Ronshu8 03.ochatoma
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Ronshu8 03.ochatoma
Monqachayuq, Wari
Palabras clave
arquitectura funeraria, área sagrada, culto a los ancestros, prácticas funerarias,
ofrendas
1. Introducción
La etapa histórica que comprende el Horizonte Medio o época del Imperio wari es, sin
lugar a dudas, una de las más complejas, pero al mismo tiempo importantes, dentro del
contexto de la arqueología andina porque en ella aparece un Estado que se caracteriza por
tener un sistema monolítico, centralizador y conquistador que se expandió por una gran
parte del territorio peruano, incorporando bajo su dominio a un conjunto de Estados
regionales. Los antecedentes de Wari tienen sus raíces en Ayacucho, una región hasta ese
entonces algo marginal dentro del proceso civilizatorio de los Andes Centrales, donde la
cultura regional Huarpa procesaría algunas innovaciones trascendentes en sus fases tardías.
Se ha señalado la importancia que habrían tenido los tradicionales contactos de la región
ayacuchana con la costa de Ica y Nazca, así como con la sierra sur y el altiplano del Titicaca
—desde donde habría recibido notables influencias de Nasca y Tiahuanaco respectivamente
(Menzel 1964, 1968), en el proceso de surgimiento del fenómeno wari.
Como producto de las influencias recibidas sucesivamente surgió un Estado expansivo
cuya sede principal fue la metrópoli de Wari. Se afirma que se trata de una ciudad con
sectores diferenciados funcionalmente y cuya construcción se hizo de modo planificado.
Sobre la base de las características de los restos de estructuras arquitectónicas se sabe que
había sectores dedicados al culto religioso, palacios destinados a los gobernantes y
funcionarios relacionados con el poder político, áreas de cementerios con mausoleos de
piedra labrada, almacenes, áreas residenciales, áreas de producción artesanal, entre otros.
Hasta la actualidad, la ciudad de Wari no ha tenido una suficiente información como
resultado de investigaciones sistemáticas; las existentes si bien significativas aún son
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Arquitectura funeraria y ritual en el sector de Monqachayuq, Wari
escasas para la comprensión de los diversos modos de vida que se dieron al interior de esta
gran urbe. En este marco, conociendo la complejidad del problema urbano y organizacional
al interior de Wari centramos nuestra atención en el sector de Monqachayuq y nos
propusimos responder a un conjunto de interrogantes: ¿cuál fue la función que tuvo este
complejo?, ¿se trata, en efecto, de un área funeraria donde fue enterrada parte de la elite
gobernante de Wari?, ¿en qué momento fueron construidos los mausoleos y las cámaras
semisubterráneas halladas?, ¿están relacionadas las evidencias de saqueo con los procesos
con el colapso del Estado imperial?
Los trabajos de investigación realizados durante las diferentes temporadas nos han
permitido responder parcialmente las preguntas formuladas, las cuales se basan
estrictamente en la información empírica de la cual damos cuenta en el presente trabajo.
2. Antecedentes de la investigación
Las primeras referencias acerca del sector de Monqachayuq las encontramos en los
trabajos de Walter Wong (1977), quien menciona la existencia de galerías subterráneas con
abundante cantidad de restos óseos humanos en su interior. Asimismo, se refiere a la
existencia de una considerable cantidad de bloques de piedra finamente tallados, con
perforaciones circulares como si formaran parte de un sistema de tuberías para la
conducción de agua.
En 1977 se iniciaron trabajos auspiciados por Instituto Nacional de Cultura y el
Ministerio de Industria, Comercio, Turismo e Integración. Sus labores consistieron en la
limpieza, conservación y excavaciones restringidas a cargo de Abelardo Sandoval y
Francisco Solano, quienes intervinieron en dos temporadas que se prolongaron hasta 1978.
La primera temporada se concentró en las excavaciones de las galerías subterráneas y la
segunda se realizó en 1978, cuando se completaron las excavaciones en las galerías y en un
recinto con planta en forma de «D» con 18 hornacinas en el que se hicieron dos pozos de
cateo.
De acuerdo con la información proporcionada en ambas temporadas se sabe que
develaron una galería funeraria subterránea dividida en cuatro partes. Tenía una planta de
forma rectangular alargada y forma trapezoidal en corte. Su longitud era de 48 m divididos
en cuatro tramos, cada uno de ellos de 12 m de largo. Su cubierta estaba compuesta por
grandes lajas de piedra labrada de forma rectangular con pequeños agujeros a modo de
respiraderos que se prolongaban a través de unos canales en los muros interiores. Dentro de
las galerías se hallaron fragmentos de cerámica fina, conchas marinas, conchas terrestres,
restos de tejidos, evidencias de cuero, cuentas de turquesa y abundantes restos óseos
humanos que correspondían a un total de 87 individuos (Solano & Guerrero 1981).
