Personas Con Discapacidad Intelectual en El Sistema Penal. Del Proceso de Normalización A La Discriminación

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 10

Experiencias Nacionales

Personas con discapacidad intelectual en el sistema penal.


Del proceso de normalización a la discriminación

Ezequiel Mercurio I. Introducción


Magister en Criminología. Médico especialista
en medicina legal y psiquiatría. Jefe de Depar- El informe del año 2014 sobre ejecución de
tamento del Cuerpo de Peritos y Consultores la pena realizado por la Dirección Nacional de
Técnicos de la Defensoría General de la Nación. Política Criminal muestra que, al igual que en
algunos países centrales, la población peniten-
ciaria presenta un aumento sostenido en las úl-
timas décadas. En 2014, las personas privadas
de libertad eran 69 mil, la mayoría de ellos en
calidad de procesados (51%). En los últimos
diez años, creció, aproximadamente, un 30%.
Al mismo tiempo, en los últimos años exis-
te un interés creciente en destacar las necesida-
des especiales que requieren diferentes colecti-
vos vulnerables dentro de la prisión como, por
ejemplo, personas con discapacidad (en ade-
lante PCD), lesbianas, gays, bisexuales y per-
sonas transgénero (LGBT), migrantes, adultos
mayores, personas con enfermedades termina-
les o con padecimientos mentales (United Na-
tions Office on Drugs and Crime 2009).
Nuestro país, pionero en la región en ad-
herir a diferentes tratados de derechos hu-
manos, firmó recientemente la Convención
Interamericana sobre la Protección de los
Derechos Humanos de las Personas Mayores
(Organización de Estados Americanos 2015)
y participó, activamente, en la discusión y re-
dacción de las Reglas Mínimas de las Nacio-
nes Unidas para el Tratamiento de los Reclu-

Revista MPD § 101


Ezequiel Mercurio

sos (Reglas Mandela)1. Previamente, en 2008, debe, en parte, al proceso de normalización e


había aprobado bajo la ley 26.378 la Conven- invisibilización al que son sometidos las PCD
ción sobre los Derechos de las Personas con intelectual en el ámbito penal.
Discapacidad (en adelante CDPCD) y su pro- En este contexto, el objetivo de este traba-
tocolo facultativo. Estos documentos presen- jo es estudiar el proceso de normalización e
tan apartados específicos sobre la privación invisibilización del poder penal sobre las per-
de libertad de estos colectivos vulnerables. sonas con discapacidad intelectual y sus con-
Así, en la actualidad, nuestro país presenta un secuencias en la ejecución de la pena.
amplio estándar sobre los derechos de perso-
nas privadas de libertad y, en particular, sobre II. La discapacidad intelectual en el
la protección de grupos vulnerables. sistema penal
En esta línea, la situación específica de
personas con discapacidad intelectual (en Tal como fue señalado hace una década
adelante PCDI) en el ámbito penitenciario por Wacquant (2004), a lo largo de los siglos
ha despertado gran interés debido a la sobre los “clientes naturales” de la prisión se han
representación de este colectivo en la pri- mantenido estables, los pobres, desemplea-
sión. La discriminación, la vulnerabilidad, la dos, con bajo nivel de escolaridad3. En una lí-
exclusión social, la privación material y sim- nea similar, Stern (2010) señala que, en la ma-
bólica, la falta de acceso a tratamientos, apo- yoría de los países, los presos provienen de los
yos y educación específicos y basados en la sectores más desfavorecidos de la sociedad,
comunidad se presentan como factores que son pobres con baja educación, desemplea-
acrecientan el riesgo de encarcelamiento en dos, con problemas de salud y que han pasa-
personas con discapacidad intelectual. Por do por diferentes instituciones previamente,
su parte, el abandono, la discriminación, la como orfanatos o reformatorios4.
falta de acceso a una salud integral y a inter- En nuestro medio, después de más de tres
venciones sociales adecuadas se profundizan lustros de lo analizado por Wacquant, los
mucho más en la prisión2. En tal sentido, la “clientes naturales” de la cárcel mantienen si-
falta de acceso al documento nacional de milares características. El 96% son hombres,
identidad, a un certificado de discapacidad, el 81% no finalizó la escuela secundaria y el
a una pensión, o a un sistema de educación 43% tenía un empleo a tiempo completo al
especializada, son algunas de las dificultades momento de su detención (Dirección Nacio-
que se acrecientan en el medio penitenciario. nal de Política Criminal 2014). Con relación
Sin embargo, y a pesar de la mayor vulne-
rabilidad en la que se encuentran las PCDI en
la prisión, no existen en nuestro medio esta- 3 En Francia, señala Wacquant (2004, 111), en 1998
la mitad de las personas encarceladas tenía educación
dísticas oficiales sobre dicho colectivo. Esto se primaria versus el 3% que había realizado estudios uni-
versitarios. En tanto que, en Inglaterra, el 83% tenía un
origen obrero, el 43% había abandonado la escuela antes
1 Consejo Económico y Social de las Naciones Uni- de los 16 años, más del 25% no tenía trabajo al momen-
das, Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el to de su detención, y el 13% carecía de vivienda.
Tratamiento de los Reclusos (Reglas Mandela), E/CN.
15/2015/L.6/Rev. 1, 21 de mayo de 2015. 4 La autora reseña un informe realizado en Inglaterra
en el año 2002, donde se destaca que los que están en
2 United Nations Office on Drugs and Crime (UNO- la cárcel tienen diez veces más posibilidades de haber
DC). 2009. Handbook on Prisoners with special needs. abandonado la escuela a una edad temprana y cuarenta
New York: United Nations. veces más de sufrir tres o más trastornos mentales.

