Hermeto Pascoal - "La Música Es Mi Religión" 2012
Hermeto Pascoal - "La Música Es Mi Religión" 2012
Hermeto Pascoal - "La Música Es Mi Religión" 2012
Cuando FM planeó hacer su Retrato sobre Hermeto Pascoal, cuenta que fue interesante
hallar más referencias críticas sobre su obra en los Estados Unidos; que excepto notas
periodísticas, no hay en el Brasil una reflexión contundente acerca del trabajo de ese gran
compositor; y que su nombre por lo general se asocia al de un loco que sopla calderas y bate
tubos en el suelo. Todo ello, resultante de una inclinación perpetua de la cultura brasileña
por negar su potencial intuitivo, mágico. Tratar a Hermeto de mago es una referencia
irrespetuosa, que implica un distanciamiento. Así lo tenemos, a distancia, concluye FM. Por
tal razón, se volverá a menudo sobre este texto, a la Enciclopedia del Jazz, de Leonard
Feather y Ira Gitler, la correspondiente a los años 70 del siglo XX, y al Diccionario del Jazz, de
Ph. Carles, André Clergeat y J.-L. Comolli, entre las escasas y certeras fuentes sobre su obra.
Feather y Gitler en su Enciclopedia del Jazz en los 70, destacan en forma breve que Hermeto
trabajó con varios grupos pequeños en Brasil, siendo lo más notable su asociación con Airto
Moreira (IV de la serie Músicos del Brasil). En 1972 viajó a Nueva York, donde grabó con
Miles Davis y Duke Pearson; luego, pasó a California. Para la cantante Flora Purim, esposa de
Airto, Hermeto es una de sus más importantes influencias. Ya el Diccionario del Jazz (Anaya
& M. Muchnik, 1995: 925), le dedica un mayor espacio a Pascoal, quien comenzó a estudiar
música a los siete años. Su padre, acordeonista, le regala un... A los once toca en gafieiras y
en los forrós con su hermano. Su familia emigra a Recife, cuando tiene 14 años; con su
hermano y para la radio toca hasta 1958. Decide probar suerte en Río, donde integra varias
orquestas regionais. Ya en Sao Paulo, 1960, toca en los clubes de moda (Chicote, Stardust), se
inicia en la flauta y el saxo y forma su primer grupo, Som Quatro, en 1964. El mismo año
conoce al percusionista Airto, con quien dirige el Quarteto Novo, célebre por su estudio
experimental sobre ritmos nordestinos y con el que graba su primera composición: O Ovo o
El huevo. Tocan Leonardo, saxo tenor, y Hebert Pacífico, flauta.
https://www.youtube.com/watch?v=18_CQWcNHr0&list=PL27F58ABF7EC39E50 (0:41) En
1968, Hermeto hace una gira por Francia. Al año siguiente, ya disuelto el Quarteto..., Airto lo
invita a New York para grabar dos temas, para el álbum Live Evil, con Miles Davis, a quien
admira y respeta. Aprovecha la visita para grabar su primer álbum como líder, Hermeto, en 1972;
y en 1973 A música livre de Hermeto Paschoal (sic), el album que refleja como pocos su sonido.
Luego de su viaje a EE.UU, se reubica en Río. Sale en forma regular de gira: a México, en 1972;
a EE.UU, en el 74. Dos años después graba, junto a Ron Carter, Chester Thompson, y Flora
Purim, un álbum en el que, además, participan... ¡dos cerdos! El grupo actúa en festivales
europeos y sus discos, de difícil consecución hasta 1985, incluso fuera de Brasil, pasan a tener
una difusión normal, excepto en Brasil. Para este hombre tan ligado a su tierra, nombrado
ciudadano de honor de su pueblo, Lagoa, todo es música. De los ruidos de animales,
conversaciones, objetos, comentarios de partidos de fútbol, naturaleza, cuerpo, etc., extrae una
sustancia musical que integra en temas narrativos que muchas veces llevan el sello de sus
orígenes, composiciones en ciclos, leitmotiv, secuencias repetitivas: como ocurrió en Bogotá,
ciudad en la que interpretó algunos cantos de vaquería de los sertões nordestinos o en
Tiradentes, el mismo año 2010...
