Qué Es Ser Franciscano Seglar
Qué Es Ser Franciscano Seglar
Qué Es Ser Franciscano Seglar
Los Franciscanos Seglares somos laicos que nos proponemos encarnar en la familia, en el trabajo
diario y en la sociedad el mensaje evangélico, siguiendo el ejemplo de san Francisco de Asís. Junto
con nuestros hermanos y hermanas de la Primera, la Segunda y la Tercera Orden Regular formamos
parte de la gran Familia Franciscana, con la peculiaridad de que nosotros nos comprometemos a
vivir el Evangelio a la manera de san Francisco en el estado seglar.
El franciscanismo seglar no es algo nuevo, sino que sus orígenes se remontan hasta los tiempos de
san Francisco, a principios del siglo XIII. Por aquella época florecieron por Europa grupos de
“penitentes” que buscaron seguir una vida de conversión sin abandonar sus ocupaciones cotidianas,
y que se asociaban por lo general en pequeños grupos o “fraternidades”. Pensando en ellos, san
Francisco de Asís concibió un proyecto de vida evangélica específicamente seglar dentro de su
Familia Religiosa.
En la actualidad, somos más de 400.000 franciscanos seglares en todo el mundo. Tratamos de vivir
nuestro carisma en la sociedad como personas que, en su actual estado de vida, se sienten llamadas
a seguir a Jesucristo y a hacer del Evangelio el centro de sus vidas siguiendo el ejemplo de san
Francisco de Asís.
Esa vocación especifica nos lleva con el paso de tiempo a emitir una “profesión” o compromiso de
vida evangélica, que se concreta en los siguientes aspectos:
Vivir bajo un continuo espíritu de conversión, buscando a Cristo en los hermanos, en las
Escrituras, en la Iglesia y en la oración y las acciones litúrgicas.
Dar testimonio de Cristo entre las gentes, mediante la palabra y sobre todo mediante la vida,
cumpliendo fielmente las obligaciones propias de la condición de cada uno. El seglar franciscano ve
en el trabajo un don de Dios y un instrumento de participación en la creación y de servicio a la
comunidad. Además vive en la propia familia el espíritu franciscano de paz, fidelidad y respeto a la
vida.
Una actitud de desapego hacia los bienes terrenos, con el fin de ser más libres para el amor de
Dios y de los hermanos.
La construcción de un mundo más fraterno y evangélico, participando activamente en iniciativas
que busquen la promoción de la justicia, mostrando una actitud de respeto por todas las criaturas y
llevando a la sociedad un mensaje de paz y de perfecta alegría.
Un rasgo fundamental en la vida de los franciscanos seglares es la llamada a vivir el Evangelio en
comunión fraterna. Para ello nos agrupamos en comunidades eclesiales que reciben en el nombre de
Fraternidades. Todas las Fraternidades que forman la Orden Franciscana Seglar se coordinan a
través de Consejos regionales, nacionales e internacionales. Y todo ello en comunión con el resto de
los componentes de la Familia Franciscana, que a menudo nos ofrecen su asistencia espiritual.
El papa Francisco llamó hoy a estos laicos – célibes y casados – parte de la “Iglesia
en salida”, evangelizadores en medio de la gente y del mundo.
El Papa indicó que “los laicos participan del sacerdocio de Cristo”, especialmente
cuando están unidos al Señor, “en todas las dimensiones de la vida personal,
familiar, social y eclesial”.
Una vocación seglar que instó a que prosiga con su “cercanía, compasión y
ternura”.
“Y que seáis hombres y mujeres de esperanza, comprometidos a vivirla y también
a «organizarla», traduciéndola en las situaciones concretas de cada día, en las
relaciones humanas, en el compromiso social y político; alimentando la esperanza
en el mañana aliviando el dolor de hoy”.
Asimismo, insistió por una santidad que supone la conversión del corazón, atraído,
conquistado y transformado por Jesús, que es «el bien, todo bien, el sumo bien». (San
Francisco, Alabanzas a Dios Altísimo).
Una conversión que es felicidad auténtica, destacó, que pasa por un llamado a hacer
penitencia.
Ella era hija del rey Andrés II el Hierosolimitano y su esposa Gertrudis de Andechs-
Merania.
Isabel se quedó viuda siendo aún joven, dedicó su riqueza a los pobres, construyó
hospitales y allí atendió personalmente a los necesitados.
“Les animo también a salir a las periferias, a las periferias existenciales de hoy, y a
hacer resonar allí la palabra del Evangelio”, invitó el Papa a seguir la misión de la
Orden.
«Que el Señor os bendiga y que Nuestra Señora, «Virgen hecha Iglesia», os proteja.
Y, por favor, no olvides rezar por mí. Gracias», concluyó.