Carmen Martín Gaite

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LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 2.

º Bachillerato Rosa Asensio

ENTRE VISILLOS
CARMEN MARTÍN GAITE

1. TENDENCIAS DE LA NARRATIVA ESPAÑOLA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO


XX. LA APORTACIÓN DE CARMEN MARTÍN GAITE

1.1. LA NOVELA DE LA INMEDIATA POSGUERRA

La llegada de la autarquía totalitarista a nuestro país en 1939 se va a traducir, junto a otros fenómenos
del ámbito literario, en la proliferación de una novela que rompe, necesariamente, con la tradición y las
vanguardias del primer cuarto de siglo. España, desorientada y rota por el desastre de la guerra civil, hace frente
a la diáspora de quienes sufren la angustia y el desarraigo de la posguerra en el exilio. Entre los que se quedan,
la única alternativa a la ideología hipernacionalista y conservadora del nuevo régimen es la resistencia
silenciosa1. La institucionalización de la censura dará lugar, a partir de ese momento, a una hermenéutica de la
novela en la que la figura del censor se interpone y condiciona ostensiblemente la antigua relación de privacidad
escritor-lector. Es así como surge, podría decirse, la escisión entre una lectura pública u oficial y una lectura
privada o heterodoxa de la narrativa de posguerra. Fueron escogidas por el regimen, lecturas de bien.

Para el recién instaurado régimen, la imagen pública de una España unida y armónica fue desde muy pronto
en todos una cuestión prioritaria. Maquillar los detalles macabros de la vida cotidiana, así como la eliminación de lo soez
los ambitos. y de alusiones a lo sexual, fueron, entre otros, objetivos a cumplir no solo en la prensa, sino también en la literatura
o el cine, donde el NODO (noticiario de proyección obligada en todas las salas de cine) se convertiría a lo largo
de cuatro décadas en máximo exponente de la propaganda del régimen. Dentro de esta lectura de lo público, el
fascismo aparece como referente último de la sociedad y confiere a Franco («Caudillo de España por la gracia de
Dios») no ya entidad de persona, sino de deidad. No es admisible, por tanto, cuestionar públicamente aspectos del
sistema, pues este proyecta «a imagen y semejanza» el fiel reflejo de su «creador».
Las novelas publicadas en estos años se adscriben en general a dos tendencias: la novela triunfalista y la
novela existencial. A ellas debemos añadir la novela tremendista, que es, en realidad, una manifestación extrema
de la novela existencial.
1) La novela triunfalista, de clara orientación ideológica (falangismo, moralismo conservador,
catolicismo…), defiende los valores tradicionales (Dios, Patria, Familia) y justifica la Guerra Civil y sus
consecuencias, culpando de ellas al bando perdedor. En estas novelas los personajes son analizados según su
carácter y comportamiento o funcionan como símbolos de ideas o conflictos. Entre los autores que cultivan este
tipo de novelas están Rafael Sánchez Mazas, Rafael García Serrano, Agustín de Foxá, Juan Antonio de
Zunzunegui o Ignacio Agustí.
2) La novela de corte existencial y tremendista se centra temáticamente en la incertidumbre de los
destinos humanos (desasosiego, soledad, desarraigo, muerte, fracaso) y en la ausencia o dificultad de
comunicación personal (inadaptación, frustración).
dificiles, con una vida dificil y ademas
Los personajes son unas veces oprimidos o violentos, otras son personajes indecisos que se debaten en el
conflicto y la duda, muy diferentes de los héroes idealizados de la novela triunfalista. Son presentados en

1
Historia de una escalera y Entre visillos comparten esa poética del silencio. La trayectoria personal y familiar de sus autores
les aleja del discurso político triunfante. En sus obras son capaces de insinuar su visión ácida de la sociedad
contemporánea a través de diálogos costumbristas e intrascendentes, cuyos silencios los ha de rellenar el lector. A través
de estos se insinúan las condiciones de vida de unos personajes anodinos, sin demasiadas expectativas de vivir una vida
diferente a la que su clase social les depara. En ambos casos se trata de obras premiadas cuyos galardones les abrieron las
puertas del campo literario a Buero Vallejo y a Carmen Martín Gaite, escritores singulares en su contexto: un preso político
y una mujer.
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situaciones de máxima tensión y extremo límite: en el vacío, la repetición y la náusea, en la culpa, el sufrimiento
y el combate o ante la inminencia de la muerte.
Estas son novelas de corte realista, en las que destaca la aparición de un narrador en primera persona
que rememora el tiempo pasado (narradores-protagonistas son Pascual Duarte, un condenado a muerte; Lola,
una prostituta; Pedro, el protagonista de la novela de Delibes, es un hombre atormentado y complejo; o Andrea,
la protagonista de Nada, una estudiante angustiada y desorientada). Son la expresión del reflejo amargo de la
vida cotidiana.
En este ámbito irrumpen con fuerza novelas que se caracterizaron por exagerar los aspectos más crudos
de la vida, y que fue motivo de duras críticas: La familia de Pascual Duarte, publicada por Camilo José Cela en
1942, aunque en un principio fue acogida como novela moralmente ejemplar, resulta significativo que la censura
se oponga, un año más tarde, a su reedición. En la misma línea se inscribe Nada, de Carmen Laforet, quien en
1944 se hace con la primera convocatoria del premio Nadal. Se trata en ambos casos de novelas paradigmáticas
que provocarán el desasosiego constante de los críticos del régimen, quienes advierten en ellas un parapeto al
pretendido orden de cohesión y armonía. Finalmente, La sombra del ciprés es alargada, con la que Miguel Delibes
ganó también del Premio Nadal (1947), es una novela presidida por el pesimismo, la desesperanza y por las
sucesivas muertes de los familiares, amigos y la novia del protagonista.

1.2. LA GENERACIÓN DEL MEDIO SIGLO O GENERACIÓN DEL 50

Los años cincuenta se caracterizan, además de por los cambios políticos y sociales que se dan (fracaso de
la autarquía, ligera apertura hacia el exterior, primeras protestas contra la dictadura…), por la aparición de una
nueva tendencia estética, el realismo social. En el campo de la novela predominará la novela social, que busca
reproducir fielmente la realidad que quiere retratar (es realista) y que busca de manera más o menos explícita una
intención social (denuncia la desigualdad, la miseria, el atraso o la falta de libertades).
La narrativa de esta década ha sido denominada de diversos modos: neorrealismo, objetivismo, realismo
crítico, realismo social o novela social. Dos son sus rasgos característicos: la temática social (el desplazamiento
del centro de gravedad de lo individual a lo colectivo) y su incardinación en la tradición literaria del realismo.
Estos novelistas sociales2 comparten influencias recibidas: muestran admiración por Galdós, Clarín,
Baroja y Sénder, pero también han leído las novelas del neorrealismo italiano, de la generación perdida de
Estados Unidos y del «nouveau roman» francés. Además, reciben la influencia teórica de los pensadores
marxistas (Lukács, principalmente) y de los escritores existencialistas (Jean Paul Sartre o Albert Camus).

1.2.1. TEMAS

Para los autores del medio siglo, la literatura debía tener un valor instrumental. Por tanto, debía reflejar
las circunstancias sociohistóricas en las que estaba inscrita y servir para transformar la realidad, de acuerdo
con la noción de compromiso o engagement formulada por el filósofo francés Jean-Paul Sartre.
Los temas principales de la novela social son, en consecuencia, la falta de libertad, las injusticias sociales
y, en general, las penosas condiciones de vida de la gente común en la España de posguerra: las duras condiciones
de la vida en el campo, el atraso económico y cultural de España, la emigración que llega a las ciudades, la miseria
y la marginación de los suburbios, la vida insustancial de la burguesía…
Todo ello presentado desde un punto de vista crítico que oscila entre la denuncia explícita y una actitud
más neutral, que pretende documentar una realidad que se juzga por sí misma.

2
Junto con Carmen Martín Gaite, destacan en la década de los 50 del siglo XX varios autores de renombre e importancia
que vienen a configurar la nómina de la Generación del medio siglo, aunque algunos de ellos prolongaron su obra hasta
finales de la centuria: Carmen Laforet (1921-2004), Ana María Matute (1925-2014), Josefina Aldecoa (1926-2011),
Rafael Sánchez Ferlosio (1927-2019), Ignacio Aldecoa (1925-1969) y Juan García Hortelano (1928-1992).
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"como una camara de fotos"

1.2.2. EL OBJETIVISMO COMO PRINCIPAL TÉCNICA NARRATIVA nueva forma de contar historias.

Los novelistas del medio siglo proponen romper con la narrativa anterior e introducir una innovadora
manera de contar historias que recibe el nombre de objetivismo, que consiste en describir la realidad de manera
imparcial, como la grabación de una cámara cinematográfica, por medio de un narrador en tercera persona
que se limita a registrar los diálogos de los personajes y a mostrar sus comportamientos.
El objetivismo pretende, así, la desaparición de la figura del narrador. Este enfoque introduce una serie de
innovaciones técnicas y formales en la novela:
• El objetivismo determina la total y absoluta desaparición del narrador. Para ello se adopta una perspectiva de cámara
cinematográfica: relato en tercera persona, eliminación de transiciones narrativas y preponderancia de los valores
visuales.
• El objetivismo conlleva un nuevo modo de presentar a los personajes, que se manifiestan solo exteriormente con sus
reacciones, gestos y palabras, a través de las cuales conoceremos su carácter, procedencia y su pasado. Esto supondrá
que se transcriban fielmente los diálogos («magnetofonismo») y se rechace la introspección como forma de
conocimiento de los personajes. La influencia de la teoría psicológica del behaviorismo es patente, pues señala que
el conocimiento de las personas se obtiene únicamente por medio de sus reacciones externas frente a los distintos
estímulos.
• El «autor-cámara» percibe el ambiente solo en sus características externas. Se descartan las prolijas descripciones de
las novelas de los autores novecentistas que asociaban a un paisaje su sensibilidad poética, su imaginación o alusiones
culturalistas. Se rechaza igualmente todo impresionismo subjetivista. Se prefieren las descripciones «desnudas»,
nada prolijas, que únicamente reflejan lo indispensable, sin ningún tipo de divagación.
• El objetivismo adopta el estilo característico de la crónica, desnudo y directo, de gran sencillez y solidez.

