Revista de Avance (15-1-1928)

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Zsr—ap'^-v

i*e/I sta-alance
Año II. - Tomo III. LA HABANA. ENERO 15 DE 1928. NUMERO 18

MENSUAL
2 0 CTS.

SUMARIO:
1W8, Bl Soxto CMgr«M FMuuiMneano, Las Báictones d« "19M".—Ait» t PoUtioa, por
JUAK KABXMSULO.—Bl DoftAiulador dflftraudado o el B«t6rloo SoflsU, por JA2MS, CO-
BBBB BO02T.—SngoiM O'MMll, por BBKJAHIH SB CASMEBSa, tndnccito da JOUC
K. VAUHBB BOOBXGrasZ^-an U Zoo», por EVOMBKE O'NSOIt, tndooctto A* JOBfiHB
MAftAOH.—A un eampoCa é» atloUamo, por ÓABZiOÉ AUKBBSOI OOMBAXiEZ.—ZHkdATs
Oancan, por 3. OABKB» BIBAI.TA.r^ÍU Oc&nan Ae Marcos YlllMf, p « BáJbfOXXMMSI
aOMB.—ActttBd, por JOBOB 3. 0B3ESSPO DE LA «atKA.—PrtmKO da Mayo, pos XA»
VIEB TELZJlXm&VTIA.—El afilador, Ls. h o n gosoia, por JUAKA IKB IBABEOTIBOV.^
LESBAB: El Toem» da los Cinco Santidoi, te Ca^ps Albatto Ommáleí, por 3. M. • . I *
Oomlsite da JorlMSoosaltoa da Bio. da Jaaaírá, da Antrnáa 8. da Bustamasta, por JT. M. • -
Apnñtaa^ da Banée Meadas Capota, por 3. M, Bi. El Oltlmo BrancaUo, da Bieudo M m
Alfanaaea, por X M. B.-nALMAKAiQTnB: Bl BaUa da HtamoxisUuk MiaraOfo en te B. da O.
José da la Los Z«6n. Vlolaeióa da Oenwq^oadencia.—Index B«(bareniia.>-CILVS<BA<n!0>
m » da M»«asa, neaaao, Carloa Bnn«aac Bobacto Oastallanos, Loranao Oal«te Orappar,
Oraspo da U Sania^ Aatosto Oattonto.

APARTAP0 2^28
LA HABAMA;
{,.—,.

Acompañe

a su Felicitación

cíe Santo o Aniversario

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Regalo de Distinción,

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LA MABA/HA

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Rtvista lie mnet, en cHidernos de treinta y seis pá{lni$.

Un número: 20 cts. Un trimestre: 60 ttn. Un semcstr»: .«1.00. Un año: S 1.80. <*

•"Este lu'iiueio l i de '•1927"' me coii.siicla eii mi eiitufiasiiio por vo.sotros y cu


lili crecjK'ia eii ln^ imevas formas."'
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A R T I S T A S E S C R I T O R E S !

• LA CLAVE DE LA INSPIRACIÓN :
REAL SIDRA ASTURIANA CIMA
REPRESENTANTE. NICANOR FERNANDEZ

CUBA 81. TELÉFONO A-9788


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APARTADO 222S. COMPOSTELA 78
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Acogida a la franquicia postal c inscrita como correspondencia de segunda clase.

AÑO II.-TOMO III LA HABANA, 15 ENERO 1928. N U M . 18

19 2 8
Co}nicn:a con es'a singladura nuestro ve- que dió sus manos, unidas en el aplauso o
lero su segundo viaje de circunnavegación. tendidas en abundancia de corazón y simpa-
<'asi es otro, sin dejar de ser el mismo. Con tías, ('on el mensaje emocionado de la mari-
mentas frecuíntes travesiüs y hasta con mote nería amiga y cercana, el radiograma de le-
distinto, no por eso empequeñecerá la órbita janos nautas, triunfadores en mares de muy
de .-tus rutas ni bajará la línea de flotación, difícil travesía.
(lU)ique el tenerla a desusadíi altura no sea Del mar. A la. mar.
I" más favorable condición en mares encari-
ñados con el cabotaje provinciano ij con bar- EL SEXTO COXGRESO PAXA.UERÍCA-
cos amadores de mar gruesa. XO. —• El panamericanismo so
Hecha la primera jornada, apresta a celebrar en IM Haba-
sienten, los responsables del go- na su sexta representación.
bernalle, el deber y el imperio Si el espectáculo resultase en-
de comenzar otra y a ella se tretenido podríamos congratu-
aprestan. Los vientos contra- larnos de su verificación en
>'ios, conocidos y sufridos en la nuestra San Cristóbal, como un
l>rimcra aventura, han sido sólo aliciente más de la temporada
acicate a nuestro avance. Hura- invernal. Pero las representa-
cán hubo que dejó incompleta la ciones del panamericanismo sue-
tripulación y en serio peligro las cuadernas len ser aburridas. Tienen esa desventaja en
noveles. Airccillo sutil de criolla malicia mor- relación con las del hispano, ibero y latino-
dió, más de una vez, los gallardetes. Venta- americanismo, de cuya comicidad molieresca
rrones recalcitrantes y reincidentes, prelen- tenemos buen conocimiento por estas repúbli-
dieron, detener h, marcluí inevitable y retar- cas.
lar el conocimiento de nuevas Américas y el No podemos, sin embargo, dejar que empie-
goce de ignoradas auroras. Y, con los vien- ce la comedia sin acotar sus implicaciones
tos enemigos, las pequeñas, las duras, las ine- dramáticas. Veinte naciones de tronco ibérico
vitables escolleras de todos los días. y de ideales autóctonos, teslificadoras y pro-
l'ero, no han faltado a los responsables de testantes del imperialismo yanqui, concurrien-
la nave que .se llamó "¡927". cordiales com- do voluntariamente a hacer viable un juego
pañeros en la ruta rendida:, ni sinceros au- escénico cuyo éxito sólo puede halagar al po-
gurios de viajes conquistadores. Desde el que deroso inanager del Norte.
Jacinto el combustible indispensable, hasta el Daríamos por no escrito lo escrito si la
Aruria' hinp<nwparlantc {vera con dignidad sía, que inrsonalmcntc nos merecen los dcle-
(iw.sr acto. Si cada iiü'ción fuera como prota- .(,"(••'(*>• cubanos y los e.eiranjcros que ya van
iiriiiiííia e'c st( propio drauía, no como micm- negando; ¡nro también con la máscala cner-
lirn iniwiii'iKrlo de la comparsería. Si el mo- ijia que las cuestiones anuricanas demandan.
riciicrlo e-scínico no se realizase desde los te- .Mientras a los cónctace.'i ¡uinavuricanos no se
lares del \orte ¡nir bramanlrs tan burdos que llevdi can ánimo de discusión abierta, gene-
¡•:'hj 11 ),ii(>ido c>. Si 1(1. iraaui no estuviera rosa y valiente los problonas vitales surgidos
i,"i /d'inear'a por un ilirictor de escena aulo- en las eetaeiones del Xorfe con el Sur, tales
df.-iiihado. En fin, si se llevasin palabras de Cierno la independencia de Puerto Ttico, la En-
r, rdítd al Sí :i-i de lu Sexta Conferí ncia ¡/ de mil nía lia't, el prefendi^flo derecho de Ínter-
flúrs se derircs'-n solucionis concretas de los vención arminU', la interpretación imperi'jlis-
pro',l( mas Oin^ ricano^ a una afirmación hon- la de la doctrina de Monror, la cuestión del
;'••('</ ,// valiente d( la (eiucicnci<i ibcroameri- Canal, It," cuestión de S¡<anfgua, etc., el paii-
I «lia. iii:ii_ricanismo continuará siendo lo que hasta
aiiora ha sido: lema abundante para discursos
¡'era ti minos antecrdenies de poca fiar. La
labor de los conr/rcsos panamericanos es, en su ilomáiicos y articulas de fondo.
wrpor parte, "niadc in ('. S. A.". Xorteamé-
riro imjmne, no pnipone los lernas. Y el coro LAS EDICIOXES DE -'1928".—Al mismo
'Ir repi'ddiras acata si no r.rpresa>nente ni me- tiempo que es'e número, verá la luz el folleto
nos ron su abstención y su silencio tácitos. En de nuestro compañero Francisco Ichaso titu-
eslo.^- wo)nenlos está comentando la 2»'fnsa de lado "Oóngora y la Nueva Poesio", primero
halda española el papel Itcejemónico que quie- de los esfuerzos editorkúes de esta RevIMa y
re Xarteamirira desempeñar en la'Se.rta Cov- punto de partida de la. serie que no se hará
frrenda. Sobre tres postulados aprioristicos esperar.
e inconmovibles desea la nación de Coolidge Quienes tengan interés en poseer el folleto
iiue se afinquen las elebates: inlane/ibilidad lie nuestro compañero, deben elirigirse a la
(le la doctrina de Monroc —semilla de impe- Admini.slra'ción de "¡928", Apeu-tado 2228,
rialismo,— supervisión militar —norteameri- indicándolo, pues el néim^ro de ejemplares
cana, desde luego— en la zona del ('anal de no es muy subidlo.
I'an'nná p oposición, a lodn lie/a conlineiilal.
Además —afirma la delegación yanqui— se E K K A T U M
I rolarán cuesl iones económicas y ensayos pa-
cificadores, en un plano de tenue amigama. En la ítltjma parte del ensayo " L a rUosofia
La treta es inocente: se pretende esquivar a en el Sislo X X " , publicada en nuestro último nú-
lodo frailee cualqiiiir tema que ponga en des- mero, se deslizó, entre otríu? d« menor importan-
t ii'iierfo a la politira yan<pii ante los ojos del f i,-!, qu? no alteran «1 sentido, la siguiente ^rr»ta:
Al pie de la primera cohuiina de la página 132, s«
mu lilla. Ice: "Lo único que podemos decii' es eiue un Jicon-
E.s' claro que de acceder las veinte naciones trcimientí) B, en otro trozo de materia", etc. De-
biera leerse: " L o único que podemos decir es que,
iberoamericanas a estas peticiones de priuci-
un acontecimiento A, en un trozo dado d-e mat«-
pin, huelga todo congreso. ris, ocurre decididamente antes que un aconteci-
J'rrciso es decirlo en voz alta, con la corte- miento B, en otro trozo de materia", etc.
cA R T E Y ' E O L Í T I C A

