Heinz Kohut
Heinz Kohut
Heinz Kohut
Un segundo período que abarcaría hasta sus trabajos de 1971 que culminan con la publicación
de “Análisis del Self”. En esta etapa formula su teoría del narcisismo como fuente del desarrollo
independiente de la libido. En 1966 en “Formas y transformaciones del narcisismo”, Kohut
señala que el destino del narcisismo no es su desaparición si no su transformación en cuatro
categorías básicas de la maduración.
También este período realiza aportes técnicos de importancia, sobre todo en relación a la
transferencia.
En un tercer período publica en 1977 “Restauración de sí mismo”. Aquí crea una bifurcación
teórica sustancial al afirmar que el Self contiene de aparato psíquico y es una estructura más
abarcativa que el mismo.
Kohut fue un autor que parte, al igual que Freud, de su experiencia en la clínica psicoanalítica y
en el trabajo con sus pacientes. Analizándolos encuentra que la clásica teoría del impulso y la
defensa, así como la del desarrollo libidinal con sus fases oral, anal y fálico-genital le resultaban
insuficientes. Si bien comienza trabajando según la línea freudiana, percibe que existe un
número de pacientes que no eran analizables por estos medios, fundamentalmente por el tipo de
transferencia que ellos establecían, que iba más allá de la transferencia neurótica y que da en
llamar Transferencia Narcisista. De estos pacientes, por la particular transferencia que
establecen, Kohut dirá que padecen trastornos narcisistas.
Narcisismo. Kohut se enfrentó a los prejuicios que le quitaban al narcisismo su justo lugar en la
vida de los seres humanos. El narcisismo tiene una mala reputación en función de su
interpretación como lo esencial del egoísmo y el amor a sí mismo, repudiado –dice Kohut- tanto
por la moral cristiana como por la judía, o sea por la civilización de Occidente.
La propuesta de Kohut es la de un desarrollo biaxial de la libido, con uno de los ejes recorriendo
el camino descripto por el psicoanálisis y el otro por el desarrollo del narcisismo, que
continuaría a lo largo de toda la vida.
Agrego entonces a la conocida teoría del desarrollo psicosexual y a la teoría de las relaciones
objetales una descripción de las Transformaciones del Narcisismo.
Estas transformaciones están descritas en su artículo “Formas y Transformaciones del
Narcisismo” (1969, Revista de Psicoanálisis Nº 2). Esencialmente postula que existe un proceso
evolutivo del narcisismo primario y que no hay una desaparición del narcisismo cuando se
establecen las cargas del objeto.
Recordemos que en la teoría psicoanalítica clásica se da primero el autoerotismo (sin referencia
a un Yo total), satisfacción en el propio cuerpo, y eventualmente con instintos parciales. Luego,
el narcisismo, donde, el sujeto se toma a sí mismo como objeto de amor y por último se daría la
carga del objeto.
También se llegaría al narcisismo (en la patología grave) cuando la carga del objeto, por
regresión, vuelve al yo y es lo que conocemos por narcisismo secundario.
En la segunda tópica Freud plantea que el narcisismo primario es ano-objetal o sea, no carga los
objetos. También habla del Yo como reservorio narcisista de la libido.
Clínicamente cuando se habla de narcisismo casi siempre tiene un carácter peyorativo y esto es
lo que viene a corregir la propuesta de Kohut.
Empatía. Para Kohut es la capacidad que tiene una persona de ponerse dentro del otro y
comprender lo que le pasa. Se distingue de la simpatía ya que esta solo sería un
acompañamiento afectivo. La empatía supone dos procesos, uno de observación empática y otro
de inmersión o comprensión.
Es la capacidad usada primariamente por la madre y secundariamente por el analista para
entender a quien no puede o no sabe expresar lo que le ocurre o lo que está más allá de lo
expresado.
Es un concepto central en esta teoría ya que las fallas empáticas son las que producen la ruptura
de la continuidad existencial.
Cuando se rompe la configuración psicológica primaria aparecen las pulsiones en estado libre,
desvinculadas de una estructura interpersonal que las contenga.
Otro concepto importante, es el de Rabia Narcisista. Para Kohut la agresión es una disposición;
Kohut no incluye en su teoría la pulsión de muerte o la agresividad, como destructividad
primaria.
