Ensayo Sobre Martin Fierro
Ensayo Sobre Martin Fierro
Ensayo Sobre Martin Fierro
En este texto se intentará dar a conocer las recepciones que ha recibido el poema “El
Martín Fierro” de José Hernández.
En principio, para desarrollar la recepción, debemos tener en cuenta la intención del autor
para con sus lectores. Ésta varía en sus dos poemas, La Ida y La Vuelta. Gracias a esta
Hernández logra su objetivo al intentar, en La Ida representar la vida del gaucho, sus
alegrías y tristezas, el sometimiento y abuso de la ley, sus hazañas y travesías, generadas
por un contexto en donde los intelectuales no hacían participar al gaucho de su proyecto
de sociedad. En el poema de La Vuelta, la intencionalidad cambia, ya que propone que los
gauchos participen de la política.
En segundo lugar se explicarán las distintas lecturas que ha tenido el libro a lo largo de la
historia, desde su publicación, hasta su actualidad. Se explicitará el tipo de lectura que
generó el poema, por quién era leído y con qué objetivo. Según el contexto, el público
varía. De ser un poema que representa la vida del gaucho en su total realidad, a declararse
como poema nacional.
En tercer lugar se mostrarán las críticas recibidas. De ellas podemos resaltar dos posturas:
una define al Martín Fierro como poema nacional y es presentada principalmente por
Lugones y Rojas; y otra intenta reducirlo a un simple libro que cuenta las hazañas de un
gaucho que obra en virtud del bien sino en sí mismo, con costumbres que no son
argentinas, presentada por Oyuela y Unamuno.
Se puede decir que el público principal al que refiere el poema es al gaucho, al trabajador
rural. Claramente tuvo mucho éxito entre ellos, ya que la versión de 1894 ha llegado a
vender sesenta y cuatro mil ejemplares.
El poema generó una forma de leerlo muy particular: los gauchos se reunían en pequeños
grupos mientras una persona recitaba en voz alta. Éste interés que recibe el libro se debe
como se ha dicho, a la forma en la que se sienten identificados los trabajadores rurales. En
ella se puede observar no sólo la forma de hablar, sino también lo que les estaba pasando
a los gauchos. En el Martín Fierro, los gauchos vieron reflejadas sus vidas, sus recuerdos,
sus sufrimientos. Por ello, en la etapa de su publicación, sus mayores adquisidores fueron
personas de campo.
Pero esto cambió radicalmente cuando el gaucho se iba extinguiendo, al ritmo en que se
iba conformando el Estado Nacional de la Argentina.
Las élites gobernantes comenzaron a ver con buenos ojos al poema. Por aquellos
momentos, se necesitaba constituir un modelo de ciudadano como símbolo nacional. La
mayor parte de la población era producto de la inmigración de países europeos. Países
donde habían triunfado las masas en diversas revoluciones, que ahora intentaban la
igualdad política y la eliminación de las clases sociales. Se produjo entonces una amenaza
a la “esencia nacional” por los ideales extranjeros que cargaban, como el socialismo y el
anarquismo, además de que realizaron reclamos sociales para beneficio de la población.
Frente a esto, los mandatarios ordenaron de lectura obligatoria el Martín Fierro, así
también como su identificación como Libro Nacional, para erigir al gaucho como el
ciudadano argentino, como símbolo que nos identifica como país.
Dejando de lado la línea temporal, el poema ha recibido muchas críticas de
intelectuales y letrados. En varios casos, la postura tomada respecto del poema depende
también de las necesidades políticas del momento y los ideales de cada uno.
Leopoldo Lugones, criticó de manera muy positiva el libro, por su inclinación política
socialista y su interés en el gaucho, reclama para el libro el título de poema nacional
argentino. Argumenta que detalla nuestro origen, nuestra historia y la raíz del pueblo.
Incluso comenta que Hernández ha elaborado las bases para un idioma nacional, el libro
nada tiene que ver con la poesía gauchesca, sino que pertenece a la poesía payadoresca,
por el tipo de escritura en los versos y califica al autor de “el primero de los payadores”,
frase utilizada para nombrarlo como el más destacado de los payadores.
Ricardo Rojas, dio otra de las críticas positivas al Martín Fierro: “un verdadero poema
espontáneo, cortado de la masa de la vida real”. Además reclamó para el Martín Fierro el
título de Libro Nacional. Argumenta para ello que expresa la historia de nuestro país. Rojas
se encontraba convencido de que el Martín Fierro nos identificaba como símbolo y
merecía el título nacional. En contraposición a Lugones, opina que el poema sí pertenece a
la poesía gauchesca, y que no se debe realizar distinción alguna entre la poesía
payadoresca y la gauchesca, sin importar si el léxico utilizado es culto o de imitación
popular. Calixto Oyuela, dió una crítica negativa al Martín Fierro. Dijo que los sucesos del
Martín Fierro no tienen ninguna relación con la nación ni con ninguna raza, y que tampoco
describe nuestros orígenes. Remarca que Fierro no representa ningún valor argentino,
sino que representa a un personaje malo, agresivo, impulsivo y peleador con la policía, el
cual no concuerda con los valores de las personas argentinas.
Se debe mencionar que las críticas de Lugones, Rojas y Oyuela fueron las más destacadas,
no por casualidad, sino que se utilizaron de base para otras críticas.
Para Borges, el poema no debería ser poema nacional. Piensa que hacerlo, sería “revivir
antiguas supersticiones”, ya que esto nació en un principio con la religión, donde se veían
reflejados su historia, sus leyes, sus personajes, en un libro canónico. Al principio una
costumbre de los grupos religiosos, que luego fue pasando a la sociedad nacionalista que
tuvo la necesidad de poseer un libro que abarque su pasado.
Tampoco lo clasifica dentro del género épico. Es para él, al descontar “el accidente del
verso”, parte del género de las novelas, pues ese es el placer que produce, “el placer de
oír que a tal hombre le acontecieron tales cosas”. Comenta que no podría ni debería
intentar leerse al Martín Fierro como un poema épico, porque no comprime ni siquiera de
manera simbólica, la historia del pueblo argentino, “con sus generaciones, sus destierros,
sus agonías” en ese “cuchillero de mil ochocientos setenta”. El género épico vive de su
perfección, mientras que el libro analizado es imperfecto y complejo, y como ejemplo
explica la ambigüedad del final de la obra, en la que muchos califican a Fierro como un
hombre justo, y otros, como un “vengativo”. Argumenta también que el poema es
totalmente ficcional, pues es una payada ajena totalmente a los temas tratados
tradicionalmente por los verdaderos payadores.
Por último nos dice que Martín Fierro es uno de esos personajes que jamás se olvidarán.
Un personaje que hace único su entonación, los versos, el recuerdo de felicidades
pérdidas, el coraje de las personas que sabe que se ha nacido para sufrir.