ROM 11 Cap2
ROM 11 Cap2
ROM 11 Cap2
1: Diques de Abrigo
RESUMEN
La ROM 1.1 "Diques de Abrigo frente a las Oscilaciones del Mar" es
una recomendación dedicada al proyecto, construcción, conservación, re-
paración y el desmantelamiento de diques de abrigo. En ella se concreta el
marco de la verificación de los modos de fallo y de parada de los diques de
abrigo por los métodos de Nivel I, y se amplia mediante la incorporación de
los métodos de Nivel II y III. El objetivo de la ROM 1.1 es proporcionar un
conjunto de normas y criterios técnicos de aplicación específica a las si-
guientes tipologías de dique de abrigo: diques en talud con y sin espaldón,
diques verticales, diques mixtos, diques berma y diques sumergidos.
El capítulo 2 de la ROM 1.1, denominado genéricamente "Procedimien-
to y Bases de Cálculo" se dedica a definir las áreas de abrigo y definir y
analizar globalmente las tipologías de los diques de abrigo y su comporta-
miento frente a los agentes de proyecto, principalmente el oleaje, terreno,
materiales y procesos constructivos y uso y explotación (comportamiento
ÍNDICE GENERAL
ÍNDICE DE CUADROS
CUADROS:
ÍNDICE DE FIGURAS
FIGURAS:
2.1. Organización del capítulo 2 ...................................................... 1.11
2.33. IRE, ISA y vida útil mínima en función del tipo de área
abrigada ..................................................................................... 1.151
2.34. ISA y probabilidad conjunta de fallo para ELU y ELS ............ 1.152
1
En la ROM 0.0, siguiendo la terminología de la EHE, la probabilidad de no incurrir en modos de fallo
adscritos a los estados límite de servicio (serviceability) se denominó funcionalidad. En la norma UNE,
recientemente publicada se ha optado por traducir el término serviceability por aptitud para el servicio.
En esta ROM se utilizan ambos términos indistintamente.
2
Éstas se suelen clasificar en conservativas o no conservativas. Entre las primeras se consideran las
sustancias para las que se puede admitir, sin error apreciable, que no se alteran durante los procesos
de transporte y mezcla, por ejemplo la arena de sílice. Se incluyen entre las sustancias no conservati-
vas todas aquellas que pueden sufrir transformaciones durante los procesos de transporte y mezcla,
por ejemplo el carbono, el nitrógeno, etc.
3
Identifica la profundidad mínima a partir de la cual la influencia del transporte de sedimentos no es
relevante en el comportamiento del perfil de playa.
4
Por analogía con las máquinas en las que se denomina generador a la parte que produce la fuerza o
energía, como la caldera en las máquinas de vapor y la dinamo en la electricidad, se emplea aquí
esta palabra para traducir el término inglés "forcing".
Criterios generales
Para el dique en su conjunto y para cada uno de sus tramos, el promo-
tor deberá definir: (1) la temporalidad de la obra y la previsión de entrada
en servicio de los diferentes elementos que la componen, (2) el carácter
operativo y el carácter general, y en función de ellos, (3) la duración de
cada una de las fases de proyecto, (4) los requisitos de fiabilidad y funcio-
nalidad en cada una de ellas, (5) el nivel de operatividad, el número medio
de paradas operativas y la duración máxima de una parada operativa en el
intervalo de tiempo y, en su caso, (6) el plan de desmantelamiento y de
restauración de la ribera del mar y su entorno ambiental.
En los casos en los que el promotor de la obra no haya definido algu-
nos o ninguno de los criterios generales indicados en el apartado anterior,
o cuando el carácter general y el operativo propuestos sean injustificada-
mente diferentes de los habituales en este tipo de obras (véase sección
2.7), el proyectista determinará para cada tramo de la obra el carácter ge-
neral y el operativo, y en función de ellos los restantes requisitos de
proyecto, siguiendo lo dispuesto en la ROM 0.0.
5
Las voces dimensionar y predimensionar no existen en castellano. En el ámbito de esta ROM dimen-
sionar se aplica con el significado de poner, determinar o resolver las dimensiones de la obra y de sus
propiedades. La voz de predimensionar se aplica con la acepción de previamente, por anticipado o
con antelación.
Criterios generales
Corresponde al promotor de la obra especificar los criterios generales
para la reparación y adecuación de la obra en función del carácter general
y el operativo de la misma de acuerdo con lo recomendado en el apartado
2.1.3.1.
En su ausencia, se seguirá lo dispuesto al efecto en aquel apartado.
FI − FR − FT − D '* = 0
6
Flujo de energía es la cantidad de energía que pasa por una superficie del volumen de control en la
unidad de tiempo. Sobre esta superficie pueden actuar tensiones (normales y tangenciales) que en la
unidad de tiempo pueden contribuir (añadir o extraer energía) con trabajo.
1 ⎛ 2kI h ⎞⎟
C g ,I = C I ⎜⎜1 + ⎟
2 ⎜⎝ sinh 2kI h ⎠⎟⎟
2π L σ
kI = , CI = I = I
LI Tz ,I kI
1
FR = ρw gH R2C g ,R = E RC g ,R
8
1
FT = ρw gHT2C g ,T = ETC g ,T
8
1 ⎛ 2kRh ⎞⎟
C g ,R = C R ⎜⎜⎜1 + ⎟
2 ⎝ tanh 2kRh ⎠⎟⎟
1 ⎛ 2kT h ⎞⎟
C g ,T = CT ⎜⎜1 + ⎟
2 ⎜⎝ tanh 2kT h ⎠⎟⎟
D*'
Coeficiente de disipación, D* = (por unidad de energía
1
ρw gC g H I2
8
incidente)
K R2 + KT2 + D* = 1
Reflexión
Siempre que haya un cambio brusco de las propiedades geométricas
del medio en el que se propaga el tren de ondas con el resultado de la mo-
dificación de la celeridad de fase del tren y, en consecuencia, del número
de onda y de la dirección de propagación, se produce reflexión de la ener-
gía oscilatoria. Así, los cambios bruscos de la profundidad de agua en una
berma de pié o de las características hidráulicas del núcleo en un dique de
escollera, o la presencia de una pared impermeable de un dique vertical,
entre otros, provocan la reflexión hacia el mar de cierta parte de la energía
incidente. Análogamente, cuando el tren de ondas se transmite a través del
dique, lo abandona o se propaga por un canal de navegación, se refleja
parte de la energía propagante tanto en la sección aguas arriba como en la
sección aguas abajo.
