Trabajo Etica

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ETICA DEL DIABLO.

La abogacía es una profesión indispensable para la sociedad, por ende, un


abogado debe ser una persona íntegra, honesta y justa, actuando siempre bajo los
principios y valores de la ética y el cumplimiento de la ley, para generar confianza
no sólo a sus clientes, sino también a los demás colegas y a la sociedad.
“Como ética la abogacía es un constante ejercicio de la virtud. La tentación pasa
siete veces cada día por delante del abogado, se ha dicho, la más noble de todas
las profesiones o el más vil de todos los oficios”
Esta ética evidencia la confrontación de los valores morales con los valores
jurídicos, son cuestiones morales y en decisiones sobre lo que está bien o mal, La
lucha entre el bien y el mal existe y existirá siempre, pero dependerá de nuestras
creencias y consciencia, el camino que tomemos y que todo lo que sucede es
producto de nuestra elección.
Hay una trama que explica perfectamente la ética del diablo, se llama ¨EL
ABOGADO DEL DIABLO¨ esta trama nos muestra la visión clara de lo que por
muchos años se ha tomado como el bien y el mal, el cielo y el infierno, dios y el
diablo, las virtudes y los pecados de los Abogados. En el personaje principal Se
describe como un muy buen abogado que nunca perdió un caso, por su actuar
lleva a que su vida de dinero, fiestas, mujeres y un éxito rotundo por su
profesionalismo, cambiará e hiciera que todo lo que se suponía había logrado se
acabará; hasta lo más importante que tenía en su momento, su esposa, se quitará
la vida, todo por sus mismos actos de desobediencia, egocentrismo y vanidad. En
la historia vemos claramente la imagen del mal, del pecado, del Diablo. Este
simboliza el medio por el cual constantemente se mueve el diablo, todos aquellos
actos en donde somos tentados por el mal, por el dinero fácil haciendo que
nuestros principios éticos se caigan y no tengan ningún fundamente en nuestra
vida social como profesionales, recordemos que el diablo ese mal que nos asecha
y no lo sentimos se mueve en la oscuridad, por debajo de nosotros, y nunca se
muestra fielmente como es, pasa desapercibido y no nos percatamos de su
presencia. 
No podemos considerar que el bien y el mal luchan, simplemente existen como
ideas intangibles, que se ajustan a los juicios de valor, a los achaques morales y el
entendimiento ético de cada persona, el bien irónicamente puede suceder en mal
y viceversa una idea moderna que obedece a esa evolución romántica que
devalúa el absolutismo histórico, la presión lo cambia todo, Algunas personas al
límite, responden, Otras fallan.
ETICA APLICADA.
La ética aplicada es la parte de la ética que se ocupa de estudiar cuestiones
morales concretas y controversiales, En el campo del derecho influyen aspectos
que envuelven desde el cliente que solicita los servicios del Abogado, pasando por
los estudios de las pruebas para conseguir la verdad hasta la decisión emitida por
un Juez.
En este orden de ideas, se tiene que la ética no es más que la parte de
la filosofía que trata de la moral y las obligaciones del hombre y por valores se
tiene que son superiores, esto se debe a que tienen que ver con el uso de
nuestra libertad, ese don inapreciable y sublime que nos permite ser constructores
de nuestro propio destino. Si se engloban todos estos conceptos y lo aplicamos a
la actuación del Profesional del Derecho, se puede resumir que un abogado "debe
ser" una persona integra, honesta, apegada a sus principios éticos y profesionales
para de esta manera ganarse la confianza de la población quienes de cierta
manera serán sus clientes en un futuro.
 Ética Empírica
Aquella que se funda en los principios racionales a priori. En
Toda teoría ética fluyen los empiristas, ha de apoyarse en la observación de
los hechos morales, tal y como se dan en la conducta real de los hombres.

 Ética de Bienes
 Todo persona obra por un resultado, Su punto clave es la afirmación de
la existencia real, objetiva del bien supremo, el cual, constituye el fin último
de la existencia humana, El bien propio de cada actividad está, pues,
constituido por la persecución del fin que se propone alcanzar. El bien
supremo humano será, así, la prosecución y logro del fin específico y
característico del hombre.