Vera Tiesler (1996) realizó análisis de los restos óseos humanos recuperados en las
galerías funerarias subterráneas del sector de Monqachayuq que correspondían a entierros
secundarios de un total de 95 individuos identificados a partir de un número similar de tibias
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3. El sector de Monqachayuq
develado por Ismael Pérez en 1997. Inicialmente, la superficie del área correspondía a una
depresión cultural alargada de orientación norte-sur que estaba cubierta en su integridad por
arbustos, gramíneas, cactus y escombros de excavaciones anteriores que, al ser excavada,
mostró restos arquitectónicos dentro de un gran patio hundido de forma rectangular y
esquinas curvas. Tiene 24 m de largo, 11,39 m de ancho y una profundidad aproximada de 5
m desde el nivel de la superficie (Figura 2). Tiene dos muros laterales adosados a la roca en
los lados este y oeste, con una altura máxima de 4,50 m y tres escalones a modo de pequeñas
plataformas que estaban destruidas en tramos. No se hallaron evidencias de muros hacia el
lado norte, donde se observaba una gran destrucción y afloramientos rocosos, mientras que
el muro periférico del lado sur estaba asociado a dos probables cámaras funerarias en
proceso de construcción con un posible acceso escalonado hacia el sureste.
Fue construido con mampostería mixta conformada por piedras de diversos tamaños,
entre ellas lajas, pachillas y piedras labradas unidas con mortero de barro. Se caracteriza por
la utilización de lajas de piedra canteada de forma alargada con la cara plana hacia el
paramento interno y asentadas con mortero de barro. Detrás del paramento hay un relleno
con piedras irregulares y barro que sirvió para darle solidez.
La parte interna del espacio arquitectónico de planta rectangular estaba cubierta por un
relleno de componentes prehispánicos y contemporáneos. El relleno moderno correspondía a
escombros de excavaciones realizadas en el mausoleo, mientras que el relleno antiguo,
estaba compuesto por tierra suelta y semicompacta que cubría una gran cantidad de piedras
dispersas de diversas dimensiones que mostraban trabajo de canteado y labrado fino. Las
piedras labradas son rectangulares, trapezoidales con orificios centrales y cuadrangulares.
También hay formas curiosas y que recuerdan a televisores antiguos debido a que cinco de
sus lados labrados eran planos, mientras que el otro era de forma cónica irregular; es
probable que sirvieran para adosarse a la pared o para la construcción de muros de dos
hileras.
A una profundidad aproximada de 4,50 a 5 m se encontró parte del piso, que fue hecho
por medio de la nivelación de la roca. En ese piso se definieron varias fosas y cistas
disturbadas que estaban cubiertas por rellenos de piedras y tierra. No se encontraron restos
óseos ni parte del ajuar asociado, pero había uno que contenía tiestos del estilo Huarpa a una
profundidad de más de 3 m. En otras fosas había lajas de piedra labrada de forma
rectangular enterradas que probablemente sirvieron de cubierta a las tumbas (Figura 2).
La evidencia que llamó nuestra atención fue el hallazgo de unos trazos escalonados
dibujados en la parte plana del piso paralelo al muro del lado oeste. Estaban marcadas
claramente por medio de una incisión hecha con un instrumento puntiagudo y se
identificaron al limpiarse la superficie. La presencia de gran cantidad de piedras labradas
dispersas dentro del área nos llevó a suponer que, tal vez, se estaba proyectando construir un
nuevo mausoleo con cámaras y celdas que nunca se llegó a concretar (Figura 3).
Para su construcción se tuvo que extraer una considerable cantidad de roca de
consistencia suave, lo que fue hecho por medio de cinceles. Las marcas de estas
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Arquitectura funeraria y ritual en el sector de Monqachayuq, Wari
herramientas quedaron impresas en las paredes de los muros adosados en los cuatro lados.
El piso era de roca natural y en él había varias fosas que tenían forma cilíndrica y una
profundidad de entre 1,50 a 2 m. De igual modo, se identificaron cistas disturbadas
destruidas parcialmente y cubiertas con tierra y piedras que, al parecer, correspondían a la
ocupación temprana del sitio ya que aparecen asociadas a tiestos de los estilos Huarpa,
Chakipampa Temprano, Caja y Ocros.
La definición de la función del lugar, al que inicialmente denominamos ‘patio hundido’,
se hizo en base al hallazgo de dos probables cámaras adosadas a la pared interna y a un
probable acceso. Estaban hechas con piedras labradas (Figura 4). La primera estaba ubicada
hacia el lado sureste y se conectaba con un vano de acceso. Se trata de una probable cámara
funeraria de planta rectangular compuesta por tres muros de una sola cara en la parte interna.
Sus dimensiones, incluyendo el ancho del muro, son 2,60 m de largo por 2,50 m de ancho.
La parte interna mide 1,90 m de largo por 1,80 m de ancho, con un espesor del muro que
varía de 30 a 70 cm. La base de la estructura está asentada sobre la roca natural y encima de
un relleno que sirvió para nivelar el piso. Los muros se componen de piedras labradas
unidas con un mortero fino de arcilla y arena fina. Para la unión de las piedras se utilizó
puzolana blanca. Un elemento característico es la presencia de una acanaladura de 22 a 26
cm de ancho y una altura de 1,15 m ubicada en el paramento del lado este.
La segunda cámara se ubica cerca de la esquina del lado suroeste y tiene planta
rectangular. Se compone de tres muros y sus dimensiones internas son de 3 m de largo por
1,60 m de ancho, y sus muros tienen un grosor variable de 20 a 60 cm. Fue construida sobre
una superficie previamente nivelada con piedras menudas y tierra compactada. En las
uniones se observa también arcilla y puzolana. Presenta una acanaladura redondeada en el
paramento interno del muro del lado este, mientras que en la esquina del lado sureste hay
una hornacina de forma rectangular de 50 por 40 cm (Figura 5).
diferentes tipos de cuentas entre las que se registraron 13 cuentas alargadas de concha
Spondylus, así como una cuenta semicircular, cuatro circulares, siete cilíndricas, 12
trapezoidales y una de forma cuadrangular, todas elaboradas de turquesa. Asimismo, la
mayor cantidad corresponde a cuentas circulares hechas de conchas de caracol terrestre y
marino y tienen un orificio central. Sus bordes están redondeados de manera regular (Figura
6).
