Derecho Civil I Grado
Derecho Civil I Grado
Derecho Civil I Grado
Esta clasificación atiende particularmente a los sujetos de la relación jurídica regulada y a la calidad
en la cual actúan.
Normas de Dº público son aquellas que, teniendo un preponderante interés colectivo, regulan la
organización y actividad del Eº y demás entes públicos menores, sus relaciones entre sí o con los
particulares.
Lo importante de esa clasificación es que el Estado actúa con imperio, es decir de una potestad
pública.
Normas de Dº privado son aquellas que regulan las relaciones de los particulares entre sí y de
éstos con el Estado, cuando actúa como sujeto de Dº privado.
Cuando se tratan de normas de derecho privado, existe un plano de igualdad entre los sujetos de
derecho.
Si el Estado es uno de estos sujetos, no actúa con imperio, sino como un particular en un plano de
igualdad.
Normas de orden público y normas de orden privado.
Esta clasificación atiende a la posibilidad o imposibilidad de que los sujetos descarten una norma para
ser regidos por otras que ellos mismos se den o elijan.
Son de orden público las normas que, para los supuestos que consideran, imponen
necesariamente su propia regulación, sin permitir a los particulares prescindir de ella y establecer
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otra prescripción diversa. La situación o relación forzosamente debe ser regulada por esa norma (Son
inderogables por la voluntad de las partes y sus dºs irrenunciables).
Son de orden privado las normas que, para los supuestos que consideran, fijan una regulación sólo
aplicable si los particulares no toman la iniciativa de disponer diferentemente. Esto quiere decir que
su aplicación queda a merced de los interesados, no que no tengan imperatividad.
a) Dº Constitucional
Es aquel que regula la organización fundamental y los poderes públicos del Eº y determina sus
respectivas atribuciones.
b) Dº Administrativo
Es aquella rama del Dº público que regula el funcionamiento de diversos servicios públicos, y las
relaciones de éstos con los particulares.
c) Dº Penal
Es el conjunto de normas jurídicas que determinan el delito y la pena aplicable al delincuente.
d) Dº Procesal
Es el conjunto de normas jurídicas relativas a la función jurisdiccional del Eº, ha sido conceptualizado
como un Dº adjetivo que sigue la suerte del Dº sustantivo, y así distinguimos un Dº procesal civil, un
Dº procesal penal, un Dº procesal administrativo y un Dº procesal del trabajo.
e) El Dº internacional público Es aquel que regula las acciones entre los Estados, y establece
sus derechos y deberes recíprocos.
Las ramas del Dº privado nacional son las sgtes:
a) Dº civil
b) Dº comercial o mercantil
Se relaciona con las normas jurídicas en el comercio y de los comerciantes entre sí.
c) Dº de minería
Es el conjunto de normas jurídicas que regula la constitución, desenvolvimiento y caducidad de la
propiedad minera y las relaciones de los particulares entre sí relativas a esta actividad.
d) Dº del trabajo
Es el conjunto de normas jurídicas que regulan las relaciones entre empleadores y trabajadores y
de éstos con el Eº, con motivo del cumplimiento del trabajo subordinado. Es un Dº privado de
orden público, por lo tanto, es inalterable por las partes y sus derechos son irrenunciables.
e) Dº agrario
Es el conjunto de normas jurídicas que regula las actividades que dicen relación con la agricultura,
y comprende el régimen legal de la caza, pesca y aguas; las bases del Dº agrario se encuentran
en el Dº civil.
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f) El Dº internacional privado
Es el conjunto de normas jurídicas que dirimen los conflictos de leyes de distintos Estados,
cuando una relación jurídica se desenvuelve bajo distintas soberanías.
1) Du pasquieu
Dº civil es aquella rama del Dº privado que determina las consecuencias esenciales de los
principales hechos y actos de la vida humana (nacer, contraer matrimonio, morir) y las relaciones
pecuniarias del hombre con sus semejantes.
2) Rafael Rogina Villegas
El Dº civil es aquella rama del Dº privado que regula los atributos de las personas físicas y
morales, y las relaciones de orden económico entre los particulares y entre éstos y el Eº , cuando
el Eº actúa como sujeto de Dº privado y que no tengan contenido mercantil, agrario u obrero.
3)Stichkin
El Dº civil es el conjunto de normas generales y comunes que rigen las relaciones de los
particulares entre sí y de los particulares con personas jurídicas de Dº público, cuando éstas
actúan como titulares de Dº privado.
4) Alassandri
El Dº Civil es el conjunto de principios y preceptos jurídicos sobre la personalidad, las relaciones
patrimoniales y de familia.
En términos más simples, El derecho civil se define como el derecho privado común, general
y supletorio.
Común y General: Rige las relaciones jurídicas ordinarias y más generales de las personas.
Las otras ramas del derecho privado constituyen normas especiales, pues prevalecen por sobre
las del derecho civil. (Principio de especialidad, artículos 4 y 13 Código Civil)
Supletorio: Cuando el derecho especial carece de regulación propia, se aplica el derecho civil a
falta de dicha norma.
Artículo 2º Código de Comercio: “En los casos que no estén especialmente resueltos por este
Código, se aplicarán las disposiciones del Código Civil”
Artículo 96 Código de Comercio: “Las prescripciones del Código Civil relativas a las obligaciones y
contratos en general son aplicables a los negocios mercantiles, salvas las modificaciones que
establece este Código”.
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Las instituciones fundamentales del derecho civil son la personalidad, la familia y el
patrimonio.
2) Dº de familia
Es el conjunto de normas jurídicas que regulan las relaciones personales y patrimoniales a que da
origen la familia. Es un Dº privado de orden público.
3) Dº patrimonial
Es el conjunto de normas jurídicas que regulan las relaciones pecuniarias o económicas entre los
particulares, y comprende el Dº de los Dºs reales y el Dº de las obligaciones.
4) Dº sucesorio
Es el conjunto de normas jurídicas que se ocupan de la suerte del patrimonio de una persona
después de su fallecimiento.
Un Código es toda ordenación sistemática, metódica y lógica de normas legales relativas a una
determinada rama del derecho o a una parte de ella.
El derecho civil chileno está contenido en el Código Civil, obra del destacado jurista Andrés Bello,
el cual comenzó a regir el 1º de enero de 1857.
El Código Civil Chileno es una creación original, en que juntamente con los principios tradicionales
del Dº romano y canónico, se consultan la opinión de los jurisconsultos más ilustres, los
principios del Dº inglés y las codificaciones o proyectos más recientes que existían en la época:
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En materia de sucesiones se sigue la tradición española, con la excepción de los mayorazgos,
además a Bello le gustaba la libertad de testar.
MENSAJE
TITULO PRELIMINAR
LIBRO I DE LAS PERSONAS
LIBRO II DE LOS BIENES Y DE SU DOMINIO, POSESION, USO Y GOCE
LIBRO III DE LA SUCESION POR CAUSA DE MUERTE, Y DE LAS DONACIONES ENTRE VIVOS
LIBRO IV DE LAS OBLIGACIONES EN GENERAL Y DE LOS CONTRATOS
TITULO FINAL
Mensaje
En él se expone en una carta del ejecutivo al congreso, las fuentes de consulta del CC y materias
que trata.
Título preliminar
Consta de 53 artículos, en ellos se trata de la ley, su concepto, su promulgación, obligatoriedad,
efecto en el tiempo y en el espacio, su duración e interpretación.
Se definen las palabras de uso frecuente en las leyes; trata del parentesco y la representación
legal; define el dolo, la culpa, la fuerza mayor, la caución y las presunciones; señala la forma de
computar los plazos.
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Libro I
Trata de las personas naturales y jurídicas, del matrimonio, de la filiación y de la protección a los
incapaces mediante las guardas. Trata de los sujetos de Dº, o sea, las persona, estudiando, TB,
las relaciones directa de persona a persona, o sea, los Dºs de familia.
Libro II
Trata de los bienes y su dominio, posesión uso y goce. De los modos de adquirir el dominio, versa
sobre los Dºs patrimoniales, reales. Con los dºs reales se estudian TB las cosas, o sea; los objetos
de Dº.
Libro III
Trata de la sucesión por causa de muerte y de las donaciones entre vivos.
Libro IV
Trata los dºs personales, la teoría gral de las obligaciones, los contratos, la prestación de créditos
y la prescripción.
Título Final
Consta de un única artículo final que se refiere a la observancia del Código. Mantiene vigente las
leyes preexistentes sobre las pruebas de las obligaciones, sobre los procedimientos judiciales y
deberes de los ministros de fe, que sólo serán derogadas las disposiciones contrarias del CC.
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Los particulares son soberanos para ejecutar los AJ que estimen convenientes para determinar los
contenidos y efectos del AJ que celebren sólo si no es atentatorio a la ley, el orden público y las
buenas costumbres.
Este principio se traduce en:
a) Libertad de las partes para ejecutar los actos jurídicos que estimen convenientes y
dejar sin efecto, de común acuerdo, las obligaciones (art 1545, 1567).
Art. 1545. “Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser
invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”.
Art. 1567 Inciso 1. “Toda obligación puede extinguirse por una convención en que las partes
interesadas, siendo capaces de disponer libremente de lo suyo, consienten en darla por nula…”
Art. 12. “Podrán renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal que sólo miren al
interés individual del renunciante, y que no esté prohibida su renuncia”.
Art. 706. “La buena fe es la conciencia de haberse adquirido el dominio de la cosa por medios
legítimos, exentos de fraude y de todo otro vicio.
Así en los títulos translaticios de dominio la buena fe supone la persuasión de haberse recibido la
cosa de quien tenía la facultad de enajenarla, y de no haber habido fraude ni otro vicio en el acto
o contrato.
Un justo error en materia de hecho no se opone a la buena fe.
Pero el error en materia de derecho constituye una presunción de mala fe, que no admite prueba
en contrario”.
Significa que en el contrato cada una de las partes se entrega a la conducta leal de la otra, fía y
confía que su contraparte no lo engañará (art 1546)
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Art. 1546. “Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo
que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la
obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella”.
La legislación privada parte del concepto de que los particulares “están y actúan” de buena fe en
sus relaciones jurídicas. (art. 707)
Artículo 707: “La buena fe se presume, excepto en los casos en que la ley establece la presunción
contraria.
En todos los otros la mala fe deberá probarse”.
Existe una presunción general de buena fe en todo el ámbito del derecho privado”
3) La omnipotencia de la ley
En el mensaje se dice que es la ley la fuente fundamental del Dº, y la costumbre sólo constituye
Dº si la ley se remite a ella. (art 2 CC.)
Art. 2. “La costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella”.
La igualdad ante la ley constituye una garantía constitucional. En Chile no hay persona ni grupo
privilegiado, no hay esclavo y el que pise este territorio quedará libre,
Art. 55. “Son personas todos los individuos de la especie humana, cualquiera que sea su edad,
sexo, estirpe o condición. Divídense en chilenos y extranjeros”.
Art. 57. “La ley no reconoce diferencias entre el chileno y el extranjero en cuanto a la
adquisición y goce de los derechos civiles que regla este Código”.
5) Protección a la propiedad y libre circulación de los bienes (Art. 582 y 583 CC)
Art. 582. “El dominio (que se llama también propiedad) es el derecho real en una cosa corporal,
para gozar y disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra la ley o contra derecho ajeno.
La propiedad separada del goce de la cosa, se llama mera o nuda Propiedad”.
Art. 583. “Sobre las cosas incorporales hay también una especie de propiedad. Así, el
usufructuario tiene la propiedad de su derecho de usufructo”.
Protección a la propiedad= Una persona puede hacer lo que quiera con su propiedad, excepto si
sobrepasa la ley y el Dº ajeno. Constituye una garantía constitucional, el art 19 nº 24 de la
Constitución Política garantiza a las personas la protección y su Dº de la propiedad, sobre toda
clase de bienes corporales e incorporales.
Libre circulación de los bienes= El legislador postula que los bienes circulen libremente, es por
ello que el legislador mira con muy malos ojos el Eº de comunidad. El Eº de comunidad está
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establecido por la ley en ciertos casos, como por ejemplo: cuando fallece una persona se forma
una comunidad entre el cónyuge y los herederos. Eº de comunidad es la situación en que 2 o más
personas tiene dºs análogos sobre una cosa.
El enriquecimiento sin causa es aquel que no tiene motivo jurídico válido para haberse producido.
Ejemplo: en el pago de lo no debido (art 2295 inc 1º), si es que por error de hecho pago lo que
no debe o puede repetir lo pagado (obtener restitución de lo pagado).
Art. 2295. “Si el que por error ha hecho un pago, prueba que no lo debía, tiene derecho para
repetir lo pagado….”
7) La responsabilidad
En Dº público nos encontramos con responsabilidad del Eº, de los funcionarios públicos, con la
responsabilidad ministerial de los jueces y en materia penal la responsabilidad se traduce en una
pena, la responsabilidad civil es una respuesta económica, patrimonial (afecta el bolsillo, se
retribuye con una indemnización).
Es contractual cuando el deudor deja de cumplir dolosa o culposamente la obligación que le liga
al acreedor.
Delito civil es el hecho doloso que causa daño, Cuasidelito civil es el hecho culposo que causa
daño.
No es más grave la figura del delito civil que la del cuasidelito civil, porque la medida de
responsabilidad es la extensión del daño.
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II.- Teoría del Acto Jurídico
1.- CONSIDERACIONES PREVIAS.
1.1.- Definiciones:
Hecho Jurídico es todo suceso de la naturaleza o del hombre que produce efectos de derecho
(efectos jurídicos).
Hecho Simple o Material, es todo acontecimiento de la naturaleza o del hombre que no produce
efectos de derecho.
“Hecho simple o material es todo acontecimiento de la naturaleza o del hombre que no tiene
relevancia jurídica porque no acarrea el nacimiento, modificación o extinción de un derecho”.
Para que un hecho produzca efectos jurídicos es menester que la ley le haya atribuido tal virtud.
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Ejemplos:
a) Nacimiento: Señala el comienzo de la personalidad, es decir, de la aptitud para ser titular de
derechos.
b) Muerte: Marca el fin de la personalidad y entraña la transmisión del patrimonio del difunto.
c) El transcurso del tiempo: Adquisición o pérdida de los derechos por prescripción adquisitiva o
extintiva. Mayoría de edad.
d) Demencia: Efecto, priva de la capacidad de ejercicio.
A) Voluntarios: Son los hechos voluntariamente realizados por el hombre con la intención de
crear, modificar o extinguir derechos subjetivos.
Son aquellos hechos realizados con la intención de producir efectos jurídicos (Acto jurídico).
Ejemplos:
El contrato (venta, arrendamiento, sociedad).
El testamento.
El reconocimiento de un hijo.
Algunas veces se requieren diversos hechos, por ejemplo, Por ejemplo, la prescripción adquisitiva
(2492CC) abarca un supuesto complejo que abarca tres hechos: Posesión, inactividad o inercia del
propietario y transcurso del tiempo.
Son hechos voluntariamente realizados por el hombre sin la intención de crear, modificar o
extinguir derechos subjetivos. Es decir, sin la intención de producir efectos jurídicos.
Producen efectos jurídicos porque están predeterminados por el ordenamiento jurídico, como por
ejemplo, los delitos y los cuasidelitos.
En el mismo caso se encuentran los actos de los dementes e infantes (actividad humana sin
voluntad conciente) Art.. 723 y 2319 CC.
“El homicida mata voluntariamente, pero no ejecuta el hecho con la intención de recibir una pena
o de indemnizar a los parientes de la víctima, su voluntad sólo persigue la consumación del hecho
punible”.
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Por ejemplo, el hecho que el deudor no pague la obligación que contrajo acarrea su constitución
en mora y la respectiva indemnización de perjuicios,
La prescripción extintiva también supone dentro de sus hechos la inacción por parte de quien
tiene derecho a accionar.
Definición clásica:
Definiciones doctrinales:
“Los Actos Jurídicos son Actos voluntarios del hombre realizados con la intención de producir
ciertos efectos jurídicos queridos por su autor y reconocidos por el ordenamiento jurídico”.
(Williams Benavente)
“Acto Jurídico es aquella manifestación de voluntad que se hace con la intención de obtener un
efecto jurídico, que puede ser, crear, modificar, trasferir, transmitir o extinguir un derecho”
(Alessandri, Somarriva, Vodanovic)
“Acto Jurídico es una declaración de voluntad de una o más partes dirigida a un fin práctico
reconocido y protegido por el derecho objetivo”. (Alessandri, Somarriva, Vodanovic)
“Acto Jurídico es una manifestación de voluntad hecha con el propósito de crear, modificar o
extinguir derechos, y que produce efectos queridos por su autor o por las partes, porque el
derecho sanciona dicha manifestación de voluntad”. (Vial del Río)
1.- Es una manifestación de voluntad de una o más personas. Se diferencia de esta forma
con los hechos jurídicos propiamente tales, que son obra de la naturaleza.
2.- La intención de producir efectos jurídicos, que es una singularidad que diferencia los
hechos materiales del hombre (paseo, saludo) y de los hechos jurídicos involuntarios, es decir,
aquellos realizados sin la intención de producir efectos jurídicos como el delito y el cuasidelito.
Otras características:
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4. En el acto jurídico estamos en presencia de dos elementos: un elemento material (el acto
del sujeto), y un elemento voluntario físico (la voluntad encaminada a un fin).
Las doctrinas alemanas e italianas (doctrinas modernas) distinguen entre acto jurídico, negocio
jurídico y hecho jurídico. La diferencia con nuestra doctrina (doctrina clásica) es sólo
terminológica.
Para ellos acto jurídico es para lo que nosotros se denomina "hecho jurídico voluntario hecho por
el hombre sin la intención de producir efectos jurídicos". (acto jurídico del hombre, involuntario)
Para ellos hecho jurídico es para lo que nosotros es un hecho jurídico propiamente tal. (De la
naturaleza)
Para ellos negocio jurídico es lo que para nosotros corresponde a acto jurídico.
El código civil se ocupa del acto jurídico en el libro IV, que trata de las obligaciones en general y
de los contratos.
Especialmente trata del acto jurídico en el título II del mencionado libro, que lleva por epígrafe
"De los actos y declaraciones de voluntad".
Los actos jurídicos son susceptibles de clasificarse desde distintos puntos de vista:
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3.- Actos entre vivos y por causa de muerte.
Es aquel que para nacer a la vida jurídica requiere de la manifestación de voluntad de una sola
parte.
Son actos jurídicos bilaterales aquellos que para formarse necesitan del acuerdo de
las voluntades de una o más partes.
En el acto jurídico bilateral nos encontramos con voluntades divergentes (actúan en distinto
sentido). EJ: la compraventa
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Una “parte” puede estar constituida por una o más personas (1438 CC).
Parte es la persona o las personas que constituyen un sólo centro de interés, o sea la voluntad es
una. EJ: si Pedro, Juan y Diego son titulares de un Dº de crédito, éstos forman una sola parte
porque forman una comunidad de intereses.
Cuando la parte se forma por una sola persona, el acto jurídico se denomina simple;
Cuando la parte se forma por más de una persona, el acto jurídico se denomina complejo.
Esta clasificación se refiere a las voluntades necesarias para la formación del acto y no al número
de personas que deben intervenir para que el acto produzca sus efectos.
En general, nuestro código civil se refiere a “partes” cuando hace referencia a los actos jurídicos
bilaterales y a “autor” cuando se refiere a quien otorga un acto jurídico unilateral.
1.1.- Convención y Contrato:
La convención es el acto jurídico bilateral o “el acuerdo de voluntades que tiene por
objeto crear, modificar o extinguir derechos y obligaciones”.
Cuando este acuerdo tiene por objeto crear derechos y obligaciones se llama contrato.
(arrendamiento, compraventa)
Por ejemplo: El pago, es una convención, no es un contrato, ya que no tiene por objeto crear
obligaciones, sino por el contrario, su objeto es extinguirlas..
Art. 1438. Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar,
hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o muchas personas.
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Por ejemplo:
Art. 1437 CC: Las obligaciones nacen, ya sea del concurso real de las voluntades de dos o más
personas, como en los contratos o convenciones”
Además se critica el artículo 1438 del código civil, porque en el fondo no define ni contrato ni
convención, sino que está definiendo la prestación que constituye el objeto de la obligación. (dar,
hacer o no hacer)
Sin perjuicio de lo anterior, la crítica no tiene mayor importancia porque tanto el contrato como la
convención se rigen por las mismas reglas.
La expresión acto jurídico se reserva para designar los actos jurídicos unilaterales.
El contrato es siempre un acto jurídico "bilateral", porque para nacer a la vida del derecho
requiere de un acuerdo de voluntades o consentimiento.
Pero a su vez, “el contrato” puede ser unilateral o bilateral, atendiendo al número de
partes que se obligan.
Contrato unilateral: Es aquel en que una de las partes se obliga para con la otra que no
contrae obligación alguna.
Contrato bilateral: También llamado sinalagmático. Es aquel en que ambas partes se obligan
recíprocamente.
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Art. 1439. El contrato es unilateral cuando una de las partes se obliga para con otra que no
contrae obligación alguna; y bilateral, cuando las partes contratantes se obligan recíprocamente.
Esto es, los derechos y obligaciones que tienen contenido económico, son susceptibles de
apreciación pecuniaria, como por ejemplo: la compraventa, el arrendamiento, el pago, la
tradición, el mandato, etc.
2.1.- Actos patrimoniales a “titulo gratuito” y “a título oneroso”. (Art. 1440 CC)
Desde el punto de vista de la reciprocidad de las prestaciones, los actos jurídicos patrimoniales
pueden ser a título gratuito u oneroso.
a) A Título Gratuito: Es aquel que tiene por objeto la utilidad de una de las partes, sufriendo la
otra el gravamen.
En este caso una de las partes procura a la otra una ventaja sin percibir de ella ninguna
equivalente.
Ejemplo: La donación, porque tiene por objeto la sola utilidad del donatario; el mutuo sin
intereses, tiene por objeto la sola utilidad del mutuario.
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b) A Título Oneroso: Es aquel tiene por objeto la utilidad de ambas partes, gravándose una en
beneficio de la otra.
Cada Parte recibe una ventaja en cambio de la que procura a la otra parte. Implica
enriquecimiento y empobrecimiento recíproco para ambas partes
Por ejemplo: la compraventa, tiene utilidad para el vendedor y comprador; el mutuo con
intereses, porque tiene por objeto la utilidad del mutuante y del mutuario, el mutuante recibe los
intereses y el mutuario va aprovechar las cosas dadas en mutuo.
Art. 1440. El contrato es gratuito o de beneficencia cuando sólo tiene por objeto la utilidad de
una de las partes, sufriendo la otra el gravamen; y oneroso, cuando tiene por objeto la utilidad de
ambos contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro.
Esta es una clasificación que se efectúa con un criterio económico atendiendo a la parte en cuyo
objeto cede la utilidad del contrato. Tiene importancia desde distintos puntos de vista, por
ejemplo, Los contratos gratuitos generalmente se celebran en consideración a la persona, por lo
que son generalmente intuito persona, y en ellos el error en una persona vicia el
consentimiento, lo que acarrea la nulidad relativa del contrato.
