Álvaro D'ors - Bien Común y Enemigo Público PDF
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ALVARO D ORS
BIEN COMUN
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ENEMIGO PÚBLICO
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© Alvaro d’Ors
© MARCIAL PONS
EDICIONES JURÍDICAS Y SOCIALES, S. A.
San Sotero, 6 - 28037 MADRID
•B 91 304 33 03
ISBN: 84-7248-945-0
Depósito legal: M. 18.017-2002
Fotocomposición: I nfortex, S. L.
Impresión: C losas-O rcoyen, S. L.
Polígono Igarsa. Paracuellos de Jarama (Madrid)
MADRID, 2002
Colección
Prudentia iuris
D irector
Miguel Ayuso
Pág.
I. INTRODUCCIÓN....................................................... 11
5. El bien y el mal.................................................... 29
6. Variedad de opciones......................................... 33
7. Recuperación del criterio divino...................... 35
8. Ley natural y derechoshumanos....................... 38
9. Patriotismo........................................................... 42
10. Arbitraje................................................................ 45
Pág.
IV. DELINCUENCIA........................................................ 83
V. CONCLUSIÓN........................................................... 99
BIBLIOGRAFÍA 101
CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN
1. PLANTEAMIENTO JURÍDICO
DEL TEMA
La conjunción, ya en el título de este ensayo, del
bien común y el enemigo público da a entender que
nuestro planteamiento no es filosófico, sino jurídi
co: es precisamente el segundo término, extraño
para los filósofos, lo que atrae el primero al terreno
de los juristas. Para una filosofía social del bien
común, me remito al excelente resumen de Antonio
M illán-P uelles en la Enciclopedia GER, que sigue
la tradición escolástica y también la ordinaria en la
doctrina oficial de la Iglesia y de sus exégetas. Es
evidente que el bien común supremo no puede ser
otro que el mismo Dios, y daría lugar a un discurso
teológico, que no es el aquí previsto. Pero esa dqc-
trina del bien común, en los mismos filósofos, se
refiere siempre al propio de una comunidad limi
tada, el Estado, aunque no deje de entreverse una
posible proyección más universal. Se comprende
que, al prescindir ahora de una idea filosófica del
bien común, y de la referencia al Estado, la biblio
12 Introducción
2. “COMÚN” Y “PÚBLICO”
4. PARTICULARIDAD DE LO “PÚBLICO”
Lo “público” se distingue, pues, de lo “común”
en que no es absolutamente universal, sino que tie
ne siempre especiales limitaciones; no sólo por esas
restricciones de la accesibilidad a que me he refe
rido, sino por razones cuantitativas, como puede ser
la cabida espacial de los servicios; por ejemplo, las
plazas de un transporte público, o las limitaciones
de tiempo, como el cierre empresarial por vacacio
nes o fiestas. Quiero decir: ese “pueblo” de lo “pú
blico” es siempre un grupo limitado, no absoluta-
Particularidad de lo “público ” 2
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CAPÍTULO II
BIEN COMÚN
5. EL BIEN Y EL MAL
6. VARIEDAD DE OPCIONES
Este hombre, en Adán, era uno solo, aunque
doblado por Eva; pero sus sucesores fueron muchos.
Si todavía la opción subjetiva por el mal fue única
en Eva y Adán, aunque no simultánea, era inevi
table que, con el tiempo, los criterios subjetivos
sobre el bien y el mal variaran y se hicieran con
tradictorios. El tema, propiamente el problema, del
“bien común” está precisamente en esta multipli
cidad y contradicción de opciones. Porque, si puede
considerarse “bien” lo que cada uno acepta como
tal, no cabe pensar en la coincidencia de opciones
en un único bien que sea realmente “común”; ni
siquiera dentro de un grupo humano reducido. Sin
embargo, seguimos hablando inconvenientemente
34 Bien común
9. PATRIOTISMO
10. ARBITRAJE
El procedimiento natural para resolver este tipo
de conflictos, a falta de un orden judicial o arbitral
preconstituido, será el del arbitraje ocasionalmente
convenido; cuyas resoluciones requerirán un suple
mento de ejecutividad que muchas veces no pasará
de ser la coacción del desprestigio entre los otros
miembros de la actual comunidad en la que se inte
gra la contradicción.
Cabe pensar que el procedimiento arbitral en
distintos niveles y funciones ha de ser en el futuro
un modo ordinario de resolver conflictos entre per
sonas y grupos humanos. Porque la actual crisis del
Estado, del mismo modo que afecta a la Economía
y al Ejército, afectará también a la administración
de la justicia, dentro del mismo ámbito nacional
y, con más razón en los conflictos internacionales.
Y este procedimiento, precisamente por su “arbi
trio” menos sujeto a normas nacionales positivas,
irá creando su propio derecho en virtud del con
senso de los que vayan acordando su praxis y hasta
su institucionalización. De este modo, ese orden
concordado de los posibles litigantes puede realizar
a escala mundial el antiguo principio foral de para
miento ley vence: su derecho concordado y aplicado
por los árbitros vendría a superar lo que puedan
disponer las leyes positivas aplicadas por los jueces
estatales.
El arbitraje se ofrece así como la solución más
racional de resolver conflictos de intereses parti
culares, entre individuos o entre comunidades, y,
46 Bien común
19. GENOCIDIO
La matanza masiva de grupos raciales constituye
el delito de “genocidio”, que, aunque pueda impli
carse en la misma guerra internacional o civil, se
da también fuera de ella. Como su nombre indica,
el genocidio es el acto de matar masivamente a per
sonas en razón de su raza o estirpe, no de su religión
o nacionalidad, ni de su asentamiento territorial,
aunque a veces pueda ser menos clara la distinción;
y, de manera imprecisa e impropia, se llame ge
nocidio a cualquier caso de muerte de un grupo
humano.
El término “genocidio” fue primeramente utili
zado, en 1943, por Rafael L emkin, en la propaganda
contra la depuración antijudía por los alemanes
74 Enemigo público
27. INFAMIA
Por otro lado, la historia del derecho ha conocido
modos de exclusión de capacidad, sin implicar la
enemistad pública, sino tan sólo una descalificación
o deshonra social.
Se trata, a veces, de inhabilitación para intervenir
en actos jurídicos principales del derecho privado,
como la que imponía la antiquísima ley de las
XII Tablas a los testigos que se negaban indebida
mente a dar testimonio, con la que se les venía a
excluir de los actos formales más importantes; otras,
Infamia 97