Boletín Del Centro de Historia Del Estado Falcón. Año XX, #20-21, Abril 1972
Boletín Del Centro de Historia Del Estado Falcón. Año XX, #20-21, Abril 1972
Boletín Del Centro de Historia Del Estado Falcón. Año XX, #20-21, Abril 1972
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Año XX Números 20 - 21
Abril 1972
CORO — VENEZUELA
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BOLETIN DEL CENTRO DE
HISTORIA DEL ESTADO FALDON 4
20 Años Después
Veinte años ha completado este mes de abril el Centro
de Historia del Estado Falcón. Ni capilla de iniciados, torre
de marfil ni conventículo intelectual para achacosos de la
historia, nuestro Centro ha erigido como único pedestal de
su obra la permanencia de lo más noble y firme del patrimo
nio espiritual de la tierra coriana.
L. A. B.
I
Alrededor
de un
Libro
He leído con atención y agrado el reciente libro publicado por el
Licenciado Misael Salazar Léidenz, titulado “ENFRENTAMIENTO
ENTRE EL OBISPO Y LOS ALCALDES DE CORO", sinceramente ten
go que decir que se trata de un contenido altamente interesante
para los historiógrafos y para los aficionados que hacemos de la Histo
ria una materia de transcendencia y de alto significado para la vida
de los pueblos. Puse mi atención y mi agrado porque estaba seguro de
que me encontraba frente a un estudio de importancia por la proceden
cia y el autor de la obra, quien una vez más da prueba de su fecundo
talento y de su espíritu escrudiñador para llegar al fondo de la realidad
y poner a la luz de los estudiosos y de la colectividad en general algo
que se necesitaba saber con lujo de detalles, algo que tenía sabor puro,
algo que despertaba el vértigo a la lectura, porque precisamente quien
empieza a leer la obra, necesariamente quiere agotarla de una sola vez.
Un aporte más a nuestra cultura es el trabajo de Misael Salazar
Léidenz. Ya los expertos en la investigación histórica encontrarán nue
vos elementos de juicio en la Bibliografía Nacional. Con una agudeza
natural en el autor y con una pegajosidad muy propia del coriano,
atrae a sus lectores y le hace gratísimo el recorrido a través de todas
sus páginas, al mismo tiempo que los pone en conocimiento de las
“intriguillas" y las “disputas" que existieron entonces entre respetables
representantes del Poder Municipal y el Eclesiástico.
Bien concebido el trabajo, bien presentado, bien aceptado. Buen
papel ha de jugar en el futuro de nuestra Historia. Justo es que le
rindamos nuestro reconocimiento. Aquí está el mío sincero y abierto,
como sincero y abierto es el aprecio que le profeso. Además quiero
decirle que ha abierto un camino y espero de su espíritu creador y
voluntad de servicio encuentre nuevas fuentes de sabiduría, cuya reve
lación posterior sirva a todos para fortalecer nuestros conocimien
tos en todo aquello que tenga que . ver con nuestra Patria y con su
proyección hacia el mundo del futuro.
R. L. L.
Coro, 13 de Abril de 1972.
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EL ESCUDO
DE ARMAS
DE LA
CIUDAD DE
CORO
La ciudad de Coro tuvo su escudo desde los primeros
años de haber sido fundada por Juan de Ampies. En reali
dad, era una vieja costumbre de las ciudades españolas, la cual
fue trasladada por los conquistadores. En ese escudo figura
ban en campo azul, Santa Ana de pie con la Virgen María
en los brazos, como símbolo del nombre de la ciudad y una
silla que simbolizaba la capital de la provincia.
—9—
dad siguió usando su escudo de armas, de esa manera recor
daba en primer lugar su antigua preponderancia y los vecinos
soñaban con recobrarla algún día.
Pero, los hechos históricos de finales del siglo XVIII
y de principios del XIX hicieron modificar el escudo de la
ciudad. Vino en primer término la revolución de los esclavos
en 1795 y los corianos la dominaron en pocos días, después
de claras muestras de arrojo y derroche de valor. Luego llegó
Miranda y su expedición fracasó ante la hostilidad decidida
de los corianos. Vino finalmente, en 1810, el Marqués del
Toro con 3 mil soldados y los 1.200 corianos al mando de las
autoridades españolas los rechazaron, después de serios
combates.
Estos hechos granjearon en España la admiración y
el aplauso decidido para los leales corianos que con tanto
ardor habían defendido la causa de la monarquía. La Regencia
de Cádiz por decreto fechado el 12 de mayo de 1812 le conce
dió a nombre de Fernando Séptimo el título de Muy Noble
y Muy Leal. Dio ascensos, títulos y gratificaciones a los que
se distinguieron por sus servicios y el tratamiento de Señoría
al Cabildo. Que a sus armas de familia pudieran agregar los
capitulares, un cuartel de distinción con el mote “constancia
de Coro” y que el Cabildo formara para la ciudad un nuevo
escudo de armas en que se registraran los sucesos acaecidos
en Coro en los años 1795, 1806 y 1810. '
El Cabildo nombró para formar dicho escudo a uno de
sus miembros, Don Ignacio Javier de Emazábel, noble viz
caíno, residente y casado en Coro, desde hacía mucho tiempo.
El escudo diseñado por el vizcaíno estaba dividido en cuatro
cuarteles, en el primero en los cuales figuraban las primitivas
armas de la ciudad; en el segundo, en campo de oro tres
cabezas de negros para representar las de los caudillos del
alzamiento de 1795, los esclavos José Leonardo, José Ignacio
y Cristóbal, los cuales por orden del Teniente Gobernador
fueron decapitados en mayo de 1795; en el tercero, anclada
, « en el puerto de La Vela, la escuadra mirandina haciendo fue
go hacia la fortaleza, que le contestaba. Finalmente, en campo
de plata, el león dorado de las armas españolas devorando al
— 10-
león pardo de las de Caracas, “éste con la corona caída y
rota la venera de Santiago y a las plantas de aquel arrollada
y abatida la bandera tricolor para representar la victoria que
el Gobierno de Coro en defensa de España obtuviera contra
los revolucionarios de Caracas en noviembre de 1810”.
Timbrado el escudo con corona de príncipe y encima
una banderola con la inscripción Heróica Constancia de Coro,
fue enviado a España para su aprobación, después de haberla
obtenido en el Cabildo, con los hermanos doctores Don José
Ignacio y Don José Antonio de Zavala que con ese objeto y
otros de interés público fueron enviados a la corte como
diputados del Cabildo.
Para examinar ese escudo fueron nombrados por Real
Orden, los reyes de armas Don Joaquín y Don Julián de
Medina, “quienes manifestaron que el escudo compuesto por
Emazábel no estaba de acuerdo por las leyes de la heráldica”.
