Sermones de Adoracion
Sermones de Adoracion
Sermones de Adoracion
OBJETIVO:
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atrios. Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad; temed delante de él, toda la tierra
La adoración es el propósito divino al cual hemos sido llamados, tanto para ahora
como para la eternidad. De todas las criaturas de la Tierra, solo los seres
humanos tenemos la facultad de adorar, ya que únicamente nosotros fuimos
hechos a la imagen de Dios y concebidos para comunicarnos con Él. El Salmo 96
está lleno de descripciones del Señor que inspiran la alabanza del salmista.
Vemos una vez más que el enfoque es totalmente exaltar a Dios.
PREGUNTAS
¿Cómo definiría usted a la adoración? ¿Se centra más su adoración en lo
que usted experimenta, o en el carácter de Dios?
Alguna vez trató usted de definir lo que es la adoración? Puede ser difícil
describir exactamente lo que significa esta palabra, incluso si usted ha estado
participando en ella durante toda su vida. Normalmente asociamos la
adoración con los servicios de la iglesia y la música, pero ella implica mucho
más. Sin lugar a dudas, lo mejor que podemos hacer para tener una
comprensión más clara es examinar las Sagradas Escrituras. La primera
mención en cuanto a la adoración en la Biblia se encuentra en Génesis 22 —la
historia de la obediencia de Abraham. Cuando recibió la orden de ofrecer a su
hijo Isaac en sacrificio, Abraham dijo a los jóvenes que lo acompañaban:
“Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos,
y volveremos a vosotros” (v. 5). Esto puede parecer muy diferente a lo que
hoy en día llamamos adoración, pero contiene algunas características
comunes. Adorar es devoción y obediencia desbordantes que brotan de un
corazón rendido y de una mente totalmente dedicada al Señor.
Cuando nos sentimos cerca de Dios, o si las circunstancias son positivas, la
alabanza surge fácilmente. Pero otras veces nos sentimos más como Abraham,
porque la adoración es difícil o exige un alto precio. Ahí es cuando necesitamos
enfocarnos en lo que el Señor ha dicho, en vez de hacerlo en lo que nos dicen
nuestros sentidos terrenales, en cuanto a las circunstancias que estemos
enfrentando.
TEMA: ¿A QUIÉN ESCUCHAMOS?
Texto biblico: JUAN 14.26; 16.13
INTRODUCCIÓN
En esta generación donde la electrónica ha dado auge a la comunicación
¿habrá algunos que aún escuchan a Dios? El Señor desea comunicarse con
nosotros y nos ha hablado desde el tiempo de la creación. En el Antiguo
Testamento habló por medio de los profetas.En el Nuevo Testamento lo hizo por
medio de su Hijo (He 11, 2). Y es por medio del Espíritu Santo que continúa
comunicándose en nuestros días (Jn 1613).La pregunta no es si aún nos habla;
el problema radica en que sepamos escuchar su voz.
1. NUESTROS OÍDOS SE SINTONIZAN CON AQUELLO QUE CAUTIVA NUESTRA MENTE Y
CORAZÓN
No tienen una relación personal con Él. Aunque el Señor llama a todas
las personas al arrepentimiento, las que le rechazan no pueden
escucharlo.
No esperan que el Señor les hable. Sin embargo, el deseo de Dios es
guiar a sus hijos en todo momento.
El mensaje del mundo opaca la voz de Dios. En vez de estar
preocupados por los asuntos del mundo, los creyentes debemos desear
conocer la mente de Dios y lo que desea hacer en nosotros.
No creen que les haya hablado antes. Es por eso que no creen que les
hablará jamás. Sus mentes están cerradas a la voz de Dios. Pues no
apartan tiempo para escucharle cuando habla.
Están muy ocupadas. Algunos cristianos no pasan tiempo con el Señor,
por tanto no pueden escuchar su voz.
Por baja autoestima. Aquellas que tienen que lidiar con una baja
autoestima no se dan cuenta de cuán valiosas son ante los ojos de Dios,
y cuánto desea comunicarse con ellas.
