Entre Otros - Julio Ramos
Entre Otros - Julio Ramos
• Es1e trabajo fue P.Ublicado an1r:=riorn1en1e ~n la ri:visla Filología de Bucnos Aires en 1986.
Agradezco la crítica Y.las sug~rencias de Ioscfina Lud1ucr y Anronio Pric!to Taboada. Si: reproduce
aquí sin vatiacioncs significativas.
l. Oon1ingo Faustino Sannii:nlo, Obras. Vlaj~s por Euro1>a, Átrfc11 y América: 1845·
1s;¡7 (1849) . vol. V (Buent., s Airi:s: I111pn:n1a Mariano ~[ori:no. 1886) . p. 7. En adclante.
indicarentos la pág\na c::n ~1 ·tc·xto.
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circunstancial del relato p(>demos incluso imaginar una lectura que
Bellas Letras: ''Sobre el mérito puramente artístico y litera.río de .estas piense al texto como una práctica de ficción. Ya lo había previsto
páginas, no se me aparta nunca de la _ men~e . que c.~ateaubr1and, Mansilla: "Como Gulliver, en su viaje a Lilipuc, yo he visto el mundo
Lamartine, Dumas, Jaquemond, han esc11t? .viajes [... ] . (p. 12). La tal cual es en mi viaje a los ranqueles" (p. 317). ). "Creer~n algunos
autoridad se encuentra al otro lado; el v1 aJe, en Sarmiento. es su que a medida que co11·e la plu1na voy fraguando cosas imaginarias
búsqueda. ~ d' - para llenar papel y aumentar el erecto artificial de estas mal zurcidas
En Sarmiento la disconcinuidad topográt1ca y cultural, con 1c16 n ca.itas [ ... ]. Los abisn1os encre el mundo real. y el mundo imaginario
del viaje. se represen ca en térn1inos de un llcsni v~l: "Hay regiones no son lan profundos" (p. 29). Posiblemente St!a válida, además,
demasiado altas, cuya atmósfera no pueden respirar 1.9s que han la leccura del texro corno un estri cco ejercicio testimonial : "Yo no
nacido en tien·as bajas" (p. 12). El vi:ijero va de lo baJO a lo _a lto. soy más que un cronista" (p. 157), dice Man~illa. Así pai·ece haber
El itinerario dispone un 1novi míento en dirección a una plerutud. sido leído el relato por el Congreso Geográfico Incernacional en
El pasado, te11·itorio de origen. v.isto dt!s<.ie e~ otro lado, se asume 1875 cuando premió el libro. DécJdas despu¿s, Ricardo Rojas insisúa
como carencia. El intelectual viaj ero s~ autoriza en el proyecto de en que ''la pintoresca novedad del asunto en Ja ¿poca de su piimera
nivelación del desajuste . De ahí el peso ideológico .del género. edición y el inter¿s ailadido a esla crónica por el transcurso del
cuando menos a lo largo del siglo XlX. tiempo. explican la fama de tal libro. más que su factura literaria"3 .
En el inte1ior del género, Una excursi6n a los indios ranqueles · La oposición entre "crónica" y "factura literaria" permite la
(1870) de Lucio Vi~torio rvtansilla ~cupa un .1ug'.11". excé1~tri.co . Es
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ubicación de algunos problen1us que diticulr:in la lectura de un texto
fundador, digamos, de un nuevo tipo de eJerc1c10 tur1st1co . ~u formaln1ente tan híbrido co1no U na excursión. Corno muchos textos
excentricidad relativa, su capacidad crítica, se desprende de su trabajo latinoamericanos del siglo XIX, Una ext:ursii'1n pone en evidencia
sobre las normas instituidas por el relato del viaje a Europa. Una un alto grado de rnarginalidad funcional y genérica"'. Su espacio
excursión es un deliberado viaje a la barba.tie. De ahí, e~tre o~as se configur:i a p~1ir de la codi ficJción de lo referencial5 , condición
cosas, su silueta paródica: "¿No es con1~n ir. a Eur?Pª ~or 1nsu:i1rse de producción y de lt!ctura del discurso testirnon.ial en la forma del
para olvidai· lo peco que se ha. o.prend;do en la t!t;ti·a. [... ] }1 P.º' relato de viaje. Sin en1bargo, ran1bién es evidence el "efecto artificial"
lana para saljr trasquilado" (p. 43). Una t:!xcurs1on a los 1nd.1os del rel:ico, la apelación a la función estélica de la época mediante
ranqueles es la práctica de una inversión, t:o1nentada por Mans11la las notables nai1·aciones, las de!jctipciones lírh:as y las alusiones a
en este curioso recuerdo : los modelos del ron1anticisn10 europeo y argentino. Parecería,
entonces, que si bi en la oposi ción enrre "lo literario" y "lo no
Cuando yo estaba en el Paraguay, Santiago anligo, voy a decirte lo que lítero.iio" dificulta la lectura ciitica, no constituye una contradicción.
solía hacer, cansado de contetnplar, desde 1ni reducto en Tuyutí, todos Oigan1os, por ahorJ, que esa marginaJidad cuvo un valor práctico
los días la inisrua cosa [...]. sabes lo que bacía? pai·a !vL.lnsilla: su escritura propone. por un lado. la vit:ilización de
?vle sub[a en el 1nerlón de la batería. daba la espalda al ene1nigo, 1ne abría la norma estética d~ su ¿poca y, con el n1isn10 movin1ienlo, l;i
las piernas. fonnaba una curva con el cuerpo y nürando al ~rente por entre liceraturizución de lo~ discursos tesli nH.>nialé:S de la experiencia vi vida.
aquellas. n1e quedaba un instante contenlplando los Objetos .al revés. A pesar de la contluencia de funciones discursivas y de la
Es un efecto curioso pata la visual, y un recurso al que te aconsejo recurras con1plejidad genérica de Una . excursit>n podemos pu11ir de varias
cuando te faslidies. o ce canses, en esa vieja Europa [... ) (p. 50). n1acrices que, si bien son producidas por la escritura, operan como
Si escribir, para el rvt:insilla de Una excursión, es inve11ir, ¿qué
) . Ric:irdo Roja.s. His toria d~ 1~ lit\:'r...t lur;,¡ 1.1rgt>nli1111 lBUc!uos Air.:.s. 1922). vol. IV. p.
podría ser, para nosotros, la leccura? . . 499 .
Es posible leer Una excursión sólo. a p:i111r de la generosidad 4. Sobre la intport:incia de! tal 1n:irginalill:id. en d caso particular dc!I Facundo. v¿a.se NOI!
de sus n:.llTaciones. Tras el curso del tiempo que opaca el aspecto Jitrik, "El Facundo: la sran ri4uc::za di! la pobreza ... Próloso a D.F. Sarmiento. Facundo
(Caracas: Bibliotc::ca Ay:ic ucho. 1917).
5. Sobre los textos refent11ci<1les. sc::iiala Philippc:: Lejc::unc: ··tLos 1c:::t1os rc:: ferc::ncialcs) pre:·
te nde 11 aportar u na i nt'ornl :u:iún c::x terna al 1c::x 10. y así son1ctc::rsc:: a u na verificación. Su
2. El rcl:ilo se publicó i!O 1870 por i::111r(g:i.s ? ~ll Trlbun.ll d~ ~u.:nos .Airr!s: e.se: n1isn10 año finaliJnd no es l:a 111.:ra vcrosiniilituJ. sino la sc:: 111c::ja11za de: la vc::rdad. No c::I ·.:f.:cto de: realidad'
se publicó en forn1a di! libro. Manr!j:i111os l:i ed 1c16n di! Julio C:11ll~t·B~1~ _(Mr!x1co : fo~do ~e sino la in1agc::n 1.J.: lo rc::J I". l.~· pacl~ autobiugr.1¡>hiqu1: (Í'aris: EJitions Ju Sc! uil. 1975), p. ).
CuUur 3 Econónlica. ¡ 94 7). To<l;is las c i1a.s d~I t~ ll.I O part.:11 de! l!.Sta cJ1c1011 . Entre pnrcnicsis La trallucción di: la cita c::s 11uc::.s1r;1.
i ndic:in1os la p5gi na corrl!.spoull i ~ nl~.
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núcleos a partir de los cuales el texto arma su pat1icular organización formulación de la antinon1ia civilización/barbruie, un sector despla-
del sentido y. así, el complejo modelo del mundo que propone. zado de la oligai·quía reafirmaba su "derecho natural" al poder, en
Partimos aquí de la relación entre las figuras de lo otro y lo mismo una época en que la "barbai·ie" -el rosismo- determinaba la política
en el relato, dado que Una excursión constituye un deliberado viaje del Estado 8 . Como sefiala David Viiias :
al lugar excluido de (y por) la "civilización"; un viaje al territorio
extraño del indio y del gaucho exilado. Nos proponemos seguir La literatura argentina einerge alrededor de una metáfora mayor: la
la cadena significante de la que se desprende la relación entre violación. El matadt:ro y Amalia, en lo fundamental. no son sino
"nosotros" y "ellos": pronombres de lo mismo y lo otro, así como comentarios de una violencia ejercida desde afuera hacia adentro, de la
los mecanismos de exclusión e inclusión mediante los cuales se 'carne' sobre el 'espíritu·. De la '1nasa· contra las n1atizadas pero explícitas
formula dicha dicotomía en Una excursión . Observaremos cómo proyecciones del Poet.a. Y. a partir de e::;ta agresión inicial -por el reverso
Mansilla c1itica la "naturalidad" del "nosotros'', sujeto de la ideo- de la trama- los textos del ro1nanticis1no argentino pueden ser leídos corno
logía que enuncia la oposición civiliznción/ba.rbí'.lrie en su instancia un progresivo prograina del ·espíritu' contra el <u1cho y denso predominio
sarmientina; e intentaren1os luego ubicar la problemática del sujeto de la 'bf'irbara n1ateria'').
