MEDIACIÓN
MEDIACIÓN
MEDIACIÓN
El mediador identifica el verdadero conflicto y las cuestiones que lo generan, hace que
las partes descubran sus intereses y necesidades y ayuda a generar opciones para la
resolución de la disputa en forma satisfactoria para todos los participantes. Es un
procedimiento no adversarial, cooperativo, confidencial, de autocomposición del
conflicto: las partes conservan el poder de decisión y participan activamente en la
búsqueda de una solución. Es informal, aunque tiene una estructura.
Por estas razones muchas veces al consultar fuentes teóricas universales podemos
encontrar procedimientos de la mediación y la conciliación como sinónimos y
esperamos que esto no lleve a mayor discusión ya que en un Congreso
Latinoamericano de medios alternativos de resolución de conflictos celebrado en San
José de Costa Rica en 1997, el acuerdo fue mejor no entrar en estas comparaciones ya
que seguramente el único acuerdo sería que no estaríamos de acuerdo.
Como en todos los cambios de cultura se necesita un tiempo para que todas las
estructuras que se encuentran implicadas en el proceso asimilen y acepten los nuevos
valores que implica la perspectiva de la incorporación de la mediación en las
diferencias de todo nivel (laboral, organizacional, empresarial) Hasta conseguir que los
auténticos protagonistas de los conflictos y de su resolución (las partes en litigio),
asimilen el nuevo proceso, pasará indudablemente un tiempo de transición, marcado
por la desorientación hacia los nuevos métodos y una continua tentativa de abandono
del proceso en el que probablemente no se encontrarán cómodos al principio.
Será uno de los principales cometidos de los mediadores, educar, socializar y ayudar a
las partes en el proceso de mediación, para que estas lo incorporen a sus esquemas de
actividades negociadoras, pudiendo sacar el máximo partido de la mediación. La
incorporación de la mediación a la resolución de conflictos, supone un cambio de
cultura cuya base esencial se asienta en:
2. El abandono de las soluciones impuestas por terceros (vías judiciales, etc.) y con ello
de la creencia de que las partes no son capaces de resolver los conflictos que su
relación provoca y en los que se encuentran totalmente inmersos, aunque las
soluciones pudieran venir desde fuera.
Previsiblemente este cambio de cultura no sólo tardará en ser asimilado por las partes
en litigio, a las que fundamentalmente va dirigido, sino que también será difícil de
asimilar por otros actores o sectores intervinientes implicados clásicamente en la
resolución de conflictos (por ejemplo en materia laboral podemos destacar a los
ámbitos de la administración pública para las relaciones laborales, los entes judiciales a
los que competen los conflictos laborales, los representantes de sindicatos y
organizaciones patronales y los propios mediadores que intervendrán en los procesos).
Es por tanto previsible que los primeros compases que se desarrollen entorno a la
mediación cursen con ciertas turbulencias y algo de desorientación en todos los
actores y responsables del proceso, pero estas previsiones solo deben animar a ser
más pacientes, esforzados y precisos en la asimilación de esa nueva cultura de
resolución de conflictos que supone la mediación.
Los intervinientes, llamados las partes, son los que tienen la plena capacidad y el poder para
resolver su problema o conflicto con el aporte de cada una de ellas. Y luego, el acuerdo
voluntario, que es el resultado de la unión de dos conciencias y voluntades para poner fin a un
conflicto con todas las implicaciones que conllevan los compromisos alcanzados.
• Imparcialidad. - Actitud del mediador, que significa no tomar preferencia a favor de alguna
de las partes. Para ello los mediadores tienen el gran reto de equiparar a las partes, pues, pese
a que acudan a una mediación el jefe y el subalterno, se debe hacer comprender a las partes,
que están entre iguales, y la jerarquía queda fuera de aquel espacio de diálogo y negociación.
• Acuerdo Satisfactorio. - Que el arreglo alcanzado beneficie los intereses de las partes.
• Buena fe. - Se entiende que las partes en la mediación, no actúan con dolo, sino de buena fe.
Este principio jurídico se ve reflejado en varias legislaciones, y muchas veces los legisladores se
ven obligados a aludirla para la correcta aplicación de la norma; y se manifiesta en la actuación
honrada y sin malicia de las personas, viéndose reflejado en la conducta dentro de la
comunidad dentro del cual se desempeña.
• Viable – Posible. - Que el acuerdo alcanzado pueda ejecutarse en todas sus partes.
• Flexible. - No se ajusta a precedentes legales. Se puede lograr acuerdos que van más allá de
la disputa inicial.
• Visión al futuro. - No remarca los hechos anteriores ni culpables; pues aquí radica el
conflicto, esta busca soluciones para resolver el problema al futuro.
