Luis Antonio Villena - Seleccion - de - Poemas

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LUIS ANTONIO DE VILLENA Como un solaz de algas que amase tu cabello

SELECCIÓN DE POEMAS te complaces en verte por grutas submarinas.


Y al regresar al sol, nos miras en la orilla,
⨕ De SUBLIME SOLARIUM (1971) mientras, toda codicias sexuales, el agua
deseosa, se goza solitaria en tu cintura.
Tango
Sigfrid muere*
Oh aquella noche en Maxim’s era como Nibelungenlied
tener entre los dedos una copa de kirsh,
el olor de de las cerezas, queridísima Eleonora, En una roca agreste junto al río,
tu vestido como un río sin sangre, y el rímel al final de la lucha cae el guerrero.
en tus pestañas como aves tropicales y Desnudo, adolescente apenas, hay
nunca más morir. sangre en sus manos, lilas en los ojos,
y el aire mueve lento su rubia cabellera.
La orquesta perlaba de silencios el Aún guarda el cuerpo la tensión de
espacio, tu cintura es como una pulsera, la lucha. El calor del músculo. El gesto
violetas aromadas con champán de rosas heroico. Hay sangre y el aire huele a hierba.
Hernando’s hideaway. Y era como ya nunca Las águilas extienden sus alas gloriosas
más vivir. sobre el héroe que dio su vida al amor
y a la belleza. A todos los éxtasis inmensos.
Tus ojos tan bellos y tantas lunas de oro Sigfrido muere. Y nos salva en su gesto.
pendidas de un sedal. Los naipes, el humo del Joven dios entregado al fuego y a la sangre,
kifi ruso, tantos crisantemos muertos y el su derrota es victoria. Por él (y por los suyos eternos)
raso que relumbra como labios de niñas, cada día alcanzamos la visión de los dioses.
gardenias más dulces atravesadas todas Nosotros, lento imperio al fin de la decadencia.
por sístoles de amor.
Dominio de la noche*
Eleonora olvida que has muerto o que vas Tu regardais dormir ma belle negligeance
a morir. El kirsch sabe a cerezas tiernas y
P. VALERY
yo no sé jugar al baccará. Y hay ponchos negros
en los mármoles para verte pasar. Crepúsculos El cabello se esparce suavemente en el lino,
tan íntimos, tan suaves, acariciar tu piel como un mar que es el oro si despacio amanece.
mientras bailamos es como arder en rímel y Suavemente se pliegan las pestañas, y los
sentir que hay un río de ocasos que desciñe besos se duermen en los labios y respiran flores.
en tus labios alacranes de amor, tan íntimo,
tan suave, como oler por la noche la espuma Ignora la cintura que es sagrada la mano
del mar. que recorre las piernas y sus bahías dulces,
la extensión marina del lino que se tuerce,
Rompemos las copas en Maxim’s, se funden las las playas invisibles de la espalda. Todo ignora.
luciérnagas de noche y amamos en silencio
las velas del quinqué. Y otra mano se expande así, muy quedamente,
Estréchame, Eleonora, tu vestido de organza, y al moverse, el impulso descubre más ocultas
ese tono escarlata y aromas desirée. Viviremos dulzuras. Besos. Deseos. Amor. Ignoradas bahías.
para siempre, para siempre, Eleonora, como esa Duérmese. Y yo miro dormir tu joven negligencia.
noche en que tantos murieron mientras tú y yo
bailábamos oropéndolas con el amanecer. Crepúsculos Tanka*
y rosas de piano, aquel beso tan grato como lluvias
Mirando desde mi ventana
de estío y el alba color champán, tanta nostalgia
clavada en los escotes, A media luz, tan lento, o Hernando’s ¡Cuántas cosas ignoras!
hideaway… Grácil como árbol o nube,
como bahía o flor o como río,
llevas todo el amor en ti,
⨕ De EL VIAJE A BIZANCIO (1978) y no lo sabes.

