Facultad de Humanidades, Escuela de Psicología
UNIDAD 6: LAS EMOCIONES
Nombres:
Merline Vargas Burdier 100430024
Sanly Jornely Rivera 100573777
Erika A. Reyes Aquino 100426127
Katty M. Botello Santana 100417204
Rosa N. Reyes Castillo 100166090
Sobanny Orozco AD5985
Asignatura:
Psicofisiología
Maestra:
Zuleica Nuñez Payano
Sección:
02
LAS EMOCIONES
La palabra emoción hace referencia a reacciones positivas o negativas ante
situación concreta. No existe la emoción neutra. Por ejemplo, ser tratados
injustamente nos enfada, ver a alguien sufriendo nos entristece, estar con un ser
querido hace que nos sintamos felices.
Las emociones consiste en patrones de respuestas fisiológicas y conductas típicas
de especies en los humanos, esta respuesta se acompañan de sentimientos. De
hecho la mayor parte de las personas utilizan la palabra emoción para referirse a los
sentimientos, no a las conductas, pero es esta conducta, y no la experiencia
personal la que tiene consecuencias para la supervivencia y la reproducción, por lo
tanto son los objetivos útiles de las conductas emocionales lo que ha guiado la
evolución de nuestro cerebro.
Las emociones como pautas de respuestas
Una respuesta emocional incluye tres tipos de componente: comportamentales,
neurovegetativo (autónomo o del sistema nervioso autónomo) y hormonales.
El componente comportamental está integrado por los movimientos apropiados a la
situación que provoque. Por ejemplo, un perro que está defendiendo su territorio
frente a un intruso en primer lugar adopta una postura agresiva, gruñe y muestra los
dientes, si el intruso no se va el perro corre hacia él y lo ataca.
Las respuestas neurovegetativas facilitan las conductas y aportan una rápida
movilización de la energía necesaria para realizar movimientos energéticos. En este
ejemplo, la actividad de la división simpática del sistema nervioso autónomo
aumenta, mientras que la de la división parasimpática disminuye. Como
consecuencia, la frecuencia cardiaca del perro aumenta y los cambios en el
diámetro de los vasos sanguíneos desvían la circulación de la sangre de los
órganos digestivo hacia los músculos.
Las respuestas hormonales refuerzan las respuestas neurovegetativas. Las
hormonas segregadas por la médula suprarrenal (adrenalina y noradrenalina)
aumentan el flujo sanguíneo hacia los músculos y hacen que los nutrientes
alcanzados en los músculos se conviertan en glucosa. Además, la corteza
suprarrenal segrega hormonas esteroideas, también contribuye a que los músculos
puedan disponer de glucosa.
El núcleo lateral recibe información de todas las regiones de la neocorteza,
incluyendo la corteza prefrontal ventromedial, el tálamo y la formación hipocámpica,
ella envía información al núcleo basal y a otras partes del cerebro, incluyendo el
estriado vegetal (una región implicada y medir los efectos de los estímulos
reforzador es en el aprendizaje), y el núcleo dorsomedial del tálamo, que proyecta a
la corteza prefrontal. Los núcleos laterales y basales envíe información a la corteza
prefrontal ventromedial y al núcleo central, que a su vez, proyecta a las regiones del
hipotálamo, meses céfalo, protuberancia y bulbo raquídeo que se encarga de la
expresión de los distintos componentes de la respuesta emocional.
La amígdala o para ser más preciso, el complejo amigdalino se localiza en los
lóbulos temporales. Se compone de varios grupos de núcleos, cada uno de ellos
con diferente aferencia y eferencias y con diferentes funciones.
El núcleo central de la amígdala es la región más importante del cerebro para la
expresión de respuesta emocional provocada por un estímulo aversivo. Cuando se
presenta estímulo amenazante, las neuronas del núcleo central se actívame.
Además está involucrada en los efectos de los olores y las feromonas sobre la
conducta sexual y maternal. La amígdala organizan las respuestas conductuales,
neurovegetativas y hormonales ante diversas situaciones, incluidos los que
producen miedo, ira o desagrado.
INVESTIGACIONES CON SERES HUMANOS
Los seres humanos también tuvimos en respuestas emocionales condicionadas.
Como por ejemplo si alguien está usando un aparato el cual digamos que le da
corriente y cuando se siente esta. Su respuesta sería un reflejo defensivo: donde
tiraría el aparato, esto podría detener al calambre. Esta respuesta su motivo es
quitar el estímulo doloroso. También, el estímulo doloroso guiaría las respuestas no
específicas gobernadas por el sistema neurovegetativo: la pupila de sus ojos se
dilataría, su regularidad cardíaca y su presión arterial subiera, respiraría más rápido.
El estímulo doloroso produciría la oxigenación de las hormonas que tienen con el
estrés, otra respuesta no específica.
Entonces si decimos que le comunicamos que paso esto a alguien este dice que el
aparato no tiene nada, pero de Solo con verlo y pensar en analizar se pone un chin
nervioso, pero este aparato le da una descarga eléctrica incluso sin tener una
descarga. Sus pupilas se dilatarían, su regularidad cardíaca y su presión arterial
subiera, sus glándulas endocrinas originarían hormonas relacionadas con el estrés.
Entonces con esto haría una respuesta emocional condicionada.