Como ha quedado apuntado, la mediación es solo uno de los métodos que pueden utilizarse
para resolver los conflictos. La naturaleza de los conflictos que se pueden resolver a través de
este método es muy variada debido al carácter universal del conflicto.
Naturaleza de la mediación.
Al decir de Jay Folberg y Alison Taylor, en su libro "mediación, resolución de conflictos sin
litigio" "Es posible definirla (la mediación) como el proceso mediante el cual los participantes,
junto con la asistencia de una persona o personas neutrales, aíslan sistemáticamente los
problemas en disputa con el objeto de encontrar opciones, considerar alternativas, y llegar a
un acuerdo mutuo que se ajuste a sus necesidades.
La Doctora en Psicología Española: María del Carmen Moreno Rodríguez en su trabajo: "La
mediación en la resolución de conflictos" señala los siguientes principios de la mediación:
Está más orientado hacia el futuro que hacia el pasado, ya que su fin es mejorar las
relaciones;
No es amenazante, no es punitivo;
EL PROCESO DE MEDIACIÓN
La rigidez del procedimiento en la Mediación Formal puede dar como resultado que no se
logre llegar al objeto de la mediación (la solución del conflicto) o que aparentemente se logre,
pero el fondo del mismo queda subyacente y resurge posteriormente ya que solo se resolvió
alguno o algunos de los elementos que conforman el conflicto.
Como se ha dicho reiteradamente los conflictos a resolverse son entre humanos o entre
organizaciones de seres humanos y por tanto no es fácil descifrar cuales son las causas
subyacentes de los conflictos. Incluso, en algunas ocasiones se encuentran casos en que las
partes no conocen la razón del conflicto o creen que es una distinta.
Por ejemplo, en conflictos por tenencia de la tierra es frecuente que el campesino crea que la
necesidad a satisfacer por su parte es la tenencia de la tierra, pero no es tal ya que cuando
logra tenerla su situación no cambia. Su necesidad es el desarrollo en todo sentido y no solo la
tenencia de la tierra. Este ejemplo es un conflicto a nivel estructural donde muchas veces el
Mediador no tiene la oportunidad de entrar a conocer las verdaderas interioridades del
conflicto y por tanto no se puede lograr o avanzar mucho en la solución.
La Mediación Informal se caracteriza porque el Mediador tiene más libertad para determinar
las fases del proceso de Mediación para llegar a la solución del conflicto y por tanto tiene más
posibilidad de desarrollar la "pro actividad no decisoria del mediador " es a lo que se refiere
Paulino Fajardo Matros en su obra antes citada (estrategia y mediación) . “El conflicto rara vez
es simple. La mayoría de las veces se encuentra una serie de factores o facetas, algunas
evidentes, otras ocultas que el mediador tiene que tener la habilidad para distinguir, para
aislar y para identificar los distintos problemas (conflictos) existentes”.
En la mediación informal se corre el riesgo de que el mediador, por muy profesional que sea,
cometa errores que tergiversen o violen los derechos procesales básicos de las partes lo cual
puede ser muy perjudicial para la solución del conflicto, es por esto que, a pesar de ser
informal, el mediador debe seguir por lo menos ciertas reglas que garanticen a las partes la
vigencia de sus derechos básicos.
Dicho esto, la falta de cualquiera de estos dos elementos indica que nos encontramos
ante una mediación informal, por consecuencia, se requiere la concurrencia de ambos
elementos para calificar una mediación como formal.
Así, es informal, tanto la mediación realizada por una persona sin formación específica
y, por lo tanto, realizada sin las necesarias formalidades (faltan los dos elementos,
formación y aspectos formales), como la realizada por una persona con formación
específica pero realizada sin formalidades contextuales y procesuales.
El señalar etapas para la mediación es una buena práctica para que el proceso de la mediación
no sea desordenado, sin embargo, es necesario que las mismas sean amplias y flexibles. Las
fases o etapas de la mediación podrían ser las siguientes:
1. Etapa de Conocimiento. Esta fase debe llevarla el mediador preferentemente por separado
con cada uno de las partes en el conflicto. Debe iniciarse una "Catarsis", en la cual cada una de
las partes expone sus razones y sus "sentimientos" en relación al o los asuntos en conflicto. El
mediador debe dar confianza a las partes para que se expresen libremente.
En esta fase el mediador debe hacer un esfuerzo por identificar dos aspectos muy importantes:
1. Identificar los intereses de las posiciones por ejemplo en casos interpersonales. 2. En
situaciones más complejas, identificar a) Quien (es) es (son) el (los) Verdadero (s) Líder (es)
cuando una o las dos partes son multipersonales. (Comunidades, sociedades, asociaciones,
etc.) y b) Cuales son las necesidades insatisfechas subyacentes, ocultas.
