Cómo Hacer Un Plan de Clases Efectivo

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¿Cómo hacer un plan de clases efectivo?

Programa de Formación de Académicos


Dra. Ma. Luisa Crispín Bernardo / 2015

Al planear es necesario relacionar los objetivos con los temas del curso. Es
necesario hacer una especie de mapa o esquema donde podamos ver claramente
dicha relación. Esto es muy útil para el profesor porque le permite decidir mejor la
secuencia en la que se pueden desarrollar los temas a lo largo del curso.


¿Cómo hacer un plan Ahora es tiempo de pensar qué tipo de actividades
de clases efectivo? pueden ayudar a que los estudiantes logren el objetivo.

Es útil reflexionar en: ¿Qué tuvo que hacer usted para aprender? ¿Qué quiere
que sus estudiantes aprendan? ¿Qué aspectos pueden ser más problemáticos?
¿Cuál es el nivel de dificultad? ¿Qué obstáculos enfrentó o podría enfrentar?

Un objetivo de aprendizaje, generalmente, comprende un contenido conceptual


y también alguna habilidad; por ejemplo, en: “Será capaz de identificar los
problemas ambientales en un determinado contexto a partir del análisis de….”, el
contenido es “problemas ambientales” y la habilidad es “identificar”.

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Para que una persona aprenda debe ejercitar ciertos procesos del pensamiento
como ser capaz de organizar y elaborar la información; para esto se recomiendan
actividades como hacer resúmenes, subrayar las ideas principales, decir con
sus palabras lo aprendido, hacer mapas conceptuales o esquemas, hacer una
especie de acordeón, hacer comparaciones entre dos posturas teóricas o dos
autores, buscar qué ideas trata de demostrar o argumentar el autor, etc.

Una clase siempre deberá tener una introducción, un desarrollo y una síntesis.

a. La introducción Debe dar a conocer lo que se va a aprender, qué relación

tiene eso con aprendizajes anteriores y por qué es importante en la formación


del futuro egresado o para su vida. Es conveniente hacer algunas preguntas a
los estudiantes con el fin de identificar sus conocimientos o experiencias previas;
también es importante involucrarlos desde el inicio en un aprendizaje activo, ya
que aprendemos más y mejor si nos involucramos y ejercitamos el pensamiento.

b. Desarrollo del tema Esto se puede hacer de muy diversas maneras.


Algunas veces, después de la introducción, el profesor puede llevar a cabo una
exposición; ésta debe ser ordenada, clara y los términos que se usen deben
ser conocidos por los alumnos; si no, puede usarse alguna analogía para
lograr su comprensión. El profesor debe procurar fijarse en las actitudes de los
estudiantes para saber si están atentos; de pronto es útil lanzar alguna pregunta.
Se recomienda que la exposición no dure más de cuarenta o cincuenta minutos
seguidos; asimismo, se sugiere que al principio se planteen algunas preguntas
y que los estudiantes tomen apuntes para propiciar una escucha activa y lograr

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una atención óptima. Si el profesor se apoya en un PowerPoint, de preferencia no
debe pasárselo a los alumnos, pues seguramente se confiarán y pondrán menos
atención.

Después de la exposición se recomienda que los estudiantes hagan algún ejercicio


que les permita comprender y poner en práctica lo que se explicó. Algunas veces
el trabajo puede ser individual y otras en equipo, ya que esto último ayuda a que
unos estudiantes le expliquen a otros. Puede hacer que los alumnos escriban
las ideas principales de lo que se ha visto, que formulen algunas preguntas
que podrían venir en un examen, que hagan un esquema con los principales
puntos o un mapa conceptual; los estudiantes también pueden hacer ejercicios
de aplicación, resolver algún problema, exponer un caso o presentar un ejemplo
en el que puedan aplicar algo de lo visto. Otro ejercicio consiste en explicarle al
compañero de al lado lo que se entendió.

