La Defensa de Los Esclavos en L'esclavage Des Noirs (Olympe de Gouges, 1792)

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 19

CAPÍTULO 23

LA DEFENSA DE LOS ESCLAVOS EN L’ESCLAVAGE DES


NOIRS (OLYMPE DE GOUGES, 1792)

ESPERANZA DE JULIOS COSTAS


Universidad de Sevilla, España

RESUMEN
El periodo prerrevolucionario es una época efervescente en Francia y el contexto en el
que Olympe de Gouges (1748-1793) se consagra a la redacción de sus obras, lo que le
permite incorporarse a la vida pública parisina y a los debates más controvertidos del
momento. De origen burgués, Gouges no dominaba la lengua francesa, cuestión que
no le impidió, sin embargo, publicar sus obras y manifestar sus protestas y reivindica-
ciones, llevándolas, incluso, a la escena de la Comédie Française.
En L’Esclavage des Noirs (1792) la dramaturga analiza la problemática de la esclavitud
desde una perspectiva ilustrada, ya que considera que todos los seres humanos deben
gozar de los mismos derechos y libertades, con independencia de su sexo y de su raza.
No debe pasar desapercibido que el tema principal de esta pieza de teatro entra en
colisión con los intereses económicos de la Francia de una época en la que se habían
alzado voces tanto a favor como en contra de la esclavitud. Por tanto, la obra llevaría
aparejados para su autora numerosos problemas de diversa índole que pudieron con-
ducirla a la cárcel. Este es el motivo por el que Olympe de Gouges escribirá varias
versiones de la pieza entre 1785 y 1792.
El carácter novedoso de la obra reside en que Olympe de Gouges lleva al teatro una
temática antiesclavista, abordándola desde el subgénero del drama, lo que la distingue
para la posteridad por haber escrito la primera obra dramática abolicionista. Además,
es necesario subrayar que Olympe de Gouges realiza una defensa, no solo de los escla-
vos, sino de otros grupos vulnerables de la sociedad, ya que aborda, de manera secun-
daria, la cuestión de los derechos de los hijos ilegítimos, así como los de las mujeres.
De este modo, la autora no solo se enfrenta al lobby colonial, sino también a aquellos
que eran manifiestamente contrarios a la igualdad de derechos entre hombres y muje-
res.
A pesar de haber recibido una educación insuficiente, Olympe de Gouges consiguió
superar los obstáculos que encontró en el camino, materializando en sus obras una
lucha incansable en favor de los grupos más vulnerables de la sociedad.

PALABRAS CLAVE
Colonialismo, Derechos civiles, Esclavitud, Igualdad, Literatura.

– 399 –
INTRODUCCIÓN
Los primeros escritos de autores franceses a favor de la abolición de la
esclavitud comienzan a aparecer a mediados del siglo XVIII, siendo
Montesquieu el primero en tratar el tema en 1748 en su obra L’Esprit
des lois. En 1755, Jaucourt redacta la entrada “Esclavage” de la Encyclo-
pédie y, en 1781, Condorcet publica sus Réflexions sur l’esclavage des
Nègres. Sin embargo, la causa abolicionista contaba con numerosos ad-
versarios.
En 1785 Olympe de Gouges escribe Zamore et Mirza ou l’heureux nau-
frage, versión inicial de L’Esclavage des Noirs (1792), cuya relevancia re-
side, entre otros aspectos, en haber llegado a la escena de la Comédie
Française aun habiendo sido escrita por una mujer. Hecho, sin duda,
meritorio teniendo en cuenta el riesgo que suponía escribir una obra de
temática abolicionista, ya que se oponía claramente a los sectores de la
sociedad que se lucraban gracias al mantenimiento de la esclavitud y de
la trata.
Hasta ese momento, se habían publicado escritos de diversos tipos refe-
rentes a la esclavitud, pero ninguno se adentraba en el género dramático,
lo que convierte a Olympe de Gouges en pionera en este campo. Ma-
lingret (2016, p. 189) indica que, aunque varios ilustrados habían escrito
sobre la esclavitud antes que ella, esta seguía siendo una cuestión mino-
ritaria para el gran público. Consideramos, por tanto, que L’Esclavage
des Noirs no es una obra menor, dado que tuvo un cierto impacto en su
época, independientemente de las críticas favorables o desfavorables que
recibiera y de las representaciones convulsas de que fue objeto.
Llegados a este punto, nos hemos propuesto dar respuesta a dos cuestio-
nes: a) por un lado, si esta pieza es característica de la producción litera-
ria de Olympe de Gouges y, en caso afirmativo, determinar cuáles son
los rasgos que permiten sostener esta afirmación; y b) por otro, definir
hasta qué punto L’Esclavage des Noirs, ou l’heureux naufrage responde
fielmente a la realidad social del momento y constituye un reflejo con
nitidez los debates de la época acerca de la esclavitud. Para ello, estruc-
turaremos nuestro trabajo en los siguientes apartados: 1. abordaremos
sucintamente, en primer lugar, algunos rasgos de la esclavitud durante