B.1) Los actos o contratos onerosos se clasifican en conmutativos y aleatorios. (Art. 1441
CC)
Acto o Contrato oneroso conmutativo: es aquel en que las prestaciones se miran como
equivalentes, aunque no lo sean. EJ: la compraventa es por regla gral. un contrato conmutativo.
Acto o Contrato oneroso aleatorio: es aquel en que la equivalencia de las prestaciones consiste
en una contingencia incierta de ganancia o pérdida.
EJ: contrato de juego, la apuesta, contrato de seguros.
Art. 1441. El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se obliga a dar o
hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe dar o hacer a su vez; y
si el equivalente consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida, se llama aleatorio.
Esta clasificación tiene mucha importancia, porque cuando la falta de equivalencia en las
prestaciones es considerable, podemos estar frente a la lesión, consistente en el perjuicio que
experimenta una de las partes con motivo de la desproporción en las prestaciones.
Según la época en que surten sus efectos, los actos jurídicos también se clasifican en actos entre
vivos y por causa de muerte (mortis causa).
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A) Actos jurídicos por causa de muerte son aquellos que producen plenos efectos después de
la muerte de su autor.
Son aquellos en que la muerte del sujeto que los otorga es supuesto necesario para que ellos
produzcan efectos. EJ: el testamento. Art. 999 CC.
Art. 999. El testamento es un acto más o menos solemne, en que una persona dispone del todo
o de una parte de sus bienes para que tenga pleno efecto después de sus días, conservando la
facultad de revocar las disposiciones contenidas en él, mientras viva.
B) Actos jurídicos entre vivos son todos los demás actos en que la muerte no es necesaria
para que produzcan efectos.
1) Solemnes:
“Son aquellos actos jurídicos en que la ley, en consideración a la naturaleza del acto,
exige ciertas formalidades indispensables para su existencia”
Son aquellos actos jurídicos en que el consentimiento o la voluntad que da origen al acto debe
manifestarse a través de una determinada solemnidad.
Si se omite una solemnidad o formalidad que la ley exige con atención a la naturaleza del acto,
adolece de nulidad absoluta. (art. 1682 CC)
Art. 1554. “La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo que
concurran las circunstancias siguientes:
1. Que la promesa conste por escrito;
2. Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaran ineficaces;
3. Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la celebración del contrato;
4. Que en ella se especifique de tal manera el contrato prometido, que sólo falten para que sea
perfecto, la tradición de la cosa, o las solemnidades que las leyes prescriban.
Concurriendo estas circunstancias habrá lugar a lo prevenido en el artículo precedente”.
Otro ejemplo es el testamento (art. 999 CC), el matrimonio (art. 102). (en los actos de familia la
regla gral. es la solemnidad).
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2) No formales o Consensuales :
Son aquellos actos jurídicos en que la voluntad o el consentimiento puede manifestarse
válidamente de cualquier modo, sin sujeción a ninguna solemnidad.
“Son aquellos que se perfeccionan por la simple manifestación de voluntad dirigida a producir
efectos jurídicos”
La regla gral. es que los actos sean consensuales. No ocurría así en el Dº romano, porque la
generalidad de los actos jurídicos tenían el carácter de solemne. Los romanos no eran afectos a
las abstracciones y eran esclavos de la forma, con el desarrollo de la cultura, de la escritura y con
la complejidad de la vida, los actos dejaron de ser solemnes para pasar a ser consensuales.
Si un acto solemne por mandato de ley no cumple con las solemnidades se sanciona con la
nulidad absoluta. (art. 1682 CC)
Si un acto es solemne por voluntad de las partes, el acto puede producir sus efectos aunque no
se cumpla con las formalidades si se ejecutan hechos que importen la renuncia de éstas (art.
1802 CC)
“Es aquel que da inmediatamente nacimiento a un derecho, cuyo ejercicio puede ser inmediato y
su duración indefinida. Sus efectos no están sujetos a alteración por circunstancia alguna ni
cláusula particular”.
En términos más sencillos, un acto puro y simple es aquel que no está sujeto a
modalidades.
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2) Actos jurídicos sujetos a modalidad:
Son aquellos que no producen sus efectos de acuerdo a la normalidad, sino que sus efectos van a
ser alterados por las modalidades que las partes o la ley han introducido.
“Es aquel sujeto en sus efectos a circunstancias o cláusulas restrictivas, llámese plazo,
condición o modo”.
Las Modalidades son ciertas cláusulas particulares que pueden ser insertadas en los actos
jurídicos para modificar sus efectos, sea desde el punto de vista de la existencia, ejercicio o
extinción de los derechos que de ellos resultan.
El plazo: hecho futuro y cierto del cual depende la existencia o extinción de un derecho.
Puede ser suspensivo o resolutorio.
La condición: hecho futuro e incierto del cual depende la existencia o extinción de un derecho.
También puede ser suspensivo o extintivo.
El modo: es una carga establecida para los actos jurídicos a título gratuito con el fin de limitar el
derecho del acreedor o adquirente de la liberalidad.
Ejemplo: te dono cien millones de pesos, con la obligación que anualmente dones medio millón de
pesos al hogar de cristo.
Te presto mi automóvil, pero sólo para que lo ocupes en la ciudad de Santiago.
Atendiendo según puedan o no subsistir por sí mismos, los actos jurídicos se clasifican en
principales y accesorios. (1442 CC)
El acto jurídico es principal cuando subsiste por sí mismo, sin necesidad de otro.
El acto goza de autonomía respecto a otros actos.
EJ: la compraventa, el testamento, el arrendamiento, el mutuo.
Es aquel que tiene por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación principal, de manera
que no pueda subsistir sin ella.
Es aquel que está ligado a otro acto jurídico, sin el cual no puede subsistir, porque existe en
función o en razón del acto principal.
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Estas son cauciones o garantías: la prenda, la fianza, la hipoteca. Tienen por objeto garantizar
el cumplimiento de una obligación principal de manera que sin ella no pueden subsistir. EJ: Pedro
me presta 10 millones de pesos, y yo para garantizar la obligación que tengo, “de restituir a Pedro
los 10 millones de pesos”, constituyo hipoteca sobre un inmueble de mi dominio. El mutuo que
celebré con Pedro es un contrato principal, pero la hipoteca es un contrato accesorio, porque
tiene por objeto garantizar la obligación mía de restituir a Pedro los 10 millones de pesos y sin ella
no puede subsistir. Art. 2516 CC (prescripción de la acción hipotecaria)
Esta clasificación tiene importancia para determinar la extinción de unos y otros de acuerdo al
aforismo que dice: “lo accesorio sigue la suerte de lo principal, pero no lo principal la suerte de lo
accesorio”.
EJ: las capitulaciones matrimoniales que son dependientes del matrimonio, (en caracteres muy
generales, son estipulaciones de carácter patrimonial que celebran los esposos antes de contraer
matrimonio o en el acto de su celebración). Art. 1715, 1716 CC.
Atendiendo según si el acto jurídico está o no reglamentado por la ley, se clasifica en típicos o
atípicos.
“Son aquellos configurados y estructurados por la ley con caracteres propios y peculiares” .
2) Atípicos o innominados: son aquellos que no están reglamentados en la ley y son producto
de la autonomía de la voluntad.
Por el principio de la autonomía de la voluntad las partes son soberanas para ejecutar los actos
jurídicos que estimen convenientes, para determinar sus efectos o alterarlos de la manera que
estimen conveniente, siempre que no vayan contra la ley, el orden público y las buenas
costumbres o moral.
Existe gran cantidad de actos jurídicos atípicos, EJ: el contrato de estacionamiento, el contrato de
arrendamiento de caja de seguridad.
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8.- Actos constitutivos, declarativos y traslaticios.
Atendiendo al derecho de dominio, los actos jurídicos se clasifican en constitutivos, declarativos y
traslaticios.
1) Acto jurídico constitutivo:
Es aquel mediante el cual se crea un derecho.
“Son los que crean un derecho nuevo o una situación jurídica nueva”
EJ: ART 606, la ocupación, que se define como el modo de adquirir el dominio de las cosas que
no pertenecen a nadie, cuya adquisición no está prohibida por las leyes chilenas o por el derecho
internacional y que consiste en la aprehensión de las cosas con el ánimo de adquirirlas. La
adquisición es un acto constitutivo en materia posesoria.
Art. 606. Por la ocupación se adquiere el dominio de las cosas que no pertenecen a nadie, y cuya
adquisición no es prohibida por las leyes chilenas, o por el Derecho Internacional.
“Son los que no hacen nacer un derecho nuevo o una situación jurídica nueva, sino que se limitan
a reconocer el derecho o la situación anterior preexistente”.
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2.- Los actos jurídicos de ejecución diferida, son aquellos cuyos efectos se van cumpliendo
progresivamente, en el plazo estipulado por las partes o el que corresponda a la naturaleza de la
obligación (en este último caso, estamos ante un plazo tácito, definido por el artículo 1494 como
el indispensable para cumplir la obligación).
Ejemplo, un contrato de compraventa en el que se pacta que el precio se pagará en cierto plazo.
3.- Los actos jurídicos de tracto sucesivo son aquellos que en el período de tiempo
establecido por la ley o acordado por las partes, van renovando sus efectos.
El contrato se cumple íntegramente, pero acto seguido se renuevan sus efectos. Ejemplos:
contratos de arrendamiento o de sociedad.
Estos contratos suelen llevar una cláusula en cuya virtud sus efectos se van renovando por
períodos similares, salvo voluntad contraria de las partes. Cuando se verifica la renovación, se
habla de “tácita reconducción”.
4.- Los actos jurídicos de duración indefinida, suponen que el contrato se celebra sin pactar
un plazo extintivo, y con la intención de que la relación jurídica permanezca en el tiempo.
Se clasifican de tal forma atendiendo a la extensión de las facultades que conceden a las personas
que actúan en interés de otras.
Tales personas son los mandatarios, los tutores, los curadores, los albaceas, etc.
1.- Actos de administración son aquellos que tienden a la conservación e incremento del
patrimonio (Art.. 391-393, respecto de los guardadores).
2.- Actos de disposición son aquellos que permiten al titular disminuir el patrimonio o el
conjunto de bienes que tiene a su cargo, mediante enajenaciones que escapan del giro ordinario
de la administración (el administrador de un predio agrícola podría por ejemplo enajenar lo frutos
o productos, pero no una parte del predio).
1.-Los actos o contratos verdaderos son aquellos que reflejan la verdadera voluntad de las
partes.
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2.- Los actos o contratos simulados pueden implicar una hipótesis de simulación absoluta o
relativa.
Mediante la simulación absoluta, las partes fingen ejecutar o celebrar un acto o contrato, cuando
en realidad no pretenden materializar ninguno (por ejemplo, el deudor que para evitar el embargo
de sus bienes, simula vendérselos a un tercero).
Mediante la simulación relativa, las partes simulan ejecutar o celebrar un acto o contrato distinto
al que verdaderamente están ejecutando o celebrando (por ejemplo, las partes simulan celebrar
un contrato de compraventa, cuando en verdad hay una donación).
Art. 1444. Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de su
naturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las
cuales o no produce efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente; son de la naturaleza
de un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin necesidad de
una cláusula especial; y son accidentales a un contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le
pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales.
No obstante que este art. se ocupa de los elementos esenciales, de la naturaleza, y accidentales
de los contratos, esto se aplica en los actos jurídicos.
En consecuencia, en todo acto jurídico y en todo contrato podemos distinguir elementos que son
de su esencia, elementos que son de su naturaleza, y elementos puramente accidentales.
Son aquellos sin los cuales el contrato no produce efecto alguno o degenera en otro distinto.
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b) Elementos de la esencia propios de ciertos actos y contratos:
Son los que se denominan elementos especiales, son aquellos que tipifican el acto o contrato de
que se trata y aquellos que determinan la naturaleza del acto o contrato de que se trata.
EJ: los elementos esenciales que nos permiten distinguir entre compraventa y otro acto o
contrato, son: el precio y la cosa.
Consecuencias:
Si falta un elemento de la esencia general. acarrea la nulidad absoluta del acto o contrato.
La ausencia de un elemento esencial especial acarrea la nulidad absoluta del acto o contrato
o su derivación en otro distinto con una calificación jurídica distinta de la que le han dado las
partes.
Se explica en que “los contratos son lo que son” de acuerdo a su naturaleza, los
contratos no son lo que las partes dicen, porque las partes pueden errar.
Si las partes califican de depósito un contrato en que se entrega la custodia de una cosa, y se
paga una remuneración por esa custodia ese contrato nunca fue depósito, ese contrato es un
arrendamiento de servicios, o sea, cambia la calificación jurídica que le han dado las partes.
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Son aquellos que no siendo esenciales al acto o contrato, se entienden pertenecerles, sin
necesidad de cláusula especial. A la inversa, para que dejen de pertenecerle, requieren de una
cláusula especial.
Ejemplo:
a) La condición resolutoria tácita queda envuelta en todo contrato bilateral, en conformidad al
ART 1489 CC. De no cumplirse por las partes lo pactado, puede el otro contratante pedir a su
arbitrio la resolución por cumplimiento del contrato, en ambos casos con indemnización de
perjuicios.
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por
uno de los contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento
del contrato, con indemnización de perjuicios.
Son aquellos que ni esencial ni naturalmente pertenecen al acto jurídico, y se le incorporan por
medio de cláusulas especiales, de tal manera el acto jurídico es plenamente eficaz.
Tienen por objeto “alterar” los efectos normales que el acto jurídico está llamado a producir, y
sólo van a pertenecer al acto jurídico cuando sean expresamente estipulados.
Ejemplos:
Las modalidades que tienen por objeto alterar los efectos normales ordinarios. Plazo, condición,
modo.
Existen ocasiones en que las modalidades son elementos esenciales (no accidentales) del acto o
contrato, por ejemplo, en el caso del fideicomiso:
Art. 733. Se llama propiedad fiduciaria la que está sujeta al gravamen de pasar a otra persona,
por el hecho de verificarse una condición.
La constitución de la propiedad fiduciaria se llama fideicomiso.
Este nombre se da también a la cosa constituida en propiedad fiduciaria.
La translación de la propiedad a la persona en cuyo favor se ha constituido el fideicomiso, se
llama restitución.
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Son aquellos que necesariamente deben existir para que el acto jurídico nazca a la vida del
Derecho.
a) Voluntad o consentimiento
b) Objeto
c) Causa
d) Solemnidades en los casos que la ley establece.
Nota: La inexistencia.
Nulidad absoluta si es una omisión de un requisito de validez que se exige en consideración del
acto en sí mismo, y no a la calidad o estado de las personas que lo ejecutan o acuerdan.
Son aquellos que deben concurrir para que el acto jurídico sea eficaz.
Estos son:
La omisión de un requisito de validez acarrea la nulidad absoluta o relativa del acto jurídico.
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Esta distinción de requisitos de existencia y validez ha sido criticada por la doctrina
por que se dice que el CC no la contempla, ya que nuestro código civil sólo contempla los
Requisitos de validez, porque el ART 1445 CC establece que para que una persona se obligue, por
un acto o declaración de voluntad es necesario:
Art. 1445. Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es
necesario: 1.° que sea legalmente capaz; 2.° que consienta en dicho acto o declaración y su
consentimiento no adolezca de vicio; 3.° que recaiga sobre un objeto lícito; 4.° que tenga una
causa lícita.
La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar por sí misma, y sin el ministerio
o la autorización de otra.
En realidad los Requisitos de validez llevan en sí los Requisitos de existencia, porque para que
haya voluntad exenta de vicios, se requiere previamente que exista voluntad. Sólo si existe
voluntad puede existir voluntad exenta de vicios.
Esta distinción entre requisitos de existencia y validez tiene importancia para los
efectos de la sanción, porque como ya dijimos anteriormente, ésta es distinta para los que
creen o no en la doctrina de la inexistencia.
a.- La Voluntad
LA VOLUNTAD:
1.- Concepto:
La voluntad en sentido genérico es la actitud o disposición moral para querer hacer algo.
Según el profesor Avelino León Hurtado la voluntad es la facultad o intención decidida de hacer o no
hacer lo que deseamos.
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Consentimiento: acuerdo de voluntades de dos o más personas dirigido a lograr un resultado
jurídico.
2.1.- La voluntad es requisito de existencia del acto jurídico: Es un requisito del acto jurídico sin el
cual no puede nacer a la vida del derecho. No puede formarse.
Nota: Requisitos para que la voluntad sea eficaz: ( requisito de validez del acto jurídico)
a) Debe ser emitida por una persona capaz
b) Debe estar exenta de vicios.
Pare que sea considerada por el Derecho es necesario que la voluntad se proyecte externamente,
que se declare o manifieste.
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Es indispensable que estos hechos o circunstancias sean inequívocos o unívocos, es decir, que
necesariamente lleven a la conclusión de que existe voluntad, es decir, que no admitan la
posibilidad de interpretaciones diversas.
Ej.: Entrar a una tienda, tomar una cosa y pedirle al dependiente que lo envuelva, hace presumir
que mi voluntad es comprar aquella cosa.
1º El hecho que supone la manifestación de la voluntad debe ser concluyente (por ejemplo, art.
1241, aceptación de una herencia).
2º El hecho debe ser inequívoco: es decir, que no pueda ser interpretado de manera diferente
(por ejemplo, el mismo art. 1241; o artículo 1956, en el contrato de arrendamiento de un
inmueble, cuando opera la “tácita reconducción”.
Nuestro código acepta la voluntad tácita, así por ejemplo en el ART 1241 CC que nos dice: "La
aceptación de una herencia puede ser expresa o tácita. Es expresa cuando se toma el título de
heredero; y es tácita cuando el heredero ejecuta un acto que supone necesariamente su intención
de aceptar, y que no hubiera tenido derecho de ejecutar, sino en su calidad de heredero.“
La aceptación del mandato, puede ser expresa o tácita, así lo establece el ART 2124 CC que nos
dice: "El contrato de mandato se reputa perfecto por la aceptación del mandatario. La aceptación
puede ser expresa o tácita.
Jurídicamente la voluntad expresa y tácita tienen el mismo valor, es decir, para que la voluntad
produzca sus efectos, pueden manifestarse expresa o tácitamente. A menos que la ley exija
una manifestación de voluntad expresa, pero en principio y por regla general ambas tienen
el mismo valor.
Hay ciertos casos en que la ley exige, excepcionalmente, una manifestación expresa de voluntad:
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1º Art. 1511, 3º: la solidaridad debe ser expresamente declarada en todos los casos en que no la
establece la ley; no hay solidaridad tácita del deudor.
2º Art. 1946, contrato de arrendamiento: para ceder o subarrendar, se requiere una facultad
expresa.
Nota: Inversa es la solución en el marco de la Ley número 18.101 sobre arrendamiento de predios
urbanos, en el caso de inmuebles destinados a la habitación con plazo fijo superior a un año: en
ella, conforme al artículo 5º, el arrendatario siempre podrá subarrendar, salvo cláusula expresa
que se lo prohíba; en este último caso, el arrendatario podrá poner término anticipado al contrato
sin la obligación de pagar la renta por el período que falte.
4º Art. 1023, relativo al testamento cerrado: se exige una declaración de viva voz del testador,
para que todos oigan, vean y entiendan que en la escritura presentada por el testador, se
contiene su testamento.
5º Artículo 1635, para que opere novación por cambio de deudor, debe mediar voluntad expresa
del acreedor. (R.1628 CC)
6° Artículo 1642, para que opere la reserva de las cauciones, se requiere que así lo convengan
expresamente acreedor y deudor.
7° Artículo 2347, la constitución de la fianza supone una voluntad expresa. (R.2335 CC)
8° Artículo 1733, el ánimo de subrogar un inmueble por otro inmueble o un inmueble por valores,
ha de ser expreso.
9° Artículo 1547, para que el deudor tome a su cargo el caso fortuito o la fuerza mayor.
10° Artículo 1517, respecto de la renuncia de la solidaridad hecha por el acreedor, cuando se
trata del pago de pensiones periódicas futuras (en cambio, puede ser también tácita la renuncia,
cuando se trata de pensiones periódicas ya devengadas, o sea, que ya se hicieron exigibles pero
aún no se han pagado).
11° Artículo 18 Ley de Matrimonio Civil: para contraer matrimonio ante el Oficial del Registro Civil,
los contrayentes deben declararlo expresamente.
Lo mismo acontece con aquél celebrado ante un ministro de culto de una entidad religiosa de
derecho público.
12º El caso del ART 1465 CC que nos dice: "El pacto de no pedir más en razón de una cuenta
aprobada, no vale en cuanto al dolo contenido en ella, si no se ha condonado expresamente. La
condonación del dolo futuro no vale.“
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Este caso nos explica que no puede renunciarse anticipadamente a los efectos del dolo, pero
puede renunciarse al dolo presente y pretérito, y esta renuncia debe ser expresa.
Nota: ART 44 CC, inc. final nos dice: "El dolo consiste en la intensión positiva de inferir injuria a
la persona o propiedad de otro.“
13º En los actos jurídicos solemnes, porque la voluntad debe manifestarse a través de las
solemnidades que la ley prescribe en atención a la naturaleza del acto.
Las “partes” pueden convenir también que para ciertos actos, se requiera una declaración
explícita de voluntad. (pp. Autonomía de la voluntad)
Hay autores que distinguen una tercera forma de declarar la voluntad denominada “voluntad
presunta”.
Una determinada conducta del sujeto se considera en cierto casos por la ley como una
declaración de voluntad en determinado sentido.
La ley, la convención o el juez, establecen ciertas circunstancias bajo las cuales la inactividad de
la persona, determina la manifestación de voluntad.
1° Art. 1767 (el no hacer nada, presume que la mujer no renuncia a los
gananciales);
2° Art. 1233 (en la sucesión por causa muerte, el asignatario constituido en mora de declarar si
acepta o repudia una herencia o legado, se entenderá que repudia);
3° Artículo 666 (en la accesión de mueble a inmueble, dispone el Código que el que haya tenido
conocimiento del uso que de una materia suya se hacía por otra persona, se presumirá haberlo
consentido y sólo tendrá derecho a su valor);
4° Artículo 1718, en la sociedad conyugal (a falta de pacto en contrario se entenderá, por el mero
hecho del matrimonio, contraída la sociedad conyugal).
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5° Artículo 135, inciso 2°, respecto de quienes han contraído matrimonio en el extranjero,
presumiéndose que están separados totalmente de bienes, a menos que al inscribirlo en Chile,
pacten sociedad conyugal o régimen de participación en los gananciales.
Hablando del "silencio", existe un adagio social que dice: "el que calla otorga", pero para el
Derecho no tiene ninguna importancia.
Por regla general, el silencio NO constituye manifestación de voluntad, dado que no implica en sí
afirmación o negación. Lo único que se exterioriza es la voluntad de guardar silencio.
En el ámbito jurídico, el que guarda silencio "nada dice", sin embargo, esto es una regla general
porque tiene excepciones.
A.- Caso de precario, ART 2195, esto es, la tenencia de una cosa, por ignorancia o mera
tolerancia del dueño. El silencio del dueño, hace presumir que éste consiente que un tercero
detente la cosa sin título alguno, lo que por cierto, no impide al dueño reclamarla en cualquier
momento).
