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Catequesis Abraham

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Tema 7º

La caída y la promesa de salvación.


Abraham y la promesa de Dios.

7.1
Tema 7º

La caída y la promesa de salvación


Abraham y la promesa de Dios

OBJETIVO GENERAL

Contemplar la historia de la humanidad como escenario de la lucha entre el bien y el mal, y


como el lugar en el que se cumple la promesa salvadora de Dios.

OBJETIVOS PARTICULARES

1º.- Reflexionar sobre el misterio del mal en el mundo, que encuentra su explicación en el
pecado, por el que el hombre dice “no” al proyecto que Dios tiene sobre él.

2º.- Estudiar la figura de Abraham como “padre en la fe” de las tradiciones religiosas judía,
cristiana e islámica.

3º.- Contemplar a Cristo como el cumplimiento de la elección y las promesas de Abraham

ASPECTOS CLAVE DEL TEMA


 La caída y la promesa de salvación
o La experiencia del mal
o El relato de la caída (Génesis 3)
o El pecado original
o Consecuencias del pecado original
o Misteriosamente, toda la humanidad es solidaria en el pecado
o “No lo abandonaste al poder de la muerte”

 Abraham, nuestro padre en la fe


o La figura de Abraham
o Abraham en el libro del Génesis
o Abraham en los restantes libros del Antiguo Testamento

7.2
o Abraham en el Nuevo Testamento
o Abraham en las fuentes judías
o Abraham en el islam
o Abraham en las fuentes cristianas

 La elección de Abraham
o La elección en la historia de la salvación
o Vocabulario de la elección
o Características de la elección
o “Este es mi Hijo, el elegido”

 La fe de Abraham
o Una confianza en Dios sin fisuras
o Vocabulario del Antiguo Testamento sobre la fe
o La “peregrinación de la fe”

 Las promesas de Abraham

INTRODUCCIÓN

 En este tema afrontaremos el misterio del bien y el mal y de la libertad humana desde
el punto de vista de la revelación bíblica. El mundo moderno, a pesar de los grandes
logros que ha conseguido, se ve incapaz de remediar los grandes males que cada vez
parece generar con más fuerza: hambre, guerras, terrorismo, desconfianza, etc. El mal
se aparece con una tremenda fuerza, y el ser humano se ve incapaz de poder dominarlo.
¿Por qué existe el mal? ¿Quién lo ha causado? ¿Hay alguien que escape de su influjo?
¿Podemos tener esperanza en un futuro mejor?
 El ser humano encuentra la fuente del sentido de su existencia en Aquel que es el
origen de su vida. Dios ha creado al ser humano, y ha querido llamarlo a su amistad.
Fuera de Dios, el ser humano nunca encontrará una libertad plena. Pero desde el origen
de la humanidad, el hombre ha visto a Dios como un rival, y ha desconfiado de su
amor. Por eso, el pecado ha marcado toda la historia de la humanidad, y sus
consecuencias se aprecian cada día.
 Dios no ha tirado al ser humano a la basura, sino que lo “recicla”, convirtiéndolo de
pecador en justo. Así surge la “historia de la salvación”, como el escenario en el que
Dios sale al encuentro de la humanidad, y en Cristo le da la posibilidad de recuperar su
dignidad perdida de hijo de Dios.
 Volver a recuperar la confianza en Dios, aceptar su Palabra, es el camino por el que el
ser humano vuelve a encontrar el sentido de su vida. La Biblia nos presenta la figura de
Abraham como modelo de fe, y aquél que está en el origen de la elección y las
promesas que Dios ha hecho a toda la humanidad.

7.3
APROXIMACIÓN A NUESTRA
VIDA

 ¿Qué actitud adoptas frente a las situaciones de tu vida en las que aprecias la gran
influencia del mal: desesperanza, confianza, indignación...?
 ¿Qué explicaciones se encuentran en tu ambiente a la presencia del mal en el mundo
de hoy?
 ¿Qué es para ti la palabra “pecado”?
 ¿Crees que el relato de la caída (Génesis 3) es un buen ejemplo de lo que es el
pecado?
 ¿Qué es para ti “creer”?
 ¿Qué sabes sobre Abraham?

PARA TU REFLEXIÓN

Apunte bíblico

“El querer el bien está a mi alcance, pero el hacerlo no. Pues no hago el bien que
quiero, sino el mal que aborrezco. Y si hago el mal que no quiero, no soy yo quien lo
hace, sino la fuerza del pecado que actúa en mí. Así que descubro la existencia de esta
ley: cuando quiero hacer el bien, se me impone el mal. ¡Desdichado de mí! ¿Quién me
librará de este cuerpo, que es portador de muerte? ¡Tendré que agradecérselo a Dios
por medio de Jesucristo, nuestro Señor! La ley del Espíritu vivificador me ha liberado
por medio de Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte. Pues lo que era
imposible para la ley, a causa de la fragilidad humana, lo realizó Dios enviando a su
propio Hijo con una naturaleza semejante a la del pecado”
(Romanos 7,18-21.24-25a; 8,2-3ª)

Apunte magisterial

“El mundo moderno aparece a la vez poderoso y débil, capaz de lo mejor y de lo peor,
pues tiene abierto el camino para optar entre la libertad o la esclavitud, entre el progreso
o el retroceso, entre la fraternidad o el odio. El hombre sabe muy bien que está en su
mano el dirigir correctamente las fuerzas que él ha desencadenado, y que pueden
aplastarle o servirle. Por ello se interroga a sí mismo.

