TRABAJO FINAL DE GRACIA (Marco)
TRABAJO FINAL DE GRACIA (Marco)
TRABAJO FINAL DE GRACIA (Marco)
Para empezar este escrito quisiera hacer mención que, al hablar de la gracia, de inmediato
nos traslada al ámbito de la antropología teológica con lo que nos hace alusión al pecado
original, “pecado y la gracia, las coordenadas que marcan la existencia del hombre en su
relación con Dios” es decir que este curso este situado en el ámbito de la “antropología
teológica especial” como lo menciona la introducción del manual de “Teologia del pecado
Original y de la gracia”1 . El pecado original como tal no fue tratado, la repercusión que
tiene en la naturaleza del hombre en el momento que cae, y pierde la comunión con Dios.
Lo específico del curso que nos dimos a la tarea de abordar la gracia, paso a resumirse a
una persona, al verbo encarnado, aquel que nos trajo la salvación y con ello el rescate, la
liberación, en una palabra, nos restauró, Cristo. Es decir que bajo la óptica de Jesucristo
fuimos analizando lo que es la gracia.
Iré directamente a la parte sistemática desde dos aspectos abordare en este escrito para
resaltar lo que es la gracia de Cristo: La gracia como justificación, La gracia Creada.
Elegí este apartado por que cruza transversalmente lo que he ha venido reflexionando a lo
largo de los siglos acerca de la gracia. De forma que el Hombre llamado a entrar en
comunión con Dios, se experimenta limitado pues el pecado original lo priva de esa
comunión, por la gracia natural todo hombre es Adán (pecado original) y por la gracia
sobrenatural todo hombre es Cristo (justificado).
1
Cf. LADARIA, L. F., Teología del pecado original y de la gracia, Bac, Madrid, 1983, pag. XIII
Jesucristo abre al hombre la capacidad de entrar a Dios de una manera distinta, pues la
única forma de borrar el pecado es que se le perdone, es así que ese perdón esta relacionado
a Dios mismo que es siempre justo y que nadie injusto puede estar con él. Podemos notar
como la influencia del pecado en el hombre lo priva de ser justo y al privar de ser justo lo
priva de Dios, al pecar pierde la gracia.
“La justificación del pecador tiene Su fundamento en la reconciliación del mundo consigo
que el Padre ha llevado a cabo en Jesús” 2 Así como lo menciona Ladaria en Jesús
encontramos que esta justificación tiene cumplimento y de la cual Jesús mismo nos hace
participes de la salvación que viene de Dios. Al mismo tiempo esta justicia es un beneficio
para el hombre, significa una nueva oportunidad, un nuevo comienzo, donde no
precisamente por los méritos hechos por el hombre, sino que corroboramos una vez mas la
fidelidad de Dios para con los hombres, que viene a nuestro encuentro, es decir que no es
que por nuestras propias fuerzas o méritos somos justificados en Cristo, si no que nos hace
conscientes de la consecuencia del pecado, pues ha costado la Sangre de su Unigénito.
Esta cualidad es inherente ya esta en nosotros, ya nos fue dado en Cristo. El hombre ya fue
justificado. Hasta este punto nos queda claro como Jesucristo trae la salvación y al mismo
tiempo nos justifica, nos participa de su justicia y nos lleva de esa comunión que hablamos
al principio, a que estamos llamados. Ahora es de vital importancia como accedemos a la
justificación, por la Fe en Cristo, lo que pesa es que creamos en él que lo proclamemos
como Señor, aquí vemos la importancia de la Fe que tiene consecuencias en nuestra propia
existencia, en nuestra decisión y libertad esta puesta el creerle o no, sabiendo esto sabemos
que viviremos justificados por Cristo.
La gracia Creada
En el catecismo de la Iglesia católica en el numero 2002: “La libre iniciativa de Dios exige
la respuesta libre del hombre, porque Dios creó al hombre a su imagen concediéndole, con
la libertad, el poder de conocerle y amarle. El alma sólo libremente entra en la comunión
del amor. Dios toca inmediatamente y mueve directamente el corazón. Pues en el hombre
hay una aspiración a la verdad y al bien que sólo Él puede colmar. Las promesas de la “vida
eterna” responden, por encima de toda esperanza, a esta aspiración:
“si tú descansaste el séptimo día, al termino de todas tus obras muy buenas, fue para
decirnos por la voz de tu libro que al termino de nuestras obras, “que son muy
buenas” por el hecho de que eres tú quien nos las ha dado, también nosotros en el
sábado de la vida eterna descansaremos en ti”4
4
CEC 2002
5
Cf. LADARIA, L. F., Teología del pecado original y de la gracia, Bac, Madrid, 1983, pág. 189