Buscad Las Cosas de Arriba
Buscad Las Cosas de Arriba
Buscad Las Cosas de Arriba
Texto:
"Col 3:1 Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo
Sentado a la diestra de Dios. Col 3:2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la
Tierra. Col 3:3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Col
3:4 Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis
Manifestados con El en gloria. Col 3:5 Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo
Terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la
Avaricia, que es idolatría".
Introducción.
Buscar es "1. tr. Hacer algo para hallar a alguien o algo. 2. tr. Hacer lo necesario para conseguir
algo".
¿Qué es lo que buscamos? Un niño busca jugar y divertirse, un joven busca una novia, el adulto
busca una familia, el viejo busca descansar, pero todos buscamos la felicidad. Nos parece que
la felicidad es el último bien por el cual vivir. Para ello ponemos todo nuestro ingenio, buscamos
la felicidad, pero no sabemos muy bien en dónde. ¿Cómo ser feliz? ¿Habrá alguna fórmula para
ser feliz?
Leamos lo que dice la filosofía de la felicidad, "En general es la satisfacción o gozo que se
experimenta por la posesión del objeto amado. Se divide en felicidad objetiva, que es el mismo
bien que nos hace bienaventurados; y subjetiva, que es la posesión de dicho bien, o sea la
operación de la criatura racional por medio de la cual descansa plenamente en la posesión de
aquel bien. Acerca de la felicidad subjetiva no puede haber dificultad alguna, fuera de las
cuestiones teológicas acerca del acto en que consiste la felicidad formal, que también así se
llama, y que encierra los tres actos de visión, gozo y amor".
Buscamos en todos los lugares la felicidad. Pero lo que al hombre le falta es "vida", porque
está muerto en delitos y pecados. Cosa que le cuesta tragar a la mayoría de los hombres, debido
al orgullo. Entonces la infelicidad que experimentamos está en el pecado. Pero ¿cómo me
puedo librar de lo que me hace infeliz? ¿En la psicología, la filosofía, la educación o la medicina?
Nos parece que nuestra búsqueda de felicidad en vano. No está al alcance del ser humano aquí
abajo, ¿será que en el cielo estará la respuesta?
Si bien esta reflexión no es sobre la felicidad, sino de las cosas que tenemos que buscar para
tener vida, al encontrar la respuesta también hallaremos la felicidad. Porque como dijo Jesús la
felicidad está en otro reino.
Hay solo dos clases de hombres en el mundo, el hombre viejo y el hombre nuevo. Fue por un
hombre que el pecado entro al mundo y por este entro la muerte (Rom 5:12).
Leemos que "Gén 3:1 Y la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo
que el SEÑOR Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: “No comeréis
de ningún árbol del huerto”? Gén 3:2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles
del huerto podemos comer; Gén 3:3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, ha
dicho Dios: “No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis.” Gén 3:4 Y la serpiente dijo
a la mujer: Ciertamente no moriréis. Gén 3:5 Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán
abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal. Gén 3:6 Cuando la mujer
vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era
deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido que
estaba con ella, y él comió. Gén 3:7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron
que estaban desnudos; y cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales".
Adán y Eva fueron creados para vivir para siempre, no fueron creados para morir. Pero usaron
su libertad y no creyeron lo que Dios le advirtió a los dos, sino que le creyeron al diablo, y
tomaron del fruto y al instante murieron espiritualmente. La muerte es separación. Desde
entonces el hombre está separado de Dios. Y dejo de ser esa criatura siempre joven. El hombre
envejeció espiritualmente así como físicamente. Y por último muere. La causa de su muerte, es
el pecado. El pecado nos envejeció, cuando uno es viejo, es muy débil. La debilidad es falta de
salud. La infección del pecado enfermo al hombre y sus síntomas se manifestaron, mentiras,
odios, envidias, brujería, orgias, homicidios, etc. El hombre es un hombre viejo pecador. Tiene
cura este viejo hombre. No. Si bien nos podemos arrepentir de nuestros pecados y ser
perdonados, se necesita que el viejo hombre se ejecutado para que ya no viva más. Cuando
escuchamos el evangelio y nos convertimos, sucedieron varias cosas que en ese momento no
estábamos consientes por nuestra falta de doctrina. La Biblia dice: "Rom 6:6 sabiendo esto, que
nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido,
a fin de que ya no seamos esclavos del pecado". El viejo hombre es el responsable de todos
los pecados, por lo tanto Dios lo sentencio a muerte, para que seamos librados de ser esclavos
del pecado. Eso se llama identificación. Nos identificamos con Cristo en la cruz y nos
consideramos muertos con él. La cruz es realmente nuestra liberación del viejo hombre que
éramos y que por el nuevo nacimiento ya no lo somos más, ¡aleluya! Esto ha sucedido en tu
vida y en la mía. Ahora somos nuevos hombres. Pero no nos adelantemos.