O haee muchos días que fijó, desde estas una técnica interesante, pero ajena; una es-
N uii.-íuias páginas Ki-anei.seo leliaso, e!
i^entido y el alcance en (pie " 1 0 2 8 ' ' se esti-
p.^cialización que re(piiere dedicación y capa-
cidades espccílicas. (hampos liniítrores, pero
uiaba propulsóla y divulgadora—divulsacióu deslindados. Teuia viíal el polítieo, rc-lania
muy limitada •— de las
muvas mo<ialidadcs es-
téticas. Parece que no
será, la presente, mala
oportunidad para dejar
dicha la actitud que sii.'-
aifiea esta revista frente
f las co.sa.s públicas y
cuál su i)ostura ante las
iiondas inquietudes so-
ciales de nuestros días.
Observaciones de muy
diversa e.specie y la leal-
tad debida a la propia
ohra que realizamos, nos
obligan a escribir estas
líneas.
Pero, parece que, ade-
más, lio es inoportuno <'l
iHomeuto para discurrir
sobre la,s relaciones—o
solare la identificación—
cutre el art« y la polí-
tica. La "(Jaceta Litera-
i'Ja" de Madrid, ^n sus
últimos números, pide
claridad sobre la mane-
ra en que debe el inte-
lectual sentir la política
y sobre la medida en que
debe, la cuestión públi-
ca, afectar la obra del literato. La luz le llega rri'cucatcmcnte la atención del escritor públi-
a la "Gaceta" de muy altos luminares y la co y aún le exige, en muchos casos, el señala-
lectura de opiniones y juicics Cf? de real in- miento de rutas a recorrer. Pero debe el lite-
terés. Xingiin escritor de España niega tras- rato hacor, ante todo, literatura.
cendencia a la cuestión política, como tal, y I>a cuestión que se ai-lara en las páglna.s
la decantada "crisis del sentido político de ía del periódico de Giménez Caballero, tiene per-
juventud" no aparece por parte alguna. Con- files netamente españoles. Europeos, diríamos
sj.íncmos, no obstante, que. hecha excepción rcejor. No se pregunta allí si debe haccr.se del
'•" ^'^^^ e^-ritores catalanes, casi todos los lite- ai te herramienta para mover la mal dispuesta
ratas españoles convienen en ver en la política máquina sncial, sino si, a ocasiones, importa
<iue el artista señale los caminos que debe re- La cuestión, en realidad, está planteada so-
correr el político. bre términos equivocados. El intelctual no de-
En la América de origen indoibérico, la be rehuir cii; modo alguno, su obligación de
cuestión aparece planteada en término.s de orientador y aclarador de los problemas que
mayor amplitud y trascendencia. Si en Ma- coiilronta su país, o, como sucede en América,
drid se tiene como cosa aceptada, el valor de un conjunto de pueblos de análogos destinos,
la obra artística realizada, no impoi'ta .si más iíainiro de Maeztu, tan alejado hoy de sus ge-
allá o más acá de la preocupación colectiva, nerosas prédicas juveniles, expresó en ocasión
en la América, que debía ser nuestra, menta- lejana, de manera que no se ha igualado, la
lidades do muy ponderable calibre, repudian actuación del hombre de letras y del hombre
<lc modo definitivo toda obra de arte desvin- de ciencias frente a las cuestiones de trascen-
crd;ula del problema público. La labor del es- dencia colectiva. Ante la frecuente incapaci-
critor, del pintor, del escultor y del músico, dad del artista como hombre de partido, seña-
—.se declara—sólo tienen razón de existencia laba el hoy flamante Embajador de la Dicta-
f¡sor su inmediata utilidad, por el apoyo que dura, un más alto campo de acción al escritor:
[den al anhelo de una nueva realidad social. estudioso de los temas vitales de su medio,
VA ])oema que no viva la necesidad y el ansia debe dar,—como Galsworthy, como el Shaw
(le todos, debe ser rechazado como concepción de entonces, que. no sonreía a los dogas a ca-
cavernaria, como delectación pecadora, como ballo sobre sus pueblos—todo su entusiasmo y
tiempo y esfuerzos restados a un deber que todo sn- paciente acopio de disciplinas, en el
ha de ser omnicomprensivo; como desdichado deseo de resolverlos, pero, sin olvidar que su
vagar, consumido en el pulimento de una joya misma condición de hombre privilegiado por
Inirguesa más. dotes no comunes, le exige un hondo, un in-
Frente a esa corriente, no cabe negar que acabable, un apasionado laboi-eo de su predio
una publicación como " 1 9 2 8 " está cometien- propio.
do todos los días gravísimo pecado. Contra De acuerdo con esta acertadísima orienta-
ella, resucitando la cuestión del arte por el ción—que por inconfesables motivos han olvi-
arte, deben concitarse, pues, muy serias con- dado y olvidan intelectuales españoles y no
denaciones. Y sin embargo " 1 9 2 8 " quiere españoles^—tendría razón de ser una publica-
creer que algún beneficio presta a esa socie- ción de arte.puro, siempre que sus editores
dad, que también quisiera más humana y más cumpliesen, en otros sectores, no, adheridos
justa. Sólo que va por otros caminos y que ficticiamente a un mismo credo, sino insepara-
oliedece además, a una simple división de acti- bles de su propia visión de los problemas po-
vidades que, diversos, pero muy poderosos líticos, el deber hermano. Con ello ganarían
elementos, determinan. sin duda, la política y el arte. Porque la acti-
(¿uien niegue que toda labor de seria cul- vidad artística, en muy considerable parte, no
tura—aseria en su propósito y en su anhelo, puede afectar carácter prosélito, sin que esto
al menos—no tTae como fatal secuela, a la signifique dar a esa labor apolítica rango pro-
postre, hondas mutacione? sociales, está cega- cer. Solamente rango propio. La disciplina
do o quiere estarlo. Y no sería pareja cegue- filosófica en sus más altas cumbres no puede
dad obligar a temperamentos y mentalidades ser preocupación política, a menos de no en-
que no sienten artísiicamente lo político, a que tender por política " l a que va de Platón a
lo bagan motivación central de sus produc- Ortega y Gasset". La más acendrada poesía,
ciones? ¿Podría exigirse, con justicia, a un aquella en que el poder mediuinnímico del
Julián del Casal que fuera al verso encendi- poeta vuela más desem,barazadainente, ha de
do de gérmenes revolucionarios y de inquietu- estar, por su misma naturaleza, alejada de
des libertarias"? ¿No se obtendría, con ello, el preocupación inmediata. Quien, con todo esto,
arquetipo del mal poeta y el ejemplo del agi- sienta (le moflo artístico la pi'eoeupación so-
tador comprometedor del triunfo de su credo? cial, deVie darse a ella por entero. Quien no la
sieala, no delxí a b a n d o n a r su deber de hombre Siendo no sólo cosa lícHa sino necesaria, la
(jue puede ver e indicar fuera de su arte. oi)or- publicación d e revistas en que el a r t e viva sólo
t u n a s solueioiies pú^jüeas. la vida del arte, p o d r í a n recomendarse como
Hi la et'eetividad de u n a cruzada polítiea o cauvfio preferente de aetuación a las j u v e n t u -
ioi-ial. llevada a realizaeión por medios artís- lie,-) de ]iueblos neeesitíulos de urgentes solu-
lieos lia de ser plena, deberá prodiieii-se enl- ciones públiea.s' E n modo alguno. De aquí
locando los medias más en eonsonaneia eon la que ' " 1 0 2 8 " , publicación jireferentemente es-
• nasa a que ha de afectar. D-;^ ahí, que, eontta iética, no haya querido tomar e--a vía. Ningu-
pHieeer muy extendido, eroainos que más de na inquietud vital de nuestro pueblo ha de-
una reviüta .juvenil amerieana de sineera preo- .jado de llevanse a sus p á g i n a s ; no podría se-
eiipac-ión social, malgasta tiemi)o y energías, ñalarse p r o ' l e m a de h¡spannauiéri(-a que no
al adoptar, p a r a la divulgación de sus credos. haVa sido pieoeuj)ación de sus editores d e u t r a
I'AS aristocráticas formas nueva.s de expresión y fuera de " 1 0 2 S " . Aljoia liien. quien csi)ere
nriístioa. La ma.sa i n t u y e , así, vagamente, lo criolla vocinglería y ruidoso ataque a persona
que, por oti-os medios más adecuados, podría determinada, sépase? defraudado desde ahora.
p e n e t r a r hasta la e n t r a ñ a . Existe un "'eauípo A r t e ; del bueno. Política; la (pie no agote SUJ
de e x p e r i m e n t a c i ó n " en arte, ajeno a lo que fuerzas en su propia violencia, sino las em-
lio sea el arte mismo, y aún la técnica artís- plee* en aehu-ar rumbos nuevas del espíritu y
tica. de la vida.

N M A R N I. L O

Cierto poeta, rélut Callejas, uue habla desertado del campo da la poesía, con vina panfletaria con-
fesión de impotencia (recuérdese, un alegato de 1907 o 1908, coutra im tribunal de concurso que no
ftuwo premiarU sus ventos) se dedicó, por entonces, nada menos nue a Imcer crítica de versos y a
burlarse de los poetas, bajo el pseudónimo de "BiUiken".
Callejas se burlaba muy especialmente de Boti y de Poveda. A su juicio Poveda y Boti escribían
versos en el caló ñáfiigo...
Emilio BobadiUa, " F r a y Candil", estaba en París; y liast» allí debió llegar la fama de los dos
poetas aáfilgos", cuando este virulento crítico y humorlsíta, en sus correspondencias a " E l Fígaro"
de la Habana, también los vapuleaba:

"Ay, Boti; Ay. Boti,


escribes con el cogoti "
, sspu.es di todo, nosotros blciéramos un recuento, es indudable que llegaríamos a la si-
Suient» conclusión:

I>«1 Bobadllla poeU, no queda nada, en el parnaso.


I>el Callejas poeta, no queda, ya, más que BUliaken.
En cambio, del vanguardismo ñañigo de Bott. Poveda y Acosta, van quedando estos reflorecimien-
que no se limitan a las páginas d« una o dos revistas, sino que son acogidos con preferencia por
l*s demá« publicaciones del país.

(Héctor Poveda, en ei "Diario de Cuba", de Santiago de Cuba.)


El defraudador defraudado o El retórico sofista

Quien haya estado atetdo a las cartas crmadas desde el ''Repertorio Americano" tvire el¡ino nove-
lista y'poeta mexicano Jaime Torres Bodel y el ¿lustre Leopoldo Lugones -—gran poeta y pésimo
orientador político — ha de ponderar el interés de la curta que siíjue, enriada por sv í.vtor a "192H".

;\léxieo, 18 de noviembre de 1927. el silencio, la única respuesta digna de la de-


crepitud (y no ducal por cierto) del que fuera
í-ir. 1). -Joaquín Gareía Mongo,
en otros año-i el alto poeta de Loa Cycpúsculos
Direetor do "Repertorio Amerieano."
(!¡i Jurdíii y del Libro de los Paisajes. Poro
Apdo. 533.
encontré en ella, al releerla, tal desconoci-
San José, Co-ita Riea, A. (1.
micnio de lo que es la voluntad de nuestra
.Muy estimado compañero: juvenUid, una vanidad tan desmedida, un
I']] desventurado artículo mío en que me tan deli'ícrado propósito de manchar mi acti-
ocupaba del egoísmo pe- tud, desvirtuándola, ciue
tulante con que un grupo me veo en la precisión de
de espíritus-algunos ver- pedir de nuevo a usted
daderamente distinguidos ho.spitalidad pai-a estas lí-
por desgracia — observan neas que, por la categoría
ol drama en que vive de quien las motiva y la
nuestra América ha teni- sinceridad del que las e-i-
do, entre otros resultados cribe, no pueden concre-
honorables, la feliz conse- tarse a .ser de mera recti
cuencia de permitirme es- ficación.
cribir a usted más a me- Ante todo y para ter-
nudo y con mayor exten- minar de uua vez el eno-
sión de lo que hasta ahora joso incidente que el S3-
acostumbré. ñor Lligones intenta pro-
Tras de la carta de mover, haré notar a us-
]\[ariátegui, henchida de ted (y, al decir usted, di-
una generosa, aunque ino- go la mayoría, honrada d.?
portuna indignación ibe- SU5 lectores)que el artícu-
roamericana, la de don lo ralo que desagradó al
Leopoldo Lugone.s, que Sr. Lugones no incurría
ahora contesto, viene a re- en el menor fraude, ni
velar hasta qué punto lo-; siquiera en el piadoso qu'í
problemas de Amériea, la Por ^[atisse. su erudiciófi jesuítica le
tragedia de su presente, insinúa. Reproduje ll íc-
(>1 horizonte de su porvenir, se encuentran des- sis que el Sr. Lugones había considerado opor-
ligados de ose grupo de hombres—eminentes tuno esgrimir al responder a los ataques que
¡iOi' la inteligencia, mey.quinos en la acción— le diri:>:ió José Vasconcelos y, como no tenía
cuya generación jirecedió a la nuestra en lu a la mano entonces ol artículo en que las re-
litei'aínra con ol nombre de hiodeniismo. Nin cordaba haber leído, lue limité a citar sus ideas
gúu c>;¡)Oiicnte más completo quo el Sr. Lugo esenciales, haciendo notar — muy claramente,
no.»!. Ningima prueba má.s útil quo su carta. como el propio Sr. Lugone.s confiesa— que ci-
Al leerla pensé c-n un principio—hecha a un !a¡;a de memoria y que, por lanío, no dalia a
lado la felonía de la injuria—contestarla con mi versión un carácter litoral y definitivo.

5
Pero, lo más grave de este asunto es que, ner frente a los países pobres de nuestra Amé-
reproducido por el Sr. Lugones, a continua- rica—México entre ellos—el ejemplo de la rica
ción del texto de esta versión mía, el auténti- Argentina sin tener al hacerlo, un solo mo-
co suyo, resultan ambos absolutamente igua- vimiento de humanidad para un país hermano
les en cuanto al fondo—que es lo único que cuyas agitaciones hacia el bien merecerían
en este orden de escritos del Sr. Lupones pue- otro modo de expresión en un hombre de la
de importarnos ya que las cualidades de su misma tradición y de la misma raza?
estilo, cuando nos preocupemos por buscarlas, Deshecha la mentira del supuesto fraude me
las encontraremos en otro género de obras. queda por aclarar un punto de franco humo-
¿Qué dije yo que el Sr. Lugones no dijera? rismo. El Sr. Lugones estima que no debe ha-
Que el problema del indio no lo consideraba blar de su obra o citar sus ideas sino el escri-
suyo. ¿Qué confiesa él haber escrito? Citaré tor que viva en su ciudad, en su calle, a dos
textualmente ahora: "el problema del indio metros de su casa, tal vez. A su criterio re-
será muy interesante para México mas para sulta indigno opinar de otra suerte. Bueno an-
nosotros n o . " ¿Qué es, pues, lo que le duele daría él mundo si, para juzgar de todos los
en mi actitud? El que, al citar de memoria, actos públicos de los hombres públicos, el es-
baya yo desnudado su pensamiento de la co- critor tuviera que ir de país en país. La in.-
bardía en que el lenguaje incoloro lo había ro- vención de la prensa, del telégrafo, la vida.
deado? Y, más adelante—cito de nuevo a la moderna en una palabra resulta letra muerta
letra—^el Sr. Lugones agrega: " A través de para él y, según parece, querría de un golpe
la indignación contra el imperialismo de los —buen ideal para un apologista de las tira-
países capitalistas se ve demasiado la hilaelia nías—regresarnos a la confusa oscuridad de
comunista y retórica de Moscou. No cambia- la Edad Media.
remos por ella nuestro excelente equipo bur- Al rogar a usted, querido amigo, tenga la
gués, que los mismos apóstoles llevan acá muy bondad de ordenar la publicación de estas.
a gusto. Seremos ricos y fuertes, con buena líneas—que considero de absoluta justicia—^.
moneda, buena higiene, buen comer y beber, en las páginas de Repertorio, le anticipo mi
ete., etc. ¿No equivale esto, en esencia, a po- agradecimiento y lo saludo muy cordialmente.

