Critica Sentencia SUJ-025-CE-S2-2021

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SENTENCIA SUJ-025-CE-S2-2021-CONTRATO DE PRESTACIÓN DE

SERVICIOS-CONTRATO REALIDAD
Natalia Ariza Mejia

El Consejo de estado mediante la sentencia de unificación SUJ-025-CE-S2 del 9 de


septiembre del 2021 reguló la prórroga desmedida de los contratos de prestación
de servicios, estableciendo que las entidades públicas que contraten bajo esta
modalidad deberán poner total atención al momento de estructurar los procesos
contractuales en cuanto al componente temporal, realizando una plena
identificación del plazo requerido para el adecuado cumplimiento de las
obligaciones y con ello el objeto contractual.
Con dicha sentencia, se busca regular el uso desmedido de los contratos por
prestación de servicios por parte de algunas entidades del estado, los cuales a
través de esta figura evaden el reconocimiento de prestaciones sociales y el pago
de otros conceptos propios de las vinculaciones laborales, a quienes de una u otra
forma en el cumplimiento de sus obligaciones configuran los elementos
estructurales propios de estos contratos, es decir, la prestación de un servicio en
forma continua y subordinada.
Como principal característica, la alta corte realiza una reiteración a la finalidad del
contrato estatal de prestación de servicios, puesto que como se ha observado a lo
largo de los años, las entidades estatales han utilizado esta figura contractual para
ocultar la verdadera naturaleza de las relaciones laborales e ir en detrimento de los
derechos de los trabajadores, transgrediendo así las normas constitucionales en la
materia.
Del mismo modo, se establece que aquella relación contractual que finalice por
vencimiento del plazo inicialmente establecido no podrá reiniciarse mediante un
nuevo contrato de manera inmediata, toda vez que, se requiere que transcurra un
mínimo de 30 días hábiles entre aquel acto que termina y aquel que inicia, con la
finalidad de impedir que se configure una relación laboral “encubierta” y así facilitar
el cómputo de la prescripción de los derechos laborales reclamados cuando se está
ante un contrato realidad.
Es importante mencionar que, el término contemplado en la decisión no es un
criterio obligatorio que se deba aplicar de manera uniforme, sino un criterio
orientador que puede flexibilizarse de conformidad con las circunstancias
especiales del caso en concreto y que sean debidamente probadas en el proceso.
Por otro lado, la alta corte hace referencia a la improcedencia de devolución de
aportes correspondientes a seguridad social del contratista en los casos en los que
se declare el contrato realidad celebrado con la entidad pública, puesto que, los
mismos fueron recaudados como recursos de naturaleza parafiscal, imposibilitando
su devolución, ya que son de obligatorio pago y fueron recaudados para un fin
específico.
En mi opinión con esta sentencia las altas cortes pretenden poner en jaque a las
entidades estatales para que no contraten con particulares o trasformen los
contratos de prestación de servicios en legítimos contratos de trabajo. Si bien lo que
se pretende, es la constitución de una medida de protección a la relación laboral y
con ello, que no solo se impida que se oculten verdaderas relaciones laborales, sino
que también se desnaturalice la contratación estatal, sin embargo, a mi modo de ver
lo único que logran con dicho pronunciamiento es que se establezca la posibilidad
de que las entidades judiciales únicamente obliguen a las partes hacia un conflicto
jurídico sin ser estas un ente controlador sobre el fondo de la problemática.
En consecuencia, el Estado no puede contratar personal por medio de la figura de
prestación de servicios para el desempeño de funciones de carácter permanentes
o misionales, y en todo caso, ello se admite de manera excepcional cuando no haya
suficiente personal de planta o se requieran conocimientos especializados, pero en
ningún caso esto puede tener vocación de permanencia, pues lo que realmente se
estaría encubriendo es una relación laboral que correspondería a una vinculación
legal y reglamentaria y no al uso del contrato de prestación de servicios.
Considero que la realidad del comportamiento político administrativo de las
entidades del Estado Colombiano es escalofriante, en donde los dirigentes políticos
abusan de las necesidades, estableciendo la voluntad política en el “pago de favores
políticos”, siendo así, que la mayoría de los contratos suscritos de prestación de
servicios profesionales o técnicos, son cuotas burocráticas de los políticos a los