Al ser crucificado el hombre viejo con Cristo, y al expirar Jesús en la cruz, el viejo hombre expiro
con él. Fuimos libertados del pecado para siempre. Dice "Rom 6:7 porque el que ha muerto, ha
sido libertado del pecado". ¡Gloria a Dios!
Dice Pablo en nuestro texto: "Col 3:3 Porque habéis muerto..." Ya hemos muerto, escucha a
Dios declarar nuestra defunción, habéis muerto. No es que tenemos que morir, ya lo estamos.
Solo tenemos que creerlo y aceptarlo. Todo cambiará en nuestras vidas son esta doctrina que
es un hecho en nosotros. Tú has muerto como yo en la cruz de Cristo al viejo hombre, ya fue
ejecutado y sepultado por el bautismo con Cristo para siempre. Tenemos que dejar de visitar el
sepulcro del viejo hombre, gracias a Dios que murió. Nunca más se levantará. Somos libres del
pecado, ¡gloria a Dios! Deberíamos estar danzando, porque el origen de nuestra infelicidad y
muerte quedo resuelto para siempre y somos libres, para vivir para Dios, ¡aleluya! Gocemos
nos en el Señor.
"Col 3:1 Si habéis, pues, resucitado con Cristo...". Estas son las buenas noticias, el viejo hombre
responsable del pecado, murió en la cruz, cuando recibimos a Jesús como Señor en nuestros
corazones, nace el hombre nuevo. Y así como Cristo se levantó de los muertos, en el bautismo
cuando salimos del agua, el viejo hombre muerto en la cruz queda sepultado para siempre y se
levanta resucitando con Cristo un nuevo hombre que vive para Dios y en comunión con Dios.
Ya no somos más lo que éramos, el viejo hombre, ahora somos el nuevo hombre creado a
imagen del Señor en la santidad y justicia de la verdad. Esa es nuestra identidad ahora, eso es
lo que verdaderamente somos: Hijos santos de Dios.
Una vez resuelta nuestra identidad en Cristo, todo lo demás es más fácil. Somos hombres
nuevos, sin pecado, para vivir para Dios. Ya no tenemos que vivir dando lastima, como si la
vida cristiana fuera algo imposible, si hemos resucitado con Cristo tenemos la vida que
buscábamos y por resultado al felicidad eterna. En realidad lo que el hombre busca es a Dios.
Pero debido a su ceguera se queda con algo inferior en vez de lo superior. Ya no hay vuelta
atrás. ¿Quién quiere vivir con un hombre viejo pecador? Nadie. Sino que queremos vivir con
Jesús para siempre. Él dijo: "porque yo vivo, vosotros también viviréis", amorosamente Jesús
comparte su vida con nosotros gratuitamente, gracias a que él vive hoy por que es la
resurrección y la vida, puede en virtud de su poder y voluntad, darnos vida como él vive. Y al
vivir con Cristo resucitado, tenemos una calidad de vida nueva y gloriosa, que ningún hombre
es capaz de imaginar. El cristianismo no es esfuerzo propio, sino Cristo viviendo en nosotros.
¡Gloria a Dios! ahora vivimos, ahora somos nuevos hombres, ¡aleluya!
"La historia no puede ofrecer ninguna evidencia más grande que el hecho de que Dios
resucito a Cristo de entre los muertos y lo sentó a su diestra".
A.W. Tozer.
"Col 3:1 Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la diestra de Dios".
Pablo fue educado en una provincia romana muy conocida por enseñar filosofía, y como era de
esperar el apóstol más grande que jamás haya vivido era sumamente lógico. Pablo no
desvariaba gracias a Dios. La lógica es según Santo Tomas "el arte que dirige el mismo acto
de la razón" Y como dijo Balmes "El objeto de la lógica es enseñarnos a conocer la verdad".
