Accion Reivindicatoria Vehículo 03
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PARTE ACTORA.-
IVON MARIELA CAMARAN YANEZ, venezolana, mayor de edad, titular de la
cédula de identidad número V-7.101.565, domiciliada en Bejuma, estado
Carabobo.
PARTE DEMANDADA.-
EDILIO JOSE SALCEDO SEQUERA, venezolano, mayor de edad, titular de la
cédula de identidad número V-9.831.614, de este domicilio.
MOTIVO.-
REIVINDICACIÓN (INCIDENCIA SOBRE MEDIDA)
EXPEDIENTE N° 10.911.
PRIMERA.-
En el presente expediente corren insertas las actuaciones siguientes:
a) Escrito libelar presentado por los abogados ANIBAL GARCIA MADRID y
JUAN GARCIA MADRIZ, apoderado judiciales de la ciudadana IVON
MARISELA CAMARAN, parte actora, en el cual se lee:
“…DE LOS HECHOS
... en fecha 23 de junio de 2010 nuestra representada la actora ciudadana IVON
MARIELA CAMARÁN YÁNEZ…, celebró contrato Verbal de Opción de
Compra-Venta con el ciudadano EDILIO JOSÉ SALCEDO SEQUERA, ….;
sobre un vehículo de su propiedad … en la oportunidad de acordar verbalmente la
negociación se convino en que el comprador entregaría a la vendedora la
cantidad de Bs.F.31.000,00 y el saldo deudor restante equivalente a la cantidad de
Bs.F 52.000, lo pagaría el comprador a la vendedora una vez hubiese tramitado el
comprador por ante la entidad bancaria…la solicitud de un crédito para compra de
vehículo…, como consecuencia de tal situación accedió nuestra representada a
otorgarle mediante escrito al ciudadano EDÍLIO JOSÉ SALCEDO SEQUERA
una autorización en Forma Plena y Suficiente para que circular en todo el
Territorio Nacional con el vehículo propiedad de nuestra representada; … Es
necesario destacar …, que habiendo transcurrido un lapso de tiempo prudencial
de dos (2) meses, nuestra representada realizó las diligencias pertinentes para
contactar al ciudadano EDÍLIO JOSÉ SALCEDO SEQUERA todo lo cual resultó
infructuoso; siendo durante el transcurso del mes de septiembre de 2010 cuando
logró reunirse con el mencionado ciudadano; quien le manifestó a nuestra
representada que la entidad bancaria Banco de Venezuela no le aprobó el crédito
solicitado por él para la adquisición por compra del vehículo propiedad de nuestra
representada; ante tal situación oportunamente nuestra representada le exigió la
entrega del vehículo de su propiedad y en consecuencia le reembolsaría la
cantidad de Bs.F.31.000,00 que hubo recibido en calidad de arras al celebrar el
Contrato Verbal de Opción de Compra-venta…quedando su representada …
quedó en estado de privación de la posesión material del vehículo de su
propiedad, pues dicha posesión la tiene desde entonces y en la actualidad el
ciudadano EDILIO JOSE SALCEDO SEQUERA…
… DE LAS MEDIDAS PREVENTIVAS DE SECUESTRO Y EMBARGO
Con fundamento en el dispositivo del artículo 585 del Código de Procedimiento
Civil, que expresa: "Las medidas preventivas establecidas en este Título las
decretará el Juez, sólo cuando exista riesgo manifiesto de que quede ilusoria la
ejecución del fallo y siempre que se acompañe un medio de prueba que constituya
presunción grave de esta circunstancia y del derecho qué se reclama."; en
concordancia con el artículo 588 ejusdem, que expresa: (...) "el Tribunal puede
decretar en cualquier estado y grado de la causa, las siguientes medidas: (...); 2oEl
secuestro de bienes determinados; (...). Podrá también el Juez acordar
cualesquiera disposiciones complementarias para asegurar la efectividad y
resultado de la medida que hubiere decretado"; y, artículo 599 ibidem, que
expresa: "Se decretará el secuestro: 1o De la cosa mueble sobre el cual verse la
demanda, cuando no tenga responsabilidad el demandado o se tema con
fundamento que éste la oculte, enajene o deteriore"; esto en razón de la posesión o
detentación de mala fé e ilegítima del demandado sobre el vehículo propiedad de
nuestra mandante la actora reivindicante; conforme a lo anterior solicitamos de
este Tribunal se sirva Decretar la Medida Preventiva de Secuestro sobre el
vehículo cuyas características son las siguientes: Marca: Mitsubishi. Modelo:
Signo GLI 1.3L M/T. Tipo: Sedán. Año: 2008. Color: Beige. Uso: Particular.