-forma de autoridad6 o medida de jerarquización- desde el cual se
hace la crítica al sujeto sarmientino: nos(otros), sujeto del cual Ahora bien. la relación entre "nosotros .. y "ellos" no es estable
Mansilla se · proyecta como un excluido, que a su vez constituye ni absoluta. En tanto modelo de una amplia producción cultural,
la forma de un poder deseado. es necesario situar sus realizaciones de acuerdo al lugar que 9cupa,
en una coyuntura histórica determinada, el sujeto que enuncia al
"nosotros" y que excluye al "ellos" del espacio discreto de la
DE BÁRBAROS Y CIVILIZADOS "civilización". Incluso dencro del "nosotros" pueden darse fisuras:
recordemos la reforn1u:ación críti ca del concepto sarmienlino-:de la
Como·· ha señalado Lotman, toda cultura es·tablece una oposición civilización que propone Al berdi 10. H~sta cie110 punto, esa fisura
entre su espacio interno, organizado, y su espacio externo, deses- explica también el grado de crítica al poder que se desprende de
tructurado7. En el caso de la cultura argentina del siglo XIX, esta Una excursión .
relación se establece con un parcicula.r dramatisn10. Tras la inde- Una excursión opera sobre la dicotomíJ civilización/barbarie~ · se
pendencia de España, la oligarquía liberal argentina confrontó la construye como la lectura transforn1ativa d~ tal oposición. En términos
necesidad de delimitar y consolidar sus fronteras económicas y de su temática, Una excursión evidencia la consistente inversión
geográficas, así como las de la identidad que habría de proponer de la antinomia según Sarmiento. Los siguientes ejemplos remiten
(e imponer) como la identidad nacional. a tal transfor1nación:
Los textos fundadores de la literatura argentina, El matadero y
La cautiva de Echeve1Tía, Amalia de N1:'.í.rmol y el Facundo- de Grandes y populosas ciudades con10 Buenos Aires. con codos los placeres
Sarmiento, están n1odelados en torno a la opo~ición entre un y halagos de la cí vilización. ceatros. jardines. paseos, palacios [ ... ] una
"nosotros" -los civilizados, los cautivos- y un "ellos" -los indios
y los gauchos- no sólo "bárbaros", sino agresores . De atú se desprende
el deseo de honiogeneizar el heterogéneo territorio de la naciona- 8. Sobre. esto se ii ala Erne:slo Laclau : "El conc<!piu i.J~ 1;1 :soc i'..:d aú con e:structuras <.lua tc:s
lidad. Además.• es irnportante notar que en estos textos, en la tie ni: una larga traJ ición ~n An11frica Latina. 1nicial n1e nte fue ÍlUn1ulada por l:i.s .!1 Ílc:s libt!rales
que ính:graron a sus paí:si:s .: n d n1c:rcado 1nu nd ial coi no pro<luctorc:s de n1ercancia..s primarias
[... ) . La fórn1ula 'civ iliz:k:ió n o barbaril!' . acuil:Hla por S;1nnil!1110. :;e convirt ió en la consigna
de tal proceso. Fue ni:c..:sario utilii:ir to<los los ml!diu:; posiblc:s para desacreditar la reacción de
6. Sobre la pro b lcmi1ica de l sujeto de la ideología. cf. Louis Althusser, .. ldeología y las regiones del inti:rior. cuyas eco11on1ias relativa rne nte dí versificadas si: desi ntegr.3.ban ·bajo
aparatos ideológicos del Est3Jo". en Posldont·s ( 1964-197 5) (México: Grijalbo.1976 ). Sobre el in1pac10 Je l;i co1n~tencia que: pres.:nt.aban las n1erc:incías euro~:is". Polltlcs and ldeolo-
el problema de la autoridad en c:I di:scurso. cf. .\lichel Foucaull. "What is an Author?•' en gy In. ~Ia ,"x ist Theory (Loa.don: Hun1auítíes Pri!ss, l 977). p. 21. La traducción de: la cita c:s
Language, Counter·~len1ory, Pn\!tÍl!I!, D . F. Bouchard. ed. y 1rad .. (New York: Cornc:ll nucs1ra.
University Press. 1977). versión orisinal en Bulh!tin d~ la Sod~1é Fnn\'.aise d~ Philosophle, 9. David Viñas, De S11r111il'nlo a Cort~:zar (Buenos Aires : Editorial Siglo Veinte. 1977).
63. 3 (1969). pp. 73-10.J. p. 15.
7. Jurij M . Lo1n1an. ··011 the Meralanguagl! of a Typologic:d Description of Culture .. en 10. Véase: la crítica Je: Juan Oauli:sla Albc:rdi a Sarn1iento recolo).itla c:n Proceso a Sam1iento.
SeniloUca, 14 . 2 (1975) . pp. 97-123. León Ponlcr. ed. (Bue nos A iri:s: Caldín. 196 7). -
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agitación vertiginosa. en 111edio de calles t.:strcchas, fangosas. sucias, como gesto crítico esta escritura ren1ite a la estricta negación de
fétidas. que no pcnniten ver el horizonte. [ ... ] cn l~s que yo n1e ahogo, toda postura de autoridad, de poder ucl autor y, así, de !(>da función
echando de 1nenos 1ni caballo. ideológica del discurso'?
Fut:ra ue ~14uí, ca.inpos dt!sicrtos, granúi;s hcrcd~1ucs, donde vcgt:ta el
proletario <!11 la ig. norancia y en la es tu P.iuez _f ... ] ..
Tesis y antítesis de la vida Je una repúblu.:a. Esn l.hcen que es gobernar FIGURACIONES DEL YO
y ad1ni11istrar. ¡Y para lucirse 1nejor, todos los días cl~unando por gente,
pidiendo in1nigraci6!1~ (p. 167). A lo largo de Una excursión se repite un curioso sueño del
personaje Mansilla. Es el sue11o del deseo de grandeza y poder:
Para rv1ansilla, esos "proletarios", lo~ gauchos, constiluy_en el
verdadero producto de la cierra: ellos tor1n~n lo qu~ ~eber1a ser [ ... ] sofiaba que yo era el conquis~ldor del desierto; que los aguerridos
la base de I a nacionalil1:.uJ. Son. sin en1b:.irgo. los ~iarg1nado.s por ranq ue les, magne tiz~1dos por e 1 eco de la civilización. hubín.n depuesto
el poder, a quienes "nu\:!:;tros polítiC<)S_ han.• p1::1.·seg.u1d:) ..Y ~s~1g~a las ~umas; que se habían recnncentrado fonnando aldeas: que la iglesia
tizado, {y] nuestr<)S bardos 11'.~ han tenido .t;l val<)! de: ca1~tai, ~11~0 y la escuelu habían arraigado sus ciinientos en aquellas comarcas deshe-
para hacer su caiicacura" (p. l.) 7). Lo es~nc1al. seg~n Mans~ll~. s~na redauas [ ... ] (p. 174).
oponer lo nacional, lo de la tH!11·a, ::i la n1on<)111a1ua ~e ta 1n11tac~ó.n •
que quiere despojarn(1S de todo, de nuestras costun1b1 es, de nuest1 a Ese parecería sei: el sueño de un n1ilirar an1bicioso, que lleva la
tr:.idicí ó n" (p. 167). . . civilización y sus · instituciones ~ las excrufias regiones de lo otso.
Es t=videnle que se cuestionan alú los ideol<)gen1as sarmienu_nos Sin embargo, el sueño no concluye alú; el sujeto pronto se siente
formulados en las oposiciones ciudad/c~n1pc>, .Europ~/ ArgentJ na, el "patria.rea respetado y venerado" por los indios. Llamado por
hombre urbano o inn1igrante/gaucho o cr1ollo. Se critica, ad.emás, un "espíritu n1aligno". "se "concitaba a una mala acción, a dai· [su)
el postulado que sirve de base.ª tales o.posiciones: el rol determinante golpe de estado" (p. 174). Ese "espíritu del mal" le dice:
del medio y de la raza segun Sarmiento:
¿No tienes poder, no eres de carne y hueso. no a1nas el placer? Pues bien
Sobre este tópico, Santiago ~unigo, nüs opiniones han ctunbiado. n1ucho [... ] ¡Escucha la pnlahra dt: la expcril:ncia. hazle proclmnar y coronar
[ ... ] desde la época en qui! con tanto furor uiscutí•unos la fat.altdad de einper:ldor! Inlit.a a Aurelio I. Tient.:s un no1nhre ro1nano: ú1ci11s Victorius
las razas.[ ... }. . Jnperaror sonar:'t bien al oído de la inultitud (p. 175).
Hoy pit:nso e.Je distinta :lanera. <:reo.en la unilJ~1d de la especie hun1nna
)' Ctl la i11tlu~11cia <Je los 111a/o.s gob1CnlO.S (p. 13). En varios senriLIO!S, el vo en Una excursi<)n suc.:un1be
~
anee la voz
de la tencación. Aunque iY1ansilla nunca llegaría a ser emperador,
En el sentido de su crítica a Sw:n1iento, Una excursiún es un de su enfático deseo de autoridad se desprende la sistemálica intlución
deliberl1do viajt! al lugar del otro, al te1Titorio excluido de la "barbaiie". del yo que no sólo acravie~a las posturas del personaje en las tolde1ías,
Con 1o dt!li ber:.ido viaje propone no sólo el encuentro d~l . coronel sino también la función del sujeto ~n otros niveles de Ja organización
Mansilla con los ranqueles sino ta1nbién la puesta_en cr1s1s de 1.a textual.
unaturalidad" del "nosotros" que entonces determinaba las cuali- Esa práctica textual de M:insilla, por cie110, no se reduce a Una
dades propias de lo "bárbaro" y lo "c.i vil_izado". En la é.poca de excursión. Adolfo Prielo señal a, en su lectura de l\l(is memorias
Una excursi6n, ese "n<)SOtros" era el su.1ero que d~term1naba 1~ (1904). que tvlansilla "ral vez sea el hon1bre que ha hablado más
política del Esrado en ese lien1po presidido .por ~arm1ento. De ahí de sí n1ismo" en la A.rgenlina 11 • De Una excursi6n, sin embargo,
que el texto sarn1ienlin? y la lectura del l~be1:~1tsn~o .q~e sup~~e se desprende una anon1alía. El recuerdo f;11nilía.l', la nornenclatura
constituyan un uspt!cto tund:.ln1encal de_ 1.a . n1ate11a p11ma 1deoló~1ca de una genealogf u poderosa, fu nda1ncnta la auroridad del yo en
sobre la cual trabaja la escritura en .1u1c10. .