Nos dice Gregorio Billikopf Encina “El Propósito de la reunión previa es escucharle a la persona
afectada y ayudarla a utilizar herramientas de negociación que le ayuden a aumentar la
comunicación y por lo tanto a llegar a una solución sustentable.” El mismo autor nos dice más
adelante: “... A veces la reunión previa puede ser tan eficaz que los individuos resuelven su
problema sólo entre ellos, sin llegar al segundo paso, el de la reunión conjunta con la ayuda de
un mediador.”
2. Etapa de identificación de los conflictos o problemas. A juicio del Mediador esta fase debe
llevarse ya en un encuentro o “audiencia” común en la que estén presentes las partes en
conflicto o continuar trabajando con las partes por separado. Esto dependerá del grado de
"violencia" que detecte en una o las dos partes.
5. Etapa de Negociación. El Mediador deberá orientar una negociación ordenada que permita
llegar a soluciones creativas que permitan que las partes encuentren el "perfecto término
medio" velando por que, en todo momento se sigan las normas protocolarias de debate.
6. Planteamiento de Soluciones. En esta fase el Mediador debe encontrar las posibles formas
de acuerdo que existan en la negociación y los puntos en que todavía no se ha logrado como
acuerdo. Al aislar los puntos en que ya hay acuerdo y dejarlos como "asunto concluido" es más
fácil tratar de solucionar los puntos en los que todavía no hay acuerdo. El mediador debe
entonces ser pro activo para ayudar a las partes a encontrar acuerdos en cuanto a los puntos
en que aún no se ha llegado a consensos.
7. Etapa de Concesiones Recíprocas. Es importante hacerles ver a las partes que para llegar a
una solución del conflicto que satisfaga a las partes es necesario que cada una de ellas
sacrifique una parte de su posición inicial. Las partes deberán entonces plantear de común
acuerdo la o las soluciones del problema estableciendo al mismo tiempo plazos,
procedimientos y condiciones para el cumplimiento de los acuerdos.
8. Documentación. En esta fase el mediador debe encontrar la forma de poner, por escrito los
acuerdos a que se ha llegado y, para darles efectos ejecutivos es necesaria la participación
Notarial o de alguna autoridad que, conforme a la legislación local le dé certeza y legalidad a la
documentación del convenio. En el desarrollo de estas fases se pueden dar incidencias de
distintos tipos.
El mediador puede ser una persona con formación jurídica o psicológica. Normalmente suele
realizarla un abogado o un psicólogo especialista en esta materia (FOLBERG J. TAYLOR A.,
2011)
Mediación estructurada. Proceso en el cual se marcan perfectamente todas y cada una de las
fases en las que consiste un proceso de mediación completo. Es decir, se delimitan
perfectamente las siete fases del proceso de mediación (FOLBERG J. TAYLOR A., 2011).
Mediación familiar. Es aquella cuyo objeto litigioso lo constituye alguna cuestión de tipo
familiar. Desde los problemas que se derivan de un proceso de separación o divorcio, hasta los
que pueden plantarse en el ámbito de la empresa familiar, hasta los derivados de los repartos
hereditarios. La forma más usual de mediación familiar es la que tiene lugar como
consecuencia de la ruptura de la pareja, ya sea un matrimonio o una pareja de hecho. No
obstante, no se agota con este tipo de conflictos la mediación familiar, lo cual dota de una
especial intensidad al conflicto. El uso de la mediación familiar en los conflictos de pareja
permite desactivar y evitar situaciones que, desde luego, por no atacarse a tiempo, se
convierten en situaciones de violencia de género (FOLBERG J. TAYLOR A., 2011).
En este campo, la mediación se antoja como una excelente medida preventiva para que no
estallen conflictos que ya son inevitables. Hemos de evitar que la pareja masculina se llene de
odio y evitar que sea firme el propósito de matar a su pareja ya que siendo esto así, ni con una
escolta personal, podremos evitar el fatídico desenlace. Por lo tanto, evitar este escenario se
antoja fundamental. Debemos desactivar el deseo de venganza que puede haber surgido por
sentirse tratado injustamente en el proceso de separación o divorcio. La mediación es un
procedimiento preventivo para las potenciales víctimas de género (FOLBERG J. TAYLOR A.,
2011).