El segundo contexto fue ubicado en la misma dirección de los anteriores y estaba en la
cimentación del primer muro de la plataforma. Lo componen otra concentración de cuentas
pequeñas de forma circular hechas de turquesa, conchas diversas y concha Spondylus, así
como un caracol marino íntegro del tipo cono (Conus patricius). Estaban al interior de una
especie de canaleta tallada en la roca sobre la que se edificó el muro; se distribuían dentro de
un espacio de 1,50 m de largo por 40 cm de ancho. Las cuentas estaban impregnadas en una
capa de barro junto con el caracol marino y muy cerca había restos óseos de un ave no
identificada sobre una capa de pigmento de color verde agua. Los hallazgos registrados son
una concha de caracol marino cono (Conus patricius), 22 cuentas de concha Spondylus de
forma alargada, cuatro cuentas de turquesa de forma trapezoidal, dos cuentas de turquesa
circulares, dos cuentas de turquesa de forma cilíndrica, 220 cuentas circulares de concha
Spondylus y 1006 cuentas circulares de turquesa (Figura 7).
Por último, se recuperó un contexto de ofrendas no alterado al interior de un recinto muy
disturbado. Se trata de un pequeño contexto cerrado que tiene una planta casi cuadrangular
formado a partir de cuatro piedras planas a modo de lajas que formaban una especie de
pequeña caja. Se consolidó con mortero de barro e incluía una cubierta con lajas de piedra
de forma casi rectangular. Tenía una matriz de 70 cm aproximadamente y en su interior
había una pequeña figurina de camélido hecha en bronce que estaba parada en la parte
media. Su estado de conservación es regular y tiene evidencias de corrosión natural de color
verdoso. La figurina mide 4,4 cm de largo por 3,8 cm de alto (Figura 8).
Por la información obtenida, es evidente que la estructura de planta rectangular construida
debajo de la superficie, corresponde a un mausoleo que estaba en proceso de construcción
para el cual ya se habían acumulado los materiales necesarios. La presencia de una gran
cantidad de bloques de piedra labrada de diferente tipología en el interior demuestra que ya
se había habilitado un espacio que previamente había servido como área funeraria y
correspondía a una etapa anterior. Las fosas cavadas debajo del piso para entierros antiguos
fueron niveladas con rellenos intencionales previa extracción de su contenido. Por los
materiales asociados, estas datarían del final del Período Intermedio Temprano y las fases
iniciales del Horizonte Medio.
de Monqachayuq cubrían a modo de protección el conjunto de las galerías (Figura 9). Las de
mayor dimensión, situadas en el lado sur del patio hundido, están en buen estado de
conservación y tienen una orientación de este a oeste. Miden 16,40 de largo por 1,44 m de
ancho, y 2,04 m de altura. Muestran evidentes signos de haber sido profanadas por la
presencia de muros y techos colapsados en el extremo oeste, donde había una gran laja que
separaba un ambiente pequeño asociado a otra fosa. Presentan un tipo constructivo de
mampostería ordinaria con piedras planas unidas con una capa fina de mortero de barro y
cuyo lado recto está orientado hacia el paramento interno, donde se aprecian cinco pilastras
ubicadas en el muro sur. Sobre el paramento se perciben evidencias aisladas de pintura
blanca sin revoque de barro. El techo tiene nueve grandes bloques rectangulares de roca
andesítico-basáltica a manera de cubierta de la galería. En cada una de sus uniones hay un
orificio en la parte media que funciona como un tragaluz que ilumina la fosa cavada en la
roca ubicada inmediatamente por debajo al interior de la galería subterránea (Figura 10). En
el fondo hay un pavimento plano de 3 a 5 cm de espesor colocado sobre la roca madre y que
fue hecho con diatomita, puzolana y arena, lo que le dio una consistencia muy compacta. A
lo largo del pasadizo interno se definieron con claridad cinco intrusiones en el piso que, al
excavarlas, develaron la presencia de cinco fosas de forma cilíndrica cavadas en la roca; su
profundidad oscila entre 2 a 2,80 m y estaban cubiertas por un relleno de tierra y piedras.
Ninguna de las fosas tenía un contexto intacto porque todas fueron disturbadas
probablemente durante la época de abandono y solo hay tiestos, restos óseos humanos y de
animales dispersos.
La segunda galería está ubicada en lado noroeste, colindante por el este con el segundo
mausoleo descubierto por Cabrera en 2015. En la parte superior se definió un espacio
arquitectónico de forma rectangular, con muros con revoque y pintura blanca, y un piso
compacto compuesto de puzolana con diatomita que cubría unas lajas rectangulares que
servían de techo a la galería subterránea. Esta tenía una orientación de sur a norte, una
longitud visible de 10,60 por 2,20 m de ancho y una altura de 1,85 a 1,90 m. Presenta un
corte de forma trapezoidal y muros laterales hechos con mampostería ordinaria y piedras
planas canteadas con las caras planas orientadas hacia el interior, donde hay tres pilastras.
Su acabado es un tanto rústico ya que hay pachillas entre las uniones de barro (Figura 11).