1.2.3. OTRAS CARACTERÍSTICAS DE LA NOVELA SOCIAL DE LOS 50

1) Estas obras suelen presentar un protagonista colectivo o múltiple que encarna ciertos problemas (sufrimiento,
soledad social…). La falta de un protagonista concreto trae consigo también la ausencia de valores individualistas. En
general, son personajes que se nos muestran como seres pacientes, pasivos, que se limitan a estar y no porque no
conozcan una meta, sino porque padecen el sufrimiento y el aislamiento social.
2) En la presentación de los problemas sociales, los autores buscan normalmente la condensación espacial y temporal.
Se circunscriben a un solo lugar (un pueblo o un barrio o una ciudad, en diferentes localizaciones) y a un tiempo
novelesco breve (uno o pocos días). El tiempo limitado y la variedad de localizaciones provocan que existan múltiples
acciones protagonizadas por diferentes personajes y que transcurran simultáneamente. El autor deberá presentar las
diferentes acciones de modo casi cinematográfico, acumulando sucesivas secuencias narrativas que se separan unas
de otras y que siempre siguen un orden lineal o cronológico.
3) Asunto y argumento social, en el sentido de sociedad ordinaria y cotidiana. Especialmente, versa sobre los
problemas de realización personal y las inquietudes de la mujer provinciana, pero también se recogen situaciones
proletarias. En general, los autores se mueven por un deseo de transformación social.
4) La trama recoge alusiones a aventuras próximas a la novela rosa o de romance amoroso, sin caer en el
subgénero ni en lo cursi. El trasfondo es semejante: vida anodina e imaginariamente amorosa con el matrimonio
como objetivo, pero se incorpora una atmósfera existencialista al mundo femenino que confiere a la novela un aura
que sigue la estela del modelo francés de Simone de Beauvoir, esposa del filósofo existencialista Jean-Paul Sartre.
5) Huida del tremendismo característico del primer Cela: no se trabajan los matices más oscuros y morbosos.
6) Reducción del psicologismo: porque intentar captar o contar la psicología de los personajes se antoja un juego
burgués.
7) Sobriedad del lenguaje: preferencia por una expresión lingüística sencilla y conversacional o coloquial. Predomina,
por ende, el diálogo, pero se trata de un diálogo vacuo, vacío en cuanto a aportación comunicativa de trascendencia u
hondura.
8) Ausencia de experimentalismo en los recursos narrativos. Se narran historias a modo de pequeños retablos de la vida
provinciana: acontecimientos enredados, de manera muy sencilla, de varios personajes que tienen contactos entre sí.
Lo anodino de lo cotidiano, sin sobresaltos, esto es, el aburrimiento, se traslada a los sucesos narrados. La novela es
lo contrario de lo rocambolesco.

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* Enfoques del realismo
social: Objetivismo, realismo
critico y realismo intimista.
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* Objetivismo: Asensio
imparcial, narra lo que ve y
oye.
*Realismo Critico:
1.2.4. ORIENTACIONES ESTÉTICAS O ENFOQUES DEL REALISMO SOCIAL

OBJETIVISMO
Propone dar un testimonio escueto, sin aparente intervención del autor. En este enfoque la actitud objetiva es
extrema, el narrador llega casi a desaparecer, convertido en una cámara cinematográfica que se limita a recoger
lo que ve y lo que oye con total imparcialidad. Las novelas más representativas de esta tendencia son Los bravos
(1954), de Fernández Santos, y especialmente El Jarama (1955), de Rafael Sánchez Ferlosio.
REALISMO CRÍTICO
No se limita a reflejar la realidad, sino que pone de relieve las miserias e injusticias con ánimo de denuncia,
por lo que la crítica social y política se lleva a cabo de forma explícita. Las obras más representativas de esta
tendencia son Central Eléctrica, de López Pacheco y Las ratas, de Miguel Delibes.
REALISMO INTIMISTA
Su mejor exponente es Entre visillos (1957), de Carmen Martín Gaite. Pese a ser una novela de tema social, nos
presenta desde un enfoque intimista fragmentos de la vida monótona e insatisfecha de un grupo de chicas
de clase media en una ciudad de provincias. En la organización del relato, la autora emplea diferentes voces
narrativas gracias a las que el lector conoce los acontecimientos desde distintos puntos de vista: el de un
narrador externo que relata los hechos con objetividad; el de Pablo Klein, un profesor alemán que aparece como
testigo de unos hechos sobre los que nos da su opinión, y el de la joven Natalia, que, a través de su diario, nos
muestra su vivencia íntima de los sucesos.

1.3. RENOVACIÓN DE LA NARRATIVA EN LOS AÑOS 60

A comienzos de los años sesenta varios factores contribuyen a que muchos escritores se replanteen los
presupuestos ideológicos y estéticos del realismo social. El inmovilismo del régimen franquista, el desarrollismo
económico y el auge de los medios de comunicación de masas ponen en evidencia la ingenua pretensión de hacer
de la literatura un arma revolucionaria en un país que apenas lee. En consecuencia, los autores de narrativa social
se interesaron por modelos narrativos europeos y norteamericanos y por la inclusión de la narrativa
hispanoamericana, que desplazaban el foco narrativo hacia el lenguaje mismo.
Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos, marcó la transición hacia esta nueva etapa narrativa. A
esta novela inaugural siguieron Señas de identidad, de Juan Goytisolo (1965), Últimas tardes con Teresa (1966),
de Juan Marsé y la aparición en este mismo año de Cinco horas con Mario de Miguel Delibes, largo monólogo
de una viuda mientras vela el cuerpo de su marido con el que Delibes refiere la historia de ambos.
Hasta el fin de la dictadura y durante los años de la transición a la democracia estos escritores siguieron las
pautas descritas en novelas como Reivindicación del conde don Julián, de Juan Goytisolo (1970), o La oscura
historia de la prima Montse, de Juan Marsé (1970).

1.4. LA NARRATIVA DESDE 1975 A LA ACTUALIDAD


leer por
encima
pa chillear A partir de 1975, fecha de la muerte de Franco, el panorama de la novela española se diversifica. Se observa
una vuelta a la peripecia y al suspense en la narración, desdeñados en los años anteriores. El excesivo
hacer
resumen experimentalismo formal había supuesto una pérdida alarmante de lectores, lo que aumentó el impacto de la
con
pinzas. novela de Eduardo Mendoza La verdad sobre el caso Savolta (1975), ambientada en los años veinte en Barcelona.
La novela actual asume el papel de bien de consumo que intenta fidelizar a un amplio público lector. El
incremento de certámenes literarios ha motivado el aumento de autores y tendencias atentos al mercado editorial.
Muchos escritores se prodigan en la prensa, la radio, la televisión y cultivan con frecuencia los géneros
periodísticos de opinión. Esta proliferación de novelas ha supuesto una recuperación de formas más tradicionales,
próximas al realismo existencial y al lirismo de la narrativa anterior, sin renunciar a las innovaciones del género

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o la incorporación de nuevos soportes como el libro digital. La narrativa de Carmen Martín Gaite atraviesa
prácticamente toda la segunda mitad del siglo XX. Su producción evolucionó conforme lo hacía la novela
española. Si sus inicios se sitúan junto al realismo objetivista, no sin aportar personales matices que veremos en
el análisis de Entre visillos, su obra avanzó hacia la renovación formal a través de la indagación sobre el punto de
vista, la polifonía narrativa y la difuminación de las fronteras entre el mundo real y el mundo fantástico, como
reflexiona en sus ensayos sobre el género narrativo. Sus estudios sobre el relato maravilloso la llevaron hacia una
literatura de carácter fantástico que le aportó notoriedad y una voz singular en la narrativa de la etapa democrática.

leer. 2. TRAYECTORIA BIOGRÁFICA Y LITERARIA DE CARMEN MARTÍN GAITE

Carmen Martín Gaite nació en 1925, durante la dictadura de Primo de Rivera, en el seno de una familia
salmantina culta y liberal. Este hogar, junto a la vivienda veraniega de la familia materna en Galicia, constituye
un espacio mítico en su narrativa. En 1936 se matriculó en el Instituto Femenino de Enseñanza Media de
Salamanca y en 1943 en la Facultad de Filosofía y Letras de esta misma ciudad en donde conoce a Agustín García
Calvo e Ignacio Aldecoa, quien fue fundamental en su formación literaria.
En 1948 se trasladó a Madrid para realizar su doctorado. Allí entró en contacto con otros jóvenes autores
agrupados alrededor de la Revista Española (1953-54), en la que Martín Gaite publicó sus primeros cuentos. En
1953 se casó con el escritor Rafael Sánchez Ferlosio. Al año siguiente ganó el premio Café Gijón de relato corto
con El balneario, que se convirtió en su primer libro. La década de los cincuenta fue intensa para la joven Carmen:
se produjeron la temprana muerte de su hijo, el nacimiento de su hija y la concesión del premio Nadal en 1957 a
su novela Entre visillos, obra que la consagró.
En 1963 publicó su segunda novela, Ritmo lento, y comenzó a investigar sobre el siglo XVIII español,
interés que da origen a su producción ensayística. Los setenta se iniciaron con su separación de Sánchez Ferlosio
y su vuelta a la novela con Retahílas (1973) y El cuarto de atrás (1978), obras que dan comienzo a un nuevo ciclo
narrativo fundamentado en la búsqueda del interlocutor.
Durante los años ochenta fue guionista de importantes proyectos televisivos. Viajó varias veces a Estados
Unidos, en cuyas universidades se analizaba y estudiaba su aportación a la escritura femenina, tema abordado en
libros como Desde la ventana, enfoque femenino de la literatura española (1987) y El cuento de nunca acabar,
que recoge reflexiones sobre la experiencia literaria y el género narrativo. En 1985 falleció su hija, víctima del
sida. Tradujo esta dura experiencia en una honda reflexión vital y la necesidad de escribir a un lector ausente al
que se ha de mostrar el mundo definitivamente perdido. En esta década recibió galardones como el premio
Anagrama de Ensayo por Usos amorosos de la postguerra española (1987), el premio Príncipe de Asturias (1988)
y, ya en 1994, el Nacional de las Letras.
Martín Gaite publicó en la última década del siglo y de su vida un importante conjunto de novelas y ensayos
que avalan su lugar en las letras hispánicas. En 1990 aparece Caperucita en Manhattan, una ingeniosa revisión
del cuento clásico; y en los años siguientes publicó Nubosidad variable (1992); La reina de las nieves (1994); Lo
raro es vivir (1996) e Irse de casa (1998), novelas con las que culmina una trayectoria que, si bien se inicia en el
realismo de los años cincuenta, evoluciona hacia nuevas formas, fruto de las inquietudes de una escritora atenta
siempre a su entorno y en diálogo con los más jóvenes. Víctima de una rápida enfermedad, falleció en Madrid el
23 de julio de 2000. Tras su muerte aparecieron una novela inconclusa (Los parentescos, 2001), un texto inédito
de 1949 (El libro de la fiebre) y un ensayo como Cuadernos de todo (2002), además de otros textos personales.