También se puede dividir al grupo, darles una pequeña lectura y pedirles que
sinteticen las principales ideas porque tendrán que explicarlas a la otra mitad.
Pídales que piensen en algunos contraargumentos, problemas o dudas en relación
con lo que plantea la lectura; de un tiempo razonable de acuerdo con la extensión
y dificultad. Procure iniciar con lecturas no muy complicadas para entrenar a los
estudiantes y poco a poco vaya aumentando la complejidad.
Algunas veces puede empezar la clase con alguna actividad que les permita
a los alumnos identificar sus conocimientos previos; también puede empezarla
con algún problema que no puedan resolver. De esta manera la explicación o la
posible lectura tendrán más sentido porque los ayudará a entender y a resolver
el problema.

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c. Cierre y síntesis Siempre es importante terminar la clase haciendo una
una síntesis de los principales puntos tratados o de los aprendizajes más
relevantes. Algunas veces lo puede hacer usted y otras veces le puede pedir a
sus estudiantes que lo hagan ellos; por ejemplo, les puede pedir que escriban
en media cuartilla lo que aprendieron, que escriban para qué piensan que es útil,
que formulen algunas preguntas que podrían venir en un examen o que hagan
un esquema con las ideas principales o donde se vean las relaciones de los
principales conceptos que han aprendido con lo que ya sabían.

d. Tareas o trabajos Las tareas pueden ser útiles para reforzar y aplicar lo

aprendido; también como un estudio previo para introducir nuevos contenidos.

Puede dejar de tarea alguna aplicación o ejercicio de lo visto en clase, o alguna


investigación o lectura previa para el nuevo contenido, de manera que la siguiente
sesión inicie con la revisión de la tarea y recordando brevemente lo que se vio en
la clase anterior para poder relacionar los temas. Recuerde: un principio básico
del aprendizaje es relacionar los conocimientos entre sí.

Si se trata de que los estudiantes desarrollen ciertas habilidades como resolver


problemas, argumentar sus ideas o decidir si una estrategia es mejor que otra y
por qué, la única manera es ejercitándolas, de modo que debe diseñar actividades
en las que los estudiantes tengan oportunidad de hacerlo.

Es importante que usted planee su clase para que el trabajo sea constante y
moderado; es decir, realizable. Se trata de que el estudiante adquiera el hábito
del estudio desde el inicio de las clases y durante todo el semestre, y no sólo

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hasta el final o cuando haya un examen. Es parte de la formación integral que el
estudiante se vuelva responsable y adquiera buenos hábitos.

Para que el alumno cumpla con sus tareas, éstas se deben revisar. Usted puede
hacerlo en clase o pidiendo que se la entreguen al final. No se trata de que siempre
la hagan bien, sino de que intenten hacer las cosas de la mejor manera y puedan
corregir sus errores. Las tareas pueden tener un porcentaje en la calificación.

Algunos maestros, cuando tienen grupos grandes, revisan sólo una muestra
de las tareas avisando previamente a los estudiantes que así lo harán; otros las
recogen y las resuelven de manera colectiva, escogiendo a algunos alumnos
para que escriban las respuestas en el pizarrón. En fin, hay muchas formas de
hacerlo, pero lo importante es que las tareas sirvan para lograr los objetivos de
aprendizaje; poco a poco los estudiantes verán su beneficio y encontrarán la
razón para realizarlas. Procure que hagan algunas tareas o trabajos en equipo,
así se ayudarán entre ellos y, a la vez, tendrán tiempo de socializar. Deje tareas
que impliquen un reto o que los hagan ir a la biblioteca, a hacer una visita, a
entrevistar a alguien o a investigar; trate de dejar actividades donde lo aprendido
se pueda vincular con la realidad, de esta manera el aprendizaje tendrá mucho
más sentido y será más significativo.

Algunos de nuestros mejores profesores han compartido con nosotros los


siguientes consejos:

• Estudia muy bien los contenidos de la materia, domínalos, de esta manera


podrás organizar mejor el curso, tendrás claros los aspectos más relevantes
y los puntos que pueden ser más difíciles de comprender. Uno se da cuenta
de que realmente aprendió cuando es capaz de explicárselo a otra persona.

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• Planea muy bien tu materia, busca material de apoyo, libros, artículos de
revistas, películas, imágenes, software, música. Piensa en actividades
interesantes relacionadas con el objetivo de aprendizaje de manera que los
alumnos se involucren en el aprendizaje.