La agresividad, para Kohut, se manifiesta como rabia narcisista cuando los objetos del self no
cumplen con lo que el bebé (o el adulto) espera de ellos. Esta frustración desencadenaría la rabia
narcisista.
Otra idea del autor es el concepto de Hombre Culpable versus Hombre trágico. El hombre
culpable es el hombre del conflicto, de la culpa, de la prohibición, del Edipo, del parricidio. El
hombre trágico, en cambio, es el del mandato interior, el que tiene que desarrollar un plan
El self. Kohut parte del concepto ya enunciado en 1950 por H. Hartmann cuando dice que el
narcisismo es la “catexia libidinal del self” distinguiéndolo del concepto del yo, al cual
describe como una instancia del aparato mental que es definida por sus funciones, en tanto que
el self es la representación del sí mismo “Lo contrario a la carga del objeto no es la carga del
yo sino la carga del self” (Hartmann 1950)
El self o sí mismo si bien también es un concepto dentro de la teoría, se encuentra más ligado a
lo experiencial y a lo emocional. Es un concepto de menor nivel de abstracción.
Kohut, en un principio habla del self en un sentido estricto –“Análisis del Self” (1971)- lo
considera como un contenido del aparato mental definiéndolo como “una estructura catectizada
instintualmente que tiene una continuidad temporal”. Si bien no es una instancia, es una
estructura dentro del aparato que tiene representación tanto en el ello, como en el yo y en el
super yo.
A medida que Kohut avanza en su teorización el self va cobrando importancia progresiva hasta
constituirse en el “centro del universo psicológico del individuo”, otorgándole al mismo un
sentido amplio y que hace referencia a la persona total con el aparato psíquico como contenido
de dicha estructura más abarcativa.
Arco de tensión
PA PI
Talento, habilidades
El self grandioso se interrelaciona con el objeto de self reflejante, conformando este (de manera
especular) el sentido innato de vigor, grandeza y perfección del self. Manifestándose esto a
través de conductas exhibicionistas y de búsqueda de aprobación. Para Kohut esto se juega
especialmente con la madre o con el objeto de self maternal.
El bebé también se interrelaciona con la imago parental idealizada que le otorgará la imagen de
calma, infalibilidad y omnipotencia que le permite calmar sus ansiedades.
Queda entonces de esta manera constituido lo que Kohut llama Estructura bipolar del self
normal.
Para comprender la dinámica del self con sus objetos cito a Kohut y Woolf:
“La fortaleza de estos tres principales constituyentes del self, la elección de sus contenidos
específicos, la naturaleza de su relación –por ejemplo, cuál de ellos terminará por predominar-
y su progreso hacia la madurez y la realización potencial a través de acciones creativas, están
menos sometidos a la influencia de aquellas respuestas de los objetos del self determinadas por
sus ideas con respecto a la educación del niño, que por las que expresan el estado del propio
self nuclear de esos objetos. En otras palabras lo que influye sobre el carácter del self del niño
no es tanto lo que los padres hacen sino lo que son. Si los padres no tienen conflictos con sus
propias necesidades de brillar y triunfar en la medida en que es posible gratificarlas en
términos realistas, si entonces el orgulloso exhibicionismo del self incipiente del niño
encontrará una respuesta de aceptación. Por duros que sean los golpes a los que la
grandiosidad del niño está expuesto frente a las realidades de la vida, la sonrisa orgullosa de
los padres que mantiene vivo un resto de la omnipotencia original, que se conservará como
núcleo de la autoconfianza y la seguridad interna con respecto a la propia valía que sustentan
a la personalidad sana durante toda la vida. Y lo mismo puede decirse con respecto a nuestros
ideales. Por grande que sea nuestra desilusión a medida que descubrimos las debilidades y
limitaciones de los objetos del self idealizados de nuestra vida temprana, su autoconfianza
cuando nos sostenían, su seguridad cuando nos permitían fusionar nuestro estrecho contacto
con sus cuerpos relajados cuando nos tenían en sus brazos permanecerá como el núcleo de la
fortaleza de nuestros principales ideales y la serenidad que experimentamos a medida que
vivimos nuestra existencia orientada por nuestras metas internas.”
Como vimos anteriormente Kohut diagnostica sus pacientes a partir del vínculo transferencial
que los mismos establecen. Observa que la Transferencia no es la clásica Transferencia
Neurótica estudiada por Freud sino la Transferencia Narcisista. La patología neurótica tiene
como conflicto nodal el Complejo de Edipo, a la que llamará patología del conflicto. La
patología narcisista va más allá del Edipo, o sea tiene su origen en etapas más primitivas del
desarrollo y la denomina patología del déficit, haciendo referencia al déficit que ha sufrido el
self en dichos momentos.
