7 Clase - SL13020-2017 - Subordinacion

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CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

Magistrada ponente

SL13020-2017
Radicación n.° 48531
Acta 29

Bogotá, D. C., dieciséis (16) de agosto de dos mil


diecisiete (2017).

Decide la Corte el recurso de casación que interpuso


HUGO EVELIO MARTÍNEZ MARTÍNEZ, contra la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Antioquia, el 3 de agosto de 2010, en el
proceso que promovió contra la EPS SALUDCOOP O.C.

Se acepta el impedimento que formuló el magistrado


Jorge Mauricio Burgos Ruiz.
Radicación n.° 48531

I. ANTECEDENTES

El citado accionante promovió demanda laboral contra


la EPS Saludcoop O.C., con el propósito de que se declarara
la existencia de un contrato de trabajo entre las partes que,
según el actor, se ejecutó desde el 16 de febrero de 2001
hasta el 31 de marzo de 2006 y terminó por decisión
unilateral y sin justa causa por parte de la entidad
demandada.

En consecuencia, solicitó como pretensiones


principales, el reintegro en las mismas condiciones que
tenía al momento del despido, el pago de cesantías,
intereses a las cesantías, vacaciones y primas por todo el
tiempo de servicio, la sanción de un día de salario por cada
día de retardo en la demora en el pago de aquellas, la
sanción por no pago oportuno de las cesantías, la
devolución de los dineros que canceló por aportes al
sistema de seguridad social, así como de los dineros
retenidos por la entidad por concepto de retención en la
fuente, la indexación de lo adeudado y las costas
procesales. En subsidio al reintegro, impetró la
indemnización por despido injustificado.

En respaldo de sus aspiraciones, el actor refirió que si


bien la labor que desempeñó como médico especialista en
Ginecoobstetricia se pactó mediante contratos de prestación
de servicios, en realidad, esa vinculación de trabajo se
ejecutó bajo la continua subordinación y dependencia de la

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entidad demandada, en razón a que solo atendía a sus


usuarios y tenía un horario de trabajo que podía ser
modificado por su empleadora, el cual inicialmente se
estableció en 6 horas y, a partir de enero de 2003, se
extendió a 8 horas.

Narró, que ese contrato se modificó y adicionó con el


concepto de «disponibilidad» para atender urgencias por
fuera del horario laboral, debido a lo cual tuvo que
renunciar a otro empleo que tenía para prestar sus servicios
únicamente a la demandada, y que para el desempeño de
sus funciones utilizaba herramientas propias de la entidad.

Asimismo, manifestó que la obligación de afiliarse al


sistema de seguridad social como trabajador independiente
y la retención en la fuente que realizó Saludcoop sobre los
honorarios que percibía, eran formas utilizadas por la
empresa para disfrazar el contrato de trabajo.

La EPS Saludcoop O.C. al dar respuesta a la demanda,


se opuso a las pretensiones y negó los hechos en los que se
sustentan. En su defensa manifestó que Hugo Evelio
Martínez Martínez prestó sus servicios como ginecoobstetra
con plena independencia y autonomía sin que existiera
ninguna intervención de la entidad, la cual se limitaba solo
a asuntos administrativos.

Narró, que las partes convinieron unos turnos de


trabajo en los cuales se prestarían los servicios, que no era

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cierto que el actor devengara salario, y que la entidad se


ciñó a la regulación civil, comercial y tributaria, por lo que
hizo las retenciones en la fuente sobre los honorarios que
percibía.

Indicó que el otrosí firmado el 28 de abril de 2003,


consistió en una modificación que fue aceptada libre y
voluntariamente por el contratista; explicó que de esa forma
se «creo el concepto de DISPONIBILIDAD, definido como el
compromiso que adquiere el contratista, durante el tiempo de
descanso, para corresponder al llamado del contratante, con
el fin de atender funciones propias de su cargo y
especialidad cuando, eventualmente sea requerido, hecho y
circunstancia eminentemente incierta pues puede o no
presentarse», y que dicha modalidad de trabajo se hacía
efectiva en muy pocas ocasiones.

Por otra parte, la entidad demandada formuló las


excepciones de inexistencia de la obligación laboral,
ausencia de requisitos para solicitar la indemnización por
despido sin justa causa, compensación, buena fe, pago,
cobro de lo no debido y prescripción (f.° 130 a 138).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Laboral del Circuito de Apartadó, al que


correspondió el trámite de la primera instancia, mediante
fallo de 16 de abril de 2010, absolvió a la demandada al
considerar que la relación contractual que existió entre las

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partes no se rigió por un contrato de trabajo y se abstuvo de


imponer costas (f.° 358 a 369).

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación del apoderado del demandante, la Sala


Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Antioquia, a través de sentencia de 3 de agosto de 2010,
confirmó la del a quo, sin costas en la alzada (f.º 382 a 396).

En lo que interesa a los fines del recurso


extraordinario, para el Tribunal no suscitó controversia la
prestación personal de servicios del actor a Saludcoop,
como tampoco los extremos durante los cuales se
desarrolló, puesto que de esa manera lo aceptó la accionada
al contestar la demanda. Así, concretó el problema jurídico
a dilucidar si esa vinculación se rigió por un contrato de
trabajo o uno de carácter civil.