7.4
(Concilio Vaticano II, Constitución “Gaudium et Spes” sobre la Iglesia en el mundo
moderno, 9)
En realidad de verdad, los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados
con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano. Son
muchos los elementos que se combaten en el propio interior del hombre. A fuer de
criatura, el hombre experimenta múltiples limitaciones; se siente, sin embargo, ilimitado
en sus deseos y llamado a una vida superior. Atraído por muchas solicitaciones, tiene que
elegir y que renunciar. Más aún, como enfermo y pecador, no raramente hace lo que no
quiere y deja de hacer lo que querría llevar a cabo. Por ello siente en sí mismo la división,
que tantas y tan graves discordias provoca en la sociedad.
(Concilio Vaticano II, Constitución “Gaudium et Spes” sobre la Iglesia en el mundo
moderno, 10)

Creado por Dios en la justicia, el hombre, sin embargo, por instigación del demonio, en
el propio exordio de la historia, abusó de su libertad, levantándose contra Dios y
pretendiendo alcanzar su propio fin al margen de Dios. Conocieron a Dios, pero no le
glorificaron como a Dios. Obscurecieron su estúpido corazón y prefirieron servir a la
criatura, no al Creador. Lo que la Revelación divina nos dice coincide con la experiencia.
El hombre, en efecto, cuando examina su corazón, comprueba su inclinación al mal y se
siente anegado por muchos males, que no pueden tener origen en su santo Creador. Al
negarse con frecuencia a reconocer a Dios como su principio, rompe el hombre la debida
subordinación a su fin último, y también toda su ordenación tanto por lo que toca a su
propia persona como a las relaciones con los demás y con el resto de la creación. Es esto
lo que explica la división íntima del hombre. Toda la vida humana, la individual y la
colectiva, se presenta como lucha, y por cierto dramática, entre el bien y el mal, entre la
luz y las tinieblas. Más todavía, el hombre se nota incapaz de domeñar con eficacia por sí
solo los ataques del mal, hasta el punto de sentirse como aherrojado entre cadenas.
(Concilio Vaticano II, Constitución “Gaudium et Spes” sobre la Iglesia en el mundo
moderno, 13)

Iluminación doctrinal

I.- LA CAÍDA Y LA PROMESA DE SALVACIÓN

La experiencia del mal


¿De dónde Dios es infinitamente bueno y todas sus obras son buenas. Sin embargo, nadie
viene el mal? escapa a la experiencia del sufrimiento, de los males en la naturaleza -que
aparecen como ligados a los límites propios de las criaturas-, y sobre todo a la
cuestión del mal moral. ¿De dónde viene el mal? "Quaerebam unde malum et
non erat exitus" ("Buscaba el origen del mal y no encontraba solución") dice S.
Agustín (conf. 7,7.11), y su propia búsqueda dolorosa sólo encontrará salida en
su conversión al Dios vivo. Porque "el misterio de la iniquidad" (2 Ts 2,7) sólo
se esclarece a la luz del "Misterio de la piedad" (1 Tm 3,16). La revelación del
amor divino en Cristo ha manifestado a la vez la extensión del mal y la
sobreabundancia de la gracia (cf. Rm 5,20). Debemos, por tanto, examinar la

7.5
cuestión del origen del mal fijando la mirada de nuestra fe en el que es su único
Vencedor (cf. Lc 11,21-22; Jn 16,11; 1 Jn 3,8)

El pecado es El pecado está presente en la historia del hombre: sería vano intentar ignorarlo o
una dar a esta oscura realidad otros nombres. Para intentar comprender lo que es el
experiencia pecado, es preciso en primer lugar reconocer el vínculo profundo del hombre con
universal... Dios, porque fuera de esta relación, el mal del pecado no es desenmascarado en
su verdadera identidad de rechazo y oposición a Dios, aunque continúe pesando
sobre la vida del hombre y sobre la historia.

... pero que La realidad del pecado, y más particularmente del pecado de los orígenes, sólo se
sólo a la luz esclarece a la luz de la Revelación divina. Sin el conocimiento que ésta nos da de
de la Dios no se puede reconocer claramente el pecado, y se siente la tentación de
Revelación explicarlo únicamente como un defecto de crecimiento, como una debilidad
encuentra su sicológica, un error, la consecuencia necesaria de una estructura social
explicación inadecuada, etc. Sólo en el conocimiento del designio de Dios sobre el hombre se
clara comprende que el pecado es un abuso de la libertad que Dios da a las personas
creadas para que puedan amarle y amarse mutuamente.

El relato de la caída (Génesis 3)

