Embargos. Cautelares. Consejo Estado.
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EDITORIAL
Las plazas están disponibles en los tribunales de Boyacá (1), Caquetá (1), Guajira (1), Meta (1), Norte
de Santander (1), Tolima (1) y Sucre (2).
Los interesados podrán inscribirse a través del formato único que está disponible en la página web del
Consejo de Estado, y adjuntar los documentos solicitados en formato PDF. El cierre de inscripciones
será el 18 de mayo de 2016, a las 4:00 p.m. Los aspirantes deben tener en cuenta que la elección será
en provisionalidad, hasta que se pueda hacer la designación por el sistema legalmente previsto, es
decir por las disposiciones de la carrera judicial.
LEY 1437
Contenido:
1.a. La solicitud de medida de suspensión provisional de una norma que ya
había sido objeto de la misma, procede si se presentan hechos
Editorial 1 sobrevinientes.
Jurisprudencia del Consejo
de Estado al día Síntesis del caso: Se decide la solicitud de suspensión provisional de
los efectos del acto administrativo expedido por la Agencia Nacional de
Ley 1437 1-3 Minería –Resolución n.º 0045 de 2012-, impugnado en ejercicio del
Sala Plena 3-5 medio de control de nulidad, norma que se encuentra suspendida.
Tutelas 5-15
Acción Popular 15-16 Extracto: “la finalidad de la medida de suspensión provisional de los efectos de
Sección Primera 17-20 un acto administrativo demandado es la de evitar que produzca el resultado
que está llamado a causar. Por este motivo, verificada la situación de que la
Sección Segunda 20-25 decisión de la administración, por una u otra circunstancia, no se encuentra en
Sección Tercera 25-42 aptitud de cumplir el propósito para la que fue expedida, esto es, de que se
Sección Cuarta 42-48 deriven consecuencias jurídicas de ella, la solicitud de una medida cautelar de
Sección Quinta 48-51 suspensión carecería de objeto, pues, de lógica inferencia, el fin por la que
Sala de Consulta 52-54 legalmente fue concebida, en ese evento, no podría verse satisfecho. (…) el
Índice 55-59 despacho negará la solicitud de suspensión provisional de los efectos de la
Noticias Resolución n.º 0045 de 2012 presentada por la demandante Francia Helena
destacadas 60
Mestizo Carabalí en ejercicio del medio de control de nulidad. Sin perjuicio de
la decisión que ahora se adopta, conviene precisar a la parte actora que, en los
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términos del inciso final del artículo 233 del C.P.A.C.A. , nada obsta para que posteriormente, ante
nuevas circunstancias, pueda ser presentada una nueva solicitud de medida cautelar de suspensión
provisional.”
b. La providencia que resuelve la solicitud de suspensión provisional de acto administrativo debe ser
de ponente.
Extracto: “El Consejo de Estado, de conformidad con lo dispuesto en el numeral 1 del artículo 149 de la
Ley 1437 de 2011, es competente para conocer del presente proceso en única instancia, comoquiera que
se trata de un asunto relativo a la nulidad de un acto administrativo expedido por una autoridad del orden
nacional. Por otra parte se advierte que el auto que resuelve sobre la suspensión provisional debe ser
proferido, en el asunto de la referencia, por el magistrado ponente, según lo establecido en el artículo
125 ibídem.”
Extracto: Las medidas cautelares en los procesos judiciales están instituidas para evitar que la sentencia
mediante la cual se decidan, resulte nugatoria por cuenta de las modificaciones que se puedan producir
en la situación inicial como consecuencia del tiempo que se requiere para la tramitación del proceso,
pues entre el momento en que el mismo se inicia y aquel en el que se puede materializar la sentencia,
pueden suceder eventos que dificulten o imposibiliten, incluso, los efectos prácticos de la decisión. Es por
ello que se conciben como “(…) precauciones inequívocamente diseñadas para garantizar que la solución
que se adopte como resultado del proceso judicial podrá ser materializada” , brindándole a quien acude a
la jurisdicción, la certeza de que el trámite del proceso en sí mismo, no va a obrar en contra de sus
intereses y que los mismos serán protegidos aún antes de la decisión definitiva. Es precisamente por esa
finalidad que se pregona en relación con las medidas cautelares, que se exige la existencia de ciertos
requisitos, cuya evaluación se impone para establecer su procedencia , la cual sólo será admisible en
presencia de los mismos, pues de faltar alguno de ellos, la medida será innecesaria e inconveniente: a. La
verosimilitud del derecho invocado o apariencia de buen derecho (fumus boni iuris), lo que se traduce en
últimas, en qué tantas probabilidades de éxito tienen las pretensiones del demandante a las que servirá la
medida cautelar, pues de ser éstas mínimas, el daño que se le ocasione a quien soporta la medida
cautelar será superior al beneficio de su existencia, lo que la hace inconveniente. b. La existencia del
riesgo por la demora del trámite procesal (periculum in mora), pues si el mismo no existe, las medidas
cautelares sobran.”
d. Las facultades cautelares y preventivas ejercidas por el juez, a petición de parte, no solo
contemplan la suspensión provisional.
Extracto: “El capítulo XI del Título V del C.P.A.C.A. regula las medidas cautelares en los procesos
contencioso administrativos, estableciendo en el artículo 229 que en todos los procesos declarativos que
se adelanten ante esta jurisdicción, antes de ser notificado el auto admisorio de la demanda o en
cualquier estado del proceso, a petición de parte debidamente sustentada, podrá el juez decretar, en
providencia motivada, las medidas cautelares que considere necesarias para proteger y garantizar,
provisionalmente, el objeto del proceso y la efectividad de la sentencia.”
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Extracto: “El artículo 230 ibídem dispone que las medidas cautelares podrán ser preventivas,
conservativas, anticipativas o de suspensión, y que deberán tener relación directa y necesaria con las
pretensiones de la demanda, estableciendo las que el juez podrá decretar: a. Ordenar que se mantenga la
situación, o que se restablezca al estado en que se encontraba antes de la conducta vulnerante o
amenazante, cuando fuere posible. b. Suspender un procedimiento o actuación administrativa, inclusive
de carácter contractual, medida a la que sólo acudirá el juez cuando no exista otra posibilidad de
conjurar o superar la situación que dé lugar a su adopción, debiendo en todo caso cuando sea posible,
indicar las condiciones o señalar las pautas que deba observar la parte demandada para que pueda
reanudar el procedimiento o actuación sobre la cual recaiga la medida. c. Suspender provisionalmente los
efectos de un acto administrativo. d. Ordenar la adopción de una decisión administrativa o la realización
o demolición de una obra con el objeto de evitar o prevenir un perjuicio o la agravación de sus efectos. e.
Impartir órdenes o imponerle a cualquiera de las partes del proceso obligaciones de hacer o no hacer.”
Extracto: “En relación con la suspensión de los efectos de actos administrativos demandados, el artículo
231 del C.P.A.C.A. establece los requisitos para su procedencia (…) la finalidad de la medida de
suspensión provisional de los efectos de un acto administrativo demandado es la de evitar que la decisión
se ejecute y por ende, que produzca los efectos que está llamada a producir, al menos mientras se
tramita el proceso judicial y se decide a través de la sentencia respecto de su legalidad, cuestionada en la
demanda. Como medida cautelar que es, tiene una finalidad de prevención que la justifica, de tal manera
que si no es posible que la suspensión provisional cumpla con dicha finalidad, la misma no resulta
procedente.”
SALA PLENA
Síntesis del caso: La Sala Plena del Consejo de Estado se ocupó de resolver el recurso
extraordinario especial de revisión presentado por el señor Mario Rincón Pérez contra la
sentencia proferida por la Sala Plena de lo Contencioso Administrativo el 17 de julio de 2001
dentro del proceso de pérdida de investidura adelantado en su contra.
Extracto: Se argumentó que el señor Mario Rincón Pérez no contó con la oportunidad para controvertir las
pruebas que se ordenaron trasladar cuyo origen se remite a unos procesos penales y disciplinarios de los
cuales sostuvo, no hacía parte como sujeto imputado o disciplinado. Así mismo, adujo el recurrente que
dentro de las referidas pruebas se encontraba la grabación de la conversación telefónica que sostuvo con
la señora María Viterlicia Pinzón Coordinadora del Grupo de Talento Humano de la Escuela Superior de
Administración Pública, ESAP, la cual tampoco fue puesta a su consideración en los términos del artículo
185 del código de Procedimiento Civil. Argumentó que de igual forma los testimonios que se tuvieron en
cuenta para declarar probada la causal de pérdida de investidura "fueron traídos" al proceso sin la
ratificación que exigía el ordenamiento procesal civil, vigente en ese momento.
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(…) Dentro de los componentes esenciales del debido proceso destaca la Sala el derecho de defensa;
entendido ese último como la oportunidad con que cuentan los individuos no sólo de estar asistidos por un
profesional del derecho dentro de las actuaciones judiciales y administrativas, sino también la posibilidad
misma de acceder a la administración de justicia y obtener de esta decisiones motivadas, las cuales
puedan ser impugnadas ante el funcionario que las emitió o su superior, de acuerdo a las reglas de
competencias prevista por el legislador para cada caso concreto. (…) La interceptación de los abonados
telefónicos allegados al proceso de Pérdida de Investidura, fue ordenada y practicada dentro de una
investigación penal con el lleno de los requisitos legales previstos para tal fin, como se dejó constancia al
inicio de este capítulo, por lo que la prueba es legal y lícita. Además, hizo parte del acervo probatorio en
la acción contra Mario Rincón Pérez como ya se registró, por el decreto que de ella hizo la Magistrada
Sustanciadora de acuerdo a la petición del Ministerio Público. Este documento además de que fue
transliterado, estuvo acompañado de los casetes. La referida prueba se califica como documento tal y
como lo decidió la sentencia cuestionada, porque de acuerdo al artículo 251 del C.P.C, tienen esta
connotación los escritos, impresos, planos, dibujos, cuadros, fotografías, cintas cinematográficas, discos y
las grabaciones magnetofónicas, entre otros, así como también lo define el artículo 294 de la Ley 599 de
2000 (Código Penal), al señalar que documento es toda expresión de persona conocida o conocible
recogida por escrito o por cualquier medio mecánico o técnicamente impreso, soporte material que
exprese o incorpore datos o hechos, que tengan capacidad probatoria. En calidad de documento hizo
parte del acopio de pruebas la interceptación telefónica realizada a María Viterlicia Pinzón que, además,
fue calificado en la providencia controvertida como auténtico, al ser otorgado por funcionario público en
ejercicio de su cargo o con su intervención y por no haberse discutido su autenticidad y contenido. En
efecto, a folio 406 del cuaderno de Pérdida de Investidura, encuentra la Sala, la fijación en lista No. 54 de
23 de mayo de 2001, cuyo objeto fue correr traslado de acuerdo al artículo 289 del Código de
Procedimiento Civil, lo que indica que si había alguna objeción sobre la referida prueba le correspondía a
la parte demandada, si disentía de su contendido, aducir su tacha por falsedad en los términos de la
norma citada, circunstancia que en ningún momento se observó en el caso concreto. (…) Ahora bien, la
Sala no pasa por alto que el artículo 185 del Código de Procedimiento Civil establece que las pruebas
"practicadas válidamente en un proceso podrán trasladarse a otro en copia auténtica, y serán apreciables
sin más formalidades, siempre que en el proceso primitivo se hubieren practicado a petición de la parte
contra quien se aduce o con audiencia de ella". Sin embargo, en el caso concreto, es primordial tener en
cuenta la particularidad de la prueba que se obtiene mediante la interceptación de comunicaciones
previamente autorizada en sede judicial, la cual como resulta obvio no se practica a petición, y mucho
menos con audiencia de quien es objeto de la interceptación, dándole un carácter reservado. En fin, lo
que se persigue con la interceptación de una comunicación en el curso de una investigación, es obtener el
conocimiento de las manifestaciones que haga la persona investigada, siempre que éstas guarden
relevancia con el objeto mismo de la causa a investigar. Lo anterior, claro está, sin que la parte
investigada tenga conocimiento de la escucha. En otras palabras, se desnaturaliza la escucha autorizada
judicialmente si la misma, con anterioridad, es puesta en conocimiento de quien resulta ser objeto de tal
mecanismo, dado que la espontaneidad propia de una comunicación reservada se vería claramente
afectada si la parte sabe de antemano que sus afirmaciones pueden tener repercusiones legales. Lo
anterior, no constituye óbice para que la parte contra la que con posterioridad se aduce esta prueba
tenga conocimiento de su existencia a fin de que, teniendo en cuenta que la misma se allega al proceso
como prueba documental, cuente con la posibilidad de tacharla como falsa en los términos del artículo
289 del Código de Procedimiento Civil. Esta garantía, se reitera, fue satisfecha plenamente en el caso
concreto dado que desde el mismo momento en que el proceso de desinvestidura fue abierto a pruebas
mediante auto de 20 de abril de 2001, se solicitó al Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía
General de la Nación que informara si era cierto que se venían interceptando las comunicaciones del
señor Mario Rincón Pérez. Bajo estos supuestos, estima la Sala que el señor Mario Rincón Pérez sí contó
con la oportunidad de controvertir e incluso tachar de falso el contenido de la conversación que sostuvo
con la señora María Viterlicia Pinzón, desde el mismo momento en que el Cuerpo Técnico de
Investigaciones de la Fiscalía General de la Nación allegó al proceso de desinvestidura el informe de 30 de
noviembre de 2000 y se corrió traslado de la misma, a través del cual no sólo certificó la existencia de las
grabaciones y de la autorización mediante la cual habían sido obtenidas, sino que puso a consideración su
contenido. En concreto, estima la Sala que el hoy recurrente contó con por lo menos tres oportunidades
para controvertir la forma como se allegó al proceso de pérdida de investidura que se seguía en su contra
la grabación de la conversación telefónica que sostuvo con la señora María Viterlicia Pinzón y, en
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consecuencia, su contenido, a saber: i) a través del recurso de reposición que formuló contra el auto de
pruebas de 20 de abril de 2001; ii) dentro de la oportunidad prevista en el artículo 289 del Código de
Procedimiento Civil y iii) en el desarrollo de la audiencia pública de pérdida de investidura. En esta última
si bien hizo una somera referencia no planteó de fondo ninguna objeción a esa prueba. Conforme lo
anterior, concluye la Sala, que la actuación procesal seguida en contra del demandante dentro del
proceso de pérdida de investidura, garantizó en forma efectiva sus derechos fundamentales al debido
proceso y de defensa, concretamente en lo que se refiere a la forma en que se allegó la conversación de
23 de noviembre de 2000 al debate procesal, razón por la cual el cargo propuesto en relación con este
aspecto no está llamado a prosperar.
ACCIONES DE TUTELA
Síntesis del caso: El actor por conducto de apoderada judicial, impugna la sentencia proferida
por la Sección Primera, Subsección B, del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, a través de
la cual accedió parcialmente a las pretensiones de la demanda instaurada contra la Contraloría
General de la República - Contraloría Delegada para las Investigaciones, Juicios Fiscales y
Jurisdicción Coactiva, solicitando la protección de sus derechos fundamentales al mínimo vital, al
debido proceso y a la vida en condiciones dignas, los cuales considera vulnerados con ocasión de
la medida de embargo de sus cuentas bancarias, dentro del proceso de responsabilidad fiscal
seguido en su contra.
Extracto: “La Sección Primera, Subsección B, del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, mediante
sentencia de febrero veintidós (22) de dos mil dieciséis (2016), amparó los derechos fundamentales al
mínimo vital, a la vida digna y al debido proceso del actor, y ordenó al contralor delegado para las
Investigaciones, Juicios Fiscales y Jurisdicción Coactiva proceder al desembargo de la cuenta bancaria…
Argumentó que el acto por el cual se decretó la medida cautelar objeto de tutela es de trámite, puesto
que no ha culminado el proceso de responsabilidad fiscal, razón por la cual la acción sí procede. … En
materia de procedimientos administrativos, la Corte Constitucional ha sido enfática en determinar que
por regla general la acción de tutela no procede para controvertir los actos de carácter definitivo, esto
es, los que contienen la decisión concluyente de la Administración en ejercicio de funciones
administrativas, salvo que exista un perjuicio irremediable. No obstante, cuando se trata de actos de
trámite, esto es, los que no culminan con el proceso administrativo, no existe mecanismo judicial para
controvertirlo puesto que en el curso de éste los mecanismos de defensa son los recursos de carácter
administrativo, situación que hace procedente la acción de tutela en este caso, tal y como fue precisado
en un pronunciamiento reciente de esta Sección… La parte actora manifestó en su impugnación, que si
bien se concedió el amparo constitucional, no se garantizó totalmente el fin perseguido con la tutela,
puesto que no se valoraron en conjunto todas las pruebas, en tanto se desconoció que en la cuenta
bancaria… fueron consignados valores por concepto de nómina de sueldos, viáticos y gastos de viajes los
cuales constituyen salario, y al ser así se imposibilitaba la adopción de la medida cautelar de embargo
dentro del proceso fiscal. … Dentro de la certificación… la Registraduría Nacional del Estado Civil no
especificó si el pago de los emolumentos… fue realizado periódicamente, o en una sola consignación; y si
fue en la primera forma, tampoco coinciden las consignaciones reflejadas en los extractos, además por
cuanto no tienen concepto o descripción del pago que permita determinar que éste corresponde a salario,
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viáticos y viajes de carácter laboral… impide acceder a las pretensiones elevadas en ese sentido, en tanto
no hay certeza sobre el origen del dinero que reposa en la cuenta en mención. Siendo de esa manera, de
llegarse a disponer el desembargo de la cuenta de que se trata, sin la certeza sobre el monto que
efectivamente corresponde a emolumentos de carácter laboral pagados al actor, se podría incurrir en
equívocos puesto que en un eventual caso se afectarían dineros que no constituyen salario y que sí son
objeto de la medida cautelar de carácter administrativo. Así las cosas, el demandante debió aportar con
el escrito de tutela, las pruebas sobre las consignaciones que se hicieron a su nombre por los conceptos
señalados, tales como extractos bancarios que reflejaran detalladamente los pagos, certificaciones del
banco particularizando e individualizando el concepto de la consignación, u otro medio probatorio que
permitiera determinar el anterior hecho. De otra parte, el actor solicitó en la impugnación que se
ordenara el total desembargo de todos los dineros que se encuentran en la cuenta corriente del banco
Sudameris; pues bien, frente a este punto, resta destacar que se probó que la Registraduría Nacional del
Estado Civil realizó una consignación a su nombre… por concepto de cesantías, y sobre ese monto se
ordenó el desembargo de la cuenta en el fallo de primera instancia, razón por la cual no hay lugar a
acceder a esa petición. Finalmente, en relación con el memorial radicado por la parte actora en abril
quince (15) de dos mil dieciséis (2016), se advierte que expuso hechos posteriores a la acción de tutela,
los cuales no son objeto de análisis en el presente y que, además, dependen directamente del
cumplimiento de las órdenes impartidas en el fallo de primera instancia, una vez se encuentre
ejecutoriado… comoquiera que no prosperaron los argumentos de los impugnantes, se confirmará la
decisión recurrida”.
2. Se niega la protección del derecho fundamental al debido proceso invocado por el Municipio de
Bucaramanga- Dirección de Tránsito de Bucaramanga, por no configurarse el defecto sustantivo con la
aplicación del Estatuto Tributario relativo al cobro coactivo de las multas de tránsito.
investidas de dichas facultades, y dentro de las excepciones en ella contenidas no se encuentran las
autoridades de tránsito. En ese orden de ideas, debido a que no existe incompatibilidad ni incongruencia
en las normas referidas, se deberá entender que las autoridades de tránsito, en ejercicio de sus
actividades de cobro coactivo de las sanciones impuestas por infracciones a las normas de tránsito,
deberán aplicar, en lo no contenido en el Código de Tránsito Terrestre, el procedimiento establecido en el
Estatuto Tributario. En consecuencia, como quiera que el término de prescripción y su interrupción, en
ambas normas es idéntico, no existe conflicto si se aplica una u otra. Sin embargo, debido a que en el
artículo 159 de la Ley 769 de 2002 no alude al transcurso del tiempo de inactividad de la autoridad una
vez se dicte mandamiento de pago, deberá acudirse a lo dispuesto en el Estatuto Tributario, en atención a
lo dispuesto por el artículo 5º de la Ley 1066 de 2006, que en el artículo 818 si establece que el término
interrumpido con el mandamiento de pago empezará a correr de nuevo desde el día siguiente a la
notificación del mismo. De esa manera, se logra una interpretación armónica a las normas vigentes sobre
cobro coactivo de las sanciones impuestas por las autoridades, por infracción a las normas de tránsito.
…De la lectura del aparte transcrito de la providencia proferida por el Tribunal Administrativo de
Santander, en el medio de control de cumplimiento, radicado con el número 2015-00254-01, no se
advierte una aplicación errónea de las normas vigentes relativas al cobro coactivo de la multas de
tránsito, puesto que los argumentos expuestos dan cuenta de una interpretación adecuada y ajustada a
derecho, por lo que no puede predicarse que la decisión esté afectada por una indebida aplicación de las
disposiciones o que el alcance dado a las mismas hubiera sido arbitrario o caprichoso por parte del Ad
quem. Por el contrario, la sentencia contiene un análisis ajustado a los presupuestos de la lógica y de la
sana crítica. En consecuencia, no prospera el cargo relativo al defecto sustantivo alegado por el actor”.
3. La Sección Quinta amparó -con efectos definitivos- los derechos al mínimo vital, a la seguridad
social, a la dignidad humana y de acceso a la administración de justicia del actor, quien ostentó el
cargo de juez y durante más de quince (15) años se encontraba reclamando la reliquidación de su
pensión.
Síntesis del caso: El actor -sujeto de especial protección constitucional, en razón de su avanzada
edad, lamentable estado de salud y precarias condiciones económicas- instauró acción de tutela
contra el Juzgado 20 Administrativo de Oralidad del Circuito de Bogotá, Sección Segunda y el
Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Sección Segunda, Subsección “D”, invocando la
protección de sus derechos fundamentales de acceso a la administración de justicia, al mínimo
vital y a la seguridad social. Considera que estos derechos han sido vulnerados por tales
autoridades judiciales al proferir los autos de 30 de abril y 29 de octubre de 2015, a través de las
cuales, en primera y segunda instancia respectivamente, rechazaron la demanda ejecutiva
radicada con el No. 11001-33-35-020-2015-00175 que presentó contra la Unidad Especial de
Gestión Pensional y Contribuciones Parafiscales –UGPP–.
El tutelante, luego de 20 años de servicios al Estado, de los cuales 15 fueron en la Rama Judicial,
le fue reconocida pensión de vejez mediante Resolución de la extinta CAJANAL en 2001.No
obstante, solicitó que le fuera reliquidada bajo el marco del Decreto 546 de 1971, pero la entidad
despachó desfavorablemente su petición a través de Resolución de 2002, confirmada en 2004. El
Tribunal Superior de Distrito Judicial de Bogotá ordenó reliquidar su pensión mediante fallo de
tutela de 2005. Posteriormente, instauró demanda contenciosa, a efectos de obtener la nulidad
de las resoluciones de CAJANAL que habían negado la pretendida reliquidación y el pago de las
sumas a que hubiere lugar. El Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Sección Segunda,
Subsección “D”, con fallo único de instancia dictado el 2 de noviembre de 2006, accedió a las
súplicas de la demanda y, a título de restablecimiento ordenó a CAJANAL efectuar una nueva
liquidación de la pensión. Sin embargo, en el año 2008 CAJANAL dio cumplimiento parcial a lo
ordenado por el juez contencioso, pues omitió la indexación y los factores indicados por el
Tribunal. Por tal motivo, solicitó nuevamente a la entidad que diera cabal cumplimiento a lo
ordenado por vía judicial, lo cual fue negado, esta vez, por la UGPP, mediante resolución de
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2013. Mediante Resolución RDP de 2014 la UGPP modificó la Resolución de 2001 de CAJANAL –que
reconoció la pensión de vejez–. Los recursos interpuestos fueron declarados improcedentes. En
junio de 2013 el actor solicitó conciliación ante el Procurador Sexto Judicial II para Asuntos
Administrativos, que culminó con acuerdo en el que la UGPP se comprometió a pagar (i) la
indexación de la primera mesada, (ii) las diferencias luego de reajustes, (iii) y cumplir
materialmente lo acordado en no más de 6 meses. El Juzgado 19 Administrativo del Circuito de
Bogotá, en auto de 13 de septiembre de 2013, ejecutoriado el 19 de septiembre de 2013, improbó
el acuerdo conciliatorio, por considerar que el asunto no era conciliable y que tampoco indicaba
con claridad la cuantía ni las condiciones de modo, tiempo y lugar del pago acordado. El 24 de
julio de 2014, “… como último remedio…” y atendiendo lo expresado en el auto que improbó el
acuerdo, presentó demanda ejecutiva contra la UGPP, exigiendo el cumplimiento de las
providencias declarativas de 2 de noviembre de 2006 y 30 de noviembre de 2007. El Juzgado 20
Administrativo de Oralidad del Circuito de Bogotá, Sección Segunda, a través de auto de 30 de
abril de 2015, la rechazó de plano, por considerar vencido el término de caducidad de la acción,
en tanto, en su criterio, habían transcurrido los 5 años desde que era exigible la sentencia
declarativa, de acuerdo con lo previsto por los artículos 164 y 194 del CPACA, los cuales vencieron
el 30 de noviembre de 2013.
