Alonso Amado Diminutivos

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

160 Estudios lingükticos

primera frase como


tan poco o mucho determinadas son en Ia
proce-
en si: continuación' un, una constituyen simpiemente el
que antes no
dirniento de i¡troducir nominalmente un'objeto
y se
esiaba en ia esfera común de atención de los dialogentes,
qué clase emp!
hace con e1 expediente y rodeo de declarar a
denüo
rica de objetos perienece el nuevo individuo' Una vez
el, la, ert
de 1a esfera de atención, ya se le sigue nombrando
según
con
ta fureción
v
cuanto objetos conside¡ados eü su existencia,
oropia del artfc¡¡lo. NOCIÓN, EMOCIÓN, ACCIÓN Y FANTASIA
EN LOS
DIMINUTIVOS

O*go" mi propósito es exponer sistemáticamenre


_,_$,]: actuales
valores tos
del dirninutir
mepermitirá
*, ,."r",...,"iu
?;: :':ni,t,'.'ii:i:1?';r':
sobre las funciones o¡iginales de estas f^.-." .- _,,..^ .,-
de que de la significacián
"-p"qu.ri.."aoru-:; n;;;;;##;
aiectiva -ya que los cbjetos chicos despiertan;;-;;;;;"",
por veces, sentimientos de protección
y te¡nura o A" J"r"oo"¡-
der¿ción y r:¡enosptecio- va siendo iechazada
;; ;;"
más seguridad. El diminutivo, más bien,
*"
afecto.Asi. Wijlf f li n, phitologus,XXXtV, "l-;;;.';;
153,y'irrñ, tU,
,:::.*:,0, IX, 10 y sigs.; F. óon¡ad
. O¡" ó"kii,irr'¡^
Altltlein, ert Glotta, 1930,XIX y 1931,XX;
U",""L,*1."*f'rr-
mans -$)&e in d.en griechischen und 'Splo"i"r,
lateiníschen
tesis doctorat, Kcinigsberg,1922 (comentada
p"i ó"ri"ái,'"r.
W¡ede, Die Demiiutivi in Detúschenj_

.li permite resu$jr lo expuesto hasta


. ' :: me aquí: de 309 dimieu-
tivos de Plauto sacados de g24 p35ajes,
en nrngu¡o de ellos es oblis*
toio supone¡ una signifjcacion .-péqu"¡"".¿o.-u.
¡"-""i. or_f"""fi1il
esa suposición es etr ve¡dad posible

ly:i.;_g!:".si'":;:;;i""::;";.:":',1'"ff;::::,"¿.:T:á:i.¿
:{,{,
/.y,i,-.\A,13ó.El t¡rrado de _Fe¡dina¡dW¡ed" ;" O;ñ;;"" il;
en m.ismo\.olumen que los Studien,i i¡")",)rii"¡rii""
""ljF:,l*u.
Dtatetit .et
geograph¡e,
de .racob Ram.isch, pp. 71-144.
152 E s t u d.ios !ii1Eüistico s
Noción, emoc:,ón,accíón y fanfasíc etl lcs Cifiin¿-titos 1ó3
que ia irreiacióir :istóiica e¡lii: eL :r-
S 2. i'riis i¡:terés aún las cosas tenemos 3. Pero su idea es la más satisfacrcr:a: el di_
1or ernpeclueñecedor y el afectivo tiele ei picbler: r"re;a : 3-
minutivo destaca su objeto en el plano prirnero de Ia ccncien_
o ri g i u a ¡i a Ce esl cs suÍi j c:: c :i gi i i $f-:::r
¡i fi c a c i ó n cia. Y esto se consigue xc con la me¡a ieferencia 1ógica a1 cb-
9', 'a la jf1ar:ei:- l?'
la pei-tenencia, la se::rejanza, 'pe¡ieneciel:e jeto o a su vaior, silc con ia representación afectivo-imaginaiiva
'descendiente tLe'. etc' columbine, ( Cia-:na"ttin"L; a ro -s'¡i:'' - '? del objeto. Ha;v preponcierancia Ce las representacionei de .la
"' lli'':::::-
racdiiicaciór concePlaal algu¡3 respecto t-,: ias ¡aia-Óra'c fantasia. Y como la fantasia sólo acuCe ag.Jdüadamenie c3:]ju-
K. B ru g m a n n :/ B . D e l brück' Grune:i ss dei vei ' g!' C í' 1:t!- rada poi ia emoción, por el afectc y pcr 1a valoración del cbie¡o,
(Estrasbuigo, 190ó), Iii, 54i y 54? C¡ '
á. itdg. Sprachen Si ; --' ' i- :.qui co.i:i erger la i¡1e¡;retaciól ie1 dir::iitutivo crigltraric ctrrio
ob. ci-t.: \lúr ac]ri., ob. cit.; L' S p i t z e r, Des S";iiir -ore *12 ..ura iqdividr-,aii;ación inieresaia_ del objeto j/
ia que ve en éI
F.omatischen (.e\ BeitrAge zu íorn. Wortbii(!'dngslei're, Cit"i;a, cl signo de un afecto.
192\). La base de esta inierpreiación ia dió un faircso arii;:rlo He llegado a la convicción de que a ir3vés d..iodas sus es_
Cei esbi'lsta A. Belié, Zur Entwiclck;;tgsgeschichie.tie: sia' pecializaciones conocides, ruestros safijos han conservado
yischen Detn¿nuii'¿' und A",npliiikatí1'suffiíe, en Arck' f' s!t':- siempre esle Dapel destacador ciel objetc, su funcion de peu-
Pkfí., XI.'fiÍ, 132 sigs., y XXIV, 321 sigs.:. En vez Ce la usi:rri- sarlo representacionalmente refiriendose a su agudizeda valo_
f,cación neutrai> de Eru€mann y de 1cs (sufijcs sia r;-i- ¡ación. Y ssto es io que quería deci;: previameare pa¡a la recta
fi c a c i ó n " d e C c ¡¡a d y M urach, e1 gei l l sni stt- F. 1i i ; :,e ..ompre . - , siunJt la r r . po. 'ción est ii, sr r . a que sisue.
-
consigue hablar posiiivamente: (::ls dilirii]ilii'/os 2lel]anei it g3. Cor co cont enido concept ual se"seiala par a eI
son pof su naturaigza paJalr¡s emcerrueíec¿doias. sirc :ue Clltil]t'::t'. j -:.i -i:itit;tr;itii ;- cuipEqueñecimientc, 1a de refe_
oiiginadamenie, lo mismo que lcs hipoccis:nos, son indi"'':::a- rencia a objetos pequeños como clase, y, por lin, la coniraria
iizaciones destacadas... El di¡niautivo paiete 3ás bien cor'lie- de aunento. Respecto a Ia significación disminuidora, sólo he
ner un ¡ealce dei concepÍo i un deslin¡-:irleirtc Cel concesto Ce aña-ii queJ a pesar de haber dado iugar a la cienomi¡acion
can ¡eiación a la ocasiÓn particulai- nc.''vadc en ei afecto C3! de dinlilllLtít o, es con mucho la función menos frecuente, tanto
hablanJe: rni puebleciia ( meir Dór;'che'.i) 10 tiere er1 l¡¡.:i3ra en ia lengua esctita como en la orai; cualquier recuento
con-
aigt::a q¡:e quitar al ccüceptc b'.reblo' ('Dor'), en esta cc:r!ón vence¡á al iector de que ei uso más abundante de1 diminutivo
parricular, nada de su f,:erza ciiig!::;:ia.'; d::t c:;lteilid¡ ie es el de 1as funciones emocicnal, rep¡esentacional
v actil,a de
s'.gdficación, a¡.tes biea, sugerirá algo así como 'mi -:ce.'io que lilego habialenos. Cuando ei sentido central es
¡ealmente
ic' éEovilv'i su papel es especializar, en fin: personificr-:"' el cie Cismi¡ución, se sueie insistij: en la idea de pequeñez
con
página'iiS. Se pueden poner serios reparos lógicos a la foi:ilu- otr-cs recursos (La1a cejita peliueíi.L, ufte casita Ce )eCz,
etc.).
jació¡: oe ta idea de WreCe, en el sentiio de que ias paiabias se Es r:aro, aunque tei:fectamente idiomáticc, e¡ccmenc_iai'
exclu_
¡eiieren tras más veces al objeto, a ia-s ccsas misrnas en s'; si- sivamente al diminutivo ia idea de tamaño reducido.
tuación particulal, y otras -las r¡enos- al concepio que de No lie conseguido ve¡ uit ejemplo español en
el q.Je esta
-.J*o
clase de sufijos tenga un indudable ofi"io
siglifi.aciór Ci:ai¡lutiva o a¡''piitr- :e lee ¡ cada paso, o de superiativo, como "rr-"rrtuiiuo, corlige W l"i"-
'1 Un mismc s',:fijo apalece con nruer,
cativa, deteio¡:ativa o ca¡iñcsa. (E3 pa¡:e hay que parti_ de la e:ipli- span¡ sche Um gar 3sspr ache, Ber lí n, 1930, pág.
161;
cación de q':e e! forEaqte lel sufr,io dimin'-rti'¡cl había tenido po¡ st
mismo u¡a sig¡rificaciói! nerla.3l, que fl:ryó hacia ul1o u oiro sentido sóio
po¡ la esleiial natu¡a1eza de la palabra base o por el eúpleo de Ia ,,-r.
Para^esta bifu¡caciói en la referencla lógice,
véase mi frabajo E.'fu.*
io¡:.1a eir dif"¡e:iies .itÉaciQnes' K' Biugman¡, ob. cit., ÍiI,9 517' ustic.t )' Cratrvítíca del artícuLo eh espdñoL.
{

ió4 E s tuLlios lingüís lic os. Noción, emccióft, acc¡ón y fantasía efl los d.i1'ninuti'Jas 1ó5