Podríarnos ahora pregun1arnos de!)de qué pers_pec~1va ideológica
esta escricura legitin1a su crítica d~l 1nodelo s:ir1111enttno. ¿9 es que 11. Adolfo Pri~1 0. L:i lih·r.1lu r-.a a u lohiogr:ili\:a a 'l:l'Jlt inu íBu.:nos Aires: Jorge Á Jv~rez.
1966). p . 126.
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Mis memorias 12. En cambio, Una excursión proyecta la figura de clave de acción: la teatraliciall. Los significantes de la teatralidad
un yo sin histori a fan1iliar, la figura del ~elf-n1ade nian Mansill~~ abundan en el relato: "Yo fingía no entender nada [... ].. (p. 80)~
"mi tesoro no es herencia de nadie. Yo mismo me lo he formado
(p. l 61 ). De ahí que la autoridad del yo en Una ~xcursión dependa
r·
"Hecha la comedia, pedí n1ás aguardiente [... (p. 105); "[ ... J probarles
a los indios. con un acto de at1'ojo [.. .]'' (p. 14 ). Esa distancia -a veces
de la c~pacidad del nruTador -ese otro yo- para intlar los_ actos .de un tanto irónica- entre el plano de la enunciación y el del enunciado.
su personaje. El personaje Iv1ansilla ~s el efe~t~ de ~n s1stemá~co se complica aún más si tenemos en cuenta que ambos planos se
proceso .hiperbólico. La i1nportanc1a del v1aJe mismo ha sido conjugan. aparentemenre, en un yo que uctua, •
pero que a su vez
exaoerada: cuando M:insill:i hace el viaje a las tolderías, supues- recuerda, edita y n~u1·a lo actuado. La teatralidad del personaje
tam~nte para ratiticar un pacto del gobierno con los indios, el tratado genera la siguiente pregunta: ¿Hay alguna identidad detrás del yo
ya había sido firmado por los ranqueles. ln<;l~so el e~c~entro c~n que finge, . que parece ser. que actúa conzo si fuera?
la "barbarie", que Mansilla propone como uruco y onginal, .tenia Lejos de ser un personaje esquemático, ese yo indica un ~lto
varios antecedentes. El propio S_antiago Arcos, intelectual chileno grado de consistencia. Es un yo esquivo y enmascarado, SUJeto
que figura como "destinatario" de las :·carras" que forman Una teatral para el cual ser es actuar. Es un sujeto siempre atento a ser
excursión había escrito años anees un tol leto relatando sus expe- visto, cuyo camp·o de acción es un escena1io en el cual la regla
ri.encias en la frontera argentina 13 • básica · del juego es conocer el poder, el efecto que las posturas
La inflación del yo. con10 decían1os, se verifica en vatios niveles propias tienen sobre los otros. El personaje calcula la auto1idad que
de la organización textual. Veamos. p1in1eramente, cómo se formula proyecta cada gesto emitido: "Yo hablé de los caballos q·ue me
la fi oura del actor Mansilla ante los otros perso najes del relato.
~ habían robado en Cullancó [... ] y lo hice con vivacidad [... J pa-
reciéndome que mi tono de auto1idad llamaba la atención de .. todos.,
(p. 139) . Farsear es su acto . distintivo . Lo hace sin el · menor
"tv1IRABAN Y lvlIRABAN CON INTENSA OJEADA" remordimiento, pues hasta los indios ..saben rodearse de aparato
·teatral para deslumbrar o en1baucar a la multitud" (p. 110). El
Podríamos suponer que el encuentro con lo irreconocible, con "aparato teatral'', entonces, no es simplemente un juego; no se arma
lo otro, implica, por parte de su sujeto, un mirar con "intensa por lujo o por una inoeente extravagancia. Es, por el contrario, una
ojeada". Su relato, entonces, sería el cuento de lo visto. El e1~cuentro sistemática manipulación del espectador, de la "multitud" que mira:
de Mansilla con los ranqueles, sin en1bargo, se _arma S<)bre la aparente otro siempre presente sin el cual el yo teatral . dejaría de ser.
pasividad del sujeto actor. El narrador, básican1ente, cuenta cómo En er encuentro del personaje con los indios y los gauchos en
Mansilla e.s observado y adn1irado por los indios, unte los cuales las colde1ias leemos otro de sus rasgos distintivos: encontrar al otro
reconoce ser un extraño: un otro. Cuando se es visto hay que posar; no puede ser sin1plemenre el juego de ver y ser visto: requiere.
se posa y se dice que el acto anre. el otro es sobre to~o una postura. además, ser escuchado y comprendido. Tul intercambio de sentido,
La contiguración del personaje en Una excursión se genera por su parre. sólo puede darse mediante la imitación de los propios
mediante la distancia de un nru1·ador que continuamente señala el gestos del "bárbaro". Es decir. requiere un actuar con10 si se disolvieran
carácter fingido de las posturas d~l personaje al situarlo en un campo las bai1·eras entre lo n1isn10 y lo otro: sin1ulacro para reducir el efecto
de la extrañeza mutua. De ahí que en su encuentro con el cacique
12. Sobre.! las funcionc:s dc:I yo c:n la obra de: ~13nsilla c:n general, véase Sylvia Molloy. rvtariano, Mansilla siga este curioso consejo de Caniupán: "Mora
"lm:i.gen de Ma nsi 11 a" en La A rgcnti na d d Ochenta al Cen lcna rio . G. Ferrari y E. Gallo. volvió a conversar con Can.iupán y me dijo después: -Señor. dice·
con1ps .• (Bue nos Aire.~: Sudan1ericana, 1980). p. 7 J l. .
13. Santiago Arc os. Cu,•stión Jt: los indio.~. L.a~ _f ront~r.t~ y _los. 1n~los ( 1S60): e~ . n,0~3 1
Caniupán que ya puede darle la mano al general Mariano; que haga
de Caille!-Bois en l:i c:dic ión que: 1na11ejan1os. Los v1a1es al lerntono 111d1ge11a no eran 111.soh!<?S; con él y con los demás que salude lo mismo q·ue ellos hagan con
recicnh!n1ente se han edi1auo . pur .:j .:111plo . la.~ rc:vdadoras l'-ll·1n~•rl~ s de Manuel ~:ug~rria. usted" (p. 134 ). Así hará Mansilla casi siempre.
Féli:it Luna , c.!d .• (Buc:no.'i Airc:s : Solar/ Hai.:heuc:. 1975). soldado ~111tano que: tras. la v.1c1ona _de
Rosas se r.:fugi:i .:ñ. l:as told.:rías y lle~a a ser u1~ re.spet:ido cac1(¡ue bla 1~co. Ba1gorna esc~1be Ahora bien, la comunicación con el otro, el intercambio de sentido
entre dos 1nundos. Tr::i..s .sus vc:inr.: a1ios c:ntrc: los 111d1os. asun1e su knguaJe y s u 1nodo de vida. mediante la imitación de sus gestos, implica, por pai1e de.l personaje,
incluso i:I robo. Despu¿s di! Casc:ros, sin en1b:irgo. decide r~gr.:sar a la "civilización" .. nlundo un acercamienlo, un contacto mate1ial. físico, y, en cierta medida,
dc.!1 origi:n. Enrre los blanca:¡. Baigu1Tia es _visto. con dC:$cOnf1a11~,' ~~~o un ..otro. Esc~1be par:s
reducir c:sa di.stancia y para rc::ifirinar su 1dc:1l111.lad de: h.onibrc: c1 v1!Jz¡¡do . La c:scritura era la necesidad de pai1icip:u· de la ''grotesca" forma del cuerpo extraño:
atributo. e: n c:f~cto. de: 1 sujc:10 ci vi Ji zado.
80 81
Detrfls de n1í iba una c~urctilla exprofeso. La djstancia frenlc al cuerpo :.inin1alizado del Olro es notable. En
Acerquén1e prünero a Linconao y después a los otros enfem1os [ ... ] . otras instancias, sin embargo. como en el caso de la anterior
Linconao estaba desnudo y su cuerpo invadido por la peste con una descripción de Linconao, Munsilla no puede olvidar el simulacro,
virulencia horrible. base de su contacto con los ··bárbaros". De ahí que imite sus
Confieso que al tocarte sentí un estrcn1ecinliento semejante al que con- costumbres, por n1uy bajas y grotescas que le parezcan:
mueve la fr~gil y cobarde naturaleza cuando acornetemos un peligro
cualquiera. Tonlaba las posturas que 1ne cuadraban 1ncjor. y calculando que lo que .