Mediación en el ámbito docente. Es aquella cuyo objeto lo constituyen los problemas que se
plantean en el ámbito escolar, académico y universitario. Desde los que surgen entre los
alumnos entre sí, como los profesores entre sí, los alumnos entre los profesores o hasta los
planteados por los profesores contra los padres de los alumnos. La mediación docente es cada
vez más usual en los países del entorno europeo y poco a poco se viene ampliando su práctica
en nuestro medio. (FOLBERG J. TAYLOR A., 2011)
En estos conflictos entre estados deben tener normalmente una solución pactada entre las
partes más que una solución impuesta. Se desarrollan procesos de mediación entre estados o
entre etnias del mismo estado con el fin de evitar conflictos armados en un mismo estado
(FOLBERG J. TAYLOR A., 2011).
Mediación Extrajudicial. Es la desarrollada fuera del ámbito judicial, utilizado como vía
alternativa de resolución de conflictos. Se acude a esta forma de mediación sin que exista
procedimiento judicial alguno (FOLBERG J. TAYLOR A., 2011).
Mediación Intrajudicial. Es la desarrollada dentro del ámbito judicial y se lleva a cabo dentro
del proceso, normalmente mediante la derivación que realiza el juez, con o sin suspensión del
proceso judicial, dependiendo del tipo de proceso de que se trate. En este caso no nos
encontramos ante un procedimiento alternativo sino con un procedimiento complementario
ya que puede acoplarse para prestar una óptima tutela judicial efectiva como propugna el
artículo 24 de la Constitución Española (FOLBERG J. TAYLOR A., 2011).
Mediación en los Juzgados de Paz. Es aquella desarrollada en el seno de los juzgados de paz.
En la actualidad, se realizan actos de conciliación, pero no se hace mediación ya que existe
desconocimiento de las técnicas y habilidades para el ejercicio de la mediación. Es posible que
los juzgados de paz sea en un futuro no muy lejano un centro de mediación por esta razón se
debería formar a los jueces de paz y demás funcionarios en las técnicas mediadoras (FOLBERG
J. TAYLOR A., 2011).
Mediación policial. Es la realizada por cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Se trata de
una mediación llevada a cabo por miembros de las fuerzas de seguridad que tengan formación
específica en materia de mediación, que conozcan bien sus técnicas y aplicaciones. No vale con
poner buena voluntad o cierta habilidad para favorecer el entendimiento o la negociación. Las
materias en las que podrá entrar la mediación será el ámbito vecinal o penal. En la vertiente
penal, solo podrá ser en un tipo de delitos tales como las faltas de amenazas, coacciones,
insultos o vejaciones por poner un ejemplo. Principalmente, serían las propuestas en el
artículo 620 del Código Penal (FOLBERG J. TAYLOR A., 2011).
Mediación comercial o mercantil. Es aquella utilizada por las empresas u otras personas
jurídicas que operan en el marco mercantil. Aunque parezca raro, este tipo de mediación es
más habitual de lo que parece. Se da principalmente en conflictos de gran importancia
económica tanto a nivel nacional como en ámbito de empresas multinacionales. Para ilustrar,
sería conveniente poner un ejemplo que enfrentó al gobierno estadounidense contra
Microsoft. Ya con el asunto en los tribunales, ambas partes decidieron derivar el conflicto a un
conocido juez conocedor de las técnicas de la mediación. El conflicto se resolvió con un
acuerdo conseguido por esta vía (FOLBERG J. TAYLOR A., 2011).
Mediación laboral. Es aquella que se produce en el ámbito del mercado de trabajo, al objeto
de solucionar o gestionar conflictos que surgen en dicho ámbito. Es empleada en conflictos
tanto de carácter individual como de conflictos colectivos. El conflicto es bastante intenso ya
que dicha relación es la base del sustento de trabajadores y empresarios. La labor mediadora
suele ser desempeñada por la Administración Laboral, más concretamente la Dirección
General de Trabajo (FOLBERG J. TAYLOR A., 2011).
Esto cambia ya que los administrados pueden impugnar las resoluciones administrativas y por
tanto, ambas están en igualdad. Es por esto que sí que cabe la mediación en este ámbito, ya
que en este caso sí que hay la igualdad necesaria. Este tipo de mediación ha sido realizada
durante muchos años en un juzgado contencioso-administrativo alemán. Muchas de sus
causas versan sobre temas tributarios y urbanísticos por la mediación Intrajudicial (FOLBERG J.
TAYLOR A., 2011).
Mediación Penal. Es aquella desarrollada en el ámbito del proceso penal como forma de
reparación del daño a la víctima y como mecanismo de rehabilitación social del infractor.35 La
mediación penal puede relacionarse claramente con el instituto de la “conformidad”, si bien
no toda conformidad deriva de una mediación, aunque es posible que esto fuera lo deseable
en determinados delitos. La conformidad es un instrumento procesal que permite el uso de la
mediación dentro del proceso penal siempre que haya una víctima a la que proteger y reparar
el daño. No tiene sentido la mediación el empleo de la mediación en delitos formales o sin
víctima ya que entonces carece de sentido. La mediación penal permite proteger bien el daño
que se ha producido la víctima y permite rehabilitar al delincuente (FOLBERG J. TAYLOR A.,
2011).