102 § Revista MPD


Experiencias Nacionales

al nivel de instrucción, específicamente, el 4% La variación en la prevalencia de PCD


carecía de estudios, el 31% no había finaliza- intelectual en la cárcel se modifica según la
do la primaria, el 39% había terminado solo metodología utilizada, así, por ejemplo, am-
sus estudios básicos, el 17% había accedido pliar el punto de cohorte de CI de 70 a 74 au-
a la escuela secundaria de forma incompleta menta la prevalencia (Hayes et ál citado por
versus el 2% que había realizados estudios Salekin et ál 2010). Hallazgos similares fue-
terciarios o universitarios. Sin embargo, no ron reportados en España, donde la preva-
hay estadísticas sobre la situación de PCD in- lencia de personas con CI menor a 70 era del
telectual en la cárcel. 3,77%, en tanto que, si se tomaban valores
La Organización Mundial de la Salud es- de inteligencia límite (70-79), la prevalencia
timó que el 40% de las personas privadas de ascendía al 11% (Tort et ál 2016).
libertad en Europa presenta algún grado de En nuestro medio, el Programa Nacional
discapacidad mental, y siete veces más pro- de Asistencia para las Personas con Discapa-
babilidad de suicidio que la población que cidad en sus Relaciones con la Administra-
se encuentra fuera de la prisión (United Na- ción de Justicia (en adelante ADAJUS) en el
tions Office on Drugs and Crime 2009, 10) 2012-2013 se propuso, como parte de sus ob-
Dentro de este colectivo, los que presentan jetivos, identificar la cantidad de PCD aloja-
discapacidad intelectual se encuentran den- das en las unidades del Sistema Penitenciario
tro de los más abandonados, permaneciendo Federal. La metodología utilizada para dicho
invisibles. En 2007, un estudio realizado en relevamiento fue la aplicación de una encues-
España sobre personas con discapacidad en ta estandarizada a todas las personas alojadas
el ámbito penitenciario, puso de manifiesto en el Servicio Penitenciario Federal. Los re-
que el 52% presenta una discapacidad inte- sultados preliminares de tres unidades arro-
lectual (Comité Español de Representantes jaron que el 9,2% de las personas encuestadas
de Personas con Discapacidad 2008, 78). mencionaba tener alguna discapacidad, y en-
Sin embargo, investigaciones internacio- tre el 0,7 y el 6% reportaron una discapacidad
nales señalan que resulta complejo arribar a intelectual. Sin embargo, dada la modalidad
la prevalencia de la discapacidad intelectual utilizada de relevamiento, muchas personas
(DI) en prisión, ya que depende de la defi- (aproximadamente un 26%) manifestaron
nición de DI y las herramientas utilizadas no tener una discapacidad, pero sí presentar
para la detección. En tal sentido, algunos dificultades. Esto implica que las cifras obte-
estudios señalan una prevalencia menor al nidas están sujetas a la percepción que cada
1% mientras que otros, mayor al 10% (Fazel interno tiene de sí mismo, motivo por el cual
et ál 2008). En esta línea, un estudio reali- resulta indispensable una evaluación espe-
zado en Noruega encontró una prevalencia cializada (ADAJUS 2013).
del 10,8% de la población en prisión que En otras palabras, si bien resulta complejo
tenía un Coeficiente Intelectual (CI) me- determinar con exactitud la prevalencia de DI
nor a 70 y los resultados se duplicaban si en el medio penitenciario, ya que dependerá
se tomaban valores límites de CI (Søndenaa de variables y puntos de cohortes del CI estu-
et ál 2008). Fazel, Xenitidis y Powell (2008) diados, la mayor parte de las investigaciones
en una revisión realizada sobre estudios de internacionales muestran una sobre represen-
cuatro países y que incluyó a 12.000 perso- tación de este colectivo dentro de la prisión,
nas privadas de libertad, arrojó una preva- en comparación con la población general.
lencia entre 0,5% y 1,5%.

