2019 HC

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Pleno.

Sentencia 25/2021
EXP. N.° 02363-2019-PHC/TC
MADRE DE DIOS
ANDREA MORENO CHÁVEZ

RAZÓN DE RELATORÍA

En la sesión del Pleno del Tribunal Constitucional, de fecha 17 de


diciembre de 2020, los magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa,
Miranda Canales, Blume Fortini, Ramos Núñez y Espinosa-Saldaña
Barrera han emitido, por mayoría, la siguiente sentencia que declara
IMPROCEDENTE e INFUNDADA la demanda de habeas corpus que
dio origen al Expediente 02363-2019-PHC/TC.

Asimismo, la magistrada Ledesma Narváez formuló un fundamento de


voto.

El magistrado Sardón de Taboada emitió un voto singular.

La Secretaría del Pleno deja constancia de que la presente razón encabeza


la sentencia y los votos antes referidos, y que los magistrados
intervinientes en el Pleno firman digitalmente al pie de esta razón en
señal de conformidad.

Flavio Reátegui Apaza


Secretario Relator

SS.

LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
EXP. N.° 02363-2019-PHC/TC
MADRE DE DIOS
ANDREA MORENO CHÁVEZ

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 17 días del mes de diciembre de 2020, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa, Miranda
Canales, Blume Fortini, Ramos Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera,
pronuncia la siguiente sentencia. Asimismo, se agregan el fundamento de voto de la
magistrada Ledesma Narváez y el voto singular del magistrado Sardón de Taboada.

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Andrea Moreno Chávez


contra la resolución de fojas 132, de fecha 13 de mayo de 2019, expedida por la Sala
Penal de Apelaciones con Funciones de Sala Penal Liquidadora de la Corte Superior de
Justicia de Madre de Dios, que declaró improcedente la demanda de habeas corpus de
autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 17 de diciembre marzo de 2018, doña Andrea Moreno Chávez interpone
demanda de habeas corpus (f. 54) y la dirige contra la Segunda Sala Penal Transitoria de
la Corte Suprema de Justicia de la República.

Se solicita se declare nula la Resolución Suprema (R.N. 2548-2015) de fecha 10 de


febrero de 2017 (f. 44), que declaró no haber nulidad en la Resolución 81, sentencia de
fecha 21 de julio de 2015 (f. 2), que la condenó a quince años de pena privativa de la
libertad efectiva como autora del delito de tráfico ilícito de drogas en organización-
adquisición acondicionamiento, transporte y comercialización de alcaloide de cocaína a
nivel nacional e internacional (Expediente 00276-2005-2701-JM-PE-01); en
consecuencia, sea realice un nuevo juzgamiento. Se alega la vulneración de los derechos
a la libertad personal, a la debida motivación de resoluciones judiciales y de los principios
de imputación necesaria, de presunción de inocencia y de la aplicación de la ley temporal
en el tiempo.

Se sostiene que la cuestionada resolución suprema, no se ha pronunciado sobre los


agravios señalados en el recurso de nulidad de fecha 23 de julio de 2015 (f. 25) que
interpuso la actora contra la precitada Resolución 81, tales como que no hubo un
razonamiento lógico en relación a la elaboración de indicios respecto al único hecho cierto
y probado referido a que la actora es la propietaria del vehículo; que se consideró que
incurrió en contradicciones cuando prestó declaración de que no conocía a su coprocesado
don Oliver Guillen Ñaupa; que no se consideró que es analfabeta y habla quechua; que no
existe prueba que acredite su participación en el acondicionamiento y transporte de droga;
que la sentencia falla al considerar la omisión de una interposición de demanda para la
recuperación del vehículo como suficiente para concluir que es responsable del delito; y,
que no se cumple con lo previsto en el artículo VII del Título Preliminar del Código Penal
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que prohíbe la responsabilidad objetiva, pues se debió valorar pruebas respecto a su


participación.

Agrega, que en el considerando octavo de la resolución suprema se invoca el R.N.


