Tecnologia Bizantina

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1.

Materiales

Piedra y ladrillo. Mosaicos cubriendo los muros.

Elementos sustentantes: Muros y columnas con capiteles cúbicos.

Elementos sustentados: Arquerías de medio punto - Empleo sistemático de la


cúpula sobre pechinas. - Bóvedas de cañón y de aristas.

Decoraciones: Placas de mármol de colores, mosaicos y pinturas sobre fondo de


oro. El lujo ornamental oriental se apodera de todos los ámbitos de los edificios. Se
crean grandes espacios unificados y centralizados bajo las enormes cúpulas. Todo
simboliza la grandeza del emperador.

2. Características

Las principales características de la arquitectura bizantina son:

o Uso de la arquería de medio punto.


o Uso extenso de la cúpulas y desarrollo estructural para
superponerlas.
o Uso en mayor medida de las plantas centralizadas seguida de las
de las plantas en cruz griega y planta basilical.
o Uso extenso de las bóvedas.
o Pintura iconoclasta.
o Decoración extensa con mosaicos vidriados.
o Su combinación de la planta basilical con la planta centralizada dio
lugar a la planta en cruz griega: un cuadro en el centro con 4
brazos ortogonales de igual longitud, también llamada iglesia
bizantina.
o Gran uso del mármol en suelos y columnas.
o Espacios altos con decoración suntuosa.
o Uso del oro para decorar los cielos y cúpulas.
o Uso de la piedra, el ladrillo y el mármol como materiales básicos.

Algunas de las características distintivas de la arquitectura bizantina son, además


de la forma ya indicada de las cúpulas, el uso del ladrillo como material
constructivo en sustitución de la piedra, el uso masivo de los mosaicos como
elemento decorativo en sustitución de las esculturas, la mayor elevación de los
edificios como resultado del realce de las cúpulas, y el hallazgo de un sistema que
permite conjugar el uso constructivo para las dichas cúpulas de un soporte de
planta cuadrada pero que permite el remate mediante un tambor en una cúpula
redonda, en muchas ocasiones con prolongación de un alero ondulado.

3. La arquitectura bizantina mantuvo varios elementos de la arquitectura romana y de


la paleocristiana oriental, como los materiales (ladrillo y piedra para revestimientos
exteriores e interiores de mosaico), arquerías de medio punto, columna clásica
como soporte, etc. Pero también aportaron nuevos rasgos entre los que destaca la
nueva concepción dinámica de los elementos y un novedoso sentido espacial y,
sobre todo, su aportación más importante, el empleo sistemático de la cubierta
abovedada, especialmente la cúpula sobre pechinas, es decir, triángulos esféricos
en los ángulos que facilitan el paso de la planta cuadrada a la circular de la cúpula.
Estas bóvedas semiesféricas se construían mediante hiladas concéntricas de
ladrillo, a modo de coronas de radio decreciente reforzadas exteriormente con
mortero, y eran concebidas como una imagen simbólica del cosmos divino.
4. La construcción bizantina, quizás debido a la enorme dispersión de las técnicas
aceptadas y a la gran proliferación de núcleos urbanos consolidados bajo muy
distintas influencias, se constituye en una fuente inagotable de elementos
constructivos dignos de analizar.

5. Análisis de los elementos constructivos más singulares de la arquitectura Bizantina.

• La Bóveda y la cúpula en la construcción Bizantina: Al principio del siglo


VI, el uso del hormigón había caído en desuso y las técnicas romanas de
la construcción abovedada se habían conservado, dentro del helenismo,
sólo en la construcción en piedra. El ladrillo recuperó su protagonismo
gracias a la construcción sasánida, siendo el material más frecuente
durante la gran actividad constructiva que, desde el comienzo del siglo IV,
se desarrolló desde Antioquía a Pérgamo. La bóveda bizantina es la
bóveda desmaterializada, entendiendo esto como la bóveda construida
con una sola hoja de ladrillos, sin trasdosado de hormigón y, sólo en
ocasiones, con un relleno de tierra y con elementos cerámicos de
aligeramiento; y por tanto, mucho más ligera, atérmica y flexible que la
bóveda romana. Esta hoja o rosca de ladrillos, se resolvió, en la mayor
parte de los casos, con los ladrillos colocados mostrando su testa al
interior de la bóveda, es decir, radialmente, a modo de sardinel.