3. ETAPAS Y EVOLUCIÓN DE LA OBRA DE CARMEN MARTÍN GAITE

La obra de Carmen Martín Gaite plantea, en su conjunto, su voluntad de establecer un diálogo con la
realidad, bien desde la mirada del testigo que ve o escucha, bien desde la evocación y reconstrucción de la
memoria. Desde sus inicios presenta una tendencia tanto a la indagación sobre el mundo onírico y fantástico como
a la descripción detallista de la realidad envolvente como leemos en Entre visillos. Aunque el éxito aportado por
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Entre visillos la encasilló durante mucho tiempo en el realismo, la mayor parte de su obra gira en torno a
preocupaciones como la rutina, la comunicación y la incomunicación, la soledad, el recuerdo, la construcción de
las relaciones personales, etc.
A pesar de estos rasgos comunes de estilo, sus estudiosos observan que se trata de una obra escrita en
consonancia con los acontecimientos que envuelven la historia pequeña (la intrahistoria unamuniana) del país.
Esta trayectoria señala además el interés de la autora por renovar la técnica narrativa y asimilar las novedades
estudiadas en el apartado anterior. Para su estudio, segmentaremos la narrativa de Martín Gaite en tres etapas.

3.1. NARRATIVA ANTERIOR A 1970: REALISMO OBJETIVO Y RENOVACIÓN FORMAL


leer.
Como hemos visto anteriormente, la tendencia neorrealista muestra el contexto circundante a través de un
narrador que se sitúa como un testigo de lo que ve, sin que medie la denuncia o juzgue esta realidad desde su
omnisciencia ante el lector. Este último debe ser quien termine extrapolando sus propias conclusiones a partir de
unas novelas en las que se describe el ambiente de pobreza, de vacío y esterilidad de la sociedad contemporánea.
Este modelo narrativo viene a conformar, en mayor o menor grado, las dos primeras novelas publicadas de Martín
Gaite: Entre visillos y Ritmo Lento. Las condiciones en las que vive el protagonista de esta última novela, David
Fuentes, determinan la inadaptación del mismo al medio, como le sucede a Pedro, protagonista de Tiempo de
Silencio, de su amigo Luis Martín Santos, publicada el mismo año. Un entramado psicológico que rompe con el
realismo anterior, pero que no logró captar a un amplio número de lectores. Corresponden también a este periodo
dos colecciones de cuentos de Martín Gaite, El Balneario y Las ataduras.

3.2. NARRATIVA ANTERIOR A 1990: LA BÚSQUEDA DEL INTERLOCUTOR

Agotados el realismo objetivo en la novela experimental, la narrativa del último cuarto del siglo camina
hacia la búsqueda interior de la propia experiencia del autor, recurriendo a la memoria personal o a la histórica
para revisar el pasado inmediato. En este contexto, tras un silencio de once años, nuestra autora publica Retahílas,
una novela dialógica que relata el reencuentro de Eulalia y Germán, tía y sobrino, durante la noche en la que
leer. aguardan la muerte de Matilde, abuela y bisabuela de ambos y en la que, a través de largos monólogos, los
personajes dan cuenta de lo que ha sido su vida hasta ese momento.
Además de Fragmentos de interior (1976), Martín Gaite publica en 1978 El cuarto de atrás, con la que
gana el Premio Nacional de Literatura y en la que recurre de nuevo a la recuperación de la memoria, pero en esta
ocasión a través de su autobiografía en la que aflora la historia reciente, una vez finiquitado, con la muerte del
dictador, el franquismo. Recurre también a la metaficción al reflexionar, en la propia novela, sobre el oficio del
escritor y la esencia del género narrativo. En su argumento recurre al tópico de una noche de insomnio en la que
la autora recibe la extraña visita de un desconocido que desea entrevistarla. La autora presenta recuerdos de su
infancia y juventud, reflexiones sobre su obra y obsesiones literarias, anotaciones sobre la historia reciente. La
historia finaliza sin que el lector sepa si todo ha sido fruto de un sueño o una conversación real.
Durante la década de los ochenta, Carmen Martín Gaite publica dos relatos para niños, El castillo de las
tres murallas y El pastel del diablo, que anuncian las líneas emprendidas por su narrativa en su última etapa,
deudora de la literatura de tradición oral y del cuento maravilloso. Sus reflexiones sobre este género aparecen en
su ensayo El cuento de nunca acabar (1983).

3.3. NARRATIVA A PARTIR DE 1990: DEL CUENTO MARAVILLOSO A LA ESCRITURA DEL YO

La última etapa de la obra narrativa de Carmen Martín Gaite es la más productiva y la más reconocida por
los lectores. En 1990 publica Caperucita en Manhattan. El relato sigue la estela del cuento maravilloso infantil,
si bien la historia no está exclusivamente destinada a ese público. Partiendo de la historia escrita por Perrault, la
novelista presenta a Sara Allen en su periplo de Brooklyn a Manhattan para visitar a su abuela, una particular
anciana alejada de la caracterización que le otorga el cuento tradicional. Se trata de una novela de aprendizaje,
que reivindica el poder de la fantasía y lo maravilloso en el ser humano.
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ver un poco, comentar en filosofia

En consonancia con este modelo literario, en el que se parte de un texto reconocible y sobre el que se
desarrolla el universo ficcional de la autora, en 1994 ve la luz La reina de las nieves, título homónimo del relato
de Hans C. Andersen. La novela plantea la necesidad de reconocernos y complementarnos en el otro en la sociedad
posmoderna. El argumento evoca la literatura de folletín reivindicando un género en el que se forma el lector
ávido de historias.
En medio de estas dos novelas que encumbran a la autora aparece Nubosidad variable (1992) que inicia
otra de las líneas temáticas de la narrativa de Martín Gaite: el desarrollo de historias centradas en la indagación
de los protagonistas sobre la construcción de su identidad mediante un tono confesional e intimista. En esta novela
se relata el reencuentro de sus protagonistas, tras treinta años de separación en el que han vivido experiencias muy
diferentes, pero que les permite reconstruirlas y complementarlas a través de la redacción conjunta de un libro,
titulado como el propio libro. Lo raro es vivir (1996) es narrada en primera persona por Águeda Soler, una mujer
joven y desorientada, que trata de ordenar para sí misma y para los demás el sentido de su vida tras asumir el
fallecimiento de su madre y la inminente muerte de su abuelo.
En Irse de casa (1998) el lector reconstruye la historia de una afamada diseñadora, residente en Nueva
York, que regresa cuarenta años más tarde a su ciudad natal con ánimo de reconstruir los silencios de su vida a
través de la red de personajes que transitan la historia.
En esta línea discurre su última novela, Los parentescos, que se publica, inacabada, póstumamente, en
2001. En ella, su joven protagonista, Baltasar, registra, desde su particular visión de los hechos, las experiencias
propias y de su familia a fin de comprender el sentido de su vida y de las carencias afectivas que percibe.
En conclusión, la trayectoria narrativa de Carmen Martín Gaite registra la evolución de la novela en la
segunda mitad del siglo XX en España. Del neorrealismo de la generación del cincuenta a la experimentación de
técnicas narrativas en busca de un interlocutor, en las postrimerías de la dictadura. En la democracia se adentra
en las líneas de una narrativa más convencional, que dialoga con lo fantástico y con la literatura infantil al tiempo
que indaga en la vida de personajes que deben reconstruir y encontrar sentido a sus propias vidas.

4. ANÁLISIS DE ENTRE VISILLOS


la obra trata de las iquietudes i la vida de
4.1. LÍNEA ARGUMENTAL, ESTRUCTURA Y TEMAS DE ENTRE VISILLOS unos jovenes en un contexto de una
dictadura nacionalcatolicista.

Entre visillos muestra la vida de un grupo de jóvenes de clase media en una ciudad provinciana, que
reconocemos como Salamanca (ciudad donde nació y pasó su juventud Carmen Martín Gaite), durante los años
cincuenta. La novela describe cómo esta juventud vive las rutinas hogareñas, las fiestas sociales religiosas, los
duelos, la censura… Se muestra en ella la aburrida existencia de una generación de mujeres cuya expectativa de
vida, gobernadas por la moral del nacionalcatolicismo, solo resulta ser el matrimonio. En este ambiente las figuras
de Natalia y Pablo Klein se singularizan. La primera, una adolescente que anhela realizar estudios superiores y
rechaza el modelo de mujer casadera que la sociedad prepara para ella, y de la que es testigo a través de los
preparativos de boda de su amiga Gertru. La segunda, la de un joven profesor que regresa a la ciudad invitado por
el director del instituto. Este acaba de fallecer cuando Pablo llega y, pese a la cálida acogida que se le muestra, no
acaba de encajar en la ciudad. Mediante este cruce de historias, el lector de la novela reconstruye tres líneas
argumentales:
A. La exposición de un relato de múltiples historias que dan cuenta de una sociedad sin aspiraciones
personales, sometida a tiempos y acciones repetitivos y vacuos.
leer.
B. La presentación de la historia de Pablo que muestra las diferencias entre un recuerdo amable de la ciudad
de su infancia y la decepción que la vida en esa misma ciudad le depara en el presente.
C. Las restricciones que Natalia encuentra para romper con el rol que el nacionalcatolicismo impone a las
mujeres.