Los trastornos secundarios del self son aquellas reacciones que algunos sujetos, teniendo un self
bien constituido, padecen determinadas circunstancias vitales. Un self bien estructurado tolera
bien los cambios que en la autoestima producen tanto los éxitos como los fracasos, con sus
correspondientes emociones (alegrías o desesperanzas).
Kohut también coloca dentro de estos trastornos secundarios las reacciones ante un
padecimiento físico y también las incapacidades que acompañan una neurosis estructural.
Los trastornos primarios del self abarcan varios cuadros clínicos que tienen relación con la
severidad y naturaleza del daño que ha sufrido el self. Por ejemplo, si el self ha sufrido daños
permanentes y prolongados, mostrará diversos grados de fragmentación, de debilitamiento y de
desorganización y aparecerán todos los síntomas que corresponden a una psicosis. Estos son los
cuadros en que la interacción con los objetos del self ha sido crónicamente deficiente,
fundamentalmente en sus respuestas especulares.
También dentro de los trastornos primarios del self se ubican los estados fronterizos que
también padecen fragmentación, debilitamiento y desorganización del self en forma permanente
Con respecto a los trastornos primarios del self que recién hemos citado no nos extenderemos
más para así poder centrarnos en el estudio de aquellos trastornos primarios del self que de
alguna manera han significado el nacimiento y el desarrollo de la psicología psicoanalítica del
self.
Los pacientes que pertenecen a este cuadro clínico padecen una gran vulnerabilidad narcisista,
son personas que tienen dificultades para tolerar los fracasos, las postergaciones y las
dificultades corrientes. Son muy susceptibles. La dificultad mayor reside en la dificultad que
tienen para regular su autoestima.
Pero si bien todos estos diagnósticos tienen valor, para Kohut el diagnóstico se hace
fundamentalmente por el tipo de transferencia que establecen estos pacientes. El diagnóstico
definitivo del trastorno del self y del tipo al que pertenece, se hará de acuerdo a la transferencia.
Ahora vamos a abocarnos a la descripción de algunos cuadros que resultan clínicamente útiles
para la identificación de las distintas alteraciones en la constitución y desarrollo del self que
estamos tratando en esta clase.
Self sobrecargado: aquí ha fallado el objeto del self omnipotente, no brindándose para
que el self pueda fusionarse con la serenidad del mismo. Esto produce “la ausencia de la
capacidad autotranquilizadora que protege al individuo normal de sentirse traumatizado
por la difusión de sus emociones, en particular la ansiedad” (Kohut). El mundo para
estos pacientes es peligroso, hostil y en algunas oportunidades nos hacen pensar en
cuadros paranoicos. Son pacientes suspicaces, hipersensibles a los estímulos externos
que en ciertas oportunidades los viven como ataques.
Aparte de la descripción de determinados síndromes que recién hemos descripto, Kohut también
menciona una tipología de personalidades narcisistas que se observan con frecuencia. De forma
resumida haremos una enumeración de algunos de estos tipos de personalidades narcisistas.
Personalidades hambrientas de espejo: son personas que buscan que objetos que los
admiren y confirmen en su “self famélico” (Kohut). Buscan llamar la atención para
defenderse de la sensación que les produce la falta de autoestima. Buscan
continuamente objetos del self que los atiendan y confirmen. Como se puede observar,
en la descripción de estas personalidades, la falla se ubica en la interrelación del self con
el objeto del self reflejante.
Personalidades hambrientas de fusión: tienden a controlar sus objetos del self debido
a la falta de estructuración psíquica, relacionada esta falta, a las alteraciones producidas
por la deficiente interrelación del self con el objeto especular o idealizado. Son personas
con un self muy debilitado que necesitan de objetos del self en lugar de una estructura
del self. Viven a los otros como a su propio self y justamente por esto les cuesta tolerar
la independencia de los objetos y necesitan la presencia constante de los mismos.
En “Como cura el análisis” Kohut sostiene que la cura en el análisis no guarda relación con la
expansión del dominio del yo y de la conciencia sino que tiene que ver con una nueva
oportunidad de maduración.
BIBLIOGRAFIA