La Biblia, a Entre todas las palabras de la Sagrada Escritura sobre la creación, los tres
través de un primeros capítulos del Génesis ocupan un lugar único. Desde el punto de vista
lenguaje literario, estos textos pueden tener diversas fuentes. Los autores inspirados los
simbólico, han colocado al comienzo de la Escritura de suerte que expresa, en su lenguaje
nos solemne, las verdades de la creación, de su origen y de su fin en Dios, de su
transmite orden y de su bondad, de la vocación del hombre, finalmente, del drama del
verdades pecado y de la esperanza de la salvación. Leídas a la luz e Cristo, en la unidad de
sobre el ser la Sagrada Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia, estas palabras siguen
humano siendo la fuente principal para la catequesis de los Misterios del "comienzo":
creación, caída, promesa de la salvación.
(Catecismo de la Iglesia Católica, n. 289)
Lenguaje El relato de la caída (Gn 3) utiliza un lenguaje hecho de imágenes, pero afirma
simbólico y un acontecimiento primordial, un hecho que tuvo lugar al comienzo de la
afirmaciones historia del hombre (cf. GS 13,1). La Revelación nos da la certeza de fe de que
de Gn 3 toda la historia humana está marcada por el pecado original libremente cometido
por nuestros primeros padres (cf. Cc. de Trento: DS 1513; Pío XII: DS 3897;
Pablo VI, discurso 11 Julio 1966).
(Catecismo de la Iglesia católica, n. 390)
El símbolo Dios creó al hombre a su imagen y lo estableció en su amistad. Criatura
del árbol de espiritual, el hombre no puede vivir esta amistad más que en la forma de libre
la ciencia del sumisión a Dios. Esto es lo que expresa la prohibición hecha al hombre de comer
bien y del del árbol del conocimiento del bien y del mal, "porque el día que comieres de él,
mal morirás" (Gn 2,17). "El árbol del conocimiento del bien y del mal" evoca
simbólicamente el límite infranqueable que el hombre en cuanto criatura
debe reconocer libremente y respetar con confianza. El hombre depende del
Creador, está sometido a las leyes de la Creación y a las normas morales que

7.6
regulan el uso de la libertad.
(Catecismo de la Iglesia católica, n. 396)

El pecado original
La El hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la confianza
desobediencia hacia su creador (cf. Gn 3,1-11) y, abusando de su libertad, desobedeció al
, origen de mandamiento de Dios. En esto consistió el primer pecado del hombre (cf. Rm
todo pecado 5,19). En adelante, todo pecado será una desobediencia a Dios y una falta de
confianza en su bondad.
(Catecismo de la Iglesia católica, n. 397)

“Ser como En este pecado, el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de Dios, y por ello
Dios”, pero despreció a Dios: hizo elección de sí mismo contra Dios, contra las exigencias
“sin Dios”, e de su estado de criatura y, por tanto, contra su propio bien. El hombre, creado
incluso en un estado de santidad, estaba destinado a ser plenamente "divinizado" por
“contra Dios” Dios en la gloria. Por la seducción del diablo quiso "ser como Dios" (cf. Gn
3,5), pero "sin Dios, antes que Dios y no según Dios" (S. Máximo Confesor,
ambig.).

Consecuencias del pecado original


Se pierde la La Escritura muestra las consecuencias dramáticas de esta primera
santidad y se desobediencia. Adán y Eva pierden inmediatamente la gracia de la
falsea la imagen santidad original (cf. Rm 3,23). Tienen miedo del Dios (cf. Gn 3,9-10) de
de Dios quien han concebido una falsa imagen, la de un Dios celoso de sus
prerrogativas (cf. Gn 3,5).
Se rompe el La armonía en la que se encontraban, establecida gracias a la justicia
equilibrio del ser original, queda destruida; el dominio de las facultades espirituales del alma
humano consigo sobre el cuerpo se quiebra (cf. Gn 3,7);...
mismo...
... en las ... la unión entre el hombre y la mujer es sometida a tensiones (cf. Gn 3,11-
relaciones entre 13); sus relaciones estarán marcadas por el deseo y el dominio (cf. Gn
el hombre y la 3,16).
mujer...
... en la relación La armonía con la creación se rompe; la creación visible se hace para el
con la hombre extraña y hostil (cf. Gn 3,17.19). A causa del hombre, la creación
naturaleza... es sometida "a la servidumbre de la corrupción" (Rm 8,21).
... y da paso a la Por fin, la consecuencia explícitamente anunciada para el caso de
muerte desobediencia (cf. Gn 2,17), se realizará: el hombre "volverá al polvo del
que fue formado" (Gn 3,19). La muerte hace su entrada en la historia de la
humanidad (cf. Rm 5,12).
(Catecismo de la Iglesia católica, n. 400)

7.7
El “pecado del Las consecuencias del pecado original y de todos los pecados personales de
mundo” los hombres confieren al mundo en su conjunto una condición pecadora, que
puede ser designada con la expresión de S. Juan: "el pecado del mundo" (Jn
1,29). Mediante esta expresión se significa también la influencia negativa
que ejercen sobre las personas las situaciones comunitarias y las estructuras
sociales que son fruto de los pecados de los hombres (cf. RP 16).

