2+, entre otros cationes.
En 1929, mediante la aplicación de técnicas de rayos X, Grim y Holding determinaron la naturaleza
cristalina de las arcillas.
Las arcillas son un conjunto de minerales de origen secundario, formado en el proceso de
alteración química de las rocas, poseen un tamaño coloidal, con estructura cristalina bien definida
y un gran desarrollo superficial, con propiedades físico-químicas responsables en gran parte de la
actividad físico-química del suelo.
ESTRUCTURA DE LAS ARCILLAS: Todos los silicatos están constituidos por una unidad estructural
común, un tetraedro de coordinación Si-O. El silicio situado en el centro del tetraedro de
coordinación y rodeado de 4 oxígenos situados en los vértices. Este grupo tetraédrico se encuentra
descompensado eléctricamente (SiO4)4-, por lo que los oxígenos se coordinan a otros cationes
para compensar sus cargas. Dependiendo del número de oxígenos que se coordinen a otros silicios
se originan los grandes grupos de silicatos (es decir, según el número de vértices compartidos por
tetraedros, que pueden ser 0, 1, 2, 3, y 4;.
Los tetraedros pueden unirse por la base para formar hexaedros. De este modo, la fórmula
general de las arcillas podría ser la siguiente: (Si2O4) n2n-

Según sea la coordinación de los otros oxígenos que se unen a otros cationes distintos del silicio se
forman los diferentes minerales dentro de cada gran grupo de silicatos.
La estructura de estos minerales se origina por repetición de una celdilla unidad constituida por la
asociación de tetraedros (aislados, o parejas , etc) y por los cationes que se sitúan entre los grupos
tetraédricos.
Desde el punto de vista edáfico el gran grupo de los filosilicatos es la clase más importante, ya que
a este grupo pertenecen la mayoría de los minerales de la fracción arcilla.
Los filosilicatos están constituidos por el agrupamiento de los tetraedros compartiendo entre sí
tres vértices (los tres del plano basal) formando planos.
El cuarto vértice (el vértice superior) se une a un catión de coordinación octaédrica. Generalmente
el catión octaédrico es Mg (capa llamada trioctédrica) o Al (capa dioctaédrica).
De esta manera la estructura de estos minerales está formada por un apilamiento de capas de
tetraedros y octaedros, formando estructuras laminares. Las capas se unen mediante oxígenos
compartidos. Se trata, por lo tanto de capas íntimamente unidas y difíciles de separar.
Según el modelo de repetición se forman dos tipos de láminas con diferentes estructuras:
La 1:1 con una capa de tetraedros y otra de octaedros, y
La 2:1 con dos capas de tetraedros que engloban a una de octaedros. Las capas de tetraedros y
octaedros no están aisladas sino que comparten planos comunes en los que los oxígenos están
unidos simultáneamente a un Si tetraédrico y a un Mg o Al octaédricos.
En las capas tetraédricas y octaédricas se producen sustituciones entre cationes que cuando son
de distinta valencia crean déficit de carga y para compensarlos son atraídos otros cationes que se
introducen entre las láminas, son los llamados cationes interlaminares.
Dependiendo del déficit que se origine, de donde se produzca (capa tetraedrica u octaédrica) y de
los cationes interlaminares atraídos, aparecen las distintas especies minerales: caolinitas,
serpentinas, micas (moscovita, biotita, ilita), esmectitas (montmorillonita), vermiculita, clorita,
sepiolita, principalmente.
Minerales de 2 capas (estructura 1:1)
CAOLINITA: La caolinita está formada por una capa de tetraedros de SiO44- sobre la que se sitúa
otra capa de octaedros de AlOH66-, con los vértices compartidos. Cada capa tiene
aproximadamente 7.2 Å de espesor. La superficie específica es baja,
La fórmula general de las caolinitas es la siguiente: Si4Al4O10(OH)8
En las caolinitas, el Si no se sustituye nunca. La partícula elemental es eléctricamente neutra. La
CIC es muy baja (1-10 cmol(+)/kg), lo que explica la baja fertilidad de los suelos ricos en caolinita.
Cada unidad fundamental se une a la siguiente por puentes de hidrógeno (entre las superficies 3ª
y 4ª, 5ª y 6ª, etc.). Esta unión no permite que entren moléculas de agua o iones en la estructura: la
capacidad de cambio es baja en las caolinitas.
Otros minerales de arcilla con estructura 1:1 son la dickrita (14.2 Å) o la Nacrita (48 Å). En algunos
suelos tropicales se acumula Haloisita, que es una especie de caolinita hidratada. Calentada a
100ºC se transforma en Metahaloisita.
Minerales de 3 capas (estructura 2:1)
Los minerales de arcilla de tres capas derivan de la pirofilita o el talco.
ESMECTITAS: Las esmectitas son un grupo de minerales de arcilla entre los que se encuentran la
pirofilita, la beidellita y la montmorillonita.
La montmorillonita no ofrece una buena cristalización, ya que las capas se unen mediante fuerzas
de Van der Waals.
La entrada de agua y cationes entre las capas es muy fácil, lo que permite una fácil expansión de la
red. La CIC es my elevada (80-150 cmol(+)/kg). La separación entre las capas está en torno a 14.2
Å. Sin embargo, las montmorillonitas son arcillas hinchables, que aumentan de tamaño cuando
absorben moléculas de agua. Las grietas en los suelos arcillosos secos se deben a la pérdida de
agua, lo que induce la pérdida de volumen de las montmorillonitas.
MICAS: Las micas son minerales de tres capas, pero distintos a las montmorillonitas. La celdilla
elemental viene cargada negativamente, pero se compensa mediante la entrada de iones K+.
En las micas, existe mayor carga dentro de la lámina elemental, lo que le confiere propiedades
características.
El K+ permanece fuertemente retenido, haciendo que el mineral no sea expansible, no pueda
recoger a otros cationes. La capacidad de cambio es baja, y el espaciado entre capas es constante:
10 Å.
ILITA: Las ilitas son minerales de tres capas derivados de la pirofilita, donde la sustitución de Si4+
por Al3+ es menos intensa. El exceso de carga negativa es de 1.3 en lugar de 2.
Al tener menor carga negativa, el potasio no se retiene de manera tan fuerte, de modo que
pueden entrar iones de tamaño parecido, o menores si están hidratados y el radio iónico total es
semejante Por lo tanto, el espaciado de las capas es variable, aunque no tanto como en las
montmorillonitas.
La relación S/V es semejante a la de las montmorillonitas, mientras que su capacidad de cambio es
algo menor (20-40 cmol/kg).
CLORITA: La clorita presenta muchas sustituciones isomórficas en las capas tetraédrica y
octaédrica (Al3+ por Si4+ y Mg2+ por Al3+). La disminución de carga es compensada mediante una
capa octaédrica que se intercala entre las láminas.
La expansión de la red es difícil, así como la entrada de moléculas de agua y cationes.
VERMICULITA: No son muy frecuentes. Son arcillas de tipo intermedio entre las cloritas y las micas.
La expansión de la red es fácil, lo que permite la entrada de agua y cationes que sustituyen al
Mg2+.
Minerales accesorios de la arcilla: Se trata de minerales cuyo tamaño es semejante al de la arcilla,
y no pueden separarse de ella en el fraccionamiento por tamaño.

