El documento describe la evolución de la afinación musical a través de los siglos. Inicialmente, la afinación pitagórica permitía tocar obras simples en una sola tonalidad, sonando desafinadas en otras. Más tarde, el "temperamento bueno" permitió tocar en más tonalidades aunque seguía sonando desafinado para oídos modernos. Finalmente, el "temperamento igual" dividió la octava en doce intervalos iguales logarítmicamente, permitiendo tocar piezas correctamente en cualquier tonalidad y estimulando su
El documento describe la evolución de la afinación musical a través de los siglos. Inicialmente, la afinación pitagórica permitía tocar obras simples en una sola tonalidad, sonando desafinadas en otras. Más tarde, el "temperamento bueno" permitió tocar en más tonalidades aunque seguía sonando desafinado para oídos modernos. Finalmente, el "temperamento igual" dividió la octava en doce intervalos iguales logarítmicamente, permitiendo tocar piezas correctamente en cualquier tonalidad y estimulando su
El documento describe la evolución de la afinación musical a través de los siglos. Inicialmente, la afinación pitagórica permitía tocar obras simples en una sola tonalidad, sonando desafinadas en otras. Más tarde, el "temperamento bueno" permitió tocar en más tonalidades aunque seguía sonando desafinado para oídos modernos. Finalmente, el "temperamento igual" dividió la octava en doce intervalos iguales logarítmicamente, permitiendo tocar piezas correctamente en cualquier tonalidad y estimulando su
El documento describe la evolución de la afinación musical a través de los siglos. Inicialmente, la afinación pitagórica permitía tocar obras simples en una sola tonalidad, sonando desafinadas en otras. Más tarde, el "temperamento bueno" permitió tocar en más tonalidades aunque seguía sonando desafinado para oídos modernos. Finalmente, el "temperamento igual" dividió la octava en doce intervalos iguales logarítmicamente, permitiendo tocar piezas correctamente en cualquier tonalidad y estimulando su
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La afinación temperada
El temperamento se refiere al tipo de afinación de los
instrumentos musicales, incluida la voz humana. Las primeras formas de afinación eran las pitagóricas (o las de Aristógenes), en que la escala se dividía en doce partes desiguales matemáticamente perfectas por la regla de 3:2. Pero esos instrumentos sólo permitían ejecutar obras muy sencillas en una sola tonalidad, ya que en otras tonalidades sonaban terriblemente desafinadas (se generaban desagradables armónicos). (Ver el artículo Afinación).
Con el paso de los siglos, los instrumentistas trataron
gradualmente de destemplar algunos intervalos de la escala (especialmente el tercer grado), para permitir que una obra se pudiera tocar en otras tonalidades (para facilidad de los cantantes).
El «temperamento bueno» fue el que en la época de Bach
permitió en mayor grado esa capacidad de ejecución en muchas tonalidades. Aunque el «temperamento bueno» es una evidente mejora barroca a la afinación griega antigua, de todos modos, para un oído moderno, las obras se siguen oyendo claramente desafinadas.
Existe una manera de afinar el instrumento ―que es la que se
utiliza actualmente― de manera tal que todas las piezas suenen correctamente. Se denomina «temperamento igual», y en él la octava se divide en doce intervalos logarítmicamente iguales. Posiblemente esta obra magistral de Bach estimuló la generalización del sistema temperado.
Este sistema de afinación, a pesar de sus evidentes ventajas,
contó con algunos detractores que opinaban:
Johann Philipp Kirnberger, uno de los alumnos de Bach,
presume de haber transmitido las enseñanzas de su maestro de manera fidedigna pero considera, con alguna razón, el «sistema temperado» como una monstruosidad musical. En el clavecín o el clavicordio, la afinación puede ser modificada ligeramente durante algunos momentos. Es posible que Bach encontrara ―aunque fuera de manera empírica― un método de ejecución que permitiera ejecutar esas modificaciones de un modo rápido para un intérprete experimentado.
Bach era de una generación que admitía y utilizaba,
generosamente, las características propias para cada tonalidad; aportando, en su elección, el más riguroso cuidado. ¿Cuál es el interés para componer en el «sistema temperado» en do sostenido mayor, con sus siete alteraciones en la clavecín, si el mismo fragmento suena de manera prácticamente idéntica en do mayor? No es más que una cuestión didáctica la que induce a escoger este método, y se podría pensar que las obras en do sostenido mayor pudieron estar compuestas inicialmente en do mayor[cita requerida].
Se puede entender que la elección del «sistema
temperado», en detrimento de la musicalidad, se elige por la facilidad de la modulación.
Sin embargo, sin el sistema bien temperado, que permitía las
modulaciones a tonalidades lejanas de una manera inmediata, así como las enarmonías, no hubiese sido posible toda la evolución musical que siguió a partir del siglo XIX, así como una cantidad importante de la música vocal ya desde el Renacimiento.
Bradley Lehman ha señalado que la estructura del «sistema
temperado» preconizado por Bach aparece de manera codificada en la línea de «rizos» que figura en el frontispicio de la obra. Según él, se trata de un «sistema temperado» muy dulce, que permite, efectivamente, el uso de todas las tonalidades, pero conservando unos colores diferentes para cada una: según este autor, las tonalidades en bemol son más dulces que las tonalidades en sostenido. Esos rizos son los siguientes: