Tarea Autonoma 02 Ariana Figueroa
Tarea Autonoma 02 Ariana Figueroa
Tarea Autonoma 02 Ariana Figueroa
Unidad #02
Realizado por:
Ariana Figueroa
Asignatura:
Docente:
Ruth Holguín
Nivel:
Quinto “A”
Periodo:
Las Competencias y experiencias del desarrollo integral de los niños y niñas, el cual se define
como un derecho universal que considera aspectos físicos, psíquicos, afectivos, sociales y cognitivos,
asequibles a todos, independientemente de la condición familiar o personal. El desarrollo infantil
integral de los niños y las niñas se da en todos los espacios en los que se encuentran y lo propician
todas las personas que se hallan en su entorno, sin embargo, en algunas circunstancias no se
descubren actores comprometidos y dinámicos frente a este proceso que es vital en los primeros años
de la infancia.
Hay estudios que evidencian acerca del primer ciclo de vida, que va desde la concepción hasta
los cinco años y particularmente los tres primeros años de vida, donde se define el desarrollo de las
habilidades destrezas y aptitudes para la vida, instituyéndose un “nuevo pensamiento”. El desarrollo
infantil integral en la actualidad, es considerado como una etapa trascendental, que contempla desde
la concepción hasta el fin de la vida, este se da a las condiciones del ser, al entorno en el que se
desenvuelve, su historia de vida, su evolución, disminución de sus funciones y su plasticidad.
Al nacer él bebe, su cerebro tiene un peso de tan solo el 25% de su peso adulto, el 75%
restante tiene su evolución en la relación con el contexto, mediada por la interrelación con los adultos.
Desde la concepción neurológica el desarrollo no es lineal; es decir no es un proceso constante de las
etapas, existen transformaciones que no son rígidas.
Desde lo afectivo, social y cognoscitivo no comienza desde cero; se detecta una base de
funcionamiento de sus procesos. No tiene un final en cuanto a los procesos del conocimiento; se
presenta una reorganización cognitiva que no tiene límites puntuales. Desde lo afectivo, social y
cognoscitivo no comienza desde cero; se detecta una base de funcionamiento de sus procesos.
Las competencias como parte del desarrollo infantil integral son capacidades que facilitan el
hacer, saber hacer y poder hacer que los niños y niñas muestran en el transcurso de su evolución. La
movilización hace parte de las competencias, posibilita la generalidad de las acciones utilizadas en
entornos determinados y a su vez, permite diferenciar los ejercicios en cada contexto específico. La
competencia entonces moviliza y fortalece el conocimiento que brota de una realidad concreta, hacía
varias situaciones, y es de representación dócil.
Las experiencias reorganizadoras, son el compendio de capacidades previas que posibilitan el
acceso a nuevas innovaciones y concepciones, permiten la movilización hacia pensamientos
complejos e interrelación con el mundo circundante. En el proceso educativo se deben desarrollar las
competencias; la educación para la primera infancia va más allá de la preparación para la escuela, se
propician experiencias significativas en los niños y niñas, el crecimiento y desarrollo adecuado y un
acompañamiento intencionado, para la generación de ambientes de socialización, 6 donde se sientan
seguros y sanos.
Independientemente del contexto todos los niños y las niñas adquieren competencias que les
ayudan a transformar su relación con el entorno. Se complejizan en la medida en que el niño y la niña
se enfrentan a juegos y actividades que implican esfuerzos y retos, nuevos conocimientos, desarrollar
mayores habilidades o adoptar ciertos Valores y Actitudes.
Las competencias tienen la forma de un ‘hacer’, que posibilitan la adaptación –si no comen no
sobreviven, progresivamente avanzan a ‘saber hacer’, y después, a partir de la reorganización de los
funcionamientos acumulados, su actividad se transforma en ‘poder hacer’. Una vez los bebés han
elaborado un procedimiento que les permite ‘poder comer’, pueden aplicar las acciones coordinadas
aprendidas, a todo tipo de objetos. Ahora dirigen hacia su boca todo lo que llega a sus manos.
