6 Material de Lectura - Ontología Vs Metafísica - Una Batalla Que No Nos Pertenece
6 Material de Lectura - Ontología Vs Metafísica - Una Batalla Que No Nos Pertenece
6 Material de Lectura - Ontología Vs Metafísica - Una Batalla Que No Nos Pertenece
Su premisa que dice que: “Lo social para los seres humanos, se constituye en el lenguaje.
Todo fenómeno social es siempre un fenómeno lingüístico” 1, es para nosotros fundamental.
El poder del lenguaje toma un papel primordial en la construcción de lo que somos y lo que
podemos hacer; por medio de él creamos comunidades con culturas particulares, creamos
relaciones, y en última instancia, nos creamos a nosotros mismos. El coaching trata con
guiar al coachee a hacerse responsable de lo que crea con su propio lenguaje, de ser
partícipe protagonista de su acontecer y de acompañarlo en un proceso de aprendizaje
desde el “no poder” al “poder”.
Echeverría plantea la necesidad de desandar el camino para localizar las bases del
pensamiento occidental y analizarlas, y de esta manera tener una mirada sistémica del
asunto que nos permita elegir si sostenemos o cambiamos paradigmas que naturalmente
nos son transparentes.
Esta iniciativa nos resulta muy atinada, pero lo que no nos convence es la manera en que la
plantea. A continuación, desarrollaremos nuestros cuestionamientos a su flujo de
pensamiento. Haremos esto, pues promovemos la literatura de Echeverría, por lo que
creemos necesario aclarar que no compartimos todo lo dicho por él, pues opinamos que
hay aspectos que no articulan con los valores de nuestra escuela ECOA. Consideramos su
propuesta ontológica de gran valor en su mayoría, pero no en todo. No se trata de tomar
todo o nada, no es necesario. No estamos frente a verdades, sino frente a interpretaciones
que juzgamos, algunas útiles y otras infructuosas.
1
Rafael Echeverría - Ontología del lenguaje – Prólogo, Pag 17
EL PLANTEO BINARIO
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Si bien vemos algo de fundamento en sus explicaciones, y nos apoyamos en parte en sus
hipótesis, creemos necesario apartarnos de la manera en que lo encara, por considerarla
binaria. Plantea una batalla entre su propuesta filosófica que ha llamado “Ontología del
Lenguaje” y “la metafísica”.
En la batalla planteada contra los metafísicos, Echeverría los acusa de creerse los dueños
de la verdad y del absolutismo de sus propuestas, pero al plantearlo como una lucha,
paradójicamente comete el mismo error que denuncia. Su acusación tan enfática (y tal vez
por ese énfasis tan denodado), pasa a convertirse en la “nueva verdad”.
Percibimos a lo largo de los años (y solo luego de ellos) de trabajar estos conceptos en
nuestras escuelas, que lo que queda en el estudiante (o lector) es el pensamiento binario
básico que se enuncia de manera simple (como todo pensamiento binario):
Metafísica = mal
Ontología = bien
También reconocemos que en su libro Ontología del Lenguaje no percibimos de forma tan
marcada ese espíritu de batalla que se observa en otros de sus libros, al tratar el tema con
tanta insistencia. Aquí se ocupa de manera más bien histórica a aclarar algunos aspectos de
“la deriva metafísica”, en este caso de manera menos apasionada y confrontacional, para
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Por ejemplo, en su libro “Por la senda del pensar ontológico” llega a usar lenguaje militar bélico para
referirse a la metafísica, en una tendencia de demonizar la propuesta. Uno de los subtemas del capítulo 1 se
titula: “El asalto final al bastión metafísico” donde plantea la lucha en el nivel de las ideas y sentido común
“contra” lo que él considera una cruzada del bien contra el mal. La suya propia. No queremos ser parte de
esa cruzada, no nos pertenece.
luego darle lugar a su poderosa propuesta ontológica. Quede claro que no queremos
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defender el modelo que él llama metafísico, simplemente no deseamos demonizarlo y
volvernos fundamentalistas ontológicos, sino personas con la capacidad de pensar
críticamente y tomar lo que creamos conveniente de cada propuesta, lo cual siempre será
un trabajo subjetivo. Queremos evitar que la subjetividad ajena, en especial cuando podría
convertirse en una suerte de verdad tajante, nos aliene.
3
Rafael Echeverría – Mi Nietzsche – Pag 112 – 114.