Los datos dicen que la amígdala participa en las respuestas emocionales de los
humanos. En uno de los primeros estudios hechos se observaron las reacciones de
personas cuales se estaba examinando para la extracción quirúrgica de una parte
del cerebro como tratamiento de un trastorno convulsivo epiléptico grave. Estos
estudios encontraron que la estimulación de zonas del cerebro hacia respuestas
neurovegetativas que a menudo se relaciona con miedo y ansiedad, pero que solo
cuando se estimulaba la amígdala las personas decían también que realmente
sentían miedo.
También muchos estudios han visto que las lesiones de la amígdala bajan las
respuestas emocionales de las personas. Como Bechara y cois que encontraron
que las personas con lesiones de la amígdala tienen problemas para añadir
respuestas emocionales condicionadas, como pasa con las ratas. La mayoría de los
miedos de los humanos posiblemente se añadan por transmisión social, no por una
experiencia directa con un estímulo doloroso. Además, las personas pueden añadir
respuestas condicionadas de miedo por la instrucción.
También se han hecho estudios con animales de laboratorio se ve que la
corteza prefrontal ventromedial tienen un papel crucial en la extinción de una
respuesta emocional condicionada. Pasa en humanos por igual. Phelps y cois
dijeron que de manera directa una respuesta emocional condicionada en los
humanos juntando la aparición de un estímulo visual con descargas eléctricas en la
muñeca y quitaron luego la respuesta al enseñar los cuadrados solos, sin que se
juntar una descarga. el aumento de actividad en la corteza prefrontal medial se
asoció con la extinción de la respuesta condicionada
Las lesiones de la amígdala se interponen en los efectos de las emociones en la
memoria. Comúnmente, los individuos se enfrentan a una situación que hace una
intensa respuesta emocional, es más posible que recuerden estas situaciones. Se
encontró que los pacientes con una lesión de la amígdala enseñan los síntomas
contrarios: no tenían dificultad con la percepción musical, pero no podían reconocer
la música de terror, aunque aún podían reconocer la, pero si la feliz y la triste.
Entonces, lesiones de la amígdala impactan a un reconocimiento de manera musical
que se asocia con miedo.
Ira, agresión y control de impulso
La mayoría de las distintas especies de los animales muestran un comportamiento
agresivo que trata en gestos de amenaza o ataques para otro animal. Las conductas
agresivas son usuales de la especie o sea los patrones de movimientos como son
las posturas, mordiscos, golpe… tiene una organización por circuitos neurales
cuales tienen un desarrollo que están proyectados por los genes del animal. Muchos
comportamientos con esta agresión son por su relación con la reproducción.
También comportamientos agresivos se relacionan con la defensa propia, como
muestra un animal amenazado por un depredador o su intruso de su misma
especie. Las conductas agresivas pueden mostrarse por ataques reales o trata de
solo conductas de amenaza, que ve una posturas o gestos que advierten que se
vaya o será atacado. El animal amenazado puede ver conductas defensivas,
comportamiento de amenaza o ataques contra el animal que le está amenazando
puede haber una sumisión esto trata acepta la derrota y no desafiará al otro animal.
La depredación es el ataque de al individuo de una especie a otro de otra, entonces
a veces le funciona de alimento al otro.
INVESTIGACIONES CON ANIMALES DE LABORATORIO
Control neural de la conducta agresiva
El control neural de comportamiento agresivo es jerárquico. O sea, los movimientos
musculares característicos que realizan un animal para el ataque o la defensa de
este están proyectados por circuitos neurales del tronco del encéfalo. Que el animal
haga un ataque depende de muchos elementos, que añade la naturaleza de los
estímulos del entorno que produce y la experiencia anterior del animal. La actividad
de los circuitos del tronco del encéfalo está controlada por el hipotálamo y la
amígdala, lo cual tiene influencia en muchos comportamientos de esa especie.
La actividad del sistema límbico está controlada por sistemas perceptivos que
detectan el estado del entorno, añadiendo la participación de otros animales.
Trabajos como los de Shaikh, Siegel y colaboradores hicieron una investigación de
los circuitos neurales relacionada con el comportamiento defensivo y depredadora
en gatos. Los investigadores pusieron electrodos en partes de regiones del cerebro
y vieron los efectos de la estimulación eléctrica en esas regiones en la conducta del
animal. Estos electrodos, los aparatos pueden usados para animar a las sustancias
químicas en el cerebro, así como para estimularlo. Se vieron que la conducta
defensiva y la depredadora pueden producirse con una estimulación diferentes
lugares de la SGPA, el hipotálamo y la amígdala tiene una influencia en estos
comportamientos por conexiones excitadoras e inhibidoras con la SGPA.
Encontraron que las tres regiones principales de la amígdala y dos regiones del
hipotálamo tienen una influencia en la furia defensiva y la depredación,
comportamiento están organizadas por la SGPA. No hay una verificación, pero
probable hay relación en el hipotálamo lateral y la SGPA ventral.
Función de la serotonina
Una parte de datos se origina que la actividad de las sinapsis serotoninérgicas
impide la agresión. En lo opuesto, la destrucción de los axones serotoninérgicos del
prosencéfalo ayuda el ataque agresivo, posiblemente porque elimina un efecto que
impide. Un conjunto de investigadores ha examinado la relación entre la actividad
serotoninérgica y la agresividad en un grupo de macacos de la India que estaban
situados en libertad. Vieron la actividad serotoninérgica comprendidas en los monos,
cogieron una muestra de líquido cefalorraquídeo e hizo un análisis la participación
en este de 5-HIAA, un metabolito de la serotonina. Cuando se libera 5-HT, la mayor
parte del neurotransmisor es rescatado por las terminales nerviosas, pero una parte
escapa y se metaboliza en 5-HLAA, también quitan en el LCR. Entonces hay grados
altos de 5-HIAA en el LCR dicen un grado alto de actividad serotoninérgica. Los
investigadores hallaron que los monos macho Núcleo Amígdala.