Hacia el lado sur no fue excavada en su totalidad debido a una gran destrucción en parte de
los muros laterales y en dinteles que están dentro de las galerías. Nueve bloques de piedra
labrada de forma rectangular y cuadrangular permanecen in situ; también hay cuatro
orificios laterales hacia el este que están asociados a otras fosas cilíndricas cavadas en la
roca. En otros casos hay una especie de canal en una de las paredes laterales de la galería
interna cuya proyección coincide con la boca de las fosas (Figura 12).
Sobre el piso se encontró una capa fina de limo compactado que cubría tiestos
correspondientes a botellas pequeñas del estilo Huamanga. De igual modo, se hallaron
puntas de proyectil de obsidiana y basalto, una lámina de oro en forma de flecha y
fragmentos dispersos de restos óseos humanos, como molares y costillas. Al retirar el limo
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producido por filtración de agua se definió un piso compacto de diatomita con puzolana en
el que había huellas de cuatro intrusiones que correspondían a fosas cavadas en la roca (con
una profundidad de 2,50 a 2,85 m) y que estaban cubiertas por un relleno de tierra y piedras
(Figura 13). Al interior se hallaron escasos restos óseos humanos dispersos.
La tercera galería fue encontrada debajo de un espacio arquitectónico de planta
rectangular. Estaba orientada de este a oeste y mide 8 m de largo por 2,10 m de ancho. El
acceso se ubica en el muro del lado norte, el cual tiene 1,10 m de ancho y donde se observan
jambas de 80 cm de altitud y un umbral de 10 cm de grosor. Asimismo, en el muro del lado
norte hay tres hornacinas de planta ligeramente trapezoidal con restos de enlucido de color
blanco en buen estado de conservación (Figura 14). Los muros, de mampostería ordinaria, se
construyeron con piedras planas unidas con argamasa de barro. En cuanto a los acabados del
paramento, exhiben un revoque de 8 a 10 cm de grosor que estaba pintado de color blanco y
su estado de conservación es regular. El piso se compone de agregados de puzolana con
diatomita de consistencia compacta y 8 cm de grosor; allí se definió la presencia de seis
intrusiones irregulares que cortan el piso y se conectaban con unos orificios circulares
tallados en los bloques de piedra. El piso fue colocado sobre un apisonado de barro que, a su
vez, descansaba sobre bloques grandes de forma rectangular que servían de techo de la
galería situada debajo.
La galería tiene una planta rectangular de 7,30 m de largo por 1,70 m de ancho y una
altura de 2 m desde el piso hasta el techo. Bloques megalíticos tallados de forma rectangular
sirven como piso del recinto superior, y como techo o cubierta de la galería funeraria
subterránea. Esta tiene un corte ligeramente trapezoidal y consiste de dos muros paralelos
que se construyeron luego de haberse cavado una ancha zanja; a sus lados se adosaron los
muros, los cuales tienen una sola cara interna y paramento uniforme, y sobre ellos se
colocaron lajas rectangulares como cubierta. Presenta dos columnas o pilastras edificadas
con la técnica de la mampostería mixta, con una altura de 1,74 m por 62 cm de ancho y 26
cm de espesor. Están dispuestas cada 1,90 m y forman una especie de tres paneles que sirven
de soporte a los dinteles y a las lajas de piedra labrada. En las paredes de los muros
interiores de la galería subterránea se aprecia una mampostería mixta compuesta de bloques
de piedras labradas de forma cuadrangular y piedras planas unidas con mortero de barro. En
algunos segmentos del paramento se puede observar que probablemente se utilizó una
mezcla de puzolana con diatomita que reemplazó al mortero de barro para darle una mayor
solidez a la estructura (Figura 15).
La cubierta o techo está compuesta por seis grandes lajas de tipo andesítico-basáltico de
forma rectangular y esquinas redondeadas. Sus dimensiones varían entre 1,95 m y 1,80 m de
largo, 1,20 m y 1,72 m de ancho, y 24 cm y 28 cm de espesor. Asimismo, presenta tres
orificios a modo de tragaluz dispuestos a una distancia de 2, 2,50 y 2,60 m; se conforman a
base de tallados semicirculares ubicados en el extremo medio de las lajas y los dinteles. Al
ser ensamblados forman círculos de entre 14 a 16 cm de diámetro (Figura 16) y cuya
proyección central coincide casi con la parte media de unas fosas cavadas debajo del piso.
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El piso de la galería —a una profundidad de 2 m con relación a las cubiertas— está formado
a partir de la mezcla compacta de agregados de puzolana con diatomita (Figura 17). A lo
largo de su recorrido el piso está alterado por seis intrusiones de formas irregulares que
tenían un relleno de tierra, puzolana y piedras a nivel del piso; tres de ellas corresponden a
fosas funerarias cuya profundidad oscila entre 2,50 a 3 m (Figura 18). Cabe destacar que en
una de las fosas disturbadas se encontraron restos óseos humanos dispersos que incluían
huesos que correspondían a una cabeza, por lo que constituye una de las pocas evidencias
que demostrarían que, al interior de las fosas de forma cilíndrica, cavadas en la roca, se
habrían colocado individuos en posición fetal, probablemente en fardos.