Un abogado tiene la notable influencia en su entorno tanto social, judicial y


administrativo; puede un comportamiento negativo (corrupto) contaminar esos
ámbitos. Debido a esto, se hace necesario y de vital importancia que el abogado
actúe apegado al Código de Ética.
Lo que atenta contra la Ética del Abogado
 1. Corrupción: actuar intencionalmente contras las normas morales y
jurídicas, las buenas costumbres, es desestimar el orden público, manipular la
buena fe con fines el logro o interés personal.
 2. Concusión y Soborno: el abogado en ejercicio de su ministerio, directa
o indirecta, intente o ejecute actos de concusión, soborno o cualesquiera otros
de corrupción incurre en grave falta contra el honor y la ética, sin perjuicio de
las acciones legales a que hubiere lugar.
 3. Deslealtad: arreglo con la contraparte a espaldas de su patrocinado.

AUTONOMIA Y DIGNIDAD HUMANA.


En principio la autonomía significa ciertas condiciones internas y externas que no
se distorsionan por la fuerza o coacción, es decir, un hombre autónomo debe
tomar distancia de las convenciones sociales del entorno y de la influencia de las
personas que le rodean. Su acción debe expresar principios que él mismo ratifica
por un proceso de reflexión crítica. Entendemos que autonomía es saber pensar y
actuar por uno mismo con la capacidad crítica y la corrección suficiente para no
dejarse arrastrar por el ambiente externo o por las propias pasiones o prejuicios.

En este caso la autonomía es la misma libertad, ya que un acto libre es autónomo


cuando el individuo actúa desde sí mismo y con conocimiento de causa.

La dignidad es una proposición que no es derivable ni derivada de otros, por eso


se le denomina axioma. No la obtiene el ser humano obrando, ni se la adjudica la
sociedad cuando realiza un acto. La dignidad la posee cada hombre totalmente
desde que viene a la existencia, invariable, no depende de nada, ni siquiera de lo
que uno piense sobre su propia dignidad.

La dignidad posee un valor absoluto y por este motivo, está capacitada, y solo ella,
para erigirse en el fundamento y la salvaguarda de los derechos humanos, El
hombre se pregunta cómo debe obrar de acuerdo con su dignidad, de ahí surge la
moral que se apoya en la libertad, para obrar conforme a su condición
trascendente.

Ser autónomo no consiste en no tener vínculos, la autonomía es saber asumir los


propios vínculos libremente, es ser consciente de los propios límites para
comprender cómo compaginar la condición finita del hombre y su inconmensurable
dignidad humana.

La dignidad humana se erige como principio esencial de los valores de autonomía,


de seguridad, de igualdad y de libertad. Valores estos que fundamentan los
distintos tipos de derechos humanos.

TODOS LOS HOMBRES SON INTERLOCUTORES.

La razón humana es dialógica y que, por tanto, no se puede decidir qué normas
son morales si no es a través de un diálogo que se celebre entre todos los
afectados por ellas y que llegue a la convicción por parte de todos de que las
normas son correctas, Desde su perspectiva, es posible establecer una distinción
entre dos tipos de racionalidad que pueden utilizar los interlocutores de un diálogo:

 La racionalidad comunicativa
Que hace uso quien considera a los afectados por una norma como
interlocutores perfectamente legitimados para exponer sus intereses y para
ser tenidos en cuenta de modo significativo en la decisión final, de modo
que la meta del diálogo es llegar a un acuerdo que satisfaga los intereses
de todos los afectados por ella.

 La racionalidad estratégica
Que hace uso quien considera a los demás interlocutores como medios
para sus propios fines y se plantea el diálogo, por tanto, como un juego, en
el que trata de intuir qué jugadas pueden hacer los demás para preparar la
suya y ganarles.

Tipos de interlocutores:

 Interlocutor pretencioso
Un perfil complicado es el de aquella persona que cree conocer todo lo
que se le pretende transmitir e incluso se esfuerza por demostrar que su
conocimiento va mucho más allá. Normalmente resulta complicado coger la
palabra una vez hacen uso de ella y el hecho de que no acepten
explicaciones e intenten imponer su criterio convierten la conversación en
un monólogo.

 Interlocutor sociable
Se trata de una persona habladora y positiva que suele acoger de
buena gana las soluciones propuestas. En ocasiones pueden resultar algo
complejo por la tendencia que suelen tener de desviarse del tema
principal así que hay que reconducir la conversación de forma sutil
mediante preguntas oportunas.

 Interlocutor maleducado
Levantar la voz mientras se realizan exigencias y quejas desde un
principio pueden ser claros indicadores de que estamos ante una persona
maleducada, violenta o grosera.

 Interlocutor tímido
Cuando una persona es especialmente reservada y se comunica poco
y en un tono muy bajo podemos procurar realizar muchas
preguntas concretas y cerradas mediante las cuales obtener la
información deseada. Nuestras explicaciones deben ser suficientes pero el
silencio no debe ser interpretado como una necesidad de ampliarla o
repetirla. Ante todo hay que transmitir seguridad y confianza mediante un
discurso cercano, sencillo y tomando la iniciativa.

