Prometeo Ed - Bilingue - Luciano

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LUCIANO

PROMETEO

TRADUCCIÓN Y NOTAS POR ANDRÉS ESPINOSA ALARCÓN


La traducción ha sido revisada por ALFONSO MARTÍNEZ DÍEZ
Textos de Luciano: http://sites.google.com/site/ancienttexts/gk-l2
23
PROMETEO 1
PROMHQEUS

Este diálogo, cuya fecha de composición establece Schwartz en torno a 158 a. C., nos
introduce en la temática lucianesca de los Diálogos de los dioses. De hecho, podría haberse
incluido sin problema alguno entre éstos, ya que únicamente su relativa mayor extensión
(tiene 21 capítulos) lo separa de aquéllos (si bien «El juicio de Paris», alcanza los 16). En
efecto, se debate en él un problema «divino» por y entre los dioses, con Prometeo como
protagonista, y Hermes y Hefesto de antagonistas presentes; el gran antagonista ausente
es Zeus, responsable de la dura condena a que es sometido el titán filántropo. Se anuncia
ya (20) el futuro libertador de Prometeo, el héroe divinizado Heracles.
Con independencia de las fuentes mitológico-literarias (cf. notas ad loca), Luciano trata
de aprovechar en beneficio de la retórica un tema conocido del público no erudito cual es
el mitologema prometeico, a cuyos planteamientos no son ajenos ni el linaje ni la cultura
de los humanos, y de las diversas variantes y posibilidades que tal historia ofrece (cf. L.
SÉCHAN, Le Mythe de Prométhée, París, 1951; E. VANDRIK, The Prometheus of Hesiod and
Aeschylus, Oslo, 1943; C. GARCÍA GUAL, Prometeo: mito y tragedia, Madrid, 1980, etc.),
Luciano acepta la más popular y con mayor capacidad de ser explotada literariamente.
Frente a un HESÍODO que condena a Prometeo como theomáchos al enfrentarse con Zeus y
al margen de la profundización dialéctica de ESQUILO (Zeus joven y tiránico que acabará
cediendo tras su aprendizaje en el dolor: «duro es todo aquel que acaba de alcanzar la vic-
toria», Pr. enc. 35), a Luciano no parece interesarle sino la vertiente «sofística» del
sugestivo tema. Consumado sofista es, en efecto, el Prometeo de Luciano, defensor de una
«causa perdida» como es la suya propia (cf. Introducción a Fálaris y Elogio de la mosca). Tras
las primeras escaramuzas retóricas y el débil discurso de Hermes (6), el titán se expresa
con toda brillantez (7-19). El propio dios acusador se rinde en 20, y el capítulo final (21)
nos deja un grato sabor al prenunciar el happy end de la historia con la liberación del titán a
cambio de revelar éste un secreto a Zeus.
Prometeo «demuestra», con convincente argumentación sofística, que el robo de las
carnes del festín carece de importancia y que el haber creado al hombre y haberle dotado
del fuego no ha perjudicado a los dioses; antes al contrario, ha sido para el mayor bien y
gloria de éstos. El largo discurso de Prometeo corresponde al género epidíctico y es una
hábil pieza oratoria, adornada en ocasiones con brillantes citas literarias. Como consecuen-
cia de esta argumentación, los dioses, en general, y Zeus, en especial, resultan
ridiculizados y zaheridos una vez más, como envidiosos de la dicha humana, vengativos,
crueles a ultranza e inconsecuentes consigo mismos.

1 En algún manuscrito no muy fidedigno y edición, el título es Prometeo o El Cáucaso (Parisinus 2957, s. XV).
PROMETEO 2
PROMHQEUS

ERMHS
1 `O mn KaÚkasoj, ð “Hfaiste, oátoj, 1 HERMES. — He aquí, Hefesto, el Cáucaso,
ú tÕn ¥qlion toutonˆ Tit©na donde deberá ser clavado este infeliz titán 2.
proshlîsqai de»sei· periskopîmen d Busquemos ahora una roca adecuada, si hay
½dh krhmnÒn tina ™pit»deion, e‡ pou tÁj en algún sitio una zona exenta de nieve, a fin
ciÒnoj ti gumnÒn ™stin, æj bebaiÒteron de que las cadenas se fijen con mayor
katapage…h t¦ desm¦ kaˆ oátoj ¤pasi seguridad y éste quede a la vista de todos una
perifan¾j e‡h krem£menoj. vez colgado.

HFAISTOS
Periskopîmen, ð `ErmÁ· oÜte g¦r HEFESTO. — Busquémosla, Hermes: no
tapeinÕn kaˆ prÒsgeion ™staurîsqai conviene, en efecto, crucificarlo a poca altura
cr», æj m¾ ™pamÚnoien aÙtù t¦ y cerca de la tierra, no sea que acudan en su
pl£smata aÙtoà oƒ ¥nqrwpoi, oÜte m¾n ayuda los hombres, esos seres que ha
kat¦ tÕ ¥kron, –¢fan¾j g¦r ¨n e‡h to‹j modelado 3; ni tampoco en la cima —pues no
k£tw–¢ll' e„ doke‹ kat¦ mšson ™ntaàq£ alcanzarían a verlo los de abajo—. Si te parece,
pou Øpr tÁj f£raggoj ¢nestaurèsqw crucifiquémosle a media altura, aquí, sobre la
™kpetasqeˆj të ce‹re ¢pÕ toutouˆ toà sima, con los brazos extendidos desde esta
krhmnoà prÕj tÕn ™nant…on. roca a esa de enfrente.

ERMHS
Eâ lšgeij· ¢pÒxuro… te g¦r aƒ pštrai HERMES. — Tienes razón: las peñas están
kaˆ ¢prÒsbatoi pantacÒqen, ºršma peladas y resultan inaccesibles por doquier,
™pineneuku‹ai, kaˆ tù podˆ sten¾n levemente inclinadas, y la roca tan sólo
taÚthn Ð krhmnÕj œcei t¾n ™p…basin, æj presenta ese estrecho punto de apoyo al pie,
¢kropodhtˆ mÒlij ˜st£nai, kaˆ Ólwj donde es difícil mantenerse de puntillas; en
™pikairÒtatoj ¨n Ð staurÕj gšnoito. m¾ una palabra, va a resultar una cruz muy
mšlle oân, ð Promhqeà, ¢ll' ¢n£baine adecuada. (A Prometeo.) No resistas, pues,
kaˆ p£rece seautÕn katapaghsÒmenon Prometeo; sube y sométete a ser clavado a la
prÕj tÕ Ôroj. montaña.

PROMHQEUS
2 'All¦ k¨n Øme‹j ge, ð “Hfaiste kaˆ 2 PROMETEO. — Vosotros, Hefesto y
`ErmÁ, katelehsatš me par¦ t¾n ¢x…an Hermes, tened compasión de mí, que sufro
dustucoànta. una desgracia inmerecida.