“Los de Medina procedieron entonces —dice Pedro
Manuel Arcaya a diseñar otro escudo, de la manera siguiente:
en campo azul Santa Ana de pie con la Virgen en los brazos,
con diadema de oro la primera y corona del mismo material
la segunda; al lado derecho una silla de frente con brazos
de oro asiento rojo, primeras armas de la ciudad y en el
centro del campo, entre Santa Ana y la silla, un escudo de
oro y en él tres cabezas negras de perfil. Orlando el escudo
con tres órdenes o hileras de cuadros de ajedrez, blancos y
negros, y en cada cuadro blanco, excepto en los del orden o
hilera del medio, tres fajas azules ondeantes, timbrado con
corona ducal igual a la de las otras ciudades españolas”. El
escudo así confeccionado fue aprobado por Real Cédula del
20 de marzo de 1815 y entregado a los diputados del Cabildo
para su remisión a Coro. Es el que ahora aparece en nuestra
portada.
— 11 —
DOCUMENTOS
El documento que publicamos de seguida
contiene el informe que el Gobernador de
la Provincia, Don Rafael Hermoso, presen
ta al señor Secretario de Estado del Des-
pacho del Interior, en relación con los
sucesos de Coro, el 25 de Septiembre de
1831, en que un sector de la población
irrumpió contra los comerciantes hebreos
radicados en la ciudad.
REPUBLICA DE VENEZUELA
GOB. DE LA PROVINCIA
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Coro Diciembre 13 de 1831.- 2? y 21 t
Número 143.
— 12 —
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asunto; y en contestación digo a VS. que cuando di el primer
parte del suceso, en 28 del mismo Setiembre, acompañé copia
de comunicaciones que había pasado a los Jueces de 1? ins
tancia y de paz de esta Ciudad para la averiguación del he
cho, y en que también consta la revisión de los únicos ins
trumentos del delito que se habían adquirido: di igualmen
te parte al Sr. Juez de Letras de este cantón, y solo me
quedaba después de este paso la atribución de inspeccionar,
sobre la pronta secuela de dichos sumarios porque no tenien
do jurisdicción contenciosa no me era posible conocer de
aquellas funciones declaradas a los Jueces encargados del
orden judicial. Así es que no solo un sumario se formó,
como VS. desea, sino tres, y aún habrían sido cuatro si el
Juez de Letras no omite el de su parte. Ya habían precedido
por supuesto las medidas de seguridad, y medidas que sur
tieron el buen efecto de tranquiladad en que se encontraba
la Provincia el día 20 de Octubre en que dije a VS., que nin
gún escándalo público se había repetido; porque cierta
mente es así, no obstante lo que el Sr. Comandante de Armas
haya informado, pues el Acto de 14 del mismo mes de que
él hace mérito no fue escandaloso en mi concepto, ni pudo
serlo, porque el se redujo solamente a la presentación de
un número de hombres desarmados y desconocidos en el
silencio de la noche frente a mi casa habitación, y de los
cuales uno se acercó a la ventana y me llamó, a quien ha
biendo abierto aquella, le interrogué el objeto del llama
miento y me contestó lo siguiente; “una gran parte de veci
nos respetables se han reunido con el fin de traer a VS. esta
representación” tomé dicha pieza que es la adjunta bajo el
número 1? y cuando esto sucedía no había visto aun a los
que le acoriaban, pero habiendo tirado la vista indiferente
mente hacia la calle observé el grupo reunido con el mayor
silencio. Ninguna medida era capaz ni adaptable en aquel
momento porque estaba solo en mi casa con un criado, y
porque cualquier movimiento habría causado un grande
alboroto y acaso algunos males a la Población. En fin el
acto era de una resolución mas detenida. Tomé el partido
de hacerles reconvenciones análogas, indicándoles la ilega-
— 13 —
lidad de la reunión haciéndose desconocidos, con otras
cosas del momento, y nadie absolutamente contestaba; tan
solo lo hizo el que me había entregado la representación
quien con una voz ficticia me aseguró que no había ningún
escándalo y que se retirarían con el mismo orden con que
habían aparecido, y así sucedió. Se retiraron y yo salí inme
diatamente a la calle, ocurrí casa del Sr. Comandante de
Armas, le participé el suceso, y personalmente salí a patru
llar con un piquete de la guarnición, y a nadie absolutamen
te se encontró: la patrulla que había salido en el primer
período de la noche a nadie habían encontrado ni nada sa
bían, el Sr. Comandante de Armas fue serciorado por mi,
ningún vecino al día siguiente dió parte de haber sentido
algo, nadie manifestaba tener conocimiento del asunto, los
mismos hebreos no sintieron nada ni advirtieron contra
ellos ataque alguno, lo único que observaron fue algunos
pasquines que amanecieron en sus ventanas conforme al que
acompaño bajo el N? 2. De aquí se deduce que el pueblo no
recibió alteración alguna en su estado pacífico, que los he
breos han seguido libremente sus tráficos, concurren a las
diversiones públicas y nocturnas sin ser incomodados, si
guen sin óbice sus especulaciones, algunos de los que se ha
bían ido a virtud del primer suceso, han regresado, y todos
tienen protección de las autoridades de la Provincia. ¿Y
cuales son entonces los escándalos de que se ha informado al
Gobierno? ¿Podrá ser escándalo público un acontecimiento
de que el pueblo fué ignorante y de que solo yo tuve conoci
miento y el Sr. Comandante de Armas por que yo se lo dije?
VS. se sirve reconvenirme porque no di parte de ello y por
que dije que ningún escándalo público se había repetido, y
verá VS. de lo dicho que tuve razón para informarlo así, y
que si omití el parte fué por que aguardaba que de la averigua
ción recomendada a los Jueces resultase el descubrimiento
de algún culpable por el cual se pudiese conocer del asunto,
desde su origen, hasta el estado en que dejó de seguir.
í Este descubrimiento no se logró como verá VS. del
informe del Sr. Juez de Letras que acompaño bajo el número
3? y por esto se convencerá de que no era posible como VS.
— 14 —
aconseja la posición de ningún perturbador, por que se ignora
quienes sean.
También manifiesta VS. que el Gobierno ha extrañado
que a los muchos días fuese el comandante de Armas quien
me aconsejare algunas medidas &, y en esta parte diré a VS.
que el Sr. Comandante de Armas por su propio deber, me
hizo algunas indicaciones que estimándolas acertadas coincidí
con ellas, pero no se diga por esto que aguardaba yo aquellas
indicaciones para arreglar las medidas, ni que estaba yo tam
poco en inacción. No Señor, no ha sucedido así; es verdad
que el Sr. Comandante de Armas ha tenido a mi disposición
cuantos auxilios haya necesitado, pero también lo es que yo,
y solo yo, acompañado unas veces de paisano, otras de solda
dos he rondado las calles sin interrucción y he planteado los
medios útiles de conservar el orden; y el adherimiento de
mi parte a las medidas apuntadas por dicho Señor es una
prueba de armonía, mas no de que por mi no se habían
establecido las convenientes.
