Perdón y Arrepentimiento

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 27

PERDÓN Y ARREPENTIMIENTO

1. ORACIONES

SALMO MISERERE

Tenme piedad, oh Dios, según tu amor,


por tu inmensa ternura borra mi delito,
lávame a fondo de mi culpa,
y de mi pecado purifícame.
Pues mi delito yo lo reconozco,
mi pecado sin cesar está ante mí;
contra Ti, contra Ti solo he pecado,
lo malo a tus ojos cometí.

Cristo con los pecadores Por qué aparezca tu justicia cuando hablas
arrepentidos y tu victoria cuando juzgas.
de Otto Van Veen, 1607 Mira que en la culpa ya nací,
Landesmuseum, Mainz pecador me concibió mi madre.
Mas Tú amas la verdad en lo íntimo del
Si el ladrón obtuvo la
ser,
gracia del paraíso, ¿por
y en lo secreto me enseñas la sabiduría.
qué el cristiano no ha de
Rocíame con el hisopo, y seré limpio,
obtener el perdón?
lávame, y quedaré más blanco que la
San Máximo de Turín nieve.
Sermón 53 Devuélveme el son del gozo y la alegría,
exulten los huesos que machacaste Tú.
No dudéis del perdón, Retira tu faz de mis pecados,
pues, por grandes que borra todas mis culpas.
sean vuestras culpas, la Crea en mí, oh Dios, un puro corazón,
magnitud de su un espíritu dentro de mí renueva;
misericordia perdonará, no me rechaces lejos de tu rostro,
sin duda, la enormidad no retires de mí tu santo espíritu.
de vuestros muchos Vuélveme la alegría de tu salvación,
pecados y en espíritu generoso afiánzame;
enseñaré a los rebeldes tus caminos,
San Jerónimo y los pecadores volverán a Ti.
Coment. sobre el profeta Líbrame de la sangre, Dios, Dios de mi
Joel salvación,
y aclamará mi lengua tu justicia;
Dios no se escandaliza abre, Señor, mis labios,
de los hombres. Dios no y publicará mi boca tu alabanza.
se cansa de nuestras Pues no te agrada el sacrificio,
infidelidades. Nuestro si ofrezco un holocausto no lo aceptas.
Padre del Cielo perdona El sacrificio a Dios es un espíritu contrito;
cualquier ofensa, cuando un corazón contrito y humillado, oh Dios,
el hijo vuelve de nuevo no lo desprecias.
a Él, cuando se ¡Favorece a Sión en tu benevolencia,
arrepiente y pide perdón reconstruye las murallas de Jerusalén!
Entonces te agradarán los sacrificios
Beato José M.ª justos,
Escrivá de Balaguer --holocausto y oblación entera--
Es Cristo que pasa, 64 se ofrecerán entonces sobre tu altar
novillos.

YO PECADOR
(CONFITEOR)

Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada


siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al
bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y
Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que pequé
gravemente con el pensamiento, palabra y obra; por mi culpa, por mi
culpa, por mi gravísima culpa. Por tanto, ruego a la bienaventurada
siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al
bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y
Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que roguéis por mí a
Dios nuestro Señor. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN I

¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y


Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo
sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más
pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amen.
ACTO DE CONTRICIÓN II

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he


pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa,
por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre
Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a vosotros, hermanos, que
intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor.
PERDÓN Y ARREPENTIMIENTO
2. ORACIONES PARA IR A CONFESAR

¡Ay de mí! ¿Qué hice? Ofender a un Dios que me ha creado,


que me ha redimido con su sangre preciosa y diariamente me
está colmando de beneficios... ¡Cuánta ingratitud! ... Obrar
contra la razón y la propia conciencia; pecar con tanto
conocimiento... ¡Cuánta malicia!... Por un vil gusto o interés,
perder la paz del corazón y hacerme reo del infierno... ¡Cuánta
locura!... Y ¿no habrá remedio para mí?... Sí; Dios es
misericordioso con los que se arrepienten. Y ¿no le pediré
perdón?... ¿No propondré la enmienda?... ¿No trataré de huir
de las ocasiones o peligros próximos de pecar?... ¿No me
confesaré?... Si, lo haré ahora mismo con firme resolución y
propósito de la enmienda.

1. ORACIÓN PARA ANTES


DEL EXAMEN DE CONCIENCIA

Mirad, oh, amado y buen Jesús, un pecador, postrado lleno de


confianza a vuestros pies. Mis pecados me llenan de temor y no
encuentro otro refugio que vuestro amantísimo Corazón. A la vista de
ese divino Corazón, la confianza vuelve otra vez a mi alma. Soy, en
verdad, oh, Señor, el más ingrato de vuestros hijos, que tan mal ha
correspondido a vuestro amor, ofendiéndoos a Vos, que sois mi Padre
bondadosísimo. Ya no soy digno de ser llamado hijo vuestro. Pero mi
pobre corazón no puede vivir sin Vos. Merezco un juez severo; pero en
vez de esto, encuentro un Dios, lleno de ternura y amor, clavado en la
cruz, por mi bien, y con los brazos abiertos, dispuesto a recibirme, cual
Padre amoroso.

Vuestras cinco llagas son como otras tantas lenguas que me invitan al
arrepentimiento y hablan a mi pobre corazón: vuélvete, hijo mío,
vuélvete a Mí, arrepiéntete y no dudes de mi amor y de mi perdón.

