Gonzalez Zeferino - Historia de La Filosofía - Vol 3
Gonzalez Zeferino - Historia de La Filosofía - Vol 3
Gonzalez Zeferino - Historia de La Filosofía - Vol 3
Ideología
ZEFERINO GONZALES
Capítulo primero
Capítulo segundo
Capítulo tercero
1
Art. II Exposición sumaria del origen de las ideas
Libro tercero
Ideología
Capítulo primero
Naturaleza y existencia de las ideas
Artículo primero
Noción y clasificación de las ideas
2
algunos la idea es distinta del acto del entendimiento, el cual se denomina
idea, en cuanto dice orden al objeto conocido, y se llama intelección, en
cuanto dice orden al entendimiento, que es su principio.
3
representación que no es otra cosa más que lo que ordinariamente llamamos
concepto del objeto, idea de la cosa, palabra interna, como decían los
Escolásticos, los cuales daban también a esta representación intelectual del
objeto como conocido, el nombre de razón de la cosa, noción, concepción,
noticia, palabra del entendimiento, término mental: ratio rei, notio,
conceptio, notitia, conceptus, verbum mentis, terminus mentalis, y
finalmente, para significar su diversidad y oposición relativa a la idea
impresa, le daban el nombre de idea expresa, idea, species expressa.
5ª Cuando se dice que las ideas son adquiridas y producidas en nosotros por
el entendimiento agente, se sobreentienden las ideas impresas, siendo,
como es, incontestable que las expresas todas, sin excepción, son
producidas por el entendimiento posible, puesto que acompañan
inseparablemente el acto de entender como término del mismo. De aquí se
infiere, que para los que no admiten la existencia de las ideas impresas, el
problema relativo a las ideas innatas carece hasta de sentido; porque es a
todas luces evidente e innegable para todo filósofo que no confunda e
identifique la idea con el objeto, como Mallebranche, que las ideas expresas
de los Escolásticos, las mismas que los modernos llaman simplemente
ideas, son, o un efecto del acto intelectual, o el mismo acto intelectual, y
que por consiguiente carece hasta de sentido el discutir si son innatas.
Luego la cuestión de las ideas innatas sólo pude referirse a las ideas
impresas, las cuales anteceden al acto con que se conoce el objeto. Luego
es un contrasentido en buena filosofía proponer siquiera el problema de las
ideas innatas, después de haber negado la realidad de las ideas impresas, y
su distinción de las expresas.
Artículo II
Existencia de las ideas intelectuales
4
Tesis
Existen en nosotros ideas intelectuales, tanto impresas como expresas.
5
una condición necesaria de toda percepción intelectual, al menos cuando se
refiere a objetos distintos de la misma alma y de sus actos.
Corolarios
Objeciones
6
Empero las ideas no consisten en la sola percepción o en el modo de
concebir de nuestro entendimiento, sino que son entidades verdaderas,
aunque accidentales, como es también una entidad o realidad verdadera,
aunque accidental, el acto mismo del entendimiento.
Resp. La idea impresa, por su misma naturaleza y hasta por las condiciones
de su origen, toda vez que es abstraída de las representaciones imaginarias,
es representativa del objeto, y consiguientemente es medio (id quo
cognoscitur) para conocer el objeto, y no el objeto conocido directamente.
Así, pues, como primero conocemos el objeto, que el acto mismo
intelectual, no obstante que este es medio necesario para el conocimiento
del objeto, lo mismo se debe decir de las ideas impresas. El acto directo se
refiere, tiende y se aplica al objeto: la idea, lo mismo que el acto intelectual,
sólo es conocida por reflexión, o por medio del acto reflejo, que presupone
el directo. En otros términos: la idea impresa, como idea es el mismo objeto
constituido en el orden inteligible, y bajo este punto de vista el primer
término del acto intelectual: la idea impresa, en cuanto cosa o accidente
real, no es el mismo objeto representado, y es término del acto reflejo o
secundario del entendimiento.
Capítulo segundo
Sistemas principales acerca del origen de las ideas
7
Artículo I
Escuela empírica, o teoría ideológica sensista
Observaciones
Tesis
El sistema ideológico de Locke es inadmisible y esencialmente
sensualista.
8
singulares y sensibles. Por otra parte, la sensación y la conciencia o
experiencia interna, únicas fuentes de las ideas, según el filósofo inglés, se
hallan limitadas necesariamente a la percepción de fenómenos y objetos
singulares, como consta por el sentido íntimo. Es por lo tanto incontestable
que la teoría [396] ideológica de Locke es una teoría esencialmente
sensualista.
Observación
Artículo II
Escuela ontológica
§I
Sistema o escuela de las ideas innatas.