También se sirve VS. decirme que el Gobierno ha encon
trado incompatibles el aviso de estar tranquilo el país con la
aserción de que malvados incógnitos han amedrentado a los
hebreos y debo contestar en este punto, que hablé a VS.
en un concepto relativo de lo pasado y que acaso a la incom
patibilidad aducida ha dado lugar alguna falta de explicación
o claridad de oración en el oficio.
Nunca esperé que el Gobierno me hiciese el cargo de
que los hebreos no han tenido garantidas sus vidas, y de que
el orden no ha estado conservado, aludiendo por causa de
la crencia la multitud de pasquines amenazantes. Un pasquín
resulta por donde quiera y por mucho que sea el celo no
puede evitarse su postura, un pasquín tampoco puede causar
temor a ningún hombre de juicio, cuando ve que la autoridad
pone medios para evitarlos y que trabaja por el orden, y un
pasquín por último es un obra del enemigo débil, o de la
parte del pueblo que no tiene concepto, ni influjo, ni poderío.
Los hebreos no han tenido razón para temer porque ninguno
mas que ellos son testigos de los esfuerzos hechos para
conservarles sus derechos, y aumento a VS. una prueba, la de
— 15 —
haberle puesto en sus casas una custodia por la noche hasta
el tiempo que ellos mismos creyeron innecesario.
Las medidas tomadas por mi han sido eficaces, han sido
en armonía con las circunstancias locales, han sido conforme
al carácter de los habitantes y de que tengo conocimiento,
han sido con arreglo a las leyes y han sido por fin las que
presentan la prueba incuestionable de hallarse la Provincia en
pacífica posesión de sus derechos fundamentales. En la Pro
vincia Señor, hay Tribunales de Justicia que llenan sus debe
res, ella conoce que depende de un Gobierno que debe pro
tección y seguridad a sus habitantes, y no se la niega a nadie,
hay leyes que se observan, hay funcionarios que cumplen con
su deber, y en este supuesto ni los extranjeros viven en un
país salvaje, ni a merced de sus enemigos; al contrario,
ellos viven bien, y sino ven castigados a sus contrarios ocultos,
es por que no se han descubierto: así lo asegura el Sr. Juez
de Letras encargado de dar curso a las averiguaciones, y a
I quien no puedo hacer otra cosa que encargarle la actividad
bajo de responsabilidad, y presentarle los datos que adquiera,
porque en el conocimiento exclusivo de dicho sumario nada
puedo hacer por ser un conocimiento contencioso. Yo no
dudo de la actividad con que él haya procedido, y sí convengo
en que sea difícil el descubrimiento sin embargo de las ave
riguaciones, fundado en que unos a otros reservarán sus
hechos, por que sin temor de equivocarme, aseguro a VS.
que en la Provincia detestan generalmente a los hebreos y
esto se comprueba con la continua y pública censura que se
hace de su religión y de las quejas recíprocas entre la parte
infeliz por la abrogación exclusiva de los hebreos de la in
dustria económica del país, en que han cesado los vecinos
naturales, ya por que aquellos sean mas activos, ya por que
tengan mas proporciones.
Es lo que digo a VS. en contestación para conocimiento
del Gobierno esperando me dé aviso de su recepción.
Soy de VS. obediente Servidor.
Rafael Hermoso.
— 16 —
GENEALOGIA DEL LIBERTADOR
ORIGENES CORIANOS
(Discurso pronunciado por el Dr. Raid López Lilo,
en la fecha de reecibirse como Miembro Corres
pondiente de la Academia Nacional de la Historia
el día 6 de febrero de 1971). I
— 17 —
vo y vigésimo tercer abuelos.
Por la rama de los Reyes de Portugal le vienen los
décimoseptimos abuelos.
De los Reyes de España es su mayor prosapia. Existen
mas de catorce abuelos relacionados con la nobleza española,
especialmente con la Casa de Navarra, Galicia y Andalucía,
de raza ibera.
Trasladamos la historia propiamente a la Madre Patria
y ubiquemos los hechos en la propia región de la Puebla de
Bolívar en Bilbao, Provincia vascongada de Guipúzcoa viejo
señorío de Vizcaya, de donde salió hacia la América el primer
representante de la familia Bolívar.
Pero es conveniente señalar que los Bolívar tienen ade
más cierta raigambre en la provincia de Galicia: En Peñare-
donda de la Coruña por parte de los Ponte y Andrade y Jaspe
Montenegro, de donde vendrá mas tarde Don Juan Vicente
Bolívar y Ponte padre del Liberador.
Igualmente raigambre con la Provincia de Valladolid por
los conquistadores y pobladores Capitanes Francisco Infante,
(quien también une en parentezco al Libertador con el Ma
riscal Antonio José de Sucre) quien vino a Coro con Jorge
Spira en 1534 y Melchor de Castro, naturales de Valladolid.
Este último es padre de Doña Ana Hernández de Castro y
Bobadilla, natural de Santo Domingo y esposa de Don Simón
Bolívar el viejo y madre de Simón Bolívar el mozo.
Veamos entonces su abolengo desde allí mismo de Visca-
ya en la línea paterna: Don Miguel Ochoa de la Rementería
y Bolívar — Jaúregui, séptimo abuelo, casó con Doña María
de Andixpe de cuyo matrimonio nació el sexto abuelo Don
Martín de Ochoa de Bolívar Jaúregui y la Remantería,
quien a su vez casó con Doña Magdalena de Ibargüen, dando
origen a Don Simón Bolívar, conocido con el nombre de
Simón “el viejo’’ nacido en Vizcaya en el año de 1520, quinto
abuelo del Libertador primero en venir a la América y el
primero en cambiar la “b” original de los Bolíbar por la
> ! ‘v” con que se sigue escribiendo el apellido. Este a su vez
casó con Doña Ana Hernández de Castro y tuvo como pro
genitor a Don Simón Bolívar, “el mozo” nacido en Santo
— 18 —
Domingo y cuarto abuelo del Libertador, quien a su vez
casó con Doña Beatriz Díaz Moreno de Rojas y nació del
matrimonio Don Antonio de Bolívar, tercer abuelo del Liber
tador, y éste casó con Doña Leonor Rebolledo Almendari,
dando origen a Don Luis Bolívar de Rebolledo, bisabuelo
del Libertador, quien nació en Caracas el 22 de Febrero de
1627. Este casó con Doña Ana María de Martínez Villegas y
Ladrón de Guevara de donde provino Don Juan de Bolívar y
Martínez Villegas, quien casó con Doña Petronila de Ponte
y Marín, abuelos del Libertador. De este matrimonio nació
Don Juan Vicente Bolívar y Ponte en 1726, quien casó el 30
de Noviembre de 1773, con Doña María de la Concepción
Palacios y Blanco, padres del Libertador.
*
— 19 —
Guevara y García.