 Interlocutor objetivo
Dejo para el final a mi favorito. Es alguien que  sabe lo que quiere y se
comunica con datos precisos mediante pocas pero suficientes palabras.
Utilizando preguntas bien formuladas podremos llegar a la información que
deseamos y podemos tomarnos con tranquilidad sus turnos de palabra, dándole
respuestas adecuadas a sus preguntas e intentando explicar nuestra postura ante
un problema.

TEORIAS ETICAS
Una teoría ética es una teoría filosófica que intenta fundamentar la moral, es decir,
justificar su validez y legitimidad. Son el resultado de las reflexiones críticas
realizadas en torno a la moral vigente. Reflexiones que pretenden la
fundamentación de los postulados y normas morales, sea por recurso a un
principio (moral) superior, que impere de manera incondicional, sea por referencia
a un bien supremo, cuya realización se afirma como vinculante para cualquier
persona.

Como toda moral, consiste en una serie de preceptos o normas (busca el término
medio, haz lo que beneficie a la mayoría, etc) y una serie de valores (templanza,
utilidad, felicidad), la teoría deberá justificar precisamente estas normas y valores.
Según el tipo de fundamento que proporcione, se distinguirá un tipo de teoría ética
o de otra. Así, serán teorías distintas las que conciben y defienden la moral como
una búsqueda de la vida buena o como el cumplimiento del deber.
Las distintas teorías éticas que se han dado a lo largo de la historia pueden
dividirse en varios tipos, no sólo por el fundamento concreto que dan de las
normas morales, sino también por el modo particular de darlo

Teoría Eudemonista

Aristóteles (384–336 a.n.e.) parte de una concepción tripartita de la naturaleza


humana: la naturaleza tal como es (naturaleza humana inadecuada opuesta a la
ética), que precisa de una razón práctica (prudencia) para ser transformada en la
naturaleza tal como podría ser si realizase su télos. El fin (télos) de las acciones
humanas es la eudemonia, felicidad), es decir, “la actividad del alma conforme a
una areté (virtud o excelencia) perfecta”. La palabra eudemonia incluye las
nociones de “comportarse bien” y de “vivir bien”. “Comportarse bien” es actuar
conforme a la virtud; “vivir bien” es ejercitar la función propia del hombre.
¿Cuál es la función propia del hombre? ¿En qué consiste la vida buena? Lo propio
de los seres humanos, aquello que no comparten con el resto de animales, es la
razón. La actividad característica de la razón es la teoría (razonamiento
especulativo que se ocupa de las verdades inmutables). Por tanto, la actividad
específicamente humana es la vida teorética o contemplativa. Actividad que sólo
una élite podrá realizar.
Para llegar a la vida buena, a la vida contemplativa, hay que comportarse bien, es
decir, poseer el conocimiento necesario (prudencia) para poder practicar las
virtudes y adquirir el hábito de comportarse de acuerdo con las virtudes. ¿Cómo
se puede practicar una vida virtuosa? Para elegir de manera virtuosa entre
placeres y dolores, se requiere aplicar la regla del justo medio y la prudencia.
Aplicar la regla del justo medio consiste en elegir entre dos extremos, entre dos
vicios, de los cuales el uno lo es por exceso y el otro por defecto. Por ejemplo, se
dice que la virtud de la valentía (el valor) es el justo medio entre dos vicios: la
temeridad (el vicio del exceso) y la cobardía (el vicio de la deficiencia). Pero la
elección del justo medio es “posición intermedia para nosotros”, es decir, se trata
de un justo medio subjetivo (por ejemplo, hay que comer de acuerdo con nuestras
necesidades, evitando prudentemente comer demasiado o escasamente).
Pero, además de aplicar la regla del justo medio, también es necesario considerar
el juicio del hombre prudente para elegir qué acción es más virtuosa. De ahí que la
prudencia (saber cómo tener en cuenta las circunstancias para aplicar principios
generales a las situaciones particulares) sea la clave de todas las virtudes. Sin ella
no es posible tener una vida virtuosa. Por ello, el conocimiento del justo medio no
es sólo el conocimiento de una fórmula, és saber cómo aplicar las reglas a las
circunstancias concretas. Para alcanzar la felicidad se requiere, pues, sabiduría en
la elección, moderación y constancia: no dejarse llevar por el deseo. Porque sin la
guía de la inteligencia, las pasiones desorganizadas, carentes de orden y finalidad,
dificultan todo proyecto humano de vida particular o colectiva excelente.

