Modelo Social REDI
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© 2011 REDI
REDI Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad
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Primera parte
Presentación del proyecto “Autonomía personal de las
personas con discapacidad: avanzando hacia la autonomía
como instrumento para la plena participación social”.
Segunda parte
15 Recorrido político-conceptual realizado durante el desarrollo
de los encuentros del proyecto “Autonomía personal de las
personas con discapacidad: avanzando hacia la autonomía
como instrumento para la plena participación social”.
23
Tercera parte
Documentos elaborados por REDI para el proyecto
“Autonomía personal de las personas con discapacidad:
avanzando hacia la autonomía como instrumento para la
plena participación social”:
25 El modelo social de la discapacidad.
37 El diseño de políticas públicas en salud y discapacidad:
una visión crítica.
52 Modelo de vida independiente: historia y filosofía.
63 El diseño de políticas públicas para la vida
independiente.
79 El derecho al trabajo.
92 Trabajar: base de la vida autónoma.
Quinta parte
121 Conclusiones.
Artículo 19
Derecho a vivir de forma independiente y a ser
incluido en la comunidad.
Los Estados Partes en la presente Convención reconocen
el derecho en igualdad de condiciones de todas las perso-
nas con discapacidad a vivir en la comunidad con opciones
iguales a las de las demás, y adoptarán medidas efectivas y
pertinentes para facilitar el pleno goce de este derecho por
las personas con discapacidad y su plena inclusión y partici-
pación en la comunidad, asegurando en especial que:
a. Las personas con discapacidad tengan la oportunidad
de elegir su lugar de residencia y dónde y con quién vivir, en
igualdad de condiciones con las demás, y no se vean obliga-
das a vivir con arreglo a un sistema de vida específico.
b. Las personas con discapacidad tengan acceso a una
variedad de servicios de asistencia domiciliaria, residencial
y otros servicios de apoyo de la comunidad, incluida la asis-
tencia personal que sea necesaria para facilitar su existen-
cia y su inclusión en la comunidad y para evitar su aisla-
miento o separación de esta.
c. Las instalaciones y los servicios comunitarios para la
población en general estén a disposición, en igualdad de
condiciones, de las personas con discapacidad y tengan en
cuenta sus necesidades.
E
l modelo social de la discapacidad es un concepto que
resulta de un proceso de acciones que desde el campo de
la práctica política y la academia concluyen en que la
“discapacidad” es una construcción social.
Cuando decimos que la discapacidad es una construcción
social, estamos haciendo foco en el hecho de que ese fenóme-
no no existe por ser inherente a una persona o un grupo de
personas, sino que es el resultado de las relaciones complejas
contenidas en un tiempo y un lugar determinados.
Existe un consenso mayoritario en torno a que la discapaci-
dad es una construcción que da un significado social a un
grupo de individuos que reúnen una serie de características
físicas, comunicacionales, perceptivas (intelectuales o senso-
riales) consideradas por la sociedad como “disvalores”.
La discapacidad, como fenómeno social, se define de acuer-
do con las circunstancias sociales existentes en un momento
determinado, en una cultura determinada y en un territorio
determinado.
Es decir, la discapacidad es un concepto variable que no se
puede definir por una condición médica de una persona o de
un grupo de personas, sino que existe en tanto la sociedad le
asigna un disvalor a esa condición y, por tal razón, no consi-
dera que deba ajustar sus prácticas o diseños de remedios ins-
titucionales (políticos, económicos, culturales, medioambien-
tales, entre otros) para incluir a esa población.
9. Este documento originalmente fue realizado por Facundo Chávez Penillas y REDI
(Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad), como insumo para el
primer encuentro realizado el 6 de diciembre de 2010 en Cipoletti, provincia de Río
Negro, en el marco del proyecto “Autonomía personal de las personas con
discapacidad: avanzando hacia la autonomía como instrumento para la plena
participación social”. Luego fue revisado y modificado.
10. Párrafo 2, artículo 1 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad.
26 | El derecho a la autonomía de las personas con discapacidad como instrumento para la participación social
relación con la construcción social de la discapacidad, varía
según la sociedad.
Algunos ejemplos significativos. En la antigua Grecia y
Esparta la sociedad se estructuraba según la capacidad física
del guerrero. Quienes no tuvieran esa habilidad física no eran
considerados socialmente aptos para ser parte de esa socie-
dad, los niños y las niñas nacidos con esas características eran
descartados (asesinados) o abandonados.
Así, el estigma construido en la antigua Grecia y Esparta
partía desde la construcción de una idea de persona normal,
donde la normalidad se medía socialmente por su habilidad
inherente de pelear.