ERMHS
Toàto f»j, ð Promhqeà, ¢ntˆ soà HERMES. — Con eso quieres decir, Prometeo
¢naskolopisqÁnai aÙt…ka m£la [con «tened compasión»] 4, que en tu lugar

2 En algún manuscrito no muy fidedigno y edición, el título es Prometeo o El Cáucaso (Parisinus 2957, s. XV).
2 Los titanes eran hijos de Urano y la Tierra (Gea), en número de doce. De uno de ellos, Jápeto, y la nereida
Clímene nacieron Atlante, Menetio, Prometeo y Epimeteo. Cf. HESÍODO, Teogonía 507 ss.
3 HESÍODO y ESQUILO (Prometeo encadenado) no se alude a este hecho. Cf. CICERÓN, Tusculanas II 10;

APOLONIO DE RODAS, II 1247, etc.


4 Secluso por Hemsterhuys, por considerarlo glosa.
parakoÚsantaj toà ™pit£gmatoj· À oÙc seamos nosotros crucificados al momento por
ƒkanÕj ena… soi doke‹ Ð KaÚkasoj kaˆ desobedecer la orden. ¿O acaso no te parece
¥llouj cwrÁsai dÚo que el Cáucaso tiene suficiente capacidad para
prospattaleuqšntaj; ¢ll' Ôrege t¾n admitir a otros dos enclavados más? Vamos,
dexi£n· sÝ dš, ð “Hfaiste, kat£kleie extiende la mano derecha. (A Hefesto.) Tú,
kaˆ pros»lou kaˆ t¾n sfàran Hefesto, sujétala, clávala y dale al martillo con
™rrwmšnwj kat£fere. dÕj kaˆ t¾n fuerza. (A Prometeo.) Dame ahora la otra. Que
˜tšran· kateil»fqw eâ m£la kaˆ aÛth. quede también ésta bien segura. Ya está bien.
eâ œcei. katapt»setai d ½dh kaˆ Ð Luego bajará volando el águila a roerte el
¢etÕj ¢pokerîn tÕ Âpar, æj p£nta œcoij hígado, para que tengas tu pleno merecido
¢ntˆ tÁj kalÁj kaˆ eÙmhc£nou por tu bella e ingeniosa creación plástica 5.
plastikÁj.
PROMHQEUS
3 ’W KrÒne kaˆ 'Iapet kaˆ sÝ ð mÁter, 3 PROMETEO. — ¡Oh Crono, Jápeto, y tú,
oŒa pšponqa Ð kakoda…mwn oÙdn deinÕn madre! 6 ¡Qué de males padezco en mi
e„rgasmšnoj. desdicha, sin haber cometido mal alguno!

ERMHS
OÙdšn, ð Promhqeà, deinÕn e„rg£sw, HERMES. — ¿Ningún mal has cometido,
Öj prîta mn t¾n nom¾n tîn kreîn Prometeo? En primer lugar, encargado del
™gceirisqeˆj oÛtwj ¥dikon ™poi»sw kaˆ reparto de las carnes, actuaste con tanta
¢pathl»n, æj sautù mn t¦ k£llista injusticia y engaño, que seleccionaste para ti
Øpexelšsqai, tÕn D…a d los mejores trozos y engañaste a Zeus con los
paralog…sasqai Ñst© “kalÚyaj ¥rgeti huesos, «tras recubrirlos de esplendente
dhmù”; mšmnhmai g¦r `HsiÒdou n¾ D…' grasa» 7; me acuerdo, por Zeus, del relato de
oÛtwj e„pÒntoj· œpeita d toÝj Hesíodo en este sentido. Luego modelaste a
¢nqrèpouj ¢nšplasaj, panourgÒtata los hombres, seres de inmensa astucia y
zùa, kaˆ m£list£ ge t¦j guna‹kaj· ™pˆ maldad —sobre todo las mujeres—. Y para
p©si d tÕ timiètaton ktÁma tîn qeîn colmo robaste el fuego, el bien más preciado
tÕ pàr klšyaj, kaˆ toàto œdwkaj to‹j de los dioses, y lo entregaste a los hombres 8.
¢nqrèpoij; tosaàta dein¦ e„rgasmšnoj Cuando has consumado tantas enormidades,
f¾j mhdn ¢dik»saj dedšsqai; ¿sostienes que eres encadenado sin haber
cometido falta alguna?

PROMHQEUS
4 ”Eoikaj, ð `ErmÁ, kaˆ sÝ kat¦ tÕn 4 PROMETEO. — Me parece, Hermes, que
poiht¾n “¢na…tion a„ti£asqai,” Öj t¦ también tú, como dice el poeta, «culpas a un
toiaàt£ moi profšreij, ™f' oŒj œgwge tÁj inocente» 9 al reprocharme unos hechos por los
™n prutane…J sit»sewj, e„ t¦ d…kaia cuales yo estimaría merecer manutención en
™g…gneto, ™timhs£mhn ¨n ™mautù. e„ goàn el Pritaneo 10 si hubiera justicia. Por lo demás,
scol» soi, ¹dšwj ¨n kaˆ si tienes tiempo, me gustaría defender mi
dikaiologhsa…mhn Øpr tîn causa en lo referente a los cargos, a fin de

5 Cf. HESÍODO, Teogonía 521 ss.; ESQUILO, Prometeo encadenado 1 ss.


6 Cf. nota 2.
7 Teogonía 541.

8 Teogonía 565 ss.; Prometeo encadenado 7 ss., etc.

9 Ilíada XIII 775.

10 PLATÓN, Apología de Sócrates 36d-e. Al igual que Sócrates sostuvo ante sus jueces que merecía, no un

castigo, sino la recompensa de ser alimentado a expensas públicas en el Pritaneo (edificio del gobierno de
Atenas), Prometeo recaba anacrónicamente para sí tal merecimiento.
™gklhm£twn, æj de…xaimi ¥dika demostrar a Zeus que ha dictado una
™gnwkÒta perˆ ¹mîn tÕn D…a· sÝ d– sentencia injusta sobre mí. Tú, que eres
stwmÚloj g¦r e kaˆ dikanikÒj– gárrulo y pleiteador 11, defiende su partido,
¢polÒghsai Øpr aÙtoà æj dika…an t¾n sosteniendo que adoptó una justa decisión con
yÁfon œqeto, ¢nestaurîsqa… me plhs…on que yo fuera crucificado cerca de estas puertas
tîn Kasp…wn toÚtwn pulîn ™pˆ toà del Caspio, aquí en el Cáucaso, tristísimo
Kauk£sou, o‡ktiston qšama p©si espectáculo para todos los escitas.
SkÚqaij.
ERMHS
“Ewlon mšn, ð Promhqeà, t¾n œfesin HERMES. — Trasnochada ciertamente,
¢gwniÍ kaˆ ™j oÙdn dšon· Ómwj d' oân Prometeo, es la apelación que vas a mantener,
lšge· kaˆ g¦r ¥llwj perimšnein
¢nagka‹on, œst' ¨n Ð ¢etÕj kataptÍ y a nada conduce; pese a todo, habla, ya que
™pimelhsÒmenÒj sou toà ¼patoj. t¾n ™n en cualquier caso debemos aguardar aquí a
tù mšsJ d¾ taÚthn scol¾n kalîj ¨n que el águila descienda volando a habérselas
œcon e‡h e„j ¢krÒasin katacr»sasqai con tu hígado. Este intervalo de descanso
sofistik»n, oŒoj e sÝ panourgÒtatoj ™n
to‹j lÒgoij. puede resultar ameno empleado en escuchar
una alocución sofística 12, ya que tú eres
habilísimo en el uso de la palabra.