Para tales efectos, luego de referirse a los elementos


constitutivos del contrato de trabajo, a la necesidad de la
prueba y a la jurisprudencia de esta Sala sobre el
particular, afirmó conforme lo dispuesto en los artículos 22,
23 y 24 del Código Sustantivo de Trabajo, que le
corresponde al trabajador acreditar la prestación personal
del servicio, a la demandada demostrar «autonomía e
independencia», y que «los demás elementos del contrato
deben se demostrados y ello corresponde al demandante».

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En esa dirección, el Tribunal se ocupó de estudiar el


contrato que suscribieron las partes, incluido el otrosí que
lo integra, y las declaraciones rendidas por Yasmín Zenaida
Gómez Echavarría y Pompilo de Jesús Gutiérrez Peñuela,
para concluir que estos no revelaban que el demandante
estuviera sujeto a un horario de trabajo; que el segundo de
los deponentes dio a entender que la exclusividad de
servicios se le exigía a los demás especialistas, no así a los
ginecoobstetras, y que era evidente que la programación de
turnos requería un consenso entre el coordinador de la
clínica y Martínez Martínez para que no interfiriera con sus
actividades en otras entidades.

Para el ad quem, lo expuesto por los testigos «no es


determinante de la subordinación» porque los acuerdos en la
programación de turnos y horarios, así como «el horario
para las rondas hospitalarias dominicales y festivas» de que
da cuenta el documento obrante a folio 15, son normales en
los contratos de prestación de servicios en oposición a los
de trabajo, en los que la jornada laboral sí se impone en
forma unilateral.

Aclaró, que si bien la clínica dotaba de las


herramientas de trabajo al demandante y este solo podía
atender a los pacientes afiliados a la EPS Saludcoop, ello,
«por sí solo no denota dependencia».

En cuanto a la prueba trasladada, aseveró el Tribunal


que a nada conduce porque «las narraciones de los testigos

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arrimados al proceso trasladado, datan de los años 1996 a


2001 y por este periodo no prestó servicios el demandante, lo
cual implica que pudieron haber cambiado las
circunstancias».

Advirtió que los medios de convicción demuestran «que


no existió subordinación o dependencia que pudiera ejercer el
ente demandado para con el demandante y determinarle el
ejercicio de su función como especial, ni el cumplimiento de
horarios o la “disponibilidad”»; de esa manera afirmó que la
relación entre las partes estuvo regida por un contrato de
naturaleza distinta al laboral, esto es, por un contrato civil.

Finalmente, expuso: «Surge de lo dicho en precedencia


que no está demostrada la existencia de una relación
subordinada» por lo que el a quo acertó al absolver a la
demandada de las pretensiones instauradas en su contra.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por el apoderado de la parte demandante,


concedido por el Tribunal y admitido por la Corte, se
procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente que la Corte case totalmente la


sentencia impugnada, para que, en sede de instancia,
revoque la decisión de primera instancia y, en su lugar,

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acceda a las pretensiones de la demanda y se decida en


costas como corresponde.

Con tal propósito, formuló dos cargos por la causal


primera de casación que no fueron objeto de réplica y que la
Corte estudiará conjuntamente, porque aunque están
dirigidos por vía distinta, acusan similar elenco normativo,
tienen argumentación complementaria y persiguen la
misma finalidad.

VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia impugnada de violar por la vía


directa, por infracción directa, el artículo 24 del Código
Sustantivo del Trabajo, en relación con los artículos 13, 16,
22, 23, 27, 37, 45, 47, 545, 65, 127, 128, 158, 186, 189,
249, 254 y 306 del mismo estatuto; los artículos 1 y 2 de la
Ley 52 de 1975, el artículo 99 de la Ley 50 de 1990 y el
artículo 8 de la ley 153 de 1887; así como aplicación
indebida de los artículos 1324, 1325, 1341, 1342 y 1344
del Código de Comercio y los artículos 1494, 1502, 1618, y
1760 del Código Civil.

El censor comienza por precisar que, tal y como lo


reconoce el Tribunal, la prestación personal del servicio por
parte del accionante al servicio de la demandada, no está en
discusión.

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En la demostración del cargo señala que conforme al


artículo 25 de la Constitución Política, el trabajo es un
derecho y una obligación social que goza de la especial
protección del Estado y que ello se traduce en la
consagración de mecanismos de protección del trabajador,
como la presunción de la relación laboral por la sola
prestación personal del servicio establecida en el artículo 24
del Código Sustantivo de Trabajo.

Apoya su discurso, además, en los artículos 9 y 18


ibidem así como en jurisprudencia de esta Sala que
parcialmente trascribe y, asevera, que es evidente el
desatino del Tribunal al no entender que el artículo 24 del
Código Sustantivo de Trabajo consagra de manera
«diamantina» que al trabajador le basta con probar la
prestación del servicio para que opere en su favor la
presunción legal, mientras que la carga de la prueba se
traslada al demandado a quien le corresponde enervarla. Se
ocupa luego «de otras conclusiones jurídicas» y relata de
nuevo los supuestos fácticos en los que sustentó sus
pretensiones en las instancias.

