Bestiario de Aberdeen - Wikipedia, La Enciclopedia
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Aberdeen
El Bestiario de Aberdeen es un manuscrito iluminado hecho en Inglaterra durante el
siglo xii, escrito en latín e incluye notas, bocetos y otras pruebas de la forma en que
fue diseñado y ejecutado. Se considera una recopilación de obras similares, como el
Physiologus griego e incluye además capítulos del Génesis, tal como los primeros
días de la creación.[cita requerida]
Se sabe que el manuscrito data del siglo XII, sin embargo se desconoce
exactamente en qué fecha y lugar fue creado. Al respecto hay dos teorías que
especulan sobre su origen. Xénia Muratova sugiere su procedencia en la región
central del nordeste de Inglaterra, mientras que Willene B. Clark señala que su origen
corresponde al sur-este.[1] [2]
Por otro lado Clark argumenta a favor de un origen al sur de Inglaterra, ella se basa
principalmente en la semejanza del estilo con otros escritos de la misma época,
ubicados esencialmente en Canterbury y ciudades aledañas, igualmente, encuentra
similitudes en el estilo de manuscritos en el noreste de Francia. Apoya su hipótesis
en contra de Muratova, afirmando que si bien Lincoln y York fueron distinguidos
centros de aprendizaje, hay poca evidencia de que ahí se hayan producido
numerosos manuscritos de lujo, además los bestiarios eran igual de populares en el
sur, prueba de ello es que en las bibliotecas monásticas de Canterbury se han
hallado siete bestiarios completos, lo cual apoya su teoría de que posiblemente el
bestiario de Aberdeen sea procedente del sur.[4] En ninguno de los casos de puede
afirmar el origen verdadero del bestiario de Aberdeen con ninguna de la dos.
No es sino hasta el año 1542 que se tiene registro del bestiario, en ese año fue
catalogado en el inventario de la antigua Biblioteca Real del Palacio de Westminster,
como No. 518 Liber de natura bestiarum. La biblioteca fue creada por Enrique VIII
con la ayuda de John Leland un anticuario profesional, y se conformó de
manuscritos y documentos rescatados de la disolución de los monasterios, y por
obras que pertenecían a otras colecciones reales más antiguas. Sin embargo aún es
ambigua la forma en que el bestiario llegó a esa colección, pudo haber pertenecido
desde siempre a la familia real, quienes lo pudieron haber adquirido en cualquier
etapa durante la Edad Media, o pudo haber sido obtenido de una biblioteca
monástica recientemente disuelta, tal como la mayoría de las obras que la
conformaban.
El libro permaneció en la biblioteca real por casi cien años, a principios del siglo XVII
fue entregado junto con otros libros que escaparon de la biblioteca real a manos de
otros colectores. Fue Patrick, hijo de James, quien tuvo un papel importante en el
desarrollo de la colección real, él mantenía comunicación cercana con Thomas Reid,
quien fue Regente del Marischal College y secretario de Latín de James VI, y le dio el
libro. Este a la vez cedió el libro junto con cerca de 1,350 obras, entre ellas libros y
manuscritos, al Marischal College en 1624/1625. Allí la biblioteca fue catalogada
por Thomas Gray en el año 1670. El libro fue llamado Isidori phisiologia y fue signado
2.B.XV Sc. Posteriormente en la década de 1720 la biblioteca reorganizó los libros
en prensas y en un catálogo estante llamado Ms M 72, en este catálogo las
secciones se registraron por primera vez, estableciendo una última fecha para las
adhesiones y desprendimientos del bestiario.[5]
Creación
Folio 8 anverso: Tigre ( Tigris ).
Folio 1 (es decir, la hoja) anverso : Creación de los cielos y la tierra (Génesis, 1: 1-
5).
Folio 5 anverso: Adán los nombres de los animales (Isidoro de Sevilla, Etimologías,
libro XII, i, 1-2).
Folio 5 reverso: Ganadería (Pecus) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, i, 5-6)
Bestias
Folio 7 anverso: León (Physiologus, Capítulo 1, Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro
XII, ii, 3-6)
Folio 8 anverso: Tigre (Tigris) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, ii, 7)
Folio 8 reverso: Pará (Pará) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, II, 10-11)
Después de folio 9 verso algunas hojas que faltan, que debería haber contenido del
Antílope (Antalops), Unicornio (Unicornis), Lince(Lynx), Grifo (Gryps) y parte del
elefante (Elephans).