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La novela ofrece una estructura circular. Arranca con la llegada de Pablo en tren desde Madrid y termina
con la despedida de Elvira, hermana de Natalia, que marcha a Madrid, y con el descubrimiento de que Pablo se
aleja, no sabemos si definitivamente, de la ciudad. Se trata de una novela de final abierto que aparece
leer. externamente dividida en dos partes de once y siete capítulos respectivamente. La primera consta de once capítulos
y la segunda de siete. Cada una de ellas presenta un ritmo narrativo y una focalización de la historia diferentes.
En la primera se presentan los diferentes ambientes en los que se mueven los jóvenes provincianos a través de un
ritmo lento, centrado temporalmente en los días de fiestas que ponen fin al verano y dan lugar al inicio del curso
escolar. En la segunda, que se alarga desde el inicio del curso escolar hasta las vacaciones de Navidad, la narración
se focaliza en las figuras de Pablo y Natalia, dos seres que no encajan en esos ambientes.
La novela equilibra ambas partes mediante referencias sutiles que ofrecen ilación entre unos capítulos y
otros, a pesar de la perspectiva cinematográfica adoptada, dirigida a ofrecer una mirada múltiple. Así, por ejemplo,
la percepción de Julia sobre el misterio de la noche al abrir el portal de casa que cierra el capítulo nueve es
retomado por Elvira desde la apertura del balcón para contemplar esa misma noche al inicio del capítulo diez.
Como la propia autora recuerda, el origen de la novela se fragua tras su descubrimiento de Madrid cuando
acude allí para realizar sus estudios de doctorado: «Empecé a tomar notas para esa novela en seguida de abandonar
Salamanca, pero no me puse a escribirla hasta el cincuenta y cinco, cuando ya el premio Café Gijón me
proporcionó confianza en mí misma. Escribí primero un cuento que titulé “Cárcel de visillos”, y lo rompí. Después
un poco pan
pensé titular la novela “La charca”; y al fin me decidí por Entre visillos».
El paratexto inicial de la dedicatoria («Para mi hermana Anita, que rodó las escaleras con su primer vestido
habla de de noche, y se reía, sentada en el rellano».) muestra el fracaso personal de muchas mujeres al tener que asumir su
la
misoginia, vida en sociedad como un objetivo identificativo de su propia existencia. La novela plantea la vida rutinaria insulsa
machismo
durante el de una ciudad provinciana de posguerra. Refleja la moral del nacionalcatolicismo impuesta a la sociedad española.
franquism La represión sexual en las relaciones entre jóvenes, la relegación de la mujer al ámbito doméstico, la doble moral
o junto a
la doble de la sociedad y la necesidad de vivir de manera franca y coherente, planteada como un conjunto de decisiones
moral de
la
individuales en las que no medie la presión de un grupo son temas que se van trenzando a lo largo del texto.
sociedad
etc. Para las mujeres de la novela el destino solo les depara el matrimonio, que deja de ser una decisión personal
para ser un rito social. Para las mayores, como es el caso de Mercedes, hermana de la protagonista, la soltería
manifiesta el fracaso personal, al formar ya a su edad parte del grupo de las solteronas, vistas como féminas que
no han sido elegidas por ningún hombre. Cabe recordar que durante los años cuarenta, debido a las bajas causadas
por la guerra, el número de hombres es inferior al de las mujeres. Para la siguiente generación, las que nacieron
durante la inmediata posguerra, como es el caso de Natalia, su deseo de tener una vida diferente es incomprendido
un poco pan
por esa sociedad que prefiere sacrificar la inocencia y la juventud, como es el caso de Goyi, que cuestionar los
principios en los que se sustenta el régimen dictatorial; mientras que para quienes deciden tomar decisiones sobre
este tema supone, como en el caso de Julia, la ruptura con la familia y el entorno.
Otro de los problemas planteados en la novela es la dificultad para muchos personajes de encontrar un
interlocutor. Muchos de ellos parecen no hallar quien hable su lenguaje: Natalia es incapaz de mantener una
conversación con su padre para aclarar su futuro; Julia apenas puede expresar a su novio, Miguel, la presión que
familia y amistades ejercen sobre ella; Elvira intenta en la orilla del río contarle a Pablo cuáles son sus sentimientos
mientras este le pide que no sea tan meditabunda; Gertru va a casarse sin que apenas haya cruzado unas palabras
con Ángel: «En el portal de casa la estuvo besando y besando y metiéndole achuchones a lo bruto pero no hablaban
nada, aunque ella se desprendía a cada momento.−Ángel, vamos a hablar. No hablo nunca contigo. −Pero de qué
vamos a hablar, tonta […]. Llegó el día de la pedida y casi no había hablado ni media hora con él»; y es una
pregunta de Natalia, que queda sin respuesta, la que pone fin a la novela.

leer lo azul!
Entre visillos es una obra cercana a la novela de aprendizaje o Bildungsroman; es decir: aquella en la que
un protagonista joven construye su identidad e ingresa en la edad adulta a partir de las experiencias que el entorno
le depara. En esta primera novela aparecen ya temas de novelas posteriores, como el deseo de libertad de una
adolescente, la necesidad de viajar para escapar o ampliar horizontes y la lucha por la autonomía personal.

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BREVE RESUMEN POR CAPÍTULOS DE ENTRE VISILLOS

PRIMERA PARTE SEGUNDA PARTE

1 Relato del encuentro entre Nati y Gertru en el río. 12 Guateque en el estudio de Yoni, ambiente moderno y
exótico.
Distanciamiento entre ambas.
Disputa entre Gertru y Ángel que ayuda a caracterizar el rol
Presentación de la familia Ruiz Guilarte. Universo de las de ambos en la pareja.
hermanas: identidad del novio de Julia; soltería de
Mercedes; fallecimiento de la madre. Enfrentamiento entre Mercedes y Julia.
Anuncio de las fiestas de fin de verano. Acontecimiento
social en la vida provinciana. 13 Regreso a clase de Tali y toma de contacto con otros
ambientes: Alicia, una compañera de origen humilde, y los
hermanos Elvira y Teo.
2 Pablo Klein llega a Salamanca invitado por el director del
instituto. Allí conoce la muerte de este. Conversación con Pablo, su profesor de alemán, sobre su
futuro académico.

3 Contraste entre formas de vida de provincias y Madrid a 14 Descripción del ambiente de estudio en casa de Elvira. Teo,
través de Goyita y Marisol. que no manifiesta interés por nadie, prepara oposiciones
junto a Emilio. Elvira se muestra esquiva con Emilio, pero
Presentación del modelo masculino predominante a través acaba asumiendo su matrimonio con él.
de Ángel, novio de Gertru, y Manolo Torres.

4 Presentación de Elvira y Teo (de luto por la muerte del 15 Descripción del estado derruido del instituto femenino.
padre) y de Emilio, amigo de la familia. Clases de Pablo al aire libre a las que acuden pocas alumnas.
Natalia conversa con el profesor; narra los orígenes de su
Aproximación de Pablo al universo de estos. familia y el contraste entre la vida antes de llegar a la ciudad
y ahora, y le expone su intención de estudiar alguna
5 Descripción del ambiente del casino. Desubicación de Tali licenciatura científica.
en este.
Complicidad de Tali y su hermana Julia, quien le confiesa 16 Rechazo familiar a la amistad de Natalia con Alicia, que
su deseo de ir se a Madrid. pretenden sustituir por Petrita López.
Carta del novio de Julia, Miguel, que tensa más las
6 Inicio en la pensión de la amistad entre Pablo y Rosa. relaciones familiares.
Mercedes se siente burlada por Federico Hortal.
7 Muestra de la moral del nacionalcatolicismo a través de la
confesión de Julia. Conversación entre Natalia y su padre a quien comenta
cuánto han cambiado sus vidas.
Encuentro de esta con Miguel en el río.

8 Elvira se presenta a sí misma ante Pablo a través de una 17 Preparativos de la boda de Gertru. Presentación de Josefina,
carta. frustrada ante las expectativas de su vida matrimonial.
Klein firma la plaza vacante de profesor de alemán. Presencia de Lydia que intenta dejar casado a su hijo antes
de emprender un largo viaje.
Rechazo a Rosa en el círculo de amistades de Pablo en el
casino. Gertru verbaliza que apenas ha hablado con su prometido.
Gertru abandona definitivamente el mundo compartido con
9 Julia teme perder a Miguel al no poder mantener el tipo de Tali.
relación que este plantea.
18 Amonestación a Pablo por sus métodos educativos.
Visita de las amigas a Elvira. A través de ellas, conoce el
ambiente provinciano de las fiestas. Exposición de esculturas de Yoni en la que Pablo se
reencuentra con Elvira a quien acaba rechazando cuando
10 Conversación entre Elvira y Emilio. Ella se muestra intenta subir a su habitación.
abúlica ante el rigor del luto; él le confiesa su amor. Partida de Julia a Madrid para estar junto a su novio,
Descripción de la infancia de Pablo a través del relato de Miguel. En la despedida en la estación Tali encuentra a
la madre de Elvira. Pablo quien también abandona la ciudad.
Cierre abierto en el que Tali no obtiene respuesta sobre el
11 Presentación del estudio de Yoni, un artista mantenido regreso de Pablo a la ciudad.
económicamente por su padre.
Conversación y coqueteo de Pablo y Elvira primero en el
río y posteriormente en la casa de esta última.
Emilio revela a Pablo que es novio de Elvira.