:\quella piel granulenta, al ponerse en conlacto con 1nis in.anos, n1e hizo iba a hacer produciría buen efecto en el duefio de la casa y en los convidados,
el efecto de una 1i1na envenenada [ ... ]. 111e quité la bolas y las 1nedias, saqué el pufial que llevaba a la cintura
Aquel fue un verdadero triunfo d~ In civilización sobre la barbarie [ ... ] y mi:! puse a cortar las uñas de los pi<!s, ni 1njs ni menos que si hubiera
(p. 10). estado solo en 1ni cu,u-to. haciendo la policía 1natulina. [... ] ¿Qué más
podían ellos desear? Yu U7l1 a ellos. Me les asi111iluba. Era la conquista
Debe ser difícil, sí no in1po.síble. in1itur con precisión los gestos de la barb:u-ie sohre la civilización. El Luciu.s Victorius IInpcrator del
de lo desconocido, de lo otro en su t.!Xtrai'\eza rná.s plena. Sin embargo, suefio ~uc tuve [ ... J estaba allí transfigurado (p. 246, énfasis nuestro) .
es posible utilizar las convenciones que en el código de lo propio
figuran como la representación o el "retlejo" de los gestos extra~~s. Ahí llega a su punto culminante el proyecto teatral, el simulacro
Esto ocuLTe, por ejen1plo, cuando el narrador en Una excurs1on del personaje: "yo era n1irado ya como un indio" (p. 318). Se
"transc1ibe" e imita la forma de hablar del indio o del gaucho: "¿Qué intensifica su capacidad para ejercer poder sobre los otros: reaparece
habiendo por los campos. hern1ano?, le agregué" (p. 108). Algo el "espíritu maligno" del c~lebre sueño. Sin embargo, todavía
simi13r sucede con lo !:!roresco en Una ~xcursiJn. podría1nos preguntarnos: ¿por qué imit:µ· al otro?; ¿por qué se viaja
Lo ~rotesco, de La - cautiva a La vu~I ta de !Vlartín Ferro, al lugar de la barbarie'?
contigu~·() en la Aroentina una l:onvención cenfral en la d~scripción Sigun1os la línt!a de:! otro significante clave en Una excursión :
d~ los actr:s del i1~dio, desde !a perspectiva di! la "civilización" 1.l. el robo, significante que desde La cautiva había consciluido el acto
El indio, en ese códigc>. aparece en plena bajeza n1:.ite1ial. Es curiosa caracterizador del indio en su rela~ión con la "civilización", del
la r~lación entre el nai1·ador y el personaje en tales escenas. Veamos, misn10 modo qut! el estilo grotesco había sido la forn1a convencional
por ejen1plo, la siguiente descripción de una orgía india: para su descripción. En Una excursi6n la palabra robo es recu11·ente.
No sólo el indio y el gaucho nlatrert> roban, si no que en un par
Hon1bres y n1ujeres, jóvenes y viejos. todos estaban revueltos unos con de ocasiones Iv1ansilla roba a los indios. "Lu propiedad es un robo"
otros; desgre1iados los cerdudos cabellos. rotas las sucias can1isas. sueltos (p. 389), dice tvlansilla citando a Proudhon, aunque no para neoar
los grasientos pilquenes [ .. .]. sin pudor las he1nbrns, sin vergüenza los la propiedad privada -base del liberalisn10- sino para justificar. ;on
1nachos. echando babaza éstos. vo1nilando aquéllas[ ... ], parecían un grupo cierta ironía, su robo de unos cabullos ranquelinos.
de reP.til~s asquerosos (p'. 362). En efecto, si De Ad~n a Suez ( 1854) había sido el viaje de la
apropiación de lo europeo n1ediante el co11sun1olj, Una excu.rsi6n,
en varios sentidos, t.!S el viaje dt! la upropiación de la "barbarie'',
de las tie11·as ranqut!linas y de los indios en ta1Ho cuet-p()S de capacidad
producliva, p(>r n1cdio del rob<>. In1ilar. asun1ir la idenridad del orro,
l ~ - Lo grotc:sco ta111bi¿11 co1H.lícíon:a !<i d..:s~ripci~.n d.:l ¡;¡¡u cho_i!ll la poc:sía de: Hila.río es la estrategia en que se forn1ula tal proyecto. Mansilln dice que
Ascasubi. Vc!3.s.:, por c:jc:n1plo , t!I pot:1n:1 " La rc lalosa c:n Jorge: Luis Borgc:s y Adolfo B1oy
Casares. ell.s ., Pot!SÍa g11 uchl'sca (M .:~ ic o: Fondo de: Cu lt~ra ~conón1ica. 1? S.S) , vol. .1. ~~ ·
viaja, prín1ero, para funda1nentar las bas~s de un pacto que facilitaría
127-130. c:n el cual se asu1ne c:l Ji.scurso <lc:I ~auch~ para 1roo1zarlo Y.. P~roch3rlo. Es s1gn1f1- el desaiTollo de las líneas fe1Tovi:irias •v de la o:>oanadería en tie1Tas
cativo. por otra parte:, que en un tc:xto. co1no ··L:i f1c:.s1a. del nlou_struo (~larcha_. 30/IX/5_5 ), ranquelinas. El desa11·0110 del fe1Toca1Til ~instancia de la expansión
que orig inailne nh! circuló en la ~~c:ntin_a de: n1odo sc: nucla.?dc:.st1no.: Bo~ges . y B1oy man~Jen
el estilo groiesco que: es .su panx.ha de~ d1.s_curso dc:I nuevo "bárb:tro : el _1nn11gr<1n1e ~ron1~1a.
Curiosan1en1c: . ..:1 texto p;utc: de: un c:p1~r :dc: de: .. La rc:falo.sa de: Ascasub1, p~ta oficial ~ntia
rio. Sc:rí:i nr:cc~:irio. por otro laJll, Jif.:rc:nciar e: ntrc: 1al 1n::inc:jo dc:I grotc:sco e: n 1a Argc:nuna y
el grotc:sco riopular. sl!gúu lo c::;1uJia David Vi1ias l!n Grolt'sc11, huuigr1u:ión y fracasn: 15. Así kc: Viñas c:J pri1ncr rdato dc: viaje de Mansilla .:n ··Et \·iajc: consunlidor", Dt! S111mtit!ntu
Anua ndo Dl~cépolo (Buc:uos A ircs: Edicio11c:.s Curr~siJor. 197 3). a Cort:iz:ir. op. cit.. pp. 175-79.
82 83
del territo1io económico de la nación- resulló ser con Roca la etapa , Desde la .per~pecti~a de 1\/1ansil1a, el problema del gaucho era
final del genocidio ranquelino 16 . aun más seno: La 1Ibe11ad, el progreso. la inmi oración, la Jaroa
Para Mansil la la eliminación del indio no era necesaria; ése no Y lenta palingenesia que venimos atravesando di~z y ocho añ~s
sería un acto civilizado. Se viaja para llevar la palabra de la lo v~n ,haciendo ~esaparecer". El gaucho -el gaucho trabajador-
"civilización" a las remotas regiones de lo otro. Se viaja, además, const1tu1a la figura ~ndadora de la nacionalidad; aun así era marginado
para demostrarle al "nosotros" saimientino que incluso en lo que por las numerosas formas del poder ilegítin10 del Estado: el ejército,
se había llamado "barbarie" existían, oscuramente •. los signos de el juez de paz, etcétera.
la "ci viliz::i.ción". En vruios sencidos, Una excursi6n se arma como una lectura de
Para Mansilla, el patrin1onio del "espíritu", el espacio de lo "ci- la poesía gauchesca, género literarian1ente marginal en su época.