el prójimo y no tienen que ver corl despacio o de prisa. Es


despacito, depristta, cerquíta, juntitos, blanquíto, collqndito '
como decir: 'de prisa, ¡por favorl, biite!, please!'. Ningún es-
etc., como 'muj despacio', 'muy de prisa', etc. Carcia de
comer.tando a Spitzer, ya obsen'á que se trata (a ve' ¡añoi va a interpretar tne gusta ta sopa calentita como 'inuy
Diego,
caliente'; ei diminutivo insiste afectiva y representacionalmeúte
ces, tenemos que timitar) de ponderativos. <En e1 grupo de
en e1 calor y en ei gusto (Véase adelante, $5 12 y 13). Con y¿
deverbativos es doude se ve claraaente que la pondercción de
4ple' estatnos los dos solitos un ena¡norado no significa u¡a soledad
las acciones violentas da por resultaCo un auneniatitc:
a trotfpicones, a empuio- nayor que con los dos so¿os,algo así ccmo 'ganz allein'(Bei+.
fófl, retentón, vomitont, ifltentona,
irauerl. Solilos apr.r¡ta a ]a especial emcción que le causa el
nes,'mientras que la ponderación de las cualidades o acciones
estai los dos a solas. La función de estos sufjos, lo üentado
de recogimiento producen u¡ diminutivo: modosito, callandito,
con ellos, no es nada referente al aumento de 1o ncinbrado,
e sentadíllas, a iuntillos" (RFE, lX,7614.
sino a lo que nos afecta: visión agudamente subjetiva.
La idea de ponderación es a veces cieria, entendjendo por
fal un énfasis del afecto y un realce de la representación. Pero 5 4. La interpretación de que, en sus orígenes, el dmi¡u-
no veo que contenga urr 'muy' como variante conceptual en l i vo era el signo de un af ect o vale hoy t odaví a en m ui-
correspondencia corl una modiicación objetiva. La idea de titud de casos. En el examen estilístico no sóio hay que contar
ar¡.naentc o la de superlativo, ya abiertamente referida al con- aquí con el cariño y el desprecio y variantes de intensidad,
cepto, ya a variaciones del objetc, rlle parece pocc scstenible sino con ot¡as de cualidad. Ibamos tan qrriTnaditos, dichc por
para el español. No dego la posibilidad de que una palabra en un enamorado, puede expresar regusto erótico. Enlre los afec-
i::-:¡::ti.¡3 ccdle'¡e 1a ide:- de a.":¡e¡t.' o de s¡ado alto: ¡ero üvos se suelen incluir, como de signo negativo, ios despecti'
ha de ve¡se si esa variante conceptual está signiicada pcr 'Jos; pero mujercita-mujerluela, casita-casucha no son parejas
nuestro sufijo o por otro procedimierto: andaba despacííi:o, de meros ccntravalores. Caballejo, veiete, hielbaja, badijo, at¿.,
pueCe signi-ficar 'muy despacio', pero .o hace con ei ,lar;a- aunque sueien ir acoÍipañados de emoción, 1o que denuncian
miento de 1a vocal acentuada, no coa ei suf,jo. !c misno ,ia más bien es una valoración y categorización del objeto. Por lc
andaba despáaacio. Quizá haya algunos ejemplos que ne l.ia- tanto, si mujercita, casita, cabaL¡ito, etc., son ciiminutivos de
gan cambiar de opinión, pero los presenttdos hastl :;.tor: han dominante emocional (ternura, amor, orgullo de propietaric,
sido, sin excepción, mal interpretadcs. lAnte todc es inútil complacencia por sentir el objeto en la propia eslera vital),
€studiar el valor estilístico de un diminutivo aislad.o de toda estos oiros io son ya de clominante es:ilnati\'a e inieleciüal.
s;tuación real, como generalmente nos los presenta.-1.) Entre por más que no ha-va un valor sin su correspondienie emü
wted despacita, taya deprisita no suponen más leniitud ni mis ción, ni emoción que no suponga un valor. Aunque ics iiama-
cele¡idad que despacio y d.e orisa: son sim¡rlemente mas cor- dcs despectivos pueden ir acompañadcs de hostilil:..i, :dio.
ieses o más recornendativos. Son diminutivos dirigiCos hacia Cesamor, desprecio, etc. s, 1as más veces son desvaloraiivos en
un sentido categoriai (de dominante intelectuai), coli escasa
emoción. Sin embargc, cualquiera de los sufijos de esta fa¡d-
p¡onto (derrisita, colliendíto,
' EI segundo grupo le falla al autor
¿tcéte¡a), y tiene que acudi¡ a las extensiones analógicas. Hay otra opo-
iición ¡nlcres¡nle en los deverb¿liros que indi.an -!,ent!. pr:-on. "ao!ón, t lfe aqúi un ejemplo c1a¡o de diminutivo emocional (hostilidad) coú
ntainón, besucófl, corretórt, bur!ólx, acu:ótt, cltupón, de un l3do, :r de
sufiio €le.' Ratfliro sintíó ittlpulsos de salir al balcón ! Ianzar u¡ dentes'
orro, {}fldarin, canlarín, saltarín, danl,ann, mat.lclú1, nnr¡rdclriÍ, etc. No
to contla aque! galaícete, lubia como urr er.ttanieto, blanco ! sonrosado
paiece qúe la alte¡nancia obedezca al distinto caráctcr de l¡i acción, si¡o
cotlto u-ttt hembta (8. Larreta, La Glotíd de D. Ramiro, I,24).
á-i disrinto modo de contemplarlat 4k, -ín ponen distinto comentario.
E studi as l i ngü¡sl i co.t Nociófl, effioción, acción y iafltasía en los diminutivos rol

jia puede tener alternativamente, según la ocasión, dominante quesa lo despectivo y hostil de teatr¡l\o' Pero muchas- otras
afectiva o intelectual. Ver adelante $ 13' ieces -illo no tiene trada de despectivo, ni aun en boca de don
Faha estudiar históricamente algunas especiaiizaciones de Eligio. Es que e1 sufijo es afectivo, pero no dice él de por si
que i n J c ¡m a n l a s g ra m á ti c a s (V. García de D i .ego, E l em' qué signo lleva ese afecto. La situación, las actitudes varias de
sror,l. hist. casf., Burgos, 1914, SS i95 y sigs.; Gram. Acad'' los hablantes, Las relaciones coloq[ia1es, las condiciones rítmi-
óS r sz y s i g * .1' . P .c b l e m rs e s p e ci al cs presenl a eI que un mi s- co-melódicas y el modo de se¡ llevado ei tema, orientan en
mo sufijo pueda expresar alternativamente amor y desamor' cada caso sobre la cualidad del afecto. Distinguiendo con H u s-
T om o u n e j e mp | : d e l o s Qu i n te ro , E t geni o al egre, II1, serl (Log. {Jnterc.) ente signo e indicio, diremos que el dimi-
nutivo es signo de u¡ énfasis del afecto (y del <valor", en
DaN Elrcro.-Bien. lluy bieú. Pe¡fectaúente bien, De todo lo
cuanto visión subjetiva, tensión entre sujeto y objeto, S 13);
cual yo coüjo que ustéd autoriza eo eI austelo palacio de los Arra-
pero cuál sea ese efecto 1o inferimos en cada caso, salvo las
yanesla construccióDde esetedtrillo, de que antesha hecho úérito
Doña SAcRAM¡Nro.-Teatñ11a, rrci teatlito. Lo he l)¡ometido ya. conocidas especializaciones, por inücios de otras procedencias'
Opóngase 1a tensión de enemistad en ¡a ter qué hace Qhora el
mocito ese! con ei halago y compiacencia' en este otro ejem'
Teetrillo (subrayamos nosotros) denuncia la hostilidad del
plo: Er mosita tale er dinero, pero buena alhaia se ycva! No
ádministrador hacia e1 proyectado teatro- La marquesa, con el 7'
Ls por alabarfe (Los Quinte¡o , Las Flores, escena final)
car¡rbio de sufijo, destaca el oficio conceptual del diúirutivo
((teatro pequeño") y corrige a Ia vez ia injusta cargazón afec-
tiv_a (pseucicdesvaloraiiva) de teotrillo. ¿Pgr o-gé tal oDosició¡? ? E! qrFj^ -,/.. tci 14 f¡Ilfill a?r:jiqso. e" ,lestectivo w rebarador
á lo que diio Dot¿ Quiiote, sotrriéndose un poco:
Aigúa apoyo hay en que, aun dentro de las comedias de los aplic-ado al enemigot
-¿Leoncítas a ftí? ¿A ?ní leoflcitos, t a MIes horas? (1I 117)-Este- es-
Quintero, -illo suena un poco más a pintoresco y a puebio que quema idiomático es hoy todavía productivo: ¡capitancitos a mL! ioJcal'
-ila, preferido por.los señores. E1 oficio adicionai de evocaciól, d.itot a ftí!, itaritas a fií!, isefihottcitos 4 flí! E¡.ciefia un coñtra¡¡e¡o'
que estudiamos en et S 14, ha podido pues denunciar' a ia mar- El diminutivo p¡etende un rebaiamiento del contra o o del oljstáculo'
Coño eI teatriíIo de Don Eligio, ieoncitos es pseudodesvalorativo., pero
6 Au¡que sin el gor que-hcy exigiríamos, ya tenénos en nuest¡os en 1'e¡dad emocional, ya que ni siquiera ha visto Don Quijote los leones.
gramáticos c1ásicos noticias dé estas especializaciones. JuaD de Miranda, El diminutivo rebajador era f¡ecuente en la época clásica con nombres
propios. Góngora Uamó a i-ope Lopíllo, Q:uettedo Góúgora,GoE
Ossetydtiani detla iingua castigliana, Venecia, Gab¡iel Giolito, 15ó5,p. 78: ^
gorilla.
oMa la differenza che ¿ t¡a qúesti finiii in ico et ilo'e tra quelli in iilc,
¿ che questi ir\ íco et íto sempre si dicono per modo di carezze, e quslli ya te Lntaré fiís 1)ersoscoñ toc¡no
altri iil illo si dicono pe¡ lia di diúinuire quella cosa senza ait¡a consideia- porque r7o ine los Íaas, Gongorilla...
!io[e, ne d'amore ne di caiezze, come in quei aitri, come si vede chiara- Pot tu rida, LoPiIIo,4ue me botles
mec¡e pe¡ gii esse¡ipi che habbiamo dato." Y más ta¡de, e independien- las diecinuege lorres de tu escudo
iene4te, Gonzalo Co¡¡eas, r{rl¿ grande de la lengua casteiL(\fla (escnta
en 1ó2 , A4adrid, i903, p. 116: (No ménos qu,eeÍ AulnetTtati'as es fecu¡da
i abundante ia Lengua Casiellana etu.DhnLttutíros o Disminuídos; áEies Este lode¡ inju¡iante debe venir del uso del diminutivo corj nombres
parece haya sido
tiene g-fan copia i vadas fonras dellos, i co¡I diferentes modos etr el si- ¡r.opios d" s"*iáo¡es y geites de rdeúo¡ esiado. No me
rificar, Las más ordinarias so!. estas: ito, ico, íIIo, zillo, eio, ete, uelo, íno' iu t'ase la idea de tamaño ieducido. Expresa famiiiaridad irnpe{inent9'
aio. arra. ...Los en ilo sinifican con cmor ¡' bien qe¡e¡. Los en ico lel El llamar con diminutivo a los sil:vientes y geDte menor en gene¡a!' reÍra
:texto ¿¡ol no con tanta afizión- Los en aelo con desprezio. Los demás casr t¡adición secular. Ahi el diminutivo, pletenciendo expresar afección, de-
todos coir desdén. Los en ií¡o disminuyen muciro: i 1os qe duplican uaa nuúciaba condescend.iente superioridad. Recojo del Arcip¡este de Tala-
.vera, Ccrbc.cho, Mad¡id, 190i, p. 166, este pasaje instructivo: <E lo peor'
fc¡ma sob¡e olra, qe tambiéú en duplicarlas hay mucira libertad.)