La mayoría de los monos que murieron fueron matados por otros monos. Lo cual el
primer mono que mataron era el que tenía una participación del grado de 5-HIAA
más bajo y se le había visto agrediendo a los machos maduros en la otra noche fue
su muerte. Con esto se ve que la serotonina no solo prohíbe la agresión: también
hace una contratación de comportamientos arriesgados, que tienen influencia con la
agresión. Los Estudios genéticos hechos en otras especies confirman el resultado
de que la serotonina tiene una función prohíbe de la agresión.
INVESTIGACIONES CON SERES HUMANOS
La violencia y la agresión humana constituyen un grave problema social.
Función de la herencia.
Las experiencias tempranas son, es posible de dar un desarrollo de
comportamientos agresivos, pero los estudios se ven que la herencia es muy
fundamental. Como es Viding y cois examinaron un conjunto de gemelos del mismo
sexo a los 7 y 9 años de edad, vieron la relación mayor de los gemelos
monocigóticos que en los dicigóticos por el comportamiento antisocial y el nivel de
conductas violentas y no emocionales, se vio lo genético en el desarrollo de estos
aspectos. No se han vio señal de que influye el ambiente compartido.
Función de la serotonina
Algunos estudios han visto que las neuronas serotoninérgicas tienen función en el
impedimento en la agresión humana. Como es el poco grado de liberación de
serotonina se relaciona con agresión y otras maneras que el comportamiento de
conducta antisocial, que se relaciona con las violaciones, incendios, asesinatos y
maltrato infantil. Coccaro y cois investigaron un conjunto de hombres con trastorno
de personalidad y vieron que estos con los grados de más bajos de actividad
serotoninérgica se veían tener familiares cercanos con historial de problemas
conductas parecidas. Si los grados bajos de liberación de serotonina ayuda a la
agresión, talvez los fármacos que están como medicamento de la serotonina
puedan ayudar a bajar el nivel de conducta antisocial.
Función de la corteza prefrontal ventromedial.
La corteza prefrontal ventromedial tiene función fundamental
en el control de nuestras respuestas como en las
situaciones. El análisis de las situaciones sociales se
relaciona en el análisis de la información sensitiva: relaciona
experiencias y recuerdos, deducciones y juicios. Además, en
las capacidades relacionadas que incluyen en algunas de
las más complejas que tenemos. Estas capacidades no
tienen una dependencia de una parte precisa de la corteza
cerebral.
Aunque las investigaciones dicen que el hemisferio derecho
tiene una función más importante que el izquierdo. Pero una
región de la corteza prefrontal ventromedial que tiene
influencia en la corteza orbitofrontal medial y la corteza cingulada anterior subgenual
participan con decisión. La corteza prefrontal ventromedial implicación en la
prohibición de las respuestas emocionales. La corteza prefrontal ventromedial está
ubicada como su nombre lo dice, el suelo del área delantera de los hemisferios
cerebrales.
La corteza prefrontal ventromedial obtiene aferencias directas del tálamo
dorsomedial, la corteza temporal, el área tegmental ventral, el sistema olfativo y la
amígdala. Eferencia se dirigen a distintas regiones cerebrales, como la corteza
cingulada, la formación hipocámpica, la corteza temporal, el hipotálamo lateral y la
amígdala. También tiene comunicación con otras regiones de la corteza frontal, la
más importante, la corteza prefrontal dorsolateral. Las aferencias le dan información
de lo que está pasando en el ambiente, objetivo que está haciendo lo que queda del
lóbulo frontal; sus eferencias le ayuda a tener influencia influir en distintas conductas
y respuestas fisiológicas, como las respuestas emocionales, organizadas por la
amígdala.
Situación de la corteza prefrontal ventromedial
Como la corteza prefrontal ventromedial tiene una función fundamental en el control
del comportamiento emocional se muestran en los efectos que hacen su lesión.
Como un ejemplo de un paciente que había aprendido y usando modelo normales
de conducta social en su lesión cerebral, aunque podía recordar situaciones como
cuando se le preguntaba cómo aplicarlas, las situaciones de la vida real no las
hacía. Los datos que hay dicen que la corteza prefrontal ventromedial hace como
una como conexión en los mecanismos cerebrales relacionados en las respuestas
emocionales automáticas como las aprendidas como no aprendidas y los implicados
en el control de conductas complejas. Esta función tiene influencia usando las
reacciones emocionales para una guía del comportamiento y controlar la
concentración de estas reacciones.
La lesión de la corteza prefrontal ventromedial causa alteraciones graves, frecuente
agotador, del control de la conducta y la capacidad de tener de decisiones. Estas
alteraciones al parecer son efectos de una regulación emocional anómala. Anderson
y cois tuvieron clasificaciones de conductas emocionales, como tolerancia a la
frustración, inestabilidad emocional, ansiedad e irritabilidad, de pacientes con
lesiones en la corteza prefrontal ventromedial por el sentir de los parientes
pacientes. También registraron calificaciones de la capacidad de los pacientes en
cuestiones de la vida real, como capacidad de juicio, planificación, falta de
adecuación social, y posición laboral y financiera, en el pensar de familiares como
de clínicos.
