Mistagogía (El Adviento)

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Mistagogía

PARA ENTENDER Y
CELEBRAR…
el tiempo de “Adviento”
¿Qué es el “adviento”?
1. Adviento (adventus): significa venida o llegada, y alude al nacimiento de
Cristo “en la humildad de nuestra carne”, a su visita “en cada hombre y
cada acontecimiento” y a su retorno “en la majestad de su gloria”.
 es un tiempo de preparación a la Navidad (que celebra y conmemora el
nacimiento del Hijo de Dios), con la que forma una unidad dinámica,…
 y culmina en la Epifanía (de “epi” y “faino”: brillar, manifestarse), que
celebra la manifestación de Dios en nuestro mundo y en nuestra historia.
2. Se nos invita, por eso, a celebrarlo “en estado de buena esperanza”,
hambreando “noticias de Dios”, en actitud de permanente “anunciación”:

 como Isaías, esperando un “mundo nuevo”, transformado, en el que Dios


habite, sin llanto ni luto ni dolor y donde reine la paz y la justicia;
 como Juan Bautista, “preparando los caminos del Señor”, convirtiendo
nuestro corazón y nuestro mundo, “porque el Reino de Dios está cerca”;
 como María, llenos de gracia, amor y alegría, con fe y oración, esperando
el nacimiento del Niño-Dios que ilumina nuestras vidas con su Luz.
¿Cuál es el papel de María en Adviento?
 El Adviento es tiempo mariano por excelencia, que se prolonga
durante la Navidad y la Epifanía, porque la Virgen estuvo junto a
Jesús en todos estos acontecimientos por voluntad divina:
 Ella es el mejor símbolo de la Iglesia que celebra la venida de Cristo, la
mejor Maestra de la espera del Adviento, de la alegría acogedora de la
Navidad y de la manifestación misionera de la Epifanía.
 Además, las fiestas de la Inmaculada, la Sda. Familia y la Maternidad
divina de María dan aún mayor contenido mariano a este tiempo.
«Durante el tiempo de Adviento, recordamos frecuentemente en la
liturgia a la Santísima Virgen... De este modo, los fieles, que trasladan de
la liturgia a la vida el espíritu del Adviento, al considerar el inefable amor
con que la Virgen Madre esperó al Hijo, se sienten animados a tomarla
como modelo y a prepararse, vigilantes en la oración y jubilosos en la
alabanza, para salir al encuentro del Salvador que viene» (Pablo VI).
II. ¿Cómo se ‘forma’ históricamente?
 Surge durante los s. IV-VI en las liturgias de Oriente y Occidente:
 En España, el C. de Zaragoza (380) habla de tres semanas de preparación
a la Epifanía (desde el 17-Diciembre), con un claro tono bautismal.
 En las Galias, hay un “período de ayuno” -como preparación bautismal-
desde la fiesta de San Martín (11-noviembre) a la Epifanía (6-Enero): 40
días en total, si se excluyen sábados y domingos (como en Oriente).
 Los monjes irlandeses, anunciando la Venida gloriosa de Cristo como Juez
escatológico, contribuyen a este tono penitencial y de ayuno.
 En Roma, con san Gregorio Magno (s. VI), tenemos el Adviento de cuatro
semanas, sin ningún tipo de ayuno, hasta la solemnidad de la Navidad
(24-Diciembre) y su prolongación y consumación en la Epifanía.
 En la liturgia ambrosiana de Milán se cuentan seis domingos de Adviento,
al igual que en la liturgia hispano-mozárabe.
 La mezcla de las liturgias gala y romana se convierte en la ‘norma’ de la
Iglesia, primando la alegría y la esperanza sobre la penitencia y el ayuno.
III. ¿Cuál es el ‘sentido’ del Adviento?
1. La liturgia del Adviento tiene un claro sentido escatológico en su primera
parte (hasta el 16 de diciembre), pues mira a la «Última Venida» de
Cristo como Señor y Juez de toda la creación al final de los tiempos:
 se expresa en los Prefacios I (Las dos venidas de Cristo) y III (Cristo,
Señor y Juez de la Historia ), indicados para este tiempo.
2. A partir del día 17, en la llamada «semana santa» de la Navidad, la
mirada se dirige a la celebración sacramental de la Venida de Cristo,
actualizada en la Navidad de este año concreto:
 se ve en los Prefacios II (La doble expectación de Cristo ) y IV (María,
nueva Eva), como expectación confiada y alegre en la Promesa de Dios
frente a toda amenaza de desesperación y tristeza.
 Como dice S. Cirilo de Alejandría: «Anunciamos la venida de Cristo, pero
no una sola, sino también la segunda, mucho más magnífica que la
anterior. La primera llevaba consigo un significado de sufrimiento; esta
otra, en cambio, llevará la diadema del reino divino».
VI. ¿Cómo vivirlo espiritualmente?
a) El “tono espiritual” del Adviento, entre el “ya” (en la humildad de
nuestra carne) y el “todavía no” (en la majestad de su gloria), es
de "alegre y gozosa esperanza", más “mistérico” (teologal) que
“penitencial” (ascético), como en los textos litúrgicos actuales.
B) El tono “penitencial” de los primeros siglos, como reacción a los
excesos paganos del Año Nuevo y como preparación a la liturgia
bautismal de la Epifanía (que en Oriente se unía al Bautismo del