VII. CARGO SEGUNDO

Acusa por la vía indirecta, la violación de las mismas


disposiciones legales que enlistó en el primer ataque, salvo
los artículos de los códigos Comercial y Civil.

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Señala como errores evidentes de hecho, los


siguientes:

1. No dar por demostrado estándolo que el demandante prestó a


la Entidad demandada servicios personales en forma
subordinada.
2. No dar por demostrado estándolo que la subordinación
mediante la cual prestó el servicio el demandante es propia de
una relación laboral.
3. Dar por demostrado, sin estarlo que el vínculo contractual que
ligó a las partes fue de naturaleza comercial.

Afirma que los anteriores errores son producto de la


errónea apreciación de la documental de folios 9 a 13 y 15,
de la prueba testimonial y de la demanda y su contestación.

En su argumentación acusa que el ad quem se


equivocó al valorar el contrato que suscribieron las partes
(f.° 9 a 13), para cuyo efecto trascribe algunas de sus

cláusulas que, aduce, dan cuenta de la imposición de


órdenes e instrucciones, que el trabajo se remuneraba y
que se prohibía su cesión de manera que era intuito
personae.

Manifiesta que «la no imposición de jornada de trabajo»


no es definitiva para determinar si existe o no
subordinación y que la documental de folio 15 da cuenta
de la disponibilidad a la que estaba obligado para trabajar
en días descanso, los horarios en los que debía hacer
rondas hospitalarias y las órdenes e instrucciones que
debía acatar.

Asevera que las pruebas calificadas denunciadas

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evidencian, «la existencia de supervisión sobre el


demandante, el control y vigilancia que (…) ejercía la
sociedad demandada sobre la forma como desarrollaba su
labor personal, la sujeción del demandante a los
reglamentos de la empresa», supuestos que asegura,
«necesariamente encuadran dentro del concepto de
subordinación que le es propia [a] una relación de
naturaleza laboral».

Se ocupa luego del análisis de la prueba testimonial


que en su criterio demuestra la subordinación. Se refiere a
la declaración de Alonso Enrique Camargo Machado quien
como director médico encargado de la clínica Saludcoop
desde diciembre de 2001 hasta el 28 de mayo de 2002,
afirmó que el accionante cumplía horario de trabajo,
«realizaba disponibilidad», presentaba cuentas de cobro,
realizaba consultas externas, hospitalización, urgencias y
procedimientos quirúrgicos programados; que para el
cumplimiento de sus funciones utilizaba las herramientas
de propiedad de la demandada, no le estaba permitido
atender pacientes particulares, y que era el coordinador
quien determinaba los pacientes que debía atender y quien
elaboraba los turnos de trabajo para los distintos
especialistas que estaban obligados a cumplirlos sin
posibilidad de objeción.

Reseña también los testimonios de Arturo Elías


Esquea Varela y Pompilo de Jesús Gutiérrez Peñuela cuyos
relatos son similares a los de Camargo Machado, y aduce

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que Zenaida Gómez Echavarría, en síntesis, declaró que


Martínez Martínez era contratista de la clínica, pasaba
cuentas de cobro y cubría turnos de disponibilidad.

Manifiesta que la prueba testimonial en referencia


ratifica la subordinación de la relación laboral ya
acreditada con prueba calificada.

VIII. CONSIDERACIONES

Debe la Sala dilucidar de una parte, (i) si el


sentenciador de alzada trasladó la carga de la prueba de la
subordinación al demandante y desconoció así la
presunción legal prevista en el artículo 24 del Código
Sustantivo de Trabajo y, de otra, (ii) si al plenario quedó
acreditada la autonomía e independencia del accionante
respecto de la demandada, propia del contrato civil de
prestación de servicios.

En cuanto a lo primero, se tiene que el juzgador de


alzada, luego de afirmar que la presunción legal prevista en
el artículo 24 del Código Sustantivo de Trabajo admite
prueba en contrario, paradójicamente, al realizar el
correspondiente análisis probatorio, no consultó tal
interpretación normativa, pues, por el contrario, afirmó
contundentemente que el demandante no logró acreditar la
subordinación.

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Tal dicotomía entre la conclusión jurídica a que arribó


el Tribunal y su desarrollo frente a la situación fáctica
probada, según la cual «no existió subordinación o
dependencia», conduciría al quiebre de la decisión; sin
embargo, estima la Sala también necesario resolver el
segundo problema que se planteó, esto es, si al plenario
quedó acreditada la autonomía e independencia del
demandante respecto de Saludcoop.

Para comenzar, es claro que el elemento diferenciador


entre el contrato de trabajo y el de prestación de servicios
es la subordinación jurídica del trabajador respecto del
empleador, poder que se concreta en el sometimiento del
primero a las órdenes o imposiciones del segundo y que se
constituye en su elemento esencial y objetivo, conforme lo
concibió el legislador colombiano en el artículo 1 de la Ley 6
de 1945 al consagrar, que «hay contrato de trabajo entre
quien presta un servicio personal bajo la continuada
dependencia de otro mediante remuneración, y quien recibe
tal servicio», y tal como lo repitiera en el artículo 23 del
Código Sustantivo del Trabajo al señalar que en el contrato
de trabajo concurren la actividad personal de trabajador, el
salario como retribución del servicio prestado y la
continuada subordinación que faculta al empleador para
«exigirle el cumplimiento de órdenes, en cualquier momento,
en cuanto al modo, tiempo o cantidad de trabajo, e imponerle
reglamentos, la cual debe mantenerse por todo el tiempo de
duración del contrato».