Misteriosamente, toda la humanidad es solidaria en el pecado


La enseñanza de Todos los hombres están implicados en el pecado de Adán. S. Pablo lo
Romanos 5 afirma: "Por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos
pecadores" (Rm 5,19): "Como por un solo hombre entró el pecado en el
mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los
hombres, por cuanto todos pecaron..." (Rm 5,12). A la universalidad del
pecado y de la muerte, el Apóstol opone la universalidad de la salvación
en Cristo: "Como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la
condenación, así también la obra de justicia de uno solo (la de Cristo)
procura a todos una justificación que da la vida" (Rm 5,18).
(Catecismo de la Iglesia católica, n. 402)
El género ¿Cómo el pecado de Adán vino a ser el pecado de todos sus descendientes?
humano forma Todo el género humano es en Adán "sicut unum corpus unius hominis"
una unidad ("Como el cuerpo único de un único hombre") (S. Tomás de A., mal. 4,1).
Por esta "unidad del género humano", todos los hombres están implicados
en el pecado de Adán, como todos están implicados en la justicia de Cristo.
(Catecismo de la Iglesia católica, n. 404)
Al propagarse la Sin embargo, la transmisión del pecado original es un misterio que no
especie humana, podemos comprender plenamente. Pero sabemos por la Revelación que
también se Adán había recibido la santidad y la justicia originales no para él solo sino
transmite el para toda la naturaleza humana: cediendo al tentador, Adán y Eva cometen
estado de pecado un pecado personal, pero este pecado afecta a la naturaleza humana, que
transmitirán en un estado caído (cf. Cc. de Trento: DS 1511-12). Es un
pecado que será transmitido por propagación a toda la humanidad, es decir,
por la transmisión de una naturaleza humana privada de la santidad y de la
justicia originales. Por eso, el pecado original es llamado "pecado" de
manera análoga: es un pecado "contraído", "no cometido", un estado y no
un acto.
(Catecismo de la Iglesia católica, n. 404)
Por eso, la Aunque propio de cada uno (cf. Cc. de Trento: DS 1513), el pecado
naturaleza original no tiene, en ningún descendiente de Adán, un carácter de falta
humana está personal. Es la privación de la santidad y de la justicia originales, pero la
“herida”, pero naturaleza humana no está totalmente corrompida: está herida en sus
no totalmente propias fuerzas naturales, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al
corrompida imperio de la muerte e inclinada al pecado (esta inclinación al mal es
llamada "concupiscencia"). El Bautismo, dando la vida de la gracia de
Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios, pero las
consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en

7.8
el hombre y lo llaman al combate espiritual.
(Catecismo de la Iglesia católica, n. 405)

“No lo abandonaste al poder de la muerte”


El Tras la caída, el hombre no fue abandonado por Dios. Al contrario, Dios lo
“Protoevangelio llama (cf. Gn 3,9) y le anuncia de modo misterioso la victoria sobre el mal y
” el levantamiento de su caída (cf. Gn 3,15). Este pasaje del Génesis ha sido
llamado "Protoevangelio", por ser el primer anuncio del Mesías redentor,
anuncio de un combate entre la serpiente y la Mujer, y de la victoria final de
un descendiente de ésta.
(Catecismo de la Iglesia católica, n. 410)

II.- ABRAHAM, NUESTRO PADRE EN LA FE

La figura de Abraham
Escasez de ¿Quién es Abraham? ¿Existió o no existió? Podríamos discutir sobre la
fuentes historicidad de Abraham, aunque teniendo en cuenta la escasez de
históricas... fuentes históricas fidedignas, por no decir la casi total ausencia, lo más
seguro es que no llegáramos a conclusiones que satisficieran nuestra
curiosidad
... pero Antes que la figura histórica de Abraham, a nosotros nos interesa lo que
abundancia de dice de Abraham la tradición bíblica y las tradiciones posteriores: su
tradición bíblica búsqueda de Dios, su encuentro con Dios, su fe en Dios. Abraham es
y religiosa “padre en la fe” de las religiones judía, islámica y cristiana. Estas tres
religiones han heredado de Abraham una forma de expresar y vivir la
fe. Abraham es modelo de la disponibilidad, de la rendición ante la
palabra de Dios, de “creer contra toda esperanza” (Rm 4,18), que fue lo
que, según Pablo, le valió la justificación. Abraham es padre en ese acto
originario de la vida cristiana, que abarca toda la vida del creyente, y que
llamamos “fe”, que es, como indica el Concilio Vaticano II, “el acto con
que el hombre se confía a Dios total y libremente” (Dei Verbum 5).

Abraham en el libro del Génesis


Textos de fecha En las narraciones de Génesis 12-25 aparece citado en pasajes que la
tardía crítica bíblica adscribió a diversas tradiciones, a las que llamó “Yavista”,
“Elohista” y “Sacerdotal”. Aunque en un primer momento la crítica
bíblica situó algunas de estas tradiciones en época antigua (la tradición
“Yavista” dataría de los siglos X-IX a.C., y la tradición “Elohista”, del
siglo IX a.C.), actualmente los estudiosos se decantan por fechar estos
textos en época tardía, e incluso después del destierro (siglos VI –V a.C.).

7.9
... pero En los capítulos del Génesis que nos hablan de Abraham nos encontramos
abundancia de con unos quince episodios, de los que cinco pueden considerarse
tradición bíblica fundamentales para sus relaciones con Dios:
y religiosa
 La vocación (Gn 12)
 La promesa y la alianza (Gn 15)
 La nueva alianza y la circuncisión de Abraham a los noventa y
nueve años (Gn 17)
 El episodio de Sodoma y el poder de la oración de Abraham (Gn
18)
 El sacrificio de Isaac (Gn 22)
El “material de Las narraciones del Génesis no son una crónica sobre los orígenes, sino un
fe” de todo relato fundamentalmente religioso. Este relato forma parte integrante
creyente del "material de fe" de todo creyente