Señor), no es del todo extraño a nuestra celebración, ya que:
 por un lado, vivimos también en un ambiente "neopagano" ‑sometido a
todo tipo de excesos‑ del que debemos prevenirnos y defendernos;
 y, por otro, somos llamados a desembarazarnos de todo lo que nos impide
"salir al encuentro de Cristo, que viene, acompañados por las buenas
obras" (Oración colecta, Domingo I) -como se resalta, sobre todo, en el II
Domingo de Adviento (Juan Bautista) y en Ciclo C-.
VII. ¿Cómo se distribuyen las lecturas?
a) En el leccionario ferial de Adviento:
 en la 1ª parte, se lee al profeta Isaías (1ª lectura) mostrando que las
promesas de Dios se cumplen en Jesús (Evangelio ‑sobre todo Mt ‑)…
 desde el Jueves ll, el Evangelio habla del Bautista, que anuncia la venida
del Mesías como promesa, cumplimiento y exigencia de conversión…
 desde el 17 de diciembre, los oráculos mesiánicos del AT y los Evangelios
de la infancia (Mt y Lc) anuncian su venida ya inminente.
b) En el leccionario dominical de Adviento:
 la 1ª lectura es profética, preferentemente de Isaías (Jer, Miq, Bar y Sof)
y, el Domingo IV (B), de 2 Sam 7;
 la 2ª lectura suele ser de S.Pablo, con exhortaciones a la vigilancia y a
una vida digna, pero también de la 2ª Pedro, Santiago o Hebreos;
 el Evangelio, de tono sucesivamente escatológico (I), ascético‑espíritual
(II y III) o histórico‑salvifico (IV), encaminándose hacia el nacimiento
del Mesías mediante el anuncio a José (A), a María (B) o la Visitación (C).
VIII. ¿Qué decir de los textos litúrgicos?
 Entre todos ellos, destaca el valor teológico ‑espiritual de:
 los prefacios del Adviento, que, como hemos dicho, tienen un sentido
‘escatológico’ (I y III) o ‘histórico-salvífico’ (II y IV);
 las oraciones de la Misa, sobre todo, de las “ferias mayores”, o sea,
las más próximas a la Navidad (a partir del 17 de diciembre);
 las lecturas patrísticas del Oficio, que, sobre todo los domingos,
podrían leerse en Laudes (como comentario a la liturgia del día);
 las antífonas del Magníficat en las ferias mayores, con la
exclamación "O" y las iniciales, al revés, del acróstico “ERO CRAS”:
Emmanuel, Rex gentium, Oriens, Clavis David, Radix lesse, Adonai,
Sapientia;
 las preces de la Liturgia de las Horas o la aclamación al memorial
(donde resuena el "Maranatha”: Ven, Señor Jesús);
 y el himno “Akathistos” en honor de la Madre de Dios, el más bello
comentario de Adviento y Navidad, dibujado en los muros de algunos
monasterios orientales y bordado en las vestiduras de los
sacerdotes.
IX. ¿Cómo ‘celebrar’ el Adviento?
1. La ambientación debe inspirar serenidad y expectación: el color de los
ornamentos, la sobria decoración del altar (sin flores), la imagen de la
Virgen María, la corona del Adviento, el ambón, la música suave...
2. La Palabra de Dios, portadora de las promesas de la Hª de la Salvación,
puede destacarse: llevando el nuevo Leccionario procesionalmente, con
alguna celebración de la Palabra, decorando sobriamente el ambón…
3. Los textos litúrgicos propios del Adviento deben cuidarse especialmente:
los himnos, las oraciones, los cantos, las antífonas, la respuesta a las
preces o al memorial... deben respetarse, recitarse y cantarse bien.
4. Las lecturas patrísticas también pueden leerse (del todo o parcialmente)
en la celebración de Laudes (sobre todo, los domingos)...
5. En la Eucaristía, cabe destacar los elementos propios del Adviento: el
saludo, las fórmulas penitenciales, las preces, la aclamación (“Cada vez
que comemos de este pan” o “Maranathá”), la monición al Padre Nuestro
(“Venga a nosotros tu reino”), el Cordero de Dios, la bendición final...
X. ¿Qué supone hoy el Adviento?
 El mundo contemporáneo necesita sobre todo esperanza…
 la necesitan las poblaciones en vías de desarrollo, pero también las
económicamente desarrolladas…
 nos encontramos en una misma barca y debemos salvarnos juntos…
 Nos damos cuenta, viendo caer tantas falsas seguridades, de que
necesitamos una esperanza fiable…
 y ésta se encuentra sólo en Cristo, quien, como dice la Carta a los
Hebreos, "es el mismo ayer, hoy y siempre" (13,8)…
 Jesús vino en el pasado, viene en el presente y vendrá en el futuro…
 abraza todas las dimensiones del tiempo, porque ha muerto y resucitado,
es el Viviente y, compartiendo nuestra precariedad humana, permanece
para siempre y nos ofrece la estabilidad misma de Dios.
 Es "carne" como nosotros y es "roca" como Dios…
 quien anhela libertad, justicia y paz puede volverse y alzar la cabeza,
porque en Cristo la liberación está cerca…
 Jesucristo no sólo mira a los cristianos, sino a todos los hombres, porque
Él, que es el centro de la fe, es también el fundamento de la esperanza. Es
la esperanza que todo ser humano necesita (Benedicto XVI).

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