M E O R R E S B O D E

Por Picasso.
E U G E N E O ' 'Ti E I L L
li escritor genial es subjetivo. Es él mis- de fustigar más tarde, tan implacablemente.
E mo quien es vierte en sus obras. Así,
las obras de Shakesparc, Strindberg, Ibsen, y
Originario de los mi,smos mundos físicos y
espirituales que Gorki, Dostoiewsky, Strind-
Pirandello, son fases psíquicas de sus auto- berg y Poe; aventurero, d^wn-and-outer con
res: la dramatizaeión de sus reacciones ante marineros y estibadores; despedido de cien em
la vida. La urdimbre de sus obras está for- pieos, con los nervios desti'ozados, se vio obli-
mada por sus agonías, sus dolores, sus alegrías, gado a recluirse en un sanatorio.
sus virtudes, sus vicios, Hombre de tempera-
sus perversidades, sus mento melancólico y trá-
miserias. gico, tuvo su Huerto de
Norteamérica no ba los Olivos, conoció los
producido en el orden infiernos alcohólicos y
dramático nada superio." caminó sobre el fuego,
a O'Neill, quien €0)i hazaña m á s tremenda
Cabell, Mencken, 6er- q u e caminar sobre el
shwin, y Jeffers, está a agua, O'Neill salió del
la extrema vanguardia sanatorio como un nue-
del pensamiento norte- vo Lázaro.
americano. Curiosos ardides de la
"Bound East for Car- vida! Nos maltrata, nos
diff" y esa magnífica aporrea, para que nos
fantasía, plena de sabio levantemos, nos volva-
humorismo, t i t u l a d a mos y la escupamos.
"Marco Millions", scñn- Nos acogota, nos aprieta
lan, el principio y ol como un pulp<), y enton-
punto culminante, res- ces nos dice caprichosa-
pectivamente, en la cvo- mente: ¡Bien!, veo que
1 u c i ó n espiritual de no te he matado; leván-
O'Neill. tate ; has ganado. O 'Neill
Marco Millions es la se levantó, escupió a la
esencia misma de O'Neill vida, y ganó.
hecha flor magnífica, la Al salir del sanatorio,
tiniebla hecha luz, el ve- dijo: "Mi mente aprove-
neno social, transmutado chó su oportunidad para
en sonrisa irónica de lo.s dioses. La i¡upotente restablecerse, digerir y evaluar las impresio-
melancolía estallando en brillante llama, de nes de largos años, en los cuales una expe-
sabia fiilosofía. Caliban convertido en Hamlet. riencia se sumaba a otra .sin que yo las refle-
Nada más interesante que una ojeada a la xioíiara. Realmente he pensado por primera
vida de O'Neill, y a sus o'ira.s pesimistas, mas vez acerca de mi vida, del pasado y del fu-
plenas de vitalidad. turo."
E n los primeros .siete años de su vida,
Esto ocurría en 1913. Tenía O'Neill en-
O'Neill vagó con su padre James O'Neill, de
ciudad' en ciudad, ác. pueblo en ])ueb]o, acom- tonces 25 años. No había pensado, ni reflexio-
pañándolo. Así comenzó su vida al margen nado, pero la matriz de su obra se moldeó en-
de las conA-enienoias .sociales, a las que había tonces y .se formaron los elementos funda-

10
mentales de sus obras. Ha leído ya a Ibsen mas de O'Neill, los convencionalismos, cos-
y a Strindberg, los maestros de la "sonrisa tumbres y leyes sociales, son siempre enemi-
hecha de amargura y de dolor". Pero, para gos del hombre, y solo los fuertes, osados, sin
mí Ibsen y Strindberg, son influencias de escrúpulos, tienen probabilidades de vencerlos.
escasa importancia en sus producciones. Las " T h e Hairy A p e " . "Diff'rent", "AU
reacciones de O'Neill, como sus experiencias, God's Cliillum Got W i n g ' s " y "Marco Mi-
son originales, singular y marcadamente per- Ilions", son las más drásticas sátiras contra,
sonales. Puede permanecer con el sombrero la sociedad de la época. '' ¡ Cuan débiles y sim-
puesto ante cualquier maestro. ples son, al lado de ellas " E l m e r Gantry", y
¿Cuáles son las características de los ele- la infantil " A n American Tragedy", de
mentos mentales, morales y sociales que cons- Dreiser!
tituyen el o'neillismo? Amoralidad, No se busque en las obras de
El Hombre frente al Universo: Todos los O'Neill eleiuento ético alguno. El está siem-
caracteres en los dramas de O'Neill, pueden pre, aún en sus primeros y menos importantes
ser esculpidos como Laocoute. Pugnan con las dramas, más allá del Bien y del Mal. Es tan
serpientes de la herencia y el medio absor- inexorable como Sófocles, Thomas Hardy,
bente y son destruidos. El Universo conspira Turgenev y Strindberg. Sus caracteres son
cada minuto, cada instante de la vida, contra todos experimentos químicos y psicológicos.
el individuo, que ha nacido para ser zaran-
" Y o no estoy aquí para enseñar; yo estoy
deado, degradado, asesinado.
aquí para revelar", podría ser el leit-motiv del
No hay redención posible; noli ay salvación,
autor de "Desire Under the Elms", como lo
excepto en una conformidad relativa y en el
ha sido de todos los artistas de renombre, des-
dinero. Para aquellos que piensan y sienten,
de Esquilo a Robinson Jeffers, otro america-
hay un calvario esperándolos. Cristo, Prome-
no maestro de la belleza trágica.
teo y Laoconte, son los eternos símbolos del
Dejo a los críticos profesionales el análisis
Hombre.
de la técnica de las obras de O 'Neill, pues no
Ironía. La ironía es la carcajada del Grar-
me preocupa mucho la técnica. Los artistas
gantua de Rabelais, o sólo una lágrima petri-
criginales, verdaderamente grandes, han he-
ficada. La ironía de O'Neill es más bien la
cho poco caso de ella. Han creado ellos sus
ultima, pues es dudoso que sea capaz de una
propias reglas.
carcajada. Es irónico a la manera de Strind-
berg, de Ibsen, de Octave Mirbeau, de Am- Hay algunas de las o'^ras de O 'Neill que me
brose Bierce. Es una ironía implícita, inhe- gustan poco. Tales "The S t r a w " y " T h e
rente a la naturaleza misma de sus persona- Great God Browm". Pero hay otras que me
jes, ya se trate de Yank, el Emperador Jone, parecen admirables. Y ésto me trae a lo que
Anna Christie o Marco Polo. Cada uno lleva quería que fuera el principio de este artículo:
en sí mismo el germen de su propia bufo- a uno de los más fantásticos y filosóficos dra-
nería. mas de todas las épocas, "Marco Millions",
Cabell dice, que " e l hombre es el único que representa, no sólo un momento culmi-
animal que hace de mono, y remeda a su pro- nante en la evolución mental de O'Neill, sino
pio ideal." En las obras de O'Neill todos so- que marca una fecha en el teatro norteameri-
mos monos, tratando de imitarnos a nosotros cano.
mismos, según nos vemos en el espejo de nues- En esta su última producción, O'Neill es
tros sueños. Pero la ironía de O'Neill no es poeta, pensador, y satírico. La poesía es inhe-
amargamente antihumana, como lo es en Swift rente al tema y a la atmósfera oriental del
y algunas veces en Bierce. En el fondo es drama. La sátira descansa en la transposició'A
piedad" o cuando menos, una "vasta sim- del alma de Babbitt en el cuerpo de Marco
patía", que siempre es superior a la piedad. Polo, de los hermanos Polo, viajantes coraer-
Los convemionalismos sociales. En los dra- (C'ontinúa en la pág. 31)

11
N L A Z O N A
D%AMcA DEL ¿MAR, E'K UN ACTO

POR

U G E N E O ' TSl E I

VERSIÓN CASTELLANA Y NOTA LIMINAR DE JORGE MAÑACH

." .. .Estoy por ir todavía más lejos—lia es- fuese porque se inicia con una intensa nota
crito William Archer—y llamar a O'Neill el de interpretación tropical.—J. M. R.
más grande dramaturgo que actualmente es-
cribe en lengua inglesa." Por su parte, Geor- ESCENA.—El "caramanchel", o cámara de
ge Jean Nathan, el más los marineros, a proa.
difícil, el más exigente A la derecha, encima
de los críticos norte- de las literas, se des-
americanos de teatro, cubren tres o cuatro
afirma que el de su escotillas cubiertas de
país ha encontrado en lona negra. Cerca &¿
O'Neill " s u primer la puerta, en el -suelo,
dramaturgo realmente una paila con un cu-
importante". El juicio charón de lata. Una
de Europa confirma es- lintei'na en el centro
tas apreciaciones, im- del piso, medio apaga-
plícitamente, en anelia da, difunde vaga clari-
medida: de eiaco años dad por el lugar. Ya-
a esta parte, los dra- cen en sus literas, al
mas de O'Neill vienen parecer dormidos, cin-
triunfando en los esce- co hombres: el Esco-
narios de Inglaterra, cés, I V á n, Swanson,
de Francia, de Rusia, Smitty, Pablo. Son las
de Alemania y hasta doce menos diez minu-
en los de Escandina- tos, una noche del otii-
via. Últimamente, tam- ño de 1915.
bién, en los del Japón. •Smitty se revuelve
Sólo en nuestros tierras lentamente en su lite-
hispánicas es descono- ra e incorporándose so-
cido hasta ahora, que Mangue, po;- Carlos Enríquez. ij^.g pi borde, escudri-
yo sepa, este sclfmadc man de las nuevas le- ña a cada uno de sus compañeros, como para
tras americanas del Norte que. COÜIÜ OÍ homé- a.segurarse de que están dormidos. Apéase en-
rico Whitman, pero sin pro])ó<itü a!;iinio de tonces cuidadosamente de la litera y se yergue
apostolado, ha sabido infundir a toda su obi-a en el centro del camarote, completamente ves-
el mismo soplo do energía vital, l:rutal, (|no tido, pero en plantas de media, mirando rece-
anima la civilización vecina. Esto sketch dra- losamente en redor. Asegurado, se agacha y
mático que traduzco está tomado de la serie saca de bajo una litera, con muchas precau-
The Moon of ths Caribhees, que todos los cu- ciones, una maleta.
banos alertas debieran conocer, aunque sólo Preei.samente en este instante, aparece Davis

/2
a la puerta, llevando en la mano una gran irrite) : Por una poca de luz que salga de una
cafetera humeante. Se detiene bruscamente escotilla, no la van a ver!
cuando ve a Smitty. Una expresión de per- El Escocés:—No seas topo, Swanson!.., No
plejidad primero, luego de sospecha, le gana ves el peligro de enseñar una luz, con la ma-
el rostro. Retrocede por el pasillo hasta si- nada de submarinos que andan por esas aguas!
tuarse donde puede vigilar a Smitty sin ser I van (Moviendo su lanuda cabeza de toro,
visto. Los movimientos de éste delatan el mie- con afirmativo énfasis) : Tiés razón,
do a ser descubierto. Saca un pequeño llave- Scotty: Maldita la gracia que me haría que
ro y abre la maleta, produciendo al hacerlo un nos volaran, recorcho!
leve ruido. El Escocés se despierta y le mira Smitty (con aire levemente desdeñoso) : N.)
por sobre el borde de su litera. Smitty extrae creo que haya mucho peligro de que nos eji-
de la maleta una pequeña caja negra de metal, contremos submarinos por aquí, por lo menos,
la, esconde cuidadosamente bajo su colchoneta, hasta que no entremos en la Zona de Guerra
súbese de nuevo a la litera, cierra los ojos y Davis (a la par que el Escocés mira a Smit-
comienza a roncar sonoramente. ty con recelo. Ásperamente) : No, eh? Tú no...
Davis entra en el camarote, coloca la cafe- (Baja la voz y añade lentamente) : Pues esta-
tera al lado de la linterna y va de uno en mos en la Zona de Guerra ahora mismito, pa
otro de los durmientes sacudiéndolos con fuer- que lo sepas. (El efecto de estas palabras es
za y diciéndole a cada uno en voz baja: '' Ocho instantáneo. Todos se incorporan bruscamen-
campanas luego. Escocés!... Arriba, tú, Swan- te en sus hancos y enfocan la mirada sobre
s o n ! . . . Ocho campanas, I v a n ! . . . " Davis).
Smitty bosteza largamente, fingiendo habei- Smitty: y tú cómo sabes, Davis?
dormido como un tronco. Los demás se dejan Davis (con irritación) : Porque Driscoll oyó
caer fuera de las literas, estirándose y boste- al Capitán mandar al Tei'cero abajo para que
zando, y comienzan a calzarse. Uno a uno van despertase al patrón al entrar en la Zona—
a la especie de aparador que está cerca de la serían como las cinco campanas. Y ahora, qué
puerta, toman su taza y su cuchara y se sien- tiés qué decir?
tan juntos en los bancos. Circula la cafetera Smitty (con aire conciliador) : No es que
de mano en mano, iluerden su galleta y .sor- dudara de tu palabra, Davis; pero tú sabes
ben su café en denso silencio. que ya no ponen boletines para que la tripu-
lación sepa cuando se llega a la Zona, sq'oro
todo en barcos de municiones, como éste.
Davis.—(Levantándose súbito, nervioso) : I van (con resolución) : Maldito si me gusta
i Por dóndq diantre entra ese aire? (Todos se el viajecito que estamos haciendo. Pa la otra,
so^renden y le miran inquisitivamente). me meto en una goleta de Boston a Río Plata,
Swanson (un sueco rechoncho, de cara avi- cargada de madera pa que en todo caso flote,
nagrada; gruñendo) : ¿Qué aire? Yo no sien-
to nada! recorcho!
Swanson (malhumorado) : Ojalá la A r c a -
Davis (con excitación) : Pues yo s í . . . una da inglesa los vuele a todos esos submarinos
conrente. (Se pone de pie sobre el banco y del diablo!
mira alrededor agregando explosivamente) : Escocés (observando a Smitty, que mira va-
¡Pedazo de bruto! (Se inclina sobre la litera gamente hacia la puerta como en una enso-
alta en la que Pablo sigue durmiendo y cierra ñación, con la harbilla hincada en la palma
de un golpe la escotüla). Me están dando ga-
de la mano. Significativamente) : Para mí que
nas de reportarle! Le estaría bien empleado.
no es sólo los suhmarinos lo que hay que
Mira que venir a cegar la escotilla cuando ese
temer...
animal la deja abierta!
Swanson -. Lo dices por las minas ?
Swanson (bostezando displicentemente; de- Escocés: No lo digo por las minas tampoco.
masiado adormilado todavía para que nada le Davis: Muchos buenos barcos han reven-