No se han hallado evidencias de un acceso a la parte inferior y todo parece indicar que las
galerías funerarias subterráneas fueron selladas una vez que se depositaron los cadáveres en
las fosas. Estas fueron cubiertas, a su vez, por losas circulares con un orificio central (Figura
19), el mismo que se alineaba en línea recta con otro orificio del techo, con lo que se
generaba un acceso de luz directo hacia las fosas (Figura 20). El material cultural
recuperado dentro del relleno estaba compuesto por tiestos de los estilos Chakipampa,
fragmentos de ollas en miniatura del estilo Huamanga, Huarpa Negro sobre Blanco, Huarpa
Ante, Okros, Wari Negro, Huamanga, Viñaque, Cruz Pata, Caja y un fragmento tosco con
bastante mica presumiblemente de filiación chanca. También había restos óseos humanos en
escasa cantidad, como costillas, fémures, rotulas y fragmentos de cráneos, entre otros
dispersos al interior del relleno.
Por último, el cuarto tramo de las galerías corresponde a otra orientada de este a oeste,
colindante con la segunda galería, pero de menores dimensiones y más destruido. Al igual
que en las anteriores, en la parte superior hay un recinto de planta rectangular cuyas paredes
tenían, probablemente, nichos internos y piso compacto de puzolana con diatomita que
presenta evidencias de una gran destrucción debido a que los bloques de piedra labrada que
cubrían la parte interna fueron removidos parcialmente se mantienen en su lugar dos bloques.
Debajo del espacio arquitectónico había otra galería subterránea cuyas dimensiones son de
5,80 m de largo por 1,50 m de ancho, y una altura entre 1,95 a 2 m. Tiene dos pilastras y
muros de corte trapezoidal construidos con piedras planas cuya cara plana estaba orientada
hacia el paramento interno. El techo, compuesto por losas de piedra tallada, tiene tres
orificios labrados que se alinean de manera vertical con la parte media de las tres fosas de
forma cilíndrica cavadas en la roca (Figura 21). Un hallazgo muy importante lo constituye
un bloque de piedra tallada de forma circular con orificio central que estaba recostada en la
pared, al costado de una de las fosas. Ello demuestra que las fosas tenían cubiertas de piedra
a nivel del pavimento interno; estas habrían facilitado el acceso al interior y sobre ellas se
habrían depositado ofrendas. Otra particularidad es la presencia de dos hornacinas en los
muros laterales cuya base estaba a nivel del piso y se proyecta hasta la parte media. Tienen
forma trapezoidal y están parcialmente destruidas. Los materiales culturales asociados al
relleno de la galería y las fosas están compuestos por tiestos y restos óseos humanos y de
animales dispersos sin orden alguno ni asociación.
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nivel del pavimento de la fosa. El pavimento fue hecho con puzolana y diatomita y su grosor
varía de 5 a 8 cm; presenta intrusiones como resultado de la disturbación.
Esta es una de las pocas tumbas que nos muestra con claridad evidencias de saqueo pues
se han encontrado asociadas a entierros disturbados al interior de por lo menos cuatro
concavidades. Una de ellas, ubicada hacia el lado oeste, tenía una profundidad de 1,15 m y
en su interior había restos óseos humanos sobrepuestos entre los que se identificaron tres
cráneos, huesos largos, pelvis, fragmentos de mandíbula y dientes en mal estado de
conservación. Asociados a ellos había fragmentos de cerámica de los estilos Huarpa Ante y
Polícromo y Chakipampa, fragmentos de carbón, cuentas circulares de conchas de caracol
terrestre y cuentas tubulares de Spondylus, lapislázuli y turquesa dispersos en el relleno. En
otra concavidad solo se recuperaron fragmentos de restos óseos humanos dispersos y
sobrepuestos, entre los que destaca un fémur, una tibia y un cúbito asociados a fragmentos
de cerámica huarpa y chakipampa. Destaca el hallazgo de 65 cuentas circulares de concha
de caracol terrestre que formaban parte del ajuar funerario. Muy cerca de las concavidades
que contenían los entierros secundarios había fosas pequeñas en el piso que, al parecer,
contenían parte del ajuar funerario que fue extraído por los saqueadores (Figura 32).
Los materiales culturales recuperados en el relleno que cubría la fosa son significativos ya
que demuestran que esta tumba en fosa corresponde a las fases iniciales de la época wari
pues había fragmentos de cerámica huarpa asociados a fragmentos del estilo Chakipampa
Temprano. Igualmente son importantes los hallazgos de cuentas circulares con orificio
central de concha de caracol terrestre, conchas fragmentadas de Spondylus y Strombus,
cuentas circulares de turquesa, cuentas tubulares de lapislázuli, una punta de proyectil de
obsidiana, un fragmento de metal amorfo oxidado (posiblemente cobre), una cuenta circular
de oro con cuatro orificios de 1,30 cm de diámetro y una lámina de oro de forma romboidal
con los bordes redondeados (de 1,60 cm de largo y 1,20 cm de ancho).
