Ejercicio de Identificación de Riesgos Psicosociales

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EJERCICIO

DE
IDENTIFICACIÓN
DE RIESGOS
PSICOSOCIALES
Caso Práctico

A partir de la lectura del Caso Prá ctico, se deberá elaborar un listado con
los factores de riesgo relacionados con la organización del trabajo
(riesgos psicosociales) que favorecen la aparició n del estré s que sufre
Antonio, ası́ como sus problemas de salud.

Caso Práctico

Antonio es un chico fuerte y bien parecido que


desde jovencito sueñ a con ser un “crack” de la
reposterı́a. Fiel a este objetivo, el chico realizó
estudios de Té cnico en Pastelerı́a y Panaderı́a,
logrando numerosos é xitos escolares por sus
habilidades creativas en la elaboració n y
decoració n de pasteles. A pesar de su buen
currı́culo estudiantil, Antonio tuvo serias
dificultades para encontrar un trabajo que
cumpliera con sus expectativas profesionales. Ası́ que, cuando por fin se le
presentó la oportunidad de ocupar un puesto de trabajo de ayudante de
pastelero en el taller de un cé lebre negocio de la ciudad, no dudó en
aceptarlo.

La empresa, llamada “Dolces illes”, se dedica a la elaboració n y venta de


dulces artesanos de gran calidad. Cuenta con un taller, una tienda de cara
al pú blico y una pequeñ a cafeterı́a en la que se sirven exclusivamente los
productos de la empresa. La població n lugareñ a, ası́ como los turistas
curiosos y los empleados de oficinas son los principales clientes de la
cafeterı́a, que suelen acudir al local desde primera hora de la mañ ana,
adictos a cualquier combinació n de café : corto, con leche, cortado, asiá tico,
carajillo...

El Sr. Oliveira, propietario y responsable del negocio, fue la persona


encargada de explicarle al joven los requerimientos del puesto de trabajo.
La jornada en el taller era de 06:00 hasta las 14:00, incluyendo sá bados y
domingos, teniendo en cuenta, ademá s, las horas extras que caı́an de vez en
cuando. El descanso semanal era rotativo entre los cinco empleados. La
bú squeda de trabajo habı́a convertido a Antonio en un experto conocedor
de los horarios del sector, ası́ que la propuesta no le sorprendió . Sin
embargo, el hecho de que los descansos semanales fuesen rotativos, no le
hizo mucha gracia: “adió s a los entrenos de fú tbol” — pensó el chico—,
como tampoco le hizo gracia que el Sr. Oliveira hablara de ayudar en la
cafeterı́a cuando hiciese falta. A este respecto, el chico comentó con
sinceridad que no tenı́a experiencia. Se atrevió incluso a decir que el pú blico
y los idiomas no eran su fuerte, a lo que el Sr. Oliveira respondió , secamente:
“¡Pero si ese trabajo lo hace cualquiera!”. Antonio, naturalmente, prefirió no
hacer ningú n comentario. Ha transcurrido algú n tiempo desde que el chico
formalizó su contrato de trabajo y su situació n laboral no es, para nada, la
que se esperaba. Antonio hace má s de dos meses que ocupa el puesto de
trabajo de Sofı́a, la joven responsable de la cafeterı́a de la empresa, que está
de baja. El Sr. Oliveira le comunicó el cambio de trabajo de un dı́a para otro
porque, segú n dijo, no disponı́a de má s personal. En el mismo momento, le
dio unas breves instrucciones sobre el funcionamiento de los
electrodomé sticos, incluyendo la má quina de café expré s, y añ adió que el
resto de tareas las irı́a aprendiendo sobre la marcha. Tambié n apuntó que
serı́a una situació n momentá nea y que procurarı́a echarle una mano
cuando lo necesitara. Pero no ha pasado ni una cosa, ni la otra. La realidad
es que, hasta el dı́a de hoy, Antonio anda detrá s de la barra, má s solo que la
una, haciendo una faena que no es la suya y estresado hasta el cogote.

A pesar de estas circunstancias, Antonio se ha esforzado por cumplir


correctamente con las demandas de la empresa, por lo que en “Dolces illes”
está n contentos de su rendimiento. En cambio, el chico está muy
desanimado por la falta de reconocimiento —nunca ha recibido una
gratificació n, palabra o un comentario positivo sobre su trabajo— y porque,

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a pesar de su entrega, no le han permitido hacer ningú n cambio en la forma
de hacer sus tareas diarias. Sin ir má s lejos, no ha habido manera de que le
consintieran preparar las vitrinas con los dulces y bocadillos, antes que
cargar las neveras. Otra cuestió n, desatendida y reclamada un sinfı́n de
veces por el joven, era el tema de mejorar las prestaciones del viejo
exprimidor de naranjas, cuya desesperante lentitud le ocasionaba
considerables retrasos en el servicio de los zumos y en otras tareas
paralelas.

Hoy la mañ ana ha empezado muy movidita y ademá s Antonio no está en


plena forma. Se encuentra mal a causa de una maldita presió n que sufre
desde hace dı́as en la boca del estó mago, que le provoca un enorme
malestar y malhumor. El chico no está acostumbrado a estar enfermo y,
aunque al principio no le dio mayor importancia, ahora está preocupado.
“Mañ ana pediré permiso para ir al mé dico, aunque el Sr. Oliveira tenga que
apañ á rselas para sustituirme” piensa.

Mientras tanto, retira precipitadamente los servicios de desayuno de una


de las mesas para atender a un turista que le reclama alguna cosa en alemá n
desde el mostrador, mientras agita un puñ ado de euros sobre la barra. En
su acció n apresurada, Antonio vuelca una de las tazas y el resto de café con
leche que quedaba en su interior se derrama por el suelo, formando una
pequeñ a mancha. El incidente hace mella de lleno en el chico que contempla
el derrame como si fuera el anuncio del fin del mundo, con la cara alterada
por la contrariedad. Antonio percibe que está perdiendo los nervios por
cualquier tonterı́a, ası́ que hace un par de respiraciones profundas para
recuperar la calma. A continuació n, decide que primero solucionará las
demandas del cliente impaciente y despué s limpiará el derrame con
tranquilidad. No pasa ni un minuto que entra en la cafeterı́a una motorizada
—tambié n apresurada—, solicitando un capuchino para llevar. La chica
pisa el café derramado en el suelo y resbala, dando un espectacular traspié
que la precipita contra la barra de la cafeterı́a, a la que consigue sujetarse
con ansiado fervor. El susto ha sido mayú sculo y Antonio se deshace en
disculpas por lo sucedido, mientras que el Sr. Oliveira, testigo ocular del
episodio, le reprocha en pú blico: ¡Eso lo tenı́as que haber recogido! Antonio
levanta la mirada despacio hacia el encargado y é l mismo se sorprende de
su contestació n.

Fuente: Organización Iberoamericana de Seguridad Social (2019).


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