Folio 10 recto: Elefante (Elephans) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, ii, 14;
Physiologus, capítulo 43, Ambrosio, Hexaemeron, libro VI, 35; Solino, Collectanea
rerum memorabilium, xxv, 1-7)
Folio 11 verso: Hiena (Yena) (Physiologus, capítulo 24, Solino, Collectanea rerum
memorabilium, xxvii, 23-24)
Después de folio 15 verso algunas hojas que faltan, que debería haber contenido
cocodrilo (Crocodylus), Mantícora (Mantichora) y parte de Parandro (Parandro).
Ganado
Folio 20 reverso: las ovejas (Ovis) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, i, 9;
Ambrosio, Hexaemeron, libro VI, 20)
Folio 21 recto: El Tiempo (Vervex) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, i, 10)
Folio 21 recto: Carnero (Aries) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, i, 11)
Folio 21 recto: Cordero (Agnus) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, i, 12;
Ambrosio, Hexaemeron, libro VI, 28)
Folio 21 recto: El macho cabrío (hircus) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, i,
14)
Folio 21 verso: Niños (Hedus) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, i, 13)
Folio 21 verso: Jabalí (Aper) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, i, 27)
Folio 21 verso: Bullock (Iuvencus) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, i, 28)
Folio 21 verso: Toro (Tauro) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, i, 29)
Después de folio 21 verso dos hojas que faltan, que debería haber contenido del
buey (Bos), camello (Camelus), dromedario (dromedarius), burro (asinus), el onagro
(onagro) y parte del caballo (Equus).
Folio 22 recto: caballo (Equus) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, i, 41-56;
Hugo de Fouilloy, III, xxiii)
Folio 23 recto: Mula (Mulus) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, i, 57-60)
Folio 23 verso: ratón (Mus) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, iii, 1)
Folio 23 verso: comadreja (Mustela) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, III, 2;
Physiologus, capítulo 21)
Folio 24 recto: topo (Talpa) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, III, 5)
Folio 24 recto: erizo (Ericius) (Isidoro de Sevilla, Etimologías, libro XII, III, 7;
Ambrosio, Hexaemeron, VI, 20)
Folio 24 verso: Ant (Formica) (Physiologus, 12; Ambrosio, Hexaemeron, libro VI, 16,
20)
Aves
Folio 25 recto: Aves (Avis)
Folio 29 verso: viento del Norte y el viento del Sur (Aquilo et Auster ventus)
Peces
Folio 72 verso: Peces (Piscis)
Árboles y Plantas
Folio 77 verso: Árbol (Arbor)
Folio 89 recto: Isidoro en las partes del cuerpo del hombre (Ysidorus de membris
hominis)
Piedras
Folio 93 verso: piedra del fuego del cojinete (ignifer Lapis)
A pesar de que los bestiarios contengan información que hoy en día podemos
considerar de carácter científico, la lectura de estos textos debe ser siempre en un
sentido didáctico-moral y no como enciclopedias que representen con objetividad y
cientificidad el mundo, ya que durante el siglo XII, época en que fueron elaborados,
la naturaleza no era sino un libro escrito por Dios donde las particularidades de los
animales y vegetales son signos de la obra y de la palabra divina. La principal
función de los bestiarios no era la de exhibir sino la de alegorizar, se trata sobre todo
de los mensajes morales.[6]
Hay evidencias de que este bestiario fue utilizado con propósitos didácticos durante
muchos años. En todas las páginas hay áreas gastadas en las esquinas superior e
inferior, que se deben a la acción del pasar las hojas, pero hay páginas en donde se
ven ciertas manchas que indican que fue sostenido en una posición poco natural,
con la finalidad de mostrar las imágenes a los estudiantes. En la parte superior de
F34r se ve en el centro del margen superior justo por encima de la imagen, que
muestra una figura devocional de una mujer con siete aves. Esto sugiere que por
mucho tiempo el libro fue utilizado con fines didácticos para instruir a las personas
sobre esta figura.
Durante el siglo XII y XIII hubo una gran producción de textos que se utilizaron como
herramientas didácticas, pues en una población en la que mayoría de las personas
eran analfabetas, las ilustraciones eran un perfecto recurso para enseñar alguna
lección. Así el bestiario se utilizó con frecuencia para ilustrar los principios
teológicos.