Están enojadas con Dios. Algunas veces las personas no comprenden
por qué el Señor ha permitido que cosas malas les sucedan, y se enojan
al tal punto que cierran sus oídos a la voz de Dios.
Han descuidado la lectura y el estudio de la Palabra de Dios. El ignorar la
Biblia incrementa una mentalidad mundana y hace que nuestro deseo de
escuchar la voz de Dios mengue.
Algunas tienen un espíritu rebelde. Tratan de cubrir el vacío que tienen
en su interior con los placeres de este mundo en vez de buscar a Dios.
Son engañadas por el sonido de este mundo. Han sintonizado de tal
forma su mente y corazón con lo que el mundo les ofrece, que no tienen
ningún interés en escuchar la voz del Señor.
El pecado les impide escuchar a Dios. Cada vez que los creyentes le
damos cabida al pecado en nuestra vida, bloqueamos nuestros oídos
espirituales.
TEMA: ¿CÓMO IDENTIFICAR LA VOZ DE DIOS?
1. INTRODUCCION
Cuando sea difícil discernir entre la voz del Señor y nuestros propios
pensamientos, recordemos lo siguiente:
Su voz está de acuerdo con su Palabra.
Aquello que habla a nuestros corazones no puede estar en contradicción con el mensaje
de la Biblia.
Su mensaje casi siempre está en conflicto con la naturaleza humana.
En ocasiones el Señor nos pedirá aquello que parece ser imposible, pero Él es fiel para
capacitarnos. Siempre desentona con las ideas del mundo. Dios nunca nos guía para
hacer aquello que contradice su Palabra, por el contrario, nos llevará a hacer lo que
contradice al mundo.
El Señor desafía nuestra fe.
Como desea que nuestra fe crezca, en ocasiones nos llama a enfrentar nuestros temores
y a confiar en Él.
Su voz es calmada.
En vez de responder a nuestras oraciones en forma dramática, el Señor casi siempre
habla a nuestro corazón calmadamente, cuando menos lo esperamos.
Nos habla de manera específica. Su deseo es que entendamos lo que nos dice, pues
nos ama de manera especial.
2. ¿POR QUÉ NECESITAMOS ESCUCHAR A DIOS?
Porque nos guiará y dará aquello que en verdad necesitamos:
Para tomar decisiones. Desea guiar cada uno de nuestros pasos, pues se interesa
por cada aspecto de nuestra vida.
Para animarnos. Nadie puede animar nuestro corazón como el Señor, pero para
que esto suceda debemos escucharle.
Para ser consolados. Necesitamos que nos recuerde que nos ama
incondicionalmente y que desea ayudarnos siempre.
Para ser fortalecidos. Dios es quien puede sostenernos y darnos las fuerzas y la
determinación para continuar adelante.
Para conocer la voluntad del Padre. Si en verdad deseamos conocer su voluntad,
debemos dejar de hablar, para así poder escuchar su voz.
Para recibir lo mejor. El Señor siempre desea lo que es mejor para nosotros, solo
debemos dejarnos guiar por Él.
Para tener la seguridad de la salvación. La única manera de acallar nuestras
dudas es escuchando al Señor. Él nos salvó de una vez y para siempre. Para
beneficiarnos con su protección. Cuando seguimos la dirección de Dios y tomamos
buenas decisiones, nos protege de lo malo.
TEMA: LOS EFECTOS DE NO ESCUCHAR A DIOS
TEXTO BIBLICO: Jn 1613
Si optamos por ignorar su voz, el mundo nos alejará cada vez más de su
presencia.
Seremos fácilmente engañados.
Tomaremos decisiones equivocadas con base en Nuestro razonamiento
humano y no en la dirección Divina.
Tomaremos decisiones que sean de nuestro agrado y que satisfagan
nuestro apetito carnal.
Nuestras decisiones pueden hacer que desperdiciemos la oportunidad que
Dios nos da de recibir lo que ha preparado para nuestra vida.
Nuestras malas decisiones afectarán a nuestra familia, pues todos sufren
cuando un ser querido se niega a seguir la dirección del Señor.