13
tado y están en el fondo del mar que nunca Sícanson (ansiosanmente) : Los botes, están
tropezaron con n i n ^ n a mina, ni con ningún todos listos?
torpedo... Jack: Claro; se pueden echar en un se-
Escocés: No f a s enterao de los espía,? ale- gundo.
manes y del asqueroso trabajo que hacen dos- Davis: Sí; para mucho servirán los botes,
de que empezó la guerra? (A la par que Da- llevando como llevamos la sentina cargada de
vis, mira fijamente a Smitty, que está absorto dinamita y otros explosivos! Si a un torpedo
en sus pensamien- le da por chocar con
tos, sin escuchar la el casco, estaremos
conversación). todos en el Infierno
D(wis: y lo listos en menos tiempo que
que son para enga- canta un gallo.
ñarle a uno! Jack: Pero no nos
Swanson. C l a r o v a n a torpedear,
que lo he leído en comprendes? P a r a
los periódicos mu- eso e s t o y y o . A
chas veces. quién le t o c a la
Davis: B u e n o , rueda ?
pues... ( E s t á a Iván (irritado) :
punto de decirlo to- A mí. (Sale, balan-
do; pero se detiene ceándose).
y concluye reticen- Jack: Y la guar-
temente) : ...hay que dia?
vigilar; es todo lo Sivanson: La guar-
que digo. dia, a mí, creo. (Sa-
Iváii (acabando le detrás de Iván).
de sorber su café y Jack: (sarcástica-
dando un puñetazo mente). Para lo que
en el banco, explo- s i r v e la guardia!
sivamente) : J u r o Ni escapar ni pelear
que este café podri- podríamos si quisié-
do me da dolor de ramas. (Al Escocés
estómago! (Todos le y a Smitty) : No es-
miran con divertida tará demás que veam
repulsión). ustedes al c o ntra-
Escocés (sardóni- maestre y al cuarto
camente) : No te ca- oficial, pa que vean
lientes por eso, Iván. que están despier-
Si nos hacen reven- Por Gropptr.
tos. El Escocés se
tar, maldito si te im- adelanta h a s t a la
portará el dolor de barriga. puerta y se vuelve en espera de Smitty, que
(Entra Jack. Es un norteamericano joven, está todavía en la misma actitud, la cabeza
de semblante curtido, ¡bonachón. Lleva pan- sobre la palma de las manos, al parecer in-
talones de campana y un jersey espeso). consciente de cuanto pasa a su rededor. Jack
Jack: Ocho campanas, familia! le da una palmada en el hombro, sin contem-
Iván (estúpidamente): No las oí sonar. placiones, y Smitty vuelve en sí, sobresaltado).
Jach: Ni las oirás, mentecato... (Bajando Vamos, Duque, a reportar a p o p a ! . . . Qué
la voz inconscientemente) : . . . ahora estamos rayos te pasa: tienes un sueño de opio? (Smit-
en la zona de Guerra. ty sale detrás del Escocés, sin contestar. Jack,

¡4
con el ceño fruncido, lo mira salir). Es un DriscoU (tétricamente): Es mi último viaje
tipo rai*o... No acabo de entenderle. cu la maldita zona, así Dios lo quiera. Por mí.
Davis: No; ni tú ni nadie. (Bajando la voz que ol Diablo se lleve su bono de veinticinco
significativamente) : Y puede que todavía se por ciento, si he de ahogarme como una rata
ponga más extraño de lo que nos imaginamos, en la trampa a cambio de él.
si no andamos con cuidado. Davis: Menos mal si el barco no llevar»
Jack (sospechando): Qué diablos quieres municiones. Esos son los que buscan los sub-
decir ? (Les interrumpe la entrada de DriscoU marinos.
y Coehy). DriscoU (con irritación) : Oh, por la Vir-
Cocky (en son de protesta) : Que me parta gen, dejen ya eso. No hago más que brincar a
un rayo si no paso esta guardia en cubierta! cada ruido que oigo. (Hay una pausa durante
(El y DriscoU van y toman sus tazas). Lo que la cual todos miran tétricamente alj suelo),
es a mí no me cogen en este agujero si nos Jack: Eh, Davis, qué era lo que decías de
llegan a dar. (Se sirve café). Smitty cuando éstos entraron?
DriscoU (sirviéndose el suyo) : Cómo si im- Davis (con un gran aire de misterio): Te
portara mucho en qué lugar le coja a u n o ! . . . lo diré al minuto. Quiero mirar a ver si viene.
Le hacen a uno papilla antes que pueda decir (Con tono imponente): No le defenderás
su nombre. (Al sentarse, vuelca la taza de cuando te cuente lo que he visto con mis pro-
café que Smitty había dejado intacta encima pios ojos. (Añade con aire de satisfacción):
del banco. Todos se sobrecogen nerviosamente Xi te sentirás más tranquilo, tampoco. (Todos
íil golpe de la taza de latón contra el suelo. le miran con semblante intrigado, lleno de
BriseoU se desata en i r a ) : Quién es el hijo vaga aprensión).
fie... que dejó esta taza donde uno se pxidiera DriscoU: Para el diablo! (Llena su pipa y
sentar en ella? !a enciende. Los demás hacen lo mismo, como
. Davis: Es la de Smitty. si recordaran algo que se les había olvidado.
DriscoU (dándole un puntapié a la t a z a ) : Entra el Escocés).
Se creerá él que es demasiado señorito para Escocés (en tono lúgubre) : La noche fuera
llevarse su taza como nos la llevamos los de- está clara, clara. Como el día.
mas? Porque si se lo cree, le voy a quitar yo Davis (en voz baja) : Escocés, dónde está
esa idea de la cabeza. Smitty?
tocky: Por los humos que tiene, cualquiera Escocés: Afuera en la escotilla, contemplan-
«liria que es el Príncipe de Cales. Qué hace él do a la luna como un chiflado.
en un barco, quisiera yo saber. No sirve para Davis: Lo puedes ver desde la puerta?
nada como marinero: anda zonzo por cubierta, Escocés (va a la puerta y mira cuidadosa-
eomo un pollo con el pescuezo cortado! mente hacia fuera) : Sí; allí está todavía.
Jack (benévolo): No hay nada que decir Davis: No le quites la vista por un momen-
contra el Duque. Que dejó olvidada su taza?: to. Tengo que decirles algo a los muchachos
bueno, y qué tiene eso de malo? (Recoge la y no quiero que se presente de r e p e n t e . . .
taza del snelo y la pone a un lado, haciendo Avisa si le ves venir hacia acá.
una mueca). La Zona te tiene disparado, Escocés (tratando de dominar su excita-
^ " s c , y a ti también. Cockj'; y yo no estoy ción) : Descuida: lo vigilaré. Yo también ten-
muy seguro de mí mismo tampoco. <„»o algo que contar de Su Señoría.
Cocky (con un suspiro) : Diablo, no es nin- DriscoU (con impaciencia): Acaben de lar-
guna broma, hacer uno su primer viaje y sa- garlo. Hablan ustedes tnás que un par de vie-
ber que el barco va lleno de bombas que le jas paradas en un camino.
pueden hacer añicos si topa con un torpedo Davis: Escucha! Te acuerdas cuando fui a
o una mina. (Con salvaje brusquedad): Y se buscar el café, Jack?
llaman seres humanos, los m u y . . . Canallas Jack: Claro que me acuerdo.
de hunos 1 (Continúa en la p&g. 31)

15
QA VN^ C QA ^ "P E O T>1
DE QATLETISSMO

Un día
vino el hombre a la tierra henchido
de energías
para regar.con ellas la siembra de la vida.
Desde entonces
el horizonte
quedó siempre a su espalda.

Fueron remos ajados


ágiles piernas de gamo zahori y nervioso Por Robería Castellanos
a las, fulminantes serpentinas del rayo.
El martillo es un péndulo en el aire
El himno de tus brazos en la danza abreviando el minuto del record.
harmoinosa del aire Es todo estasis puro el estadium
enfiló la proa de tu pecho bizarro en la música heroica de tu dinamismo.
hacia altamar
Campeón
avizorando el puerto azul
buen amigo
de la meta canto de fuerza
nadador
para tus sienes pujantes como
y jinete
anclas sonoras de infinito,
del caballo del viento
llaves que abren en todo arribo feliz
saturado de gritos humanos
las arcas
y de moléculas de aplausos,
oceánicas.
euán ricamente jugoso el vaso colmado de alegría
de las multitudes
Atleta
suspensas a la rotunda admiración de tu cuerpo.
del músculo
contraído en el gesto del bíceps, Tu sangre
broquel de la idea que tiene toda la franqueza limpia y celosa
del triunfo: —oráculo mensajero de la palabra:
¡siempre!—
Cómo suspira tu carrera veloz sobre el arbusto te convirtió el primero en la lid
de vallas florecido de distancias. del Decathlon.
Salto maravilloso aquél
del arco iris de tu carne mágica, Fruto de la tierra,
tambor en que resuenan los palillos de los recio torso de rica pulpa entrañable;
elementos de tu hazaña: cómo te saborea el viento
y cómo el sol te traga
los metros se retuercen a tus pies como víboras cuando vibra tu corazón en el torneo
vencidas en la impotencia de envenenarte las cómo si tu existencia fuera esencia misma del
(entrañas. (Cosmos.

C A R L O S A L B E R T O G O N Z Á L E Z

16
I S Q4 D o % QA "D U "T^ C cA TSi
(Traducido por su autor para "1928")

Woea, ninfa, mujer, furia, se hizo la muerte atrás. Y entre la espuma,


efluvio de cielo tus danzas, tu belleza, tus deseos,
.lo tus duelos y tu ardor sólo encontraron
de la lujuria, un venusino lecho.
dejas €l mundo, avara
Llora todo poeta,
ae una danza macabra.
llora el gran Esseniii bajo la tierra,
'-'On todo lo que en el mundo llora
quiero llorarte. el más rico indigente, él, el Poeta,
" e l poeta más grande de la Rusia"
Afloran los miembros claros de las sacerdotisas, —llora, el corazón roto,
de las paganas beldades, y las vena.s abiertas
de los loeoe en arte; las danzarinas llagado por tu amor y los narcóticos
lue ofrendan sus tejidos de carne sonrosada mientras, encima de él, la ancha llanura
como una llama al viento, se inciensa del perfume de la avena.
sus vidas, sus sentidos y sus almas,
—locas de danza. Diosa, ninfa, mujer, furia,
efluvio del cielo,
Lloran los cuerpos bellos de todos los amantes velo
de las hieráticas bellezas, de la lujuria,
de las locas dejas el mundo avara
locas de amor y de besar. La danza de una danza macabra.
tornan llamas de amor. La danza Tú amabas a la Muerte como una danza,
tornan en velos de lujuria. como un desbordamiento de vida excesiva.
Lloran todos los amantes y todos los suicidas, Yo llago ahora nn salmo rojo de entusiasmos
que fueron o serán, todo el que amó del lloro que me quema los ojos en tu muerte.
tu carne, tu P|asión, tu arte, tu vida
de danzas y de muerte de amores y de furia.
Lloran todos los palacios vacíos de tus i'itos,
los templos de Terpsícore,
y todas las estancias
vacías de tus letargos y tus tedios,
de tus sonoros besos y de tus espasmos,
y de tu arranque súbito de loca euritmia.
Llora la ola del mar y el claro de luna,
todas las noches verdes,
el reflejo nocturno y la fosforescencia
del aire que te besó la noche solemne
de tu marcha triunfal hacia las olas
de tu marcha triunfal hacia las sombras...
Ante tu paso,
hierático y terrible. Por Lorenzo Galván.

R N E R R B

17
EL C%IMEN 'DE ¿MA%COS VILLAliJ
Tiene "1928" la no pequeña saiisfaccián de que Bartolomé Soler, el fuerte y triunfador novelista de
"Marcos Villarl" y de "Germán Padilla", enriquezca sus páginas con el artículo que sigue, cuyo
interés no es necesario encarecer.