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4.2. EL TRATAMIENTO DEL ESPACIO Y DEL TIEMPO EN ENTRE VISILLOS

El tiempo histórico de la novela corresponde a la España franquista de los años cincuenta. En estos años se
inició un débil desarrollo económico, visible en la supresión de las cartillas de racionamiento o en el fin de la
autarquía económica y cultural con el ingreso, en 1955, de España en la ONU. En las universidades se dieron los
primeros movimientos de rebeldía organizada y algunas huelgas que provocaron una crisis ministerial en 1957,
crisis que supuso el reemplazo de los mandos falangistas por los tecnócratas y un tímido aperturismo que permitió
acoger algunas novedades literarias y cinematográficas extranjeras en el estéril panorama cultural del país.
El orden de lo narrado en la historia coincide con el tiempo del relato, en el que apenas hay saltos
temporales. En general, el tratamiento del tiempo no aporta acción a la novela. Se trata de un tiempo moroso,
marcado externamente por el calendario festivo, en el que apenas sucede nada que haga avanzar la historia, pero
que permite incidir en esta vida rutinaria de quienes la pueblan. Los once capítulos de la primera parte recrean los
días de las fiestas que ponen fin al verano y el aviso del inicio de curso en el capítulo undécimo. En esta parte la
presentación de la vida en la ciudad a través de un ritmo lento crea la sensación de una existencia superficial y
vacua. Los siete capítulos restantes relatan la rutina del primer trimestre escolar, reconocible por las referencias
un poco pan.
al trabajo de Pablo Klein en el Instituto Femenino, hasta las vacaciones de Navidad. En esta segunda parte el ritmo
viene marcado por la rutina de los días de estudio y los preparativos de la boda de Gertru.
Referencias En la novela hayamos infinidad de referencias temporales como las horas en las que las chicas ‘decentes’
temporales
para chicas debían llegar a casa, antes de las diez, mientras que algunas casadas disfrutan del ocio nocturno junto a sus
decentes,
llegar antes maridos. La presencia de deícticos temporales como «ayer» y «hoy» señala el devenir de las acciones desde el
de las diez el punto de vista de quien relata los hechos y los aproxima al lector. Así sucede en las anotaciones del diario de
ayer y hoy
relativo en Natalia. Otro ejemplo: la novela arranca con un rotundo: «Ayer vino Gertru» que marca tanto el presente de
funcion del
narrador y el
Natalia como el futuro de ambas. Un futuro que les depara caminos diferentes, y que la propia Natalia certifica
diario de llorando sobre el hombro de su amiga al final de la novela.
natalia.
El tratamiento del espacio cumple una doble función narrativa. Por una parte, la ciudad provinciana,
pequeña, es un marco general opresivo y rutinario: un lugar en el que nunca pasa nada. Nunca se dice su nombre,
pero tanto la toponimia de sus calles como las alusiones al aeropuerto militar (lugar frecuentado por hombres
jóvenes, buenos candidatos al matrimonio) remiten a Salamanca, ciudad natal de la autora.
Por otra, los espacios cerrados de la novela actual además como elementos simbólicos de lo relatado. Unos
(el casino, el cine, la iglesia, la plaza de toros…) muestran la cultura en la sociedad de posguerra; otros son
utilizados para reforzar los sentimientos de los personajes: la cárcel que supone el hogar familiar; la mirada que
escapa a través de las ventanas, el panorama desde la torre de la catedral, etc.
En el casino las jóvenes esperan sentadas a que el chico que les gusta las saque a bailar. Ellas deben mostrar
cierto interés, pero al mismo tiempo darse a valer, es decir: no llevar la iniciativa y ser respetuosas con las
convenciones morales de la época. Los espacios del casino están organizados en función de las relaciones entre
ambos sexos y en función de la distribución de clases sociales, como se evidencia cuando impiden que Rosa,
artista forastera, se aproxime al grupo de amigos de Pablo.

LEER.
Las chicas acuden en pandilla al cine para ver películas que han pasado la censura. Existen otros espacios
en los que se celebran reuniones sociales como el estudio de Yony o la casa de Gertru, el día de su petición de
mano. A todos ellos esa juventud acude mediante invitación: son espacios privados compartidos con quienes
forman parte de la misma clase social, de algo propio de una sociedad completamente estratificada.
El Instituto Femenino, donde estudia Natalia y trabaja Pablo, es un edificio que pertenece a los jesuitas.
Martín Gaite lo describe como un espacio desangelado y frío en el que poco a poco las estudiantes se van viendo
arrinconadas por los jesuitas: «la orden había necesitado más espacio y se iban adueñando cada año de lo que
habían cedido al Instituto, como si lo reconquistaran» leemos en la novela.

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CASAS - Simbolizan carceles. De forma figurada. destino de las mujeres xdlolxd

Las casas son espacios cerrados que guardan la intimidad de las mujeres, si bien, en ocasiones, se presentan
casi como cárceles, tal y como reconoce Natalia en una de las páginas del diario: «sentí que me ahogaba en lo
oscuro, que no era capaz de subir a casa a encerrarme; ni un escalón más podía subir».
Estos mismos espacios sirven para señalar cuál es el lugar destinado a las mujeres. A Gertru se la envía a
que mire la cocina de diseño del piso de Teresa, mientras Ángel, su prometido, tontea con una chica francesa a la
que ha estado seduciendo durante la velada.
Dentro de las casas, balcones y ventanas adquieren un importante valor simbólico que asoma ya en el título
mismo de la obra. Martín Gaite reflexionó en diversas ocasiones sobre la mirada femenina que se proyecta a través
de la ventana. Una ventana que muestra a la vez el mundo exterior y el interior de las mujeres: sus sueños y sus
frustraciones; y que habla de la mujer ventanera. Los personajes de Martín Gaite sueñan con el calor y la intimidad
evocados por las ventanas vislumbradas en la noche, como expresa Elvira; pero lo hacen a menudo desde otra
LEER.
ventana iluminada que simboliza su propia prisión social.
Otros espacios abiertos como el margen del río aparecen como una especie de remanso al que acuden
algunos personajes de la novela para pensar o liberar sus deseos. Julia recuerda el placer de las tardes junto a su
novio, Miguel, en la orilla; Pablo se encuentra con Elvira y esta libera allí sus pensamientos y Natalia evoca sus
conversaciones con Gertru cuando todavía compartían su tiempo de estudio. El pueblo del que es oriunda la
familia de Natalia también es rememorado por esta como un lugar en donde la familia era feliz, en contraste con
las convenciones sociales propias de la ciudad.

4.3. LA CONSTRUCCIÓN DEL PERSONAJE SOCIAL INDIVIDUAL EN ENTRE VISILLOS


leer en filosofia
El protagonista de Entre visillos es un personaje colectivo: una juventud provinciana y burguesa que se
comporta en los diferentes ámbitos sociales en los que la autora los proyecta según lo que se espera de ellos. Se
entrecruzan historias paralelas e intrascendentes, reflejo de sus vidas, que cumplen una función narrativa al
mostrar matices de esa realidad coral y gregaria, desdoblada en los roles masculinos y femeninos. Este personaje
colectivo actúa en torno a los dos personajes que en la novela asumen la voz narrativa: Natalia y Pablo, quienes
llevan sendas existencias solitarias y separadas del grupo.
Alrededor de Natalia se concentran dos círculos formados por la familia y las amistades que a su vez abren
otros círculos de amistades y familia. En el caso de Pablo, huérfano, únicamente se establecen relaciones
circunstanciales con los otros, puesto que él procura mantenerse distante, ajena a cualquier implicación emocional
o personal.

ESQUEMA DE PERSONAJES DE ENTRE VISILLOS

Padre y Isabel
Tía Concha Mercedes
Familia
Goyita Marisol
Hermanas

NATALIA Julia Miguel


Petrita López
PRINCIPALES
PERSONAJES

Amigas Gertru Ángel, Lydia, Josefina

Alicia

Elvira y Teo

PABLO Amigos Emilio y Yoni

Rosa

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Mirar en word.
NATALIA

Desde el inicio de la narración, el personaje de Natalia Ruiz Guilarte aparece individualizado, mostrando
una voz propia que lector reconoce a través de la lectura de su diario. Su rostro y aspecto la muestran al resto de
los personajes como si fuera más joven, tal como refleja el hipocorístico Tali, con el que es reconocida, a pesar
de tener dieciséis años, o por la burla de Manolo Torre, que le advierte que debe resguardarse de los lobos,
comentario que metaforiza la situación de las jóvenes en esos momentos, temerosas del engaño masculino. Es la
pequeña de la familia, huérfana de madre, y con su comportamiento intenta distanciarse del mundo femenino que
la rodea. Frente al resto de las chicas, vistas por Natalia como seres sin identidad propia, como si todas fuesen la
misma, preocupadas por su aspecto exterior, por relacionarse con chicos que les pidan matrimonio, ella se afana
por ser una buena estudiante de bachillerato que anhela cursar alguna carrera de ciencias, una elección
universitaria poco habitual en las estudiantes del momento, fuera de la ciudad. A través de Alicia, el lector conoce
que se siente atraída por su profesor de alemán, Pablo, pero que no acaba de ser el interlocutor que ella se afana
en buscar a lo largo de la novela.