En general, en los diques de abrigo la reflexión no ocurre en un punto o
superficie fija sino que hay numerosas contribuciones que ocurren simultá-
neamente durante el proceso de la propagación; la última de ellas se
realiza al abandonar el tren oscilatorio la sección y propagarse a sotamar
del dique.
No obstante, la reflexión del oleaje tanto si se produce puntualmente
(por ejemplo en la pared de barlomar de un dique vertical, localmente so-
bre un talud) como gradualmente al propagarse por el interior del dique de
escollera, es un proceso esencialmente lineal y, por tanto, depende de las
características geométricas (cambio de profundidad h2 / h1 o pendiente del
talud tan α ) e hidráulicas (porosidad n , permeabilidad y fricción equiva-
lente C f y rugosidad del lecho K s ) de la sección y del contorno, y de las
características del oleaje incidente, en concreto del periodoTZ , expresadas
en términos de la profundidad relativa kh .
En el ámbito de la teoría lineal la energía reflejada se puede evaluar
mediante un coeficiente o módulo K R , y una fase φ , que representa la
distancia adimensional (equivalente a kx ) a un foco reflector, (medida con
respecto unos ejes de referencia) en el cual se supone que se produce la
reflexión del tren de ondas. En consecuencia, al evaluar la energía refleja-
da saliente del volumen de control, se obtiene un coeficiente de reflexión
cuyo módulo cuantifica globalmente todos los procesos puntuales de re-
flexión y cuya fase permite definir un punto en el interior del medio en el
que se encontraría aquel reflector equivalente que produjese el mismo
efecto reflejante que el total producido por todos los reflectores individuales
desde sus respectivas localizaciones, figura 2.4.
Transmisión
La transmisión de la energía oscilatoria a sotamar del dique se puede
producir por rebase de su coronación, propagación a través del cuerpo
central, como es el caso de los diques granulares, y por el terreno y cimen-
tación cuando éstos sean permeables. En el primer caso, la magnitud de la
energía transmitida depende de la relación entre la altura de la coronación
o francobordo Fc , y la altura de la lámina de agua que alcanza la corona-
ción (ésta se puede expresar en términos de la altura de ola7 a pie de
dique y en presencia de él H * ), es decir, del francobordo relativo Fc / H * .
En el segundo caso la magnitud de la energía transmitida, bien a través
del cuerpo del dique bien por la cimentación y el terreno, depende de sus
propiedades hidráulicas y de la anchura o longitud de propagación B , ex-
presada en función de la longitud de onda o su equivalente el número de
onda, kB o B / L . Durante su propagación a través del dique o la cimen-
tación, el movimiento oscilatorio va consumiendo parte de su energía. Si la
anchura del dique es suficiente la disipación puede ser total; en estas cir-
cunstancias la energía oscilatoria transmitida a través de la sección es
despreciable. En términos oscilatorios, la distancia a la cual el tren oscilato-
rio reduce su energía hasta 1/ e (número e) se denomina profundidad de
penetración.
7
Véase subapartado dedicado más adelante a este concepto en este mismo apartado.
Disipación
La disipación de la energía oscilatoria se produce principalmente por
dos mecanismos, la rotura y la fricción por los contornos (superficie y fon-
do) e interior del medio por el que se propaga. El mecanismo más eficaz
de disipación es la rotura de la ola en decrestamiento y en voluta, por el
que se puede conseguir que se disipe más del 90% de la energía inciden-
te. Por otro lado, las roturas de ola en colapso y en oscilación son menos
eficientes y, en general, no disipan más del 60% de la energía. El destino
de la energía remanente es la reflexión, la disipación interna por fricción o
la transmisión a sotomar, figura 2.5.
tan α
Ir =
H
L
Tipo de rotura Ir
Decrestamiento <0,1
Voluta 0,1 - 2,3
Colapso 2,3 - 3,5
Oscilación >3,5
D* = 1 − K R2 − KT2
D*'
D* =
1
ρgC g H I2
8
8
Tal y como se detalla en el capítulo 4 el valor de µ no sólo depende de la tipología, sino también del
tramo y de la disposición en planta de la obra y el entorno.
9
Este cambio brusco de profundidad puede ser un escalón vertical, pero en general es suficiente que la
longitud horizontal del talud, lt sea mucho menor que la longitud de onda, es decir lt L 1,
h −d
donde lt = y β es el ángulo del talud.
tan β
10
Esta profundidad a pie de dique debe ser simultánea y compatible con la altura H* del tren de
ondas en ese punto.
11
La incidencia se mide por el ángulo que forman la normal a la cresta de la ola y la normal al obstáculo.
Las piezas artificiales que desarrollan gran trabazón son más vulnera-
bles frente a la incidencia oblicua que las piezas artificiales de forma
cúbica o paralelepipédica y las escolleras naturales. En los casos en los
que los estados de oleaje de proyecto se presenten con oblicuidad se re-
comienda, en su caso, la utilización de piezas cúbicas o paralelepipédicas
en el manto principal.
Fuerzas en diques verticales. La magnitud de la presión dinámica
producida por las olas sobre una pared vertical y su distribución a lo largo
de ella depende del ángulo de incidencia. Para ángulos θ < 50o y depen-
diendo de la permeabilidad de la pared la interferencia de los trenes
incidente y reflejado produce un tren parcialmente estacionario de crestas
cortas. Para pequeños ángulos de incidencia y reflexión perfecta, la magni-
tud de la presión puede ser mayor con pequeños ángulos de incidencia
θ < 15o que con incidencia normal.
Para ángulos de incidencia en el intervalo 15o < θ < 50o los datos dis-
ponibles parecen confirmar que la presión decrece con el coseno del
ángulo de incidencia.