https://www.youtube.com/watch?v=y7Zm4hTE4UI&list=PL3A09387A9DD558E6 (5:18)
Frente al aserto de Paulo Moura en el sentido de que “Hermeto Pascoal tiene algunos
choros que van a entrar en la eternidad”, FM expresa, antes que una queja, un lamento
metafísico: “¿Cómo saber eso?” Y agrega algo que va mucho más allá del enunciado: “¿Cómo
encontrar sus discos en el Brasil”? Tal vez quiera decir, ¿cuándo se recuperará para bien de
las culturas nacionales el dicho aplicado a los lazos de sangre, “más cerca de la carne está la
camisa que el jubón”? En otras palabras, ¿cuándo se dejará de mirar el oropel afuera cuando
el oro está adentro? Razón tenía el saxo tenor Coleman Hawkins cuando, no necesariamente
pensando en Hermeto, aunque por qué no, decía: “A nadie le gusta lo de casa”. Es probable
que no se refiriera a la comida hecha por su mujer ni a ella misma. Y lo de casa, que sí le
gusta a Hermeto, es el choro, que aquí interpreta en melódica (escaleta) acompañado por
otro genio albino, Sivuca, acordeón, en Tico Tico no Fubá, composición del pianista Zequinha
de Abreu: www.youtube.com/watch?v=kfKwiXODlKs&NR=1&feature=endscreen (3:17):
FM indaga hasta qué punto, al calor de esa indefinición de que habla Veloso, la música
blanca y bien nacida (Paulo Moura), habría sentido desprecio por el choro, asociándolo a una
clase menos favorecida. Intriga que el choro fuera cultivado por compositores brasileros
tanto eruditos como populares: se volvió refinado en las manos de autores como
Pixinguinha, Garoto, K-Ximbinho, Braguinha y Radamés Gnattali. Posteriormente nombres
como Paulinho da Viola, Paulo Moura y Arthur Moreira Lima le dieron un valor estimable. Y
estuvo presente en los inicios, con Patápio Silva o Villa-Lobos. La lista crecería pensando en
Waldir Azevedo, Abel Ferreira, Joel Nascimento.
Para FM interesa mencionar la relación entre lo llamado popular y erudito: el choro habría
sido el punto de quiebre en esa barrera ficticia. Si un compositor erudito como Mignone
compuso pequeños choros y valses para piano, uno popular como Garoto escribió partituras
para guitarra y orquesta, igual que Gnattali. Al derribo del muro popular-erudito se sumaría
la dinamita de Moura, Gismonti y Hermeto. Todos ellos rompieron con los patrones
canónicos. FM pregunta si esa ruptura habría sido decisiva en lo relativo a una menor
consideración por el choro como gran género musical. Moura señaló cierta vez que Gismonti
“no escribe un choro completo”, pero que capta el clima y ese clima está presente en algunas
de sus composiciones. Es una lectura atractiva y que define bien el diálogo jazz-música
brasilera en Gismonti, aunque ahí estén presentes en mayor grado de identificación
Stravinski, Villa-Lobos y Mignone.
Acto de creación – Una pequeña faceta del proceso de creación de un mago musical, es un
documental dirigido por Marília Alvim. Hermeto Pascoal y Mário Carneiro estaban en el
estudio para crear la banda sonora del documental Eu Vi o Mundo o Yo vi el mundo.