Teoría Hedonista

Se llaman hedonistas las teorías éticas que identifican lo bueno con el placer y
consideran que el fin de toda actividad humana es la consecución del placer.

El hedonismo de Epicuro de Samos parte de la afirmación de que los ciudadanos


particulares que habitan en los grandes imperios helenístico y romano son
desgraciados, ya sea por el miedo a la muerte, a los dioses y al destino, ya sea
por los deseos vanos e ilimitados que los dominan. Sólo si consiguen
desembarazarse de sus temores y poner freno a sus deseos, se asegurarán los
beneficios de la razón y serán felices. El hombre debe llevar una vida tranquila y
sosegada. Para alcanzar la felicidad, previamente deben desaparecer los miedos.

Para liberar al hombre de estos temores, Epicuro recurrió al atomismo de


Demócrito. En el atomismo, la realidad es exclusivamente material. Las cosas
están compuestas de átomos de variadas formas que se mueven en el vacío y que
se reúnen para constituir los distintos cuerpos. Sus movimientos son mecánicos,
no están rígidamente definidos, lo que da margen para el azar (libertad). Esta
circunstancia permite negar el fatalismo y el destino. Según Epicuro no existe
nada fuera del hombre que dirija su vida a un fin determinado. Los dioses existen,
pero no se ocupan de los asuntos humanos. Además, el atomismo permite negar
la inmortalidad del alma. El alma humana también está compuesta de átomos. Al
morir, los átomos del alma se separan y ya no puede haber percepciones: la
muerte es la privación de la percepción. Desde el momento en que entendemos
que la verdadera realidad para los seres humanos son las sensaciones
(aisthésis) a través de las que captamos las cosas, el temor a la muerte deja de
tener sentido. Si el alma no es inmortal nada hay que temer de los premios y
castigos de ultratumba.

Eliminadas las causas que producen los temores humanos, ¿cómo se pueden
frenar los deseos vanos e ilimitados para conseguir la felicidad? La felicidad, ese
estado que consiste en “no tener dolor en el cuerpo ni turbación en el alma”, que
Epicuro denomina ataraxia, se alcanza mediante el placer. Y la virtud es condición
indispensable para lograr la ataraxia. Imposible vivir plácidamente sin ejercitar la
prudencia, la honradez y la justicia; e imposible vivir prudente, honorable y
justamente sin que resulte una vida placentera. Quien no viva conforme a la
prudencia, la honradez y la justicia no podrá vivir feliz.

Cuando Epicuro caracteriza el placer, no se refiere a los placeres momentáneos, a


las sensaciones pasajeras, sino al placer que dura a lo largo de toda la vida. Y lo
entiende como ausencia de dolor y no, como satisfacción positiva. Pero para
escoger adecuadamente los placeres es necesario un arte de calcular. Al elegir los
placeres y dolores "conviene juzgar todas estas cosas con el cálculo y la
consideración de lo útil y lo conveniente, porque en algunas circunstancias nos
servimos del bien como de un mal y, viceversa, del mal como de un bien ”. Y es en
la aptitud para sopesar la felicidad e infelicidad presente o futura, donde se
encuentra la esencia de la prudencia, la virtud más alta de todas. Cuando un
hombre es prudente, es virtuoso, pues la vida virtuosa no consiste tanto en disfrutar
incesantemente de placeres, sino en saber cómo conducirse en la búsqueda del
placer. Y ese arte de calcular guiado por la prudencia nos hace preferir:

 Los placeres estáticos (disfrute de un estado ya alcanzado: la aponía o


ausencia de dolor y la ataraxia o ausencia de perturbación) frente a los
placeres dinámicos (proceso de eliminación del dolor que culmina en
sensaciones placenteras: por ejemplo, al hambre le sucede la saciedad).

 Los placeres intelectuales frente a los corporales a causa de su mayor


duración: el cuerpo sólo puede gozar del placer presente; el alma, además
de percibir el placer presente, anticipa y preve el placer venidero y retiene
en la memoria los placeres pasados.

Así, pues, cuando Epicuro habla de elegir entre los diversos placeres, lo que
busca es la permanencia del placer o ausencia del dolor. Por consiguiente, en la
práctica debemos esforzarnos por conseguir el máximo placer duradero, que
consiste, según Epicuro, en la salud del cuerpo y la tranquilidad del alma. De ahí
que la ética epicúrea lleve a un ascetismo moderado, al autocontrol y a la
independencia. Esto es así porque Epicuro busca un refugio psicológico para el
sabio ante las adversas circunstancias que sufre la pólis griega en la época
helenística

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