– 400 –
el siglo XVIII; 2. en un segundo momento, nos centraremos en el aná-
lisis de la obra aludiendo a su contexto de producción y representación,
así como a las críticas que recibió; 3. en el siguiente epígrafe, elaborare-
mos un estudio de la obra a partir de la teoría de los esquemas actanciales
de Greimas (Ubersfeld, 1997), que nos permitirá extraer conclusiones
que respondan a las cuestiones que nos hemos planteado; 4. todo lo an-
terior, nos permitirá realizar unas consideraciones conclusivas.
Es preciso indicar, por último, que en la elaboración de este trabajo nos
hemos servido de una metodología interdisciplinar, en tanto que, a par-
tir de un estudio literario de L’Esclavage des Noirs, hemos llevado a cabo
un estudio histórico sobre las condiciones en las que (sobre)vivían los
esclavos durante el siglo XVIII. Esta perspectiva metodológica es com-
patible con una orientación feminista que se relaciona con el análisis de
la historia de la obra, esto es, con las vicisitudes a las que hubo de hacer
frente Olympe de Gouges para lograr su objetivo: que su obra fuera re-
presentada en la escena de la Comédie Française.

1. HISTORIA DE LA ESCLAVITUD EN EL SIGLO XVIII


Siguiendo a Tarrade (1997, p. 412), las grandes aventuras de ultramar
que dieron lugar a los descubrimientos de África y de América, propi-
ciarían una eclosión del fenómeno de la esclavitud125. La primera impor-
tación de esclavos negros a las colonias francesas de América tiene lugar
en 1626, autorizada por el cardenal Richelieu. Más tarde, en 1642, será
el rey Luis XIII quien, mediante un decreto, permita la trata de esclavos
siempre y cuando estos sean convertidos al cristianismo. Así es como
empiezan a desarrollarse las distintas compañías que llevan a cabo el co-
mercio triangular, según Charon y Michon (2018, p. 23). Las embarca-
ciones partían de las metrópolis cargadas de mercancías con las que com-
prar individuos en las costas africanas. Una vez allí, debían conseguir
personas suficientes para llenar el barco y después poner rumbo a Amé-
rica, donde intercambiarían personas por productos coloniales. Este

125Atendiendo a Tarrade (1997, p. 412) y a Morenas (1978, pp. 38-39), la idea de sustituir a los
amerindios por africanos se ha atribuido erróneamente a Bartolomé de Las Casas, sacerdote
español que viajó a las colonias con el fin de cristianizar.

– 401 –
proceso podía durar entre tres y seis meses y no siempre era pacífico: se
han documentado revueltas durante la navegación, como la acontecida
en 1738, cuando la tripulación del Affriquain recurrió al uso de armas
de fuego para poner fin al motín organizado por los esclavos (Charon y
Michon, 2018, pp. 63, 67).
Por otra parte, sabemos que existía un conjunto de leyes que regulaba la
esclavitud: el Code noir o Código negro, redactado por Colbert y publi-
cado de manera póstuma en 1685. Los objetivos principales del texto
eran imponer la religión católica a los esclavos; regular el destino de los
niños fruto de relaciones entre esclavos; definirlos como bienes muebles
y, por tanto, carentes de derecho a poseer bien alguno ni a casarse sin el
acuerdo de sus propietarios. Tampoco podían ejercer la paternidad con
sus hijos, puesto que estos pasaban automáticamente a pertenecer al
dueño de los padres. Finalmente, el Code noir aspiraba a limitar los abu-
sos de los dueños para con sus esclavos. No obstante, destacamos el ca-
rácter contradictorio del texto, ya que considera a los esclavos como seres
humanos en el ámbito religioso, pero no en el aspecto jurídico. Es más,
Tarrade (1997, p. 412) apunta que “le Code noir n’a véritablement été
appliqué que dans sa partie négative”, es decir, que los propietarios colo-
niales vigilaron de cerca el cumplimiento de determinadas disposiciones
del reglamento, al tiempo que se despreocuparon del cumplimiento de
otras obligaciones, como los aspectos relativos a su evangelización o la
limitación de los abusos y malos tratos de que eran objeto. En este sen-
tido, Tarrade (1997, p. 412) atribuye a los filósofos el mérito de la abo-
lición que se produce, provisionalmente, en 1794 y, con carácter defini-
tivo, en 1848.
En efecto, durante el siglo XVIII se desarrolla una corriente de pensa-
miento contraria a la esclavitud y a la trata que conducirá, irremediable-
mente, al fin de estas prácticas. Así, a mediados de siglo, el movimiento
se inclina más en la dirección de combatir la trata, lucha que cristaliza
en la fundación de una sociedad antiesclavista en Londres en 1787, en
cuyos estatutos se basará la Société des Amis des Noirs fundada en París
en 1788. A ella pertenecieron personalidades como Mirabeau, el abate
Grégoire o La Fayette, algunos de los cuales dejaron constancia de la
pertenencia de Olympe de Gouges a esta sociedad, que sería una de las