En estos países hay instituciones que no llegan a todas las zonas del país y las constituciones
de cada uno de estos Estados reconoce la autoridad legal de los denominados “consejos de
sabios” de las mismas, que son la única autoridad de la zona y que practican la mediación. Se
parte de la idea de la reparación del daño a la víctima.
Mediación penal juvenil. Es aquella que tiene lugar en el ámbito penal referido al menor, para
la exigencia de responsabilidad penal al mismo.
Su principal misión es salvaguardar el interés del menor, es decir, aquel que vela por proteger
al menor que aun siendo delincuente, para intentar corregirlo en el futuro y convertirlo en un
ciudadano respetuoso con lo demás. Además de la mediación, el código penal para menores
recoge la reparación del daño a la víctima (FOLBERG J. TAYLOR A., 2011)
Mediación terapéutica. Es aquella que produce efectos terapéuticos y que exige una
capacitación no solo en mediación sino también en terapia por parte de los que actúan como
mediadores (FOLBERG J. TAYLOR A., 2011)
Mediación pedagógica. Es la empleada por los ciudadanos para resolver sus conflictos por sus
propios medios y de forma pacífica aplicando el diálogo, la negociación, y la palabra. En
mediación, más importante que la que la consecución de un determinado resultado, es el
empleo de las técnicas de mediación, de las habilidades sociales que son necesarias para el
empleo de la mediación. Debemos tener en cuenta que lo importante es el camino y no el
destino en sí mismo (FOLBERG J. TAYLOR A., 2011).
Mediación jurídica. Es la realizada por juristas y que versa sobre un conflicto de contenido
eminentemente jurídico y por tanto se antoja imprescindible que el mediador sea un técnico
en el mundo del Derecho (FOLBERG J. TAYLOR A., 2011).
El mediador también se compromete a no revelar a una parte lo que le haya sido confiado por
la otra en una reunión confidencial, a menos que expresamente se lo haya relevado de ese
compromiso. El mediador tampoco puede ser llamado como testigo en un juicio posterior
entre las partes sobre cuestiones tratadas en la mediación.
Acento en el futuro, pues se procura mantener las buenas relaciones futuras de las partes.
Informal, pero con estructura y normas de imparcialidad a seguir bien definidas y claras,
Puede ser solicitada (supuesto menos frecuente cuando alguna o ambas partes en una
controversia requieren a un tercero que medie entre ellas para lograr zanjar la disputa) y, de
equidad,
Ofrecida, cuando la iniciativa de mediar surge del tercero que pretende coadyuvar a que la
cuestión suscitada entre dos o más personas sea solucionada pacíficamente; también puede
ser ofrecida por un tribunal. Las personas pueden llegar a una mediación por contacto de una
parte con un mediador o con un centro de mediación que, a su vez, contacta a las restantes
partes,
Ahora bien, es evidente que ante un conflicto jurídico entre dos o más personas es obligado
tratar de resolverlo para que la paz social se mantenga y la vida en sociedad sea posible. Son
así necesarios, por tanto, los medios de resolución de conflictos.
RESPONSABILIDADES DE LA MEDIACIÓN
Una cultura de solución de controversias evitará llevar los problemas a extremos, algo que no
siempre se logra en una relación, pero si se llegara a dar este paso importante, la relación, por
ejemplo, entre empleado con sus directivos será de colaboración, de empatía o al menos de
respeto y confraternidad.
Así, nace el conflicto de intereses cuando la relación existente entre una persona y un bien es
incompatible con otra relación del mismo tipo. A modo de ejemplo, si dos personas tienen
necesidad de alimentarse y no hay alimento más que para uno solo, nos encontramos ante un
conflicto de intereses entre ambas.
Como negociación colaborativa la mediación se basa en los intereses reales de las partes,
facilitada con la ayuda de un tercero, que como método de resolución alternativa de disputas
procura, en general, el mayor grado de satisfacción de los intereses y necesidades de las partes
involucradas en un conflicto (MONTERO AROCA, J., 2011).
Los medios que satisfacen las necesidades humanas son bienes que, por su naturaleza, son
limitados y sin proporción en relación a todas aquellas necesidades.
