Actividad 4 Luz Beatriz

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Nombre: Luz Beatriz Rojas Miranda

Matricula: 122050

GRUPO: CF65

Materia: Macroeconomía

Docente: Mtro. José Manuel Camargo Osorio (Docente)

Actividad de Aprendizaje 4

León, Guanajuato. 03/Mayo/2021


La crisis económica de 1994-1995
La crisis de diciembre de 1994 irrumpió en México y el mundo como un evento sorpresivo,
que derrumbó en pocas horas una de las economías más aparentemente exitosas y
seguras del mundo en desarrollo, que gozaba del más amplio respaldo del gobierno
norteamericano y la organización financieras internacional. Lo inesperado de la crisis tuvo
que ver con el secreto con que la cúpula gubernamental mexicana manejó el deterioro
acelerado de las cuentas externas del país a lo largo de 1994.
Desde finales de la década de los setenta, cuando se dio una abrupta devaluación del
peso mexicano quedó claramente establecido el agotamiento del modelo proteccionista
que había venido utilizando este gobierno. Posteriormente, los gobiernos de José López
Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, todos
pertenecientes al mismo partido político PRI, que estuvo en el poder desde 1929,
dirigieron a México hacia una apertura comercial de alguna manera indiscriminada, que
llevó al país a caer en varias crisis económicas, las principales presentadas en 1976,
1982 y 1994.
De acuerdo con Millán (1999), “Los colapsos económico-financieros de 1976 y de 1988
demostraron de forma palmaria que el modelo de desarrollo iniciado en los años cuarenta
había alcanzado límites que sólo podían ser franqueados a costa de propiciar crisis más
frecuentes y más severas.” De esta manera, México se vio enfrentado a procesos alternos
de auge y depresión; a tal nivel que, según indica Medina (1996) “Ni siquiera los grandes
yacimientos petrolíferos descubiertos en los años 70, ni los cuantiosos recursos líquidos
de los préstamos internacionales (alrededor de 60.000 millones de dólares entre 1976 y
1982) ni los recursos provenientes de más de mil empresas estatales vendidas a
empresarios privados han podido ser útiles para construir una estrategia que garantice el
desarrollo y una mejor distribución de la riqueza social”. La última crisis que ha enfrentado
México en los últimos años se desencadenó en diciembre de 1994.
En 1988 asume el poder de la República en México Carlos Salinas de Gortari, cuyo
gobierno abiertamente neoliberal dio especial atención a la atracción de inversión
extranjera; asimismo, durante esta administración se privatizó la banca nacional, la cual
había sido nacionalizada hacía apenas doce años atrás por el presidente José López
Portillo. La política de este gobierno, según Medina (1996), se basó en una apertura
comercial indiscriminada, una atracción de capital extranjero especulativo y sobre todo en
una contención de los salarios de la población que, en quince años, habían perdido ya
alrededor de 70% de su poder adquisitivo. Por otra parte, el gobierno del presidente
Salinas impulsó una lucha contra la inflación, la cual era un obstáculo para que la
estrategia exportadora del gobierno se pudiera completar. Ya en diciembre de 1987, el
gobierno había anunciado “una política de ingresos con disciplinas en el orden fiscal
monetario. El objetivo explícito era reducir la inflación, mediante la eliminación de su
componente inercial, sin afectar el crecimiento económico” (Millán, 1999).
A pesar del déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, el nivel de las reservas
internacionales de México había estado en crecimiento desde 1988. Este
comportamiento, según Aspe (1993, citado por Millán, 1999), se debía a “una acelerada
expansión de la inversión financiada en forma directa con la repatriación de capitales, los
flujos de inversión de compañías extranjeras y préstamos voluntarios del sector privado.
Consecuentemente, a pesar de la magnitud del déficit, se acumularon reservas que en
noviembre de 1991 fueron aproximadamente 16 mil millones de dólares, el nivel más alto
alcanzado en México”.