Extracto: “Resulta evidente que el tutelante, por su avanzada edad, precario estado de salud y
lamentables condiciones económicas, se encuentra en circunstancias de vulnerabilidad y situación de
debilidad manifiesta, que lo convierten en sujeto de especial protección constitucional. Siendo así, es
apenas lógico concluir que sería desproporcionado someterlo al desgaste de un procedimiento ordinario,
lo cual conduce a la Sala a descartar la viabilidad de un examen sobre los defectos endilgados a los autos
que rechazaron la demanda ejecutiva en cuestión, comoquiera que, en el mejor de los casos, de hallarse
probado alguno, la condigna implicación jurídica sería dejarlas sin efecto para que se siga adelante con
las actuaciones propias de la ejecución, cuyo trámite, como se explicó, resultaría nefasto de cara a las
expectativas del actor. Lo anterior obedece a una medida de protección extraordinaria, comprendida
dentro de las facultades conferidas al juez de tutela, quien no puede permanecer impávido cuando
observa un escenario latente de vulneración de derechos fundamentales de tal magnitud, pues las
características especiales del mecanismo de amparo lo imponen de esa manera. Es criterio reiterado de
esta Sala que en los eventos en los que se examina la vulneración derivada de una providencia judicial, la
valoración de los cargos se debe realizar con mayor rigor, habida cuenta que puede resultar afectada la
cosa juzgada, el respeto por la autonomía judicial, la protección de los derechos obtenidos de buena fe
por parte de terceros, la seguridad jurídica y la confianza en los fallos judiciales. Sin embargo, cuando no
es esto lo que escudriña el juez constitucional, este operador jurídico, según lo ha admitido esta Sección,
goza de una mayor amplitud de facultades, lo cual le permite, como conductor del proceso, reparar,
inclusive, sobre aspectos que aparentemente no son el punto central de la discusión, pero que resultan
determinantes a efectos de garantizar el acceso a la tutela judicial efectiva y los derechos fundamentales
del accionante. Aclarado lo anterior, es necesario ahondar en otras razones que permiten a la Sala
prescindir del examen respecto de las providencias censuradas y abordar directamente el tema asociado a
la vulneración derivada del no pago de las acreencias pensionales que reclama el actor. Sobre el
particular, resulta imperioso recabar en la ineficacia del proceso ordinario de cara a las apremiantes
circunstancias del peticionario, pues, según se reseñó en precedencia, comparadas con la duración del
mismo, ‘sus expectativas de vida son mucho menores’ y es por esto que ‘la acción de tutela tiene la
virtud de convertirse en el mecanismo idóneo para asegurar el respeto de sus derechos…’ De acuerdo con
este panorama, la Sala anticipa que, en esta oportunidad, lo que ha hecho nugatorios los derechos
fundamentales del peticionario, referidos en el argumento “2.5.2.” del presente proveído, son las
actuaciones y omisiones administrativas inherentes a la UGPP y, en su momento, a CAJANAL, dentro del
trámite de reconocimiento y pago de sus derechos pensionales, tal y como se pasa a explicar. Pues bien,
a juicio de esta Sala, le asiste razón al actor cuando afirma que la administración se ha mostrado
renuente a reconocerle los derechos que constitucional y legalmente le asisten; y más que eso, ha
desafiado de manera sistemática a la justicia al desconocer las providencias judiciales con las que le fue
reconocido su derecho pensional. Así las cosas, no es cierto que se haya dado cumplimiento a dichas
providencias declarativas. En cambio, lo que se observa es la realización de toda una serie de maniobras
artificiosas por parte de la administración para sustraerse de sus obligaciones legales, que evidencian su
renuencia a acatar lo mandado por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca y su desinterés por los
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intentos que realizó el peticionario para que ello no fuera así, tal y como, por ejemplo, lo muestra la
Resolución No. RPD 011112 de 7 de marzo de 2013 con la que, además de reiterar la No. 2067 de 2008,
osadamente afirmó que por vía judicial nunca se ordenó la indexación de la primera mesada… siguiendo
la línea jurisprudencial de la Corporación en tratándose de casos como el sub examine, la Sala, con
efectos definitivos, amparará los derechos fundamentales al mínimo vital, a la seguridad social, a la
dignidad humana y de acceso a la administración de justicia del señor tutelante y ordenará a la Unidad
Especial de Gestión Pensional y Contribuciones Parafiscales –UGPP– que, dentro de un término que no
podrá exceder de 10 días, contados a partir de la notificación de presente proveído, dé cabal
cumplimiento a lo ordenado por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Sección Segunda,
Subsección “D” en el fallo único de instancia dictado el 2 de noviembre de 2006, adicionado con proveído
de 26 de julio de 2007. En tal sentido, el ente administrativo deberá liquidar y pagar las diferencias
pensionales a que haya lugar, teniendo especial cuidado de indexar la primera mesada del actor y de
aplicar todas las consecuencias jurídicas que de ello deriven, según fue ordenado en las mencionadas
providencias declarativas de 2006 y 2007, y acorde con lo que se explicó en la parte considerativa de esta
decisión constitucional de amparo. Dentro del mismo término, informará a la Sala sobre el cumplimiento
de lo ordenado en la presente sentencia de tutela, a efectos de que, de ser necesario, se inicien, incluso
de oficio, todos los trámites incidentales pertinentes para que la vulneración de los derechos
fundamentales que se protegen no se prolongue en el tiempo, según lo previene el Decreto 2591 de
1991”.
Síntesis del caso: La Comisión Colombiana de Juristas presentó acción de tutela contra el auto de
6 de febrero de 2015 proferido por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, mediante el
cual, se improbó el acuerdo conciliatorio celebrado entre la Nación – Ministerio de Relaciones
Exteriores, la Presidencia de la República y la Comisión Colombiana de Juristas -en
representación de las víctimas- por hechos de desaparición forzada y ejecución extrajudicial de
James Zapata Valencia y José Heriberto Ramírez Llanos.
Extracto: “En el caso sub judice, se tiene que contra el auto que imprueba el acuerdo conciliatorio
procede recurso de reposición, del cual no ha hecho uso la parte actora, es decir, el amparo se torna
improcedente por cuanto se desconoce el principio de subsidiariedad. Adicionalmente, de conformidad
con los artículos 10 y 11 de la Ley 288 de 1996, frente a la providencia que declare un acuerdo de
conciliación como lesivo para los intereses patrimoniales del Estado, los interesados podrán: reformular
ante el magistrado de conocimiento los términos de la conciliación, de manera que resulte posible su
aprobación. Si no se llegare a un acuerdo luego del trámite de conciliación, los interesados podrán acudir
ante el Tribunal Contencioso Administrativo competente, al trámite de liquidación de perjuicios por la vía
incidental, según lo previsto en los artículos 135 y siguientes del Código de Procedimiento Civil. En el
trámite de dicho incidente podrá recurrirse al procedimiento de arbitraje. La Sala tampoco encuentra que
en el presente caso se cumplan los criterios establecidos en la jurisprudencia para que se configure un
perjuicio irremediable, dado que el mecanismo para controvertir las decisiones ante el Tribunal
Administrativo de Cundinamarca es idóneo, expedito y en su momento el actor contaba con suficiente
tiempo. Por lo anterior, la Sala rechazará la solicitud de amparo constitucional por improcedente.”.
5. El defecto material o sustantivo se configura cuando una prestación es excluida como factor
salarial para la liquidación pensional.
Síntesis del caso: La actora presentó tutela contra la sentencia proferida el 12 de junio de 2015
por el Tribunal Administrativo de Boyacá, por la cual, negó las pretensiones de la demanda de
nulidad y restablecimiento del derecho instaurada contra la Policía Nacional. A su juicio, la
providencia cuestionada vulnera sus derechos fundamentales al debido proceso y al acceso a la
administración de justicia, al resolver que no tiene derecho a la inclusión de los factores
salariales consagrados en el Decreto 1214 de 1990 para liquidar su pensión de jubilación.
Extracto: “El defecto material o sustantivo se presenta cuando se decide con base en normas inexistentes
o inconstitucionales, cuando se está ante decisiones que presentan una evidente y grosera contradicción
entre los fundamentos y la decisión, o también cuando la autoridad judicial respectiva desconoce las
normas de rango legal o infralegal aplicables en un caso determinado, ya sea por su absoluta
inadvertencia, por su aplicación indebida, por error grave en su interpretación o por el desconocimiento
del alcance de las sentencias judiciales con efectos erga omnes cuyos precedentes se ubican en el mismo
rango de la norma sobre la que pesa la cosa juzgada… De otro lado, la demandante alega que el Tribunal
no podía aplicar el régimen salarial contenido en el Decreto 1042 de 1978 para resolver su caso, de
conformidad con la prohibición contenida en el artículo 104 de esa norma… Si bien es cierto que en el
referido artículo se excluye de manera expresa al personal de la Policía y a los empleados civiles al
servicio de esa Institución de las normas allí contenidas, la Sala advierte que el análisis efectuado por el
Tribunal consistió en esclarecer que la actora no hacía parte del personal civil al servicio de la Policía,
motivo por el cual le aplicaban las normas establecidas para los empleados públicos y trabajadores
oficiales del orden nacional… De conformidad con lo antes expuesto, el Tribunal consideró que el régimen
prestacional de la actora era el contenido en la Ley 100 de 1993 y subsidiariamente el Decreto 1214 de
1990, mientras que el régimen salarial era el mismo que tenía durante su vinculación con el Instituto para
la Seguridad Social y Bienestar de la Policía Nacional, es decir el Decreto 1042 de 1978. Como quiera que
la demandante no probó que la interpretación efectuada por el Tribunal sobre la aplicación del referido
Decreto 1042 de 1978 sea contraria al ordenamiento jurídico, constituye entonces una decisión razonada y
amparada por la autonomía judicial. Así las cosas, el Tribunal concluyó que aun cuando desde el punto de
vista prestacional la actora tenía derecho a que le fueran incluidos los factores establecidos en el artículo
102 del Decreto 1214 de 1990 para liquidar su pensión, en los cuales se incluían la prima de actividad y el
auxilio de transporte, ella no devengaba dichos emolumentos pues no estaban contemplados en el Decreto
1042 de 1978… Situación diferente ocurre con el auxilio de transporte, pues contrario a lo manifestado por
el Tribunal en su sentencia, se trata de una prestación expresamente consagrada en el Decreto 1042 de
1978 e incluida como factor salarial… Resulta claro entonces que el auxilio de transporte si debía ser
tenido en cuenta al momento de efectuar la liquidación de la pensión de la actora, por cuanto hacía parte
de los regímenes salarial y prestacional a los que se encontraba sometida. Con ocasión de lo anterior, la
Sala advierte que el Tribunal Administrativo de Boyacá incurrió en defecto sustantivo porque
erróneamente expuso que el Decreto 1042 de 1978 no contemplaba el auxilio de transporte y por ese
motivo concluyó que la actora no tenía derecho a su inclusión como factor para liquidar su pensión”.
6. Se negó el amparo solicitado por la actora, alcaldesa elegida del municipio de Curumaní Cesar, cuya
elección fue declarada nula por el Tribunal Administrativo del Cesar debido a que es la esposa de
quien era el alcalde en el periodo anterior.
Síntesis del caso: La actora presentó acción de tutela para que se ordene la protección de sus
derechos fundamentales a elegir y ser elegido, debido proceso, legalidad y defensa, los cuales
consideró vulnerados por el Tribunal Administrativo del Cesar por desconocer que su esposo había
sido suspendido del cargo de alcalde y por tanto no había ejercido las funciones propias del
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mismo dentro de los 12 meses anteriores a la elección, razón por la que, a su juicio, no se
configuraba la inhabilidad contenida en el artículo 95 de la Ley 136 de 1994.
Extracto: “La actora aduce que el Tribunal Administrativo del Cesar vulneró sus derechos fundamentales
a elegir y ser elegido, debido, proceso, legalidad y defensa, al desconocer que su esposo… había sido
suspendido del cargo, por lo que aquel no había ejercido las funciones propias del mismo dentro de los 12
meses anteriores a la elección, según lo exige el artículo 95 de la Ley 136 de 1994… la Corporación
accionada concluyó que la suspensión del cargo no implicó la separación del mismo y en esa medida el
señor… seguía detentando autoridad dentro del municipio hasta que terminó su periodo, esto es, dentro
de los 12 meses anteriores a la elección de la accionante. Pues bien, el numeral 4 del artículo 95 de la Ley
134 de 1996, de interés para el caso bajo estudio, dispuso que no puede ser inscrito como candidato ni
elegido ni designado como alcalde Quien tenga vínculos por matrimonio, o unión permanente, o de
parentesco hasta el segundo grado de consanguinidad, primero de afinidad o único civil, con funcionarios
que dentro de los doce (12) meses anteriores a la elección hayan ejercido autoridad civil, política,
administrativa o militar en el respectivo municipio… Por su parte, el artículo 189 de la citada Ley
determina lo que se debe entender por autoridad política en los siguientes términos: Es la que ejerce el
alcalde como jefe del municipio. Del mismo modo, los secretarios de la alcaldía y jefes de departamento
administrativo, como miembros del gobierno municipal, ejercen con el alcalde la autoridad política… Así
las cosas, la Ley es clara al señalar que la persona que ejerce como alcalde tiene autoridad política, por
lo que se encuentra inhabilitado para ejercer como alcalde -entre otros- aquel que tenga vínculo por
matrimonio con funcionarios que dentro de los 12 meses anteriores a la elección hayan ejercido como
alcaldes. Obsérvese que la norma no diferencia entre alcaldes suspendidos o no de sus funciones, sino que
parte del hecho de que quien ocupa el cargo de alcalde tiene autoridad política, como en efecto lo
concluyó el Tribunal. En ese orden de ideas, el Tribunal Administrativo del Cesar aplicó correctamente el
numeral 4 del artículo 95 de la Ley 136 de 1994 al proferir la sentencia del 1 de febrero de 2016.”
Síntesis del caso: La actora, beneficiaria de un subsidio de vivienda familiar de interés social,
presentó acción de tutela para que se ordene la protección de sus derechos a la igualdad y a la
vivienda digna, los cuales consideró vulnerados por el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio,
la Gobernación de Córdoba y el Fondo Nacional de Vivienda - FONVIVIENDA, teniendo en cuenta
que transcurridos casi cinco años desde la adjudicación del subsidio, este no se pudo desembolsar
por la mora en la ejecución y entrega de las obras, la cual no es imputable a ella.
Extracto: “Descendiendo al asunto que ahora nos ocupa, se tiene que la accionante fue escogida como
beneficiaria de un subsidio de vivienda de interés social en el año 2011, aplicado en el proyecto
denominado… cuyo oferente es la Gobernación de Córdoba. A causa de todas las circunstancias descritas
en los acápites precedentes, han trascurrido casi cinco años desde que la adjudicación del subsidio fue
comunicada, actualmente las obras no han sido ejecutadas y el subsidio perdió vigencia, por lo cual no es
posible hacer efectivo el subsidio asignado. A juicio de esta Sala, la demandante (beneficiaria del subsidio
de vivienda) ha soportado las consecuencias de un incumplimiento que no le es imputable, circunstancia
que le ha impedido a su grupo familiar acceder a una vivienda propia y que, según sus afirmaciones, le ha
generado fuertes perjuicios morales y materiales. Efectivamente, resulta absolutamente claro que la
peticionaria no ha tenido responsabilidad alguna en los hechos que han retrasado la ejecución del
proyecto por casi cinco años y en el vencimiento del subsidio, y por el contrario, ha tenido que esperar
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8. Llamamiento a calificar servicios no requiere que se expresen las razones por las cuales se
desvincula a un oficial de la Policía Nacional, en tanto que la motivación ya está prevista en la ley.
Síntesis del caso: El actor, Ministerio de Defensa - Policía Nacional, presentó acción de tutela con
el fin de que se ordenara la protección de sus derechos fundamentales a la igualdad y al debido
proceso, que consideró vulnerados por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca y el Juzgado
Once Administrativo de Descongestión del Circuito Judicial de Bogotá, al acceder a las
pretensiones de la demanda dentro de un proceso de nulidad y restablecimiento del derecho
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promovido por un oficial retirado del servicio mediante la modalidad de llamamiento a calificar
servicios. Las autoridades accionadas consideraron que dicho acto debía ser motivado,
desconociendo el precedente judicial fijado por el Consejo de Estado en la materia.
Extracto: “Esta Corporación ha indicado que el retiro por llamamiento a calificar servicios no comporta
una sanción o trato degradante, pues es un instrumento que facilita que los oficiales y suboficiales de las
fuerzas militares y de policía disfruten de la asignación de retiro sin necesidad de que continúen en el
ejercicio de las actividades castrenses. De igual manera, por regla general se ha sostenido que el
ordenamiento jurídico no impone la obligación de motivar el acto administrativo que dispone el retiro por
llamamiento a calificar servicios de los oficiales y suboficiales de la Policía Nacional, ya que se presume
expedido con la finalidad modificar la planta de personal de la Institución en aras de efectivizar sus
funciones… De conformidad con lo hasta aquí expuesto, esta Corporación ha fijado el criterio según el
cual no es necesario expresar las razones por las que se desvincula a un oficial de la Policía Nacional bajo
esa causal, en tanto la motivación está prevista en la ley. En atención a lo analizado sobre el precedente,
se advierte que las autoridades por no atender los pronunciamientos de esta Corporación sobre el retiro
por llamamiento a calificar servicios al decidir el asunto materia de controversia, vulneraron el derecho
fundamental a la igualdad del Ministerio de Defensa-Policía Nacional, pues ante situaciones fácticas y
jurídicas similares, se deben resolver las controversias de la misma manera en aras de garantizar la
seguridad jurídica. Por otra parte, se observa que las autoridades también incurrieron en defecto
sustantivo al afirmar que los actos administrativos de retiro por llamamiento a calificar servicios deben
motivarse, pues ello no está dispuesto en los artículos 1 y 3 de la Ley 857 de 2003 como una condición
para desvincular bajo esa causal a los oficiales de la Policía Nacional, pues dichas normas solo exigen
cumplir los requisitos para acceder a la asignación de retiro y un concepto previo de la junta asesora del
Ministerio de Defensa para la Policía Nacional, supuestos que se satisfacen en el caso concreto, dado que
el señor contaba con más de quince (15) años de servicios, ya que ingreso a la Institución el 24 de enero
de 1991 y fue retirado el 4 de abril de 2011 (20 años, 1 mes y 10 días de servicio), y la mencionada junta
recomendó su desvinculación a través de acta del 18 de febrero del mismo año. Con tal interpretación, el
Tribunal y el Juzgado accionados desconocieron el debido proceso del Ministerio de Defensa Nacional,
pues realizaron una interpretación poco plausible de las normas que regulan el retiro por llamamiento a
calificar servicios, al disponer requisitos adicionales no previstos en la normativa aplicable al caso. Por las
anteriores consideraciones, la Sala concluye que, con la decisión adoptada por el Tribunal Administrativo
de Cundinamarca, Sección Primera, Subsección C, en descongestión, y el Juzgado Once Administrativo de
Descongestión del Circuito Judicial de Bogotá se vulneraron los derechos fundamentales a la igualdad y el
debido proceso del Ministerio de Defensa –Policía Nacional, debido a que no acataron el precedente del
Consejo de Estado sobre el retiro por llamamiento a calificar servicios de los miembros de la fuerza
pública y aplicaron indebidamente las normas que disciplinan esa causal de desvinculación, incurriendo de
esta forma en vía de hecho por defecto sustantivo”.
9. Sistema de turnos para el pago de condenas a cargo de la Fiscalía General de la Nación puede
alterarse cuando se trata de proteger derechos fundamentales en riesgo de personas en situaciones
de urgencia manifiesta, derivada de sus condiciones de vulnerabilidad y del tiempo desproporcionado
de espera al que han sido sometidas.
Síntesis del caso: Los actores presentaron acción de tutela con el fin de obtener el amparo de sus
derechos fundamentales al mínimo vital, a la dignidad humana y a la salud en conexidad con la
vida, los cuales consideraron vulnerados por la demora en el pago de la condena ordenada por
esta Corporación el 9 de octubre de 2014, teniendo en cuenta que se encuentran en una situación
económica precaria. Adicionalmente la actora es una persona de 93 años de edad, sujeto de
especial protección constitucional.
Extracto: “La Corte Constitucional ha establecido que el respeto estricto por los turnos guarda relación
directa con la protección del derecho a la igualdad, puesto que las personas que se encuentran en
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idénticas condiciones deben recibir el mismo trato. El Máximo Tribunal Constitucional ha afirmado
además, que resulta improcedente la acción de tutela que busca saltarse los turnos preestablecidos, pues
no existe un criterio razonable para dar prioridad, estando en situación de igualdad. No obstante, la Corte
ha tenido la oportunidad de analizar casos en los que, a pesar de que se utiliza un sistema de turnos, es
necesario alterarlo para proteger derechos fundamentales en riesgo de personas en situaciones de
urgencia manifiesta, derivada de sus condiciones de vulnerabilidad y del tiempo desproporcionado de
espera al que han sido sometidas. En estos casos, en virtud del principio de igualdad material, se ha
concluido que los peticionarios deben acceder prioritariamente al respectivo beneficio… para la Sala es
claro que los actores se encuentran en una situación económica precaria, adicionalmente, la actora, al ser
una persona de 93 años de edad, es un sujeto de especial protección constitucional, y, en consecuencia,
debe ser objeto de mayores garantías para permitirle el goce y disfrute de sus derechos fundamentales.
Además de la situación de vulnerabilidad descrita, pone de presente esta Sección que si bien la sentencia
que contiene la condena no es ejecutable todavía, el tiempo de espera al que se verían sometidos los
actores es desproporcionado a sus condiciones… Dichas circunstancias permiten afirmar que la falta de
pago de la condena consignada en la sentencia de 9 de octubre de 2014 proferida por la Sección Tercera,
Subsección B del Consejo de Estado, representa un deterioro de los derechos fundamentales al mínimo
vital y a la vida en condiciones dignas de los actores”.
10. Nombramientos realizados en virtud de una lista de elegibles no requieren que el interesado
eleve una solicitud para proveer la vacante, es deber de la entidad nombrar en los cargos vacantes a
quienes sigan en turno en la lista.
Síntesis del caso: La actora presentó acción de tutela con el fin de obtener el amparo de sus
derechos fundamentales al debido proceso, a la igualdad, al trabajo y de acceso a la
administración de justicia, los cuales consideró vulnerados por la decisión del Tribunal
Administrativo de Santander que revocó la decisión del Juzgado Séptimo Administrativo de
Descongestión de Bucaramanga en la que se había accedido a sus pretensiones en la acción de
nulidad y restablecimiento del derecho promovida contra la Defensoría del Pueblo por negarse a
nombrarla en un cargo vacante aduciendo que la lista de elegibles, de la cual ella hacía parte, ya
no se encontraba vigente cuando hizo la solicitud.
Extracto: “En el escrito de alzada, la impugnante alude que la sentencia C-319 de 2010 de la Corte
Constitucional, que sirvió de fundamento para amparar los derechos fundamentales de la actora, no
emitió pronunciamiento alguno respecto a la vigencia de la lista de elegibles (6 meses), por tanto, como
al momento en que la actora solicitó ser nombrada, la lista ya no se encontraba vigente, no era
procedente su vinculación a la entidad… La Subsección de Descongestión del Tribunal Administrativo de
Santander, en la providencia objeto de controversia, advirtió el cambio jurisprudencial que respecto de
dicha norma fijó la Corte Constitucional en la sentencia C-319 de 2010, en el sentido de precisar que es
deber del Defensor del Pueblo nombrar en los cargos vacantes que no fueran ofrecidos en el concurso a
quienes sigan en turno en la lista de elegibles… Sin embargo, como acertadamente lo indicó la Sección
Cuarta de esta Corporación en primera instancia, la interpretación de la autoridad judicial accionada no
fue acertada, toda vez que para que proceda el nombramiento en la Defensoría del Pueblo, en virtud de
una lista de elegibles, no se requiere que el interesado eleve una solicitud, como así lo afirmó la
providencia de censurada, toda vez que ni la ley o la jurisprudencia en cita previeron tal situación como
requisito para proveer la vacante… De conformidad con lo anterior, la Defensoría del Pueblo debió acudir
a la lista de elegibles para proveer las vacantes que se generaron durante los seis meses de vigencia de la
lista y no negar la solicitud de vinculación de la actora y trasladarle una carga que, se repite, ni la ley o la
jurisprudencia prevén, esto es, que medie solicitud presentada durante la vigencia de la lista, máxime si
se tiene en cuenta que ella ostentaba mejor derecho que el referido señor J.V.P., por haber quedado de
octava en la lista de elegibles, por lo que debió notificar primero a la actora sobre la vacante existente
antes de proceder al nombramiento del señor”.
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ACCIÓN POPULAR
1.a. Las Corporaciones Autónomas se encuentran en la obligación de proteger los recursos naturales
en zonas donde se realicen obras de mantenimiento y rehabilitación vial.
Síntesis del caso: La Procuraduría 23 Judicial Ambiental y Agraria de Yopal, presentó acción
popular contra el Ministerio de Transporte, el Invías y Corporinoquía, para que se protejan los
derechos e intereses colectivos al medio ambiente sano, a la existencia del equilibrio ecológico,
al patrimonio público, a la seguridad pública, al acceso al servicio público de transporte y a que
su prestación sea eficiente y a la seguridad y prevención de desastres previsibles técnicamente,
los cuales estima vulnerados por omitir el mantenimiento de la vía denominada Troncal del
Llano, en el tramo Barranca de Upía hasta el Municipio de Aguazul, pues se encuentra totalmente
deteriorada.
Extracto: “En cuanto al segundo punto que expone el recurrente (CORPORINOQUÍA), la Sala destaca que si
bien es cierto que el control y seguimiento para garantizar la protección al medio ambiente le
corresponde a la entidad que otorgó la licencia ambiental, ello no quiere decir que CORPORINOQUÍA no
tenga obligación alguna en las obras que se adelantan al interior de su jurisdicción… Teniendo en cuenta
la normativa transcrita, la Sala encuentra que la competencia del Ministerio del Medio Ambiente en torno
a este tema se circunscribe a otorgar las licencias ambientales para la construcción de carreteras,
incluyendo puentes y demás infraestructura asociada a la misma, la construcción de segundas calzadas y
la construcción de túneles con sus accesos. En el presente caso, no se pretende la construcción de una
nueva carretera sino la rehabilitación y mantenimiento de un corredor vial ya existente, motivo por el
cual, conforme se enunció anteriormente, no es exigible el trámite y obtención de la licencia ambiental.