Acabad, oh, dulce Maestro la obra que en vuestra infinita caridad


habéis comenzado. Concededme un poco de aquel conocimiento y de
aquel dolor que Vos teníais de mis pecados, cuando en el huerto de los
Olivos sudasteis sangre a la vista de ellos, y caísteis como muerto
sobre vuestro sagrado rostro, para que yo comprenda el peso y la
malicia del pecado y conciba un verdadero dolor. Iluminad mi
entendimiento para que conozca claramente mis pecados. Fortaleced
mi voluntad para aborrecer mis pecados y arrepentirme de todos ellos.

Oh, María, Madre de los dolores, ayudadme en esta grande tribulación


de mi alma.

Ángel de mi guarda, Patronos míos, rogad por mí, para que haga una
buena confesión. Así sea.

2. ORACIÓN PARA DESPUÉS


DEL EXAMEN DE CONCIENCIA
(acto de contrición)

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor


mío: por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa, Señor, de todo corazón de haberos ofendido, y propongo
firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de
ofenderos, confesarme, cumplir la penitencia que me fuere impuesta;
os ofrezco mi vida, mis obras y trabajos en satisfacción de todos mis
pecados, y así como os lo suplico, así confío en vuestra divina bondad y
misericordia infinita me los perdonaréis por los méritos de vuestra
preciosa Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para
enmendarme y perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi
vida. Así sea.

¡Mi Jesús, azotado en la columna por mis deshonestidades! ¡Mi Señor,


coronado de espinas por mis malos pensamientos! ¡Mi Dios agonizando
de pena en el huerto, por mis ingratitudes! ¡El Rey del cielo y tierra
tenido por loco y pospuesto a Barrabás por mi soberbia! ¡El autor de la
vida puesto en una cruz por mis malditas culpas! ¿Y yo no lloro? Pero
no, que ya se enternece el corazón al considerar que yo fui causa de
tantos dolores; ya se angustia mi corazón; ya clamo a las puertas de
vuestra clemencia.

Dios mío, fuente de misericordia, tened por bien, de limpiarme de mis


pecados. Pequé, Dios mío por flaqueza, contra Vos, Padre Eterno,
Todopoderoso; por Ignorancia, contra vuestro Unigénito Hijo, Sabiduría
infinita; y por malicia contra el Espíritu Santo. Con estas culpas os
ofendí, Trinidad Soberana. Ayudadme, oh, mi dulcísimo Jesús, con
vuestra gracia que todo lo puede. En Vos pongo toda mi confianza. Oh,
Jesús mío, para Ti vivo, para Ti muero, oh, Jesús mío, soy Tuyo en vida
y muerte. Así sea.

3. ORACIÓN PARA DESPUÉS


DE LA CONFESIÓN

Gracias, oh, Padre Celestial, gracias infinitas os doy, por el inmenso


beneficio que acabáis de concederme. Habéis purificado mi pobre alma
con la Sangre preciosísima de vuestro divino Hijo, mi buen Salvador.

Os ofrezco esta mi confesión y mi penitencia en unión con todos los


actos de penitencia que hicieron todos los santos y en especial la de
nuestro Señor Jesucristo, su santísima Madre y San José, pidiendo a
vuestra bondad paternal que os dignéis aceptarlos y hacerlos
meritorios para mi eterna salvación. Lo que haya podido faltar a la
sinceridad de mi preparación, a mi contrición y a la acusación de mis
pecados, lo pongo todo en el Corazón adorable de mi buen Jesús,
tesoro infinito de todo bien y de todas las gracias.

Os ofrezco, oh, Padre Eterno el Corazón de vuestro divino Hijo, con


todo su infinito amor, todos sus sufrimientos y todos sus méritos para
digna satisfacción de mis pecados.

Madre dulcísima de Jesús, María, acordaos que sois también mi madre,


Mi pobre alma os fue encomendada por Jesús mismo. En la cruz fue El
quien me os dio por Madre. Obtenedme, pues, oh, tierna Madre, la
gracia de sacar de este santo sacramento todos los frutos que Jesús
quiere que yo alcance. Alcanzadme, oh, amabilísima Madre, por los
dolores que sufristeis al ser separado de Jesús, vuestro divino Hijo, un
amor ardiente y fiel a Jesús. ¡Muestra que eres mi Madre!
Ángel de mi guarda, mi dulce compañía; mis santos patronos y todos
los ángeles y santos de Dios, interceded por mí y alcanzadme la gracia
de cumplir fielmente con mis propósitos. Así sea.
PERDÓN Y ARREPENTIMIENTO
3. ORACIONES PARA IR A CONFESAR

(Y vino a Él un leproso que,


rogándole de rodillas, le
decía: Si quieres puedes
limpiarme). Aquel hombre se
arrodilla postrándose en tierra
lo que es señal de humildad y
de vergüenza, para que cada
uno se avergüence de las
manchas de su vida. Pero la
vergüenza no ha de impedir la
confesión: el leproso mostró
la llaga y pidió el remedio. Su
confesión está llena de piedad
y de fe. Si quieres, dice,
puedes: reconoció que el
poder curarse estaba en
manos del Señor

San Beda
Coment. sobre S. Marcos

1. ORACIÓN PARA ANTES


DEL EXAMEN DE CONCIENCIA

Oh, Señor y Dios de bondad Bien sé que Vos no queréis la muerte del
pecador, sino que se convierta y viva. Por mí, Dios mío, cargasteis con
la Cruz, y desde ella me llamáis, aunque soy la criatura más ingrata y
pecadora: me llamáis, no para castigarme sino para perdonarme.
Ayúdame, Señor, para que haga con fruto esta confesión y sane de la
mortal dolencia que me causaron mis pecados ¡Oh, Virgen Soberana!
Ayúdame, pues sois Madre y refugio de pecadores. No permitáis que el
enemigo de mi alma impida lo que yo tanto deseo. ¿Cómo podré decir
las enormes culpas y maldades de mi desconcertada vida, si la gracia
de Dios no me asiste? Alcanzadme esta gracia, oh, ¡Virgen Santísima!
Gloriosa Santa Magdalena, venid en mi ayuda, y, si en el pecar os he
imitado, siga vuestro ejemplo en confesar mis pecados, y en hacer
penitencia. Santo Ángel de mi Guarda, ayudadme en todo. ¡Oh, Dios
mío, ¡quién pudiera con lágrimas de sangre borrar tantas culpas!