1912-2005, respecto a los requisitos de la prueba indiciaria; en el considerando noveno
de dicha resolución se señalan los indicios que vincularían a la recurrente con el delito,
en el que se aprecia un indicio mal justificado referido a que arrendó su vehículo a su
coprocesado, que no se acreditó con prueba alguna; que no se justificó el ingreso
económico (S/. 10,000.00 soles), para adquirir el camión, para lo cual se dispuso la
declaración de su coinculpado para esclarecer este hecho durante el juicio oral; empero,
este hecho no fue materia de investigación ni del proceso; y que se consideró un indicio
de contradicción en relación a las declaraciones de la recurrente y a su coprocesado, por
lo que se debió realizar una confrontación entre ambos.

Añade, que la resolución suprema no expresa cuales fueron los indicios


considerados para demostrar que la recurrente fue autora del delito; que se consideró que
se probaron los agravantes previstos en los numerales 6 y 7 del artículo 297 del Código
Penal; es decir, sobre la pluralidad de los autores del delito y la cantidad de droga que
excedió más de 20 kilos; sin embargo, no se señala cual fue el tipo de concertación que
hubo para cometer el delito (participación plural); que se consideró a su coprocesado
(chofer del camión) no sabía sobre la droga incautada ni conocía a la recurrente; sin
embargo, fue condenada sin haber prueba suficiente; que en el Dictamen Fiscal 215-2016
(f. 36), no se solicitó la declaración de su coinculpado, porque se trata de un indicio con
prueba incompleta; que en el citado dictamen se señala que ninguno de los inculpados
imputó a la actora de forma directa la comisión del delito; y que en la acusación fiscal no
contiene una imputación contra la recurrente; y, que se ha aplicado de forma indebida los
incisos 6 y 7 del artículo 297 del Código Penal referida a la circunstancias agravantes del
delito imputado.

El procurador público adjunto a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial
a fojas 86 de autos, solicita que la demanda sea desestimada. En tal sentido, alega que la
sentencia condenatoria se encuentra debidamente motivada porque ha determinado la
existencia de la responsabilidad de la actora y la pena que se le impuso; que la resolución
suprema ha absuelto los cuestionamientos formulados en el recurso de apelación
interpuesto contra dicha sentencia. Agrega, que el proceso penal se tramitó de manera
regular, en el cual la actora tuvo una participación activa.

El Segundo Juzgado de Investigación Preparatoria, Supra. Esp. Trata de Personas


de Puerto Maldonado, mediante Resolución 7, de fecha 25 de marzo de 2019 (f. 94),
declaró improcedente la demanda por considerar que la recurrente pretende que en vía
constitucional cuestionar las valoraciones probatorias y las actuaciones que le
corresponde de forma exclusiva a la jurisdicción ordinaria, lo cual no está referido en
forma directa al contenido constitucionalmente protegido de los derechos invocados por
el habeas corpus; que en la cuestionada resolución suprema ha absolvió los
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cuestionamientos formulados en el recurso de apelación interpuesto contra dicha


sentencia, por lo que dicha resolución se encuentra debidamente motivada.

La Sala Penal de Apelaciones con Funciones Liquidadora de la Corte Superior de


Justicia de Madre de Dios, mediante Resolución 10 de fecha 13 de mayo de 2019 (f. 132),
confirmó la apelada por similares consideraciones.

FUNDAMENTOS

Petitorio

1. El objeto de la demanda es que se declare nula la Resolución Suprema (RN 2548-


2015) de fecha 10 de febrero de 2017 (f. 44), que declaró no haber nulidad en la
Resolución 81, sentencia de fecha 21 de julio de 2015 (f. 2), que condenó a doña
Andrea Moreno Chávez a quince años de pena privativa de la libertad efectiva como
autora del delito de tráfico ilícito de drogas en organización-adquisición
acondicionamiento, transporte y comercialización de alcaloide de cocaína a nivel
nacional e internacional (Expediente 00276-2005-2701-JM-PE-01); en
consecuencia, sea realice un nuevo juzgamiento. Se alega la vulneración de los
derechos a la libertad personal, a la debida motivación de resoluciones judiciales y
de los principios de imputación necesaria, de presunción de inocencia y de la
aplicación de la ley temporal en el tiempo.