vilizado", no podía reducirse a Buenos Aires. Los "bárbaros" -los El texto no sólo tematiza la problen1álica de la maroinación del
gauchos. e incluso los indios- también podían formar parte del ~aucho -campo sen1úntico i.:lí.lve de la gauchesca- sino también que
espacio del trabajo protluctivo: "¿No hay quien sostiene que es incluye numerosos relatos de fogón -vidas de gauchos· en los cuales
mejor exterminarlos. en vez de cristia1tizarlos y utilizar sus brazos el otro asume la palabra, t:!l discurso directo que, a primera vista,
para la industria, el u·abajo y la defensa común [ ... J?" (p. 109). Tal no parece estar subordinado al discurso del autor (que no es gaucho,
integración podía darse mediante la educación, responsabilidad de como en la gauchesca). ivlansilla comenta el procedimiento= "Yo
un estado que, en cambio, oprimía y marginaba al "bárbaro". era yo •y a la ve.z el soldado, el paisano ése, lleno • de abneoación:::> '
"Aquellos campos desiertos e inhabitados, tienen un porvenir cuya tnste aventura acababa de ser relatada por sus propios labios
grandioso, y con Ja solemne majestad de· su silencio, piden brazos C?n el acen~o inin1itable de la verdad" (p. 71 ). Sin embargo, l~
y trabajo" (p. 392). Por eso el caso del cacique Ramón es ejemplar vidas d_e . Cr1sósto.m~, Can1argo, Chafülao o M1guelito, comprueban
para Mansilla: "El indio me habló así: -Yo soy alnigo de los cris- sólo m1rumas var1ac1ones en términos de la modelización narrativa
tianos, porque me gusta el trabajo [... j" (p. 374). Ramón es modesto, lo que indica la función del discurso uuloral den1arcando el discurs~
pacífico y era.bajador; incluso es capaz de realizar faen~ que para ?~l .orro. Miguelito huye de la "justicia" que lo oprime: ese conflicto
el arrogante hombre de la ciudad resuJtazían imposibles. EJ sí había 1ruc1al con la ley, que ínte11umpe la estabilidad de su vida anterior
tenido cie1ta educación: su madre era cristiana blanca, por eso no da ape11ura a la historiJ de su persecución y de su antisociabilidact'
roba. que
.. . en. realidad .es el efecto de su n1aroinación en manos d~ ~
"En la guerra con los indios (... ] Jo que hay que aumentarle a 1nst1tuc1ones mal fundadas. El fogón no es sólo el escenario físico
ese enemigo no son los obstáculos para entrar, sino los obstáculos en que se cuentan lJS histo1ias, si no una condición de existencia ·
para salir" (p. 5). En efecto, se propone la asimilación del otro; del d~scurs? d~I gaucho, pue~ no en cualquier espacio se puede
de ahí que no se le reconozca la histo1ia de su diferencia. Se piensa contai la historia de la repre~16n. Con10 dice ivtansilla "El fooón
al otro, más bien, como una existencia que imperfectamente refleja es la delicia del pobre S<>ld:.ido, después de la faciga. Alrededor;:, de
los rasgos de lo misn10 .. De tal modo, l\tla1~silla proyecta el deseo sus respland.ores de~aparecen las jerarquías militares" (p. 20); ahí
de integtarlo al espacio de un. "nosotros", que a su vez quedaría se den1ocrattz.a el d1scurso. Tales relat<)S remiten a la tradición de
refonnulado: ese sujeto no podría ser la base del poder opresor de l~ g~~c~esca. a J~ tradicil>n del "fogón" fundada por los díáJogos
Sarmiento ni de la hegemo1úa del sector urbano de la oligarquía. patr1ot1cos de H1dalgo 17 •
Había que apropiarse del indio y de sus tie1Tas para incluirlos en . ~) ~uu~ho,_ para. rvt.a1~silla, ta1nbién poseía los rasgos de la "ci-
el territo1io de la ley de un trabajo aún más productivo que aquel v~1Iz.ac1ót: : s1 la ~ust~c1a. no lo _o.prin1iera podría defender la pro-
que la "civilización", en la forn1a del estado actual, po1úa en práctica. piedad p11vada, l::i 1ns utuc1 l~n f::un1llur y el trabajo productivo. Podría
Tal asimilación pern1itiría la solución de dos problemas fundamen-
tales que obstaculizaban el desaiTollo de la economía t11ral: el problema
de... la segu1idad de la propiedad y del comercio en la frontera (por 17 · E.n Ct~.lnlO al lenta Je la 1na rg i11alidall del gaucho. d rcforn1isn10 de Una excursión se acerca
~o al rad1cahsn10 de El gaucho ~l11rtín Fil'rro, cuyo antiautoritarisnto llega a cuestionar la natura~
el robo), y la falta de una 1nano de obra estacionaria y barata. ~~d.a~ .de I~ l~.Y Y del trab:i.jo proJui:tivo. a.sí con10 10Ja.s las for1nas dd concepto dominanie de la
CI v il zac ió_n (a 1 ti na 1 Je 1 ~?e m a. en ~ l i:ru et: cJe la frontera. la 01 rl!d ad de 1a "barbarie.. aparece
1
~on10 .u1op1.a). Una cxcursiun. <n n1ucho.s .sc:ntiJo.s. <!$ co1nparablc con la crítica que= d~d(! e l
16. Cf. Colin M. Lewis. "La conso lioación de la fronl~ra argc:ntina d.: la d..!cada t.lel 70: los l1bl!r~l1s1no SI! I~ hac~ a In J.:y ~11 La \' u~·ltw de ~lwrlfn Flt·rro o i:n Los lrt>s gauchos orll.':ntides di.!
indios. Roc3. y los ferrocar ríl~s·· ~u La Arg~ntinia d~I Ochenh1.-. op. cit.. pp. 469·495. Lus.su:h .
84 85
constituir la n1ano de obra de un capitalism<) criollo, basa~ e~1 las excursión no es propiamente un conjunto de cartas dirigidas a un
riquezas de los ca1npos y dirigi~.º por ~1.la . clase q~e, .ep1~om1z~da lector individual, aunque manciene cie11os procedimientos retóricos
¡::or ?v1ansil la, igual gustaba de una to1 tilla de huevos de galhna del género epistolar como convenciones del género del relato de
frescos, en ei Club El Progreso, [que de) un~ de ave~U\lZ en el viaje. La función de Sanúago, en t::into destinatario textual. no equivale
toldo [del] cacique Baigorrita" (p. 3). Sólo a~1 se. p~dta. defen~er ª. la función del lector' hipotético que el texto proyecta, a veces
la nacionalidad de las garras inglesas y de~ 1~1t1UJO 1nm1gr~tor10. sin nombrar, como la imagen de su lector real posible: el público
Se viaja, en fin, para reso~ver las .contrad1~71o~es. q~e debido _al del periódico donde aparecieron, por entregas, las "cartas... Por eso
:-.oder opresor impedían l:i integración d~l bá1 ba10 al e~pac10 el nomb~·e _de ese desti natario pa.t1icu1m·izado es un significante que
tcivilizado"; contradicciones que obstaculizaban la necesaria e~ la ~nunc1ac1ón va llenando con las figur.as de sus lectores hipotéticos
pansión de 1as fronteras, _así co~10 el ~esai1·0Jlo p.leno de.· l~a econom1a quienes_. con mayor segurid:.id~ tenían acceso al relato y podían
del interior. Para rvt:.lns1lla, solo después de la soluc1on. de .tales convertirse en sus lectores reall!s.
c0 ntradicciones podía repl:.intearse el problen1a de la nac1onahdad. , _Sin e111bargü, Sanciago Arcos cumple otras funciones m:ls espe-
c1t1cas: es el nornbre del aucor del folleto titulado Cuestión de Jos
indios. Las fronteras y los indios (1860). Según un biógrafo de
Arcos, en esre folleto se "proponía [ ... J una acción militar contra
..\QUÍ. ENTRE NOS(OTROS>
los indios 'que depredaban las tie1Tas de los c1istianos"'t 8. De ahí
lmport::i notar ahora que lo anterior ~ons~ituye una i:ctura limita~a que el nombre de Santiago Arcos en el polo de la recepción facilite
en tanto arma su objeto sobre la n1ater1a dicha; es decir. opera S?bre el encuadre del diálogo 19 en el relato que, como vimos, postula
lo enunciado por un sujeto -el nm1·ador- como resultad? de la continua la crítica de la ''orgullosa civilización ... Santiago Arcos. entre otras
reílexión que ese yo genera sobre el. plano de la acc~ón. En el ~aso cosas, sig1úfica la postura ante la civilización que Una excursión
de i\·lansilla. tal vez no sería den1as1ado perver~o pt~guntars~ s1 l~ se propone desmontar.
dicho no podría ser otra pose, otr~ g~~to teatra~ y .1narupulado1, ahora Ahora bien, ya en la prin1erl cai1a hay indicios de que además
por parte del sujeto Je la enunc1ac1on. ~abr1a que I7er los gestos de Sanciago hay otros destinatarios del n:.uTador: "Ya sabes que los
del · que habla ante ese 01ro que es la t1gura texruahzada ~el que ranqueles son esa tribu de indios araucanos [... ]" (p. 2). De experto
lo escucha. ~t:ís aún , habría que explicar lo~ procesos escr1~ur~!es a expe110 ésa sería una inforn1:.ición supe11lua; de ahí que podamos
mediante los cuales se produce el habla del sujeto de la enunc1ac1un. suponer que el enunciado va dirigido a un destinatario que no
Tal vez así podrían1os luego cu,esrionar, ~o.n ~layar ~ei~_ez::i, ~l l~g~ maneja tal jnfo1111ación. Pronro se esp~citica la t1gura de ese otro
del autor aoente de la ideo\ogia qui.! leg1un1a la lectu1a y la t1ans- deseinatm·io: "Si al público a quien le estoy mosu·ando mi carta (... ]"
forma~ió;1 del libl!ralisn10 sarn1iencino; ideología de~de la cual Una (p. 6). De ahí en adelante IJ enunciación oscilai·á entre estos dos
excursión tiende una nueva escisión entre lo mismo y lo .o~r?: ~estin::itarios texcuales, aunque con10 veremos luego aparecerán otras
Reformulare 1nos, entonces, el problen1a: ¿pai·a qué s~ relata el viaje?'. figuras del lector en las in1portances d~dicacorias internas, meca-
¿a quién se destina el discurso, y cón10 actúa el discurso sobre sus nismo frecuenten1t!nte utilizado por i'vlansilla en toda su obra20 .
Por un 1:.ido la mayoría de las p1i1neras cilltas se refieren a Santiago,
destinataril1s? · . .. "an1igo", y por orro, al público de "nlúltiple cabeza", que en un
Una excursión con1 ienza con la siguiente evocación a un lecto1 .
"No sé d(Hlde re hallas, 1ú dónde te en~ontrai·á e}>ta cart_a y .. las que comienzo rara vez ~s nombrado, aunque progresivamente llegará
seguirán". (p. l ). ¿A qué sujeto . se. re!1e~e el tu.. 4:º:t!_gu1.a co~~ a ocupar por completo el Iug::ir del destinatario textual, desplazando
desrinat(trio tex1ual de la enunc1ac1ón? En la p:.ig1 na s1gu1ente
nonlbra ul destinatario: Santiago Arcos , -que ~orr:s~onde a una
ti~ura hist(5rica- quien signitíc:.itiva1nence lue anl1go 11~t1mo tanto ~e
:rvfansilla como de Sar1niento. Sin. en1ba1;~0, l~ func1~n. del .d~s~ 18. Gabri.:I Sanhul! za. s~ntíwgo A reos (San 1íaso J~ Ch ik: Editorial del Ptu.:ífico. l 966).