9
Las escuelas principales que admiten ideas innatas, aunque bajo puntos de
vista diferentes, son la de
1ª El alma humana lleva consigo desde su origen, si no todas las ideas que
después aparecen o se manifiestan en la inteligencia, al menos aquellas que
constituyen y contienen las verdades fundamentales de la metafísica y de la
moral, como son la existencia de Dios, su unidad, la libertad e inmortalidad
del alma, la vida futura, la distinción del bien y del mal moral, los
principios o prescripciones de la ley natural, con otras verdades análogas
del orden metafísico, moral y social.
10
3ª Y no solamente esas ideas o nociones fundamentales son innatas, sino
que además el mismo lenguaje que sirve de medio para su
desenvolvimiento y aplicación, no puede ser inventado por el hombre, y fue
comunicado al género humano por infusión o revelación de Dios. [399]
Tesis
Es inadmisible en buena filosofía la teoría de las ideas innatas,
tanto la de Platón, como las de Leibnitz y Bonald.
c) Como observa con mucha razón santo Tomás, con semejante teoría sería
imposible señalar la razón suficiente de la unión del alma con el cuerpo,
cuando menos habría que decir que esta unión no es natural al alma, ya
porque tendría razón de castigo o pena, ya también porque determinaría el
impedimento de las funciones intelectuales, cuyo ejercicio constituye la
principal perfección del hombre.
{(1) Es esto hasta tal punto exacto, que el mismo Leibnitz confiesa que su
teoría ideológica es un juego de la imaginación. «Ni pertenece a los
filósofos, escribe, tratar siempre en serio las cosas, pues también hacen
experiencia de las fuerzas de su ingenio, excogitando o fingiendo
hipótesis.»}
11
Añádase a esto, que a ser verdadera la teoría de Leibnitz, no podríamos
tener ideas de aquellos objetos que no obran sobre los sentidos, ni pueden
producir mutaciones en el cuerpo unido al alma, según exige la teoría de
Leibnitz. Esto vale tanto como decir que no podemos tener ideas explícitas,
actuales y distintas de la verdad, del orden o relación, de los ángeles, de
Dios, &c.
Objeciones
12
ideas divinas más universales e [402] inmutables de su naturaleza, cuales
son las de bien, mal, relación, causa, efecto, ser y no ser, &c., impressio
rationum aeternarum, como la apellida santo Tomás. En suma: las ideas
que constituyen los elementos de los primeros principios o verdades
naturales, eternas, universales e inmutables, aunque no son innatas, en el
sentido propio y riguroso de la palabra, pueden apellidarse innatas
virtualmente, o in fieri próximo.
Escolio
Hay otros filósofos, que sin ser partidarios tan explícitos y completos de las
ideas innatas, como los tres cuyas teorías acabamos de discutir, se acercan
más o menos a dichas teorías, presentando ciertos rasgos de afinidad con
las mismas. Así podemos decir, que bajo este punto de vista, Descartes se
aproxima a Platón, bien que en esta materia, como en otras muchas, se
contradice a sí mismo, vacilando entre encontradas afirmaciones. Después
de clasificar las ideas en adventicias, facticias e innatas, añade con
imperturbable serenidad: «acaso también puedo pensar que todas son
adventicias, o todas innatas, o todas hechas.» Sabido es que la teoría
ideológica de Wolf coincide, en su mayor parte, ya que no completamente,
con la de Leibnitz, así como Beautain, Lamennais y los tradicionalistas en
13
general, se aproximan más o menos a la teoría ideológica de Bonald.
Rosmini, al mismo tiempo que rechaza las ideas innatas, admite y considera
como tal la idea de ente.
§ II
Ontologismo propiamente dicho o ideológico.
Tesis
Son absurdos e inadmisibles los sistemas o teorías ideológicas expuestas
14
de Mallebranche, Gioberti y Schelling.
15
acción creadora, nos revela por el contrario, que solo llegamos al
conocimiento más o menos perfecto de estas dos cosas por medio de
raciocinios más o menos laboriosos. Ciertamente que si en nosotros
existiera semejante intuición de la creación, debieron ser por demás
estúpidos Pitágoras, Platón, Sócrates, Aristóteles y todos los grandes
filósofos de la antigüedad, que no supieron concebir o explicar el origen del
mundo por creación.
Por otra parte, el mismo Schelling confiesa que la intuición intelectual del
ser absoluto o de Dios, que constituye el fondo y la base de su teoría, es
anterior y superior a la conciencia subjetiva o del yo; lo cual equivale a
confesar que esta teoría es una hipótesis gratuita y una concepción a priori,
sin fundamento alguno racional ni psicológico.
Objeciones
16
conocemos su existencia y atributos sino por medio de sus actos, que le
comunican, por decirlo así, la presencia objetiva e inteligible. Si se quiere
responder a la objeción en términos de escuela, se puede distinguir el
antecedente: Dios se halla unido, &c., como causa eficiente y conservante,
in ratione causae efficientis et conservantis actualiter, conc., teniendo
presente que la conservación es una creación continuada: in ratione objecti
vel entis intelligibilis, neg.
