Prats La Gobernanza
Prats La Gobernanza
Prats La Gobernanza
brio que a una alteración por abandono de las funciones estatales tradicionales,
Hay un incremento de los roles del gobierno como socio facilitador y cooperador.
Pero ello no determina la obsolescencia de las funciones tradicionales, La gober-
nanza, en la medida en que pueda ser considerada un paradigma. No tiene pre-
tensiones de universalidad. En realidad, sirve para comprender positivamente y
reformar normativamente la estructura y procesos de gobernación en todos aque-
llos ámbitos en que la burocracia o la nueva gerencia pública resultan inapropia-
dos, Dichos ámbitos incluyen, desde luego, todas las actuaciones públicas rela-
cionadas con los temas más complejos, diversos y dinámicos de nuestro tiempo.
De ahí que con razón pueda decirse que la gobernanza es el modo de goberna-
ción, si no único, sí el característico de nuestro tiempo.
La gobernanza moderna se explica por una conciencia creciente de que:
• Los gobiernos no son los únicos actores que enfrentan las grandes cuestiones
sociales, Éstas son hoy desafíos también para las organizaciones de la sociedad
civil y las empresas (lo que no significa desconocer la diversidad y hasta conflicto
de intereses entre ellas), Los intereses generales implicados en las grandes cues-
tiones de nuestro tiempo, debido a la complejidad de éstas, no pueden ser consi-
derados trascendentes, sino inmanentes al proceso de formulación y gestión en
redes de políticas públicas, De ahí que se rompa el dogma del monopolio estatal
de los intereses generales, Esto, desde luego, supone un cambio en la concep-
ción hasta entonces vigente de la relación entre Estado y sociedad: no se niega la
autonomía de ambos, pero se reconoce su interdependencia y la necesidad de la
cooperación para la definición y realización de los intereses generales a través de
las políticas públicas,
• Para enfrentar eficazmente esas grandes cuestiones, además de los modos tra-
dicionales de gobernación (burocracia y gerencia), debemos contar con nuevos
modos de gobernanza. Ésta no elimina en absoluto la burocracia ni la gerencia,
convive con ellas y designa sencillamente el cambio de foco en la búsqueda del
buen gobierno. Con todo, la orientación a la gobernanza cambia estructuras orga-
nizativas -requiere introducir flexibilidad-, perfiles competenciales de los gerentes -
la interacción requiere dosis extraordinarias de visión estratégica, gestión de con-
flictos y construcción de consensos-, cambio en los instrumentos de gestión -paso
del plan a la estrategia, por ejemplo-, al tiempo que, desde una óptica democráti-
ca, multiplica el valor de la transparencia y la comunicación.
• No hay un modelo único de gobernanza, La gobernanza no pretende ser un mo-
delo organizativo y funcional de validez universal, ni siquiera para las situaciones
de alta complejidad a las que conviene que se aplique, Las estructuras de gober-
nanza deben diferir según el nivel de gobierno y el sector de actuación administra-
tiva considerados. A diferencia del universalismo de la burocracia y la gerencia
públicas, la gobernanza es multlfacética y plural, busca la eficiencia adaptativa y
exige flexibilidad, experimentación y aprendizaje por prueba y error.
• Las cuestiones o desafíos sociales hoy son el resultado de la Interacción entre
varios factores que rara vez son plenamente conocidos ni están causados ni se
hallan bajo el control de un solo actor. El conocimiento y los recursos de control
son siempre limitados y presentan márgenes de incertidumbre y, además, se
hallan fragmentados entre los diversos actores involucrados. Sin articular la co-
operación entre éstos, difícilmente puede lograrse una decisión razonable. La cla-
Joan Prats i Catalá. De la burocracia al management, del management a la gobernanza. INAP, Madrid, 2005
2
Les Metcalfe (1993), «Public Management: from Imitation to lnnovation», en Jan Kooiman Modem
Governance. Sage. London.
Joan Prats i Catalá. De la burocracia al management, del management a la gobernanza. INAP, Madrid, 2005
orientar, influir, equilibrar.., la interacción entre los actores políticos y sociales. Pe-
ro, a diferencia de Metcalfe, Kooiman considera que la gobernación no es mono-
polio de las organizaciones gubernamentales, sino que también debe caracteri-
zarse como tal la acción de los otros actores orientada a ordenar la interacción,
Para él, la gobernación comprende todas las intervenciones (orientadas a metas)
de actores políticos y sociales con la intención de crear una pauta de interacción
más o menos estable y predecible dentro de un sistema sociopolítico, que será
tanto más posible cuanto más acorde con los deseos u objetivos de los actores
intervinientes.