Por último, se encontró un tipo de tumbas mixtas en los que se conjugan las fosas con las
cistas, lo que incluye ductos de comunicación entre unas y otras. Estos casos se registraron
al interior de dos espacios arquitectónicos dentro del conjunto arquitectónico situado en el
lado sureste de Monqachayuq (Figura 33). En realidad, corresponde a un recinto de planta
rectangular que fue dividido en dos por un muro intermedio que forma dos recintos de
planta casi cuadrada con paredes que tenían restos de revoque. Tenían un piso muy
deteriorado que cubría parte de una cubierta de tumba compuesta por dos bloques de piedra
labrada; en la parte media de ambos estaban talladas acanaladuras semicirculares, las que
formaban un agujero central al unirse las piedras por su lado recto (Figura 34). Al igual que
las anteriores, presenta un forado al costado a través del cual se ingresó al interior para
extraer el ajuar funerario. La cista tiene un diámetro de 86 cm, una forma cilíndrica en
planta y su profundidad es de 1,73 m desde la boca hasta la base; a partir de allí se proyecta
una concavidad que va en forma ascendente a modo de una rampa. Presenta un acceso de 96
cm de altura, 20 cm de ancho superior y 48 cm de ancho inferior y fue elaborada tallando
directamente la roca, que no es muy compacta. Tiene un piso llano con ligera forma convexa,
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mientras que el cielo raso es abovedado, tallado de forma cóncava en la misma roca madre
(Figura 35). La estructura estaba asociada a un contexto de concentración de cuentas de
conchas marinas y terrestres de forma circular e irregular con orificio central. Estaba
distribuida dentro de un diámetro de 15 cm y, al parecer, formaron parte de un collar. Junto a
ellas había fragmentos de carbón, huesos humanos (entre ellos un maxilar con dos dientes) y
fragmentos de cerámica de los estilos Chakipampa, Ocros, Huarpa Negro sobre Blanco,
Huarpa Ante, Huarpa Polícromo, Wari Negro y Viñaque.
El recinto contiguo no tenía cubierta y solo hay lajas de piedra con barro alrededor de la
boca sobre la que se asentó la cubierta. Corresponde a una fosa de forma cilíndrica cavada
en la roca, con una profundidad de 1,90 m cuya pared tenía un revoque de barro para darle
cierta uniformidad interna. La fosa tiene dos concavidades de forma casi oblonga cavadas en
la roca que se comunican con la otra tumba en cista a través de un forado en el que hay un
acceso de forma casi trapezoidal construido con lajas de piedra con la cara plana orientada
hacia el paramento (Figura 36).
Es importante mencionar que asociados a las fosas había restos óseos humanos, entre
ellos partes de cráneos, dientes, fémures, escápulas, un maxilar fragmentado, tibias y
vertebras en mal estado de conservación que corresponden a varios individuos. Estaban
dispersos o concentrados unos sobre otros junto a fragmentos de carbón y una significativa
cantidad de tiestos de los estilos Huarpa Polícromo, Ocros, Cruz Pata y Chakipampa
Temprano. De igual modo, se identificaron restos óseos de camélidos fragmentados.
En los estratos inferiores, cerca de los cimientos, había un muro circular con indicios de
revoque y pintura roja que, al parecer, correspondió a parte de algún recinto ceremonial de la
época huarpa; fue desmontado para construir una nueva edificación y habilitar los espacios
internos como tumbas en fosas y cistas. Este es un patrón recurrente no solo en la metrópoli
de Wari, sino en poblados periféricos como Conchopata y Aqo Wayqo. Todo parece indicar
que el conjunto arquitectónico fue construido con fines rituales para el culto a los ancestros,
ya que no se han hallado evidencias de la realización de actividades domésticas.
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El espacio en «D» tiene el muro recto orientado hacia el sur, donde está el acceso. Su
diámetro externo varía de 18 a 18,40 m. El grosor del muro que circunda el recinto oscila de
2,75 a 3 m debido a que lo conforman dos muros adosados que fueron unidos con mortero
de barro. Para su construcción se emplearon grandes bloques de piedras planas canteadas,
cuyas caras planas están orientadas hacia la parte interna. Había escasas evidencias de un
piso compacto en el lado este, pegado al muro. Debajo de la capa superficial y dentro del
espacio interno se definió un muro de lados irregulares con orientación norte-sur, el cual no
tenía cimentación y fue construido muy rústicamente, tal vez con el objeto de proteger el
conjunto y despistar a los saqueadores.
Las capas superficiales tenían una consistencia compacta, pero conforme se fue
profundizando se definió un gran relleno de tierra semicompacta compuesto en su mayor
parte de bloques de piedra canteada grandes, medianos y pequeños probablemente
desmontados de muros de otros recintos, así como bloques de piedras labradas sin orden
alguno. El indicio de la presencia de probables tumbas se debió al hallazgo de una concha
Spondylus debajo de un lente de arena de color amarillento a una profundidad de 3,34 m. La
concha contenía pintura roja y estaba protegida por una piedra que correspondía a la
cimentación del muro. Asociados al relleno se registraron diversos objetos, tales como
cuentas de concha marina y de turquesa, restos óseos humanos y animales en escasa
proporción, chancadores y pulidores de piedra en regular proporción y una significativa
cantidad de tiestos de diferentes estilos, entre los que destaca la presencia recurrente de unas
botellas pequeñas del estilo Huamanga que, al parecer, fueron rotas como parte del ritual del
entierro.
Luego de haber extraído toneladas de piedra y tierra que, evidentemente, demostraban un
gran despliegue de fuerza de trabajo utilizado para cubrir de manera intencional el mausoleo
y el recinto con planta en forma de «D» se ubicó un primer hallazgo a 4,50 m de
profundidad. Este consistió de un gran bloque megalítico de piedra labrada con orificio
central que se encontraba sobre la roca madre, hacia el lado este, pegado al muro y muy
cerca de una cista parcialmente destruida que tenía forma ovalada en planta. La cista tiene
de 2,40 a 2,60 m de ancho y su profundidad es de 3,46 m. En su parte interna había un
relleno de tierra y piedras con escaso material cultural, como fragmentos de cerámica.