Análisis de la controversia

2. En un extremo de la demanda, se sostiene que, que no existe prueba que acredite


que participó en el acondicionamiento y transporte de droga; que se cita la
resolución suprema recaída en el Recurso de Nulidad 1912-2005, respecto a los
requisitos de la prueba indiciaria; y que se señalan los indicios que vincularían a la
recurrente con el delito, en el que se aprecia un indicio mal justificado referido a
que arrendó su vehículo a su coprocesado, que no se acreditó con prueba alguna;
que no se justificó el ingreso económico (S/. 10,000.00 soles), para adquirir el
camión, para lo cual se dispuso la declaración de su coinculpado para esclarecer este
hecho durante el juicio oral; empero, este hecho no fue materia de investigación ni
del proceso; y que se consideró un indicio de contradicción en relación a las
declaraciones de la recurrente y a su coprocesado, por lo que se debió realizar una
confrontación entre ambos.

3. Añade, que en dicha resolución no expresa cuales fueron los indicios considerados
para demostrar que la recurrente fue autora del delito; que se consideró que se
probaron los agravantes previstos en los numerales 6 y 7 del artículo 297 del Código
Penal; es decir, sobre la pluralidad de los autores del delito y la cantidad de droga
que excedió más de 20 kg.; sin embargo, no se señala cual fue el tipo de concertación
que hubo para cometer el delito (participación plural); que se consideró que su
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coprocesado (chofer del camión) no conocía sobre la droga incautada ni a la


recurrente; sin embargo, ella fue condenada sin haber prueba suficiente; que en el
Dictamen Fiscal 215-2016, se señala que no se solicitó la declaración de su
coinculpado, porque se trata de un indicio con prueba incompleta; y en el citado
dictamen se señala que ninguno de los inculpados imputó a la actora de forma
directa; y que en la acusación fiscal no contiene una imputación contra la recurrente;
y, que se ha aplicado de forma indebida los incisos 6 y 7 del artículo 297 del Código
Penal referida a la circunstancias agravantes del delito imputado.

4. Al respecto, este Tribunal aprecia que lo que realmente se pretende en el caso de


autos es que la judicatura constitucional se pronuncie sobre la alegación de inocencia,
la subsunción de la conducta en un determinado tipo penal, la valoración de las
pruebas y su suficiencia, y la aplicación de una resolución suprema al proceso penal,
que, en principio, son materias ajenas al control constitucional del habeas corpus,
salvo que se aprecie la vulneración de algún derecho fundamental. Como quiera que
ello no se aprecia de autos, este extremo de la demanda debe ser desestimado
conforme a lo previsto por el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional

Sobre la invocada vulneración del principio de congruencia recursal

5. El artículo 139, inciso 3, de la Constitución establece los principios y derechos de


la función jurisdiccional y la observancia del debido proceso y de la tutela
jurisdiccional; en consecuencia, cuando el órgano jurisdiccional imparte justicia,
está obligado a observar los principios, derechos y garantías que la Norma
Fundamental establece como límites del ejercicio de las funciones asignadas.

6. En este sentido, la necesidad de que las resoluciones judiciales sean motivadas es


un principio que informa el ejercicio de la función jurisdiccional y, al mismo
tiempo, es un derecho fundamental de los justiciables. Mediante la debida
motivación, por un lado, se garantiza que la impartición de justicia se lleve a cabo
de conformidad con la Constitución y las leyes (artículo 138 de la Constitución) y,
por otro, que los justiciables puedan ejercer de manera efectiva su derecho de
defensa.

7. Al respecto se debe indicar que este Tribunal ha señalado en su jurisprudencia que:


“[L]a Constitución no garantiza una determinada extensión de la motivación, por lo que su
contenido esencial se respeta siempre que exista fundamentación jurídica, congruencia entre
lo pedido y lo resuelto y, por sí misma, exprese una suficiente justificación de la decisión
adoptada, aun si esta es breve o concisa, o se presenta el supuesto de motivación por remisión.
Tampoco garantiza que, de manera pormenorizada, todas las alegaciones que las partes
puedan formular dentro del proceso sean objeto de un pronunciamiento expreso y detallado
(...)” (Sentencia 01230-2002-HC/TC, fundamento 11).

