Viollet Le Duc
Viollet Le Duc
Viollet Le Duc
Eugène Viollet-le-Duc
“¿Está acaso el siglo XIX condenado a terminarse sin haber tenido una arquitectura
propia? ¿Esta época tan fecunda en descubrimientos, que acusa una gran energía
vital, no transmitirá a la posteridad más que pastiches u obras híbridas, sin carácter,
imposibles de clasificar? ¿Es esta esterilidad una de las consecuencias inevitables de
nuestro estado social? ¿Depende acaso de la influencia ejercida en la enseñanza por
una camarilla caduca, y acaso una camarilla, joven o vieja, puede tener tal poder en
medio de elementos vivos? Claro que no. ¿Porque entonces el siglo XIX no tiene una
arquitectura? Se construye mucho y por todas partes; los millones se reparten a
centenares en nuestras ciudades; sin embargo, apenas es posible constatar algunos
intentos de aplicación real y práctica de los medios considerables de que disponemos.
A partir de la revolución del siglo pasado hemos entrado en la fase de las transiciones,
investigamos, acumulamos cantidad de materiales, rebuscamos en el pasado,
nuestros recursos han aumentado. ¿Qué es lo que nos falta entonces para dar cuerpo,
apariencia original a tantos elementos diversos? ¿No será simplemente un
método? En las ciencias, como en las artes, la falta de método, tanto si uno estudia
como si pretende aplicar conocimientos adquiridos, no hace sino aumentar la duda y la
confusión cuando aumentan las riquezas; la abundancia se convierte en un estorbo.
Pero todo estado transitorio debe tener un fin, tender hacia un objetivo que sólo se
entrevé cuando, cansado de buscar en medio de un caos de ideas y de materiales de
diversa procedencia, uno se pone a despejar algunos principios en medio de ese
desorden, a desarrollarlos y aplicarlos con la ayuda de un método seguro. Ésta es la
labor que nos corresponde y a la que debemos dedicarnos tenazmente combatiendo
los elementos deletéreos que se desprenden de cualquier estado transitorio cómo se
desprenden miasmas de las sustancias que fermentan.