B.- El caso del ART 2125 CC, en que el código se pone en el caso de personas que por su
profesión u oficio se encargan de manejar negocios ajenos (corredores de bolsa, corredores de
propiedades, abogados).
Art. 2125. Las personas que por su profesión u oficio se encargan de negocios ajenos, están
obligadas a declarar lo más pronto posible si aceptan o no el encargo que una persona ausente
les hace; y transcurrido un término razonable, su silencio se mirará como aceptación.
Aun cuando se excusen del encargo, deberán tomar las providencias conservativas urgentes
que requiera el negocio que se les encomienda.
Estas personas deben aceptar de pronunciarse acerca de si aceptan o repudian el encargo que
una persona ausente les hace; y si no lo hacen dentro de un término razonable, su silencio se
mira como aceptación.
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Para que se aplique el ART 2125 CC deben concurrir los siguientes requisitos:
1.- Debe tratarse de personas que por su profesión u oficio, se encargan de gestionar negocios
ajenos.
2.- El que hace la oferta (el que encargó el negocio) debe encontrarse en un lugar distante y
distinto de la persona a quien se dirige la oferta, y en este caso transcurrido un término razonable
su silencio se mira como aceptación.
Ejemplo:
La cláusula de prórroga automática, en los contratos de sociedad y arrendamiento. (El contrato se
celebra con un determinado plazo, si ninguno manifiesta su voluntad de ponerle término, el
contrato se entiende tácitamente prorrogado por un período igual).
Fuera de los casos contemplados en la ley, el silencio, según la opinión general, constituye una
manifestación de voluntad cuando va acompañado de otras circunstancias que permitan
considerarlo, sin ambigüedades, como la expresión de la voluntad de una persona. Esto es lo que
se llama el silencio circunstanciado.
Así, la existencia entre las partes de relaciones o negocios anteriores o de un contrato que está en
ejecución es considerada por la jurisprudencia francesa como una circunstancia que autoriza para
interpretar como aceptación el silencio del destinatario hacia su cliente habitual que le pide o le
envía mercaderías o le hace un encargo comprendido en esas relaciones.
Existen otros efectos del silencio en materia jurídica:
Ejemplo:
Caso del ART 2314 CC que nos dice: "El que ha cometido delito o cuasidelito que ha inferido daño
a otro, es obligado a la indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el
delito o cuasidelito". (El que debiendo hablar calla con dolo o con negligencia y causa daño a otro,
comete un delito o cuasidelito civil y debe indemnizar el daño causado, basado en el artículo
anterior).
2) El silencio puede originar responsabilidad contractual , basado en el ART 1858 CC que nos habla
de los vicios ocultos o redhibitorios.
Art. 1858. Son vicios redbibitorios los que reúnen las calidades siguientes:
1.ª Haber existido al tiempo de la venta;
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2.ª Ser tales, que por ellos la cosa vendida no sirva para su uso natural, o sólo sirva
imperfectamente, de manera que sea de presumir que conociéndolos el comprador no la hubiera
comprado o la hubiera comprado a mucho menos precio;
3.ª No haberlos manifestado el vendedor, y ser tales que el comprador haya podido ignorarlos
sin negligencia grave de su parte, o tales que el comprador no haya podido fácilmente conocerlos
en razón de su profesión u oficio.
4) El silencio puede ser fundamento de responsabilidad penal, en los delitos por omisión, el
silencio es el fundamento de la institución de la caducidad, extingue un derecho por su no
ejercicio dentro de un determinado plazo señalado por la ley.
“El silencio produce efectos jurídicos cuando quien calla pudiendo y debiendo hablar no lo hace”.
Ya dijimos que para que la voluntad exista debe exteriorizarse, ahora nos detendremos en que la
voluntad debe ser seria.
Que la voluntad sea seria significa que mediante ella se persigue producir efectos jurídicos
amparados por el Derecho, es decir, mediante la manifestación de voluntad debe irse tras la
consecución de un fin práctico y un fin jurídico amparado por el Derecho.
“La voluntad es seria cuando se emite por persona capaz y con el propósito de crear
un vínculo jurídico; es decir, en el sentido de perseguir efectivamente un fin
reconocido o tutelado por el derecho”.
Tampoco es seria la “voluntad que se manifiesta en el teatro” , como por ejemplo: el contraer
matrimonio en una obra.
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El ART 1465 CC establece que la condonación del dolo futuro no vale, es decir, no puede
renunciarse anticipadamente a los efectos del dolo. Esta regla persigue muchas finalidades,
porque si se permitiera condonar el dolo futuro, se estaría desterrando la buena fe de las
relaciones jurídicas, y esta cláusula sería una cláusula de estilo en todos los contratos, pero
también la ley al prohibir la condonación del dolo futuro vela por la seriedad de la manifestación
de voluntad.
Cuando la declaración es la exteriorización fiel de la voluntad real o interna no hay ningún tipo de
problema. Sin embargo, cuando hay desacuerdo entre una y otra la visión cambia
considerablemente.
Para que la reserva mental vicie el acto, es preciso que el destinatario de la declaración sepa que
la voluntad verdadera no es la manifestada, por lo tanto, no se cumple con el requisito de
seriedad.
La reserva tácita estaría reconocida en nuestra legislación por la aplicación del principio general
de la presunción de seriedad de los actos jurídicos unánimemente aceptado.
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En la declaración iocandi causa la falta de seriedad se manifiesta de forma evidente, de modo que
no pasa inadvertida por la otra parte.
Por ejemplo, una declaración hecha en broma, promesas con inconsistencias evidentes.
Al contrario que la reserva mental, la declaración iocandi causa impide la formación del acto
jurídico y que produzca derechos y obligaciones.
1.3.- La simulación.
Se diferencia con la reserva mental en que en la simulación existe acuerdo con la parte o persona
a que se dirige la declaración.
Como todos los actos se presumen verdaderos mientras no se rinda prueba en contrario, la
simulación no es causa de invalidez del acto jurídico.
“Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura pública,
no producirán efectos contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su
contenido al margen de la escritura matriz cuyas disposiciones se alteren en la contraescritura, y
del traslado en cuya virtud haya obrado un tercero.”
1.-La simulación, en principio, es lícita. Las partes pueden pactar privadamente las consecuencias
jurídicas de un acto que se exterioriza con otra forma.
2.- Los actos simulados no pueden perjudicar a terceros, ya que dichos actos les son inoponibles.
Principio de la apariencia: el derecho le otorga valor a la apariencia que induce a actuar de una
determinada manera a quién está de buena fe.
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Ejemplos: Disponer en un contrato de compraventa que el precio se encuentra pagado, en
circunstancias que se ha dejado en custodia de un tercero y que no será liberado sino contra la
inscripción del inmueble.
Ilícita. Es aquella que tiene por objeto fines dolosos o de perjudicar a terceros.
Ej.: persona endeudada vende a un amigo sus bienes a un precio ínfimo para defraudar
acreedores.
Relativa. El acto simulado tapa otro disimulado en razón de sujetos, tipo de acto, condiciones.
Ej. Compraventa a un precio vil (acto simulado), pero en verdad lo que se pretendía hacer era
una donación (acto disimulado)
Absoluta. El acto simulado es nulo por falta de consentimiento, el acto simulado es nulo de
nulidad absoluta.
Sin perjuicio de lo anterior un tercero puede pedir la vigencia del vínculo del acto invocando el
artículo 1707 CC.
Ejemplo: Persona endeudada que enajena a un amigo; el tercero que adquiera de este amigo
podrá oponer a las partes la vigencia y validez de la compraventa.
Relativa. Entre las partes vale el acto real, pero no pueden oponerlo a terceros.
En otras palabras, la voluntad real se sobreponme a la falsa, la cual valdrá entre las partes, y el
acto simulado carece de valor. Frente a terceros el acto simulado se considera válido.
Acción de simulación.
Concepto. Es una acción personal y declarativa que permite a terceros hacer primar la voluntad
real de las partes por sobre el acto simulado.
Parece existir consenso en que sí prescribe en el plazo de las acciones ordinaria (5 años).
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Hay quienes señalan que es imprescriptible, sin embargo a ellos se opone el principio general que
declara que todas las acciones son prescriptibles, excepto las que expresamente el legislador
establece como imprescriptibles.
Ejemplo: Por ejemplo, si quiero comprar un candelabro de oro y por distracción le señalo al
vendedor un candelabro de bronce, hay error obstativo.
En el caso del error esencial hay ausencia total de voluntad cuando la persona o las personas que
celebran un acto jurídico incurren en él.
Las personas incurren en un error de magnitud que impide la generación del acto jurídico.
1.- Recae sobre la naturaleza del acto o contrato. (Ej. Juan entiende prestar una cosa a
Pedro y éste cree que se trata de una donación).
2.- Recae sobre la identidad de la cosa especifica de que se trata. (Ej. El vendedor
entiende vender un caballo en particular y el comprador otro).
3.- Recae sobre la causa de la obligación. (Ej. Una persona que se cree responsable de haber
ocasionado un daño, se obliga a repararlo. Una persona se compromete a otorgar una pensión de
alimentos a un niño creyendo que es su hijo).
De acuerdo al 1453 CC. El error obstáculo o esencial “vicia el consentimiento”, pero en realidad
impide que se produzca un acuerdo de voluntades, por lo tanto, impide la existencia del acto
mismo.
3.- La voluntad en los actos jurídicos bilaterales
La formación del Consentimiento:
3.1.- El consentimiento.
El concepto de consentimiento viene del latín consentire (cum: compañía – sentire: sentir).
Nos da la idea que dos o más personas quieren la misma cosa, que se ponen de acuerdo.
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El acto jurídico bilateral sólo surge a la vida del Derecho mediante la concurrencia de dos actos
jurídicos unilaterales; a saber: la oferta y la aceptación.
Dichas normas se aplican también al Derecho Civil, a pesar de estar contenidas en un Código
especial, porque son por su naturaleza generales y deben por tanto tener una aplicación general.
Por lo demás, en el mismo Mensaje con que el ejecutivo presentó el proyecto de C. de Comercio
al Congreso, se dice que en lo relativo a la formación del consentimiento, el C. de Comercio viene
a llenar “un sensible vacío de nuestra legislación comercial y civil” .
Además, no hay ningún inconveniente en aplicar por analogía las reglas especiales frente al
silencio de una ley general, y el juez al aplicar en materia civil las reglas sobre la formación del
consentimiento, está aplicando el ART 24 CC que nos dice que cuando no pueden aplicarse las
reglas sobre interpretación precedente, se interpretarán los pasajes oscuros de la ley del modo
que es más conveniente que aparezca al espíritu general de la legislación y a la equidad natural.
Si este artículo se aplica cuando no se pueden aplicar las reglas de la interpretación, con mayor
razón se va a aplicar cuando existe una laguna legal.
3.3.- LA OFERTA:
“La oferta es un acto jurídico por el cual una persona propone a otra la celebración de un contrato
en términos tales que para éste quede perfecto , basta con que el destinatario de la oferta
simplemente la acepte”. (Alessandri-Somarriva)
La persona que hace la oferta, propuesta o policitación recibe el nombre de oferente, proponente
o policitante.
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La oferta es expresa cuando se hace en términos formales explícitos, en forma verbal o escrita.
Así lo establece el código de comercio en sus ARTS 97 y 98, el ART 97 se refiere a la propuesta
verbal y el 98 a la escrita.
Las ofertas completas, son aquellas que determinan adecuadamente todos los aspectos del
contrato propuesto.
Las ofertas incompletas, es decir, aquellas que no especifican todas las condiciones del contrato
propuesto, no son propiamente ofertas.
Constituyen tan solo invitaciones a formular ofertas o meras informaciones destinadas a orientar a
los interesados y a provocar de su parte eventuales propuestas.
El ART 105 del código de comercio dice: "las ofertas indeterminadas contenidas en circulares,
catálogos, notas de precio corrientes, prospectos, o en cualquier otra especie de anuncios
impresos, no son obligatorias para el que las hace.“
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2) Que los efectos no hayan sufrido variación en el precio, pero aquí hay una modificación
introducida por la ley de protección al consumidor, que obliga a conservar o mantener el precio
avisado o exhibido al público.
3) Es menester que los efectos existan en el domicilio del oferente.
4) La oferta debe ser completa, esto significa que el contrato contenga todos los elementos que
se propone celebrar; basta con señalar los elementos esenciales. Los elementos de la naturaleza
se entienden incorporados y los elementos accidentales no se entienden incluidos, a menos que el
oferente los exprese.
Los elementos esenciales especiales del contrato de compraventa, que nos permite diferenciarlo
de otro contrato son el precio y la cosa. Del contrato de depósito es un elemento esencial especial
la gratuidad. La ausencia de un elemento esencial especial acarrea la nulidad absoluta o la
inexistencia del acto o contrato o su derivación en otro distinto, con una calificación jurídica
distinta de la que le han dado las partes.
La oferta es un acto jurídico unilateral recepticio, de tal manera que mientras no sea comunicado
y no esté en conocimiento de la persona a quien se dirige, no produce efecto alguno.
4.- LA ACEPTACIÓN
4.1.- Concepto:
“Es un acto jurídico unilateral por el cual la persona a quien va dirigida la oferta manifiesta su
conformidad con ella. La persona que
acepta la oferta se llama aceptante”
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4.2.- Clases de aceptación.
Es expresa cuando se efectúa en términos formales y explícitos (en forma verbal o escrita) y es
tácita cuando el destinatario de la oferta realiza un hecho que inequívocamente hace suponer su
intensión de aceptar.
Será tácita, por ejemplo, cuando el aceptante realiza un acto relacionado con un encargo que se
ha hecho, y que importa aceptar el contrato de mandato (art. 2124, 2º); o cuando se recibe por
parte del arrendador, con posterioridad al término del contrato de arrendamiento, la renta
correspondiente a cualquier período posterior a dicho término, aceptando tácitamente con ello la
renovación del contrato respectivo (tácita reconducción, artículo 1956, inciso 3° del Código Civil).
La aceptación tácita produce los mismos efectos y está sujeta a las mismas reglas que la expresa
(art. 103 del C. de Comercio).
El silencio no constituye aceptación, a menos que la ley lo establezca expresamente, como ocurre
en los Casos de el ART 2125 CC que ya analizamos al tratar del silencio como manifestación de
voluntad.
Es pura y simple la aceptación, cuando implica adhesión a la oferta en los mismos términos en
que ésta fue formulada.
Es condicional, cuando contiene reservas o modificaciones que alteran los términos de la oferta,
es decir, cuando no hay concordancia absoluta entre oferta y aceptación.
Ejemplo: el oferente ofrece al destinatario 1000 sacos de trigo, y éste contesta sí, pero compro
500.
La aceptación condicional importa una nueva oferta (art. 102 del C. de Comercio). Si el oferente
acepta las modificaciones, pasa a ser aceptante de la oferta modificada y la persona que aceptó
condicionalmente queda como nuevo oferente.
44
La oferta puede dejar de estar vigente por dos causas: por la retractación y por la caducidad.
Hay caducidad cuando el proponente muere, se incapacita legalmente. por quiebra de éste y por
el transcurso de los plazos fijados por la ley, o el vencimiento del plazo convencional fijado para
aceptar la oferta.
La oferta caduca por la incapacidad sobreviviente del oferente, porque para la validez del
contrato se requiere que al momento de su celebración, se cumplan con todos los Requisitos
legales, y éste es uno de ellos. El contrato no sería eficaz y adolecería de nulidad relativa.
Aunque no lo señale la ley, también caduca por quiebra del oferente. Porque declarado en
quiebra el fallido (persona declarada en quiebra), pierde la administración de sus bienes, como
efecto del "desasimiento de los bienes del fallido", pasando el síndico de quiebras a administrar
estos bienes.
Tanto una como otra (retractación o caducidad) impiden la formación del contrato y del
consentimiento, si se producen antes que se manifieste la aceptación, conforme al art. 101 del
C. de Comercio.
En este punto, nuestra legislación sigue la doctrina clásica, en virtud de la cual el oferente no
queda ligado por su oferta, salvo cuando expresamente ha fijado un plazo de espera.
No puede haber responsabilidad contractual porque éste no existe y tampoco delictual por que el
proponente no ha hecho nada ilícito.)
45
De acuerdo con el ART 100 del código de comercio, debe indemnizar al destinatario los
gastos en que hubiere incurrido con motivo de la oferta, y los daños o perjuicios que la
oferta le hubiere ocasionado. De acuerdo con este mismo artículo, el proponente se exonera
de toda responsabilidad, cumpliendo con el contrato.
Para algunos, el fundamento de esta obligación del proponente emanaría del abuso del derecho
(Alessandri). En efecto, el proponente está facultado para retractarse, pero no puede originar
daños al patrimonio ajeno; en caso contrario, habría un abuso del derecho y procede
indemnizar los perjuicios.
Hay en nuestra legislación casos excepcionales en que por una declaración unilateral de voluntad,
una persona resulta obligada.
El proponente queda obligado, por obra de su sola voluntad, ya que el destinatario nada ha
manifestado todavía.
Así, en los casos de muerte o incapacitación del proponente (que son los casos de caducidad de la
oferta), el contrato no se celebrará aunque la oferta hubiere sido formulada obligándose a esperar
un plazo para la aceptación.
46
Y en estas hipótesis, la no formación del consentimiento no trae responsabilidad alguna para el
oferente incapacitado o para sus herederos, pues el único caso contemplado por la ley en que el
oferente responde de los gastos o perjuicios causados al destinatario, es el del art. 100 del C. de
Comercio.
Para otros, sin embargo, la obligación de no retractarse, como toda obligación que no es
personalísima, pasa a los herederos del oferente y subsiste mientras el plazo esté pendiente.
Los partidarios de esta segunda doctrina agregan en abono de la misma que la norma que
establece la caducidad de la oferta por muerte del proponente antes de la aceptación del
destinatario (art. 101 del C. de Comercio), debe interpretarse en armonía con la norma que
reconoce el nacimiento de la obligación de no retractarse cuando se ha fijado un plazo por el
proponente para celebrar el contrato (artículo 99 del C de Comercio).
Los plazos legales para que la aceptación sea oportuna varían, según la propuesta sea:
Verbal o Escrita.
Oferta Verbal: Si la oferta es verbal, la aceptación ha de darse en el acto de conocerse la oferta
(art. 97 del C. de Comercio).
1.- Deberá aceptarse dentro de 24 horas si el destinatario reside en el mismo lugar que el
proponente, o
A vuelta de correo”, según el Diccionario de la Real Academia, significa “por el correo inmediato,
sin perder día”.
VENCIDOS LOS PLAZOS, LA PROPUESTA SE TENDRÁ POR NO HECHA, AUN CUANDO HUBIERE
SIDO ACEPTADA (art. 98 del C. de Comercio).
47
Si la aceptación se da oportunamente, dentro de los plazos señalados, el contrato nace, aunque la
aceptación llegue a conocimiento del proponente después del vencimiento del plazo.
Los plazos que fija la ley no son para que el oferente tenga conocimiento de la aceptación, sino para
que la aceptación se exprese.
Nota:
En tal sentido, una sentencia ha establecido que corresponde al aceptante probar la EMISIÓN de
la aceptación y la LLEGADA de ésta a poder del oferente.
Para que se genere el consentimiento, el destinatario de la oferta debe aceptarla en todos sus
puntos y en forma absoluta.
Si el destinatario modifica la oferta, hay en realidad una nueva proposición – Nueva Oferta (Art..
101 y 102 del C. de comercio).
2.- Si la aceptación puede o no ser conocida por el OFERENTE inmediatamente de ser emitida
por el destinatario. (Alessandri)
48
1.- De acuerdo a los que atienden al primer punto de vista, contratos entre presentes son los que
se celebran entre personas que se encuentran reunidas en un mismo lugar, que están una
frente a la otra; y
Contratos entre ausentes son los que se celebran entre personas que se encuentran en
distintos lugares.
2.- Conforme al segundo criterio, contratos entre presentes son aquellos en que la aceptación
puede ser conocida por la otra parte inmediatamente, al tiempo de ser emitida, y
Contratos entre ausentes aquellos en que la aceptación puede ser conocida por el oferente
sólo después de cierto tiempo de ser formulada.
Excepcionalmente, el matrimonio exige que los contrayentes estén presentes ante el Oficial del
Registro Civil, sea personalmente, sea a través de mandatarios.
En el Derecho comparado, es posible apreciar diferentes teorías que se han formulado, dado que
no todas las legislaciones contemplan una solución expresa, como sí lo hace nuestro C. de
Comercio.
49
Los partidarios de esta teoría exigen cierta seguridad de irrevocabilidad de la declaración de
aceptación.
DADA LA ACEPTACIÓN, EL ACTO QUEDA PERFECTO, AUNQUE AQUELLA SEA IGNORADA POR EL
PROPONENTE; así lo prueban varias disposiciones:
El art. 99 del C. de Comercio: dispone que el proponente puede arrepentirse en el tiempo que
media entre el envío de la propuesta y la aceptación
(No dice entre el envío de la oferta y el envío de la aceptación, como diría el artículo si se hubiera
pronunciado por la teoría de la expedición; ni tampoco dice entre el envío de la oferta y la
recepción o conocimiento de la aceptación, como diría si se hubiere inclinado por las
teorías homónimas).
1.- La norma del art. 101 del C. de comercio no es de orden público; por tanto, las partes
pueden convenir que el contrato se perfeccione en un momento distinto del señalado
por la ley.
50
2.- También constituyen excepción los siguientes contratos, por expresa disposición de la ley:
3.- Tratándose de las donaciones irrevocables, el CC., en el art. 1412, sigue la teoría del
conocimiento.
Siguiendo a Eugenio Velasco, no habría tal objeto ilícito, pues el art. 1464 se refiere a la
“enajenación” y no a la venta.
por ejemplo, art. 1896 del CC, respecto de la acción originada por la lesión enorme; artículo 1880,
respecto de la acción resolutoria emanada del pacto comisorio; artículo 1885, acción que emana
del pacto de retroventa; artículo 2468, acción pauliana o revocatoria.
51
1.- Importancia práctica:
3º En los casos en que la voluntad de las partes puede interpretarse por los usos o la costumbre,
el lugar del perfeccionamiento del contrato es el que señala el uso o la costumbre que tiene
cabida, ya que uno y otra pueden variar de uno a otro país e incluso de una a otra región de un
mismo país (arts. 1546, 1563 y 1564 del CC.)
Este problema surge en los CONTRATOS ENTRE AUSENTES (llamados también por
correspondencia) y cuando las partes nada han dispuesto.
Al respecto, se han formulado en el Derecho comparado las mismas teorías que se refieren al
momento en que se perfecciona el consentimiento.
3.1) Si los intermediarios son representantes de las partes, es como si éstas celebraran el
contrato (art. 1448 del CC).
3.2) Si el intermediario no inviste la representación de las partes, se aplicará el art. 106 del C. de
Comercio, que dispone que el contrato propuesto por el intermedio de corredor se tendrá por
perfecto desde el momento en que los interesados aceptaren pura y simplemente la propuesta.