Causas:
De acuerdo con Thurow, citado por Oddone (2004), una de las principales causas de la
crisis de México fue la recesión económica que enfrentó Estado Unidos a inicios de la
década de los 90 “Debido a las bajas tasas de interés bancario destinadas a combatir la
recesión 1990-91, cientos de millones de dólares pasaron de las cuentas de ahorro
norteamericanas a los fondos mutuales de más alto rendimiento. Pero para obtener mayor
rendimiento, los gerentes de los fondos mutuales tenían que obtener más altas ganancias
y con esa finalidad enviaban su dinero a México. Cuando las tasas de interés de los
EEUU volvieron a subir, los mismos gerentes comenzaron a repatriar el dinero. Con el
dinero que salía en grandes cantidades y déficit en la cuenta corriente, era sólo una
cuestión de tiempo hasta que México agotara sus reservas de divisas”.
Ya para inicios de 1994 era claro que la economía mexicana estaba al borde de una
crisis, debido a la situación de la balanza de pagos y una inestable situación política,
según Oddone (2004) “la rebelión en el estado de Chiapas y los asesinatos políticos. El
levantamiento zapatista sucedido el 1 de enero de 1994, fecha en la cual entraba en vigor
el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, conocido por sus
siglas en inglés NAFTA (en castellano: TLCAN). El asesinato el 23 de marzo de Donaldo
Colosio, candidato presidencial del PRI. El vacilante comienzo de Ernesto Zedillo, y el
peso de la figura de su hermano y finalmente el asesinato del ex secretario general del
PRI, Francisco Ruiz Massieu, en medio de un acto partidista, conspiraron contra la
estabilidad política y económica de México y disminuyeron la confianza internacional de
los inversores”.
A pesar de toda esta situación, el gobierno de Salinas no tomó ninguna medida
preventiva, por lo que esta política económica emprendida por el gobierno mexicano,
desembocó en una nueva crisis de balanza de pagos, en una abrupta devaluación del
peso y en una caída del producto interno bruto nacional. En un momento en que los
mexicanos estaban confiados en que la política del presidente Salinas y de sus
antecesores habían colocado a México en un puesto de preferencia a nivel
latinoamericano y mundial.
Las principales consecuencias de la crisis fueron:
• El Producto Interno Bruto cayó en un 6% durante 1995.
• El dólar se cotiza en mayo de 1996 en 7.5 pesos, 3 puntos más que en 1994.
• Hay cerca de cinco millones de personas en desempleo abierto dentro de una
Población Económicamente Activa (PEA) de 33 millones de mexicanos o sea el 15%.
• El déficit comercial de México hacia el exterior había llegado de 1991 a 1994 a
50,860 millones de dólares.
• La deuda externa se había elevado significativamente a la cantidad de 173,400
millones de dólares.
• El salario mínimo se encuentra en un promedio de tres dólares por ocho horas de
trabajo mientras que, por ejemplo, en Estados Unidos cada hora de trabajo tiene un
salario mínimo de cuatro dólares.
Ante esta situación, uno de los sectores más afectados fue el sector financiero, ya que
después de la privatización de la banca estatal, las instituciones financieras habían
otorgado indiscriminadamente créditos, especialmente para la adquisición de bienes
inmuebles. Como es lógico, ante la crisis que experimentaba la económica mexicana y la
abrupta devaluación de peso, muchos deudores se vieron ante la imposibilidad de hacerle
frente a estas deudas, con los consiguientes problemas de morosidad para las entidades
financieras. Por otra parte, con el fin de evitar más fuga de capitales, se incrementaron a
tal punto las tasas de interés que la tasa pasiva pasó de 18 a 49 por ciento de 1994 a
1995. Esta situación llevó a una crisis del sistema financiero mexicano.

Proceso de solución:
De acuerdo con Kozikowski (2000), “lo mejor hubiera sido devaluar el peso en marzo de
1994, cuando todavía las reservas monetarias eran bastante cuantiosas. Una devaluación
de 20%, acompañadas de políticas fiscal y monetaria restrictivas, probablemente hubiera
sido suficiente para restablecer el equilibrio de la balanza de pagos y la confianza de los
mercados financieros. La devaluación aunada a las políticas restrictivas habría
desacelerado el crecimiento económico, que ya de por sí era bastante anémico, y
reducido el nivel de vida de la población, pero habría permito evitar el desastre de 1995.”
De acuerdo con este autor, las únicas opciones políticas viables eran:

 Devaluar el peso y luego defender el tipo de cambio con las reservas y con
políticas fiscal y monetaria restrictivas.
 Declarar la libre flotación del peso y dejar que el mercado estableciese la nueva
paridad.
 Defender el tipo de cambio, pero sin esterilización. Esto habría provocado
una severa recesión justo antes de las elecciones, pero habría acabado la
catástrofe.
Otras consideraciones que el gobierno puedo haber valorado, antes de realizar una
devaluación agresiva que generó el caos entre los inversionistas son:
• Realizar un proceso de devaluación lento pero constante del peso mexicano
que corrigiera el problema de la sobrevaloración del mismo, pero de una
manera paulatina y no abrupta.
• Sustituir las inversiones financieras de corto plazo por inversiones de largo
plazo que fortalecieran el crecimiento económico del país.
• Reducir al máximo el gasto público.
• Promover la producción nacional y desestimar las importaciones para reducir el
déficit de la balanza de pagos.