 La familia de Natalia
La familia de Natalia pertenece a la burguesía de provincias. Está formada por sus dos hermanas, Mercedes
y Julia, su padre y su tía Concha que comparten el rasgo común de la soledad, en forma de soltería, en el caso de
las mujeres, o de viudez, en el caso del padre.
Mercedes es la hermana mayor de Natalia. Cercana a los treinta años, es vista en su círculo como una
solterona, es decir, una mujer de carácter huraño, susceptible de ser burlada por cualquier chico, en ocasiones casi
histérica, que se proyecta ante los demás como un ser que controla su vida.
Julia, su otra hermana, tiene veintisiete años y está comprometida con Miguel. Comparte con Natalia su
deseo de abandonar esa vida provinciana, en este caso, mediante el matrimonio con Miguel, un personaje ausente
casi en la totalidad de la novela que no cumple con las expectativas que la familia tiene para el novio de su hija ni
encaja en el modelo masculino de la época. Miguel aporta una imagen de masculinidad diferente, al romper ciertas
convenciones sociales como el ritual de recibir el visto bueno de la familia. Tampoco su trabajo de guionista de
cine es convencional. Aunque en muchos aspectos Julia reitera las acciones del resto de los personajes femeninos
de la novela, en ocasiones la narradora la individualiza y transcribe a través de cartas, género literario que
posiciona el yo, la verbalización de su deseo. Recuerda con añoranza las tardes junto a Miguel en el río, evocadas
en cartas dirigidas a este: «Anoche me desperté y estuve escribiéndole cosas como las que me escribe él, diciéndole
que me acordaba mucho de todo lo de este año cuando nos hicimos novios, que es mentira cuando le digo que me
enfado por las cosas que me dicen las cartas…». Sin embargo, estos pensamientos la obligan a acudir al
confesionario y sentir que son deseos pecaminosos. Los deseos compartidos de Natalia y Julia se muestran en su
dominio de la ciudad desde la torre de la catedral, donde el doctor conoce el anhelo de ambas de salir de allí, de
marcharse a Madrid. El final de la novela muestra la realización de este propósito por parte de Julia, abriendo,
quizás, el camino a Natalia para que ella también pueda cumplir el suyo.
Concha, la tía de Natalia, asume el papel de madre cuando esta muere al nacer Natalia, situación que le
permite dignificar la situación de solterona al entregar su vida al cuidado de los demás. Encarna los valores que
el nacionalcatolicismo otorga a las mujeres: dedicación al cuidado de los otros, sumisión, humildad, trabajo
hogareño y transmisión de estos valores a los jóvenes. Su vida se distribuye de la iglesia a la casa, en donde recibe
a sus amigas y desde donde pretende dirigir la vida de sus sobrinas (en el caso de Natalia, buscándole amigas
acordes con su clase social como Petrita López).
El padre de Natalia es uno de los personajes que carece en la novela de nombre propio que lo individualice.
El diálogo con él resulta inaccesible para sus hijas. Natalia le reprocha que, en el pasado, en el pequeño pueblo de
Valespino, la vida junto a él era sencilla y feliz; sin embargo, cuando el negocio de las minas de wolframio
prosperó y se trasladaron a la ciudad, el padre asumió las convenciones que su nueva posición social impone.

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 Amigas de Natalia
La novela se inicia con las anotaciones de Natalia en las que comenta el distanciamiento de Gertru a raíz
de su compromiso con Ángel. A partir de ese momento, las vidas de las dos amigas toman caminos diferentes:
Natalia sigue estudiando mientras que Gertru, comprometida en matrimonio, abandona el bachillerato a falta de
un curso para terminar: «Para casarte conmigo, no necesitas saber latín ni geometría; con que sepas ser una mujer
de tu casa, basta y sobra», le dice Ángel. Gertru, víctima de las decisiones de Ángel, representa el prototipo de
«chica casadera» joven, ingenua e inexperta. Aunque su vida en esos momentos está llena de situaciones
novedosas y excitantes, la autora deja entrever la experiencia de Josefina, hermana mayor de Gertru, apegada a
su bebé y esperando un segundo hijo mientras se siente menospreciada por el padre de ambos.
Ángel Jiménez, el novio de Gertru, representa al marido deseado por muchas jóvenes de la ciudad: un
capitán de aviación foráneo que ha llegado a la base aérea. Se trata de un hombre fuerte, manipulador y tarambana
que ha elegido a Gertru por su inexperiencia. Esta elección reproduce el criterio de muchos hombres que se
relacionan, para divertirse, con mujeres libres, joviales, interesantes (en varias ocasiones Ángel avergüenza a
Gertru en público y coquetea con otras) mientras que se comprometen matrimonialmente con mujeres de moral
incuestionable e inexpertas, que puedan someter a sus caprichos como se recoge en la novela:
«El aviador cogió un retrato que estaba encima del mantel al lado de las tazas de café. Le dijo a Manolo:
−Bueno, entonces qué. ¿Quedamos en que te gusta?
−Es una monada, chico, desde luego. Le doy diez.
−Y sobre todo mira, lo más importante, que es una cría. Ya ves, dieciséis años no cumplidos. Más ingenua que un grillo.
Qué novio va a haber tenido antes ni qué nada. ¿No te parece?, es una garantía. Ya de meterte en estos líos tiene que ser con
una chica así. Para pasar el rato vale cualquiera, pero casarse es otro cantar».
No obstante, tras ese aparente control de la situación descubrimos que es la madre de Ángel, Lydia, una
mujer adinerada y experimentada, que no aporta información alguna sobre el progenitor de Ángel, la que dirige
todo para asegurarse de que este, mediante el matrimonio, se asiente y abandone su vida crápula y nocturna.
La otra amiga de Natalia es Alicia Sampelayo, compañera del instituto. Pertenece a una familia humilde,
lo que molesta a la tía Concha que no desea que las relaciones de las mujeres de la casa se aparten de la clase
social a la que cree pertenecer. Alicia muestra otro sector de mujeres del momento, aquellas que, a través del
bachillerato, aspiraban a entrar en las plantillas de Correos o Renfe y paliar su pobreza. A través de su relación
con Natalia el lector intuye que la protagonista está enamorada del profesor de alemán.

PABLO KLEIN

Pablo Klein es un joven de unos treinta años alto, delgado, guapo y sin prejuicios. Viene a la ciudad invitado
por el director del instituto, pero su reciente muerte le sorprende al llegar. Ha aceptado el trabajo con la intención
de revivir su infancia: en esta ciudad paseó con su padre, viudo. Padre e hijo, apenas un niño, siempre fueron
vistos como gente extraña, que se comportaba de forma diferente y en cuyas vidas no había presencia de figuras
femeninas, pues tras la muerte de su madre no admitieron criadas en casa. Es, por tanto, un personaje solitario a
quien le resulta difícil comprender las convenciones y servidumbres familiares.
Pablo ha vivido en distintos lugares fuera de España -París, Berlín, Italia-, por lo que su mentalidad es muy
diferente al resto de los personajes. Observador distante, alejado del modelo masculino que transita por las páginas
de la novela, su perspectiva, expresada a través de sus observaciones y de las relaciones personales que establece,
resulta muy reveladora del modo de vida de una ciudad de provincias de la posguerra española, especialmente de
la clase burguesa. Es un buen conversador e inicialmente su presencia es requerida en los diferentes círculos
sociales; sin embargo, no acaba de integrarse en ninguno de los círculos con los que se relaciona. Su identidad es
solitaria y aparece ya apuntada en su infancia por quienes lo recuerdan. La familia del fallecido director lo acoge
cálidamente, pero su ambigua relación con Elvira acaba por motivar su distanciamiento final.
Su dominio del alemán en una época en la que es la lengua enseñada en los centros escolares, por la
admiración que tenía en esa época el franquismo a la Alemania nazi y el aislamiento de España, le permite trabajar

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como profesor en el Instituto Femenino. Allí introduce métodos educativos próximos a los institucionalistas y
alejados de la escuela de la dictadura.
La relación con los otros jóvenes es distante, excepto con Emilio, si bien únicamente se limita a escucharlo.
Valora de Rosa, la animadora del Casino, evitada y rechazada moralmente por los jóvenes de estos círculos
sociales, su sinceridad y falta de doblez en la relación. Por el contrario, le desconcierta el juego que Elvira
mantiene con él y que el narrador presenta con rasgos de teatralidad o de situaciones novelescas: «De pronto había
tenido la sensación de estar en el teatro. Su postura con la mano cubriéndole a medias el rostro como, el tono
misterioso y evocador de su voz, el ruido en la habitación a mis espaldas; todo me metía en situación. Hasta el
perchero con sombreros colgados me parece una decoración para aquella escena».
Como algunos estudiosos de la obra han planteado, el comportamiento de Pablo no se corresponde con el
héroe de novela rosa de la época, un atractivo hombre que salva a la chica de su medio social. Representa otro
modelo de masculinidad, incapaz de enfrentarse a sus propios sentimientos.
 Elvira
Elvira es uno de los personajes más complejos de la novela. Como Natalia, es una «chica rara», expresión
acuñada por Martín Gaite para nombrar a las jóvenes que no asumían el rol social asignado a su generación: «De
las chicas poco sociables o displicentes, que no se ponían a dar saltos de alegría cuando las invitaban a un
“guateque”, descuidaban su arreglo personal y se aburrían hablando de novios y de trapos se decía que eran
“raras”, que tenían “un carácter raro» (Usos amorosos de la posguerra española, página 32). Se trata de mujeres
que muestran la afición por la lectura o por relaciones personales más libres e independientes. Elvira, reflexiva y
liberal, se siente alienada en el seno de una sociedad inmovilista y provinciana de la que no puede escapar, pues
el luto por su padre la mantiene encerrada en casa, obligada a perpetuar los ritos sociales que acompañan al duelo
(visitas y reclusión) durante un largo tiempo. Elvira es un personaje ambiguo y misterioso. Es una soñadora,
inclinada a la pintura, pero de la que lector ignora qué desea en realidad. Se siente atraída por Pablo, ante quien
se muestra muy comunicativa, pues imagina en él alguien que la entiende, aunque en realidad los silencios de él,
sus palabras directas, la desconciertan. Pero acaba por comprometerse con Emilio, a quien, por el contrario,
impone silencio y distancia, pero que resulta ser un hombre que le admira y se deja manejar por ella.
 Otros personajes
Emilio es uno de los pocos personajes cuyo apellido conocemos, como si con ello la autora quisiera resaltar
su linaje. Se siente atraído por el mundo de las letras, pero cree que debe renunciar a esta vocación en favor de
unas oposiciones a notaría para conquistar a Elvira. Como ella, se muestra muy comunicativa con Pablo, que
tampoco le corresponde.
Rosa es una chica madura, honesta y sincera, soltera e independiente. Trabaja temporalmente en el Casino,
compartiendo con Pablo su desarraigo en la ciudad. Este le profesa respeto y amistad, algo difícil de lograr del
resto: «Te creerás que somos todas como tu amiga», le reprochan a Pablo en el Casino.
Yoni, Juan Cuesta, es un escultor admirado por todo el grupo −«hablaban de este chico como de un
semidiós», anota el narrador»− que se presenta a sí mismo como un joven moderno, sin prejuicios, cosmopolita.
En su estudio, un ático en el Gran Hotel de la ciudad, celebra fiestas privadas (aunque en realidad es su padre,
dueño del hotel, el que sostiene los gastos del estudio y todos los caprichos de Yony). Su hermana Teresa recibe
algunas asignaciones de su marido, de quién está separada. Algunos la creen lesbiana; otros la juzgan frívola,
exagerada y de virtud cuestionable. Por sí misma no manifiesta ideas o creencias propias a lo largo de la novela.
Al inicio de la novela, en el mismo vagón en el que descubrimos a Pablo Klein, viaja Marisol: una joven
que llega a la ciudad para pasar en ella las fiestas. Representa a un modelo de chicas urbanas más atrevidas y
desenvueltas, no tan condicionadas por las convenciones sociales como quienes la acogen. Se comporta de manera
más libre y desenvuelta, lo cual es objeto de censura moral cuando coquetea o toma la iniciativa, pues las demás
se sienten amenazadas: creen que deben esperar a que los chicos que les gustan sean los que tomen la iniciativa y
temen que Marisol se interponga y se los quite.
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4.4. JUEGO DE NARRADORES Y PUNTO DE VISTA EN ENTRE VISILLOS