Por ende, dado que el proyecto de construcción de la obra terminó hace años, la competencia eventual
del MINISTERIO y de la ANLA no puede hacerse extensiva hasta alcanzar la controversia que suscitan las
obras de rehabilitación y mantenimiento de las calzadas. En consecuencia, nada habría que reprochar por
este asunto a tales entidades. Las implicaciones ambientales que eventualmente susciten esta clase de
actuaciones estarán comprendidas dentro de la órbita legal de las autoridades ambientales regionales
estatuidas por la ley 99 de 1993, esto es, las Corporaciones Autónomas Regionales. En efecto, dentro de
las funciones que la Ley 99 de 1993 le asigna a la Corporaciones Autónomas Regionales, se destaca que el
artículo 23 determina que dichas Corporaciones están encargadas por la ley de administrar, dentro del
área de su jurisdicción, el medio ambiente y los recursos naturales renovables. Igualmente, el artículo 30
preceptúa que dichas entidades tendrán por objeto la ejecución de las políticas, planes, programas y
proyectos sobre medio ambiente y recursos naturales renovables, así como dar cumplida y oportuna
aplicación a las disposiciones legales vigentes sobre su disposición, administración, manejo y
aprovechamiento, conforme a las regulaciones, pautas y directrices expedidas por el Ministerio del Medio
Ambiente. En este orden de ideas, como es improcedente que la entidad que otorgó la licencia ambiental
para la construcción de la carretera Troncal del Llano ejerza control o inspección sobre dicha obra,
debido a que la misma ya terminó, CORPORINOQUÍA si tiene el deber general de vigilar que la
rehabilitación de la vía, como cualquier otra actividad potencialmente riesgosa para el medio ambiente
que se desarrollan al interior de su jurisdicción, no afecte el ecosistema. Así las cosas, pese a que en el
presente caso no se acreditó ninguna vulneración o daño al medio ambiente, CORPORINOQUÍA si tiene
dentro del ejercicio general de sus competencias garantizar la protección de los recursos naturales en la
zona bajo su responsabilidad, función que se encuentra determinada en la Ley y que dicha entidad debe
cumplir no solamente frente al mantenimiento del mencionado corredor vial sino frente a cualquier obra
que pueda tener implicaciones medioambientales. Razón por la cual la Sala modificará el numeral 3 de la
parte resolutiva de la sentencia impugnada y, en su lugar, no dispondrá nada en relación con esta
entidad.”.
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b. Las obras de mantenimiento y rehabilitación vial deben desarrollarse bajo la coordinación conjunta
del Ministerio de Transporte y el INVIAS.
Extracto: “La Sala observa que no le asiste razón a la entidad apelante dado que si bien es cierto al
Ministerio de Transporte no le corresponde ejecutar directamente las obras relacionadas con la
construcción, mantenimiento o rehabilitación de vías del orden nacional, eso no quiere decir que se puede
desentender del tema, dado que la ley le asigna expresamente la obligación de coordinar con el INVÍAS
para que ésta pueda ejecutar tales labores. En efecto, el Decreto 2618 de 2013, establece como objeto de
INVIAS, la ejecución de las políticas, estrategias, planes, programas y proyectos de la infraestructura no
concesionada de la Red Vial Nacional de carreteras primaria y terciaria, férrea, fluvial y de la
infraestructura marítima, de acuerdo con los lineamientos dados por el Ministerio de Transporte… En
consecuencia, luego de establecer las normas legales que regulan la materia, corresponde al INVIAS
ejecutar las políticas y proyectos relacionados con la infraestructura vial a cargo de la Nación en lo que se
refiere a carreteras, lo que incluye la construcción mantenimiento y rehabilitación de este tipo de vías,
pero debe hacerlo en coordinación con el Ministerio de Transporte… En este orden de ideas, la ejecución
de obras de rehabilitación y mantenimiento de una vía nacional no son ajenas al Ministerio, pues se
encuentra en la obligación de coordinar con el INVÍAS la ejecución de dichas obras. En consecuencia, la
Sala modificará el numeral 2 de la parte resolutiva de la sentencia apelada y, en su lugar, ordenará que el
INVÍAS en coordinación con el Ministerio de Transporte ejecute las obras tendientes a la rehabilitación de
la Troncal del Llano en el sector comprendido entre Barranca de Upía hasta Aguazul.”.
c. En materia de acciones populares los jueces pueden proferir fallos extra y ultra petita siempre y
cuando se encuentre probada la deficiente protección de los derechos colectivos por parte de las
autoridades.
Extracto: “Frente a la cuestión relativa a si existe prueba alguna que demuestre el mal estado de la ruta
Aguazul - Yopal - Paz de Ariporo – Hato Corozal de la Troncal del Llano, la Sala concluye que le asiste
razón al recurrente (INVÍAS) en su apelación. Esto, dado que tanto las pretensiones de la acción popular
como los hechos debidamente probados en el expediente, dan cuenta que el tramo de la vía que se
encuentra en mal estado es Barranca de Upía – Monterrey - Aguazul y no el corredor vial Aguazul - Yopal –
Paz de Ariporo – Hato Corozal. Revisado en su integridad el expediente, no obra prueba alguna por medio
de la cual se acredite que este último sector se encuentra en mal estado, razón por la cual erró el a quo
al proferir una orden sin sustento probatorio. Más aún cuando todo el debate procesal giró en torno al
corredor vial comprendido desde Barranca de Upía pasando por Monterrey hasta la entrada de Aguazul…
En este orden de ideas, la Sala destaca que si bien es cierto que en materia de acciones populares la
jurisprudencia ha apuntado que los Jueces pueden extender su competencia sin restricción y proferir
fallos extra y ultra petita en aspectos diferentes a los planteados en el recurso de apelación, con el fin de
proteger derechos de especial protección constitucional, y por ello en sus decisiones debe primar lo
sustancial sobre lo formal en aras de asegurar la preservación y efectividad, de los derechos colectivos;
también lo es que, conforme se explicó de manera precedente, para proferir este tipo de fallos el juez
popular debe encontrar probado en el proceso que existe una insuficiente o deficiente protección de los
derechos colectivos por parte de la autoridad demandada. Así las cosas, teniendo en cuenta que no existe
prueba alguna que acredite el mal estado del corredor vial comprendido entre Yopal – Paz de Ariporo –
Hato Corozal, la Sala modificará los numerales 2 y 2.1 de la parte resolutiva del fallo de primera
instancia, en el sentido de entender que las órdenes allí impartidas a las entidades demandadas deben
cumplirse solamente en el corredor vial que va desde Barranca de Upía hasta Aguazul, tal como se
dispondrá en la parte resolutiva del presente fallo.”.
SECCIÓN PRIMERA
1. Se ordena la cancelación del registro de la marca TONY ROMA´S por ser similar al nombre y enseña
comercial TONY ROMA´S, cuyo uso personal, constante, real y efectivo se demostró.
Síntesis del caso: El señor Simón Vigoda Miller, actuando en nombre propio y en representación
de la sociedad TONY ROMA´S LTDA, mediante apoderado, demandó las resoluciones expedidas
por la Superintendencia de Industria y Comercio, por medio de las cuales se declaró infundada la
oposición formulada por la sociedad TONY ROMA´S LTDA y se concedió a la sociedad ROMA
SYSTEMS, INC., el registro de la marca “TONY ROMA´S” para distinguir servicios de la Clase 43 de
la Clasificación Internacional de Niza. La Sala accedió a las pretensiones de la demanda,
declarando la nulidad de los actos acusados y ordenando a la Superintendencia de Industria y
Comercio cancelar la inscripción del certificado de registro de la marca “TONY ROMA´S”
(nominativa), para distinguir los servicios comprendidos en la Clase 43 de la Clasificación
Internacional de Niza, en favor de la sociedad ROMA SYSTEMS, INC.
Extracto: Como puede observarse, a juicio de la Sala, las pruebas antes reseñadas permiten concluir que
desde el año 1995 SIMON VIGODA MILLER viene haciendo uso en forma real, efectiva y continua del
nombre y la enseña comercial “TONY ROMA´S” con anterioridad a la fecha de la solicitud de la marca
cuestionada, teniendo en cuenta que la solicitud de registro de la marca “TONY ROMA´S” de la sociedad
ROMA SYSTEMS, INC. fue presentada el 30 de agosto de 2002 y que para que un nombre y enseña
comercial puedan ser oponibles exitosamente ante una marca solicitada o registrada deben haber sido
usados con anterioridad a dicha solicitud. Sobre el particular, la Sala advierte que los documentos antes
relacionados, que dan cuenta del uso del nombre y enseña comercial “TONY ROMA´S” por la sociedad
GOOD FOODS LTDA., en su establecimiento de comercio, sirven para demostrar el uso del nombre y
enseña comercial “TONY ROMA´S”, dado que el señor SIMÓN VIGODA MILLER, a través del contrato de
franquicia o concesión, celebrado el 20 de octubre de 1995, le concedió a la citada sociedad el uso de los
mencionados signos. […] Aunado a lo anterior, debe la Sala aclarar que el sólo Certificado de Existencia y
Representación Legal no es prueba suficiente del uso de su nombre comercial, pero sí constituye un
principio de prueba, el cual, aunado a las facturas comerciales y demás documentos probatorios antes
citados, sirve para demostrar el uso del nombre y enseña comercial. Cabe advertir que al actor SIMÓN
VIGODA MILLER, quien fungió como titular de la marca TONY ROMA´S, le fue cancelada la misma POR NO
USO; y el acto administrativo que así lo determinó, esto es, la Resolución núm. 22867 de 17 de julio de
2001, se demandó ante esta Jurisdicción, empero no hubo pronunciamiento alguno por cuanto aquél no
agotó la vía gubernativa, dando lugar con ello a un fallo inhibitorio (sentencia de 14 de mayo de 2009,
expediente núm. 2003-00273-01, Consejera ponente doctora Martha Sofía Sanz Tobón). Sin embargo, tal
circunstancia no afecta los derechos que se tienen sobre el nombre comercial y la enseña. Es decir, se
puede ser titular de un nombre comercial y de una enseña, sin que sea requisito sine qua non tener la
titularidad de la marca.
2. Se niega la nulidad del Decreto con fuerza de Ordenanza Nº 653 de 19 de diciembre de 2006, por
medio del cual el Gobernador del Cauca creó el municipio de Guachené, ante la negativa de la
Asamblea Departamental en adoptar el acto de creación.
Síntesis del caso: El Municipio de Caloto (Cauca), mediante apoderado, solicitó la nulidad del
Decreto con fuerza de Ordenanza Nº 0092 del 2006 (enero 27), por el cual el Gobernador del
Cauca convocó a una consulta popular en el corregimiento de Guachené del municipio de Caloto;
del Decreto con fuerza de Ordenanza Nº 653 de 19 de diciembre de 2006, por medio del cual el
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Gobernador del Cauca creó el municipio de Guachené en el Departamento del Cauca y se dictan
otras disposiciones; y del Decreto No. 0654 de 20 de diciembre de 2006, por el cual el
Gobernador del Cauca designó al Alcalde encargado y convocó a elecciones locales en el
municipio de Guacherné, Departamento del Cauca. El Tribunal Administrativo del Cauca declaró
la nulidad del Decreto con fuerza de Ordenanza Nº 0653 de 19 de diciembre de 2006 y se inhibió
de hacer pronunciamiento de fondo respecto de los Decretos Nos. 0092 y 654 de 2006. La Sala, al
resolver el recurso de apelación interpuesto por la Gobernación del Cauca, revocó la sentencia
de primera instancia y, en su lugar, negó las pretensiones de la demanda; y le ordenó al
Gobernador del Cauca que, en el término de seis (6) meses, adelante todas las gestiones
tendientes a que las catorce (14) veredas que no participaron en la consulta popular sean
convocadas a referéndum y validen el contenido del Decreto con fuerza de Ordenanza No. 0653
de 2006, en virtud del cual se les integra como parte del municipio de Guachené, conforme el
artículo 15, inciso segundo del parágrafo 1º, de la Ley 617 de 2000.
Extracto: Está probado en el proceso, que la creación del municipio de Guachené surgió por iniciativa
popular (consulta popular) y, en cumplimiento del artículo 56 de la Ley 134 de 1994, el Gobernador del
Cauca presentó ante la Asamblea el respectivo proyecto de ordenanza y, cuando fue sometido a votación
en segunda vuelta, el proyecto fue negado por mayoría y posteriormente archivado. Como la Asamblea
Departamental no expidió la ordenanza dentro del término señalado en la ley, el Gobernador profirió el
Decreto con fuerza de Ordenanza No. 0653 de 2006 “por medio del cual se crea el municipio de
Guachené”. La Sala destaca que no está dentro de las competencias de las asambleas departamentales
negar y archivar un proyecto de ordenanza que contiene una decisión tomada por el pueblo mediante una
consulta popular y abstenerse de expedir los actos que obligatoriamente le corresponden, pues el artículo
56 de la Ley 134 de 1994 dice claramente que la asamblea “deberá adoptar las medidas para hacerla
efectiva”. Por lo tanto, el concepto del Ministerio del Interior y de Justicia no podía servir de excusa para
que el Gobernador del Cauca no cumpliera con el mandato del artículo 56 de la Ley 134 de 1994 y, en
razón al archivo del proyecto de ordenanza por parte de la Asamblea Departamental del Cauca, profiriera
el decreto con fuerza de ordenanza que hoy se demanda.
a. Frente al decreto con fuerza de ordenanza, por medio del cual se creó el municipio de Guachené
en el Departamento del Cauca, no es exigible el requisito de control automático previo de legalidad.
Extracto: En tratándose del municipio de Guachené, cuya creación emana de la voluntad mayoritaria del
pueblo expresada a través de la consulta popular, el requisito del control automático previo de legalidad
erigido en el artículo 15 numeral 4º de la Ley 617 de 2000, que modificó el artículo 8º de la Ley 136 de
1994 resulta contrario a los artículos 40 y 103 de la Constitución Política en este caso concreto, pues
conlleva a un vaciamiento de la voluntad popular. Aceptar una conclusión diferente implicaría anular la
democracia participativa en tanto la decisión del Pueblo dejaría de tener predominio y la pasaría a tener
el Congreso, órgano constituido, que no puede sustituir la voluntad del pueblo. Por ello, por esta razón los
requisitos previstos en el artículo 8 de la Ley 136 de 1994, modificado por el artículo 15 de la Ley 617 de
2000 para la creación de municipios, deben verificarse antes de la consulta popular. […] Se reitera, que el
requisito de control automático previo de legalidad no es exigible respecto del decreto con fuerza de
ordenanza, pues las competencias son expresas y en ninguna norma se le asigna a los tribunales de lo
contencioso administrativo, la función de ejercer un control previo de legalidad sobre los decretos con
fuerza de ordenanza que crean un municipio. Este control está restringido exclusivamente al caso de la
creación de un municipio mediante ordenanza y no puede hacerse extensivo al caso de los decretos con
fuerza de ordenanza que han sido resultado de una consulta popular como ocurrió en el caso presente,
pues se estaría desconociendo el mandato constitucional de los artículos 6 y 121, según los cuales las
funciones de los órganos del Estado deben estar señaladas en la ley o el reglamento. Lo anterior por
cuanto el decreto con fuerza de ordenanza fue producto de la consulta popular, que hizo explícita la
voluntad de crear el municipio y que no podía desconocerse.
b. Como el decreto con fuerza de ordenanza que creó el municipio de Guachené no estuvo precedido
de la consulta popular en 14 veredas de las 24 que lo integran, debe efectuarse un referéndum para
su validación.
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Extracto: Comparada el Acta Parcial de Escrutinio de votos para la creación del municipio de Guachené
con el Decreto con Fuerza de Ordenanza No. 0653 de 2006, se observa que de las veinticuatro (24) veredas
que se incluyeron en dicho decreto, catorce (14) veredas no participaron en la consulta popular, a saber:
Mingo, Cabito, Barragán, Cabañita, San Antonio, Pueblo Nuevo, Llano de Taula Alto, Juan Perdido, Campo
Llanito, Campo Alegre, San José, La Dominga, Ciénaga Honda y Pilamo Negro. Pese a lo anterior, cabe
advertir que de conformidad con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística –DANE- (folio 243
cuaderno anexo), se tiene que para el 9 de mayo de 2006 el número de población estimado para el
proyecto del municipio de Guachené era de 26.163 y para el municipio de Caloto fue de 20.209, lo que
significa que el requisito del número de habitantes del municipio segregado y del cual se segrega estaría
conforme al artículo 15 de la Ley 617 de 2000. Si bien es cierto que catorce (14) de las veredas que fueron
incluidas en el Decreto con Fuerza de Ordenanza 0653 de 2006 no fueron consultadas según el Acta Parcial
de Escrutinio de Votos, esta omisión es subsanable conforme lo prevé el inciso segundo del parágrafo
primero del artículo 15 de la Ley 617 de 2000, conforme el cual “Cuando no hubiere precedido la consulta
popular a la ordenanza que apruebe la creación de un nuevo municipio, una vez ésta se expida será
sometida a referéndum en el que participen los ciudadanos del respectivo territorio”. […] Por lo anterior,
la Sala ordenará al Gobernador del Cauca que, en el término de seis (6) meses a partir de la notificación
de esta providencia, proceda a adelantar todas las gestiones tendientes a que estas catorce (14) veredas
sean convocadas a referéndum y validen el contenido del Decreto con fuerza de Ordenanza No. 0653 de
2006, en virtud del cual se les integra como parte del municipio de Guachené, conforme el artículo 15,
inciso segundo del parágrafo 1º, de la Ley 617 de 2000.
Síntesis del caso: El señor Leonardo Emilio Paz Matuk presentó demanda, en ejercicio de la
acción de nulidad, con el objeto de que se declare la nulidad de la Resolución 1057 de 23 de
marzo de 2010 “Por la cual se establece el reglamento técnico sobre los requisitos sanitarios que
debe cumplir la miel de abejas para consumo humano”, expedida por el Ministerio de la
Protección Social (hoy Ministerio de Salud), por considerar que infringe los artículos 2, 13, 58,
78, 84 y 333 de la Constitución Política; la Ley 170 de 1994; la Decisión 562 de la Comunidad
Andina de Naciones; y la Resolución 3742 de 2001 de la Superintendencia de Industria y
Comercio. La Sala declaró la nulidad de la resolución demandada.
Extracto: No encuentra la Sala que la autoridad administrativa que expidió el Reglamento Técnico
demandado haya determinado expresamente en sus consideraciones el grupo o sector de personas o
empresas que sería afectado por dicho acto jurídico y el grado de su afectación, desconociendo de esta
forma lo establecido en el artículo 2º de la Resolución 03742 de 2000 de la Superintendencia de Industria
y Comercio, que ordena cumplir con esa medida. Tampoco se expresa en las motivaciones de la resolución
demandada que el Reglamento Técnico no afecta ningún grupo o sector específico, lo cual bien pudo
señalarse si ello era lo que ocurría en este caso. Y al revisar el expediente que contiene los antecedentes
administrativos de la Resolución 1057 de 2010, ni siquiera se observa documento alguno en el que se
determine el efecto económico u otro de distinta naturaleza que supondría la adopción del Reglamento
Técnico, ni el grupo o sector de personas empresas afectadas o éste, ni el grado de su afectación. Debe
destacar la Sala, a propósito del cargo que se examina, que las exigencias de identificación de los
afectados y de consulta a éstos, previstas en la Resolución 03742 de 2001 de la SIC, se encuentran
entrelazadas a efectos de cumplir la finalidad de la participación en el proceso de elaboración y adopción
de los Reglamentos Técnicos: solo a partir de una debida identificación del grupo o sector afectado con la
reglamentación se puede surtir de manera adecuada el proceso de consulta y facilitar su participación
dentro del proceso de toma de decisión. Para alcanzar el propósito de la participación en esta materia,
esto es, que la Administración cuente con elementos de juicio y argumentos pertinentes que permitan
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adoptar una determinación objetiva, racional y ponderada, no es suficiente una convocatoria general a
cualquier persona, como la hecha en este asunto, sino que resulta necesario el llamado efectivo de
quienes hacen parte del grupo o sector afectado con el Reglamento Técnico. En este asunto, como quedó
señalado, es evidente que el Ministerio de la Protección Social desconoció los estrictos parámetros
establecidos en la Resolución 03742 de 2001 de la SIC para la elaboración y adopción del Reglamento
Técnico aprobado mediante el acto administrativo demandado, los cuales no constituyen una mera
formalidad en la expedición del acto administrativo sino un requisito sustancial relevante para la
efectividad del derecho a la participación de los afectados con decisiones como ésta.
SECCIÓN SEGUNDA
Síntesis del caso: Nubia Yomar Plazas Gómez a través del medio de control de Nulidad y
Restablecimiento del Derecho contra la Nación - Ministerio de Educación Nacional y el
Departamento de Boyacá, solicita la nulidad: i) del acto administrativo ficto de 21 de diciembre
de 2012, surgido del silencio administrativo negativo en que incurrió el Ministerio, al no
responder su derecho de petición de 17 de diciembre de 2012, en el que solicitó el
reconocimiento de la prima de servicios; y ii) del Oficio 125-38-2012PQR48849 de 13 de febrero
de 2013, por el cual la Secretaría de Educación de Boyacá, también atendió negativamente dicha
petición.
Extracto: En armonía con las consideraciones expuestas, la Sala Plena de la Sección Segunda del Consejo
de Estado unifica su jurisprudencia en materia de reconocimiento de la prima de servicios a los docentes
oficiales y fija las siguientes reglas jurisprudenciales para decidir las controversias judiciales tramitadas
ante la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo, relacionadas con el referido asunto: 6.1. La Ley
91 de 1989, particularmente su artículo 15, parágrafo 2, no crea ni reconoce a favor de los docentes
oficiales la prima de servicios, contemplada en el Decreto Ley 1042 de 1978 para los empleados públicos
del orden nacional. 6.2. En aplicación de la Ley 91 de 1989, artículo 15, los docentes oficiales
nacionalizados, antes territoriales, que venían devengando la prima de servicios porque la entidad
territorial a la cual estaban adscritos la creó, a través de una norma de carácter territorial vigente a la
fecha de expedición de la citada ley, y en todo caso, expedida de acuerdo al respectivo marco de
competencias constitucional y legal, la seguirán percibiendo, pues, como se expuso en precedencia, la
voluntad del legislador, plasmada en dicha norma, consistió en respetar los derechos adquiridos de los
maestros públicos que estuvieran en la situación descrita. 6.3. De acuerdo con la Ley 91 de 1989,
artículo 15, los docentes oficiales nacionalizados, antes territoriales, que no venían devengando la prima
de servicios porque la respectiva entidad territorial a la cual estaban adscritos nunca la creó, mediante
norma de carácter territorial, no tienen derecho al referido factor de salario. 6.4. Por disposición de la
Ley 91 de 1989, artículo 15, a los docentes nacionalizados vinculados con posterioridad a la entrada en
vigencia de la Ley 91 de 1989, en materia salarial y prestacional, se les aplican las normas que rigen a los
empleados públicos del orden nacional, excepto el Decreto Ley 1042 de 1978, cuyo artículo 104 excluye
expresamente a los docentes oficiales de su radio de acción, y por ende a ellos nos les es aplicable el
artículo 42 ibídem que contempla la prima de servicios. En tal virtud, los docentes oficiales
nacionalizados, vinculados con posterioridad a la entrada en vigencia de la Ley 91 de 1989, no tienen
derecho a la prima de servicios. 6.5. Por orden de la Ley 91 de 1989, artículo 15, a los docentes
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nacionales vinculados antes o con posterioridad a la entrada en vigencia de la Ley 91 de 1989, en materia
salarial y prestacional, se les aplican las normas que rigen a los empleados públicos del orden nacional,
excepto el Decreto Ley 1042 de 1978, cuyo artículo 104 excluye expresamente a los docentes oficiales de
su radio de acción, y por ende a ellos nos les es aplicable el artículo 42 ibídem que contempla la prima de
servicios. En consecuencia, los docentes nacionales vinculados antes o con posterioridad a la entrada en
vigencia de la Ley 91 de 1989, no tienen derecho a la prima de servicios. 6.6. De acuerdo con lo
dispuesto por el Decreto 1545 de 2013, los docentes oficiales, sin distingo alguno, tienen derecho a la
prima de servicios a partir del año 2014 en cuantía equivalente a 7 días de la remuneración mensual, y del
año 2015 en adelante, por valor de 15 días. Habiendo precisado, con el auxilio de los métodos de
interpretación legal aplicados a la Ley 91 de 1989, las reglas jurisprudenciales que en lo sucesivo deberán
tenerse en cuenta por esta jurisdicción al resolver controversias relacionadas con el reconocimiento de la
prima de servicios a los docentes oficiales
Síntesis del caso: Martha Cecilia Cárdenas Rueda, solicita se declare la nulidad de la Resolución
Nº 0042 de 7 de diciembre de 2010, proferida por la Procuraduría Provincial de Bucaramanga,
mediante la cual la sancionó con destitución e inhabilidad por el término de 10 años para ejercer
cargos públicos. y la Resolución Nº 015 de 27 de abril de 2011 expedida por la Procuraduría
Regional de Santander, mediante la cual modificó la decisión anterior. Imponiendo como sanción
la suspensión en el ejercicio del cargo por un término de 6 meses sin inhabilidad especial.
Extracto: Pese a lo anterior, la Procuraduría Regional de Santander con fallo de 27 de abril de 2011
sancionó disciplinariamente con suspensión por el término de seis meses a la investigada; por haber
manifestado a viva voz la intención de no regresar a culminar la función de jurado de votación y por no
brindar a las autoridades electorales las explicaciones de su inasistencia, tal y como lo apreció de los
testimonios que obran en el expediente; situación que contraviene el cargo formulado, pues el reproche
endilgado inicialmente en el pliego de cargos consistió en abandonar y no regresar a cumplir la función de
jurado de votación, articulo 105 del Decreto 2241 de 1986 (Código Nacional electoral) y no otra conducta.
Bajo tal apreciación, la Sala disiente de las razones fácticas y jurídicas que llevaron al ente de control a
imponerle la segunda sanción; como quiera que atribuyó responsabilidad disciplinaria quebrantando el
principio de congruencia, al no existir una armonía e identidad entre el pliego de cargos y la parte motiva
del fallo, pues no se garantizó que el proceso haya transitado alrededor de un solo eje conceptual fáctico
y jurídico lo que conlleva a vulnerar el debido proceso y derecho de defensa de la investigada en la
medida que no ejerce su derecho de defensa sobre la nueva conducta imputada; por tanto no puede
cambiar abruptamente las reglas de procedimiento realizando análisis subjetivo que solo está en la mente
del operador disciplinario. Además de ello, porque no hay elemento probatorio distinto a los analizados en
la causa, que comprometan la responsabilidad de la investigada relacionados con el cargo endilgado.
(Artículo 142 de la Ley 734 de 2002). Resulta igualmente necesario advertir que las expresiones lazadas
por la investigada el 14 de marzo de 2010, relacionadas con la intensión de no regresar a cumplir las
funciones de jurado de votación, no constituyen la conducta inicialmente endilgada por la Procuraduría,
por tanto, no puede responsabilizarla de una conducta y luego sancionarla por otra afectándole las
garantías constitucionales fundamentales. Así mismo es de resaltar que dichas manifestaciones no afectan
el deber funcional, como quiera que son apreciaciones irrelevantes de carácter subjetivo que no son
conductas antijurídicas por no violar el deber funcional, conforme el art 5 de la Ley 734 de 2002. En
esas condiciones al examinar el contenido de los actos demandados, se advierte que en efecto la
Procuraduría desconoció algunos de los principios que por mandato Constitucional y Legal deben orientar
la actuación disciplinaria (derecho de defensa y el debido proceso). Al respecto, resulta oportuno señalar
que se ha considerado en nuestro ordenamiento jurídico que el derecho disciplinario hace parte del
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derecho sancionador y, en esa medida, el Estado no puede sancionar por fuera de los cauces legales,
porque la evidencia de su carácter de “Social de Derecho” es la operancia del principio de legalidad.