2. ORACIÓN DEL PENITENTE PARA DESPUÉS


DEL EXAMEN DE CONCIENCIA

Padre lleno de clemencia, como el hijo pródigo que marchó hacia tu


encuentro, te digo:

«He pecado contra Ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo». Cristo


Jesús, Salvador del mundo, como al ladrón al que abriste las puertas
del paraíso te ruego: «Acuérdate de mí, Señor, en tu Reino». Espíritu
Santo, fuente de amor, confiadamente te invoco: «Purifícame y haz
que camine como hijo de la luz».

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te


acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate
de mí, Señor, con misericordia, por tu bondad. (Sal 24, 67.)

Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado, pues yo reconozco mí


culpa, tengo siempre presente mi pecado (Sal 50, 45).

Padre, he pecado contra Ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo. Ten


compasión de este pecador. (Lc 15,19; 18-13).

Misericordia Dios mío por tu bondad. Aparta de mi pecado tu vista,


borra en mí toda culpa. ¡Oh, Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme. Jesús, Hijo de Dios, apiádate
de mí, que soy un pecador.

Dios mío, con todo mi corazón me arrepiento del mal que he hecho y
de todo lo bueno que he dejado de hacer. Al pecar te he ofendido a Ti,
que eres el supremo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, hacer penitencia, no
volver a pecar y huir de las ocasiones de pecado. Señor, por los
méritos de la pasión de nuestro Salvador Jesucristo, apiádate de mí.

3. ORACIÓN PARA DESPUÉS


DE LA CONFESIÓN
Acabáis de decirme, Jesús, la consoladora palabra: Vete en paz, tus
pecados te son perdonados. Me habéis purificado con vuestra sangre
de la lepra de mis pecados; me habéis sacado de las garras del
enemigo infernal; habéis roto los lazos de la muerte, abriéndome de
nuevo el cielo. Vuestra paz y vuestra alegría han vuelto otra vez a mi
corazón y me atrevo a levantar con confianza los ojos hacia Vos. Por
toda la eternidad celebraré y cantaré vuestras bondades y finezas, en
unión de los Ángeles y los Santos. Pero me habéis dirigido también
este severo aviso: "Ya has recobrado la salud, no vuelvas a pecar, no
te suceda otra cosa peor". Cuando dirijo mi vista a lo pasado, me
siento tentado de abandonarme al desfallecimiento. ¡Tantas veces
como he prometido corregirme! y ¡cuántas no he sido desleal a las más
santas resoluciones! Señor, yo soy flaco, y mi voluntad impotente
contra la astucia del maligno y la violencia de las tentaciones.
Sostenedme con vuestra gracia, os Lo pido por el amor de vuestro
Sacratísimo Corazón. Con vuestra ayuda seré fuerte, con vuestra
protección triunfaré siempre del enemigo. No me abandonéis en la
lucha, cubridme con el escudo de vuestra amorosa presencia en el
momento del peligro, a fin de que no vuelva a caer de nuevo en el
pecado. Concededme también, Señor Jesús, el cooperar con fidelidad y
perseverancia a vuestra santa gracia, y ya que mi voluntad está ahora
firmemente resuelta, ¡oh, dulce Salvador mío! procuraré con todo
empeño corregirme sirviéndome de los medios necesarios al efecto: en
particular rechazaré tales malos pensamientos... en tanto me aperciba
de su presencia en mi alma, oraré en las tentaciones y evitaré con
cuidado las ocasiones peligrosas...

Completad, Señor, la obra de la gracia que en mí habéis comenzado.


Amén.
ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA
CONFESIÓN

Te doy gracias, Dios mío, por haberme


perdonado mis pecados y recibido de nuevo
en tu amistad. Te pido por los méritos de tu
Hijo Jesucristo y de su Madre Santísima, la
Virgen María y de todos los santos, suplas
con tu piedad y misericordia cuanto por mi
miseria haya faltado a esta confesión de
suficiente contrición, pureza e integridad,
por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

MI VISITA A
JESÚS SACRAMENTADO

Actos de adoración:

Vengo, Jesús mío, a visitarte.


Te adoro en el sacramento de tu amor.
Te adoro en todos los Sagrarios del mundo.
Te adoro, sobre todo, en donde estás más
abandonado y eres más ofendido.
Te ofrezco todos los actos de adoración que
has recibido desde la institución de este
Sacramento y recibirás hasta el fin de los
siglos.
Te ofrezco principalmente las adoraciones de
tu Santa Madre, de San Juan, tu discípulo
amado, y de las almas más enamoradas de
la Eucaristía.
Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al
Espíritu Santo.
Ángel de mi Guarda, ve y visita en mi
nombre todos los Sagrarios del mundo.
Di a Jesús cosas que yo no sé decirle, y
pídele su bendición para mí.