PROMHQEUS
5 PrÒteroj oân, ð `ErmÁ, lšge, kaˆ Ópwj 5 PROMETEO. — Habla tú primero, Hermes;
mou æj deinÒtata kathgor»sVj mhd procura acusarme con toda la habilidad
kaqufÍj ti tîn dika…wn toà patrÒj. s posible, y no omitas nada de las justas
dš, ð “Hfaiste, dikast¾n poioàmai motivaciones de tu padre 13. En cuanto a ti,
œgwge. Hefesto, yo te designo juez 14.

HFAISTOS
M¦ D…', ¢ll¦ kat»goron ¢ntˆ HEFESTO. — No, por Zeus: ten por seguro
dikastoà ‡sqi me ›xwn, Öj tÕ pàr que hallarás en mí un acusador en vez de un
ØfelÒmenoj yucr£n moi t¾n k£minon juez, por haberme arrebatado el fuego y dejar
¢polšloipaj. fría mi fragua.

PROMHQEUS
OÙkoàn dielÒmenoi t¾n kathgor…an, PROMETEO. — De acuerdo, dividíos la
sÝ mn perˆ tÁj klopÁj ½dh sÚneire, Ð acusación: tú enlaza ahora con el tema del
`ErmÁj d t¾n kreanom…an kaˆ t¾n hurto, y Hermes me inculpará por el reparto
¢nqrwpopoi…an a„ti£setai· ¥mfw d de carne y la creación del hombre. Ambos sois
tecn‹tai kaˆ e„pe‹n deinoˆ ™o…kate enai. artesanos y parecéis duchos en oratoria.

HFAISTOS
`O `ErmÁj kaˆ Øpr ™moà ™re‹· ™gë g¦r HEFESTO. — Hermes hablará también en mi

11 Como heraldo de los dioses y protector de oradores y comerciantes.


12 Prometeo (cuyo nombre significa «previsor») es considerado diestro y hábil en toda actividad, en
oposición a su hermano Epimeteo, ejemplo de necedad.
13 Zeus.

14 Del improvisado agón o certamen retórico —caro a los griegos, ejercicio habitual en sus escuelas de

oratoria— con discursos defendiendo tesis contrapuestas (antilogíai) a cargo de Hermes y Prometeo.
oÙ prÕj lÒgoij to‹j dikaniko‹j e„mi, ¢ll' nombre, pues yo no domino la oratoria
¢mfˆ t¾n k£minon œcw t¦ poll£· Ð d judicial, al andar la mayor parte del tiempo
·»twr te ™sti kaˆ tîn toioÚtwn oÙ ocupado en mi fragua. Él, en cambio, es
paršrgwj memšlhken aÙtù. orador y se ha ejercitado intensamente en
estas cuestiones.

PROMHQEUS
'Egë mn oÙk ¥n pote õmhn kaˆ perˆ PROMETEO. — Yo jamás hubiera imaginado
tÁj klopÁj tÕn `ErmÁn ™qelÁsai ¨n que Hermes se decidiese a hablar de la
e„pe‹n oÙd Ñneidie‹n moi tÕ toioàton cuestión del robo o a reprocharme tal cosa,
ÐmotšcnJ Ônti. pl¾n ¢ll' e„ kaˆ toàto, ð siendo él del mismo oficio 15. No obstante, si
Ma…aj pa‹, Øf…stasai, kairÕj ½dh asumes también esa responsabilidad, hijo de
pera…nein t¾n kathgor…an. Maya, tiempo es ya de iniciar tu acusación.

ERMHS
6 P£nu goàn, ð Promhqeà, makrîn de‹ 6 HERMES. — Como si fueran precisos,
lÒgwn kaˆ ƒkanÁj tinoj paraskeuÁj ™pˆ Prometeo, largos discursos y una adecuada
t¦ soˆ pepragmšna, oÙcˆ d ¢pÒcrh mÒna preparación frente a tus fechorías, y no
t¦ kef£laia e„pe‹n tîn ¢dikhm£twn, Óti bastara con la mera exposición en resumen de
™pitrapšn soi moir©sai t¦ krša sautù tus delitos: cuando se te encomendó repartir
mn t¦ k£llista ™fÚlattej, ™xhp£taj las carnes, guardaste para ti las mejores
d tÕn basilša, kaˆ toÝj ¢nqrèpouj porciones y engañaste al rey 16; creaste además
¢nšplasaj, oÙdn dšon, kaˆ tÕ pàr a los hombres, sin necesidad alguna, y luego
klšyaj par' ¹mîn ™kÒmisaj ™j aÙtoÚj· de robarnos el fuego se lo entregaste a ellos.
ka… moi doke‹j, ð bšltiste, m¾ sunišnai Me parece, querido amigo, que no com-
™pˆ to‹j thlikoÚtoij p£nu filanqrèpou prendes que, en relación con tales delitos,
toà DiÕj pepeiramšnoj. e„ mn oân Zeus te ha tratado con mucha humanidad 17.
œxarnoj e m¾ e„rg£sqai aÙt£, de»sei Ahora bien, si niegas haber cometido todo
kaˆ dielšgcein kaˆ ·Ás…n tina makr¦n eso, será menester recurrir a la argumentación
¢pote…nein kaˆ peir©sqai æj œni y extenderse en una larga perorata, e intentar
m£lista ™mfan…zein t¾n ¢l»qeian· e„ d por todos los medios esclarecer la verdad;
f¾j toiaÚthn pepoiÁsqai t¾n nom¾n tîn pero si admites haber efectuado semejante
kreîn kaˆ t¦ perˆ toÝj ¢nqrèpouj distribución de carnes, así como tu innovación
kainourgÁsai kaˆ tÕ pàr keklofšnai, en el asunto de los hombres y haber robado el
ƒkanîj kathgÒrhta… moi, kaˆ makrÒtera fuego, mi acusación es suficiente, y no creo
oÙk ¨n e‡poimi· lÁroj g¦r ¥llwj tÕ preciso añadir nada más; pues de otro modo
toioàton. ello sería mera charla.

PROMHQEUS
7 E„ mn kaˆ taàta lÁrÒj ™stin § 7 PROMETEO. — Tal vez también eso que
e‡rhkaj, e„sÒmeqa mikrÕn Ûsteron· ™gë acabas de decir es mera charla: lo veremos un
dš, ™pe…per ƒkan¦ f¾j enai t¦ poco después. Yo, por mi parte, dado que
kathgorhmšna, peir£somai æj ¨n oŒÒj te afirmas que tu acusación es suficiente, trataré,
ð dialÚsasqai t¦ ™gkl»mata. kaˆ en la medida en que sea capaz, de rebatir los

15 Cf. La travesía 1, El gallo 28, Diálogos de los dioses 7; la fuente más antigua sobre los latrocinios del dios
parece ser el Himno homérico a Hermes (IV). Cf. N. BROWN, Hermes the Thief, Madison, 1947, y A. BERNABÉ,
Himnos Homéricos, Madrid, 1978.
16 Zeus. Según HESÍODO (Teogonía 550 ss,), el rey de los dioses conocía el ardid de Prometeo, mas fingió

ignorarlo para acarrear males a los hombres.