Revista MPD § 103


Ezequiel Mercurio

III. El proceso de normalización-invi- el texto del art. 34 inc. 1 es con suma fre-
sibilización de las personas con disca- cuencia desposeído de su riqueza y reinter-
pacidad intelectual en el ámbito de la pretado, como si la culpabilidad se redujera
justicia penal únicamente a una variable psiquiátrica (si
hay demencia no hay crimen), de la misma
A pesar de la sobre representación seña- forma que lo realizaba el antiguo Código Pe-
lada en trabajos internacionales, en el ámbito nal Francés o el art. 10 inc. 1 del Código Pe-
de nuestra justicia penal, las PCD intelectual nal Chileno (Mercurio 2013)5.
atraviesan por un proceso de normalización La fórmula mixta de la inimputabilidad
que trae aparejado la invisibilización y la vul- requiere una interrelación indivisible entre
neración de sus derechos. las causas psiquiátricas (alteración morbosa,
Para que dicho proceso sea llevado adelante, insuficiencias de las facultades, estados de
el discurso psiquiátrico forense se erige como el inconsciencia), las consecuencias psicológi-
pilar fundamental de la normalización. cas (incapacidad para comprender la crimi-
En el ámbito de la justicia penal, el discur- nalidad del acto o dirigir sus acciones) y la
so psiquiátrico forense se mantiene estático, valoración jurídica.
vetusto, anquilosado y poco permeable a los Es decir, la concepción mixta de la inim-
cambios de paradigmas de salud mental. A putabilidad no se agota en la presencia de una
diferencia de lo que ocurre en la justicia civil alteración psicopatológica. La enfermedad
con la reciente promulgación del Código Ci- mental no lleva per se a la inimputabilidad,
vil y su mirada sobre las PCD y las adicciones, sino que se requiere que haya impedido la
por ejemplo, en el sistema penal conceptos capacidad para comprender o dirigir sus ac-
como enajenación, alineación mental, iodio- ciones en un momento puntual, empero todo
cia, imbecilia, torpeza mental, infradotado, ello debe ser valorado por el juez.
pueden hallarse en diferentes textos específi- Sin embargo, la concepción alienista
cos de la temática, y en la práctica cotidiana sobre la inimputabilidad continúa vigen-
del poder penal. te, tanto en la cátedra como en el foro. Ello
Así, en el caso específico de la DI, cuando conlleva a no pocas situaciones conflictivas,
uno analiza su relación con la justicia crimi- toda vez que los estándares de enfermedad
nal observa que cuando se hace referencia, mental suelen ser modificados y transforma-
en el apartado biológico del art. 34 inc. 1 del dos según las demandas y necesidades del
Código Penal, al grupo de las insuficiencias sistema jurídico que las solicite.
de las facultades, estas suelen restringirse A modo de ejemplo, en la actualidad, y
en forma arbitraria a los cuadros modera- en forma similar a lo que sucedía con el vie-
dos o graves del retraso mental. A modo de jo Código Civil, en casos de sujetos con una
ejemplo: “están aquí, todas las enfermedades adicción, si el juez estima que en el ejercicio
englobadas dentro de los retardos mentales pleno de su capacidad puede resultar un daño
moderados (antes imbecilidad), graves y a su persona o a sus bienes puede decidir res-
profundos (antes idiocia)”, dejando por fue- tringirla (art. 32 del Código Civil). Sin embar-
ra a los cuadros leves: “No incluye el retardo
mental leve u oligofrenia leve (antes debili-
dad mental) …” (Zazzali 2006, 150). 5 Art. 10. Están exentos de responsabilidad criminal: 1°.
Si bien en Argentina, el legislador optó El loco o demente, a no ser que haya obrado en un inter-
valo lúcido, y el que, por cualquier causa independiente
por una fórmula mixta de inimputabilidad, de su voluntad, se halla privado totalmente de razón.