– 402 –
pocas mujeres que formarían parte de ella (Tarrade, 1997, pp. 414-415;
Blanc, 2014, p. 89-92). Esta asociación hizo grandes esfuerzos por mo-
dificar el orden de cosas en lo que concernía a la esclavitud, pero la pre-
sión ejercida por los clubes formados por partidarios de la esclavitud,
que se organizaron en asociaciones como el Club Massiac, impidió que
se llevara a cabo cualquier tipo de reforma.
Parece necesario destacar, no obstante, que existían dos debates funda-
mentales sobre el tema: a) por una parte, se discutían los motivos por
los que derogar -o no- la esclavitud, que acabaría también con la trata
de esclavos; b) por otra parte, se debatía sobre la forma más adecuada de
abolir la esclavitud, en el caso de que finalmente se tomara dicha deci-
sión, en relación con la cual sus partidarios se debatían entre una aboli-
ción progresiva y una abolición radical126. Respecto al primer debate, los
defensores de la esclavitud y de la trata eran, principalmente, quienes
obtenían beneficios de su mantenimiento, es decir, la burguesía de las
ciudades portuarias, como Burdeos o Nantes, y los propietarios de terri-
torios en las colonias.
Mientras en la metrópolis se debatían estas cuestiones, en la isla de Santo
Domingo, en agosto de 1791, se produjo una revuelta de esclavos que,
sumada al inicio de la Primera Coalición, propiciaría la implantación
del decreto del 4 de febrero de 1794, que abolía la esclavitud en todas
las colonias francesas. Esta decisión de la Convención ratificaba la abo-
lición de la esclavitud en Santo Domingo, que se había producido el 29
de agosto de 1793. No obstante, la trata continuó ejerciéndose en las
islas que hoy en día conocemos como Reunión y Mauricio (Tarrade,
1997, p. 415; Charon y Michon, 2018, pp. 174-175; Gauthier, 1993,
p. 742).
Sin embargo, el 20 de mayo de 1802 Bonaparte vuelve a instaurar la
esclavitud, que se regiría de nuevo por el Code noir de 1685, un texto
con más de 125 años de antigüedad. Bonaparte, además, intenta

126Condorcet, en Réflexions sur l’esclavage des nègres (1781), y Jaucourt, en el artículo


“Esclavage” de L’Encyclopédie, abogan por la abolición gradual de la esclavitud, considerando
que, de otro modo, numerosos esclavos se verían obligados a mendigar y, por tanto, quedaría
abocados a la muerte.

– 403 –
reconquistar la isla de Santo Domingo a pesar de que allí ya se había
proclamado una constitución que la hacía independiente de la metró-
polis (Tarrade, 1997, p. 415; Charon y Michon, 2018, p. 175). En los
años sucesivos, otras potencias derogarían la esclavitud y la trata, como
Dinamarca en 1803 o Estados Unidos y Gran Bretaña en 1807. Esta
última ejerce una gran presión sobre aquellos países que aún no habían
aprobado la abolición, hasta el punto de que consigue imponerla en el
Congreso de Viena que se desarrolla entre 1814 y 1815.
Finalmente, Napoleón suspendió la trata el 29 de marzo de 1815, deci-
sión ratificada por Luis XVIII durante la Restauración mediante un ar-
tículo que se añadió al tratado firmado con Inglaterra en 1815 e instru-
mentada por una ordenanza que se publicó el 8 de enero de 1817
(Morenas, 1978, p. 100). Sin embargo, algunos autores indican que la
trata seguiría practicándose de manera ilegal en Francia hasta el año
1848 (Charon y Michon, 2018, p. 175).

2. HISTORIA DE L’ESCLAVAGE DES NOIRS (1792)


L’Esclavage des Noirs127 (1792) pertenece al subgénero del drama128 y,
por ende, al teatro de ideas, y tiene como eje temático la defensa de los
esclavos, en una situación particularmente lacerante en el contexto de la
Francia del XVIII. Esta obra es, en nuestra opinión, una pieza especial-
mente representativa del teatro de Olympe de Gouges y del conjunto de
su producción literaria, y es representativa de la modernidad de sus
ideas, en tanto que defiende la liberación de los dominados, en este caso,
de los esclavos. Ello se observa en el estilo que Olympe de Gouges utiliza
para la redacción de la pieza, ya que emplea un lenguaje accesible para
la mayor parte del público, dado que pretendía sensibilizar a la sociedad,

127 Parece ser que, entre 1785 y 1788, la obra recibió el nombre de Zamore et Mirza, ou l’heureux

naufrage, denominación que después evolucionaría a L’Esclavage des Nègres, ou l’heureux


naufrage, en 1789 para acabar llamándose L’Esclavage des Noirs, ou l’heureux naufrage a partir
de 1790 (Blanc, 2014, pp. 90, 93, 96, 99; Noack y Duclos, 1993, pp. 61, 78).
128 Como señala Le Hir (1994, p. 67), el drama nació como un puente entre la comedia y la
tragedia. Este nuevo género utilizó la prosa con el fin de llegar a una audiencia mayor, en
oposición a las obras en verso, solo accesibles a nivel lingüístico para los estratos más altos de
la sociedad.