Pablo quería eso justamente, y con gran lógica nos dice: ""Col 3:1 Si habéis, pues, resucitado
con Cristo, buscad las cosas de arriba..." Lógico, si hemos, pues, resucitado con Cristo, ¿qué
vamos a buscar? Las cosas de arriba. Arriba hay cosas, como aquí en la tierra hay cosas. Los
hombres viejos no lo saben, solo viven para las cosas de la tierra, pero los que hemos nacido
de arriba o de lo alto, como dijo Jesús en "Jua 3:3 Respondió Jesús y le dijo: En verdad te digo
que quien no naciere de arriba no podrá entrar en el reino de Dios" (versión Nacar-Colunga),
sabemos que hay cosas arriba. Comenzamos diciendo que el hombre busca algo, y aquí el
apóstol Pablo nos dice que tenemos que buscar. Tenemos que buscar las cosas de arriba, pero
arriba ¿dónde? Pablo responde: "donde está Cristo sentado a la diestra de Dios". Ahí es donde
tenemos que ir para buscar las cosas de arriba. Como somos nuevos hombres pertenecemos
a una sociedad de un mundo nuevo, el mundo de Dios, arriba. Cristo está sentado a la derecha
de Dios, y tenemos que buscar las cosas de arriba de él. Tenemos que buscar donde esta Cristo
sentado, y ¿dónde está sentado Cristo? en el trono de gracia de Dios. Entonces lo que
buscamos primero es a El mismo y sus cosas. Lo que más tenemos que buscar en El entre
otras cosas, es su gracia. Por gracia o por el favor inmerecido de Dios, él nos salvó y nos dio
vida juntamente con El. Esta vida es la felicidad que tanto anhelamos. Así que buscamos gracia
y vida en El. No hay cosa más necesaria en la vida de un cristiano que la gracia. La gracia es
un favor del amor de Dios que no merecemos, y que lo recibimos por la fe en El.
Buscamos gracia para:
1) No pecar.
Para no pecar necesitamos el favor de Dios de ayudarnos a vivir rectamente. Fuimos redimidos
para vivir en santidad. Por eso el apóstol nos dice que "Rom 6:14 Porque el pecado no tendrá
ya dominio sobre vosotros, pues que no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia", bajo su gracia,
que es lo que buscamos en Cristo, no pecaremos. No significa que no volvamos a pecar, pues
lamentablemente algunas veces lo haremos por diferentes razones. No es que falle la gracia de
Dios, sino que que por x motivos fallamos nosotros. Somos libres para ser santos con la gracia
que Dios nos da.
2) Ser lo que somos.
Para ser hijos de Dios, necesitamos gracia. Un hijo de Dios es alguien sobrenatural, nacido de
arriba, engendrado por el Padre, dice en "Jua 1:12 Pero a todos los que le recibieron, les
dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, Jua 1:13
que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de
Dios". Nacimos de Dios cuando creímos en Jesús, él nos dio ese derecho. ¡ALELUYA! Pablo
dijo que "1Co 15:9 Porque yo soy el más insignificante de los apóstoles, que no soy digno de
ser llamado apóstol, pues perseguí a la iglesia de Dios. 1Co 15:10 Pero por la gracia de Dios
soy lo que soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más
que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí". Pablo era apóstol por la gracia de
Dios en él. Si tú eres profeta o evangelista o pastor, lo eres, no porque lo merezcas, sino por la
gracia del Señor. Si somos buenos es por la gracia de Dios, si somos inteligentes es por la
gracia de Dios, y por supuesto si somos hijos de Dios, lo somos solamente por su maravillosa
gracia.
3) Nuestras debilidades.
Todos somos débiles. Nos faltan fuerzas. En ingles una de las traducciones de la palabra débil
es enfermo. Al enfermo le falta a la fuerza de la salud. Pablo padecía de una enfermedad muy
severa en los ojos, el escribe que "2Co 12:7 Y dada la extraordinaria grandeza de las
revelaciones, por esta razón, para impedir que me enalteciera, me fue dada una espina en la
carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca. 2Co 12:8 Acerca
de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí. 2Co 12:9 Y Él me ha dicho:
Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente
me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí" Sea cual sea
nuestra debilidad su gracia es suficiente para soportar lo que sea. Con su gracia podemos vivir
bien con nuestras debilidades. La gracia es poder. Con el poder de su gracia podemos
sobreponernos a nuestras debilidades siempre.
4) Ministrar con dones.