• Mantener a la población informada de la situación económica del país, pero


con una visión de que la misma estaba bajo control.
Como lo señala Millán (1999), “una devaluación a tiempo habría impedido proseguir con el
programa contra la inflación, pero hubiera evitado la crisis de 1994, por una sencilla razón:
el nivel de reservas internacionales. Cuando la modificación abrupta del tipo de cambio
obedece al agotamiento de estos activos, las políticas fiscales y monetarias tienen que
emprender un camino muy restrictivo, con la finalidad de restituir lo más pronto posible un
nivel adecuado de reservas.”
Las “lecciones” de la crisis de diciembre de 1994, tanto nacionales como por parte del
Nuevo Washington Consensus, son cuantiosas. Sin embargo, las propuestas
fundamentales resaltan:
a) Se requiere una profundización de la estrategia de la liberalización (“segunda
generación de reformas”) y una reconstrucción del Estado. El Banco Mundial, por ejemplo,
propone una mayor participación del sector privado en la economía, al mismo tiempo que
un “Estado fuerte” mediante la creación o el fomento de instituciones que promuevan la
competencia, protejan al consumidor y sean capaces de anticipar las respuestas de todos
los agentes económicos.
b) El déficit en cuenta corriente, con respecto al PIB, no debe llegar a niveles
“insostenibles”. Summers propone como nivel máximo el 5%.
c) Los niveles de ahorro doméstico tendrán que ser significativamente superiores a
los alcanzados desde 1988, tanto para financiar el déficit en cuenta corriente como para
permitir el crecimiento económico. El Banco Mundial no sólo estima un efecto positivo del
ahorro en la edad de la población, sino que además sugiere que la provisión privada de
“ciertos elementos de la seguridad social” aumentarán el ahorro.
d) El gobierno mexicano debe fomentar una mayor apertura y transparencia, ambos
fundamentales para la atracción de capitales extranjeros. Summers observa que la
estricta vigilancia por parte de la comunidad financiera, particularmente del FMI, de las
respectivas naciones será de vital importancia para evitar futuras crisis, y
e) El aumento de las exportaciones manufactureras y la industrialización orientada
hacia las exportaciones serán clave para el futuro desarrollo competitivo de México.
Estas diferentes “lecciones” de la crisis mexicana, de nueva cuenta, no son excluyentes.
Además, y no obstante la variedad de soluciones, el Nuevo Washington Consensus
destaca el éxito y rápido ajuste de la economía mexicana, así como la pronta respuesta
del Tesoro de los Estados Unidos y de agencias multilaterales para “pasar la fase crítica”
de la crisis. Summers, por ejemplo, observa que las lecciones no son “desviaciones
radicales del conocimiento pasado (…) Por lo que México ha hecho, y por lo que la
comunidad internacional ha hecho, la crisis mexicana no pareciera ser una que figurará
prominentemente en los libros de historia en 50 años”.
Acciones del gobierno en materia de política fiscal:

Desde el inicio de la desaceleración, el gobierno reaccionó con una reducción del gasto y
ese año realizó cuatro ajustes al presupuesto. La contracción económica, aunque
deterioró el saldo exterior, no afectó el tipo de cambio debido a que el gobierno contaba
con un nivel de reservas suficiente, acumulado a lo largo del quinquenio anterior por el
alto precio que alcanzaron los hidrocarburos.
El reto principal para las autoridades fue evitar el colapso del sistema financiero y
productivo, y restablecer la confianza de los inversionistas en el país. Debido a la
naturaleza de la crisis, la respuesta de política se concentró en dos frentes. En primer
lugar, se instrumentaron políticas fiscales y monetarias restrictivas y se adoptó un tipo de
cambio flexible; en segundo lugar, se negoció un cuantioso paquete internacional de
apoyo que permitió fortalecer la confianza en la capacidad del país para cumplir con sus
obligaciones financieras.
El deterioro del empleo y el alza de las tasas de interés provocaron un fuerte aumento de
la cartera vencida en las instituciones de crédito y, por ende, un descenso marcado en los
niveles de capitalización de la banca. En respuesta, se ejecutaron diversas medidas para
apoyar tanto a los deudores como a los bancos. La finalidad fue prevenir una quiebra
generalizada de las instituciones financieras.
Se adoptó a tal fin un enfoque integral, ya que se enfrentaban problemas de liquidez y
solvencia con repercusiones sistémicas. Entre las medidas que se adoptaron destacan las
siguientes:
• El suministro de liquidez en moneda extranjera a los bancos comerciales para
impedir presiones adicionales sobre el tipo de cambio.