Esta genealogía, empieza con la presencia de Don Juan
de Villegas y Don Bartolomé García, valientes castellanos
que acompañaron a Don Ambrosio Alfínger en su primera
expedición a Coro en el año de 1529.
Juan de Villegas: Era natural de Segovia y contribuyó en
su Patria en la Victoria de Navas de Tolosa. A su regreso a
Coro, el entonces Gobernador Don Jorge Espira, lo nombra
Alcalde Mayor de la Ciudad de Coro.
Contrajo allí matrimonio, con Doña Ana Pacheco de Es
corcha y Aguilar de cuya unión nace Doña Luisa Villegas
Pacheco de Escorcha, quinta abuela del Libertador. Esta con
trajo matrimonio en el Tocuyo con el Capitán Francisco
Maldonado de Almendari, de cuyo matrimonio nace en Cara
cas en 1579 Doña Luisa Maldonado de Villegas, quien a su
vez contrajo matrimonio con Don Juan Martínez de Vilela,
de donde nace el 1? de Febrero de 1599 Don Lorenzo Martí
nez de Villegas, casado éste el 25 de Junio de 1625 con Doña
Magdalena Ladrón de Guevara, nace Doña María Martínez
de Villegas y Ladrón de Guevara el 2 de Marzo de 1628, quien
a su vez casa con el Capitán Don Luis de Bolívar y Rebolledo.
De este matrimonio viene Don Juan de Bolívar y Martínez
de Villegas, que casado en segundas nupcias con Doña Petro
nila de Ponte y Marín de Narváez, tienen como hijo a Don
Juan Vicente de Bolívar y Ponte, padre del Libertador.
Bartolomé García: Contrae matrimonio en Coro con
Doña Luisa Cuaresma de Meló y Samaniego, de cuyo enlace
nace en la misma ciudad Doña Luisa García y Guaresma de
Meló, la cual contrajo matrimonio con el Conquistador Capi
tán Juan de Guevara. Tuvo como hijo a Don Juan de Guevara
y García, cuarto abuelo del Libertador nacido también en Co
b ro. Casó en Caracas con Doña Juana Díaz Moreno y Rojas. Pa
dre de Doña Magdalena de Guevara y Díaz Moreno, quien fue
la esposa del Capitán Lorenzo Martínez de Villegas, que ex
pliqué antes, dando origen a Don Juan Vicente de Bolívar y
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Ponte.
Juan de Guevara y García: Era hijo del Conquistador Ca
pitán Juan de Guevara natural de Lorca. Llegó a Coro acom-
— 20 —
pañando al Obispo Gobernador de la Provincia Don Rodrigo
de Bastidas en su último viaje en el mes de Diciembre de 1540.
Conforme señalaba anteriormente su madre era Doña Luisa
García y Cuaresma de Meló. Casó en Caracas con Doña Juana
Díaz Moreno y Rojas, llega la descendencia hasta Don Juan Vb
cente de Bolívar y Ponte, según lo descrito antes.
Honor a todas luces es para los corianos saber que el
árbol genealógico del Libertador haya tenido ramas en nuestra
vieja Provincia.
La mano del Gran Hacedor, prepara el gran día para reci
bir el predestinado de la Gloria, como bien lo dijera refirién
dose a Simón Bolívar don José Martí: “Es como una tempes
tad de Gloria”.
La augusta residencia de Don Juan Vicente Bolívar, coro
nel de las milicias de Aragua y Doña María de la Concepción
Palacios y Blanco, lucía regia plena de paz y alegría. La aurora
veraniega semejaba una sonrisa de luz,y los coloridos de la Plaza
de San Jacinto parecían restaurados con el aliento de la ima
ginación. La frescura de la mañana dejaba su huella de incien
so en las menudas lágrimas de rocío sobre los pétalos abier
tos del rosal florido. Todos los corazones disfrutaban la taqui
cardia adrenalínica de la emoción y la alegría. Todo era un
conjuro de espectativa. A las ocho de la mañana del 24 de
Julio de 1783 se anuncia el nacimiento de la criatura. Y que
criatura... Era el cuarto hijo de los esposos Bolívar y Ponte
y Palacios y Blanco. Era un rayo de luz para iluminar a la
América entera, era el genio de una generación que habría de
encarnarse en la pluma de la sabiduría y en la espada de la
Libertad. En alguna parte del cielo de España ha debido apa
recer una estrella feliz para indicar que muy pocos serían
sus años de supremacía en la dolida tierra americana.
De abrazos, alborozos y augurios se cubre el ambiente y
el alma de los visitantes. Presente en la mansión estaban altas
personalidades para dar la bienvenida al recién nacido. Entre
ellos el pariente cercano canónigo Don Juan Félix Jerez y
Aristiguieta, quien mas tarde le dejaría por testamento su
mayor fortuna. Don Pedro Palacios y Sojo, fundador de una
escuela de música en Chacao y otros familiares. El cuerpo de
— 21 —
criados y servidores se llenaron de afanes y disciplinas para
atender a los visitantes. Allí también los peninsulares Don
Francisco de Iturbe, Femando Miyares futuro Gobernador de
Maracaibo, etc. Desde ese momento pasan a la Historia los
nombres de Hipólita y Matea bajo cuyas manos de seda y aza
bache correrían los cuidados del niño en sus primeros años.
Se escoge el nombre de Pedro José Antonio de la Santísima
Trinidad para bautizar al niño, pero es el canónigo Don Félix
Jerez Aristiguieta quien propone llamarle, y así se hizo SI
MON, por dos razones principales: la primera para recordar el
nombre de sus abuelos, y la segunda por el presentimiento
que tenía con el nombre bíblico de Simón Macabeo, que él
habría de ser el Simón Macabeo de la América Hispana. El
bautizo fue llevado a cabo el 30 de Julio de 1783, apadrinado
por Don Feliciano Palacios y Sojo. Recibió el sacramento de
la confirmación el 11 de Abril de 1790, apadrinado por su tío
Don Esteban Palacios efectuando la ceremonia su Excelencia
I
Obispo Don Marino Martí. Ya en la familia habían cuatro
Simones, Don Simón Bolívar Jauregui (el viejo), Don Simón
Bolívar Castro (el joven,) Don Simón Bolívar Rebolledo y
Don Simón Bolívar Valenzuela.
Por extraordinaria coincidencia en ese mismo mes y año
de 1783, el Conde de Aranda, Ministro del Rey Carlos III confor
I
maba con Francia e Inglaterra el Tratado relacionado con el
reconocimiento de las colonias británicas en Norteamérica.
Hecho curioso, son las palabras, (especie de apotegma, del
Primer Ministro Don José Moñino), quien le dijo entonces al
Rey: “Vuestra Majestad con la firma de ese tratado ha perdido
las Américas” Con la sentencia del Ministro Moñino y con el
nacimiento de Simón Bolívar se cumpliría pocos años después
la feliz profecía.