Cuando se supera el ángulo de incidencia θ > 650 , se produce la pro-
pagación longitudinal de la cresta de la ola sobre la pared y la presión
dinámica sobre la pared se reduce considerablemente, actuando ésta más
como un canalizador de flujo que como un deflector o reflector del mismo.
La ola se puede peraltar notablemente en la pared12 llegando incluso a
romper, con los efectos no deseables de incremento del rebase y el posible
impacto que la cresta pueda producir sobre obras o elementos transversa-
les a la pared. Es recomendable analizar, entre otros, estos dos efectos,
teniendo en cuenta el carácter no lineal del proceso (es decir aplicando
teoría de ondas de orden superior).
No hay mucha información disponible para analizar el comportamiento
de trenes de onda incidiendo en el intervalo 50o < θ < 65o , ya que el
comportamiento de la pared puede ser bien reflector, bien canalizador de-
pendiendo de pequeñas modificaciones de las condiciones locales. En
estas circunstancias se recomienda considerar ambos procesos y selec-
cionar el pésimo.
12
En la bibliografía técnica se suele identificar este proceso con el nombre de Mach-stem.
d
≥ 0, 85
h
lt 1
<
L 20
HI ⎛ 1 − K R ⎞⎟ 2πh
≤ ⎜⎜0,11 + 0, 03 ⎟⎟ tanh
L ⎜
⎝ 1 + KR ⎠ ⎟ L
H* (1 + K R ) H I
13
Es decir, considerando la modificación de las oscilaciones del mar por el área portuaria o litoral,
diques, bocana, cambios de alineación, etc. (véase capítulo 3, sección xx). En el apartado zz se de-
talla el cálculo de H *,Tz y θ en cada una de las áreas marítimas peninsulares e insulares
españolas.
14
Esta profundidad debe ser simultánea y compatible con el estado de mar en el que se puede presen-
tar la altura de ola H * . En su caso, es conveniente analizar más de una profundidad.
15
Este término no está reconocido por la RAE. Por otra parte, la irrebasabilidad absoluta no existe, siempre
hay una probabilidad de que se presente una ola o secuencia de olas en las que haya rebase.
B
∼ 1, 5
H*
(
Comentario. Es habitual considerar H I ≈ 1, 6 a 1, 8 H s ,I , depen- )
diendo de la duración del estado de oleaje y H s ,I es la altura de ola
significante de dicho estado. Para un dique vertical irrebasable con para-
mento liso e impermeable, la reflexión es perfecta, por lo que
( )
H * = 2H I , H * ≈ 3,2 a 3, 6 H s ,I .
W >
3
∼ 0, 020
γw Rs H *
H * µH I , µ ≈ 1, 5, 1, 3 ≤ µ ≤ 1, 7
cot α 1, 5
Ss γs
Rs = 3 ; Ss =
(Ss − 1) γw
16
Es decir, considerando la modificación de las oscilaciones del mar por el área portuaria o litoral,
diques, bocana, cambios de alineación, etc. (véase capítulo 4).
17
Esta profundidad debe ser simultánea y compatible con el estado de mar en el que se puede presen-
tar la altura de ola H * En su caso, es conveniente analizar más de un valor de la profundidad.
Dimensiones de la superestructura
Las dimensiones de la superestructura o espaldón pueden influir de
manera notable en el modo de controlar el flujo de energía. Así, es posible
encontrar diques en talud con una superestructura de pequeñas dimensio-
nes y ubicado en un nivel en el que la acción del oleaje es despreciable,
figura 2.12.
En España, es habitual dimensionar el dique en talud con una superes-
tructura de grandes dimensiones que controla una parte sustancial de la
energía incidente; para facilitar su construcción se suele apoyar por encima
de la bajamar, pudiendo, en ese caso, disponer de tacones o zarpas. El
espaldón se suele coronar con un parapeto y botaolas. Si el espaldón se
apoya por debajo de la bajamar, el dique rompeolas se asemeja a un dique
mixto con manto de protección. Hasta la fecha, es raro encontrar espaldo-
nes construidos con paramento exterior inclinado, perforado, ranurado o
con cámaras.
Ft
> 0, 9
H*
piedras del dique sin mantos aunque, excedido un estado de mar umbral,
pueden experimentar grandes movimientos que modifican sustancialmente
la geometría del dique y la aparición de las piedras del núcleo. Estos mo-
vimientos afectan a la durabilidad de la piedra, y su construcción, al igual
que el dique sin mantos, requiere grandes cantidades de piedras, aunque
en menor proporción que aquél.
No es habitual en España construir estos tipos de dique berma debido a la
cantidad de material que se requiere y el espacio que ocupa. Sin embargo, es
habitual su utilización en diques provisionales en la fase de construcción abri-
gando cargaderos de mineral o creando “motas” de invernada.
Dique berma con piezas colocadas del manto principal (dique armado)
La figura 2.16 representa un dique berma con un manto principal for-
mado por piedras naturales o artificiales de tamaño único colocadas con
una determinada disposición para alcanzar un “armado” del talud. La geo-
metría del perfil está formada por una poligonal con tres pendientes. La
longitud de la poligonal central depende del peso de la pieza adoptado. En
las condiciones de trabajo asociadas al estado de mar límite último, el di-
que es esencialmente disipativo y los flujos reflejado y transmitido son
despreciables. El núcleo puede ser de cualquier material pero se debe ga-
rantizar el apoyo necesario para poder “colocar con la orientación
prescrita” las piezas del manto principal. La parte superior de la poligonal
se puede sustituir por una superestructura rígida, permeable y rugosa con
la misma pendiente. Esta sección tiene estabilidad absoluta para toda altu-
ra de ola igual o inferior a la de cálculo.
18
Este coeficiente se define para el modo más propagante de la onda o en el caso de oleaje para los
espectros de energía incidente y transmitido suponiendo que el periodo de pico no cambia durante la
propagación.