I
1ó8 Estudíos lingüisticos Noción, emacíón, acción y fantasía en los diminutiyos 169
$ 5 . L e o Sp i tz e r h a h a bl ado repeti das veces de 1os di - minutivos de frase ya expresivos de un temple afectivo s, ya
minutivos de frase. También Conrad, al estudiar los dimi- presionantes sobre ei inferlocutor (ver S ó) e. Con estos sulijos
nütivos de Plauto, Glatta, XX, 74: <Pues a menudo el pasaje nuestro pensamiento no se detiene en ias palabras (Spitzer),
entero está coloreado dininutivamente), Spitzer veía en estos sino que las atraviesa como la luz el aire y va a dar de un
diminutivos de frase 1a expresión de un estado de ánimo jugue- modo peculiar en 1as cosas mismas o derechamente en el ánimo
tón; el hablante se pone a jugar con Ias paiabras, algo asi como de1 prójimo. A pesar de estos repatos, nos comDlacemos en
destacar el acierto de Spitzer y Conrad con su idea de los
e1 vienés cuando dice a su perro: Das Hundi ist zieri gegengí
(Aufs¡iize z. rom. synt. a. sli!., Hal1e, 1918, pág. 110, nota). diminutivos de frase, Ce indudable valor sistemático-estilístico.
Ciefios temples emocionales se suelen manifesta¡ prodisan_
Spíize¡ insiste en este carácter de.juego en los citados Beitriige,
do los dim.inurivos en cada frase; p€.¡r tambien un solo d"imi-
págs.201-202, y más abiértamente ert LGRPh, 1933, col. 322: <Y
nutivo puede alcanzar a la expresión entera, denulciando e1
obsérvese que existe también u¡ra "ieinura para con eI iüo-
temple que la preside, Yo felicito a unas alumnas que acaban
ma", un enamoramiento de la lengua que acaricia las palabras
de recibir su título de profesoras: <¿Y cuándo esperan ustedes
como si fuesen personas), Creo que esto vale en ciertos casos,
conseguiJ una cátedra?), Ies pregunto, y me contestan: y¿r
como en algrnas coplas andaluzas: Si acasíto muero mira que tendremas que aguardar unas añitos. Una visión subjetiva,
te encqrgo...: .,.y yo me estoy muriend.o pol tu causita sin pero no de los años, sino del tener que aguardar unos años. La
amar d.e nadie... Por 1o común, aun en las coplas andaluzas, el subjetivación, ese resiglado humorismo, se ¡efiere a todo el
44gf"glilq ¿"rtq.1 !"4le1g!rq_gqqital; pero se ve aquí que pensamiento.
ha llegado a se¡ una de las convenciones poético-musicales del
I ó. Todos los anteriores oficios del diminutivo, el con-
género. Las lanzas se tornan cañas, Ningún andaluz diría en
ceptual, el afectivo y el de frase, marcan una especial actitud
su conve¡sación si acasito ni por tu ca.lsita, como no fueta conceptuai, valorativa o emocional entre e1 hablante y lo nom-
-otra vez- jugaado a las coplas. Al dar esta explicación de i:rado o 1o dicho; pero junto a ésos ha¡r innumerables diminu-
jugueteo con el idioma para./ otros usos corrientes de nuestro ti vos que llevan una cor r ient e int encional de di¡ ec-
diminutivo, Spitzer se ha.éxcedido sin distinguir lo bastante ci ón di ferent e: hacia e1 int er locut or . ¿eué r eiación
entre hacer las cosas jugando y hacerlas por juego, entre c o n afectiva ni qué valoración conceptual puede haber entre el ha-
piacer y por nlacer. Se trata de lanzas, no de cañas; de di- blante v Io nor¡brado cuando un hispanoameri.cano dice yaíta,
idlacita, mds acacito, no masíto?

que algu¡as no¡ tienen a¡reos con que salgan, ni muje¡es nin moQas con 3 El mismo Spitzer 10 ha dicho felizr¡eDte: nl-os
sufiios funcion¡¡r
que rayan, e dizeu: "Juaailla, veme a casa de mi herEaDa que me p¡este como la signatu¡a en clave en Ia mrlsica: euos determin; el tono cle
su aljúba, la verde, la de Florencia. IDesica, veme a casa de mi comad¡e la Írase' (BeftlAge, pág.201, nota). Sólo falta r1o interpreia¡ ese tono o
que me.preste su c¡espina e au¡ el almanaca. Catali¡illa, ve a casa de ml temple como de jugueteo con el idioma-
e A1 comentar er LGRPq, 1933,mi primer
vecina que me preste su cinta y sus ar¡acadas de oro. Francisquilla, ves ensayo sob¡e el dimi¡uri.!,o,
a casa de roi señom la de Fulano, que me preste sus pate¡nost¡es de L Spitzer modificó y concretó notablemeDtesu concepto de ios Sarz-
oro. Teresuela, ve en uD punto a Ei sobrina que me preste su pordeEás diminutiva: o¡-sí, pues, diminutivos de frase en el sentido de que eI
sentido de la f¡ase disminuye, es decir, de que la afinlación expresada
9l de údartas forrado. Mencigüela, corre en uD salto a los alataaes o a los resulta aminorada en su valo¡o (Col,322, nota 2). Como ve¡emos en el
!¡rercaderes, traeme solimán e dos oncillas de cinamoao, o clavo de girotre
para ievar en la boca"...r 5 6, este ensordinar y encoger el sentidg de la frase tiene i¡rtención activa
y .obedecea una relación coloquial.
Estudias lingüísticos Noción, emoción, acciótl y fantasia en los diminutivos t7l
170
distingurr tmd- de A. Alonso, Buenos Aires, 1941), debe ser también base
Son diminutivos de f¡ase' Só1o que necesitamos
de un temple y los que para estudios filológicos particulares, como la intelectual, la
enire los que vllen como expresión
La función de los emocional y la poético-imaginativa. Asi Io intentamos a conti-
.orr ¡,."rr., que presionan sobre e1 o-ventel0
del temple emocional del nuación.
cirninutivos áe frase como expresión
poesía, en la prosa y en momentos $ 7. Los dim inut it os m ás ábier t am ent e act ivos son a
hablanie es frecuente en 1a
colo-
ii.i.o, ¿" la lengua orai; pero en el lenguaje realmente 1a vez vocativos. Luego estudiaremo: un ejemplo (San Cristo-
quial o en escritos que lo representan, con grandrsima frecuen- balito); pero como en ellos coincide el objeto nombrado con
(o combi-
cia ei sufi.jo supone una corriente activa o emoiiva el interlocutor, y a nosotros nos interesa distinguír no sólo entre
La lengua poética y la prosa son olicio activo y oficio expresivo, sino también entre dirección
nada) hacia e1 interlocutor.
efusión y representación; la lengua oral, acción' No, claro está' hacia el interlocutor y dirección hacia el objeto nombrado, va-
exiraños e impenetrables, sino en cuanto a la mos a comenzar, sólo por interés sistemático, con otro ejem-
"o-o "i"rpó" respectiva. Ni to lógico, ni io aiectivo ni lo,fan- pl o de car áct er ext r em o ( Los Q uint er o, El pat io, I , 1) . Un
particularidad
iástico pueden faltar en e1 coloquio, sólo que en él se modifican mendigo andaluz se acerca a la puerta:
y se complican con lo activo, como si obedecieran a una nueva
PoBRE.-Hermanita, ¿no hay una limosnita pa este pobresitobar-
regutación. El la poesía y en la prosa, mientras no les añada- daito que está esnayaíto?
la
más elocuencia-que es la forma artística correspondiente a DoLoR¡s.-Diosio soco¡¡e¡á a usted, hermanito
mostrado bien K. V os sIer 1¡-, ia iengua
lengua oral, como ha P0DR-E.-San José bendito se lo pagará, hemanita... Ande usté,
irala. de ajustarse a lo sentido y a 1o pensado; en el coioquio,
én cáá5ió,'-busóa áctuai sobre él interLoó¡tcjr' Én e1 coloquio, dao aqui ar lao.
las formas idiomáticas son elegidas y dispuestas según un pro-
pósito trascendente. La fo¡:mación y estructura misma de lo
12- Ni sardina y limosna pequeñas ni queridas, compadecidas,
lentido y de lo pensado está condicionada por ese propósito
despreciadas, etc. El npobresito bardaÍto que está esmayaíio>
La función activa del lenguaje', bien conocida en Lingüística
es el mismo que habla j no expresan, puesr esos diminutivos
general (véase, por ejemplo, C,h. B a 111', El lengtLaje, la vida'
una actitud emocional ni conceptuai entre el hablante y el ob-
¡o He e¡ijluesto esle nuevo estilístico en mi breve ensayo Pal'¿ jeto nombrado. Ciertamente, algunos son presentadores del ob-
-/alo¡ jeto como digno de lástima; lo cual significa: el mendigo aspira
Ia littg',!ístlca de ntrcstro ¿inlinutira (Hunanidades, 1930, La ?lata)' L'
Spit"ze¡ 10 h3 reseñado comentado en LGRPí, 1933,cols 32G323'con
y con ellos a la compasión. Unos y otros son diminutivos lanzados
que tienen
conside¡aciones sobre la ¡elación ent¡e lo activo y 10 expresivo hacia la conquista de la voluntad de Dolores. E1 rnendigo, sabe-
1a iraz: de amistosos ¡epa¡os a mi tesis. Me complazco, sin ernbargo'
que el oficio inos, usa esos rlismos diminutivos ya venga tranquilo o dolido,
en declera¡ que nunca ha pasado por mi cabeza la idea de
activo de los diminutivos ¡riegue el expresivo y no esté íntimamente rela- |eceloso o malhumorado o contento. El iemple afectivo que trae
cionado con é1. al acercarse a la puerta no es lo que manifiesta en esos sufijos.
1\ ios tímítes de Ia socíología \íngüística' en Filosofía del lenguaie
1940' y
Cualquiera que sea su temple en su solitario caminar, en el
íEnsaycs), tracl. de Amado Alonso y Raimundo Lida, Ivfad¡id' instante mismo de iniciar su petición, el pordiosero muestra
Buenos Ai¡es. 1943.
!': No es que el pensamienio y el sentimiento se deformen con estos con sus diminutívos, lo mismo que con su voz y con su ges¡o,
diminutivos para mejo¡ servir al propósito, selcillamente po¡que, las cortesía, humildad extremada y petición de lástima. Son dimi-
más veces, no estaban pieviamente ÍormaIlas' siDo que, al pasa¡ cle f¡a_ nutivos profesionales. Su punto áe arranque es la voluntad de
teria a fo¡ma, en ésta pone su sello decisivo el propósito'
g
g
?