Síntesis del caso: La actora instauró demanda ejecutiva ante el Tribunal Administrativo de
Bolívar para que se librara mandamiento de pago contra la Nación -Rama Judicial, Consejo
Superior de la Judicatura, Dirección Ejecutiva de Administración Judicial- por la suma de
$49.052.980 junto con los intereses moratorios, derivados de la condena impuesta mediante
sentencia emitida a su favor el 23 de marzo de 2000.
Extracto: El inciso 5.º del artículo 194 del Código Contencioso Administrativo, derogado por el artículo 2
de la Ley 954 de 2005, vigente para la época, prescribía que la interposición del recurso extraordinario de
súplica no impedía la ejecución de la sentencia recurrida. Ello, toda vez que no constituye una nueva
instancia, por cuanto el objeto de la censura es la legalidad de la sentencia emitida por el fallador de
instancia de cara a la normatividad sustancial que se invoque, además, prescribía la disposición que
cuando se tratara de sentencia condenatoria de contenido económico, el recurrente podía solicitar que se
suspendiera su cumplimiento, prestando caución para responder por los perjuicios que dicha suspensión
causara a la parte contraria. Ahora bien, el recurrente señala que pese a que en el trámite de aquel
recurso extraordinario no se solicitara la suspensión del cumplimiento del fallo, ésta operaba de pleno
derecho porque la parte atinente a la solicitud optativa de suspensión solo tenía efectos para el
otorgamiento de una caución so pena de declarase desierto el recurso formulado. Para la Subsección no
puede ser admisible tal interpretación, en la medida en que en los eventos en que no se solicitara la
suspensión del cumplimiento de la sentencia, ésta debía cumplirse ya que es claro el inciso en comento en
establecer que “La interposición de este recurso no impide la ejecución de la sentencia”, lo que se
compagina con el restante texto del artículo al disponer unas consecuencias y órdenes a impartir en el
caso de que la sentencia ya se hubiese ejecutado al momento de decidirse el recurso. Es preciso indicar
que el mismo artículo previó la posibilidad de que se suspendiera aquellas sentencias de condena de
contenido económico, para lo cual debía 1) hacer petición expresa, 2) otorgamiento de caución previa su
fijación por el ponente, para lo cual estableció la consecuencia del incumplimiento de esta última carga.
Igualmente, no le asiste razón a la parte demandante al señalar que de conformidad al artículo 331 del
Código de Procedimiento Civil, las sentencias que imponen condenas son ejecutables 18 meses después de
la ejecutoria de la decisión sobre el recurso extraordinario de súplica, en cuanto ha de entenderse que los
recursos a los que se refiere este artículo para definir la ejecutoria de las sentencias son los ordinarios,
puesto que los extraordinarios deben interponerse contra las sentencias ejecutoriadas, siendo un
contrasentido argumentar que solo adquieren esta calidad luego de que se resuelvan éstos y no aquellos.
b. La carga establecida a la parte beneficiada con una sentencia condenatoria para que acuda a
hacerla efectiva ante la entidad dentro de los 6 meses siguientes a la ejecutoria de la providencia, no
tiene el efecto de imponer un procedimiento administrativo que condicione la exigibilidad de la
condena, sino que surte efectos respecto de la causación de intereses en caso de no ejercitarse tal
actuación, los cuales cesan hasta que se presente la solicitud en legal forma.
Extracto: El inciso 6 del artículo 177 del C.C.A., adicionado por el artículo 60 de la Ley 446 de 1998
señaló: “Cumplidos seis (6) meses desde la ejecutoria de la providencia que imponga o liquide una
condena o de la que apruebe una conciliación, sin que los beneficiarios hayan acudido ante la entidad
responsable para hacerla efectiva, acompañando la documentación exigida para el efecto, cesará la
causación de intereses de todo tipo desde entonces hasta cuando se presentare la solicitud en legal
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4. La pérdida de ejecutoriedad por decaimiento del acto administrativo opera frente a actos que no
se han ejecutado o frente a los que se ejecutan en forma recurrente, continua o a futuro y no frente
a aquellos cuya ejecución fue instantánea, es decir, ocurrió en un momento dado y cuya situación
quedó consolidada por no haber sido cuestionada administrativa y/o judicialmente en término
oportuno.
Síntesis del caso: Leonel Vega Sánchez solicito la nulidad del Oficio 120-7576 de noviembre 21 de
2012 suscrito por la Alcaldesa (e) de Sogamoso, mediante la cual se le negó la solicitud de
reintegro y el pago de las acreencias laborales a las que cree tener derecho por haberse declarado
la nulidad del acto general que sirvió de base para su retiro más de 10 años atrás.
Extracto: En los términos del artículo 91 del Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo la fuerza ejecutoria de los actos administrativos es la capacidad de que goza la
administración para hacer cumplir por sí mismo sus propios actos, es decir, que tal cumplimiento no
depende de la intervención de autoridad distinta a la de la misma administración. Debe precisarse que
la pérdida de la fuerza ejecutoria hace relación a la imposibilidad de ejecutar los actos propios de la
administración para cumplir lo ordenado por ella misma. En efecto, en los términos del artículo 92
ibídem, los afectados pueden oponerse a la ejecución de un acto administrativo a través de la excepción
de pérdida de ejecutoriedad, lo cual debe realizarse antes de su ejecución, o dentro del término
establecido por la Ley para atacar los actos en sede judicial, siempre y cuando la situación particular no
se encuentre consolidada, de lo contrario no son afectados por la decisión anulada. (…) pese a que la
respuesta a la petición formulada para hacer efectiva la excepción de pérdida de ejecutoriedad pueda
considerarse por la ley como un acto enjuiciable a la luz del artículo 92 de la Ley 1437 de 2011, no es
menos cierto que a conforme la teoría de los móviles y finalidades ya enunciada, no puede utilizarse este
tipo de recursos legales para revivir términos en relación las decisiones de retiro ya ejecutadas y en
firme, utilizando para ello el argumento de la declaratoria de nulidad del acto que otorgaba las facultades
con las cuales éstas se emitieron. Ello, en la medida en que la figura jurídica solicitada (pérdida
ejecutoriedad por decaimiento del acto administrativo al desaparecer su fundamento de derecho) opera
en la práctica frente a actos que no se han ejecutado o frente a los que se ejecutan en forma recurrente,
continua o a futuro y no frente a aquellos cuya ejecución fue instantánea, es decir, ocurrió en un
momento dado y cuya situación quedó consolidada por no haber sido cuestionada administrativa y/o
judicialmente en término oportuno. (...)
5. Se niega la nulidad del artículo 1 del Decreto 1151 de 1999, por el cual se dictan disposiciones en
materia salarial para los empleados públicos del Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General
de la República.
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Síntesis del caso: La Sala entra a considerar si el Gobierno Nacional a través del artículo 1
Decreto 1151 de 1999 desconoció el artículo 100 de la Ley 106 de 1993, al establecer que a los
empleados del Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General de la República en materia de
empleos se les aplica lo dispuesto para la rama ejecutiva del orden nacional, y no la carrera
especial de la Contraloría y concluye que:
Extracto: La regulación del régimen salarial y prestacional de los empleados públicos en el modelo
adoptado por la Constitución Política de 1991, opera de forma compartida entre el legislativo y el
ejecutivo, así el Congreso de la República, a través de una ley marco, señala los objetivos y criterios
generales, a los que se debe sujetar el Gobierno Nacional, quien a través de decretos administrativos cuyo
control compete a la jurisdicción de lo contencioso administrativo, fija el régimen salarial y prestacional
de los empleados públicos (art. 150 numeral 19 literal e. de la Constitución Política). En desarrollo de la
Ley 4 de 1992, el Gobierno Nacional expidió el Decreto 1151 de 1999 “por el cual se dictan disposiciones
en materia salarial para los Empleados Públicos del Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General
de la República”, norma demandada en este proceso.
Extracto: La demanda entiende que en el artículo 100 de la Ley 106 de 1993 , el legislador tuvo la
intención de incorporar en el régimen especial de carrera de la Contraloría General de la República, a los
empleados del Fondo de Bienestar Social de éste ente de control, apreciación que se desvirtúa porque
como lo ha considerado la Corte Constitucional en reiterada jurisprudencia, los regímenes especiales de
carrera son de creación constitucional, es decir, que la misma Carta Política los prevé, como en el caso
de la Contraloría General de la República, por virtud del numeral 10 del artículo 268 ídem, según el cual
la ley “determinará un régimen especial de carrera administrativa para la selección, promoción y retiro
de los funcionarios de la Contraloría.” Condición que no se existe frente al Fondo de Bienestar Social de
la Contraloría General de la República, entidad que fue creada por el artículo 89 de la Ley 106 de 1993
con personería jurídica, autonomía administrativa y presupuesto propio, adscrita a la Contraloría General
de la República.
c. No existe desconocimiento de derechos adquiridos a los empleados del Fondo de Bienestar Social
de la Contraloría General de la Republica, dado que nunca han sido beneficiarios del régimen especial
de carrera de la Contraloría General de la República.
Extracto: Un derecho adquirido es aquel que está consolidado y ha ingresado al patrimonio de la persona.
En el asunto bajo análisis, la parte accionante afirma que existe un derecho adquirido de los empleados
del Fondo de Bienestar de la Contraloría General de la República a beneficiarse del régimen especial de
carrera de la Contraloría General de la República. En este aspecto resalta la Sala, en primer lugar, como
se explicó anteriormente, que el artículo 100 de la Ley 106 de 1993, no tenía la virtud de incluir en el
sistema especial de carrera de la Contraloría General de la República a los empleados del Fondo de
Bienestar Social, quienes están cobijados por el régimen general de carrera de los funcionarios públicos
del orden nacional. Aunado a la anterior, no se puede hablar del desconocimiento de un derecho
adquirido, cuando éste nunca ingresó al patrimonio de los empleados del Fondo de Bienestar Social, dado
que su régimen de carrera no era el mismo de la Contraloría General de la República.
Síntesis del caso: Argumenta el recurrente que las decisiones adoptadas por el Juzgado 19
Administrativo del Circuito Judicial de Bogotá D.C, y el Tribunal Administrativo de Cundinamarca
incurren en el vicio denominado “error de derecho por violación directa de la ley” toda vez que
desconoció el derecho que le asistía al señor Jorge Isaac Figueroa Herrera a percibir una
asignación de retiro con inclusión de la prima de actividad en monto igual al 50% y no como se
hizo sobre el 20%
Extracto: No se trata del cuestionamiento frente a una sentencia proferida “cuando el proceso ya había
culminado; por haberse firmado por un número distinto de los magistrados que debían intervenir;
adoptarse sin motivación o con violación al principio de la reformatio in pejus”. Se trata, a juicio de la
Sala, de una censura dirigida al problema jurídico planteado en el curso mismo de la acción contencioso
administrativa formulada por el señor Jorge Isaac Figueroa Herrera contra la Caja de Sueldos de Retiro de
la Policía Nacional. Bajo estos supuestos, declarar la prosperidad del presente recurso extraordinario
traería consigo un nuevo análisis de la situación particular del recurrente, en lo que se refiere a la
inclusión de la prima de actividad en un porcentaje equivalente a un 50% de la asignación devengada en
servicio activo, circunstancia que como se expuso en precedencia resulta ajena a la naturaleza
excepcional que el legislador le atribuyó al recurso extraordinario de revisión. En este punto, la Sala no
pasa por alto que el señor Jorge Isaac Figueroa Herrera allegó a la presente actuación judicial copia de las
sentencias de 7 de marzo de 2013. Rad. 2108-10 y 10 de julio de 2014. Rad. 2602-2011 M.P. Gustavo
Gómez Aranguren a través de las cuales esta misma Sección, en sede de revisión, infirmó dos decisiones
judiciales mediante las cuales se había negado la inclusión de la prima de actividad en la asignación de
retiro a ex-miembros de la Policía Nacional en porcentaje igual al 55%. Al respecto, debe decirse que en
las sentencias en cita la Sala encontró probada la causal de nulidad por falta absoluta de motivación, al
afirmar “que no se realizó ningún análisis frente al tema en particular de tal decreto 2070 de 2003] para
el cómputo de la prima de actividad”, circunstancias que dista de lo probado en el caso concreto.
SECCIÓN TERCERA
1. Se declaró la nulidad de la Resolución 001 de 1999 que realizó la liquidación unilateral de contrato
de obra, dado que este último estuvo suspendido por acuerdo de las partes y porque no era viable la
inclusión de la cláusula penal, debido a que no se encontraba vencido para la fecha de expedición del
acto administrativo.
Síntesis del caso: El Departamento del Magdalena celebró contrato de obra con la Sociedad
Consultores Constructores Asociados Limitada para la construcción de obras civiles y
mantenimiento en los vecinales de San Basilio - Playón de Orozco - Veranillo; Punta de Piedra -
Caño de Agua; Canoas – Carreto; Carreto – Veranillo – La Palma – San Basilio; Concordia – Bálsamo
y La Estrella – Las Canoas.
Extracto: “La duración del contrato 002 de 1997 fue inicialmente establecida en cuatro meses contados a
partir del acta de inicio. Dicha acta se suscribió el 14 de abril de 1997, por lo cual la vigencia inicial del
contrato era hasta el 14 de agosto de 1997. No obstante, inicialmente el término de ejecución del
contrato corrió solo por dos días, toda vez que el contrato se suspendió el 16 de abril de 1997, de acuerdo
con el acta de suspensión. Posteriormente, el plazo del contrato volvió a correr desde el 16 de mayo de
1997, fecha en que se suscribió el acta de reinicio. De esta manera el plazo restante, de 3 meses y 28 días
corrió entre el 16 de mayo y el 14 de septiembre de 1997. Sin embargo, de acuerdo con el acta de
reiniciación de obras suscrita el 16 de mayo de 1997, “con el fin de reiniciar las obras del contrato en
mención [002/97]”, la suspensión de las obras se levantó solo parcialmente. (…) el acta de reiniciación de
obras evidencia un acuerdo entre las partes, acerca de la reiniciación del plazo para unas obras y
suspensión del mismo para las otras. (…) resulta cierto como alegó la demandante, que el plazo del
contrato para esas obras permaneció suspendido por acuerdo entre las partes y por tanto, no se
encontraba vencido para la fecha en que se expidió la resolución 001 de 1999, contentiva del acta de
liquidación unilateral del contrato. (…) No se puede imputar ilegalidad al acuerdo de prórroga del
contrato, contenida en el otrosí 1 por razón de la época en que se suscribió, toda vez que el término de
ejecución del contrato 002 de 1997, en relación con las obras a las que se refirió el otrosí 1, se
encontraba vigente. (…) Siendo el contrato una ley para las partes, es innegable que el plazo del mismo
fue ampliado para efecto de la ejecución de las obras allí establecidas y por ello la entidad contratante
no podía desconocer unilateralmente la modificación del contrato ni desestimar sus efectos jurídicos,
como lo hizo al expedir los actos acusados. En consecuencia, por haber desconocido la fuerza obligatoria
del otrosí 1 de 1997, el departamento del Magdalena incurrió en una falsa motivación del acto de
liquidación unilateral del contrato. (…) De acuerdo con el plenario, el asunto que suscitó la suspensión de
las obras y su no ejecución se originó en dos momentos: i) primero por el invierno y la consecuente
necesidad de cambio de especificaciones y luego, cuando se firmó el otrosí 1 de noviembre 10 de 1997 la
suspensión de obras obedeció a, ii) los incumplimientos en el reporte de ejecución del presupuesto del
Convenio 140 – o por asuntos sin aclarar en la ejecución de tales presupuestos- por parte del
departamento de Magdalena frente a FINDETER. Por tanto, hasta donde se conoció en este proceso, los
asuntos que originaron la suspensión del contrato 002 de 1997 fueron ajenos a la conducta de la sociedad
contratista, ahora demandante. (…) Frente al acervo probatorio, se da por acreditado que el
departamento no cumplió con su obligación de permitir a la contratista la ejecución del contrato, en la
forma convenida. En consecuencia, de cara a la liquidación del contrato 002 de 1997 y del perjuicio que
se demandó, es improcedente la inclusión del monto de la cláusula penal a cargo de la sociedad
contratista que se realizó en la Resolución 001 de 1999. Por el contrario, debe estimarse como observó la
demandante, que el que incumplió el contrato al no reiniciar su ejecución fue el departamento del
Magdalena y por tanto, tenía lugar la liquidación de la cláusula penal pactada a cargo del aludido
departamento”.
b. Diferencias entre las figuras del incumplimiento del contrato y ruptura del equilibrio económico.
Extracto: “Conviene distinguir los conceptos y las pretensiones en razón a que las causas de imputación
de responsabilidad –bien sea en relación con el acto ilegal o con el incumplimiento o el desequilibrio que
ahora se distinguen- son diversas y de allí se pueden desprender diferencias en relación con lo que se
debe demostrar en el proceso y la forma de liquidación de la respectiva condena. Acerca de la prueba que
soporta las distintas pretensiones dentro de la acción contractual se puede realizar la siguiente precisión:
i) En términos generales la ilegalidad del acto contractual se demuestra con base en las causales de
nulidad del acto administrativo. ii) El incumplimiento del contrato se acredita mediante la prueba de la
obligación contractual – es decir del contrato y su contenido –, de la falta o falla en la prestación debida y
del daño causado por ella. iii) A su turno, el evento de desequilibrio económico se prueba partiendo
igualmente del acuerdo contractual, empero los elementos probatorios se deben enfocar sobre la fórmula
económica que gobernó el contrato y la distribución de los riesgos y cargas dentro de la misma, de una
parte, así como se requiere demostrar, de otra parte, el hecho que configuró la ruptura de la ecuación
contractual correspondiente y la relación de causalidad entre dichos elementos. (…) También se pueden
citar diferencias entre el restablecimiento del derecho, el incumplimiento y el desequilibrio económico
del contrato, de cara a la medida de la reparación del perjuicio, toda vez que en los dos primeros eventos
se debe resarcir el daño y la ganancia dejada de percibir, pero frente al desequilibrio económico se ha
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Extracto: “ La adecuación de la causa petendi a los conceptos jurídicos que son fuente de la
responsabilidad en el caso de las controversias contractuales puede hacerse dentro de tres límites: i) el
petitum de la demanda y el contenido de la apelación -si se trata de la interpretación en segunda
instancia-; ii) el alcance de la acción contractual definido en la ley –en este caso en el artículo 87 del
Código Contencioso Administrativo- y iii) la oportunidad en el ejercicio de la acción, esto es que no haya
operado la caducidad respecto de los hechos que se adecúan a los conceptos jurídicos. Para abrir paso a la
debida aplicación del principio iura novit curia en segunda instancia, se requiere, además, verificar que el
asunto que se reformula desde la óptica de un nuevo concepto jurídico, no entra en conflicto con el
principio del debido proceso y el derecho de defensa. Por tanto, en este ejercicio de valoración del
plenario frente a los conceptos jurídicos se debe tener en cuenta que los hechos litigiosos sobre los cuales
versa la decisión tienen que haber sido objeto del debate probatorio y argumentativo, por manera que en
su fijación no se exceda el marco legal de la acción contractual ni el ámbito de la contradicción sub lite”.
Extracto: “Se tiene probado que la Resolución 001 de 1999 incurrió en una falsa motivación al considerar
que el contrato 001 de 1997 se encontraba vencido y que la contratista lo había incumplido. Igualmente se
tipificó la falsa motivación en la Resolución 818 de 1999, toda vez que allí se desestimaron los efectos
legales del otrosí 1 el cual se consideró inexistente en forma equivocada. Se agrega que esa consideración
errada incidió en el contenido de la liquidación realizada por el departamento en la referida Resolución
001 de 1999, toda vez que se liquidó el monto de la cláusula penal a cargo de la contratista. De
conformidad, con todo lo expuesto, se accederá a la pretensión de nulidad de los actos acusados”. (…) No
cabe duda que la cláusula penal introdujo una tasación anticipada de perjuicios por incumplimiento del
contrato, la cual se acordó en forma bilateral para cualquiera de las partes que incumpliera, por el monto
equivalente 20% del valor estimado del contrato en caso de incumplimiento. Se puntualiza que el objeto
del contrato determinó en forma separada para cada una de las obras, de donde se advierte que era un
objeto divisible en cuanto a su cumplimiento o incumplimiento, amén de que las partes acordaron
valores, tiempos y condiciones para la ejecución identificando cada uno de los tramos. En tal sentido,
para efectos de dar aplicación a la cláusula penal sobre el valor estimado del incumplimiento procede
tomar como base el monto de la obra incumplida. (…) En este orden de ideas, la tasación de perjuicios por
incumplimiento a partir de la cláusula penal que resultó a cargo del departamento del Magdalena procede
sobre el 20% de las obras que no pudo ejecutar la contratista en razón de la conducta y las decisiones del
referido departamento”.
Síntesis del caso: Encontrándose en segunda instancia la acción de reparación directa por
privación injusta de la libertad de servidor público sindicado de delito de contrato sin
cumplimiento de requisitos legales, a petición de la entidad se celebró audiencia de conciliación
el 7 de julio de 2014 en la que se acordó que la Fiscalía General de la Nación pagaría el 70% de la
totalidad de la condena impuesta por el inferior. En la diligencia se puso de presente la minoría
de edad de tres de los demandantes. A su vez el Ministerio Público se opuso al acuerdo
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conciliatorio, por considerar que el mismo modificaba la sentencia de primera instancia frente a
los menores de edad, desconociendo los derechos que prevalecen a su favor.
Extracto: “No ocurre lo mismo tratándose de los menores de edad, como quiera que respecto de sus
derecho, así fueren de contenido económico, las facultades de disposición se restringen con miras a
hacerlos prevalecer. Esto es así porque la conciliación se efectuó sobre el 70% de la totalidad de la
condena impuesta a la Fiscalía General de la Nación en la providencia de primera instancia, excluyendo
un 25% en los perjuicios materiales por concepto de lucro cesante, correspondiente a gastos personales y
manutención en que incurre una persona laboralmente activa, sin distinguir entre los beneficios en razón
de su edad. (…) De tal manera que el 70% de la condena impuesta en primera instancia a favor Yeni
Patricia y Enrique Arias Neira, esto es 25 smlmv, así hubiere sido aceptada por su representante legal, a
través de apoderado debidamente constituido para el efecto, deviene en inaceptable en cuanto
compromete la satisfacción de derechos irrenunciables”.
a. Los derechos de los niños tienen un carácter prevalente frente a los demás y deben protegerse,
por lo que constituye un límite en la libre negociación de las partes a través de los mecanismos
alternativos de solución de conflictos.
Extracto: “Los derechos de los niños ostentan un carácter prevalente, frente al de los demás, que
corresponde a la familia, al Estado y a la sociedad proteger efectivamente. Al respecto diversos
instrumentos internacionales, uno de ellos la Convención de los Derechos del Niño, imponen a los estados
parte el perentorio respeto de los derechos de los menores, amén de la adopción de medidas especiales
de garantía y protección, para preservarlos. (…) La aplicación del anterior principio implica, por sí mismo,
el deber de observación y cuidado de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en cumplimiento de
la satisfacción integral en su desarrollo normal, razón por la cual el acuerdo particular sometido a
consideración de la Sala, bajo ninguna circunstancia puede incidir negativamente en los derechos de los
menores Mayerlin, Adriana, Yeni Patricia y Enrique Arias Neira.(…) en el presente caso, el despacho
aprobará parcialmente el acuerdo suscrito entre la Fiscalía General de Nación y los señores Enrique Arias
Camargo, Rosa Elena Neira Ramírez, Mayerlin, Adriana, Yeni y Enrique Arias Neira; Hernando, Leonor y
Luz Marina Arias Camargo, en el sentido de aceptarlo respecto de los antes nombrados, excepto en lo que
tiene que ver con Mayerlin, Adriana, Yeni y Enrique Arias Neira. (…) Siendo así y dado que la Sala puede
considerar separadamente los derechos prevalentes de las personas menores de edad , en cuanto la
Constitución, los pactos internacionales, las leyes y la jurisprudencia así lo indican, se aprobará
parcialmente el acuerdo conciliatorio del 7 de julio de 2014, sin perjuicio del llamado a las partes a una
nueva conciliación con especial consideración respecto de los menores de edad, quien por su especial
protección y a razón de la responsabilidad del control judicial tienen garantías constitucionales que deben
prevalecer”.
3. Cuando la demanda por conflictos sobre contratos estatales se presenta ante un Juez de lo
Contencioso Administrativo y este observa la existencia de cláusula compromisoria en el contrato, la
remisión que se haga por competencia a la jurisdicción arbitral no altera la fecha de presentación de
la misma, por lo que las reglas para contar la caducidad de la acción son las mismas.
Síntesis del caso: Con fundamento en la cláusula compromisoria que se encontró pactada en el
contrato 067 de 2009 se integró un Tribunal de Arbitramento para conocer de la demanda
instaurada por Fundasuperior en contra del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en la que
se pretendió la liquidación judicial del contrato, la condena al pago por el valor insoluto de la
factura 0129 más los intereses moratorios y declarar el enriquecimiento sin causa por el valor
insoluto de la referida factura a título de daño emergente y los intereses moratorios a título de
lucro cesante.
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a. Las reglas de caducidad de la acción ante la jurisdicción arbitral, son las mismas que rigen la
oportunidad para presentar la demanda en el procedimiento judicial ante la Jurisdicción de lo
Contencioso Administrativo.