H* H
depende del peralte de la ola o de la altura relativa de la ola * , se-
L h
gún se esté en el régimen oscilatorio de Stokes o de Boussinesq, de la
h
profundidad relativa a pié de dique así como de la profundidad y anchu-
L
d B
ra relativas de la coronación y
h L
En algunas ocasiones, por facilidad constructiva, el dique sumergido se
construye con elementos prefabricados, por ejemplo piezas de hormigón
en masa, perforadas o no, con forma cúbica, triangular, trapezoidal, etc. En
otras, el dique se construye imitando la forma de un arrecife con la finali-
dad de provocar la rotura de las olas más altas y disipar su energía,
permitiendo el paso de olas de menor contenido energético, figura 2.19.
h f = d + Fc
Bc
de la anchura relativa, . Cuando el flotador es impermeable y su anchu-
L
⎡B ⎤
ra relativa es pequeña ⎢ c < 0,10⎥ , el control de la energía transmitida
⎣⎢ L ⎦⎥
depende solamente de la profundidad relativa de flotación. En estas cir-
cunstancias para controlar totalmente el flujo de energía incidente es
d
necesario que > 0, 5 , actuando en este caso el dique como totalmente
L
reflejante. El flujo de energía transmitida se incrementa rápidamente a me-
d
dida que se reduce la profundidad relativa. Cuando ≈ 0,25 más de la
L
mitad de la energía incidente es transmitida a sotamar del dique. En gene-
ral, los diques flotantes son muy poco eficaces para el control de oleaje de
periodo largo.
La altura de ola a barlomar del dique H * depende de la disposición de
los diques, bocana, cambios de alineación, etc. (véase capítulo 4, sección
xx). Para una primera estimación se puede considerar que H * es el doble
de la altura de ola incidente H I , por lo que para evitar que el dique sea
rebasable deberá cumplirse que Fc > H I .
desde el fondo hasta una profundidad d sin emerger. En general, si no hay ra-
nuras, la disipación es despreciable y la ecuación de conservación de la ener-
gía permite relacionar los coeficientes de reflexión y transmisión, figura 2.23
K R2 + KT2 = 1
Cuadro 2.2. Tipología más adecuada en función de las propiedades del terreno
roca todas
granulares flojos algunas
granulares duros todas
cohesivos blandos o rellenos de baja calidad evitar diques verticales
rellenos homogéneos y permeables todas
Vertidos desde gánguil. En general, salvo áreas marítimas con mar bra-
vío, los vertidos desde el mar con gánguiles u otros medios adecuados
no suelen ser limitativos en la selección de la tipología. En los casos en
que se necesite verter grandes volúmenes de materiales, se deberá
considerar que durante la construcción de la obra, haya un área abri-
gada que actué de zona de cargadero, refugio y de conservación. El
volumen de materiales que habitualmente maneja un gánguil se en-
cuentra en el intervalo 600 − 1200 m 3 . El estado de oleaje condiciona
la operatividad y la precisión de los vertidos por gánguil. La relación en-
tre la eslora del gánguil y la longitud de ola es un buen indicador de su
respuesta oscilatoria. La experiencia indica que, tanto el vertido lateral
como el vertido por fondo requieren que los estados de oleaje satisfa-
gan la condición H s < 2, 5 m , dependiendo de las técnicas de
posicionamiento, precisión requerida y tipo de material.
más aptas para realizar estas acciones preventivas que otras. En gene-
ral, la protección temporal de un dique granular es fácil, con bajo coste
y de recuperación rápida. Por el contrario, los diques vertical y mixto,
especialmente éste, no tienen una protección sencilla, tanto del cuerpo
central como de la cimentación.
Cuadro 2.3. Tipología más adecuada en función del volumen de material y los
procedimientos constructivos
Adaptabilidad a paradas
Tipología Vol. préstamo Medios constructivos
constructivas
Dominio espacial
Se describirá la zona en la que ocurre o a la que afecta el fallo o la pa-
rada, distinguiendo, entre otros, el conjunto de la sección, sus partes23,
elementos y subelementos, y el entorno, especificando si afecta a la mor-
fodinámica litoral, la calidad del agua o el ecosistema litoral.
19
Para la delimitación de la zona de afección deben aplicarse los criterios recomendados en el aparta-
do anterior en consonancia con el Comentario.
20
DMA: Directiva Marco del Agua publicada en DO L 327 de 22/12/2000 y ratificada por el Reino de
España.
21
completo y mutuamente excluyente de modos significa que la ocurrencia de un modo excluye la
ocurrencia de otro u otros y que con él, mediante las operaciones de unión, intersección
22
Dos modos que no son mutuamente excluyentes son independientes en sentido estadístico, si su
probabilidad conjunta es igual al producto de sus probabilidades marginales. En otro caso son de-
pendientes.
23
Las partes de la sección se describen en el apartado 2.2.1
Mecanismo
Se describirá el mecanismo o forma en que se produce el fallo o la pa-
rada, evaluando su importancia y sus consecuencias para la seguridad, el
servicio, y el uso y la explotación.
Dominio temporal
Se describirá el intervalo de tiempo en el que puede producirse el modo.
Éste, en general, será el estado (meteorológico, geotécnico, etc...) que por
aplicación del método se considera un estado límite de proyecto. Es importan-
te definir en el estado los descriptores de los agentes, por ejemplo, altura de
ola significante, periodo medio, dirección media y duración. En cada caso se
adscribirá la ocurrencia del modo a un estado límite, último, de servicio o de
parada operativa, analizando en qué condiciones de trabajo puede presentar-
se. Además, se analizará su posible adscripción a más de un estado límite.
Figura 2.29. Esquema de los modos de fallo adscritos a ELU de un dique vertical
Forma de verificación
La ocurrencia o no del modo de fallo o parada operativa durante un de-
terminado estado se puede verificar mediante la resolución de la corres-
pondiente ecuación de verificación. En ella se establecen las relaciones
funcionales entre los diferentes factores de proyecto que definen la condi-
ción del fallo o la parada operativa. En general, esta ecuación es una
ecuación de estado y es habitual poder verificar un modo con más de una
ecuación.
Se analizarán las ecuaciones de verificación que pueden evaluar el
modo de fallo o parada, detallando: (1) formato; (2) campo de validez, ana-
lizando su fundamento, teórico, experimental o numérico, y su rango de
aplicación; (3) intervalo de tiempo en el que se aplica que, en general, será
el estado; (4) factores de proyecto y sus variables básicas y descriptores;
(5) términos de la ecuación especificando si se consideran deterministas o
aleatorios, permanentes o no permanentes, y favorables o desfavorables;
(6) criterio de fallo o parada; y (7) normas, reglamentos y recomendaciones
que deberán observarse en la verificación del modo.