Sin embargo, se trata de minerales de estructura distinta a las arcillas. Entre estos minerales se
encuentran los siguientes:
 Óxidos e hidróxidos de Fe
 Óxidos e hidróxidos de Al
 Alofanas
 Sílice
 Carbonatos
 Sulfatos
 Otros compuestos de Mn y MnO2.
Componentes sólidos orgánicos del suelo: la materia orgánica: Desde la antigüedad, los
agricultores han reconocido el efecto beneficioso de la materia orgánica del suelo sobre los
cultivos. Sin embargo, estos beneficios son objeto de controversia aún hoy en día.
El papel relevante de la materia orgánica se pone de manifiesto desde las etapas iniciales de la
formación del suelo. La formación del suelo comienza cuando la vida vegetal y animal se instala en
los primeros restos de descomposición del material original. Los restos de los seres vivos se
incorporan al suelo tras su muerte. El relevante papel que ejercen sobre la fertilidad del suelo no
se corresponde con la baja proporción en la que estos compuestos se encuentran en los suelos.
El suelo debe ser considerado como un sistema complejo cuyos componentes interactúan entre sí,
y sus propiedades resultan del efecto combinado de todas estas interacciones.
Componentes de la materia orgánica del suelo: La materia orgánica del suelo constituye un
sistema complejo y heterogéneo, con una dinámica propia e integrada por diversos grupos de
sustancias. La materia orgánica del suelo se compone de vegetales, animales y microorganismos
vivos, sus restos, y las sustancias resultantes de su degradación físico-química. Normalmente
representa del 1 al 6% en peso, aunque esta proporción puede ser muy variable dependiendo del
momento del año, tanto en suelos agrícolas (por causa de la fenología del cultivo o la época de
cosecha) como naturales (dependiendo en este caso de la presencia de especies caducifolias o
perennes, por ejemplo).
Es de gran importancia por su influencia en la estructura, en la capacidad de retención de agua y
nutrientes, y en los efectos bioquímicos que causa sobre los vegetales.
Una parte considerable de la materia orgánica está formada por microorganismos, que a su vez
crecen a partir de restos, o de enmiendas orgánicas. Durante el proceso degradativo, la relación
C/N disminuye, de modo que el contenido medio final en el humus está en torno al 5% de
nitrógeno.
El concepto de materia orgánica del suelo se usa generalmente para referirse a los componentes
de origen orgánico del suelo, incluyendo los tejidos animales y vegetales, los productos de su
descomposición parcial y la biomasa del suelo. La dinámica de este complejo sistema está
determinada por:
1. El continuo aporte al suelo de restos orgánicos de origen vegetal y animal. Los compuestos
orgánicos que son aportados al suelo según cualquiera de estas vías sufren en primer lugar una
alteración mecánica, por acción de la fauna y los microorganismos del suelo.
2. Su continua transformación bajo la acción de factores de tipo biológico, físico y químico. Así, las
moléculas orgánicas complejas (como proteínas o polisacáridos) son degradadas para obtener
moléculas más sencillas (como aminoácidos u oligosacáridos). Algunos productos de esta
degradación pueden sufrir la acción de procesos de reorganización por causa de los
microorganismos del suelo.
Por estas razones, la materia orgánica constituye un conjunto de múltiples sustancias, en
constante transformación y difíciles de definir, frente a los componentes inorgánicos de la fase
sólida del suelo, lo que unido a la diversidad de reacciones químicas que tienen lugar y a la
heterogeneidad del medio, explica la gran diversidad de sustancias húmicas resultantes. El hecho
de su constante transformación sirve como criterio de clasificación, atendiendo a su grado de
evolución.
Se puede agrupar el conjunto de la materia orgánica del suelo de la siguiente forma:
1) Vegetales y animales vivos, que viven en el suelo e influyen directamente sobre sus
propiedades. La falta de precisión terminológica hace que algunos autores excluyan a este grupo
de la materia orgánica del suelo, así como los productos de su descomposición inicial. De una
manera muy general, en este grupo se incluyen básicamente las plantas (raíces), así como la
biomasa microbiana, la fauna del suelo, etc. Este grupo constituye aproximadamente el 5 % de la
materia orgánica del suelo.