19. Sobre d concepto del diálogo cf. Jan Muk;uovsky. "Two Studies on Dialogue", en The \Vord
natario pronto se complica: en la pr1rn.era ~ai1a el nai1 ador ase;:,u1a and Vrrbal Art. J. Burbank y P. St~in~r. trads .. eds .. (New Haven: Yale Universi1v Prc:.ss
que desconoce el paradero dt! su L1esonatar10: ~or lo tanto, s.~ duct.a 1977) . . ' '
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a Santiaoo Arcos, que nnalmenre desaparece. La relación entre De ahí que el narrador ~1ansilla cumpla el rol de traducior -así
ambos d:slinatu.rios es reveladora. Temprano en la lectura notarnós como en el plano. de la a.cc~ón el yo hacía de enzbajador- que les
una oposición entre el destinatario individualizado y el público suple. a . los ex~lu1dos la 1ntorm::ición que no poseen. Observemos
colectivo: 1~~ s1gu1ences e1emplos: "Se inicia con un yapaí. lo misn10 que si
dijéramos: the plcJ~ure of a glass of wine wich you?, para que vean
Si en iugar de estar conversando contigo públicainente lo hiciera en los de la colo111a inglesa que en algo se parecen a los ranqueles"
reserva. no me detendría en estos detalles y explicaciones. Todos los que (p. 14 l ); o "He dicho que ~l camino cJe Cuero consiste en una
hemos sido público alguna vez snben1os que esce monstruo de múltiple rasiradilla, y voy a explicar lo que sig1tifica esta palabra que en ·
cabeza sube muchas cosas que debiera ignorar e ignora muchas otras que buen castellano tiene una signíticación distinta de la que le damos
debiera saber. ¿Quién sabe, por eje1nplo, rnjs nlenlira.s que el público? en l_J. jerga. de la tieITa" (p. 17). En ambos ejemplos el uso de la
(p. 17). cu1:s1v~ registra_ una distancia frente a la pal.abra del otro, campesina
? 1nd~gena . Stn embargo, el segundo enunciado comprueba la
La cont1ouraci ón de ese destinatario doble -dualidad que
~ ~.1.1c~us1ón del .narr.~dor en el :·n~sotros" (en damos), sujeto de la
compruebJ una tensión- es la forri1a que asun1e un. ideologema Jeig.a de la t1e1Ta • y la cons1gu1ente exclusión del. "ustedes" (que
liberal en la base misn1a de esca escritura: la relación entre la requiere la explicación).
experiencia individual y la vida colectiva vista con10 una contra- Además. en an1bos casos aparece cie110 rasgo positivo cualifi-
dicción. Ya Sylvia Molloy h::i.bfa señalado la importancia de tal c~ndo al. destinat~·io colectivo: no,, es ésre sirnplemente el qµe ignora,
oposición en su lectura de una causerie de Entrt!-nos: es ~l sujeto del buen castellano que se opone a la "jerga" cam-
pes111~. Es la fi~ura de un grupo social urbano: "Esce episodio tiene
De algún mo<lo parece intuir rvtansilln. en este 1nódico episodio, dos gran 1nteré~ social, y les hará conocer a muchos de los que~ no salen
n1aneras de ser. Ser (escribir) para un único lector y¡~; protegerse: contener, de los b:.uT1os cultos de Buenos Aires, lo que es nuestra Patria amada
capitalizar su imagen. O bien ser y escribir ante los otros -que no son [... J" (p. 52). Las referencias a ese destinatario textuaJ de los "barrios
él: único lector- desperdigándose, distorsionándose. Nlansilla escogió la cul.t os .. son constantes: "Ln civilización de Buenos Aires debe pensar
segunda posibilid:id -la in1agt!n grotesca vista por un lector al que no seriamente en esto. No soy un alarmista. Pero así como.; estamos
sien1pre co1nr~l:iba- pero no olvidó la pri1ncra: ser para sí o para los ~n.1e.n~za~os .. [ ... ]" <P: 66). El destinatario .ahf es el sujeto de la
íntimos. no perdcrse 21 • ~1 ~11tza~1ó~1 . Pero s1 antes tlabía1nos notado que las explicaciones
lex1cas ~nd1caban la exclusión del destinataiio (urbano) del código
Por supuesto, esa dualidad no es un hecho natural; más bien \ca.n1pes1~0) que en muchos mon1cntos maneja el naiTador; en este
con·esponde a un desajuste interno del liberalismo que, por un_lad~), ~l~1~1? e1e~1plo observamüs la in<.:Iusión del naii-ador en ·el sujeto
propone el yo en un plano imaginario con10 origen de la historia c1vll1zado (~n esran1os) y la in1plícita tc)rmación de un "nosotros"
y, por otro, confronta la.5 d!:!terminaciones reales de los procesos con~ ese. destinat~1rio colecri vo: desfinacario , recordemos. que .antes
sociales, inclusive la escricurJ. Ese desajuste que se establece como hab1a. sido cons1dera~o. agresivamenre como una r.ercera persona
la contradicción entre el amigo -Sanciago- y el público colectivo, excluida, co rno el publico que "sabe muchas menriras".
entre lo íntimo y lo público, deternlÍna en gran medida la escritura De n1odo que no hqy sólo una n1a.rcada exclusión, una distancia
de Una . excursión. explí~ita en el. despr~cio anee la n1asa amoit'a de "múltiple cabeza".
El público que la enunciación en un con1ienzo proyecta como Tu~b1_én .hay 1nstanc1 ~s en . que el sujeto de la enunciación proyecta
la masa amorfa de "niúltiple cabt:za" adquiere cieL1:l especificidad su 1nclu.s16n del_ desr1narar10 coleceivo, del "ustedes" civilizado, en
a medida que el relato progresa. En un comienzo se pa11iculuriza su .propio espacio: el lug:ir del "nosotros" que el yo regúla. Esa
mediante cie1to procedi1niento nt!g~.Hivo: el público es el que ignora; osc1la~1ón en el gr:ado de distancia enrre el na.tTador y el destinatario
desconoce los problemas de la " t.ie1Ta" e incluso las formas verbales col.ec~1 vo se relac1~na. con. :..tlgunos aspectos es ti Iísticos del relato;
campesinas que a nivel léxico por 1nome1Hos n1aneja el narrador. po1 ejemplo. Ja var1ac1ón entre el uso del "ustedes" y el "vosotros ..
en el texto. Por su p:.u1e, tal oscilación no se reduce al reoístro
pronominal, sino que por momcnros se evidencia en la sincaxts de
2 l. Sylvia Molloy. "l1n;\g<!n d~ ~t1nsilla'". op. cit .• p. 7~6. los enunciados en que aparecen los pronombres:
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¿No habéis corrido alguna vez a salvar. un objt!to querido al borde del P?r .eso el "nosotros" de Buenos Aires significa doblemente: es
precipicio. salvarle instintiv:une1He. y n11r~ndole sano y salvo, alg? co~o el publ~co_ q~e el sujeto quisiera incluir en el espacio de su sujeción
un desvanecimiento de cabeza, no os ha hecho co1nprender que la ex1stcnc1a -de la 1~tim1dad-. pero asimisrno es la base de la política opresora
es un bien supremo. a pt!S~l.f de la~ espinas que nos hincan y lastiman de Sa.r_m1enc?· Esa dualidad en la significación del "nosotros" produce
en las asperezas de la jornada? (p. 387). ~na d~stan~1a por 1nomenros irónica en1re el narrador y sus des-
t1nac~r1os, incluso cuando _aquel proyecte la unidad de ambos en
La marca de la oratoria, que se uesprende del rono, del léxico y la pr1n1era pe~·sona plural : "Esa t!S nuestra ticrTa como nuestro política
de la hipotaxis en este enunciado, es iffiJ?<)I1:lll~e. En ou_·os fragmentos suele ~ons1~~1r en hacer de amigos t!nemigos, parias de tos hijos
desaparece el "vosou·os" y se redu~e la d1scanc1a produ~1da R°r e~ alto del pai_s ,,f ... ] (p. 29~). El sujeco se acerca a los "parias", a los "hijos
grado de subordinación en enunciados como el antenor: Hab1.~ndo del prus ; per? al m1sn10 tie1npo se incluye en el "nosotros", sujeto
esperado yo tanto: ¿por qué no han de esperar ustedes h~ta n1anana opresor y sujeto deseado.
o pasado?'' (p. 128). . . . ~a conrradicción entre "lo prc;>pio" y el otro de Buenos Aires no
El discurso, en t!fecto, oscila entre la d1stanc1a de la orato11~ y es irre~oluble. La base de Ja contradicción entre las necesidades
el efecto de cercan(a que produce la inlitaciórz ~e la conversación de la tierra y ~a. civilizaci ón ~e Buenos .AJres radica en Ja política
familiar. Tal variación estilística no puede considerarse como una deJ Estado pr~s1d1do por Sarm1enco, que bien podía ser reformulada.
simple "peculiaridad"; es decir, com.o r~go escilí~tico i.ndividuali- Poz: eso. ~ans1lla arma el ~spect:.iculo de su defensa de los "parias"22;
z:::ido. La oscilación condiciona la sintaxis y la d1stanc1a entre_ el se 1dent1tJ~a con los excluidos porque, en realidad, e1 Iuoar del sujeto
narrador y los destinatarios. lo que nos lle~a a considerar s~ función de la es~11tura tan1bién se encuentra en los márgenes.::o desplazados
ideológica. Una excursión revela la tensión entre dos estilos con- del espa~10 del, poder. A través de esta esctirura habla todo un sector
flictivos que con1prueban el diálogo en el text<) entre dos modos de la ol1.ga.rqu1a que había sido marginado por ei poder en época
de representación históricamente determinados. A est<) regresaremos ~e s.arm1~nr.o; ~ector, de la oligar9uía que requería una política
en la parte final del trabajo. . . . favo1ab!e a la econon11:J rural. De ahí, además, los maeizados elooios
Notemos. por ahora, que l:l oscilac!ó1~ re~ite. n~evament~, ª. la a la política de Ros:.is 1 l_ ~
oposición maUiz entre lo íntiino y lo publico, instancia de real1za.c1ón . De _este modo, la crítica al liberalismo en su fo1mulación sar-
de la oposición entre lo mismo y lo ocro que modela la escntura m~entlna se legitima, se auto1iza en los postulados del liberalismo
de Una excursión . Santiago Arcos, además de ser la figura de u.n m1sn10. ~Pr~pian1~nt~ no se desa11na l~ ideología de la oligarquía,
autor con el cual se polemiza. pern1íte la figuración de un desti- con10 ocu11e, poi ejemplo, en el l\IartJn Fierro. Se critica la nzala
natario ínti1no. Las dedicatorias internas, los chismes y los enun- lectura del liber3Jisn10 que habf3 realizado la política del Estado.
ciados en clave refuerzan el proyecto de hacer de la escritura una A su vez, se in~i.sre en el pacto con t!l grupo social que constituía
experiencia privada o de cofrudia, con1p:ii1ida por el círc~Io de los 1~ bas~ del g<)b1erno de Sarmiento. Las inrerpeJaciones básicas del
iniciados: "Sí, Orión, yo te deseo 'la fuerza de la serpiente y 1a l!herJl1sn10 no son .cuestionadas. La propiedad p1ivada sioue siendo
prudencia del león'" (p. 163).