N UNCA, nunca, ilarcos Villarí, pude sos-


pechar que a mí precisamente ibas tú
a hacer víctima de tu azarosa existencia; a
hacer contigo lo que me plugo. ¿Otra vida
habrías querido? ¿sin quebrantos, sin dolor
y sin tragedia? Y entonces, ¿qué? Ahora
mí que, al limitarme a narrar todo el vaivén, serías un ente, un objeto, mejor, un sujeto,
todos los barquinazos, todos los quebrantos sin nombre, sin personalidad y sin gerarquía.
que dieron a tu vida calidades trágicas, fué Y yo seguiría siendo yo. Yo, que aun quiero
buscando en la piedad ajena algo que fuese serlo, que aún quiero ser más, hasta alcan-
lenitivo y bálsamo para tu derrota —esto en zarte, igualarte y, acaso, acaso, vencerte. Yo
e'l supuesto de que la compasión de los de- que, como tú, también sé de luchas, de mi-
más sea a un tiempo estímulo y consuelo. serias y de amarguras. ¿Tu vida, una vez
Tú, que, en la vida fuiste siempre vencido, muerto, es lo que te yergue 1 Pero ¿ y la mía ?
que te venciste aun a ti lai.suio, que cuentas ¿Quién, cuando ya haya en Paláu el hueco
en el rosario de tu existencia ana efemérides que me corresponde, quién de los dos pesará
adversa por cada cuenta, es ahora, en la muer- más en la balanza que los hombres nos con-
te, cuando puedes, si quieres, enronquecer cedan? Tú, al fin. fuiste un remedo, un cal-
gritando a los vientos tu única victoria. La co de la escuadra histórica. Te batiste con
verdadera victoria es aquella que puede er- los elementos; y te vencieron. Quise yo que
guirse sobre una víctima, pisoteándola, zaran- te vencieran. Yo, por el contrario, hasta hoy,
deándola, hecha piltrafa, pelele o espantajo. a coces he tratado a los elementos, a los que
En guiñapo, en caparazón, en sombra me a ti te vencieron; y si algnua vez me he vis-
has convertido. Vivo yo, y te mato. Y muer- to vencido, ha sido por las coces que los hom-
to tú, me matas. Tú y el Cid. Tú flotando y bres —¿hombres?— me fueron prodigando.
yo sumergiéndome; tanto, tanto, que ya no sé ¿Mi vida? Algo, más que algo, mucho ha-
si yo soy yo, ni si eres tú quien agita al aire llarías en ella, y muclio más ha de caberle si
lo poco que de mí persiste. llega a ser mi futuro una consecuencia o una
Entre tú y yo, unidos, hay un cadáver. ¿El prolongación de mi pasado. Lo mismo que
tuyo o el mío ? Tú, desde Paláu, desde tu tum- en la tuya, hay en la mía curvas, sinuosida-
ba, i qué tumba! desde la huesa que los pa- des y atajos. Y tú ahora, desde tu cárcava,
lauenses te abrieron —y a regañadientes,— me trazas la curva más temible. Y quiero,
te extiendes, te expandes y llegas casi a la no obstante, vencerte, ganar esa curva que
ubicuidad. Y yo, mientras, reprimido, opri- parece haberme retrotraído al punto de par-
mido y exprimido. tida.
Si hablo, díeenme que te parezco, mejor, O tú o yo, Marcos. A tu voluntad, la mía;
que te remedo. Ando, y me preguntan si mis indomable, pertinaz y fuerte, como la tuya.
zancadas son mías o bien tuyas. Y yo, yo mis- ]\Iás que la tuya, ya que, quieras que no
mo, abandonándome a la corriente, ya me quieras, mi voluntad te hizo, la misma vo-
pregunto si tú erea mío o si yo soy tuyo. Me luntad, que te deshizo.
pregunto qué es lo que te di y qué es lo que ¿ Y te yergues ? ¿ Y me relegas ? No, no,
tú me das. Mal, mal, villanamente mal me ^Marcos, no. Luculo, Arato, Galba, Licurgo y
pagas la vida que te di. j Querías acaso otra ? los otros fueron vencidos por Plutarco. ¿Y
Bah, te imaginé mío, rotundamente mío para (Continúa en la p6g. 31)

18
c/í C U 'D
berga a tanto mimo, se ha \Tielto mimétiea
ella misma. Las casitas son de papier maché.
Los árboles de algodón teñido de color. La
gente de madera, como en un NACIMIEN-
TO. Hay cosas reales: Chaplin, Dolores del
Río, Will Rogers.
* • *
Le tomó de la mano, con graciosa desen-
voltura, preguntándole si accedía a a^ompa-
ñarlaí a su casa, cercana. Perplejo, asintió, sin
embargo. Y, cuando llegaron, ella dijo, con
una sonrisa luminosa: aquí es, gracias. Ten-
dría unos seis años; los ojos azules; y bucles
de oro sobre los hombros.
* * *
Al pasar por delante del mercado, las na-
rices vibran, olfateando un olor predominan-
te. Esi un olor caliente, de aceite sintético, de
olivas. Se ha llegado a fabricar casi todo, por
precipitaciones físioo-quiraicas. Sin embargo,
Autorretrato, por Crespo de la Serna. las frutas conservan su esencia independien-
te. No se han atrevido a tocarlas. Probándo-
ASGUEOS de guitarra: ora suaves como
R caricias; ora furibundos zarpazos.
V « «
las se advierte que hay, todavía, c^sas muy
buenas.
1- * *
liollyATOcd: ifeca, Eldorado, Kimberley, Se admira mucho a Blasco Ibáñez y a Pé-
Klondyke, Potosí. Ciudad de espejismo: fa- rez Eserich. También a Monsieur Bergerct.
laz ; hueca. Tu arte es de oro dublé, i Cui- Sorprende que se empiece a barajar algo el
dado con Berlín y París; y sobre todo, con nom^bre de Proust. Pocos leen a Sinclair.
Moseow! * • »

Vende cajitas con merienda, a los que pa- Entre los anuncios del tranvía: "Cemen-
san, en la esquina de pulidas calzadas de terio en la colina de Forrest. Criptas a per-
adoquín. La intemperie ha dorado su tez: petuidad. Desde $98.79 hasta $1,000.00. Nues-
siempre sonríe. IJC compran todo, todo. A tro lema: la mayor satisfacción dentro de lo
las dos de la tarde, ya no está. Y, entonces irremediable. Lugar ideal No deje de visi-
no se puede seguir contemplando en ese hu- tar nuestro parque, y los estanques con lirios
mano trasunto las islas de moda, que están acuáticos y lotos del Japón, legítimos".
en el mar austral. ^luchos, la mayoría, no
sabrán de Stevenson; ni de O'Neül; menos Otro anuncio: '' Compre la Sal Whitcomb''.
de Maugham; aun menos de Gauguin y Víc- Receta niimero 12: tómese un puñadito de
tor Segalen. Pero, es muy dulce el ñirteo con sal, mézclese con un poco de zumo de limón y
la muehachita. tostada y alegre. frótese con esta pasta el objeto, u objetos de
metal que se desee limpiar". E n seguida el
Todo es de imitación. La ciudad, que al- consabido aforismo: "Usted usa muy poca

19
sal: que ésta sea de lo mejor". Podría aña- viraiento délos elevadores en ciertos edificios
dírsele: "No olvide arrojarla por encima del públicos, usan para ello castañuelas. Siempre
hombro izquierdo, cuando por acaso, se derra- \a atmósfera. Además un silbato sería gro-
me sobre la mesa". sero Y no se puede apagar su sonido, discre-
tam.ente, encerrando el pedacito de madera en
El que hizo la torre del nuevo City Hall, la cuenca de mano, para que no se desboque.
sabe. Esa masa blanca y nítida, .se destaca con Saben mucho...
^ ^ H"
graciosa arrogancia por sobre el barrio curia-
lesco que la rodea. Las decoraciones murales de la nueva Bi-
* * * blioteca, que e* un edificio muy hermoso, van
Whistler se vanagloriaba de pintar sus o ser pintadas en Londres, en el taller de Bran-
ctiadros a una distancia de me- gwyn, por uno de sus discípu-
tro y medio, para lo cual em- los norteamericanos. El radio
pleaba larguísimos pinceles. Su hace milagros.
movimiento, al hacerlo, era el
de un hábil esgrimista. Por En las universidades se es-
eso sus telas son unos verdade- ^||h^ tudio mucho, exceptuando a
ros asaltos, j Qué diría, — se A/TW Harvard, Cambridge y otras
ocurre,— un Hirosehigné, ante análogas. P^l " t e a m " de la TJ.
ellas? C. L. A. ha sidoi derrotado va-
rias veces por el " t e a m " de la
Entre col y col, lechuga. E.s U. S. C , en el balompié. En
la consigna teosófico-práctica, cada una de ellas (son dos),
para qne en las conferencias y hay una avalizada del Y. M.
discursos, sobre temas serios, el C. A. y otra de :1a Y. W. C. A.
público no se canse por la ur- También sinagoga, y todas las
gencia de seguir razonamientos letras del alfabeto griego. Las
sin solución de continuidad. Por Crespo de la Serna playas son demasiado atracti-
Imposible una "non-stop at- vas: en el "Ambassador" hay
tention". Hay que intercalar chistes. días de moda en ((ue acuden las estrellas al
Cíocoanut Grovo y por UN PESO CINCUEN-
TA, el cubierto puede uno bailar con Dorothy
Ejemplo: ante un cuadro que representa
Carson, con Helaine Priganza, con Penas del
un pedazo de desierto de Arizona, hábilmente
Torrente, y ver, sentado en una mesa a Tom
iluminado en fondo negro de cámara oscura,
rdix, cosa inaudita, porque su asiento predilec-
el conferenciante señala con una varita y di-
to es la silla de montar.
ce, con cierta inflexión peculiar en estos ca-
los : i Noventa grados a la sombra! Todos ríen
y buscan el contagio de la risa, en otros, apro- A pesar de la avalancha de guapas mucha-
bando. Kealmente la ATMOSFERA del cua- cha'if que pululan poi^ doquier, se siente, a ve-
dro panorámico da la ilusión completa. Y, ces, el deseo de contemplarte, oh California,
curioso: ¡no se siente ningún calor! Éxito salvaje y desnuda, con tus colinas siempre
maravilloso del chiste. verdes; con tus naranjales que son mediterrá-
neos; eon tu mar y tu cielo; tan latinos; sola,
Como California fué, hace tiempo, españo- desamparada, desconocida, no mancillada, ba-
la y luego mejicana,, los ugieres que con el jo las estrellas resplandecientes.
porposo nombre de " c a p t a i n s " dirigen el mo- Ilollvwood, Otoño de 1927.

J O R G E J U A N C R E S P O DE LA S E R N A

20
1 . o T> m QA r O
{('iipitulo inédito de "Dama, de corazones")

UANDO la criada, después de mirarse algunos meses. Susana se ha puesto un collar


\ ^ con sus ojos llenos de asombro, me dice de cuentas blancas, como si no quisiera creer
secamente: " L a Señora amaneció muer-
t a " , como si hubiera recibido un golpe
en el cerebro me siento aislado del mun-
do, incapaz de pensar en nada, bajando
en una de esas caídas sin término dentro
de un pozo de sombra que, con una mez-
cla de estremecimiento y de pavor, sufri-
mos en las noches de pesadilla. Al fin,
me apoyo en el respaldo del sillón y pien-
so que una palabra es bastante para dar
valor, en un momento, a la vida. El es-
pejo me echa a la cara mi rostro descom-
puesto que no puedo menos de palpar y
esculpir con las manos como si mañana
fuese a dejar de ser mío para siempre.
Siento miedo al pensar que la muerte de
Mme. Girard no me produce mucha pena
y que sólo la muerte de otra persona
puede darme conciencia de que yo no
estoy muerto también.
Me arreglo lentamente, como para dar
tiempo a que se vaya la desgracia, del
mismo modo que tardamos en acudir al
teléfono con lia esperanza de que nuestra
tardanza haya impacientado al importu-
no al grado de que, cuando lleguemos a
preguntar "¿quién habla?*', nadie res-
ponda ya a nuestras palabras hipócritas.
Entro en la alcoba de Mme. Girard.
Mis primas me miran como a un extraño.
Susana se acerca a explicarme. Auro-
ra la reprocha bajando los párpados co-
mo si dijera que la explicación es inútil.
Susana comprende y rechaza con un mo-
vimiento de cabeza las lágrimas que por
un momento volvieron de vidrio sus ojos.
Aurora está vestida toda de negro. Nada
extrañaría a nadie su luto imprevisto
•que en ella se vuelve natural como si nos
hubiera acostumbrado a él desde hace