Otras sociedades, como la tribu de los Dalegura en
Australia11, valoraban la avanzada edad como un símbolo de
estatus social y asistían a las personas con las características
que hoy son parte del estigma social de la discapacidad.
Algunas causas que dan origen a este estigma social tienen
raigambre religiosa y se manifiestan tanto en la definición de
lo malo, al asociar esas características a castigos divinos o
posesión demoníaca, como de lo bueno, al asignar a personas
con ese tipo de características “seres de luz” o con talentos y
capacidades especiales. Los valores centrales de cada sociedad
tienen una función en la producción de la discapacidad; ya
sean estos valores sustentados en pensamientos mágicos, reli-
giosos o científicos.
El surgimiento del capitalismo conllevó una reforma de los
medios de producción que hasta el momento de las economí-
as feudales no había tenido impacto en las estructuras cau-
santes de discapacidad.
Los diseños económicos precapitalistas no exigían en sí mismos
condiciones de salud específicas, y se cargó la distribución del
trabajo en tareas requeridas con las aptitudes serviles acordes.
En tiempos feudales la familia y la comunidad eran los lugares
donde las personas con discapacidad desarrollaban su existencia
(al igual que el resto de los integrantes de la comunidad).
Con el surgimiento de la fábrica muchas más personas con
discapacidad fueron excluidas del proceso productivo por no
28 | El derecho a la autonomía de las personas con discapacidad como instrumento para la participación social
versal de salud que facilitara la presencia del trabajador en su
máxima capacidad productiva.
En particular, la búsqueda de la “cura” de las personas con
discapacidad en el modelo capitalista fue fuente de instaura-
ción del saber médico como
palabra de autoridad más allá ASÍ, SURGE EL MODELO MÉDICO DE
de la lógica humanitaria, y fue LA DISCAPACIDAD COMO UNA
constitutiva de poder económi- RESPUESTA DE LAS ESTRUCTURAS
co y político. Y la persona con DE PODER POLÍTICO-ECONÓMICO A
discapacidad fue considerada LA SUPUESTA IMPRODUCTIVIDAD
un “enfermo incurable”. DE LA PERSONA CON DISCAPACIDAD.
En este marco, la persona con
discapacidad resultaba una carga social. Se impuso la necesi-
dad de refuncionalizar a la persona con discapacidad que era
un sujeto de asistencia costoso.
Este cambio de enfoque, mediante el cual se medicalizó el
concepto de discapacidad, justificó el rol médico en el dise-
ño de una industria en torno de estos nuevos “enfermos
incurables”.
Esa industria, apoyada teóricamente por el utilitarismo y el
darwinismo social, colocó a las personas con discapacidad en
el lugar de objetos de explotación, ya que se las consideraba
improductivas como trabajadores, pero funcionalmente pro-
ductivas para la industria médica.
Así, surge el modelo médico de la discapacidad como una
respuesta de las estructuras de poder político-económico a la
supuesta improductividad de la persona con discapacidad.
Según este modelo, las personas con discapacidad quedan
sometidas a un sistema de opresión ideológicamente diseña-
do desde los modelos de producción capitalistas.
Desde su surgimiento a mediados del siglo XVIII y hasta prin-
cipios de los años sesenta en el siglo XX, el modelo médico
hegemónico de la discapacidad no fue cuestionado.
Con la reivindicación de los derechos civiles de afrodescen-
dientes, mujeres y en diversidad sexual, a principios de los
sesenta comienza a gestarse en Estados Unidos e Inglaterra
un movimiento de personas con discapacidad liderado por
personas con discapacidad física, denominado “movimiento
de vida independiente”.
30 | El derecho a la autonomía de las personas con discapacidad como instrumento para la participación social
ra esto como un medio para poder perseguir el fin último de
reforma estructural de los sistemas de producción.
La adopción de un enfoque o el otro es determinante de las
estrategias de acción que las propias personas con discapaci-
dad se dieron de un lado y el otro del Atlántico.
Mientras el modelo social inglés tuvo un gran impacto en
países donde se valora el Estado de Bienestar, el modelo social
estadounidense logró mayor impacto en países donde los
valores fundacionales del capitalismo (individualismo, utilita-
rismo, libre mercado) están más arraigados.
Ambos modelos tuvieron un fuerte impacto en el proceso
de debates de la Convención sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad (CDPD). Lo cual se refleja en la
aproximación que esta realiza en su artículo 1.°, párrafo 2.°.
La CDPD adopta el modelo social de la discapacidad como
modelo rector desde una aproximación común a todas las
sociedades que podrían estar regidas por ella.