Por lo que hace a las palabras de san Agustín, no significan otra cosa sino
que la razón o inteligencia del hombre es una participación de la
inteligencia divina y como una derivación inmediata de la misma. Y en
conformidad a esto escribe santo Tomás, aplicando y desenvolviendo el
pensamiento de san Agustín: Ipsum enim lumen intellectuale, quod est in
nobis, nihil est aliud quam quaedam participata similitudo luminis increati,
in quo continentur rationes aeternae.
Artículo III
Escuela psicológica
17
examinaremos la teoría de Fichte, genuino y lógico representante del
psicologismo ideológico.
Añádase ahora a esto, por una parte, que todas las afirmaciones contenidas
en esta teoría no son más que ficciones de la imaginación e hipótesis tan
gratuitas como absurdas, y por otro lado, que envuelve el ateísmo más
explícito y repugnante, toda vez que Dios es puesto por el yo puro, es una
modificación o fase del mismo, sin realidad sustancial, ni existencia propia.
Después de esto, no puede menos de reconocerse que la única teoría
ideológica presentada por la escuela psicológica hace poco honor a ésta.
Artículo IV
Teorías ideológicas especiales
18
A) La de Kant, cuya teoría ideológica, aunque finalmente [411] viene a
parar en escepticismo e idealismo, encierra a la vez puntos de vista
ontológicos, empíricos, y también escolásticos o conformes a la doctrina de
santo Tomás.
B) Por su parte Cousin presenta una teoría ideológica que tiene puntos de
contacto con la escuela psicológica y también con la ontológica; pues
enseña
19
revela a cada uno de los hombres, sin ser propia, individual o personal a
ninguno de ellos.
20
objeto, según el modo con que éste existe en la sensibilidad. En efecto; así
como la inteligibilidad primaria, remota y fundamental, se constituye por la
realidad y ser del objeto, el cual en tanto es inteligible en cuanto tiene
realidad y ser propio, así también la inteligibilidad próxima e inmediata se
constituye por la universalidad, siendo una verdad de sentido común en
filosofía, que el objeto propio del entendimiento es el universal: luego
siendo igualmente incontestable que el objeto contenido y representado en
la sensibilidad y representaciones sensibles, sin excluir las de la
imaginación, se presenta como singular, [414] es preciso admitir que el
objeto, bajo estas condiciones, no es inteligible, o no posee la
inteligibilidad próxima, actual e inmediata que exige y presupone el acto
del entendimiento. Luego la teoría ideológica de la representación sensible
es inadmisible en buena filosofía, e incompatible con la distinción real y
primitiva entre el orden sensible y el orden inteligible, entre el objeto del
entendimiento puro y el objeto de los sentidos, entre la inteligibilidad
remota, potencial y radical del objeto, y la inteligibilidad próxima, actual e
inmediata del mismo.
Capítulo tercero
Teoría general sobre el origen de las ideas
Artículo I
Bases y nociones previas para explicar el origen de las ideas
21
movimiento su actividad, no llega al conocimiento científico de las cosas
sino por medio de una elaboración sucesiva, gradual, y sobre todo,
trabajosa, difícil y vacilante: 4º que lejos de conocer los objetos y entrar en
posesión de la verdad objetiva por medio de simples intuiciones y juicios
inmediatos, como Dios y los ángeles, se ve obligada a proceder
ordinariamente por medio de raciocinios, deductivos unas veces, e
inductivos otras, pero siempre más o menos difíciles y complejos.
Considerada bajo el primer aspecto nuestra inteligencia, dice de ella con
razón santo Tomás que es quodammodo infinita, y también que es
impressio quaedam Veritatis Primae; y en otros términos, participata
similitudo Luminis increati, in quo continentur rationes aeternae.
Considerada bajo el segundo punto de vista, es apellidada por él mismo con
profunda razón filosófica, pura potentia in ordine intelligibili.
22
en cosas incorpóreas e insensibles, como las ideas de causa, efecto, bueno,
malo, existencia, sustancia, contingencia, necesidad, &c., las [417]
apellidaremos ideas inteligibles: 3ª ideas que se refieren a sustancias
espirituales, como las de Dios, de los ángeles, del alma racional, las cuales
pueden decirse ideas espirituales: 4ª finalmente, la idea de ente, la cual
constituye un género especial, por razón de su universalidad suprema y de
su inseparabilidad de las funciones o manifestaciones del entendimiento
humano.
Esto supuesto, veamos ahora el origen más probable de cada una de estas
clases de ideas.
