Salud-Unidad 1
Salud-Unidad 1
Salud-Unidad 1
-Concepciones y Paradigmas
-El campo de la Salud Mental y las prácticas terapéuticas frente a los nuevos lazos
sociales
También la epidemiología
Introducción
-El positivismo
-El Psicoanálisis
Si bien Comte niega la posibilidad de una psicología como ciencia de las raíces
positivistas, surge de Watson la psicología conductista, que intenta anticipar y fiscalizar
la actividad humana.
A) Concepción Liberal:
Las prácticas de atención en salud son consideradas parte del libre juego de
la oferta y la demanda. Para quienes no pueden acceder a ellas por sus
condiciones socioeconómicas se reserva la acción de las instituciones del
estado. Se esperan las acciones puntuales en forma de programas específicos,
de prevención, al ser no rentables.
Este modelo de salud en respuesta a una atención explícita, considera a la
salud como ausencia de enfermedad, y al sujeto como pasivo en el proceso
de su cura. Afirma el carácter de responsabilidad individual de la salud y
desvincula la enfermedad de sus determinantes sociales. Apegada a la
concepción causalista, biologicista en sus formas clásicas.
Modelo de particular desarrollo en la última dictadura Argentina. Considera
que la ausencia de planificación en la salud es una muestra de libertad
individual de elección.
Asigna poder al profesional en cuanto ejercicio liberal de la profesión en su
forma clásica. En su forma actual se basa de la inversión masiva de capital
en instituciones privadas de diagnóstico o curación, centrada en la alta
tecnología médica.
Tiene dos instituciones básicas de atención, el hospital o la clínica y el
consultorio privado. El hospital privado sufre de desprestigio en cuanto a la
población que atiende.
Con base en esa concepción, Terris (1992) prescribe cuatro tareas básicas para la
teoría y práctica de la “nueva salud pública”:
-Promoción de la salud
Testa reconoce a la salud pública en tanto práctica social, por lo tanto, como
construcción histórica. La importante contribución es que ni definiciones, ni estructuras
lógicas descriptivas son capaces de dar cuenta de lo esencial de los campos científicos y
sus respectivos ámbitos de práctica. Pero si las proposiciones de las políticas de salud y
las prescripciones de la salud pública son contextualizadas en un “campo de fuerza”
como se prende aprehender a partir de la crítica histórica de Testa, otros sentidos y
significaciones pueden ser extraídos de esta retórica. Antes de analizar los elementos
discursivos de las nuevas propuestas es necesaria una contextualización de las prácticas
y discursos.
En este contexto, una reflexión sobre la “nueva salud pública” que procura
examinar las determinantes de la “crisis de la salud pública”, pasa a ser identificada
peyorativamente como “asunto de sanitaristas”, es decir, de escuelas e investigadores
del campo de salud así como de funcionarios públicos con responsabilidades operativas.
Las conquistas democráticas alcanzadas por los pueblos latinoamericanos y caribeños
no fuerons suficientes para garantizar la publicación de sus apartados y burocracias.
Nuevas Demandas
Referencial teórico
Desde los inicios de las propuestas de salud mental todo ha cambiado, en la vida
social, en los procesos de cultura y en la competencia por la definición de los problemas
del trastorno mental y su manera de abordarlo. No es sorprendente tal cambio si
tenemos en cuenta el efecto de la globalización de la economía, que trajo nuevos
parámetros para el devenir de la vida de los individuos.
Por un lado, encontramos la teoría del psicoanálisis, con la cura por el habla, y
por el otro la psiquiatría, cuyos medicamentos tapan y silencian el síntoma. La tentadora
“solución” del medicamento tiene que ver con la oferta del mercado, con buscar toda
solución de inmediato, olvidando el proceso de curación verdadera. Este encuentro de el
deseo de inmediatez y eficacia sobre la vida emocional y los psicofármacos ha sido
acompañado por complejas estrategias de parte del mercado para generar esta cultura.
Son este profundo e inquietante cambio cultural y ético, no hubiera sido posible
la recepción y la implantación en gran escala del consumo de psicofármacos. Se ha
pretendido encontrar ciertos malestares subjetivos en el conocimiento sobre el
funcionamiento de las redes neuronales y solucionarlas a partir del descubrimiento de
una nueva molécula.
Las drogas ilícitas y no ilícitas vehiculizan un antiguo deseo del hombre, poder
suspender por un instante el peso de la vida en común, interrumpir la conciencia,
deshacerse del delaestar de las emociones y los sentimientos, potenciar las respuestas
del cuerpo hasta el límite, eliminar la tristeza y el dolor del alma. No obstante, todo lo
que pretendemos silenciar retorna, a veces bajo formas más crueles y más dolorosas.
Este trabajo tiene como objetivo discutir las posibilidades de una definición de
salud mental desde la perspectiva de la Medicina Social/Salud Colectiva
latinoamericana.