Comenzaba en Recife, sobre Cícero Dias y su famoso panel. Hermeto veía en una TV las
imágenes del video y tecleaba el piano o soplaba la melódica. A cada solicitud de Mário, él
respondía simplemente (deixa comigo) permítanme. Y había otra joya más de melodía,
armonía, cadencia e improvisación. La frase expresaba la incontinencia creativa de uno de
nuestros genios de raza. Hermeto no hizo esperar a ninguno por la música: ella brota de él
como agua de la fuente. Esos días mágicos, 15 y 16.I.2002, podrían haber quedado apenas en
la memoria de los músicos, técnicos y de la extensa familia que preparaba el filme. El
resultado, dirigido por Marília, es Hermeto Pascoal Ato de Criação, que el Cinesul exhibe en
la muestra de medios y cortos. El registro es precioso porque capta la exhuberancia lúdica de
Hermeto en cuanto crea y pule sus joyas musicales y porque testimonia el diálogo
imponderable entre lo que la imagen dice y la música expresa. Mário contextualiza cada
trecho del filme e intenta explicar lo que espera de la música. Hermeto lo observa como a un
maestro o clava los ojos en el televisor y estira el cuerpo sobre el instrumento. La función es
emocionante. Permítanme. ¡Viva Hermeto! ¡Saudade, Mário! Obrigado, Marília. (Tradujo:
LCMS) Hermeto Pascoal – Ato de Criaçao – Parte 1 Hermeto toca trompeta y piano a la vez...
www.youtube.com/watch?v=dgKlmLwusZo&feature=endscreen&NR=1 (6:57)
Tal vez Hermeto sea el punto más conflictivo de esa eterna indefinición de que trata Veloso
en su libro. Al considerar lo que dice en Verdade Tropical, sólo resta preguntar, reclama FM:
“¿Por qué no reconocemos la genialidad de Hermeto Pascoal?” Y no habla en términos de
mercado, en el mediocre sentido en que resultamos rehenes suyos, sino antes en el ambiente
crítico de una supuesta clase intelectual que percibe lo ajeno con suma facilidad y raramente
se da cuenta de lo que le es propio. FM agrega: “Gil Evans observó una particularidad en la
obra de Hermeto, el desbordamiento, el exceso. No se trata de ser demasiado inconsecuente,
sino antes de una defensa estética”. Ese sabio exceso se da, por ejemplo, cuando Hermeto
dialoga y hace música con sus amigos los animales: Hermeto Pascoal no Zoo, vigilado decerca,
eso sí, por los franceses. www.youtube.com/watch?v=Y10Ewgcqky8&feature=endscreen&NR=1
(2:45)
Creo que Hermeto, señala FM, es el nombre más referencial cuando se trata de esa eterna
indefinición mencionada por Veloso: no hay duda de que su agudeza musical supo dialogar
con la tradición y con los diversos focos de influencia. Fue lo bastante irreverente como para
no seguir líneas de ningún tipo. Fundó una lectura especial de mundo, cuya música es reflejo
esencial. Lanzó un mentís al mercado: “El Brasil no necesita hacer música como industria.
Encuentro que no hay ningún país en el mundo que tenga grandes músicos como el Brasil”. Y
otro: “La industria colocó en la cabeza de ellos el miedo a morir de hambre”. Esto supone
que la indefinición brasilera se dé en un plano ideológico, de opción política, advierte FM. De
lo que tampoco muere Hermeto es de sed. Por eso, se le verá ahora en O improviso da
cerveza. Pascoal, cerveza y voz.
www.youtube.com/watch?v=BM536JkMIs8&NR=1&feature=endscreen (5:52)
Para FM Hermeto es la opción más radical dentro de lo que podría llamarse tradición
musical brasileña: formó escuela (como Gismonti), siendo reconocida su influencia en la
formación de varios músicos. Compuso para grupos populares y eruditos, puso en vilo de
todas las formas imaginables los estatutos de corrección de un artista, proponiendo
fusiones, insólitas lecturas de instrumentos, discrepando en lo que toca a escrituras y
ejecuciones. Hermeto siempre volando alto, viajando lejos en lo popular y en lo clásico,
haciendo una especie de música del ying y del yang, de opuestos aparentes que son más
bien complementos, de anulación del Otro, de vindicación de los demás: primero, en Música
das Nuvens e do Chão, II Festival de Jazz de São Paulo (1979): él, saxo sopranino; Jovino,
harmonium; Itiberê, bajo; Alfredo Dias Gomes, batería.