104 § Revista MPD


Experiencias Nacionales

go, cuando el mismo cuadro psicopatológico Estas modificaciones estuvieron acom-


entra en escena dentro del sistema penal, la pañadas de cambios en las legislaciones, por
adicción ya no forma parte del amplio campo ejemplo, con la promulgación en el 2010 de la
de las enfermedades mentales, sino que pasa Rosa´s Law en EE.UU. que reemplazó la ter-
a ser parte de la denominada normalidad psi- minología utilizada en documentos estatales,
cojurídica, únicamente por no presentar un leyes federales, relacionadas con educación,
cuadro de alienación mental. salud, entre otras temáticas, donde se hacía
En esta línea, nos encontramos frente a referencia al retraso mental. La terminología
un sujeto que presenta su capacidad civil adoptada fue la de la discapacidad intelectual
restringida como consecuencia de una adic- y se cambió el uso en dichos textos, de perso-
ción, pero cuando ingresa al sistema penal, nas mentalmente retrasadas a individuos con
se transforma en sujeto normal, por el sim- una discapacidad intelectual.
ple hecho de no ser alienado. Si bien se está El cambio en la nomenclatura refleja un
de acuerdo con que las necesidades pueden cambio de paradigma y del constructo sobre
ser diferentes según el ámbito en el que se la discapacidad, además de ser menos estig-
encuentre, el sujeto es el mismo, y si está en- matizante y menos ofensivo. En tal sentido,
fermo en el ámbito civil, lo debería estar para Schalock, Luckasson y Shogren (2007) seña-
el ámbito penal. Llevando esto a un extremo, lan que tales cambios implican la importancia
se podría argüir que, al igual que existiría de la interrelación entre el sujeto y el ambien-
una definición de enfermedad mental para te, de los apoyos para enriquecer el funciona-
el sistema penal, existe una definición jurí- miento autónomo e individual.
dica del infarto agudo de miocardio que es El sistema jurídico penal se ha mostra-
diferente a la definición médica y científica. do poco permeable al cambio de paradigma
Las personas se encuentran o no enfermas y sobre la discapacidad intelectual, tanto en
ello siempre debería responder a los criterios cuestiones relacionadas con la terminología,
médicos y científicos. como en términos conceptuales. En esta lí-
Esto no implica afirmar, por ejemplo, que nea, los informes psicológicos y psiquiátricos
todas las personas con un consumo proble- forenses no se refieren al concepto de disca-
mático de sustancias que cometen un delito pacidad intelectual. Se describen términos
deban ser declaradas inimputables ya que, tal como estructura psíquica lábil, inmadurez
como se ha señalado en párrafos previos, in- emocional, déficit madurativo, organización
ferir que una enfermedad mental, en este caso psíquica precaria, descenso en funciones
la adicción, lleva per se a la inimputabilidad es cognitivas con funciones psíquicas superio-
reducir y transformar nuestra fórmula mixta res conservadas, personalidad frágilmente
de inimputabilidad en una fórmula biológica. estructurada. Surgiendo sólo el diagnóstico
En los últimos años, la nomenclatura de retraso mental, cuando se trata de cuadros
y los criterios diagnósticos con relación a moderados a graves, no así diagnósticos de
la discapacidad intelectual (DI) se han ido discapacidad intelectual leve, los que suelen
modificando en el Manual de Diagnóstico ser con extrema frecuencia no diagnostica-
de las Enfermedades Mentales (DSM). Se dos, formando parte del constructo artificial
pasó de la deficiencia mental a retraso men- de la normalidad psicojurídica.
tal (DSM-IV), a la nomenclatura actual de En otras palabras, la escuela alienista, vi-
discapacidad intelectual / trastorno del de- gente tanto en la cátedra como en el foro, ex-
sarrollo intelectual (DSM-V). cluye a priori la discapacidad intelectual leve