2) Materia orgánica muerta. Constituye la mayor parte de la materia orgánica del suelo (95 %).
Contribuye tanto a la fertilidad química como a la fertilidad física del suelo.
a. Materia orgánica fresca, o materia orgánica lábil. constituida por los restos animales y vegetales
que se incorporan al suelo y transformados de manera incompleta, junto a otros materiales
incorporados por el hombre, como los restos de cultivos enterrados, compost, estiércol, basuras,
abonos verdes, purines, etc. La materia orgánica fresca es atacada por organismos del suelo de
tipo animal (gusanos, insectos, protozoos, etc.), vegetal y hongos. La materia orgánica fresca
posee la misma composición química que los tejidos vivos de los que procede. La transformación
inicial es más alta cuanto más elevado es el grado de actividad biológica del suelo.
i. Los residuos de las plantas constituyen el principal material originario de la materia orgánica del
suelo. Estos residuos aportan al suelo una gran cantidad anual de compuestos orgánicos. En los
suelos cultivados, este aporte es menor, puesto que la cosecha retira del sistema gran parte de la
materia orgánica que sería reincorporada al suelo. Los tejidos vegetales vivos sufren ya el ataque
de organismos, entre los que se encuentran los saprófitos. Al mismo tiempo tienen lugar una serie
de procesos bioquímicos en los tejidos senescentes que afectan a sus propiedades (síntesis de
enzimas, oxidación, degradación de las membranas celulares, síntesis de polímeros fenólicos, etc.).
ii. Restos de animales. La materia de origen animal que llega al suelo está constituida por los
cadáveres y las deyecciones de los animales. Los restos de cadáveres de animales superiores,
principalmente, evolucionan rápidamente y no dejan restos en el suelo de forma duradera. Los
restos animales constituyen tan sólo fuentes secundarias de materia orgánica del suelo

b. Materia orgánica transformada. Productos procedentes de la descomposición inicial de la


materia orgánica.
i. Sustancias no húmicas.
I. Compuestos hidrocarbonados (formados por C, H y O), tales como azúcares solubles, almidón,
celulosa, lignina, grasas, resinas, taninos, etc. El grupo más abundante es el de los polisacáridos
(celulosa, hemicelulosa, almidón, etc.).
II. Sustancias nitrogenadas, sobre todo en forma de aminoácidos, péptidos, proteínas,
aminoazúcares, etc. Son sustancias que se componen de C, H, O, N, P y S, básicamente. Se trata de
sustancias complejas, constituidas por macromoléculas que difieren en su distinta velocidad de
descomposición. Los azúcares, el almidón, la celulosa y las proteínas son sustancias muy
fácilmente degradables, y sirven como fuente de energía para los microorganismos del suelo. Por
el contrario, la lignina, las grasas, las resinas, los taninos, etc., son sustancias que se degradan muy
lentamente y de forma incompleta, dejando residuos. La lignina o los taninos son macromoléculas
aromáticas, con una tasa de descomposición muy lenta. Los lípidos provienen de la
descomposición de restos vegetales, animales y microbianos.
III. Productos transitorios. Son sustancias resultantes de la degradación y la descomposición de las
moléculas orgánicas complejas, que originan productos químicos sencillos. Corresponden a los
eslabones de esta cadena de transformaciones, desde los materiales orgánicos frescos hasta los
compuestos minerales, así como sustancias resultantes de la reorganización bioquímica de algunos
de estos productos químicos sencillos. Algunas de las sustancias más importantes de este grupo
son polisacáridos. Los polisacáridos tienen gran número de grupos -OH, así como grupos amino,
carboxilos, fenoles y otros. Se producen en gran cantidad cuando los restos de materia orgánica
fresca son degradados por la fauna microbiana del suelo. Pero con la misma velocidad con que son
producidos, también son degradados. Pueden considerarse productos transitorios en el ciclo de la
materia orgánica, dependiendo su velocidad de producción y descomposición de las condiciones
ecológicas que afectan la actividad microbiana y de las características de los restos vegetales.
ii. Sustancias húmicas. Se originan a partir de los productos transitorios mediante reacciones
bioquímicas de síntesis que ocurren en el suelo. Estas sustancias son el humus y las huminas. Este
grupo de sustancias no está presente en la materia orgánica viva, sino que aparece exclusivamente
en el suelo
Esquema del proceso de descomposición de los restos orgánicos y la formación del humus
del suelo

Contenido de materia orgánica del suelo: En suelos agrícolas, la materia orgánica suele
representar el 1 – 3% de los constituyentes del suelo, mientras que en suelos forestales, este
porcentaje puede elevarse mucho. El horizonte superficial es, normalmente, el que contiene un
mayor contenido en materia orgánica, mientras que el contenido va disminuyendo
progresivamente con la profundidad. Solamente bajo determinadas condiciones de precipitación y
drenaje del suelo puede acumularse materia orgánica en profundidad a causa del intenso lavado
de los horizontes más superficiales.
En los suelos agrícolas con similares técnicas de cultivo, se ha comprobado que la variación del
contenido de materia orgánica se debe a la influencia de la temperatura y la precipitación (Jenny,
1930). Según Cobertera (1986), existe una estrecha relación entre la temperatura media anual, la
precipitación y el contenido en materia orgánica de los suelos agrícolas bajo las mismas técnicas
de cultivo. De este modo, es posible establecer la proporción de materia orgánica de un suelo en
función del clima. El clima influye tanto en la producción de biomasa de los ecosistemas como en
la transformación posterior de la materia orgánica en el suelo.
La determinación de la materia orgánica del suelo es, debido a la variedad de sustancias que la
componen, un asunto complejo.
En la mayor parte de los casos, sólo interesa el contenido en carbono orgánico de cada horizonte
del suelo, para poder establecer la relación C/N. Este parámetro sirve para describir la
mineralización y humificación de la materia orgánica del suelo.
La determinación de la materia orgánica se puede hacer mediante dos grupos de métodos
principales: vía seca y vía húmeda.
1.- Los métodos por vía seca constituyen en la calcinación de la muestra, con objeto de conocer
con precisión el bloqueo de los elementos totales, sin interferencias de complejos orgánicos.
También se aplican a casos especiales, como muestras con una elevada cantidad de materia
orgánica en que la determinación por oxidación no es precisa.
2.- La determinación de la materia orgánica por vía húmeda constituye en realidad una
aproximación, ya que se determina el contenido total de materia orgánica de manera muy
aproximada a partir del contenido en carbono orgánico, multiplicándolo por un factor de
conversión. Este tipo de métodos consisten en una oxi-reducción de la materia orgánica. El
método más empleado es la oxi-reducción con dicromato potásico (Cr2O7K2), según el método de
Walkley-Black (1934).