Piscina* ⨕ De HYMNICA (1979)

Con un ligero impulso la palanca palpita, La vida escandalosa


y el desnudo se goza un instante en el aire,
para astillar después en vibraciones verdes ¿Y qué puedo decir? ¿Asentir? ¿Negarlo?
el oro y el azul y la espuma que canta. He bajado las escaleras que he bajado
Desciendes un momento. Y riela en los visos (muy en penumbra, a menudo), me he tendido
del cristal transparente el fuego que galopa con los cuerpos que ha sido –con ésos precisamente–
entre las ramas verdes, y es túnica aunque no, desde luego, con cuantos he deseado.
de seda que amorosa recoge la selva de tu cuerpo. Con la vista me voy, sin evitar atajos,
Te detienes y nadas. El fondo es tu capricho. a los lugares aquellos que no sospecha nadie. 1
A ciertas horas no se llame a mi teléfono; Dejar de amanecida tan fantásticos lechos,
donde voy aquel rato no lo nombro al amigo y olerte las manos mientras buscas taxi, gozando
-ese que tiene casa y mujer y empleo asegurado-. en la memoria, porque hablan de vellos y delicias
Lo que bebo en tu copa (he hablado de ti y escondidos lugares, y perfumes sin nombre,
todo el poema) lo adjetivo para que no se entienda. dulces como los cuerpos. ¡Qué frío amanecer entonces,
Lo que hago contigo lo niega mi faz por la mañana. qué triste es, qué bello! Las sábanas te acogerán
Por la esquina maleva paso, embozado, muchas noches. después, un tanto yermas, y esperarás el sueño.
¿Asentir? ¿Negar? Sé bien que se murmura. Del día que vendrá no sabes nada. (No consultas
Pero yo no hago caso. (Y no se escandalicen los oráculos.) Te quemarán hastíos y emociones,
[prudentes.) tertulias y bellezas, las rosas de un banquete
Que toda vida que se vive plena es vida para escándalo. suntuario, y las viejas callejas, donde se siente
todo, en el verano, como un aroma intenso.
Vida de filósofos ilustres* Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa.
Y si todo va mal, si al final todo es duro,
Aprende que emanan efluvios de todas las cosas nacidas. como Verlaine, saber ser el rey de un palacio de invierno.
Que todo da luz. Que cada cosa inflama al aire de
[presencia.
El árbol esplende, el mar se irisa, los efluvios se cruzan. ⨕ De HUIR DEL INVIERNO (1981)
Un cuerpo brota llamas, si se hace realidad desnuda
sobre la arena tibia. El río incita al agua. Al júbilo. Giovanni Antonio Bazzi Il Sodoma
Todas las cosas lanzan al aire sus redes de deseos.
Y el hombre debe enredarse en ellos. Arder. Ser humo Sólo la calle me hace falta.
y combustión y brasa y cellisca en sus breves días. En cualquier acera hallo la Biblia.
Unirse a todo cuerpo. Transmutarse en amor. No dejar El ángel que detiene la mano
huir ningún deseo. Árbol o niña, joven o tigresa. de Abraham, o el San Juan joven
Arder en cada amor. Y amar todo deseo. Y ser, que predica en el desierto:
al final, como Empédocles, fuego, fuego solo, fuego Jordán sus labios y palmeras tiernas.
en Ia alta cumbre, sagrada y estéril, del Etna... Lo que pinto, por eso, semeja
otra cosa. Pero es la calle sólo,
Palabras de un lector del Fedro* la realidad absoluta de este reino.
Todo lo demás es decorado,
Cuando se ofrezca a ti la Belleza, simplemente pretexto. Lo que yo
cuando sacuda su pelo un minuto en amo, sobre todo, es la vida, el mundo,
el viento, cuando brille su torso espléndido, la juventud irrepetible, el momento
acéptala como el presente de un rey de la gracia, cruel y transitorio.
magnánimo. Complácete en su figura Poco me importa que ciertos familiares
joven, en su oro súbito, en su pecho no me saluden. O que de mí se diga
terso, que apareció sin saber por qué, que bebo muchas tardes con mozos
en horas extraordinarias o cotidianas. de cuerda y pajes que se bañan
No preguntes jamás qué significa en el Tíber. ¡Amo tanto la realidad,
aquello. Es incorrecto demandar al rey amigo mío, que todos creen que son
por su regalo. Incorrecto e inútil. fábulas lo que pinto! Sebastián
Acéptalo nada más. Mira el don fugaz, muriente, o la Troya desolada