El sistema es el proceso que posee una serie de componentes y una dinámica propia de
funcionamiento. El orden y la estructura del proceso son las herramientas principales con las
que cuenta el mediador para conducir, organizar y mantener el equilibrio durante todo el
desarrollo de la mediación. En un sentido positivo, el proceso se desarrolla con la intervención
de un tercero imparcial que permite a las partes, el logro de un acuerdo a su conflicto. En un
sentido negativo, este proceso puede no ser desarrollado por un juez, ni por un árbitro, ni por
un investigador, ni por un asesor jurídico o social, ni por un terapeuta, generando desconfianza
además en desmedro de la institución misma, pues corre el peligro de desprestigiarse
(ALCALA, ZAMORA & CASTILLO, 2010).
Es evidente que ante un conflicto jurídico entre dos o más personas es obligado tratar de
resolverlo para que la paz social se mantenga y la vida en sociedad sea posible. Son así
necesarios, por tanto, los medios de resolución de conflictos.
ÉXITO DE LA MEDIACIÓN
La mediación puede considerarse exitosa aun cuando no se logre un acuerdo, si las partes han
conseguido mejor comunicación y ha existido intercambio de información en un ambiente de
mutuo respeto, en este caso el procedimiento puede considerarse fructífero, si bien no
definitivamente conciliatorio (VIDELA DEL MAZO, José María, 2009).
Sin embargo, la mediación debe ser entendida como un intento de privatización de la justicia
estatal, tampoco como un recurso que tiende a buscar la desaparición del poder judicial -
recurso esencial de todo estado democrático-; menos aún en procura de crear un campo
propicio para la formación de una sociedad sin ley y sin justicia.
FINALIDAD DE LA MEDIACIÓN
Permitir que las personas encaren mejor sus problemas, aprendiendo a resolverlos de un
modo creativo y pacífico. No solo cambia a la situación particular de las personas sino a las
personas mismas. La meta última de la mediación es lograr un mundo mejor (LOPEZ DEL
SOLAR ELIO, Rodolfo, 2011).
EL MEDIADOR.
Está claro que el elemento esencial de la mediación es el mediador. En principio es importante
decir que el mediador debe ser aceptado por las partes, ya sea porque ha sido propuesto por
ellas de común acuerdo o, determinado de alguna manera por un centro de mediación o de
cualquier otra forma que el mediador sea una persona no conocida de las partes y que tenga
las cualidades necesarias para serlo.
Imparcialidad: Esta es una cualidad vital para que la mediación funcione. A veces
resulta complicado encontrar un mediador que llene esta cualidad especialmente en
pueblos y sitios poco poblados, o cuando el motivo de la mediación es muy
especializado.
El conciliador actúa como un tercero neutral y por tal es imparcial y así debe actuar,
incluso su imparcialidad no debe comprometerse ni siquiera cuando propone
formulas. Folberg y Taylor nos dicen en su libro ya citado, "Un mediador no tiene sólo
un «cliente», dado que todos los participantes deben recibir la asistencia del
mediador, no como abogado o terapeuta, sino como propiciador.
Ética. Es también una condición "sine cua non" (sin la cual, no) del mediador. La
probidad en sus actuaciones es vital para que la labor del mediador sea efectiva y
sobre todo para que la resolución del conflicto sea justa. "
A medida que la mediación lucha avanzar y ganar espacio social y poder convertirse en
una profesión, se incrementa la importancia de desarrollar normas para establecer
prácticas aceptables mínimas, y formular límites éticos referentes a la conducta
inadecuada de un mediador. La aceptación pública y profesional del papel de la
mediación será mayor, una vez que las normas de la práctica de la mediación se
desarrollen y se den a conocer."
Es importante recordar que los conflictos humanos son de muy diversa naturaleza por tanto la
capacidad y calidad que debe tener un mediador es muy diferente en cada caso. Por ejemplo,
si la mediación es entre entidades o personas que no hablan un mismo idioma o, por lo menos,
no lo dominan, se requerirá que el mediador sea bilingüe.
En este sentido FOLBERG J. TAYLOR en su obra citada nos dicen: "El nivel y la mezcla de
habilidades de quienes se están convirtiendo en mediadores, necesariamente va a variar, al
igual que la pericia de los mediadores experimentados. La fuerza en una habilidad puede
compensar la debilidad en otras, y no existe mediador que domine de manera uniforme todas
las posibles herramientas de la mediación”.
Mencionemos por ejemplo un profesional en salud mental que entra a la mediación puede
contar con técnicas bien desarrolladas para abordar aspectos de ira, así como habilidades para
escuchar, clínicamente perfeccionadas. Un abogado que entra a la práctica de la mediación
puede no haber desarrollado estas habilidades, pero debe tener una capacidad igualmente
importante para aislar los problemas, poner a prueba la realidad, evaluar las necesidades, y
orientar las negociaciones. Los educadores deben tener habilidades adecuadas para compartir
información y generar motivaciones; los trabajadores sociales tienen habilidades empáticas,
manejo de técnicas, conocimientos de las distintas realidades y contextos; los administradores
tienen práctica para esclarecer, planear, y delinear presupuestos. Cada serie de experiencias y
aptitudes trae consigo habilidades útiles para la mediación, junto con facultades no
desarrolladas que también pueden ser útiles."