Uno de los elementos más novedosos de la novela es el tratamiento que Martín Gaite hace de la figura del
narrador. El peso de un relato en el que apenas sucede nada recae en el magistral uso del punto de vista y de la
focalización narrativa.
La historia está contada por tres narradores que garantizan simultáneamente la objetividad y la subjetividad
de lo relatado. Representan voces que dan cuenta de lo cotidiana y rutinaria que resulta la vida de esa juventud de
provincias, pero que, al mismo tiempo, como sucede con Natalia o Elvira, expresan cómo esa falta de
acontecimientos es experimentada y sentida por ellas. La narración es asumida alternativamente por un punto de
vista externo y otro interno a la historia.
En primer lugar, reconocemos un narrador externo, que registra la historia a través de la reproducción de
los diálogos y conversaciones que unos y otros mantienen. Este narrador aparece en nueve de los dieciocho
capítulos de la novela. El narrador externo presenta los hechos sin implicarse, como si fuese el movimiento de
travelling de una cámara cinematográfica. Es una técnica narrativa tomada del realismo objetivo que emplea el
estilo directo y el estilo indirecto libre para evitar que trascienden las opiniones del narrador.
En segundo lugar, encontramos dos narradores internos, personajes de la novela, que relatan la historia en
primera persona. Pablo Klein, cuya voz narrativa aparece en siete capítulos, cuenta los acontecimientos de manera
casi objetiva y casi testimonial, ofreciendo al lector una mirada objetiva, externa, como él mismo es, de alguien
que está dentro de la novela, pero que no es de ahí. La otra voz narrativa interna es la de Natalia, con cuyo diario
se inicia la narración: una voz que se revela de inmediato como un testimonio fundamental para desentrañar el
sentido de la historia. La voz de Natalia aparece en tres capítulos diferentes, y se hace fundamental en la segunda
parte de la historia, cuando el lector ya tiene una visión panorámica de la vida provinciana. La narración de Natalia
se singulariza con la afición del personaje a la escritura y la reflexión: su diario es, por sí mismo, una ruptura con
el realismo objetivo de su generación. La crítica literaria ha visto en el diario de Natalia y las cartas de amor de
Julia (formas muy femeninas de expresión) un modo de dar voz a las mujeres, condenadas al silencio en esta
sociedad tan masculinizada.
Pablo y Natalia son, en cierta manera, externos a los hechos relatados, ya que se sienten incapaces de
adaptarse a la vida de los demás personajes. Su posición de «satélites» refuerza la individualidad de estos
personajes en la novela. Este juego de narradores es una forma de expresar la incomunicación de los personajes y
de dar testimonio, confrontando perspectivas, de la realidad en la que viven. Las tres voces, en su conjunto,
confieren al lector la potestad de interpretar a su gusto el final abierto de la novela.

PRIMERA PARTE

Cap. 1 Cap. 2 Cap. 3 Cap. 4 Cap. 5 Cap. 6 Cap. 7 Cap. 8 Cap. 9 Cap. 10 Cap. 11

1.ª 1.ª Externo 1.ª Externo 1.ª Externo 1.ª Externo Externo 1.ª
persona persona 3.ª persona 3.ª persona 3.ª persona 3.ª 3.ª persona
(Natalia) (Pablo) persona (Pablo) persona (Pablo) persona (Pablo) persona persona (Pablo)
Externo
3.ª
persona

SEGUNDA PARTE

Cap. 12 Cap. 13 Cap. 14 Cap. 15 Cap. 16 Cap. 17 Cap. 18

Externo 3.ª 1.ª persona Externo 3.ª 1.ª persona 1.ª persona Externo 3.ª 1.ª persona
persona (Natalia) persona (Pablo) (Natalia) persona (Pablo)

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4.5. CLAVES DE LA NARRATIVA DE CARMEN MARTÍN GAITE: EL LENGUAJE COLOQUIAL,


LA BÚSQUEDA DEL INTERLOCUTOR Y LA POÉTICA DEL DETALLE

La técnica empleada por Martín Gaite sigue el modelo de la novela social: predominio del diálogo sobre la
descripción; protagonismo del personaje social y colectivo y condensación del tiempo, puesto que apenas se narran
tres meses de la vida de esos jóvenes y la referencias son contemporáneas e identificables en el paradigma social
de la España de mediados de los años cincuenta.
Uno de los elementos más llamativos de la narrativa de Martín Gaite en general, y de esta novela en
particular, es la magistral reproducción de la lengua oral de sus personajes a través del estilo directo recogido en
las conversaciones. Sorprenden la frescura y el realismo de los diálogos. Los personajes emplean expresiones y
locuciones que apuntan a una lengua viva, contemporánea y adecuada a cada uno de los personajes.
Esa destreza en el uso de la lengua introduce de lleno al lector en el pequeño mundo provinciano descrito
en la novela, sin seleccionar apenas acciones trascendentes o significativas, pues parece que escuche solo cotilleos,
frases hechas y parloteos triviales.
Los personajes narradores de Entre visillos, Natalia y Pablo, hablan para sí mismos entre el murmullo de
las charlas de los demás sin llegar a comunicarse nunca entre ellos dos. En su primer encuentro, Natalia se reprocha
no haber prolongado la conversación con Pablo a la salida del instituto debido a las convenciones que la relación
profesor y alumna, la diferencia de edad y el sexo imponen. Pero Natalia tampoco es capaz de mantener una
conversación eficaz con su padre: «Me lo sentía más lejos que nunca y me parece imposible poder hablarle».
Además, las circunstancias de sus amistades más cercanas, el futuro inmediato de Gertru y el rechazo de la relación
con Alicia por no ser de su clase social subrayan su falta de interlocutor.
El lector se convierte así en el destinatario de esas conversaciones, capaz de rellenar los silencios que en
ella se reproducen. El interlocutor buscado intuitivamente por Martín Gaite en esta novela y que acaba siendo
incorporado a la propia técnica narrativa en novelas posteriores como Retahílas o Nubosidad variable.
Otro de los rasgos de la autora es la creación de ambientes que envuelven significativamente la novela.
Martín Gaite describe con precisión fotográfica modos de vestir, mobiliario, enseres… que permite al lector entrar
en la escena y asignar un significado a los objetos presentados. En este sentido, se habla de una poética del silencio
que provoca que la ambientación sea más elocuente que las palabras, como sucede con las alusiones a la llegada
del frío en la ciudad en la segunda parte de la novela, coincidiendo con el desencanto de Pablo.
Algunas piezas del vestuario adquieren valor simbólico al contribuir a la caracterización de los personajes:
las rebecas provincianas, los escotes en los vestidos de las chicas más atrevidas, la chaqueta desabrida de Alicia
o esos tintes de los cabellos con los que autora describe a mujeres como Rosa o Lydia.
Abundan en el relato las referencias cinematográficas, literarias y musicales que ayudan al lector a
identificar el contexto cultural de mediados de los años cincuenta. Los personajes se mueven entre el código de
censura que el régimen les impone y la lectura de catecismos religiosos que ordenan la vida del
nacionalcatolicismo y el interés por el existencialismo, con referencias a la novela La náusea de Sartre, prohibida
por entonces en España, o a la música que se escucha en el Olimpia de París. En definitiva, Entre visillos, maneja
un gran número de referencias culturales que permiten al lector actual adentrarse en los silencios de una época
oscura de nuestra historia en la que, paradójicamente, afloraron grandes novelistas contemporáneos.

4.6. CARMEN MARTÍN GAITE Y LAS ESCRITURAS DE MEDIO SIGLO: VISIBILIDAD DE LA


ESCRITURA FEMENINA

Los estudios de la incorporación de las mujeres a la esfera pública han permitido reconocer la presencia de
estas en diversos campos artísticos y en particular en el literario. Su acceso, en las primeras décadas del siglo XX,
a la educación superior y al mundo laboral, frecuentemente en las redacciones de revistas y periódicos, favoreció