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Por su parte, el contrato de prestación de servicios se


caracteriza por la independencia o autonomía que tiene el
contratista para ejecutar la labor convenida con el
contratante, lo cual lo exime de recibir órdenes para el
desarrollo de sus actividades; no obstante, este tipo de
contratación no está vedado de la generación de
instrucciones, de manera que es viable que en función de
una adecuada coordinación se puedan fijar horarios,
solicitar informes e incluso establecer medidas de
supervisión o vigilancia sobre esas mismas obligaciones. Lo
importante, es que dichas acciones no desborden su
finalidad a punto de convertir tal coordinación en la
subordinación propia del contrato de trabajo.

Por otra parte, es preciso señalar que en los contratos


de prestación de servicios, por lo general el contratista
desempeña sus actividades con sus propias herramientas,
equipos o medios; sin embargo, bajo ciertas y particulares
circunstancias es posible que esa actividad autónoma e
independiente se desarrolle en las instalaciones del
contratante, con elementos de su propiedad necesarios para
la ejecución de la labor encomendada.

Desde esa perspectiva, cuando se someta a juicio el


principio de la realidad sobre las formas con el fin de que se
establezca la existencia del contrato de trabajo, le
corresponde al juez, en cada caso, sin desconocer los
principios tuitivos del derecho laboral, analizar las
particularidades fácticas propias del litigio a fin de

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establecer o desechar, según el caso, los elementos


configurativos de la subordinación.

Estas precisiones adquieren mayor relevancia en el


sub lite, dado que la controversia se suscita entre un
profesional médico y una entidad prestadora de servicios de
salud, ambos sometidos a las reglas del sistema de
seguridad social en salud previstas en la Ley 100 de 1993 y
demás normas que la complementan y reglamentan.

Ello, porque el subsistema de salud se rige por un


conjunto de principios, normas y procedimientos a los
cuales deben someterse todos los actores del sistema,
incluidos los profesionales de la salud. Asimismo, debe
considerarse que una de las transformaciones más
relevantes es que las instituciones aseguradoras o
prestadoras de servicios de salud deben cumplir con la
normativa que las regula, por lo cual frecuentemente se ven
compelidas a trasladar algunas de las obligaciones en
quienes prestan el servicio de manera directa al paciente,
como es el caso de los médicos.

Esas circunstancias, en ocasiones, puede dar a


entender que el contratista de prestación de servicios está
subordinado a la empresa contratante; de ahí que, se
reitera, el juez está en la obligación de determinar, en cada
caso en particular, si la imposición y correlativo
cumplimiento de las funciones que debe desempeñar el

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demandante, son derivadas del sistema de salud o, por el


contrario, son las propias del contrato de trabajo.

En ese contexto, al analizar la Corte el contrato de


prestación de servicios que suscribieron los litigantes (f.º 9 a
13), encuentra que en la primera cláusula se consagraron

obligaciones para el demandante en condición de médico


especialista en ginecoobstetricia «para la atención de
servicios asistenciales a los afiliados y beneficiarios» de
Saludcoop «contemplados en el Plan Obligatorio de Salud, tal
y como están descritos en la Ley 100 de (…) 1993, la
Resolución 0561 de 1994, el Decreto 806 de 1.994, el Decreto
1406 de 1.999 y el Decreto 47 de 2.000, todos del Ministerio
de Salud, así como los definidos en las normas que los
modifiquen y adicionen».

En la cláusula segunda, se reitera que la prestación de


los servicios contratados, corresponde a los de la
especialidad médica del contratista y que están sometidos
al «MANUAL DE ACTIVIDADES, PROCEDIMIENTOS E
INTERVENCIONES DEL POS, que expida el Gobierno
Nacional, así como los definidos por las demás normas que lo
modifiquen y adicionen».

De ese modo, en principio, bien podría concluirse que


el demandante se encontraba sometido a las reglas propias
del Sistema Integral de Seguridad Social -subsistema de
salud- y que, en tal medida, las instrucciones que le
impartía la accionada eran consecuentes con ello, mas no
con la subordinación jurídica propia del contrato de trabajo.

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Sin embargo, en este caso, al analizar la demanda y su


contestación, cuyo juicio de valor también se cuestiona,
encuentra la Sala que las partes convinieron un otrosí al
contrato, que según lo afirmó la accionada al responder el
hecho quinto del escrito genitor de la contienda, consistió
en crear:

(…) el concepto de DISPONIBILIDAD, definido como el compromiso


que adquiere el contratista, durante el tiempo de descanso, para
corresponder al llamado del contratante, con el fin de atender
funciones propias de su cargo y especialidad cuando
eventualmente sea requerido hecho y circunstancia
eminentemente incierta pues puede o no presentarse.

Ese convenio, en criterio de la Corte, evidencia la


subordinación jurídica que imperó en la relación que ligó a
las partes y que erróneamente echo de menos el Tribunal.
Así lo estima la Corte porque las palabras empleadas por
las partes, son propias del contrato de trabajo.