Actos de fe:

Creo, Jesús mío, que eres el Hijo de Dios vivo que has venido a
salvarnos.
Creo que estás presente en el augusto Sacramento del Altar.
Creo que estás, por mi amor, en el Sagrario noche y día.
Creo que has de permanecer con nosotros hasta que se acabe el
mundo.
Creo que bendices a los que te visitan, y que atiendes los ruegos de tus
adoradores.
Creo que eres el viático de los moribundos que te aman para llevarlos
al cielo.
Creo en Ti, y creo por los que no creen. (Comunión espiritual).

Actos de esperanza:

Espero en Ti, Jesús mío, porque eres mi Dios y me has creado para el
cielo.
Espero en Ti, porque eres mi Padre. Todo lo he recibido de tu bondad.
Sólo lo malo es mío.
Espero en Ti, porque eres mi Redentor.
Espero en Ti, porque eres mi Hermano y me has comunicado tu filiación
divina.
Espero en Ti, porque eres mi Abogado que me defiendes ante el Padre.
Espero en Ti, porque eres mi Intercesor constante en la Eucaristía.
Espero en Ti, porque has conquistado el cielo con tu Pasión y muerte.
Espero en Ti, porque reparas mis deudas.
Espero en Ti, porque eres el verdadero Tesoro de las almas.
Espero en Ti, porque eres tan bueno que me mandas que confíe en Ti
bajo pena de condenación eterna.
Espero en Ti, porque siempre me atiendes, y me consuelas, y nunca
has defraudado mi esperanza.
¡Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío!

Actos de caridad:

Te amo, Jesús mío, y te amo con todas las veras y como a nadie.
Porque Tú me has amado infinitamente,
Porque Tú me has amado desde la eternidad.
Porque Tú has muerto para salvarme
Porque Tú no has podido amar más.
Porque Tú me has hecho participante de tu divinidad y quieres que lo
sea de tu gloria.
Porque Tú te entregas del todo a mí en la Comunión.
Porque Tú me das en manjar tu Cuerpo y en bebida tu Sangre.
Porque Tú estás siempre por mi amor en la Santa Eucaristía.
Porque Tú me recibes siempre en audiencia sin hacerme esperar.
Porque Tú eres mi mayor Amigo.
Porque Tú me llenas de tus dones.
Porque Tú me tratas siempre muy bien, a pesar de mis pecados e
ingratitudes.
Porque Tú me has enseñado que Dios es Padre que me ama mucho.
Porque Tú me has dado por Madre a tu misma Madre.
¡Dulce Corazón de Jesús, haz que te ame cada día más y más!
Dulce Corazón de Jesús, sé mi amor.
Te amo por los que no te aman.
Te amo por los que nunca piensan en Ti.
Te amo por los que no te visitan.
Te amo por los que te ofenden e injurian.
¡Que pena por esto!
Te amo y te digo con aquel tu siervo:
¡Oh Jesús, yo me entrego a Ti para unirme al amor eterno, inmenso e
infinito que tienes a tu Padre celestial! ¡Oh, Padre adorable! Te ofrezco
el amor eterno, inmenso e infinito de tu amado Hijo Jesús, como mío
que es. Te amo cuando tu Hijo te ama. (S. Juan Eudes).

Actos de contrición:

¡Jesús mío, misericordia!


Jesús mío; te pido perdón por los muchos pecados que he cometido
durante mi vida.
Por los de mi niñez y adolescencia.
Por los de mi juventud.
Por los de mi edad adulta.
Por los que conozco y no conozco.
Por lo mucho que te he disgustado con ellos.
Por lo mal que me he portado contigo.
Siento mucho haberte ofendido.
¡Perdóname, perdóname, perdóname!
Perdóname según tu gran misericordia.
Perdóname por lo ingrato que he sido para Ti.
Perdóname y no quieras ya acordarte de mis pecados.
Perdóname y limpia mi alma de toda basura e infidelidad.
Perdóname y ten misericordia de este pobre pecador.
Perdóname, porque estoy muy arrepentido.
Perdóname, que quiero ser bueno en adelante con tu divina gracia.
Perdóname y aparta tu rostro de mis ingratitudes.
Perdóname, que me causan mucho miedo mis pecados.
Perdóname, porque me reconozco pecador y reo.
Perdóname, porque no obstante Tú sabes que te quiero mucho.
Jesús, sé para mí Jesús.
Madre mía, intercede por mí ante tu divino Hijo Jesús.
¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación!

Actos de gratitud:

Oh Jesús, te doy rendidas gracias por los beneficios que me has dado.
Yo no sabré nunca contarlos sino en el cielo, y allí te los agradeceré
eternamente.
Padre Celestial, te los agradezco por tu Santísimo Hijo Jesús.
Espíritu Santo que me inspiráis estos sentimientos, a Ti sea dado todo
honor y toda gloria.
Jesús mío, te doy gracias sobre todo por haberme redimido.
Por haberme hecho cristiano mediante el Bautismo, cuyas promesas
renuevo.
Por haberme dado por Madre a tu misma Madre.
Por haberme dado un grande amor a tan tierna Madre.
Por haberme dado por Protector a San José, tu Padre adoptivo.
Por haberme dado al Ángel de mi Guarda.
Por haberme conservado hasta ahora la vida para hacer penitencia.
Por tener estos deseos de amarte y de vivir y morir en tu gracia.

Actos de súplica:

Te ruego, Jesús mío, que no me dejes, porque me perderé.


Que persevere siempre en tu amor.
Que estés siempre conmigo, sobre todo cuando esté en peligro de
pecar, y en la hora de mi muerte.
Que no permitas que jamás me aparte de Ti.
Que sepa padecer con resignación por Ti.
Que no me preocupe sino de amarte.
Que ame también a mis prójimos.
Que ame mucho a los pecadores.
Que ame mucho a los pobres y a los enfermos.
Que ame mucho a las almas del Purgatorio. Que saque muchas almas
del Purgatorio con mis obras, que te las ofrezco a este fin.
Que ampares a tu Iglesia.
Al romano Pontífice, tu Vicario visible en la tierra.
A los Prelados y a los Sacerdotes.
A los Religiosos y Religiosas.
A los que mandan en tu nombre.
A los que gobiernan nuestra nación
A nuestra querida patria.
A mis amados parientes y allegados.
Que pagues a mis bienhechores
Que favorezcas a los que ruegan por mí.
Que bendigas a los que me miren con indiferencia y no me quieran.
Que trabaje mucho por Ti hasta la muerte.
Que me concedas una muerte santa.
Que diga al morir: ¡Jesús, Jesús, Jesús!
Que me lleves al cielo cuando muera.
Amén.

ORACIÓN FINAL

Jesús mío, échame tu bendición antes de salir, y que el recuerdo de


esta visita, que acabo de hacerte, persevere en mi memoria y me
anime amarte más y más. Haz que cuando vuelva a visitarte, vuelva
más santo. Aquí te dejo mi corazón para que te adore constantemente
y lo hagas más agradable a tus divinos ojos.

Adiós, adiós, Jesús mío.

Oración al Santísimo Sacramento

Te doy gracias, Señor porque, aunque soy un siervo


Padre Santo, pecador
Dios Todopoderoso y eterno y sin mérito alguno,
has querido alimentarme Que sea defensa inexpugnable
misericordiosamente contra todos mis enemigos,
con el cuerpo y la sangre visibles e invisibles;
de tu hijo Nuestro Señor y guía de todos
Jesucristo. mis impulsos y deseos

Que esta sagrada comunión Que me una más íntimamente a ti,


no vaya a ser para mi único y verdadero Dios
ocasión de castigo y me conduzca con seguridad
sino causa de al banquete del cielo,
perdón y salvación. donde tú, con tu hijo
y el Espíritu Santo,
Que sea para mi armadura eres luz verdadera,
de fe, escudo de buena voluntad; satisfacción cumplida
que me libre de todos mis vicios gozo perdurable
y me ayude a superar y felicidad perfecta.
mis pasiones desordenadas;
que aumente mi caridad Por Cristo, Nuestro Señor
y mi paciencia
mi obediencia y humildad, Amén
y mi capacidad para hacer el bien.

Devoción al Santísimo Sacramento del Altar


Señor, ten misericordia de nosotros.
! Oh, ¡Cristo! ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros.
! ¡Oh, Cristo! óyenos.
! Oh Cristo ! escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Pan vivo que bajaste del Cielo, ten misericordia de nosotros.
Dios escondido y Salvador, ten misericordia de nosotros.
Comida de los escogidos, ten misericordia de nosotros.
Vino que engendras vírgenes, ten misericordia de nosotros.
Pan substancioso y de los reyes regalo, ten misericordia de nosotros.
Sacrificio continuo, ten misericordia de nosotros.
Ofrenda pura, ten misericordia de nosotros.
Cordero sin mancha, ten misericordia de nosotros.
Mesa purísima, ten misericordia de nosotros.
Comida de los ángeles, ten misericordia de nosotros.
Maná escondido, ten misericordia de nosotros.
Memorial de las maravillas de Dios, ten misericordia de nosotros.
Pan sobresubstancial, ten misericordia de nosotros.
Verbo hecho carne, ten misericordia de nosotros.
Dios con nosotros, ten misericordia de nosotros.
Hostia Santa, ten misericordia de nosotros.
Cáliz de Bendición, ten misericordia de nosotros.
Misterio de fe, ten misericordia de nosotros.
Preexcelso y venerable Sacramento, ten misericordia de nosotros.
Sacrificio, el más santo de todos, ten misericordia de nosotros.
Verdadero propiciatorio por los vivos y difuntos, ten misericordia de nosotros.
Remedio celestial, con el que nos preservamos de todos los pecados, ten
misericordia de nosotros.
Milagro asombroso sobre todos los milagros, ten misericordia de nosotros.
Memoria sacratísima de la Pasión del Señor, ten misericordia de nosotros.
Don que excedes a toda riqueza, ten misericordia de nosotros.
Memorial principal del amor divino, ten misericordia de nosotros.
Abundancia de liberalidad divina, ten misericordia de nosotros.
Sacrosanto y augustísimo misterio, ten misericordia de nosotros.
Medicamento de inmortalidad, ten misericordia de nosotros.
Sacramento vivífico digno de todo respeto, ten misericordia de nosotros.
Pan hecho carne por el Todopoderoso, ten misericordia de nosotros.
Sacrificio incruento, ten misericordia de nosotros
Comida y convidado, ten misericordia de nosotros.
Convite dulcísimo en el que sirven los ángeles, ten misericordia de nosotros.
Sacramento de piedad, ten misericordia de nosotros.
Vínculo de caridad. ten misericordia de nosotros.
Oferente y ofrecido, ten misericordia de nosotros.
Espiritual dulzura, gustada en la misma fuente, ten misericordia de nosotros.
Sustento de las almas santas, ten misericordia de nosotros.
Viático de los que mueren en el Señor, ten misericordia de nosotros.
Prenda de la gloria que esperamos, ten misericordia de nosotros
Sednos propicio, perdónanos, Señor.
Sednos propicio, escúchanos, Señor.
De la comunión sacrílega, líbranos, Señor.
De la concupiscencia de la carne, líbranos, Señor.
Del deseo desordenado de los ojos, líbranos Señor.
De las soberbia de la vida, líbranos, Señor.
De toda ocasión de pecar, líbranos , Señor.
Por aquel deseo con que deseaste comer esta pascua con tus discípulos,
líbranos, Señor.
Por la encendida caridad con que instituiste este divino Sacramento, líbranos,
Señor.
Por tu sangre preciosa, que nos dejaste en el altar, líbranos, Señor.
Por las cinco llagas de tu cuerpo sacratísimo, que nosotros recibiste, líbranos,
Señor.
Nosotros pecadores, te rogamos óyenos.
Que te dignes aumentar y conservar en nosotros la fe, reverencia y devoción
de este admirable Sacramento, te rogamos óyenos.
Que te dignes guiarnos por la verdadera confesión de los pecados, a la
frecuente comunión, te rogamos, óyenos.
Que te dignes librarnos de toda herejía, infidelidad y ceguedad de corazón de
corazón, te rogamos óyenos.
Que te dignes hacernos participantes de los frutos preciosos y celestiales de
este Santísimo Sacramento, te rogamos óyenos.
Que te dignes confortarnos y fortalecernos en la hora de nuestra muerte con
este Viático celestial, te rogamos óyenos.
!Oh Hijo de Dios! te rogamos óyenos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de
nosotros.
!Oh Cristo, óyenos!
!Oh Cristo, escúchanos!
!Señor, ten misericordia de nosotros!
!Señor, ten misericordia de nosotros!
Padre nuestro, etc.
v/ El pan del cielo les has dado.
r/ Que tiene en sí todo el deleite.
v/ Bendito eres, Señor, en, los Cielos.
r/ Digno de las alabanzas que se te den, y de ser exaltado y glorificado
en todos los siglos.
v/ Señor, oye gustoso mi súplica.
r/ Y llegue a tu oído mi clamor.
v/ El Señor esté con ustedes.
r/ Y con tu espíritu.