Más aún, Ja progresiva disolución de la distancia entre e~ n~ador
un . hecho naturul; se viaja para ex render sus ti·onteras. mantiene s;
el 1~eologema del trabajo productivo ·de la dí visión del trabajo entre
y el destinatar,io colectivo, 1narcada por el paso del publico de d~~nos. y peones- que evidencia sólo una reformulación de Ja línea
"mú1 tiple cabeza" al "vosotros" de la oratoria, ~l "ustedes'~ familiar div1so11a entre "nosotros" y "ellos", entre lo mismo (lo propio) y
y al ."nosotros", comprueba el deseo de. ~mpl1~r el á?1b_ito de la lo otro ~lo apropiable). En fin, el "progreso', y la "sociabilidad"
intimidad mundo de lo misn10, para as1 1nclu1r al publico de la se cuest.1onan sólo para incluir en el espacio de lo civilizado al
.. civilización" de Buenos Aires en el espacio propio. Del. reverso desa11·0110 posibl e del can1po.
de tal proyecto se desprende asimismo e~ d~seo de incluir lo íntimo
en el espacio an1plio y extrai\o de lo publlco par~ _ reso~ver, de esa
manera la contradicción inicial. El proyecto conc1hator10, por otra
22. Hay ~tras. raz.onc!~ eras la apar~nt~ solidaridad con los gauchos: cuando Mansilla escri.bc:
parte, ~o implica la aceptación de la política de ~~enes Aires, ~er Una l'.\'.C:Urslon. :1cabaha cJ~. ~~r uestituit.fo di: sus ,.~~ciones .:n l:i fronll!r3. por haber i:jccutado
opresor. Por el concra.rio. se escribe para despresug1a.rlo y para vaciar a un solllado sin aprobai:1on d<!I illto 1nanJo 1nd 11ar. En cil!rta n1edida, la dcfr:nsa de los
el "nosotros" que consticuía su base sociJI. gau~hüs Y d; los soh.lad~s pucd< k<!.rs<! en ¡¿rcninos d.: su funciún <1pologé1ica.
.. ) . Recucrdt<se. adenias. qu~ M<ins1ll:i fue sobri no di! Rosas.
90
91
LOS "ESTILOS" Y LOS ~IODOS DE REPRESENTAClÓN visto entre el "buen castell~no'' y la "jerga de la tierra". l'vtás que
abstraer una significación de la inmanencia de las formas 2-l, nos
En varios sentidos, Una excursión es un texto excéntrico, escrito interesa observar c6n10 esa dualidad se relaciona con los modos
en los m~rgenes del espacio del poder. En el plano del enunciado, de representación dt: la época. Ya señalan1os antes que el primer
de la acción, relata una fttga, un salto a lo otro, a la "barbarie", estilo ren1ite a la in1i1aci(H1 de la oratoria y el segundo a la con-
para recontigurar el ámbito de la "civilización'-'. En el nivel de la versación familiar.
enunciación, comprueba también la lnarginalidad del sujeto que sale Lo significativo es que Una excursión ten10.liza su relación con
del espac_io de la intimidad y oscila entre el rechazo y el deseo la h.istoi·ia de a1nbos escilos, en tanto modos escriturales, al polemizar
de ese otro que es el público de Buenos Aires. Esa marginalidad, contra las "falsificaciones" efectuadas por los poetas argentinos:
y la ambigüedad ideológica que se desprende de ella, puede "Poetas y hon1bres de ciencia, todos se han equivocado. El paisaje
coqiproba.rse en la relación entre la escricura y los modos de re- ideal de la Pa1npa .. que yo llarnaría pampas, en plural, y el paisaje
presentación de la época. Quisiérarnos ahora, pura concluir, retornar real, son dos perspeceivas completamente distinras. Vivimos en la
la problern<itica de los "estilos" contlictivos de Una excursión y, ignorancia hasta de la · fisonomía· de nuestra Patria" (p . 55).
aunque sea superficialmente, sugerir cómo dicha tensión se rela- En enunciados con10 éste Mansilla no propone la co1Tección de
ciona con los modos de representación que conforman otra instancia los "idcalisrnos" de la· poesía en abslractl). Su lexto se sitúa anee
de la materia prima sobre la cual trabaja esta escritura. Comparemos una tradición literaria precisable: se refiere n los "bardos" "que no
los siguientes fragmentos de Una excursión: han tecúdo el valor de canrar [al gaucho] .sino para hacer su caricatura"
(p. 157). ¿Quiénes son los ''bardos": EcheveLTí::i, Ascasubi, del Campo?
Una negra cabellera clara y lacia. nevada-ya. cae sobre sus hon1bros y En el texto hay una referencia bastante ir(>nica a los dos últimos:
hennosea su frente uespejad..'l, surcada de mug:~s horizontales. Unos grandes "El negro no tardó en irse con su música a otra p::u1e. Como poeta
ojos. rasgados, .hundidos. garzos y chispeantes, que 1niran con fijeza por festivo, como payndor, no podía rivalizar con Aniceto el Gallo ni
entre largas y pobladas pestailas. cuya expresión habiLual es la inelan- Anastasia el ·Pollo" (p. 173). El negro se conve11iría luego en el
colía. pero que se anirnan gradualmente, revelando entonces, orgullo. poeta· oficial del cacique :Vfariano. Lns citas de Echeverría son
energía y fiereza; una nariz pequelia, deprünida en la punta, de abiertas abundantes, y toda Una excursión puede leerse con10 la lectura
ventanas-. signo de desconfianza, de líneas regulares y acentuadas; una co1Tectora de La cauHva . . Porque así c<Jn10 Una excursit>n critica
boca de labios delgados 1narca la astucia y la crueldad [ ... ] (p. 180). el concepto don1inantc de la "civilización", to.n1bién ·polemiza contra
el libro de los ron1J.ncicos argen1inos y i::l estilo "alto" que identifica
El cacique R4unón es hijo de indio y de una cristiana de la Villa de Carlota. con esa (Hra instancia Je! sujeto del poder:
Predonlina en él el tipo de nuestra raz•·1.
Es alto. fonüdo, tiene los ojos pardos, cabello algo rubio, ancha frente La historia de cual4uicr ho1nbrc oc i:slo::; que nos estorban el paso.es m~ís
y habla 1nuy ligero. co1nplicada e interesante 4uc n1uchos <le los ru1nanccs ideales que leernos
Viste como paisano rico (p. 88). con avidez~ así co1110 hay 1n~\s chisce y gracia circulando en este 1no1nento
en el 1nás hu1nilde café, que en esos libros forrados en marroquín dorndot
El contraste estilístico entre ambos fragn1entos es evidente. con que especula el ingenio hu1na110 (p. 96).
Notamos, entre otras diferencias, dos modos de udjeci vación. En
el primer frugn1ento es notable el aflo grado de subordinación y Se critica la ideología literaria dt! la "civilización" y se propone
la consiguiente dependencia entre las cl:íusulas. El segundo ti·ag- un modelo alternativo: el estil<) oral, parat:ictico, de los "relatos de
mento reduce la su bordi nací ón i.l un n1í1ú n1o: hay i ne 1uso párrafos
formados por una sola oración. Una excursión presenta muchas
instancias de este contraste; precísan1ente, ~sas son las dos unidades 2·k Alg\l na.s vc:c.:.s .s.: ha ide111ilic:Hlv la 111;1yor o 111.:nor .suhordinadóu con la :iutoriJ;)J yuc:
td .sujc: 10 de: la c:~critura ~j~rcr: .subrr: .sus t1r:~tina1:1ri1.).S . El .:.~ti lo h ipot5ctico .se: idc:ntifica con un
mínimas de estilo que se eni;uentran en Ja base del texto. Una nl~yor .~r;ido de: ~on~rol r:jr:rcido .so br.: r:~ kctor. y la paráta.ti.s con c:I ju.:go y la c rítica de: la
excursión opera en torn<> a una oscilación sintáctica qu~ comprueba, ~n1~0~1t1ad a~tori~ana ..~u11~1ur: . caJ::i. e.sil lo 11.:.v? su carga idr:olfi~i c a. la jl!rarquización s<!ri.:i
1nJ.1c~ di! un 1dca~1sn\o s1 u~'. l! .~tdo u oLro aut¡utnl."ra ~n l!ll.l un v;ilor prcdctc:nuin:i.Jo. supr:ihis-
por un lado. un alto grado de hipotaxis, y por olro, un alto grado tórico. P:ira un a 1n1rod ucc1ün al prob k n\a. cf. Rubc:rta Ka vl!lson. ··s.: 111io1 ics and th.: A rt oí
de parataxís; oscilación, en un nivel superior, que antes habíamos Convr:rsation .. en Sc1ni<1lil":.a . 32 . .5. ( 1980).