Artículo II
Exposición sumaria del origen de las ideas
23
concebir cada una de las realidades objetivas correspondientes a las ideas
de causa, sustancia, contingencia y otras puramente inteligibles.
24
representaciones sensibles de una manera indirecta y remota; a lo cual se
añade, que con respecto a las espirituales de los ángeles y del alma
racional, y más todavía con respecto a la idea fundamental del ser, ni
siquiera tienen razón de causa material remota, pues esta clase de ideas solo
proceden de la sensibilidad como de causa ocasional.
Libro primero
Lógica especial
Capítulo primero
De la Lógica
Artículo I
Noción e importancia de la Lógica
Artículo II
Naturaleza de la Lógica
25
5. Pueden distinguirse en nuestro entendimiento cinco especies de hábitos o
facultades, que representan y expresan otros tantos modos de relación del
entendimiento humano con la verdad, a cuya posesión aspira, y son:
7. La Lógica es una verdadera ciencia, toda vez que demuestra con certeza
y evidencia algunas verdades relativas a su objeto propio; pero participa
también del arte en cuanto al modo o forma con que expone y afirma
algunas de las verdades que enseña. [425]
Artículo III
Objeto de la Lógica
Capítulo segundo
La Verdad y la Certeza
Artículo I
Nociones generales sobre la verdad. La verdad lógica
26
preexistentes ab aeterno en el entendimiento divino. Esta misma verdad
metafísica recibe también las [426] denominaciones de: 1º veritas rei,
verdad de la cosa, porque se identifica con la esencia de la cosa a la que se
refiere: 2º verdad transcendental, porque conviene a todo ser real,
cualquiera que sea el grado de su perfección: 3º verdad objetiva, ya porque
se identifica con los objetos reales de nuestro entendimiento, ya también
porque la razón de su verdad metafísica, los objetos reales pueden
determinar en nosotros conocimientos verdaderos acerca de los mismos.
16. Toda verdad incluye orden o relación a algún entendimiento, toda vez
que si es metafísica dice orden al entendimiento divino, y si es lógica o
moral, al entendimiento humano.
18. Una proposición no puede decirse más verdadera que otra, porque la
verdad lógica es indivisible. [427]
Artículo II
Naturaleza, división y existencia de la certeza
27
20. La certeza se divide en metafísica, física y moral. La primera existirá,
cuando el juicio del entendimiento y el motivo que lo determina radican en
la esencia misma del objeto, y expresa una conexión o repugnancia
necesaria e inmutable entre el predicado y el sujeto. La física estriba en las
leyes constantes de la naturaleza, y por consiguiente incluye necesidad e
inmutabilidad, no absolutas, sino hipotéticas. La moral es la que estriba, o
en las leyes morales a que obedece generalmente la naturaleza humana, o
en el testimonio de los hombres. Esta última, en circunstancias y
condiciones dadas, equivale a la física.
Capítulo tercero
Los criterios de Verdad
28
28. En este segundo sentido puede definirse en general el criterio: motivo
infalible de su naturaleza para formar juicio cierto acerca de alguna cosa
determinada. Para distinguirle del criterio en el primer sentido, puede
apellidársele criterio secundum quod. [429]
Artículo I
Criterio de evidencia
Artículo II
Criterio de conciencia
36. No todos los estados o afecciones del alma están sujetos a conciencia, y
por consiguiente, es infundado el decir que nada se debe afirmar del alma
sino lo que consta por el testimonio de la conciencia.
29
37. El objeto de la conciencia es doble, a saber: las modificaciones activas
o pasivas experimentadas, y el yo o sea el sujeto en que se realizan dichas
modificaciones.
Artículo III
Criterio de sentido común
44. Los juicios de sentido común deben tenerse por infalibles, siempre que
reúnan las condiciones propias de esta clase de verdades.
Artículo IV
Criterio de los sentidos externos
47. El fin de los sentidos externos es doble; uno inmediato y físico, que es
la conservación de la vida; otro intelectual y mediato, que es suministrar la
materia para el conocimiento intelectual.
30
48. Aunque el objeto general de los sentidos son los cuerpos con sus
modificaciones o accidentes, a cada uno de ellos corresponde un objeto
especial y propio, como el color a la vista, el sabor al gusto, &c. Hay
algunas cualidades o modificaciones de los cuerpos, como la magnitud, el
movimiento, la figura, &c., que pueden ser percibidas por dos o más
sentidos: por esta razón las apellidaban los Escolásticos sensibilia
communia.
Artículo V
Criterio de la autoridad humana
52. Este criterio es uno de los más importantes, pero al propio tiempo es
más complejo y difícil por parte de sus aplicaciones.
54. Llámase testigo, con respecto a este criterio, el que afirma la existencia
o no existencia de alguna cosa, y puede ser, o dogmático, o histórico;
ocular, auricular, contemporáneo. La autoridad de estos testigos resulta de
la ciencia y de la veracidad de los mismos, en cuanto conocidas por
nosotros.