Cuando no se disponga de una ecuación de verificación apropiada, la
verificación del modo se hará recurriendo a técnicas numéricas o experi-
mentales contrastadas. En la aplicación de estas técnicas se deberá obser-
var el mismo procedimiento de verificación, en particular en la valoración
de la incertidumbre de los datos de entrada y salida, y de la propia técnica,
sea numérica o experimental, en el laboratorio o in situ.
Por definición, si los modos son independientes Pr [AB ] = Pr [A] Pr [B ] ], y si son dependientes,
24
Pr [AB ] = Pr [A B ] Pr [B ] .
Pr [WH ] = Pr ⎡⎣W ≥ W0 H ≥ H 0 ⎤⎦ Pr [H ≥ H 0 ]
Una alineación puede estar formada por más de un tramo y cada tramo
se podrá proyectar y construir con una tipología distinta de dique de abrigo,
algunas de las cuales se describen en la sección 2.2.
Cuando se prevea la ejecución por etapas, se considerará cada etapa
como un tramo diferente si el desfase entre la entrada en servicio de cada
etapa y la siguiente es mayor de 5 años.
cuenta los medios técnicos y económicos necesarios, así como los proce-
dimientos constructivos que en cada caso se establezcan para ejecutar el
dique o tramo.
En obras cuya construcción implique la consolidación de suelos (ci-
mientos, rellenos, núcleos de materiales sueltos, etc...) y asientos perma-
nentes del terreno natural, y donde éstos puedan tener consecuencias en
el desencadenamiento de algunos de los modos de fallo y de parada ope-
rativa, la duración de la fase de construcción y de sus subfases será, como
mínimo, la necesaria para que se alcancen los niveles de consolidación
especificados en el proyecto.
IRE ≤5 6 − 20 > 20
Vida útil en años 15 25 50
25
En canales de navegación en mares con marea es habitual denominar “ventana” al periodo de tiem-
po en el que la profundidad supera sin solución de continuidad un cierto valor umbral.
Año meteorológico
En latitudes medias, siempre que sea posible se agrupará la secuencia
continua de ciclos de solicitación y operatividad en años meteorológicos, y
la duración de las fases de proyecto de servicio o vida útil del tramo se
contabilizará por años meteorológicos. La vida útil de la obra está formada
por una secuencia finita de años meteorológicos. En otras latitudes y, justi-
ficadamente, en la verificación de algunas fases de proyecto, por ejemplo
cuando su duración sea menor al año o cuando la operatividad esté limita-
da estacionalmente, se podrán utilizar otras agrupaciones meteorológicas.
Si bien es conocido que los procesos climáticos se manifiestan con
mayor o menor intensidad en grupos de años meteorológicos o hiperciclos
anuales, a falta de información sobre éstos se podrá suponer que las mani-
festaciones de los agentes que ocurren en cada uno de ellos son estadís-
ticamente independientes. En otro caso se tendrá en cuenta esta circuns-
tancia organizando la secuencia temporal climática por hiperciclos.
la ROM 0.0. En los casos generales podrá admitirse que el ISA correspon-
diente a la fase y subfases de construcción sea “no significativo”. Para la
fase de reparación y desmantelamiento, en ausencia de precauciones es-
pecíficas durante la misma, podrá adoptarse un ISA igual al que corres-
ponda a la fase de servicio.
En cada una de las fases de proyecto, cada uno de los tramos del di-
que de abrigo deberá satisfacer unos requisitos mínimos de seguridad,
servicio y uso y explotación, que se especifican acotando la probabilidad
de excedencia frente a la seguridad y el servicio en la duración de la fase y
la probabilidad de no excedencia de la operatividad en el año.
En cada fase y subfase de proyecto, la obra en su conjunto o, en su
caso, cada uno de los tramos en los que se divida, así como los elementos
que la constituyen, deberán cumplir los requisitos exigidos por la normativa
y por el promotor en materia de seguridad, servicio y explotación en todos
los estados de proyecto que puedan presentarse en la fase considerada,
con el objeto de acotar las probabilidades de que se produzca un fallo o
una parada operativa de la obra de abrigo en límites aceptables, definidos
en función de las consecuencias del fallo o de la parada operativa. Por
tanto, los requisitos de seguridad, servicio y explotación exigidos para una
determinada obra o tramo de obra se definirán por medio de los siguientes
parámetros (ver ROM 0.0):
Fiabilidad: Valor complementario de la probabilidad conjunta de fallo
en la fase o subfase de proyecto considerada frente a los modos de
fallo adscritos a los estados límite últimos.
Aptitud para el servicio o funcionalidad: Valor complementario de la
probabilidad conjunta de fallo en la fase o subfase de proyecto consi-
derada frente a los modos de fallo adscritos a los estados límite de
servicio.
Operatividad: Valor complementario de la probabilidad de parada en
la fase o subfase de proyecto considerada frente a los modos de pa-
rada adscritos a los estados límite de parada operativa.
También se usa como medida para cada uno de estos conceptos el ín-
dice de fiabilidad β que tiene con la correspondiente probabilidad de fallo o
parada operativa p la siguiente relación biunívoca: β = Φ−1(p) , siendo Φ
la función de probabilidad acumulada estándar normalizada.
ISA <5 5 - 19 20 - 29 ≥ 30
p f ,ELU 0.20 0.10 0.01 0.0001
βELU 0.84 1.28 2.32 3.71
En la sección 2.7 se precisan estos valores en función del ISA y del tipo
de área abrigada.
ISA <5 5 -- 19 20 -- 29 ≥ 30
p f ,ELS 0.20 0.10 0.07 0.07
βELS 0.84 1.28 1.50 1.50
En la sección 2.7 se precisan estos valores en función del ISA y del tipo
de área abrigada.
Comentario. Puede sorprender que, para valores bajos del ISA, las
probabilidades conjuntas de fallo en los estados límite últimos y de servicio
sean iguales, mientras que para los dos escalones más altos de ISA sean
diferentes.