Vieron una relación significativa en la disfunción emocional y la deficiencia de
aptitudes en la vida real, pero no encontraron relación en las capacidades cognitivas
y las aptitudes en la vida real, esto se ve que los problemas emocionales se ocultan
a las dificultades en la vida real que muestran las personas con daño de la corteza
prefrontal ventromedial.
Un estudio de neuroimagen funcional hecho por Nili y cois. La corteza prefrontal
ventromedial forma parte de los mecanismos encefálicos del valor. Nili y su equipo
vieron imágenes de los encéfalos de personas que tenían miedo o no a las
serpientes. Mientras las personas estaban en el aparato, podían presionar botones
controladores de una cinta transportadora que dirigía una serpiente viva hacia ellos
o bien la alejaba. Las personas que no tenían miedo a las serpientes llevaron a el
animal hacia ellos sin enseñar signos de miedo. Pero, las personas con miedo a las
serpientes sí enseñaban signos de miedo cuando se hacía un acercamiento a la
serpiente. Algunos que tenían miedo le dieron al botón que alejaba a la serpiente,
pero otros la acercaron, aunque tenían mucho miedo. O sea, se veía la muestra de
valor que vencieron al miedo. Las muestras de valor se acompañaban de activación
en una región de la corteza prefrontal ventromedial, la corteza cingulada anterior
subgenual. Las personas que alejaron la serpiente no enseñaban una activación en
la corteza cingulada anterior subgenual.
Los datos insinúan que las reacciones emocionales dirigen los juicios morales, como
las decisiones que incluye riesgos y recompensas personales, y que la corteza
prefrontal participa en estos juicios. Las investigaciones recientes de los
mecanismos neurales de la emoción dicen que las emociones tienen un papel
importante talvez más fundamental en la producción de los juicios morales.
LA EXPRESIÓN DE LAS EMOCIONES
Correspondería a una de la dimensión conductual-expresiva. ... Es un vehículo de
comunicación a otras personas acerca de la emoción que se está experimentando,
lo que permite predecir en cierta medida las conductas que serán más probables del
sujeto.
Según los psicólogos, las expresiones de las emociones evolucionaron para
comunicar sentimientos a otros, lo cual favorece la supervivencia.
Uno de los aspectos más importantes de la expresión de las emociones es la
expresión facial.
Expresión facial de las emociones:
Respuestas innatas
Charles Darwin (1872-1965) sugirió que las expresiones humanas de emoción han
evolucionado a partir de expresiones similares en otros animales. Según él, las
expresiones emocionales son respuestas innatas, no aprendidas, compuestas por
un complejo conjunto de movimientos, principalmente de los músculos faciales.
Por ejemplo: La expresión de burla de un hombre y los gruñidos de un lobo son
patrones de respuesta determinados biológicamente, ambos controlados por
mecanismos cerebrales innatos, igual que toser y estornudar. (Por supuesto, los
hombres pueden sonreír con desprecio y los lobos pueden gruñir por motivos muy
diferentes.) Algunos de estos movimientos se parecen a las conductas en sí mismas
y podrían haber evolucionado a partir de ellas. Por ejemplo, al gruñir se muestran
los dientes, y esto puede considerarse una anticipación de la acción de morder.
Darwin basó sus conclusiones de que las expresiones de emoción eran innatas en
la observación de sus hijos y en su correspondencia con personas de varias culturas
aisladas de distintas partes del mundo.
Darwin planteó que si las personas de todo el mundo, aunque estén muy aisladas,
muestran las mismas expresiones faciales de las emociones, estas expresiones han
de ser heredadas, no aprendidas.
Las investigaciones llevadas a cabo por Ekman y sus colaboradores (Ekman y
Friesen, 1971: Ekman, 1980) tienden a confirmar la hipótesis de Darwin según la
cual la expresión facial de la emoción se sirve de un repertorio innato, típico de la
especie, de movimientos de los músculos faciales. Por ejemplo, Ekman y Friesen
(1971) estudiaron la capacidad de los miembros de una tribu aislada de Nueva
Guinea para reconocer las expresiones faciales de emoción que hacían los
individuos occidentales.
Los sujetos no tuvieron problemas para hacerlo y ellos mismos hicieron expresiones
faciales que los occidentales reconocían con facilidad.
Otros investigadores han comparado las expresiones faciales de niños ciegos con
las de niños con visión normal. Su razonamiento era que, si las expresiones de
ambos grupos eran similares, entonces las expresiones son propias de nuestra
especie y no requieren aprendizaje por imitación. De hecho, las expresiones faciales
de niños ciegos y con visión normal son muy similares (Woodworth y Schlosberg,
1954; Izard, 1971).Así pues, tanto los estudios transculturales como las
investigaciones con personas ciegas confirman que estas expresiones faciales de
las emociones son innatas.
Muchos autores han desarrollado un código para cada una de las seis
emociones básicas: Sorpresa, Miedo, Disgusto, Cólera, Felicidad y Tristeza:
1. SORPRESA: - Cejas levantadas - Ojos abiertos -
Mandíbula abierta (no tensión).
2. MIEDO: -Cejas levantadas y contraídas -Arrugas
en el centro de la frente. -Labios tensos o estrechados y
contraídos hacia atrás.
3. DISGUSTO (olor): -Labio inferior levantado, y
empujando hacia arriba el labio superior -Nariz arrugada.
