Ensayo Sobre Martin Fierro

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Recepción del Martín Fierro a través del tiempo

En este texto se intentará dar a conocer las recepciones que ha recibido el poema “El
Martín Fierro” de José Hernández.
En principio, para desarrollar la recepción, debemos tener en cuenta la intención del autor
para con sus lectores. Ésta varía en sus dos poemas, La Ida y La Vuelta. Gracias a esta
Hernández logra su objetivo al intentar, en La Ida representar la vida del gaucho, sus
alegrías y tristezas, el sometimiento y abuso de la ley, sus hazañas y travesías, generadas
por un contexto en donde los intelectuales no hacían participar al gaucho de su proyecto
de sociedad. En el poema de La Vuelta, la intencionalidad cambia, ya que propone que los
gauchos participen de la política.
En segundo lugar se explicarán las distintas lecturas que ha tenido el libro a lo largo de la
historia, desde su publicación, hasta su actualidad. Se explicitará el tipo de lectura que
generó el poema, por quién era leído y con qué objetivo. Según el contexto, el público
varía. De ser un poema que representa la vida del gaucho en su total realidad, a declararse
como poema nacional.
En tercer lugar se mostrarán las críticas recibidas. De ellas podemos resaltar dos posturas:
una define al Martín Fierro como poema nacional y es presentada principalmente por
Lugones y Rojas; y otra intenta reducirlo a un simple libro que cuenta las hazañas de un
gaucho que obra en virtud del bien sino en sí mismo, con costumbres que no son
argentinas, presentada por Oyuela y Unamuno.

La intencionalidad del Martín Fierro cambia en los dos poemas.


En La Ida, la intención es representar la vida del gaucho en todo aspecto posible. Tiene en
cuenta el lenguaje, clasificado como mimético, en el que se puede observar los modismos
y estructura de la época. (Canto IX). Algunos críticos, expresan que no sólo es una
imitación, sino que es la creación de un lenguaje representativo que tiene las bases para
“un futuro idioma de los argentinos”. En contraposición se expresa que el lenguaje podría
ser descalificador.
La imitacion del lenguaje se introdujo voluntariamente al igual que un tono de denuncia
sobre las injusticias a las que era sometido el gaucho. Se puede asociar esto al realismo
que intenta reflejar la vida cotidiana del hombre lo más acertada posible, haciendo énfasis
en la descripción y no en los sentimientos. Esto hizo que los gauchos se sintieran
representados en la obra de manera total, por lo que fue ampliamente recibido por los
sectores rurales, que hacían propios la realidad que reflejaba, los abusos a los que eran
sometidos.
En La Vuelta, la intención cambia a la acción de impartir conocimientos morales y éticos
en las personas. El poema intenta hacer surgir en los gauchos valores que se consideran
positivos para la sociedad, como lo expresa en el prólogo de su libro, comunicándoles que
deben ser “Caritativos con el huérfano y con el desvalido; fieles a la amistad; gratos a los
favores recibidos; enemigos de la holgazanería y del vicio; conformes con los cambios de
fortuna; amantes de la verdad, tolerantes, justos y prudentes siempre” (Prólogo de La
Vuelta de Martín Fierro).
Hernández quiere comunicar también, que hay que convertirse al bien y enmendar los
errores. Se puede observar al viejo Vizcacha, como un ejemplo de esta situación, quien al
principio era un personaje ladrón, salvaje y haragán que lo perjudicaba al Hijo segundo de
Martin Fierro. Pero luego comienza a ver sus errores, y se da cuenta que podía hacer el
bien, dándole consejos al hijo de Fierro con su sabiduría y astucia (canto XV).
El autor busca que el gaucho se incorpore a la política, que busque la libertad política y la
igualdad ante la ley. Que defienda sus derechos frente al fraude y al sistema que los
quiere marginar.

