Sin Pretextos - Epieza A Leer
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Sin Pretextos - Epieza A Leer
“
Tenemos que llevar a tu papá a un hospital psiquiá-
trico”, fue una de las frases que más me han dolido
en la vida.
—No entiendo, ¿por qué?, ¿aquí no se tratan las adic-
ciones? —les pregunté.
—Sí, pero el señor Raúl ya tiene un daño cerebral muy serio
y ya no lo podemos atender aquí. Ha estado muy agresivo.
Mi papá bebió siempre y fuertísimo; no era bebedor
social de fines de semana, como mucha gente. Él to-
maba en serio. Me daba mucho miedo que muriera en
un accidente en una de sus borracheras. De chico no
tuve problemas, la pasábamos muy bien juntos, no sé si
era porque él no tomaba tanto todavía o porque yo no
me daba cuenta, pero después este problema se hizo
grande y él se hizo gigante (no importa que una persona
mida 1.65 metros y pese 59 kilos, cuando toma diario y
tú eres un niño, de verdad, lo ves como un gigante muy
amenazador).
El asunto es que independientemente de la enfer-
medad del alcoholismo y de muchos momentos difíciles
que vivimos, lo amé con todo mi corazón, siempre. Eso
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