"1Co 1:4 Siempre doy gracias a mi Dios por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada
en Cristo Jesús, 1Co 1:5 porque en todo fuisteis enriquecidos en El, en toda palabra y en todo
conocimiento, 1Co 1:6 así como el testimonio acerca de Cristo fue confirmado en vosotros;
1Co 1:7 de manera que nada os falta en ningún don, esperando ansiosamente la revelación
de nuestro Señor Jesucristo".
Nuestras existencia antes de conocer a Jesús eran bien pobres, en realidad miserablemente
pobres. Pero Él nos enriqueció con palabras y conocimiento de el por su gracia, y nos regalo
dones espirituales para el bien común de la iglesia. Hoy quiero pensar en los dones de
sanidad. La iglesia se debería distinguir del mundo por tener a sus miembros saludables.
Investigue un poco sobre el tema de la enfermedad en el mundo y lo que encontré me
choco, de los 7.000.000.000 millones de seres humanos, solo 50.000.000 millones no están
enfermos, el resto 6.950.000.000 tienen alguna enfermedad. Eso demuestra que los hombres
que se jactaban de la ciencia y que esta curaría todas las enfermedades, resulto hasta ahora
en fracaso total.
Por esta razón anhelo los dones de sanidad, es sus tres niveles, espíritu, alma y cuerpo.
Necesitamos los dones de sanidades para que la iglesia muestre que es diferente también en
este aspecto al mundo. Si el pueblo de Israel salió de Egipto sin que haya un enfermo por el
sacrificio de un animalito, el cordero, cuanto más nosotros que salimos del mundo por el
sacrificio de Jesús en la cruz, por sus llagas somos curados, dice "Sal 105:37 Los sacó con
plata y oro; Y no hubo en sus tribus enfermo". Anhelemos los dones de sanidad, porque la
necesidad es muy grande y nosotros tenemos la respuesta atraves de los dones que el Señor
nos quiera dar.
Otra cosa que buscamos arriba es la palabra de Dios para nuestras vidas.
Buscamos la palabra de Dios para:
1) Vivir.
Sin palabra de Dios, no tenemos vida espiritual. Nuestra necesidad más grande es vida. Sin
vida estamos muertos. La palabra es viva y eficaz, busquemos la palabra de arriba porque
queremos vivir. Pedro le dijo al Señor: "Jua 6:68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién
iremos? Tú tienes palabras de vida eterna" El verdadero anhelo de nuestro corazón es no morir
nunca y vivir siempre. Cristo tiene palabra de vida eterna para darnos. Para ello busquemos las
palabras de arriba y obtendremos la vida que tanto deseamos y queremos.
2) Crecer.
Sin palabra de Dios no podemos crecer, el crecimiento es una ley universal, el que no crece es
porque hay algo mal en él o ella. La madurez es una meta cristiana, queremos como dijo Pedro
en "1Pe 2:2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por
ella crezcáis para salvación", La Biblia es como el pecho de una madre, del cual podemos
mamar la leche espiritual, la palabra de salvación que hemos creído. Por la búsqueda de la
palabra creceremos en fe, amor, santidad, humildad, paz, etc. Siempre debemos crecer y ello
estará en proporción a la palabra que busquemos de arriba.
3) Predicar.
Sin la palabra no podemos predicar, Pablo escribió que "2Ti 4:2 Predica la palabra; insiste a
tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción".
¿Qué mensaje le daremos al mundo, sino buscamos de arriba la palabra justa para los tiempos
que vivimos? En esta búsqueda tenemos que usar nuestros oídos espirituales y buscar al Señor
para que nos de palabra para el mundo y para la iglesia. Solo predicaremos la palabra que Dios
nos dé, y no hablaremos por nuestra propia cuenta. Lo que cuenta es lo que Él nos tenga que
decir.
4) La guerra espiritual.
Sin la palabra de Dios, no podemos vencer al diablo. Dice Juan en "1Jn 2:14...Os he escrito a
vosotros, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros y habéis
vencido al maligno". La palabra que busquemos de arriba será para vencer al diablo y a todas
sus artimañas. No entablaré una conversación con el diablo, solo diré lo que Dios me dé para
reprenderlo y resistirlo. Su palabra lo vencerá y me dará la victoria a mí, y podremos alabarlo
por ello.
Si, pues, hemos resucitado con Cristo busquemos las cosas de arriba en donde está sentado
Cristo a la diestra de Dios.
"Col 3:2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Col 3:3 Porque habéis
muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios".