onscé*" _
_' _^ i " ' c ^_--_,ir la limosna. En este ejemplo, la expresion
eficact" ' ---,. Jrofesionalizada
efica"':_^;:': pordiosero no nos pei'mite
i.nFesionalizada del pordiosero Dei.mite
Estudios lingüfstiros Noción, emoción, acción y lantasía en |os diminutívos

Este es ei ejemplo estudiado por Spitzer en sus citados


r73
l,
il
Beitr¿jge, pág. 202: diminutivos juguetones (jugueteo con el i!
6ecartt:i:
úlecaft'L¿¿"i-o.i6tr correspondiente t5; pero la en:oción puede
.ot."spondiente ouede
en 14 ^r_:.ión idloma mismo); -ito ,J azo, bemoles o sostenidos que encabe- II
cfeer '')tT..- -"^--;<iones
creer ncasiones tan sinceta como el propósito.
DroDósito. De cual-
en wL¡* zan Ia melodia verbal e imponen a1 parlamento respectivo u¡
ser etL::;;
sef ,ralo¡ estiiístico básico de estos dimirutivos,
dimitutivos. su
-l valo¡
eI tono uniforme en mayor o menor. I
qu¡er ¡"'*'
q"¡1;;; mencion psicofógice,
mencion psicofógica, como
como dirja
dirja K. Vossicr,
Vossjcr, es
es su
su
Tt"-l'i.i'r.titr t'. Otro
i¡te!,""'- _:-,^14 eiemplo ((Rodríeuez
otro, ejemplo R o d r í g u e z Marín
M a r í n, C¿¡¡-
can-
Ya hemos destacado el acierio de Spitzer al descubrir en i
l
esos -ito y -a¿o sendas u¡idades de temple emocional. Asi, pues,
des r t" " ^ -" -,,-
dest"'" 5 2 ). U
| 4ta2\.
I. n a ma
Una madre
d re pi de:
Dide:
t ^ < D u !' "' ( mi nueva explicación no cont¡adice en esto la de mi ilust¡e
San Cristobalito' coiega, siuo que la aprovecha y coDtinúa. Yo creo seguir a.hon-
manitas' Pafttas' dando en busca del sentido nuclear de estos diminutivos aI cou- I
f
carita de rosa' siderar que la expresión del temple es en ellos una fina estra-
pa mi niia que la teúgo mosa.
dame r¡r¡ noüo tegia, un medio eficaz de acción ejercida sobre el interlocutor,
fristóbal atiende el r¿ego. Al cabo de r¡n tiempo la a fin de suscitar en él un temple -actitud afecüva y volitiva-
>JI¡
-^- "' ^- -
increpa I conveniente a nuestros fines; la madre intentaba unisonar a la
-',cqt\. süya la ./oluniad Ce San Cristóbal; la suegra, provocar venge
sa! Cristobalón'
flafaLas' ?a!AT'A'S' tivamenie en el santo ufi estado de enojo. Y me parece capital
ca¡a de cuemo' i¡sistir en que la ex.presión del temple está condicionada por
cor to ilelr c5 ¿i ,i¿"ii-.f a;ii1-3 Jc isias fci;iias;o sólc cl el:e:ltidc de n:-
tú cor lo mi y em o.
o: ^- ri,r
-tdtt .lío e¡ es
"' - - nifestación o exteriorización (alem. Ausdruck, Aussemng), sino
en eI c¡oceano de co¡fo¡mación o paso de materia a folma
í11
-'11" .sp..iuld i-P":t1,
.rp iúpo¡tan-cja .didácticá de este ejemplo está en que po-
:.]1 lo que tiene de auténticameDte activo de (Gestaltung) 15.
" ""^^::"" "'i con comodrdad
desros:"P"1,- J' ---r;¿o.
""- - -
¿ r-oidúenlc
n,'?^_1i""
dene esre ejempio especial eficacia convincente parr se-
'"1i4;¡ta".tt*"ttt
F I drlv¡!
" i:';;
pJrar.¡¿
pJrat
'
rte iugueteo con las palabras, como entienCe Spitzer, de la B Si no fonnulado, este sentido activo ha sido intuldo ¡epetidas
.i1 ''"_._-'oue
:"ii"".
a!_'_ eue
yo trato
trato de ex?lica¡.
ex?lica¡. Jugueteo
Jugueteo con las palabras
Dalabras v e c e s . E l m i sm o co l e cto ¡ R o d ¡ íg u e z M a !ín l l a m a a e sta s fr a se s
i¡tenclo¡rj"-ofr,
trr"nt-ll en la coriocida copla, que tiene
co¡ocida copla. liene muchas
muchas varia¡les
variant.s re-
.* .zalameras,; Batres Jáureg:ui (Vicios del lenguaie. Prorincian9
b^y' v"' " "n
mos de Guatedala, Guatemala, 1892, pá9. 11) acusa la f¡ecuencia dc
giof¡ales: María Panchlb¡.ta diminutivos d.el tipo tantifo, ahor¡ta, todito ne¡ muchas gentes ¡nelosasr;
se cortó un débíd.o Gercía Icazbalcela (Vocablúario de tfle:.icanistnos,México, 1899,
con e! c.trchíbido pácina XIV), hasta e1 fastidio tos diminutivos y términos de
del xapat¿bid.o; "prodigamos
ca¡iño". Quizá B. J. y G. L no pensaron más que en la función mera-
! su ¡tuaríb¡d.o mente efusiva -oo activa- de que Iuego hablalemos; pero es evidenfe
se puso bráe¡d.o que ambos han se¡tido que los diminutivos prodigados po¡ sus conn*.
porque el cachíbído cionales iban dirigidos hacia el inte¡locuior. Ya el latino Prisciano
estaba afilábido. dijo de su tiempo: (solent. deminutiva vel urbanitatis causa profe¡ri'.
Mc satisface halla¡ un reconocimienro expreso det oficio activo de ciertos
caso de úuestro mendigo. UD mendigo que pidiera lirnos.
^.-^ ." ét-mat"t"rismos lsos del diminutivo en el latinista J. B. Hofmann. Lateinísche
Y'ji.li. fonéticos con las palabras o que se enrieru.
o1,-1""i'JoUlurf"r la punta con el diminutivo, poco éxito tend¡la. a no Umgangssprache, Heidelbe¡g, 1926. El segundo capítulo de este süges-
fivo lib to se titula l <El papel del interlocutor en la expresión del pen-
I. coúPadecieranPor loco'
I';;; samieüto p€rsoDal,, y ciertos dimi¡utivos sotr estudiados etrt¡e los mÉ

I
Noción, en'Locíón,occión y fentasía en las diminutítos 175
771 Estt Ldíos lingüísticos
nuestra facultad analítica nos lo permita, cuándo la motivacion
S 8. Distirguiendo en los diminutivos entre los dirigidos original dei diminutivo es una intención aciiva que se confor-
hacia el objeto nombrado y los didgidos hacia el prójimo, te-
ma en afectuosidad, y cuándo, por el contr3¡io, se irata de
¡temos también que diferenciar en estos úItimos los intencio-
un rezume directo de la emoción sin que el hablanie se preocu-
nalm e n te a c ti v o s d e l o s m e ra m e nte ef usi vos. E sos (téñni -
omelosidad>, <cortesÍar, pe, o impoÉándole secundariamente, del efecto carisado e;r el
nos ie ca¡iño>, etc,, parecen referirse
oyenie. En ta poesía y en Ia prosa, mientras no finjan coloquio,
ai s eg u n d o ti p o . U n a c o p l a a rg e nti na di ce asi (J..4.. C a¡rrzo.
no laliaremos el valor activo del diminutivo: ellas son efusidn
Ant. Cantos populares arg. pág. 169):
y r:presentación. El valor activo se encontrará en los diminu-
No me ti¡es con pied¡itas tivos coloquiales, en el acto social del lenguaje, que, en lo que
que me va( a la.Ljmar, iiene de específico frente a las otras formas, es acción. Espe-
tí¡ame coú tus ojitcs cialmenfe en las solicituCes y demandas, el sentido directo y
y ¡¡¡e !aú a enamora¡.
central de1 diminutivo suele ser su intención activa; los dimi-
nutivos mismos piden y demandan, y con más eficacia, general-
Los enamorados que en sus coloquios nombran cada cosa en mente, que 1os imperativos y sus variantes gramaiicales, pre-
diminutivo efunden asÍ su recíprcca ternura. No hay por qué cisamente por ser meCios indirectos de expresión (de acuerdo
extenderse ahora con más ejemplos. con la ieoria de 1a expresividad lingüística de Ch. Bally)' En
$ 9 . E s to s d o s a s p e c to s , acti vo y efusi vo, de 1os cambio, en exclamaciones (ipobrccito!, ¡hiiito mío!) el valor
diminuiivos orientados hacia el oyente, no sol] opuestos ni ex- primario es el emocional.
qluyqrtXes. -Puede taltar la eflsiór e=rci::d (el po;i-;;;;; .i.
El Pstio): puede uno hablar rebosante de ternura, Liricamente, ! 10. Junto a este oficio afectuoso-activo, nuest¡os sufijos
muestran ot r o que llam ar em os de cor t esí a. Tam bién en
ajeno,.1el todo ai efecto causado.Pero éstos son casos extremos.
éste el contenido se dirige hacia e1 oyente; pero el contenido
las más veces, en el coloquio la expresión de la tentura busca
i¡risino i'arÍa: en vez de presionat con una manifestación de
1l m ; s ri ñ ' i p -ñ o l i r - s o n a n c i a acorde en el ai ma ami " r de
afecto, ahora se trata de un apocamiento cortés (o estratégico)
m odo q u e e l e fu s i l u p u e d e s e r a l a vez acri vo; y al revec, l a
en el hablante o en lo qüe dice.
mimosa, en su peiición de halago sentimental, se enrernece c
se compunge también de veras con emoción an¿loga a la que Esta diferencia entre los diminutivos afectuosoactivos y los
procura despertar (diúinutivo activo, que resulta a la vez efu- corieses es de ¡rero valor sistemático. La cortesia puede envol-
sivo). Le acción y la emoción se alrrdan. La emoción busca con- ver afecto, de modo que ambas clases se i¡terpenetran 16.Pero
tagiar; el pronó.iro acrjvo moldea y ccnforma la propia ero en los casos extremos se ve claramerte que se trata, en efecto,
ción. La cuestión es discernir en.cada ejemplo, y hasta donde de clases distintas. En un juzgado de Santo Domingo (agradez-
co l a anécdot a a Pedr o Henr iquez Ur eña) , el juez pr e'
gunta al testigo cómo encontró a la pareja aqTsaLlá: -Pues
dios al servicio de 'ta caplatia befertolehtiae (S 129). Un personaje del (usando una palabra
¿qué se cree usté, sei\or iuez?, singanda
Poenlab6, de Plauto íAgarastocles) solicita algo de Milfión: Nunc obse-
.to te, Milphio... Y luego más apremiante: Mí Mílphidisce, tne(j camtno- que allá es obscena). -isilencio ! (interrumpe eI ilJez). Use un
dita.s, fiea s¿l¿6... Hofloan¡l comenta con tino: (como no co¡rsigue nada
con el primer ¡uego, se pone más tierno" (pág. 139).Ahora 1e llama (&1il- 16 AzoRfN, e L4 /uta d.e Dofl QLLiiate,pág. 129, saluda amistosamente
fioncito mio,. Hofmann se ¡efiere epecialmente a los diminutivos vocir- :i una ¡ústica r¡anchega: Andrea, ¿qué t\l?-ya la ?¿ --contesta ella-
tivos (coincidencia de oyente y objeto nombrado), pero también inciuve
tfaiínanilillo,
otros dimi¡utivos entre los que procuran la captatio benel)oleñtiae.
.g