Oración
¡ Oh, Dios, que nos dejaste la memoria de tu Pasión en este admirable
Sacramento!
Concédenos que de tal suerte veneremos los sagrados misterios de tu cuerpo
y sangre, que experimentemos continuamente en nosotros el fruto de nuestra
redención. Que vives y reinas con Dios Padre, en unidad del Espíritu Santo,
Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Oración para una visita a Jesús Sacramentado


¡Oh, Jesús de mi alma, encanto único de mi corazón!, heme aquí postrado a
tus plantas, arrepentido y confuso, como llegó el hijo pródigo a la casa de
su padre. Cansado de todo, sólo a Ti quiero, sólo a Ti busco, sólo en Ti hallo
mi bien. Tú, que fuiste en busca de la Samaritana; Tú, que me llamaste
cuando huía de Ti, no me arrojarás de tu presencia ahora que te busco.

Señor, estoy triste, bien lo sabes, y nada me alegra; el mundo me parece


un desierto. Me hallo en oscuridad, turbado y lleno de temor e
inquietudes...; te busco y no te encuentro, te llamo y no respondes, te
adoro, clamo a Ti y se acrecienta mi dolor. ¿Dónde estás, Señor, dónde,
pues no gusto las dulzuras de tu presencia, ¿de tu amor?

Pero no me cansaré, ni el desaliento cambiará el afecto que me impulsa


hacia Ti. ¡Oh, buen Jesús! Ahora que te busco y no te encuentro recordaré
el tiempo en que Tú me llamabas y yo huía... Y firme y sereno, a despecho
de las tentaciones y del pesar, te amaré y esperaré en Ti.

Jesús bueno, dulce y regalado padre y amigo incomparable, cuando el dolor


ofusque mi corazón, cuando los hombres me abandonen, cuando el tedio
me persiga y la desesperación clave su garra en mí, al pie del Sagrario,
cárcel donde el amor te tiene prisionero, aquí y sólo aquí buscaré fuerza
para luchar y vencer.

No temas que te abandone, cuando más me huyas, más te llamaré y


verteré tantas lágrimas que, al fin, vendrás... Sí..., vendrás, y al posarte,
disfrutaré en la tierra las delicias del cielo.
Dame tu ayuda para cumplir lo que te ofrezco; sin Ti nada soy, nada puedo,
nada valgo... Fortaléceme, y desafiaré las tempestades.

Jesús, mío, dame humildad, paciencia y gratitud, amor..., amor, porque si


te amo de veras, todas las virtudes vendrán en pos del amor.

Te ruego por los que amo... Tú los conoces, Tú sabes las necesidades que
tienen; socórrelos con generosidad. Acuérdate de los pobres, de los tristes,
de los huérfanos, consuela a los que padecen, fortalece a los débiles,
conmueve a los pecadores para que no te ofendan y lloren sus extravíos.

Ampara a todos tus hijos, Señor, más tierno que una madre.

Y a mí, que te acompaño cuando te abandonan otros, porque he oído la voz


de la gracia; a mí, que no te amo por el cielo, ni por el infierno te temo; a
mí, que sólo busco tu gloria y estoy recompensado con la dicha de amarte,
auméntame este amor y dadme fortaleza para luchar y obtener el apetecido
triunfo.
Adiós, Jesús de mi alma salgo de tu presencia, pero te dejo mi corazón; en
medio del bullicio del mundo estaré pensando en Ti, y a cada respiración,
entiende. oh, Jesús, que deseo ser tuyo.