El concepto de gobernación se encuentra fuertemente vinculado al de gobernan-
za. Ésta puede verse como la pauta o estructura que emerge en un sistema so-
ciopolítico como el resultado conjunto de los esfuerzos de interacción de todos los
actores intervinientes. Esta pauta emergente conforma las reglas del juego en un
sistema específico o, en otras palabras, el medio a través del cual los actores
pueden actuar e intentar utilizar estas reglas de acuerdo con sus propios intereses
y objetivos. El concepto de governance es básicamente una herramienta analítica
y descriptiva. Pero en la medida en que una pauta de governance puede verse
como el resultado de las intervenciones de los actores, también tiene una dimen-
sión normativa. Es posible preguntarse qué pauta de interacción resulta deseable
(por ejemplo, en términos de incentivar el bienestar. el desarrollo o la democra-
cia), qué actores deben jugar un rol en la reforma institucional y qué constriccio-
nes deben tenerse en cuenta.
La gobernanza aparece así como un concepto muy próximo al de redes de políti-
cas públicas y al de marcos o arreglos institucionales, Esta semejanza resulta
muy evidente en la aproximación del así llamado «institucionalismo centrado en
los actores» principalmente desarrollado por Renate Mayntz y Fritz Scharp, que
se combina a menudo con otras aproximaciones como la teoría de juegos o la
teoría de los intercambios.
El institucionalismo centrado en los actores combina la elección racional con su-
puestos institucionalistas. Las instituciones se conciben como estructuras regula-
doras que establecen incentivos y constricciones para actores racionales que se
esfuerzan en maximizar sus preferencias. Las mejores instituciones son lasque
consiguen superar mayores dificultades de acción colectiva, desincentivando los
comportamientos oportunistas mediante constricciones y sanciones e incentivan-
do los que toman en cuenta los intereses generales en el cálculo de las preferen-
cias personales u organizacionales. Las redes son conceptualizadas como institu-
ciones informales, no organizadas formalmente, recíprocas y no jerárquicas, rela-
ciones relativamente permanentes, formas de interacción entre actores que se
esfuerzan por alcanzar beneficios propios y comunes. Las redes reducen costes
de información y transacción y crean confianza mutua entre los actores, disminu-
yendo la incertidumbre y el riesgo de incumplimiento. Son el marco institucional
apropiado para la coordinación horizontal entre actores públicos, privados y socia-
les, de la que -en un mundo complejo en el que la coordinación jerárquica resulta
normalmente disfuncional- depende la calidad de las políticas públicas 3
3
Véase el interesante trabajo de sistematización realizado por Tanja A. Bórzei (1998). «Organizing
Babilon - On the Different Conceptions of Policy Networks», en Public Administration, vol. 76.
Summer. pp. 253-273,
Joan Prats i Catalá. De la burocracia al management, del management a la gobernanza. INAP, Madrid, 2005
4
«Puede suceder que al extender el paradigma politológico originario para absorber en el mismo
plano todas las formas individuales de coordinación, o de orden social, esto se tradujera en una
excesiva extensión del paradigma mismo, que acabaría por allanar aquella atención selectiva in-
dispensable que -al menos para la mente humana- es un prerrequisito de la construcción teórica.
En cualquier caso, no se trataría de una teoría de la gobernanza política, sino de una teoría mucho
más general de las dinámicas sociales, convirtiéndose, así, no en una simple extensión de la pri-
mera, sino en un paradigma completamente nuevo» (R. Mayntz (2000), «Nuevos desafíos de la
Teoría de la Governance», en Instituciones y Desarrollo. No.7, noviembre, pp. 35-51).
Joan Prats i Catalá. De la burocracia al management, del management a la gobernanza. INAP, Madrid, 2005
5
Un desarrollo más extenso del concepto de gobernabilidad puede verse en Joan Prats (2004),
«Gobernabilidad para el desarrollo: propuesta de un marco conceptual y analítico". En Binetti y
Carrillo (eds.). ¿Democracia con desigualdad? Uno mirada de Europa hacia América Latina, Red-
Gob. Bid. IIG.