Propiedades de la materia orgánica del suelo


La materia orgánica del suelo se caracteriza por una serie de propiedades físicas, químicas y
biológicas, que condicionan a su vez las propiedades del suelo.
1) Propiedades físicas.
a. La materia orgánica humificada proporciona un color oscuro al suelo. Los cuerpos de
color oscuro absorben más radiación lumínica que los cuerpos de color claro. De este modo, el
color oscuro de la superficie del suelo permite reducir el albedo y, por lo tanto, aumentar la
proporción de energía lumínica transformada en energía térmica en el suelo. Los suelos oscuros
pueden absorber hasta el 80 % de la radiación solar, frente a los más claros, que pueden absorber
hasta el 30 %.
b. El humus tiene mayor capacidad de retención de agua que la arcilla, por lo que juega un
papel muy importante en la economía del agua en el suelo.
c. La materia orgánica influye en el ciclo de la energía en los ecosistemas:
i. Posee un elevado calor específico, debido a su alta capacidad de adsorción de agua. La
materia orgánica actúa como un regulador de la variación de temperatura del suelo. Por otra
parte, la elevada capacidad de retención de agua de la materia orgánica favorece la inercia térmica
del suelo.
ii. Los residuos orgánicos tienen un valor calorífico aproximado de 4 a 5 kcal/g. Los
organismos del suelo utilizan sólo una pequeña parte de esta energía. El resto se mantiene en los
residuos o se disipa en forma de calor.
d. La materia orgánica favorece el desarrollo de la estructura del suelo:
i. Muchas de las moléculas orgánicas producidas por los microorganismos favorecen la
agregación al formar compuestos con la arcilla (en la arcilla hay gran cantidad de cargas negativas).
ii. Al igual que en el caso de la arcilla, la presencia de materia orgánica en el suelo favorece
la formación y la estabilidad estructural de los agregados. Esto es debido a que las sustancias
húmicas poseen un alto poder aglomerante, y se unen en grupos estables, englobando a también
a las partículas minerales.
iii. La presencia de materia orgánica humificada favorece una adecuada porosidad desde el
punto de vista agronómico, lo que, a su vez, permite una elevada aireación del suelo y una buena
permeabilidad.
iv. Se favorece la penetración de las raíces en el suelo.
v. Disminuye la erodibilidad del suelo, ya que los restos orgánicos depositados sobre la
superficie del suelo lo protege de los efectos de la erosión hídrica y eólica.
vi. Disminuye el riesgo de formación de costra superficial.
2) Propiedades químicas.
a. Debido a su tamaño y a que se trata de moléculas cargadas eléctricamente, las
sustancias orgánicas poseen un marcado carácter coloidal. Al igual que las arcillas, poseen la
capacidad de hincharse, contraerse, adsorber moléculas en su superficie, dispersarse, flocular y
participar en el intercambio catiónico con la solución del suelo. La materia orgánica, por lo tanto,
posee la capacidad de reaccionar con el suelo y las raíces.
b. Como coloide floculado, la materia orgánica humificada actúa como agente cementante
de las partículas de arcilla floculada y de las partículas de tamaño limo, constituyendo agregados y
proporcionándoles estabilidad.
c. La capacidad aproximada de intercambio catiónico del humus es elevada. Esto es
importante, ya que supone la posibilidad de tener un depósito de iones minerales que pueden ser
cedidos a la solución del suelo y asimilados por las plantas. El complejo de cambio actúa como
reserva de nutrientes en el suelo. La CIC de la materia orgánica es de 3 a 5 veces superior a la CIC
de las arcillas. Este valor depende esencialmente del grado de oxidación de la materia orgánica
humificada.
d. Los suelos con una elevada proporción de materia orgánica tienen gran capacidad
amortiguadora del pH, ya que entre los diversos cationes fijados por el complejo adsorbente está
el catión hidrógeno. La proporción de protones adsorbidos está en equilibrio con la concentración
de protones en la solución del suelo, de modo que ante un descenso del pH, los protones en
exceso pueden ser incorporados al complejo adsorbente, y ante un incremento del pH, los
protones adsorbidos pueden pasar a la solución. De esta manera, la materia orgánica actúa como
un regulador de la acidez del suelo. Por otra parte, en los suelos humificados, existe un equilibrio
entre la producción de protones y el aporte de iones básicos.
e. Es un agente activo de alteración de los minerales, debido a su carácter ligeramente
ácido. EL HUMUS POSEE UN CIERTO CARÁCTER ÁCIDO, PERO NORMALMENTE NO ES UN AGENTE
ACIDIFICANTE DEL SUELO. ESTE CARÁCTER ÁCIDO SE DEBE A LA PRESENCIA DE GRUPOS ÁCIDOS
CARBOXÍLICOS (–COOH) O FENÓLICOS (–C6H4OH) PROCEDENTES DE LA OXIDACIÓN DE LA
LIGNINA. Así mismo, la nitrificación del ión NH4+ durante la mineralización de la materia orgánica
libera protones al medio, lo que proporciona un cierto carácter acidificante a la materia orgánica.
ESTA LIGERA ACIDEZ PERMITE EL ATAQUE POR PARTE DEL HUMUS A CIERTOS COMPUESTOS
MINERALES O SALES INSOLUBLES, COMO LOS FOSFATOS, PERMITIENDO ASÍ QUE PUEDAN SER
UTILIZADOS POR LAS PLANTAS. CUANDO EL HUMUS SE FORMA EN BUENAS CONDICIONES DE
AIREACIÓN, HUMEDAD MODERADA, RELACIÓN C/N ADECUADA Y EN PRESENCIA DE BASES, POSEE
LA CAPACIDAD DE FIJAR IONES DEL SUELO (PODER ADSORBENTE), LIMITANDO EL NÚMERO DE
IONES H+ O H3O+ LIBRES, RESPONSABLES DE LA REACCIÓN ÁCIDA DEL SUELO. LOS SUELOS QUE SE
BENEFICIAN DE APORTES REGULARES SUPERFICIALES DE MATERIALES ORGÁNICOS HUMIFICABLES
MANTIENEN GENERALMENTE UN PH PRÓXIMO A LA NEUTRALIDAD.
f. Su mineralización proporciona elementos minerales solubles, asimilables por las plantas,
ya sea en forma de aniones (CO3=, NO3-, PO43-, CO4=, HCO3-, etc.) o cationes (NH4+, K+, Ca2+,
Mg2+, Fe2+, etc.). En suelos con vegetación natural, los nutrientes se reciclan continuamente, ya
que la materia orgánica es degradada y liberados los nutrientes al suelo, en estado asimilable para
la vegetación. En suelos sometidos a cultivo, sin embargo, no existe restitución de los nutrientes al
suelo, lo que origina la pérdida por lavado de los iones de la solución, así como la necesidad de
abonados. g. Constituye una fuente de CO2, lo que contribuye a la solubilización de algunos
minerales del suelo, favoreciendo así su absorción por la planta.
h. Protege al suelo de la contaminación, ya que la materia orgánica adsorbe tanto
plaguicidas como otros contaminantes del suelo y evita que estos puedan llegar a los acuíferos.
3) Propiedades biológicas.
a. La materia orgánica del suelo constituye una importante fuente de energía y nutrientes
para los microorganismos del suelo.
b. La materia orgánica influye también sobre algunos aspectos fisiológicos de las plantas.
Al degradarse y transformarse, la materia orgánica libera compuestos nutritivos y hormonales que
actúan sobre las plantas, generalmente induciendo su desarrollo. En ocasiones también hay un
efecto depresivo, como en el caso de las substancias aleopáticas.
c. Favorece el desarrollo y formación de las raíces principales y secundarias (acción
rizógena).
d. Favorece los procesos de intercambio de fluidos, al influir sobre la porosidad y la
estructura del suelo.
e. Ejerce una acción estimulante sobre la absorción de nutrientes por las plantas, favorece
la micorrización.
f. Aumenta la actividad enzimática del suelo y la biotransformación.
g. La materia orgánica humificada regula el estado de óxido-reducción del medio, debido a
la presencia de ácidos húmicos. De ese modo, cuando el oxígeno es insuficiente, se facilita la
respiración radicular por medio de humatos.
h. Mantiene estable la proporción de CO2 en la atmósfera del suelo. El CO2 acidifica la
solución del suelo y asegura la solubilización de determinados compuestos minerales poco
solubles.
Sustancias húmicas: En la actualidad, el estudio de los componentes orgánicos del suelo no
permite trazar una diferencia clara entre las sustancias húmicas y no húmicas del suelo. De un
modo general, el concepto de sustancias no húmicas incluye a los productos orgánicos sencillos
resultantes de la descomposición inicial de los restos orgánicos, como las grasas, aminoácidos,
azúcares, etc., presentes en el suelo. La fracción restante de la materia orgánica del suelo
constituiría el grupo de las sustancias húmicas. Para los investigadores, sin embargo, la diferencia
no está tan clara como parece a simple vista.