Se puede decir que el público principal al que refiere el poema es al gaucho, al trabajador
rural. Claramente tuvo mucho éxito entre ellos, ya que la versión de 1894 ha llegado a
vender sesenta y cuatro mil ejemplares.
El poema generó una forma de leerlo muy particular: los gauchos se reunían en pequeños
grupos mientras una persona recitaba en voz alta. Éste interés que recibe el libro se debe
como se ha dicho, a la forma en la que se sienten identificados los trabajadores rurales. En
ella se puede observar no sólo la forma de hablar, sino también lo que les estaba pasando
a los gauchos. En el Martín Fierro, los gauchos vieron reflejadas sus vidas, sus recuerdos,
sus sufrimientos. Por ello, en la etapa de su publicación, sus mayores adquisidores fueron
personas de campo.
Pero esto cambió radicalmente cuando el gaucho se iba extinguiendo, al ritmo en que se
iba conformando el Estado Nacional de la Argentina.
Las élites gobernantes comenzaron a ver con buenos ojos al poema. Por aquellos
momentos, se necesitaba constituir un modelo de ciudadano como símbolo nacional. La
mayor parte de la población era producto de la inmigración de países europeos. Países
donde habían triunfado las masas en diversas revoluciones, que ahora intentaban la
igualdad política y la eliminación de las clases sociales. Se produjo entonces una amenaza
a la “esencia nacional” por los ideales extranjeros que cargaban, como el socialismo y el
anarquismo, además de que realizaron reclamos sociales para beneficio de la población.
Frente a esto, los mandatarios ordenaron de lectura obligatoria el Martín Fierro, así
también como su identificación como Libro Nacional, para erigir al gaucho como el
ciudadano argentino, como símbolo que nos identifica como país.
Dejando de lado la línea temporal, el poema ha recibido muchas críticas de
intelectuales y letrados. En varios casos, la postura tomada respecto del poema depende
también de las necesidades políticas del momento y los ideales de cada uno.
Leopoldo Lugones, criticó de manera muy positiva el libro, por su inclinación política
socialista y su interés en el gaucho, reclama para el libro el título de poema nacional
argentino. Argumenta que detalla nuestro origen, nuestra historia y la raíz del pueblo.
Incluso comenta que Hernández ha elaborado las bases para un idioma nacional, el libro
nada tiene que ver con la poesía gauchesca, sino que pertenece a la poesía payadoresca,
por el tipo de escritura en los versos y califica al autor de “el primero de los payadores”,
frase utilizada para nombrarlo como el más destacado de los payadores.
Ricardo Rojas, dio otra de las críticas positivas al Martín Fierro: “un verdadero poema
espontáneo, cortado de la masa de la vida real”. Además reclamó para el Martín Fierro el
título de Libro Nacional. Argumenta para ello que expresa la historia de nuestro país. Rojas
se encontraba convencido de que el Martín Fierro nos identificaba como símbolo y
merecía el título nacional. En contraposición a Lugones, opina que el poema sí pertenece a
la poesía gauchesca, y que no se debe realizar distinción alguna entre la poesía
payadoresca y la gauchesca, sin importar si el léxico utilizado es culto o de imitación
popular. Calixto Oyuela, dió una crítica negativa al Martín Fierro. Dijo que los sucesos del
Martín Fierro no tienen ninguna relación con la nación ni con ninguna raza, y que tampoco
describe nuestros orígenes. Remarca que Fierro no representa ningún valor argentino,
sino que representa a un personaje malo, agresivo, impulsivo y peleador con la policía, el
cual no concuerda con los valores de las personas argentinas.
Se debe mencionar que las críticas de Lugones, Rojas y Oyuela fueron las más destacadas,
no por casualidad, sino que se utilizaron de base para otras críticas.
Para Borges, el poema no debería ser poema nacional. Piensa que hacerlo, sería “revivir
antiguas supersticiones”, ya que esto nació en un principio con la religión, donde se veían
reflejados su historia, sus leyes, sus personajes, en un libro canónico. Al principio una
costumbre de los grupos religiosos, que luego fue pasando a la sociedad nacionalista que
tuvo la necesidad de poseer un libro que abarque su pasado.
Tampoco lo clasifica dentro del género épico. Es para él, al descontar “el accidente del
verso”, parte del género de las novelas, pues ese es el placer que produce, “el placer de
oír que a tal hombre le acontecieron tales cosas”. Comenta que no podría ni debería
intentar leerse al Martín Fierro como un poema épico, porque no comprime ni siquiera de
manera simbólica, la historia del pueblo argentino, “con sus generaciones, sus destierros,
sus agonías” en ese “cuchillero de mil ochocientos setenta”. El género épico vive de su
perfección, mientras que el libro analizado es imperfecto y complejo, y como ejemplo
explica la ambigüedad del final de la obra, en la que muchos califican a Fierro como un
hombre justo, y otros, como un “vengativo”. Argumenta también que el poema es
totalmente ficcional, pues es una payada ajena totalmente a los temas tratados
tradicionalmente por los verdaderos payadores.
Por último nos dice que Martín Fierro es uno de esos personajes que jamás se olvidarán.
Un personaje que hace único su entonación, los versos, el recuerdo de felicidades
pérdidas, el coraje de las personas que sabe que se ha nacido para sufrir.