Serial de Carrocería: 8X1CK1ASN8Y800035. Serial del Motor: JB8710. Placas:
DDA73Y. Clase: Automóvil. Peso: 1080 Kgs.; conforme al documento anexado
marcado con la letra "C" Certificado de Origen N° AT-004225 emitido por el
Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre del Ministerio de
Infraestructura de la República Bolivariana de Venezuela Y con fundamento en el
dispositivo del artículo 585 del Código Procedimiento Civil, que expresa: "Las
medidas preventivas establecidas en este Título las decretará el Juez, sólo cuando
exista riesgo manifiesto dé, que quede ilusoria la ejecución del fallo y siempre
que se acompañe un medió de prueba que constituya presunción grave de esta
circunstancia y del derecho que se reclama. "; en concordancia con el artículo 588
ejusdem, que expresa: (...), "el Tribunal puede decretar en cualquier estado y
grado de la causa, las siguientes medidas: (...); 1o El embargo de bienes muebles;
(...). Podrá también el Juez acordar cualesquiera disposiciones complementarias
para asegurar la efectividad y resultado de la medida que hubiere decretado. "; y,
artículo 591 ibidem, que expresa: "A petición de parte, el Juez se trasladará a la
morada del deudor, o a los sitios o establecimientos donde se encuentren los
bienes a embargarse, para ejecutar la medida. A tal fin, podrá ordenar la apertura
de puertas y de cualesquiera depósitos o recipientes, y solicitar, cuando fuere
necesario, el auxilio de la fuerza pública. "; por tanto, solicitamos al ciudadano
Juez, se sirva decretar la medida preventiva de embargo sobre bienes propiedad
del demandado los cuales oportunamente se indicarán con el objeto qué no quede
ilusoria la ejecución del fallo…”
b) Sentencia interlocutoria dictada el 24 de marzo de 2011, por el Tribunal “a-
quo” en la cual se lee:
“…Deviene de la norma contenida en el artículo 585 del Código de
Procedimiento Civil, los requisitos de exigibilidad para la procedencia de las
medidas. En este sentido ha sido reiterado el criterio, de que dichos requisitos
rigen tanto para las providencias cautelares genéricas, como para las innominadas
que contempla el parágrafo primero de dicha norma, así como también el que
tales requisitos son concurrentes.
El articulo 12 Eiusdem establece:"Los Jueces tendrán por norte de sus actos la
verdad, que procuraran conocer en los limites de su oficio. En sus decisiones el
Juez debe atenerse a las normas del derecho a menos que la Ley lo faculte para
decidir con arreglo a la equidad. Debe atenerse a los alegado y probado en autos,
sin poder sacar elementos de convicción fuera de estos, ni suplir excepciones y
argumentos de hecho no alegados ni probados...."
En consecuencia, visto el requerimiento cautelar formulado por la f demandante
en el escrito libelar que se decrete Medidas Preventivas de Secuestro y Embargo,
este Tribunal a los fines de pronunciarse sobre dicha solicitud, tras una revisión
exhaustiva de los recaudos acompañados al libelo de la demanda los cuales fueron
copia simples de la compra venta de un vehículo objeto de la presente demanda a
nombre del ciudadano EDILIO JOSÉ SALCEDO SEQUERA.
Este Tribunal a los fines de pronunciarse sobre dicha solicitud, tras una revisión
exhaustiva de los recaudos acompañados al libelo de la demanda, observa no
arrojan la verosimilitud necesaria capaz de hacer que se decrete las medidas
preventivas de Secuestro y Embargo solicitada y así se decide.
En consideración de lo antes expuesto SE NIEGA la solicitud de MEDIDA
PREVENTIVA DE SECUESTRO Y EMBARGO, por cuanto en la presente
causa los requisitos de procedencia no se encuentran cumplidos…”
c) Diligencia de fecha 28 de marzo de 2011, suscrita por el abogado JUAN
GARCIA MADRID, en su carácter de apoderado actor, en la cual apela de la
sentencia interlocutoria dictada el 24/03/2011, por el Tribunal “a-quo”.
d) Auto dictado por el Tribunal “a-quo” el 11 de abril de 20111, por el Tribunal
“a-quo” en el cual se lee.
“…Vista la diligencia de fecha 28 de Marzo de 2011, suscrita por el abogado
JUAN GARCÍA MADRIZ, actuando en su carácter de apoderado judicial de la
parte actora, en la cual APELA de la decisión dictada por este Tribunal en fecha
24 del mismo mes y año en curso, que negó las medidas de secuestro y embargo
solicitadas, se oye dicha apelación EN UN SOLO EFECTO. En consecuencia, de
conformidad con lo establecido en el articulo 295 del Código de Procedimiento
Civil, remítase la PIEZA ORIGINAL DEL CUADERNO DE MEDIDAS al
Juzgado Superior Distribuidor en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Protección del
Niño y del Adolescente, y copia certificada de aquellas actuaciones que indique la
parte interesada y las que señale este Tribunal a los fines consiguientes…”
SEGUNDA.-
De la lectura y análisis de las actuaciones que cursan en el expediente se observa
que el abogado JUAN GARCIA MADRID, en su carácter de apoderado judicial
de la accionante, apeló de la sentencia interlocutoria dictada el 24 de marzo del
2011, por el Juzgado “a-quo”, que negó la medida preventiva de embargo y
secuestro, solicitada por la parte actora, por considerar que no se cumplieron los
requisitos exigidos en el artículo 585 del Código de Procedimiento Civil.