Normalmente, en el proceso de formación del consentimiento, cada parte contribuye a fijar las reglas
del contrato, discutiendo las condiciones propuestas por la otra. Pero hay contratos en los cuales no
hay margen para discusión alguna, pues una de las partes, el oferente, fija de antemano todas las
condiciones del contrato; la otra parte sólo puede adherir a ellas o rechazarlas en bloque.
52
Cuando las partes tienen la oportunidad de intercambiar puntos de vista acerca del
contenido de las cláusulas del contrato, se habla de contratos de libre discusión.
1º Se trata de contratos estrictos o rígidos, en el sentido que el adherente nada puede cambiar, se
encuentra ante un "contrato-tipo".
Nuestro CC. no reglamenta los contratos de adhesión, pero cada día han ido cobrando mayor
fuerza.
Por ejemplo: los contratos suscritos con Isapres, Administradoras de Fondos de Pensiones,
compañías de seguros, de cuenta corriente bancaria, de líneas de crédito bancarias o abiertas en
casas comerciales, etc. Responden estos contratos a la masificación de dichas relaciones jurídicas,
a la exigencia de una rápida conclusión y a la necesidad de unificar relaciones semejantes.
En parte como un modo de impedir o al menos morigerar la eventual inequidad que supone para
una de las partes el contrato de adhesión, se promulgó la Ley número 19.496, que establece
normas sobre protección de los derechos de los consumidores.
En el marco de esta ley, se define el contrato de adhesión como aquél cuyas cláusulas han
sido propuestas unilateralmente por el proveedor sin que el consumidor, para celebrarlo, pueda
alterar su contenido.-
Señala el art. 1451 del CC. que los vicios de que puede adolecer la voluntad o el consentimiento,
son:
El error,
La fuerza y
El dolo.
No obstante que el art. 1451 se refiere a los vicios del “consentimiento”, debemos entender que
son vicios de la voluntad y en consecuencia pueden presentarse en actos jurídicos
unilaterales o bilaterales.
53
4.1. EL ERROR.
a) Concepto.
Se define como “el concepto equivocado o la ignorancia que se tiene de la ley, de un persona, de
un hecho o una cosa”.
Aún cuando no son lo mismo, nuestro Derecho equipara al ignorante con el que incurre en error.
b) Clasificación.
Dispone el art. 1452 del CC. que el error sobre un punto de derecho no vicia el consentimiento.
Este precepto debemos armonizarlo con los arts. 8º y 706, 4º.
El art. 1452 es una consecuencia del art. 8º. De tal forma, quien ha contratado teniendo un
concepto equivocado de la ley o ignorando una disposición legal, no puede alegar este error para
excusarse de cumplir sus obligaciones ni para pedir la nulidad del contrato.
A su vez, el inciso 4º del art. 706 dispone que el error en materia de derecho constituye una
presunción de mala fe, que no admite prueba en contrario (presunción de derecho en
consecuencia, art. 47 último inciso).
Excepción: En algunos casos, sin embargo, el error de derecho vicia el consentimiento, como
acontece por ejemplo en los arts. 2297 y 2299, acerca del pago de lo no debido.
54
3º Cuando la substancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato, es diversa
de lo que se cree.
4º Cuando recae sobre una cualidad accidental de una cosa, y esa cualidad ha sido el principal
motivo de una de las partes para contratar y ha sido conocido de la otra parte.
Los dos primeros casos, contemplados en el art. 1453, suelen calificarse por algunos autores
como CASOS DE ERROR ESENCIAL O ERROR-OBSTÁCULO.
En tales casos, se afirma que más que un vicio de la voluntad, HABRÍA AUSENCIA DE
VOLUNTAD, puesto que las personas incurren en un error de tal magnitud que no pueden
generar un acto jurídico.
Por ende, a juicio de algunos, el error esencial no produciría la nulidad relativa sino la
INEXISTENCIA del acto o contrato o al menos la NULIDAD ABSOLUTA.
Para otros, sin embargo, los casos de error esencial producen NULIDAD RELATIVA, al igual que
tratándose de los restantes casos de error (substancial, accidental y en las personas), puesto que
el art. 1454 expresa que “el error de hecho vicia asimismo el consentimiento...” , y se refiere a
casos de error sustancial que, de acuerdo al art. 1682, producen nulidad relativa.
La palabra “asimismo” evidenciaría que el error esencial del artículo 1453 vicia “de la misma
manera” el acto o contrato que el error substancial del artículo 1454.
3º Cuando la substancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato, es
diversa de lo que se cree.
El tercer caso de error de hecho se refiere al llamado ERROR SUBSTANCIAL (art. 1454, 1º).
Un ejemplo de error en la sustancia, sería el que proporciona el Código, al decir “...como si por
alguna de las partes se supone que el objeto es una barra de plata, y realmente es una masa de
algún otro metal semejante”;
55
Cualidades esenciales son las que dan al objeto una fisonomía propia que la distingue de los
demás.
un ejemplo de error en una cualidad esencial del objeto, sería como si por alguna de las partes se
supone comprar un caballo de carrera, y el caballo es de tiro (en este caso, las partes no se
equivocan en cuanto al caballo, sino a una cualidad esencial del mismo), o como si por
alguna de las partes se cree comprar un vehículo “todo terreno”, o sea con tracción en las cuatro
ruedas, y resulta que sólo tiene tracción delantera.
4º Cuando recae sobre una cualidad accidental de una cosa, y esa cualidad ha sido el principal
motivo de una de las partes para contratar y ha sido conocido de la otra parte.
El cuarto caso se refiere al ERROR SOBRE CUALIDADES ACCIDENTALES DE UNA COSA (ERROR
ACCIDENTAL) (art. 1454, 2º).
Son tales aquellas que ordinariamente son indiferentes para determinar la voluntad o el
consentimiento de las personas.
Un ejemplo, sería aquél en que se quiere comprar un automóvil de cierta marca y modelo del año
2005, pero de color acero, y el vendedor proporciona uno de color rojo; o si una persona compra
una espada de comienzos del siglo XIX, en la creencia que perteneció al padre de la patria José
Miguel Carrera, y ocurre que dicha creencia estaba equivocada.
El quinto y último caso de error de hecho, es aquél que RECAE EN LAS PERSONAS: art. 1455.
Normalmente, la persona del otro contratante es indiferente para los fines que se pretenden al
contratar.
56
Son los llamados contratos “intuito personae”, aquellos en que el otro contratante no habría
contratado si se hubiere tratado de otra persona o el autor del acto jurídico unilateral no lo habría
otorgado, si sus efectos se hubieran radicado en otra persona.
Pero en tales casos, la persona con quien erradamente se contrató, tendrá derecho a solicitar que
se le indemnicen los perjuicios en que de buena fe haya incurrido por la nulidad del contrato.
Son contratos "intuito personae", por ejemplo, el contrato de matrimonio; la transacción (art.
2456); mandato, por regla general; sociedades de personas (colectivas y de responsabilidad
limitada); donación. En el ámbito de los actos jurídicos unilaterales, el testamento (art. 1057).
Cabe señalar que basta el error de una parte, para que se vicie el acto jurídico, como se
desprende del tenor literal de los arts. 1453 y 1454 ( "Como si una de las partes..."; “como si por
alguna de las partes...”).
Sin perjuicio de lo indicado respecto del llamado “ERROR ESENCIAL” U “ERROR OBSTÁCULO”
(INEXISTENCIA, NULIDAD ABSOLUTA),
La generalidad de los autores sostiene que EL ERROR PROVOCA NULIDAD RELATIVA: art.
1682, último inciso (“cualquier otra especie de vicio...”).
d) El error común.
En todos los casos anteriores, la ley se pone en la hipótesis de errores individuales, acaecidos en
relaciones jurídicas determinadas.
Distinto es el caso del llamado “error común”, o sea, aquél compartido por numerosas personas.
En tal situación, NO HAY UN VICIO DEL CONSENTIMIENTO, sino que por el contrario, EL ACTO
JURÍDICO SE CONSIDERA VÁLIDO a pesar de no estar estrictamente ajustado a la ley.
Para la doctrina, tres son los requisitos que deben reunirse para estar ante el error común:
1º Debe ser compartido por todas o la mayoría de las personas en el lugar en que el acto jurídico
se realiza;
57
3º Debe haber buena fe en aquellos que incurren en el error.
En nuestra legislación, estarían inspirados en el error común, por ejemplo, los arts. 704 Nº 4 (el
título meramente putativo); 1576, 2º (en el pago); 1013 (en el testamento, habilidad putativa de
un testigo); 2058 (contrato de sociedad); 51 de la ley de Matrimonio Civil (referido al matrimonio
putativo).
4.2) LA FUERZA.
a) Concepto.
La fuerza es la presión física o moral ejercida sobre la voluntad de una persona para
determinarla a ejecutar o celebrar un acto o contrato.
Carlos Ducci prefiere definir la fuerza desde el punto de vista de aquel que la sufre.
Dice que la fuerza es el temor que experimenta una persona debido a una presión física
o moral, y que la obliga a manifestar su voluntad en un sentido determinado.
Enfatiza que la fuerza está constituida por el temor y no por el acto que la origina. Sigue en este
enfoque a Planiol y a Pescio.
b) Clases.
Algunos autores consideran que la fuerza, como vicio de la voluntad, es la fuerza moral.
La fuerza moral se traduce en amenazas dirigidas contra una persona, para hacer que en ella
nazca un temor insuperable.
58
c) Requisitos que debe reunir la fuerza.
No constituye fuerza, por tanto, el anuncio o la amenaza del ejercicio legítimo de un derecho; por
ejemplo, el advertir que se ejercerá una acción judicial, o el obligar a un individuo que ha
sustraído fondos, a firmar un instrumento reconociendo la deuda, o amenazar con recurrir a la
justicia para que se ordene desalojar un inmueble arrendado, por no pago de las rentas.
La fuerza es grave, cuando es capaz de producir una impresión fuerte en una persona de sano
juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición (art. 1456).
En nuestro código civil la fuerza, o mejor dicho el temor que ella causa, es un concepto relativo.
El nacimiento y la intensidad del temor dependerán de la persona que amenaza y del amenazado.
Nuestro CC. se inclina por una situación concreta, atendiendo a las circunstancias de hecho, aún
cuando también considera una categoría genérica: “persona de sano juicio” (hombre medio o
normal). Se combinan entonces aspectos subjetivos (características de las personas) con otro
objetivo (el parámetro de un “hombre medio” o común).
Además, la amenaza debe ser verosímil, debe ofrecer posibilidades de realizarse. Un temor
ridículo no constituye fuerza.
Se afirma que en estos casos, es decir cuando la fuerza dice relación con personas no
mencionadas en el art. 1456, el autor del acto jurídico unilateral o el contratante que aleguen
haber manifestado su voluntad a consecuencia de la fuerza, deberán probar que la amenaza
referida a una persona no citada en el artículo mencionado, le produjo una impresión fuerte.
59
En cambio, tratándose de las personas señaladas en el art. 1456, basta con probar que se
amenazó en forma verosímil al autor o contratante con exponer a un mal irreparable y grave a
una de dichas personas, para que se repute que la fuerza produjo una impresión fuerte.
Lo que para una persona puede constituir fuerza grave, para otra puede no serlo.
LA FUERZA HA DE SER TAMBIÉN ACTUAL. Esto es, debe ser coetánea a la manifestación de
voluntad, aunque el mal haya de realizarse en el futuro. Esta condición de actualidad va implícita
en la gravedad.
c.3) Determinante.
La fuerza debe ser empleada con el fin de obtener la declaración de voluntad; ésta debe
ser efecto de aquella. El art. 1457 señala que la fuerza debe emplearse "con el objeto de obtener
el consentimiento".
d) Prueba de la fuerza.
Corresponde a quien la alega. La fuerza puede probarse por cualesquiera de los medios de
prueba, sin limitaciones.
Puede ejercerse por cualquier persona y no sólo por el beneficiado por ella: art. 1457.
Surge aquí una diferencia respecto al dolo (Nota: intención positiva de inferir injuria a la persona
o propiedad de otro): tratándose del último, y tratándose de actos jurídicos bilaterales, debe ser
necesariamente obra de una de las partes para viciar el consentimiento.
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2º La ley estima que usualmente, quien pretende amenazar a otro para celebrar un contrato o
arrancar determinada declaración de voluntad, se vale de un tercero.
f) El temor reverencial.
El art. 1456 se refiere a esta figura, definiéndola como el solo temor de desagradar a las personas
a quienes se debe sumisión y respeto.
Así, por ejemplo, el temor con que puede actuar el descendiente con respecto al ascendiente, dice
Josserand, es legítimo, no vicia la voluntad o el consentimiento si está inspirado sólo en el temor
reverencial, no mediando amenazas ni violencia física, casos en los cuales si viciaría la voluntad.
g) Efectos de la fuerza.
Acreditado que sea que el autor de un acto jurídico unilateral o uno de los contratantes,
tratándose de un acto jurídico bilateral, manifestó su voluntad o prestó su consentimiento movido
por la fuerza, el acto jurídico será susceptible de declararse nulo.
4.3) EL DOLO.
En este ámbito, el dolo puede definirse como los actos u omisiones intencionales del deudor para
eludir el cumplimiento de su obligación.
La definición legal del dolo, consignada en el art. 44, se refiere a éste último rol del dolo.
(intención positiva de inferir injuria a la persona o propiedad de otro)
61
Como vicio de la voluntad, el dolo es aquella conducta que se ejercita para obtener una
declaración de voluntad o el consentimiento de la otra parte, o para que esa voluntad o
consentimiento se manifieste o preste, respectivamente, en una forma determinada.
El CC. también se refiere al dolo en otros preceptos: por ejemplo, en el art. 2468, relativo a la
acción pauliana o revocatoria (aquella que tiene el acreedor para obtener que se revoque o
“rescinda” un contrato celebrado entre el deudor y un tercero en perjuicio del primero y mediando
mala fe); en el art. 968 números 4 y 5 (causales de indignidades para suceder); en el art. 1208
Nº 3 (causales de desheredamiento).
Así, Von Thur lo define como la “voluntad dirigida a obtener efectos contrarios al derecho ”;
Pescio como el “Empleo de medios engañosos, ilícitos e indebidos, destinados a perjudicar a otra
persona”; y Avelino León como los “Artificios o acechanzas, destinados a inducir o a mantener en
el error, para determinar a una persona a consentir en el acto jurídico ”.
LO ESENCIAL es que se trata de una maquinación o ardid realizados con una finalidad
unívoca, la de confundir a la víctima, de manera de obtener su declaración de
voluntad o consentimiento, en términos perjudiciales para ella, perjuicio que se
traduce en un provecho que lo recibe quien fraguó el dolo o un tercero.
Este elemento material puede consistir en actos, es decir, en maniobras o maquinaciones que
lleven al engaño; puede consistir también en una falsedad o mentira que produzca el mismo
efecto; puede por último consistir en la reticencia, en el silencio de circunstancias que debería
haber conocido la otra parte.
62
c.1) Dolo bueno y dolo malo.
Cuando estamos ante lo que se ha llamado dolo bueno, en realidad no hay dolo.
El dolo malo es el verdadero dolo. Aquí hay una efectiva intención de engañar.
El dolo positivo consiste en un hecho, en una maquinación que produce un cambio o alteración
de la realidad, en forma sustancial, en términos tales que se impide a la víctima formarse un
conocimiento pleno, real.
Se alude al dolo negativo o reticencia, cuando el silencio constituye dolo; acontece ello, por
regla general, como dice Somarriva, cuando una persona calla estando obligada a hablar por la
ley, la costumbre o las circunstancias del caso, de manera que por dicho silencio o actitud pasiva,
otra persona ejecuta o celebra un acto o contrato o lo hace de manera diversa a como lo habría
hecho de no existir tal silencio: arts. 1859, 1865, 1685, 1932 y 1933.
En otras palabras, de no haber existido dolo, la víctima no habría ejecutado o celebrado el acto o
contrato.
El dolo debe ser por lo tanto determinante del acto jurídico, y para ello debe ser anterior o
simultáneo a su ejecución o celebración, no posterior.
63
Asimismo, el dolo debe tener por objeto un determinado acto o contrato y recaer en él.
Dolo incidental, es el que no determina a una persona a ejecutar o celebrar un acto o contrato,
pero sí a concluirlo en condiciones diversas, usualmente más onerosas.
Del art. 1458 se desprende que el dolo incidental NO vicia el consentimiento, pero sí da
derecho a exigir indemnización de perjuicios.
1º La persona o personas que fraguaron el dolo: responderán por el valor total de los perjuicios
causados;
2º Los que se aprovecharon del dolo: responden hasta el provecho o beneficio que obtuvieron del
acto jurídico.
Se entiende que “ambos” requisitos deben concurrir en los actos jurídicos bilaterales.
En los actos jurídicos unilaterales, “basta que el dolo sea principal para viciar la
voluntad”. arts. 968 número 4; 1234 y 1237; 1782, 2º, etc.
Cabe consignar que en el dolo debe haber intervenido “una sola de las partes”, si se trata de un
acto jurídico bilateral.
Si hubo dolo por parte de ambos contratantes no procede (por aplicación del principio en virtud
del cual nadie puede aprovecharse de su propio dolo).
A su vez, sostiene Ducci que el dolo cometido por el mandatario o representante de una
de las partes, actuando como tales, debe considerarse como dolo de la propia parte
contratante y no dolo de un tercero (art. 1448).
El dolo debe probarse por aquél que lo alega, salvo en los casos excepcionales en que
la ley expresamente lo presume: art. 1459. Lo anterior, porque la ley presume la buena fe de
los contratantes: art. 707.
64
1º Artículo 706, inciso final: presunción de derecho.
2º Artículo 968 Nº 5: presunción simplemente legal.
3º Artículo 1301: presunción simplemente legal.
4º Artículo 2510 número 3: presunción simplemente legal;
5° Artículo 94, regla 6: presunción simplemente legal;
6° Artículo 280 del Código de Procedimiento Civil, en las medidas prejudiciales: presunción
simplemente legal; quien obtuvo la medida, debe presentar su demanda en un cierto plazo,
presumiéndose dolosa su gestión en caso contrario.
7º En la Ley de cuentas corrientes bancarias y cheques, se presume dolo al girar un cheque
contra una cuenta cerrada o carente de fondos (artículo 22 de la citada ley).
El dolo puede probarse por cualquier medio de prueba, no rigiendo a su respecto las limitaciones
a la prueba de testigos establecidas en los arts. 1708 y 1709.
La ley prohíbe la condonación anticipada del dolo en el art. 1465, adoleciendo de objeto ilícito
y por ende de NULIDAD ABSOLUTA un pacto de esta índole.
De aceptarse el perdón anticipado del dolo, se daría carta blanca a los contratantes para efectuar
toda clase de maquinaciones fraudulentas y contrarias a la moral, lo que equivaldría a eliminar el
dolo como vicio de la voluntad.
Sin embargo, si el dolo ya aconteció, los contratantes o el autor del acto jurídico unilateral, una
vez conocido el vicio, tienen libertad para perdonarlo, pues se trata de un vicio que mira al solo
interés del renunciante (artículo 12).
1º Dolo principal: ocasiona la NULIDAD RELATIVA del acto o contrato (arts. 1458 y 1682).
El art. 1685 contempla una situación especial, concerniente al dolo de los incapaces relativos.
En el evento que el incapaz hubiere incurrido en el dolo para inducir al acto o contrato, la ley le
impide, así como también a sus herederos o cesionarios, reclamar la nulidad.
Con esto, la ley protege a la persona que contrató de buena fe con el incapaz relativo.
65
Excepción: Con todo, en un caso el incapaz relativo que incurrió en el dolo podrá acogerse a la
regla general y alegar la nulidad relativa:
Cuando simplemente aseveró ser mayor de edad, o no encontrarse bajo interdicción u otra causa
de incapacidad. En este caso, la ley castiga la excesiva credulidad de la persona que ha
contratado con el incapaz relativo, cuando era razonable suponer que éste no podía contratar por
sí solo.
4.4) LA LESIÓN.
a) Concepto.
Se entiende por lesión el perjuicio que una parte experimenta en un contrato conmutativo,
cuando recibe de la otra parte un valor sustancialmente inferior al de la prestación que el primero
a su vez suministra.
Por regla general, dicha equivalencia es subjetiva, vale decir, se entrega a la voluntad de las
partes.
Sólo excepcionalmente es objetiva, esto es, cuando la ley impone ciertos límites o reglas mínimas
de equivalencia en las prestaciones.
En nuestro Derecho La Lesión tiene un carácter objetivo, en tanto que los otros vicios de la
voluntad tienen un carácter subjetivo.
Cuando la desproporción de las prestaciones es GRAVE O ENORME, la ley entra en acción, para
resguardar la debida equidad o igualdad entre las partes.
Como señala Josserand, los más débiles deben ser protegidos contra los más ávidos y astutos,
para así nivelar las desigualdades excesivas, en una determinada relación jurídica.
1.- Algunos autores la consideran, como en otras legislaciones, un vicio subjetivo, UN VICIO DEL
CONSENTIMIENTO.
Afirman que el individuo sufre lesión en el acto jurídico por presión de las circunstancias:
Por ejemplo, préstamos con intereses usurarios ante un estado de necesidad; o por influencia de
un mal cálculo que provoca un perjuicio, como sucede si una persona compra un terreno en el
que cree hallará un tesoro; o en general, por cualquiera causa que se traduce en una presión en
la voluntad que no implique sin embargo error, fuerza o dolo.
66
En todas las situaciones anteriores, una de las partes ha explotado intencionalmente la necesidad,
los apuros, la ligereza o la inexperiencia del otro contratante (códigos alemán, italiano, suizo y
argentino, en tal posición). Se mira por ende la intencionalidad del beneficiado con la lesión. La
misma tendencia se ha ido aceptando en el derecho inglés, en salvaguarda de la equidad.
Derecho Comparado:
El CC italiano también establece la lesión con un carácter subjetivo como vicio de la voluntad o del
consentimiento, y establece que puede anularse un contrato cuando las prestaciones de las partes
son notablemente desproporcionadas, porque una de ellas obtuvo la celebración del contrato en
esas condiciones, aprovechando el Eº de necesidad en que se encontraba la otra parte.
“Podrán anularse los actos viciados de error, dolo, violencia, intimidación o simulación.
También podrá demandarse la nulidad o la modificación de los actos jurídicos cuando una de las
partes explotando la necesidad, ligereza o inexperiencia de la otra, obtuviera por medio de ellos
una ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y sin justificación.
Se presume, salvo prueba en caso contrario, que existe tal explotación en caso de notable
desproporción de las prestaciones.
Los cálculos deberán hacerse según valores al tiempo del acto y la desproporción deberá subsistir
en el momento de la demanda. Sólo el lesionado o sus herederos podrán ejercer la acción cuya
prescripción se operará a los cinco años de otorgado el acto.
El accionante tiene opción para demandar la nulidad o un reajuste equitativo del convenio, pero
la primera de estas acciones se transformará en acción de reajuste si éste fuere ofrecido por el
demandado al contestar la demanda.”
2.- Otros autores sostienen que la lesión en nuestro Derecho, al igual que en el derecho francés,
es un vicio objetivo, predominando, por sobre elementos subjetivos, el elemento material
del perjuicio experimentado.