-Mejillas levantadas. -Cejas bajas, empujando hacia
abajo al párpado superior
4. CÓLERA: - Cejas bajas y contraídas con líneas
verticales - Mirada dura en los ojos - Labios o muy apretados, con las
comisuras rectas o bajas, o abiertos, tensos y en forma cuadrangular, como
si gritaran.
5. FELICIDAD: -Comisuras de los labios hacia atrás y arriba. -Boca con o sin
exposición de los dientes. -Mejillas levantadas con arrugas bajo el párpado
inferior denominadas ‘patas de gallo’
6. TRISTEZA: - Ángulos interiores de los ojos hacia arriba. - Cejas forman un
triángulo. - Las comisuras de los labios se inclinan hacia abajo, o los labios
tiemblan.
COMUNICACIÓN DE LAS EMOCIONES
Se han descrito las emociones como respuestas (comportamentales,
neurovegetativas y hormonales) organizadas que preparan al animal para hacer
frente a las situaciones ambientales que se le presentan, como los acontecimientos
que suponen una amenaza para el organismo. Para nuestros primeros antepasados
anteriores a los mamíferos, sin duda las emociones no eran nada más que eso.
Pero con el tiempo se desarrollaron otras respuestas, con nuevas funciones.
Muchas especies animales (incluida la nuestra) comunican sus emociones a otros
mediante cambios posturales, expresiones faciales y sonidos no verbales (como
suspiros, gemidos y gruñidos). Estas expresiones desempeñan una útil función
social: indican a otros individuos cómo nos sentimos y aún más importante lo que es
probable que hagamos. Por ejemplo, advierten a un rival de que estamos furiosos o
indican a los amigos que estamos tristes y que agradeceríamos que alguien nos
ofreciera consuelo y apoyo. En muchas especies, indican la posibilidad de que exista
un peligro o de que esté ocurriendo algo interesante. En este apartado se analiza
esta expresión y comunicación de las emociones.
Base neural de la comunicación de las emociones: reconocimiento
Una comunicación eficaz es un proceso bidireccional. Es decir, la capacidad para
mostrar el estado emocional mediante cambios en la expresión resulta útil solo si
otras personas son capaces de reconocerlos. De hecho, Rraut y Johnston (1979)
observaron, sin interferir, a personas en circunstancias que probablemente les
causarían alegría, y hallaron que las situaciones alegres (como hacer un
sirifejugando a los bolos, ver la puntuación del equipo de casa o experimentar un día
bonito) solo producían signos sutiles de alegría cuando las personas se encontraban
a solas. Sin embargo, cuando las personas estaban interactuando socialmente con
otras, era mucho más probable que sonrieran.
El reconocimiento de las expresiones faciales de las emociones de otra persona es
generalmente automático, rápido y exacto. Tracy y Robbins (2008) encontraron que
los observadores reconocen rápidamente breves expresiones de una variedad de
emociones, y si a estos observadores se les daba más tiempo para pensar sobre la
expresión que habían visto, mostraban muy poca mejora en su interpretación.
Lateralización del reconocimiento de las emociones
Reconocemos los sentimientos de los demás mediante la vista y el oído (viendo la
expresión facial y oyendo el tono de voz y las palabras que eligen). Muchos estudios
han puesto de manifiesto que el hemisferio derecho juega un papel más importante
que el izquierdo en la interpretación de las emociones. Por ejemplo, Bowers y cois.
(1991) encontraron que pacientes con una lesión en el hemisferio derecho tenían
dificultad para producir o describir imágenes mentales de expresiones faciales de
emociones. Se pidió a los sujetos que imaginaran la cara de alguien que estaba muy
contento (o muy triste, enfadado o asustado).
Varios estudios de neuroimagen funcional han confirmado estos resultados. Por
ejemplo, George y cois. (1996) hicieron que los sujetos de su estudio escucharan
unas frases e identificaran su contenido emocional. En una de las condiciones, los
sujetos tenían que escuchar el significado de las palabras y decir si estas describían
una situación en la que uno se sentiría contento, triste, enfadado o impasible.
En otra condición, los sujetos tenían que juzgar el estado emocional a partir del tono
de voz. Los investigadores hallaron que la comprensión de la emoción a partir del
significado de la palabra aumentaba la actividad de ambos lóbulos frontales, aunque
más del izquierdo que del derecho, mientras que la comprensión de la emoción a
partir del tono de voz provocaba un aumento de la actividad solo en la corteza
prefrontal derecha. Heilman, Watson y Bowers (1983) registraron el caso,
particularmente interesante, de un hombre con un trastorno denominado sordera
pura para palabras, causado por una lesión en la corteza temporal izquierda.
Función de la amígdala y de la corteza prefrontal
Como vimos en el apartado anterior, la amígdala desempeña un papel especial en
las respuestas emocionales. También podría tener un papel en el reconocimiento de
las emociones. Por ejemplo, varios estudios han encontrado que las lesiones de la
amígdala (como consecuencia de enfermedades degenerativas o de la intervención
quirúrgica en trastornos epilépticos graves) deterioran la capacidad de las personas
para reconocer las expresiones faciales de emoción, especialmente expresiones de
miedo. Además, estudios de neuroimagen funcional (Morris y cois., 1996; Whalen y
cois., 1998) han hallado un gran aumento de la actividad de la amígdala cuando las
personas están viendo fotografías de rostros que expresan miedo, y solo un
pequeño aumento (o incluso disminución) cuando ven fotografías de caras felices.