El humus puede describirse como el espectro de materia orgánica comprendido entre la que ha
sufrido una primera acción de los microorganismos y la que se mineraliza.
Se puede definir el humus como una mezcla de sustancias macromoleculares con grupos
ionizables, principalmente ácidos, pero también alcohólicos y amínicos. Por ello tiene propiedades
secuestradoras y acomplejantes que determinan tanto la formación del complejo arcilloso-húmico
como sus propiedades. La unidad elemental de las macromoléculas húmicas consiste de manera
general en estructuras condensadas de naturaleza aromática asociadas a compuestos alifáticos.
El concepto de humus o sustancias húmicas engloba a su vez dos tipos de sustancias: los ácidos
húmicos y las huminas.
1) Los ácidos húmicos constituyen la fracción soluble del humus. Son compuestos de carácter
anfótero formados por un núcleo central formado por grupos funcionales estables (como radicales
libres del tipo de las semiquinonas) y una serie de cadenas alifáticas asociadas con grupos
carboxilo, hidroxilo y quinonas orientados hacia la superficie externa. A su vez, este grupo de
sustancias puede subdividirse en otros dos:
a. Ácidos húmicos (en sentido estricto). La fracción de las sustancias húmicas solubles en el
agua a pH neutro o básico. Pueden extraerse del suelo mediante diversos reactivos y precipitan en
medio ácido. Los ác. húmicos son el principal componente extractable de las sustancias húmicas.
Poseen un color pardo oscuro a negro. El peso molecular de los ácidos húmicos es superior a
60.000.
b. Ácidos fúlvicos. Constituyen la fracción de sustancias húmicas solubles en el agua,
independientemente del pH. Permanecen en la solución después de la precipitación de los ác.
húmicos tras la acidificación del medio. Posiblemente esto ocurre debido a la menor proporción
de estructuras aromáticas por cada cadena lateral. Los ácidos fúlvicos son de color amarillo claro a
pardo amarillento. Su peso molecular es menor de 60.000, y su reactividad es mucho más elevada.
son ricos en polisacáridos, fosfatos y otros aniones.
2) Huminas. Son sustancias húmicas insolubles en el agua. Presentan un color oscuro. Se trata de
moléculas de más difícil degradación (como algunos polisacáridos, proteínas insolubilizadas,
quitina, etc.).
Tipos de humus:
Los distintos tipos de humus se establecen en función de su morfología y composición. La actividad
biológica del suelo, las características físicas y químicas del sustrato, la vegetación y el clima
influyen sobre el grado de estabilización y maduración de los complejos húmicos que se forman en
el suelo. De una manera muy general.
Los tipos básicos de humus que podemos encontrar en el suelo son tres: humus mor, humus
moder y humus mull.
Humus mor: el humus mor es un tipo de humus que se encuentra en suelos con una relación c/n
superior a 25 (hasta 30 ó 40), y un porcentaje de saturación del complejo de cambio inferior a 15.
El humus mor es un tipo de humus de muy lenta evolución, como consecuencia de la lenta tasa de
mineralización de la materia orgánica. La lenta mineralización realizada por hongos acidófilos y
otros organismos favorece la formación de una capa de residuos gruesa sobre la superficie del
suelo, y con frecuencia se mantiene la estructura anatómica original de los restos vegetales. Por
otra parte, la incorporación de materia orgánica poco tansformada es muy lenta.
Esta lenta velocidad de mineralización puede deberse a dos causas:
1) en climas fríos, la velocidad de los procesos en que intervienen los microorganismos se ve
ralentizada. Por otra parte, la escasa alteración química de los minerales del suelo a baja
temperatura libera pocos cationes, de modo que no se neutralizan los ácidos orgánicos del suelo,
favoreciéndose un ph ácido. La elevada acidez resultante dificulta aún más la actividad de hongos
y bacterias. En este caso, se dice que el humus mor es zonal.
2) en climas templados, el humus mor se origina sólo cuando la acidez del suelo es muy acusada,
lo que puede ocurrir por uno o diversos factores en conjunto, como la pobreza en cationes de la
roca, la presencia de vegetación acidificante (como las coníferas), y determinadas condiciones de
drenaje y lavado del suelo. El mor originado en este tipo de sistemas es denominado intrazona.
Humus moder: el moder es una forma intermedia entre el mull y el moder. Está presente en
suelos con una relación c/n del horizonte superior entre 15 y 25, así como una saturación del
complejo de cambio también entre 15 y 25%, como ocurre en los suelos podzólicos, el loess o las
praderas de montaña. El horizonte orgánico que puede apreciarse en estos suelos es rico en
residuos vegetales de pequeño tamaño (2-3 cm), que gradualmente pasa a horizontes
acumulativos de humus.
El humus moder se forma cuando la actividad de las bacterias y actinomicetos es reducida, siendo
más importante la actividad de algunos artrópodos y de los hongos acidófilos. De este modo, en
climas templados, el humus moder aparece en el suelo cuando el ph es muy ácido (4.5 – 5.5),
como el que se desarrolla sobre materiales silíceos (areniscas o cuarcitas, por ejemplo) y bajo
bosques de coníferas o frondosas, bajo clima lluvioso.
En climas fríos, la aparición de humus moder se debe a la relativamente elevada descomposción
de los residuos orgánicos de la vegetación de praderas.
Humus mull: el mull es un tipo de humus muy evolucionado, típico de suelos naturales y de
sistemas biológicamente activos. El humus mull puede ser de dos tipos: mull cálcico y mull
forestal.
1) mull cálcico. Está presente en suelos básicos donde la relación c/n es inferior a 12 y la
saturación del complejo de cambio es superior al 75%. La actividad de la microflora es muy buena,
de modo que los residuos orgánicos se transforman con rapidez.
2) mull forestal. Es propio de suelos de clima templado o cálido, donde la relación c/n varía entre
12 y 15, y la saturación del complejo de cambio está entre 25 y 75%. La roca puede ser silícea o
caliza (en este caso, el lavado debe ser intenso). La actividad microbiana se ve favorecida por estas
condiciones, aunque algo menos que en el caso del mull cálcico.