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la profesionalización de escritoras como Carmen de Burgos, Concha Espina, María Lejárraga o las más jóvenes,
María Teresa León o Rosa Chacel, cuyos nombres y referencias trataron de ser ocultados tras la guerra.
Las escritoras de mediados de siglo tuvieron no solo que superar los problemas con la censura que sufre su
generación, sino también mostrar que, como el personaje de Natalia en la novela, ellas tenían aspiraciones
intelectuales diferentes a las que se asignaban a sus contemporáneas. De su dedicación a la escritura da cuenta su
participación y, en algunos casos, premio en los certámenes literarios más prestigiosos del momento.
El 6 de enero de 1945, fecha de la creación del premio Nadal, este es ganado por una jovencísima Carmen
Laforet con una novela de título significativo, Nada. Eulalia Galvarriato, Dolores Medio, Elena Quiroga o Ana
María Matute se alzaron con este galardón en las primeras convocatorias. Carmen Martín Gaite, junto a Josefina
Aldecoa y Ana María Matute, son miembros reconocidos de la «generación de medio siglo», también denominada,
«de los niños de la guerra».
La de estas autoras es una escritura que recrea espacios cerrados en los que parecen haberse detenido el
tiempo y la vida. Sus personajes, sobre todos los femeninos, están limitados por las circunstancias sociales y en
ellos es frecuente encontrar referencias biográficas de sus autoras, mujeres a las que apenas se les permitía mostrar
su valía intelectual en una sociedad que las condenaba al ostracismo del hogar.
Sus novelas se desarrollan en espacios esencialmente femeninos, habitados por mujeres que se confiesan
con otras mujeres: encuentros de amigas, reuniones familiares de mujeres de diferentes generaciones, relaciones
entre señores y criadas… seres capaces de mantener un discurso propio en el que se dibujan recuerdos,
confesiones, vidas paralelas o renuncias.
La suya es a menudo una literatura construida con recuerdos, como reflejan las novelas de Josefina Aldecoa
Historia de una maestra y Mujeres de negro. En su prosa se rememoran la infancia perdida, arrebatada por la
guerra, y las exigencias morales y sociales impuestas a las mujeres de la victoria de Franco.
Esta misma generación supo también reivindicarse así misma a través de la fantasía o de la reinterpretación
del cuento maravilloso. De ahí surge parte de la narrativa más madura de Ana María Matute con títulos como
Olvidado rey Gudú o Aranmanoth, y Caperucita en Manhattan o La reina de las nieves de Martín Gaite.
Carmen Martín Gaite recreó en su obra diferentes personajes femeninos que deben forjarse a sí mismos a
través de la construcción de su identidad releyendo su pasado, distanciándose de su mundo, o vislumbrando una
vida interior propia. La autora reflexionó en diferentes ocasiones sobre el modelo de construcción femenina en su
producción ensayística, ya desde obras como Desde la ventana, revisión de la literatura femenina desde la
ginocrítica, ya desde estudios sociológicos en los que abordó la identidad de las mujeres de su generación como
sucede en Usos amorosos de la posguerra española.

5. REFERENCIAS PARA ENTENDER ALGUNOS CAPÍTULOS DE ENTRE VISILLOS

PRIMERA PARTE
Capítulo 1
Puesta de largo: Fiesta en que una joven se viste con traje de fiesta y se celebra su entrada en la sociedad.
Carmen Martín Gaite anota en Usos amorosos de la posguerra española: «A las presentaciones en sociedad, ya se celebraran
en casas particulares, si se trataba de una familia muy pudiente, o en algún casino o círculo recreativo, acudían tantas chicas
vistiendo sus primeras galas de mujer en aquella misma fecha y todas tan peripuestas, tímidas y anhelantes que la reacción
varonil más frecuente era la de la cautela, la de no significarse demasiado con ninguna. Bailaban con ellas como con miedo
a arrugarlas, por un lado, y a decepcionarlas, por otro. Y no sabía muy bien de qué hablar».
Gigantillas: Fiestas que se celebraba a mediados de septiembre en Salamanca. Los niños corren alrededor de estos cabezones
evitando recibir algún azote o palo de su parte.

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La niña del wolfram, la duquesa de Rockefeller […] Hasta la del Toronto: La autora hace referencia con estos nombres
a los nuevos ricos que se van incorporando a las costumbres de la burguesía. La explotación de las minas de wolframio fue
un atractivo negocio en la posguerra española.
Estar ful: estar lleno, aunque ful también posee connotaciones de falso y poco valor.
Viudita del conde Laurel: canción infantil que comienza así: «Yo soy la viudita del conde Laurel, /que quiero casarme y no
encuentro con quién», cantar que recogen los deseos de muchas de las jóvenes de la novela.
Capítulo 2
En este capítulo se hace referencia a un famoso torero de los años cincuenta y a otro artista con el que compartió cartel. La
alusión a estos permite contextualizar la obra en su época: Julio Aparicio Martínez y Miguel Báez, Litri, personajes admirados
socialmente. También las calles citadas en este capítulo, la Plaza del Rollo o la calle del Toro, se localizan en la ciudad de
Salamanca.
Capítulo 3
Marina Vlady: actriz francesa cuyo cine, en los años cincuenta, presenta a una mujer libre, independiente.
«Estar en plan»: Carmen Martín Gaite explica en su libro Usos amorosos… que estar en plan era salir con un chico sin que
se formalizara la relación hacia el matrimonio.
Capítulo 4
Miguel de Unamuno (1864-1936) escritor y filósofo existencial profundo profundamente unido a la ciudad de Salamanca.
Fue amigo del padre de Carmen Martín Gaite. Esta rememora en sus anotaciones el trato familiar con el escritor durante su
infancia.
Capítulo 7
Marcelino Pan y Vino fue una película rodada en un pueblo de Salamanca; fue estrenada en febrero de 1955 y supuso un
éxito comercial sin precedentes en su momento, encarnando al discurso ideológico del nacionalcatolicismo. El nivel 2 de la
censura indicaba que era una película apta para la juventud.
Nodo: El nodo (acrónimo de Noticiarios y Documentales) es un noticiero, de carácter publicitario, proyectado
obligatoriamente en los cines españoles, durante el franquismo, antes de la película.
Kermesse: fiesta religiosa de carácter popular con juegos, tómbolas, puestos de comida, etc. con la que se pretende ganar
algún beneficio destinado a una causa humanitaria.
James Mason: actor británico, objetor de conciencia durante la II Guerra Mundial fue conocido por su interpretación de
personajes turbios, atormentados y de moral ambigua.
Capítulo 10
El soldadito o el quintado: romance muy extendido que algunos niños cantaban en un juego de corro: «Mes de mayo, mes
de mayo, /y mes de la primavera, /cuando los pobres soldaditos, /marchaban para la guerra».
Spleen: melancolía, tedio de la vida.
El barrio chino: zonas de la ciudad en la que se recluía la prostitución. El barrio chino de Salamanca tiene una larga tradición
en la cultura popular.
Capítulo 11
El poema de Juan Ramón Jiménez, incluido en su libro Eternidades (1918), dice:
Mis pies ¡que hondos en la tierra!
Mis alas ¡qué altas en el cielo!
−¡Y qué dolor
De corazón distendido!−.
El poema plantea la tensión entre lo real y lo deseado sobre el sujeto que siente. A través de estos versos descubrimos a
Elvira, quien plantea un modelo de mujer que se debate entre lo que le conviene y lo que realmente desea.
La Náusea: novela de Jean Paul Sartre escrita en 1938. En ella plantea que el ser humano antes de ser, existe; es decir, es
conforme a sus circunstancias y acciones. La primera edición en español se publica en Argentina en 1947 sin posibilidad de

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ser importada. Sabemos que en el madrileño café Gambrinus en 1949 Luis Martín Santos, Juan Benet, Carmen Martín Gaite,
Josefina Aldecoa y Rafael Sánchez Ferlosio mantenían una tertulia sobre la obra de Sartre.
Capítulo 12
Yves Montand, cantante y actor con varias nominaciones a los Oscar. Fue un artista comprometido política y socialmente.
Militó en el partido comunista francés hasta finales de los 50.
Guateque: fiesta casera en la que se merienda y baila.
Picup: adaptación del extranjerismo Pick Up, tocadiscos de brazo elevadizo mediante palanca muy usado en fiestas y
guateques de la época.
Juliette Gréco (1927-2020): cantante y actriz conocida como la musa de los existencialistas. Triunfó en 1954 en el Olimpia
de París. Fue amante del escritor existencialista Albert Camus.
Kempis: El Kempis o La imitación de Cristo es un libro del siglo XV que refleja la espiritualidad intimista religiosa del
momento. El libro fue muy leído en España del siglo XX hasta la década de los setenta.
Capítulo 14
«Si lloras porque has perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.» Esta cita de Rabindranath Tagore aparece
en otros textos de Martín Gaite como en Cuaderno de todo, y en La búsqueda del interlocutor. En este último libro la autora
apunta: «Esto es muy de verdad. El tiempo que se despilfarra en quejidos no solamente cría inercia de quejidos nuevos y hace
más difícil la posibilidad de sobriedad ante los avatares y molestias venideras, sino que además imposibilita para recibir la
enseñanza de ese periodo de adversidad, cierra los ojos al aprendizaje».
Capítulo 16
«Hasta la petición de mano, ceremonia que tenía lugar pocas semanas antes de la boda, con el consiguiente intercambio de
regalos, la coacción de la familia se hacía progresivamente abrumadora e inesquivable. Y cuanto mejor se viera tratado el
recién admitido a aquellas habitaciones donde se servían meriendas, se oía la radio, se dilucidaban cuestiones económicas y
se hacía crochet, más prisionero se sentía. También podía sentirse prisionera ella, claro está, pero la conformidad que le
habían predicado desde la infancia le impedía ahondar en aquella vaga insatisfacción experimentada a veces al comprobar
que su novio seguía siendo para ella un perfecto desconocido, al que se acepta y se perdona a ciegas» (Usos amorosos…, p.
182).

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ANEXO: ASPECTOS IMPORTANTES EN EL ESTUDIO DE ENTRE VISILLOS

PREGUNTAS DE CONTEXTO LITERARIO:

1. La novela de C. Martín Gaite en el entorno de la narrativa de los años 50. Características generales
del realismo social de los años 50, otros autores y obras.
2. La obra narrativa de C. Martín Gaite (etapas, obras más importantes).

PREGUNTAS RELATIVAS A LA NOVELA:

1. Los personajes de la novela. Personajes tradicionales y modernos. Lucha por conseguir sus objetivos.
2. Temas y sentido de la novela:
a. lucha entre tradición y modernidad; lucha de generaciones
b. la huida como única salvación
c. la falta de esperanzas y de ilusiones
d. retrato de costumbres, de la vida cotidiana y posibilidades de cambio
3. Los narradores de la novela (Natalia, Pablo, narrador objetivo y omnisciente). Puntos de vista y
perspectivismo.
4. Espacio de la novela: espacios cerrados (casas, pensión/hotel, bares, casino, iglesias) / espacios
abiertos (instituto, calles, estación, cementerio).

PREGUNTAS SOBRE UN FRAGMENTO

1. A partir de un fragmento propuesto (como pregunta de examen):


a. Ubícalo dentro del desarrollo de la novela (hay que saberse el argumento general).
b. Habla de los personajes que aparecen: quiénes son, cómo son, qué piensan, qué importancia
tienen en la novela, qué ideología representan.
c. Cuál es el narrador y qué punto de vista adopta.
d. En qué espacio transcurre el fragmento y qué otros espacios hay en la novela.

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