17 Literalmente, «has dado con un Zeus muy filántropo». Este último término está cargado de ironía:

Prometeo era considerado el filántropo por excelencia.


prîtÒn ge ¥kouson t¦ perˆ tîn kreîn. cargos. En primer lugar, atiende en lo relativo
ka…toi, n¾ tÕn OÙranÒn, kaˆ nàn lšgwn al tema de las carnes. Ciertamente, por
aÙt¦ a„scÚnomai Øpr toà DiÒj, e„ oÛtw Urano 18, al aludir a ello, incluso ahora me
mikrolÒgoj kaˆ memy…moirÒj ™stin, æj avergüenzo en nombre de Zeus, si es tan
diÒti mikrÕn Ñstoàn ™n tÍ mer…di eáre, mezquino y reprensor 19 que, por haber
¢naskolopisqhsÒmenon pšmpein palaiÕn encontrado un pequeño hueso en su porción,
oÛtw qeÒn, m»te tÁj summac…aj es capaz de enviar al suplicio de la cruz a un
mnhmoneÚsanta m»te aâ tÕ tÁj ÑrgÁj dios tan antiguo, sin acordarse de mis
kef£laion ¹l…kon ™stˆn ™nno»santa kaˆ servicios en la guerra, ni reparar en la
æj meirak…ou tÕ toioàton, Ñrg…zesqai insignificancia del fundamento de su cólera y
kaˆ ¢ganakte‹n e„ m¾ tÕ me‹zon aÙtÕj en lo infantil que resulta encolerizarse e
l»yetai. irritarse por no haber obtenido él la mejor
8 ka…toi t£j ge ¢p£taj, ð `ErmÁ, t¦j parte.
toiaÚtaj sumpotik¦j oÜsaj oÙ cr», 8 En efecto, estratagemas de esta índole,
omai, ¢pomnhmoneÚein, ¢ll' e„ ka… ti Hermes, propias de un banquete, no deben, en
¹m£rthtai metaxÝ eÙwcoumšnwn, paidi¦n mi opinión, tenerse presentes 20; antes bien, si
¹ge‹sqai kaˆ aÙtoà ™n tù sumpos…J se comete alguna falta entre compañeros de
katalipe‹n t¾n Ñrg»n· ™j d t¾n aÜrion festín, hay que tomarlo a broma y deponer la
tamieÚesqai tÕ m‹soj kaˆ mnhsikake‹n ira allí mismo, en el comedor. Mas aplazar el
kaˆ ›wlÒn tina mÁnin diaful£ttein, odio hasta el día siguiente, acordarse de la
¥page, oÜte qeo‹j pršpon oÜte ¥llwj ofensa y guardar un resentimiento
basilikÒn· Àn goàn ¢fšlV tij tîn trasnochado, ¡quita ya!, ni es propio de dioses,
sumpos…wn t¦j komye…aj taÚtaj, ni —por añadidura— de la condición real. Por
¢p£thn kaˆ skèmmata kaˆ tÕ lo demás, si se priva a los banquetes de estos
diasilla…nein kaˆ ™pigel©n, tÕ rasgos de ingenio —la estratagema, las burlas,
kataleipÒmenÒn ™sti mšqh kaˆ kÒroj kaˆ la facultad de bromear y reírse—, lo que
siwp», skuqrwp¦ kaˆ ¢terpÁ pr£gmata queda es la embriaguez, la saciedad y el
kaˆ ¼kista sumpos…J pršponta. éste silencio, cosas tristes, desagradables y muy
œgwge oÙd mnhmoneÚsein e„j t¾n poco apropiadas para un banquete. En
Østera…an œti õmhn toÚtwn tÕn D…a, consecuencia, yo no podía imaginar que Zeus
oÙc Ópwj thlikaàta ™p' aÙto‹j fuera a acordarse de ello al día siguiente, y
¢ganakt»sein kaˆ p£ndeina ¹g»sesqai menos a enfadarse hasta tal extremo por ese
peponqšnai, e„ dianšmwn tij krša motivo, que considerase un ultraje gravísimo
paidi£n tina œpaize peirèmenoj e„ el que alguien, al distribuir la carne, le hubiera
diagnèsetai tÕ bšltion Ð aƒroÚmenoj. gastado una broma para ver si el que elegía
daba con el mejor trozo.

9 T…qei d' Ómwj, ð `ErmÁ, tÕ 9 Supón incluso, Hermes, la broma más


calepèteron, m¾ t¾n ™l£ttw mo‹ran pesada, no ya que le hubiera asignado a Zeus
¢ponenemhkšnai tù Di…, t¾n d' Ólhn la porción más pequeña, sino que se la
ØfVrÁsqai· t… oân; di¦ toàto ™crÁn, tÕ hubiera quitado toda. ¿Qué te parece? ¿Por
toà lÒgou, tÍ gÍ tÕn oÙranÕn eso había motivo, como dice el refrán, para
¢namem‹cqai kaˆ desm¦ kaˆ stauroÝj haber revuelto el cielo con la tierra, recurrir a
kaˆ KaÚkason Ólon ™pinoe‹n kaˆ ¢etoÝj cadenas, cruces y al Cáucaso entero, enviar
katapšmpein kaˆ tÕ Âpar ™kkol£ptein; águilas del cielo y picotear mi hígado? Mira si
Óra g¦r m¾ poll»n tina taàta kathgorÍ todo ello no acusa a quien se encoleriza de
toà ¢ganaktoàntoj aÙtoà mikroyuc…an gran mezquindad de espíritu, de ánimo
kaˆ ¢gšneian tÁj gnèmhj kaˆ prÕj Ñrg¾n innoble y de propensión a la ira. ¿Qué hubiera

18 Abuelo de Zeus y de Prometeo. Con la referencia a estos dioses «antiguos», se quiere subrayar el carácter
arcaico de los titanes en el panteón griego.
19 Cf. ESQUILO, Prometeo encadenado 35 («un nuevo soberano es siempre duro»). Para el poeta, el reciente