31
d) Que el testimonio sea constante y uniforme, al menos con respecto al
fondo y a lo sustancial del hecho.
Artículo VI
Reducción de los criterios
Artículo VII
Causas de los errores y defectos del juicio
32
Artículo VIII
De la crítica
Capítulo cuarto
Del método
Artículo I
Del método inicial o universal científico
71. Las opiniones y teorías de los filósofos acerca del método inicial
pueden reducirse a cuatro, que son: a) el escepticismo, que niega la
existencia de toda certeza científica en el hombre y para el hombre: b) el
psicologismo, para el cual el origen y la razón primera de la ciencia es el yo
con sus fenómenos y actos. Este psicologismo comprende el transcendental
o panteísta, el sensista y el tradicionalista: c) el ontologismo, que señala
como origen de la ciencia una intuición más o menos inmediata de Dios
como primer ser y origen de todos los seres: d) el dogmatismo, que señala
como origen y fundamento de la ciencia principios o verdades de evidencia
inmediata, que son quasi innatas y connaturales al hombre.
33
72. Tomado el dogmatismo en este sentido, pero sin [436] excluir los
sentidos como origen remoto de la ciencia, constituye el método inicial.
73. Bajo algún punto de vista, puede admitirse que en la teoría de santo
Tomás, la intuición de Dios es el principio y origen de la ciencia.
74. La ciencia humana consta de dos elementos, uno racional o ideal, que
son los primeros principios, y otro singular o empírico, que son los
fenómenos singulares y sensibles tanto internos como externos.
Artículo II
Del método cartesiano
Artículo III
Del método analítico y sintético
80. Además de las leyes especiales de cada uno de estos dos métodos, hay
algunas generales y comunes a los dos, siendo las más importantes las
siguientes:
34
4ª Los medios e instrumentos de que se hace uso para conocer un objeto o
verdad, deben estar en relación con la naturaleza y condiciones propias de
aquellos. Véanse en el cuerpo de la obra las leyes especiales de los dos
métodos.
Artículo IV
Algunos métodos especiales
Libro segundo
Psicología
35
Psicología racional, cuyas investigaciones tienen por objeto principal y
directo la esencia y atributos de la misma.
Sección primera
Psicología empírica
Capítulo primero
Facultades y operaciones del hombre consideradas en general
Artículo I
Clasificación general de las facultades del hombre
90. A cinco géneros pueden reducirse las potencias o facultades vitales del
hombre, que son: facultad locomotriz, vegetativa, sensitiva, apetitiva e
intelectual. La mayor parte de estos géneros abraza varias potencias
específicas, como el género vegetativo, la nutritiva, la digestiva, &c.
Artículo II
Distinción de las facultades
93. Debe admitirse distinción real también entre algunas potencias del alma
racional, y principalmente entre las sensibles y las puramente intelectuales,
como son el entendimiento y la voluntad.
Capítulo segundo
Facultades sensibles
Artículo I
De la sensibilidad en general
36
94. Es la sensibilidad, tomada en general, aquella facultad o fuerza vital que
sirve, ya para percibir los objetos materiales y singulares, ya para
experimentar determinadas afecciones internas con relación y dependencia
de estas percepciones.
Artículo II
La sensibilidad externa
37
2ª reacción de éste sobre el órgano en cuanto impresionado por tal objeto o
cuerpo: 3ª [443] percepción de la cualidad o modificación material y
singular correspondiente.
Artículo III
La sensibilidad interna
38
113. Además de la memoria intelectual, existe en el hombre una memoria
destinada a conservar las representaciones de los objetos percibidos por los
sentidos y que, por esta razón, se denomina memoria sensitiva.
114. Las dotes varias de la memoria, según que ésta se denomina tenaz,
fiel, feliz, fácil, dependen probablemente de las cualidades especiales de su
órgano, ya en sí mismo, ya con relación al temperamento especial del
individuo.
39
123. En las obras que se apellidan generalmente producciones de la
imaginación, hay una parte menos principal que corresponde a esta
facultad, y otra más importante que corresponde a la razón o inteligencia.
128. La imaginación ejerce notable influencia sobre las bellas artes, y esta
influencia puede ser mayor o menor, según las condiciones especiales de
organización, que dan origen a determinadas cualidades de esta facultad.
Capítulo tercero
Las facultades apetitivas o afectivas
Artículo I
Noción y clasificación general de las facultades afectivas
40
virtud del imperio e influjo [447] de la voluntad y de la razón sobre dicho
apetito sensitivo, al cual, por este motivo, llama santo Tomás racional por
participación.