Observa este Sentenciador que, las medidas cautelares constituyen un instrumento
de la justicia dispuesto para que el fallo jurisdiccional sea ejecutable y eficaz y,
constituyen sin duda alguna una expresión de la tutela judicial efectiva que
consagra nuestro dispositivo constitucional.
Siendo necesario, en un moderno Estado Social de Derecho y de Justicia, el que
se garantice, cualquiera que sea el tipo de procedimiento, el cabal ejercicio del
Derecho a la defensa; puesto que el proceso esta diseñado para garantizar, el
ejercicio del derecho a probar, que conforma la garantía del debido proceso.
En este sentido, la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en
sentencia Nº 00230 de fecha 10 de mayo de 2005, expresó lo siguiente:
“…El proceso cautelar es el instrumento que utiliza la jurisdicción ante el
ejercicio de la acción correspondiente por el justiciable destinado a garantizar la
efectividad de la sentencia, debido a la demora del momento en que el actor podrá
obtener la plena satisfacción de su pretensión por el tiempo que exige la
realización del PROCESO ORDINARIO. Al reiterar el criterio que antecede...”.
En cuanto a la función jurisdiccional cautelar, integrada modernamente al sistema
de tutela judicial de las garantías individuales, para garantizar de esta manera, el
derecho de accesar a los órganos de administración de justicia, consagrado en el
artículo 26 de la Constitución de la República; debe señalarse que esta garantiza
la efectividad de la función pública de administrar justicia, tal como señala el
Profesor RAFAEL ORTIZ – ORTIZ, al precisar:
“Es aquí donde las medidas cautelares se vinculan estrechamente con la función
jurisdiccional, para garantizar la tardanza de los procesos judiciales de cognición
no signifique la negación del derecho mismo, de modo que la misión de asegurar
preventivamente el derecho reclamado es, al mismo tiempo, un momento de
función jurisdiccional”. (Poder Cautelar General y las Medidas Innominadas).
De esta manera, no hay duda que esta facultad cautelar general, que se atribuye a
los jueces, forma parte importante de la misma función jurisdiccional de
administrar justicia y cuya finalidad es la de garantizar a los justiciable la eficacia
de las sentencias que lleguen a dictarse, y evitar de esta manera daños
irreparables.
Entre las Características de las Medidas Cautelares resalta la de la
instrumentalidad; según la cual, se considera que la tutela cautelar no constituye
un fin en sí misma, sino que se desarrolla en función de un proceso principal. La
tutela cautelar, aparece configurada en relación a la actuación del derecho
sustancial, como la tutela mediata, pues más que para hacer justicia, sirve para
asegurar el buen funcionamiento de ésta. Así, una vez se dicta la resolución firme
en el proceso, la medida cautelar queda sin efecto, bien por convertirse en medida
ejecutiva, bien por desaparecer totalmente, en el caso de declararse inexistente la
situación material garantizada.
Para decretar estas medidas el Juez, aunque tenga la potestad soberana para ello,
debe examinar si se cumplen los requisitos o extremos previstos en los precitados
artículos 585 del Código de Procedimiento Civil, tal como lo ha sostenido
reiteradamente la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (Sentencia
de fecha 4 de Abril del 2.003. Expediente N° 02-3008. Sent. 653).
El primero de dichos requisitos es el conocido como “fumus bonis iuris” que está
constituido por una apreciación apriorística que debe efectuar el sentenciador
sobre la pretensión del solicitante, y el segundo referido al “periculum in mora”,
que no es otra cosa sino la expectativa cierta de que quede ilusoria la ejecución
del fallo; por lo que el Juez debe valorar ab initio elementos de convicción que
haga pensar, bajo criterios razonables, que el solicitante de la medida posee
motivos para incoar su acción o recurso, basados en la apariencia de buen
derecho.
Los requisitos anteriormente señalados, deben ser concurrentes, ya que la sola
existencia de uno de ellos, aisladamente, no da lugar para que sea decretada;
debiendo el solicitante acreditar, al menos sumariamente, la apariencia del buen
derecho, la existencia del riesgo efectivo de que pueda frustrarse la ejecución del
fallo, y el fundado temor de que puedan sobrevenir daños de difícil reparación a
su derecho.