Considérese el caso del modo de fallo deslizamiento de un dique verti-
cal. La verificación como modo de fallo adscrito a un estado límite último se
realiza seleccionando un estado de oleaje extremo, por ejemplo, del régi-
men extremal. En este cálculo se admite que la obra falla cuando se inicia
el deslizamiento. Por otra parte, la verificación como modo de fallo adscrito
Operatividad mínima
En el intervalo de tiempo que se especifique, que en general será un
año medio de la vida útil, se recomienda que la operatividad mínima admi-
sible para el área abrigada o protegida por una obra de abrigo y, en su
caso, sus accesos, frente al conjunto de todos los posibles modos de pa-
rada operativa rf ,ELO sea superior a los valores mínimos incluidos en la
ROM 0.0 en función del índice de repercusión económica operativo
(IREO), cuadro 2.10.
IREO ≤5 6 - 20 >20
Operatividad, rf ,ELO 0.85 0.95 0.99
βELO 1.04 1.65 2.32
ISAO
IREO <5 5 - 19 20 - 29 ≥ 30
≤5 24 12 6 0
6 – 20 12 6 3 0
≥ 20 6 3 1 0
∑p
j =1
f ,EL, j ≤ p f ,EL
p f* = ∑ p f ,EL,i ≤ p f ,EL
i =1
26
En lo sucesivo se omite el subíndice indicativo del estado límite, EL.
np
p f* = 1 − ∏i =p 1 (1 − p f ,EL,i ) ≈ ∑ p f ,EL,i
n
i =1
np
i =1
i =1
Por otra parte, la probabilidad de fallo del conjunto de los modos tiene
el siguiente límite inferior, p f ,Inf
np
p f ,Inf = max (p f ,EL,i )
i =1
∼ ∑ p f ,EL,i ∼ p f ,ELU
* < <
p f ,ELU
i =1
27
En obras marítimas y portuarias, si los modos de fallo y parada no son mutuamente excluyentes y si
son estadísticamente dependientes, en general su correlación es positiva.
28
El conjunto es completo cuando todos los posibles mecanismos y formas de fallo de la tipología
quedan descritos y caracterizados de forma unívoca mediante ese conjunto de modos.
29
En general, en las obras marítimas y portuarias los modos de fallo se organizan en un diagrama en
serie, es decir, es suficiente que ocurra un modo para considerar que el tramo de obra ha fallado o
parado.
incluye aquellos modos para los que se puede considerar que la sección
ha fallado o parado cuando ocurren el fallo o la parada de los dos o más
modos redundantes. En un diagrama compuesto se considera que la sec-
ción falla cuando se produce al menos uno de los modos en serie o al
menos uno del subconjunto de los modos redundantes.
30
La ROM 5.0 “Estudio de Impacto Ambiental en las Obras Marítimas y Portuarias” está actualmente
en redacción. La ROM 5.1 “Calidad del Agua en Áreas Portuarias y Litorales” ha sido publicada en
diciembre 2005
31
En la aplicación de la Directiva Marco del Agua (DMA) y las que, a su amparo, se están redactando
en la actualidad, por ejemplo, la Directiva frente a Inundaciones, proponen establecer métodos de
valoración Beneficio-Coste de los aspectos ambientales.
X
VN eco,t
VAN eco = ∑ t −x
t =x (1 + r )
VAN eco
VAEeco =
∑
X t −x
t =x
(1 + r )
donde X es el año horizonte, que como máximo será la vida útil del tramo
(X < V ) ; y x es el año en el que se generan los primeros costes impu-
tables al proyecto de inversión. Finalmente, r es la tasa social de
descuento para la actualización de los flujos.
Es obvio que la aplicación de estos métodos no está exenta de incerti-
dumbre, por lo que suele ser habitual incluir en ellos un análisis de riesgos e
incertidumbre del proyecto de inversión, entre otros, (1) análisis de sensibili-
dad directa, analizando los resultados para tres supuestos o casos: central,
favorable y desfavorable; (2) análisis de sensibilidad inversa, calculando el
valor que debería tomar una variable concreta para que el VAN o el VAE tome
un valor determinado y (3) análisis estadístico de riesgos mediante la conside-
ración probabilística de la incertidumbre y las funciones de distribución para los
indicadores de la evaluación, VAN o VAE, aplicando simulación de Montecarlo.
En esta recomendación se propone calcular los daños esperados me-
diante técnicas estadísticas de diversa complejidad. En estos cálculos es
muy conveniente incluir la influencia de los ciclos económicos en los pará-
metros de la inversión, en concreto, en la tasa social de descuento y, en su
caso, en los excedentes de los operadores y clientes por variación del vo-
lumen del negocio.
32
Entre estas se encuentras GAMS (General Algebraic Modeling System) que es un software concebi-
do expresamente para problemas de optimización con un gran número de variables y restricciones.
útil. Entre los primeros se deben incluir, con sus calendarios correspon-
dientes, todos los costes fijos necesarios para (1) la realización y puesta en
servicio del Proyecto, (2) las reposiciones, adaptaciones y ampliaciones
que sean necesarias en la vida útil, y (3) las reposiciones y correcciones
ambientales requeridas. Los costes de conservación y explotación inclu-
yen, con sus calendarios correspondientes, todos los necesarios para que
el tramo proporcione las condiciones adecuadas de uso y explotación del
área portuaria y, en su caso, de sus instalaciones.
No obstante, con carácter general para las obras de abrigo se reco-
mienda repartir la probabilidad conjunta de fallo entre los modos princi-
pales mutuamente excluyentes mediante la valoración de (1) el coste total
anual del tramo ⎡⎣CT ,anual ⎤⎦ , incluyendo los de los daños probables anuales,
(2) el conjunto de tramos de la obra y (3) los procesos constructivos. Me-
diante diferentes repartos de probabilidad se podrá decidir por aquellas
soluciones que se aproximen a los costes totales mínimos.
Evaluación de la incertidumbre
Se recomienda que, en todos los casos, el reparto de la probabilidad
conjunta se pondere33 mediante la valoración de la incertidumbre en el
comportamiento de la obra y en los procesos de verificación, analítico o
experimental, de las teorías que los formulan; y del estado del conocimien-
to, de los datos y de la experiencia del proyectista o constructor.