y goza, hazlo tuyo si puedes. Desea. de la que huye el crinado Eneas.
Porque pronto, ya sabes, se tornará ceniza, Pero no hay nada de eso. Ojos
y la Belleza, tras el deseo, es tan sólo memoria. vistos al azar, cuerpos que amo
Y no olvides que la última elegancia en una tarde. Cinturas breves
es la tierra imaginada. El doncel que que arden como la ciudad aquella.
busca al dragón. Su espera en la noche. Soy un ladrón de realidad
La armonía de su cuerpo que sueña diosas lejanas… y creo bien que todo arte es rapto.
Por eso importa más el vivir,
Un arte de vida* finalmente. Y de una u otra manera,
el artista, señor, es delincuente.
Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa,
tu corbata de tarde, la carta que le escribes El verano*
a un amigo, la opinión sobre un lienzo, que dirás
en la charla, pero que no tendrás el torpe gusto Es obvio que no ignora su hermosura.
de pretender escrita. Beber, que es un placer efímero. Camina en la mañana, azul y rubio todo como un día de
Amar el sol y desear veranos, y el invierno [agosto,
lentísimo que invita a la nostalgia (¿de dónde esbelto y largo como una tarde cálida,
esa nostalgia?). Salir todas las noches, arreglarte coronado de flores pasionarias,
el foulard con cariño esmerado ante el espejo, engendrando el deseo y encrespando la dicha.
embriagarte en belleza cuanto puedas, perseguir No va a ninguna parte bajo el sol matutino,
y anhelar jóvenes cuerpos, llanuras prodigiosas, entre mujeres sin manga que hacen compra, pasos de
todo el mundo que cabe en tanta euritmia. [Corpus, 2
y torres de gótico tardío, bruñidas de una luz radiante. Príncipe di Montenevoso*
Llévame, arrástrame contigo…
(Eres un incendio en un mar verde palma, Soy de los que ardientemente detestan la injusticia,
o el amor simplemente, con guirnaldas y ruidos. de los que creen que es indigno casi cualquier privilegio;
Pasión y belleza habitan en tus días, y al tiempo soy clasista y amo la diferencia.
y arcángeles cantores circundan tu camino.) Creo en el pueblo y me llena de rabia la pobreza,
Llévame, arrástrame contigo… mas soy también feroz individualista, singular extremo.
Ufano en la mañana, mientras tus ojos cantan Amo al amor sobre todas las cosas, detesto la ternura.
y tu figura larga acicatea el ocio en plazuelas con fuente, Soy altivo, intolerante, fuerte; pero débil como niño
palacio y bar antiguo… [pequeño.
Y al volver ya la esquina, Aplaudo al que lo mata, mas me uno con el Zar y su
como una stravaganza de música barroca, [destino.
te vuelves, me sonríes (sabes bien que he mirado) Creo en la bondad como en un bien supremo,
y me guiñas un ojo, dulce, mas haciendo daño –hay días– experimento júbilo.
feliz, Vivo en soledad la plenitud más alta,
provocativo… aunque el mundo me llame y su halago me encienda.
La vida me gusta toda, fervor de mis sentidos,
Cuesta abajo* pero a su vez la muerte me tienta serenísima.
Soy de los que viven y quieren ya estar muertos.
Perder es el gesto más noble de la vida. Me gusta el sol y el infinito placer de los crepúsculos.
Pero no hay que engañarse. Sólo quien tuvo pierde.
Perder es por ello un doble triunfo. El desdén
de ahora y el cortejo relumbrante del principio. ⨕ De COMO A LUGAR EXTRAÑO (1990)
Aceptar la miseria tras el oro. Complacerse
en ser nadie, siendo rico. Deshacerse de todo. Et omnia vanitas*
Gustar el fango con paladar de príncipe.
(Creadores estériles o reyes en el exilio). Como quien todo ha perdido
Pero el verdadero perdedor no es el que busca, y voluntario se desprende de lo que aún le quedaba…
sino el que acepta —realmente— su destino. Una casa apartada y pequeña,
Luce lo que no es suyo. Y tiene deudas, alcohólico con los solos ruidos del aire o de la vida,
y avejentado, como las tenían los jóvenes lords cerca de la montaña… Y álamos y olmos
de hace un siglo. Para comprar diamantes y caballos... junto a un río pedregoso, que levísimo escapa.