En efecto, en principio, la realización de actividades


laborales en días de descaso obligatorio, se pregona de
quienes en desarrollo del contrato de trabajo deben laborar,
por decisión de su empleador, en los días que para tal
finalidad tiene prevista la legislación laboral, esto es, por
regla general, los días dominicales y festivos; por el
contrario, quien tiene la condición de trabajador
independiente bien puede disponer de su tiempo libremente
en dichos días, para descansar o trabajar según su propio
criterio y sin incidencia ajena a su propio devenir, a menos
que, el contrato de prestación de servicios esté
específicamente dirigido para ser desarrollado en tales días.

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De otra parte, el vocablo «empleo», es propio de las


organizaciones jerarquizadas en las que están plenamente
definidos los roles de jefes y subalternos así como las
«funciones» y responsabilidades que debe cumplir el
trabajador cuando sea «requerido» por su empleador así sea
de manera eventual, sin que le sea posible incumplirlas so
pena de faltar a sus deberes y obligaciones.

Con otras palabras, si bien el contrato que


suscribieron las partes contiene cláusulas que obligaban al
accionante a cumplir con los requerimientos legales,
reglamentarios y administrativos derivados del Plan
Obligatorio de Salud cuya prestación asistencial
desarrollaba y que, en principio, desvirtuaría la
subordinación jurídica característica del contrato de
trabajo, no ocurre lo mismo con la obligación que se le
impuso frente a la denominada disponibilidad laboral para
trabajar en las funciones propias del cargo durante los días
de descanso, porque ello per se la lleva implícita, al punto
de poner en evidencia que el convenio que suscribieron
disfrazó un verdadero contrato de trabajo en el que, sin
duda, se configuraron los tres elementos que lo
caracterizan: prestación del servicio, pago y subordinación.

Lo anterior, adquiere mayor sustento al revisar la


documental del folio 15 del plenario, a la que le dio peso
probatorio el Tribunal cuando afirmó, que «tampoco contiene
órdenes (…)», frente a lo cual debe decir la Sala que erró en
su juicio valorativo, en cuanto de su tenor literal emana que
durante los dominicales y festivos los médicos especialistas

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estaban en la obligación de comenzar las rondas


hospitalarias desde las 7:00 a.m. y terminarlas a las 10:00
a.m., con el fin de que la liquidación de las historias clínicas
se realizaran antes del mediodía.

Ahora del mismo contrato surge incontrastable que las


partes textualmente convinieron que «los derechos y
obligaciones (…) no podrán cederse en todo o en parte, salvo
que exista autorización expresa y escrita» de Saludcoop.

Ello significa, ni más ni menos, como lo pone de


presente la censura, que el elemento intuito personae estuvo
presente en el acuerdo propio de un contrato de trabajo,
incompatible en los de carácter civil o comercial, pues una
cosa es que se pacte la obligación de garantizar la
prestación de un servicio médico a los pacientes de la
clínica y otra bien distinta es que esa exigencia deba
cumplirla un sujeto específico; en este último caso, se itera,
la relación es intuito personae.

Visto como quedó que la acusación prospera tanto


porque el ad quem invirtió la carga de la prueba, como
porque los medios de convicción calificados lejos de
evidenciar autonomía e independencia del supuesto
contratista, acreditan subordinación y dependencia,
procede entonces el análisis de los testimonios que la
censura refiere en el desarrollo de su acusación.

El Tribunal desestimó las declaraciones de Alonso


Enrique Camargo Machado y Elías Arturo Esquea Varela

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«porque las narraciones de los testigos arrimados al proceso


trasladado, datan de los años 1996 a 2001, y por este
periodo no prestó servicios el demandante (…).».

En esa aseveración también se equivocó el colegiado


de instancia, cuando quiera que desde un principio dejó por
fuera del litigio los extremos durante los cuales el
accionante le prestó servicios a Saludcoop, esto es, desde el
16 de febrero de 2001 hasta el 31 de marzo de 2006, de
modo que al menos, durante un tiempo, así sea breve,
dichas personas bien pudieron ser testigos presenciales de
los hechos objeto de debate, pues según consta al plenario,
ambos prestaron sus servicios a la demandada hasta mayo
de 2002 (f.° 352 y siguientes y 354 y siguientes).

Pues bien, la declaración del deponente Alonso


Enrique Camargo Machado quien se desempeñó como
director médico de la clínica Saludcoop desde diciembre de
2001 hasta mayo de 2002, (en lo que no linda con las
obligaciones del sistema de seguridad social en salud, que
como antes quedó dicho son inherentes a las instituciones
prestadoras de salud así como a la actividad de los
profesionales médicos a su servicio), tal y como lo pone de
presente el recurrente, da cuenta de que el accionante
cumplía horario de trabajo, «realizaba disponibilidad», que el
coordinador determinaba los pacientes que debía atender y
era quien elaboraba los turnos de trabajo para los distintos
especialistas que estaban obligados a cumplirlos sin
posibilidad de objeción. Asimismo de dicha declaración se
tiene que, en su condición de director médico de la clínica,

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así como el coordinador médico, le hicieron amonestaciones


al actor por llegar tarde al trabajo.

