Alimentos Funcionales
Alimentos Funcionales
Alimentos Funcionales
Historia
En Europa los alimentos funcionales se introdujeron más tarde, hacia la década de los
90 como consecuencia de un nuevo estilo de vida asociado a la vida laboral, un aumento
del poder adquisitivo y la innovación en la industria alimentaria.
Como ya hemos comentado, los alimentos funcionales surgen ante los cambios en el
estilo de vida de la población. Se recomienda seguir una alimentación variada,
equilibrada y moderada para prevenir ciertas enfermedades y mantener un buen estado
de salud. Sin embargo, estos cambios en los estilos de vida como la falta de tiempo para
cocinar, el ritmo de vida actual, la falta de actividad física y la gran disponibilidad de
alimentos ofertados han puesto de manifiesto desequilibrios alimentarios produciendo
un aumento de ciertas enfermedades, entre las que destacan las cardiovasculares como
primera causa de muerte y de hospitalización en España.
Hay que destacar que las
enfermedades
cardiovasculares
consumen el principal
porcentaje del gasto
sanitario en los países
desarrollados y suelen
estar relacionadas con
factores de riesgo
modificables como el
colesterol, la
hipertensión, etc. La Organización Mundial de la Salud estima que un 50% de las
personas no cumple con las recomendaciones de los expertos respecto a hábitos de vida
y alimentación.
Por tanto, en los alimentos funcionales se integran dos puntos muy importantes y muy
distintos. Por un lado tenemos la ciencia de la nutrición, encargada de investigar y
probar los nuevos compuestos y/o alimentos que se van desarrollando y por otro lado la
industria, productores y distribuidores del alimento que va a llegar finalmente hasta
nuestras manos, los consumidores.
Hoy en día, todos nosotros, los consumidores, no solo deseamos alimentarnos bien, sino
que además demandamos y deseamos que el alimento tenga un beneficio específico
sobre su salud, ya que cada vez, tenemos más interiorizado que la alimentación es uno
de los pilares para envejecer con calidad de vida.
Con todo ello, hemos realizado este tema de alimentos funcionales para aclarar las
dudas que nos puedan surgir sobre este tema como qué son, qué beneficios tiene y a
quién van dirigidos.
¿Qué son los alimentos funcionales?
Para que un alimento se considere alimento funcional debe cumplir las siguientes
condiciones generales:
Debe ser efectivo en todos los miembros de una población (edad, constitución
genética, etc.).
Las cantidades del consumo necesarias para manifestar sus efectos beneficiosos
tienen que ser las habituales en un patrón normal de alimentación.
Incluso dentro de Europa, dado que por el momento no existe una legislación común en
todos los países que la forman, cada país puede desarrollar sus propias normativas.
Por tanto, un alimento funcional, dependiendo del país considerado puede ser uno de los
incluidos a continuación:
Alimento natural.
Es de gran importancia
identificar los compuestos
presentes en los alimentos que
provocan un efecto beneficioso
para la salud. Gracias a las
investigaciones realizadas en los
distintos alimentos, se han
podido identificar numerosos
compuestos o nutrientes que
producen estos efectos positivos
y con ellos, la industria se hace
responsable de la elaboración y
producción de los distintos
alimentos funcionales.
Hoy en día estamos expuestos a una gran publicidad que hace referencia a este tipo de
alimentos, y cabe destacar, que la principal diana terapéutica bajo la cual se están
desarrollando nuevos productos son las siguientes:
El rendimiento: alimentos con DHA y EPA, omega 3, vitaminas del grupo B, etc.
Estos componentes se les adicionan a una gran variedad de alimentos, como por
ejemplo la leche enriquecida con omega 3, los huevos con omega 3, etc.
Anexo
Alimentos a los que se les añade algún componente, como por ejemplo:
omega 3 o jalea real.
Alimentos en los que se sustituye un componente por otro, como por
ejemplo: azúcar por edulcorantes (mermeladas o refrescos light), grasa por
hidratos de carbono o proteínas, etc.
Alimentos a los que se les elimina algún componente: leche desnatada
(eliminan la grasa), alimentos para celiacos (sin gluten), para hipertensos
(sin sal) etc.
Alimentos a los que se les aumenta la concentración de algún componente,
como por ejemplo: leches enriquecidas en calcio y vitamina D, zumos
enriquecidos con vitamina C o cereales con ácido fólico.
Alimentos a los que se les altera la biodisponibilidad de algún componente
(se enriquece el alimento y se mejora su biodisponibilidad), como por
ejemplo: los yogures con esteroles vegetales.