8. Esto es así en tanto hay grados de motivación, pues la motivación ausente resulta
inconstitucional; sin embargo, la fundamentación jurídica que presente una
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suficiente justificación que sustente lo resuelto no resulta inconstitucional, lo que


debe ser apreciado en el caso en particular (Sentencia 02004-2010-PHC/TC,
fundamento 5). En la misma línea, este Tribunal también ha dicho que:

“El derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del
justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones no se encuentren
justificadas en el mero capricho de los magistrados, sino en datos objetivos que proporciona
e ordenamiento jurídico o los que se derivan del caso. Sin embargo, no todo ni cualquier error
en el que eventualmente incurra una resolución judicial constituye automáticamente la
violación del contenido constitucionalmente protegido del derecho a la motivación de las
resoluciones judiciales” (Sentencia 00728-2008-PHC/TC, fundamento 7).

9. Respecto al principio de congruencia recursal, este Tribunal ha señalado que dicho


principio procesal forma parte del contenido constitucionalmente protegido del
derecho a la motivación de las decisiones judiciales (sentencia emitida en el
Sentencia 08327-2005-AA/TC, fundamento 5), y que garantiza que el juzgador
resuelva cada caso concreto sin omitir, alterar o exceder las pretensiones formuladas
por las partes.

10. En el presente caso, según se aprecia de los considerados séptimo y noveno de la


Resolución Suprema de fecha 10 de febrero de 2017, se acreditó el delito con el acta
de registro vehicular y el acta de apertura de caleta en la que constan el hallazgo de
droga; que según consta del acta de registro personal de don Oliver Guillen Ñaupa,
se le halló la tarjeta de propiedad del vehículo y tarjeta SOAT a nombre de la
recurrente, del acta de pesaje de droga en el que consta que se incautó cincuenta y
dos kilos con novecientos gramos de alcaloide de cocaína del acta de incautación
de vehículo, del resultado preliminar de análisis químico correspondiente a la droga
y del dictamen pericial de química de droga; además, en relación a la valoración de
la prueba por indicios, se consideró que si bien la actora no fue intervenida en el
vehículo incautado con droga ni en posesión de ésta; sin embargo, con el acta de
registro vehicular en el que constan la tarjeta de propiedad del vehículo inscrito en
la SUNARP y tarjeta SOAT se acreditó que es su propietaria, lo cual fue ratificado
por ella misma, no obstante a que señaló que lo alquiló a su coprocesado desde el
mes de julio hasta el mes de noviembre de 2005, por la suma de S/. 500.00 soles;
versión que no se acreditó con prueba alguna; que la actora tampoco demostró la
pérdida del vehículo con alguna denuncia ni justificó ingresos para la compra del
vehículo, pues refirió que tiene carencias económicas y que en un inicio su
coprocesado señaló no conocerla, pero luego dijo que sí porque fue su chofer y
arrendador.

11. Asimismo, según se aprecia de los considerandos décimo, décimo primero y décimo
segundo de la resolución suprema en cuestión, que se ha realizado un análisis de la
valoración de la prueba circunstancial con la que se acreditó los hechos imputados
y la autoría de la recurrente.
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12. Por lo tanto, este Tribunal aprecia que, en la Resolución Suprema, de fecha 10 de
febrero de 2017, la Sala Suprema demandada se pronunció respecto a cada uno de
los agravios contenidos en el recurso de nulidad interpuesto contra la referida
sentencia.

Sobre el principio de imputación necesaria

13. Este Tribunal ha indicado que el principio de correlación o congruencia entre lo


acusado y lo condenado constituye un límite a la potestad de resolver por parte del
órgano jurisdiccional, toda vez que garantiza que la calificación jurídica realizada
en el marco de un proceso penal (tomando en cuenta lo señalado por el Ministerio
Público, en virtud de su competencia postulatoria) sea respetada al momento de
emitirse sentencia. Asimismo, cabe precisar que el juez se encuentra premunido de
la facultad para poder apartarse de los términos de la acusación fiscal, en tanto
respete los hechos que son objeto de acusación, sin que cambie el bien jurídico
tutelado por el delito acusado, así como que respete el derecho de defensa y el
principio contradictorio [Sentencias 02179-2006-PHC/TC y 00402-2006-
PHC/TC].