67
En nuestro Derecho, se dan las siguientes razones para aseverar que la lesión es un vicio
objetivo:
1º La historia de la ley: el proyecto de 1853 la enumeraba entre los vicios del consentimiento. Su
posterior supresión demostraría la intención del legislador de no considerarla como uno de tales
vicios.
La opinión mayoritaria de nuestra doctrina postula la lesión como un vicio objetivo, ya que para
sancionarlo basta con demostrar la desproporción de las prestaciones señaladas en la ley.
Apartándose del tratamiento general, Carlos Ducci trata de la lesión en el error, como un caso de
error en la magnitud de las prestaciones.
Tiene cabida en los actos jurídicos unilaterales, en los contratos onerosos (aquellos contratos que
tienen por objeto la utilidad de las partes), dentro de los contratos onerosos se aplican única y
exclusivamente a los contratos onerosos conmutativos (aquellos en que las prestaciones de las
partes se miran como equivalentes).
No se aplica la lesión a los contratos gratuitos que tienen por objeto la utilidad de las partes, ni
en los contratos aleatorios en que la equivalencia consiste en una contingencia incierta de
ganancia o pérdida.
Los casos en que la ley establece que la lesión reviste el carácter de Enorme son:
EL VENDEDOR sufre lesión enorme, cuando EL PRECIO que recibe ES INFERIOR A LA MITAD
DEL JUSTO PRECIO de la cosa que vende.
68
EJEMPLO:
VENDEDOR RECIBE UN PRECIO DE: $4.999.999 (VALOR MENOR A LA MITAD DEL JUSTO PRECIO
DE LA COSA QUE VENDE: $5.000.000)
JUSTO PRECIO DE LA COSA QUE VENDE: $10.000.000
EL COMPRADOR sufre lesión enorme cuando EL JUSTO PRECIO de la cosa que compra ES
INFERIOR A LA MITAD DEL PRECIO QUE PAGA POR ELLA.
EJEMPLO:
COMPRADOR PAGA $2.000.000 (PRECIO)
JUSTO PRECIO: $900.000
VALOR DEL JUSTO PRECIO ES INFERIOR A LA MITAD DEL PRECIO PAGADO (MITAD DEL PRECIO
PAGADO: $1.000.000 / JUSTO PRECIO DE $900.000 ES INFERIOR A LA MITAD DEL PRECIO
PAGADO)
El art. 1890 consagra las alternativas u opciones que da la ley a los contratantes contra los
cuales se pronuncia la rescisión.
EJEMPLO:
VENDEDOR RECIBE UN PRECIO DE: $4.999.999 (VALOR MENOR A LA MITAD DEL JUSTO PRECIO
DE LA COSA QUE VENDE: $5.000.000)
JUSTO PRECIO DE LA COSA QUE VENDE: $10.000.000
COMPLETA JUSTO PRECIO CON DEDUCCIÓN DE UNA DÉCIMA PARTE ($10.000.000 - $1.000.000
(10%) = $9.000.000)
EJEMPLO:
COMPRADOR PAGA $2.000.000 (PRECIO)
JUSTO PRECIO: $900.000
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VALOR DEL JUSTO PRECIO ES INFERIOR A LA MITAD DEL PRECIO PAGADO (MITAD DEL PRECIO
PAGADO: $1.000.000 / JUSTO PRECIO DE $900.000 ES INFERIOR A LA MITAD DEL PRECIO
PAGADO)
JUSTO PRECIO AUMENTADO EN UNA DÉCIMA PARTE ($900.000 + $90.000 (10%) JUSTO
PRECIO) = $990.000
RESTITUIR EL EXCESO DEL PRECIO RECIBIDO SOBRE EL JUSTO PRECIO AUMENTADO EN UNA
DÉCIMA PARTE:
PRECIO RECIBIDO $2.000.000
MENOS EXCESO SOBRE JUSTO PRECIO + 10% $ 990.000
VALOR POR RESTITUIR $1.010.000
El art. 1892 dispone que la acción rescisoria por lesión enorme es irrenunciable.
El art. 1896 establece que la acción para atacar la lesión enorme prescribirá en el plazo de cuatro
años, contados desde la fecha del contrato.
La permuta de bienes raíces es un contrato en que las partes consienten el intercambiar una
especie o cuerpo cierto por otro, se llama también cambio. 1897 CC
Aquí encontramos la particularidad de que no estamos frente a un acto jurídico bilateral, sino a un
acto jurídico unilateral, porque la aceptación de una asignación hereditaria o testamentaria así lo
es.
Puede rescindirse cuando el asignatario ha experimentado LESIÓN GRAVE, y ello ocurre cuando
el valor de la asignación ha disminuido en más de la mitad, en virtud de disposiciones
testamentarias de que no se tenía noticia al tiempo de aceptar, así lo establece el art 1234 CC.
La adjudicación puede rescindirse por lesión enorme, y se entiende que hay lesión enorme
cuando el adjudicatario resulta perjudicado en más de la mitad de su cuota.
70
La adjudicación es el acto por el cual se entrega a un comunero bienes determinados en
reemplazo de su cuota en la comunidad. Así lo establece el Art. 1348 CC.
5º Cláusula penal enorme: art. 1544.
Conforme al Art. 1535 CC, la CLAUSULA PENAL es aquella en que una persona para garantizar el
cumplimiento de una obligación, SE OBLIGA A UNA PENA QUE CONSISTE EN DAR O HACER ALGO
en caso de no cumplir o retardar la obligación principal.
Cuando la cláusula penal tiene el carácter de ENORME, en los casos que señala el Art. 1544 CC,
que rebaja la prestación en los términos que este precepto señala.
En el contrato de mutuo, si se estipula un interés superior al máximo que la ley permite estipular,
y el máximo de interés convencional es el 50 % del interés corriente, la sanción consiste en que
se reduce el interés al interés corriente, así lo establece el Art. 2206 CC.
Por ejemplo:
Interés corriente: 3%
Se pacta un interés convencional de 5.2%
Sanción: Se reduce al interés corriente (3%)
Límite al interés convencional es el Interés máximo legal que es el interés corriente
aumentado hasta en un 50%, por ejemplo, 4.5%.
7º Anticresis: artículo 2443.
La anticresis, que es un contrato en que se entrega al acreedor un inmueble para que se pague
con sus frutos. (2435 CC).
71
d) Sanción de la lesión.
En principio, puede acarrear la NULIDAD RELATIVA del contrato; sin embargo, el litigante
afectado puede impedirla, tratándose de la compraventa de inmuebles, completando el justo
precio -menos el 10%- o restituyendo el exceso de lo percibido -aumentado en un 10%- (art.
1890);
En otros casos, la sanción será la REDUCCIÓN de la estipulación que contiene una suma lesiva, a
una suma razonable, como en el caso de la cláusula penal enorme (artículo 1544).
A diferencia de lo que ocurre con la lesión enorme, que supone la desproporción de las
prestaciones al momento de contratar, cabe preguntarse qué ocurre cuando tal desproporción
grave se origina con posterioridad a la celebración del contrato: estamos aquí ante un caso de
EXCESIVA ONEROSIDAD SOBREVINIENTE.
El problema se encuentra resuelto en el Derecho Internacional Público, con la llamada “cláusula
rebus sic stantibus”, que se presume formar parte de todos los tratados internacionales
permanentes, y según la cual “una convención sólo sigue en vigencia mientras el estado de cosas
existente al momento en que se suscribió el tratado, no sufra modificaciones esenciales”.
Este principio viene a morigerar o atenuar el rígido principio “Pacta sunt servanda”.
Cabe preguntarse entonces si puede aplicarse en el campo del derecho privado y específicamente
del Derecho Civil, el principio rebus sic stantibus.
El CC. italiano de 1942 lo consagró expresamente al admitir la resolución del contrato por
excesiva onerosidad sobreviniente.
Así, por ejemplo, si un comerciante se compromete a entregar en cierto plazo mercaderías por
valor de $ 10.000.000.-, pero estalla en el intertanto un conflicto bélico o se produce una grave
crisis económica y el valor de dichas mercaderías se triplica, de manera que resultaría
manifiestamente inequitativo obligar al proveedor a cumplir con su obligación ateniéndose
estrictamente a los términos pactados, atendiendo a que los acontecimientos sobrevinientes eran
imprevisibles y no imputables a la culpa o el dolo del mencionado contratante.
Para que se admita en el derecho italiano la resolución por excesiva onerosidad sobreviniente, se
requiere la concurrencia de tres condiciones:
72
1º Que estemos ante contratos de ejecución diferida o de tracto sucesivo;
2º Que la onerosidad sobreviniente sea excesiva; y
3º Que dicha onerosidad sobreviniente y excesiva, sea producto de contingencias imprevisibles y
no de hechos normales en algunos contratos.
Se agrega que el art. 1545 considera los casos normales y no los imprevisibles y extraordinarios, y
que una interpretación progresiva y justa debe reconocer que la excesiva onerosidad
sobreviniente por causas imprevisibles es una laguna legal que debe ser llenada por los
tribunales, aplicando la equidad, de conformidad al art. 170 Nº 5 del CPC.-
(NOTA: El único caso que trata el CC. De una posible imprevisión esta señalado en el Art. 2003
respecto a la confección de una obra material)
b.- La Capacidad
LA CAPACIDAD.
a) aspectos generales.
Es el segundo requisito de validez de todo acto jurídico. Al tratar de la voluntad, decíamos que
para ser considerada por el Derecho, se requería que fuere seria, esto es, manifestada con la
intención de obligarse, por persona capaz. Tal principio fundamental, se recoge en el artículo
1445 del CC.
73
b) Definición de capacidad de ejercicio: art. 1445.
Consiste en poder obligarse una persona por sí misma, sin el ministerio o la autorización de otra.
Es la facultad para adquirir derechos y contraer obligaciones por sí mismo, de manera de ejercer
los primeros y cumplir las segundas sin la necesidad de que intervenga la voluntad de un tercero.
La capacidad SE PRESUME por ende, y quien alega incapacidad propia o de otra persona, debe
probar tal circunstancia.
c.2) Las normas que regulan la capacidad son de ORDEN PÚBLICO, y en consecuencia, no cabe
modificarlas ni dejarlas de lado en un acto jurídico.
Sea por la ley, sea por sentencia judicial fundada en la primera, dos factores pueden incidir para
decretar a una persona incapaz:
1.- La edad
2.- La salud mental.
1.- Se considera incapaces a quienes no han alcanzado cierta edad, atendiendo al insuficiente
desarrollo físico y psíquico del individuo, así como también a la falta de experiencia suficiente para
actuar por sí mismo en el campo de los negocios jurídicos.
La falta de desarrollo físico y mental origina considerar incapaces a los impúberes. Carecen de
juicio y discernimiento.
La falta de experiencia ocasiona incluir entre los incapaces a los menores adultos. Estos, si bien
tienen el suficiente juicio y discernimiento, carecen de la experiencia suficiente para actuar en el
ámbito de los negocios jurídicos.
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Los impulsos irrefrenables que pueden originar un grave perjuicio en el patrimonio de un
individuo (lo que mueve a la ley a declarar incapaces a los disipadores o dilapidadores, que no
han demostrado poseer prudencia en el actuar).
A los dos factores señalados, se sumaba, hasta el año 1989, el sexo y el estado civil:
Se incluía entre los incapaces a la mujer casada bajo el régimen patrimonial de sociedad
conyugal.
Hoy la mujer casada en sociedad conyugal es plenamente capaz, en teoría, porque en la práctica
el CC. mantiene importantes limitaciones a su actividad jurídica, situación que lleva a algunos a
señalar que en los hechos, continúa siendo incapaz.
Así se desprendería de los Art.. 1749, 1752 y 1754, normas que establecen que el marido es el
jefe de la sociedad conyugal y como tal administra los bienes sociales y los de su mujer; la mujer,
por sí sola, no tiene derecho alguno sobre los bienes sociales durante la vigencia de la sociedad
conyugal; la mujer no puede enajenar o gravar ni dar en arrendamiento o ceder la tenencia de
sus bienes propios que administre el marido.
Se distingue entre:
Absolutamente incapaces y
Relativamente incapaces.
Son tales:
Los dementes,
Los impúberes y
Los sordos o sordomudos que no pueden darse a entender claramente.
“La incapacidad absoluta impide ejecutar por sí mismo acto jurídico alguno”.
LOS RELATIVAMENTE INCAPACES tienen voluntad, pero les falta experiencia o prudencia en el
actuar.
Son tales:
Los menores adultos y
Los disipadores que se hallen bajo interdicción de administrar lo suyo.
75
La incapacidad relativa permite actuar por sí mismo, pero siempre que se cuente con la
autorización previa del representante del incapaz.
NOTA: Recordemos que junto a las incapacidades de ejercicio indicadas, existen ciertas
incapacidades especiales o particulares de goce: se trata de algunas prohibiciones que la ley ha
impuesto a ciertas personas para ejecutar determinados actos jurídicos.
1º Los dementes.
La Corte Suprema ha sostenido que debe entenderse por tales “a todos los que tengan DE UN
MODO PERMANENTE sus facultades mentales sustancialmente deterioradas, todos aquellos que
se encuentran privados de razón”.
El CC. contempla reglas especiales relativas a la curaduría de los dementes, en sus arts. 456 a
468.
Para determinar los EFECTOS de los actos del demente, debemos distinguir entre los actos
realizados antes de la declaración de interdicción por causa de demencia y los realizados con
posterioridad.
Si son realizados por el demente por sí solo, SERÁN NULOS, excluyéndose la posibilidad de alegar
que se realizaron en un intervalo lúcido (art. 465, 1º).
En cuanto a los actos realizados por el demente con anterioridad al decreto de interdicción:
SERÁN VÁLIDOS, a menos que se pruebe que al ejecutarlos o celebrarlos, ya estaba demente
(art. 465, 2º).
76
No existiendo interdicción declarada, nos encontramos ante una presunción simplemente legal:
puede probarse que la persona, al celebrar el acto jurídico, estaba demente.
El art. 468 regula lo concerniente a la rehabilitación del demente. Deberá probarse que ha
recobrado permanentemente la razón.
2º Los impúberes.
El art. 26 establece que son impúberes los hombres menores de 14 años y las mujeres
menores de 12 años.
En lo que se refiere a la posesión de los bienes muebles, establece el art. 723, 2º, que los
dementes y los infantes son incapaces de adquirir dicha posesión. Acontrario sensu, los
impúberes propiamente tales sí podrán adquirirla.
Cabe consignar que hasta la publicación de la Ley número 19.904, del 3 de octubre de 2003, el
Código consideraba como absolutamente incapaz al sordomudo que no podía darse a
entender por escrito, lo que suponía una evidente discriminación que afectaba al sordomudo
analfabeto. Hoy, la situación es diferente, en dos sentidos:
Al respecto, el artículo 1019, que regula el otorgamiento del testamento abierto por parte del
sordo o sordomudo que puedan darse a entender claramente, establece que tratándose de estas
77
personas, “la primera y la segunda lectura deberá efectuarse, además, ante un perito o
especialista en lengua de señas, quien deberá, en forma simultánea, dar a conocer al otorgante el
contenido de la misma.”.
Finalmente, el artículo 382 del Código de Procedimiento Civil, dispone en sus incisos 3º y 4º: “Si
el testigo fuere sordo, las preguntas le serán dirigidas por escrito; y si fuere mudo, dará por
escrito sus contestaciones.
Si no fuere posible proceder de esta manera, la declaración del testigo será recibida por
intermedio de una o más personas que puedan entenderse con él por medio de la lengua de
señas, por signos, o que comprendan a los sordos o sordomudos.”
1.- Nunca pueden actuar por sí mismos en el mundo jurídico, sino que siempre representados
(art. 43).
2.- Si actúan por sí mismos, el acto jurídico adolece de nulidad absoluta: art. 1682. Para algunos
autores, la sanción no sería la nulidad sino la inexistencia jurídica, por falta de voluntad.
3.- Los actos de los absolutamente incapaces no producen ni aun obligaciones naturales (art.
1470) y no admiten caución (art. 46).
5.- Las obligaciones generadas por actos de los absolutamente incapaces no pueden ser novadas
(art. 1630).
Normalmente, los menores están sometidos a la potestad del padre y la madre (quienes ejercen
la potestad parental, que incide en la persona del menor, y la patria potestad, que incide en los
bienes del menor), o a la curaduría o tutela, según sean púberes o impúberes.
78
Art.. 251 (administrar y gozar de su peculio profesional o industrial),
Art. 262 (disponer de sus bienes por testamento y reconocer hijos),
Art. 723 (adquirir la posesión de bienes muebles),
Art. 2128 (para actuar como mandatario).
Generalmente, consistirán en la AUTORIZACIÓN JUDICIAL (por ejemplo, Art.. 254, 255, 393 y
397); la aprobación judicial (por ejemplo, arts. 400, 1326, 1342); y la venta en pública subasta
(art. 394).
La ley permite también que el menor actúe por sí solo, en el caso de ejercer cualquier empleo o
profesión liberal, industria u oficio (artículo 251).
En estos casos, los bienes adquiridos por el menor conforman su patrimonio profesional o
industrial. Se presume que si el menor es capaz de obtener emolumentos, también tiene el
suficiente juicio y experiencia para administrarlos por sí mismo. Con todo, para enajenar o
hipotecar los bienes raíces y sus derechos hereditarios, se requiere autorización judicial (art. 254).
LA DISIPACIÓN DEBE SER REITERADA, de manera que se demuestre una falta total de
prudencia.
La interdicción puede ser DEFINITIVA o sólo PROVISORIA, mientras se decide la causa (art. 446).
Los decretos de interdicción provisoria o definitiva (al igual que tratándose del demente), DEBEN
inscribirse en el Registro de Interdicciones y Prohibiciones de Enajenar y notificarse al público por
medio de tres avisos.
Todos los actos jurídicos realizados por el disipador ANTES DE DICTARSE EL DECRETO DE
INTERDICCIÓN, “SON VÁLIDOS”.
La interdicción del disipador o del demente, debe solicitarse, en forma de juicio, por determinadas
personas, generalmente el cónyuge y ciertos parientes. En todo caso, tratándose de un loco
furioso, cualquiera persona puede solicitar la interdicción (Art.. 443 y 459).
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3º Características comunes a los relativamente incapaces:
1.- Pueden actuar personalmente, previa autorización de sus representantes, o a través de éstos
últimos.
2.- Si actúan por sí mismos, sin estar previamente autorizados, sus actos adolecerán de NULIDAD
RELATIVA (art. 1682).
3.- Los actos de los MENORES ADULTOS producen OBLIGACIONES NATURALES (art. 1470 Nº 1);
No así tratándose de los actos de los disipadores, porque éstos últimos carecen del suficiente
juicio y discernimiento.
5.- Los actos de los relativamente incapaces pueden ser ratificados (art. 1684).
6.- Las obligaciones naturales producidas por los actos de los menores adultos, pueden ser
novadas (art. 1630).
Ejemplos de normas prohibitivas: arts. 412, 2º; 1796 a 1798, nulidad absoluta.
En el segundo caso (IMPERATIVA), por regla general la sanción será la NULIDAD RELATIVA.
Ejemplo de norma imperativa: art. 412, 1º, nulidad relativa. En otros casos, la sanción puede ser
distinta a la nulidad, como acontece en el art. 114.
La incapacidad propiamente tal dice relación con la “carencia de una aptitud intrínseca del
individuo”.
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La legitimación para el negocio es una relación entre el sujeto y el objeto del acto jurídico.
La capacidad de ejercicio revela la idoneidad del sujeto para actos jurídicos en general,
idoneidad que se mide en relación con un grado de desarrollo psíquico general.
Así las cosas, podemos concluir que las incapacidades particulares o prohibiciones, afectan la
capacidad de goce de un individuo, porque le impiden, en ciertas circunstancias y respecto de
determinadas personas, la adquisición de derechos y la asunción de obligaciones.
II.- Teoría del Acto Jurídico.
c.- El Objeto
EL OBJETO.
a) En qué consiste.
En estricto derecho, el objeto inmediato del acto jurídico es la obligación que se genera por él.
De tal forma, el objeto del acto jurídico serían los derechos y obligaciones por él
creados, mientras que el objeto de las obligaciones son una o más cosas que se trata de dar,
hacer o no hacer, es decir, la prestación debida.
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Por lo tanto, puede tratarse de cosas PRESENTES o FUTURAS.
Si la cosa existe durante los tratos preliminares o precontractuales pero se destruye antes de
perfeccionar el acto jurídico, éste no llega a nacer y por ende no hay obligación por ausencia de
objeto; igual acontece si se contrata en el supuesto que la cosa existía y dicho supuesto era falso:
art. 1814, 1º. Algunos autores señalan que este es un caso de inexistencia jurídica.
En el caso de las cosas futuras, es decir si la cosa no existe al tiempo del contrato pero se
espera que exista, EL ACTO JURÍDICO SERÁ VÁLIDO, pudiendo asumir dos formas:
1º Puede tratarse de un contrato aleatorio: en este caso, las partes sujetan la prestación a
una contingencia incierta de ganancia o pérdida.
Dependerá del álea, que la cosa objeto del acto jurídico llegue o no a existir y en qué cantidad.
LA EXCEPCIÓN, que se trata de un contrato aleatorio (aquí, estamos ante un caso en el cual,
excepcionalmente, la ley presume una condición, alterándose el principio en virtud del cual las
modalidades requieren de un pacto expreso).
Que la cosa sea comerciable, significa que puede ser objeto de una relación jurídica, que puede
radicarse en un patrimonio, que pueda ser susceptible de dominio.
NO DEBEMOS CONFUNDIR LAS COSAS COMERCIABLES CON LAS COSAS ENAJENABLES, aunque
usualmente las primeras son también de la segunda clase.
Así, UNA COSA PUEDE SER COMERCIABLE PERO INALIENABLE, como ocurre con el derecho de
alimentos o el derecho de uso o habitación. Se trata de derechos personalísimos, que se radican
en un patrimonio, y que por lo mismo son comerciables, pero no pueden transferirse. Para que la
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cosa sea comerciable entonces, basta que pueda incorporarse al patrimonio de un individuo, sin
que necesariamente pueda transferirse con posterioridad.
La incomerciabilidad puede ser absoluta o relativa, caso éste último en que el uso exclusivo de
una cosa puede entregarse, cumpliendo ciertos requisitos, a determinadas personas: por ejemplo,
concesión de parte de un bien nacional de uso público.
Las cosas deben estar determinadas a lo menos en cuanto a su género (art. 1461).
Por ejemplo, un caballo -, dentro del género ilimitado de los animales. Tal es la determinación
mínima requerida por la ley. La determinación máxima, será cuando estamos ante una especie o
cuerpo cierto.
Además, debe haber una determinación cuantitativa, pues de lo contrario tampoco estaríamos
ante una manifestación seria de voluntad.
No obstante, la cantidad puede ser inicialmente incierta, siempre y cuando en el propio acto
jurídico se fijen reglas o datos que permitan determinarla.
Lo anterior deja de manifiesto que el objeto también puede ser determinable, es decir, susceptible
de una determinación posterior.
En cuanto a la CALIDAD de la cosa debida, se entenderá, si nada han dicho las partes, que se
debe una cosa de calidad a lo menos mediana: art. 1509.
c) Requisitos del objeto, cuando recae en un hecho: art. 1461, último inciso.