Por su parte, Arturo Elías Esquea Varela, conteste con


lo dicho por el testigo anterior, adujo que el demandante
laboraba en la clínica, que cumplía con el horario de trabajo
que era publicado y elaborado por la coordinadora médica
quien fungía como su jefe, que ese horario era obligatorio so
pena de recibir sanciones y que de hecho al demandante le
llamaron la atención por llegar tarde a sus actividades
laborales.

En su declaración afirmó también, que por la época en


que Martínez Martínez prestó sus servicios, hubo médicos
que fueron vinculados por contrato de trabajo y otros a
través de contrato de prestación de servicios, sin diferencia
entre unos y otros en cuanto tenían la misma intensidad
horaria «pues todo mundo trabajaba por parejo», y debían
prestar sus servicios bajo las mismas condiciones de
calidad y exigencia.

A su vez, Pompilo de Jesús Gutiérrez Peñuela quien


igualmente prestó servicios durante un tiempo en que lo
hizo el demandante, aseveró que los médicos especialistas,
incluido Martínez Martínez, debían realizar charlas
educativas a los médicos generales, uno o dos días por
semana, y que los temas eran escogidos por el coordinador
de la entidad (f.°198 y siguientes).

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Radicación n.° 48531

Asimismo, el concepto de disponibilidad laboral


durante los días de descanso obligatorio, también aflora en
la declaración que rindió Yazmín Zenaida Gómez
Echavarría, testigo que aportó la demandada, conforme
consta a folios 171 y siguientes.

Estos testimonios estudiados en su conjunto,


evidencian que la relación que ligó a las partes, en
apariencia mediante un contrato civil de prestación de
servicios, en verdad tuvo como característica esencial la
subordinación propia del contrato de trabajo.

Por otra parte, no es ajeno a la Sala que al supuesto


contratista por imposición de la coordinación médica, se le
exigía dictar charlas a los médicos generales uno o dos días
por semana en temas relacionados con su especialidad,
función esta que no se incluyó en ninguna de las cláusulas
del contrato de prestación de servicios, lo que implica que
esa obligación adicional es propia de la relación de trabajo
subordinada en la que el empleador está facultado para
imponer actividades que aunque no estén expresamente
consagradas, resultan complementarias a las actividades
contratadas, situación que no se configura en los contratos
civiles y comerciales cuya adición exige acuerdo entre las
partes.

En esas condiciones, estima la Corte que erró el


Tribunal al confirmar la decisión absolutoria de primer
grado y, por tal razón, casará la sentencia.

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Sin costas en sede de casación, por cuanto el recurso


prosperó y no hubo réplica.

IX. SENTENCIA DE INSTANCIA

En instancia, para resolver la inconformidad del


demandante recurrente en apelación, bastan las mismas
consideraciones expuestas en sede de casación, suficientes
también para desestimar las excepciones propuestas por la
demandada, salvo la de prescripción.

En efecto, tal medio exceptivo prospera de manera


parcial, respecto de algunas pretensiones, toda vez que la
relación laboral comenzó a ejecutarse el 16 de febrero de
2001, terminó el 31 de marzo de 2006, la demanda se
presentó el 25 de septiembre de 2006 y fue notificada a la
accionada en el año siguiente a esta data; por tanto, se
encuentran prescritas las obligaciones laborales anteriores
al 25 de septiembre de 2003, salvo las cesantías cuyo
término extintivo cuenta a partir de la terminación del
contrato.

Como se dijo al historiar los antecedentes del proceso,


el accionante impetró como pretensión principal la
declaración de la existencia de un contrato de trabajo en los
espacios temporales ya reseñados y, en consecuencia,
pretendió en su orden:

23
Radicación n.° 48531

1. DECLARACIÓN DE LA TERMINACIÓN UNILATERAL E

INJUSTIFICADA DEL CONTRATO Y REINTEGRO

Consta en la cláusula octava del contrato que


suscribieron las partes, que tendría una duración de 11
meses, prorrogable por un término igual y en las mismas
condiciones, salvo que alguna de las partes expresara por
escrito su voluntad de darlo por terminado, dentro de los
treinta días anteriores a su vencimiento.

Ahora, como es un hecho sin discusión que la relación


de trabajo se desarrolló desde el 16 de febrero de 2001
hasta el 31 de marzo de 2006, conforme el mandato del
artículo 46 del Código Sustantivo de Trabajo, modificado
por el numeral segundo del artículo 3 de la Ley 50 de 1990,
a partir del 16 de octubre de 2004, el término fijo pactado
se extendió a un año prorrogable por periodos iguales.

Lo anterior, unido a la certificación de folio 17 del


plenario en la que consta que Saludcoop preavisó el
finiquito del contrato a partir del 1 de abril de 2006, implica
que la empleadora unilateral e injustificadamente lo
terminó antes del lapso pactado. Sin embargo, no se
ordenará el reintegro que se impetra, como quiera que el
accionante no cumple con los presupuestos legales
previstos en el parágrafo transitorio del artículo 64 del
Código Sustantivo de Trabajo.