En este sentido, nuestro máximo Tribunal de Justicia, mediante sentencia de fecha
17 de Diciembre de 2.001, estableció que:
“…Uno de los derechos más importantes y fundamentales en todo Estado de
Derecho, es el derecho a la tutela judicial efectiva, que está conformado por otros
derechos, como lo son: el derecho a tener acceso a la justicia, el derecho a intentar
todas las acciones y recursos procedentes en vía judicial, el derecho a la tutela
judicial cautelar y el derecho a la ejecución del fallo.
En efecto, las Medidas Cautelares son parte esencial de este derecho y del
derecho a la defensa, teniendo su base en la propia función del Juez de juzgar y
ejecutar lo juzgado y pueden ser utilizadas, siempre que cumplan los dos
requisitos esenciales del periculum in mora y del fumus boni iuris, de la forma
más amplia para garantizar la eficacia de la sentencia que decida sobre el fondo
de la controversia.…”
Del contenido de las normas jurídicas y de las jurisprudencias anteriormente
transcritas, se trasluce la necesidad de verificar si están dadas las citadas
condiciones para decretar las medidas cautelares solicitadas, vale señalar,
comprobar los extremos contemplados en el artículo 585 del Código de
Procedimiento Civil; y en este sentido se observa:
En primer lugar, con relación al “fumus boni iuris”; o sea, la presunción grave del
derecho que se reclama, su determinación constituye un juicio preliminar que no
toca el fondo de lo controvertido; siendo necesario analizar, si quien se presenta
como titular del derecho, tiene visos de que efectivamente lo es; partiendo de que
la certeza del derecho invocado, por parte del solicitante de la medida cautelar,
aparezca verosímil, es decir, basta que según un cálculo de probabilidades, se
pueda prever que la providencia principal declarará el derecho en sentido
favorable a aquel que solicita la medida cautelar.
En segundo lugar, en cuanto al “periculum in mora”, la doctrina lo ha definido
como la probabilidad de peligro de que el dispositivo del fallo pueda resultar
ineficaz, en razón del retardo de los procesos jurisdiccionales o de la conducta o
circunstancias provenientes de las partes. Así, para la prueba del mismo, se
requiere que el solicitante de la medida cautelar lo demuestre por cualquier medio
y de manera sumaria.
Ahora bien, la presunción, ha sido definida por la legislación, la doctrina y la
jurisprudencia, como la consecuencia que la ley o el Juez deducen de un hecho
conocido para llegar a otro desconocido. Este presupuesto requiere prueba del
derecho que se reclama, la cual debe acompañarse como base del pedimento si no
constare ya del propio expediente, pero no vale cualquier clase de prueba; no
exige la ley que sea plena, pero sí, que constituya a lo menos presunción grave de
aquel derecho.
El Código de Procedimiento Civil establece en sus artículos:
588.- “En conformidad con el artículo 585 de éste Código, el Tribunal puede
decretar, en cualquier estado y grado de la causa, las siguientes medidas:
1° El embargo de bienes muebles;
2° El secuestro de bienes determinados;
3° La prohibición de enajenar y gravar bienes inmuebles.
Podrá también el Juez acordar cualesquiera disposiciones complementarias para
asegurar la efectividad y resultado de la medida que se hubiere decretado.
Parágrafo Primero: Además de las medidas preventivas anteriormente
enumeradas, y con estricta sujeción a los requisitos previstos en el artículo 585, el
Tribunal podrá acordar las providencias cautelares que considere adecuadas,
cuando hubiere fundado temor de que una de las partes pueda causar lesiones
graves o de difícil reparación al derecho de la otra. En estos casos para evitar el
daño, el Tribunal podrá autorizar o prohibir la ejecución de determinados actos, y
adoptar las providencias que tengan por objeto hacer cesar la continuidad de la
lesión…”
585.- “Las medidas preventivas establecidas en este Título las decretará el Juez,
sólo cuando exista riesgo manifiesto de que quede ilusoria la ejecución del fallo y
siempre que se acompañe un medio de prueba que constituya presunción grave de
esta circunstancia y del derecho que se reclama.”
Este Sentenciador considera necesario destacar que, el solicitante de la medida
cautelar, tiene la carga de proporcionar al Tribunal, no solo las razones de hecho y
de derecho en que funde su pretensión; sino que debe aportar conjuntamente las
pruebas que la sustenten, por lo menos en forma aparente, con el objeto de que se
verifiquen los dos elementos esenciales para el otorgamiento de las medidas
preventivas, estos son: 1.- La presunción grave del derecho que se reclama
(“fumus boni iuris”); y, 2.- El riesgo real y comprobable de que resulte ilusoria la
ejecución de la decisión definitiva (“periculum in mora”); quedando el
sentenciador vedado para suplir la carga de la parte de exponer y fundamentar sus
argumentos; pudiendo proceder al otorgamiento de las medidas preventivas, sólo
cuando se haya comprobado la existencia de estos dos requisitos.