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1) Debe ser un hecho determinado o determinable.
Tal imposibilidad física debe ser absoluta, vale decir, el hecho debe ser irrealizable para cualquier
persona.
La imposibilidad absoluta puede ser perpetua o temporal. En el segundo (temporal) caso, habrá
que atender al momento y lugar en donde debe cumplirse la obligación, para concluir si se trata
de un hecho posible.
Es moralmente imposible, el hecho prohibido por las leyes, o el contrario a las buenas costumbres
o al orden público.
Debemos tener presente en este punto los Art.. 10 y 1466, acerca de los actos prohibidos por la
ley.
d) El objeto lícito.
De acuerdo a lo dispuesto en el art. 1445 número 3, EL OBJETO TAMBIÉN DEBE SER LÍCITO.
No hay acuerdo en la doctrina acerca de lo que debe entenderse por OBJETO LÍCITO.
Somarriva sostiene que objeto lícito es el que está de acuerdo con la ley, las buenas costumbres y
el orden público.
Claro Solar señala que es aquél que está conforme con la ley, es reconocido por ella.
Para Eugenio Velasco, objeto lícito es aquél que cumple con todas las exigencias legales
contenidas en el art. 1461:
84
Realidad,
Comerciabilidad y
Determinación,
Si se trata de un hecho:
De todas formas, la ley adopta un criterio casuístico, y SEÑALA LAS HIPÓTESIS DE OBJETO
ILÍCITO en los arts. 1462 a 1466, que analizaremos a continuación:
6º Venta de ciertos libros prohibidos cuya circulación es prohibida por autoridad competente, de
láminas, pinturas y estatuas obscenas, y de impresos condenados como abusivos de la libertad de
prensa: art. 1466.
1462 CC. “Hay OBJETO ILÍCITO en todo lo que contraviene al Derecho Público Chileno. Así la
promesa de someterse en Chile a una jurisdicción no reconocida por las leyes chilenas, ES NULA
por el vicio del objeto”.
El caso señalado en el art. 1462, en cuanto a someter la decisión de un litigio a una jurisdicción
no reconocida por nuestras leyes, es sólo ejemplar.
85
A juicio de algunos, dicha estipulación sería ilícita, pues desconocería las normas de
jurisdicción y competencia establecidas en el Código Orgánico de Tribunales, infringiendo por
ende, el derecho público chileno.
Para otros, tal estipulación no estaría prohibida por el artículo 1462, porque las jurisdicciones
extranjeras estarían reconocidas por las leyes chilenas, desde el momento que el Código de
Procedimiento Civil contiene normas relativas al cumplimiento de resoluciones dictadas por
tribunales extranjeros.
En todo caso, es perfectamente válida la cláusula de un contrato en la que las partes acuerdan
someter el conocimiento y fallo de cualquiera dificultad que entre ellas se suscite a un JUEZ
ÁRBITRO, pues tales jueces son admitidos por la ley para resolver determinados asuntos.
“El derecho de suceder por causa de muerte a una persona viva NO PUEDE SER OBJETO DE UNA
DONACIÓN O CONTRATO, aun cuando intervenga el consentimiento de la misma persona.
Las convenciones entre la persona que debe una legítima y el legitimario, relativas a la misma
legítima o mejoras, están sujetas a reglas especiales contenidas en el título De las asignaciones
forzosas”.
“EL DERECHO DE SUCEDER POR CAUSA DE MUERTE A UNA PERSONA VIVA, NO PUEDE SER
OBJETO DE UNA DONACIÓN O CONTRATO, AUN CUANDO INTERVENGA EL CONSENTIMIENTO
DE LA MISMA”.
Los términos del art. 1463 no son del todo precisos, puesto que alude a “una donación o
contrato”, en circunstancias de que la donación es también un contrato.
Por ello, se ha entendido que el legislador ha querido decir que EL DERECHO DE SUCEDER A UNA
PERSONA VIVA NO PUEDE SER OBJETO DE CONVENCIÓN ALGUNA, A TÍTULO GRATUITO U
ONEROSO.
La prohibición se refiere tanto a los actos jurídicos unilaterales como bilaterales, sin perjuicio que
preferentemente alude a estos últimos.
La REGLA GENERAL del art. 1463 tiene una EXCEPCIÓN sin embargo, contemplada en el art.
1204, relativa a la cuarta de mejoras:
86
La excepción consiste en prometer no donar ni asignar por testamento parte alguna de la cuarta
de mejoras.
Significa todo acto de disposición entre vivos por el cual el titular de un derecho lo
transfiere a otra persona o constituye sobre él un nuevo derecho a favor de un
tercero, que viene a limitar o gravar el suyo. Por ejemplo, constituir una hipoteca o una
prenda.
En efecto, cabe precisar que la adjudicación de alguno de los bienes señalados en el artículo 1464
no constituye enajenación, puesto que la adjudicación es un título declarativo y NO
traslaticio de dominio.
En este caso, por una ficción legal, se entiende que el adjudicatario siempre fue el dueño
exclusivo del bien que se le adjudicó, desde el mismo momento en que se formó la comunidad.
87
En otras palabras, la adjudicación sólo viene a “declarar” un dominio preexistente, y por
ende tiene efecto retroactivo.
No hay pues enajenación, pues ésta supone un título traslaticio que la anteceda.
Los arts. 718, 1344 y 2417 responden a los principios anteriores.
Cabe en este punto relacionar el art. citado con el art. 1810, norma que dispone que: “pueden
venderse todas las cosas corporales o incorporales, cuya enajenación no esté prohibida por ley”.
Debemos recordar que UNA LEY ES PROHIBITIVA cuando impide realizar un acto en forma
alguna, bajo ninguna circunstancia o respecto.
Considerando lo anterior, puede concluirse que el art. 1464 es una NORMA PROHIBITIVA sólo en
sus números 1 y 2, pero no así en sus números 3 y 4, casos estos últimos en los que se
permite la enajenación, cumpliendo ciertos requisitos, circunstancia que nos hace estar
ante una NORMA IMPERATIVA DE REQUISITO.
Según si las cosas pueden o no ser objeto de relaciones jurídicas por los particulares, se clasifican
en COMERCIABLES e INCOMERCIABLES.
Bienes comerciables son los que pueden ser objeto de relaciones jurídicas privadas, de manera
que sobre ellos puede recaer un derecho real o puede constituirse a su respecto un derecho
personal.
Bienes incomerciables son los que no pueden ser objeto de relaciones jurídicas por los
particulares.
Las cosas comunes a todos los hombres, como la alta mar y el aire (art. 585);
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En el segundo y tercer caso, se trata de bienes sustraídos del comercio humano para destinarlos a
un fin público.
Los primeros (incomerciables) no pueden ser objeto de relaciones jurídicas de derecho privado;
Los segundos (inalienable), son cosas que están sujetas simplemente a una prohibición de ser
enajenadas, pero son comerciables, pues no obstante la limitación apuntada, constituyen el
objeto de un derecho privado.
Son tales, aquellos que si bien pueden ser objeto de una relación jurídica, pueden radicarse en un
patrimonio, sólo pueden ser ejercidos por su titular, sin posibilidades de ser enajenados por acto
entre vivos y extinguiéndose con la muerte de éste.
3.- ENAJENACIÓN DE LAS COSAS EMBARGADAS POR DECRETO JUDICIAL: art. 1464
número 3.
El embargo es una institución, en estricto sentido, propia del juicio ejecutivo, y consiste en la
aprehensión compulsiva, hecha por mandamiento del juez que conoce la ejecución, de uno o más
bienes determinados del deudor y en su entrega a un depositario, que debe mantenerlos a
disposición del tribunal, todo con el fin de asegurar el pago de la deuda.
Pero para la mayoría de la doctrina, el término “embargo” está tomado en un sentido más
amplio en el art. 1464, abarcando, además del embargo propiamente tal, otras instituciones que
también tienen por objeto asegurar el resultado del juicio, como acontece con:
En este punto (La prohibición judicial de ejecutar y celebrar actos y contratos sobre bienes
determinados), debemos tener presente los arts. 297 y 453 del CPC.
El art. 297 dispone que en el caso de que la prohibición recaiga sobre BIENES RAÍCES, deberá
inscribirse en el Registro del respectivo Conservador, y sin este requisito no producirá efecto
respecto de terceros.
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Cuando la prohibición recaiga sobre BIENES MUEBLES, sólo producirá efecto respecto de terceros
que tengan conocimiento de ella al tiempo del contrato que celebren con el propietario de la cosa
y que tenga por objeto la misma; pero no obstante lo anterior, el demandado será en todo caso
responsable de fraude, si ha procedido a sabiendas.
El art. 453 señala por su parte que si el embargo recae sobre BIENES RAÍCES o DERECHOS
REALES constituidos en ellos, no producirá efecto alguno respecto de terceros sino desde la fecha
en que se inscriba en el respectivo registro conservatorio en donde estén situados los inmuebles.
Como se observa, en ambos casos, tanto respecto de las prohibiciones de gravar y enajenar
cuanto respecto a los embargos, la ley exige, para su oponibilidad a terceros, cuando recaen en
INMUEBLES, cumplir con los requisitos de publicidad indicados.
1.- Aplicación tanto en las enajenaciones voluntarias como forzadas: el número 3 del art. 1464 SE
APLICA TANTO A LAS ENAJENACIONES VOLUNTARIAS COMO A LAS FORZADAS.
Este último caso se plantea cuando un bien ha sido embargado en dos o más juicios.
Para proceder a su remate en uno de los tribunales, deberá requerirse la autorización de los
restantes jueces o el consentimiento de los acreedores.
Con mayor razón será necesaria la autorización o el consentimiento cuando la enajenación sea
voluntaria, es decir, se realice fuera de juicio.
En este caso, se estipula en una convención que el deudor -y propietario del bien- no podrá
gravar o enajenarlo, sin previa autorización del acreedor, concedida usualmente compareciendo
en la respectiva escritura de venta, hipoteca, etc.
La infracción de la cláusula sólo hará responsable al transgresor de los perjuicios que ocasionare
al acreedor en cuyo favor se estipuló la prohibición.
3.- Medios de enajenar válidamente las cosas embargadas o sobre las cuales se ha
decretado una prohibición judicial.
La ley señala dos medios para enajenar válidamente el bien que se encuentra en la situación
descrita:
3.1.- Autorización del juez: debe ser el mismo juez que decretó la prohibición o embargo.
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Si varios jueces han decretado embargos o prohibiciones sobre una misma cosa, todos deben
autorizar su enajenación.
En todo caso, al igual que en la situación anterior, el consentimiento del acreedor debe ser previo
a la enajenación.
El acreedor puede prestar su consentimiento por instrumento privado o público. Lo usual será que
comparezca en la escritura de compraventa que servirá de título para la tradición, es decir, para
la enajenación.
4.- ENAJENACIÓN DE ESPECIES CUYA PROPIEDAD SE LITIGA, SIN PERMISO DEL JUEZ
QUE CONOCE DEL LITIGIO: art. 1464 número 4.
COSAS LITIGIOSAS son los bienes muebles e inmuebles sobre cuyo dominio discuten en un juicio
las partes.
En esta materia, debemos tener presente lo dispuesto en los arts. 296 y 297 del CPC.
El inciso 2º del art. 296 dispone que para que los objetos que son materia del juicio se consideren
comprendidos en el número 4 del art. 1464, SERÁ NECESARIO QUE EL TRIBUNAL DECRETE
PROHIBICIÓN RESPECTO DE ELLOS.
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Por expreso mandato del artículo 106 de la citada ley, en las enajenaciones que se efectúen en
los aludidos juicios especiales, no tendrá aplicación lo dispuesto en los números 3 y 4 del artículo
1464 y el juez decretará sin más trámite la cancelación de los embargos u otras prohibiciones que
afecten al predio enajenado, aun cuando hubieren sido decretos por otros tribunales.
1465 CC: “El pacto de no pedir más en razón de una cuenta aprobada, no vele en cuanto al dolo
contenido en ella, si no se ha condonado expresamente. LA CONDONACIÓN DEL DOLO FUTURO
NO VALE”.
La condonación del dolo futuro es inaceptable para la ley, porque ello implicaría amparar una
inmoralidad y proteger la mala fe, así como destruir de paso la presunción general de buena fe.
Pero el dolo sí puede condonarse a posteriori, aunque dicha condonación ha de ser expresa.
1466 CC: “Hay asimismo objeto ilícito en las deudas contraídas en juegos de azar, en la venta de
libros cuya circulación es prohibida por la autoridad competente, de láminas o pinturas y estatuas
obscenas, y de impresos condenados como abusivos a la libertad de la prensa; y generalmente en
todo contrato prohibido por las leyes”.
2259 CC: “Sobre los juegos de azar se estará a lo dicho en el artículo 1466.
Los artículos que siguen son relativos a los juegos y apuestas lícitos”.
No obstante, hay diversos juegos de azar que leyes especiales permiten, fundamentalmente por
razones de beneficencia o interés general.
No debemos confundir los JUEGOS DE AZAR con los llamados JUEGOS DE DESTREZA.
Esos últimos, en los que no predomina la suerte, como en los primeros, pueden ser a su vez de
destreza corporal y de destreza intelectual, y son lícitos.
Los juegos de destreza corporal dan origen a acciones y excepciones civiles, es decir, originan
obligaciones civiles perfectas.
Los juegos de destreza intelectual originarían una obligación natural, esto es, una obligación que
no produce acción para exigir su cumplimiento, pero sí excepción, es decir, autorizan para retener
lo que se ha dado o pagado en razón de ellas (arts. 2263 y 2260, en relación con el art. 1470).
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6º Venta de ciertos libros prohibidos cuya circulación es prohibida por autoridad competente, de
láminas, pinturas y estatuas obscenas, y de impresos condenados como abusivos de la libertad de
prensa: art. 1466. (segunda parte).
Aquí, hay obviamente una razón de ORDEN PÚBLICO y MORAL, para impedir su circulación.
El art. 374 del Código Penal. establece una figura delictual relacionada con esta materia.
“El que vendiere, distribuyere o exhibiere canciones, folletos u otros escritos, impresos o no,
figuras o estampas contrarios a las buenas costumbres, será condenado…”
En relación a las publicaciones, cabe tener presente las normas de la Ley 19.733, “Sobre
libertades de opinión e información y ejercicio del periodismo.”
Este precepto debemos relacionarlo con los arts. 10 y 1682, que establecen precisamente que por
regla general, la sanción en caso de infringirse una norma prohibitiva, será la nulidad absoluta.
d.- La Causa
LA CAUSA.
a) Legislación positiva.
En primer lugar, la del artículo 1445, que INCLUYE A LA CAUSA LÍCITA ENTRE LOS REQUISITOS
DE VALIDEZ DE TODO ACTO JURÍDICO.
Seguidamente, el artículo 1467, QUE DEFINE LA CAUSA, y finalmente el artículo 1468, que
SANCIONA a quien contrata a sabiendas de que el acto jurídico adolece de causa ilícita.
1467 CC: “No puede haber obligación sin una causa real y lícita; pero no es necesario expresarla.
La pura liberalidad o beneficencia es causa suficiente.
SE ENTIENDE CAUSA EL MOTIVO QUE INDUCE AL ACTO O CONTRATO; y por causa ilícita la
prohibida por la ley, o contraria a las buenas costumbres o al orden público.
Así la promesa de dar algo en pago de una deuda que no existe, carece de causa; y la promesa
de dar algo en recompensa de un crimen o de un hecho inmoral, tiene causa ilícita”.
1468 CC: “No podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un objeto o causa ilícita a
sabiendas”
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Estas disposiciones, en términos generales, reproducen normas del Código Civil francés, que
también trata la causa en forma insuficiente, lo que hace decir a Josserand:
“La teoría de la causa tiene reputación bien ganada de ser abstracta y oscura; la reputación de
ello incumbe al legislador, que sólo ha consagrado a esta importante materia tres disposiciones
sumamente lacónicas, y a la tradición, que es indecisa y a veces contradictoria, como también a
la jurisprudencia”.
Así, algunos autores (Alessandri Rodríguez, Alessandri Besa y Leopoldo Urrutia) estiman que LA
CAUSA ES REQUISITO DE LA DECLARACIÓN DE VOLUNTAD, DEL ACTO O CONTRATO, como se
desprendería de la ubicación del artículo 1467, en el título que trata de los requisitos internos de
los actos o declaraciones de voluntad.
LA CAUSA DEL CONTRATO sería el INTERÉS JURÍDICO QUE INDUCE A CADA UNA DE LAS
PARTES A CONTRATAR.
Claro Solar, estima que el asunto no tiene importancia práctica, “ya que afectando la causa
esencialmente a la manifestación de voluntad, al consentimiento, tiene que referirse al contrato o
al acto jurídico, así como a la obligación que en ellos se genera”.
Nuestros tribunales han empleado indistintamente los conceptos de causa del contrato y causa de
la obligación. Un fallo señala: “Nuestro Código Civil exige para que pueda haber obligación o
contrato válido, fuera de otras condiciones, la existencia de una causa lícita”.
Otros autores expresan con mayor precisión que la causa del contrato son los motivos que
mueven a cada contratante a celebrar el acto. Estos móviles concretos, personales de cada
contratante, constituyen la causa ocasional, que como veremos, no tiene influencia en la validez
del contrato, a juicio de una parte de la doctrina.
En cambio, la causa de la obligación sería la razón jurídica por la cual el contratante asume su
obligación. Esta causa final es idéntica en contratos de la misma especie y es ajena a la
personalidad del contratante, es una noción abstracta de técnica jurídica.
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c) La causa, elemento de las obligaciones de origen voluntario y especialmente
contractuales.
CABE INDICAR QUE LA CAUSA SE APLICA SÓLO A LAS OBLIGACIONES DE ORIGEN VOLUNTARIO
Y ESPECIALMENTE CONTRACTUALES.
Cuando se habla de causa en relación con la obligación, ésta debe tener su origen en la
manifestación de voluntad del deudor.
En las obligaciones de otro origen (legales), no cabe referirse a la causa en el sentido expuesto.
Por eso, se ha fallado que no tratándose de una obligación emanada de un contrato, sino de una
obligación legal –de un acto de autoridad cuya fuente y causa está en la ley misma-, no es
aplicable el artículo 1467.
Por tanto, no puede existir la infracción consistente en que la obligación carecería de causa real y
lícita.
Doctrina de Domat.
La doctrina de la causa fue sistematizada por primera vez por el jurista francés Jean Domat (siglo
17), quien clasifica los contratos en cuatro categorías:
1º Casos en que dos individuos se dan recíprocamente cosa por cosa, como sucede en la venta y
en la permuta.
2º Casos en que se prestan mutuamente algún servicio, como sucede al encargarse cada uno de
los asuntos del otro.
3º Casos en que se presta algún servicio por una remuneración, como en el arrendamiento de
servicios; y
4º Casos en que sólo una de las partes de o haga, sin contraprestación alguna, como en las
donaciones por pura liberalidad.
Señala Domat que en las tres primeras especies de convención, la obligación de uno es el
fundamento de la del otro. La obligación de uno tiene su causa en la obligación del otro.
Si el acto es gratuito, el solo deseo de donar, de hacer el bien, toma el lugar de la causa.
De lo expuesto, aparece que Domat trata de explicar que la forma no tiene valor si no hay un
contenido en el contrato, una causa, que consiste en haber recibido, recibir o esperar recibir una
contraprestación, o en el solo propósito de hacer el bien.
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Esta “causa” no viene a ser otra cosa entonces, que el contenido de cada contrato; este surge y
es válido cuando las obligaciones que crea tienen una justificación, UNA CAUSA, lo que aparece
muy claro en los contratos onerosos, por oposición a los gratuitos, en que la mera liberalidad
toma el lugar de la causa.
Doctrina de Pothier.
Siguiendo a Domat, formula la doctrina de la siguiente manera:
En los contratos interesados (onerosos), la causa de la obligación que contrae una de las partes,
es lo que la otra le da o se compromete a darle, o el riesgo que tome de su cargo.
En los contratos de beneficencia (gratuitos), la liberalidad que una de las partes quiere hacer en
favor de la otra, es causa suficiente de la obligación que contrae en favor de ella.
Pero cuando una obligación NO TIENE CAUSA ALGUNA, o lo que es lo mismo, cuando la causa por
la cual ha sido contraída ES FALSA, LA OBLIGACIÓN ES NULA; y EL CONTRATO QUE LA
CONTIENE ES NULO.
Agrega Pothier que si se cumple una obligación sin causa, hay acción de repetición; y esta acción
se llama conditio sine causa.
Esta es la fuente de donde los redactores del Código Civil francés tomaron la doctrina de la causa,
y de ahí pasó a nuestro Código. Surge de este modo la noción de causa final, que difiere
sustancialmente de la causa ocasional y de la causa eficiente.
Por tanto, en esta acepción, la causa de las obligaciones es la fuente de donde éstas emanan:
contrato, cuasicontrato, delito, cuasidelito y la ley.
No es esta acepción la que nos interesa, pues si el legislador exige como condición de validez del
acto o contrato que éste tenga una causa lícita (artículo 1445), no se está refiriendo
evidentemente a las fuentes de las obligaciones, entre las que se encuentra el contrato, pues la
causa sería requisito del contrato y a la vez el contrato mismo, lo que es un absurdo.
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Es el fin que se propone lograr el deudor al obligarse y que es idéntico siempre en contratos de la
misma especie.
De tal forma, por ejemplo, en el contrato de compraventa, la causa final de cada contratante será
siempre la misma: para el vendedor, la obligación que contrae el comprador de pagar el precio;
para el comprador, la obligación del vendedor de entregar la cosa vendida. La causa final será por
tanto común a ambos contratantes e idéntica en contratos de la misma especie.
e.3) Causa ocasional: son los MOTIVOS INDIVIDUALES, PERSONALES DE CADA PARTE,
diferentes de una a otra persona, permaneciendo generalmente en el fuero interno de cada
individuo, sin expresarse.
Así, por ejemplo, en una compraventa, los motivos de cada comprador serán distintos:
Uno puede comprar para usar el bien; otro, para donarlo; un tercero, para arrendarlo, etc.
Como dice la doctrina francesa, si bien la causa queda dentro del campo contractual, los motivos
son ajenos al acto jurídico.
Tal distinción también se ha recogido en nuestra jurisprudencia, al señalarse que “la causa de un
contrato es el interés jurídico que induce a las partes a contratar, interés que es distinto e
independiente del móvil utilitario o subjetivo que hayan podido tener en cuenta al momento de
celebrar el contrato”(fallos de enero de 1923, de la Corte de Valparaíso; y de septiembre de 1924,
de la Corte Suprema, Repertorio, Tomo V, pág. 121).
Expuesta por Henry Capitant, puede considerarse como un derivado de la causa final. Sostiene
Capitant que EL FIN QUE SE PERSIGUE AL CELEBRAR UN ACTO JURÍDICO ES DE CARÁCTER
ECONÓMICO Y NO PURAMENTE JURÍDICO.
La causa es un fin económico que las partes persiguen al contratar, lo que está más de acuerdo
con la voluntad real del que se obliga. Incluso en los actos a título gratuito, el fin perseguido es
de carácter económico: el donante desea hacer pasar una parte de sus bienes a otro sin
contraprestación.