El perdedor nada quiere saber de cuanto amara Rústico casi todo, y rústica la mesa
(ha puesto con desgana su firma en aquel libro). sobre la que tantos tomos convierten el conocimiento
Perder es ser otro y ser el mismo. Y vivir en la única aventura deseada…
al fin el tirón desgarrado de la carne, que ennoblece (Schopenhauer, Teócrito, Medrano, memorialistas
y ensucia. Perder es un último acto de dandismo. de los siglos áureos…)
Un corral con gallinas: Y andar con sayal franciscano
Mucho más triste que la muerte odiosa y una vieja peluca Luis XVI,
para los días muy fríos o con el alma extraña…
Amante de la muerte, enamorado feliz ¿Es este aquel de abrigos y bufandas sorprendentes?
del único reposo que habita en este mundo: ¿Es escandaloso, buscador de extravagancia?
¡Sal, sal fuera, huye, escapa para siempre! Como de tantas cosas, qué poco ha quedado…
¿Cómo perseverar un año más? Es muy duro Desengaño, cierzo, desinterés, acedía,
el camino, y no me gusta nada este universo. un gran apetito de ausencia y de fracaso.
Porque amo, y la mano parpadea en el aire. Aquí, retirado de todo,
Deseo, y el ansia no se transforma en cuerpos rubios. sin el consuelo del bucolismo arcádico,
Y caen mis párpados, porque no soy feliz en un campo benigno y triste,
apenas nunca, y pesa extrañamente la melancolía. sedante, polvoriento, silvestre, manso…
Yo huiría de aquí, no me veríais nunca, Enfrascado en los libros, desdeñoso del mundo,
gritaría ¡fuego!, ¡fuego! Y cerrando el telón rotos los hilos de las vanidades,
me pondría un vestido verde, como de escamas ajeno, solitario, altivo, arisco,
de otro mundo. Porque he querido ser un rey estrafalario amigo que ya no aguardas nada…
que cena antes de la guillotina; un frívolo
galán bajo un baile de arañas, y un hermoso El joven de los pendientes de plata*
muchacho cuya vida es de amor y de lujo.
Pero ninguno he sido. Es muy arduo vivir. Llevaba días viéndole en el bar,
Y ningún futuro (ninguno) es elegante o digno. apoyado en la barra y bebiendo cerveza.
Jamás respondió a mis miradas
(que probablemente no viese) y cuando
⨕ De LA MUERTE ÚNICAMENTE (1984) pregunté a los parroquianos si sabían de él
ninguno –ni los camareros– pudieron darme nuevas.
Apenas hablaba, y aunque joven de cierto,
parecía perdida su mente en lejanías,
como si algo le arrastrase hacia un remoto tiempo. 3
Moreno, con las botas negras y chaquetón azul, despertarme –entrado el mediodía– desazonado casi
llevaba en coleta el pelo, y pendientes de plata. siempre, digo: ¿dónde estoy? ¿Qué hago yo aquí? Y no sé,
Pero eran sus ojos sobre todo, sus profundos de veras, si pertenezco ya al pasado o al futuro.
y grandes ojos garzos, lo que más me impresionaba
en aquel hermoso y triste solitario de la barra.
No: La gente siguió sin saber nada. Y entonces ⨕ De PROYECTO PARA EXCAVAR UNA VILLA ROMANA
me decidí (suelo ser muy osado) y me acerqué EN EL PÁRAMO (2012)
y le pregunté, invitándole a la par a otra
cerveza. Me miró sonriendo –sin sorpresa– Epitafio*
y tuvo la actitud del que concede, aunque
apenas dijera una palabra. Tras ciertos circunloquios Amigo que pasas, detente un instante.
vanos, contestó que su oficio era el mar. Yacen aquí las cenizas de alguien
Que había viajado mucho, cambiando también que no pidió venir (al que nada
de empresa, y que en fin, estaba muy cansado. le hubiese importado no venir)
Hablaba un español con acento entre holandés y que, sin dolor, nunca temió irse.
y brasileño, y mientras decía y bebía (cordial siempre) Como tú, pensaba que este mundo
perseveraba su dejo de añorante distancia. es oscuro y sucio, y crueles y necios
Le propuse si quería acompañarme a casa, la mayoría de los hombres, avaros y egoístas.
y beberse conmigo –oyendo música– la última cerveza. Hay momentos de lujo: la belleza
Sonrió como quien ya supiera, y me hizo otro gesto y el arte. Los chicos y los libros.
indicando la puerta. Mis amigos me vieron salir, Él no buscó más. Y agradece