2/
todavía la realidad de la muerte y el traje al verme, recordándolo todo, se asombra de
negro fuera tan sólo una elegancia de acuer- sí mismo.
do con el marfil del collar. Sufren una pena 1' de Mayo. Me asustan las calles desiertas.
sin transportes. Susana quisiera estar muy El calor produce un zumbido que acrecienta
lejos para ignorarlo todo. Yo comprendo que el silencio y lo hace profundo y sole^mne. Co-
está al borde de un gran dolor que no ha mo si estuviera en vísperas de un asalto re-
sabido de qué modo estallai'. Aurora parece volucionario y las gentes hubieran emigra-
haber comprendido un instante la desgracia, do, la ciudad parece deshabitada. Al llegar
Y como sabe que Susana va a encontrarse a la esquina de cada calle, espero inútilmen-
enteramente sola dentro de muj' poco tiem- te encontrar un automóvil, un tranvía, un
po, se prepiara a ser la madre, la tía, la Ma- amigo, un desconocido. El ruido de mis pasos
dame Girard de su hermana. La veo sonreír me sale al encuentro rechazado por los mu-
con la sonrisa helada que equivale exacta- ros. En la calle de Edisson, el grito de un
mente a un sollozo. Me acerco a elia. Nada pájaro me hace temblar como si a mi lado
le digo. Me lo agradece. oyera una palabra en un idioma olvidado.
Empiezan a llegar las amigas, las vecinas, Esta casa deja ver una recámara deshecha,
y los señores enlutados que no pierden una abandonada, con el hueco frío de la cama en
función de ópera o un funeral y que vienen desorden. Aquella otra, ha metido a la sala
desde hoy, a loe preparativos, como van a un trozo de la calle en su gran espejo que
revisar los elencos y la lista de los abonados. me obliga a recorrer dos veces el mismo ca-
Las mujeres, uniformadas en el traje, en la mino. Los canarios, olvidados en los balco-
voz, en las palabras de duelo, en el pañuelo nes, parecen de piedra mal pintada. Hojas
blanco* que va y viene en todas las manos. de los árboles, duras, brillantes, o tornaso-
Susana estalla por fin en llanto entrecortado les del polvo que ninguna ráfaga de viento
por la falta de respiración. Más que la muer- se atreve a limpiar. Cielo sin una nube, es-
te misma que parece haberla dejado atónita maltado de azul intenso, que el sol no deja
con la revelación de su secreto, la hacen Ho- ver sino a ti*echos. ¡Y este corredor de la
rrar las visitas y las preguntas. Aurora lo calle que no lleva a ninguna p a r t e !
advierte y toma serenamente a su hermana Los trabajadores imponen un sello trági-
por el brazo y la aparta con delicadeza del co a su día de descanso, como si quisieran
grupo de enlutadas. Suben las escaleras. En- demostrar que sin ellos nada sería la ciu-
tran a su cuarto. Estoy seguro de que no dad. Vuelvo a pensar en Mme. Girard. Me
saldrán de él en todo el día. Las enlutadas parece que no ha muerto y que solamente
cuchichean, deshacen el grupo, recorren las descansa un día para renacer mañana, para
habitaciones, hacen preparativos, ordenan a damos la misma lección de cosas que dan
los criados, y se quedan, en fin, naturalmen- los trabajadores a la ciudad. Mme. Girard
te, dueños acostumbrados de la situación. vivió nutriéndose con los recuerdos de sus
Yo no conozco a ninguna de todas esas per- deseos. Ahora, claramente, comprendo por
sonas. Estoy seguro de que Aurora y Susana qué explicaba, sin volver de esa ausencia
apenas las conocen, pero ni siquiera lo ad- espiritual que le daba un aire inocente,
vierten. Una a una las repaso con la mirada. cómo una mañana, del mismo modo que
Salgo. En el hall encuentro al Doctor Batis- otras mujeres amanecen viudas, ella ama-
ta, el médico de la caM, ocupado en consu- neció, sin darse cuenta, casada con M. Gi-
mir más que en fumar un cigarro enorme. rard. Su verdadero noviazgo empezó con la
En un instante recuerdo, por la primera vez, súbita enfermedad de su esposo y se afian-
en una súbita iluminación de la infancia, el zó en su agonía prolongada al grado que el
modo extraño que tenía de acariciarme cuan- día de la muerte de M. Girard fué para ella
do era niño. Me mira de reojo, sin saludar- el primer día de su matrimonio. Comparo
me, reconociéndome. Comprendo que ahora, su rostro de dos momentos separados por

22
diez años, como se compara dos retratos de con un luto de sala de baile, que me indica
época. Las líneas de la cara conservaban la con un ademán lleno de confianza mi deber
misma fineza. En cambio, los ojos grandes, de seguirlo para escoger la caja en su com-
color violeta, iban nublándose ya con el pañía. Tiene una solicitud artística más que
sueño a deshora y parecían parpadear so- una solicitud financiera. Me conduce por en-
lamente de abajo arriba. La nariz más afila- tre los prismas negros del mismo modo que
da cada día, obligaba a pensar que un solo un manager guía al aficionado en una expo-
movimiento brusco de Mme. Girard, duran- sición de escultura avanzada, dando explica-
te el sueño, bastaría para despertar la lie- ciones, fijando calidades, aconsejando for-
rida en el hombre o en el brazo. mas, justificando precios. Los ataúdes han
perdido en su cerebro toda significación. Ca-
mina entre ellos con mayor confianza que un
Esta calle ancha que parece estar aúu domador entre sus fieras y con la misma con-
más desierta, es la calle de las agencias de fianza que Daniel en la cueva de los leones.
inhumaciones. En fila, esperando, con sus Como si hubiera muerto en el cielo o en el
rótulos: "opeu all nigth", "english spokeu". infierno y Dios lo hubiera condenado a la
"abierto de noche", hacen pensar en resto- vida eterna, no piensa por más tiempo que
ranes internacionales. Se ofrecen cuatro cu luio de esos ataúdes puede ser el suyo. Enta-
la misma acera. Me decido por el color dt las bla una conversación indolente, rociada de
fachadas, prefiriendo el morado al negro, et humorismos y desdedenes para con la muerte.
amarillo al morado. Al fin una fachada azul Hace pensar, en seguida, en el sepolturero
y blanca corta de un solo golpe mi indeci- convertido en agente de inhumaciones que
sión. Empujo la puerta de cristales. Entro. Shakespeare pondría en su Hamlet si fuera
En seguida tengo la impresión de que estoy contemporáneo nuestro. Se diría que, para
bajo una campana neumática. aumentar el número de ventas, el gerente de
Me recibe un señor enlutado con un luto la negociación lo ha encargado de hacei- per-
de cortejo fúnebre, calvo, pálido, de pocas der a los clientes el miedo a la muerte.
palabras, que parece empleado expresamente Nuevamente la calle. La calle larga por la
para hacer creer a los clientes que su dolor soledad que me obliga a no huir de mí mis-
es comprendido al punto. Hay una desola- mo y a pensar en mi situación sin aplazarla
ción inexplicable en eu mirada que por un para mañana, como siempre. Pero no só por
momento me hace dudar si es él o soy yo donde empezar y naufrago en mis ansias de
quien viene a escoger el ataúd. Pasamos gra- ruidos mecánicos y de voces humanas.
vemente de la oficina a la sala de exposición Dentro de unos minutos, a las de ce en pun-
y me deja, murmurando una cortesía o una to, voy a quedarme enterameiitc solo, sin mi
condolencia, al cuidado de un joven enlutado sombra.

E R L U R R U

23
COMPOSICIÓN POR GATTOBNO

24
^E JUA'biA T)E I'BA%^OU%Oy
"]f):?S" tiene el goce y el honor de dar a Cuba y a América una muestra gollardíssinm de la acUwl
modalidad poético de Juana de Ibarbouron. La fuerza y originalidad líricas de la gran poetisa KI ii-
giuiya aparecen ahora con nueva vestidura, (lanuda por la tendencia actual~e.n lo que tiene de sin-
ceridad, de vitalidad, de libertad—ios versos de aliorn anuncian una ohra madura y- nueva rfc singu-
lar relieve. Con sus versos, nos env'ia Juana de Ibarbourou la última cosecha de Baaso Mvglio, d-e
Je.^.suulda, de Alfredo Maria Ferreiro, de los 'novísimos y hondos poetas de la República ()rie-)Jal.

SI Afilador
E.ste dolor Ijeroico de liaeerso ¡ynra c-ada noelio
un nuevo par de a l a s . . .
Dónde esfarán las que ayer piiKO sohi'o mis h(inil)roos
el iimoinriio de la primera hora del alba?

Oía, afilador de tijeras de oro


y puñales de acero y espadas de hierro-.
anoche yo tenía dos alas
y estuve cerca del cielo.

Pero, esta mañana,


llegaste con tu flauta, tu.piedra,
tus doce cuchillos de plata
y, lentamente, me fuiste cortando las ala.s.

La hora gozosa
lívazalete de plata la hora magnánima
en la que el alma cosecha .sesenta racimos gOiOscs,
niaduradoíi en el sueño y frescos de li>s ríos de ¡a aleifría clara.

Sobre el filo del horizonte nuevo


se hizo trizas la noche de minutos^ oscuros
y la terca luna de hierro.

AJbieriasi para el alba recién nacida,


por la que despierta el repique de las campanas
y vi.sie la luz .sn.s sicle túnicas amarilla.<3.

Se me hace ligera la cixrva del hombro


para la carga de la cosecha pura de e.sta hora.
^^:)lv•eré a ceñirme el collar de los sortilegios
y a tener sobre las sienes sua manos como una corona.

25Í
EIi POEMA DE LOS CINCO SENTIDOS, de Car- K ' I " imiiicvisto, pero tocado do buen gusto:
los Alb«rto González.
Me bañare cu el Nilo del alba.
Con un prólogo en que Jorge Basadre discurre y correré desnudo bajo el árbol del sol.
mujr lúcidamente sobre las nuevas modalidades lí- Xiitriré la mirada <le bruces cu la pampa
ricas —algo do él qiieda on otro lugar do c^te m';- y auscultaré el secreto ile lo que no se :alc*nza.
mero— y acomiiañado de mensaje cordial, nos llega
este libro del peruano Carlos Alberto González, uni- ''
do al grupo renovador y bravio de la Ciudad de Como las cumbres
los Virreyes y de " A m a n t a " . te elevarás hasta las nubes
Bien vale este conjunto de poemas para demos- en tu pregón de paz
tración plenísima do lo que puede y hasta dónde y tus ideas, marcialmeute
llega la sensibilidad nueva cuando corre por las ve- —olí Conde Keyseriing—
ñas líricas de un poeta genuino y alto. Ni receta atronarán como palillos
ei' que se quiero oponer un nuevo cliché al cliché de en el tambor del sol.
ayer, ni repetición del poeniita inexpresivo, paut4i. (Keyseriing.)
do sobre cuatro imágenes simplistas. Vibr.-tción . , ,, ,
,, , ,' , i-, l'-l verso fiieríí? v nuevo de Carlos Alborto GV)n-
nova), pero llena de hondo sentido: ,, • , , .
zíiloz, parece punto de apoyo para la afirmación
los metros se retuercen a sus pies como víboras repetldísima de que nada i s la forma eii uso y
vencidas en la impotencia de envenenarte las entra- en moda cuando bajo ella lato el aliento del ver-
Kl martillo es un péndulo en el aire (ñas. dadi-ro creador. Nosotros diremos a los niantene-
abreviando el minuto del record. doics de esta siiupllcidad con visos de verdad t r a s -
Ks todo éxtasis puro el cstadtóni cendental, que las facultades emiuentes de un ar-
en la música heroica de tu dinamismo. liata, .u.-imlo est^án empu]>adas del agua viva del
11)0111; n!o (luc vivi", liiillan su natural —su único
(A uu campeón de atletismo) , , ^ ^ , „ ^,„ ,„ ,„<,,i,iidad externa que ese momento
novedad do imágenes, pero transida de real fuer/a impone,
creadora: ^ ''' tíilcnto poético y la forma expresiva no
ROn en estos casos cosas distintas, sino partes de
La virgen india |.„¡, gQjg unidad. Momentoa en un procedo c;:bal
abre la puerta de su choza (onio un libro de misa. ,jj> creación.—J. M. V.
Indiscretamente el aire LA COSUSION DE JUBISCONSÜLTOS DE UIO
e^tá inflándole los ficiios. DE JANEIEO Y EL DERECHO INTERNA.-
CIONAL, por Antonio Sánchez tte Bustaman-
Kstá aprendiendo la tarde t e y Sirven.
a sonreír en sus pestañas.
Puedo pareier la obra «el l)r. 8. do Uustamante
'' '" ,. '.' „,. „ „ , ,, I , leiaiía a las preferencias de esta rovif-ta, más a t e n -
\.a vendimia en sus caderas •' J ... • , .
., , , . ta a la producción literaria que al esfuerzo eien-
!n. ita al .«aboreo . ^' , , , .
1 , • i„ i„ „<,,.,.„ . o - . „ i „ tilico. No puedo estarlo, si se Vci-uerda nuestro
de los lugos de la parra secreta. ' , > , .
propósito de preocupación por toda labor ponde-
( ü n poema como cualquier otro.) rabie da orden intelectual. Y la obra del Profesor