cuales le dan el poder para que manejen a distancia ciertas empresas del Estado y
ellos indiquen quienes son las personas a contratar sin contemplar ningún tipo de
meritocracia, abarcando así desde el cargo más alto hasta la empresa de aseo que
se contratará a futuras vigencias. En consecuencia, considero que el uso
indiscriminado de contratos de prestación de servicios constituye una violación
sistemática de la Constitución Política de 1991.
Por consiguiente, es evidente la desnaturalización en la que ha caído la creación
legal de la figura del contrato de prestación de servicios, la cual es usada como
fachada para encubrir verdaderas relaciones laborales y así evitar el pago de
prestaciones sociales, e indudablemente, como se mencionó anteriormente, usada
como instrumento político para la retribución de favores de esta índole,
evidenciándose un claro abuso del derecho, pues si bien la ley permite hacer uso
de esta modalidad de contratación, las entidades del estado colombiano,
aprovechan los vacíos normativos que presenta esta modalidad para favorecer sus
intereses personales y a su vez desmejorar las condiciones laborales del contratista.
Es importante mencionar que, el contrato de prestación de servicios no puede
constituirse en un instrumento para desconocer los derechos laborales y conforme
a ello, en aras de hacer triunfar la relación laboral sobre las formas que pretendan
ocultarla, es de suma importancia acudir a los principios constitucionales del artículo
53 de la Constitución Política, que contempla la primacía de la realidad sobre las
formalidades establecidas por los sujetos de las relaciones laborales y la
irrenunciabilidad a los beneficios mínimos establecidos en las normas, con la
finalidad de exigir la especial protección en igualdad de condiciones a quienes
realizan la misma función pero en calidad de servidores públicos, lo anterior,
independientemente del nombre que las partes asignen o denominen al contrato, a
mi modo de ver, lo realmente relevante es el contenido de la relación de trabajo.
Cabe destacar que estos contratos son una modalidad de trabajo con el estado de
tipo excepcional, el cual está concebido como un instrumento para atender
funciones ocasionales y no del giro ordinario o que siendo parte de ellas no pueden
ejecutarse con empleados de planta o se requieran conocimientos especializado.
Así mismo, el ejercicio de funciones permanentes en la administración pública debe
realizarse con el personal de planta, que corresponde a las personas que ingresaron
a la administración mediante el concurso de méritos.
Realmente cuestiono la decisión del Consejo de Estado, pues si bien lo que se
pretende y como lo dije anteriormente, es que las entidades estatales no contraten
con particulares o trasformen los contratos de prestación de servicios en legítimos
contratos de trabajo, considero que, se constituyó una desmejora para todos
aquellos contratistas que ocupan dicha modalidad, lo anterior, en el entendido en
que la realidad de los mismos se basa en trabajar sin recibir contraprestación alguna
durante ese “periodo” de continuidad, constituyendo no solo la prestación personal
del servicio sino la retribución periódica y la subordinación por parte de la entidad,
ocultando la verdadera naturaleza de la relación laboral.
No olvidemos que las normas y los principios del derecho al trabajo tienen como fin
enfatizar que toda relación laboral entre particulares y el estado debe estar
precedida por una perspectiva garantista, de igual forma, al existir numerosos
pronunciamientos judiciales sobre esta problemática, no encuentro favorable la
medida en que las autoridades competentes aun sabiendo las recomendaciones de
la OIT, en especial la 198 de 2006, no pongan en conocimiento ni tomen las medidas
pertinentes antes los entes de control y los organismos internacionales para evitar
que dicha problemática siga ocurriendo y con ello evitar esas conductas irregulares
por parte de las entidades.
BIBLIOGRAFIA

• Sentencia suj-025-ce-s2-2021
• Recomendación de la OIT 198 de 2006
• Artículo 53 de la Constitución Política.
• Articulo denominado “Contrato realidad en las entidades públicas
colombianas”, escrito por Diego Omar Salas Andrade/Osca Javier Parra
Acuña, Véase en:
https://repository.usta.edu.co/bitstream/handle/11634/10427/Salasdiego201
7.pdf?sequence=1&isAllowed=y
• Henao Pérez, J. (2010). Contrato realidad entre una persona y una institución
oficial no significa que se adquiera la calidad de empleado público.

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