– 404 –
es decir, lograr la máxima difusión con el fin de que otros se sumaran a
su causa.
No se nos debe escapar que la temática de la obra suscitaba rechazo en
amplios sectores sociales y que, a causa de ella, se produjeron numerosos
desencuentros que enfrentaron a la autora con la Comédie Française, ya
que la esclavitud causaba división de opiniones y una gran polémica en
la época. Su tema principal, que responde a una idea novedosa y esen-
cialmente moderna, como es la igualdad de todos los seres humanos,
suscitó un enfrentamiento con los terratenientes coloniales afincados en
Francia, que defendían la esclavitud en nombre de la economía nacio-
nal. Además, para ellos “the danger of Gouges’s play was not so much its
content, but rather the fact that it brought attention to and openly discussed
the issue of slavery” (Le Hir, 1994, p. 78) en un momento en el que el
encubrimiento de estas prácticas se había convertido en su estrategia po-
lítica.
Escrito entre 1783 y 1784, el drama fue leído en la Comédie Française el
8 de junio de 1785, gracias a la protección de Madame de Montesson,
con el nombre de Zamore et Mirza, ou l’heureux naufrage (Noack y
Duclos, 1993, pp. 61, 63; Blanc, 2014, p. 92). Dado que la institución
no se decidía a representar el drama, los conflictos entre las partes co-
menzaron a sucederse, de modo que, el 7 de septiembre de 1785, la pieza
fue retirada del repertorio hasta 1789. Ante esta circunstancia, Olympe
de Gouges busca la protección del duque de Duras, responsable del tea-
tro en la corte, quien, sin embargo, la amenaza con una lettre de cachet
(Noack y Duclos, 1993, pp. 64-66), de la que finalmente se libra.
Todo lo anterior concita la decisión de Olympe de Gouges de publicar
Zamore et Mirza, ou l’heureux naufrage junto con las Réflexions sur les
hommes nègres en 1788 (Blanc, 2014, p. 90). En estas Réflexions (Gouges
y Groult, 1986, pp. 83-87) que acompañan a la obra dramática, se con-
tienen algunas afirmaciones que no debemos ignorar: a) en primer lugar,
afirma Gouges que la esclavitud de la raza negra es debida a los prejuicios
y a los intereses de los blancos; b) añade, por otra parte, que la compa-
sión que le suscita la situación de los negros, le ha impulsado a escribir
su primera obra dramática teniendo como eje principal el tema de la

– 405 –
esclavitud; c) en tercer lugar, más allá de las consideraciones específicas
sobre la esclavitud de la raza negra, la obra está impregnada de una mar-
cada reivindicación de la igualdad de todos los seres humanos indepen-
dientemente de sus circunstancias personales; d) por último, este escrito
es un testimonio claro de los desencuentros entre Olympe de Gouges y
la compañía teatral de la Comédie Française, que, como se ha indicado
con anterioridad, excluyó de su repertorio la representación de esta obra
durante cuatro años. Al hilo de ello, Gouges lanza una serie de diatribas
contra la Comédie Française reprochándole la negativa de la compañía a
poner sobre el escenario a personas de color y aconsejando a los actores
sobre la forma de vestir y de hablar durante la representación.
Así pues, tanto la obra de teatro como el texto que la precede condenan
fervientemente la trata de esclavos y la esclavitud, ya que la autora mues-
tra su deseo de poner fin a tales actividades: “Quand s’occupera-t-on de le
changer [le sort des Nègres] ou du moins de l’adoucir ? (…) L’homme par-
tout est égal” (Gouges y Groult, 1986, p. 84). Convencida de la igualdad
de todos los individuos, reivindica que dicha igualdad en materia de de-
rechos se vea reflejada en las leyes para garantizar la supresión de los
abusos y permitir su pleno desarrollo en cuanto personas.
Por otro lado, debido a que la Comédie Française no había vuelto a in-
cluir su pieza de teatro en el repertorio, Olympe de Gouges presenta una
denuncia ante las autoridades que podría sumir a la institución en un
proceso judicial, lo cual motivó que finalmente se fijara la fecha de la
primera de las tres representaciones que se llevaron a cabo entre diciem-
bre de 1789 y enero de 1790 (Noack y Duclos, 1993, p. 63; Blanc, 2014,
pp. 92-93).
Représentée le 28 décembre 1789 devant une salle déchaînée dans son
opposition, ce drame en trois actes se vit priver de lendemain à cause,
en partie, de l’acharnement des « Colons » qui profitaient du maintien
de l’esclavage. (Trott, 2000, p. 35)

En efecto, los terratenientes coloniales tenían interés en que la represen-


tación no se celebrase, por lo que la entorpecieron con ruidos constantes,
entre los cuales también se escucharon aplausos, según indica Blanc
(2014, pp. 95-97).