Este es uno de los posibles conflictos de intereses que se le pueden plantear al mediador. El
mediador no debe representar a ninguna de las partes en ningún asunto legal, durante o
después del proceso de mediación, si representó a alguna de las partes con anterioridad, de
ser el caso el mediador no debería participar como facilitador. Esta concepción prohíbe a los
mediadores continuar con la tarea encomendada (GALINDO, C. Álvaro, 2013)
Estas son algunas dificultades que se dan cuando aparecen maniobras en contra del adecuado
desarrollo del proceso, pudiendo incluso llegar a frustrarlo (TAPIA, Castillo Silvio, 2009).
Agresividad,
Desinterés,
Desbalances de poder,
Ocultamiento,
Datos falsos,
Dilaciones,
Desconfianza, y,
Desinformación.
Si el mediador prestó asesoramiento previo a alguna de las partes su tarea no debe proseguir,
a menos que se haya aclarado esta relación previa, se haya formulado una clara diferenciación
entre el rol del mediador y la relación previa o los participantes hayan tenido la posibilidad de
elegir libremente la continuación del proceso.
La mediación es efectiva para resolver una amplia gama de conflictos, entre los que se pueden
destacarse los siguientes
El mediador ayuda a las partes a negociar desde sus propios intereses y necesidades, de cara al
futuro, porque las posiciones se adoptan, generalmente, dentro de un clima emocional y la
negociación desde ellas suele terminar equilibrada. Una vez que aquellas han transitado de las
posiciones a los intereses, las partes están en mejor disposición para seleccionar las opciones
que, según su criterio, proporcionan más beneficios al menor costo para cada uno de ellos.
Hay que ser conscientes que, lamentablemente, en la sociedad en la que vivimos los
conflictos y la violencia se da en muchos ámbitos: familiar, intrafamiliar, laboral,
escolar… podemos ir por la calle y que una persona que no conocemos de la nada y sin
motivo aparente nos confronte. Estos hechos afectan al bienestar colectivo de la
sociedad. Ante esta situación, que se da desde hace siglos y muchas veces con falta de
respuesta para afrontarla es que ha surgido la mediación.
Dentro de este campo, como trabajadores sociales nos compete más el derecho a la
familia y a la persona. Diferentes aspectos como el emocional, las relaciones paterno
filiales, los recursos económicos y la repercusión social son esenciales en la vida de
cualquier persona, y, por tanto, crean impacto sobre éstas. Hay que ser consciente de
que los problemas pueden generar trauma y efectos negativos que no solo afectan a la
persona o personas que lo están viviendo sino también a su entorno.
¿Avanzando hasta aquí, qué podemos entender por conflicto y qué es mediación?
“El papel de los agentes de mediación se centra en impulsar procesos de cambio en las
personas y los grupos facilitando la redistribución del poder y el establecimiento de
nuevas formas de comunicación y diálogo” (Caballo y Gradaílle, 2008, p. 49).
Podemos definir la mediación a través de los ojos de Moore (1995) como “la interven-
ción en una disciplina, de un tercero aceptable, imparcial y neutral que carece de
poder autorizado de decisión para ayudar a las partes en disputa a alcanzar
voluntariamente su propio arreglo mutuamente aceptable”.
Marques (2013, p. 93) define la mediación como “un método de resolución de con-
flictos en que un profesional, el mediador, percibiendo los objetivos de las partes y los
obstáculos y recursos disponibles, emplea técnicas e instrumentos para fomentar el
diálogo entre los sujetos en disputa, en orden a que construyan alternativas de solu-
ción, debiendo escoger la que mejor responda a los intereses de ambos”.
“La mediación abre los ojos a una realidad compleja; a entender que las cosas no son
nítidas ni iguales para todos; a pensar que se pueden cambiar las percepciones sin
dejar de ser uno mismo y rehacer las expectativas iniciales e individuales por expecta-
tivas conjuntas; a ver que para la comprensión ajena se necesita la auto comprensión y
el autoconocimiento; a saber que el conflicto es propio de todos y, por tanto, tiene
aspectos positivos y negativos; a creer que las cosas pueden mejorar con la colabora-
ción y a confiar en que esta tenga un potencial de cambio social” (Munné y Mac-Cragh,
2006, p. 83).