6
Los servicios de la Comisión Europea analizaron los diversas traducciones del término governan-
ce a las lenguas oficiales de la Unión Europea, sugiriendo el uso de la palabra «gobernanza» en
español, hasta el punto de titular «Libro Blanco sobre la Gobernanza Europea» o un interesante
proyecto de revisión de las estructuras y procesos de la Comisión. Poco más tarde, la propia Real
Academia Española de la Lengua ha trotado de cerrar el debate, optando en noviembre de 2000
por la acepción «gobernanza», aunque admitiendo el uso como sinónimo de gobernabilidad (cfr.
Departamento de Español al Día. RAE). En base a todo ello, el Diccionario de la Real Academia
de la Lengua ha incluido una nueva definición de gobernanza (un viejo galicismo en desuso) en su
última edición, entendiéndola como «el arte o manera de gobernar que se propone como objetivo
el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equili-
brio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de lo economía ».
7
Quizá el más significativo sea Governance in the European Union, dentro de lo Colección "Ca-
hiers» at the Forward Studies Unit. European Commission, 2001, 01 que se puede acceder en
http://europe.eu.int
Joan Prats i Catalá. De la burocracia al management, del management a la gobernanza. INAP, Madrid, 2005
Este clima influyó, sin duda, en el Libro Blanco sobre la Gobernanza Europea,
cuyo objetivo confesado es contribuir a superar la crisis de legitimidad mediante la
apertura del proceso de decisión política para dotarlo de mayores niveles de inte-
gración y responsabilidad, mejor conexión con los ciudadanos y mayor eficacia de
las políticas. El concepto de gobernanza que se adopta a tales efectos designa
8
Véase Guy Peters, "Governance without Governmenf? Rethinking Public Administration». En
Journal of Public Administration. Research & Theory, vol. 8. nº 2, pp 223-243
Joan Prats i Catalá. De la burocracia al management, del management a la gobernanza. INAP, Madrid, 2005
9
Exposición realizada siguiendo a A. Cerrillo, La Gobernanza y sus repercusiones en el Derecho
Administrativo, pendiente de publicación.
Joan Prats i Catalá. De la burocracia al management, del management a la gobernanza. INAP, Madrid, 2005
10
Comisión de los Comunidades Europeos (2001), La Gobernanza Europea. Un Libro Blanco,
Bruselas, 25 julio.
Joan Prats i Catalá. De la burocracia al management, del management a la gobernanza. INAP, Madrid, 2005
• El quinto principio es el de coherencia, que exige que las distintas políticas y ac-
ciones europeas sean coherentes y fácilmente comprensibles. La necesidad de
coherencia es cada vez mayor, pues las tareas de la Unión Europea con cada vez
más complejas y diversas y rebasan las fronteras de las políticas sectoriales tradi-
cionales. La coherencia requiere un liderazgo político y un compromiso firme por
parte de las instituciones con el fin de garantizar un enfoque coherente dentro de
un sistema complejo. La complejidad se incrementa con la participación obligada
y creciente de las Administraciones regionales y locales y de los intereses organi-
zados.
«La gobernanza de la integración europea ha sido crecientemente caracteri-
zada como un sistema de gobierno multinivel en el que la autoridad pública
se dispersa entre los diferentes niveles gubernamentales y adopta formas
diferentes en función de cada sector de políticas. Las competencias se so-
lapan entre los diferentes niveles de gobierno y los actores políticos inter-
actúan en cada uno de ellos. Dado este policentrismo, la imagen de gober-
nanza multinivel subraya el hecho de que no hay ningún actor capaz por sí
solo de dar respuestas únicas y universales a los problemas sociales. Esto
es lo que explica porqué la europeización de las políticas no se ha traducido
en más uniformidad, sino en una especie de patchwork, una mezcla comple-
ja de estilos diferentes de elaboración, de instrumentos y de instituciones.
La metáfora de las redes y el concepto de gobernanza resultan particular-
mente adecuados para expresar la esencia de la gobernanza multinivel eu-
ropea. El enfoque de las redes sugiere que la gobernanza habría de basarse
en modelos flexibles de relación entre las autoridades públicas de los dife-
rentes niveles, las asociaciones y los ciudadanos. Las redes se crean en
función de ventajas mutuas y de objetivos compartidos, pero tienen la capa-
cidad necesaria para adaptarse a medida que cambian los problemas y se
pueden aprender nuevas respuestas. Este enfoque implica no sólo la des-
centralización del gobierno, sino la expansión de las relaciones horizontales
en el sistema de gobernanza. También supone el fortalecimiento de la co-
municación, la confianza y la reciprocidad» 11 .
3.5.5. La gobernanza como gestión de redes
11
Vid. Francesa Morato y John Etherington (2003), Global y local L'impacte de la Globalilzació en
els sistemes territorials,Temes Contemporanis. Editorial Portic, pp, 274-275.