Habrá consecuencias eternas. Para aquellos que son incrédulos está en
juego su destino eterno. Y los cristianos que ignoran la voz de Dios pueden
llegar a perder bendiciones eternas.
2 ¿ESCUCHA USTED LA VOZ DE DIOS Y LE OBEDECE DIARIAMENTE?
Si no es así, ¿cómo puede implementar a partir de hoy una estrategia diaria para
escuchar a Dios? ¿Cómo pueden sus amigos, familiares y congregación ayudarle
en su esfuerzo? Esa es la única manera en la que podrá recibir recompensas para
esta vida y también para la venidera.
TEMA: AMAR A DIOS COMO ÉL DESEA
TEXTO BIBLICO MATEO 22.34-40
1. INTRODUCCION
Si le pregunta a cualquier persona si ama a Dios, lo más probable es
que responda que sí.
No obstante, muchas personas creen con sinceridad que aman al Señor
pero están equivocadas. Quizás ni siquiera lo conocen. Nuestras palabras
no son prueba de amor. De hecho, usamos la palabra “amor” a la ligera, la
atribuimos tanto a nuestros seres más queridos como a nuestras
preferencias más triviales. Cuando los fariseos desafiaron al Señor
Jesucristo a mencionar el mayor mandamiento, Él les contestó: “Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”
(Mt 22.37). Es por eso que el Señor ha de ocupar el lugar prioritario en
nuestros corazones y nuestro amor por Él debe impactar cada aspecto de
nuestra vida.
2. ¿QUE SIGNICADO EL MAYOR MANDAMIENTO DE MAT.22:37?
Amar al Señor con todo nuestro corazón, toda nuestra alma y toda nuestra
mente significa expresarle amor continuamente en lo más íntimo de nuestro
ser, tanto emocional como mentalmente.
Nos entregamos por completo a Dios para cumplir su propósito y darle
gozo. Nuestros ojos se abren para conocer sus buenos propósitos, y en
consecuencia, desear honrarle con nuestra obediencia.
3. LA EVIDENCIA DE NUESTRO AMOR A DIOS
Si en verdad amamos al Señor, nuestra vida será transformada:
Le obedeceremos y serviremos.
Hablaremos a otros de Él.
Confiaremos en Él.
Tendremos comunión con Él.
Lo adoraremos y le daremos nuestros diezmos y ofrendas.
Defenderemos a Dios y al evangelio.
Meditaremos en su Palabra.
Estaremos dispuestos a sufrir por Él.
TEMA: AMAR SIN CONFUSION
TEXTO BIBLICO: 1 JUAN 1.9
1. CONCEPTOS ERRÓNEOS EN CUANTO A AMAR A DIOS
Lamentablemente, muchas personas no entienden cómo amar a Dios. Incluso
creyentes sinceros pueden perderse esta maravillosa experiencia debido a varios
conceptos erróneos:
Confundimos reverenciar a Dios con amar a Dios.
Podemos reverenciarlo al reconocer que Él es santo y justo. Pero eso no necesariamente
significa que le hemos entregado por completo nuestro corazón, alma y mente.
Confundimos necesitar a Dios con amar a Dios.
La mayoría de nosotros no tardamos en llevar nuestras preocupaciones a Él en oración.
Sin embargo, eso es una mera evidencia de nuestra necesidad de Dios, mas no de
nuestro amor por Él.
Confundimos servir a Dios con amar a Dios.
En lugar de ser motivadas por su devoción a Cristo, algunas personas simplemente
disfrutan la satisfacción de servir.
Confundimos ofrendar o diezmar con amar a Dios.
Si ofrendamos o diezmamos solo porque nos han enseñado a dar, o porque sabemos que
Debemos hacerlo, nuestro amor por Dios no tiene lugar en nuestra generosidad.
Confundimos hablar de Dios con amar a Dios.
Cantar, enseñar, predicar y compartir el evangelio quizás no sean expresiones de amor a
Dios si actuamos solo por obligación.
No lo conocen.
La santidad de Dios.
Les hace sentir incertidumbre del futuro porque no tienen seguridad de lo que les
espera después de la muerte.