26
!.:(banoio, es hoy, sin duda, la nu'is relevante at- r:)tas más que ( orno dúbilcs cxcci»cioacs de una re-
t ualidad en nuestra producción eientííiea. gla de ineptitud que engloba a todo el sexo amable.
Ksti' libro del rej)utado internaeionallsta que No quisiéramos, sin embargo, cjue se maliciase esta
.•:linra vamos leyendo, es, ante todo —y i'I autor l i actitud en nuestro comentario acerca del último li-
(leilara en más de una oportuniílail— un libro i\r bro de líenée Méndez Capote de Solís, !a delicada
información, no un libro do doctrina. ¡Quiere es- escritora cubana. En teoría, porque no comparti-
to de> ir i(no no se )ion^a a Ir.;; cu parte alguna de mos el viejo prejuicio a que aludíamos; antes pen-
esta obla la ermiiciún y el propio jiensainiento de samos que la mujer, como tal, está llamad;i a ha-
liusífltiinnte ? Quien lonnzca la obra anterior del cer una formidable aportae-.ión de sensibilidad y
tratadista y del eoiiifieador, ndverfirá, a poco de de perspicuidad intuitiva al aití» del próximo fxi-
tomar este libro entre las manos, hasta qué punto turo. Y de hecho, porque descubrimos en Renes
en lo acoribiilo por la Comisión de J\iriseonsultos Méndez Capote un pequeño Mediterráneo de fa-
(le Río, .se ve la huella de universitario cubano, cultades " s e r i a s " : sensibilidad sin sensiblería; ca-
liuella borrosa para quien, sin conocimiento de pacidad de observación jerarquizada y cernida;
esa labor, anterior, tengai corno sola rcl'ercneia este cierto sentido —y sensualidad— del estilo, y hasta
esfuerzo ile aliora. Para el que haya seguido paso una bisoña malicia técnica. Piucbenlo, las cnio-
a paso la triiyectoria del Ployecto de nuestro com- cionadas y, a trechos, sagaces páginas de los
patriota, el contenido de este libro ha ile sor de " Fiünnicntns del Diario de una e n f e r m e r a " , que
alto interi's: designación por el I n s t i t u t o Ainerica- 01 upan el postrer lugar do este volumen. Ellas son
nc de Derecho Internacional, de una Comisión in- lo mejor del empeño. En lo demás, híiy demasiada
tegraila por Bustamante, Matos, Octavio y Sar- puerilidad y demasiada emoción hecha. Demasia-
miento Laspuir para la redacción de un Proyecto d:i " f a c i l i d a d " , también: facilidad de la que deja
lie Códiso de Dereclio Internacional P r i v a d o ; dis- correr la pluma y volar la inspiración sin sujetarlas
cusión y aprobación en 1925, en la Habana, del al rigor y economía indispensables. En suma: es-
l)royecto de nuestro catedrático; aceptación, por la l)iga dei mayo, que v a descubriendo, lentamente, su
Unión Panamericana de dicho proyecto; discusión ansia de granazón. A Renée Méndez Capote —tan
del mismo en la Comisión de Jurisconsultos de Bío inteligente y tan modesta— se le puede decir sin
de J a n e i r o ; aprobación dentro de esta Comisión, temor que es una rica promesa.—J. M. E.
do lo fundamental de la obra de Bustamante. E n -
cierra, pues, este libro, la historia de un gran triun- EL ULTIMO EVANGELIO, por Ricardo Pérea Al-
fo científico cubano, en su aparente sencillez de fenseca. La Habana, 1927. ( " H e n n e s " ) .
libro narrativo, a p a r t e la indudable importancia
Libro de inteligente y elegante cinismo juzgamos
que tiene en él, el análisis, pleno de erudición y
éste en otro lugar. Y no podríamos, sin veleidad,
de acierto, de cada una de las iniciativas america-
mudar el juicio. Pero sí podemos explanarlo. El
nas para la codificación del derecho de gentes, des-
cinismo, desde Diógenes hasta Bernard Shaw, ha
de la secular del Congreso de P a n a m á , convocado
consistido' siempre en una. suerte de intrepidez para
por Bolívar, h a s t a la que se recoge ampliamente
decir las verdades i n h i b i d a s : aquellas que los hom-
en este libro con que nos sorprende ahora la la-
bres sienten, pero no osan reconocer. Difiere del
boriosidad ejemplar de nuestro Bustamante. —
improperio y de las demás formas del escándalo,
J. M. V.
en que éstos lo único ciuo exigen es coudiciones
propicias para producirse. En cambio, el cinismo
APUNTES, por Benée Méndez Capote de Solís.
inteligente requiere un temple especial, una a modo
la. Habana, 1927. ( " K e r m e s " ) .
de sinceridad insobornable y militante. Y, como en
L a concesión —¡no, n o : digamos mejor el otor- Wilde o Shaw, no espera provocación: osa a cada
gamiento, no sea que las feministas nos fulminen! momento. Tal el cinismo que despliega Ricardo P é -
— del Premio Nobel de Literatura a la novelista rez Alfonseca —el escritor dominicano auspiciado
sarda Grazia Deledda^ debe de haber determinado a n t a ñ o por Darío—• en su último libro de prosaa
un alza del papel femenino en las letras latinas. epigramáticas. Dijimos que e r a elegante, porque
Y decimos latinas, pensando particularmente en los se cuida de no rozar nunca l a vulgaridad, e inteli-
pueblos mediterráneos y en los de su oriundez, pues gente, porque, cuando más representativa (y el li-
SI» sabe que sajones y teutones —sajones sobre to- bro es de valor b a s t a n t e uniforme), sabe leer la
do— siempre fueron más aptos, o por lo menos, más verdad perenne en el episodio humano. Deja todo
dispuestos para discernir las posibilidades de se- el libro la impresión de una serio de aguafuertes
riedad literaria en la mujer. Entro los^ pueblos " d e que, h a s t a cuando más suaves o tenues, han mordi-
t e m p e r a m e n t o " por antonomasia, ya es otra cosa. do en el metal de su tema. Claro que, a las veces,
A pesar de las George Sand y las Doña Emilia, de una plancha ha salido borrosa, o, por el contrario,
las Baehilde y las Concha Espina, no parecemos demasiado eorroída. Pero ésta es la Misa Negra
avenirnos muy de corazón a considerar a las lite- de que habló D'Ors.—J. M. E .

27
cA L M A N A U
EL SALOX I>K IH:.\IO- joven, mas y a ' i l u s t r e , de la
líIHTAS. — Ks clásico que H. C. de C.
cu todos los üíiloni-s de liu- La eipectaeiún y eJ éxi-
iMorisnio gráíieo muy colec- to estaban descoatadoa.
tivos — vafe decir, luuy Venía Gregorio Marauóo
proniíücuos— abunde más aureolado de ciertos a t r i -
chocarrería que el bumour. butos, de positivo " e f e c -
l.os nuestros no tienen poj' t o " en el ])úblico: renom-
((ué ser excepción; al con- bro, juventud, prestancia,
t r a r i o : lea asisten, no di- dictado de r e b e l d í » . . . P e -
remos " r a z o n e s " , pero sí motivos ptira confirmar ro ni la expectación ni el éxito cuentan para el
ampliamente la regla. Y el úllimo Salón de l í u - juzgador riguroso y sereno. Expectación y éxito
moristas, que se lia venido celebrando duraüte este lo alcanzan desde un saltibanco a un orador. L a
mes en la Asociación de I'intoi-es y íísculíorcs, la sanción neta es un " é x i t o " de otro linaje; menos
1 onl'irina. Hay aüí mucho, inuciu) ciiisíe malo mal tumultuoso, menos resonante; ináa autorizado, más
ilu.-itra.'.c; bastante vulgariduil y no pocas cxjdo- autorizador. Cuando el gran público que colmaba
siones (le intolorahle mal gusto —esto, a pe-ar del <1 teatio en las conferencias de Marañón, puests
presunto " ( ' o m i t e de a d m i s i ó n " que, cerno su nom- en pie le aclamaba, su aclamación parecía más al
bie lo iudira, l'um iona uu'is para, admitir que para liombre —al joven héroe— que a! eudocrinólogo,
ixiduir. l;u !o cual tiene Ii dis.tulpa de que, si así a! maestro, al escritor que conviven i n íl.
lio lo hiciese, M probable es que no hubiera Salón... l'ero Maiañón, llegado al vértice de la fam-a en
Por supuesto, no tcrio lo allí expuesto eí malo. H a y ]>lcna juventud, cuando más cuesta sobreponerse a
I-osas meilianejas. V las hay muy Inienas, como el ella, se enfrenta airoso con la expectación y eJ
e n \ í o de J;.-;f'ael Dlanio, por ejemplo, que siifue éxito quo lo salen al paso. Se abre camino a tra-
siendo uncí de los pocos artistas cubanos quo no ha- vés del aplauso gregario y ¡lenetra derecho c-n la
e-en concesiones. Su nueva serie de goaacbes es alquitara de las puras sanciones. E s t e e» el " é x i -
tan adniiiable como las a u t e r i o i e s : oljra de un liu- t o " , el verdadero éxito del hombro de ciencia»,
iiiorisnio trágico, de goyesca estirpe, inspirada en pues la pura ciencia cuando entra' en su coto, ««-
la e n t r a ñ a ilel vivir y del padecer criollo». H u r t a - n a d o a toda improvisación, enguatado contra todo
do do Mendoza está bien, con sus agradables biom- ruiiior agorcsco, necesariamente ha de despojursí
!ios decorativos, do gu.sto heráldico. Gus'avo Bo- de esos deslumbríuites alamares que son la expec-
l í t , Ilcruánde.? Cárdenas, López Méndez y, niuy tación y el éxito. Y dentro de él está, desde hace
¡irincipalniciite, Addison Durlaud dan las notas más tiempo, jior di-rccho propio, Gregorio Marañón.
modernas y jior ello, en cierto sentido, las más in- Do sus tres conferencias en la H. C. de C , fue-
teresantes. Massaguer no aparece suflcientemen- ron las dos primeras las de mayor rigor científico.
to representado este año con sus caricaturas <le 1,11 inicial sobre todo. E n ésta enunció dos da su»
Bustamante y de Diego Rivera. E n cambio, . ^ T - más valiosas y persouales aportacisne» a la endo-
mando Afaribona, presenta demasiado; y en esa crinología moderna: su crítica a las doctrinas de
demasía no incluímos sus certeras caricaturas del Glcy — " e l viejo maestro de laa terquedades re-
(Si.uHor Sicre, del pintor Víctor Manuel y del vio- t a r d a t a r i a s y loa s i n g u l a r e s ' a c i e r t o s " - ^ y BU ori-
linista Bonilla, —todas tres do lo mejor que í l ginal concepción de " l a evolución sÍBerónica' dt«
l.'.i hecho. Caiavia, indeciso; pero con el eviden- los s e x o s " , con la enal abre infinitag poolbUidt-
te talento en agraz de siempre; Arroyo, una esti- des a la ciencia endoerinológiea-.
mfible caricatura personal. Kn suma: Revelacio- L a tercera conferencia sobre el matriuioni« de*
nes: ninguna. .-Vdebin'o: esca.so. ILumor... ne- clinó preferentemente hacia lo»-prertios accesibles"
gro. Y Tü.-inco. . . de la divulgación cieutlfica. 8u misma índole y las
esperanzas del público heterogéneo, por otra par-
MARA-SOX E X I.A K. C. DE C—Tres conferen- te, lo exigían así. ;
cias de Gregorio Maraiión prestigian la ejecutoria A la trascendencia cultura) de la visita del doc-
de cualquier instituto. Ararañón tiene escaño pro- tor M a r a i ó n se añade su s i t a ejetnplaHda<t Ma-
pio entre los grandes emlocrinólogos de la hora rañón, con el precedente excelso de Cagal, con Pit-
setual. Anotemos, pues, en primer término, la im- taluga, Lafora, etc., representa la- moderna orien-
portancia del suceso pn sí: la visita del puro hom- tación de la medicina españüla. hacíanlo-qü*"p'ode»
bre de ciencias y su presentación un la- tribuna- m 09-llamar la^ "medicÍBa~cietitSfic«>!', awa^titt « t t s *

28-
expresión parezca obvia, l«a «iniplo mejiciiw prag- dia», , se ha puesto a la altura de los más destaca-
mática, qne suele equivocadamente sor la í n i e a dos de nuestros nuev-os cacritores.
que se tien* por tal, disla mucho du la y>ma i ien- íácludamos en él, por eso, ai HUCVU mensajero.
i ia. mídica. fie pucdn ser un ^ran médico prácti-
VIOIiAOIOK D E C O E S E S P O i n J E N C I A
10 -^si ^ e quiere un apóstol de la medicina-^ y
DE VNA CARTA D E SUAREZ SOLIS A MARACII.
no ser ni remotamente un honi'oie áe eitnoia. L:i
— " E s t e número Id de " 1 9 2 7 " me consuela en mi
iiícdicina no adviene ciencia médica si el médico no
entusiasmo por vosotros y en mi creencia en las
tiene mucho de biólogo y b a s t a n t e de psicólogo. El
nuevas normas. A los artículos reclutados no h:s
m ^ i e o — e l cirujano partioularmento—exclusivamen-
ilustra l a i r a » , de cuartel, " v a l o r so le s u p o n e " .
te práctico, quB se permite el lujo de ignorar las
P o r el contrario, a alguno.s habría quo proponerlos
nuevas orientaciones do la biología y se mofa d.'
p a r a la laureada.
la psicología, remedando a los filósofos positivistas
que hacían burla de la metafísic-a, no se difeienjcia Dales recuerdos a t u s cuatro coeditores. Feli-
•esencialmente del antiguo o aetual saludador. To- cítalos. Y gue en «1 aüo próximo veáis el 8 —
do es cuestión dn procedimi<'ntoa. El saludador dc- muerto en la cliarada— 26 veces vivlto y colean-
ru^^lvc la .<!alud —HJ lo intenta—• ccn sus conjuros; do, con toda la gracia y la intención de un laso
Ci médico con SUJÍ fórmulas farmacopeicas. corredizo que se enrosque y apriete, hasta la asfl-
Entre nosotros abunda el C!ÍV-,!CO tii>o d(d médi- xia, en la. mala carne del pescuezo de algunos de-
co pragfmatista, absolntamenti' despreocupado do tractores". ..
toda especnlación desinteresada. Corolario de esta U K A CARTA DE J A B N É S A LIZASO. — Querido
¡«etitud —tan en pugna con el gonuíuo esfuerzo canvarada: Muchas gracias por su bello artículo
científico —es la escasa y, salvo exeepcipncB, hu- que he leído dos veces, complacidísimo. No puedo
mUdtsitna literatura médica que Cuba aporia a la opinar acerca de él, porque está muy cerca d« mi,
medicina universal. El medico nuestro, harto in- en el terreno en que sólo cabe sentir. Suárez So-
toresadn cu la *plieación utilitaria de su ciencia, lin me guardaba un ejemplar de la revista, pero
swelc ser desdeñoso de todo lo quo peyorptivanicn- me alegra mucho recibir los dos de Ud. H a c e
te titula " d i v u l g a c i ó n " o " l i t e r a t u r a " . De aquí irnos días les mandé —a los cinco— un pequeño
su condición frecuente de pésimo escritor. ensayo humorístico de película. I b a con t r e s ori-
En esto puede también servir de estímulo la vi- ginales más —de Arconada, Ferrcro y F . Ayala.—
sita de Marañón. En sus conferencias, el autor de Espero resolver pronto mi insegura situación eco-
" L a Edad C r í t i c a " , se nos ha mostrado el escri- nómica, y entonces me dedicaré a e-scribir. Todo
tor de neta envergadura que ya conocíamos por mi tiempo lo necesito p a r a ganarme la vida, y
sus libros, traducidos a todos los idiomas cultos del nada de lo que hago —casi nada— me satisface.
mundo, y por «us serios aportes a las más estima- N i puedo dedicar a ello tiempo ni alearía de cspi-
das publicaciones científicas del mundo. ritut cosas indispensables p a r a hacer algo de pro-
vecho en el a r t e que pretendemos sea nuevo.
.TOSE DE LA LUZ LEÓN.—Se halla, entro nos- Sigo — s e g u i m o s — con interés la obra de XJds.
otros este amigo de espíritu cordial y sutil, que Calculo el esfuerzo por laa resistencias que han
llcgi» tras FU libro reción publicado en Madrid, de vencer, que, en definitiva, son las mismas de
A M I E L O LA I N C A P A C I D A D DE AMAB, fruto p.quí. Que hayan llegado al número l i me parece
de asiduas investigaciones y de una dedicación se. ya un triunfo. Aqui todo son " p r i m e r o s " núme-
ria a las letra-s, —cada día superada.— Su libro ros. Salvo la " R e v i s t a de O c c i d e n t e " —excep-
lleno de penetración, destinado a analizar la psi- ción en todos los sentidos— ninguna revista ha
cología del a u t o r del DIARIO I N T I M O , ha mere- podido arraigar. Ijas razones, todos las sabemos:
cido comentarios y elogios conaagradores de altos ei lector plebeyo —y lo son casi todos, desde el
•espíritus españoles: Unamufto, Madariaga, G'ómez profesor al mozo de cuerda— quiere que le " r e p i -
-de JBaqucro, González del V a l l e . . . t a n " lo que ya sabe. E n música, en literatura, en
T a en número a n t e r i o r hablábamos de la labor pintura, on todo. S i e n a v e n t u r a d o s los a r t i s t a s que
d« nuestro amigo en la reaparición de A L F A B , la tienen el don de " r e p e t i r " , porque de ellos será
e«c.elante revista de La Coruña, de la que no sólo el reino de los quioscos y de las peluquerías. Nos-
es uno de los principales alfareros, sino algo más otros, amigo mío, nunca seremos leídos por el pro-
imjiortaiite p a r a nosotros: el vigía que recoge en bo empleado, en las antesalas del dentista, que es
*qucll«s parajes <I eco de nuestro último movimien- donde el público conoce a sus clásicos y ve repetí-
to "literario. tíos a RUS clásicos y claslcoidcs.
José de la Luz León nos ha dado un nuevo ejem- 1 * «icrlbo de prisa. Perdono que mi carta no
plo de lo que más interesa aprender: quo la labor corresponda a la meditada labor do XJd. en favor
estimal>!e, la única digna de tenerlo on cuenta, es í e mis pequeños " E j e r c i c i o s " . MI g r a t i t u d —re-
aquella reulÍ7-ada con seriedad, serenamente. Por pito—i y mi adhesión a la obra generosa y fina, de
haber trabajado así, libre de rencores y de envi- ustedes.