14. De ahí que el juzgador penal puede dar al hecho imputado una distinta definición
jurídica sin que ello comporte per se la tutela de diferente bien jurídico que no sea
el protegido por el ilícito imputado, pues la definición jurídica al hecho imputado
por un tipo penal que tutele otro bien jurídico, en principio, implicaría la variación
de la estrategia de la defensa que en ciertos casos puede comportar la indefensión
del procesado.

15. En el presente caso, conforme se advierte del numeral 1.5 del considerando primero,
de la sentencia de fecha 21 de julio de 2015, que el Ministerio Público formuló
acusación contra la recurrente por el delito de tráfico ilícito de drogas en
organización-adquisición acondicionamiento, transporte y comercialización de
alcaloide de cocaína a nivel nacional e internacional: a) porque la imputada no
denunció la desaparición o robo de su vehículo de placa de rodaje WO-8191; b)
porque don Oliver Guillen Ñaupa, en sus declaraciones preliminar e instructiva
señaló no conocer a la propietaria del vehículo, sin embargo, al momento de ser
examinado durante el juicio oral, indicó que sabía que la actora era la propietaria
del vehículo; y, c) porque no existe en autos prueba alguna que demuestre la
separación o perdida del mencionado vehículo días antes de sucedidos los hechos
hasta la fecha en que fue detenida.

16. Si bien, la Primera Fiscalía Suprema en lo Penal en su Dictamen Fiscal 215-2016,


de fecha 18 de febrero de 2016, opinó porque se declare la nulidad de la Resolución
81, sentencia de fecha 21 de julio de 2015 y solicitó que se realice un juicio oral;
sin embargo, la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de
la República, ha justificado su decisión de declarar no haber nulidad en la referida
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sentencia, pues ha cumplido con la exigencia constitucional de motivación de las


resoluciones judiciales, adecuada a las condiciones legales de la materia, al sustentar
a través de la Resolución Suprema de fecha 10 de febrero de 2017 (f. 44 y ss.), que
la responsabilidad de la recurrente en la comisión del delito imputado se encontraba
acreditada conforme se advierte de sus considerandos séptimo, noveno, décimo,
décimo primero y décimo segundo; es decir, que la resolución suprema contiene la
suficiente argumentación en relación a la controversia planteada en el citado
dictamen emitido en referencia al sustento de la presunta deficiencia de la
valoración de los medios probatorios (en tanto a los indicios probatorios respecto a
los datos fácticos).

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere


la Constitución Política del Perú

HA RESUELTO

1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda respecto a los fundamentos 2, 3 y 4


supra.

2. Declarar INFUNDADA la demanda en lo que se refiere a la afectación a la debida


motivación de resoluciones judiciales y de los principios de congruencia procesal y
de imputación necesaria.

Publíquese y notifíquese.

SS.

LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

PONENTE BLUME FORTINI


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ANDREA MORENO CHÁVEZ

FUNDAMENTO DE VOTO DE LA MAGISTRADA LEDESMA NARVÁEZ

En el presente caso, coincido con el sentido de la sentencia que declara improcedente e


infundada la demanda y los fundamentos que la respaldan; empero, considero necesario
hacer las siguientes precisiones:

1. En las SSTC Exps. 02920-2012-HC/TC y 07717-2013-HC/TC, se sostuvo que, en


aplicación del artículo 5 de la Ley Orgánica del Ministerio Público (LOMP), cuando
un actuado es de conocimiento del fiscal superior o supremo, el criterio de estos
últimos es el que debe primar en relación con el criterio de los fiscales de menor
jerarquía. Así también, se dijo que, reconociendo la “prevalencia de la opinión de
mayor grado”, corresponderá al órgano jurisdiccional motivar adecuadamente por
qué se aparta de la opinión del fiscal de mayor jerarquía.

2. Sin embargo, esta aplicación del principio de jerarquía del Ministerio Público, tal
como se formuló, privilegia un aspecto formal, como es la mayor jerarquía del órgano
fiscal, sobre el aspecto sustantivo, esto es, las competencias establecidas por ley. De
hecho, la jurisprudencia citada contempla específicamente el ámbito de los
dictámenes fiscales emitidos de manera consultiva ante la interposición de un medio
impugnatorio.

