Palabra de Diosa
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HUGUET”
PALABRA DE DIOSA
En los poemas, Carmen desglosa sonetos de autores como Rafael Alberti, Sara de Ibáñez,
Miguel Ángel Asturias, y plantea sus propios temas, y con voz propia, da realce a una forma
poética que, a pesar de su antigüedad, no pierde su validez ni espacio para una poesía
moderna.
La parte que da título a este poemario es una audaz incursión al verso libre, con una
temática asimismo más libre, que va del erotismo a los temas más agrestes del ser
femenino.
➢ “Entre el aire y la tierra”. (página 13-55). Dividido en tres glosas: que constan de 14
sonetos cada uno.
➢ “Palabra de diosa”. (página 61-78). Poema de verso libre.
➢ Poemas como: memorial de agravios, la enemiga, la estirpe y la puta.
➢ “Sin embargo, el amor...”. (página 93-115). Glosa de 14 sonetos.
➢ “Donde acaba el silencio”. (pagina 111-115.) Poema de 6 sonetos.
➢ “Cantares del lugar de la abundancia”. (página 121-128). Glosa de 9 sonetos.
En entre el aire y la tierra la autora expresa sentimientos sobre la ausencia del amado.
Expresando que calla su nombre y en su boca lo encierra. También expresa su tristeza
porque no esta junto a ella. Y ella quiere explicarle el fulgor oscuro, el dolor, el frío que la
quema en el fuego. Desglosa el soneto “Ausencia,” de Rafael Alberti.
RESUMEN DEL POEMARIO “PALABRA DE DIOS DE CARMEN GONZÁLEZ
HUGUET”
En palabra de diosa los versos están compuestos de un numero de silabas diferentes. Y que va
del erotismo a los temas más agrestes del ser femenino.
En memorial de agravios trata de un valeroso llamado de igualdad, por qué odia y temen a las
mujeres. Dando características como: irracionales, corruptoras. Malas y bellas. (paginas 79-80).
En la enemiga hace una descripción sobre la enemiga que no es la amada ni la amorosa compañera
ni la amiga. No es la igual, sino que la subalterna. La que se condenó por siempre y para siempre.
En la puta: descripción de la mujer al uso, que se toma como una pieza de una vajilla cotidiana de
los hombres. Comparación entre dos mujeres la puta y la de lujo. Pero al final ambas se sienten igual
que cualquiera de las dos vajillas usadas por un cuerpo que jamás comprenderá a la piel que lo
envuelve.