29
" M e lic enterado — le en el bando de loi
aiDKjic un poco tarde nuevos y fume opio o
j- es mejor que así sea calce sandalias de Ho-
•— de que los vanguar- nolulú. . .
distas de España pro- • • . .\ • . • •

ponían el "M^'iidiano No hay nada niáá que


intcleitual de M a i l r i d " . uno y de gran poder,
Eli esa literatura de cir- qni* constituye un poco
co de que liaren gala los de obsesión para estos
que se llaman. " van- uiñoíf góticos. Un Víctor
g u a r d i s t a s " se armó Hugo, un Lamartine, un
una gresca con los que Saint Fierre, un Goe-
jxiv aq>ií hacen lo pro- tlie, nn Schillcr —lite-
pio en laa columnas de ratos cliatos, do len-
un periódico 1 1 a m a il o guaje c l a r o — vivirán
"Martín F i e r r o " , cu siempre en la humani-
donde recogen los Cbterloicí-- y la fobia de los po- d.id. l-ucrou creadores de belleza: fueron poetas.
lluelos de la literatura de " v a u d e v í l " .
Si disparates hubo en los jóvenes escritores de Eslos enfermos atacados de meningitis so cura-
España mayor los ha habido en los que en estas rán el día que no sometan a t a n t a fuerza las in-
márgenes se creen monopolizar las nuevas corrien- tranquilas meninges. L a forma en que se reciben
tes de la literatura de moda. las impresiones varía según el estado del enfermo.
Madrid no llega a ser ni el meridiano de Espa- Los de Madrid, embuídos de P u e r t a del Sol y los
pHi, aunque allí suelen residir los escritores, ya que de Buenos Aires, borrachos de la melopea calleje-
las publicaciones están naturalmente en la metró- ra de la Avenida de Mayo, hacen mover loa sesos
poli del jaleo. Buenos Aires está en las mismas con e-,e resorte magnético que suelen llamar la
condiciones y no llega a ser meridiano de nada ni " i i n e \ a sensibilidad".
nadie, ya que vivimos de las sobras de la literatu-
ra europea, sintiéndonos cómodos con a i e p t a r las
América es hoy crisol de razas. Esto es un her-
iuflncnoias satánicas de Francia en lo que a van- videro de (aracteres y es justo creer que un me-
gi.ardiímo so refiere. ridiano madrileño es tan e x t r a v a g a n t e aquí como
; , . . j> •
una cliirimoya sanjuanina en un banquete de la
Se vive ergañado o embriagado por un grupo de loito d>' Madrid.
extravagantes, que no pueden tener fe ni entusias- Hay que adoptar el único meridiano: el de la
mo en lo que hacen. Han creído que el vanguar- bi'll(>zn cteina y c! que hace universal a todas las
dismo es hac<-r las cosas con fermentación imagi- literaturas.
nativa y llenando todo de imágenes retorcidas y )0n Buenos Aires y en. 1 9 2 7 " .
sin forma racional. Ksto ^!ene a ser un sarampión
o gjippe, es decir, una enfermedad de carácter be- (Manuel García Hernández, en "Cartas de Buenos
n'3;no, p^?IO que siempre alarma a los e n f e r m o s . . . Aires", en el "Diario de la Marina").
;Qné o_ucdará de toda esa literatura aventada * * »
por ondas e.ttrañasf ; Se crean Vteilezas que pue-
dan entusiasmar el alma do los pueblos? ¿Es otra " C o n t i e n e el siguiente sumario:
cosa el vanguardismo que palabras aimoniosas, gi- " ¡ V e r á n u s t e d e s . . . ! " , por la Dirección; " L a
ros nuevos, galanteos frenéticos? ; Y eso puede gratitud es cualidad de p e r r o s " ; " N o pido n a d a " ,
M.ibsistirf jiocsía, por José María Calveiro; " E l arto de go-
Xo, señores del meridiano FA único meridiano h c i n a r " ; " P i m e n t ó n " , por el escritor brasileño
e<; eterno: la belleza. Toda literatura que tienda líaúl Gonsalves Tunón; " E l divorcio en la Chi-
a exaltarla, a crearla, a vivirla., tiene de hecho for- n a " ; " ¡ T i e r r a , sangre, nombre y r a z a " , (poesía),
mado el meridiano, aunque sea danesa, portugue- l'ov (1 escritor portorriqueño Enrique Zorrilla;
sa, alemana o c r o a t a . El arte es uno, indivisible. " « u a i i i l o yo m u e r a . . . " ; " M i limpiabotas se da
l i i f í r e " , ])or Miguel de Castro; H. Canto, D. C ;
" T r a n s p o r t o de leche en camiones-cisterna"; " L a
í,a mií.-va scusibilidad es una e^ijecic de escozor
no. hi- de N a t a l " , J . V. iMIartíuez-Quelle; " E l .ca-
en la piel. La nueva tendencia en pintura, litera-
jista de i m p r e n t a " , poesía, B. de la Encina; Hu-
tura, escultura, es hacer lo contrario de lo que
nuirisnio de T o l s t o y " .
di-í'de que el mundo es mundo era admirado. Sha-
kespeare, Dante o Miguel Ángel, no merecen la tra- (Simarlo del número dos de la Revista " U l t r a " ,
dición. El que se quiera inmortalizar que se enro- en " E l P a í s " ) .

30
E U G E N E O Ti E I L L el relato de Davis; apenas acierta a esperar
(('oiitimiMclún ilí" l;i ¡'!'I;Í. 1')
>-\\ turno de revelaciones).
Jal- (con impaciencia) : IJucno, ¿y qué?
cialcs de Vciieeia. Es la universalización ilc Dacis: Oye; estaba parado ahí mismo
un t(>nia americano. (ajiuntando otra vez), en plantillas de media,
LM ironía de O'Xeill eu esta obra no e.s tan sin zapatos, fíjate bien, como para no hacer
amarg'a eouio en otros <k' sus dramas anterio- ruido...
re-!. Ha cuajado en una sonrisa silenciosa, sn- Joclc (escupiendo desdeñosamente) : Bah...
til; es el cerebro quien ríe, no los labios. Uc Davis (sin cuidarse de la interrupción) : Eu
l'olo, su tío >• su padre, no diré una palabra, scgniíia vi (pie aquello era algo raro, así es
jiero -Mai'co. es un hombre que todos conoce- (jue me eché p'atrás por el pasillo hasta po-
mos. Hoiuero, Job y Cervantes supieron de ol. nerme donde pudiera verlo a él sin que me
LJn hombre que es eterno, couio la estupid<íz, viera él a mí. Cuando se aseguró de que tos
la presunción... y los editoriales. Todo lo eUaban dormios, se metió debajo de esa lite-
que yo pueda decir, sin embargo, no dará un.s la—teniendo cuidado de no hacer ruido, fíja-
idea de él. le!—y va y saca esa maleta que está ahí.
Por últiuu>, la mayor ironía de O'Xeill, cou- (Todos ya escuchan con el aliento contenido,
sisíc en que él, que ha sabido pintarnos con incluso Jack). Luego, busca en el Iwlsillo y va
mano maestra toda la desesperanza del indi- y saca un manojo de llaves y se arrodilla al
viduo en su lucha con la sociedad y con el lao de la maleta y la a b r e . . .
Universo, y que nos ha mostrado el mundo (Continuará.)
como un lugar de fru.stración y vencimiento,
ha a-saltí)do y conquistado la vida: nuevo Lao-
EL C%I¿MEN "DE ¿MA%COS VILLA^I
coutc e3tran<^ilaudo a las serpientes, raro
(Continuación de la pág. 18)
Promoteo ahuyentando a los buitres. Ksto
como diría Cabell, es la esencia misma de la ni venciéndome a mí, que soy tu Plutarco?
bufonería. A mí. que, para vencerte, habré de ser ma-
ñana Plutarco de mí mismo.
B E y .1 AM 1 y D E C A S S E li E S. Y he de vencerte, sino, blandiendo el arma
(|ue tú mismo me proporcionas: aventando
Traducción, para "1928", por José M. iiKCstro secreto. Ese secreto que, por hoy,
VulúiS It'odrígtjci. sólo tú y yo po.seemos. Trato de vencer tu
\ida con la mía. oponiendo mis hoinbres a
tus elementos, mis andaii/:as a las luyas, mi
E "N L A Z O ^H A realidad a la tuya. Y si aun así sucumbo, he
(Contiiniación do la pág. 13) de colgar en lo más alto del egido público la
)inica verdad de todas las verdades de tu
J)avk: Bueno, pues lo traje aquí abajo,
vida. La de que sólo han existido en mí. den-
cerno siempre, y cuando cstaha por la puerta
tro de mí; la de que fuiste amasado a tra-
lo v i . . .
vés d" mi aljcdrío y mi capricho; la de que
Jack: A Smitty? fueron míos tus elementos, míos tu.s manota-
Davis: Sí, a Smitty! Estaba parado ahí en zos y mías tus zancadas.
medio (apunta) mirando a toas partes, con
Cede, cede un poco, Marcos Villarí, o, ya
aire de espía; y a Iván, y a Swanson y a tos
en Plutarco, he de oponei* a tu vida una vida
los demás, como si quisiera asegurarse de que
más real y más humana.
estaban dormios. (Hace una pausa significati-
va, mirando a los oyentes de uno en uno. E! li A /." TOLO M E SOLÉ lí
Escocés divide su atención, nerviosamente, en-
tre Smitty, que está fuera en la escotilla, y Habana, Enero, 1928.

31
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He recibido la revista " 1 9 2 8 " que leo con el mayor interés y que me da una alta idea de
la vitalidad que hay en la nueva generación litoriaria cubana,
Federico de Onis.

. . . L e mandaré también, lo que publicaré sobre " 1 9 2 7 " , que me gusta mucho por su eclec-
1¡ ticismo y su modernismo. iBravo! . . . _ . .
^ Adolph» de ralgalrolle.

(Stlartanabna pat mita rrottalágtro)

1^v,lio0é ^trninhtz ^Viabtí^mz i r . Patftor bti Rio


ir. Suati Pérrz Abr^u Sr. i^anttago S^y
9r. Mnnntl 0olia Msnhxttn Bt, Suatt Mnviu Olabaíta
i^r. 3loBé Suato üartinn &t. Munml V^ixtsra
^r, Wifttha Jernáwlifz &r. Sffranrtacn (¡Iam}ja
i&r. Rafael Pírfz üoraUa &r. Amaíifo Húptz
&r. aíaaquín §iato &rpB. lUir. (Suaa g Olía,
ir. Pfibrn ffióíiez iortiróa dr. (i^arar (íuttí
ir. MoiUt M Uío ^r. 3(nal M Mnta
ir. dinero (iíarrfa Pérez i

¡ A R T I S T A S Y E S C R I T O R E S I

: LA CLAVE DE LA INSPIRACIÓN : ^ - ^ TT m /I" ^


REAL SIDRA ASTURIANA V ^ X i V I £\^
REPRESENTANTE: NICANOR FERNANDEZ

CUBA SI. TELÉFONO A-97Sa


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