• Un acuerdo de apoyo para deudores de la banca.


• La compra de cartera en problemas con el fin de fortalecer el capital bancario.
• La activación de un programa de capitalización temporal para los bancos.
• Reformas legales para facilitar una recapitalización efectiva de la banca. Con ese
fin se reforzaron las reglas de capitalización y se permitió una mayor participación de los
inversionistas extranjeros en la banca mexicana.
• La intervención de varias instituciones de crédito.

Las autoridades estaban conscientes de los riesgos que implicaba la estrategia


instrumentada. Sin embargo, también había conciencia de que el escenario alternativo de
un posible colapso del sistema financiero y una profunda y prolongada recesión
conllevaba costos mucho más elevados.
Autonomía del Banco Central, en las acciones de política monetaria emprendidas durante
la crisis:

Hace 25 años, el 1 de abril de 1994, entró en vigor la reforma al artículo 28 de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, mediante la cual se otorgó
autonomía al Banco de México y el mandato prioritario de mantener el poder adquisitivo
de la moneda nacional. En nuestro país, la creación de un banco central que dotara de
moneda a la economía nacional y que en esa función procurara la estabilidad de su poder
adquisitivo constituye una añeja aspiración. Desde la Constitución de 1917 se establecía
que, para terminar con la pluralidad y los problemas asociados a las emisiones privadas,
era necesaria la emisión de moneda nacional como una función exclusiva del Estado, que
se delegaría en un banco central.
En los años previos a la autonomía de Banco de México (Banxico), la inflación promedio
de 1970 a 1994 fue de 38%, posteriormente de abril de 1994 a la fecha, la variación de los
precios generales fue de 8.6 por ciento.
En el marco del Seminario del 25 Aniversario de Banco de México, organizado por la
Facultad de Economía de la UNAM, Jonathan Heath, subgobernador del banco central
mexicano, habló de la importancia de asignarle a la institución el objetivo prioritario de
combatir la inflación.
La devaluación del peso mexicano ocurrida en diciembre de 1994, combinada con los
bajos niveles de reservas internacionales y la enorme y creciente movilidad que han
adquirido los flujos internacionales de capital, volvieron conveniente la adopción de un
régimen cambiario de flotación.
Dado el esquema de flotación ahora en vigor en México, la base es modificada por el
manejo discrecional del crédito interno neto del instituto emisor. De ahí que el crédito
interno neto juegue un papel preponderante en la formulación de la política del Banco de
México y en la constitución de un ancla que, junto con el comportamiento del crédito
externo del banco central, sujete la evolución de los precios. Al actuar sobre la base
monetaria, el banco central puede influir sobre las tasas de interés y el tipo de cambio y, a
través de ello, sobre la trayectoria del nivel general de los precios.
El establecimiento de un límite al crédito primario coadyuva a que los agentes económicos
puedan dar seguimiento a la ejecución de la política monetaria del banco central. Por
tanto, el 4 de enero de 1995 el instituto central informó a la opinión pública sobre su
propósito de establecer un límite de 12,000 millones de pesos al crecimiento del crédito
interno neto durante ese año. El Banco de México determinó este límite, una vez que se
conocieron los compromisos suscritos en el marco del Acuerdo de Unidad para Superar la
Emergencia Económica (AUSEE) en materia salarial, de precios y tarifas del sector
público, de precios del sector privado y de gasto público. Posteriormente, a la luz de
proyecciones más precisas sobre la evolución esperada de la velocidad de circulación del
dinero, la Junta de Gobierno del Banco de México anunció la decisión de disminuir dicho
límite a 10,000 millones de pesos.
El funcionamiento actual de Banxico está sostenido por tres pilares: el primero, en la
autonomía del ejercicio de sus funciones y en su gestión; el segundo, en procurar la
estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional fortaleciendo con ello la rectoría
del desarrollo nacional que corresponde al Estado, y el tercer pilar, que es una ventaja del
banco frente a otras instituciones, es que tiene autonomía en su presupuesto.
La autonomía de gestión del Banco que contempla la Ley se sustenta en la conformación
de un órgano colegiado para la toma de decisiones, la Junta de Gobierno, integrada por
cinco miembros que tienen las condiciones para actuar con total independencia.