La fase gaseosa del suelo


La fase gaseosa se localiza en los poros del suelo, junta a la fase líquida. La proporción de volumen
ocupado por las fases gaseosa y líquida en un suelo determinado varía en función de las
condiciones ambientales, de modo que el contenido de los poros varía según la época del año o el
momento del día. Como promedio, la fase gaseosa ocupa aproximadamente un 25 % del volumen
del suelo. Una proporción inferior al 10 % se considera perjudicial.
La atmósfera del suelo permite la respiración de los organismos del suelo y de las raíces de las
plantas. También ejerce un papel de primer orden en los procesos de oxido-reducción que tienen
lugar en el suelo.
La composición de la fase gaseosa del suelo es similar a la de la atmósfera, pero es mucho más
variable. En los períodos de mayor actividad biológica (primavera y otoño), la actividad respiratoria
de los seres vivos incrementa la proporción de CO2 y disminuye la proporción de O2. Esto
ocasiona la principal diferencia cuantitativa entre la composición de la atmósfera terrestre y la del
suelo. El oxígeno es esencial para los procesos aerobios que tienen lugar en el suelo. Por esta
razón es importante mantener los suelos cultivados con un buen nivel de aireación. El nitrógeno se
encuentra en una elevada proporción en la fase gaseosa del suelo. Sin embargo, no puede ser
asimilado directamente por las plantas.