En consecuencia, prospera la pretensión encaminada


a la condena indemnizatoria por terminación unilateral e

24
Radicación n.° 48531

injustificada del contrato de trabajo antes del plazo


pactado, equivalente a los salarios dejados de devengar
desde el 1 de abril hasta el 15 de octubre de 2006,
conforme lo previsto en el inciso tercero ibidem, más la
indexación causada hasta 31 de julio de 2017, y sin
perjuicio de la que se llegare a causar según el siguiente
cálculo:

FECHAS Nº DE VALOR
ÚLTIMO INDEM. POR INDEXACIÓN AL
SALARIO DESPIDO SIN 31/07/2017
INICIO FIN MESES JUSTA CAUSA
01/04/2006 15/10/2006 6,50 $ 6.058.383,00 39.379.489,50 22.665.944,45

2. PAGO DE CESANTÍAS, INTERESES A LAS CESANTÍAS,

VACACIONES Y PRIMAS DE SERVICIO

Para la liquidación de las obligaciones laborales, la


Sala tendrá en cuenta como salarios el promedio los
indicados en la demanda, toda vez que no fueron objetados
por la accionada cuya defensa se limitó a afirmar que las
sumas pagadas fueron a título de honorarios.

Así, las sumas que le adeuda Saludcoop a Hugo Evelio


Martínez Martínez por los conceptos enlistados,
corresponden a las indicadas en la siguiente información,
resultado de los siguientes cálculos matemáticos:

FECHAS Nº DE AUXILIO DE INT. S / PRIMA DE


SALARIO
INICIO FIN DIAS CESANTIAS CESANTIAS SERVICIOS
16/02/2001 31/12/2001 315 $ 4.611.042,00 $ 4.034.661,75 PRESCRIPCIÓN PRESCRIPCIÓN
01/01/2002 31/12/2002 360 $ 5.070.460,00 $ 5.070.460,00 PRESCRIPCIÓN PRESCRIPCIÓN
01/01/2003 24/09/2003 264 $ 6.450.256,00 $ 4.730.187,73 PRESCRIPCIÓN PRESCRIPCIÓN
25/09/2003 31/12/2003 96 $ 6.450.256,00 $ 1.720.068,27 $ 55.042,18 $ 1.720.068,27
01/01/2004 31/12/2004 360 $ 7.160.182,00 $ 7.160.182,00 $ 859.221,84 $ 7.160.182,00
01/01/2005 31/12/2005 360 $ 5.113.151,00 $ 5.113.151,00 $ 613.578,12 $ 5.113.151,00
01/01/2006 31/03/2006 90 $ 6.058.383,00 $ 1.514.595,75 $ 45.437,87 $ 1.514.595,75
TOTAL 1845 $ 29.343.306,50 $ 1.573.280,02 $ 15.507.997,02

25
Radicación n.° 48531

FECHAS Nº DE INDEXACIÓN AL
SALARIO VACACIONES
INICIO FIN DIAS 31/07/2017
16/02/2001 15/02/2002 360 $ 5.070.460,00 PRESCRIPCIÓN PRESCRIPCIÓN
16/02/2002 24/09/2002 219 $ 6.450.256,00 PRESCRIPCIÓN PRESCRIPCIÓN
25/09/2002 15/02/2003 141 $ 6.450.256,00 $ 1.263.175,13 $ 1.119.978,39
16/02/2003 15/02/2004 360 $ 7.160.182,00 $ 3.580.091,00 $ 2.775.700,55
16/02/2004 15/02/2005 360 $ 5.113.151,00 $ 2.556.575,50 $ 1.755.494,32
16/02/2005 15/02/2006 360 $ 6.058.383,00 $ 3.029.191,50 $ 1.875.315,48
16/02/2006 31/03/2006 45 $ 6.058.383,00 $ 378.648,94 $ 230.122,78
TOTAL 1845 $ 10.807.682,07 $ 7.756.611,50

3. INDEMNIZACIÓN POR NO PAGO OPORTUNO DE LAS

PRESTACIONES SOCIALES ARTÍCULO 65 DEL CÓDIGO

SUSTANTIVO DE TRABAJO Y CESANTÍAS ARTÍCULO 99 DE LA


LEY 50 DE 1990.

Conforme al artículo 65 del Código Sustantivo de


Trabajo, el empleador que a la terminación del contrato de
trabajo no pague al trabajador los salarios y prestaciones
sociales adeudadas, a título de sanción le pagará una
indemnización equivalente a un día del último salario diario
devengado por cada día de retardo, hasta por 24 meses; y a
partir del mes siguiente, deberá reconocer intereses
moratorios a la tasa máxima de créditos de libre asignación
certificados por la Superintendencia Financiera, hasta
cuando se verifique el pago, siempre que su actuar no
hubiere estado revestido de razones atendibles que lo
eximan de tal obligación.

En el sub lite, la Corte no encuentra acreditada razón


alguna que justifique la conducta de la empleadora; por el
contrario, las pruebas analizadas en sede de casación
evidencian que el contrato de prestación de servicios que
suscribieron las partes, tuvo como finalidad encubrir la
verdadera relación de trabajo subordinada; tan claro tenía

26
Radicación n.° 48531

Saludcoop que Martínez Martínez era su trabajador, que a


más de imponer disponibilidad de trabajo durante los días
de descanso legalmente obligatorios, también le formuló
llamados de atención y le impuso el cumplimiento de
labores ajenas a lo previamente pactado.