Inusual por sus dimensiones, fue construida cavando previamente la roca madre y erigiendo
un muro adosado perimétrico interno en el que se utilizaron piedras planas canteadas con las
caras planas hacia el interior. Hacia el lado oeste se observa un gran bloque de piedra
labrada de forma cuadrangular insertado en el muro, prueba de que se utilizó una técnica
constructiva mixta al combinar las piedras canteadas y labradas para unirlas luego con
mortero de barro (Figura 38).
En un nivel inferior hacia el lado oeste, debajo de la cista y la roca madre, a una
profundidad aproximada de 6,50 m, se identificaron muros de piedra finamente trabajados
que, al develarlos en su totalidad, se determinó que formaban parte de estructuras de planta
rectangular a modo de pasajes o cámaras (Figura 39). En la parte media había una estructura
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Arquitectura funeraria y ritual en el sector de Monqachayuq, Wari
principal de planta cuadrada (de 1,87 m por lado) y una hornacina de 2,12 m de altura en el
muro del lado este (Figura 40).
Tanto los pasajes como la estructura central fueron construidos con dobles muros de
sillares o bloques rectangulares de piedras labradas. Su pulimento permitió el perfecto
encaje pues no hay argamasa visible. Sobre los muros se colocaron bloques rectangulares a
modo de cornisas que cubren el ancho superior, dándoles sobriedad y solidez. La cámara
central y parte de los pasajes no tienen techo, a excepción de los ubicados en el extremo
noreste, donde hay dos lajas rectangulares colocadas entre los muros paralelos a manera de
dinteles (Figura 41).
Los muros presentan un paramento de tipo sedimentario constituido por hileras de sillares
con pilastras a modo de contrafuertes. Los sillares, de distintos tamaños y ángulos rectos,
encajan perfectamente entre sí (Figura 42). Los planos de superposición y encaje se hicieron,
al parecer, con un sistema de medidas cuyas huellas han quedado impresas en la parte media
de los muros en forma de alineamientos verticales y horizontales así como ángulos de 90
grados con alineamiento perpendicular de color rojo y negro (Figura 43). Esto nos lleva a
proponer que los constructores fueron especialistas con gran conocimiento de obras de
ingeniería y que usaron instrumentos que les permitieron lograr un óptimo manejo de los
materiales en cualquier tipo de construcción, ya fuera de pequeñas proporciones o de escala
monumental, como en el caso del mausoleo. Para la construcción del conjunto se niveló
previamente la superficie, sobre la que se pusieron hasta tres capas delgadas de arena fina
compactada de diferentes colores. Sobre ellas se dispusieron, de manera directa, los bloques
de piedra. No hay indicio alguno de cimentación.
El conjunto arquitectónico tiene ocho pasajes o espacios que se interrumpen en la parte
media, donde hay una cámara central cuadrangular que divide proporcionalmente los pasajes
los que tiene una orientación norte-sur. La estructura central presenta un vano de acceso
ubicado en el lado noreste del muro norte, y que se comunica con una de las cámaras o
pasajes. El vano tiene un ancho de 65 cm y una pequeña altura de 67 cm; su muro tiene un
grosor variable de 92 a 110 cm (Figura 44). El muro del lado este tiene una hornacina de
forma rectangular desde la base hasta la parte alta; tiene 2 m de altura y 72 cm de ancho,
mientras que las partes laterales o jambas presentan 40 cm de ancho.
El pavimento es plano y está compuesto por una superposición de capas de arena. La
primera, de color blanquecino, tiene consistencia suelta y granulometría fina y le sigue otra
de color gris verdoso; debajo de esta había otras capas de arena de color gris verdoso de
consistencia semicompacta en las que se hicieron dos intrusiones de forma circular y cuatro
hoyos pequeños que contenían ofrendas.
Los depósitos de ofrendas en hoyos están en las esquinas del muro del lado este y uno en
la parte central. El primero tenía cinco pequeños bloques de pintura de color verde agua y
rosado, los cuales mostraban huellas de haber estado amarrados en pequeñas bolsas; el
segundo tenía un bloque más grande de pintura de color verde agua con improntas de tela.
El tercero, ubicado también dentro de otra fosa pequeña en la parte media del recinto, tenía
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dos fragmentos de concha trabajados de forma alargada y espiralada dispuestos con las
partes distales orientadas hacia arriba y abajo, dos fragmentos de Spondylus y un lente de
pintura de color verde agua (Figura 45). Finalmente, un hoyo en la parte media del piso de la
hornacina contenía dos valvas de Spondylus cubiertas con pintura de color verde agua
(Figura 46). De manera adicional, dentro de los estratos al interior del recinto central se
encontraron cuentas de Spondylus con perforación en el centro, una pequeña esfera de oro y
fragmentos de cerámica de diferentes estilos.
5. Comentarios finales
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1977 El sistema hidráulico en Wari, Imagen. Revista dominical de La Prensa, marzo.
Key words
funerary architecture, sacred area, ancestor cults, funerary practices, offerings
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Arquitectura funeraria y ritual en el sector de Monqachayuq, Wari
MONQACHAYUQ
Figura 1. Ubicación del sector de Monqachayuq dentro del contexto de la ciudad de Wari (Lumbreras 2010).