Abraham en los restantes libros del Antiguo Testamento


En todo el En el Antiguo Testamento Abraham aparece 234 veces (60 veces en la
Antiguo forma Abram y 174 veces en la forma Abraham). Es una recurrencia
Testamento ... bastante frecuente
... pero en pocos Pero si analizamos los textos más en detalle y los situamos en la época en
libros, y de fecha la que se escribieron, nos podremos llevar la sorpresa de que, en contra de
tardía lo que pudiera haber sido nuestra primera impresión, Abraham es citado
en pocos libros, y estos pocos libros son además, muy tardíos. Los escritos
más primitivos del Antiguo Testamento ignoran a Abraham. Es el
judaísmo tardío, posterior al destierro, quien reivindica a Abraham y
destaca su figura.
En el Pentateuco Dejando aparte el Génesis, Abraham aparece 18 veces en los restantes
libros del Pentateuco, sobre todo en el Levítico y Deuteronomio, con
frecuencia en la fórmula “Dios de Abraham”, que no nos dice nada sobre
la persona de Abraham. Estos libros datan de una época en torno al
destierro.
En los profetas En los profetas encontramos únicamente 7 menciones, sobre todo en
textos tardíos. No aparece en textos proféticos antiguos, anteriores al
destierro, a diferencia de Jacob e Isaac, que sí encuentran un lugar en esos
profetas.
En los salmos Sólo hay dos salmos que hablan del “pueblo de Abraham” (47 y 105), sin
aportar nada sobre su figura.
En los libros Se le menciona 15 veces en los libros históricos, y una vez en los
históricos Macabeos.

En la literatura La literatura sapiencial más antigua ignora a Abraham, quien


sapiencial únicamente aparece en los escritos sapienciales más tardíos, escritos en
griego, en plena época helenística (siglos III-I a.C.). En Sb 10,5-6
encontramos un breve retrato suyo, y en Sir 44,19-21 leemos un elogio de
su figura.

7.10
.

Abraham en el Nuevo Testamento

Apariciones de En el Nuevo Testamento se cita a Abraham 72 veces, frente a las 80


Abraham menciones de Moisés y las 59 de David. Abraham y Moisés son las dos
personalidades más citadas en el Nuevo Testamento, muy por debajo de
otros personajes (Jacob, 25 veces; Isaac, 20 veces; Agar, dos veces; Esaú,
tres veces; Raquel y Rebeca, una vez; Sara, cuatro veces)
El “Benedictus” Entre las citas del Nuevo Testamento debemos destacar las menciones de
y el Abraham en el Benedictus (“recordando su santa alianza y el juramento
“Magnificat” que juró a nuestro padre Abraham” Lc 1,73) y en el Magnificat (“como lo
había prometido a nuestros padres, a favor de Abraham y su descendencia
para siempre” Lc 1, 55).

Abraham en las fuentes judías

La búsqueda de Las fuentes judías sobre Abraham son variadas e importantes. Los judíos,
Abraham sobre todo después del destierro, meditaron mucho sobre Abraham:
¿quién era? ¿qué hacía? ¿qué le mueve a actuar así?
Valor de estas Evidentemente, estas fuentes carecen de todo valor histórico, pero ayudan
fuentes a saber cómo Abraham ha sido interpretado por los autores de la tradición
religiosa judía. Para estos hombres Abraham es una figura cercana a ellos,
que les ilumina su vida, e incluso casi le hacen hablar. Son documentos
importantes, aunque con frecuencia algo simplistas, pueriles. Pero dentro
de su ingenuidad, los rabinos eran capaces de decir cosas profundas a
través de la parábola, la anécdota, o de sugerir hipótesis de interpretación
novedosas, que nos hacen reflexionar.
Libro de los En el Libro de los Jubileos, se desarrolla el rechazo de Abraham a la
Jubileos idolatría en Ur de los Caldeos, antes de que recibiera la llamada de Dios.
A los catorce años descubre la corrupción de los hombres y se separa de
su padre para no tener que adorar a los dioses falsos. Cuando Abraham
tiene 32 años incendia de noche el templo de los ídolos, y por esta razón
debe huir a la tierra de Canaán. La idea del incendio nace de una
interpretación rabínica del texto de Gn x,x, en el que Dios le dice a
Abraham: “Yo soy el Dios que te sacó de las llamas de los caldeos”.
Filón de Filón, en su Tratado sobre las virtudes, dice que Abraham era caldeo y
Alejandría vivía en un ambiente consagrado a la astrologóia,, de la que llegó a
hacerse una idea de Aquél que es Uno, principio de todo, no engendrado,
creador del universo, y así llegó gradualmente a la idea del Dios único.

7.11
Abraham en el islam
Recurrencia de El Islam concede  gran importancia al patriarca bíblico, que ocupa además
Abraham en el un lugar central en el Corán; siendo el personaje del Antiguo
Corán Testamento más citado. Su nombre aparece unas setenta veces y en
veinticinco suras, treinta y siete pasajes y ciento cuarenta versos. Y
aparece en textos de todas las épocas de la predicación de Mahoma, desde
los comienzos de sus actividades en la Meca (610 – 622), hasta el final del
tiempo transcurrido en Medina (622- 632). 
Fidelidad de Mahoma dice basarse en “los libros de Abraham y de Moisés”, para
Abraham demostrar que su predicación es la continuidad de la predicación de sus
predecesores. Evoca la fidelidad de Abraham, (sura 53,38) y cita
episodios narrados en el libro del Génesis (Gn. 18 ), como la visita de los
ángeles y el anuncio del nacimiento de un hijo (sura 11,69-74 ); la
predicción y el castigo ejemplar de Sodoma (sura 11,77- 82).
El sacrificio de Mahoma destaca dos aspectos en el patriarca: la lucha de Abraham
Isaac contra la idolatría (sura 37,83-99), y la alusión al sacrificio de Isaac en
Gn. 22, con el matiz de que el patriarca ha decidido inmolar a su hijo con
el consentimiento de éste, sin aclarar si es Isaac o Ismael (sura 37,102-
108).
La religión de Mahoma ve en Abraham el profeta por excelencia del monoteísmo,
Abraham Abraham sería un destructor de ídolos, y su intransigencia le ha llevado a
la persecución del politeísmo con un celo ejemplar (sura 26,69-76).
Mahoma considera que en resumen el Islam no es otra cosa que la
religión de Abraham, y por tanto el patriarca sería el primer musulmán,
y por tanto la piedra angular del monoteísmo.