www.youtube.com/watch?v=ZsFV32obovM&NR=1&feature=endscreen (3:23) Y ahora en Solos:
Hermeto, acordeón de 8 bajos, Improvisación, garrote, y Severino Dias de Oliveira, llamado
Sivuca (1930-2006), solo de sanfona (concertina) con la Tocata en Re Menor, de Johann S.Bach.
Centro Cultural Banco do Brasil, julio de 2001.
www.youtube.com/watch?v=jxh6gbohJLs (8:26)
Hermeto ha sido partidario de una música hecha por todos, lo que recuerda la frase de
Lautréamont defendida por los surrealistas de una poesía ídem. Bruce Gilman dijo una vez
que “la búsqueda de Hermeto por nuevos sonidos, creando nuevos instrumentos a partir de
objetos inusitados, se asemeja a la del compositor gringo experimental e inventor de
instrumentos Harry Partch”; y que la “mezcla de estilos” y “el uso de compases nada
convencionales” pone a Hermeto (como está Frank Zappa) cerca de Pierre Boulez. La idea de
identificación es siempre muy tentadora. Hermeto tuvo una marcada amistad con Miles
Davis: ambos, artistas que fueron libres para crear escuela. Propiciaron lo que Gilman llama
“un campo de entrenamiento en el que se cosecharon extraordinarios talentos” (FM). Música
de, por y para todos: São Jorge, con Hermeto, compositor (guitarra y voz), Zabelê (guitarra y
voz), Jovino Santos Neto (piano), Claudio Araújo de Queiroz, Cacau (flauta), Itiberê Zwarg
(bajo), Pernambuco (percusiones) y Nenê (batería), en un vital, festivo, canto de vaquería
nordestino. www.youtube.com/watch?v=EPEea11HtTg (2:59) Hermeto es capaz de perder su
voz para recuperar la del otro: toca en piano el sonido del aura del ítalo-francés Yves
Montand (1921-1991), actor entre otros filmes de El salario del miedo (1953), de H.-G.
Clouzot, Palma de Oro al Mejor Director y Oso de Oro al Mejor Filme, ese año, así como de Z
(69), La confesión (70) y Estado de sitio (73), cine político del greco-francés Costa-Gavras.
www.youtube.com/watch?v=SrgveUpwCnM (3:52) Desafinado o una lección sobre cómo los
verdaderos artistas se acercan, en libertad, con la grandeza de quien admira sin celos ni
envidia, obvio, la obra de otros músicos y compositores. https://www.youtube.com/watch?v=-
MZ2yGTpjLY (2:29). Hermeto Pascoal, ahora en Libertango, haciendo un homenaje a otro
artista tan libre como él dentro de la música, uno que jamás obedeció a encargos ni dictámenes
ni cánones: Astor Piazzola, quien nunca dio su brazo a torcer ni aflojó las piernas para bailar el
tango que quería, luego renovarlo y, más tarde, dejarlo como legado cultural.