Artículo II
El apetito sensitivo o la sensibilidad afectiva
41
140. Consideradas por parte del modo con que influyen u obran sobre el
sujeto, las pasiones pueden dividirse en exaltantes, o sea las que dilatan el
ánimo y dan vigor, y deprimentes o sea las que abaten y debilitan.
Artículo III
Los temperamentos
Capítulo cuarto
De las facultades superiores de conocimiento o sea de la inteligencia
Artículo I
De la inteligencia o entendimiento en general
42
148. En rigor psicológico y metafísico, la doble denominación de
entendimiento o inteligencia, y razón que damos a la facultad o potencia
intelectual del hombre, encierra cierta distinción. Porque dicha facultad se
apellida y es [450] inteligencia o entendimiento, en cuanto ejerce las
funciones de percibir simplemente los objetos y de formar los juicios
inmediatos; y la misma se apellida razón, en cuanto que compara y
combina por medio del raciocinio varias ideas y juicios para descubrir la
verdad.
43
154. Opiniones y teorías de los principales filósofos acerca del
entendimiento humano. Se exponen algunas reflexiones sobre las mismas,
así como también acerca de las relaciones de las más principales con la
teoría de santo Tomás.
Artículo II
El entendimiento por comparación a los sentidos, o superioridad del
entendimiento respecto de la sensibilidad
Artículo III
Objeto del entendimiento
159. La unión íntima y sustancial del alma con el cuerpo que determina en
nuestro entendimiento una conversión permanente hacia las cosas
materiales, puede considerarse también como la razón suficiente y a priori
del fenómeno que observamos en la imaginación, cuyas representaciones
acompañan siempre las funciones del entendimiento.
Artículo IV
El entendimiento agente y el entendimiento posible
44
162. Nuestro espíritu percibe y conoce bajo la forma de universalidad los
mismos objetos que antes percibiera por medio de los sentidos bajo la
forma de singularidad. Esto demuestra que en nuestro espíritu se realiza una
trasformación objetiva, mediante la cual, el objeto pasa de ser inteligible en
potencia a ser inteligible en acto. [453]
Artículo V
La frenología moderna
45
170. Se entiende aquí por frenología moderna, un sistema dinamilógico,
según el cual, todas las facultades, aptitudes e inclinaciones del hombre se
hallan localizadas en determinadas partes del cerebro como en sus
órganos propios y especiales, de cuyo desarrollo material depende la
energía mayor o menor de aquellas facultades, aptitudes e inclinaciones.
Indícanse las afirmaciones principales de la frenología moderna.
173. Las bases generales y fundamentales para esta frenología racional son
las siguientes: 1ª establecer una distinción esencial y primitiva entre las
facultades del orden sensible y las del orden puramente intelectual. Las
primeras pueden apellidarse orgánicas, porque residen en partes
determinadas del cuerpo, y funcionan mediante órganos especiales: las
segundas, ni residen en parte determinada del cuerpo, ni funcionan por
medio de órganos, y por esta razón se denominan inorgánicas.
178. Todo juicio frenológico debe sujetarse a estas dos condiciones: 1ª que
no salga de los límites de la conjetura y probabilidad: 2ª que se circunscriba
a las facultades e inclinaciones en sí mismas, sin pasar al orden de los
hechos o actos.
46
observación de las indicaciones fisionómicas y craneoscópicas del mismo.
[456]
Sección segunda
Psicología racional
Capítulo primero
Naturaleza y atributos del alma humana
Artículo I
Simplicidad y espiritualidad del alma racional
182. Para que una naturaleza se diga subsistente con subsistencia perfecta,
necesita dos condiciones: 1ª que de tal manera sea capaz de existir en sí y
por sí que no necesite unirse a otra cosa para existir: 2ª que se posea a sí
misma completamente, no solamente en cuanto al existir, sino en cuanto al
obrar. [457]
47
187. Si se habla de la sustancia y esencia del alma racional, son
impertinentes y carecen de sentido filosófico las opiniones y teorías de los
filósofos acerca del sitio o lugar del cuerpo en que reside. Esta cuestión
solo es susceptible de significación racional y de solución filosófica, si se
refiere al alma, considerada por parte de sus facultades o potencias y
funciones.
Artículo II
Inmortalidad del alma racional
Capítulo segundo
Unión del alma con el cuerpo
Artículo I
Unidad del alma en el hombre
194. Los sistemas adoptados por los filósofos para explicar el origen de
estas tres clases de funciones pueden reducirse a dos, que son: el animismo,
que reconoce el alma racional como principio único de todas ellas: el
vitalismo, que refiere dichas funciones a dos o más principios vitales.