Conforme con esta doctrina, LA CAUSA SE IDENTIFICA CON EL FIN PRÁCTICO y por tanto, en un
contrato bilateral, la causa que determina a obligarse no es la obligación recíproca, sino el deseo
de obtener la ejecución de la prestación que se le ha prometido a cambio. No es la obligación
(concepto jurídico) sino la prestación (concepto económico) la causa.
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En efecto, cabe descartar:
Causa eficiente.
Causa ocasional, ya que si se atendiera a los móviles o motivos psicológicos de cada contratante,
que pueden variar hasta el infinito, se crearía una total inestabilidad jurídica.
En todo caso, la propia definición del artículo 1467 es poco feliz, pues parece confundir la causa
con los motivos.
Pero aún aceptando como válido el principio general que el Código se refiere a la causa final,
Avelino León y otros autores concluyen que es forzoso reconocer que cuando se plantea un
problema de causa ilícita, debe atenderse a la intención real de las partes, a los motivos
individuales, es decir, a la causa ocasional.
Esta búsqueda es indispensable y está permitida por la ley, considerando la propia definición de
causa lícita del artículo 1467.
En síntesis:
2º Cuando los motivos que inducen a contratar son ilícitos o contrarios a la moral, las buenas
costumbres o al orden público, o sea cuando estamos ante una CAUSA ILÍCITA, el juez debe
investigar la causa ocasional.
Visualizamos por tanto en nuestro Código Civil, en opinión de la mayoría de la doctrina nacional,
un sistema dual y no una doctrina unitaria de la causa.
Antes, el Código, en el artículo 1455, había empleado los conceptos de intención o motivo y
causa, al referirse al error en la persona.
Haciéndose cargo de la conclusión de la doctrina mayoritaria, señala que si el juez va a tener que
investigar siempre los motivos para saber si hay causa ilícita, se ve la inutilidad y lo artificioso de
la causa final.
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Lo lógico –concluye Ducci-, es que EL CONCEPTO DE CAUSA COMPRENDA TANTO LA CAUSA
LÍCITA COMO LA ILÍCITA; no se trata de instituciones distintas, sino de una misma; la causa
ilícita no es otra causa sino la misma que adolece de alguno de los vicios que la ley señala.
En efecto, como la causa no necesita expresarse, su fijación sólo puede provenir de una
interpretación del contrato.
Ahora bien, el artículo 1560 dispone que se estará a la voluntad real y no a la declarada, para
interpretar la voluntad de los contratantes. Pero lo establece en los siguientes términos:
“Conocida claramente la intención de los contratantes, debe estarse a ella más que a lo literal de
las palabras”.
Con ello, desaparece de inmediato toda investigación puramente psicológica; la intención debe
haberse manifestado, ya que ésta es la única forma de conocer “claramente” la intención de los
contratantes. Se realiza así una fusión de las ideas subjetivas y objetivas.
g) Requisitos de la causa.
De acuerdo al artículo 1467 del Código Civil, la causa debe reunir dos requisitos: ha de ser REAL y
además LÍCITA. No necesita expresarse sin embargo.
La existencia de la causa debe ser objetiva; no basta que exista solamente en el fuero interno de
la persona.
No interesa saber si subjetivamente existe para el autor o la parte una causa, porque ello
implicaría caer en la causa ocasional. El acto jurídico no producirá otro efecto que el
correspondiente a su estructura jurídica, cualquiera que sea la idea que al respecto tengan las
partes. Esta objetividad es la que distingue la causa de los motivos.
1º Cuando es inexistente.
2º Cuando es falsa, por incurrir las partes en un acto simulado: o sea, cuando sin existir,
se hace aparecer como existente el acto jurídico y la causa que motiva a las partes a celebrarlo.
Si bien es cierto el acto simulado tiene una causa, a saber el engaño a los terceros, no existe una
causa real que induzca a las partes a celebrar el acto simulado, éste es sólo una apariencia.
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3º Cuando erróneamente se cree que hay causa, sin haberla: el propio ejemplo que da el artículo
1467, inciso 3º, confirma que en esta hipótesis no hay causa, porque no hay obligación que
justifique la promesa y normalmente habrá falsa causa porque el que hace la promesa sólo la
formulará por creer de que existe una obligación en tal sentido.
Será también el caso del heredero que basándose en un testamento se obliga a pagar un legado,
en circunstancias que el testamento había sido revocado por el testador.
De acuerdo con esta necesidad de existencia de una causa real, se ha fallado que carece de ella
la transacción sobre un pleito que había concluido:
“Es nula la transacción si las partes sabían que el pleito respecto del cual recae dicho contrato ya
había fenecido. En este caso faltan el objeto y la causa. Falta el objeto, porque no existiendo el
derecho que disputar ni incertidumbre de las partes sobre una relación de derecho que resolver,
no ha podido obligarse una de ellas para con la otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa, que es
lo que constituye una convención o contrato y lo que determina el objeto de toda declaración de
voluntad según los artículos 1438 y 1460 del Código Civil. Falta la causa, porque no existe motivo
real ni aun aparente que haya inducido a las partes a la celebración del contrato, esto es, a poner
fin extrajudicialmente a un litigio terminado ya por los tribunales de justicia” (
La exigencia de ilicitud de la causa, que formula el artículo 1467, permite a los tribunales
mantener el control de la moralidad de los contratos.
La autonomía de la voluntad, que posibilita a los particulares una absoluta libertad contractual,
está necesariamente limitada por el interés general que exige reprimir la inmoralidad.
1º Está prohibido;
2º Es contrario a las buenas costumbres; y
3º Es contrario al orden público.
Nota: buenas costumbres. Se entiende por buenas costumbres todos los hábitos que se
conforman con las reglas morales de un estado social determinado.
Es un concepto esencialmente relativo, si se consideran distintos lugares dentro de un país o
distintas épocas y países.
Dentro de este concepto, se ha fallado que “Es abiertamente inmoral y contrario a las buenas
costumbres, lo que lo vicia de nulidad absoluta, por la ilicitud de su causa, el contrato celebrado
entre el deudor ejecutado y un tercero para alterar el verdadero precio de la subasta del bien
embargado por medio de maniobras extrañas y perjudiciales para el acreedor ejecutante
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convenidas y llevadas a cabo subrepticiamente” (sentencia de la Corte Suprema de octubre de
1918, Repertorio, pág. 128).
h) Prueba de la causa.
Atendido lo dispuesto en los arts. 1467 y 1698 del CC., puede concluirse que LA CAUSA SE
PRESUME, desde el momento en que la ley no exige expresarla en el acto o contrato.
En síntesis, el que pretenda que el acto carece de causa, deberá probarlo, prueba muy difícil por
cierto.
La falta de causa puede acreditarse por cualquier medio de prueba, excepto la testifical, si la
causa se expresó en el acto o contrato, de acuerdo al art. 1709 del CC.
Pero si en el acto o contrato no se expresa la causa, su inexistencia podrá acreditarse por todos
los medios, incluso testigos, toda vez que no debe probarse contra el documento, dado que en
este nada se dice respecto de la causa.
Para otros, la sanción, atendiendo a nuestra legislación positiva, será la NULIDAD ABSOLUTA.
El art. 1467 equipara la causa real a la causa lícita, de manera que la falta de causa real debe
tener igual sanción que la causa ilícita.
La opinión que propugna la inexistencia jurídica en caso de falta de causa se basa principalmente,
citando a Claro Solar, en que “si todo acto o declaración de voluntad requiere esencialmente una
causa, la falta de causa se opone al perfeccionamiento jurídico del acto, y el contrato, por lo
mismo no existe; no es acto nulo sino un acto que no ha podido nacer a la vida jurídica”.
Se refuta lo anterior, recordando que el CC. no contempla la inexistencia, entre las sanciones por
la omisión de requisitos o formalidades de los actos; sólo se contempla la nulidad.
II.- Teoría del Acto Jurídico.
a) Concepto.
LAS FORMALIDADES son los requisitos externos con que deben ejecutarse o celebrarse algunos
actos jurídicos, por disposición de la ley.
Los actos a los cuales la ley no exige ninguna formalidad, se denominan consensuales o no
formales.
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A contrario sensu, nos encontraremos ante actos formales.
b) Clasificación.
Hay diversas clases de formalidades cuya infracción conlleva sanciones diferentes. Distinguimos al
respecto cuatro clases de formalidades:
A estas cuatro, podemos agregar las solemnidades voluntarias, que la ley no exige pero que
los contratantes acuerdan incorporar en sus contratos.
c1) Concepto.
Son los “requisitos externos” prescritos por la ley como INDISPENSABLES para la existencia
misma del acto jurídico, exigidos en atención a la naturaleza o especie del acto o contrato.
c.2.1) Solemnidades propiamente tales requeridas para la existencia del acto jurídico.
Como señala Vial del Río, se trata de “los requisitos externos que exige la ley para la celebración
de ciertos actos jurídicos, pasando a ser la solemnidad el único medio a través del cual el autor o
las partes que celebran el acto pueden manifestar su voluntad.”
Como sabemos, “lo normal” es que los actos o contratos sean “consensuales”.
Excepcionalmente, la ley exige para el perfeccionamiento del acto jurídico, el cumplimiento de una
solemnidad.
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Constituyen ejemplos de solemnidades exigidas para la existencia del acto o contrato, las
siguientes:
• En el contrato de promesa, que ésta conste por escrito (artículo 1554 número 1);
• En el contrato de hipoteca, que debe estipularse por escritura pública (artículo 2409);
• El usufructo, cuando se constituye por acto entre vivos y recae en inmuebles, debe constar en
una escritura pública (artículo 767);
• La presencia de un Oficial del registro Civil o de un Ministro de Culto de una entidad religiosa
con personalidad jurídica de derecho público, al contraer matrimonio (Ley de Matrimonio Civil);
c.2.1) Solemnidades propiamente tales requeridas para la validez del acto jurídico.
En ciertos casos, la ley exige el cumplimiento de una solemnidad no como requisito de existencia,
sino para la validez del acto o contrato.
Aquí, la solemnidad no constituye el único medio a través del cual el autor o las partes deban
manifestar su voluntad.
Víctor Vial del Río menciona dos ejemplos de solemnidades propiamente tales exigidas para la
validez del acto jurídico:
• El testamento, que exige la presencia de tres o cinco testigos, según los casos. Si se omite esta
solemnidad, habría nulidad y no inexistencia del testamento;
• El contrato de donación, que exige de insinuación, o sea, de autorización judicial (artículo 1401).
De omitirse, la sanción sería la nulidad absoluta del contrato, el que existiría por ende;
Si se omite una solemnidad propiamente tal exigida para la EXISTENCIA del acto jurídico, la
sanción será, entonces, LA INEXISTENCIA DEL MISMO (artículos 1443 y 1701);
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En caso de infringirse una solemnidad propiamente tal exigida para la VALIDEZ del acto jurídico,
el acto o contrato adolecerá de NULIDAD ABSOLUTA (artículo 1682 del CC)
1° Instrumento público: el art. 1699, inciso 1° del CC., define al instrumento público, precepto
que debemos relacionar con los arts. 18 y 1701. Algunos casos en que la ley exige el
otorgamiento de instrumento público como solemnidad del acto jurídico: arts. 698; 735; 767;
812; 1400; 1716; 1801, 2°; 1898; 2409, etc.
3° Presencia de determinados funcionarios y/o testigos: arts. 1014; 1021 del CC; art. 17
de la Ley de Matrimonio Civil;
4° Instrumento público o privado y presencia de testigos: artículo 5° del Decreto Ley 993,
sobre arrendamiento de predios rústicos.
d) FORMALIDADES HABILITANTES.
d.1) Concepto.
Son los requisitos externos exigidos por la ley, en atención a la calidad o estado de las personas
que ejecutan o celebran el acto o contrato.
La ley, velando por los intereses de los relativamente incapaces, exige, para la validez o eficacia
de ciertos actos jurídicos, el cumplimiento de formalidades que tienden a integrar la voluntad de
aquellos o el poder de sus representantes legales.
Se denominan habilitantes, porque habilitan a los incapaces para actuar en la vida jurídica.
En ciertos casos, también protegen a personas capaces, como acontece con la mujer casada en
sociedad conyugal.
d.2) Clasificación.
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2° Asistencia: consiste en la concurrencia del representante legal, al acto que el relativamente
incapaz celebra, colocándose jurídicamente al lado de éste.
La asistencia y la autorización suponen la actuación del propio incapaz, y sólo difieren en que la
segunda es un asentimiento dado de antemano, mientras que la primera implica un asentimiento
coetáneo al acto mismo. En la práctica, son lo mismo. Un ejemplo de asistencia encontramos en
el artículo 1721, respecto a las capitulaciones matrimoniales convenidas por el menor adulto con
16 años cumplidos.
Así, art. 1342 del Código Civil, la partición en que intervienen determinadas personas. El juez
debe examinar si se han respetado las exigencias legales que tienden a resguardar los intereses
de las personas protegidas por la ley.
Lo mismo ocurre en el caso del artículo 2451, que dispone que “La transacción sobre alimentos
futuros de las personas a quienes se deban por ley, no valdrá sin aprobación judicial” .
Igualmente, la aprobación por el juez de familia, en el caso de los acuerdos que se adopten ante
el mediador (artículo 76, inciso 2º de la Ley de Matrimonio Civil).
d.3) Sanción.
La omisión de las formalidades habilitantes produce, por regla general, la NULIDAD RELATIVA
(art. 1682, inciso final)
e) FORMALIDADES DE PRUEBA.
Están constituidas por diversas formas o requisitos externos que sirven como el principal medio
de prueba del acto.
Por ejemplo: arts. 1708 y 1709 del Código Civil, que establecen en qué casos el acto jurídico debe
constar por escrito, so pena de no poder acreditarlo mediante la prueba de testigos. La omisión
de las formalidades de prueba, por ende, no acarrea la nulidad del acto jurídico, sino que
restringe la forma de probarlo.
f) FORMALIDADES DE PUBLICIDAD.
f.1) Concepto.
Son los requisitos externos exigidos por la ley, para poner en conocimiento de los terceros la
ejecución de un acto o contrato, y, en algunos casos, para que el acto o contrato sea eficaz ante
terceros.
105
f.2) Clases de formalidades de publicidad y sanción en caso de omitirlas.
La falta de publicidad- noticia tiene por sanción la responsabilidad de quien debió cumplir la
formalidad y no lo hizo; debe indemnizar a los que sufrieron un perjuicio a causa de la infracción.
Un ejemplo de esta clase de formalidad de publicidad, son las publicaciones que deben efectuar
las sociedades anónimas dando cuenta de “hechos esenciales”; otro caso es el relativo a la
notificación al público por medio de tres avisos publicados en un periódico, de los decretos de
interdicción provisoria o definitiva del demente o del disipador (artículos 447 y 461 del Código
Civil)
2° Formalidades sustanciales:
Tienen por objeto no sólo divulgar los actos jurídicos sino también precaver a los llamados
terceros interesados, que son los que están o estarán en relaciones jurídicas con las partes.
La falta de publicidad sustancial tiene como sanción la ineficacia del acto jurídico respecto de
terceros, o sea, la inoponibilidad.
Las partes, sin embargo, “pueden” hacer solemne un acto que por exigencia de la ley no tiene
tal naturaleza.
Por ejemplo, si se pacta que la compraventa de ciertos bienes muebles se celebrará por escrito:
art. 1802 del CC. En este caso, la ley confiere a las partes el derecho a retractarse de la
celebración del contrato.
Por lo demás, si las partes celebran el contrato sin cumplir con la formalidad voluntariamente
acordada, se entenderá que han renunciado tácitamente a la señalada formalidad.
106
h) Las formalidades son de derecho estricto.
Las formalidades que la ley exige para un acto o contrato, no pueden aplicarse o exigirse para
otro acto jurídico, por semejante que sea; asimismo, no pueden exigirse otras formalidades que
aquellas que la ley expresamente establece.
Nada impide en todo caso, como se dijo, que las partes acuerden incorporar formalidades al acto
jurídico.
Cabe destacar finalmente, en esta materia, que en el Derecho de Familia los actos son
usualmente solemnes, mientras que en el Derecho Patrimonial constituyen una excepción.
a) Concepto.
Los “ACTOS JURÍDICOS” tienen por efecto CREAR, MODIFICAR, TRANSFERIR, TRANSMITIR O
EXTINGUIR DERECHOS Y OBLIGACIONES.
El efecto de un acto jurídico es entonces La Relación Jurídica que engendra. Por lo tanto, cada
especie de acto jurídico generará efectos diferentes.
En principio, los actos jurídicos sólo producen efectos, o sea derechos y obligaciones, “ENTRE
LAS PARTES”, y no benefician o perjudican a quienes no los han celebrado.
Estos últimos se denominan “TERCEROS”, y mal pueden quedar ligados por el acto jurídico,
considerando el alcance relativo del mismo.
b) Las partes.
Respecto a ellos, el acto jurídico produce TODOS sus efectos: art. 1545 del CC.
107
Como se ha dicho, una parte puede estar conformada por una o más personas, que articulan
un solo centro de interés (artículo 1438 del Código Civil).
Generalmente, se llama autor a la persona que genera, al manifestar su voluntad, un acto jurídico
unilateral, mientras que se reserva la expresión “parte”, a los que concurren para que se
perfeccione un acto jurídico bilateral.
Precisando aún más los conceptos, se habla de partes o de autor para referirse a quienes
“generan con su voluntad el acto jurídico”, siendo este el elemento decisivo para que tal
hecho acontezca.
Distinta es la situación de aquellos que si bien también concurren a la ejecución o celebración del
acto jurídico, al otorgamiento del mismo, lo hacen cumpliendo otras finalidades, especialmente
relativas a las solemnidades o las formalidades: tal ocurre, por ejemplo, con el Notario, los
testigos, etc., los que obviamente no son “autores” ni “partes”.
c) Los terceros.
c.1) Concepto.
Siguiendo a Giovene, se dice que el concepto de tercero es negativo, dado por antítesis al de
parte.
En general, se entiende por tercero toda persona, que “NO” ha participado ni ha sido válidamente
representada en la “generación del acto”.
Se trata de todos aquellos que aún habiendo participado físicamente en el acto jurídico, “su
voluntad no ha sido determinante” para la generación del mismo.
c.2) Clasificación.
Son las personas extrañas a la formación del acto jurídico y que no están ni estarán en relaciones
jurídicas con las partes.
Es decir, son y continuarán siendo extraños al acto jurídico. Respecto a los terceros absolutos, el
acto jurídico NO PRODUCE EFECTOS, principio que constituye la contrapartida a la norma del art.
1545 del CC., respecto de las partes del contrato.
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También llamados “interesados”, son aquéllos que están o estarán en relaciones jurídicas con las
partes, sea por su propia voluntad o por disposición de la ley.
Los causahabientes y, a juicio de una parte de la doctrina, los acreedores comunes del deudor:
i) Los causa-habientes: se trata de una expresión genérica empleada para designar cualquiera
persona que deriva el todo o parte de sus derechos de otra persona que se llama su “autor” o
“causante” y que, desde el punto de vista de estos derechos, se encuentra en el lugar y
situación de su autor.
2.- Asimismo, la sucesión puede operar por acto entre vivos (en cuyo caso hablamos de
transferencia) o por causa de muerte (en cuyo caso hablamos de transmisión).
En nuestro Derecho, esta ultima puede ser a título universal (herencia) o a titulo singular
(legado), según el art. 951 del CC.
La transferencia o sucesión por acto entre vivos sólo puede ser a título singular, por regla general
(excepcionalmente, lo será a título universal, tratándose de la tradición del derecho real de
herencia).
ii) Los acreedores comunes del deudor: el art. 2465 del Código Civil consagra el llamado
derecho de prenda general de los acreedores.
Ahora bien, siendo los acreedores de un deudor ajenos al acto jurídico que éste celebra, sufren
sin embargo los efectos del mismo, desde el momento que puede afectar o disminuir el conjunto
de bienes del deudor con los cuales responder al derecho de prenda general mencionado.
En todo caso, también pueden verse beneficiados, si a consecuencia de los actos o contratos
celebrados por el deudor, se incrementa su patrimonio.
109
En este contexto, también debemos tener presente que los acreedores comunes tienen ciertas
acciones, destinadas a proteger sus intereses, como son la acción pauliana o revocatoria (art.
2468 del CC) y la acción oblicua o subrogatoria.
Un acto jurídico es ineficaz en sentido amplio, CUANDO NO GENERA SUS EFECTOS PROPIOS
O DEJA DE PRODUCIRLOS POR CUALQUIER CAUSA.
Cuando la causa que priva de efectos al acto jurídico consiste en un defecto intrínseco, hay
invalidez del mismo.
Tal ocurre cuando uno de sus elementos constitutivos está viciado (por ejemplo, error en la
voluntad).
Es decir, la omisión de un requisito esencial para la existencia de un acto jurídico, como por
ejemplo la demencia de una de las partes, lo que implica ausencia de voluntad y no sólo una
voluntad viciada, como en el caso de error (salvo que se trate del error esencial u obstáculo,
donde también falta la voluntad y por ende habría, a juicio de algunos, inexistencia jurídica).
Para otros, mirando el problema con un criterio práctico, se justifica que la invalidez comprenda
la inexistencia y que ésta se sancione con la nulidad absoluta.
110
Supone un acto jurídico EXISTENTE Y VÁLIDO, pero que no produce efectos o queda privado de
ellos, a consecuencia de un hecho posterior a la ejecución o celebración del acto, ajeno al acto
mismo, como por ejemplo en el caso de la resolución, la revocación, la caducidad, la
inoponibilidad, etc.
Se ha sostenido por algunos autores que si se omite una condición de existencia, EL ACTO ES
INEXISTENTE ante el Derecho.
En tal caso, se está ante una apariencia o malentendido, ante una “tentativa” de acto, más que
ante un acto jurídico; podría decirse, como afirma Josserand, que “el acto ha nacido muerto y
desprovisto por lo tanto de existencia legal” (a diferencia de la nulidad, donde el acto
nace con vida, pero con defectos que lo hacen susceptible de ser invalidado).
De tal forma, el acto será INEXISTENTE cuando falte la VOLUNTAD, el OBJETO, la CAUSA o las
SOLEMNIDADES.
En cambio, si un acto jurídico se ejecuta o celebra con prescindencia de una de las condiciones
de validez, ES NULO.
La nulidad a su vez puede ser de dos clases: ABSOLUTA, si se omite un requisito exigido en
consideración al acto en sí mismo, a su naturaleza; y RELATIVA, si se omite un requisito exigido
en consideración al estado o calidad de las personas que lo ejecutan o celebran.
Así, por ejemplo, en un contrato de compraventa que adolece de nulidad, la parte que pretenda la
devolución de la cosa debe pedir primero que se declare la nulidad del contrato.
En cambio, tratándose de una venta inexistente (por ejemplo, por falta de precio), se podría
solicitar de inmediato la restitución de la cosa, interponiendo la acción reivindicatoria (lo que
supone, obviamente, que se desconoce el contrato) .
c.3) MIENTRAS EL ACTO NULO PUEDE SANEARSE CON EL TRANSCURSO DEL TIEMPO,
EL ACTO INEXISTENTE NO.