En la joven madre, Doña María de la Concepción, que
apenas cumplía 23 años de vida se reflejaba un dolor incóg
nito. En sus mejillas límpidas se dormía una magnolia con
I
sus pétalos lánguidos. Sus otros tres hijos mayores, María
i t Antonia, Juana María y Juan Vicente completaban el cuadro
de dulzura familiar.
Cuando Simón Bolívar cumplía dos años y medio muere
— 22 —
su padre Don Juan Vicente Bolívar el 19 de Enero de 1786, toda
vía no tenía uso de razón.
La Audiencia de Santo Domingo le nombra Tutor al Licen
ciado Miguel José Sanz, abogado de 34 años, quien fuera des
pués su maestro, su consultor y amigo. Su madre para ase
gurar mucho más la educación del hijo, acordó con el Licen
ciado que viviera con él en su propia casa para observar su
rendimiento y así lo hizo durante dos largos años. Maestros
del Libertador fueron además Andujar, Pelgron, Carrazco,
Vides, Negrete, Bello, Avila y sobre todo Don Simón Rodrí
guez que supo moldearle el alma rebelde, el corazón pujante
y el valor indómito del futuro Padre de la Patria.
Su madre muere el 6 de Julio de 1792 cuando contaba
8 años. Queda al cuidado del abuelo materno Don Feliciano
Palacios y luego de los tíos Esteban y Carlos, hasta su incor
poración en 1796 al Batallón de Voluntarios blancos de los
Valles de Aragua con el grado de Cadete. En el año de 1797
era ya Sub-teniente del mismo Batallón. En 1799 emprende
viaje hacia Europa donde por su rango llegó a pertenecer al
Cuerpo de Caballeros de su Majestad. Embarcó en la Guaira
el 19 de Enero en el navio San Ildefonso siguiendo la ruta
de México y la Habana, llegó a España, en el Puerto de
Santoña, provincia de Santander el 31 de Mayo de 1899.
Cuando apenas tema 18 años, diez meses y dos días, el
26 de Mayo de 1802 contrae matrimonio con la elegante da
ma madrileña, pariente suya, María Teresa del Toro y Alaiza,
quien le aventajaba en un año, ocho meses y nueve días en
la edad. Fue el primero en quitar al apellido la partícula “de”
y escribirlo simplemente Bolívar, por considerar un vicio de
los godos.
Se abrieron las puertas de su corazón inquieto para dar
cabida a un amor nunca vivido. No pensaba en nada más
que en su felicidad y en los amoríos de su bella esposa. La
Iglesia de San José en Madrid, en la hoy calle de Alcalá,
bajo las religiosas notas del Ave María, presenció aquella
extraordinaria ceremonia.
Había transcurrido muy poco tiempo de permanencia
en Madrid en la casa solariega del Marqués de Ustáriz, quien
— 23 —
le ayudó a despertar las inquietudes por el estudio de los
Clásicos latinos y españoles, de los filósofos, políticos y soció
logos de la Francia revolucionaria. Visitó la Academia de San
Femando. Estudió Idiomas, a Locke, Condilac, Buffon, D’Alem-
bert, Helvetius, Montesquie, Rousseau, Voltaire, Rollin, Bithel,
etc. etc.
Regresa a Venezuela acompañado de su esposa, se embarca en
el Puerto de la Coruña. Disfrutan de la mansión que le regalara
su pariente Canónigo Jerez Aristiguieta, frente a la Plaza Mayor,
(en la hoy Esquina de las Gradillas en Caracas). Luego resuelve
trasladarse a su Hacienda de San Mateo, donde hace planes
para su residencia definitiva. En pleno contacto con la natura
leza bajo el influjo tierno de su tierna esposa. Más no así el
destino le reserva la ocasión.
El 22 de Enero de 1803 víctima de grave mal, fiebre amari
lla muere María Teresa. Proyectase entonces Simón Bolívar
I
hacia su verdadero destino. El mismo lo reconocía, y lo diría
I
mas tarde: “Si no hubiera enviudado quizá mi vida hubiera sido
otra; no sería el General Bolívar, ni el Libertador. La muerte de
mi mujer me puso muy temprano en la vida de la política; me
hizo seguir después el carro de Marte en lugar de habérmelas
en el harado de Ceres”
Regresa a Europa en 1805. En su pecho aún la herida
abierta por la muerte de su esposa. Lleva una conciencia clara
de su porvenir. Fue la época de su reencuentro con su Maestro
Don Simón Rodríguez, Humboldt, Bonpland. Observa de cerca
los triunfos de Napoleón Bonaparte y asquea de su coronación.
En la América Hispana sigue levantando la levadura de
la independencia. El Generalísimo Francisco de Miranda,
mantiene sus contactos con él, y aquel se prepara para la
4
invasión de Venezuela.
En su reencuentro con el sabio Humboldt, quien regresa
*
•í
ba de América, en París Bolívar le decía: ‘Señor, Ud. acaba
de recorrer el Continente Americano y que ha podido estu
diar su espíritu y necesidades, no cree que ha llegado el mo
I mento de darle una existencia propia, desprendiéndola de los
brazos de la Metrópoli, Radiante el destino del nuevo mun
do, si sus pueblos se vieran libres del yugo, y que empresa
-24-
■
— 25 —
tudes y crímenes groseros, pero para la emancipación del
espíritu, para la extirpación de las preocupaciones, para el
enaltecimiento del hombre y para la perfectabilidad defini
tiva de la razón, bien poco por no decir nada “Luego termina,
con los ojos húmedos, el pecho como otra montaña y el
rostro carmesí” “Juro delante de Ud.. (mirando a su maes
tro) juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por
mi honor y juro por la Patria que no daré descanso a mis
brazos, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas
que nos oprimen por voluntad del poder español”.
■ Regresa a la Patria. Se suceden los acontecimientos de
la Sociedad Patriótica, desde donde Simón Bolívar hace
tribuna. Se clava en el corazón de los venezolanos la fecha
*
del 19 de Abril de 1810 y es él la cabeza de todos los movi
mientos revolucionarios.
En misión diplomática vuelve a Europa ante la Corte
de Inglaterra acompañándolo Don Andrés Bello y Don Luis
1
López Méndez, para recabar ayuda de aquel país en la obra
emancipadora que apenas empezaba. Regresa en Diciembre
de 1810 después de cumplida su misión para ponerse de
nuevo al frente de la Sociedad Patriótica y de todos los
demás movimientos donde se consagró como genio y luego
padre y Libertador de un Continente.
Aunque no integró la representación Nacional entre los
miembros del Primer Congreso Constituyente de 1811, su
voz fue volcán pletórico que hizo precipitar los aconteci
mientos en la misma actitud del Congreso. Cuando un dipu
tado argumentaba que los grandes proyectos deben preparar
se con calma, increspó Bolívar desde la barra “Trescientos
años de calma no bastan? Pongamos la piedra fundamen
tal de la Libertad suramericana; Vacilar es perdernos”. Des
de entonces fue una sola epopeya su vida ardiente y valerosa.
i Veinte años largos de lucha lo convirtieron en un paradigma
I
humano, más que Carlos Magno y Napoleón por la excelen
cia de sus condiciones personales ajenas a toda ambición a
I
no ser la del triunfo por la libertad y la gloria.