Abraham en las fuentes cristianas

En los Padres de Los Padres, aunque no tienen un tratado específico dedicado a Abraham
la Iglesia (como la Vida de Moisés de Gregorio de Nisa), abundan en citas y
reflexiones.
En el arte Más allá de los Padres, está toda la reflexión espiritual sobre Abraham en
cristiano la liturgia, en el arte cristiano, en la iconografía, en la novela, en la
representación moderna. Rembrandt tiene cuatro cuadros sobre Abraham.

III.- LA ELECCIÓN DE ABRAHAM

La elección en la historia de la salvación


Abraham es Abraham aparece como escogido por Dios de entre una familia que sirve a
elegido por Dios otros dioses (Jos 24,2), le hace salir de Ur (Gn 11,10-31)

7.12
Atraviesa toda la La elección de Dios está en el origen de Abraham y los patriarcas, y
historia de la recorre toda la historia de la salvación. Es un destino diferente al de los
salvación demás pueblos, una condición singular debida no a unas circunstancias
favorables, o al propio esfuerzo humano, sino a una iniciativa soberana y
deliberada de Yahweh
Interrogantes Esta circunstancia, ¿no introduce en el plan de Dios una discriminación
que plantea injusta entre sus elegidos y los que él rechaza? ¿Cuál es el auténtico
sentido de toda elección?

Vocabulario de la elección
En la teología Es sobre todo la teología deuteronomista (propia de Dt, Jos, Jue, 1-2
deuteronomista Sam y 1-2 Re) la que ha determinado un vocabulario preciso sobre la
elección.
“Elegir” Se dice que Dios ha elegido a:
(“bahar”)  Abraham (Ne 9,7);
 la semilla de los patriarcas (Dt 4,37; 10,15);
 Israel (Dt 7,7; Is 44,1);
 los levitas (Dt 18,5; 21,5; 1 Cro 15,2; 2 Cro 29,22);
 David (1 Sam 10,24; 16,8.9.10. y otros);
 el lugar del sacrificio (Dt 12,11.18; 14,25; 16,7.15);
 el lugar donde reside su Nombre, o la morada de su nombre
(Dt cap. 12-16);
 Jerusalén (1 Re 11,13; 2 Re 21,7);
 individuos concretos: los profetas, los reyes.
“Tomar” Como en Jos 24,3: "Yo tomé a vuestro Padre Abraham...
(“laqah”)

Características de la elección
Surge por No es el hombre quien elige a Dios, sino al revés. Es totalmente gratuita
iniciativa e inmerecida, e incluso a veces en contra de la lógica humana (cfr. 1
divina... Cor 1,27: Dios ha escogido lo necio del mundo). La única explicación que
se da es el amor (Dt 7,7). Y se realiza a pesar de los planes humanos.
Incluso a veces Dios desbarata los planes humanos, para que se vea que la
elección se realiza por su cuenta, y no por cuenta de los hombres.
... para El fin de la elección es constituir un pueblo santo, entregado al servicio
constituir un del verdadero Dios, un pueblo que tiene a Dios cercano, que guarda su
pueblo santo... alianza fielmente.
... con una Implica una misión de cara a los demás pueblos. La elección no supone
misión rechazo o desgracia de los "no elegidos" (Gn 9,29; 27,29; 27,40). La
universal... elección de Dios supone una bendición para toda la tierra (cf. Gn 12,3;
22,218; 26,4; 28,14).

7.13
... que a veces A menudo entraña misteriosamente la sospecha de que Dios haya podido
entraña revocar su elección, en el momento de la desgracia. A Dios se le
sufrimiento pregunta si ha rechazado al pueblo (Jr 14,19: ¿Por qué has rechazado del
todo a Judá? 31; 33). La elección no es un privilegio gratuito; exige un
compromiso, una respuesta coherente (parábola de los viñadores).
Cuando no se responde fielmente, puede venir el castigo (teoría de la
retribución). Pero, ¿qué ocurre cuando no hay motivos para sufrir la
desgracia? Así se preguntan los Sal 44; 74; 89; 60. El sufrimiento
incomprensible del pueblo elegido se personifica en el misterioso
personaje del Siervo del Señor de Isaías; elegido de Dios (Is 42,1 -
primer canto- ; 43,20 -referido a Israel-; 49,1 "me llamó";), y sin embargo
sobre él se abate el mayor de los sufrimientos, hasta el punto de parecer
abandonado de Dios (cuarto cántico, Is 53).