176 Estudios língüisticos Noció , enrcción, acción t feniasia en los diminutiyos 177

lenguaie mds decente. -Bueno, pues singand.ito, Obsérvese co- H¿v que incluir aqui todo un grupo: entre familiares sr¡n
mo en el siguiente ejemplo de P é ¡ e z G a I d ó s, Daña Perfectq icu!-f¡ecuentes los dirninutivos en los reproches. Tienen algo
(Madrid, 1927,pág.44), ei diminutivo va precedido de un titu- de afectivos, pues con e11osse va a no sacar el asunto de un
beo de la voz: ¿Cuándo serd la meior lrcra para hqblar al setlor ciima aiectuoso; mas eso se logra ensordinando la expresión
don losé de un..- de un asuntillo?-¿De un asuntillo? Ahara con procedimiento análogo a1 de los diminutiyos de cortesia.
mismo, DímíI¡Íivos de éstos se usan hasta cuando enire el -Pero ¿de dónde has sacado ese geníecillo, niña2 *¿Geniecillo?
hablante y el abordado no media afecto, ni siquiera conoci- ¡A h, sí, e l gení o es de los ot r os! ( Unam uno, Abel Sónchez,
mi€nto pelsonal- Son merar¿ente corteses. La denorninacion Mad¡id, 1928, pág. 215). La niñera le dice al niio i -¿Ves? ya
tradicional de <tdiminutivo" y la fácil obsewación de que aquÍ ¡1as derramado la agiiiia. El niño, por distraccidn, habia em-
queda como rebajado el sentido de la frase, puedg i¡ducir a pujado ¡r volcado en la mesa su vaso.
er¡or. En efecto: hay que eDiender que no se pretende presen-
DoN BArrAs,lR--Admilotu ingenio tanto como deploro tu esqu!
tar conceptualmente disminuído e1 pensamienfo, como si se 1,e2.¿Por qué eres tan a¡isquilla conmigo?
quisiera rebajar objetivamente 1o declarado. No se dice que ENCARNA.-¿Aúsca yo?
la pareja no hacía realmente lo que hacía, ni que el asunto en DoN BALnsAR-A¡isca,no; arisquilla.Y hasta ing¡ata si me apu-
realidad no es asunto. Lo que se logra. es desdibujar un poco ras mucho,
1a niiidez de perfiles de la expresión, lo achicado es la expre. ll-os QurNTERo,
L4 Za1ala.fII.)
sión, como quien achica la voz y se encoge un poco al decir ulra
cls: 'leqrasia¡ln clara lJ Se ensordi¡a la expresión Dor mera Al decir Don Baltasar (tan arisquilia>. Encarna entiende, na_
co¡iesía, no porque se modifique el concepto ni la situación turalmente, 'tan arisca', ya que el sufijo no añade otra cosa que
objetiva. Su oficio es, pues, de ¡elacióq interpersonal y activo un matiz de cortesÍa en la expresión, y ei deseo de que el re-
(o defensivo). proche suene a cariñoso. Es emotivo y activo a 1a vez. Encarna,
con su <¿Arisca yo?>, traduce la frase a su simple signifícación,
¡7 Hay en uso muchos modos idioúáticos de desdibuja¡ estos peF despojada del modo emotivo y activo de se¡ dicha. Cuando Don
files de la expresión, que correspolden a u¡a idea -generalúellte rús- Baitasar repiica luego <Arisca, no; arisquiila,, se defiende, en
tica- del cc¡npo¡taiÁiento cortés: por decillo osí, carno quien dice, dígo realidad, con un chiste verbal, queriendo hacer pasar arisquilla
!o, poflgo por carnparaftza, meioraTldo Ia presente, si bien se mira, eft por un auténtico diminutivo nocionai de arisca, olvidado ya de
cielio trlod.o, es ür dect, etc. C¡eo que esre ensordina¡ la expresión por
haber dicho nlan arisquillao. Como también olvida en el acto
co¡tesía es uno de los rasgos dei habla de Buenos Aires. En un exameu
de latín, e¡ alumno, inter¡ogado sobre qué caso es domi i, contesta¡á; esa pretensión fingida de aminoramiento objetivo cuando con-
riene d sel geniÍiro. Digo que es rasgo y no pecBlia¡idad de Buenos Aires. cluye: nY hasta. ingratq si me apuras mucho'r,
Núest¡o distinguido colega D. Mariano Silva y Aceves, di¡ectot
del Instituto Mexicano de Investigaciones Lingüísticas, escribe cle Nléjico: S 11. Los folkloristas. gramáticos y dialectólogos aficionados
aPuede verse que algunas de ¡uestras maneras de hablar obedecen a de cada una de nuestras regiones (Andalucia, Salamanca, Ara-
r:asgos de ¡uestia psicologia, como sotr cierta tendcncia peñf¡ástica, eI gón, Chile, Antillas, Argentina, Centro Amé¡ica, Méjico, etc-) sue-
envch'e¡ la f¡ase en fcrmas indirectas y atenr¡adas, cierta complacencia len esc¡ibir más o menos: .El diminutivo es una de ias más
en lo pintoresco y 1o malicioso,, etc. (V¡tgilia y su poeta mexica¡to. E*
decisivas características del habla de nuestro puebio,. Al oir
t dio de forlnús d.el español de México, e eI Hotncnaie a Virgiiio, Mé-
xicc, i931, pág. 443). Fal¡a comprobar hasta qué punto estos ¡asgos co- a los folklo¡istas de todas 1as regiones, es ciaro que se desva-
¡respo¡ded tambiéq e toda América y a varias ¡egiones españolas. nece su intentc de intérpretar la abundancia del diminutivo
178 Estudios lingüísticos Nacií,'tz, ¿trLacit¡.-, accíórt ¡- Íattasíe en los Ci¡;tittulittos

en ignorancla tur gidulli ocellí, [ab ella, inte gellLts, floscuhts, amiculus, lec! *
como un particularismo de cada u¡a' Cada uno,
de las demás region€s, no hace más que oponer ia lengua lo- Itrs, el:c. \e.
cal a 1a lengua geaeral' Pero de su error podemos aprender algo
512. Además de los diminutivos que liamaríamos activo-
abundancia del dininutivo es un
más aproximado a la verdad: Ia emocionales, estudiados atrás, hay en español otro iipo, i3Íi-
r a s g o d e to re g i o n a l , del habl a de Ias regi ones en cuan- blen de accion, pero que presiona Do ya ccn la emoción, sino
to que se opone a la generai. Y como este oposición es ma¡'cr er coD l a i a . 1t así a:
los campos que en las ciudades, es el dimllutivo, sobre icdc' SoIj. A éste le véis, antes de naa, de rodiilas :'' a rnis pies.
un rasgo de1 habla rural. Ahora bien, en ei liamaCo abusc ie! PrjR1.-lvleparece que te falla.
dirninutivo, los valores más frecuentes son ios actiaos de afecto SoLE.De rodillitas y 3 m;s pies. Está dicho.
y cortesia (y eI efusivo) 18.La proi:sión de estas formas, pEes' (C. ,{R-\rcErs,Es 11t;hombre,Madrid, 192, pá9. 44.)
de¡runcia un especial carácier c'Jltural, una icrna sccialnrirrie
plasmada de comportamiento en 1as relaciones ccloquiales, que W . Beinhauer , Span. Um gangsspr . . pág. 1ó2, aur que
consiste en la reiterada manifestación del tono arnistosc el el agrupando mal este de rodillitas entre los dii¡inutivos de vaicr
hablante y su petición de recipiocidad. superiaiivc, lo entiende bien; hincado de rodillas, y por cierto
I-cs ar¡bienfes ruraies y Cialectales que han creado y q;e sin fa1ta20. Este iimir-ruti'.,c ccntiene 'Jna elfática afi¡i¡ación
¿p '.-l i i c, lñ i l :,r' ¡ ;P rr \J ñ 1nr c l oi c i o em¡en' re-
cuili./an estas rrraleras sociales sueien ser reacios a los mccics -"-r ' ,,-)
ñecedor del diminutivo, ni por el de cadño, compasión, despre-
de las ¡elaciones inierpersonales nás disciplinadas de las ciu- .-^- A.ñ-r
j: d .rJ l -; ;i :;.¡-.-, ;.-: ;;¡,i c; ,- ¡ !H1!r!a¡ rq!rv1rs1
- d -' l :: .-l :-;-: -;l l :-;. ,' ;;" ;-
-i \1arr:a¡rr_

