Vacuna BCG (Bacillus Calmette Guerin)
Información relevante para cuidar su salud
1. ¿Contra qué enfermedad protege esta vacuna?
Esta vacuna protege contra la tuberculosis, infección causada por la bacteria llamada Mycobacterium tuberculosis que generalmente ataca a los pulmones,
pero que también puede afectar a los riñones, columna vertebral, cerebro y otros órganos.
Las personas con tuberculosis pulmonar pueden contagiar al tener la bacteria en sus secreciones respiratorias. Se transmite de una persona a otra por el aire,
cuando quien posee la enfermedad tose, estornuda, habla o canta, por lo cual aquellos que se encuentren cerca pueden inhalar estas bacterias e infectarse.
Si bien no todas las personas que se contagian hacen la enfermedad, si ésta no se detecta y trata oportunamente, la tuberculosis puede ser mortal o
producir daño permanente en algunos órganos.
2. ¿Por qué se utiliza esta vacuna?
La Organización Mundial de la Salud recomienda utilizar esta vacuna en países donde existe riesgo de contagio de tuberculosis durante la infancia. La
recomendación es que todos los niños la reciban a los 2 ó 3 días después de su nacimiento. De esta manera, durante el primer año de vida se desarrolla
protección contra esta enfermedad.
Esta vacuna no se utiliza en todos los países del mundo: los niños nacidos en EE.UU. y algunos países europeos no la reciben, ya que en esas naciones el
riesgo de contraer tuberculosis es muy bajo.
3. ¿Cómo está compuesta la vacuna?
La vacuna contiene bacterias vivas que se denominan Bacillus Calmette Guerin (por eso su sigla es BCG), y que corresponde a una cepa atenuada de
Mycobacterium bovis. La vacuna se utiliza en recién nacidos y, excepcionalmente, en niños mayores (hasta 3 años) que no hayan recibido la vacuna en el
período neonatal (por ejemplo, nacidos en Estados Unidos de América).
La administración es intradérmica, habitualmente en el hombro izquierdo. La bacteria crece en el sitio de administración, por lo que es normal que durante
las primeras semanas se desarrolle una reacción local: 2 a 3 semanas después de su administración se produce una pápula (especie de espinilla roja que
puede tener secreción amarillenta) que crece hasta un diámetro de hasta 4 a 10 mm en 3 semanas. Luego, comienza a disminuir o se rompe formando una
úlcera que libera un líquido blanquecino y se cubre con una costra que sana espontáneamente en 6 a 12 semanas dejando una pequeña cicatriz. Esta
reacción no se produce en todos los niños y, de hecho, entre un 10% y 20% de los vacunados no presentan esta lesión y cicatriz en la piel.
Durante el curso de esta reacción no es necesario efectuar curaciones, y los lactantes se pueden bañar cuidando al secar no arrastrar el material presente
en la zona de reacción.
El hecho de que no “brote” la vacuna, no significa que el niño no tenga protección. En estos casos no está indicado vacunar de nuevo.
Actualmente, en Chile se administra sólo una vez en la vida.
4. ¿Qué personas no deben recibir esta vacuna?
• La vacuna BCG no debe ser administrada a personas con problemas de inmunidad. Esto es imposible saberlo en el caso de los recién nacidos con
inmunodeficiencias congénitas, las cuales son extremadamente poco frecuentes.
• No debe ser administrada en recién nacidos de madres que son VIH positivas o madres que estén recibiendo tratamientos biológicos que bajan las defensas.
• No debe ser utilizada en el embarazo.
5. ¿Qué riesgos o efectos secundarios puede tener esta vacuna?
• La mayoría de los niños presentan la reacción local descrita más arriba. En raras ocasiones se puede desarrollar un absceso (especie de furúnculo de
mayor tamaño) y/o un aumento de volumen de los ganglios de la axila (adenitis), que excepcionalmente drenan pus en la región axilar.
En aquellos casos en los cuales la vacuna haya sido administrada en localización subcutánea se puede producir un absceso en el sitio de administración y
la cicatriz puede ser bastante mayor.
• En recién nacidos con inmunodeficiencia congénita, la vacuna puede diseminarse a otros órganos, incluidos los huesos, y producir una enfermedad
sistémica generalizada que requiere atención médica especializada.
6. ¿A qué señales debo prestar atención?
Lo más importante es monitorizar que la reacción local se desarrolle de acuerdo a lo esperado y comprobar que vaya cicatrizando durante los primeros
meses de vida. Si la reacción crece más allá -por ejemplo, formando un absceso, produciendo un aumento de volumen axilar o presentando lesiones similares
en otras partes del cuerpo-, debe consultar a su pediatra, quién debe decidir si se realizan evaluaciones adicionales.
Vacunatorio
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