“Este es mi Hijo, el elegido”

El Siervo elegido Jesucristo es el elegido de Dios. Lc 9,39: "Este es mi elegido, escuchad-


por Dios le"; Lc 23,35: "Que se salve si es el Cristo de Dios, el Elegido". Esta
expresión aparece en momentos especialmente reveladores de su
identidad: bautismo, transfiguración, crucifixión. En ellos se evoca
siempre la figura del Siervo del Señor de Isaías (cf. Is 42,1-7; 49,1-7;
50,4-9; 52,13-53,12). Dios mismo recuerda que en Jesús termina la obra
que había empezado eligiendo a Abraham e Israel. Es el único elegido que
merece realmente este nombre. Es la piedra angular, el único nombre que
se nos ha dado bajo el cielo
Elegidos en el No hay “elegidos” fuera del “elegido” que es Cristo (cf. Ef 1,3-14). La
Hijo elección de la Iglesia y de los cristianos entronca con la elección de
Cristo, participa de su misma suerte, y tiene su misma misión

IV.- LA FE DE ABRAHAM

Una confianza en Dios sin fisuras


“Abraham creyó Como respuesta a la elección, Dios le pide a Abraham una confianza
en Dios” atenta e intrépida, una acogida sin fisuras al designio de Dios. A pesar de
que en toda la narración solamente se dice una vez que "Abraham creyó
en Dios" (Gn 15,6), todos los creyentes del mundo se remontan a su fe.

Vocabulario del Antiguo Testamento sobre la fe


En el AT no encontramos la palabra "fe". Sin embargo, sí que aparece el

7.14
verbo "creer", bajo dos formas distintas, aunque frecuentemente son
sinónimas
“Creer” 'aman (en hifil "he'emin", forma causativa del verbo hebreo): pensar que
(“he’emin”) es cierto, porque no puede fallar.
“Confiar” batah: confiar, apoyarse
(“batah”)

La “peregrinación de la fe”
La “obediencia Como señala el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 143) siguiendo Dei
de la fe” Verbum 5, la Biblia llama a esta actitud: "obediencia de la fe". La
expresión es propiamente paulina (Rm 1,5; 16,26), y con ella se quiere
señalar que la fe es la entrega total que el hombre hace de toda su
persona ante Dios que se revela
“Tomad, Señor, Es lo que san Ignacio de Loyola expresaba en su famosa
y recibid...” "Contemplación para alcanzar amor" de los Ejercicios Espirituales:
"Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi
entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; Vos
me lo disteis; a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a
toda vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia, que ésta me
basta".
La fe de Retomando Hb 11, el Catecismo de la Iglesia Católica traza el recorrido
Abraham en la de la fe de Abraham:
carta a los
Hebreos 145. La carta a los Hebreos, en el gran elogio de la fe de los
antepasados insiste particularmente en la fe de Abraham: "Por la
fe, Abraham obedeció y salió para el lugar que había de recibir
en herencia, y salió sin saber a dónde iba" (Hb 11,8; cf. Gn 12,1-
4). Por la fe, vivió como extranjero y peregrino en la Tierra
prometida (cf. Gn 23,4). Por la fe, a Sara se otorgó el concebir al
hijo de la promesa. Por la fe, finalmente, Abraham ofreció a su
hijo único en sacrificio (cf. Hb 11,17).
146. Abraham realiza así la definición de la fe dada por la carta a
los Hebreos: "La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de
las realidades que no se ven" (Hb 11,1). "Creyó Abraham en Dios
y le fue reputado como justicia" (Rom 4,3; cf. Gn 15,6). Gracias a
esta "fe poderosa" (Rom 4,20), Abraham vino a ser "el padre de
todos los creyentes" (Rom 4,11.18; cf. Gn 15,15).
La Pero Abraham vive esta confianza a menudo en medio de la oscuridad.
“peregrinación Su fe se ve sometida a menudo a prueba. La misma historia por la que
de la fe” Dios le guía parece a veces defraudar su esperanza. Son precisamente los
momentos en los que la fe se fortalece: "Creyó contra toda esperanza"
(Rm 4,18), y por eso Dios lo bendice (Gn 22,15-18). Por eso la fe se
parece a un camino, a una "peregrinación"; como dice Pablo:
"Caminamos en la fe y no en la visión" (2 Cor 5,7). Juan Pablo II lo
sintetiza en la expresión "peregrinación de la fe" (cf. Lumen Gentium
58), hablando de la fe de la Virgen María: "La peregrinación de la fe

7.15
indica la historia interior, es decir, la historia de las almas. Pero ésta es
también la historia de los hombres, sometidos en esta tierra a la
transitoriedad y comprendidos en la dimensión de la historia"
(Redemptoris Mater 6).

Abraham fue En Ga 3,6-18 y Rm 4,1-25, Pablo demuestra que Abraham obtuvo la


justificado por justificación no por las "obras de la ley", sino por la "fe". Y concluye que
su fe la verdadera posteridad de Abraham no son ya los que son hijos suyos
según la carne (Rm 4,1), sino los que le siguen en ese camino de fe
(4,11.23).