nales y más insince¡os d inexpresivos que los suyos 1t l.io vale adücir que el latin mral e¡a aúigo de diminutivos; elr
Pero, aunque los medics rurales scn l:s más propicios para C.:i,:c . i : Jc' ¡ m b i e n ¡ e g r l r n ,e , si n n o tf r u r Jl .
i o L . Sp i ¡ ze r '. IGR Pl t, i o 3 3 . co l . 3 2 1 . cr e e q u e e n d e to d i !l i ta s \c
la creación ¡r propagación de estas foflna:, no es adrrisible in-
aoiicipa una situacon 5: cor todos sus detalles pertinentes; es decir,
vertir 1cs iérminos y ciecii que la abunr ':,incia de diminutil'os por ejemplo incluvendo una compasión entemecida pD¡ el que esiá de
sea un signo de pcpularisnlo, regionalismo c ruialisllc. Basia '.rd;l!.c I: re¡den, i: i l¡ ánri.lñáción fantasística de los hechos en es-
aco¡darse de ia liietatura laiina, y, scbre toiic, ie i2 rriinlaa ?añol ha sjdo resireada con é\ilo por Spitzer eo otros casos: G,'arl?-
y alejanCrina poesía de C a t u I o, col si.1ssc¿at¿oi¿r|i't, fi1i::?ilL¿s, !íetls.he Ri¡ckdctíer|.oig in Spar,. lÉn el Hamendje .t 1r'l¿11én.lex Pil::!,
i, J¡ en sus StíísiuCien,I), y <Fdit-accolnpli>Dr¿istellng ¡fl Span. (Stx-
strldíen, 7). Pe¡o aqui no es cosa de1 diminutivo, sino del contcnido espe-
:! ?iénsese en los ¡c¿lito, tadita, ro(¡ii;to, íaegutto, aiioríia, clguit'J, cial ie ia frase. El ciiálogo pudc se¡ también así: Sole- I al1tesden¿ ,
fiismito, efl segrtidita, dL1;asiío,dluelila, ce?a-uita,l¿iiías, laditú, t1cdia., )-c ¿slaba ¿s¿ C¿ íaci¡íials ¡ a inis pies. ?u¡a. No s¿¡ia pa ialito. Sole.
taita, ahí na?n(tsita, allicito, más Icacita, all1c:io, a'aLticita,prolltita, d¿ft!- De todillites ! a fiis pics. Lo dicllo. Y enionces labría reconstr.lc-
síto, tecientíic,'4Lr.tquita,ert cLt(|1títop1eda, apentas, e7a, et.., usuii¿s ción y no anticipación. Tanpoco hal¡ en nuestro sentido actual del iclioma
por uaas y ot¡as regiones de América y de aspaña, Recuérdense ejempios -ni seguramente en el origen de este oficio- ternura ni pseudocompa-
en situaciones conctetas, y se verá cómo i¡s más veces no ha¡r una variarr- sión po¡ el ar¡odiilado. Spitze¡ se extravió aquí por la falsa creencia de

i te en la posición conceptual o afectiva del hablante ¡espec¡o del objelo


¡omb¡adc, sj¡o coltesía y afecto hacia el oyeúte. ¡ilaiu¡almente, hay es-
que en español no se diría a fiis píececítós. (Lógicamente el habla¡te ¡o
puede tratarse a si mismo con temura (y por tanto no se usa 4 r?ii pie-
pecializaciones conceptliales: er Chile, asiiita, es 'agua caliente'; en la A¡_ cecitos!)." Pelo Sole habría dicho ,z rnis piececitos de haber querido en-
gentina, 4e trcña?xita,'por la .dañana teripra¡ro; en la República Doml' iatizar que donde lo iban a ver de rodillas e¡a a sus pies y no a los de
r,jcat\a, aharita, ?race poco', o 'proato' (mi:e1Las .ha?a significa 'ahoia't ot¡a ((de rodiilitas, sí; pcro a mis piececitos,). La frase más. frecuente
etcétem. de este tipo esi lo thisrllito, ti.i fiis/iito, efc.

1
,L

t
1E0 E s t tLLlit¡s l¡r?gli¡-rticos
l!acíón, entoción, acción y fantasíe e:x los diminutivos 181
tico) que pa¡ece haber sido el originario de eslcrs formantes Jr sobre 10 valioso que nos es ?2.El diminutivo elocuente responde
que creemos se h¡ co¡sen'ado sjn inte¡rupción no obstarte sus 3 u¡.t representacicn del objeto coino existente; el estético es
muchas especializaciones En1Je de rodiilas y de rodill¡i4s Ia di' ,'r .: .óñ i é n ñ l r. i Á n ulr .uLr
lél
^uúJclo
h ; ó r. como valioso. Con esto queda
ferencia está en e1 mcdo de pensar el objero: más coDceptual- cer¡ada la cadena de funciones del diminutivo: el estético se
mente en de rodillas; con preponderancia de las represcntacio engancha con el afecti'.,ro($ 4). En ambos hay urra especial aduc_
nes de la fantasia en de rodillitas. Ha¡,-una voluntaria demora ción de la fantasía.
en la representación de 10 nomb¡ado con el diminutivo, io cual
Quiero la calle mansa
se traduce en una enfática afirmación de validez. No, no es
con las baleustraditas reDa¡tiéndose el cielo,
que se le haya escapado a Soledad 1o de de roclillas, ni que sea
una balad¡onada; se fija muv bjen en lo que dice: de rodilli-
di ce el poet a ar gent ino J. L. Bor ges,
tas. de rodíllas ef ect¡vamente; [o dicho. Es un diminutivo eio- m uy dado a est os di_
cuente y por lo tanto con una función activa especial. Este di- niiluti1.,os. Se denuncia la emoción que ias balaustradas pro_
vocar al pceta (oel diminutivo es el signo de un afecto,);
climinutivo aparece cuando ya no nos basta el pensamiento tero
tambíén reconccernos aqui una detención imaginativa. Dimin*-
conceptual2l y queremos lener- e ilipone¡ la representación
tivos que se 1ia¡an sob¡e io valioso de las cosas, sob¡e lo oue
imaginativa. Para eso alargamos Ia palabra con el diminutivo
y la pronunciamos con cierta mora, reteDiencloel tiempo \ rc- nos afecian. La e;<presiól de vida de las balaustraciasy el sla_
¡iilas dentro ie su misma esfera vitai (1o que de sentidá localis-
f o rz a n d o l a a rti c u l a c i ó n : d e ¡odi 11i tas. A veces hasta se-
par?mos las silabas ;- .d¿+o:di lljlal y se suele añadir:
"como
ta tiene la poesía de Borges) es lo que al poeta le afecta y
ic
suena)r (no rebajo una síiabao, <no quito un punto), "lo dicho,, e-c púc ; ; zd ". r , ci. iir r r iuuiivu.
etcétera, Todo concurre a insistir en lo nombrado. Es un modo Flora desnuda se sube
de subrayar. por escale¡illasde agua,
$ 13- Así conlo ios diminutivos afectuosos arriba estudia-
dos muestran un doble carácter, activo y' elusivo, así estos di ce Ga¡ cia Lor ca, en su Ror nancer o G it ono. El suf ljo
otros represen¡acionales y destacadores pueden a su vez ser no signi¡ica tamañc menor, sino que denuncia la visión poético-
e l o c u e n te s l a c ti v o s ) o e s t é t i c o - v a I o r a t i v o s (fre, infantii de las escaleras23.
cuentemente líricos). Con los diminutivos elocuentes nos par3- Pero, aunque la valoración y la emoción se he¡manan, es de
mos y detenemos a1 ovente en determinada rep¡esentación para utilidad sistemáiice diferenciar ambos oficios r€presentaciona-
imponerle un aserto. Ponemos eI dedo sob¡e la realidad del
su existir. Con los estético-valorativos ncs para i Ei .valor" d9 las cosas 3 que
objetc, sobre me ¡eiiero rruchas veces en este err,
en la representación imaginativa del objeto, pero sayo no es el que e¡ el concepfo filosófico tiene p¡etensión objetiva; es
rÍlos nosotros tensrón e¡ire sujeto y objeto, visión interesada.
ahora poniendo ei dedo sob¡e su <valor>, o más exactamenie, ¡ Es el ¡omance C,eI Mdrtiria
de Santa OIalIa, que comierza por la
descripción de una estampe dclota, con sentimientos ingenuos. in mr
pucbio nat¡l, Ias escaierilit:is,entre los niños. son las más grandes y
.¡ Aquí h^y aún más: sabido es que d¿ rodiLlasy a mis pies es una her
nosas: las de la iglesia, hechas con g¡andes piedras de sillería; ta;bien
lr¡se soldada con el sentido convencionalizadode 'rendido', 'someiido_ son srcnrDrcescaícr¡|l.tsl¡s de mano; para pintar los mu¡os de la jelesia
No quie¡e decir más Sole la p¡ime¡a yez; pero ia i¡c¡edulidad de ?u¡a utrajeion una escalerillamuv grandeo.p:ra los chicos, esc¿¡¿¡¿s
jc hace insistia con énfasis, y, reaccionandocon exceso, da ahora a las son las
de subi. ) baia¡; ¿.s.dle)'i7l¡?s las de jüga¡. En escalerillasel sufijo áe.-,.".
palabras sr.r senlido jiteral. ¡uncia una lisión estética ! de iuego.
...."
E stLtdíos |íngüístícos Noción, emoción, ttcción y fantasía en los díminutiT os 183
132
qlre apenascabe eo la mano,
tiene una fuerza dinámica que
les en el diminutivo. La fantasía pero que penelra f¡ío
que
y una conformadora, deslindadora ]' ordenadora pof las carnes asombradas
"1"Á""i¿", con el inteiecto, aunque eLla misma no es meramente y que se pa¡a en el sitio
"ot"¡oa"
il,t"1""t.r^t. Cuando predomina Io afectivo y dinámico ilamamos donde tiembla enmarañada
predomina lo contemplativo
al diminutivo emocio¡ral; cuando la oscu¡a raíz del g¡ilo.
estético y vaior3tivo' Y con ésta se Y esto es un cuchillo,
v discernidor, 10 llamamos
.r,-rr. o,." diferencia: si bien ambos tipos son representacio u¡ cuchillito
afectivos muy usuales (ésos que prodigan las que apenascabe eD la toalo.
nales, entre los
suele ser débil el elemento imaginativo; en Pez si¡ escamani rio,
aentes melosas) pa¡a que un dÍa señaladoentre las dos y las'tres,
diminutivos estéticos a los que no podríamos lla-
Eo-Uio, tuu con este cuchillo
en la acepciÓn corriente de afectuoso' cariñoso'
mar afectivos se quedendos hombres duros
e l c . { p o r e j e mp l o : l as escal eri l l ¿s de ogua)'
de s p e c ti v o . coo los labios amarillos.
La mayor parte de los diminutivos a los que se ha supuesto
de esta
un oficio aumentativo, superlativo o Ponderativo son La ac t r iz Lola M em br ives, con sent ido ar t í st ico del
cuando e! sol quema más, el pueblo entero
clase; A meCiodía, idioma, pronuncia esos obsesionanles cuchillito alargando ei
humear y oler a píno a pan calentito A todo eI
empieza a i
tempo, reteniendo las consonantes, prolongando las vocales y
Ie a b re l a b o g q Q . R . Ji ménez, P l atero ! l o' p6'
ou i b L o ,"
'-,-^ apurando hasta el límite el esquema me1ódico. La madre-coro
o". r.t^ '- '-:¡t :¡tii' crlielte', <iñ^ 'a ¡2n anetitosamente ca- (no muy oiiereote
irsiste ceda vez con cuchillito tras cuchtllo
de un
iiente'. Tensión entre sujeto y objeto' La contemplación qwe rie rodillítas insistÍa sobre de todíllas ) apremiada por Ia
ayí unas pi.ntutas nledíc borrds det t¡elnqo y no
valor. Había apasionada representación visional del objeto. El sufijo le cire
(Los
he parao hasta dejarlo to blanqltito, blanquito, blanquíto ce aqui, sin duda, el apoyo de su significación diminutiva, arlrl-
Q u i n te ro , L a s F l a re s , III)' S i ai go aumenta o poncl era l a de una disminución del tamaño normal'
el sw' que no en ei sentido
blan.ura es 1a repetición (cfr. se quedó pálído' Pó|ída);
todo- sino en su referencia a objetos menudos (un minutivo mejor
fiio aDunta hacia la complacencia en 1()blanco que c-uedó que diminutivo), de modo que no modifica nocionalmente el
un
T"nsión entre sujeto y cbjeto. Ot¡a vcz contemplación de
Lorca, B odas de \a¡t- concepto, sino que lo trasinuda en representación. Hay en c'-
v a l o r, En l a tra g e d i a d e F García
Ia chillito wa anáioga detención imaginativa, e1 mismo subrayar
gre, ia maclre se ha pasatlo Ia vida temiendo y sufriendo
un miedo las palabras que en de rodí\litls, a lnis piececilos, lo mismito'
iuerte viclenta de su marido y de sus hijos Tiene
etcéiera, pero con su diferencia radical: estos diminutivos in-
carnal al cuchillo. Y va en 1a escena final, consumada tambien
de sisten enfáticamente en una afirmación, destacan la existencia
la tragedia de su último varón, prorrumpe con voz medio
o efectividad de1 objeto como un medio de forzar su acepta-
coro medio de Protagonista:
ción; son elocuentes y su lugar natural es ei coloquio Cr'rchr'-
Con un cuchillo, ililo, en cambio, insiste en eI alma solitaria 'le la madre como
colr un cuchillito, un pensamiento visional impuesto por la contempiación vic'
en un día señalado enire las dos y Ias l¡es, lentamente subjetiva de1 cuchillo. La fantasía se ve conjurada
sc mataron los dos hombres del amor. por ia emoción; y, a su vez, la emoción, ian particular, tan de
Con un cuchillo,
hiel y vinagre, está provocada por la visión conjunta de valores
con un cr¡chillito,
.'-j'"4fl