• Pon retos a tus alumnos que puedan alcanzar, pero que al mismo tiempo les
representen un esfuerzo; para ello necesitas hacer una evaluación previa
que te permita saber con qué tipo de conocimientos y habilidades cuentan
tus estudiantes.

• Procura observar a tus alumnos, así sabrás si te están siguiendo, si


comprenden, si tienen interés, si las actividades les ayudan a aprender o no.
Esto te permitirá tomar decisiones para mejorar; por ejemplo, cambiar de
actividad cuando ya no están concentrados, revisar algún tema si no quedó
claro, dejar otro tipo de ejercicios, etc.

• Explica a tus estudiantes qué sentido tiene lo que van a aprender para su
formación profesional y para su vida.

• Procura que tus estudiantes puedan vincular los contenidos de la materia


con la realidad por medio de visitas, resolución de problemas, casos reales o
algún proyecto. Da muchos ejemplos de tu práctica profesional; aprovecha
tu experiencia y conocimiento práctico.

• Fomenta el trabajo en equipo, de esta forma los estudiantes podrán aprender


entre ellos y ayudarse mutuamente.

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• Realiza actividades en las que los pongas a pensar, que sean innovadoras y
que les permitan un aprendizaje activo y participativo.

• Lleva a cabo algunas actividades que les permitan reflexionar sobre su


proceso de aprendizaje; por ejemplo, pídele a un alumno que le explique a los
demás el objetivo de la actividad, así como el proceso que siguieron, ya sea
en forma escrita u oral. De esta manera aprenderá tanto el que explica como
los otros estudiantes porque se darán cuenta de que hay diferentes formas
de resolver un problema o distintos procesos para realizar las actividades y
lograr un objetivo.

• Llama a los estudiantes por su nombre; utiliza alguna estrategia que te permita
aprendértelo. Algunos profesores, cuando los alumnos se presentan, les
piden que digan algo que les interese mucho o alguna de sus cualidades y lo
anotan; de esta manera relacionan el nombre con el interés. Otros profesores
les piden una foto, pasan lista para recordarlos o toman una foto del grupo y
le ponen sus nombres.

• Ten confianza en tus estudiantes, cree en ellos, en sus capacidades, en sus


potencialidades y en su buena intención.

• Sé un modelo para tus estudiantes; da todo lo que puedas, demuéstrales


que te interesan. Da cada clase como si fuera la última que vas a dar; invita
a los estudiantes a que asuman la responsabilidad de su propia vida.

• Asegúrate de que las reglas sean claras desde el primer día y sé consistente

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con ellas. Establece sólo las reglas necesarias para que pueda haber un
clima de respeto que favorezca el aprendizaje y procura que tus estudiantes
aprendan a manejar su libertad y su responsabilidad. Revisa el Reglamento
de Estudios de Licenciatura.

• Procura que cada estudiante dé lo mejor de sí mismo; no se debe aceptar un


trabajo mediocre. Para lograr esto debes decirles claramente lo que esperas
de ellos; explícales las características de un buen trabajo para orientarlos en
su realización.

• Retroalimenta a tus estudiantes; señala lo que hicieron bien y lo que no para


que puedan corregirlo. A veces vale la pena dar una segunda oportunidad
si esto favorece el crecimiento de la persona.

En síntesis, ser profesor es una gran responsabilidad porque no sólo implica


poner los medios para que los estudiantes aprendan lo relativo a la materia, sino
también formar personas íntegras y responsables. Esto lo hacemos todos los
días, a veces de forma no tan explícita, mediante nuestras vivencias, nuestro
ejemplo, la forma en la que nos relacionamos con los estudiantes y permitimos
que se relacionen entre sí, la manera en la que exigimos que den lo mejor de
sí y se comprometan con su aprendizaje, el modo en el que les pedimos que
argumenten sus opiniones, que tengan autodisciplina y que se valoren a sí mismos
porque nosotros los valoramos y confiamos en ellos, en sus capacidades y en sus
posibilidades de crecimiento y desarrollo.

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