Las palabras, poned la mira, significa en griego froneo, pensar, poner la mente sobre,
implicando un interés y una reflexión morales. Nuestra mente tiene que ser rendida a Dios,
como todo el cuerpo. Pablo nos dice que pongamos la mente en las cosas de arriba. ¿Cómo es
nuestra vida de pensamientos? ¿Pensamos en las cosas de arriba? Aquí estamos frente a dos
motivaciones diferentes para poner nuestra mente en las cosas de arriba, una es: porque habéis
muerto y la otra es: vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Ya tratamos la primera en detalle, hemos muerto a este mundo, por lo tanto no vamos a pensar
en lo terrenal porque sería una contradicción y no seríamos coherentes con nosotros mismos.
Pensemos en las cosas de arriba porque hemos muerto al mundo en la cruz. Hay muchísimas
cosas por la cual pensar de las cosas de arriba.
Segundo, ponemos la mente en las cosas de arriba, porque nuestra vida está escondida con
Cristo en Dios. En Dios se haya toda realidad, sin él la realidad no existe. Tenemos que poner
nuestra mente en las cosas de arriba porque así encontraremos nuestra con Cristo en Dios.
Esta vida nuestra está escondida con Cristo en Dios y la tenemos que encontrar poniendo la
mente en ello. Todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento están escondidos en Cristo
y hay que buscarlos en El. Si lo hombres de ciencia tomarían esto en serio, miles de cosas el
Señor revelaría a sus mentes.
Por lo tanto, esas dos palabras importantes, buscad y poned son para que nosotros las
realicemos en nuestras vidas.
Miremos al cielo y pensemos en las cosas de arriba, que son las cosas más importantes y reales
que hay.
"3:4 Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis
manifestados con El en gloria".
Lo que tenemos que ver primero es que Cristo es nuestra vida. Nuestra vida no es el trabajo, ni
la familia, ni la diversión, ni el estudio, nuestra vida es Cristo. No es una cosa o algo, sino una
persona divina: Jesús. Él es nuestra vida. Eso significa que lo que más amamos es nuestra
vida, por lo tanto nuestro primer amor es Jesús. Y aunque ahora, nuestra vida está escondida
con Cristo en Dios, viene el día que se manifestará al mundo. Esa vida escondida con Cristo en
Dios, se manifestará cuando Cristo regresé con su Iglesia al mundo en su segunda venida. Será
una venida con gloria, si nos preguntamos que es gloria, tendríamos que decir: Cristo.
Cristo viene muy pronto, a medida que pasan los días su manifestación se acerca cada vez
más. Cuando él se manifieste al mundo, nosotros seremos manifestados con El en gloria. En el
cielo la gloria de Cristo, ilumina todo. Por lo tanto la gloria es luz o resplandor de Cristo. Con
ese resplandor de la gloria de Cristo seremos manifestados. Entonces los santos
resplandecerán como el sol en toda su fuerza. Pero ahora eso está escondido con Cristo en
Dios y a su debido tiempo se manifestará. Pero nosotros queremos como Moisés, ver su gloria
ahora. Oremos para ser bien preparados para la gloria. Y cuando él se manifieste,
resplandeceremos con El. Tenemos un futuro glorioso, nos espera la gloria en Cristo, ¡aleluya!
"Col 3:5 Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la
fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría".
Ya que hemos muerto y resucitado con Cristo buscamos y ponemos la mente en las cosas de
arriba. Pero aquí todavía estamos en la tierra, y nuestros miembros son parte de un cuerpo.
¿Qué hacemos con los miembros del cuerpo? Pues se lo ofrecemos al Señor, como dice en
"Rom 6:12 Por tanto, no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que no obedezcáis sus
lujurias; Rom 6:13 ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos
de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y
vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia". Primero nos ofrecemos a nosotros
mismos y luego le ofrecemos nuestros miembros para que no reine el pecado en nosotros, sino
que el Señor reine.
Ya que hemos muerto, ahora le hacemos la ofrenda de nuestros cuerpos para hacer su voluntad
en la tierra, y luego buscamos y ponemos la mente en las cosas de arriba.
No hay mejor vida que la cristiana, de todas las posibilidades, esta es la mejor y ¿porque lo es?
Por su fruto, la vida terrenal de malos deseos tiene como fruto la muerte, y la vida de arriba
tiene como fruto la vida eterna, ¿cuál de las dos es mejor? Exacto, así que amados busquemos
las cosas de arriba.
Lionel Runnacles, 23/11/2015.