En consecuencia, se condenará a la demandada al


pago de $268.919.250, correspondiente a la sanción
moratoria, desde el 1 de abril hasta el 31 de julio de 2017,
sin perjuicio de los intereses que se causen hasta la fecha
en que se realice el pago de las acreencias laborales,
conforme se ilustra a continuación:

FECHAS Nº DE VALOR
SALARIO INDEM .
INICIO FIN DÍAS M ORATORIA
01/04/2006 31/03/2008 720 $ 6.058.383,00 $ 145.401.192,00

FECHAS Nº DE VALOR
PRESTACIONES
INT.
SOCIALES
INICIO FIN DÍAS M ORATORIOS
01/04/2008 31/07/2017 3360 $ 46.424.583,53 $ 123.518.058,30

Lo dicho en precedencia, resulta atendible para dar


lugar a la indemnización de que trata el artículo 99 de la
Ley 50 de 1990, por el no pago oportuno de las cesantías.

Así las cosas, a partir del 15 de febrero de 2002, la


empleadora debe a su ex trabajador hasta la fecha de
terminación del contrato de trabajo, 31 de marzo de 2006,
la suma de $194.827.568, resultado de la siguiente
liquidación:

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Radicación n.° 48531

FECHAS Nº DE VALOR
INDEM . POR NO
SALARIO
CONSIG.
INICIO FIN DÍAS CESANTÍAS
25/09/2003 14/02/2004 140 $ 5.070.460,00 $ 23.662.146,67
15/02/2004 14/02/2005 360 $ 6.450.256,00 $ 77.403.072,00
15/02/2005 14/02/2006 360 $ 7.160.182,00 $ 85.922.184,00
15/02/2006 31/03/2006 46 $ 5.113.151,00 $ 7.840.164,87
TOTAL $ 194.827.567,53

4. DEVOLUCIÓN DE LOS DINEROS QUE EL DEMANDANTE

APORTÓ AL SISTEMA INTEGRAL DE SEGURIDAD SOCIAL POR

CONCEPTO DE PENSIÓN Y SALUD

Como quiera los aportes al sistema de seguridad social


integral son connaturales a la relación de trabajo
subordinada, se condenará a la entidad demandada
cancelar al AFP y a la EPS a las que se encuentre afiliado el
demandante, el porcentaje que por ley corresponda, desde
el 16 de febrero de 2001 hasta el 31 de marzo de 2006.

No procede la condena a la devolución de los aportes


que pagó el demandante a las entidades de seguridad social
en el proporción que habría de corresponderle a su
empleadora, en la medida que no aportó prueba alguna que
evidencie a cuánto ascendieron y si materialmente fueron
objeto de pago.

5. DEVOLUCIÓN DE LOS DINEROS RETENIDOS POR CONCEPTO

DE RETENCIÓN EN LA FUENTE

La Sala no accede a esta pretensión, en cuanto las


sumas retenidas por Saludcoop fueron entregadas a la

28
Radicación n.° 48531

DIAN, y su reclamo debe adelantarse por vía diferente al


trámite procesal ordinario de carácter laboral.

Las costas de la primera instancia estarán a cargo de


la demandada, sin costas en la alzada.

X. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, CASA
la sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Antioquia el 3 de agosto del
2010, en el proceso ordinario laboral que HUGO EVELIO
MARTÍNEZ MARTÍNEZ adelanta contra la EPS
SALUDCOOP O.C.

En sede de instancia, REVOCA el fallo de primer grado


y, en su lugar, RESUELVE:

PRIMERO: Declarar que entre la EPS Saludcoop O.C.


y Hugo Evelio Martínez Martínez existió un contrato de
trabajo a término fijo, por un término inicial de 11 meses,
que se ejecutó desde el 16 de febrero de 2001 hasta el 31 de
marzo de 2006, y que terminó antes del plazo pactado por
decisión unilateral e injustificada por parte de la
demandada.

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Radicación n.° 48531

SEGUNDO: Condenar a la EPS Saludcoop O.C. al pago


de las siguientes acreencias laborales:

1. $39.379.490, por concepto de indemnización por


terminación unilateral e injusta del contrato de
trabajo, más $22.665.944 por indexación calculada
a 31 de julio de 2017, sin perjuicio de la que se
llegare a causar hasta su pago efectivo.
2. $29.343.307, por saldo insoluto de cesantías.
3. $1.573.280, por saldo insoluto de intereses a las
cesantías.
4. $15.507.997, por saldo insoluto de primas de
servicios.
5. $18.564.294, por saldo insoluto de vacaciones,
debidamente indexados a 31 de julio de 2017, sin
perjuicio de la que se llegare a causar hasta su pago
efectivo.
6. $268.919.250, por concepto de indemnización
moratoria.
7. $194.827.568, por concepto de indemnización por
no pago oportuno de cesantías.

TERCERO: Declarar probada parcialmente la


excepción de prescripción, conforme a lo dicho en la parte
motiva y declarar no prósperas las demás excepciones
formuladas por la accionada, conforme a lo expuesto en
esta providencia.

CUARTO: Costas en la primera instancia a cargo de la


demandada, sin constas en la alzada.

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Radicación n.° 48531

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

GERARDO BOTERO ZULUAGA


Presidente de la Sala

IMPEDIDO
JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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