Sin embargo, aunque las lesiones de la amígdala afectan al reconocimiento visual
de las expresiones faciales de emoción, varias estudios han demostrado que estas
lesiones no parecen afectar la capacidad de reconocer emociones en el tono de voz
(Anderson y Phelps, 1998; Adolphs y Tranel, 1999). Varios estudios sugieren que la
amígdala recibe información visual, que utilizamos para reconocer las expresiones
faciales de la emoción, directamente desde el tálamo y no desde la corteza visual de
asociación. Adolphs (2002) señala que la amígdala recibe aferencias visuales desde
dos fuentes, una cortical y otra subcortical. Al parecer, el input subcortical (desde los
tubérculos cuadrigéminos superiores y el pulvinar, un núcleo de gran tamaño del
tálamo posterior) proporciona la información más importante para esta tarea
Tamietto y cois. (2009) confirmaron que el «contagio emocional» puede producirse
incluso sin ser conscientes de ello. Presentaron fotografías de caras que
expresaban felicidad o miedo a los campos ciegos y con vista de personas con
lesiones unilaterales de la corteza visual. Aunque las personas no refirieron haber
visto una expresión emocional (ni siquiera una cara) en los campos ciegos,
automáticamente adoptaban expresiones faciales propias que imitaban aquellas de
las caras de las fotografías.
Las personas pueden expresar emociones mediante lenguaje corporal al igual que
mediante movimientos musculares de la cara (De Gelder, 2006). Por ejemplo, un
puño cerrado podría acompañar a una expresión facial de enfado y una persona
temerosa podría salir huyendo. Ver fotografías de cuerpos con posturas de temor
activa la amígdala, al igual que ver caras asustadas (Hadjikhani y De Gelder, 2003).
Heijnsbergen y De Gelder (2005) confeccionaron fotografías modificadas por
ordenador de personas que mostraban expresiones faciales de emociones que
eran, o bien congruentes con la postura corporal de la persona (p. ej., una expresión
facial de temor y una postura corporal de miedo), o bien incongruentes (p. ej., una
expresión facial de ira y una postura corporal de miedo). Los investigadores pidieron
a algunas personas que identificaran las expresiones faciales que se mostraban en
las fotos y encontraron que las identificaciones eran más rápidas y más exactas
cuando las expresiones faciales y corporales eran congruentes. En otras palabras,
cuando miramos la cara de otra persona nuestra percepción de su estado emocional
está afectada tanto por la postura corporal como por la expresión facial.
En un ingenioso estudio de neuroimagen funcional, realizado por Vuilleumier y cois.
(2003), se presentaron a un grupo de sujetos fotografías de rostros que mostraban
expresiones neutras o de temor. Algunas fotografías eran normales, otras se habían
filtrado mediante un programa de ordenador de modo que tan solo mostraban
frecuencias espaciales altas, y otras se habían filtrado para que mostraran solo
frecuencias espaciales bajas
El equipo de Vuilleumier halló que el área facial fusiforme era superior en el
reconocimiento de caras individuales y usaba esencialmente la información de las
frecuencias espaciales altas (del sistema parvocelular) para hacerlo. Por el
contrario, la amígdala (así como los tubérculos cuadrigéminos superiores y el
pulvinar, que le aportan información visual) podían reconocer una expresión de
miedo basándose en la información de las frecuencias espaciales bajas (del sistema
magnocelular), pero no en la de las frecuencias espaciales altas. Krolak-Salmon y
cois. (2004) registraron los potenciales eléctricos de la amígdala y de la corteza
visual de asociación mediante electrodos implantados en personas a las que se
estaba evaluando como candidatos a neurocirugía para subsanar un trastorno
convulsivo epiléptico. Enseñaron a los sujetos fotografías de caras con una
expresión neutra o una expresión de miedo, alegría o desagrado, y encontraron que
las caras de temor producían la mayor respuesta y que la amígdala se activaba
antes de que lo hiciera la corteza visual. Esta rápida respuesta apoya la conclusión
de que la amígdala recibe información visual del sistema magnocelular (que
transmite la información muy rápidam ente), lo que le permite reconocer las
expresiones faciales de miedo. Hasta ahora, los datos sugieren que la amígdala
juega un papel indispensable en el reconocimiento de las expresiones faciales de
miedo. Sin embargo, un estudio realizado por Adolphs y cois.
FIJACION OCULAR TRAS LA LESION DE LA AMIGDALA
Cantidad de fijación de la mirada en la cara de una persona que hizo un paciente
con lesión bilateral de la amígdala (paciente S.M) y un sujeto normal. Los colores
más cálidos indican mayor cantidad de fijaciones de la mirada. Obsérvese que el
paciente S.M. no mira a los ojos de la otra persona.
La amígdala ventral. Región que recibe lGa mayoría de las aferencias corticales y
subcorticales a la amígdala. Así pues, el hecho de que S.M. no mirarse a los ojos
sugiere una causa de su dificultad para detectar solo esta emoción. De hecho,
cuando Adolphs y sus colaboradores advirtieron a S.M. que mirarse a los ojos de la
cara que estaba que estaba examinando, esta pudo reconocer una expresión de
miedo. No obstante, a no ser que se le recordara que lo hiciera, dejaba pronto de
mirar a los ojos y volvía a perder la capacidad de reconocer una expresión de
miedo. Seria saber si otras personas con lesión de la amígdala pueden también
reconocer expresiones de miedo si se les dan instrucciones de mirar a los ojos.