La Sala de Casación Civil, en sentencia No. 287 de fecha 18 de abril de 2006,
dictada por el Magistrado Ponente Antonio Ramírez Jiménez, nos indica:
“…Asimismo, se ha señalado la estricta conexión que existe entre la procedencia
de la medida cautelar y los alegatos y pruebas que el solicitante traiga a los autos
para demostrar la verificación de los requisitos exigidos por la ley para ello. Así,
se ha explicado que la sola existencia de un juicio no resulta presupuesto
suficiente, aunque sí necesario, para dictar medidas preventivas durante el curso
del mismo, debiendo por tanto fundamentarse la verificación de los requisitos de
procedencia y, más aún, aportar un medio de prueba que constituya al menos
presunción grave de esa circunstancia. Es decir, no basta con alegar que existe un
peligro inminente de que quede ilusoria la ejecución del fallo definitivo, sino que
además debe acompañarse un medio de prueba que pueda hacer surgir en el juez,
al menos una presunción grave de la existencia de dicho peligro…”
…De la jurisprudencia anteriormente transcrita, se evidencia que la procedencia
de las medidas preventivas consagradas en nuestra legislación deben estar
precedidas del cumplimiento de los extremos establecidos en el artículo 585 del
Código de Procedimiento Civil, los cuales corresponden al peligro de quedar
ilusoria la ejecución del fallo (periculum in mora); y a la presunción de buen
derecho (fumus boni iuris). Adicionalmente el legislador exige al solicitante, la
presentación de un medio de prueba que sustente o apoye la solicitud, ello con la
finalidad de proveer al juzgador de los elementos necesarios para obtener un
juicio valorativo de probabilidad sobre la pertinencia de lo reclamado y así
determinar la procedencia del decreto de la medida solicitada…”. (negrillas de
esta Alzada).
En este sentido, es de observarse que la figura del “secuestro” presenta motivo,
fundamento y caracteres peculiares; puesto que, el estudio de dicha figura en la
doctrina y la jurisprudencia patria, muestra la clara y profunda diferencia que
existe entre el secuestro por una parte, y el embargo y la prohibición de enajenar y
gravar por la otra.
El maestro BORJAS, ha expresado en sus comentarios que la peculiaridad del
“secuestro” reside en que siempre versa sobre la cosa litigiosa, el cual procede
sobre bienes muebles e inmuebles, según las causales establecidas en la norma
antes transcrita.
En el caso sub examine, la parte actora, en primer lugar, de conformidad con lo
establecido en los artículos 585, 588 ordinal 2º, y 599 ordinal 1° del Código de
Procedimiento Civil, este último el cual establece que se decretará el secuestro:
…1° De la cosa mueble sobre la cual verse la demanda, cuando no tenga
responsabilidad el demandado o se tema con fundamento que éste la oculte,
enajene o deteriore…”; solicita la medida preventiva de secuestro del bien mueble
objeto de la presente causa, por reivindicación, con fundamento en el contenido
de los artículos 548 y 545 del Código Civil.
Observando este sentenciador que el apoderado actor en fecha 07 de junio de
2011, el abogado JUAN GARCIA MADRIZ, en su carácter de apoderado judicial
de la parte demandante, presentó escrito contentivo de pruebas, en el cual
promovió:
1.- Invocó el merito favorable de las actas procesales.
2.- Consignó copia certificada del certificado de registro de vehículo N°
28515177-N° de autorización 521AXH708159, de fecha 23 de agosto de 2001
que se le otorga a la ciudadana IVON MARIELA CAMARA YANEZ, titular de
la cédula de identidad número V07101565, las cuales fueron admitidas por este
Tribunal en fecha 08 de junio de 2011.
Y siendo que en las situaciones en las cuales el ordenamiento jurídico tutela
primae facie, pero con la debida revisión de lo alegado y probado en autos,
teniéndose presente el raciocinio y la equidad en el juez al momento de analizar el
contenido del expediente para el otorgamiento o no de la medida cautelar
solicitada, se hace necesario valorar in limine litis, a los solos efectos del decreto
o no de la medida cautelar solicitada, sin que dicha valoración constituya
pronunciamiento de fondo, tal como lo ha señalado la reiterada jurisprudencia de
nuestro Máximo Tribunal de Justicia.