www.youtube.com/watch?v=y2SNKJzfCLc&feature=endscreen&NR=1 (3:41)
Por último, la libertad total: Hermeto Pascoal e Grupo, con Maturi / Quebrando tudo, en
Montreux, 1979 (Parte 3, de 8). Una energética improvisación de Hermeto en clavinet y
Fender Rhodes, con el que terminó su álbum Ao Vivo Montreux Jazz Festival: intervienen,
Hermeto Pascoal (teclados y voz), Claudio Araújo de Queiroz, Cacau (saxo barítono), Nivaldo
Ornelas (saxo tenor), Jovino Santos Neto (teclados), Itiberê Zwarg (bajo), Nenê (batería),
Pernambuco (percusiones) y Zabelê (percusiones) www.youtube.com/watch?v=soK3NRGjKgM
(10:32) Un guiño evidente a Miles Davis, a Frank Zappa, al Cumbanchero, un juego
permanente de voz e instrumentos, un tributo inconsciente a la voz como instrumento. En
fin, una loa a la música como juego: para entenderla mejor, como diría su hija, Caperucita
Pascoal. Quien, en su inocencia, al cabo ha quebrado todo, incluso los moldes de la
interpretación musical. Mientras, su padre, Hermeto, ha mandado de paseo a los adustos,
que tanto han intentado impedir, sin conseguirlo, erradicar esas matas nocivas, esas matas
que matan, llamadas fronteras entre las músicas popular y erudita... Quizás por eso
Hermeto se da el gusto de captar música donde se la pongan y, a la par, tiene la grandeza de
ver a todo el mundo igual. En plática con Márcio Simões sobre su poesía, FM sintetiza el
pensamiento complejo, a partir del nexo Zappa-Pascoal: “Dos discos me desorbitan de una
manera hasta hoy determinante en mi poesía: Filmore East (1971), de Mothers of Invention y
A música livre de Hermeto Pascoal (1973). No había más rock o jazz propiamente en ninguno
de los dos casos. Zappa y Hermeto habían osado en la intromisión de un lenguaje en otro.
Imposible contar con una dosis tan radical de alquimia. Era todo lo que necesitaba para
sacramentar mi intuición en torno del mestizaje en la creación. La vida es un entrecortado
infinito de relaciones. Yo hago versos con la vida entera. No estoy fuera de nada”. Hermeto
podría decir: la música es un infinito vaso comunicante; mi música es la vida entera; estoy
por dentro de todo. Como lo refrenda A música livre de H. P., LP en el que realiza una suerte
de happenings musicales, de puestas en escena únicas e irrepetibles, a la manera de John
Cage, Frank Zappa, Art Ensemble of Ch. Como en O galho da Roseira Parte 1:
www.youtube.com/watch?v=STtHxNl23vU (6:28)
Lo que Hermeto ve de igual en los demás músicos, muchos de ellos lo ven como
diferencia: lo que para él, por ejemplo, es una religión, para otros es apenas un negocio. Aunque
la religión sea desde hace mucho eso, un negocio, para Pascoal no es un pretexto
para traicionarse: es, por contraste, la más alta expresión de valor no mediático y el mayor
de sus tesoros inmateriales. La forma más sencilla de acercarse al cielo, sin tener que subir
al Everest. La forma menos compleja de alejarse del mal, sin tener que haber pasado por el
Averno. Quizás lo que moleste a muchos sea su autenticidad, al tiempo la diferencia, la que a
los demás no les resulta fácil, porque pone a temblar incluso a una sociedad: aquí Hermeto
se ríe porque para él todos son iguales, hasta los que se sienten distintos a él. Quizás así se
entienda por qué ve la música como un asunto de confraternidad universal, un arte hecho
por y para todo el mundo, su única religión: en la que no hay ateos. No cabrían. Tampoco
cabrían los que no fueran capaces de aceptar aquello que enriquece, no que empobrece: la
diferencia. Hermeto Pascoal podría hacer un dúo intergeneracional con Kurt Cobain, no
necesariamente animado por el prurito de lastimar a los demás, más bien como una auto-
referencia, una reafirmación de la vida, del arte, del ser en cuanto tal: “Se ríen de mí porque
soy diferente, yo me río de ellos porque son todos iguales”. La paradoja radica en que para el
genio albino la música no es un pretexto para no morirse de hambre ni otro para discriminar
a alguien: más bien, un motivo de dignidad y respeto, sin el cual la vida sería un craso
error...