Joan Prats i Catalá. De la burocracia al management, del management a la gobernanza. INAP, Madrid, 2005
• Las redes vinculan no sólo a productores de servicios, sino también a éstos con
las organizaciones de usuarios, con las autoridades administrativas reguladoras,
con centros de investigación relevantes, etc. Las redes se utilizan crecientemente
para conseguir una identificación mejor y más específica de las necesidades de
los usuarios y de la mejor manera de satisfacerlas,
• Las vinculaciones son interactivas, Cada punto nodal de la red tiene que especi-
ficar claramente el beneficio que espera obtener de su participación en la misma.
No hay red sin interacción y ésta es siempre costosa. Si los beneficios de la parti-
cipación no superan el coste, la red no será viable.
• Las redes requieren un nivel básico de autorregulación: pueden estar enmarca-
das por directrices o marcos reguladores formales, pero su gestión tiene requeri-
mientos específicos: no se gestiona una red del mismo modo que una jerarquía:
los liderazgos son diversos y cambiantes, los procesos de trabajo son singula-
res",; la competencia para la gestión de redes deberá añadirse al cuadro de com-
petencias tradicionales de los gerentes públicos,
• Los participantes en una red han de compartir un propósito común: en el caso de
las redes públicas ha de ser una mejor forma de satisfacer los intereses genera-
les: este propósito ha de estar bien definido; en el entendido de que la composi-
ción concreta de los intereses generales se realiza a través de la interacción en la
red tomando en cuenta los intereses y expectativas de todos los intervinientes en
la misma. De ahí la importancia que los participantes en la red expresen el con-
junto de intereses y expectativas sociales en relación al propósito de la misma.
• Las redes van y vienen, son estructuras dinámicas que cambian en cuanto a su
modalidad, número y roles de los participantes.
• Las redes vinculan personas. Los medios electrónicos las hacen posibles y forta-
lecen, pero: 1) los intercambios electrónicos requieren un buen nivel de códigos
de significación acordados, respeto y confianza para su éxito; 2) los intercambios
virtuales tienen que completarse con encuentros personales regulares orientados
más a afianzar la confianza y la comunicación que a tareas específicas.
• La viabilidad de las redes más amplias requiere la capacidad de crear y mante-
ner un sentido de pertenencia, cohesión y fortalecimiento de valores y expectati-
vas.
El uso de modos de gobernanza en red es creciente y común al sector público y
privado, y ello se funda en que estas estructuras son, en muchos casos, más ca-
paces de procurar eficacia e innovación, En efecto, las estructuras en red: a) per-
miten acceder a una variedad mayor de fuentes de información; b) ofrecen mayo-
res oportunidades de aprendizaje; c) ofrecen bases más flexibles y estables para
la coordinación y el aprendizaje interactivos; d) representan mecanismos adecua-
dos para la creación y el acceso al conocimiento tácito.
«Empezamos a entender que parte del conocimiento básico para las políti-
cas y la innovación no puede fácil ni solamente ser capturado en forma es-
crita pues no se agota en la investigación académica ni en los informes so-
bre la experiencia y las mejores prácticas. Mucho conocimiento valioso se
Joan Prats i Catalá. De la burocracia al management, del management a la gobernanza. INAP, Madrid, 2005
A pesar de que las redes tienen manifestaciones muy diversas, resulta útil distin-
guir entre los tres tipos siguientes de redes, aunque en la práctica pueden tam-
bién ofrecerse combinados:
a) «Comunidades de prácticas», que son redes creadas por la necesidad que tie-
nen los gestores y expertos de encontrar soluciones a problemas prácticos. El
conocimiento intercambiado y embebido en estas redes es a menudo no codifica-
do. El intercambio suele basarse en la formulación y reformulación de experien-
cias, en la redundancia y las metáforas, en conocer quién sabe. Algunas redes de
este tipo combinan una base de datos de experiencias codificadas bien organiza-
da con investigación y comunicación interactivas rápidas.
12
Hans F. van Aalst (2003), «Networking in Society. Organisations and Education», en OECD,
Schooling for Tomorrow. Networks of Innovation. Towards New Models for Managing Schools and
Systems, OECD, París, pp. 35-36.
13
OECD (2001). Local Partnerships for Better Governance, OECD. París, pp 22-23.
Joan Prats i Catalá. De la burocracia al management, del management a la gobernanza. INAP, Madrid, 2005