Escribe el poeta ecuatoriano; Luis Cordero al referirse a
Bolívar:
- 26 —
“‘Generoso campeón de un Continente
fue solo redimir tu Magisterio
y agonizar después../7
— 27 —
En la marcha de los siglos podrá encontrarse una sola Na
ción pubriendo el Universo, la Federal. Nada es tan peligroso
como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano
el poder, el pueblo se acostumbra a obedecer y él a mandarlo,
de donde se origina la usurpación y la tiranía. Solo la demo
cracia es susceptible de una absoluta libertad, pero cual es
el Gobierno democrático que ha reunido a tiempo poder, pros
peridad y permanencia?. El Gobierno mas perfecto es aquel
que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma
de seguridad social, y mayor suma de estabilidad política. Los
Códigos, los Sistemas, los Estatutos por sabios que sean son
obras muertas que poco influyen sobre las sociedades: Hom
bres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados cons
tituyen las Repúblicas. La educación forma al hombre moral
y para formar un legislador se necesita ciertamente educarlo
en una Escuela de moral, de justicia y de Leyes. Sin moral
republicana no puede haber Gobierno libre. La Justicia es la
reina de las virtudes republicanas y con ellas se sostiene la
igualdad si hay alguna violencia justa es aquella que se empe
ña en hacer a los hombres buenos y por consiguiente felices,
y no hay libertad legítima sino cuando ésta se dirige a hon
rar la humanidad y perfeccionarle su suerte. La libertad del
mundo está dependiente de la salud de América. El modo de
Gobernar bien es el de emplear hombres honrados, aunque
sean enemigos. Los hombres de luces y honrados son los que
debieran fijar la opinión pública. El talento sin probidad es
un azote. Los intrigantes corrompen los pueblos, despresti
I giando la autoridad. La destrucción de la moral pública cau
sa bien pronto la disolución del Estado. Si un hombre fuere
necesario para sostener el Estado no debería subsistir y al fin
no existiría0.
Cartagena y Jamaica, Angostura y Guayana, Casacoima,
los Cayos y Trujillo, Boyacá y Bomboná, Carabobo y Junín,
Ayacucho y Pichincha, Bolivia y Panamá, Cúcuta y Chuquisa-
ca, Pativilca y El Chimborazo, todas se estremecieron con su
I
ardor de guerrero y recio pensador. Y las cinco Naciones
creadas por su coraje parpedearon sus ojos frente al inven
cible relámpago que producía su sable ceñido por su mano
»
■
— 28 —
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en plenitud heróica.
?■ .
— 29 —
Mucho tiempo después
Roto el encanto
de aquella juventud, toda belleza;
limpia la faz; humilde la cabeza
la mirada en los límites del llanto;
■
I. Dr. Raúl López Lilo.
*
1
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Coro, 6 de Febrero de 1971.
-30-
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oficio de “Amtmann” (representante del Rey) en la ciudad de
Künigshofen. De niño fue llevado a la Corte Imperial por el
Conde Enrique De Nassau y participó en los juegos del Princi
pe Don Fernando. Era primo hermano del famoso poeta Alemán
Ulrich Von Hutten y de Mauricio el Obispo de Eichstadt. (*) -
■
— 31 —
del reyno de los Omeguas fantástica tribu que debía encontrar
se en los llanos del sur y de la cual se hablaba entre los caque-
tíos.
La ciudad de los Omeguas era conocida en Quito por los
soldados de Benalcazar con el nombre del Dorado. Se decía que
allí abundaba tanto el oro que su rey se hacía bañar todas las
I
mañanas con el polvo de éste metal, fábula que después fue
extendida al Sacerdote de los Omeguas.
. La columna armada salió de Coro hasta Borburata y de
allí se internó en la seranía descubriendo el sitio donde des
*«
pués Alonso Díaz Moreno fundaría la ciudad de Valencia. De
1 allí entró en los llanos por la región de Sarare y se detuvo en
el pueblo de la Fragua donde supo que Hernán Pérez De Que-
sada había pasado por allí con 250 hombres y considerable nú
*
•I mero de caballos también en busca del Dorado. Hutten resol
i
vió seguir la ruta trazada por Hernán Pérez De Quesada pero
en uno de los pueblos de la Gobernación de Neiva un indio
I4
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“que por su conversación, mesura y gravedad se comprendía
s
r
era de significación” le aconsejó no seguir esa ruta porque
Hernán Pérez De Quesada caminaba hacia su ruina introdu
ciéndose en un país deshabitado, montañoso de clima muy mal
sano y se ofreció a guiarlo hacia una tierra muy poblada,
abundante en oro y plata. Hutten sin embargo persistió en su
idea de seguir las huellas de Hernán Pérez. E indio lo siguió
durante 8 días hasta que huyó una noche dejándolo entregado
a su suerte.
A principios de 1542 el grupo siguió la ruta del sureste
abandonando el rumbo que llevaba Hernán Pérez. Entrado ya
el invierno y temeroso de que lo sorprendiera en la llanura
z resolvieron esperar en las tierras altas, la primavera. “Inmen
sos fueron los trabajos y miserias que sufrió esta gente en
aquellas agrestes soledades, sin recursos de ninguna especie y
rodeados de aguas y bosques, así fué que apenas bajaren aque
llas descendieron de los montes y se volvieron al pueblo de la
i
Fragua donde llegaron en su mayor parte enfermos, cubiertos
de úlceras y en el más lastimoso estado”.
Una vez repuesto Felipe Von Hutten marchó nuevamente
|
hacia el sur en busca del mismo cerro donde había trazado el
j vierno y dispuesto a seguir la ruta que le había señalado el
<
i — 32 —
<
— 33 —
dades para la Conquista. Carvajal procuró deshacerse de Hut
ten pero como el joven capitán era tan querido y apreciado por
sus compañeros quiso ganarse primero la voluntad de los sol
dados. “Era el joven Hutten de un natural tan noble que no
obstante los consejos de sus amigos se dejó llevar de las pro
testas astutas de Carvajal de tal modo que cuando acordó es
taba a merced de éste, llegando a las explicaciones después de
una violenta escena pudo Hutten haber puesto fin a la con
tienda con la muerte de Carvajal; pero siempre generoso se
contentó con desarmarlo y retirarse a Quibor con todas las ar
mas y caballos que Carvajal tenía”.