Entre los que niegan que el Código Civil contemple como sanción la inexistencia, están José
Clemente Fabres y Arturo Alessandri; entre los que están en la posición contraria, se encuentran
Luís Claro Solar y Enrique Rossel.
Señalan que los actos “inexistentes” quedan comprendidos entre los actos que adolecen
de nulidad absoluta, considerando:
1° El tenor del art. 1682 del CC., precepto que al definir la nulidad absoluta, engloba tanto los
requisitos de existencia como los de validez de los actos jurídicos.
De tal forma, de faltar el objeto (art. 1460), la causa (art. 1467) o las solemnidades (art. 1701), la
sanción será la nulidad absoluta.
2° E1 Código no reglamenta los efectos que produce la inexistencia del acto. El art. 1681
sólo se refiere a la nulidad absoluta y a la rescisión o nulidad relativa.
112
En el art. 1444, se expresa que el acto jurídico “no produce efecto alguno” y no que sea
“nulo”;
En el art. 1681 se dice que “Es nulo.... para el valor”, en lugar de decir “para su existencia”;
lo que permite concluir que la nulidad sólo se refiere a la falta de requisitos de validez y no de
existencia.
Tal distinción aparecería también de manifiesto, por ejemplo, en los arts. 1701, 1801, 1814, 2055,
etc.
En el art. 1701, se interpreta como sanción de inexistencia la frase “... se mirarán como no
ejecutados o celebrados ”.
En el art. 1801, la frase “perfecta ante la ley”, se interpreta como “existente ante la ley”.
En el art. 1814, en la venta de una cosa que se supone existir al contratar pero en realidad no
existe, la expresión “no produce efecto alguno” aludiría a una venta inexistente .
En el art. 2055, al decir el precepto “No hay sociedad”, no se trataría simplemente de una
sociedad nula, sino de una inexistente.
2° Saliendo al paso de los que argumentan que el Código sólo reglamenta la nulidad, se indica
que mal puede quedar comprendida la inexistencia en la nulidad pues esta es un modo de
extinguir las obligaciones (art. 1567 N° 8), lo que supone que EXISTA una obligación que
adolezca de algún vicio, mientras que los actos inexistentes NO PRODUCEN OBLIGACIÓN
ALGUNA, razón por la cual el art. 1681 no se ocupa de la inexistencia.
Al tratar de la nulidad, en cambio, la ley parte de la base de que el acto jurídico “existe”.
3° En cuanto al argumento postulado por quienes rechazan la inexistencia acerca de que los actos
de los absolutamente incapaces están sancionados con la nulidad absoluta y no con inexistencia,
se contra-argumenta que ello se debe a que “hay una apariencia de voluntad”, por lo que
expresamente la ley declara que sus actos adolecen de nulidad absoluta.
Este último argumento parece en verdad más débil que los dos anteriores.
CARLOS DUCCI, por su parte, considera que carece de lógica la oposición entre actos
inexistentes y actos nulos.
Señala que “no puede haber un acto inexistente”, es una contradicción de términos.
Si se ha emitido una declaración de voluntad en vista de producir un efecto jurídico, “EL ACTO
EXISTE”; el problema que se presenta es saber si ha cumplido los requisitos de forma y fondo
para producir efectos.
113
Finalmente, cabe indicar que en el derecho comparado, la tendencia es incluir la inexistencia
dentro de la nulidad absoluta.
e) La nulidad.
e.1) Concepto.
Es la sanción civil establecida por la omisión de los requisitos y formalidades que se prescriben
por la ley para el valor de un acto jurídico, según su naturaleza o especie (nulidad absoluta) y la
calidad o estado de las partes (nulidad relativa). Se desprende esta definición del art. 1681.
NULIDAD ABSOLUTA es la sanción civil impuesta a los actos ejecutados o celebrados con
omisión de un requisito exigido por la ley para el valor de un acto jurídico, en consideración a su
naturaleza o especie.
NULIDAD RELATIVA es la sanción civil impuesta a los actos ejecutados o celebrados con
prescindencia de un requisito exigido por la ley para el valor de un acto jurídico en atención a la
calidad o estado de las partes que lo ejecutan o celebran.
La regla general es la NULIDAD RELATIVA, ya que el art. 1682, después de señalar los casos de
nulidad absoluta, agrega que “cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa”.
Cabe advertir que el distingo entre la nulidad absoluta y la relativa, no se plantea tratándose de la
nulidad del contrato de matrimonio: aquí, es una sola.
3° Cuando se omite algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos
actos o contratos en consideración a la especie o naturaleza de ellos (o sea, solemnidades
propiamente tales, exigidas para la validez del acto jurídico).
114
4° Cuando los actos o contratos han sido ejecutados o celebrados por absolutamente
incapaces.
5° Falta de objeto.
6° Falta de causa.
1° La nulidad absoluta puede y debe ser declarada de oficio por el juez, aún sin petición de parte,
cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato.
La expresión “aparece de manifiesto” implica que de la sola lectura del instrumento en que se
contiene el acto o contrato puede apreciarse el vicio de que estos adolecen, sin necesidad de
otras pruebas.
2° Puede alegarse por todo el que tenga interés en ello, excepto el que ha ejecutado el acto o
celebrado el contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba.
La nulidad absoluta puede solicitarse, por ende, no sólo por una de las partes, sino también por
un tercero, siempre que tenga interés en su declaración.
1.- Debe existir al tiempo de producirse la nulidad, es decir, al verificarse la infracción que acarrea
la sanción, lo que acontecerá al ejecutar o celebrar el acto o contrato.
3.- El interés debe tener su causa jurídica y necesaria en la lesión o perjuicio producido por la
infracción.
Cabe señalar que nuestra jurisprudencia permite pedir la declaración de nulidad a terceros, que
tengan el interés antes descrito.
115
En tal sentido, se afirma en un fallo de la Corte de Santiago, de agosto de 1939, que “Basta tener
interés en la declaración de nulidad absoluta; y no es necesario haber intervenido en el contrato
cuya validez se impugna”; criterio ratificado por una sentencia de la Corte Pedro Aguirre Cerda,
de junio de 1989: “La nulidad absoluta pueden solicitarla todos aquellos que de algún modo se
vean afectados por las consecuencias jurídicas que emanen del contrato viciado por dicha
nulidad, aunque no hayan intervenido en la celebración de éste y, por ende, no hayan consentido
en el mismo”(Repertorio, Tomo VI, pág. 229).
Se priva de este derecho a quienes conocieron o debieron conocer el vicio que invalidaba
al acto jurídico.
Se recoge aquí el principio que “nadie puede ser oído cuando alega su propia torpeza ”.
Los tribunales también han concluido que el conocimiento del vicio debe ser REAL Y
EFECTIVO y no el presunto o ficto a que se refiere el art. 8° del Código Civil, lo que
resulta de toda lógica, pues una conclusión contraria, en la práctica impediría a cualquiera de los
contratantes pedir la declaración de nulidad.
En tal sentido, un fallo de la Corte Pedro Aguirre Cerda, de enero de 1988, deja en claro que “En
el artículo 1683 del Código Civil no se trata de la presunción de conocimiento de la ley establecida
en el artículo 8º del mismo Código. Por el contrario, se trata del conocimiento material, real y
efectivo del vicio que afecta al acto o contrato. Esto es tan evidente que, de no ser así, nunca
podrían los que ejecutan o celebran un acto o contrato alegar por su parte la nulidad absoluta, ya
que siempre la ley los consideraría como sabedores del vicio que contaminaría al negocio
jurídico”(Repertorio, Tomo VI, pág. 234).
3° Puede asimismo pedirse la declaración de nulidad absoluta por el ministerio público judicial, en
el solo interés de la moral o de la ley.
Conforman el ministerio público judicial el fiscal de la Corte Suprema y los fiscales de las Cortes
de Apelaciones (arts. 350 y siguientes del COT). No existen en los juzgados de letras (en 1927 se
suprimió el cargo de promotores fiscales).
Cabe consignar que el ministerio público judicial puede pedir la declaración de nulidad aunque ella
no aparezca de manifiesto en el acto o contrato.
116
Ello obedece a que la nulidad absoluta está establecida en el interés general y por ende no
puede quedar supeditada a la voluntad de los contratantes.
5° La nulidad absoluta no puede sanearse por un lapso de tiempo que no pase de diez años.
Al completarse el período señalado, el acto se convalida o purifica del vicio que lo invalidaba,
prescribiendo la acción para solicitar la declaración de nulidad .
El plazo se cuenta desde que se ejecutó o celebró el acto o contrato y puede interrumpirse
natural o civilmente, de acuerdo a las reglas generales, y no admite suspensión. (arts. 2518 y
2520).
8° La nulidad absoluta no se produce de pleno derecho, sino que debe ser declarada
judicialmente. De tal forma, el acto jurídico que adolece de un vicio de nulidad absoluta, cumple
todos sus efectos, mientras esta no sea declarada.
El art. 1682 del CC., tras enumerar los casos de nulidad absoluta, dispone que “Cualquiera otra
especie de vicio produce nulidad relativa y da derecho a la rescisión del acto o
contrato”
1° Los actos realizados por los relativamente incapaces, sin actuar representados o
autorizados por sus representantes (salvo, en casos excepcionales ya vistos, por ejemplo, el del
menor adulto puede actuar por sí mismo).
117
2° Los casos de error (sin perjuicio de la opinión de aquellos que concluyen que tratándose de
error esencial u obstáculo, la sanción es la nulidad absoluta).
6° Las hipótesis de lesión, en los casos en que la ley establece como sanción la nulidad
relativa.
e.4.2) Características.
1° Sólo puede alegarse por aquellos en cuyo favor o beneficio la han establecido las
leyes o por sus herederos o cesionarios (art. 1684).
De tal forma, por ejemplo, quien contrata con un relativamente incapaz (menor adulto o
disipador interdicto), no puede pedir la nulidad. Esta solo podrá ser invocada por el
representante del propio incapaz, en cuyo beneficio la ley la estableció.
Excepcionalmente, si de parte del incapaz hubo dolo para inducir a ejecutar o celebrar el acto o
contrato, quedará impedido, igual que sus herederos, para alegar la nulidad (art. 1685).
Sin embargo, el art. 1685 establece una contra excepción: la aserción (o sea, la afirmación) de
mayor edad, o de no existir la interdicción u otra causa de incapacidad, no inhabilitará al incapaz
para obtener el pronunciamiento de nulidad.
Como se observa, la ley castiga aquí al que contrató con el incapaz sin indagar con la debida
diligencia si éste era capaz.
Asimismo, pueden solicitar la declaración de nulidad las víctimas del error, la fuerza o
del dolo, o aquellas personas en cuyo favor se estableció por la ley la formalidad
habilitante (por ejemplo, art. 1757, respecto de la mujer casada en sociedad conyugal).
118
2° La nulidad relativa puede sanearse por el transcurso del tiempo, lapso que es
inferior al de la nulidad absoluta.
Conforme al art. 1691, el plazo para pedir la rescisión o declaración de nulidad relativa
SERÁ DE CUATRO AÑOS, contados:
En el caso de incapacidad legal: desde el día en que haya cesado esta incapacidad.
En todo caso, preceptos especiales del Código Civil pueden designar otros plazos, como
acontece, por ejemplo:
Será nulidad relativa, porque estando establecida en favor del ausente, para el caso de
reaparecer, sólo él puede alegarla.
Para el caso, debemos distinguir si los herederos son mayores o menores de edad.
Si fueren menores, empieza a correr el cuadrienio completo o su residuo, según sea el caso,
desde que hubieren llegado a la mayor edad; la prescripción se suspende en favor de los
herederos menores de edad.
119
En cualesquiera de los casos de nulidad relativa, sin embargo, NO PODRÁ SOLICITARSE LA
DECLARACIÓN DE NULIDAD, PASADOS 10 AÑOS DESDE LA CELEBRACIÓN DEL ACTO O
CONTRATO.
Al respecto, algunos han señalado que en el caso de incapacidad legal, podría invocarse la nulidad
aún después de transcurridos los 10 años, basándose en el aforismo de que “al impedido no le
corre término o plazo”.
Ducci no está de acuerdo, sosteniendo que nuestro Código está basado en el principio de que al
cabo de 10 años, se consolidan las situaciones existentes, como se desprende de los arts. 2520,
1683 y 1692. La responsabilidad recaerá entonces en los representantes de los incapaces, quienes
deberán reaccionar dentro del plazo de 10 años.
Ella se justifica, porque la nulidad relativa mira al interés particular de las personas y queda
comprendida en la norma contenida en el art. 12 del CC.
Tanto una como otra, para ser válidas, deben emanar de la parte o partes que tienen
derecho de alegar la nulidad (art. 1696) y de quienes son capaces de contratar (art. 1697);
además, deben hacerse con las formalidades legales a que esté sujeto el acto o contrato
que se ratifica.
Para que sea EFICAZ la confirmación, no debe estar afectada por el mismo vicio del acto o
contrato ratificado y debe hacerse con conocimiento de tal vicio y del correspondiente
derecho a exigir la declaración de nulidad, y con la intención de confirmarlo.
2.- Que la ratificación emane de quien o quienes tienen derecho a pedir la declaración de nulidad;
3.- Que aquél que ratifica, posea capacidad de contratar (incluyendo la autorización que requiere
un incapaz, por ejemplo, si es éste quien ratifica); y
120
e.5) Diferencias fundamentales entre la nulidad absoluta y la relativa.
Para que produzca sus efectos, toda nulidad necesita ser judicialmente declarada.
Se requiere por tanto de una sentencia ejecutoriada o firme, es decir con autoridad de cosa
juzgada, acogiendo la acción o excepción deducida en un juicio ordinario o ejecutivo (en este
último caso, conforme al art. 464 N° 14 del CPC) para declarar la nulidad de un acto o contrato.
Cabe señalar que sin perjuicio de las diferencias apuntadas entre la nulidad absoluta y la relativa,
EN NADA SE DISTINGUEN EN LO CONCERNIENTE A SUS EFECTOS. Son idénticos, cualquiera sea
la nulidad declarada.
Corresponde sí distinguir en esta materia entre los efectos de la nulidad entre las partes y
respecto de terceros.
En primer lugar, debemos tener presente lo dispuesto en el art. 1690, consecuencia lógica del
principio general contenido en el art. 3, ambos del Código Civil, acerca del efecto relativo de
las sentencias judiciales:
Si existen otras personas en la misma situación, también deberán accionar para que puedan
beneficiarse con los efectos de la nulidad. Nada impide sin embargo una acción conjunta.
121
Si el acto o contrato no se ha cumplido: en este caso, NO podrá pedirse la ejecución de lo
pactado, porque el contrato y las obligaciones que de él emanan, se extinguen con la declaración
de nulidad: art. 1567 N° 8.
Si el acto o contrato ha sido cumplido por una o por ambas partes: tiene lugar lo dispuesto en el
art. 1687.
De tal forma, la ley da a las partes el derecho a exigirse, recíprocamente, la restitución de todo lo
que hubieren entregado en virtud del acto o contrato, de manera que las cosas queden como si
este nunca se hubiere celebrado.
Para concretar estas restituciones recíprocas que retrotraen a las partes al estado anterior al del
acto o contrato, habrá que estar a lo dispuesto en los arts. 904 a 915, que reglamentan las
prestaciones mutuas que operan entre el poseedor vencido y el dueño, cuando el último interpuso
acción reivindicatoria. Operan estas normas, pues constituyen “las reglas generales” a que alude
el inciso 2º del art. 1687.
En ciertos casos, sin embargo, no operan estas prestaciones mutuas, castigándose la mala fe o
premiándose la buena fe. Por ejemplo:
El poseedor de buena fe no está obligado a entregar los frutos que ha percibido mientras estuvo
de buena fe, y se presume que lo está hasta el momento de la contestación de la demanda (art.
907 3°). La buena fe, para estos efectos, se define en el art. 706.
Cuando se ejecutó o celebró el acto o contrato, a sabiendas de que el acto jurídico adolecía de
causa u objeto ilícito: art. 1468.
Los casos de obligaciones nulas pero naturales contemplados en los números 1 y 3 del art. 1470:
ello, porque el acreedor podrá retener lo que se dio o pagó en razón de tales obligaciones.
Rige al respecto el art. 1689: la nulidad, judicialmente declarada, da acción reivindicatoria contra
terceros poseedores.
Observamos en consecuencia que los efectos de la nulidad no se limitan sólo a los contratantes,
sino que también afectan a terceros, cuyos derechos provienen de la persona que a su vez
adquirió la cosa en virtud del contrato nulo.
Aquí, debemos tener presente que “nadie puede transferir más derechos de los que tiene y
tampoco adquirir más derechos que aquellos que tenía su causante”. Lo anterior se extiende
también a las obligaciones accesorias, que sufren la misma suerte que la obligación principal: art.
2416.
122
cambio tiene tal fuerza, que pasará aún por sobre la buena fe que pueda invocar el tercero. Este
disímil tratamiento responde al diverso origen de la nulidad y la resolución. Mientras la primera se
declara a consecuencia de infracción de ley, la segunda se declara a consecuencia de infracción
del contrato.
Dos son las acciones que se pueden entablar, las que se dirigen contra sujetos distintos y tienen
diferentes finalidades:
Si la demanda se interpone por uno de los contratantes, debe dirigirse contra el otro contratante.
Si la interpone un tercero, debe dirigirla contra ambos contratantes o contra el que ejecutó el acto
jurídico.
2° Una acción real, la acción reivindicatoria, destinada a recuperar una cosa que se
encuentra en poder de otra persona, el actual poseedor.
Cabe tener presente, conforme al principio general del efecto relativo de las sentencias, que no
puede desposeerse a los terceros poseedores, si no han sido partes en el juicio.
En lugar del acto nulo, SE ENTIENDE EJECUTADO O CELEBRADO OTRO ACTO O CONTRATO, si
hay razones para suponer que las partes, de haber sabido que el que ejecutaban o celebraban era
nulo, habrían encaminado su voluntad a éste.
En este punto, debemos tener presente el art. 1444, cuando alude a la posibilidad de
que el acto degenere en otro diferente.
En el mismo sentido, el art. 1701, 2°, cuando la ley establece que en algunos casos, el acto
defectuoso en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por las partes.
Para que opere la conversión, la jurisprudencia ha señalado que deben concurrir dos requisitos:
123
1.-Que el acto jurídico nulo contenga todos los elementos constitutivos del nuevo acto
válido; y
2.-Que el nuevo acto produzca el mismo fin o beneficio económico que las partes
perseguían con el acto nulo.
Como señalamos, hay ineficacia en sentido estricto cuando el acto jurídico, por sí idóneo, no
genera sus efectos o deja de producirlos, POR UN HECHO EXTRÍNSECO, UNA
CIRCUNSTANCIA SOBREVINIENTE Y EXTRAÑA A SU ESTRUCTURA.
f.1) La suspensión.
Hay suspensión del acto jurídico cuando los efectos de éste, para tener lugar, están subordinados
a la ocurrencia de un hecho, el cual aún no se ha verificado.
En el primer caso, mediante una condición suspensiva pactada por los contratantes; en el
segundo caso, mediante una condición legal (por ejemplo, tratándose del testamento, las
disposiciones testamentarias están supeditadas a la muerte del causante; o la celebración del
matrimonio, tratándose de las capitulaciones matrimoniales pactadas con anterioridad).
La suspensión es transitoria, pero puede tornarse definitiva en ciertos casos: por ejemplo, los
esposos celebran capitulaciones matrimoniales antes de casarse y uno de ellos muere con
anterioridad al matrimonio; o el testador revoca su testamento; o no se cumple el hecho
convenido en el contrato, del cual dependía el nacimiento del derecho y obligación correlativa.
f.2) La resolución.
f.3) La revocación.
124
Se trata de una declaración unilateral de voluntad, que consiste en la retractación de un
acto jurídico precedente, incluso bilateral, cuando la ley así lo autoriza.
Hay actos esencialmente revocables, como en el caso del testamento (art. 999); pero también
pueden revocarse algunos actos jurídicos bilaterales, como ocurre en el mandato (art. 2163 N° 3)
y con la donación (artículo 1428).
Opera cuando una de las partes decide y comunica a la otra el término de la relación
contractual.
Usualmente, opera en los contratos de plazo indeterminado, como por ejemplo el desahucio en el
contrato de arrendamiento pactado mes a mes y de duración indefinida (art. 3°, Ley N° 18.101
sobre arrendamiento de predios urbanos y artículo 1951 del Código Civil).
f.5) La caducidad.
3° Exigibilidad anticipada de las obligaciones: caducidad del plazo estipulado para cumplir
la obligación, en los casos del art. 1496.
f.6) La resciliación.
Se trata del primero de los modos de extinguir las obligaciones, y aluden a él, aunque en forma
más bien indirecta y con un lenguaje no del todo exacto, los artículos 1545 y 1567 del Código
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Civil, donde se incurre en el error de señalar que las partes “dan por nula” la convención, lo que
obviamente constituye un error, pues sólo la ley y el juez pueden declarar nulo un acto jurídico.
f.7) La inoponibilidad.
Los efectos del acto jurídico sólo obligan a las partes, pero la realidad jurídica del
mismo no puede ser desconocida por terceros. No obstante, en determinadas circunstancias
los TERCEROS pueden alegar que el acto jurídico NO LES EMPECE.
La falta de concurrencia o consentimiento (arts. 1450; 1815; 1916, 2°; 2390; 2160; 2079).
El fraude (art. 2468, acción pauliana; art. 1578 N° 3).
La lesión de derechos adquiridos (art. 94 N° 4; arts. 1815 y 2517; respecto de la prescripción ya
cumplida).
La lesión de las asignaciones forzosas en las sucesiones (arts.1216)
La buena fe en el caso de la resolución de un contrato (arts. l490, 1491 y 1492: sólo hay acción
contra terceros poseedores cuando éstos se encuentran de mala fe).
La falta de publicidad (arts. 447, 455 y 468; 1902; 1707; 2513 del C.C.; arts. 297, 1° y 453 del
CPC, respecto a la medida precautoria o embargo trabados sobre un inmueble).
El tercero de buena fe podrá hacer valer la inoponibilidad ante aquel que intenta hacer valer en
su contra un derecho emanado de un acto jurídico que le es inoponible.
En opinión de Vodanovic, los terceros que pueden invocar la inoponibilidad son, en general, los
llamados “terceros interesados” o terceros relativos, es decir, aquellos que no participan ni
personalmente ni representados en el acto jurídico inoponible, pero que están o estarán en
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relaciones jurídicas con las partes (causahabientes y a juicio de algunos los acreedores de las
partes).
La nulidad produce efectos tanto entre las partes que ejecutan o celebran el acto nulo, como
respecto de terceros;
La inoponibilidad dice relación, exclusivamente, con los terceros.
FIN
Bibliografía y Referencias:
Curso de Derecho Civil, Parte General y Los Sujetos del Derecho, Arturo Alessandri
Rodríguez, Manuel Somnarriva Undurraga, Antonio Vodanovic H.
Derecho Civil Parte General, Carlos Ducci Claro.
Apuntes del Profesor Juan Andrés Orrego.
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