La concentración de oxígeno y dióxido de carbono varía dependiendo de la época del año, el clima,
el tipo de cultivo, la actividad de los microorganismos y el manejo de los residuos de la cosecha,
entre otros factores
Porosidad del suelo
La textura y la estructura del suelo condicionan la porosidad. Ya se ha citado la importancia de la
porosidad del suelo en la regulación de la aireación y la dinámica del agua en el suelo.
El volumen de poros del suelo puede expresarse como un porcentaje del volumen total de huecos.
A su vez, este espacio puede dividirse en dos compartimentos:
1. Capacidad de campo. Es la máxima cantidad de agua que un suelo puede retener en contra de la
fuerza de la gravedad. Este valor depende, obviamente del número, tamaño, distribución y forma
de los poros.
El valor de estos dos parámetros nos proporciona información sobre el estado de la estructura en
un momento dado y sobre las propiedades físicas que condicionan el comportamiento de las
plantas.
2. Capacidad de aire. Es el volumen total de aire que existe en el suelo cuando la humedad
coincide con la capacidad de campo. La capacidad de aire en los suelos arenosos se sitúa en torno
al 30% del volumen poroso. En los suelos arcillosos, sin embargo, puede llegar a representar tan
sólo el 5%, lo que resulta insuficiente para la mayoría de los cultivos.

La porosidad está relacionada con dos parámetros característicos:


1. La densidad real. Es la densidad de la fase sólida del suelo. Este valor es prácticamente
constante en la mayoría de los suelos, y oscila en torno a 2,65 g/cc. La posible variación de la
densidad real del suelo se debe normalmente a la variación de la cantidad de materia orgánica en
el suelo.
2. La densidad aparente (Es la densidad del suelo seco en su conjunto (fase sólida + fase gaseosa).
La densidad aparente oscila entre 1 g/cc (suelos bien estructurados) y 1,8 g/cc (suelos
compactados).
Un aumento en el valor de la densidad aparente se debe a la disminución del espacio poroso. De
manera indirecta, un incremento de la densidad aparente puede ocasionar una mayor
conductividad térmica y una menor facilidad de penetración de las raíces en el suelo. La densidad
aparente del suelo puede disminuir por diversas causas:
1. Por una reducción en el contenido de materia orgánica del suelo.
2. Por la degradación de la estructura.
3. Por aplicación de una fuerza que reduzca el espacio poroso. Normalmente, la utilización de
maquinaria pesada en las labores de campo puede originar lo que se conoce como suela de labor,
una capa compactada en profundidad que interrumpe el paso de fluidos y que se comporta como
una barrera impenetrable para las raíces.