PERCEPCION DE LA DIRECCION DE LA MIRADA
Perrett y su equipo (véase Perrett y Cols., 1992) descubrieron una interesante
función cerebral que podría estar relacionada con el reconocimiento de la expresión
emocional. Estos investigadores pusieron de manifiesto que, en los monos, las
neuronas del surco temporal superior (STS) están implicadas en el reconocimiento
de la dirección de la mirada de otros monos (o incluso de las personas).
¿Por qué es importante la mirada para reconocer las emociones? En primer lugar,
es importante saber si una determinada expresión emocional va dirigida hacia uno
mismo o hacia otra persona. Por ejemplo, una expresión de enfado dirigida hacia
uno mimo significa algo muy distinto que una expresión de enfado dirigida hacia uno
mismo significa algo muy distinto que una expresión similar dirigida hacia otra
persona. Y si alguien muestra signos de miedo, la expresión nos puede resultar una
advertencia útil, pero si solo podemos intuir que es lo que está mirando la otra
persona.
FUNCION DE LA IMITACION EN EL RECONOCIMIENTO DE LAS EXPRESIONES
EMOCIONALES: EL SISTEMA DE NEURONAS ESPEJO
Descubrieron un posible nexo entre la somatestesia y el reconocimiento emocional.
Recogieron información computarizada sobre la localización del daño cerebral en
108 pacientes con lesiones cerebrales localizadas y relacionaron dicha información
con la capacidad del paciente para reconocer e identificar expresiones faciales de
emoción.
Hussey y Safford (2009) revisan una cantidad considerable de datos científicos que
respaldan esta hipótesis (llamada hipótesis simulacionista). Por ejemplo estudios de
neuroimagen han mostrado que las regiones encefálicas activadas al observar
determinadas expresiones se imitan.
Una enfermedad neurológica conocida como síndrome de Moebius aporta más
apoyo a esta hipótesis. Este síndrome es una patología congénita que implica un
desarrollo anómalo de los nervios craneales sexto (abducens) y séptimo (facial), y
que provoca parálisis facial e incapacidad de realizar movimientos oculares
laterales. Debido a esta parálisis, las personas afectadas por el síndrome de
Moebius no pueden representar las expresiones faciales de la emoción y además
tienen dificultades para reconocer las expresiones emocionales de otras personas
(Cole, 2001).
DESAGRADO
Y ahora algo completamente diferente. Diversos estudios han encontrado que el
daño de la corteza de la ínsula y los núcleos basales perjudica la capacidad de las
personas para reconocer las expresiones faciales de des-grado (Sprengelmeyer y
Cols., 1995, 1996, 1997; Calder y Cols., 2000). Además, en un estudio de
neuroimagen funcional, realizado por Wiker y Cols. (2003), se encontró que tanto
percibir un olor desagradable como ver la cara de una persona con una expresión
de desagrado (o disgusto, literalmente, mal gusto) es una emoción provocada por
algo que sabe o huele mal, o por una acción que consideramos de mal gusto (en
sentido figurado, no literal).
Base neural de la comunicación de las emociones: expresión
Las expresiones fiscales de las emociones son automáticas e involuntarias
(aunque, como hemos visto, pueden modificarse por las normas sociales de
manifestación). No es fácil producir una expresión facial realista de una emoción
cuando realmente no sentimos lo que pretendemos expresar.
El primero, la parálisis facial internacional, se debe a la lesión de la región de la
corteza motora primaria correspondiente a la cara, o de las fibras que conectan esta
región con el núcleo motor del nervio facial, que controla los movimientos de los
músculos responsables de la expresión facial.
La parálisis facial emocional se debe a la lesión de la región de la ínsula de la
corteza pre frontal de la sustancia blanca del lóbulo frontal o de partes del tálamo.
Este sistema conecta con el sistema responsable de los movimientos voluntario de
los músculos faciales en el bulbo raquídeo o en la región caudal de la protuberancia.
Las personas con este trastorno pueden mover los músculos faciales de manera
voluntaria, pero no pueden expresar emociones con el lado afectado.
Parálisis emocional e intencional
Una mujer con parálisis facial intencional debida a una lesión del hemisferio derecho
intenta separar los labios y mostrar los dientes.
Varios estudios han investigado el mecanismo cerebral implicado en la risa, una
expresión de emoción más intensa que la sonrisa. Arroyo y Cols. (1993) informaron
del caso de un paciente que tenía crisis epilépticas acompañadas de carcajadas
vacias , es decir, el paciente se reía, pero no estaba ni feliz ni divertido. Se
realizaron registros con electrodos profundos que revelaron que la crisis comenzaba
en la región anterior de la circunvolución cingulada izquierda.
Caras hibridas
Duplica(a) foto original. (b) composición duplicando la parte derecha de la cara del
hombre. (c) composición duplicando la parte izquierda de la cara del hombre.
Las lesiones del hemisferio izquierdo no suelen afectar a las expresiones vocales
de emoción. Por ejemplo, las personas con afasia de Wernicke, suelen modular su
voz en función del estado de ánimo. Aunque las palabras que emiten carecen de
sentido. Por el contrario, las lesiones del hemisferio derecho sí que deterioran la
expresión, tanto mediante los músculos faciales como mediante el tono de voz, de
las emociones.
Las expresiones faciales de las emociones son automáticas e involuntarias
(aunque, como hemos visto, pueden modificarse por las normas sociales de
manifestación). No es fácil producir una expresión facial realista de una emoción
cuando realmente no sentimos lo que pretendemos expresar.