3. Ahora bien, los fiscales no actúan regidos bajo el principio de independencia, como
ocurre en el caso de los jueces, dado que a ambos les compete funciones distintas.
Mientras que el Ministerio Público, tal como lo señala expresamente el artículo 159,
inciso 1, de la Constitución, se encarga primordialmente de promover la acción
judicial en defensa de la legalidad y de los intereses públicos tutelados por el derecho;
el Poder Judicial, a través de sus miembros, ejerce la función jurisdiccional, mediante
la cual imparte justicia a las partes que acuden a solicitarla.

4. De tal suerte que el Ministerio Público claramente se identifica como una parte en el
marco del proceso penal, si bien a favor de la legalidad, pero parte, al fin y al cabo;
mientras que, el Poder Judicial sí desempeña una labor de tercero equidistante a las
partes. Es por ello por lo que, respecto de la labor del Ministerio Público, rigen los
principios de “unidad de actuación” y “dependencia jerárquica”, con sujeción al
principio de legalidad:

a) El principio de unidad de actuación: exige que los distintos órganos del


Ministerio Público (fiscalías) y sus funcionarios (fiscales) actúen en los procesos
aplicando los mismos criterios, de tal forma que la actuación del Ministerio
Público ante casos semejantes sea sustancialmente idéntica, al margen de cuál
sea la fiscalía en concreto que deba actuar en ese asunto y sea cual sea el fiscal
encargado en cada caso.
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b) El principio de dependencia jerárquica: significa que se somete la actuación de


cada fiscal en los asuntos que intervenga al criterio que pueda impartirle sus
superiores, quienes pueden fijar los criterios de actuación que se concretarán en
las circulares, directivas y resoluciones administrativas.

5. A modo de ejemplo, los principios de unidad de actuación y dependencia jerárquica


se concretizan claramente con la emisión de la Directiva 002-2013-MP-FN,
“Actuación Fiscal en la Prisión Preventiva conforme al Código Procesal Penal del
2004, puesto en vigencia mediante Ley 30076”. Y es que en dicho instructivo se
establecen las pautas mínimas que deben respetar los fiscales para solicitar ante el
juez competente una medida de prisión preventiva en contra de un imputado, lo que
además garantiza una actuación uniforme por parte de los miembros del Ministerio
Publico.

6. Este Tribunal considera que este es el ámbito donde debe regir el principio de
jerarquía, de acuerdo con lo señalado expresamente en el artículo 5 de la LOMP y no
en el ejercicio de las competencias de los diversos órganos fiscales en el marco de
una impugnación del fiscal de mayor grado únicamente por su jerarquía, ya que
desconoce la autonomía con la que cuenta todo fiscal en el ejercicio de sus
atribuciones.

7. Así también lo señaló este Tribunal Constitucional en la STC Exp. 06204-2006-


HC/TC:

17. […] de acuerdo con el artículo 5 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, se
reconoce también un principio de jerarquía, según el cual los Fiscales pertenecen a un
cuerpo jerárquicamente organizado y deben sujetarse a las instrucciones que les
impartan sus superiores. Tal disposición, si se quiere que sea conforme a la
Constitución, sólo se justifica si de lo que se trata es de dotar de coherencia y unidad al
ejercicio de las funciones constitucionales que establece el artículo 159 de la
Constitución. De ahí la necesidad de que se establezcan también relaciones de
coordinación conjunta entre los Fiscales de los distintos niveles, en atención a que la
política de persecución criminal no puede ser definida por cada fiscal o juez en
particular, pues ello corresponde al propio Estado.

18. Pero ese principio de jerarquía no puede llevar a anular la autonomía del Fiscal de
menor jerarquía en el ejercicio de sus atribuciones. De ahí que se debe señalar que el
artículo 5 de la Ley Orgánica del Ministerio Público no puede implicar, de ninguna
manera, que los Fiscales de menor jerarquía se conviertan en una suerte de “mesa de
partes” de sus superiores […].