I — 34 —
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— 35 —
NUESTROS LIBERTADORES
i Parece que algunos historiadores, venezolanos y extranje
4 ros, no le han dado mucha importancia a la primera batalla
de Carabobo, llevada a cabo el día 28 de Mayo de 1814, en cuan
4
to a la gran significación sicológica entre los hombres que lu
charon por darnos Libertad.
8
Sin desconocer el valor estratégico de todos los rincones
venezolanos donde se libraron grandes batallas por la justa
causa libertaria, parece que la meta trazada por los republica
*
nos para destrozar definitivamente las cadenas opresoras para
que no se unieran más, fue ¡Carabobo.
i
— 3o —
podido influir la suerte varia de la guerra, pues que siempre
habéis sido vencedores, vais hoy más que nunca a mostrar
vuestro valor y disciplina, y si se nos presenta algún obstáculo
para conseguii la victoria debeis vencerlo. Boletín Ns 53 del
Ejército Libertador. En el 19 de la Academia de la Historia
Pág. 749.
LOS HOMBRES
En todos los pueblos venezolanos hubo hebreos conocidos
y desconocidos que lucharon para independizarnos del yugo
español. No hay un solo rincón venezolano por donde no pasa
ran calzados ni descalzos, con el pecho desnudo y llevando en
sus manos una lanza, un palo o una piedra buscando al enemi
go para presentarle batalla o perseguirlos si huían.
Hay algo trascendental en los hechos de los hombres que
lucharon por independizarnos, que demuestran claramente
que no solo con la espada y el fusil dejaron atónitos a nuestros
adversarios, sino también con su elocuencia verbal tan oportu
na, sus réplicas fulminantes y convincentes que muchas veces
convirtieron a los más encarnizados enemigos en fieles y con
secuentes amigos o aliados.
Cuando a Bolívar se le pidió esperar, respondió: Trescien
tos años de espera no es suficiente? Cuando en el Congreso,
Manuel Palacio, empujando a los tímidos, dijo: para que un
pueblo sea libre basta que quiera serlo. Cuando Bolívar, invi
taba a un grupo de personas que estaban reunidos en un sitio,
para que lo acompañaran a luchar por la independencia y se
— 37 —
i
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— 38 —
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BATALLA DE CARABOBO
i
Elocuentes historiadores han descrito nuestra historia,
cada cual con una talentosa erudición que es casi imposible
que alguien más pueda añadirle algo que no represente un pe
ligro para el que lo intente. No obstante eso, como es tan am
plio el campo que cubre nuestra historia, a veces encontramos
alguna vereda como la pica de la Mona por donde penetró
Páez para sorprender al enemigo y por ella podemos introdu-
— 39 —
I
cimos los que careciendo de títulos académicos y de verbosi
dad elocuente, queremos decir algo también.
I
E1 General La Torre, confiado en su aguerrido Valencey,
uno de los mejores regimientos del ejército expedicionario,
cubriendo el camino de Valencia a San Carlos; con su Hostal-
rich y Barbastro a su derecha; con el Infante a la izquierda
3 cubriendo la ruta del Pao; con sus escuadrones de húsares y
otros tantos carabineros cubriendo las extremidades de esta
linea y tras la cual se encontraba la reserva del Burgos, y a la
espalda de éste el resto de la caballería mandada por Morales;
■
más las cuantiosas provisiones y su bien provisto parque, da
■
I
ban por descontado el triunfo de los monárquicos sobre los
republicanos y tal vez sintiéndose dueño y señor de la situa
ción, porque tenía materialmente bloqueda el abra por donde
forzosamente tenían que acometer los Republicanos, jamás se
4
¡4
molestó en pensar en la sagacidad del indio ni en la inteligen
cia de Bolívar para resolver los más intrincados problemas
I
HÍ con la velocidad del rayo.
N
— 40 —
nentes de ambos bandos con la intención de jugarlo todo a una
sola carta. Lo creo así por el atuendo festivo que presentaban
los Republicanos ataviados con sus mejores galas como dicien
do al enemigo: Nuestro Uniforme de Gala nos acompañará
hasta la tumba o hasta la cima de la gloria si triunfamos.
Tanto los españoles adictos a la corona como los ameri
canos adictos a la Libertad, se mostraban dispuestos a que so
lo quedara uno de ellos: Los españoles aplastar a los insurgen
tes, según ellos, para no dejar semilla germinadora y los ame
ricanos dispuestos a ofrendar sus vidas en aras de la Libertad
y quedar enterrados en los campos de Carabobo aunqeu no
quedara el más mínimo rastro de sus cuerpos, o a romper de
finitivamente las cadenas opresoras del Imperio español, y
triunfó quien tenía no solo la razón, sino el orgullo y la dispo
sición de morir antes que seguir siendo esclavo. A
RAFAEL GONZALEZ E.
Cronista de Punto Fijo
— 41 —
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4
i CORO
•i
Coro.
¿Es esta una palabra importada de la Madre España,
írt donde por cierto existe la Virgen de Coro, o del Coro?
1
¿O será más bien una voz indígena, caquetía claro está,
que significaría, según Pedro Manuel Arcaya, “un lugar de
mucho viento”, o donde bate la brisa constante?
Sea hispana o indígena la voz “Coro”, es un hecho histó
rico que se combinaron los dos elementos, peninsular y
caquetío, en su fundación.
— 42 —
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— 43 —
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I
) Jefe Manaure, señor de Jurijurebo; extrañados de que exis
tiese un Dios que es Padre de todos; también de ellos, quienes
solo concebían el mundo como partido en dos: ‘Ana carine
rote
Amucón paparoro itoto”.
‘El caribe, el caribe es un hombre
Los demás solo son sus esclavos”.
;•
El cují se venera todavía, con sus leños a manera de
cruz, bajo la cúpula de un posterior templete.
Y todos aguardan la erección de una cruz monumental,
con sus brazos abiertos, cabe la bóveda del firmamento.
-------o-------
También es coriana la gloria de José Leonardo Chirino.
En un diez de Mayo de 1795, a un tiro de Coro, se dió el
grito a favor de una justicia más justa, y de la libertad. Y
¡ aquel grito seguido del alzamiento de los negros y zambos de
Macanilla, marcó con sangre fecunda el primer encuentro con
el amo y opresor.
I
¡
i Pasaron pocos años, y sobre el Aventino repercutió, más
remozado y clásico, el eco de aquel primer grito que rebasó
<
límites y confines hasta volverse continental.
A la salida de Coro, como quien se dirige hacia el sur,
hacia Caujarao y la Sierra, las nuevas avenidas se ensanchan
para dar cabida, no a otra cruz, sino al monumento a José
Leonardo Chirino, héroe temprano de la justicia social en el
hemisferio.
--------- O----------
Y en La Vela de Coro palpita aún el recuerdo del Precur
sor Francisco de Miranda.
Traía en el “Leánder” el Tricolor que llegó a ser “madre
de banderas” y todos los anhelos y las esperanzas de aquel
3 de Agosto de 1806, en eso se quedaron: en anhelos y espe
ranzas.