En cuanto a la conducción de la política monetaria, y en línea con una robusta evidencia


académica, en los años noventa surgió un nuevo paradigma internacional, el régimen
denominado de metas de inflación, el cual basa su efectividad, en gran parte, en la
comunicación clara de las metas, la divulgación de métodos y procedimientos para
alcanzarlas y la estricta rendición de cuentas sobre los resultados. Desde la segunda
mitad de los años noventa el Banco de México fue incorporando gradualmente diversos
elementos de dicho régimen hasta que lo adoptó formalmente a partir del año 2001.
Desde abril de 1994, cuando entró en vigor la autonomía del Banco, se ha consolidado
una clara conciencia de que la transparencia y la rendición de cuentas son prácticas que
van de la mano con una mayor independencia y que son necesarias para consolidar la
credibilidad y mejorar la eficacia y el impacto de las políticas de la Institución. Desde esos
años, las tareas de difusión y comunicación con el público se multiplicaron, se adoptó una
nueva política de información a fin de que los agentes económicos pudieran dar mejor
seguimiento a las acciones del Banco Central, y se comenzaron a utilizar las nuevas
tecnologías, como Internet, para difundir datos públicos. Adicionalmente la Ley del Banco
de México contempla una puntual rendición de cuentas de la Institución con el Congreso.

Actualmente, el Banco de México aparte de las obligaciones que le marca la Ley,


promueve una activa política de apertura informativa y transparencia. De manera
cotidiana el Banco de México pone a disposición del público abundante información
cuantitativa en materia económica y financiera, así como trabajos de análisis. Igualmente,
se informa sobre el procedimiento y pormenores de la toma de decisiones. Ello permite
una mejor comprensión, seguimiento y evaluación de las acciones del banco central. En
particular, a lo largo de 2018 se adoptaron medidas adicionales de transparencia.

CONCLUSIONES:
La crisis de 1994 generó un severo impacto socioeconómico en México. La reactivación
económica posterior a la crisis fue gracias a las medidas adoptadas en materia financiera,
pero también fue debido a la ayuda proporcionada por el gobierno del Estados Unidos.

Como resultado de dicha crisis, millones de familias perdieron el patrimonio que habían
acumulado al no poder liquidar sus deudas y miles de empresas se fueron a la quiebra y
con ello miles de desempleados.
La crisis de diciembre de 1994 no sólo afectó a México, sino que además repercutió en
otros países latinoamericanos, provocando lo que se llamó Efecto Tequila, el cual causó
mucha inquietud pues hasta entonces México había sido considerado como la puerta de
entrada al mercado de Estados Unidos. El sector turismo también lo resintió pues los
visitantes a nuestro país disminuyeron considerablemente en el siguiente año.
Hasta la fecha México ha atravesado varias crisis con cada uno de los presidentes que ha
tenido, la última fue en el 2008 con el Presidente Felipe Calderón causada por una mala
administración de Vicente Fox.

BIBLIOGRAFÍA:
http://revistas.bancomext.gob.mx/rce/magazines/92/6/RCE6.pdf
La inflación consiste en un incremento constante y desordenado de los precios. Este
fenómeno afecta la economía de numerosas formas: deteriora el poder adquisitivo de la
moneda y propicia una distribución del ingreso más desigual; distorsiona la asignación de
recursos de la economía; disminuye la capacidad de planeación de los agentes
económicos; eleva el costo real del crédito, puede inducir un proceso de
desintermediación financiera y puede afectar la estabilidad del sistema financiero. Para
abundar al respecto ver: Banco de México, Programa Monetario 2019,
(http://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-prensa/programas-de-politica-monetaria/
{869C449E-6AC5-0AF3-986D-F7520DEF8867}.pdf).
https://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-prensa/informes-anuales/%7B2F0AA570-
18A3-4217-89E1-9D64A8959F26%7D.pdf
Recurso 1a. Parkin, Michael; Esquivel, Gerardo y Muñoz Mercedes(2007)
Macroeconomía: Versión para Latinoamérica. Séptima Edición.Editorial Pearson
Educación. Dinero y Bancos centrales. Páginas 251-272.

Recurso 1b. Banda, Humberto y Chacón, Susana (2005) La crisis financiera mexicana de
1994: una visión política-económica. Foro Internacional Volumen XLV. Número 3.
Julio-septiembre. Recuperado de:
http://www.redalyc.org/pdf/599/59921013004.pdf

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