triunfo de Zeus es causa de su intolerancia presente, hasta que el dolor le enseñe a ceder, lo que ocurre al
final del mito (obra perdida: Prometeo libertado).
20 Cf. El banquete o Los lapitas 3, y nota ad locum (1).
eÙcšreian. À t… g¦r ¨n ™po…hsen oátoj hecho él de perder un buey entero, si por un
Ólon boàn ¢polšsaj, e„ kreîn Ñl…gwn poco de carne adopta tan drásticas medidas?
›neka thlikaàta ™rg£zetai;
10 Ka…toi pÒsJ oƒ ¥nqrwpoi 10 ¡Cuánto más generosos se muestran los
eÙgnwmonšsteron di£keintai prÕj t¦ hombres en tales circunstancias, cuando
toiaàta, oÞj e„kÕj Ãn kaˆ t¦ ™j t¾n parecería lógico que fueran más propensos a
Ñrg¾n Ñxutšrouj enai tîn qeîn; ¢ll' la ira que los dioses! Sin embargo, entre ellos,
Ómwj ™ke…nwn oÙk œstin Óstij tù nadie propondría la cruz contra su cocinero si
mage…rJ stauroà ¨n tim»saito, e„ t¦ al cocer la carne mojara el dedo en la salsa y
krša ›ywn kaqeˆj tÕn d£ktulon toà lamiera un poco o arrancase una porción de
zwmoà ti perielicm»sato À Ñptwmšnwn asado y se lo comiese. No, los perdonan; a lo
¢posp£saj ti katebrÒcqisen, ¢ll¦ sumo, si estuviesen muy enfadados, les darían
suggnèmhn ¢ponšmousin aÙto‹j· e„ d de puñetazos o abofetearían sus mejillas, pero
kaˆ p£nu Ñrgisqe‹en, À kondÚlouj entre ellos nadie fue jamás crucificado por
™nštriyan À kat¦ kÒrrhj ™p£taxan, motivos tan insignificantes.
¢neskolop…sqh d oÙdeˆj par' aÙto‹j
tîn thlikoÚtwn ›neka.
Kaˆ perˆ mn tîn kreîn tosaàta, Y basta ya de hablar de la carne, que es
a„scr¦ mn k¢moˆ ¢pologe‹sqai, polÝ d vergonzoso para mí defenderme, y mucho
a„sc…w kathgore‹n ™ke…nJ. 11 perˆ d más vergonzoso será acusar para él.
tÁj plastikÁj kaˆ Óti toÝj ¢nqrèpouj 11 En cuanto a mi actividad plástica y al
™po…hsa, kairÕj ½dh lšgein. toàto dš, ð hecho de haber creado a los hombres,
`ErmÁ, ditt¾n œcon t¾n kathgor…an, oÙk momento es ya de tratarlo. El tema, Hermes,
oda kaq' ÐpÒteron a„ti©sqš mou, pÒtera implica una doble acusación 21, y no sé de cuál
æj oÙd Ólwj ™crÁn toÝj ¢nqrèpouj de ellas me hacéis responsable: ¿acaso los
gegonšnai, ¢ll' ¥meinon Ãn ¢treme‹n hombres no debieran haber existido en
aÙtoÝj gÁn ¥llwj Ôntaj, À æj absoluto, y habría sido preferible dejarlos sólo
pepl£sqai mn ™crÁn, ¥llon dš tina kaˆ como mera tierra? ¿O debían ser modelados,
m¾ toàton dieschmat…sqai tÕn trÒpon; pero en forma distinta, y no ser construidos
™gë d Ómwj Øpr ¢mfo‹n ™rî· kaˆ según este esquema? No obstante, yo hablaré
prîtÒn ge, æj oÙdem…a to‹j qeo‹j ¢pÕ de ambas cuestiones. En primer lugar, trataré
toÚtou bl£bh gegšnhtai, tîn ¢nqrèpwn de demostrar que ningún perjuicio se ha
™j tÕn b…on paracqšntwn, peir£somai originado contra los dioses por ello, por haber
deiknÚein· œpeita dš, æj kaˆ sumfšronta traído a los hombres a la vida; y, a
kaˆ ¢me…nw taàta aÙto‹j par¦ polÝ À e„ continuación, que ello es conveniente y mejor
™r»mhn kaˆ ¢p£nqrwpon sunšbaine t¾n con mucho para ellos que si la tierra hubiese
gÁn mšnein. permanecido desierta y despoblada.

12 ’Hn to…nun p£lai –·´on g¦r oÛtw 12 Existía en otro tiempo —pues así se verá
dÁlon ¨n gšnoito, e‡ ti ºd…khka ™gë con mayor claridad si he faltado en algo en
metakosm»saj kaˆ newter…saj t¦ perˆ mis cambios e innovaciones en lo relativo a los
toÝj ¢nqrèpouj– Ãn oân tÕ qe‹on mÒnon hombres—, existía, digo, sólo el linaje divino y
kaˆ tÕ ™pour£nion gšnoj, ¹ gÁ d ¥griÒn celestial. La tierra era una extensión agreste e
ti crÁma kaˆ ¥morfon, Ûlaij ¤pasa kaˆ informe, cubierta toda de bosques y éstos sal-
taÚtaij ¢nhmšroij l£sioj, oÜte d bwmoˆ vajes; no había altares de dioses, ni templos —
qeîn À nšwj, –pÒqen g£r; –À xÒana ½ ti ¿cómo podrían haber existido?—, ni estatuas
¥llo toioàton, oŒa poll¦ nàn divinas, ni tallas de madera, ni nada parecido
¡pantacÒqi fa…netai met¦ p£shj de cuanto ahora se encuentra en abundancia
™pimele…aj timèmena· ™gë d–¢eˆ g£r ti por doquier, objetos de veneración con todo