Extracto: “Se puntualiza que en tratándose del contrato estatal las reglas de la caducidad de la acción
ante la jurisdicción arbitral, son las mismas que rigen la “oportunidad para presentar la demanda” en el
procedimiento judicial ante la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo y se encuentran previstas
para cada uno de los “medios de control” establecidos en el Código de Procedimiento Administrativo y de
lo Contencioso Administrativo (C.P.A.C.A) contenido en la Ley 1437 de 2011 que entró en vigencia el 2 de
julio de 2012, con anterioridad a la presentación de la demanda en el presente caso.(…) Se debe tener
claro que la oportunidad en la presentación de la demanda -y por ende la no ocurrencia a de la caducidad
de la acción-, hace parte de los presupuestos procesales de la acción o medio de control de controversias
contractuales, con independencia de que el contrato se rija por el derecho privado. Cosa distinta es que
en los contratos que se rigen por el derecho privado no aplica el imperativo legal de la liquidación del
contrato ni el plazo supletivo de cuatro meses establecido para la etapa de liquidación de acuerdo con el
artículo 60 de la Ley 80 de 1993 y el artículo 11 de la ley 1150 de 2007. No obstante lo anterior, observa
la Sala que hasta donde puede establecerse del texto del Contrato 067, el mismo se celebró bajo las
normativa del artículo 21 de la Ley 7 de 1979 y 127 del Decreto Reglamentario 2388 de 1979, la cual
regulaba la competencia del ICBF para celebrar contratos de aporte. Por otra parte se citó el Decreto
1137 de 1999, mediante el cual se mencionó que el ICBF podía celebrar contratos de aporte con entidades
sin ánimo de lucro con el fin de impulsar programas propios de su objeto, no obstante lo cual se hizo
constar que el contrato se adjudicó previa convocatoria pública. (…) Lo cierto es que el Contrato 067 de
2009 se rigió por la Ley 80 de 1993 y la Ley 1150 de 2007, sin perjuicio de la reglamentación particular del
contrato de aporte celebrado por el ICBF. En lo que importa para el cómputo de la caducidad de la acción
se hace notar que en la cláusula vigésima cuarta se invocó la potestad de liquidación unilateral, para el
caso de que las partes no llegaren a un acuerdo de liquidación”.
b. La fecha de presentación de la demanda es la que se debe tener en cuenta para todos los efectos
legales, no se altera por traslado de competencia a jurisdicción arbitral.
Extracto: “La prueba de la presentación de la demanda no se desvirtúa por el hecho de que en las
citaciones emitidas por el Centro de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de Comercio de Bogotá se
hubiera referido una fecha posterior. Es claro que en este caso la demanda se radicó ante la Jurisdicción
de lo Contencioso Administrativo el 22 de agosto de 2013 y que se produjo un auto mediante el cual el
Juzgado 1º Administrativo de Pereira identificó la existencia de la cláusula compromisoria y ordenó la
remisión del expediente, lo cual se ajustó al evento procesal previsto en el artículo 168 del C.P.A.C.A. En
ese supuesto la fecha de presentación de la demanda ante la Jurisdicción de lo Contencioso
Administrativo es la que ha de tenerse en cuenta para todos los efectos legales según lo dispone el citado
artículo 168 del C.P.A.C.A. En consecuencia, se concluye que la demanda fue presentada el 22 de agosto
de 2013, aspecto que se encontró debidamente acreditado en el tramite arbitral y que, en efecto,
corresponde a lo que consideró el Tribunal de Arbitramento en el laudo arbitral. Por lo anterior no
prospera el cargo en lo que tiene que ver con los argumentos referidos a la fecha de la presentación de la
demanda y a la actuación que se surtió ante la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo”.
Síntesis del caso: Varios particulares adquirieron un lote de terreno en el Barrio Balcones de
Pasto y constituyeron una sociedad de hecho para la construcción del edificio denominado Los
Robles. La Oficina de Planeación del Municipio de Pasto les concedió licencia de construcción,
pero la administración con la expedición del Decreto 632 de 31 de diciembre de 1997 suspendió
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Extracto: “Si bien es cierto que en el presente caso no existió, en principio, una decisión administrativa que
revocó la referida licencia de construcción, por cuanto el aludido Decreto 632 dispuso una suspensión de la
misma, no es menos cierto que, como se expondrá más adelante, el acervo probatorio del proceso da cuenta
que esa medida, aparentemente transitoria, se tornó definitiva, lo cual permite considerar que para el caso
en estudio esa decisión administrativa sí fue concluyente y, en tal medida, debe entenderse que el acto por
medio del cual se otorgó la licencia de construcción fue revocado por la propia entidad territorial
demandada, a través del Decreto 632 de 1997. Así las cosas, la Subsección estima que la acción de reparación
directa ejercida por la parte actora es procedente en este caso, bajo el tercer supuesto de procedencia
aceptado por la jurisprudencia de la Sala, por cuanto se trata de una acción encaminada a obtener la
indemnización de perjuicios por la revocatoria directa de un acto que le fue favorable a la parte actora, en
cuya virtud no se efectuó en la demanda cargo alguno de ilegalidad frente a ese segundo acto –que revocó el
primero– y, además, dicha revocatoria devino, según la parte demandante, de la “inobservancia de las reglas
propias del procedimiento administrativo o de las normas que rigen el ejercicio de la actividad
administrativa que tiene a su cargo la Administración Pública”, comoquiera que los actores alegan que el
municipio de Pasto no adelantó, en forma previa, los estudios de suelos y usos del mismo en el sector donde
se inició la ejecución de la obra. (….) La Sala estima que le asiste responsabilidad patrimonial al ente
territorial demandado porque a causa de su decisión revocó una anterior que había sido favorable a la
parte demandante y, como consecuencia de ello, le impidió continuar con la construcción del edificio ‘Los
Robles’. (…) De otro lado, de lo expuesto por la entidad demandada en este proceso se pudo concluir que
la parte demandante cumplió a cabalidad los requisitos para obtener la licencia de construcción e iniciar
la ejecución del proyecto. (…) es evidente que en este caso se causó un daño antijurídico a la parte
actora, pues ella, con fundamento en la licencia urbanística que le fue expedida, inició la ejecución de su
proyecto urbanístico, pero luego éste resultó frustrado porque la propia administración impidió la
continuidad de la obra, perdiéndose así las inversiones efectuadas en ese proyecto. (…) Se sigue de todo
lo expuesto, la revocatoria de la sentencia apelada por cuanto en el presente caso se acreditó la
ocurrencia de un daño antijurídico causado a la parte actora, el cual le es atribuible al ente demandado”.
Síntesis del caso: Adulto ingresó al Hospital Militar Central para ser sometido a una neurocirugía
la que se practicó, pero en postoperatorio presentó neumonía nosocomial por falta de asepsia
hospitalaria que médicos tratantes no detectaron a tiempo por lo que el paciente falleció.
Extracto: “No se puede negar que en el marco jurídico actual no existe un diseño estratégico que
permita distribuir adecuadamente las cargas patrimoniales asociadas a las infecciones nosocomiales. En
efecto, ante la ausencia de políticas más razonables para hacer frente a la concreción del riesgo de las
infecciones nosocomiales, la carga indemnizatoria ha de recaer necesariamente sobre el prestador directo
del Servicio de Salud, esto es, sobre la E.P.S o la I.P.S, a cuyo cuidado se encontraba el paciente. Esta
situación podría considerarse desproporcionada, en la medida en que el riesgo de infección nosocomial
infiere a la existencia misma del modelo de atención en salud en las sociedades contemporáneas y, por lo
tanto, no se origina enteramente en la existencia o la operación de una determinada institución de salud
que hace parte del sistema. Si es la colectividad general la que se beneficia de los estándares actuales del
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sistema de salud, lo razonable sería esperar que el riesgo sea asumido de modo colectivo, de modo que la
carga indemnizatoria recaiga sobre un fondo igualmente colectivo o sea repartida, de una u otra manera,
entre los asociados; pero de ello no se sigue que lo procedente sea negar la responsabilidad de las
entidades prestadoras de salud denunciadas por vía de reparación directa, pues ello equivaldría a
trasladar al paciente, un riesgo social que no le corresponde asumir. Ahora, se trata de considerar la
carga de asumir el riesgo hospitalario per se, no en los casos en los que la enfermedad nosocomial
sobrevenga de la indebida atención médico-asistencial; ya que se considera la implementación de
estrategias institucionales de reparto del riesgo o imputación de la indemnización en razón de la
procedencia de formas objetivas responsabilidad, en la medida en no tienen que constituirse en una carga
adicional para el individuo, mucho menos, cuando se encuentra en situación de víctima o de
vulnerabilidad manifiesta”.
Extracto: “Se ha de resaltar que el mandato de reparación del daño antijurídico contenido en el artículo
90 de la Constitución Política es perentorio e incondicional, no meramente un enunciado desiderativo.
Siendo así, no resulta constitucionalmente aceptable absolver a la Administración, sin perjuicio del daño
antijurídico socialmente imputable, en razón de que el Estado mismo adolece de medidas legislativas y de
una organización administrativa y presupuestal dirigidas a corregir inconsistencias en la distribución de los
gastos asociados a la reparación del daño. Por ello, si el actual diseño del sistema de salud y de las
políticas públicas en este ámbito carecen de mecanismos que eviten la concentración desproporcionada
de la carga indemnizatoria en establecimientos directamente intervinientes en el tratamiento del
paciente afectado con una infección nosocomial, esta circunstancia ha de asumirse como una
disfuncionalidad interna del sistema de salud, cuya solución no puede afectar el derecho del usuario del
servicio”.
c. Necesidad de medidas legislativas. Su ausencia impide la distribución adecuada del riesgo, el que
no debe ser asumido por el damnificado. Además la carga indemnizatoria por disfuncionalidad en el
sistema de salud debe ser más racional por lo que se requiere la existencia de un marco legal.
Síntesis del caso: “La Cooperativa COCENTRAL fue autorizada por la Superintendencia Nacional
de Cooperativas para iniciar sus operaciones y posteriormente el DANCOOP la autorizó para
realizar actividades de creación y captación de la sección de ahorro y crédito, captación de
CDATs, créditos con recursos de captaciones y captación de depósitos contractuales. La referida
entidad captó dineros de asociados y de terceros de toma indiscriminada a través de depósitos de
ahorros y a término fijo, con lo cual se vulneró lo dispuesto en el Decreto 1134 de 1989, sin que
el DANCOOP hubiere actuado para impedir tal situación.
Extracto: “A juicio de la Sala, el daño causado a los aquí demandantes, esto es, la pérdida de sus
inversiones en COCENTRAL le resulta atribuible a la entidad demandada, a título de falla en el servicio,
por cuanto el acervo probatorio allegado al expediente permite determinar que el DANCOOP incumplió
con el deber de vigilancia y control respecto de dicha cooperativa y, por razón de ello, permitió que
aquella actuara de manera indebida, apartándose de las normas legales y estatutarias que gobernaban su
actividad, en detrimento de los intereses de sus inversionistas y/o ahorradores. (…) ningún funcionario del
DANCOOP verificó los informes trimestrales enviados por COCENTRAL, lo cual impidió que la entidad
detectara las irregularidades. Además, la entidad demandada no desplegó el personal idóneo para
corroborar la información contable presentada, sino que se limitó a recibirla y a presumirla fidedigna, con
base en el principio de la buena fe, lo cual evidencia la existencia de una falla en la función de inspección
y control que debía cumplirse respecto de una cooperativa que estaba bajo su vigilancia, todo lo cual
guarda consonancia con lo expuesto por el liquidador, quien no vaciló en señalar que si el DANCOOP
hubiere actuado eficazmente, se habrían podido detectar las prácticas indebidas que efectuaba
COCENTRAL y, con ello, evitar el “desgreño” operativo que se presentó”.
b. Falla del servicio de DANCOOP por actuación tardía en inspección y vigilancia de COCENTRAL, lo
que permitió irregularidades en la captación de dineros por parte de la entidad.
Extracto: “La Subsección estima, por tanto, que la decisión de intervenir a COCENTRAL e inhabilitar por el
término de 5 años al gerente de dicha cooperativa del ejercicio de cargos en entidades sometidas a la
inspección y vigilancia del DANCOOP fueron tardías, esto es, cuando la problemática ya no tenía otra
solución distinta a la de una liquidación y, peor aún, cuando no existía posibilidad de que los ahorradores
de la cooperativa recuperaran sus inversiones, tal como lo expresó el entonces liquidador de COCENTRAL
(…) Es por ello que no puede aceptarse lo expuesto en el fallo de primera instancia en el sentido de que el
DANCOOP sí actuó ante la situación presentada en COCENTRAL, pues el material probatorio del proceso da
cuenta de que dicha actuación, además de insuficiente, fue tardía. (…) De acuerdo con el acervo
probatorio del proceso, la Subsección encuentra acreditada la falla en el servicio de inspección y
vigilancia por parte del DANCOOP respecto de la actividad de COCENTRAL, toda vez que los informes
emitidos durante las primeras inspecciones a esa cooperativa son indicativos de que dicho ente tenía
información suficiente para determinar que existían irregularidades en la captación de dineros y pese a
ello se limitó a tener por veraces los señalamientos de la propia persona implicada, sin detenerse a
constatar si en realidad lo expuesto por el representante legal de COOCENTRAL era cierto, o no. (…) En
consecuencia, se revocará la sentencia apelada y se dispondrá, primero, la denegación de pretensiones
respecto de aquellos actores que no acreditaron su legitimación en la causa por activa: Segundo, la
declaratoria de caducidad de la acción respecto de los actores enunciados anteriormente. Y en tercer
lugar, se declarará la responsabilidad patrimonial del ente demandado, como consecuencia de la pérdida
de las inversiones que hicieron los actores en COCENTRAL”
7.a. Se condena al Ministerio de Defensa – Ejército Nacional por la muerte de un soldado, dado que se
demostró la falla del servicio por el incumplimiento en el deber de vigilancia y control sobre sus
miembros en instalaciones militares, además, se evidenció la afectación o vulneración de derechos o
bienes convencional y constitucionalmente amparados por la perpetuidad en la impunidad presentada
en el proceso judicial adelantado ante la justicia penal militar.
Síntesis del caso: El 31 de octubre de 1999, se encontró el cadáver del militar (cabo segundo), el
señor Rodrigo Alberto Correa Valencia, muerto en horas de servicio dentro de las instalaciones
del Batallón de Infantería Rifles (Caucasia – Antioquia). Tras la investigación penal, se estableció
que la muerte del señor Correa Valencia se dio con ocasión de un impacto con arma de fuego de
dotación oficial.
Extracto: “Así las cosas, en el presente caso se configuró una falla en el servicio, que tuvo incidencia
directa en la ocurrencia de los hechos, de modo tal que puede afirmarse que existió un incumplimiento
por parte de la entidad de su deber de vigilancia y control sobre sus miembros, al interior de sus
instalaciones, así como del deber de garantizar condiciones de seguridad al interior de la guarnición, que
permiten imputarle responsabilidad patrimonial en la muerte del señor Rodrigo Correa. En consecuencia,
la entidad debe responder por el daño sufrido por los demandantes, comoquiera que se encuentra
probado en el proceso que las circunstancias que rodearon la muerte de Rodrigo Correa Valencia tienen
relación con la conducta omisiva de la entidad, respecto del contenido obligacional de mantenimiento del
orden vigilancia y custodia al interior del batallón y del uso responsable de las armas. Por otra parte, la
Sala advierte que la Justicia Penal Militar, al adelantar un proceso irregular sin el propósito de esclarecer
los hechos, perpetuó la impunidad, y les negó a los familiares de la víctima el derecho a la verdad. Por lo
anterior, en virtud del principio de reparación integral, se adoptarán medidas de reparación no
pecuniarias, con el fin de concretar la garantía de verdad, justicia y reparación.”
8. Se denegaron las pretensiones de una acción de reparación directa que pretendía la indemnización
de perjuicios por la muerte de una menor en una actividad académica extracurricular adelantada en
colegio público, dado que ella se encontraba matriculada en una institución educativa particular.
Síntesis del caso: El 24 de septiembre de 1998, estudiantes de noveno grado del colegio Juan
Echeverry Abad (del municipio de Itagüí, adelantaban una actividad académica extracurricular, la
cual consistía en visitar la represa del municipio de Guatapé. En la actividad, se encontraba una
estudiante y un profesor del colegio privado Cooperativo Cacique Bitagüí. Durante la actividad
resultaron muertas dos jóvenes estudiantes (una de ellas matriculada en el colegio privado) por
ahogamiento en la represa.
Extracto: “La calidad subjetiva que pretende la parte actora que sea reconocida a la demandada
municipio de Itagüí con el interés sustancial radicado en la muerte de la menor (…) como si fuera esta
estudiante del colegio público Juan Echeverry Abad que estaba, para la época de los hechos, bajo su
tutela, control, vigilancia y propiedad se carece en el presente asunto porque del contraste del testimonio
de (…) el oficio número 1033 AM/SG del alcalde municipal de Itagüí, y el oficio de (…) con los testimonios
rendidos por (…) y listado de alumnos del grupo (…) noveno académico, puede concluir la Sala que reviste
credibilidad y verosimilitud el hecho según el cual (1) [la joven] no era alumna matriculada del colegio
público Juan Echeverry Abad perteneciente al municipio de Itagüí, sino que tomaba sus clases en dicha
institución pero perteneciendo y encontrándose matriculada legalmente ante el colegio privado
Cooperativo Cacique Bitagüí; (2) institución educativa cuya prestación del servicio de educación tanto
para (…) como para todos sus alumnos estaba regido por el contrato suscrito con la Secretaría de
Educación y de Cultura del Departamento de Antioquia, de manera tal que cualquier situación que se
produjera como consecuencia de las actividades académicas curriculares o extracurriculares su
reclamación en torno al control, vigilancia y seguimiento debía exigirse en cabeza del Departamento de
Antioquia –Secretaría de Educación y Cultura-, como entidad en la que se radicaba el control de la
ejecución del contrato suscrito con el colegio privado Cooperativo Cacique Bitagüí, en el marco del
denominado del Plan de Cobertura Departamental vigente para la época; (3) haciéndose exigible el
interés sustancial al departamento por todo concepto relacionado con la prestación de los servicios
educativos, para el caso concreto tenía como beneficiaria a [la joven], sin perjuicio de que se realizaran
en las instalaciones de otra institución educativa pública, ya que las condiciones para la materialización
de las actividades curriculares y extracurriculares permanece en cabeza del colegio privado, uno de cuyos
representantes, precisamente era el profesor (…) quien estaba contratado por la Cooperativa propietaria
del colegio privado, y por quien debió surtirse todos los protocolos y deberes a los que debía someterse
para realizar, por ejemplo un desplazamiento por fuera de las instalaciones asignadas para la prestación
de los servicios educativos en la fecha de los hechos. (…) Con base en los anteriores elementos probatorios
y fácticos, la Sala concluye (1) que la entidad municipio de Itagüí como propietario del colegio público
Juan Echeverry Abad carece de dicha calidad o condición de demandada, por lo que no puede adoptarse
una decisión favorable a las pretensiones de la demanda; (2) que el municipio de Itagüí directa, o
indirectamente en cabeza del colegio público (…) no tiene conexión alguna con la parte actora porque no
dio lugar a la producción del daño; (3) que como se trata de un presupuesto necesario para proferir
sentencia de mérito favorable en cualquiera de los extremos de la litis, al no existir obligación legal o
contractual en cabeza del municipio de Itagüí respecto a la prestación de los servicios educativos a [la
joven], no existe la coincidencia de derecho entre el titular de la obligación pretendida, los familiares de
Marín Marín y el municipio frente a quien se reclama una conducta no exigible, careciendo dicho
municipio de interés mediato, porque cuando el interés al que se ha hecho referencia no se radica en la
persona o personas que han sido vinculadas al proceso en calidad de demandados, se presenta el
fenómeno conocido como ausencia de legitimación en la causa por pasiva [artículo 2343 del Código Civil],
que impide que válidamente se puedan derivar efectos del proceso respecto de aquellas personas, por
cuanto no existe identidad entre la persona demandada y aquella que por ley está llamada a responder
por el daño causado. Por lo tanto, hay suficientes elementos para declarar la falta de legitimación en la
causa por pasiva del municipio de Itagüí. (…) Con fundamento en la motivación y justificación anterior la
Sala revocara la sentencia de 14 de noviembre de 2003 proferida por el Tribunal Administrativo de
Antioquia en los numerales 2, 3, 4 y 6, y confirmar los numerales 1 y 5, de manera que se niega la
totalidad de las pretensiones de la demanda al declararse la falta de legitimación en la causa por pasiva
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del municipio de Itagüí, si[n]que haya lugar a pronunciarse acerca de las demás cuestiones planteadas en
el recurso de apelación.
Síntesis del caso: El 7 de agosto de 2009, el señor Juan de la Cruz Mora desapareció cuando se
encontraba de regreso de Bogotá a Madrid –Cundinamarca. El señor Cruz Mora se dedicaba a la
labor de transportista de mercancía y, en virtud de ello, transportaba productos a la plaza de
mercado de Paloquemao de Bogotá. El 10 de agosto del mismo año, la compañera permanente del
señor Cruz Mora presentó denuncia por desaparición. El día 11 de ese mismo mes y año, fue
hallado el cuerpo del señor Cruz Mora junto a otro cuerpo en una vereda de Mosquera
(Cundinamarca). La muerte del transportista se produjo como consecuencia del impacto con
proyectil de arma de fuego. Según proceso penal adelantado, se probó que la muerte del señor
Juan se originó en la actuación de agentes de Policía Nacional con grupos delincuenciales, quienes
dieron muerte a 13 personas -de transportistas de mercancías en la plaza de Paloquemao- y al
hurto de camiones en zonas rurales de varios municipios aledaños a Bogotá.
Extracto: “En este punto resulta menester señalar que los policiales referidos fueron condenados penal y
disciplinariamente por pertenecer a una banda delincuencial, la cual había perpetrado tales delitos de
desaparición forzada, hurto agravado y homicidio en al menos doce (12) oportunidades durante los meses
de junio, julio y agosto de 2009 y valiéndose del mismo modus operandi, con lo cual se concluye también
que la desaparición y muerte del señor Mora Gil no se trató de un hecho aislado, sino que hizo parte de
una cadena de hechos delictivos cometidos por miembros de la Policía Nacional, sin que hubiese existido
algún tipo de control efectivo por parte de la institución demandada. (…) En efecto, resalta la Sala que la
conducta irregular de los agentes de la Policía Nacional, tuvo como antecedente determinante la
ocurrencia de varias fallas de vigilancia y control de los mandos de esa institución sobre la realización de
retenes en la vía pública que desplegaban sus servidores, específicamente, en la circunstancia de no
haber no adoptado medida alguna de coordinación, seguimiento y verificación sobre la actividad que
deberían desplegar los uniformados que realizaban tales retenes, todo lo cual permitió que, en el
momento mismo en que los agentes lo quisieron, pudieron pervertir las funciones a su cargo y así lograr
perpetrar los gravísimos delitos que cometieron (ejecución extrajudicial y desaparición forzada). (…) De
acuerdo con el Reglamento de Supervisión y Control de servicios para la Policía Nacional, los Comandantes
de Policía, en todos los niveles, deben supervisar el comportamiento ético y disciplinario del Talento
Humano bajo su cargo, así como diseñar, implementar y establecer mecanismos y metodologías
necesarios, para optimizar la prestación del servicio y prevenir actos de corrupción internos por parte
del Talento Humano adscrito a la unidad. De acuerdo con ese mismo reglamento, para esa Institución
castrense son prioritarios dos valores que, aunque independientes, están en permanente conexión y le
exigen al servidor público policial un comportamiento coherente tanto en su ámbito personal como en el
ámbito laboral: la integridad y la transparencia. La integridad que hace referencia al comportamiento
recto, probo e intachable de los policías en cumplimiento de los principios éticos y en el desempeño de
sus funciones, que deben reflejar en el manejo honrado y pulcro de los bienes públicos encomendados en
razón de su función. La transparencia, referida a la claridad de sus actos, sin dejar que ningún tipo de
duda pueda dejar sus desempeños. Es preciso señalar en este punto que la Policía Nacional genera e
impone a quien voluntariamente ingresa a la institución un compromiso de conducta pública y privada
intachable -proceso de integralidad policial y código de ética-, el cual implica para los superiores el
ejercicio de facultades preventivas y de control, con miras a posicionar a los uniformados como referentes
sociales o modelos a seguir en los ámbitos personal, familiar, laboral, social e institucional. (…) En este
caso, se echa de menos la adopción de medidas efectivas de fiscalización y control por parte de la Policía
Nacional, tendientes a lograr el cabal comportamiento que exige la institución a sus integrantes, lo que
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b. Reconocimiento de indemnización de perjuicios morales mayor a 100 smmlv por graves violaciones
a derechos humanos: caso de desaparición y muerte de transportador por agentes de la Policía
Nacional.
Extracto: “Teniendo en cuenta que la valoración de dichos perjuicios debe ser hecha por el juzgador,
en cada caso concreto, según su prudente juicio, en el presente asunto se considera que la desaparición
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forzada y la ejecución extrajudicial del señor Juan de la Cruz Mora, evidencian el profundo
padecimiento moral al que fue sometida tanto la víctima directa como sus familiares que tuvieron que
vivir la zozobra de la desaparición por varios días y posteriormente la atroz ejecución a la que se sometió
a su ser querido, todo lo cual permite inferir una mayor afectación moral por lo escabroso del suceso,
circunstancia ésta que impone modificar la sentencia de primera instancia y lleva a la Sala al
reconocimiento de una indemnización equivalente al valor de doscientos (200) salarios mínimos legales
mensuales vigentes al momento de la ejecutoria de esta providencia, en favor de la compañera
permanente e hijas de la mencionada víctima directa, monto que de acuerdo con la sentencia de
unificación del 28 de agosto de 2014 resulta procedente en casos de violaciones graves a derechos
humanos. Ciertamente, en dicha providencia se indicó que, en tales eventos, podrá otorgarse una
indemnización mayor de los 100 SMLMV, cuando existan circunstancias debidamente probadas que
permitan inferir una mayor intensidad y gravedad del daño moral, sin que en tales casos el monto total de
la indemnización pueda superar el triple de los montos indemnizatorios. (…) En este caso específico se
cumplen las condiciones señaladas en la citada providencia de unificación, en tanto se halla demostrado
la desaparición forzada y posterior ejecución extrajudicial a la que fue sometido el señor Juan de la Cruz
Mora, lo cual permite concluir sobre el padecimiento moral especialmente grave de las demandantes. De
ahí que, en atención a la grave violación de derechos humanos, la Sala considera procedente dicho
reconocimiento de 200 SMLMV, puesto que, a pesar de que en la demanda se solicitó el rubro de 100
SMLM, la jurisprudencia de esta Sección ha reiterado que en virtud de la aplicación del principio de
reparación integral, y en lo consagrado en el artículo 16 de la ley 446 de 1998, debe ceder el fundamento
procesal del principio de congruencia o, incluso, de la “no reformatio in pejus”, ante la primacía del
principio sustancial de la “restitutio in integrum”, máxime cuando se acredite -como en este caso-, la
afectación grave a derechos humanos y la consiguiente declaratoria de responsabilidad agravada del
Estado.”