Estudios lingüísticos Noción, eniociótt, o.cción y lantasía en los ditt'Litttttívos 185


181
contrados en el cuchillo: lindeza' amenaza' juguete' tr¡gedja' nal e., -ir lo er oca C¡ licia: - i[ , A, Lur ias; - í co. Sanlander ; - i1'o.
Todo el pasaje no es más que un desoviliar la emoción que nre- S evi l h; - ico. Cr JnaCJ. ,Ar agr - , n¡ - \ a\ ar r a, Colom bll CosL3Rica
siona en el dirninutivo '?4. v Las Antillas rs. Se entiende que este nuevo oficio del diminu-
tivo no entra en serie con los anteriores, sjno que se suma,a
5 14. Sabido es que cada medio geográfico, social o profe- cualquiera de e1los porque no cotresponde propiaúente a la
sional tiene formas idiomáticas que le son particulares. Cb.
categoría lingiiística del diminuti,,'o, sino a cual es el sufijo
Bally h a l l a m a d o t e v o c a ci ón, al poder que ti enen esas
ñ.r. ernrec;¡la Fei^ ¡c ^
. r^-*. ..
-:^. I a é\'ñ.:r-
\ ¿ ! . rP ¡! Ju-. d,

formas de evocar su ambiente de procedencia cuando son en-


.!r
-1,-.i,1^u, JJd¡

(Truité Frangaise, ción no modifica el sentido de la palabra, sino que la presenta


pleadas fuera de él de Stylistique S i81)' Este
pronunciación, en la rnor- asociada a un medio lingüístico especiai.
poder evocador está en el léxico, en la
jclm enle
fología, en ia sinta-xis. Los diminutivos también 10 iienen. Se- ! t5. Hasla aqui he pr ocur ado e\ pone¡ sj5r em ál
gún el conocimiento previo que se tenga de los ütodos regie un cuadro de los valores estilisticos de nuest¡os diminutiYos-
lli análisis se ha dirigido a discernir el contenido intencional
¡ ?oco después de haber enviado €ste a*ículo a la ¡evista alemana' que corresponde a caCa una de 1as clases estudiadas. Al habla¡
?asó Federico García Lorca unos meses en Buenos Aires, 1933, y tuve de rasgos dominantes me he ¡eferido a una ordenación psicolo-
ocasión de nanifesta¡le mi extraleza por ve¡ este 9a¡lamenro lirico, casr gica ¡r no a una prelación histódca. Pero como un esquema
ana, can sus nCos hombres. del amc¡)¡ en boca de la úadrc. Ei poeta históricc ncs pueCe eyuC:lr a cl-.terler una visión totaliza-
conJirmó mi impresión: odginarramente se repartía entre la Madrc y la
dora de tan diversas funciones estilísticas, me voy a permitir
Novia no como dialogo, sino como alte;:itados mcf¡ólogos de e¡rsimisma-
Sarrí arrnar:c qóln ce: rozar el n¡ohlerna. I a referencia al iamaño
erigencia de la primera act¡iz, que qúiso pa¡a si toda la escena eino- l S 3) )a est á e. \ plicadapor la f iloioga par t iendo de la idea dc
cicúante. El poeia accedió sacdlicando por un lado 1a exaciitud dramá- semejanza, dependencia, etc., como una de las tantas especia-
tica (a la Mad¡e sólo le impo¡ta en el mundo la nue¡te de su hijo; a ia
lizaciones lógicas frecuentes en la histoda lingüística'6. La fun-
Novia, la de "los dos hombres del amor", y l'':ego su propia honra), y,
por ot¡o, la composición iirico musical, ta¡¡bi.:n de esencia d¡aaliiic.:, ción originaria de destaca¡ representacionalmente el objeto en
que consisie en el transporie del tema del *cuchillito, del registio de el plano primero de la conciencia explica, sin contrasentido' lcs
la Madre al registro de la Novia, con dos voces y dos perspeciivas dif€ valores afectivos de más diverso signo ($ 4), ya que Ia fantasia
rentes. A¡tes cie este dobie sacrificio, ya el poeta babia hecilo otro a las acude conjurada por la emoción; y esa misna función origi-
iimitaciones o, si se quie¡e, co¡diciones técnicas dei teat¡o moielilo,
pues en verdad ese parlamento lírico tiene voz de coro a ia griega, es naria es h que aparece como básica hoy mismo en los otmr-
ün comenta¡ic compasivo del coro, espectador marginai, rma bre\.e
detencióB contemplativa de Ia acció4 en 1a que el coro da forma a los ¡ En Cuba, SanLo Domingo, ?ue¡to Rico y Coloribia, el suJijo es -ilo'
sentimientos del público. No habienCo coro, en la Madre tenie que como en el Rio de la Platai papasita, herfianito, casiÍa, fidtrlto \'er -a
brotar aiora el motivo del cuchillo, po¡que desde 1a esceoa prin,e¡a la como en el PIat^), dientecito, etc.; pero se usa -¿co cua¡do precede t.(o
vemos obsesionada coo él; en Ia Novia, porque de p¡onto se ve rep¡o- tr): zapatico (Los ?apaticos de rosa, de José Ma í), patlico'-teatrlco'
ducieado de un solo golpe la reiterada lragedia de la Madle; eslabón en gatico, gotica, cltltico. L \eces se oye tarnbién JLMtrbo, Aníca, alternando
la mis¡Da iradición terrible. Lo que quiero decir es que el t¡atamiento con Iuaiito, Anita.
del motivo, en una y otra, es el propio del coro, conter¡plativo y lirico. 16 El ejemplo más ciaro es el dcl sufijo -ino. Er\ díalfiantíno leanína'
OcjginariamenTe eite pasaje era, pues, así: c¿steldrino, etc., Lodirvia mantie¡e hoy en español su significación, de
[Novia--] Co¿ un cuchillo,.,. 'de la calidad de', 'propio de', 'perteneciente a', etc. Pe¡o de ahí nació, el
f Madre--l Ccn u4 cuchillo.... qr.e columbínus, palonbi¡1üs se especializara en el sentido de las c¡1as
lNovia.-l esto es un cuchí11o,...O quizá [Novia.-] Pez sin esca¡na. y el que, por ertensió4, -i¿o adquiriera la significación y los v¡lores tooos
tt¿ ¡ío... (No rne lo precisó Fede¡ico) del diminutivo.
Noción, eftncióft, acción 1 fantasía en los diminutí1)os 187
18ó Estudíos lingüísticos