21 Técnica sofística de la división de argumentos y gradación de los mismos.


probouleÚw ™j tÕ koinÕn kaˆ skopî celo. Yo —que atiendo siempre al bien
Ópwj aÙxhq»setai mn t¦ tîn qeîn, común 22 y procuro acrecentar la gloria de los
™pidèsei d kaˆ t«lla p£nta ™j kÒsmon dioses, y que todo lo demás progrese también
kaˆ k£lloj–™nenÒhsa æj ¥meinon e‡h en orden y belleza—, pensé que sería muy
Ñl…gon Óson toà phloà labÒnta zù£ bueno tomar una pequeña porción de barro y
tina sust»sasqai kaˆ ¢napl£sai t¦j crear unos seres vivos, dándoles al modelarles
morf¦j mn ¹m‹n aÙto‹j proseoikÒta· formas semejantes a las nuestras. En efecto,
kaˆ g¦r ™nde‹n ti õmhn tù qe…J, m¾ Ôntoj creía que faltaba algo a la divinidad de no
toà ™nant…ou aÙtù kaˆ prÕj Ö œmellen ¹ existir su réplica, en relación con la cual iba a
™xštasij gignomšnh eÙdaimonšsteron revelar un examen del tema nuestra superior
¢pofa…nein aÙtÒ· qnhtÕn mšntoi enai felicidad; ciertamente era un ser mortal,
toàto, eÙmhcanètaton d' ¥llwj kaˆ aunque sumamente habilidoso e inteligente, y
sunetètaton kaˆ toà belt…onoj capaz de apreciar lo mejor.
a„sqanÒmenon. 13 kaˆ d¾ kat¦ tÕn 13 Y así, «tras mezclar tierra con agua», según
poihtikÕn lÒgon “ga‹an Ûdei fÚraj” kaˆ las palabras del poeta 23, y amasarla, modelé a
diamal£xaj ¢nšplasa toÝj ¢nqrèpouj, los hombres, habiendo llamado también a
œti kaˆ t¾n 'Aqhn©n parakalšsaj Atenea para que me ayudara en la obra. Este
sunepilabšsqai moi toà œrgou. taàt£ ha sido el gran delito que yo he cometido
™stin § meg£la ™gë toÝj qeoÝj ºd…khka. contra los dioses, ya ves qué desmesurado
kaˆ tÕ zhm…wma Ðr´j ¹l…kon, e„ ™k phloà castigo por haber creado unos seres vivos de
zùa ™po…hsa kaˆ tÕ tšwj ¢k…nhton e„j barro y dotado de movimiento a lo antes
k…nhsin ½gagon· ka…, æj œoike, tÕ ¢p' inmóvil. Diríase que desde aquel momento los
™ke…nou Âtton qeo… e„sin oƒ qeo…, diÒti dioses son menos dioses porque existen sobre
kaˆ ™pˆ gÁj tina qnht¦ zùa gegšnhtai· la tierra unos seres mortales. Así, pues, Zeus
oÛtw g¦r d¾ kaˆ ¢ganakte‹ nàn Ð ZeÝj se halla ahora encolerizado, como si los dioses
ésper ™lattoumšnwn tîn qeîn ™k tÁj hubieran sufrido menoscabo desde el
tîn ¢nqrèpwn genšsewj, e„ m¾ ¥ra nacimiento de los hombres, a no ser que tema
toàto dšdie, m¾ kaˆ oátoi ™pan£stasin que también éstos tramen un levantamiento
™p' aÙtÕn bouleÚswsi kaˆ pÒlemon contra él y hagan la guerra a los dioses como
™xenšgkwsi prÕj toÝj qeoÝj ésper oƒ los Gigantes 24.
G…gantej.
'All' Óti mn d¾ oÙdn ºd…khsqe, ð No, Hermes: que no habéis sufrido perjuicio
`ErmÁ, prÕj ™moà kaˆ tîn œrgwn tîn alguno de parte mía y de mis obras es
™mîn, dÁlon· À sÝ de‹xon k¨n ›n ti
mikrÒtaton, k¢gë siwp»somai kaˆ evidente; si no, demuéstramelo, aunque sea en
d…kaia œsomai peponqëj prÕj Ømîn. proporción insignificante, y yo callaré,
dispuesto a sufrir el justo castigo de vuestra
parte.
14 Óti d kaˆ cr»sima taàta gegšnhtai 14 Por el contrario, que esto ha resultado
to‹j qeo‹j, oÛtwj ¨n m£qoij, e„ beneficioso para los dioses podrás
™piblšyeiaj ¤pasan t¾n gÁn oÙkšt' comprobarlo si te percatas de que la tierra
aÙcmhr¦n kaˆ ¢kallÁ oâsan, ¢ll¦ entera ya no permanece estéril y sin belleza,
pÒlesi kaˆ gewrg…aij kaˆ futo‹j ¹mšroij
diakekosmhmšnhn kaˆ t¾n q£lattan sino adornada con ciudades, tierras de labor y
pleomšnhn kaˆ t¦j n»souj plantas cultivadas; de que los mares son
katoikoumšnaj, ¡pantacoà d bwmoÝj surcados y las islas están habitadas, y que por
kaˆ qus…aj kaˆ naoÝj kaˆ panhgÚreij·

22 Como corresponde a la etimología de su nombre (nota 12).


23 HESÍODO, Trabajos y Días 61.
24 Alude a la famosa Gigantomaquia, en la cual estos enormes colosos, hijos de la Tierra, colocaron el monte

Pelión sobre el Osa para invadir el Olimpo y destronar a los dioses. Con la ayuda de Heracles, fueron
exterminados y enterrados bajo volcanes.
doquier hay altares, sacrificios, templos y
festividades:

mestaˆ d DiÕj p©sai mn ¢guia…, Llenas de Zeus están todas las calles,

p©sai d' ¢nqrèpwn ¢gora…. y todos los mercados de hombres 25.

kaˆ g¦r e„ mn ™mautù mÒnJ ktÁma Y si hubiera hecho a los hombres para mi
toàto ™plas£mhn, ™pleonšktoun ¨n exclusivo dominio, habría sido un egoísta, sin
‡swj, nunˆ d e„j tÕ koinÕn fšrwn duda; mas los aporté al bien común y doné
katšqhka Øm‹n aÙto‹j· m©llon d DiÕj para todos vosotros. Es más; de Zeus, Apolo,
mn kaˆ 'ApÒllwnoj kaˆ “Hraj kaˆ soà Hera y de ti, Hermes, pueden verse templos
dš, ð `ErmÁ, neëj „de‹n ¡pantacoà ™sti, por todas partes, mientras de Prometeo no ha-
Promhqšwj d oÙdamoà. Ðr´j Ópwj t¦ llarás en lugar alguno. ¿Ves cómo sólo
™mautoà mÒna skopî, t¦ koin¦ d considero mis intereses, mientras traiciono y
kataprod…dwmi kaˆ ™l£ttw poiî; menoscabo los comunes?

15 ”Eti dš moi, ð `ErmÁ, kaˆ tÒde 15 Además, Hermes, debes considerar este
™nnÒhson, e‡ ti soi doke‹ ¢gaqÕn hecho: ¿te parece que un bien sin testigos —
¢m£rturon, oŒon ktÁma À po…hma Ö sea una propiedad o una obra de arte—, algo
mhdeˆj Ôyetai mhd ™painšsetai, Ðmo…wj que nadie vea ni ensalce, resulta igualmente
¹dÝ kaˆ terpnÕn œsesqai tù œconti. prÕj dulce y placentero a su poseedor? ¿Por qué te
d¾ t… toàt' œfhn; Óti m¾ genomšnwn tîn pregunto esto? Porque, de no haber existido
¢nqrèpwn ¢m£rturon sunšbaine tÕ los hombres, habría quedado sin testigos la
k£lloj enai tîn Ólwn, kaˆ ploàtÒn belleza del Universo; y nos tocaría gozar de
tina plout»sein ™mšllomen oÜte Øp' una fortuna no admirada por nadie, que a
¥llou tinÕj qaumasqhsÒmenon oÜte ¹m‹n nuestros propios ojos no poseería el mismo
aÙto‹j Ðmo…wj t…mion· oÙd g¦r ¨n valor, ya que no tendríamos una inferior para
e‡comen prÕj Ó ti œlatton paraqewrîmen compararla; ni comprenderíamos cuán felices
aÙtÒn, oÙd' ¨n sun…emen ¹l…ka somos al no ver a otros privados de nuestros
eÙdaimonoàmen oÙc Ðrîntej ¢mo…rouj bienes, de igual modo que un objeto grande
tîn ¹metšrwn tin£j· oÛtw g¦r d¾ kaˆ tÕ puede considerarse grande si es medido en
mšga dÒxeien ¨n mšga, e„ tù mikrù relación con otro pequeño. Pero vosotros, que
parametro‹to. Øme‹j dš, tim©n ™pˆ tù debíais haberme honrado por esta actuación
politeÚmati toÚtJ dšon, ¢nestaurèkatš política, me habéis crucificado en pago a mi
me kaˆ taÚthn moi t¾n ¢moib¾n colaboración.
¢podedèkate toà bouleÚmatoj.
16 'All¦ kakoàrgo… tinej, f»j, ™n 16 Me argumentas que hay algunos seres
aÙto‹j kaˆ moiceÚousi kaˆ polemoàsi perversos entre ellos, que cometen adulterio,
kaˆ ¢delf¦j gamoàsi kaˆ patr£sin promueven guerras, se casan con sus
™pibouleÚousi. par' ¹m‹n g¦r oÙcˆ hermanas y atentan contra sus padres. ¿Y
poll¾ toÚtwn ¢fqon…a; kaˆ oÙ d»pou di¦ acaso entre nosotros no se da todo eso con
toàto a„ti£sait' ¥n tij tÕn OÙranÕn kaˆ gran frecuencia? Y por dicho motivo nadie
t¾n GÁn, Óti ¹m©j sunest»santo. œti kaˆ acusaría a Urano y a la Tierra de habernos
toàto ‡swj fa…hj ¥n, Óti ¢n£gkh poll¦ creado 26. Acaso añadas también que nos
¹m©j œcein pr£gmata ™pimeloumšnouj hemos visto obligados a asumir muchas
aÙtîn. oÙkoàn di£ ge toàto kaˆ Ð responsabilidades al tener que ocuparnos de
nomeÝj ¢cqšsqw ™pˆ tù œcein t¾n ellos: entonces, según este argumento,
¢gšlhn, diÒti ¢nagka‹on aÙtù laméntese también el ganadero de poseer la
™pimele‹sqai aÙtÁj. ka…toi tÒ ge manada, porque le es preciso ocuparse de ella;
™rgîdej toàto kaˆ ¹dÚ· ¥llwj kaˆ ¹ sin embargo, esta ardua actividad es también