– 406 –
Por su parte, las críticas en la prensa partidaria del Club Massiac fueron
crueles y cargadas de misoginia. Así lo muestra Blanc (2014, p. 98), que
recoge la siguiente cita de la edición del periódico Chronique de Paris del
29 de diciembre de 1789: “Nous répéterons seulement avec le poète Piron
qu’il faut de la barbe au menton pour faire un bon ouvrage dramatique”.
De hecho, Marie-Pierre Le Hir (1994, p. 65) afirma: “it is obvious that
Gouges’s drama has not been evaluated seroiusly simply because she was a
woman and a militant feminist”. En este sentido, no debemos ignorar las
dificultades que entrañaba el hecho de ser mujer a la hora de participar
en la vida pública y, en este caso, de dedicarse a la literatura, un campo
todavía reservado al sexo masculino. Por tanto, las críticas negativas a la
obra lo fueron aún más debido a que había sido escrita por una mujer
(Noack y Duclos, 1993, p. 82).
No obstante, no todas las críticas fueron negativas, ya que Blanc apunta
que el periódico Le Modérateur fue imparcial al juzgar “honorable pour
Mme de Gouges d’avoir dit il y a trois ans, en faveur des Nègres, ce que
disent à présent tous les esprits raisonnables” (2014, p. 98), por lo que atri-
buye un cierto mérito a la autora por haberse expuesto de tal manera.
La segunda representación se celebró tres días más tarde, el 31 de di-
ciembre de 1789, a pesar de que Olympe de Gouges había solicitado
que se pospusiera con el fin de modificar los pasajes que no habían re-
sultado del agrado del público (Blanc, 2014, pp. 98-99). La tercera y
última representación de L’Esclavage des Nègres tuvo lugar el 2 de enero
de 1790 aun contando con la oposición de la autora que, de nuevo, ha-
bía pedido un aplazamiento. Esto se debía a que, si tras tres representa-
ciones el teatro no había obtenido un beneficio mínimo, la pieza era
retirada del repertorio y pasaba a ser propiedad del teatro, lo que impe-
día a su creador llevarla a cualquier otra escena.
Ahora bien, Blanc (2014, p. 99) apunta que los actores de la Comédie
Française contaban con los medios suficientes para engañar acerca del
total de ganancias de cada representación, ya que no tenían obligación
de dejar constancia de los ingresos que generaba cada función. Por tanto,
no podemos evitar preguntarnos si es cierto que los beneficios fueron
tan bajos como se hizo ver o si, en realidad, los comediantes se

– 407 –
doblegaron ante la presión del lobby colonial. En este sentido, creemos
relevante subrayar que los propietarios coloniales contaban con una gran
influencia en la vida social parisina (Noack y Duclos, 1993, p. 76) y no
han faltado quienes han observado algún tipo de interés económico
como móvil de estas controvertidas y forzadas representaciones teatrales,
estableciendo conexiones económicas entre el Club Massiac y la Comédie
Française: “known for having offered or given money to political figures in
exchange for their influence on similar occasions” (Le Hir, 1994, p. 82).
Desconocemos, en cualquier caso, las razones últimas que subyacieron
a la decisión, pero lo cierto es que, tras esas convulsas representaciones,
la Comédie Française ejerció su derecho de apropiarse de la obra y reti-
rarla definitivamente del panorama teatral a pesar de los ruegos de la
autora para que la institución revocara esa decisión (Blanc, 2014, p. 99).

3. L’ESCLAVAGE DES NOIRS EN ESQUEMAS ACTANCIALES


Antes de proceder a explicar la trama y los esquemas actanciales que
hemos diseñado para analizar la obra que es objeto de este trabajo, cree-
mos necesario comentar algunos aspectos sobre el tiempo y espacio en
el que se desarrolla la acción con el fin de establecer un adecuado marco
explicativo que nos permita arribar a las conclusiones deseadas.
La acción sucede en dos espacios diferenciados de una isla situada en las
Indias: por un lado, la colonia francesa; por otro, una zona de la isla
alejada de la población. Respecto a la duración de la acción, esta no es
mayor a 24 horas, ya que la misma se desarrolla de manera continuada,
sin referencia alguna a una noche y sin interrupciones que puedan dar
lugar a pensar que transcurre más de un día entre el comienzo y el final.
En cuanto a su estructura, L’Esclavage des Noirs respeta las normas lite-
rarias del subgénero, ya que se divide en tres actos conforme al esquema
clásico planteamiento-nudo-desenlace. Por tanto, nos encontramos ante
una obra tradicional en su forma -teniendo en cuenta la modernidad del
subgénero del drama-, pero no en su contenido. Respecto a los persona-
jes, los principales son Zamor y Mirza (pareja de esclavos), Valère y So-
phie (pareja de franceses) y M. y Mme de Saint-Frémont (el gobernador
de la colonia y su esposa).