Bono cantante de U2, Juan Luis Guerra, Ricardo Montaner, oradores como Nick Vujicic, y
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tantísimas personas más imposible de enumerar en este escrito y aún más que operan
desde el anonimato con profunda pasión para hacer de este mundo algo mejor. Por todo lo
dicho, creemos que la acritud de sus juicios es infundada.
Todo lo dicho es dicho por alguien, no sabemos cuál será la experiencia de Echeverría, pero
si conocemos la de Nietzsche, y es notorio que semejante interpretación tan negativa sobre
lo espiritual habla de su experiencia particular con la religión en su propia vida.
Nos duele escuchar esas aseveraciones que descalifican a muchísima gente y las colocan en
la vereda de “error”. Aceptamos y abrazamos al otro con sus creencias y las respetamos, y
más aún al observar como hicimos más arriba, una generosa grandeza de parte de muchas
personas que abrigaron y abrigan la creencia metafísica, en el significado de que hay un
sentido en la vida que trasciende lo físico y que proviene más allá de ello. Es por esta razón
que hemos desarrollado este escrito, para aclarar que no sostenemos el mismo desprecio
que Echeverría por las personas espirituales, aunque consideremos, incorporemos y aún
promovamos su literatura. Nuevamente repetimos, si por no compartir ciertas miradas con
él no promoviéramos su literatura, perderíamos mucho, pues su aporte al coaching y a la
ética es enorme. Se trata simplemente de separar y no comprar todo sin utilizar nuestro
derecho al pensamiento crítico. No negamos que pueda haber quienes profesen la misma
creencia que Echeverría, y están en todo su derecho, siempre que no menosprecien y
tachen de “equivocados”, “ilusos”, “miedosos” y como un nuevo insulto, “metafísicos”, a
quienes no compartan su particular manera de interpretar el mundo que los rodea.
EL MATERIALISMO
Un tercer aspecto que no compartimos por resultarnos radical y excluyente (relacionado
con el que acabamos de mencionar más arriba), que es central en su propuesta, lo
encontramos en su libro “Ética y Coaching Ontológico”. En el capítulo 7 “Crítica de la
Modernidad al programa metafísico” nos dice que: El primero en situarse en línea de ruptura
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con la metafísica clásica fue Spinoza, quien rechaza la existencia de dos mundos (el de acá
y el más allá) y sostiene que el mundo natural es el único existente”. Si no leemos mal hace
la afirmación que lo que el hombre puede percibir por sus sentidos es lo único que existe.
Esta afirmación nos resulta arrogante, niega todo misterio y podría definirse como
Materialismo, un sistema filosófico, que considera que solamente existe la materia.
Luego nos dice: “Posteriormente, Feuerbach afirma que es preciso cuestionar todas las
abstracciones metafísicas, que no han hecho más que invertir la realidad, y volver a situar
el fundamento de todo lo existente en la naturaleza y en el hombre”. Con esto Rafael
claramente define su posición frente a este asunto y lo refiere como “la realidad”. En otras
palabras, asegura que la metafísica invirtió la realidad (podría también interpretarse como
la verdad), pero la realidad real, es la que dice Feuerbach, la inversa, la que dice que no hay
nada más allá de lo físico. La verdad según Feuerbach es que el fundamento de todo lo
existente está en la naturaleza y en el hombre. Estamos en el mismo problema que
denuncia, sólo que ahora la verdad pasó de un bando al otro.
Termina este capítulo diciendo: “Luego llegamos a Nietzsche, quien, de manera explícita, se
aboca a una tarea de destrucción filosófica de cada una de las premisas del programa
metafísico.”. Vuelve a aparecer el lenguaje bélico: hay que destruir la divergencia.
Preferimos tomar el camino de permitir que cada uno elija sus creencias, abrazar el misterio
de todo aquello que no encuentra explicación desde el mundo físico, y vivir el asombro de
lo desconocido, no como un enemigo al que hay que destruir, sino más bien como parte del
misterio de la vida. Preferimos hacernos cargo de lo que podemos intervenir con nuestro
poder humano, y aceptar que hay cosas que nos exceden, y de esa manera mantenernos
humildes frente a la vastedad y diversidad compleja que nos rodea.