Revista MPD § 105


Ezequiel Mercurio

del apartado de insuficiencia de las facultades de dicha discapacidad en la población gene-


del art. 34 inc. 1, pero no solo se limita a ello, ral que se encuentra alrededor del 1% (Mau-
sino que avanza un paso más hacia la norma- lik et ál 2011). Estudios internacionales es-
lización de dicho colectivo, concluyendo que timan su prevalencia entre 0,5% y el 13%,
encuadran dentro de la normalidad psicoju- dependiendo de la metodología utilizada
rídica. Este proceso de normalización de las (Hassiotis et ál 2011).
personas con discapacidad intelectual leve Si bien no existen estadísticas nacionales
conlleva a la invisibilización de este grupo sobre las PCD intelectual en la cárcel, según el
vulnerable y habilita la puesta en marcha de la informe del 2014 del Sistema Nacional de Es-
maquinaria punitiva en pleno. El proceso de tadísticas sobre Ejecución de la Pena, es alta-
normalización nace de un discurso con status mente probable que un número importante de
científico, toda vez que es formulado por per- personas que se encuentran en prisión presen-
sonas calificadas, los expertos. Tal como lo se- ten algún nivel de DI o de alteración cognitiva.
ñala Foucault (2001), estos discursos presen- Empero, como consecuencia de un proceso de
tan propiedades no menores, ya que tienen el normalización, son invisibilizadas.
poder de determinar, en forma directa o in- Las consecuencias de la normalización-
directa, un fallo judicial y, en algunos casos, invisibilización resultan altamente negativas,
estos últimos pueden ser la diferencia entre la ya que este colectivo presenta más intentos de
vida y la muerte. Debe recordarse que hasta el suicidio, mayor incidencia de autolesiones, de
2002, previo al fallo de la Corte Suprema de consumo de canabis, mayor probabilidad de
EE.UU. Atkins v Virginia, se permitía la ejecu- desarrollar una psicosis que la población sin
ción de personas con discapacidad intelectual DI (Hassiotis et ál 2011).
y, en forma reciente, a partir del fallo Hall v Las PCDI en prisión se encuentran ex-
Florida, dicha Corte señaló que la discapaci- puestas a un alto riesgo de violaciones a sus
dad intelectual no podía ser diagnosticada en derechos humanos. Son más vulnerables a
forma exclusiva a partir del resultado del Co- la violencia física y sexual por parte de otros
ciente Intelectual (CI) menor o igual a 70, ya compañeros, presentan dificultades para
que los test utilizados presentan márgenes de adaptarse a las reglas de la prisión y para com-
error que no pueden soslayarse al tomar una prender sus códigos, por lo que se exponen a
decisión irreversible como la pena de muerte, situaciones riesgosas, con sanciones más gra-
por ejemplo en una persona con un CI de 71. ves de parte de las autoridades penitenciarias.
En definitiva, la falta de diagnóstico ade- Asimismo, son más influenciables, motivo
cuado en el ámbito judicial de las PCD in- por el cual muchas veces son forzados o uti-
telectual, opera como una omisión de este lizados por otros. Muchos pueden presentar
colectivo vulnerable y minoritario y, a partir dificultades y pueden presentar trastornos de
de ello, se le privará del acceso a sistemas de conducta, con mayor impulsividad, agresi-
apoyo y contención específicos de acuerdo a vidad y violencia (United Nations Office on
la discapacidad que presentan. Drugs and Crime 2009).
Este proceso de normalización-invisi-
IV. Consideraciones finales bilización encierra, en definitiva, una falta
de acceso a un diagnóstico adecuado en el
Las personas con discapacidad intelec- ámbito judicial. Esto opera como una omi-
tual se encuentran sobre representadas en la sión, que priva a estas personas del acceso a
prisión en comparación con la prevalencia sistemas de apoyo y contención específicos,