– 408 –
3.1. PRIMER ACTO: PRESENTACIÓN
El drama comienza con los esclavos Zamor y Mirza en una zona desierta
de la isla conversando sobre la igualdad biológica entre los europeos, los
terratenientes coloniales afincados en las colonias y los esclavos, que no
justifica las desigualdades que el orden social introduce. Zamor defiende
la igualdad natural de todos los seres humanos y rechaza cualquier dife-
rencia basada en el color de la piel. De repente, Zamor se percata de un
naufragio y, junto con Mirza, ambos corren a salvar al hombre y a la
mujer que navegaban en la embarcación. Podría establecerse aquí el pri-
mer esquema actancial:

Figura 1: Primer esquema actancial (acto I)

Expresado con palabras: Zamor y Mirza, por compasión, salvan a los


náufragos, acción que resultará beneficiosa para los cuatro, ya que los
esclavos se sienten gratificados y los náufragos ven sus vidas a salvo. Los
náufragos, Sophie y Valère, anuncian que han llegado hasta allí bus-
cando al padre de Sophie. Hemos establecido aquí el segundo de los
esquemas actanciales:

Figura 2: Segundo esquema actancial (acto I)

– 409 –
Es decir, Sophie emprende la búsqueda de su padre guiada por el senti-
miento de ausencia. Como adyuvante en esta tarea encontramos a
Valère, su esposo, y como oponentes a la familia de aquella, que fue
quien envió a su padre a América, y que aparece entre paréntesis dado
que esta información la encontraremos más adelante en la obra.
Luego, los esclavos cuentan a los franceses que Zamor había asesinado
al dueño de Mirza por abusar de ella y que, a consecuencia de ello, se
han visto obligados a huir de la colonia, ya que temen por su vida. Sop-
hie opina que el crimen debe ser exculpado y se muestra dispuesta a
impedir dicha ejecución. Valère decide ayudarla, cuando ve que un
grupo de esclavos dirigido por un indio y un intendente se acercan exi-
giendo el arresto de Zamor y de Mirza. En este punto hemos establecido
el siguiente esquema actancial:

Figura 3: Tercer esquema actancial (acto I)

En este caso, Sophie, sujeto del esquema actancial, guiada por el agra-
decimiento y la compasión, actúa en favor de la salvación de Zamor y
de Mirza, acción que será beneficiosa para los dos esclavos y para la cual
Sophie cuenta con la ayuda de Valère y con la oposición del intendente
de los esclavos del gobernador.

3.2. SEGUNDO ACTO: NUDO


Así llegamos al segundo acto, que comienza con una conversación entre
Betzi, doncella de Mme de Saint-Frémont, y Azor, lacayo de M. de
Saint-Frémont, el gobernador. Azor afirma que toda la colonia reclama

– 410 –
la ejecución de los esclavos. Coraline, esclava amiga de Betzi y Azor,
aparece entonces para anunciar que Zamor y Mirza han sido capturados.
La conversación se ve interrumpida por la llegada de Mme de Saint-
Frémont, que todavía no conoce la noticia y que, en un monólogo,
cuenta que los esclavos defienden la inocencia de su compañero. Por su
parte, el gobernador, a pesar de haber ordenado el arresto de Zamor y
de Mirza, desea absolverlos, ya que les guarda un gran cariño, sobre todo
a Zamor, a quien crio y educó como si de su hijo se hubiera tratado.
Anticipando acontecimientos cuyo desenlace conoceremos posterior-
mente, la autora introduce aquí una trama secundaria, que se inicia con
el sentimiento de melancolía de M. de Saint-Frémont del que se percata
su esposa, a quien le causa una gran tristeza no ser conocedora del mo-
tivo del sufrimiento de su amado.
Así aparece en escena M. de Saint-Frémont, que ha recibido malas no-
ticias de Francia. Su esposa le pide que confiese lo que le aflige: el go-
bernador le cuenta que, durante su juventud en Francia, se enamoró de
una mujer, Clarisse, con la que tuvo una hija. Sin embargo, su familia
no aprobaba la unión y, con la intención de alejarlo de ella, lo envió a
América.
Llega en ese momento el juez para informar de que los esclavos Zamor
y Mirza han sido encontrados. Mientras el gobernador se lamenta del
triste final que se aventura, el juez informa de que están acompañados
de dos franceses y expresa la necesidad de arrestar de inmediato a los
esclavos. Esta compañía preocupa especialmente a Mme. de Saint-Fré-
mont, que teme que la francesa que se encuentra con Zamor y Mirza sea
Clarisse y que pueda poner desestabilizar su unión con el gobernador.
Es entonces cuando Betzi se incorpora a la escena para advertir de la
llegada del padre de Mirza y otro esclavo junto con una extranjera, So-
phie, que también hacen aparición. La esposa del gobernador le promete
a Sophie, después de que esta le explique las circunstancias de su llegada
a la isla, que hará todo lo posible para revocar la decisión de ejecutar a
Zamor y a Mirza. A la partida de Sophie, Mme de Saint-Frémont su-
giere que quizá Sophie pueda ayudar a su esposo en la búsqueda de su
hija. Si eso sucediera, el gobernador contraería una deuda con Sophie y,

– 411 –
de manera indirecta, con Zamor y Mirza, ya que fueron ellos quienes la
salvaron del naufragio.
Para acabar el segundo acto, Sophie y Mme de Saint-Frémont deciden
ir en busca del gobernador, que se encuentra apaciguando a los esclavos,
que habían organizado una revuelta. Así las cosas, el esquema actancial
que proponemos para el segundo acto es el siguiente:

Figura 4: Cuarto esquema actancial (acto II)

En este caso, mantenemos la misma estructura que en el esquema ante-


rior, sumando personajes tanto al bando de los adyuvantes como al de
los oponentes. Es decir, Sophie, guiada por el agradecimiento y la com-
pasión que le despiertan Zamor y Mirza, se compromete con la salvación
de ambos. En su misión, cuenta con la ayuda de Valère, Mme de Saint-
Frémont y los esclavos y con la oposición del intendente, el juez y los
colonos. Resaltamos la ausencia de M. de Saint-Frémont, que aún no se
ha decantado y que lo hará más adelante.