48
195. Los principales sistemas vitalistas son: a) el vitalismo platónico, que
admite en el hombre tres almas realmente distintas: b) el vitalismo
moderado, el cual refiere al alma [459] racional las funciones sensitivas y
las intelectuales, pero no las vegetativas u orgánicas: c) el vitalismo
sensible, que refiere las funciones sensitivas y vegetativas a un principio
vital distinto del alma racional: d) el vitalismo moderno o materialista, que
admite tantas fuerzas o principios vitales cuantos son los órganos y vísceras
con cuyo concurso se realizan las varias funciones vitales que se
manifiestan en el hombre.
Artículo II
El alma racional forma sustancial del hombre
197. Los que al hablar del alma racional o humana suponen y afirman que
es el yo humano, hablan con notable impropiedad filosófica; pues el yo, no
es el alma sola, sino la persona completa resultante del alma y del cuerpo
unidos.
199. Por eso, y en este sentido, decían los Escolásticos, que el alma
racional es la forma sustancial del hombre, y por consiguiente se une al
cuerpo con unión sustancial, o sea como el acto primero a la primera
potencia o materia prima, como la determinación esencial a la cosa
determinable, como la actividad vital y organizante a la materia inerte e
inorgánica.
200. Cuando se dice que el alma racional se une al cuerpo humano como
forma sustancial, no debe entenderse que se une al cuerpo organizado de
antemano, de suerte que el cuerpo exista con organización humana antes de
ser animado y vivificado por el alma racional; pues ésta, en el mero hecho
de ser forma sustancial del hombre, es causa y razón [460] suficiente del
organismo humano, así como de todo lo que es actualidad y perfección en
el hombre.
Artículo III
El estado de unión, o sea el comercio entre el alma y el cuerpo
49
202. Los principales sistemas excogitados por los filósofos para explicar
este fenómeno son los siguientes: 1º el de las causas ocasionales, según el
cual los actos de la voluntad, los pensamientos y sensaciones, son meras
ocasiones de los movimientos del cuerpo, siendo estos producidos
directamente por Dios con ocasión de aquellos actos, así como produce
éstos últimos con ocasión de los movimientos del cuerpo.
206. Si se habla del influjo físico por concomitancia, encierra la teoría más
racional y filosófica para explicar el comercio del alma con el cuerpo.
50
obsta para que unas dependan en sus funciones de órganos determinados, y
otras sean inorgánicas, &c. [462]
Artículo IV
El alma racional en el estado de separación
209. El alma racional, por lo mismo que es forma sustancial del hombre, y
por otra parte una sustancia simple, espiritual y capaz de existir separada
del cuerpo, se halla como colocada entre el mundo de los cuerpos y el
mundo de los espíritus, participando a la vez de los dos, bajo diferentes
puntos de vista.
212. Toda vez que el modo de obrar de una cosa está en relación y
proporción con su modo de ser, en consiguiente y lógico decir que el modo
de obrar y funcionar del alma separada del cuerpo, debe ser diferente del
modo de obrar que le corresponde y posee en el estado de unión.
51
216. Aunque hablando en absoluto y secundum se, el modo de conocer del
alma separada es más perfecto que el que posee en el estado de unión,
puede decirse, sin embargo, menos perfecto que éste último relativamente,
según que es menos proporcionado con el grado de inteligencia que tiene el
hombre. Podemos decir por lo tanto, que el conocimiento por abstracción
que posee el hombre en la vida presente, le es más natural que el
conocimiento por ideas infusas que le corresponde en el estado de
separación.
217. Téngase presente que en todo lo consignado aquí acerca del modo de
conocer del alma separada del cuerpo, se prescinde de lo que le
corresponde en virtud de la elevación al orden sobrenatural, y de las
condiciones y dotes de conocimiento anejas a este orden por la voluntad de
Dios. [464]
Capítulo tercero
Origen del alma racional
Artículo I
Teorías principales sobre el origen del alma
220. Las principales sobre el modo de producción del alma son, sin contar
el creacionismo: a) el traducianismo, que pretende explicar el origen o
producción del alma, considerándola como un desarrollo germinal del alma
y cuerpo de los padres: b) el generacionismo, que afirma que el alma
racional del hijo es producida por el alma del padre.
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223. Entiéndese por creacionismo la teoría según la cual el alma racional es
producida ex nihilo por Dios directa e inmediatamente.
Artículo II
Creación del alma racional
225. Aunque el alma racional es producida por creación, esto no impide que
pueda decirse con verdad y exactitud, que el hombre es engendrado o
producido por medio de la generación humana. [466]
Libro tercero
Ideología
Capítulo primero
Naturaleza y existencia de las ideas
Artículo I
Noción y clasificación de las ideas
226. Son varias y muy diferentes las acepciones que los filósofos suelen
atribuir a la palabra idea. Para nosotros aquí esta palabra solamente incluye
las ideas que se refieren al conocimiento puramente intelectual, con
exclusión del sensible, y entendemos además por idea alguna cosa distinta
del objeto conocido, o que se trata de conocer. Tampoco debe confundirse
ni identificarse la idea con el acto del entendimiento.