La importancia agrícola de la porosidad del suelo es muy grande, y está relacionada íntimamente
con otras propiedades del suelo que influyen sobre su fertilidad física: textura, estructura,
humedad, etc.
En general, los suelos con una estructura de tipo granular o migajosa, de textura franca, poseen
una porosidad total elevada (en torno al 65 %). Los suelos francos son los que proporcionan una
mejor aireación y una mayor reserva de agua en el suelo. Los suelos compactos, por el contrario,
no ofrecen una buena fertilidad física.
En cuanto a la textura, los suelos arenosos poseen una elevada proporción de macroporosidad,
con lo que se consigue una buena aireación, pero una mala capacidad de campo. Los suelos
limosos poseen una porosidad baja (en torno al 40 %), lo que ocasiona una mala aireación, aunque
la cantidad de agua útil es buena. Sin embargo, en el caso de los suelos de textura arcillosa, la
porosidad total puede ser elevada (60 %), pero con una baja proporción de macroporos. Esto
ocasiona una falta de aireación. Aunque la capacidad de campo sea elevada, la mayor parte del
agua retenida está confinada en los microporos, lo que impide la absorción de agua por las
plantas.
Fase liquida del suelo
AGUA DEL SUELO
El agua del suelo transporta en disolución nutrientes, sales solubles, compuestos orgánicos
solubles y contaminantes, así como materia en suspensión, y permite su absorción por las raíces.
Desde el punto de vista de la fertilidad física, la humedad del suelo controla su consistencia,
penetrabilidad por las raíces, temperatura, etc. De esta forma, el adecuado manejo de suelo
requiere un conocimiento de la dinámica del agua en el suelo.
Además, el agua condiciona la mayoría de los procesos de formación del suelo.
El agua del suelo puede provenir de distintas fuentes:
1. Agua de precipitación. Constituye la mayor parte del agua aportada en la mayoría de los
sistemas. Su aporte puede ser continuo o concentrarse en determinadas estaciones.
2. Agua freática, de origen subterráneo.
3. Nieblas, humedad atmosférica. Consiste en un aporte muy débil, pero que en algunos casos
constituye la única aportación de agua durante la época seca.
Una vez en el suelo, el agua de lluvia puede seguir distintas vías
1. Agua de escorrentía. Circula sobre y a través de los horizontes superiores, de manera paralela a
la superficie del suelo. La escorrentía se forma tras el inicio de la lluvia sobre la superficie del suelo
cuando existe una cierta pendiente, aunque sea muy baja. Para que se forme la escorrentía es
necesario que el agua precipitada en un intervalo de tiempo determinado sea superior a la
cantidad que el suelo puede absorber, bien por causa de sus características físicas, o bien porque
se halle ya saturado por agua.
2. Agua gravitacional. Es el agua que se infiltra por efecto de la fuerza de la gravedad a través de
los macroporos y mesoporos del suelo (poros superiores a 10 m de diámetro). Circula en sentido
vertical u oblicuo (si existe cierta pendiente). Cuando la permeabilidad de los horizontes inferiores
del suelo es muy baja, el agua gravitacional puede acumularse formando una capa de agua
―suspendida‖ o ―colgada‖ de carácter temporal. Existen dos tipos de agua gravitacional:
a. Agua gravitacional de flujo rápido. Circula a través de los poros de diámetro superior a 50 m de
diámetro durante las primeras horas después de la lluvia.
b. Agua gravitacional de flujo lento. Circula durante varias semanas después de la lluvia a través de
los poros de diámetro comprendido entre 50 y 10 m.
3. Agua retenida. Es el agua que ocupa los mesoporos y microporos del suelo, donde las fuerzas
capilares ascendentes son más fuertes que la gravedad (Figura 10-2).
a. Agua capilar. Es el agua retenida en los mesoporos, y que es utilizable por las plantas.
b. Agua higroscópica. Es el agua que queda retenida en los microporos, formando una película
muy fina que recubre la pared de las partículas del suelo. Está tan fuertemente retenida que no es
absorbible por las raíces.
En el suelo, el agua está sometida a diferentes campos de fuerzas, como la acción de la gravedad y
a las fuerzas capilares, osmóticas o de absorción, que condicionan el movimiento o la retención del
agua en el suelo. El grado de energía que experimenta el agua representa una medida de la
tendencia al cambio, en el sentido de disminuir su energía. Estas fuerzas condicionan el estado
energético del agua, y, básicamente, son las siguientes:
1. Fuerza de la gravedad. Tiene signo positivo y tiende a desplazar el agua hacia las capas más
profundas.
2. Fuerzas derivadas de la matriz. Son de origen molecular y tienen un corto alcance, pero gran
intensidad. Retienen una capa de sólo algunas moléculas de grosor que forman una película
recubriendo a las partículas de suelo. Son de dos tipos:
a. Fuerzas de Van der Waals.
b. Puentes de hidrógeno.
3. Fuerzas de cohesión. Son debidas a las uniones entre moléculas de agua entre sí mediante
puentes de hidrógeno. El agua retenida es absorbible por las plantas.
4. Fuerzas de difusión. Se deben a la naturaleza dipolar del agua, que establece uniones con
superficies sólidas y cargadas. En el caso de las esmectitas, la adsorción es tan activa que provoca
su expansión y afecta al movimiento del agua cerca de la superficie de las partículas.
5. Fuerzas derivadas de iones en solución. Son de importancia en suelos salinos y en cultivos
hidropónicos.
6. Fuerzas externas (variación en la geometría de los poros, presión de gases, presión hidráulica en
suelos saturados, etc.).
La fuerza con que el suelo retiene al agua depende de la cantidad de agua retenida y de la
superficie específica de las partículas del suelo. Según esto, el agua del suelo se divide en tres
clases principales:
1. La capacidad de campo. Es la máxima cantidad de agua retenida por el suelo (agua capilar y
agua higroscópica). Su medición debe hacerse en el campo, después de un período lluvioso y tras
haber dejado escurrir el agua gravitacional durante tres días, habiendo protegido el suelo de la
evaporación.
2. El punto de marchitez permanente. Corresponde al valor máximo de agua higroscópica, agua no
absorbible por las raíces. Cuando el contenido de agua es igual o menor al punto de marchitez, las
plantas no tienen agua disponible y mueren. El punto de marchitez depende de la textura y la
porosidad, y, por lo tanto, es diferente para cada tipo de suelo.
3. El agua útil es la cantidad de agua almacenada en el suelo después del período de lluvias, y su
valor es la diferencia entre la capacidad de campo y el punto de marchitez permanente.
En resumen, el agua del suelo está sometida a dos tipos principales de fuerzas:
Fuerzas capilares ascendentes.
Fuerza de la gravedad, descendente.
El efecto de las fuerzas capilares es especialmente importante en los climas áridos, donde la
evapotranspiración potencial es muy alta y se forma un gradiente muy acentuado en la interfase
suelo / atmósfera. Los horizontes más profundos suelen mantener un contenido en humedad más
elevado que los superficiales, ya que no sufren la evaporación o la absorción realizada por las
plantas.
Sin embargo, como se ha visto en el tema anterior, el agua se mueve también de forma paralela a
la superficie del suelo, a favor de la pendiente.
En el movimiento del agua tiene más importancia la estructura del suelo que la textura.
El movimiento de agua del suelo puede clasificarse en los siguientes tipos:
1) Infiltración. La infiltración consiste en la penetración del agua de lluvia o riego en el suelo. La
infiltración ocurre en dirección vertical o inclinada dependiendo de las características del suelo.
Una mayor infiltración determina una mayor capacidad de retención de agua. El grado de
infiltración de un suelo depende de la permeabilidad del suelo, la que a su vez está condicionada
por la porosidad, la estructura o el grado de humedad.
2) Redistribución. Cuando cesa la lluvia o el riego, antes de que tengan lugar los fenómenos de
absorción radicular y evaporación, el agua del suelo presenta una dinámica de dos velocidades:
a. Cuando el suelo está aún saturado, el agua de los macroporos circula rápidamente se pierde por
drenaje.
b. Cuando se alcanza la capacidad de campo el agua circula por los mesoporos y microporos, de
manera más lenta, al estar retenida por fuerzas capilares.
3) Desecación. Una vez que el agua se ha redistribuido, comienza el proceso de desecación debido:
a. El consumo realizado por las plantas.
b. La evaporación.
Balance de aguas en la zona radicular. La cantidad de agua en un suelo depende, en este caso,
también del ascenso capilar. Hillel. 2008.Soil in the Environment. Academic Press

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