25 ARATO, Fenómenos 2 s.
26 Teogonía 45 ss.
frontˆj oÙk ¢terp¾j œcous£ tina dulce y, por lo demás, el desvelo no está
diatrib»n. À t… g¦r ¨n ™pr£ttomen oÙk exento de placer al implicar un modo de
œcontej ïn pronooàmen toÚtwn; ocupar el tiempo. De otro modo, ¿qué
ºrgoàmen ¨n kaˆ tÕ nšktar ™p…nomen kaˆ haríamos, de no tenerlos para ejercer sobre
tÁj ¢mbros…aj ™neforoÚmeqa oÙdn ellos nuestra providencia? Andaríamos
poioàntej. ociosos, beberíamos néctar y nos saciaríamos
17 Ö d m£list£ me pn…gei toàt' ™st…n, de ambrosía, sin hacer nada. 17 Pero lo que
Óti memfÒmenoi t¾n ¢nqrwpopoi…an kaˆ me angustia sobremanera es que,
m£list£ ge t¦j guna‹kaj Ómwj ™r©te censurándome por la creación de los hombres,
aÙtîn kaˆ oÙ diale…pete katiÒntej, ¥rti «y sobre todo de las mujeres», sin embargo,
mn taàroi, ¥rti d s£turoi kaˆ kÚknoi las amáis y no dejáis de bajar a la tierra,
genÒmenoi, kaˆ qeoÝj ™x aÙtîn poie‹sqai transformados unas veces en toros, otras en
¢xioàte. sátiros y cisnes, y os dignáis engendrar dioses
en ellas 27.

'All' ™crÁn mšn, ‡swj f»seij, Convenía —replicarás tal vez— hacer a los
¢napepl£sqai toÝj ¢nqrèpouj, ¥llon hombres, mas de otra forma, nunca
dš tina trÒpon, ¢ll¦ m¾ ¹m‹n ™oikÒtaj· semejantes a nosotros. ¿Y qué otro modelo
kaˆ t… ¨n ¥llo par£deigma toÚtou mejor que éste me habría propuesto, si sabía
¥meinon proesths£mhn, Ö p£ntwj kalÕn que era absolutamente hermoso? ¿Acaso
ºpist£mhn; À ¢sÚneton kaˆ qhriîdej debía haber realizado un ser irracional, fiero y
œdei kaˆ ¥grion ¢perg£sasqai tÕ zùon; salvaje? ¿Cómo entonces habrían hechos
kaˆ pîj ¨n À qeo‹j œqusan À t¦j ¥llaj sacrificios a los dioses u os habrían tributado
Øm‹n tim¦j ¢pšneiman oÙcˆ toioàtoi las demás honras, de no ser como son? Por
genÒmenoi; ¢ll¦ Øme‹j, Ótan mn Øm‹n vuestra parte, cada vez que os consagran
t¦j ˜katÒmbaj pros£gwsin, oÙk Ñkne‹te, hecatombes, no vaciláis en acudir, aunque
k¨n ™pˆ tÕn 'WkeanÕn ™lqe‹n dšV “met' tengáis que cruzar el Océano, «junto a los
¢mÚmonaj A„qiopÁaj·” tÕn d tîn timîn irreprochables etíopes» 28; y, por otra parte, al
Øm‹n kaˆ tîn qusiîn a‡tion autor de vuestros honores y sacrificios lo
¢nestaurèkate. habéis crucificado.

Perˆ mn oân tîn ¢nqrèpwn kaˆ En cuanto a la cuestión de los hombres basta
taàta ƒkan£. con lo dicho.
18 ½dh d kaˆ ™pˆ tÕ pàr, e„ doke‹, 18 Ahora, si te parece bien, pasaré a tratar del
mšteimi kaˆ t¾n ™pone…diston taÚthn fuego y de ese censurable hurto. En nombre
klop»n. kaˆ prÕj qeîn toàtÒ moi de los dioses, respóndeme a esto sin vacilar:
¢pÒkrinai mhdn Ñkn»saj· œsq' Ó ti ¿acaso hemos perdido nosotros una partícula
¹me‹j toà purÕj ¢polwlškamen, ™x oá de fuego desde que existe también entre los
kaˆ par' ¢nqrèpoij ™st…n; oÙk ¨n e‡poij. hombres? No podrías afirmarlo. La naturaleza
aÛth g£r, omai, fÚsij toutouˆ toà de este bien es tal, a mi juicio, que en nada
kt»matoj, oÙdšn ti œlatton g…gnetai, e„ disminuye si algún otro participa de él, pues
ka… tij ¥lloj aÙtoà metal£boi· oÙ g¦r no se apaga porque se encienda otro fuego.
¢posbšnnutai ™nausamšnou tinÒj· Envidia es, notoriamente, esta cuestión: privar
fqÒnoj d d¾ ¥ntikruj tÕ toioàto, ¢f' ïn a quienes lo necesitan de la participación en
mhdn Øme‹j ºd…khsqe, toÚtwn kwlÚein unos bienes por cuyo disfrute en nada
metadidÒnai to‹j deomšnoij. ka…toi qeoÚj vosotros resultáis perjudicados. Sin embargo,
ge Ôntaj ¢gaqoÝj enai cr¾ kaˆ en tanto que sois dioses, deberíais ser buenos
“dwtÁraj ˜£wn” kaˆ œxw fqÒnou pantÕj y «dispensadores de beneficios» 29, y quedar al
˜st£nai· Ópou ge kaˆ e„ tÕ p©n toàto margen de toda envidia. Aun en el caso de
pàr ØfelÒmenoj katekÒmisa ™j t¾n gÁn que os hubiera sustraído todo ese fuego y lo
mhd' Ólwj ti aÙtoà katalipèn, oÙ hubiera transportado a la tierra sin dejaros