El estudio de éstas requiere observar sus desempeños y actividades ante situaciones variadas.
Es así como ciertos desempeños resultan indicadores de la existencia de una competencia dada,
desarrollo infantil y competencias en los niños y niñas. Por ejemplo, la motricidad fina, un ‘hacer’ que
la escuela considera muy importante, se hace evidente, por medio de situaciones como colorear,
punzar, ensartar, rasgar, delinear, etc.
Esta competencia está relacionada con el desarrollo y uso adecuado de las destrezas básicas
del lenguaje: escuchar, hablar, leer y escribir. El desarrollo de esta competencia contribuye de manera
muy especial al desarrollo equilibrado del niño y la niña a nivel personal y social, permitiéndoles:
crear vínculos con los demás y con el entorno, comprender y transformar la realidad, construir la
convivencia y desarrollar una personalidad firme y segura.
Competencia Matemática
Esta competencia inicia en los niños y niñas en las habilidades matemáticas básicas, que le
permitirán construir su pensamiento lógico necesario para el desarrollo progresivo de esta
competencia. Con la construcción del pensamiento lógico se ponen las bases para que el niño y la niña
utilicen el mismo de forma automatizada en la resolución de problemas que se les puedan plantear, ya
sea en el aula o en cualquiera de los otros ámbitos donde se desenvuelve de manera habitual.
Esta competencia pretende que los alumnos amplíen su conocimiento de las personas, los
objetos y otros elementos que conforman el mundo que les rodea, desarrollando las habilidades y
destrezas necesarias para interpretar la realidad. El niño y la niña en la etapa de Educación Infantil
sienten una gran curiosidad por su entorno, así a través del juego, la manipulación, la experimentación
e interactuando con el mundo que les rodea se iniciará en la adquisición de esta competencia.
Esta competencia hace referencia al inicio del desarrollo de habilidades para buscar, obtener,
procesar y comunicar la información y transformarla en conocimiento. De una forma natural, a través
del juego, la niña y el niño interiorizan y aprenden el código informático como un elemento más de su
universo cognitivo, lo que les permitirá ir desarrollando la competencia suficiente para un uso
progresivamente más autónomo del ordenador como un recurso más de conocimiento que
complementa a los ya existentes en el aula.
Las competencias básicas son, pues, aquellos conocimientos, destrezas y actitudes que todos
los individuos necesitan para su realización y desarrollo personal, y su inclusión en la sociedad. Por su
propia naturaleza, están estrechamente ligadas al curso de la vida y de la 18 experiencia, por lo que no
pueden exigirse en un nivel inicial. Se adquieren y mejoran a lo largo de las diferentes etapas
educativas. Deberían haberse adquirido al final de la enseñanza obligatoria, y tendrían que constituir
la base de un continuo aprendizaje a lo largo de toda la vida.
Experiencias previas Reorganizadoras en los Niños/as de 0-5 Años
Las ‘experiencias reorganizadoras’ transforman la manera como los bebés o los niños
entienden el mundo, fortalecen su comprensión acerca de la realidad y les abren horizontes no
previstos. Es Importante señalar que su presentación en períodos de edad, no exige su aparición en
una edad precisa y que la no ‘aparición’ de la experiencia a una determinada edad, no señala
necesariamente un déficit. Sin embargo, el agente educativo debe estar atento al desarrollo de los
niños para identificar oportunamente aquellos con necesidades educativas especiales y atenderlas con
profesionalismo.
Al finalizar el primer año de vida, ocurre una reorganización radical en el desarrollo de los
bebés. Antes de esa revolución, ellos actúan como espectadores de lo que pasa en el mundo, pero 19
de todas maneras sus conductas preferidas son oír, explorar y esperar. Alrededor del noveno mes y
hasta el décimo quinto, no sólo exploran y esperan, sino que intervienen y resuelven problemas
simples: jalan la cuerda que suelta el sonajero tirado a los lejos en el piso para alcanzarlo; tiran
incansablemente los objetos al vacío para verlos caer, con gran desespero de los cuidadores que deben
recogerlos; buscan objetos que han desaparecido ante sus ojos.