Con relación al merito favorable de los autos, ha sido conteste, nuestro mas alto
Tribunal de Justicia, el considerar que el merito genérico que corren a los autos,
no es un medio probatorio de los establecidos por nuestra legislación; en efecto,
en sentencia No. 01218, de fecha 02 de septiembre de 2.004, dictada por la Sala
Político Administrativa, con ponencia del Magistrado Dr. Levis Ignacio Zerpa,
asentó: “...Precisado lo anterior, advierte la Sala que en la jurisprudencia se ha
considerado que la solicitud de apreciación del mérito favorable de los autos no
constituye un medio de prueba, sino que mas bien está dirigido a la aplicación del
principio de la comunidad de la prueba, el cual debe aplicar le Juez, conforme a lo
establecido en el sistema probatorio venezolano...”. Por tal razón esta Alzada lo
desecha, por no ser un medio probatorio válido Y ASÍ SE DECIDE.
En cuanto al instrumento acompañado a los autos; el cual al constituir copia de
documento público, se aprecia de conformidad con lo establecido en 429 del
Código de Procedimiento Civil, para dar por probado el contenido del mismo, Y
ASI SE DECIDE.
El procesalista RICARDO ENRÍQUEZ LA ROCHE en su obra “MEDIDAS
CAUTELARES”, señala al analizar el artículo 599 del Código de Procedimiento
Civil, que:
“…La razón de ser de esta medida preventiva estriba en el hecho de que, siendo
requisito común a todas ellas la existencia de presunción grave del derecho que se
pretende precaver (art. 585 CPC), como justificación de la desposesión que
sufrirá el sujeto contra quien obra la medida, la falta de certeza sobre el derecho a
poseer hace procedente la ejecución de la medida, a requerimiento de uno u otro
litigante, para poner la cosa a buen seguro en poder de un secuestratario. La
medida persigue conservar la integridad física de una cosa corporal sobre la cual
pretende derechos in rem ambas partes…”
Al respecto de la aludida norma (599 CPC), refiere el autor RICARDO
HENRÍQUEZ LA ROCHE, en la obra MEDIDAS CAUTELARES, lo siguiente,
el secuestro está fundamentado en el derecho de la parte a que le sea entregada o
devuelta la cosa, con base a la demanda. Así las cosas, la enumeración que
contiene el artículo 599 ejusdem, para establecer la procedencia de la medida
preventiva de secuestro, es taxativa; por ello, no podrá el tribunal decretar tal
medida bajo ningún otro supuesto distinto a los allí establecidos, a menos que así
lo permita alguna disposición especial. No obstante, la amplitud de tal
señalamiento hecho en la disposición, permite al Juez una libertad de apreciación
para la aplicación de las causales de procedencia, lo que en todo caso, no
significará permisión alguna para excederse del espíritu de la norma.
En cuanto al fumus boni iuris, el mismo se encuentra satisfecho toda vez que la
parte solicitante acompañó copia certificada del certificado de registro de
vehículo, que el cual fue valorado in limine litis; es por lo que este Sentenciador,
tiene por cumplido el primer requisito de procedencia de la medida cautelar, vale
señalar la presunción del buen derecho reclamado, Y ASI SE DECIDE.
Ahora bien, con relación al periculum in mora, es de observarse que, en materia
de secuestro la connotación del peligro en la mora es diferente a otras medidas
preventivas típicas, es decir, en este caso la solicitud cautelar debe estar
fundamentada en una causal dada, lo que hace que el juicio que debe formularse
el juzgador no sea de probabilidad propiamente dicha, sino de certeza; dado que
en las causales de secuestro el peligro de infructuosidad está inserido en el
supuesto normativo. Por lo que, en la solicitud de medida de secuestro lo
imperiosamente necesario a demostrar es la presunción del derecho que se
reclama, y a la vez, que la acción incoada sea subsumible en una de las causales
de secuestro contempladas en el artículo 599 del Código de Procedimiento Civil,
dándose por descontada la prueba directa del peligro en la mora, puesto que tal
prueba indiciaria, está comprendida en la misma tipicidad de la causal, en el caso
del ordinal 1° “de la cosa mueble sobre la cual verse la demanda, cuando no tenga
responsabilidad el demandado o se tema con fundamento que éste la oculte,
enajene o deteriore”; señalando la parte actora que se le entregó los documentos
originales del vehículo al demandado y una autorización en forma plena y
suficiente para que circulara en todo el territorio nacional, encontrándose su
representada en estado de privación de la posesión material del vehículo de su
propiedad, pues dicha posesión la tiene el demandado; precisándose que el propio
legislador con fundamento a estos hechos determinados presume la existencia del
peligro y en consecuencia la carga de la presunción para el solicitante estriba
sobre ese hecho y no directamente sobre el peligro.