En resumen a todo lo que se ha expresado, la mímesis del texto y el tono de denuncia


hicieron que el texto se vuelva muy popular entre los gauchos, pero a su vez se convirtió
luego en una herramienta de los intelectuales para intentar suavizar los ideales
extranjeros quienes junto a los letrados, lo criticaron de manera muy positiva.
La intencionalidad de José Hernández de imitar al gaucho, para que se lo identifique en su
léxico y vivencias, para que observe en otra perspectiva los abusos a los que eran
sometidos, lo hicieron tan popular entre la población rural y los federales. En su segundo
poema, La Vuelta, la intención cambia por la necesidad de enseñar a los gauchos como
deben comportarse y proporcionarle algunos instructivos sobre algunas tareas a realizar
de la vida cotidiana. Esto a su vez generó un tipo de lector: principalmente gauchos y
personas del campo, que se reunían alrededor de una persona que leía en voz alta.
Más tarde, con la llegada de la escuela y la conformación del Estado Argentino, los
mandatarios de la época colocaron al Martín Fierro como libro de lectura obligatoria, en
un afán de convertirlo en el Poema Nacional que constituyera al gaucho como Símbolo
Argentino. Deseaban ésto para contrarrestar la gran inmigración que había en el territorio
argentino, que traía ideas extranjeras políticas socialistas y anarquistas, y que además
exponían sus problemas sociales para que les realicen mejoras.
Luego se ha dejado de lado la historiografía y se han expuesto varias críticas recibidas por
el Martín Fierro. Las posturas tomadas por los letrados e intelectuales que conformaban la
crítica especializada, se vieron también influidas por el contexto y los ideales políticos de
los mismos.
En general, se han debatido muchas cosas, como el género del libro, nombrado por
Lugones y Rojas como de la poesía payadoresca y gauchesca; otros como Unamuno lo
nombraron epopeya española; otros como Oyuela y Borges, lo ubican inclinado al género
de la novela y otros como Martínez Estrada lo ubican en el género picaresco, por sus
versos.
Otro gran debate del que se ha hablado en la crítica, es si se debería clasificar el Martín
Fierro como Poema Nacional. Críticos como Lugones y Rojas, confiaban plenamente en
que sí lo sea, pues contaba la historia del pueblo argentino en todo aspecto, incluido el
lenguaje. Unamuno indicaque no debería serlo porque cuenta la historia de la madre
España entremezclada en los versos de Fierro. Oyuela dice que tampoco debería serlo,
pues es el poema cuenta la historia de un gaucho de manera individual, al que incluso
califica de malo y agresivo. Borges no deseó involucrarse en el tema, pues para él la
necesidad de tener un libro nacional, es una mera superstición de origen religioso y
además, lo clasifica dentro del género novelesco. En general, las críticas al poema fueron
muy positivas, por los encantos literarios que ofrece.
Aún hoy, en los inicios del siglo XXl, se siguen debatiendo estos temas del legendario
poema El Martín Fierro.

Finalmente, notamos que según el tiempo, el mandato, el lugar o la necesidad de quien


este al mando, el libro es utilizado, interpretado y clasificados de numerosas formas.
Todas correctas y a la vez ninguna, ya que eso es lo que se busca con un libro, que las
personas se interesen y tengan sus opiniones al respecto, y que perdure a lo largo del
tiempo. Declarado como nacional, o no, este libro siempre dará de que hablar, tanto por
lo que relata, como por su forma de ser relatado. Pasaran los años y las opiniones, pero el
Martin Fierro seguirá.

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