Extracto: “En conclusión, comoquiera que en el presente caso -como ya se dijo-, se vulneraron de forma
grave los derechos a la vida, integridad personal, y libertad personal del señor Juan de la Cruz Mora, como
consecuencia de la desaparición forzada y ejecución extrajudicial de la cual fue víctima, se impone la
necesidad de reconocer medidas de reparación tanto no pecuniarias, como también de naturaleza
indemnizatoria; sin embargo, dado que la citada persona falleció el 11 de agosto de 2009, se decretará
una indemnización a favor de la sucesión del señor Juan de la Cruz Mora la suma equivalente a 100
SMLMV”.
Extracto: “[L]a considera que en eventos como el presente –en los cuales se ha declarado la
responsabilidad agravada del Estado por violaciones graves a derechos humanos-, el juez contencioso
administrativo debe decretar además de la indemnización por afectación a bienes constitucionales y
convencionales, las medidas de reparación integral incluidas aquellas que eviten la producción de hechos
similares. (…) En el caso concreto, según se probó, fue una falla del servicio en el control y vigilancia de
los hombres a cargo de la institución demandada, lo que permitió a los policías involucrados en los hechos
realizar un retén ilegal, y posteriormente someter y ejecutar a la víctima directa, todo lo cual deviene en
una grave violación de Derechos Humanos, lo cual afectó, de manera substancial, la dimensión objetiva de
tales derechos, razón por la cual en la parte resolutiva del fallo se dispondrá la adopción de las siguientes
medidas: - Como medida de no repetición, se dispondrá que en el término de dos (2) meses contados a
partir de la ejecutoria de esta sentencia, el Ministerio de Defensa Nacional deberá diseñar entre los
Comandos de Policía del país un plan integral de inteligencia, tendiente a lograr un control estructural
efectivo respecto de la incorporación, permanencia y funcionamiento u ejercicio de funciones de los
policiales y prevenir con ello la comisión de delitos como los que dieron origen a la presente acción. -
Habida cuenta que la presente sentencia hace parte de la reparación integral a las víctimas, se ordenará a
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la entidad demandada Nación – Ministerio de Defensa - Policía Nacional que en el término de dos (2)
meses contados a partir de la ejecutoria de este fallo, con el contenido de la parte resolutiva y del
acápite de las consideraciones de esta sentencia, elabore una circular en medio magnético la cual deberá
llevar la firma del Ministro de Defensa y del Director General de la Policía Nacional para que sea remitida
vía correo electrónico a cada uno de los funcionarios que laboran en la entidad y que operan en las
diferentes sedes que integran esa entidad en el país. - El Ministerio de Defensa Nacional establecerá un
link con un encabezado apropiado en el que se pueda acceder al contenido magnético de esta
providencia. La entidad demandada, en el término de dos (2) meses contados a partir de la ejecutoria de
este fallo, subirá a la red el archivo que contenga esta decisión y mantendrá el acceso al público del
respectivo vínculo durante un período de seis (6) meses que se contarán desde la fecha en que se realice
la respectiva carga de la información en la página web de esa institución. - El Director General de la
Policía Nacional dentro de los dos (2) meses siguientes a la ejecutoria de esta sentencia realizará un acto
solemne de presentación de excusas públicas a los familiares de la víctima directa del presente caso, el
cual deberá contener, además, un reconocimiento expreso de responsabilidad agravada por los hechos
que dieron origen a la presente acción; para la realización de dicho acto solemne se deberá citar con
prudente anticipación a distintos medios de comunicación nacional (radio, prensa, televisión, etc.).”
10. Se ordenó el pago de los valores amparados mediante póliza de seguros correspondientes a
riesgos por pérdidas originados en actos u omisiones negligentes de empleados, ante el pago de falsas
sentencias judiciales.
Síntesis del caso: La Fiduciaria La Previsora S.A. y Seguros Colpatria S.A. celebraron contrato de
seguro de manejo global bancario con vigencia de un año, contado a partir del 20 de mayo de
2008. Dentro de la póliza de seguros se amparó el riesgo de pérdidas por actos u omisiones
negligentes de empelados del tomador de la misma.
Extracto: “Resumidos los hechos probados en que se sustenta la demanda, resulta procedente analizar si
los hechos se encuadran en alguna de las cláusulas del contrato de seguros suscrito entre Fiduprevisora
S.A. y Seguros Colpatria S.A. El contrato de seguro de manejo global bancario amparaba los siniestros de
infidelidad de empleados que incluía o comprendía actos deshonestos o fraudulentos de los empleados del
asegurado, es decir, de la fiduciaria, así mismo amparaba pérdidas por actos u omisiones negligentes,
violación negligente de confianza y de obligación fiduciaria, pérdidas causadas por declaraciones
equivocadas o negligentes de un empleado y la responsabilidad civil real o supuesta. Al respecto, le surge
la siguiente pregunta a la Sala ¿Está demostrado dentro del plenario la negligencia o actos fraudulentos en
que incurrieron los empleados de Fiduprevisora S.A. para generar perjuicios a ésta, los cuales se
concretaron en el pago de unas falsas sentencias judiciales?, indudablemente la repuesta sería sí por las
siguientes razones: Si bien, en la comunicación de 9 de octubre de 2009, Fiduprevisora S.A. sostuvo que
una vez recibida y radicada por parte del Auxiliar 4 la sentencia judicial en la Fiduciaria, ésta se pasaba a
la dirección de la oficina quien se encargaba de verificar el documento, que por tratarse de fallo judicial
se notificaba a la Coordinadora de Abogados y Contratos con el fin de ponerla en conocimiento del fallo
proferido y adicional a ello se confirmaran datos importantes tales como: existencia del proceso en el
despacho judicial, que las liquidaciones ordenadas estuvieran correctas y que adicional a ello no se
hubieran realizado pagos por el mismo concepto a las personas objeto del litigio que fungían como
demandantes y con la calidad de ex funcionarios de la E.D.T. en liquidación. Para la Sala, a pesar de lo
anterior, encuentra que las actividades anteriormente descritas y desplegadas por los empleados de
Fiduprevisora, no resultan del todo ciertas o por lo menos completas y diligentes, porque de haber sido así
como se indicó en la demanda, se hubiese confirmado con toda claridad que las sentencias que les habían
radicado eran completamente falsas, toda vez que seguramente los datos de las mismas no eran
concordantes. Salta a la vista la negligencia con la que actuó Fiduprevisora S.A. en el giro normal de su
actividad, en la medida en que no ejerció los controles pertinentes y suficientes para establecer la
veracidad de unas sentencias judiciales. De hecho, el supuesto procedimiento empleado confirma aún más
su negligencia, toda vez que a pesar de decir que realizaron una serie de investigaciones para determinar
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la existencia de los procesos en que se fundamentaban los fallos, estos no fueron efectivos y rigurosos,
porque de haberlo sido, como se dijo anteriormente, con seguridad se hubiese constatado la falsificación
de las decisiones judiciales. Ahora, si bien la parte demandante alegó que el pago de las sentencias falsas
se encontraba amparada por el siniestro de “responsabilidad civil real o supuesta”, encuentra la Sala que
no es de recibo tal afirmación, por encontrar demostrado que en el caso sub examine el riesgo se
encuentra amparado perfectamente en la póliza de seguro NMA-300 de Seguros Colpatria S.A. pero en el
literal (a), en el que se estipuló: “Con sujeción a los términos de esta Póliza los Aseguradores
indemnizarán al Asegurado por las pérdidas resultantes de actos u omisiones de buena fe (excepto en lo
que se refiere a la Cláusula de Seguro (d) que den origen a un Reclamo hecho por primera vez por el
Reclamante en contra del Asegurado durante la Vigencia de la Póliza, siempre y cuando ese Reclamo
surja de la prestación de Servicios Financieros por parte del Asegurado a ese Reclamante después de la
Fecha Retroactiva y por: (a) pérdidas causadas por un acto negligente, un error negligente o una omisión
negligente por parte de un Empleado; (…)” (…) Así las cosas, la Sala encuentra que el riesgo reclamado
por Fiduprevisora S.A. a Seguros Colpatria S.A., se encuentra amparado por la póliza de seguro de manejo
global bancario de la cual hace parte la póliza NMA-3000 y en consecuencia se ordenará el pago de lo que
efectivamente se canceló por parte de Fiduprevisora S.A. en virtud de las falsas sentencias judiciales,
menos el deducible estipulado en el contrato de seguro de manejo global bancario, previas las siguientes
anotaciones: De acuerdo con las condiciones de la póliza de seguro de infidelidad y riesgos financieros No.
8001000184, el límite asegurado se compone de $90.000.000.000 por evento y $180.000.000.000 por
vigencia, con un deducible de $75.000.000. En ese orden de ideas se tiene que el monto total de los
perjuicios a reconocer bajo la figura de daño emergente, corresponderá a la actualización de cada uno de
los montos consignados en los comprobantes de egreso con aplicación de la siguiente fórmula.”
11. En casos de privación injusta de la libertad, si bien se demuestra la configuración de los supuestos
establecidos en el artículo 414 del Decreto 2700 de 1991, de llegarse a comprobar una falla del
servicio se aplicará, de preferencia, este título de imputación.
Síntesis del caso: El demandante fue detenido preventivamente sindicado del delito de concierto
para delinquir y fue absuelto porque se demostró que el hecho no existió, califica la privación de
la libertad de injusta.
Extracto: “como la absolución del demandante fue con fundamento en que el hecho no existió, el título
de imputación aplicable sería el objetivo de daño especial. Sin embargo, la Sala encuentra acreditada la
falla del servicio en la que incurrió la Nación- Policía Nacional por haber emitido un informe de
inteligencia en el que se afirmaba que el señor Escorcia se había reunido con el señor Meriño en una fecha
determinada, cuando en realidad el primero se encontraba en el lugar de sus actividades laborales. Y en
cuanto a la Nación- Fiscalía General de la Nación-, también se encuentra acreditada la falla del servicio
en la que incurrió al dictar orden de captura en contra del demandante con fundamento en un informe de
policía de dos folios que sólo ratificaba la información otorgada por el informante, sin especificar cuáles
fueron las labores de inteligencia realizadas, el número de veces que supuestamente se reunieron los
implicados y los lugares y fechas específicos donde ocurrían las reuniones. Esto demuestra la insuficiencia
probatoria del informe y la imposibilidad de considerarlo como un indicio grave en contra del sindicado.
En consecuencia, se declarará la falla en el servicio de la Nación- Fiscalía General de la Nación- por haber
ordenado la captura del hoy demandante con fundamento en las declaraciones de una persona y un
informe de policía incompleto, sin realizar las investigaciones pertinentes para corroborar la información
obtenida de aquellos. Si bien se encuentra demostrada la configuración de uno de los supuestos
establecidos en el artículo 414 del Decreto 2700 de 1991, consistente en que el hecho no existió, cuestión
que daría aplicación a un título de imputación objetivo, lo cierto es que las entidades demandadas
incurrieron en una falla del servicio, razón por la que se aplicará, de preferencia, este título de
imputación.”
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* Con aclaración de voto de los doctores Olga Mélida Valle de De la Hoz y Jaime Orlando Santofimio
Gamboa.
12.a. El daño ocasionado a persona privada de la libertad resulta imputable al Estado aún si la
jurisdicción ordinaria decreta la prescripción de la acción penal.
Síntesis del caso: Mediante sentencia del 15 de junio de 2006, el Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Santa Marta, Sala Penal, al desatar el recurso de apelación interpuesto por uno de los
sujetos procesales, declaró prescrita la acción penal en favor del señor Jorge Hernández Vecino,
quien había sido condenado por el Juzgado Penal del Circuito Especializado de la misma ciudad
como autor responsable de los delitos de falsedad en documento privado y estafa agravada.
Extracto: “[L]a privación de la libertad comporta un daño antijurídico también en los casos en que el
aparto jurisdiccional, en desarrollo de una investigación penal, desborda los términos para adelantar las
diferentes etapas del proceso sin proferir una decisión de fondo de cara a absolver o condenar
penalmente al procesado y como consecuencia pierde su función punitiva, por prescripción de la acción
penal. Allí es dable declarar la responsabilidad del Estado pues no se desvirtuó la presunción de inocencia
del procesado, lo que indefectiblemente conlleva la antijuridicidad de la medida impuesta.(…) el
acaecimiento del fenómeno prescriptivo no solo se erige como una garantía de rango constitucional en
favor de todas las personas que se ven involucradas en un proceso judicial de no soportar indefinidamente
en el tiempo los rigores de una investigación que el operador jurídico no adelantó en los términos
establecidos, principio que cobra más protagonismo en tratándose de procedimientos sancionatorios y que
logra materializar garantías de orden supranacional incorporadas a nuestra Constitución como parámetros
vinculantes de interpretación de los deberes y derechos protegidos por la norma suprema, sino también
acarrea para la administración el despojo de su función punitiva y con ello la asunción de todas las
consecuencias que su inoperatividad produce, de las que no se escapan las de tipo patrimonial derivadas
de la imposición de condenas en su contra. (…) si el Estado no logró desvirtuar la presunción de inocencia
del procesado dentro del término fijado por la ley adjetiva penal, verá comprometida su responsabilidad
patrimonial, en tanto dicha decisión revela su incapacidad para demostrar, dentro del plazo legalmente
previsto para ello, que aquel hubiese cometido el delito que le endilgó. (…) la obligación de adelantar el
proceso penal corresponde exclusivamente al Estado y no a los asociados, quienes se encuentran
amparados por la garantía de orden supranacional de la presunción de inocencia, la cual, en caso de ser
desvirtuada, lo debe ser a tal punto que permita con grado de certeza declarar la responsabilidad penal
en el delito investigado. (…) resulta desproporcionado exigirle a un ciudadano, que sin ningún tipo de
compensación, soporte tal limitación a su derecho fundamental de libertad, pues de ninguna manera ésta
constituye una carga pública que deba soportar, y por ende cuando el Estado no demuestre que el
procesado cometió la conducta que sirvió de base para imponer la medida de aseguramiento, habrá lugar
a declarar su responsabilidad patrimonial.”
Extracto: “el juez de la responsabilidad del Estado debe analizar, de oficio o a petición de parte, la
existencia de las causales de eximentes de responsabilidad del Estado, aplicables también en los
regímenes objetivos de responsabilidad, entre ellas, el hecho de la víctima (…) para que se configure
alguna de las causales de exoneración fuerza mayor, hecho de la víctima y hecho exclusivo y
dad; ii) su
imprevisibilidad y iii) su exterioridad respecto de la demandada y, en materia de privación injusta de la
libertad, se ha entendido que la regla general cuenta con una subregla de carácter especial según la cual
el hecho de la víctima que exonera de responsabilidad es aquel que puede ser calificado de dolo o culpa
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grave. (…) las consideraciones relativas a si el hecho de la víctima, esto es, la actuación dolosa o
gravemente culposa de la persona privada injustamente de su libertad, fue determinante para la
producción de este daño, es decir, si fue o no su causa eficiente, se circunscriben al análisis de
imputabilidad de este último, indispensable en cualquier juicio de responsabilidad, pero de ningún modo
implican un juicio sobre lo bien o mal fundado de la actuación de la autoridad que haya dispuesto la
captura o la imposición de la medida de aseguramiento de detención preventiva. (…) al margen de la
manera como el juez penal haya valorado o calificado la conducta desplegada por la persona privada de la
libertad, el de la responsabilidad bien puede concluir que, a la luz de las definiciones antes enunciadas,
se trató de una conducta dolosa o culposa que, de ser causa determinante de la captura o de la
imposición de la medida de aseguramiento, exoneraría al Estado de responsabilidad por los daños que la
detención haya podido causar. (…) el estudio de esa causal eximente de responsabilidad no puede, de
ninguna manera, llevar a poner en entredicho la inocencia del sindicado -declarada ya por el juez
competente para ello-, o el carácter injusto de la detención de la libertad padecida –derivado de la
decisión final absolutoria-; aunque, sin lugar a dudas, sí supone admitir que dicha privación puede ser
imputable a la misma víctima cuando quiera que, por haber actuado de forma dolosa o culposa, esto es,
con incumplimiento de los deberes de conducta que le eran exigibles, se expuso al riesgo de ser objeto de
una medida de aseguramiento de detención preventiva. (…) el señor Hernández Vecino al aportar
documentación falsa de cara a obtener su crédito hipotecario, al destinar el dinero dado por la entidad
bancaria para la compra del inmueble sobre el que se constituyó la garantía real para uso personal, al
haber registrado en la escritura de compraventa un valor muy superior al que realmente había pagado y al
haber entregado dineros a un familiar de uno de los funcionarios del banco que participó en su
aprobación, desconoció abiertamente los deberes mínimos que le impone el ordenamiento jurídico a
quienes desarrollan relaciones de tipo comercial, las que deben atender en todo caso al postulado de
buena fe. (…) habiendo sido determinada única y exclusivamente por el actuar gravemente culposo del
señor Hernández Vecino al desconocer el deber de observar el postulado de buena fe en la suscripción y
ejecución del contrato de mutuo, la privación injusta de la libertad de la que fue objeto no le es
imputable a la parte demandada, sino a él mismo; razón por la que hay lugar a confirmar la sentencia de
primera instancia, denegatoria de las pretensiones de la demanda.”
13. En casos en los que se alega un daño ambiental y este conlleva afectaciones individuales o
subjetivos derivados del incumplimiento de un contrato, el medio de control idóneo para solicitar la
indemnización de perjuicios es el de controversias contractuales.
Síntesis del caso: El 23 de agosto de 1993, entre Ángela María Narváez Muñoz (arrendadora) y el
municipio de Tuluá (arrendatario) fue celebrado un contrato de arrendamiento, cuya duración
fue pactada a 5 años; el arrendatario se obligó a darle tratamiento adecuado al terreno como lo
dispone el Decreto 2104 para el tratamiento de Rellenos sanitarios, a no dar al lote una
destinación diferente y a pagar el precio de la renta dentro de los plazos estipulados, el
arrendatario declaró recibir el inmueble a satisfacción y a devolverlo en las condiciones
topográficas semejantes a la de los terrenos colindantes al relleno sanitario una vez finalizado el
término del contrato o de su prórroga, posteriormente el municipio de Tuluá, dio en concesión a
la empresa URBASEO TULUÁ S.A. E.S.P., la prestación del servicio de aseo urbano, incluyendo
todos los componentes funcionales que esta actividad requiere. Mediante auto del 14 de agosto
de 1997, la corporación autónoma regional del Valle del Cauca formuló pliego de cargos contra
URBASEO S.A. E.S.P. por violación de la Ley 99 de 1993 y del Decreto 605 de 1996, básicamente
por la falta de adecuación del terreno donde el municipio de Tuluá depositaba las basuras;
posteriormente el ente territorial ordenó a URBASEO S.A. E.S.P. suspender la disposición final de
basuras en el relleno sanitario y hacer entrega del terreno con el tratamiento técnico requerido
para evitar una mayor contaminación. El 24 de octubre de 1997 las partes acordaron terminar
bilateralmente el contrato y el 5 de diciembre se realizó la entrega del terreno, por parte del
municipio de Tuluá, a los representantes de la arrendadora del inmueble, quien demandó por
incumplimiento contractual.
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Extracto: “el daño ambiental puede traer como consecuencia, por vía de reflejo o de manera indirecta ,
lesión o daño a los derechos subjetivos de uno o varios sujetos determinados o determinables, caso en el
cual el perjuicio indemnizable no es el mismo que se deriva de la afectación del derecho público colectivo
al goce de un ambiente sano, sino es el que atañe a la esfera individual de las personas, que puede
revestir connotación patrimonial (daño emergente y lucro cesante) o extrapatrimonial (daño moral, a la
salud, etc.). Los mecanismos idóneos para obtener la reparación de estos últimos son las acciones de
reparación directa, de nulidad y restablecimiento del derecho y de controversias contractuales y las de
grupo cuando quiera que el daño a los derechos subjetivos se extienda a un número plural o conjunto de
personas que se hallen en condiciones uniformes; para su estructuración, se requiere de la concurrencia
de los elementos constitutivos de la responsabilidad, conforme a su naturaleza, clase y disciplina
normativa. Así, debe diferenciarse el daño ambiental del daño inferido a los intereses subjetivos como
consecuencia indirecta de aquél. Para la protección de los derechos colectivos, de los cuales forma parte
el goce de un ambiente sano, el ordenamiento jurídico instituyó la acción popular, cuya estirpe
preventiva, interruptora, restitutoria y de indemnización permite brindar un adecuado manejo al peligro,
la amenaza, la vulneración o del daño al ambiente, aunque es de anotar que la protección del derecho al
ambiente sano también puede obtenerse a través del contencioso de nulidad simple, cuando el menoscabo
o la amenaza se concreten en un acto administrativo (caso de las licencias ambientales); pero, cuando la
vulneración de ese derecho colectivo afecta de manera conexa intereses subjetivos, los mecanismos
idóneos para la reparación de éstos son las acciones de reparación directa, de nulidad y restablecimiento
del derecho, de controversias contractuales y de grupo, según cada caso específico. (…) el objeto del
presente proceso radica en la declaración de incumplimiento del contrato de arrendamiento celebrado
entre las partes (arrendadora y arrendatario) el 23 de agosto de 1993 y en la definición en torno a la
indemnización de los perjuicios subjetivos que puedan haberse causado a la demandante, como
consecuencia del actuar contrario a derecho del arrendatario.”
SECCIÓN CUARTA
1.a. El servicio notarial está gravado con el impuesto de industria y comercio independiente de que
haya sido o no señalado en los acuerdos municipales como actividad análoga a los servicios
considerados como gravados en la Ley 14 de 1983.
Síntesis del caso: A través de dos procesos que fueron acumulados en primera instancia, varios
ciudadanos solicitaron la nulidad de las expresiones “Protocolización, autenticación de
documentos y demás actividades realizadas por las notarías” contenidas en el artículo 48 del
Acuerdo Distrital 011 de 29 de diciembre de 2006 expedido por el Concejo Distrital de Santa
Marta y la Alcaldía Distrital de Santa Marta. El demandante del proceso 2011-00133-00, adujo que
el servicio que prestan las notarías no es de naturaleza comercial o industrial ni análogo o similar
a los servicios gravados expresamente por el Decreto Ley 1333 de 1986. La potestad de incluir a
los sujetos en el impuesto de industria y comercio depende que los servicios que presten
constituyan una actividad que por su naturaleza, pueda ser calificada legalmente como mercantil
o industrial. Es desatinada la comparación del acuerdo demandado al equiparar la actividad
notarial con las actividades descritas en el artículo 199 del Decreto Ley 1333 de 1986. La voluntad
del legislador nunca ha sido la de permitir o sugerir que la actividad notarial se considere de
naturaleza comercial o industrial. Mientras que en el proceso 2010-00250-00, los demandantes
alegaron que el servicio de las notarías no es de naturaleza comercial o industrial, ni mucho
menos análogo, y el artículo demandado está viciado de nulidad por falta de competencia y
violación a las normas superiores. La actividad notarial es un servicio público que implica el
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Extracto: “…La Sala, en esta oportunidad, reitera que el servicio notarial, tal como se precisó
anteriormente, es función pública y servicio público, gravado con el impuesto de industria y comercio,
pues en calidad de servicio, corresponde a una actividad análoga a las previstas en el artículo 36 de la Ley
14 de 1983. 2.6 Del caso concreto. Mediante el Acuerdo 011 de 2006, el Distrito de Santa Marta reguló,
entre otros, el impuesto de industria y comercio. El artículo 12 dispuso que todas las actividades
industriales, comerciales y de servicio que se realicen o se ejerzan en la respectiva jurisdicción distrital
son materia imponible del impuesto. El artículo 48 definió las actividades de servicios, así:…Dado que la
demanda está orientada a que se determine que el servicio de notaría no es análogo a las actividades de
servicios establecidas en el artículo 48 del Acuerdo 011 de 2006, la Sala decide denegar las pretensiones
de nulidad de la expresión Protocolización, autenticación de documentos y demás actividades realizadas
por las notarías prevista en el acuerdo anotado, por las consideraciones expuestas anteriormente, en las
que se aludió a reiterada jurisprudencia de la Sala. En efecto, como se puede apreciar, el Distrito de
Santa Marta optó por gravar las actividades de servicios y, para el efecto, no solo enlistó las actividades
que consideró gravadas, sino que también incluyó expresamente el servicio que prestan las notarías. No se
limitó a remitir a la expresión “análoga”. En esas condiciones, no existe mérito para anular la expresión
“Protocolización, autenticación de documentos y demás actividades realizadas por notarías…”.
Extracto: “…De la jurisprudencia de la Corte Constitucional se infiere que el servicio notarial tiene las
condiciones de servicio público y de función pública. Así lo ha precisado la Sala de manera reiterada: “Las
precisiones jurisprudenciales puestas de presente, más que descartar el carácter de servicio público del
servicio notarial, resaltan, además, el carácter de función pública del mismo; igualmente, puntualizan que
las nociones de servicio público y función pública no son excluyentes ni contradictorias, motivo por el cual es
dable entender que por ser una función pública la actividad notarial no deja de ser un servicio público; es
más bien, un servicio público que envuelve el ejercicio de una función pública, a diferencia de los servicios
públicos que no tienen tal alcance, como lo es el servicio público de transporte”. La Sala considera que la
actividad administrativa, que consiste en actividades estatales tendientes a desarrollar, cumplir y
ejecutar los mandatos constitucionales y los mandatos de la ley, se ejecuta mediante la función
administrativa y el servicio público. La función administrativa implica la ejecución formal o jurídica de los
mandatos constitucionales y legales mediante la expedición de actos jurídicos, y el servicio público
implica la ejecución material o técnica de los mismos mandatos constitucionales y legales en aras de
satisfacer las necesidades sociales. En el caso de la actividad notarial, la Sala considera que se trata de la
ejecución formal o jurídica, esto es, se trata de una función pública, la de dar fe. Además, el notario se
vale de toda una infraestructura administrativa para ejecutar la actividad notarial, lo que denota la
ejecución material de la función. En otras palabras, denota la prestación del servicio público. De hecho,
la función pública necesita siempre del servicio público de tipo administrativo para poder desarrollarse.
En otros términos, la función pública del Estado (legislativa, judicial, administrativa, notarial, etc.)
requieren de una administración de insumos y talento humano, aspecto que se organiza como un servicio
de apoyo. Empero, la función pública y el servicio público son dos nociones distintas…”.