Cuando, en 1956, se celebró la Conmemoración Sesqui-
centenaria del desembarco de Miranda en La Vela y su mar
cha hacia Coro, aparecieron geniales proyectos de un gran
dioso monumento coronado con el Tricolor Nacional. Mas
— 44 —
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— 45 —
del museo que está dedicado a la memoria del primer Obis
po de Coro: Monseñor Lucas Guillermo Castillo.
Pinturas de neta factura hispana y de ingenuo trazo
indígena, tablas y retablos, sagrarios y bargueños, loza
cristalería, imaginería y platería, tallas y relieves, arcones
y baúles, altares y honnacinas, crismeras y tachuelas, plata
martillada y soberbio trono... ¿qué menos se puede decir,
si por más que se diga, no logran las palabras valorar lo
que los extraños más que los propios, han “descubierto” en
el Museo Diocesano de Coro?
------- o-------
Pero es que toda una zona de la ciudad es un museo.
La integran varias calles a cuya vera se alinean las casonas
y las iglesias, los portales y los zaguanes, los pisos y los
artesonados más vetustos y venerables de Venezuela.
Tan célebres que han inspirado a los artistas de varia
f das latitudes.
Las columnas panzudas o palmeras, fueron imitadas
por el bloque número uno del Silencio.
Otros motivos ornamentales constituyen el tema de
pintura y estudio en nuestras academias y universidades.
De tiempo en tiempo sus alumnos visitan Coro y su
museo, y lápiz y papel en la mano, o con la nariz aplastada
por la camarita, toman notas y vistas para su tesis de grado.
Todos admiten y reconocen que la densidad y riqueza
de historia y de testigos de la historia es tal en Coro, que
por más fotos que se lleven los turistas y estudiosos, no
lo podrán mermar.
Lo que sí se llevaron, y por dos veces le fue devuelto,
es su sede episcopal. Pues Coro fue también la Primera
Diócesis de Venezuela.
Y al trasladarse la sede a Caracas, o Barquisimeto, no
sintió Coro más desgarro que la alegría que experimenta
una madre, cuando llega a ser madre.
Claro que es mucha gloria, demasiada, si no fuera
verdadera, que Coro es el muelle espiritual de América.
— 46 —
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ALCANDORAS Ii
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el comandante peninsular de furor ciego,
impertérrito enfrenta la descarga patriota,
resiste, se hace fuerte, y al fin desesperado,
por la gloria de España se bate acribillado
y muere con la mano sobre su espada rota.
Ocho años han pasado de la tarde aquella
cuando feliz sabana vió brillar una estrella:
el genio de Bolívar que, invocando sus manes,
utilizó dos hombres sobre cada bridón,
y la hueste española sintió de un ciclón
el vórtice en la llanura de Taguanes.
Ejército glorioso que vuelves a Pegones,
detén aquí tus filas, refrena tus bridones,
reverencia un instante a tus muertos proceros, 1
presenta tus fusiles y tus lanzas alista
pues el Libertador de América revista
tus ínclitas columnas, tus escuadrones fieros! 1
— 50 —
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Sabana de Cannas, si en la guerra púnica <
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Un choque más violento que confluir de huracanes...
caen picas en los pechos y sangre en los dormanes,
es duelo de panteras el de estos batallones,
hay disparos y tajos, hay metralla y lanzazo,
i
dos soldados se trabajan en un mortal abrazo,
Ir revuélvense con furia, se dan de mojicones.
I
i Apure en la sabana... Basbastro le acomete,
desordena sus filas con ímpetu de ariete,
i
Páez lo reorganiza y al Holstarich furioso
detiene y ataca, mas Burgos se le ensaña,
Apure se diezma, repliega, la sangre lo baña
y es su heroica lucha agonía de un coloso.
Y cuando ya flaquea tras de tantos reveses
a sus espaldas surgen salvadores ingleses
El británico Asdhow avanza imperturbable
y clava la bandera con viril decisión.
Holstarich y Barbastro acosan la Legión
y el choque con los anglos resuena formidable.
Intrépido oficial desmonta del caballo,
su espada fulge al sol cual flamígero rayo...
en cuadro formada, en tierra la rodilla,
su orden los ingleses impávidos acatan;
la más furiosa carga sobre ellos ya desatan,
terribles, valerosos, los hijos de Castilla.
Y la Legión Inglesia impertérrita bota
un torrente de fuego, mas ya diezmada y rota,
cuando electrizada, de Firmes! al grito,
Tomás Farriar la trueca en vivido bastión,
rechaza nuevas cargas y al Hispánico León
enardece su flema y su arrojo inaudito.
-53-
de este insigne guerrero de bravura y lealtad,
de este campeón oscuro de la libertad,
conozca la gloria todo el Universo!
— 54 —
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1 I
Huye Holstarich... Burgos ante Silva y Muñoz
cual frágil gavilla cae al trazo de la hoz.
Muy pocos escapan a la terrible siega.
!
Rifles y Granaderos a caza van de Infantes,
doquier están los nuestros invictos y triunfantes.
Páez rinde a Barbastro y Valencey repliega j
— 55 —
y súmanse, cual sombras, al júbilo y los vivas:
Miranda, Piar, Anzoátegui y José Félix Ribas
han dejado un instante sus sacras sepulturas!
— 56 —
I
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En su retirada García llega a Barrera,
y aquí el hado adverso termina la carrera
del bravo Mellado, Legendario Lancero,
ven Arráiz y Meleán el fin de sus azares,
la vida en Tocuyito se va de Olivares,
y aún Valencey repliégase altanero.
— 57 —
A través de las edades y en todo confín I
— 58 —
I
I
Notas
INSTITUTO UNIVERSITARIO I
TECNOLOGICO DE CORO
Registramos con inmensa satisfacción la instalación y el fun I
cionamiento del INSTITUTO TECNOLOGICO DE CORO, el
cual empezó su labor desde el 2 de Mayo de este mismo año.
Con esta realización se abren las puertas al desarrollo i
— 59 —
I
1
estuvo a cargo del Dr. Luis Alfonso Bueno quien en una
brillante pieza oratoria exaltó la personalidad de la heroína
Josefa Camejo.
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I
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de Cronistas de ciudades cuya finalidad fue la de programar 1
— 61—.
La Sociedad Bolivariana, la Dirección de Cultura del
Estado y el Centro de Historia del Estado Falcón patrocina
ron la presentación de Mascaruba, un excelente conjunto
teatral de Aruba. La obra Macuarima recibió merecidos
aplausos.
— 62 —
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i
i
♦
INDICE 4
i
20 Años después
Alrededor de un Libro
Documentos ” 12
Nuestros Libertadores ” 36
Los Hombres ” 37
»>
” 39
I •
Batalla de Carabobo
Coro ” 42
Alcándoras de Gloria ” 47 I
a
Instituto Universitario Tecnológico de Coro ” 59