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fogón": "Toda na.t.Tación sencilla, natural, sin :.u1ificios ni afectación, "dentro di.! los línliles de la naturaleza". De ahí la imponancia, para
halla eco sin1pático en t!l corazón. EJ idi;:al no puede realiza.i.·se sino Mansilla, de los géneros referenciales: la literatura de viajes, la
manteniér1donos dentro de los 1ín1itt:s cJe 1a naturaleza" (p. 151 ). crónica, la autobiografía, la bio~rafía se convi11ieron en su campo
El estilo de lo "natural" queda contrapuesto al libro "forrado en clave de acción literaria.
man·oquín dorado" de la "afectación" ron1:1ntica. "El mundo no se Ahora bien, el estilo "denrro de los lf1nites de la naturaleza'' es
aprende en los libros, se aprendt! observando [.. . ]" (p. 163), dice otra manera discursiva de represenrar la expe1iencia vivida. En tanto
Mansi l la. modo de represencación, el lenguaje de "lo natural" se relaciona,
De ahí que Una excursi<)n prop<>nga, aden1ás de la crítica a la por lo menos, con tres modelos discursivos. Por un lado, se formula
política del poder, la crítica de sus forn1as literarias. La crítica, sin a po.nir del efecto de oralidad del ensayo "conversado" o cczu.serie;
embargo. es parcial, pues contiguos a fragn1e1uos como los ante· género en que luego se inscriben los Entre-nos de Mansilla. Esa
riores es posible encontrar rt:ferencias y citas de los 1nodelos europeos oralidad, como respuesta al libro del romanticismo, se relaciona
del romnnticisn10 argentino. El de~eo de insc1ibir la escritura en también con los "relatos de fog(Jn" de la tradiciún gauchesca; género
el código "alto" que a la vez se crítica tan1bién puede con1probarse popular inicialmente excluido de la cultura "ull:.:i", cuya marginalidad
en los procedin1ientos tiguralivos. la sint:.ixi.s y el tono de otros le permite a Mansilla situarse en los lín1iles del espacio canonizado
frag1nenros de Una excursic)n: de la literatura urgentinal 5. Por supuesro, las convenciones de la
gauchesc:.i -su oralidad y el relato de la n1a.rginación
-
del ::ioaucho-
El sol hundió su frente radiosa Ira~ las allura.s de Quenque, augurando quedan desconte~lualizadas y son articuladas, como la "jerga"
el linipio horizonte y el ciclo uespt;:jado de nubes un nuevo día; las campesina, desde una n1arcadu distancia. El otro modelo básico es
estrellas co1nenzaron a centellear tí1nid~u11ente en el finna1nento; las el género testimonial del dia1io de viaje, que Una excursión declara
sornbrns noctun1as fueron envolviendo poco a poco en tinieblas el vasto con10 la "fuente" o la "n1en1oria" de lo escrito (véase el capítulo
y dilatado panor~una . Jcl uesicrto. y cuando la noche extendió co1nple- XXX). El diaiio de viaje le facilita a rvtansilla el efecto de espo11-
t:unente su i111ponente sudario [ .. .] (p. 25~) . taneidaJ, el simulacro de la escritura confabul~ndose como un acto
inn1edi~to anee la vida. Tal efecto, a su vez. se relaciona con la
Sería in1posible detern1inar la "fuente" cJ¡;: los lugare·s comunes oralidad de los n1odelos ant(.!riorcs.
en esta descripción. No obstante, es notable que en fragn1entos como Aunque ya en Una excursi<>n esra poética del habli.1 se encuencra
éste, dandi! reaparece 1a marcada su bordi nación, 1a escritura busca forn1alizada, vale la pena referirnt1!:' a una causerie de Entr~-nos,
insctibirse en los lugares del código "culto" de la época. Por eso, donde se lll!ga a co1nen1ar el proy~C(O:
la posición de la escritura o.nte los 1nodos de representación .do-
minantes es sólo parcia1n1ente crítica. La crírica se relativiza cuando Y aquí va una página. e.s<.:rita. scnl~H.Jo. de pie, nlirnndo a derecha e
Una excursi6n pa11icipa de las propias convenciones del discurso izquierd3, nrriha, abajo. n1ovién<lo1ne en todas direcciones, '4-unbaleando
que pretende desarn10.r. unas veces, a plon10 otras sobre los talones.
Lo que figuraba en el plano de la enunciación como la oscilación He querido que pareciera conversada, recordando el precepto de Casti-
del sujeto entre el d~st!o de excluir y criticar al "nosolros" del poder, gJione ~.scrivasí co1110 si parla - y que 1nis i1npresiones palpitaran en ella
y su deseo de incluirsl! 1!11 ese ún1bito, corresponde ahora, en el con la n1is1na intensidad y ntovifidad con que yo las he experimentado!6 .
nivel de los n1odl)S dt: repr~sentación, a 1~ oscilación entre los dos
estilos. Se con1parte el li1is1110 ron1ántico, pero al mismo tiempo Los modelos del discurso de fv1ansilla le pern1iten la formulación
se propone la crítica di! su ideal isn10 libresco. De esta manera, se de ese proyecto de disin1ular la distancia enlre lo que se experimenta
postula la renovación del código "culto", que desde la perspectiva y lo que se cuenta, enrre lo que se dice y lo que se escribe. La
vitalista de Mansilla ya se encontraba n1uy alejado de la experiencia
vivida: objero ideal de la e.s1.:ritura. Esa dualida9 comprueba otra #
instancia de refor1nismo. ahora en térn1ínos de las ideologías lite- . '25 . Sobre la oralidad Cl)llH1 base en que sr: fu11c.la r:I pacto c.11! l~ctura d.: la gauch~:1ca. cf.
rarias de la época. Sin llegar al grado de ruptura con el gusto A ngc: 1 Rama . ··El sis to:: 111a li 1.::ra río d~ l:i po.::1 ía g a11 e hcsca ... Pr(i lo~o a Pu~sía gauchesca
(Caracas: Bibliotc:ca Ayncucho. i 9 7 7).
don1inance, Una excursi6n propon~ una nueva estélica basada en 26 . L. V. Ñ1:111siila. Entn··nos (\.'aU.~l·ri,•s dd jut>n:s). iutro. di! Juan Carlos Ghiano, (Bu!!nos
la in1ieación de 1(> que se concibe con10 el lenguaje de la vida niisn1a, Aires : Hach.:uc:, 1963). p. 163.
94 95
poética de Mansilla, b::isada en el ideal de la voz, de la presencia
absoluta, de la inmediatez entre el que escribe y el que lee, en fin,
proyecta el deseo de resol ver aquella contradicción matriz entre lo
íntimo y lo público, concrndicción propia del liberalismo.
De los modelos. sobre los que trabaja esta escritura proviene el
llamado "fragmencarismo" de_Mansilla; la notable flexibilidad tanto
en el nivel de la sintaxis de la frase como en el plano del discurso
que articula unidades más amplias. Tal fragmentarismo, que figura
como el rasgo distintivo de uno de los estilos que genera Una
excursión, se convie1te luego en el estilo don1inunce en los escritos
posteriores de Mansilla. Es evidente que tal fragmentnrismo no es
un defecto, como a veces se ha pensado 37 • El estilo coloquial y
la flexibilidad que se desprende de Ja imiración de 1a conversación
fan1iliar. remiten. a un n1odo ·escriturnl diferente; n1odo que en Una
excursión indicaba cit:rta ultern:itiva al modo dotninance, aunque
tras la presidencia de Roca se convertiría en una de las formas de
más prestigio entre· los escritores de la gl!neración qel ochenta. Muy
lejos ya de los relatos del "democrático fogón", ese estilo fue entonces
uno de los modos en· que se formalizó la ideólogía literaria de una
clase _que superaba, por el n1on1ento, sus fisuras incernas 28 , tal como
proponía M~.nsilla en el texto clave de Una excursión.
27. Tic: n~ rnzón Graci<!la De Sola al crit ic:irlc: a Rojas su lc:ctur;i de: 1 fragntcntarisn10 conlo
un deftcto. con10 la f:ilt;:i d<! c:ipa<:iuad para proJucir obras ··orgánicas .. o lotaliz:uHc:s (cf.
Ricardo Roja.s. Hislt,ria. vo l. IV. p. ~9)). Véase: Grat.:ic: la De: Sola. "El fragmc:n1arisn10 en los
escritores t.lc:I 80: Entn!·nos u.: Ludo V. ;'v{nnsilla'". c:n l!nivc:rsid11d. 66. oct.·dic .. <1965). pp.
131:l58. .
2~. Cf. L:.aclau: "'[Cuandc>J d p:1is fue pm.:ificaJo y la tra11sf1.1rni:1ción .:conón1ica 1on16 in1pulso.
el libc:ralisn1u consolidó .su h.:gen1onfo nl<!Uia1uc: la cunstan1c: c:xpansiéin d.: la bilsc! social dc!I bloque
dc:J po<ll!r y la µrogrc:siva :ibsor<:ió11 y 11eutralizaci611 d.: l;:i idc:ología popular dc:n1ocrática de las
masas. La pri1ncra c:1apa de tal c:~p~1nsión lle: la base soci:il úd poder fui! la integración de las
oligarquías del int..:rior al bloque dc:I pod.:r. E.si.: proceso cuhninó c:n l 880. con c:I ascenso de Roca a
la Presidencia de la Repúblicatt. En: Laclau, op. dt•. pp. 18 1-182. La noción de " hegemonía ... sin
cn1bargo. es pcobkn1ática; ya en l°'~ ochc:nta. desde afuera . la oligarquía oye la an1en:iu de un nuevo
"bátb:uo.. : es el inn1igrante, que: c:xigc: lll pál:\bra.
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