NOTA DE RELATORÍA: Se confirmó la decisión de primera instancia en cuanto a negar las pretensiones de
nulidad de las expresiones demandadas del artículo 48 del Acuerdo Distrital 011 del 29 de diciembre de
2006 expedido por el Concejo Distrital de Santa Marta y la Alcaldía Distrital de Santa Marta.
2.a. Los ingresos por venta de bienes en los almacenes in bond al considerarse exportaciones no están
gravados con el impuesto de industria y comercio.
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Síntesis del caso: Seis sociedades presentaron en el Distrito Capital las declaraciones bimestrales
del impuesto de industria y comercio, por los años 2005 a 2008, en las que liquidaron el impuesto
a cargo sobre los ingresos obtenidos en cada período por la venta de productos extranjeros en
depósitos francos a viajeros con destino al exterior, comúnmente conocidos como venta en
almacenes in bond. A raíz del Concepto 1200 de 2009 de la Secretaría de Hacienda Distrital se
precisó que la reexportación de productos importados ubicados en depósitos francos se considera
exportación y por tanto los ingresos por ese concepto son deducibles del impuesto de industria y
comercio. Los ahora demandantes solicitaron la devolución del impuesto que liquidaron y pagaron
sobre los ingresos percibidos por la venta de productos extranjeros en depósitos francos a
viajeros con destino al exterior, pero el Distrito Capital a cinco de la sociedades, les negó la
devolución porque en su parecer se debía corregir las declaraciones para incluir la deducción por
exportaciones y después solicitar la devolución. A la otra sociedad le devolvió sin reconocer
intereses. Los demandantes afirman que respecto al pago de lo no debido que hicieron, tienen
derecho al reconocimiento de intereses legales del Código Civil, así como a los intereses
corrientes y moratorios previstos en el artículo 863 del Estatuto Tributario.
Extracto: “…De acuerdo con el artículo 154 numeral 5 del Decreto 1421 de 1993, la base gravable del
impuesto de industria y comercio en el Distrito Capital está conformada por los ingresos netos del
contribuyente obtenidos durante el período gravable. Para determinar los ingresos netos toman los
ingresos ordinarios y extraordinarios y de estos se restan los correspondientes a actividades exentas y no
sujetas, así como las devoluciones, rebajas y descuentos, exportaciones y la venta de activos fijos. De
manera coherente, el artículo 42 del Decreto Distrital 352 de 2002 prevé, en lo pertinente, lo siguiente:
…Así pues, en lo que interesa a este asunto, los ingresos por exportaciones no conforman la base gravable
del impuesto de industria y comercio. Por su parte, de conformidad con los artículos 64 y 303 del Estatuto
Aduanero (Decreto 2685 de 1999), la reexportación de productos importados temporalmente ubicados
en los depósitos francos se considera una modalidad de exportación. En consecuencia, los ingresos que
obtengan las sociedades que se dediquen a la comercialización de bienes por el sistema in bond, según la
regulación de los depósitos francos, no hacen parte de la base gravable del ICA. Por lo tanto, por mandato
legal, los contribuyentes del impuesto de industria y comercio no están obligados a incluir dentro de la
base gravable del impuesto, los ingresos por exportaciones, como los provenientes de las ventas de bienes
por el sistema in bond. Así lo corroboró posteriormente el Concepto 1200 de 2009 expedido por la
Secretaría de Hacienda de la Alcaldía Mayor de Bogotá. En el caso en estudio, se encuentran probados y
no se discuten los siguientes hechos: La actividad de las demandantes es, en general, la comercialización
de bienes por el sistema in bond, según la regulación administrativa de los depósitos francos de productos
nacionales e importados y para viajeros al exterior. Por los periodos 1 a 6 de los años 2006 a 2008 y 1 a 5
del año gravable 2009, la parte demandante declaró y pagó ICA en el Distrito Capital e incluyó dentro de
la base gravable del impuesto, los ingresos provenientes de las operaciones por el sistema in- bond. Lo
anterior, a pesar de que el artículo 154 numeral 5 del Decreto 1421 de 1993 dispuso que tales ingresos no
hacen parte de la base gravable del ICA. … En consecuencia, la actora tenía derecho a la devolución del
impuesto de industria y comercio que pagó por los periodos en discusión. También tenía derecho al
reconocimiento y pago de los intereses del artículo 863 del Estatuto Tributario, en concordancia con el
artículo 154 del Decreto 807 de 1993…”.
Extracto: “…En consecuencia, fue la parte actora quien decidió incluir en sus declaraciones, como
gravados, los ingresos provenientes de las exportaciones. Así lo reconoció en la demanda, pues aceptó que
sus ingresos corresponden a exportaciones, por cuanto la totalidad de las ventas se efectúan a viajeros
con destino al extranjero, de acuerdo con la regulación correspondiente a depósitos francos y que estos
ingresos no están gravados con el ICA. Asimismo, reconoció que desde su habilitación como titular de
depósitos francos presentó las declaraciones de ICA. Por su parte, el Distrito Capital también reconoció
que la parte demandante presentó sus declaraciones de manera voluntaria, pues sostuvo que el pago del
impuesto fue consecuencia de “un querer unilateral de la sociedad actora, es decir, no hubo una
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actuación de la Administración que estimulara la realización del pago que se devolvió”. En consecuencia,
la actora tenía derecho a la devolución del impuesto de industria y comercio que pagó por los periodos en
discusión. También tenía derecho al reconocimiento y pago de los intereses del artículo 863 del Estatuto
Tributario, en concordancia con el artículo 154 del Decreto 807 de 1993. No obstante, no se actualiza la
suma devuelta por concepto del ICA, desde la fecha en que pagó el impuesto hasta la fecha en que el
demandado le negó la devolución, pues, se insiste, fue un pago que la actora efectuó voluntariamente, a
pesar de que la ley excluyó de la base gravable del impuesto de industria y comercio, los ingresos por
exportaciones…”.
c. En la devolución del pago de lo no debido no proceden los intereses corrientes cuando la suma
devuelta no estuvo en discusión.
Extracto: “…En consecuencia, el Distrito Capital debe reconocer intereses moratorios a SANTAFÉ DUTY
FREE LTDA (hoy SANTAFÉ DUTY FREE S.A.S) sobre los $381.509.000, desde el 7 de septiembre de 2010,
que es el día siguiente al vencimiento del plazo para devolver, hasta la fecha en que giró el cheque,
emitió el título o efectuó la consignación respectiva. De acuerdo con el artículo 863 del Estatuto
Tributario Nacional, no proceden los intereses corrientes porque la suma devuelta no estuvo en discusión.
Por las razones anteriores, se modifica el numeral segundo de la parte resolutiva de la sentencia apelada
para ordenar, respecto a las demandantes, menos SANTAFÉ DUTY FREE LTDA (hoy SANTAFÉ DUTY FREE
S.A.S), además de la devolución del impuesto y el reconocimiento y pago de los intereses corrientes en los
términos que dispuso el a quo, el reconocimiento y pago de los intereses de mora, a partir de la
ejecutoria de esta providencia hasta la fecha del pago por el Distrito Capital. Y en favor de SANTAFÉ DUTY
FREE LTDA (hoy SANTAFÉ DUTY FREE S.A.S) se ordena el reconocimiento y pago de intereses de mora
desde el vencimiento del plazo para devolver (7 de septiembre de 2010) hasta cuando el Distrito Capital
pagó dicha suma…”.
3.a. Los contribuyentes no obligados a llevar contabilidad no pueden solicitar la deducción por
depreciación de activos fijos en la declaración de renta, ya que se requiere el registro contable de la
depreciación.
Síntesis del caso: Un ciudadano solicitó la nulidad del Concepto 16805 del 2 de marzo de 2001
expedido por la División de Normativa y Doctrina Tributaria de la DIAN, según el cual los
contribuyentes no obligados a llevar contabilidad no pueden fiscalmente hacer uso de la
deducción por depreciación, ya que la ley tributaria exige que la depreciación se lleve en
registros contables en la forma que indique el reglamento. Según el demandante el concepto
vulnera el artículo 363 de la Constitución Política relacionado con los principios de equidad y de
progresividad ya que al no permitir la deducción por depreciación de activos fijos a los
contribuyentes no obligadas a llevar contabilidad, les asigna una carga excesiva, toda vez que se
aumenta la base de tributación de esos contribuyentes. Aduce que la depreciación no la causa un
registro contable sino el desgaste o deterioro por el uso del bien y el legislador al establecer el
beneficio de la deducción por depreciación, no diferenció entre obligados y no obligados a llevar
contabilidad.
Extracto: “…A partir de las anteriores consideraciones, el Despacho advierte que de la interpretación
sistemática de las normas que regulan la deducción por depreciación se evidencia que la prerrogativa
fiscal sólo opera para los sujetos obligados a llevar contabilidad, pues la determinación de las cuotas
anuales de depreciación de un activo fijo tangible se da como resultado de un proceso de carácter
contable, que por expresa disposición legal debe registrarse en la contabilidad del contribuyente. Es por
eso que el Estatuto Tributario sí estableció un tratamiento diferenciado en lo que respecta a la deducción
por depreciación, disponiendo que los contribuyentes que no están obligados a llevar contabilidad no
pueden acceder a la misma. No existe la invocada violación a los principios de equidad y de progresividad
del sistema tributario porque, como se indicó, los sujetos obligados a llevar contabilidad no están en las
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mismas condiciones que los sujetos que ocasionalmente ejecutan actividades de índole mercantil o de
otras actividades y que, por tanto, no deben llevarla, en razón a que los primeros realizan habitualmente
dichas actividades y están sometidos a un tratamiento legal diferente. Como lo anotó el actor, el principio
de equidad en materia tributaria busca ponderar la distribución de las cargas y de los beneficios fiscales
de los contribuyentes, con el fin de evitar excesos que no consulten la capacidad económica de los
mismos; por lo tanto, sería inequitativo que aquellos contribuyentes que en razón de sus actividades
deben cumplir con el deber formal de llevar contabilidad en debida forma, con todas las obligaciones que
esto implica, estén en igualdad de condiciones con los sujetos que no están obligados a hacerlo, cuya
capacidad contributiva no puede ponderarse por el ejercicio esporádico de una actividad mercantil o por
el hecho de no estar obligados a no llevar la contabilidad. Por último, la Sala observa que el concepto
demandado no está imponiendo una carga tributaria excesiva, como lo afirma el demandante, porque la
carga tributaria es una sola, tanto para los obligados como para los no obligados a llevar contabilidad; lo
único que precisa es que para poder hacer uso de la deducción por depreciación en el impuesto sobre la
renta, tal como lo dispone el artículo 141 del E.T., ésta debe registrarse contablemente, a diferencia de
otras deducciones que aplican para todos los contribuyentes. En consecuencia, la Sala denegará las
súplicas de la demanda…”.
Extracto: “…El artículo 19 del Código de Comercio estableció que, por regla general, todos los
comerciantes están obligados a “llevar contabilidad regular de sus negocios conforme a las prescripciones
legales”, y es comerciante toda persona que realice profesionalmente las actividades consideradas por la
ley como mercantiles, ya sea personalmente o por interpuesta persona. Así, por regla general, la
obligación formal de llevar contabilidad está dada en función de la realización profesional y habitual de
actividades mercantiles, conceptos que al definir la calidad de comerciante de un sujeto implican un
tratamiento legal diferenciado con respecto a las personas que ocasionalmente desarrollan actos de
naturaleza mercantil y que, al no ser considerados comerciantes, no deben llevar contabilidad. En otras
palabras, las obligaciones que en materia contable recaen sobre los comerciantes, en razón de sus
actividades y de la habitualidad con las que las realizan, no son las mismas que para las personas que no
acreditan tal condición, por lo que no se trata de sujetos sobre los cuales se exija un tratamiento
igualitario por parte de la ley, ya que no están en las mismas condiciones de hecho y de derecho…Se
evidencia, entonces, que la contabilidad, al contener el registro de las actividades que los sujetos
obligados a llevarla ejecutan, permite identificar, medir, clasificar, analizar, evaluar e informar las
operaciones por estos realizadas, de forma clara, completa y fidedigna, lo que para efectos fiscales
permite determinar las cargas tributarias en cabeza de los contribuyentes…De lo expuesto, se concluye
que el tratamiento fiscal que en materia contable recae sobre los comerciantes, está constituido por una
serie de deberes y prerrogativas originados en la naturaleza misma de las actividades que realizan
habitualmente, los cuales no aplican a los sujetos que no están obligados a llevar contabilidad y que, por
consiguiente, no se encuentran en las mismas condiciones de aquellos…”
NOTA DE RELATORÍA: Se denegaron las súplicas de la demanda contra el Concepto DIAN 16805 del 2 de
marzo de 2001 expedido por la División de Normativa y Doctrina Tributaria.
4.a. No están gravadas con el impuesto de industria y comercio las primas de seguros previsionales y
la rentas vitalicias por ser recursos de destinación específica para la seguridad social y por existir
prohibición constitucional para imponer tributos sobre aquellos.
Síntesis del caso: Una aseguradora en los años 2005, 2006, 2007 y 2008 presentó y pagó las
declaraciones de industria y comercio, en la que incluyó en el renglón de “ingresos netos
gravables” valores correspondientes a recursos de la seguridad social en pensiones. En septiembre
de 2010, la entidad financiera solicitó ante la Dirección de Impuestos Distritales la devolución del
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Extracto: “…Claro lo anterior, la Sala considera que los seguros previsionales y las rentas vitalicias que
tengan por destino garantizar la cobertura de las pensiones, mediante la protección de las
contingencias que afectan a las personas afiliadas o beneficiarias, hacen parte del Sistema de Seguridad
Social.. Al tener tal naturaleza –recursos de seguridad social-, las primas de seguro previsionales y las
rentas vitalicias son de destinación específica, esto es, no pueden ser empleados para fines diferentes a
la seguridad social. Así lo establece expresamente el artículo 48 de la Constitución Política al disponer “no
se podrán destinar o utilizar los recursos de las instituciones de la seguridad social para fines diferentes a
ellas”. Lo anterior porque tales recursos son indispensables para el funcionamiento del sistema de
seguridad social, y en esta medida están todos articulados para la consecución del fin propuesto por el
Constituyente de garantizar a todos los habitantes el derecho irrenunciable a la seguridad social. Sobre el
alcance de este mandato constitucional, la Sala ha señalado que los recursos del sistema tanto en salud
como en pensiones no pueden ser destinados a un objeto diferente dentro del sistema, lo que incluye la
prohibición para el Estado de imponer tributos sobre tales recursos. Primero, porque en razón de su
carácter parafiscal, no le pertenecen ni a la Nación ni a los entes territoriales y, como tales, estos últimos
no tienen facultad impositiva sobre ellos. Segundo, dada la destinación específica que frente a los
recursos de la seguridad social estableció el artículo 48 constitucional, cuyo propósito es procurar que los
recursos se destinen totalmente a la satisfacción de la seguridad social en pensiones sin que se vean
afectados por impuestos. De tal manera que, los recursos del sistema de seguridad social, como los
analizados, no son materia imponible, razón por la cual no pueden ser gravados por ninguna autoridad que
detente la facultad impositiva, incluidos, los entes territoriales…En este sentido, carece de fundamento la
afirmación hecha por el Distrito Capital, que considera viable la imposición de tributos a los recursos de la
seguridad social. En esa medida, no existe causa legal para pagar tributos sobre los recursos de seguridad
social...”.
b. El pago por concepto del impuesto de industria y comercio sobre las primas previsionales y las
rentas vitalicias constituye un pago de lo no debido, sobre el cual procede su devolución y los
correspondientes intereses corrientes y moratorios.
Extracto: “..Así las cosas, los pagos del impuesto de industria y comercio realizados sobre las primas de
seguro previsional y rentas vitalicias, constituyen pagos de lo no debido, pues no existe un título o
fuente de donde emanara la obligación de liquidar y pagar dicho tributo, pues como se explicó, por
mandato constitucional esos recursos no son materia imponible… Ahora bien, es importante precisar que
los pagos fueron realizados en los años 2005, 2006, 2007 y 2008 y, por tanto, debían solicitarse en
devolución en el término de 5 años, por cuanto para dicha época se encontraba vigente la Ley 791 de
2002, que redujo el término de prescripción de la acción ejecutiva. Teniendo en cuenta que el impuesto
del 4 bimestre del año 2005, fue declarado y pagado el 27 de septiembre de 2005, el plazo de prescripción
vencía el 27 se septiembre de 2010. Dado que la petición de devolución se presentó el 30 de septiembre
de 2010, la devolución se presentó de forma extemporánea…En consecuencia, la actora tiene derecho a
obtener la devolución del impuesto de industria y comercio pagado por concepto de primas de seguro
previsionales y renta vitalicia por los bimestres 5 al 6 de 2005, 1 al 6 de 2006, 1 al 6 de 2007 y 1 al 3 del
2008, en la suma de $3.449.461.000…En relación con los intereses que proceden sobre los impuestos
devueltos, la Sala ha señalado que son los intereses corrientes y de mora establecidos en el artículo 863
del Estatuto Tributario, aplicable a los pagos en exceso o de lo no debido por remisión de los artículos
850 y 855 ibídem. En casos similares al estudiado –devolución de pago de lo no debido- ha reconocido
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intereses corrientes desde la fecha de la notificación del acto administrativo que negó la devolución,
hasta la notificación del acto que confirma total o parcialmente el derecho a la devolución, y en caso de
ser sometido a control de legalidad ante la jurisdicción, hasta la notificación de la providencia que
reconozca el derecho de devolución…Los intereses de mora se causan desde el vencimiento del término
para devolver la suma pagada en exceso o no debida, hasta la fecha del pago, porque por su naturaleza
sancionatoria, se generan desde que la administración se encuentra en mora en la devolución del dinero,
esto es, desde que la obligación se hace exigible, lo que ocurre, cuando el caso está en sede
jurisdiccional, desde la ejecutoria de la sentencia que declara el pago en exceso o de lo no debido.
SECCIÓN QUINTA
1. Se niega la solicitud de aclaración y adición del fallo que declaró la nulidad del Acuerdo por medio
del cual se eligió a Gustavo Orlando Álvarez Álvarez como rector de la Universidad Pedagógica y
Tecnológica de Colombia para el período 2015-2018.
Síntesis del caso: Decide la Sala las solicitudes de aclaración y adición del fallo del 3 de marzo de
2016, que declaró la nulidad del Acuerdo Nº 042 del 26 de noviembre de 2014 por medio del cual
se eligió a Gustavo Orlando Álvarez Álvarez como Rector de la UPTC para el período 2015-2018.
Extracto: “El primer argumento expuesto por el peticionario consiste en que la Sala no expresó bajo qué
causal se declaraba la nulidad para de allí poder derivar las consecuencias y efectos de la misma, sin que
indicara de forma concreta cómo tal circunstancia incide en el sentido de la decisión. Lo anterior implica
que esta alegación no da lugar a que la Sala analice de fondo la solicitud de aclaración, no obstante lo
cual, contrario a lo afirmado por el memorialista, desde la fijación del litigio en la audiencia inicial se
determinó como problema jurídico a resolver el siguiente: “Si el acto que designó como Rector de la
UPTC al señor Gustavo Alvarez Alvarez, esto es el Acuerdo No. 042 del 26 de noviembre de 2014, se
expidió con infracción de las normas en que debía fundarse, por expedición irregular, por falsa motivación
y por haberse elegido un candidato que no reúne las calidades y requisitos de elegibilidad, por:
Vulneración del Parágrafo del artículo 1º del Acuerdo No. 008 del 12 de marzo de 2014 del CSU de la
UPTC, por cuanto esta norma no prevé que el rector de la Universidad sea a su vez candidato a dicho
cargo, como sucedió con el demandado. Además, por cuanto la norma violada no dispone que la
reelección está permitida para quien “sea rector” sino “quien haya sido rector” y el demandado nunca
dejó de serlo. Guardando absoluta concordancia con la fijación del litigio, en la sentencia cuya aclaración
se solicita se analizó la legalidad del acto de elección de cara a las normas jurídicas en que debía
fundarse, en el caso concreto, los Estatutos Generales de la UPTC y el ordenamiento superior (...) Con
respecto a la alegación sobre falta de competencia del Consejo de Estado por la autonomía del ente
universitario, la Sala recuerda que este cuestionamiento no fue planteado en las contestaciones a la
demanda presentadas ni tampoco fue objeto de debate en la audiencia inicial donde se fijó el litigio y se
sanearon las posibles irregularidades en que se pudiera haber incurrido. En virtud de lo expuesto y en
consideración a que no concurren en el caso concreto los presupuestos exigidos para la procedencia de la
aclaración del fallo, por cuanto el mismo no contiene frases que ofrezcan verdadero motivo de duda,
contenidas en la parte resolutiva de la decisión o con clara influencia en la misma, se negará la solicitud
(...) En relación con la fijación de los efectos del fallo derivado de haberse declarado únicamente la
nulidad del acto de elección, la Sala pone de presente que, en virtud de lo dispuesto en los artículos 139 y
163 de la Ley 1437 de 2011, en materia electoral el acto que debe atacarse en nulidad es el que declara la
elección y sobre el cual el juez contencioso debe resolver acerca de su legalidad, lo cual conllevó a que
en la parte resolutiva de la sentencia del 3 de marzo del año en curso la Sala únicamente se pronunciara
respecto del acto demandado.”
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Auto del 7 de abril de 2016. Exp. 11001-03-28-000-2015-00002-00 M.P. ROCÍO ARAÚJO OÑATE
Síntesis del caso: El problema jurídico se contrae a establecer si hay lugar a confirmar o a
revocar la decisión de declarar terminado el proceso por abandono, conforme a la previsión del
literal g) numeral 1º del artículo 277 del CPACA, toda vez que la parte actora realizó las
publicaciones tiempo después de la orden inicial impartida al efecto, aunque bajo dos
circunstancias que hacen sui generis el caso, a saber: i) los demandados censuraron
irregularidades en la notificación personal y pidieron al Tribunal subsanar la situación y que
volviera a surtir dichas diligencias y ii) el a quo ordenó efectuar las notificaciones personales a
los demandados y entregó el aviso de publicación de 6 de mayo de 2015 al actor.
Extracto: “Es viable afirmar que desde hace mucho tiempo la legislación contencioso administrativa en
forma específica para la materia electoral ha consagrado en forma explícita un hecho constitutivo de
terminación anormal del proceso, consistente en el abandono del proceso por falta de las publicaciones
(…) Precisamente, para determinar la naturaleza e incidencia de la conducta procesal pasiva, el legislador
es quien debe en forma explícita generar la consecuencia de extinción de la relación procesal, como en
efecto acontece con la previsión del abandono del proceso por falta de las publicaciones que ordena el
literal g) del numeral 1º del artículo 277 del CPACA (…) Como la norma pretranscrita es remisoria a todas
las notificaciones por aviso que contiene en su texto, la Sala observa que la notificación por aviso en la
nulidad electoral, se refleja en tres eventos, a saber: a) para el elegido o nombrado en cargo unipersonal
que no se ha podido notificar en forma personal dentro de los 2 días siguientes a la expedición del auto
admisorio; b) para el elegido cuando se demande la elección por las causales 5 (falta de calidades y
requisitos) y 8 del artículo 275 ib (doble militancia) que no se ha podido notificar en forma personal
dentro de los 2 días siguientes a la expedición del auto admisorio; c) para el elegido por voto popular a
cargos de corporaciones públicas al que le ha sido demandada la elección por las causales 1ª (violencia
contra nominadores, electores o autoridades electorales), 2ª (violencia contra documentos, elementos o
material electoral, sistemas de votación, información, transmisión o consolidación de resultados), 3ª
(falsedades), 4ª (indebido cómputo), 6ª (parentesco candidatos y testigos electorales y autoridades
escrutadoras) y 7ª (no residencia en la respectiva circunscripción) del artículo 275 CPACA relacionadas con
las irregularidades objetivas (del proceso eleccionario o de escrutinios). El medio de control electoral
tiene un procedimiento propio que prima sobre las normas del procedimiento ordinario del CPACA, en
materia de notificación, lo cual se encuentra conforme con el principio hermenéutico de que la regla
especial prima sobre la general. En este caso, la norma electoral aplicable es clara, en primer lugar
privilegia la notificación personal (literal a del numeral 1º), la que deberá intentarse en la dirección
suministrada en la demanda (...) De tal suerte, que si la notificación personal no se logra surtir en el
período legal (2 días) se procede a la notificación mediante la publicación del aviso de notificación, cuyo
plazo preclusivo de cumplimiento es de 20 días, so pena de padecer una de las sanciones más fuertes
procesalmente hablando como es la terminación del proceso por abandono. (…) para la Sección Quinta, es
innegable que a partir de la conducta procesal de los demandados, es viable en el caso concreto, escindir
las consecuencias de la figura del abandono del proceso en razón a las particularidades que acompaña al
grupo de los demandados (…) La Sala, confirmará parcialmente el auto apelado, exclusivamente frente a
unos demandados revocando así la declaratoria de terminación del proceso por abandono respecto de
otros.”
3. Se confirma auto que adicionó la providencia y accedió como medida provisional a la suspensión
del acto de elección de Mario Alejandro Tausa Ramírez como concejal del distrito de Santa Marta para
el periodo 2016-2019. Se establece cómo los rectores de las instituciones educativas ejercen
autoridad administrativa.
Síntesis del caso: El demandado presentó los siguientes argumentos con la finalidad que se
revoque la providencia impugnada: Afirmó que las funciones que desempeñan los rectores en los
planteles educativos, como el que regenta la hermana Mónica Patricia Tausa Ramírez, si bien son
administrativas, no necesariamente conllevan el ejercicio de autoridad administrativa, porque las
decisiones de fondo, la facultad autonómica independiente y las decisiones de importancia que
pudieran tener incidencias políticas como las de favorecer a un candidato por razones de
parentesco, no las toma un rector, sino otras instancias como el Ministerio de Educación, los
gobernadores, alcaldes, secretarios de educación e incluso los consejos directivos de esos
planteles educativos. Alegó que los rectores solo son ejecutores de las decisiones que vienen
adoptadas por otras instancias administrativas, y no está en sus manos tomar decisiones.
Extracto: “Para resolver debe tenerse en cuenta el numeral 4 del artículo 43 de la ley 136 de 1994: “De
las Inhabilidades de los Concejales”. Para que se configure la causal en el caso objeto de estudio, se
requiere, tal como lo ha dicho esta Corporación en oportunidades anteriores, que se configuren los
siguientes requisitos: (i) La existencia del vínculo por parentesco en segundo grado de consanguinidad,
entre el concejal elegido y el funcionario. (ii) Que dicho funcionario haya ejercido autoridad
administrativa, dentro de los doce (12) meses anteriores a la elección acusada, y (iii) Que la autoridad se
haya ejercido por ese funcionario en el mismo municipio o distrito por el cual resulto elegido el concejal.