228. Esta idea intelectual puede referirse al objeto de dos maneras, o en dos
momentos: 1º representando el objeto como cognoscible: 2º representando
el mismo objeto como conocido. La primera representación es el resultado
de la [467] acción del entendimiento agente sobre las representaciones
sensibles, y se llama idea impresa: la segunda es el resultado o más bien, el
término de la acción propia del entendimiento posible, que es la
intelección, y es la que denominaban los Escolásticos idea expresa, la cual
coincide con lo que se llama generalmente concepto, noción, concepción de
la cosa.
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término de la intelección. El modo con que ésta representa el objeto, es más
claro y perfecto que el modo con que es representado por la idea impresa.
Artículo II
Existencia de las ideas intelectuales
233. Tanto las ideas impresas como las expresas, son esencial y
necesariamente objetivas, puesto que unas y otras envuelven relación a un
objeto determinado y la representación del mismo, o como cognoscible, o
como conocido. [468]
Capítulo segundo
Sistemas principales sobre el origen de las ideas
234. Los diferentes sistemas de los filósofos acerca del origen de las ideas,
pueden reducirse a tres escuelas fundamentales, que son la empírica o
sensista, la ontológica y la psicológica.
Artículo I
Escuela empírica, o teoría ideológica sensista
235. Para los materialistas antiguos, las ideas son corpúsculos y telillas
materiales procedentes de los cuerpos, únicos seres reales: para los
materialistas modernos, las ideas no son más que modificaciones y
movimientos de la materia y de las fibras del cuerpo.
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Artículo II
Escuela ontológica
240. Todas estas teorías ideológicas que admiten las ideas innatas, son
inadmisibles en buena filosofía, e insuficientes para dar razón del origen de
las ideas.
241. Hay algunos otros filósofos que sin ser partidarios rigurosos de las
ideas innatas, presentan teorías que se aproximan más o menos a alguna de
las tres indicadas. Así Descartes se aproxima algo a Platón; la teoría de
Wolf coincide en su mayor parte, con la de Leibnitz: Beautain, Lamennais y
los tradicionalistas, se acercan más o menos a la teoría de Bonald. Para
Rosmini, es innata la idea del ente posible.
243. Son inadmisibles y absurdos los sistemas excogitados por los tres
filósofos citados para explicar el origen de las ideas y la naturaleza del
conocimiento intelectual. Sobre ser sistemas gratuitos, se hallan en
contradicción con el testimonio del sentido íntimo, y conducen al
panteísmo, o se identifican con él. [470]
Artículo III
Escuela psicológica
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identifican Dios y el mundo. Además, diviniza al hombre, y le hace
superior a Dios, atribuyéndole la facultad de producir las existencias finitas
mediante el solo conocimiento especulativo de las mismas.
Artículo IV
Teorías ideológicas especiales
247. Además de las hasta aquí expuestas, hay algunas otras teorías
ideológicas que participan a la vez de las diferentes escuelas indicadas. Las
principales son: a) la de Kant, la cual participa de la escuela ontológica, se
aproxima también bajo otros puntos de vista a la psicológica, y tiene
afinidad parcial con la teoría de santo Tomás: b) la de Cousin, cuya teoría
ideológica tiene puntos de contacto con la escuela psicológica, y también
con la ontológica.
248. Hay otra tercera teoría ideológica, que puede apellidarse teoría de la
representación sensible, según la cual, para establecer la comunicación o
unión inteligible del objeto [471] con el entendimiento basta la presencia o
existencia del objeto en la sensibilidad, o sea en las representaciones
sensibles.
Capítulo tercero
Teoría general sobre el origen de las ideas
Artículo I
Bases y nociones previas para explicar el origen de las ideas
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251. A pesar de su receptividad y pasividad inicial, la inteligencia es una
verdadera potencia activa, ya porque es el principio próximo vital de la
intelección o acción de entender, ya también porque encierra o incluye la
fuerza intelectual que hemos llamado, con los Escolásticos, entendimiento
agente. La abstracción de las ideas impresas, función de este
entendimiento, y la intelección actual, función del entendimiento posible,
pueden concebirse como simultáneas.
Artículo II
Exposición sumaria del origen de las ideas
254. Las ideas expresas son producidas todas por el entendimiento posible,
es decir, por la inteligencia humana, en cuanto dice la facultad de entender
los objetos por medio de simples percepciones, de juicios y de raciocinios.
[473]
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258. En realidad, no existe idea impresa del alma racional, cuya sustancia y
atributos conocemos mediante la intuición experimental de sus actos, los
cuales, por consiguiente, hacen el oficio y suplen las veces de la idea
impresa en orden a su conocimiento.
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