Figura 2. Fosas cavadas en el nivel inferior del piso. Corresponden a restos de tumbas de etapas
precedentes que fueron rellenadas para nivelar el terreno (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 3. Representación de trazos escalonados en el piso rocoso paralelos al muro del lado oeste
(foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 4. Vista del mausoleo en proceso de construcción con paredes periféricas internas con los
ángulos curvos, dos cámaras en proceso de construcción y un acceso clausurado (foto: José Ochatoma
y Martha Cabrera).
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Figura 5. Detalle de la segunda probable cámara funeraria en el lado sur del mausoleo (foto: José Ochatoma y
Martha Cabrera).
Figura 6. Concentración de cuentas circulares como parte de las ofrendas en la construcción del muro del
mausoleo (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 7. Detalle del hallazgo del caracol marino cono (Conus patricius) (foto: José Ochatoma y Martha
Cabrera).
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Figura 9. Cámara funeraria con un pasadizo con piso en la parte superior. La galería está asociada a fosas
funerarias debajo del piso (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 11. Vista de la segunda galería funeraria subterránea al sureste de Monqachayuq. Los muros son
rústicos y de corte trapezoidal (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 12. Vista desde el fondo de la fosa funeraria hacia el techo. Se observan las grandes lajas y el orificio
que permite que la luz ilumine la fosa (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 13. Fosa cavada en la roca madre debajo del piso de la galería subterránea (foto: José Ochatoma y
Martha Cabrera).
Figura 14. Recinto de planta rectangular con paredes enlucidas y piso compacto. Debajo de este hay una
galería subterránea (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 15. Dibujo de planta del Espacio Arquitectónico 20. En el piso se observan tres orificios que conectan
con las galerías subterráneas (elaboración del dibujo: José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 17. Corte de la parte interna de la galería con relleno de tierra al momento de su hallazgo (elaboración
del dibujo: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 18. Corte con muros y piso de lajas, galería subterránea y fosas cavadas en la
roca (elaboración del dibujo: José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 19. Tapas o cubiertas circulares con las que se sellaban las fosas cavadas en el piso (foto: José
Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 21. Galerías funerarias subterráneas disturbadas. Se aprecia una fosa, nichos laterales y dintel con
orificios (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 22. Galería subterránea con piso, hornacinas laterales y fosas cavadas en la roca con una cubierta de
piedra labrada de forma circular con orificio en la parte media (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 23. Proceso de excavación del entierro secundario múltiple en una fosa alargada superficial
(foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 24. Detalle del hallazgo de entierros secundarios colectivos en una fosa poco profunda (foto: José
Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 25. Vasijas de acabado rústico del Período Intermedio Tardio asociadas al entierro secundario múltiple
(foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 26. Tumba con cubierta de dos bloques de piedra labrada al interior de un recinto disturbado (foto: José
Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 27. Izquierda: corte transversal de la cista con concavidad en forma de bota; derecha: Vista en detalle
del acceso hacia el interior (elaboración del dibujo y foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 28. Parte inferior de la cista correspondiente al segundo nivel asociado a las cistas laterales en forma de
bota (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 29. Izquierda: dibujo de corte de la cista; derecha: fotografía desde el interior hacia el techo donde
aparece el orificio central tallado (elaboración del dibujo y foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 30. Detalle de la cubierta de piedras labradas de la cista (foto: José Ochatoma y Martha
Cabrera).
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Figura 31. Parte interna de la cista, con bloques de piedra labrada (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 32. Detalle de una de las concavidades con restos óseos humanos disturbados al interior de la fosa
funeraria (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 33. Espacios arquitectónicos asociados a tumbas en fosas y cistas (foto: José Ochatoma y Martha
Cabrera).
Figura 34. Cubierta de tumba en cista al interior de un espacio arquitectónico (foto: José Ochatoma y Martha
Cabrera).
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Figura 35. Vista del acceso hacia uno de los nichos de la cista mayor (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 36. Vista desde la cista hacia la fosa a través de un forado que conecta a las dos tumbas (foto:
José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 38. Laja de forma cuadrangular con orificio. Estaba ubicada en el primer nivel del mausoleo situado en
el lado este (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 39. Cabeceras de muros de piedra labrada del mausoleo. Se observa el relleno que lo cubre
(foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 40. Parte de los mausoleos reales, con compartimentos al interior del recinto con planta en forma de
«D» (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 41. Estado actual del mausoleo después del proceso de restauración. Se observan los pasajes y la
estructura central (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 42. Paramento del muro con piedras labradas en el mausoleo (foto: José Ochatoma y Martha
Cabrera).
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Figura 43. Detalle de la cámara central del mausoleo. Se observan las hornacinas y el piso de arena
fina (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 44. Muros construidos con piedras finamente labradas en uno de los pasadizos (foto: José Ochatoma y
Martha Cabrera).
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Figura 45. Ofrenda al interior de un hoyo. Consiste de dos cuentas espiraladas alargadas sobre una base de
pigmentos (foto: José Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 46. Vista en detalle de una ofrenda de Spondylus cubierta por pigmentos de color verde y rosado (foto:
José Ochatoma y Martha Cabrera).
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Figura 47. Plano general del sector de Monqachayuq con las áreas
develadas durante las temporadas 2013 y 2014 (elaboración del plano: José
Ochatoma y Martha Cabrera).
Figura 48. Mausoleos, galerías subterráneas y el patio hundido (elaboración del plano: José Ochatoma y
Martha Cabrera).
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