106 § Revista MPD


Experiencias Nacionales

de acuerdo con su discapacidad. La falta de las Personas con Discapacidad y la creación


un diagnóstico adecuado deriva en una dis- del Programa Nacional de Asistencia para las
criminación de tipo indirecta por parte del Personas con Discapacidad en sus Relaciones
Estado a la luz de CDPCD, pues se encuen- con la Administración de Justicia (ADAJUS),
tran dentro de la prisión en una situación de entre otras iniciativas, favorecen la visibili-
mayor vulnerabilidad sin poder acceder a zación del fenómeno. Para la justicia penal,
intervenciones específicas. en concreto, se han realizado recomendacio-
El abandono, la discriminación, la falta nes relacionadas con las garantías del debido
de acceso a una salud integral y a interven- proceso (Ministerio Público de la Defensa y
ciones sociales adecuadas se profundizan otros, 2013) y se ha comenzado con un rele-
mucho más en la prisión. El acceso al do- vamiento de PCD en el ámbito penitenciario
cumento nacional de identidad, a un certi- (ADAJUS, 2012 y 2013).
ficado de discapacidad, a una pensión, o a A pesar de estos avances, el proceso de
un sistema de educación especializada, son normalización-invisibilización del que son
algunas de las dificultades que se acrecientan objeto las PCD intelectual en el medio penal
en el medio penitenciario6. y penitenciario, perpetúa las desigualdades
En nuestro medio, el acceso a la justicia de este colectivo vulnerable y constituye una
de PCD ha revelado importantes avances es- barrera para el acceso a sus derechos. Dentro
pecíficos. La Argentina incluyó la CDPCD del sistema penal, la mayoría de las personas
dentro de su corpus legal y adhirió, en for- con discapacidad intelectual leve se mantie-
ma muy reciente, a las Reglas Mínimas de las ne invisible, por lo que su encarcelamiento
Naciones Unidas para el Tratamiento de los pone de manifiesto la inhabilidad de conte-
Reclusos, donde se explicita el trato especí- ner en el ámbito comunitario, social y sani-
fico que debe brindarse a los colectivos vul- tario, algunas de las demandas que presenta
nerables con necesidades especiales y, dentro este colectivo vulnerable. Tal como lo señala
de ello, a las personas con discapacidad. Asi- Wacquant (2009, 26):
mismo, se cuenta con la Guía Regional para
la Defensa Pública y la Protección Integral de […] la penalización funciona como una
las Personas Privadas de Libertad (Asocia- técnica para la invisibilizacion de los pro-
ción Interamericana de Defensorías Públicas blemas sociales que el Estado, como pa-
2013), con un apartado específico donde se lanca burocrática de la voluntad colectiva,
resalta la necesidad de intervenciones ade- ya no puede o no quiere tratar desde sus
cuadas en educación, salud y recreación. causas y la cárcel actúa como un contene-
Adicionalmente, la publicación y difusión dor judicial donde se arrojan los desechos
del Protocolo para el Acceso a la Justicia de humanos de la sociedad de mercado […]

6 En un reciente fallo de la justicia de ejecución penal Bibliografía


de la provincia de Córdoba se concedió la prisión do-
miciliaria a una persona con DI leve fundándose en la
vulnerabilidad en la que se encontraba en el ámbito car- Asociación Interamericana de Defensorías
celario, e invocando el art. 32 inc. 6 de Ley 24660. Juz- Públicas. 2013. Guía Regional para la Defensa
gado de Ejecución Penal de 1ª Nominación de Córdoba. Pública y la Protección Integral de las Perso-
“Villegas, Gustavo Emanuel S/ Ejecución De Pena Pri- nas Privadas de Libertad. Eurosocial. Progra-
vativa De Libertad’, expediente Nº 1432562 –SAC-. Nº
Resolución: 768. Año: 2014 Tomo: 6 Folio: 1695-1699. ma para cohesión social en América Latina.

Revista MPD § 107


Ezequiel Mercurio

Consultado: 23 de junio de 2016. http://www. son survey data for England and Wales”. The
mpd.gov.ar/users/uploads/Guia%20Regio- British Journal of Psychiatry, 199: 156-157.
nal%20de%20Atencion%20a%20PPL.pdf
Hayes, S. 2007. “Missing out: Offenders
Bradley, R. H., y Corwyn, R. F. 2002. “So- with learning disabilities and the criminal
cioeconomic status and child development”. justice system”. British Journal of Learning Di-
Annual review of psychology, 53(1): 371-399. sabilities, 35(3): 146-153.