Cuando el agente predominante es el mismo en la inducción de los
modos principales, por ejemplo, el terreno o el medio físico climático at-
mosférico, marítimo etc... (es decir, sujetos a la misma incertidumbre de los
datos de partida), el coeficiente de seguridad adoptado en el caso de veri-
ficación por un método de Nivel I puede tomarse como un indicador de la
33
La noción más difundida de la probabilidad de un suceso es la “a priori”, que se obtiene por puros
razonamientos deductivos. Otra noción de probabilidad, la más aplicada en la ingeniería marítima
(regímenes), es la probabilidad “a posteriori” o frecuencia relativa. Además existe la probabilidad
subjetiva, donde los métodos objetivos, la teoría y las observaciones son insuficientes, incompletos o
dudosos. Esta probabilidad se fundamenta en la experiencia y el juicio personal, y se materializa
mediante la ponderación de los valores y los resultados.
1
pEL,i = 1 − (1 − p f ,EL,i ) V
donde V es la vida útil del tramo. El coste esperado por daños anuales
para cada uno de los modos de fallo se calculará mediante,
C D (D j ,i ) ≈ d (D j ,i ) ∗ fX (D j ,i )
np
CT (Dj ) ≈ C ta (D j ) + ∑C D (D j ,i )
i =1
donde el sumatorio evalúa los costes esperados por daños anuales produ-
cidos por cada uno de los modos de fallo y el coste anual equivalente de la
inversión calculado, por ejemplo, por el método indicado en el apartado
2.5.4.1, Análisis del proyecto de Inversión.
De esta información se puede cotejar cuál de los tres supuestos de re-
parto de probabilidad produce un coste total anual menor y, si es necesa-
rio, realizar un nuevo supuesto de reparto para aproximarse a un coste
mínimo.
C D (x ) = ∫ fX (x )d (x )dx
g (x )≤0
Para cada uno de los modos de fallo, la integral que determina los da-
ños probables se puede aproximar por el siguiente esquema en diferen-
cias,
∞
d (x j −1 ) + d (x j ) ∞
C VD (x ) = ∑
2
{F (x j ) − F (x j −1 )} = ∑ d * (x j −1, x j )f * (x j , x j −1 )
j =1 j =1
CT (x ) = C ta (x ) + C D,total (x )
1 C VD (x ) 0 C VD (x )
3 C VD −2 (x ) + 4, 38 25 C VD −2 (x ) + 29, 38
34
En lo sucesivo, sólo se hará referencia a la fase de construcción, pero se deberá entender que lo
expuesto también es de aplicación a las fases de reparación o desmantelamiento.
∑p
i =1
f ,c ,i ≤ p f ,c
Formulación determinista
Los valores de los agentes predominantes y no predominantes y de los
parámetros serán valores nominales o deterministas. Con ellos se calcula-
rán los términos de la ecuación de estado. La combinación de agentes, la
simultaneidad de su presentación y la compatibilidad de sus valores se
determinarán de acuerdo con lo recomendado específicamente en esta
Recomendación y, subsidiariamente, en la ROM 0.5 para los modos de
fallo geotécnicos y en el capítulo 5 de la ROM 0.0. No obstante, el valor de
los parámetros de proyecto regulados por otras Normas e Instrucciones se
determinará según lo dispuesto en ellas.
Puesto que en esta formulación no se cuanti.ca ni la variabilidad ni la
aleatoriedad de los valores de los agentes y parámetros del medio físico,
se recomienda que su aplicación se restrinja a la verificación de aquellos
modos de fallo o parada en los que aquellas no sean significativas para la
seguridad, el servicio o el uso y explotación de la obra. En estos casos,
pues, podrá admitirse que la probabilidad de ocurrencia del modo es muy
baja, que este es un modo no principal y, por tanto, que no participa en el
cálculo de la probabilidad conjunta de fallo.
En los apartados específicos de esta ROM para cada tipología, se pro-
porcionan los coeficientes globales y los coeficientes parciales que inter-
vienen en la ecuación de verificación vinculados a los valores nominales o
deterministas de los factores de proyecto más usuales. En los casos no
recogidos en esta ROM se tomarán valores debidamente contrastados o
justificados, bien de otras experiencias, bien de otras Recomendaciones,
Normas e Instrucciones.
Formulación determinista-probabilista
Se determinarán los valores representativos de los parámetros y de los
agentes, en particular los del medio físico climáticos y sísmicos, y los de uso y
explotación y, en su caso, los del terreno, a partir de sus respectivos modelos
de probabilidad, y con ellos se calcularán los valores de los términos de la
ecuación de estado. En general, dichos valores representativos serán valores
característicos.
La combinación de agentes, su simultaneidad de presentación y la
compatibilidad de sus valores, y los coeficientes globales mínimos o par-
ciales que intervienen en la ecuación de verificación de cada uno de los
modos de fallo vinculados a los valores representativos de los factores de
proyecto, se proporcionan en los apartados específicos de esta ROM co-
rrespondientes a cada tipología o, subsidiariamente, en la ROM 0.5 para
los modos de fallo geotécnicos.
En concreto, se indica expresamente la probabilidad de ocurrencia del
modo que puede considerarse formalmente vinculada con los criterios
adoptados para la definición de los valores representativos de los factores
de proyecto, con los coeficientes parciales y de seguridad considerados.
En los casos no recogidos en esta ROM, se tomarán valores debida-
mente contrastados o justificados, bien de otras experiencias, bien de otras
Recomendaciones, Normas e Instrucciones.
Se recomienda que, cuando el término de la ecuación de verificación
evalúe la acción de un agente del medio físico, el valor del coeficiente par-
cial del término incorpore, además, una cuantificación de la incertidumbre
Formulación probabilista
Los valores de los términos de la ecuación se determinan a partir de
sus respectivos modelos de probabilidad en la fase analizada, calculados
en general a partir de los modelos de probabilidad de los parámetros y
agentes, y son un resultado del propio proceso de resolución de la ecua-
ción. Los coeficientes de seguridad globales y los coeficientes parciales de
la ecuación de verificación para cada uno de los modos serán todos ellos
iguales a la unidad.