• Las Pechinas: Es cada uno de los elementos estructurales y constructivos


que resuelve el encuentro entre la base circular de una cúpula y un
espacio inferior cuadrado o poligonal. También permite pasar de una
cúpula elíptica a una planta rectangular. Las pechinas son triángulos
esféricos, presentando una superficie limitada por tres arcos de
circunferencia. Su construcción geométrica se obtiene seccionando un
hemisferio con el prisma recto cuya traza define un polígono regular
inscrito en la circunferencia base de dicho hemisferio, de la bóveda vaída
resultante seccionamos por la base del casquete esférico tangente a los
arcos perimetrales. Los triángulos esféricos resultantes definen la base
circular de apoyo de la cúpula. Análisis de los elementos constructivos
más singulares de la arquitectura Bizantina.

• Las Trompas: Elemento con forma de bóveda semicónica que sirve para
pasar de una base cuadrada a una forma octogonal superior. Una vez
conseguida la forma octogonal se puede poner en su base una cúpula o,
para elevarla aún más respecto al edificio, se puede poner una torrecilla
con forma de prisma octogonal que se denomina cimborrio. Análisis de los
elementos constructivos más singulares de la arquitectura Bizantina. La
columna ejerce una tarea sustentante pero de elementos menores y ejerce
más de motivo decorativo. El capitel de la columna evoluciona del
naturalismo corintio hacia una abstracción vegetal en forma de cesto
trabajada a trépano, sobre él suele añadirse una segunda pieza
trapezoidal o cimacio.

6. Procedimientos de Construcción

El estudio de las fábricas que frecuentemente se usaron en la


construcción de edificios de los distintos períodos de la arquitectura
bizantina, es sin duda uno de los temas más apasionantes que pueden
emprender los interesados en estas materias. Pueden estudiarse, al
menos tres etapas claramente singulares. Una primera que coincidiría con
el tiempo de Justiniano, en la que cualquier influencia externa, en materia
de edificación, era bien recibida en Constantinopla, y en la que los edificios
muestran claramente cómo las técnicas de construcción llegaban a la
capital y allí se desarrollaban, sin más modificación que la depuración
propia de una repetición masiva. Una segunda etapa, que puede llevarnos
hasta el siglo IX, en la que las técnicas aceptadas y consolidadas en
Constantinopla comienzan a exportarse o a devolverse a los distintos
puntos del Imperio. Por último, una tercera etapa que es el período que
hemos denominado como "Renacimiento Bizantino", en el que el despertar
de la Grecia Bizantina, tomando las iniciativas propuestas por
Constantinopla en la Fenari Isa Camii y en la Bodrum camii, desarrolla una
magnífica variedad de formas y combinaciones de aparejos de ladrillos,
dotando de gran plasticidad a los muros de sus pequeñas iglesias de
salón.

En la primera etapa, las técnicas constructivas, que evolucionando sobre


las formas romanas o desarrollando los fundamentos sasánidas de la
construcción, habían dado fruto o tradición en los distintos puntos de la
Capadocia, Norte de Italia, Costa del Egeo y Siria fueron generando, con
la participación de los maestros constructores griegos y lombardos de
Rávena, nuevas formas constructivas en la capital bizantina. La
impresionante cerca de Teodosio II, construida contra la amenaza de los
bárbaros, constaba de tres murallas, la primera "el parapeto", era la más
baja y se situaba sobre de un foso de 20 m. de ancho; detrás de ella, un
camino de rondas, "camino exterior", disponía de 14 metros de ancho y
quedaba cerrado por la segunda muralla, de 9 m. de altura, "muralla
externa". Tras este segundo muro se emplazaba una nueva calle de 20 m.
de ancho y finalmente se levantaba la muralla interior, torreada, con 5 m.
de ancho y 11 m. de altura donde las torres se elevaban hasta 23 metros.
La fábrica de esta muralla que sirvió de modelo a muchos palacios,
encerraba en su interior un amplio núcleo de ripios y argamasa. Sobre los
huecos adintelados de las torres se disponían arcos de descarga, de
ladrillos, de una sola rosca o sardinel.

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