8. En el presente caso, conforme se advierte del numeral 1.5 del considerando primero,
de la sentencia de fecha 21 de julio de 2015, que el Ministerio Público formuló
acusación contra la recurrente por el delito de tráfico ilícito de drogas en organización-
adquisición acondicionamiento, transporte y comercialización de alcaloide de cocaína
a nivel nacional e internacional: a) porque la imputada no denunció la desaparición o
robo de su vehículo de placa de rodaje WO-8191; b) porque don Oliver Guillen Ñaupa,
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en sus declaraciones preliminar e instructiva señaló no conocer a la propietaria del


vehículo, sin embargo, al momento de ser examinado durante el juicio oral, indicó que
sabía que la actora era la propietaria del vehículo; y, c) porque no existe en autos
prueba alguna que demuestre la separación o pérdida del mencionado vehículo días
antes de sucedidos los hechos hasta la fecha en que fue detenida.

9. Si bien, la Primera Fiscalía Suprema en lo Penal en su Dictamen Fiscal 215-2016, de


fecha 18 de febrero de 2016, opinó porque se declare la nulidad de la Resolución 81,
sentencia de fecha 21 de julio de 2015 y solicitó que se realice un juicio oral; sin
embargo, la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la
República, ha justificado su decisión de declarar no haber nulidad en la referida
sentencia, pues ha cumplido con la exigencia constitucional de motivación de las
resoluciones judiciales, adecuada a las condiciones legales de la materia, al sustentar
a través de la Resolución Suprema de fecha 10 de febrero de 2017 (f. 44 y ss.), que
la responsabilidad de la recurrente en la comisión del delito imputado se encontraba
acreditada conforme se advierte de sus considerandos séptimo, noveno, décimo,
décimo primero y décimo segundo.

10. Así pues, no observo que la resolución suprema cuestionada, al haber declarado no
haber nulidad en la sentencia que condenó a la actora a quince años de pena privativa
de la libertad efectiva, haya infringido el principio jerarquía del Ministerio Público,
más aún cuando dicha resolución está debidamente motivada, pues contiene la
suficiente argumentación en relación a la controversia planteada en el citado
dictamen emitido en referencia al sustento de la presunta deficiencia de la valoración
de los medios probatorios (en tanto a los indicios probatorios respecto a los datos
fácticos).

S.

LEDESMA NARVÁEZ
EXP. N.° 02363-2019-PHC/TC
MADRE DE DIOS
ANDREA MORENO CHÁVEZ

VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO SARDÓN DE TABOADA

Con el debido respeto por mis colegas magistrados, emito el presente voto singular.

La demanda pretende la nulidad de la Resolución Suprema (R.N. 2548-2015) de 10 de


febrero de 2017 (f. 44), que a su vez declaró no haber nulidad en la Resolución 81,
sentencia de 21 de julio de 2015 (f. 2), que condenó a la recurrente a quince años de pena
privativa de la libertad efectiva como autora del delito de tráfico ilícito de drogas
(Expediente 00276-2005-2701-JM-PE-01).

En este caso, la condena de la demandante se sustenta en los siguientes indicios: que es la


propietaria del vehículo donde se encontró la droga; que aunque refirió haber arrendado
el mismo, ello no aparece probado; que no denunció la pérdida del vehículo; que no
justificó los ingresos necesarios para su compra (S/. 10,000); y, que el chofer del mismo
declaró no conocerla, pese a que ella refirió que se lo había alquilado.

No obstante, dichos indicios no vinculan a la demandante con el delito imputado. Bajo la


lógica aplicada por la Sala emplazada, basta con que se utilice un bien en la comisión de
un delito, para que el propietario aparezca como coautor o cuando menos cómplice.

Los indicios que se requieren para vincular a una persona a los hechos investigados, deben
permitir acreditar que tuvo conciencia de la realización de un comportamiento típico
objetivo. Ello no se deriva de los que fueron considerados para acreditar la
responsabilidad de la demandante, siendo evidente que no desvirtúan la presunción de
inocencia.

Por estas razones, considero que la demanda debe declararse FUNDADA, y en


consecuencia, NULA la Resolución Suprema (R.N. 2548-2015) de 10 de febrero de 2017
(f. 44), debiendo reponerse el proceso al estado de emitir nueva decisión.

S.

SARDÓN DE TABOADA

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