3.3. TERCER ACTO: DESENLACE


Ya en el tercer acto, Mirza decide sacrificarse para que su amado se salve,
pero él se niega a aceptar este trato. Mientras discuten, llegan Sophie y
Valère para informar de la promesa de Mme de Saint-Frémont respecto
a la salvación de la pareja, pero poco después aparece una compañía de
soldados acompañados de esclavos, todos armados, con el comandante,
el intendente y el juez decididos a arrestarlos. Sophie y Valère se oponen

– 412 –
y, tras las súplicas de estos y la falta de acuerdo entre los dirigentes, de-
ciden esperar la llegada del gobernador.
Sin embargo, M. de Saint-Frémont, movido por la responsabilidad que
le corresponde en el cumplimiento de la ley, manifiesta su decisión de
ejecutar a los culpables. Este giro de la acción nos obliga a introducir
una primera modificación en el esquema actancial anteriormente plan-
teado, en tanto que, momentáneamente, el gobernador se convierte en
oponente a la salvación de Zamor y de Mirza.

Figura 5: Quinto esquema actancial (acto III)

Es tras el posicionamiento del gobernador cuando Zamor y Mirza asu-


men que van a ser ejecutados y comienzan a despedirse. En ese mo-
mento, irrumpe la esposa del gobernador suplicándole indulgencia, pe-
tición a la que se unen Valère y Sophie, quien le explica al gobernador
que los dos esclavos les salvaron la vida a ella y a su esposo cuando lle-
garon a la isla en busca de su padre. La hazaña de los esclavos y la incan-
sable búsqueda de Sophie conmueven a M. de Saint-Frémont, que, en
el transcurso de la conversación, llega a saber que Sophie es hija de Cla-
risse, por lo que también es hija suya, lo cual le comunica a Sophie en
ese acto.
El gozoso encuentro entre padre e hija y la feliz circunstancia, de la que
todos los presentes son sabedores ya, del salvamento de Sophie y Valère
por parte de Zamor y Mirza desata un ambiente festivo en el que M. de
Saint-Frémont no solo revoca la decisión de ejecutar a los esclavos ante

– 413 –
las súplicas de todos los presentes, sino también decide organizar la boda
de Zamor y Mirza y otorgar la libertad a todos los demás esclavos de la
colonia.
En la escena final, por tanto, los personajes que se oponían a la salvación
de la pareja de esclavos perdonan el crimen cometido por Zamor y se
adhieren de manera unánime a la absolución de ambos. Así establece-
mos el último esquema actancial, en el que todos los personajes se sitúan
en el bando de los adyuvantes:

Figura 6: Sexto esquema actancial (acto III)

4. CONCLUSIONES
El último tercio del siglo XVIII y, más concretamente, la Revolución
francesa y los años que la precedieron, fue una época convulsa en la que
se produjeron innumerables cambios en todos los ámbitos de la vida
social, política, religiosa y cultural, que supone la superación definitiva
del Ancien Régime, así como todo el sistema de ideas políticas, sociales y
culturales sobre las que se había sustentado el viejo orden. Con el telón
de fondo de esas profundas transformaciones, el ámbito literario experi-
mentará, simultáneamente, cambios igualmente profundos, puesto que
se deja atrás la división tradicional de los géneros literarios y surge el
drama con una clara función pedagógica y didáctica, lo que lo convierte
en el subgénero por excelencia de les Lumières.

– 414 –
En este contexto se enmarca Olympe de Gouges, mujer de letras que
recibió una educación limitada y que llegó a París siendo joven para
abrirse camino en la esfera literaria y en la vida social, política e intelec-
tual del momento. Olympe no esquivó el compromiso con las ideas de
la Ilustración y con su amplio caudal de ideas en los ámbitos filosófico,
político, cultural y social. Tampoco dejó de manifestar su opción por
uno de los grandes valores de la época, la igualdad, haciendo suyo el
tricolor lema revolucionario. Ese decidido compromiso político e inte-
lectual se percibe en cada una de sus obras, que poseen una inequívoca
intencionalidad que solo puede comprenderse en el marco de las trans-
formaciones que se están operando en la Francia de la época. De Gouges
representa, en este sentido, la integridad y la radicalidad de un compro-
miso vital que se expresa sin reservas y que se salda, finalmente, con la
ejecución en el patíbulo en 1793, bajo el imperio del Terror.
Olympe de Gouges fue rescatada del olvido por las feministas de prin-
cipios del siglo XX, que convirtieron su Declaración de derechos de la
mujer y la ciudadana (1791) en uno de sus manifiestos principales y la
consideraron precursora de este movimiento. Sin embargo, Olympe de
Gouges fue mucho más que la autora de esta Declaración y, por ende,
creemos que merece ser (re)conocida por el conjunto de su obra, de en-
tre la cual hemos analizado L’Esclavage des Noirs, ou l’heureux naufrage
(1792).
En esta obra, perteneciente al teatro de ideas, se percibe la intención de
la escritora de que esta pudiera llegar a un público lo más amplio posible,
para lo cual Gouges se decanta por el drama, un subgénero en prosa, en
lugar de por la tragedia, que se escribía en verso. Esta pretensión de di-
fusión de su obra responde a la voluntad de su autora de sensibilizar a la
sociedad buscando la adhesión a la causa abolicionista de la esclavitud.
Al principio de este trabajo nos preguntábamos si realmente la obra
constituía un reflejo fiel de los debates de la época, cuestión que se ha
resuelto positivamente, ya que hemos comprobado que, al mismo
tiempo que Olympe de Gouges escribía sus obras, se publicaban otros
textos íntimamente relacionados con los temas tratados por la drama-
turga a lo largo de esta pieza de teatro. No debemos pasar desapercibida,