27 Alusión a los amores de Zeus con Europa, Antíopa y Leda, respectivamente.


28 Ilíada I 423.
29 Así llaman HOMERO y HESÍODO a los dioses (cf. Odisea VIII 325, y Teogonía 46).
meg£la Øm©j ºd…koun· oÙdn g¦r Øme‹j absolutamente nada, no os habría irrogado
de‹sqe aÙtoà m»te ·igoàntej m»te gran perjuicio, pues ninguna falta os hace a
›yontej t¾n ¢mbros…an m»te fwtÕj vosotros, al no tener frío, ni haber de cocer la
™pitecnhtoà deÒmenoi. ambrosía, ni necesitar luz artificial.
19 oƒ d ¥nqrwpoi kaˆ e„j t¦ ¥lla mn 19 En cambio, los hombres precisan emplear
¢nagka…J crîntai tù pur…, m£lista d el fuego no sólo para otros menesteres, sino
™j t¦j qus…aj, Ópwj œcoien knis©n t¦j ante todo para los sacrificios, a fin de poder
¢gui¦j kaˆ toà libanwtoà qumi©n kaˆ llenar las calles de aroma de grasa, quemar el
t¦ mhr…a ka…ein ™pˆ tîn bwmîn. Ðrî dš incienso y asar los muslos en los altares. Por
ge Øm©j m£lista ca…rontaj tù kapnù cierto, observo vuestro enorme regocijo con el
kaˆ t¾n eÙwc…an taÚthn ¹d…sthn humo, en la creencia de que el banquete más
o„omšnouj, ÐpÒtan e„j tÕn oÙranÕn ¹ delicioso tiene lugar cuando el aroma llega al
kn‹sa paragšnhtai “˜lissomšnh perˆ cielo «girando en el humo» 30. Por tanto, esta
kapnù.” ™nantiwt£th to…nun ¹ mšmyij censura se opone radicalmente a vuestro
aÛth ¨n gšnoito tÍ Ømetšrv ™piqum…v. apetito. Me sorprende, al tiempo, que no ha-
qaum£zw d Ópwj oÙcˆ kaˆ tÕn ¼lion yáis prohibido también al Sol que los alumbre,
kekwlÚkate katal£mpein aÙtoÚj· ya que él es asimismo fuego, y mucho más
ka…toi pàr kaˆ oátÒj ™sti polÝ divino y ardiente. ¿También, acaso, lo
qeiÒterÒn te kaˆ purwdšsteron. À inculpáis de disipar vuestra propiedad?
k¢ke‹non a„ti©sqe æj spaqînta Ømîn tÕ
ktÁma;
E‡rhka. sfë dš, ð `ErmÁ kaˆ He dicho. Vosotros, Hermes y Hefesto, si
“Hfaiste, e‡ ti m¾ kalîj e„rÁsqai doke‹, estimáis que en algo no he hablado bien,
dieuqÚnete kaˆ ™xelšgcete, k¢gë aâqij corregidme y refutadme, que yo volveré de
¢polog»somai. nuevo a mi defensa.

ERMHS
20 OÙ ·®dion, ð Promhqeà, prÕj oÛtw 20 HERMES. — No es fácil, Prometeo, litigar
genna‹on sofist¾n ¡mill©sqai· pl¾n con un sofista tan excelente. Alégrate, no
¢ll¦ ênhso, diÒti m¾ kaˆ Ð ZeÝj taàta obstante, de que Zeus no haya escuchado tus
™p»kousš sou· eâ g¦r oda, ˜kka…deka palabras, pues estoy bien seguro de que
gàpaj ¨n ™pšsthsš soi t¦ œgkata habría mandado dieciséis buitres 31 a sacarte
™xair»sontaj· oÛtw deinîj aÙtoà las vísceras: tan duramente le has acusado so
kathgÒrhkaj ¢pologe‹sqai dokîn. pretexto de defenderte. Pero lo que me
™ke‹no dš ge qaum£zw, Ópwj m£ntij ín sorprende es que, siendo adivino, no
oÙ proeg…gnwskej ™pˆ toÚtoij previeses que ibas a ser castigado por todos
kolasqhsÒmenoj. estos motivos.

PROMHQEUS
'Hpist£mhn, ð `ErmÁ, kaˆ taàta mn PROMETEO. — Lo sabía, Hermes, como sé
kaˆ Óti ¢poluq»somai aâqij oda, kaˆ también que volveré a ser libre: no tardará en
½dh gš tij ™k Qhbîn ¢f…xetai sÕj venir alguien de Tebas, hermano tuyo 32, a
¢delfÕj oÙk e„j makr¦n katatoxeÚswn abatir con sus flechas el águila cuya venida
Ön f¾j ™pipt»sesqa… moi tÕn ¢etÒn. sobre mí anuncias.

ERMHS
E„ g¦r gšnoito, ð Promhqeà, taàta HERMES. — Así ocurra, Prometeo, y pueda
kaˆ ™p…doim… se lelumšnon, koinÍ sÝn verte liberado, participando de nuestro festín,

30 Ilíada I 317.
31 Hipérbole ya presente en Zeus confundido 17.
32 Heracles.
¹m‹n eÙwcoÚmenon, oÙ mšntoi kaˆ mas sin repartir nuestra carne.
kreanomoànt£ ge.
PROMHQEUS
21 Q£rrei· kaˆ suneuwc»somai Øm‹n kaˆ 21 PROMETEO. — Confía en ello. Participaré
Ð ZeÝj lÚsei me oÙk ¢ntˆ mikr©j en vuestros festines y Zeus me liberará a
eÙerges…aj. cambio de un favor nada trivial.

ERMHS
T…noj taÚthj; m¾ g¦r Ñkn»sVj e„pe‹n. HERMES. — ¿De qué se trata? No dudes en
decirlo.

PROMHQEUS
Osqa, ð `ErmÁ, t¾n Qštin; ¢ll' oÙ PROMETEO. — ¿Conoces a Tetis, Hermes?
cr¾ lšgein· ful£ttein g¦r ¥meinon tÕ Mas no debo decirlo. Es mejor guardar el
¢pÒrrhton, æj misqÕj e‡h kaˆ lÚtra moi secreto, para que sea mi paga y precio del
¢ntˆ tÁj katad…khj. rescate a cambio de esta condena 33.

ERMHS
'All¦ fÚlatte, ð Tit£n, e„ toàt' HERMES. — Guárdalo, titán, si ello es lo
¥meinon. ¹me‹j d ¢p…wmen, ð “Hfaiste· mejor. Vámonos nosotros, Hefesto, que ya se
kaˆ g¦r ½dh plhs…on oØtosˆ Ð ¢etÒj. acerca el águila. (A Prometeo.) Resiste con
ØpÒmene oân karterîj· e‡h dš ge ½dh soi ánimo fuerte. Ojalá aparezca pronto el
tÕn Qhba‹on Ön f¾j toxÒthn ™pifanÁnai, arquero tebano 34 de que hablas, a librarte de
æj paÚseiš se ¢natemnÒmenon ØpÕ toà ser despedazado por el ave.
Ñrnšou.

33 El secreto consistía en advertir a Zeus, en el momento oportuno, que, de consumar su proyectada unión
carnal con Tetis, hija de Nereo y Doris, le nacería un hijo que habría de destronarle, al igual que él hiciera
con Crono (cf. Diálogos de los dioses 1).
34 Según la leyenda, Alcmena dio allí a luz a Heracles.

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