Brooks-Gunn, Jeanne y Greg Duncan. Johnson, S. B., Riis, J. L., Noble, K. G. 2016.
1997. “The effects of poverty on children”. The “State of the Art Review: Poverty and the De-
future of children, 7(2): 55-71. veloping Brain”. Pediatrics.137(4): e20153075.

Bronson, J., Laura Maruschak y Marcus Kennedy, W. A., Van De Riet, V., y White,
Berzofsky. 2015. “Disabilities Among Prison J. C. 1963. “A normative sample of intelligence
and Jail Inmates, 2011-12”. U.S. Department and achievement of Negro elementary school
of Justice. Office of Justice Programs. Bureau children in the southeastern United States”.
of Justice Statistics. Consultado: 28 de junio Monographs of the Society for Research in
de 2016. http://www.bjs.gov/content/pub/ Child Development, 28: 1-112.
pdf/dpji1112.pdf
Lipina, S., Segretin, M. S. Hermida, M. J.
Comité Español de Representantes de Per- Prats, L. Fracchia, C. Colombo, J. 2015. “Pobreza
sonas con Discapacidad. 2008. Las personas y desarrollo cognitivo. Consideraciones para el
con discapacidad en el medio penitenciario en diseño de estrategias de intervención orientadas
España. Madrid: Cinca a su optimización”. En: Desafíos del desarrollo
humano en la primera infancia, coordinado por
Fazel, S., Xenitidis, K., Powell, J. 2008. Ianina Tuñón, 185-216. Buenos Aires: Biblos.
“The prevalence of intellectual disabilities
among 12.000 prisoners - a systematic re- Maulik, P. K., Mascarenhas, M. N., Mathers,
view”. International Journal of Law and Psy- C. D., Dua, T., y Saxena, S. 2011. “Prevalence of
chiatry, 31 (4): 369-73. intellectual disability: a meta-analysis of popu-
lation-based studies”. Research in developmen-
Foucault, M. 2001. Los anormales. Buenos tal disabilities, 32(2): 419-436.
Aires: Fondo de Cultura Económica.
Mercurio, E., Schweizer, V. 2013. “Vien-
Gausel, N., y Thørrisen, M. M. 2014. “A tos de cambio. Comentarios en torno al
theoretical model of multiple stigma: ostraci- Proyecto de modificación del art. 34, inc. 1º
zed for being an inmate with intellectual disa- del Código Penal Argentino”. Revista Dere-
bilities”. Journal of Scandinavian Studies in Cri- cho Penal, 2(5): 259-283.
minology and Crime Prevention, 15(1): 89-95.
Salekin, K., Olley, G. y Hedge, K. 2010.
Hassiotis, A., Gazizova, D., Akinlonu, L., “Offenders With Intellectual Disability: Cha-
Bebbington, P., Meltzer, H., y Strydom, A. racteristics, Prevalence, and Issues in Foren-
2011. “Psychiatric morbidity in prisoners sic Assessment”. Journal of Mental Health Re-
with intellectual disabilities: analysis of pri- search in Intellectual Disabilities, 3: 97-116.

108 § Revista MPD


Experiencias Nacionales

Schalock, R. L., Luckasson, R. A., y Sho- lligence from infancy through adolescence”.
gren, K. A. 2007. “The renaming of mental Intelligence, 48: 30-36.
retardation: Understanding the change to the
term intellectual disability”. Intellectual and Wacquant, L. 2004. Las cárceles de la mise-
developmental disabilities, 45(2): 116-124. ria. Buenos Aires: Manantial.