El bestiario de Aberdeen también incorpora entre sus páginas parte del ciclo
aviarium y recupera varias de sus ilustraciones, este fue escrito entre los años 1132
y 1152 por Hugh de Fouilloy, el propósito de este era ser una herramienta didáctica
para enseñar el dogma a los laicos e iletrados y fue un éxito instantáneo. Durante el
siglo XII circularon numerosas copias y fue reproducido en muchas ocasiones, sobre
todo en los bestiarios de la segunda familia.[9]
Aunque todos los animales identificables debían ser conocidos en el norte de África,
hay también descripciones de animales exóticos y de tierras lejanas, a todos esos
seres fantásticos y fabulosos se les atribuía habitar en las tierras del Preste Juan,
cuya incierta localización en el extremo Oriente las hacía inaccesibles y
maravillosas, esta situación reforzaba la idea de que en realidad dichas criaturas
existieran.[11] Asimismo los bestiarios ponen en el mismo nivel tanto a los animales
reales como a los imaginarios, ya que estas bestias aparecían explícitamente en las
Sagradas Escrituras, y en una época cuya mentalidad se basaba en la verdadera y
divina palabra de Dios, resulta obvio que por lo tanto sus creaciones también debían
existir.
Debido a que se trata de un libro de lujo, es muy posible que estuviera destinado
para un público selecto, en su mayoría príncipes y personajes poderosos. En el siglo
XII la familia real estaba muy interesada en estos libros, y se sabe de miembros de
las familias para quienes estaban dirigidos o que se mandaban a hacer uno. Un
ejemplo de ello es el primer bestiario francés, que se dedicó a la reina Adela, esposa
de Enrique I, del que posteriormente se hizo una copia para Leonor de Aquitania. En
este ambiente, los libros eran leídos para el entretenimiento y para la contemplación
privada.
Normalmente para hacer un libro, se toma un corte de vitela, se dobla dos veces y se
le cortan los bordes, para tener así un cuadernillo de ocho folios con dieciséis lados.
El Bestiario de Aberdeen tiene quince de estos, trece añadidos de esta forma, y dos,
añadidos en el siglo XIII, con seis y cuatro folios respectivamente. Miden
aproximadamente 30 cm de largo y 21 cm de ancho.
Para que se montaran con la secuencia correcta los folios se marcaron con letras
del alfabeto. Luego se hacían diminutos pinchazos en los bordes exterior e interior
de cada página y se unían las líneas de forma horizontal, estas servían de margen
para la escritura del texto, sobre ellas se escribiría. Eran generalmente de color gris o
marrón oscuro, una vez hecho eso en todas las páginas, los cuadernos estaban
listos para recibir el texto. El escriba debía tener una idea del diseño de cada página,
así dejaba los espacios correctos para posteriormente añadir las rúbricas, capitales
e ilustraciones. Durante el proceso de escritura los cuadernillos se mantenían unidos
para evitar que se perdiera la secuencia. Para la elaboración de las imágenes estos
probablemente se separaban para permitir un mejor trabajo con las ilustraciones.[13]
Tal como la mayoría de los bestiarios, el de Aberdeen, está escrito en latín. Y está
escrito de forma bipartita, de un lado se encuentra la imagen y del otro el texto o su
definición.
Estos libros generalmente eran de gran tamaño y de gran valor, debido a que en su
elaboración se utilizaban materiales de muy alta calidad, tales como tintas
caligráficas, pinturas doradas y azules, papeles de lino algodón o vitela hechos
completamente a mano, así como resistentes encuadernaciones en cuero.
En principio eran escritos a mano por el moje copista que escribía el cuerpo del
texto, posteriormente el dorador aplicaba el pan de oro allí en donde el copista de
había indicado. Por último el miniaturista plasmaba la ilustración directamente
sobre el pan de oro, realizando el trazado para después hacer la coloración capa por
capa utilizando pigmentos naturales combinados.
Imágenes
Por otro lado, el texto se distingue entre las definiciones, cuyo contenido consiste en
una descripción zoológica, que en muchas ocasiones retoma las Etimologías de
Isidoro de Sevilla. Seguido de la descripción está la interpretación alegórica de las
características del animal. Aunque también es posible encontrar, en menor medida
largos discursos sobre algún tema en específico.
Referencias
14. Hassig, Debra (1995). Bestiarios Medievales, texto, imagen, ideología. Cambridge.
Datos: Q516585
Enlaces externos
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