Amén.

Adoración
7484.5K Eucarística de Juan Pablo II
Señor Jesús:

Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como
somos.

"Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú
eres el Hijo de Dios" (Jn. 6,69).

Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última cena


y continúa como comunión y donación de todo lo que eres.
Aumenta nuestra FE.

Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al


Padre para decirle nuestro SÍ unido al tuyo.

Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.

Siguiéndote a ti, "camino, verdad y vida", queremos penetrar en el aparente


"silencio" y "ausencia" de Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la
voz del Padre que nos dice: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi
complacencia: Escuchadlo" (Mt. 17,5).

Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras


situaciones personales, así como los diversos sectores de la vida familiar y
social.

Tú eres nuestra ESPERANZA, nuestra paz, nuestro mediador, hermano y


amigo.

Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives "siempre


intercediendo por nosotros" (Heb. 7,25).

Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y camino


apresurado contigo hacia el Padre.

Queremos sentir como tú y valorar las cosas como las valoras tú. Porque tú
eres el centro, el principio y el fin de todo.
Apoyados en esta ESPERANZA, queremos infundir en el mundo esta escala de
valores evangélicos por la que Dios y sus dones salvíficos ocupan el primer
lugar en el corazón y en las actitudes de la vida concreta.

Queremos AMAR COMO TÚ, que das la vida y te comunicas con todo lo que
eres.

Quisiéramos decir como San Pablo: "Mi vida es Cristo" (Flp. 1,21).

Nuestra vida no tiene sentido sin ti.

Queremos aprender a "estar con quien sabemos nos ama", porque "con tan
buen amigo presente todo se puede sufrir". En ti aprenderemos a unirnos a la
voluntad del Padre, porque en la oración "el amor es el que habla" (Sta.
Teresa).

Entrando en tu intimidad, queremos adoptar determinaciones y actitudes


básicas, decisiones duraderas, opciones fundamentales según nuestra propia
vocación cristiana.

CREYENDO, ESPERANDO Y AMANDO, TE ADORAMOS con una actitud sencilla


de presencia, silencio y espera, que quiere ser también reparación, como
respuesta a tus palabras: "Quedaos aquí y velad conmigo" (Mt. 26,38).

Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras; por


eso queremos aprender a adorar admirando el misterio, amándolo tal como
es, y callando con un silencio de amigo y con una presencia de donación.

El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos ayuda a decir
esos "gemidos inenarrables" (Rom. 8,26) que se traducen en actitud
agradecida y sencilla, y en el gesto filial de quien ya se contenta con sola tu
presencia, tu amor y tu palabra.

En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y nos


hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación.

Aprendiendo este más allá de la ADORACIÓN, estaremos en tu intimidad o


"misterio".

Entonces nuestra oración se convertirá en respeto hacia el "misterio" de cada


hermano y de cada acontecimiento para insertarnos en nuestro ambiente
familiar y social y construir la historia con este silencio activo y fecundo que
nace de la contemplación.

Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se convertirá en


capacidad de AMAR y de SERVIR.
Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y
adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se
hizo la más perfecta Madre.

Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y amando tu


Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a todos los hermanos.
Amén.

Juan Pablo II

Letanías del Santísimo Sacramento


Señor, Ten Piedad. Señor, Ten Piedad.
Cristo, Ten piedad. Cristo, Ten piedad,
Señor ten piedad. Señor ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos

Dios, Padre Celestial. Ten piedad de nosotros


Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,

Santa Trinidad, que eres un solo Dios,


Cristo, Pan vivo bajado del Cielo,

R. Quédate con nosotros, Señor.


Pan de los Ángeles,
Pan de fraternidad
Cuerpo y Sangre entregados por nosotros,
Cuerpo y Sangre que dan la vida.
Cuerpo y Sangre que alimentan la esperanza.,
Cuerpo y Sangre que fortalecen la fe
Cuerpo y Sangre, signos vivos de caridad.
Cuerpo y Sangre para acompañar el camino de los creyentes.
Cuerpo Y Sangre, presencia real del Salvador,
Cuerpo Y Sangre, alimento espiritual de la Iglesia,
Cuerpo y Sangre, consuelo y vida de los cristianos.
Cuerpo y Sangre, viático para a la vida eterna.

Por tu entrega en la cruz,


Por tu presencia silenciosa en los sagrarios,
Por tu soledad en el tabernáculo.
Por las ofensas a tu Presencia real,
Por las profanaciones que recibes
Por el olvido de tus mandamientos,
Por los odios que nos dividen
Por la violencia que vive tu pueblo.
Por la falta de compromiso de los creyentes,

Para que reine la paz,


Para que encontremos caminos de reconciliación,
Para que sintamos tu llamada a la conversión,
Para que vivamos unidos en la fe y en la verdad,
Para que reine la justicia que procede de tu amor,
Para que cesen los odios y las venganzas,
Para que triunfe el amor y la esperanza.
Para que perdonemos como Tú.
Para que santifiques y conserves tu santa Iglesia.
Para que santifiques, protejas y bendigas a tus sacerdotes,
Para que acompañes y lleves a su plenitud las vocaciones.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ...Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo…Óyenos Señor

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo...Ten piedad de nosotros.

Señor nuestro Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el


memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados
misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas
con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los
siglos. Amén.