V .- LAS PROMESAS DE ABRAHAM

Ser padre de La fe de Abraham acaba en la confirmación de la promesa (Gn 22,16-


multitudes 18). Dios bendice a Abraham (Gn 24,1). Pero no es una bendición
individual: su vocación está en “ser padre”. Según la tradición
sacerdotal, el cambio de nombre atestigua esta orientación; el nuevo
nombre (Abraham) significa "Padre de multitudes". Su paternidad se
extenderá a todas las naciones: "Por tu posteridad serán benditas todas
las naciones" (Gn 22,18).
Las promesas de Las promesas se repiten a Isaac y Jacob (Gn 26,3ss; 28,13-14), y ellos las
Abraham en la transmiten (28,4; 48,15-16; 50,24). En la opresión de Egipto, Dios se
historia de Israel acuerda de la alianza (Ex 2,23; cf. Dt 1,8). Cuando llame a los exiliados al
retorno, los llamará "raza de Abraham, mi amigo" (Is 41,8). Cuando el
pueblo esté en apuros, los profetas pretenden devolverle la confianza
apelando a Abraham: "Considerad la roca de la que habéis sido tallados,
la cantera de la que habéis sido sacados. Mirad a Abraham, vuestro
padre..." (Is 51,1-2; cf. Is 29,22; Ne 9,7-8). Para obtener favores de Dios,
el mejor medio es apelar a Abraham: "Acuérdate de Abraham" (Ex 32,13;
Dt 9,27; 1 Re 18,36); "otorga.. a Abraham tu gracia" (Mi 7,20). Pero para
gozar del favor de Dios no basta ser de la descendencia carnal de
Abraham (cf. Ez 33,24-29; Jn 8,37-44). Hace falta la fe, la fidelidad.
Jesucristo, En definitiva, la verdadera posteridad de Abraham, la descendencia
cumplimiento de prometida, es Jesucristo (cf. Mt 1,1). Para Pablo está claro: "Pues bien,
las promesas de las promesas fueron dirigidas a Abraham y a su descendencia. No dice: 'y
Abraham a los descendientes', como si fueran muchos, sino a uno solo, a tu
descendencia, es decir, a Cristo" (Ga 3,16). Por su vocación, Abraham
estaba orientado hacia la venida de Cristo, y su gozo consistía en
vislumbrar el "día de Cristo" (cf. Jn 8,56) a través de las bendiciones de
su propia existencia. El que la promesa al final se concentre en uno solo,
en Cristo, no es una reducción, sino la condición del verdadero
universalismo, según el designio de Dios (cf. Ga 4,21-31: Rm 9-11).

7.16
Los herederos de Todos los que creen en Cristo, circuncisos o incircuncisos, israelitas o
las promesas de gentiles, pueden tener participación en las bendiciones de Abraham:
Abraham "Todos sois uno en Cristo Jesús. Y si todos sois de Cristo, luego sois
descendientes de Abraham, herederos según la promesa" (Ga 3,28-29).

Para el trabajo personal


y el diálogo en grupo

1.- SABER

 “Toda la vida humana, la individual y la colectiva, se presenta como lucha, y por cierto
dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas” (Concilio Vaticano II,
Constitución “Gaudium et Spes”, n. 13) ¿Es ésta también nuestra propia experiencia? ¿En
qué se manifiesta?
 Di como tus propias palabras qué significa el símbolo del “árbol de la ciencia del bien y
del mal” de Génesis 3. Te puedes servir de alguna Biblia comentada.
 ¿Qué te impresiona más de la figura de Abraham en los relatos del Génesis?
 ¿Qué te llama la atención de la figura de Abraham tal como la viven las tradiciones
judía e islámica?
 ¿Cómo explicarías tú el concepto de “pueblo elegido”?
 ¿Qué características tiene la “peregrinación de la fe”?

2.- SER

 ¿Cómo vives personalmente la realidad del mal y el pecado?


 ¿Qué actitud adoptas ante el mal en el mundo de hoy?
 ¿Te sientes una persona “elegida por Dios”? ¿Qué significa esto para ti?
 ¿Cuál ha sido tu camino de fe?
 ¿Qué haces cuando tienes dificultades en tu fe?
 ¿Cómo vives en tu oración personal y comunitaria la experiencia de fe que tuvo
Abraham?.

7.17
TRATANDO DE MEJORAR
NUESTRA CATEQUESIS

3.- SABER HACER

 ¿Qué aspectos sobre “el pecado” y “la promesa de Dios” crees que no están bien
tratados en nuestras catequesis?
 ¿Qué dificultades encuentras para explicar este tema en la catequesis?
 ¿Qué nos hace falta para poder acompañar la fe de los jóvenes?

ORACIÓN
Te alabamos, Padre nuestro, porque eres grande
y porque hiciste todas las cosas con sabiduría y amor.
A imagen tuya creaste al hombre
y le encomendaste al universo entero,
para que, sirviéndote sólo a ti, su Creador,
dominara todo lo creado.
Y cuando por desobediencia perdió tu amistad
no lo abandonaste al poder de la muerte,
sino que compadecido, tendiste la mano a todos,
para que te encuentre el que te busca.
Reiteraste, además, tu alianza a todos los hombres,
por los profetas los fuiste llevando
con la esperanza de salvación.
Y tanto amaste al mundo, Padre santo,
que, al cumplirse la plenitud de los tiempos,
nos enviaste como salvador a tu único Hijo.
El cual se encarnó por obra del Espíritu Santo,
nació de María, la Virgen,
y así compartió en todo nuestra condición humana
menos en el pecado;
anunció la salvación a los pobres,
la liberación a los oprimidos
y a los afligidos el consuelo.
Para cumplir tus designios,
él mismo se entregó a la muerte,
y, resucitando, destruyó la muerte y nos dio nueva vida.
Y para que no vivamos ya para nosotros mismos,
sino para él, que por nosotros murió y resucitó,
envió, desde el Padre, al Espíritu Santo
como primicia para los creyentes,
a fin de santificar todas las cosas,
llevando a plenitud su obra en el mundo
(Plegaria Eucarística IV)

7.18
BIBLIOGRAFÍA

Catecismo de la Iglesia católica


X. LEÓN-DUFOUR, Diccionario de teología bíblica
C.M. MARTINI, Abraham, nuestro padre en la fe (Ed. Paulinas)

7.19

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