Shaw, J., Appleby, L., y Baker, D. 2003. “Safer Wacquant, L. 2009. Castigar a los pobres.
prisons: A national study of prison suicides El gobierno neoliberal de la inseguridad social.
1999-2000”. National Confidential Inquiry into Buenos Aires: Gedisa.
Suicides and Homicides by People with Mental
Illness. London: Department of Health. Zaffaroni R., Slokar A, Alagia A. 2000. De-
recho Penal. Parte General. Buenos Aires: Ediar.
Søndenaa, E. 2009. “Intellectual disabi-
lities in the criminal justice system”. Tesis Zazzali, J. 2006. La pericia psiquiátrica.
doctoral en Filosofía, Norwegian Universi- Buenos Aires: La Roca.
ty of Science and Technology Faculty of Me-
dicine Department of Neuroscience. Con- Zazzali, J. 2009. Introducción a la psiquia-
sultado: 20 de junio de 2016. http://www. tría forense. Buenos Aires: La Roca
diva-portal.org/smash/get/diva2:173679/
FULLTEXT02.pdf Documentos de
organismos internacionales
Søndenaa, E., Rasmussen, K., Palmstier-
na, T., Nøttestad, J. 2008. “The prevalence and Organización Mundial de la Salud-
nature of ID in Norwegian prisons”. J Intellect UNICEF. 2013. El desarrollo del niño en la
Disabil Res. 52(12): 1129-37. primera infancia y la discapacidad: un docu-
mento de debate. Malta: Organización Mun-
Stern, V. 2010. Creando criminales. Las dial de la Salud.
cárceles y las personas en una sociedad de mer-
cado. Buenos Aires: Ad Hoc. UNICEF. 2016. Bienestar y pobreza en ni-
ños, niñas y adolescentes. Buenos Aires: Fon-
Tort, V., Dueñas, R., Vicens, E., Zabala, do de las Naciones Unidas para la Infancia.
C., Martínez, M., y Romero, D. 2016. “La
discapacidad intelectual y el ámbito peni- United Nations Office on Drugs and Cri-
tenciario”. Revista Española de Sanidad Pe- me (UNODC). 2009. Handbook on Prisoners
nitenciaria 18: 25-33 with special needs. New York: United Nations.

Ursache, A., y Noble, K. G. 2016. “Neu- Consejo Económico y Social de las Nacio-
rocognitive development in socioeconomic nes Unidas, Reglas Mínimas de las Naciones
context: Multiple mechanisms and implica- Unidas para el Tratamiento de los Reclusos
tions for measuring socioeconomic status”. (Reglas Mandela), E/CN. 15/2015/L.6/Rev. 1,
Psychophysiology, 53(1): 71-82. 21 de mayo de 2015.

Von Stumm, S., y Plomin, R. 2015. “So- Juzgado de Ejecución Penal de 1ª Nomina-
cioeconomic status and the growth of inte- ción de Córdoba. “Villegas, Gustavo Emanuel

Revista MPD § 109


Ezequiel Mercurio

S/ Ejecución De Pena Privativa De Libertad’, con la Administración de Justicia. 2013. “Rele-


expediente Nº 1432562 –SAC-. Nº Resolución: vamiento de población con discapacidad pri-
768. Año: 2014 Tomo: 6 Folio: 1695-1699. vada de libertad dentro del Servicio Peniten-
ciario Federal. Avances de la primera etapa de
Jurisprudencia extranjera investigación”. En Discapacidad, Justicia y Esta-
do Nº 2. Discriminación, estereotipos y toma de
Corte Suprema de Estados Unidos. Atkins conciencia, 215-233. Buenos Aires: Ministerio
v. Virginia. Sentencia del 20 de junio de 2002. de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
536 U.S. 304.

Corte Suprema de Estados Unidos. Hall v.


Florida. Sentencia 27 de mayo de 2014. 572 U.S.

Documentos de
organismos nacionales

Dirección Nacional de Política Criminal.


2014. Sistema Nacional de Estadísticas de
Ejecución de la Pena. Informe Anual 2014.
Consultado: 25 de junio de 2016. http://www.
jus.gob.ar/media/3074134/informe_sneep_
argentina_2014.pdf

Ministerio Público de la Defensa, Ministe-


rio de Justicia y Derechos Humanos y Minis-
terio Público Fiscal de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires. 2013. Protocolo para el Acceso a
la Justicia de las Personas con Discapacidad. Eu-
rosocial. Programa para la cohesión en Améri-
ca Latina, consultado el 27 de junio de 2016 en
http://eurosocial-ii.eu/es/showbiblioteca/707

Programa Nacional de Asistencia para las


Personas con Discapacidad en sus Relaciones
con la Administración de Justicia. 2012. “Los
derechos de las personas con discapacidad en
situación de encierro, una política de inclusión
social intramuros”. Discapacidad, Justicia y Esta-
do Nº 1. Acceso a la Justicia de Personas con Dis-
capacidad, 215-229. Buenos Aires: Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

Programa Nacional de Asistencia para las


Personas con Discapacidad en sus Relaciones

110 § Revista MPD

También podría gustarte