El uso social de los objetos por parte de los bebés constituye otra ‘experiencia reorganizadora’
que permite identificar su entrada a la cultura. Desde antes de cumplir el año, han aprendido a utilizar
la cuchara, el balde, el peine, el vaso, o cada uno delos objetos de su entorno, de acuerdo con los usos
que la cultura les asigna. Por ejemplo, “llevan la cuchara a la boca” y no sólo la golpean, o la agitan o
sacuden, como hasta el momento lo hacían. Este cambio se da gracias a un aprendizaje, a una
apropiación del mundo de los ‘usos’, que viene a ser como una especie de ‘bautismo cultural’;
algunos autores consideran este cambio como un proceso clave a partir del cual los niños se apropian
de manera pragmática o práctica de la cultura que los rodea.
El niño lee la mente de los otros
Un buen ejemplo de otra experiencia reorganizadora es la capacidad que los niños adquieren
alrededor de los tres años para atribuir estados mentales como intenciones, sentimientos, creencias,
afectos y entender que esos estados determinan las acciones del otro. A esta edad, los niños ‘pueden
leer lo que el otro piensa o siente’. Pero, ¿de qué se trata esta capacidad y por qué resulta tan
importante? Los agentes educativos pueden encontrar evidencia de esta capacidad si juegan a decirle
un secreto a dos muñequitos, luego un muñequito se pone triste y el otro alegre. Después les pide que
adivinen qué pudo haberles pasado.
Otra ‘experiencia reorganizadora’ por excelencia, que aparece desde los tres años, o incluso
antes y que se desarrolla ampliamente en los años siguientes, es la capacidad de formular hipótesis;
esto es, establecer suposiciones, considerar causas que dan como resultado posibles consecuencias y a
partir de ellas, predecir lo que puede suceder. La formulación de hipótesis es posible porque los niños
son capaces de relacionar los deseos y los pensamientos de los otros, las características de los objetos,
con los fines que persiguen.
Una vez alcanzan sus objetivos y ejercitan la actividad realizada, los niños ‘saben’ como
actuar la próxima vez; pero lo más importante es que ‘saben que saben’, es decir han construido una
nueva competencia como resultado de la coordinación de capacidades nuevas – la atribución de
estados mentales en el otro y la formulación de hipótesis – con la inferencia como nueva herramienta
cognitiva o de pensamiento.
La Familia
Las Maestras
Las maestras y los maestros cumplen una función vital dentro del jardín infantil ya que son las
personas que van a estar en estrecha relación con los niños y niñas y las familias. Además, sirven de
puente entre las condiciones familiares y las personales que puedan brindar algún tipo de asesoría para
la solución de sus problemas o satisfacción de necesidades, (profesionales de apoyo). Adicionalmente
la labor del maestro, es prestar atención a las condiciones ambientales dentro y fuera del aula según
las necesidades de los niños y las niñas.
AGENTES EDUCATIVOS
Los niños y niñas entre 0 meses y 6 años están rodeados permanentemente con adultos que
ayudan a la satisfacción de sus necesidades básicas diarias. Se pueden destacar en primer lugar los
pertenecientes a su grupo familiar (padres, hermanos y otros miembros), pero además de ellos se
encuentran otras personas que apoyan el proceso de crianza y educación de los niños y niñas como:
Cuidadores ocasionales o permanentes que asumen el cuidado y atención de los menores en diferentes
espacios, como el lugar de residencia de los niños o la de los cuidadores “las Personas que atienden a
los niños y las niñas en espacios institucionales de primera infancia: educadores profesionales,
auxiliares, personal de servicio, otros profesionales tales como psicólogos, educadoras especiales, etc.
que dan apoyo especializado de acuerdo con las necesidades de los niños y las niñas