En este caso se controvierte el segundo de los requisitos, puesto que para el recurrente, la señora Mónica
Patricia Tausa no ejerce funciones de autoridad administrativa al ser rectora de la institución educativa
Escuela Normal Superior María Auxiliadora. En relación con el concepto de autoridad administrativa, es
necesario remitirse al artículo 190 de la ley 136 de 1994 (…) Con fundamento en esta norma, se ha
establecido por parte de esta Sección que el concepto de autoridad administrativa comprende dos
criterios: Criterio orgánico: cuando las personas ejercen algunos de los cargos que señala la norma o los
correspondientes a los máximos niveles decisorios de la respectiva dependencia o entidad, es decir,
quienes toman las decisiones para dirigir la entidad correspondiente y Criterio funcional: cuando la
persona puede tomar decisiones correspondientes a aspectos relativos al manejo del personal vinculado
con la institución, a la ordenación del gasto, a la celebración de contratos, entre otras funciones. Ahora
bien, para establecer si los rectores de las instituciones educativas ejercen autoridad administrativa debe
tenerse en cuenta lo establecido tanto por la ley 715 de 2001 como por el decreto 1075 de 2015 (…) De
acuerdo con lo anterior, para esta Sección es claro que de las funciones que se establecen tanto en la ley
715 de 2001 como en el decreto 1075 de 2015, se tiene que el rector ejerce funciones de autoridad
administrativa puesto que es ordenador del gasto de los recurso del Fondo, celebra contratos que deban
pagarse con los recursos del fondo, decide sobre ciertas situaciones administrativas de los docentes y
puede imponer sanciones disciplinarias. De otra parte, en cuanto al argumento expuesto en el recurso de
apelación consistente en que las decisiones de fondo que pudieran tener incidencia política no las toma el
rector, sino otras instancias como el Ministerio de Educación, gobernadores, alcaldes, secretarios de
educación e incluso los consejos directivos de las instituciones educativas, debe decirse que de las
funciones establecidas en la ley y en el decreto antes mencionados, se encuentra que el rector sí ejerce
funciones de autoridad administrativa, ya que se reitera es ordenador del gasto, puede celebrar
contratos, otorgar permisos a los docentes, imponer sanciones disciplinarias, entre otras.”
4. Se admite demanda y se niega suspensión provisional del acto de elección de los representantes de
las comunidades afrodescendientes ante el Consejo Directivo de la Corporación Autónoma de la
Guajira (Corpoguajira). Se establece la finalidad del medio de control de nulidad electoral y el acto
susceptible de este control judicial.
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Síntesis del caso: En ejercicio del medio de control de Nulidad Electoral las demandantes
solicitaron la anulación del acto de elección contenido en el Acta de 18 de febrero de 2016 por
medio del cual las comunidades afrodescendientes asentadas en La Guajira escogieron como
representantes ante el Consejo Directivo de CORPOGUAJIRA a la señora Yohanis Beatriz Mejía
Mendoza (principal) y al señor Evaristo de Armas Córdoba (suplente). Corresponde a la Sala
analizar si está comprobada, en esta etapa procesal, la irregularidad que alegan las demandantes
de forma tal que se imponga al juez electoral suspender los efectos jurídicos del acto cuya
legalidad se estudia. En la cuestión previa de esta providencia se harán algunas precisiones
respecto a la acción electoral.
Extracto: “la Acción Electoral tiene como fin último realizar un control abstracto y objetivo de legalidad
en el que el juez verifica si el acto se encuentra o no conforme al ordenamiento jurídico. Se trata
entonces de un estudio de validez del acto electoral en el que se determina, entre otros, si su causa,
objeto y fin se corresponde con el marco normativo vigente. En consecuencia, una demanda electoral no
puede considerarse, como erróneamente lo manifiesta el apoderado de la representante elegida, como un
“fraude procesal”, sino como un ejercicio legítimo de la ciudadanía que, en uso de las acciones previstas
por el ordenamiento jurídico pretende que la autoridad judicial competente se pronuncie sobre la
legalidad objetivamente considerada del acto electoral. Decantado lo anterior, es importante señalar que
desde la perspectiva de la acción electoral los actos que son susceptibles de control son los enlistados en
el artículo 139 de la Ley 1437 de 2011, esto es: i) los actos de elección, ii) los actos de nombramiento y
iii) los actos de llamamiento a proveer vacantes, siendo los que los preceden actos preparatorios cuya
legalidad se controla al hacer el control del acto definitivo. En efecto, esta Sección en diversas
oportunidades ha precisado que el control de los actos de tramite o preparatorios se surte al estudiar la
legalidad de los actos definitivos contemplados en el artículo 139 ibídem (…) La Sección, amparada en su
facultad de interpretación de la demanda, entenderá que la causal invocada fue la de expedición irregular
y será bajo las características propias de esta censura que se estudiará el caso concreto. Respecto a esta
causal, la Sección Quinta ha sostenido que para que aquella se materialice no solo debe probarse la
existencia de una anomalía en la formación del acto, sino también que aquella fue de tal magnitud que
afectó de forma directa el sentido de la decisión. En otras palabras la irregularidad que se presente debe
ser sustancial, trascendental y con incidencia directa en el contenido y/o sentido del acto definitivo (…)
La Sala encuentra que el documento aportado por los citados consejos comunitarios sí es idóneo para dar
por acreditado el requisito contemplado en el Decreto 1076 de 2015, pues pese a que aquel no lleva el
nombre de certificación, sino resolución lo cierto es que en él se encuentran todos y cada uno de los
ítems que la norma contempla que debe contener la certificación expedida por la alcaldía
correspondiente (…) En consecuencia, no tiene importancia que los escritos aportados no se denominen
“certificación” sino “resolución”, pues a la larga lo que interesaba al proceso electoral adelantado por la
corporación autónoma era la información acerca de la ubicación, la junta y el representante legal de los
consejos comunitarios participantes, datos que claramente se encuentran contenidos en los documentos
analizados y, que por contera, pudieron ser analizados bajo esta misma perspectiva por Corpoguajira en la
actuación administrativa surtida (…) Para la parte actora, se debe decretar la suspensión provisional del
acto acusado, comoquiera que en la adopción del acto electoral se permitió la participación y votación de
5 consejos comunitarios que no acreditaron el cumplimiento del requisito referente a allegar copia del
acta en la que constara la designación del candidato postulado por la comunidad afrodescendiente. Al
respecto la Sala, por las razones que pasarán a explicarse, colige que tampoco es viable decretar la
suspensión provisional del acto acusado, con base en este cargo (…) si lo que pretenden las demandantes
no es que cada quien postule un candidato propio, sino que de entrada el consejo indique que apoya al
candidato de otro consejo, esta interpretación de la norma tampoco resulta viable ya que exigir este
requisito a los consejos comunitarios que no quieran postular a un candidato, implicaría que aquellos
tengan que anticipar el sentido de su voto, lo cual va en detrimento de la participación, dialogo y
construcción colectiva que debe permear un proceso democrático como el que aquí nos ocupa. En suma,
insiste la Sala, en que la interpretación razonable de la norma que se dice desconocida conlleva a
entender que la exigencia en comento es solo aplicable para aquellos consejos que deseen postular su
candidato. En consecuencia no es viable decretar la suspensión provisional del acto acusado.”
SALA DE CONSULTA
Síntesis del caso: El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural solicitó a la Sala de Consulta y
Servicio Civil emitir concepto sobre si resultan o no admisibles los cambios realizados por los
contratistas en la ejecución de los contratos mediante los cuales se formalizaba el otorgamiento
del Certificado de Incentivo Forestal (CIF) -que debían ejecutarse con estricta sujeción al PEMF-,
teniendo en cuenta que tales cambios obedecieron a problemas de tipo técnico y que ello no
implicó alteración en la cuantía de los mismos.
Extracto: Afirma el Ministerio que: (i) dentro del clausulado en general se pactó “…la obligación del
contratista de establecer y mantener una o varias especies forestales específicas en una cantidad de
hectáreas señaladas expresamente. La sumatoria de hectáreas arrojaba la totalidad del proyecto”, todo
ello en atención al proyecto de reforestación incluido en el Plan de Establecimiento y Mantenimiento
Forestal. (ii) que por parte del contratista, sin dar aviso a la entidad estatal, se modificaron las
condiciones del contrato a causa de una serie de eventos que impidieron la previsión de la totalidad de
contingencias, las cuales, de no ser atendidas y remediadas oportunamente hubieran desencadenado una
afectación grave en la ejecución del mismo. (iii) que así las cosas, existió un cambio en el número de
hectáreas establecidas por especie, lo que implicó el reemplazo de una por otra, sin que resultara
alterado el área total del proyecto, pero que finalmente no causaron ningún perjuicio al ecosistema, sino
que por el contrario se desarrollaron para generar las externalidades positivas. Si bien el proceso de
contratación no estuvo precedido de un pliego de condiciones, las normas especiales regularon el proceso
precontractual y el contenido del contrato, en especial el Decreto 1824 de 1994. En esta norma se
estipuló como requisito la “solicitud de elegibilidad”, presentada por el oferente, y el contenido mínimo
del formulario de solicitud de elegibilidad a diligenciar por el interesado, el cual debía contemplar: “Área
del proyecto y especies a utilizar”. El ordenamiento jurídico aplicable y el mismo contrato señalaban que
el PEMF solo podía ser modificado previa aprobación por escrito de la entidad estatal. Que el PEMF hacia
parte de las obligaciones del contrato para obtener el CIF, y en forma indubitable se ordena que el
proyecto de reforestación debe adelantarse “con estricta sujeción al PEMF”. No obstante, según el
contenido de la consulta, los contratistas realizaron en forma unilateral e inconsulta modificaciones a las
obligaciones contenidas en el contrato, en especial a la prestación pactada, sustituyendo unas especies
por otras, modificando la cantidad de hectáreas establecidas por especie, o redistribuyendo el número de
hectáreas de una especie, sin la autorización previa del Ministerio, y sin que se modificara previamente el
PEMF y/o el contrato. Se menciona que este proceder en general, no afectó la externalidad positiva
buscada con el medio contractual. Para la Sala, este proceder resulta contrario a las normas del Estatuto
de Contratación, que requerían la solemnidad del contrato modificatorio, y en abierta contravención a lo
previsto en el Decreto 1824 de 1994 para realizar el proyecto de reforestación con estricta sujeción al
PEMF. Si bien en algunos contratos pudieron haberse logrado las externalidades positivas de la
reforestación, y no se afectó el resultado, lo cierto es que la Administración no puede abdicar de su
mandato legal de dirección general del contrato, al dejar al arbitrio del contratista y a su decisión
unilateral la ejecución del objeto, y la modificación de la prestación, sin cumplir su función de control y
vigilancia en forma directa o mediante su supervisor o interventor. Con este comportamiento, se estarían
desconociendo los límites de orden temporal, formal y material para la modificación del contrato,
surgidas del ordenamiento jurídico, como se expuso, y no resulta viable admitir situaciones de hecho
como las planteadas en la consulta. De esta manera se desconoció lo pactado, pues es claro que las partes
debieron cumplir el contenido integral del contrato, o en su defecto, realizar las modificaciones al mismo
y al PEMF, con el cumplimiento de los requisitos legales. Asimismo debió realizar los estudios previos que
BOLETÍN DEL CONSEJO DE ESTADO Número 185 – 6 de mayo de 2016 PÁGINA 53
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justificaran el cambio de la estipulación inicial. Esta afirmación es igualmente válida con independencia
de que no haya sido alterado el valor pactado, pues el vínculo y obligatoriedad del contrato no se limita a
su objeto, sino a todo su contenido obligacional. (…) No se observa en los hechos descritos la razón por la
cual no se estudió la viabilidad del contrato modificatorio, y el motivo que impidió su perfeccionamiento.
Simplemente se menciona que al ejecutar la prestación surgieron situaciones que justificaban cambios en
el pacto inicial, lo cual debió implicar su análisis previo y la suscripción del contrato modificatorio. Ahora
bien, respecto de las eventuales reclamaciones y controversias contractuales, la Sala no observa que
quien procedió en forma unilateral al apartamiento del acuerdo que lo obligaba, y asumió su propio
riesgo, pueda sustentar su derecho en la conducta antijurídica respecto de lo pactado en el contrato y en
el Decreto 1824 de 1994, porque además lo estipulado en el contrato no resulta armónico con lo
ejecutado por el contratista. En estas circunstancias, con las formalidades establecidas en el
procedimiento consagrado en el artículo 86 de la Ley 1474 de 2011, o con la norma que estuviere vigente,
que garantice el debido proceso y el derecho de defensa, le corresponderá a la entidad evidenciar si
existió incumplimiento de las obligaciones del contratista, los hechos que la soportan, las causales de
justificación o de exoneración y demás que surjan en este procedimiento.
2. Cuando un miembro de una corporación pública haya sido sancionado con la expulsión de un
partido determinado, dicho sancionado no puede vincularse a una bancada política diferente a
aquella que lo inscribió como candidato y le impuso la sanción, toda vez que incurriría en doble
militancia.
Síntesis del caso: El Ministerio del Interior solicitó a la Sala de Consulta y Servicio Civil emitir
concepto sobre las consecuencias que tiene para un miembro de una corporación pública de
elección popular la expulsión del partido político que lo avaló para aspirar al cargo.
Extracto: Como se ha indicado por la jurisprudencia, desde el punto de vista formal la prohibición
constitucional de doble militancia busca evitar la pertenencia simultánea del elegido a dos partidos,
movimientos políticos o grupo significativo de ciudadanos, y por ende, a dos bancadas; y desde una
aproximación material, dicha interdicción conlleva la imposibilidad de que el representante ejerza
activismo en defensa de programas, idearios o ideologías distintas a las que permitieron la elección. En
consecuencia para la Sala es claro que la respuesta al primer interrogante planteado en la consulta es
necesariamente negativo: no es posible que un congresista, diputado o concejal que es expulsado de su
partido o movimiento político se vincule a otra colectividad para terminar su periodo. Como establece la
parte final del inciso 2º del referido artículo 2º de la Ley 1474 de 2011, el candidato electo que desea
representar a otro partido diferente al que avaló su elección no puede trasladarse libremente de una
colectividad a otra sino que debe renunciar a su cargo con al menos 12 meses de antelación y presentarse
a unas nuevas elecciones. (…) La expulsión de un miembro de una corporación pública de elección
popular del partido o movimiento político que lo avaló deja a dicho servidor en imposibilidad de cumplir
sus deberes de pertenencia a un partido o movimiento político; asimismo lo pone en contravía de las
reglas de organización y funcionamiento de tales corporaciones, en las que los derechos de participación
corresponden a las bancadas y no a sus integrantes individualmente considerados. Por tanto, el
congresista, diputado o concejal expulsado de su partido o movimiento político sufre una disminución
importante de sus facultades como miembro de la corporación a la cual pertenece, en la medida que (i)
pierde la mayor parte de sus posibilidades de participación dentro de la corporación; (ii) queda impedido
para formar bancada y ejercer los derechos que esa condición le otorga y (iii) pierde los beneficios que le
otorga su pertenencia a un partido o movimiento político (financiación, acceso a medios de
comunicación, etc.). Se observa pues que en ningún caso la expulsión de la colectividad comporta un
efecto neutro y mucho menos favorable o beneficioso para los miembros de las corporaciones públicas de
elección popular. De ahí que las mesas directivas de la respectiva corporación deban ser informadas de
tales expulsiones para que puedan cumplir su deber de dar cumplimiento a las sanciones impuestas por
los partidos y movimientos políticos que conllevan, como en este caso, la limitación de los derechos del
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elegido (artículo 4º de la Ley 974 de 2005, supra 3.1). En este contexto parecería casi obligado concluir
que la expulsión del partido o movimiento político también produce la pérdida de la curul, tal como se
plantea en las preguntas del organismo consultante. Empero, pese a la fuerza de los argumentos
expuestos, la Sala observa que ni la Constitución ni la ley -que han sido especialmente cuidadosas en
regular las causas que producen la separación de un cargo de elección popular- han previsto
expresamente esa consecuencia, pues no fue establecida ni en los artículos 107 (prohibición de doble
militancia) y 108 (régimen disciplinario de los partidos) de la Constitución Política, ni en las Leyes 974 de
2005 y 1475 de 2011 suficientemente analizadas a lo largo de este concepto. Tampoco aparece
consagrada -la pérdida de la curul por la expulsión del partido o movimiento político- como causal de
pérdida de investidura (artículo 183 ibídem), ni como falta absoluta que permita el reemplazo del elegido
(artículo 134 ibídem). (…) Ahora bien, , la Sala considera que mientras que la Constitución Política o por
lo menos el legislador estatutario no señalen expresamente que la expulsión del partido o movimiento
político conlleva la pérdida de la curul, no es posible aplicar esa consecuencia solo por vía interpretativa,
pues aún bajo la consideración de que las curules pertenecen a los partidos y no a los candidatos y de que
lo contrario desnaturaliza el régimen de bancadas, no puede perderse de vista que en cualquier caso está
de por medio el derecho fundamental a elegir y ser elegido y la voluntad de quienes con su voto
permitieron la elección del respectivo congresista, diputado o concejal.
ÍNDICE TEMÁTICO
LEY 1437
La solicitud de medida de suspensión provisional de una norma que ya había sido objeto de la
misma, procede si se presentan hechos sobrevinientes.
SALA PLENA
ACCIONES DE TUTELA
Se niega la protección del derecho fundamental al debido proceso, invocado por el Municipio de
Bucaramanga- Dirección de Tránsito-, por no configurarse defecto sustantivo con la aplicación del
Estatuto Tributario relativo al cobro coactivo de las multas de tránsito
La Sección Quinta amparó -con efectos definitivos- los derechos al mínimo vital, a la seguridad
social, a la dignidad humana y de acceso a la administración de justicia del actor, quien ostentó el
cargo de Juez y durante más de quince (15) años se encontraba reclamando la reliquidación de su
pensión
El defecto material o sustantivo se configura cuando una prestación es excluida como factor
salarial para la liquidación pensional
Se negó el amparo solicitado por la actora, alcaldesa elegida del municipio de Curumaní Cesar,
cuya elección fue declarada nula por el Tribunal Administrativo del Cesar debido a que es la
esposa de quien era el alcalde en el periodo anterior
casi 5 años sin que se diera la ejecución y entrega de la vivienda para la cual se asignó. En ese
sentido, se ordenó la inaplicación por inconstitucionalidad de las normas que regulan los subsidios,
referidas al requisito de renunciar a los mismos antes de su vencimiento para poder postularse a
otro, con el fin de garantizar a la actora que pueda aplicar a un nuevo subsidio de interés social a
través de los entes territoriales o de las cajas de compensación familiar
Llamamiento a calificar servicios no requiere que se expresen las razones por las cuales se
desvincula a un oficial de la Policía Nacional, en tanto que la motivación ya está prevista en la ley
Sistema de turnos para el pago de condenas a cargo de la Fiscalía General de la Nación puede
alterarse cuando se trata de proteger derechos fundamentales en riesgo de personas en
situaciones de urgencia manifiesta, derivada de sus condiciones de vulnerabilidad y del tiempo
desproporcionado de espera al que han sido sometidas
Nombramientos realizados en virtud de una lista de elegibles no requieren que el interesado eleve
una solicitud para proveer la vacante, es deber de la entidad nombrar en los cargos vacantes a
quienes sigan en turno en la lista
ACCIÓN POPULAR
SECCIÓN PRIMERA
Se ordena la cancelación del registro de la marca TONY ROMA´S por ser similar al nombre y
enseña comercial TONY ROMA´S, cuyo uso personal, constante, real y efectivo se demostró
Se niega la nulidad del Decreto con fuerza de Ordenanza Nº 653 de 19 de diciembre de 2006, por
medio del cual el Gobernador del Cauca creó el municipio de Guachené, ante la negativa de la
Asamblea Departamental en adoptar el acto de creación
SECCIÓN SEGUNDA
La pérdida de ejecutoriedad por decaimiento del acto administrativo opera frente a actos que no
se han ejecutado o frente a los que se ejecutan en forma recurrente, continua o a futuro y no
frente a aquellos cuya ejecución fue instantánea, es decir, ocurrió en un momento dado y cuya
situación quedó consolidada por no haber sido cuestionada administrativa y/o judicialmente en
término oportuno
Se niega la nulidad del artículo 1 del Decreto 1151 de 1999, por el cual se dictan disposiciones en
materia salarial para los empleados públicos del Fondo de Bienestar Social de la Contraloría
General de la República
SECCIÓN TERCERA
Se declaró la nulidad de la Resolución 001 de 1999 que realizó la liquidación unilateral de contrato
de obra, dado que este último estuvo suspendido por acuerdo de las partes y porque no era viable
la inclusión de la cláusula penal, debido a que no se encontraba vencido para la fecha de
expedición del acto administrativo
Cuando la demanda por conflictos sobre contratos estatales se presenta ante un Juez de lo
Contencioso Administrativo y este observa la existencia de cláusula compromisoria en el contrato,
la remisión que se haga por competencia a la jurisdicción arbitral no altera la fecha de
presentación de la misma, por lo que las reglas para contar la caducidad de la acción son las
mismas
Se condena al Ministerio de Defensa – Ejército Nacional por la muerte de un soldado, dado que se
demostró la falla del servicio por el incumplimiento en el deber de vigilancia y control sobre sus
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Se denegaron las pretensiones de una acción de reparación directa que pretendía la indemnización
de perjuicios por la muerte de una menor en una actividad académica extracurricular adelantada
en colegio público, dado que ella se encontraba matriculada en una institución educativa
particular
Se ordenó el pago de los valores amparados mediante póliza de seguros correspondientes a riesgos
por pérdidas originados en actos u omisiones negligentes de empleados, ante el pago de falsas
sentencias judiciales
SECCIÓN CUARTA
El servicio notarial está gravado con el impuesto de industria y comercio independiente de que
haya sido o no señalado en los acuerdos municipales como actividad análoga a los servicios
considerados como gravados en la Ley 14 de 1983
Los ingresos por venta de bienes en los almacenes in bond al considerarse exportaciones no están
gravados con el impuesto de industria y comercio
No están gravadas con el impuesto de industria y comercio las primas de seguros previsionales y la
rentas vitalicias por ser recursos de destinación específica para la seguridad social y por existir
prohibición constitucional para imponer tributos sobre aquellos
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SECCIÓN QUINTA
Decide la Sala las solicitudes de aclaración y adición del fallo que declaró la nulidad del Acuerdo
Nº 042 del 26 de noviembre de 2014 por medio del cual se eligió a Gustavo Orlando Álvarez
Álvarez como Rector de la UPTC para el período 2015-2018
Se confirma auto que adicionó la providencia y accedió como medida provisional a la suspensión
del acto de elección de Mario Alejandro Tausa Ramírez como Concejal del distrito de Santa Marta
para el periodo 2016-2019. Se establece como los rectores de las instituciones educativas ejercen
autoridad administrativa
Se admite demanda y se niega suspensión provisional del acto de elección de los Representantes
de las comunidades afrodescendientes ante el Consejo Directivo de la Corporación Autónoma de la
Guajira (Corpoguajira). Se establece la finalidad del medio de control de nulidad electoral y el
acto susceptible de este control judicial
SALA DE CONSULTA Y
SERVICIO CIVIL
Cuando un miembro de una corporación pública haya sido sancionado con la expulsión de un
partido determinado, dicho sancionado no puede vincularse a una bancada política diferente a
aquella que lo inscribió como candidato y le impuso la sanción, toda vez que incurriría en doble
militancia
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NOTICIAS DESTACADAS
CONSEJO EDITORIAL
El magistrado auxiliar Juan Manuel Laverde Álvarez, de la Sala de DANILO ROJAS BETANCOURTH
Consulta y Servicio Civil, será el próximo conferencista en el Presidente
espacio Consejo de Estado en Línea: De cara al país, que tendrá JORGE O. RAMÍREZ RAMÍREZ
lugar el jueves 12 de mayo, a partir de las 10:00 a.m. Vicepresidente
El doctor Laverde Álvarez hará una exposición sobre “El Sala de Gobierno
Procedimiento Administrativo sancionatorio en la Ley 1437”, de Roberto Serrato Valdés
gran interés para la comunidad jurídica. Presidente Sección Primera
Sandra Lisset Ibarra Vélez
Presidente Sección Segunda
La videoconferencia será transmitida por la página de la Ramiro Pazos Guerrero
Corporación www.consejodeestado.gov.co, además, podrá hacer Presidente Sección Tercera
llegar sus preguntas al correo Martha Teresa Briceño
[email protected] o a la cuenta de Presidenta Sección Cuarta
twitter @consejodeestado. Lucy Bermúdez Bermúdez
Presidenta Sección Quinta
Germán Bula Escobar
Presidente Sala de Consulta
Reseña fallos
Liliana Becerra Gámez
Relatora Sección Primera
Gloria Cristina Olmos y
José Orlando Rivera
Relatores Sección Segunda
Narly del Pilar Morales, Gloria
Stella Fajardo y Yolanda
Velásquez Zárate
Nota: A través del servicio de consultas, la Relatoría brinda información y Relatoras Sección Tercera
suministra la jurisprudencia de la Corporación una vez se han notificado John Alirio Pinzón Pinzón
debidamente las providencias, por cuanto carece de la facultad de Relator Sección Cuarta
informar sobre el trámite de procesos en curso o brindar asesoría jurídica.
La Sistematización de la jurisprudencia del Consejo de Estado, a través de Diana del Pilar Restrepo Nova
descriptores, restrictores, y la tesis, no exoneran al usuario de la Relatora Sección Quinta
información a corroborar su contenido con los textos de las providencias.
María Angélica Pulido Barreto
En caso de atender eventuales inconsistencias, se sugiere que sean puestas
Relatora Sala de Consulta
en conocimiento de la relatoría.
Carolina Valenzuela, Ingrid
Viasus y Blanca Salazar
Relatoras Acciones
Constitucionales
Coordinación General
Si desea obtener las sentencias a las que se hace referencia en cada Diana Sánchez
número del BOLETÍN DEL CONSEJO DE ESTADO, ingrese a la página Web de Secretaria Privada
la Corporación www.consejodeestado.gov.co, opción BOLETINES, opción Teléfono: (1) 3506700 Ext. 2052
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Para cualquier inquietud escríbanos a: Jefe de Divulgación
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