Métodos de Nivel I
Los métodos de Nivel I se pueden aplicar a ecuaciones formuladas con
criterios determinista y determinista-probabilista. La fiabilidad, funcionali-
dad u operatividad se introduce en función del tipo de combinación, afec-
tando a los valores nominales o representativos de los factores de proyecto
que intervienen en la ecuación de verificación de coeficientes globales o
parciales, de ponderación, simultaneidad, compatibilidad y reductores
(ROM 0.0, capítulos 4 y 5). La resolución de la ecuación, analítica o numé-
rica, informa únicamente si con los valores adscritos se produce o no el
modo de fallo o la parada operativa en el estado considerado.
Si la ecuación se ha formulado con criterios deterministas, no se puede
calcular ni la probabilidad de fallo ni la operatividad y, por tanto, no se re-
comienda su aplicación a los modos de fallo en los que su agente
predominante sea aleatoria. Salvo justificación expresa o prescripción en
Normas de obligado cumplimiento, no se hará una formulación determinis-
ta de los modos de fallo con agente predominante del medio físico climá-
tico atmosférico, climático marino o sísmico.
ISA
IRE No significativo Bajo Alto Muy Alto
Bajo [1] [2] [2] y [3] o [4] [2] y [3] o [4]
Medio [2] [2] [2] y [3] o [4] [2] y [3] o [4]
Alto [2] y [3] o [4] [2] y [3] o [4] [2] y [3] o [4] [2] y [3] o [4]
35
Principalmente, valores en el pico del ciclo de solicitación, duración de la excedencia del umbral y
nivel medio del mar asociado.
que ocurre cada uno de los modos de fallo; el resultado del test es el nú-
mero de veces que ocurre cada año cada uno los modos; y finalmente, el
resultado del experimento es el número de veces que se ha producido ca-
da uno de los modos de fallo durante la vida útil.
36
En el ámbito de la Ingeniería, la aplicación de la estadística a una muestra de datos permite obtener
información relevante sobre la población de la que proviene la muestra (que incluye todas las obser-
vaciones posibles del proceso o fenómeno), en este caso del margen de seguridad mínimo. Este
procedimiento se conoce con el nombre de inferencia estadística.
37
En el caso de aplicación de las técnicas de Montecarlo, el número mínimo de simulaciones se ajusta-
rá a lo recomendado en el apartado 6.4.8.2 de la ROM 0.0.
Ψ = {S1, S 2 , S 3 , S1c , S 2c , S 3c }
1 − p f ,1 = 0, 939
25
= 1 − {1 − Pr [S1 ∪ S 2 ∪ S 3 ]} = 0, 7927
∑
3
p f ,1 = Pr [S1 ∪ S 2 ∪ S 3 ] = i =1
Pr [S i ] − Pr [S 2S 3 ] = 0, 061 − 0, 0050 = 0, 0560
= 1 − {1 − Pr [S1 ∪ S 2 ∪ S 3 ]} = 1 − (1 − p f ,1 ) = 0, 7632
V 25
Pr ⎡⎣S 2 S 3 ⎤⎦ = Pr [S 2 ]
Pr [S 2S 3 ] = Pr [S 2 ] Pr [S 3 ] = 10−5
p f ,1 = 0, 06099
1 − p f ,1 = 0, 9390
p f ,25 = 0, 7926
Pr ⎡⎣S 2 S1S 3 ⎤⎦ = 0, 80
Pr [S1S 2 ] = 0, 0001
(
obtiene Pr [S1 ] = 0, 050, Pr [S 2 ] = 0, 001, Pr [S 3 ] = 0, 010 )
Pr [S 2S 3 ] = 0, 0050 Pr [S1S 3 ] = 0, 0025
p f ,1 = Pr [S1 ∪ S 2 ∪ S 3 ] =
3. La probabilidad de que falle al menos una vez con alguno de los mo-
dos es,
p f ,25 = 0, 7601
p f ,1 = p f ,2 ≈ 0, 005
i =1
Respuestas:
1. Ocurrencia de los tres modos de fallo,
p f (3),1 = Pr [S1S 2S 3 ] =
= Pr ⎣⎡S 2 S1S 3 ⎦⎤ Pr [S1S 3 ] = 0, 80 ⋅ 0,25 ⋅ 0, 010 = 0, 0020
vuelco y erosión :
p f (2),1 = Pr {[S 2S 3 ]}1 = 0, 0050
p f (2),25 = Pr {[S 2S 3 ]}25 = 0,1178
deslizamiento y vuelco :
p f (2),1 = Pr {[S1S 2 ]}1 = 0, 0001
p f (2),25 = Pr {[S1S 2 ]}25 = 0, 0025
Pr [S1S 2S 3 ]
Pr ⎡⎣S 2S 3 S1 ⎤⎦ = = 0, 040
Pr [S1 ]
Pr [S 2S 3c ] = Pr ⎡⎣S 3c S 2 ⎤⎦ Pr [S 2 ] = {1 − Pr ⎡⎣S 3 S 2 ⎤⎦ } Pr [S 2 ] =
⎧
⎪ Pr [S 3S 2 ]⎪ ⎫
= ⎪⎨1 − ⎪
⎬ Pr [S 2 ] = 0, 010 ≠ Pr [S 2 ]
⎪
⎪ Pr [S ] ⎪
⎪
⎩ 2 ⎭
{
Ψ S = S 2S 3, S 2S 3c , S 2cS 3, S1S 2cS 3c , S1cS 2cS 3c }
La probabilidad de que ocurra al menos uno de los sucesos de fallo, o
S1 , o S 2 , o S 3 es la probabilidad de la unión de los sucesos mutuamente
excluyentes que incluyen sucesos con fallo, es decir,
En esta sección se presentan en forma de cuadros los valores del IRE e ISA
y, en consecuencia, del carácter de algunas obras marítimas y portuarias que
se proyectan y construyen habitualmente en España. Además, de acuerdo con
la ROM 0.0 capítulo 2, sección 2.10 y esta Recomendación sección 2.5.1, se
proponen valores de su vida útil y probabilidad conjunta de fallo y parada.
Figura 2.33. IRE, ISA y vida útil mínima en función del tipo de área abrigada