De esta manera, constituyendo el secuestro la medida más drástica de las medidas
preventivas típicas que prevé el Código de Procedimiento Civil, se hace necesario
que la apreciación de las normas que defienden los derechos de las personas
afectadas, sea más estricta y que la verosimilitud del derecho pretendido por el
solicitante de la misma resulte en forma evidente de los autos, sin que ello
signifique un juicio al fondo de la controversia, pero si una razón de justicia y
equidad, pues como se ha señalado antes, las medidas cautelares, y el secuestro en
particular, no pueden verse como el ejercicio de un poder de persuasión del
solicitante contra el afectado por la medida, sino como un medio de
aseguramiento de que lo resuelto por la definitiva no resulte inejecutable.
A juicio de quien aquí decide, el medio probatorio anteriormente analizado y
valorado en primae facie, el cual fue consignado en esta Alzada por la parte
actora copia certificada del certificado de registro de vehículo, sin lugar a dudas
que genera la convicción de que la accionante de autos es titular, al menos en
apariencia, de los derechos en que fundamenta su pretensión; lo que hace forzoso
concluir que este instrumento por si solo produce la presunción grave del derecho
que se reclama (fumus boni iuris); y siendo que la acción incoada se subsume en
la causal de secuestro contemplada en el ordinal 1° del artículo 599 del Código de
Procedimiento Civil, dándose por descontada la prueba directa del peligro en la
mora, puesto que tal prueba indiciaria, está comprendida en la misma tipicidad de
la causal; y de lo señalado por la parte actora que le entregó los documentos
originales del vehículo al demandado y una autorización en forma plena y
suficiente para que circulara en todo el territorio nacional, encontrándose su
representada en estado de privación de la posesión material del vehículo de su
propiedad, pues dicha posesión la tiene el demandado, presume la existencia del
peligro; se tiene por cumplido con el segundo de los requisitos para que proceda
el decreto de la medida cautelar, vale señalar el periculum in mora, Y ASI SE
DECIDE.
En atención a las anteriores normas ut supra transcritas, y los razonamientos de
hecho y de derecho expuestos, es criterio de esta Alzada, que la parte demandante
con el recaudo ut retro valorado, acreditó los extremos de Ley, por lo que de
conformidad con lo establecido en los artículos 585 y 599 del Código de
Procedimiento Civil, siendo la medida cautelar solicitada en este procedimiento
de carácter preventivo y provisional, el que es procedente decretar MEDIDA DE
SECUESTRO, sobre el bien mueble objeto de la presente causa, Y ASI SE
DECIDE.
Con relación a la medida de embargo solicitada, observa esta Superioridad, que
de las actas que corren en autos solo consta copia certificada del libelo de la
demanda, la sentencia interlocutoria que niega las medidas solicitadas por la parte
demandante, diligencia contentiva de apelación y auto que oye el recurso de
apelación, y copia certificada del certificado de registro de vehículo; sin haberse
acompañado los elementos probatorios que, evidencien al menos en forma
presuntiva los hechos alegados; asimismo se observa que en la oportunidad
correspondiente para presentar informes, la parte apelante no hizo uso de tal
derecho, y no acompañó copia certificada u original del o los medios de pruebas,
tendientes a demostrar el fumus boni iuris de la solicitante de la cautelar de
embargo; y siendo que, de las actas elevadas al conocimiento de esta Alzada, no
se desprende, ni siquiera de manera presuntiva, el olor a buen derecho, para el
decreto de la medida de embargo; este Tribunal, al no poder suplir –por mandato
del artículo 12 del Código de Procedimiento Civil- la conducta omisiva del
recurrente, ya que es su deber irrenunciable como carga procesal, suministrar los
medios de pruebas pertinentes en los cuales se evidencie los elementos de juicio
que el juez necesita para ilustrarse y consecuencialmente, producir su decisión,
concluye que, careciendo las copias sub análisis de la verosimilitud necesaria para
demostrar el fumus bonis iuris, se tiene por no cumplido con el primer requisito
de procedencia, para que sea dictada la cautelar solicitada, vale señalar, el fumus
boni iuris, Y ASI SE DECIDE.
Siendo, tal como fue señalado, necesaria la concurrencia de los requisitos
establecidos en el artículo 585 del Código de Procedimiento Civil, vale señalar la
concurrencia del fumus bonis iuris, y del periculum in mora, para que sea
procedente el decretar la medida de embargo, solicitada por el recurrente en
apelación, y decidido como ha sido, que no fue probado, ni siquiera en forma
presuntiva, la existencia del fumus bonis iuris, se hace inoficioso analizar la
existencia o no del periculum in mora, dado que al no estar probado ni siquiera en
forma presuntiva el fumus bonis iuris, aun existiendo el periculum in mora, es
imposible que se de la concurrencia necesaria de ambos requisitos, lo cual trae
como consecuencia el que sea negado el decreto de la medida de embargo, tal
como se dispondrá en el dispositivo del presente fallo, Y ASI SE DECIDE.