Está centrada en que son las partes las que más saben sobre lo que pasa y, por lo
tanto, también de sus posibles soluciones. Es una técnica participativa donde se asiste
para la búsqueda de una solución satisfactoria para ambas partes. También puede ser
considerada como un proceso de aprendizaje personal.
Aunque se estima que la mediación ha existido desde los inicios de los tiempos, se
considera que esta técnica alternativa para la resolución de conflictos lleva poco tiem-
po en la cultura occidental. Surge como una manera alternativa a esos métodos tradi-
cionales que no funcionan.
La mediación como proceso conlleva para su buen uso y alcance una serie de condi-
ciones recogidas a continuación:
Siguiendo estas líneas se puede decir que la función mediadora forma parte de la
intervención social.
El propio artículo 40 del Código Deontológico del Trabajo Social indica “El/la profesional
del trabajo social dispondrá de autonomía para elegir y aplicar en la elección y aplicación de las
técnicas idóneas, medios y condiciones que favorezcan sus relaciones e intervenciones
profesionales. Así mismo, tiene derecho a solicitar de la organización donde preste sus
servicios la oportunidad de formarse y actualizarse en todas aquellas materias que repercutan
en un mejor desempeño de su acción profesional”.
Por ejemplo, uno de los espacios de intervención del trabajador social, aplicando
principios de la mediación es justamente en la mediación familiar donde como
trabajador social y mediador reconocemos la eficacia de este método para el de-
sarrollo de ciertas tareas y como una mejor comunicación entre los miembros de la
familia, reduciendo los conflictos entre las partes, acuerdos amistosos, garantizar una
continuidad de las relaciones personales entre padres/madres e hijos/as, aminorar
costes económicos y sociales y disminuir el tiempo necesario para la solución de los
conflictos.
Así pues, este proceso de mediación aporta al Trabajo Social un ámbito relativamente
reciente donde ejercer y además contribuir con los conocimientos propios del
trabajador/a social como mediador/a.
Como ya hemos venido viendo hay ocasiones donde en algunos conflictos es esencial
la aparición de una tercera persona neutral para que medie en el acuerdo. Por estas
razones, el/la trabajador/a social es un/a profesional que se adapta al perfil idóneo de
un/a mediador/a.
Dentro del Trabajo Social la mediación familiar cobra una gran importancia. Y antes de
seguir hablando de este aspecto, es fundamental intentar explicar qué es lo que se
entiende por mediación familiar.
A su vez, Rondón y Munuera (2009) nos indican que el fin de la mediación familiar es la
de reducir aquellas consecuencias derivadas de situaciones como la separación y el
divorcio para todos los miembros siempre a través del diálogo y con una mención es-
pecial en la protección en el interés superior del menor. Se encamina como una vía al-
ternativa y voluntaria a litigios familiares a través de la intervención de un/a
mediador/a imparcial y neutral.
Por lo tanto, dejando atrás los objetivos, la mediación familiar se centra en responder
dos circunstancias claves:
1. En referencia a la separación o divorcio de una pareja con los efectos que conlleva.
2. Conflictos familiares ya sean relacionados o no con el primer punto.
Con lo mencionado se concluye que existen factores comunes que indican la relación
existente entre la mediación y el Trabajo Social. Se puede apreciar cómo ambos
persiguen alcanzar una mejora de la comunicación, las relaciones interpersonales y los
comportamientos. Así pues, podemos observar cómo esta práctica ha estado presente
en la disciplina del Trabajo Social desde hace tiempo siendo una acción históricamente
utilizada, aunque no reconocida como en nuestros días.
Para Rodón (2013), la aportación fundamental del Trabajo Social a la Mediación aplicada,
consiste en incorporar la variable social al análisis del conflicto, es decir, trabajar con las
circunstancias sociales que impiden el bienestar social de las personas y grupos sociales.
Rodríguez (2013), analiza cuáles son los factores que comparten el Trabajo Social y la
Mediación, estos son:
Rodón (2013), realiza una clasificación sobre las diferentes competencias específicas que tiene
el Trabajo Social dentro de la Mediación. Estas son:
Competencias generales:
- Trata y resuelve las diferencias que surgen entre individuos y/o grupos en toda
organización.
Competencias específicas:
Conclusión
El/la profesional del trabajo social por su trayectoria histórica, por su experiencia profesional y
por su formación reúne el perfil idóneo para ejercer la mediación como acción profesional
específica aportando la variable social en el análisis del conflicto, y su experiencia en la
creación de redes informales, en el fomento de la comunicación, en la promoción del
aprendizaje social muto y, dominio de técnicas como la escucha activa, la empatía y la
reformulación o parafreseo.