ALABANZAS AL SANTISIMO SACRAMENTO


Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios
y verdadero hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea María Santísima la excelsa Madre de Dios
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendita sea María Santísima Madre de la Iglesia.
Bendito sea su castísimo esposo San José.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

LETANÍA DE REPARACIÓN
A NUESTRO SEÑOR EN LA EUCARISTÍA
(Para uso privado solamente)
Señor, Ten piedad de nosotros.
Cristo, Ten piedad de nosotros.
Señor, Ten piedad de nosotros.
Cristo, Óyenos.
Cristo, Benignamente óyenos.
(La respuesta es: Ten piedad de nosotros)
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Santa Trinidad, un solo Dios,
Sagrada Hostia, ofrecida por la salvación de los pecadores,
Sagrada Hostia, anonadada en el altar para nosotros y por nosotros,
Sagrada Hostia, despreciada por los cristianos tibios,
Sagrada Hostia, signo de contradicción,
Sagrada Hostia, entregada a los judíos y herejes,
Sagrada Hostia, insultada por los blasfemos,
Sagrada Hostia, Pan de los ángeles, dado a los animales,
Sagrada Hostia, tirada en el lodo y pisoteada,
Sagrada Hostia, deshonrada por los sacerdotes infieles,
Sagrada Hostia, olvidada y abandonada en tus iglesias.
Sé misericordioso con nosotros, Perdónanos, oh, Señor.
Sé misericordioso con nosotros, Escúchanos, oh, Señor.
(La respuesta es: Te ofrecemos nuestra reparación)
Por el ultrajante desprecio de este maravilloso Sacramento,
Por tu extrema humillación en tu admirable Sacramento,
Por todas las comuniones indignas,
Por las irreverencias de los malos cristianos,
Por la profanación de tus santuarios,
Por los copones deshonrados y llevados a la fuerza,
Por las continuas blasfemias de los hombres impíos,
Por la impenitencia y traición de los herejes,
Por las conversaciones indignas en tus santos templos,
Por los profanadores de tus iglesias, a las que han profanado con sus
sacrilegios,
Para que plazca aumentar en todos los cristianos la reverencia debida a
este adorable Misterio, Te suplicamos, óyenos.
Para que te plazca manifestar el Sacramento de tu amor a los herejes,
Te suplicamos, óyenos.
Para que te plazca que los insultos de aquellos que te ultrajan sean más
bien dirigidos hacia nosotros, Te suplicamos, óyenos.
Para que te plazca misericordiosamente recibir esta nuestra humilde
reparación,
Te suplicamos, óyenos.
Para que te plazca hacer nuestra adoración aceptable a Ti,
Te suplicamos, óyenos.
Hostia Pura, Escucha nuestra oración.
Hostia Santa, Escucha nuestra oración.
Hostia Inmaculada, Escucha nuestra oración.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, oh, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Benignamente óyenos,
oh, Señor. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten
misericordia de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
V. Mira, oh, Señor, nuestra aflicción,
R. Y da gloria a tu Santo Nombre.

Oremos
Señor Jesucristo, que te dignas permanecer con nosotros en tu maravilloso
Sacramento hasta el final del mundo, para darle a tu Padre, por la memoria
de tu Pasión, gloria eterna, y para darnos a nosotros el Pan de vida eterna:
concédenos la gracia de llorar, con corazones llenos de dolor, por las
injurias que Tú has recibido en este Misterio adorable, y por los muchos
sacrilegios que cometen los impíos, los herejes y los católicos. Inflámanos
con deseo ardiente de reparar todos estos insultos a los que, en tu infinita
misericordia, has preferido exponerte antes que privarnos de tu Presencia
en nuestros altares. Tú, que con Dios Padre y el Espíritu Santo vives y
reinas, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén

Oración a Jesús solitario en el Santísimo Sacramento


(antes de acostarse)

¡Oh, Divino Jesús! que durante la noche estáis solitario en tanto


tabernáculos del mundo, sin que ninguna de vuestras criaturas vaya a
visitaros y adoraros. Yo os ofrezco mi pobre corazón, deseando que todos
sus latidos sean otros tantos de amor y adoración. Vos, Señor, estáis
siempre en vela bajo las especies Sacramentales, vuestro amor
misericordioso nunca duerme ni se cansa de velar por los pecadores.

¡Oh, Jesús amantísimo!, ¡Oh, Jesús solitario!, haced mi corazón cual


lámpara encendida; en caridad se inflame y arda siempre en vuestro amor.
Vela ¡oh centinela Divino!, vela por el mísero mundo, por los sacerdotes,
por las almas consagradas, las extraviadas, por los pobres enfermos cuyas
noches interminables necesitan tu fortaleza y tu consuelo, por los
moribundos y por ésta tu humilde sierva que, para mejor servirte, descansa
pero sin alejarse de Ti, de tu Sagrario... donde vives en la soledad y el
silencio de la noche.

Sea siempre bendito, alabado, adorado, amado y reverenciado el Corazón


Sagrado de Jesús en todos los Sagrarios del mundo. Amén.

Que la lengua humana Cante


Que la lengua humana Adorad postrados
cante este misterio: este Sacramento,
la Preciosa Sangre cesa el viejo rito,
y el Precioso Cuerpo. se establece el nuevo;
Quien nació de Virgen, dudan los sentidos
Rey del Universo, y el entendimiento;
por salvar al mundo que la fe los supla
dio su Sangre en precio. con asentimiento.
Se entregó a nosotros, Himnos de alabanza,
se nos dio naciendo bendición y obsequio;
de una casta Virgen; por igual la gloria
y, acabado el tiempo, y el poder y el reino
tras haber sembrado al eterno Padre
la Palabra al pueblo, con el Hijo eterno,
coronó su obra y al divino Espíritu
con prodigio excelso. que procede de ellos. Amén.

También podría gustarte