¡utivos elocuentes (de rodíllitasr, que insisten sobre la exrs- estudiados. Así ia preponderancia de la fantasía viene a dar uni-
tencia de una realidad (S 12), y en los estÉtticosy valorati?os dad a toda la evolución histórica de esias formas. La cuestión
(con un cucltiílito, por escelerillas de agua), que 1o hacen sobre la¡ticular es al.rora ésta: ¿cómo es posible llegar desde los in-
1o valioso de esa realidad, o si se quiere' sobre cómo nos 3iecta vocativos al uso de los diminutivos de frase, con efusión afec-
y córno encaramos la visión de esa realidad ($ 13) Y como ia tuosa hacia el oyente o con intención activa sobre é1? Es claro
contempiación de lo valioso descarga emoción, ios estéticos y que si e1 timbre amoroso o amistoso de invocar a alguien puede
los valorativos vienen a darse la ¡nano con los emocicnales ablanda¡le ia voluntad, también le afectará la exhibición de u¡
(ias balaLlstradiias.) Parece ccmo si Ia canstanie en e1 ciim.i- temple afectivo conveniente (cariñoso, humilde, respetuoso, et-
nutivo fuera ese destacar la representación del objeto, ccmo si cétera); y eso es 1o que expresan esos diminutivos que no pre-
¡ealmente fuera signo de eso; modcs de pensar que suponen tenden modificación nocional ni afectiva del objeto nombrado'
represeniación y no sólo concepto; fantasía y no mera ¡azón o Por úitimo quedan los diminutivos de cortesía (yo quisíera
referencia iógica; pensar en la cosa y no sólo apoyarse en 1a hablqrle a usted de un qsuntillo ), en los que no hay nl siquiera
paiabra. Luego, la situación, los consabidos y ei contexto dan la pretensión de un afecto con el que se intente ganar el ánimo
los indícios ile cuál es el motivo de esa atención privilegiada, del interlocutor, Y, sin embargo, se enderezan también a la
si la ternura o el desímor por e1 objeto, si e1 :rcercamientc o captetio beneralentiae. Pot esto y por ser históricamente deriva-
el a p a rl ¿ mi e n i o d e é 1 , s i I: c ompl .tcenci a o l a di spi i ccrci e si dos de 1os afectivo-activos los he llamado de cortesía (! 10);
ei saboreo o el disgusto, si Ia insistencia enfáiica en e1 objetc o un gesto vivo de afecto convertido por el t¡ato social en u¡
la detención en el interés con que lo vemos. ademán convencional- Se emplea la forma exDresiva del cadño
toS diminutivcs que no se refieren aI objeto nombr3do, sinc cuando no hay ni la pretensión de cariño. Justamente en lo que
que se disparan hacia ei oyente, requieren expucaci.jLl sparte. consiste la mera cortesia.
Ya ios de flase ($ 5), aunque en el lengueje solit:rio, suponen El problema del encadenamiento genético de estas funciones
un uso derivado; la profusión de diminutivos en una frase, y del diminutivo no tendrá solucion mientras nos empeñemos
a veces uno solo, inciica una eJtension de1 temple, que origina- en derivar unas de otras las distlntas variantes ir¡telectuales
riaülente correspondía al pensarniento del objetc ncnrbrado, sin salirnos del campo defa razón, y las emocionales como es-
hr s i a a l c a n z a r a l c o m p l e j o e n tero que l o i ncl u\' e. T¡rto més labones de pura emot:vidad, y así las olras- Sino que tenemos
hay que reccnccei de¡ivación histórica en la función de los que aprender con Dilthey que todas se ¡efieren al aima como
diminutivos aciivos y efusivos hacia e1 o]'ente ($J ó-10).El pun- totalidad, que er una cadena racional hay anillos de afecto, de
to de arranque está en 1os vocativos en diminu¡i.Jo, donde el fantasía y de voluntad, y viceversa.
oJ¡ente es a 1a .¡ez nombrado (úIi fuiílpltidisce!, ¡San Cristoba-
lirol). ?resionan con ei cariño; de afec¡ivos se hacen activcs 27. 5 16. He intentado indagar 1os valores estilísticos de1 dimi-
nutivo. Ya en la tarea, he creído ver esos-valores constituídos
Señalemos de paso que esios diminutivos invocaciores,de donCe
€n s i s t e m a. Según la di¡ección intencional del contenido
arrancan lcs aclivos, efusivos y corteses, son claramenle medios
psiquico, tenemos :
destacadores del objeto, lo mismo que los representacionales
/ oocicnales, 5 3.
17 Así también L. Spitzer, LCRPb, Loc. cil. Lástima qüe por c¡eer- Hacia el objeto nombtodo o lo ) emocionales,S 4.
se polemizedo por mí. me Jo oponga como un ¡eptrro a mi expo\icidD dic,,ro..................,.. de fr:se {erFre,iondcl temple),5 5.
priinera, sin repa¡ar er1 que yo no hablaba de precedencia histórica, sino ,
I estético-lalorativos,S 13.
de domina¡te psicológica.
"v
188 Estu¿ios tíngüisticol.- y los
Nocíótl, eñación' occión f*ttotío "n
189
afectivo-activos, SS 67.
y
Hacia el inter\acuior de cortesia, S 10. tintos sufijos, su reparto geográfico, etc., que ahora me com-
úlazco en reproducir aquí au¡que no sea más que para most¡ar
efusivos, g 8.
oue ni esludio (como todos) está lejos de dejar aeotada la ma-
Hacía ambos a la rez .............._._
elocuentes,S 12
lreoresentacionales .Falta un estudio de conjunto sobre nuestros diminuti-
ó¡ia:
Si en vez de 1a dirección intencional consid.e¡amos ros, que j'o celebraría verlo emprender entre nosotros. En él
espilituai dominante, la agrupación
Ia fue¡za habria que ccnsiderar cada uno de los sufijos de valor llamado
otra: los d" ;;;:;.", diminutivo y sus combinaciones: -llo, -illo, -ico, -ete, -on (ratón,
_es
los de acción (volu¡tad), los de predominio
a" iu iu"tu""lll ro" percligón, tst. Miguelón, Iuaflón, etc.), -ino, -uco, 'ato (lebrato,
nocionaies. y aun dentro de estos grupos
hay nuevos cnrc"s, lobata, etc.), -orro ( cachorTo, Pacofto, tentorro, etc,). Habna
pues de los imaginativos o representacionales
unos son vato¡a- que determinar su varia historia y geografía. Habría que estu-
tivos (categorizadores), otros emocionales,
otros activos íelG ciiarlos en seguida como formando sistema no sólo con ot¡os
c u e D te s ).
pues, claro que, si bien hablo de un sufijos de valor aumentativo, -ote, 'on, -azo, etc,, sino también
_-.O":1", sistema, mi cia- con otros que, sin teferencia al tamaño anormal de lo designa'
sificación no p¡etende constituir un rígido
compartimientos estínG -vayamos encajando
cuyos <1o,colaboran dentro de1 sistema de diminufivos en la expresi<in
"usitt".o "_
unos u ot¡os de ruestra afectividad: víIlorrío, bodorrio, bicharraco, -acho,
diminutivos, seguros de que no tienen
,rudu qr." uaa ."l"iu, -Lrrio, -ttao, etc. Se tendda que determinar qué diminutivos
otras casillas. para ajustarnos a la verdad,
mái bien ná.--"o.,_ etimológicos ya no tienen ta1 sentido, v¡eio, etc., y qué otras
ui9"9 cada dimirutivo como un tc¡zal cte
iTugilqryg! ii.¡"-_ desinencias han cobrado en romance valo¡ diminutivo, -ino, et-
sas tueizas épliituiiés, én iuya forma y colorido h^
;;; cétera. Se procuraría deteminar qué :specialización concel>
'ninado una de las vetas. tual o afectiva han adquirido aigunos diminutivos: el citado
r\o c¡eo haber agotado los probiemas
del diminutivo. AI nnñanita, agiiíta 'agua caliente', adiasito, como especialmente
¡evés: nu¡rca hubiera sospechado la edstencia
d" ;;;;";.* afectuoso. Tend¡ían también cabida las formas familiares y ca-
oteri'tas,en paciente espera del investigaclor,
como lo" qu.. ," riñosas de los nombres propios- No se ¡enunciaria ni siquiera
ievantan en cada una de las soluciones- qrl" -.qr:i
pr;;;"il" a un estudio del poder fonético-expresivo de algunas formas,
quizá adquirido en su mutua convivercia (-ilo frente a -ote, -uzo
PosrscRrprurf ¡¡ 1950._En mi varias veces
aiudido ar¿icuto fre8te a -azo), ni de ias leyes r:ítmicas que presiden la formación
de Humanidades, i930, introducía en el
estudio d" l;" ;;;;" Lle los djminufivcs l¿por qué piecec¡to, dolorc o. pobrecito,
tivos brevemente el valor evocadcr y
lltadrecita, y no píecito, dolorito, pobrito, me.drita? ¿Y por qué
satisfecho con los esfuerzos de Leo Spitzer,
"rt"rr.orn"or,"- "l-;.;r";:'i,._
O^ S"¡a-_oru'r* en tai comarca piecisamente, pobrilk) o pobrico, d.olorillo, etc.?
Romanischen, y de Vicente García de Diego (Revistá
¿" i¡io,_ iina acertada documentación geográfica de las formas usadas
gía. Españota, IX, 75), reduciclos a precrsar
si forinas como mt¿ y de ias preferidas por cada región peninsular y americana po-
món, qha.rita, et'¿dandito, prontito, misruito,
callanditc, ;i", dría, en el terreno histórico, a¡'udar muy eficazmente en la so-
nen su sigtificado propiamente aumentativo ",..,
o dimimrtivo, No lución de problemas ¡elacionados con Ia procedencia de los co-
ro reproduzco aquí porque las ideas y en gran :
parte el material lonizadores, y aclararía muchas ideas sobre viejas y nuevas
están inco¡porados en este segundo artíJulo.
Ni ,lq"i".l n", subagrupaciones de cuitura más estrechamelte homogéneas. so-
rectificaciones. Só1o quedó fuera una invitación
tinai que llce bre los focos irradiadores e influyentes y sobre las iorru, ir.u-
para que se estudiaran los valores
especiatizad.osen los dis- diadas e influídas por cada uno de'aquéllos).

También podría gustarte