Como corolario de lo ya decidido, observa este Sentenciador que, el derecho a la
tutela judicial efectiva, constituye uno de los principios de mayor trascendencia
(definitorio) de la noción contemporánea del Estado de Derecho, pues
corresponde a los órganos del Poder Judicial conocer de las causas y asuntos de
su competencia, decidirlas con prontitud y ejecutar o hacer ejecutar lo juzgado;
entendiendo, siguiendo las enseñanzas de CARNELUTTI, que los Tribunales, no
son solamente órganos que dicen el derecho, determinando cuál es la norma
aplicable a la solución de la controversia, o resuelven con carácter definitivo los
conflictos, pues, además de ello, dichos órganos cumplen una función de
raigambre política, en tanto aseguran la paz pública, en la medida en que proveen
y deciden las peticiones de los particulares, sea en vía contenciosa o en
jurisdicción graciosa.
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia Nº 708, de
fecha 10 de mayo de 2001, estableció lo siguiente:
“….En un Estado social de derecho y de justicia (artículo 2 de la vigente
Constitución), donde se garantiza una justicia expedita, sin dilaciones indebidas y
sin formalismos o reposiciones inútiles (artículo 26 eiusdem), la interpretación de
las instituciones procesales debe ser amplia, tratando que si bien el proceso sea
una garantía para que las partes puedan ejercer su derecho de defensa, no por ello
se convierta en una traba que impida lograr las garantías que el artículo 26
constitucional instaura….”
Es por lo que, en el caso sub examine, evidenciado que la parte actora, aportó las
pruebas necesarias, para la procedencia del decreto de la medida de secuestro,
(fumus boni iuris y el periculum in mora), analizadas en prima facie, a lo solos
efectos de pronunciarse con respecto a la presente apelación, trayendo al animo
de este Sentenciador, al menos de manera presuntiva, el que la medida de
secuestro solicitada debe ser decretada; en uso de las atribuciones que le confieren
a esta Superioridad, como director del proceso, el artículo 14 del Código de
Procedimiento Civil, y en observancia de lo establecido en los artículos 206 y
208, ejusdem; en aras de la tutela judicial efectiva, así como la constitucionalidad
y legalidad del proceso, declara la nulidad parcial de la sentencia interlocutoria
dictada en fecha 24 de marzo de 2011, por el Tribunal “a-quo” en la cual negó la
medida de secuestro y embargo solicitada por la parte actora; reponiendo la causa
al estado en que el Juzgado “a-quo” DECRETE LA MEDIDA DE SECUESTRO,
en el presente juicio, con base al criterio señalado, con los pronunciamientos de
Ley; Y ASI SE DECIDE.
En consecuencia, con base a los criterios doctrinarios y jurisprudenciales traídos a
colación como fundamento del presente fallo, así como de las normas que rigen la
materia, la apelación interpuesta por el abogado JUAN GARCIA MADRIZ, en su
carácter de apoderado judicial de la parte demandante, ciudadana IVON
MARIELA CAMARAN YANEZ, debe se declarada parcialmente sin lugar, Y
ASI SE DECIDE.
TERCERA.-
Por las razones antes expuestas este Juzgado Superior Primero en lo Civil,
Mercantil, Bancario, del Tránsito y Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de
la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, en nombre de la República
Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, DECLARA: PRIMERO:
PARCIALMENTE CON LUGAR la apelación interpuesta el 28 de marzo de
2011, por el abogado JUAN GARCIA MADRI, en su carácter de apoderado
judicial de la ciudadano IVON MARISELA CAMARAN YANEZ, contra la
sentencia interlocutoria dictada el 24 de marzo de 2011, por el Juzgado Segundo
de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Bancario de esta Circunscripción
Judicial.- SEGUNDO: LA NULIDAD PARCIAL de la sentencia interlocutoria
dictada el 24 de marzo de 2011, por el Juzgado Segundo de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil y Bancario de esta Circunscripción Judicial. En consecuencia
se REPONE LA CAUSA AL ESTADO en que el Tribunal “a-quo”, DECRETE
LA MEDIDA DE SECUESTRO, solicitada por la parte actora, en el presente
juicio, con base al criterio señalado, con los pronunciamientos de Ley, sobre un
vehículo cuyas características son las siguientes: Marca: Mitsubishi. Modelo:
Signo GLI 1.3L M/T. Tipo: Sedán. Año: 2008. Color: Beige. Uso: Particular.
Serial de Carrocería: 8X1CK1ASN8Y800035. Serial del Motor: JB8710. Placas:
DDA73Y. Clase: Automóvil. Peso: 1080 Kgs. TERCERO.- SE NIEGA LA
MEDIDA DE EMBARGO, solicitada por la parte actora.
La Secretaria,