– 415 –
en este sentido, la creación de clubes y sociedades, tanto por parte de
abolicionistas como por parte de los partidarios del mantenimiento de
la esclavitud.
A modo de recapitulación, recordamos que la acción sucede en un corto
periodo de tiempo -no superior a veinticuatro horas-; que en la obra se
defiende a un colectivo desfavorecido y vulnerable de la sociedad; y que,
al mismo tiempo, se tratan cuestiones polémicas, controvertidas y con-
temporáneas. Sin embargo, el drama se sitúa en las Indias, lo que supone
que el público receptor de la obra se encuentre alejado geográficamente
del espacio en el que esta se desarrolla: esta distancia puede conllevar,
igualmente, un distanciamiento emocional. A propósito de esta reali-
dad, parece lícito pensar que las desgracias se sienten “menos” cuanto
más ajenas nos resultan.
Asimismo, resulta llamativo que la primera obra dramática de temática
abolicionista fuera escrita por una mujer. Este atrevimiento tuvo conse-
cuencias negativas, pero también le otorgó cierta celebridad.
En conclusión, podemos afirmar que Olympe de Gouges llevó a cabo
una lucha incansable en contra de las desigualdades y, en especial, en
defensa de los esclavos y de las mujeres, aunque no nos hayamos ocu-
pado aquí de estas últimas. Desarrolló esta lucha a través de su produc-
ción literaria, plagada de panfletos y folletos de carácter político y de
obras de teatro intencionalmente polémicas.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BLANC, O. (2014). Olympe de Gouges. Des droits de la femme à la guillotine.
Honoré Champion éditeur.
CHARON, P. Y MICHON, B. (2018). Commerce atlantique, traite et esclavage
(1700-1848) : recueil de documents des archives départementales de
Loire-Atlantique. Presses Universitaires de Rennes.
CONDORCET, N. C. (1781). Réflexions sur l’esclavage des Nègres. Recuperado
de https://n9.cl/sekbg
GAUTHIER, F. (2003). Liberté. En H. Krief y V. André (Eds.). Dictionnaire
des femmes des lumières (pp. 139-143, vol. II). Honoré Champion
éditeur.

– 416 –
GOUGES, O. DE (1993). L’esclavage des Noirs. En O. de Gouges y G. Thiela-
Knobloch. Théâtre politique (pp. 145-181, vol. 2). Côté-Femmes.
GOUGES, O. DE (1986). Réflexions sur les hommes Nègres. En O. de Gouges
y B. Groult (Ed.). Œuvres (pp. 83-87). Mercure de France.
JAUCOURT, L. (1755). Esclavage. En Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des
arts, des sciences et es métiers, vol. V (pp. 934a-939a). Recuperado de
https://bit.ly/3paZ8sJ
LE HIR, M.-P. (1994). Feminism, Theater, Race : L’Esclavage des noirs. En
D. Y. Kadish y F. Massardier-Kenney (Eds.). Translating Slavery :
Gender and Race in French Women’s Writing, 1783-1823, vol. 2 (pp.
65-84). Recuperado de https://bit.ly/39SKgsx
MALINGRET, L. (2016). Le théâtre d’Olympe de Gouges entre norme et
subversion. En A. Sirvent Ramos, M. Corbí Sáez y M. Llorca
Tonda. Femmes auteurs du dix-huitième siècle: nouvelles approches
critiques (pp. 187-196). Honoré Champion éditeur.
NOACK, P. Y DUCLOS, I. (1993). La deuxième vie. En P. Noack e I. Duclos
(Eds.). Olympe de Gouges : courtisane et militante des droits de la
femme. 1748-1793 (pp. 49-86). Éditions de Fallois.
TARRADE, J. (1997). Esclavage. En M. Delon (Ed.). Dictionnaire européen des
Lumières (pp. 412-415). Presses Universitaires de France.
TROTT, D. (2000). Théâtre du XVIII siècle : jeux, écritures, regards : essai sur les
spectacles en France de 1700 à 1790. Éditions Espaces.
UBERSFELD, A. (1977). Lire le théâtre. Éditions sociales.

– 417 –

También podría gustarte