Así, la CDPD establece que se incluye como personas con
discapacidad a aquellas que cuentan con ciertas característi-
cas estigmatizadas socialmente que, al interactuar con barre-
ras políticas, económicas, sociales y culturales, ven privado el
ejercicio de sus derechos.
La CDPD recepta por primera vez en un cuerpo normativo
el modelo social como un parámetro de aplicación de políti-
cas en discapacidad en el ámbito mundial12.
32 | El derecho a la autonomía de las personas con discapacidad como instrumento para la participación social
Si se diseña una política sin la participación de las personas
afectadas por ella, esa política puede tener distintos resulta-
dos: a) ser excesivamente comprensiva, lo cual impondría el
destino de recursos a actividades no demandadas, y b) ser
escasamente comprensiva, lo cual importaría destinar recur-
sos a actividades no demandadas y la asignación de recursos
a actividades demandadas de acuerdo con criterios ajustados
a terceros no afectados por esa política pública.
El primero es un caso de laboratorio, mientras el segundo es la
regla. Si se implementaran mecanismos de democracia participa-
tiva, se reduciría notablemente el impacto del segundo caso.
Si la discapacidad es un fenómeno social que parte desde
una estigmatización de un grupo social sobre el que recaen
mecanismos opresivos, el primer principio que reivindicar es
la autonomía de ese grupo.
13. Dado que este tema no es objeto de este trabajo, referimos a la publicación de
REDI y Rehabilitación Internacional denominado “Capacidad jurídica y acceso a la
Justicia: una propuesta de reforma legal desde las organizaciones de personas con
discapacidad”, disponible en: http://www.redi.org.ar/docs/REDI_baja[1].pdf
34 | El derecho a la autonomía de las personas con discapacidad como instrumento para la participación social
Los modelos políticos sustitutivos o tutelares importan
supeditar un otro considerado inferior o insuficiente para
decidir por sus propios medios el tipo de vida que desea vivir,
imponiéndole un estilo de vida que conforme a ciertos pará-
metros que pueden estar fundados en supuestos argumentos
de protección o de estándares de calidad de vida. Se describe
este fenómeno como paternalismo, en tanto un tercero deci-
de sobre la vida de un sujeto sin su intervención.
Hoy por hoy, la definición de políticas paternalistas parece
incluso insuficiente para describir la situación de las políticas
existentes en discapacidad, en tanto tras la Convención sobre
los Derechos del Niño, ni siquiera un padre (o madre) puede
actuar sin consulta del deseo o interés del niño o la niña.
La CDPD contiene profusos mecanismos que permiten rede-
finir el rol de las personas con discapacidad en su autonomía
como grupo social, grupo de interés o actores con relevancia
política individual.
Entre estos mecanismos destacamos los vinculados con la
autonomía política: a) el sistema de estrechas consultas en el
diseño de normas y políticas públicas contenido en el artículo
4.3; b) el sistema integrado e interdependiente de implemen-
tación, monitoreo y seguimiento del artículo 33, y c) los meca-
nismos de accesibilidad electoral del artículo 29.
Un posible cuarto mecanismo de autonomía, encuadrado
en la estrategia de participación política internacional, puede
ser el comprendido en el sistema de informes al Comité sobre
los Derechos de las Personas con Discapacidad de los artículos
34 y 35, y el régimen de informes individuales del Protocolo
Facultativo.
Como resultado de la autonomía, las personas con discapa-
cidad se dieron esa denominación como grupo social, diferen-
ciando las restricciones sociales que viven según las caracterís-
ticas de la estigmatización.
Esta es una cuestión de continuo debate en el grupo de
personas con discapacidad y existen múltiples indefiniciones
dentro de los distintos grupos; sin embargo, tras la CDPD, se
adoptó convencionalmente el término “personas con disca-
pacidad” para referirse al grupo, y se abandonaron térmi-
nos como “personas con necesidades especiales” o “con
En resumen:
1. La discapacidad es un fenómeno social.
2. Las personas consideradas socialmente en ese grupo son
“discapacitadas por la sociedad” y no por sus características
individuales.
36 | El derecho a la autonomía de las personas con discapacidad como instrumento para la participación social
3. Las personas con discapacidad tienen derecho a la auto-
nomía en todas sus dimensiones.
4. La participación política es una de las principales fuentes
de ejercicio de la autonomía.
5. Las personas con discapacidad no revisten ninguna carac-
terística especial, son parte de la diversidad humana.
6. Las políticas públicas deben diseñarse de manera trans-
versal considerando las necesidades de toda la población, sin
diseños especiales segregados para ciertos grupos.
7. La Convención recepta el modelo social desde una mira-
da amplia para comprender todas las culturas del mundo.