Esta observación se ve confirmada por dos trastornos neurológicos con
síntomas complementarios: El primero, la parálisis facial intencional, se debe a
lesión de la región de la corteza motora primaria correspondiente a la cara, o de las
fibras que conectan esta región con el núcleo motor del nervio facial, que controla
los movimientos de los músculos responsables de la expresión facial. Lo interesante
de esta parálisis facial intencional consiste en que el paciente no puede mover
voluntariamente los músculos faciales, pero sí puede expresar una emoción genuina
con esos músculos.
En cambio, la parálisis facial emocional se debe a lesión de la región de la ínsula de
la corteza prefrontal, de la sustancia blanca del lóbulo frontal o de partes del tálamo.
Este sistema conecta con el sistema responsable de los movimientos voluntarios de
los músculos faciales en el bulbo raquídeo o en la región caudal de la protuberancia.
Las personas con este trastorno pueden mover los músculos faciales de manera
voluntaria, pero no pueden expresar emociones con el lado afectado. Estos dos
síndromes indican claramente que los mecanismos cerebrales responsables de los
movimientos voluntarios de los músculos faciales son diferentes de los mecanismos
que controlan la expresión involuntaria y automática de las emociones mediante los
mismos músculos.
La teoría de James-Lange
William James (1842-1910), un psicólogo americano, y Cari Lange (1834-1900), un
fisiólogo danés, sugirieron por separado explicaciones similares de las emociones, a
las que la mayoría de las personas se refieren como la teoría de James-Lange
(James, 1884; Lange, 1887).
La teoría postula que las situaciones generadoras de emociones provocan una serie
de respuestas fisiológicas apropiadas, como temblores, sudor y aumento de la
frecuencia cardíaca, y también provocan conductas, como cerrar los puños o luchar.
El cerebro recibe retroalimentación sensitiva de los músculos y los órganos que
producen dichas respuestas, y es esta retroalimentación lo que constituye nuestra
vivencia de la emoción.
La descripción que hizo James del proceso de la emoción puede extrañarnos al
parecer contradictoria con nuestra propia experiencia. Muchas personas piensan
que experimentan las emociones directamente, internamente. Consideran que las
manifestaciones externas de las emociones son acontecimientos secundarios.
Un conocido fisiólogo, Walter Cannon, criticó la teoría de James. Postuló que los
órganos internos eran relativamente insensibles y que no tenían capacidad de
responder rápidamente, por lo que la retroalimentación a partir de esos órganos no
podía explicar nuestros sentimientos. Además, Cannon observó que, si se
seccionan los nervios que aportan la retroalimentación desde los órganos internos al
cerebro, no se altera la conducta emocional.
En una de las escasas comprobaciones de la teoría de James, recogió datos de
personas con lesiones de la médula espinal preguntándoles acerca de la intensidad
de sus sentimientos. Si la retroalimentación es importante, cabe esperar que los
sentimientos sean menos intensos cuando la lesión se localiza en un nivel más alto
(es decir, más cerca del encéfalo) que cuando se sitúa en un nivel más bajo, porque
en el nivel superior una lesión medular producirá insensibilidad en una región más
extensa del cuerpo.
Retroalimentación de las expresiones emocionales
James destacó la importancia de dos aspectos de las respuestas de emoción: las
conductas emocionales y las respuestas neurovegetativas. Varios experimentos
sugieren que la retroalimentación que aporta la contracción de los músculos faciales
puede afectar al estado de ánimo de las personas e incluso alterar la actividad de
su sistema neurovegetativo.
Ekman y sus colaboradores pidieron a un grupo de sujetos que movieran
determinados músculos faciales para simular las expresiones emocionales de
miedo, ira, sorpresa, desagrado, tristeza y felicidad. No informaron a los sujetos
sobre las emociones que estaban intentando producirles, sino solo de los
movimientos que tenían que hacer.
Las expresiones simuladas alteraba y i la actividad del sistema neurovegetativo. De
hecho, distintas expresiones faciales producían patrones de actividad hasta cierto
punto distintos. Por ejemplo, la ira aumentaba la frecuencia cardíaca y la
temperatura de la piel; el miedo aumentaba la frecuencia cardíaca, pero disminuía la
temperatura de la piel, y la felicidad disminuía la frecuencia cardíaca sin afectar a la
temperatura de la piel.
Un estudio de neuroimagen funcional realizado por Damasio y cois encontraron que
recordar estas emociones activaba la corteza somatosensitiva y los núcleos de la
parte superior del tronco cerebral involucrados en el control de los órganos internos
y en la detección de las sensaciones que se reciben de ellos.
Estas respuestas son ciertamente compatibles con la teoría de James. Como
Damasio y sus colaboradores indicaron: Las emociones forman parte de un
mecanismo neural basado en estructuras que regulan el estado actual del
organismo ejecutando acciones específicas mediante el sistema muscular
esquelético, que van desde expresiones faciales y posturales a conductas
complejas, y produciendo sustancias químicas y respuestas neurales destinadas al
medio interno, las vísceras y los circuitos neurales del telencéfalo. Las
consecuencias de tales respuestas se representan tanto en las estructuras de
regulación subcorticales... como en la corteza cerebral..., y estas representaciones
constituyen un aspecto crítico de la base neural de los sentimientos. La
retroalimentación de nuestra propia expresión nos ayuda a ponernos en el lugar de
la otra persona y aumenta la probabilidad de que respondamos ofreciendo consuelo
o ayuda. Y quizás una de las razones por las que obtenemos placer al hacer sonreír
a otro es que su sonrisa nos hace sonreír y sentirnos felices nosotros mismos.