Hasta donde se ha descubierto, según los avances científicos, el 5 % del universo es materia
visible, llamada bariónica u ordinaria, formada por átomos, el mundo material. Se calcula
que un 25% en el universo es lo que los científicos denominan “materia oscura”, no se
percibe por los sentidos, no emite ni refleja la luz, pero si emite gravedad, por eso se sabe
de su existencia, pero es un misterio pues no se sabe de qué está hecha. Y un 70 % de algo
más misterioso todavía que llaman “energía oscura”, que no se sabe ni qué es. Según el
reconocido cosmólogo Carlos Frenk “La energía oscura es invisible a nuestros ojos, produce
una fuerza repulsiva y participa en la expansión del Universo. Por su parte, la materia oscura
se conoce con evidencia científica desde la década de 1970, y hoy se sabe que produce halos
que rodean a las galaxias. La materia oscura ha esculpido al Universo.” 4. Resulta ser que
es mucho más lo no físico que lo físico, y de aquello conocemos poco y nada (y de lo físico
no tanto como suponemos). Creemos conveniente ser más humildes y abrazar la
incertidumbre.
4
https://www.astromia.com/universo/materiauniverso.htm /
https://aristeguinoticias.com/2705/kiosko/solo-se-conoce-el-5-de-la-materia-en-el-universo-carlos-frenk /
Por un lado, la propuesta de los llamados metafísicos terminó explicando todo, incluso lo
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inexplicable. Todo debía tener una respuesta, y el era el hombre el que la imponía y a eso
llamaba “verdad”. En el otro extremo, los filósofos traídos más arriba por Echeverría dicen
que lo que yo como hombre que filosofa no puedo explicar y percibir, no existe. Parecieran
ser dos caras de la misma moneda.
Respecto a las raíces griegas, luego romanas y europeas de pensamiento, que han devenido
en una lógica en algunos casos limitante, sí creemos que suma y mucho revisarlas, no con
actitud de lucha y destrucción sino con la cuota de cuestionamiento necesaria, sin caer en
absolutismo y descalificación del pensamiento diferente.
CONCLUSIÓN
Finalmente decimos que la filosofía de Rafael Echeverría es para nuestra escuela un aporte
fundamental, uno de los pilares de la disciplina del coaching, por lo cual estamos en deuda
y agradecidos con él. Esto no quita que no seamos críticos a algunos planteos e hipótesis
que él sostiene. Como él mismo dijera en la introducción de su libro “Raíces de sentido”:
“Todo lo que escribo se sabe una interpretación. Nada de lo que señalo busca quedar
grabado en piedra. Ello implica que desde el mismo momento que entregamos este libro
al público sabemos que es posible desarrollar miradas muy diferentes de las que yo
propongo. Y no sólo diferentes, también más poderosas. No defendemos a brazo partido
nada de lo que argumentamos. [...] Nuestra expectativa no es entregar verdad alguna,
sino abrir temas de discusión y promover debates sobre cuestiones que consideramos
de máxima importancia. Si lo que planteamos sirve para llegar a conclusiones que nos
permitan avanzar hacia la búsqueda de una salida para la crisis que enfrentamos,
aunque tales conclusiones sean muy diferentes de las mías, aunque ellas me
contradigan en mucho de lo digo, me declararía plenamente satisfecho.”
Creemos que este es el espíritu en todas sus obras (aunque a veces pareciera perderse), así
que con su permiso explícito nos permitimos dudar, cuestionar y descartar algunas de sus
hipótesis e interpretaciones, por considerarlas restrictivas, absolutistas y hostiles. Quizás
esto se deba a que mucho del pensamiento de Echeverría se apoya en la filosofía de
Nietzsche, un filósofo al que consideramos (a pesar de muchos aportes poderosos) por
momentos radical, agresivo y hasta dueño de “la nueva verdad”, generando en él y sus
discípulos la emoción del resentimiento, la que queremos evitar.
El mismo Nietzsche dijo: “Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en
monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.”
Quizás sea esto lo que le pasó a él mismo, luchando con el “monstruo” de la metafísica y su
presunción de la verdad.
Finalmente decimos: cada cual crea lo que quiera, no somos quienes para juzgar eso,
dejamos abierta la puerta para las distintas creencias. Lo que no convalidamos son las
creencias o prácticas que lastimen, nieguen, denigren o causen un perjuicio al otro. Cada
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cual es libre y responsable, siempre que no pretenda obligar o forzar al otro. Un viejo dicho
que nos repetían nuestros abuelos se ajusta a la perfección a lo que venimos diciendo: “Los
derechos de una persona termina donde empiezan los de los demás”. A esto llamamos
“ecología”, no sólo como el cuidado de la naturaleza (aunque lo incluye) sino también al
cuidado de las relaciones. Ecología como un espacio donde no necesariamente deba hacer
vencedores y vencidos.