amedrentados, con aquel extranjero de pendientes a los dioses que le impidieran llegar
[argénteos. a la vejez, tediosa y terrible.
Y cuando concluimos la cama y las cervezas, Atrapa el presente, amigo.
y hablamos de aventuras y pasiones, y del amor Goza y no tengas miedo.
al riesgo, mientras se vestía (cuerpo delgado El mundo no tiene arreglo
y duro, cálido y cobrizo) torné a preguntarle quién era y los hombres tampoco. Suciedad
y como se llamaba, pues nunca dijo el nombre. y traición colman la vida.
Con un leve desdén en la boca perfecta, Coge los momentos fugaces de luz
me pidió dinero para pasar la noche y replicó y calienta con ellos la tumba.
(abrochándose el cinturón y francamente hilarante) Aquí sólo hay silencio y olvido.
Ya ves, tío, yo soy el último pirata del mar Claro que hubiera dado igual no venir.
de los Sargazos. Le contesté riendo: ¿Pero aún Pero ya que llegaste (sin pedirlo)
queda alguno? Nosotros ya creíamos que todos habíais pásalo lo mejor que puedas…
muerto. Y entonces, con tristeza, tras tomar el billete, Te lo dice quien, sin dolor,
y a punto de largarse, me miró suavemente: no temió partir. Y lo hizo de golpe preciso.
Pequé con delirio en los mares de España. Adiós, chico. Tranquilo, el Averno es benigno.
No me permiten todavía que muera. Y escuché el ascensor Y en verdad nada es peor
y el sonido del viento que en la calle silbaba. (salva los dorados momentos de oro)
que la vida misma. La inclemente
y dulce vida. Entrar, salir… No temas.
⨕ De LA PROSA DEL MUNDO (2009) Nada hay, sólo el presente existe.
Sé feliz, caminante. Me llamo Nadie.
El cónsul Como tú, como aquel, como todos…
Nadie descansando en Nada.
Mi ciudad –fuera cual fuese– era civilizada y era noble.
La gente libre y pacífica (aunque siempre existe la miseria)
y el oro una metáfora, un cuerpo, un libro... ⨕ Poema inédito (2012)
¿Por qué no vivo en mi ciudad y porqué perdí aquella
casa –allí– espaciosa y tranquila? Vine a la frontera. O me Miro una foto tuya*
enviaron, no lo recuerdo bien. Y ahora –han pasado
bastantes, muchos años– no sé salir ni sé volver. Y aún Esta foto dice una honda verdad: fue, todo es cierto.
peor, pues ignoro si mi ciudad (aquella armoniosa ciudad) Pero dice algo más claro aún: mudó. No es ya.
existe todavía. Vivo aquí, en clima áspero y entre gente Era el sol de la dicha en oros repetidos,
ruda. Entre zafios y patanes, muy presuntuosos a menudo. el azul de los sueños, girando en tornasoles.
Adoro a ciertos hijos suyos, que a veces me lanzan Y húmedos los labios y la piel de celindas…Verdad
verriondos aullidos... Ignorantes, toscos, poderosos, ricos, que ya no existe. No porque el tiempo pase (lo hace)
incultos hasta el yermo, groseros, mendaces, híspidos. mas porque ese tiempo desabastece y gira.
¿Qué hago yo entre ellos? No, éste no es mi mundo, ni Lo que estuvo se fue, lo que era cambió de mira.
éstos –patrioteros como son, de una u otra esquina– son La verdad es verdad, el recuerdo recuerda, no equivoca,
mi gente. De los míos sólo de tanto en tanto recibo pero todo es incierto hoy. Y si vuelves no hay nada.
noticias, con retraso notable. He dicho que mi ciudad – La voz es otro timbre, la proporción diversa, los ángulos
probablemente– ha sido ya censurada y abolida. Por lo trocados, la geometría absurda. El viento se lo llevó todo.
demás, no sé volver, y estos patanes usan una moral de Visible e invisible. El cuerpo, el ánima, la atmósfera, las
viejas tontas... Sé que casi nunca me entienden. A veces, al [flores. 4
Emociona mirar. Las lágrimas, claro, son otra cosa
[distinta…
La foto no es un recuerdo tuyo (lo es).
El museo dice más que el sol. La imagen más que la dicha.
La caída de Roma o de Bizancio. Mejor, “Las ruinas de
[Palmira”.
La foto, humilde, es sólo una lección de Historia. ¿Sólo eso?

(*) Los poemas señalados con asterisco rojo se han incluido en


las actividades didácticas de comentario y creatividad.

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