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UNIDAD II
a) El cuidado de la salud
El cuidado de la salud, está en directa relación con las enfermedades a las cuales
puede estar expuesto el estudiante durante esta etapa, además de la exposición a tóxicos o
sustancias adictivas. Esto apunta a desarrollar un programa de prevención, el cual pretende
enfatizar el autocuidado, es decir, que el adolescente se preocupe de su salud en forma
activa; que además, se oriente a la educación de padres con respecto al desarrollo de sus
hijos, y que le entregue al adolescente, las herramientas necesarias para que, respetando
sus valores familiares, llegue a una adecuada toma de decisiones, en lo que a su cuidado
personal, físico y psicológico, respecta.
Este aspecto forma parte de la educación sexual, visto como un deber ineludible para
la familia, la escuela y la sociedad en su conjunto. Por esto, cada uno de los agentes
mencionados, debe contribuir, desde su especificidad, a que niñas, niños, adolescentes y
jóvenes, tengan la oportunidad de desarrollar esta dimensión fundamental de su ser, de
manera natural, reconociendo la trascendencia y el valor que implica en las relaciones
humanas el hecho de compartir y crecer; desarrollándose como hombres y mujeres;
informándose apropiada y oportunamente respecto de los contenidos relacionados con el
desarrollo sexual humano; teniendo la oportunidad de aprender a discernir y reflexionar a
partir de los valores asociados a la sexualidad y al amor; aprender a establecer relaciones de
colaboración, armonía, respeto, equidad y complementariedad con el otro sexo, entre otros.
La intervención que realice el orientador, debe procurar brindar a todos los alumnos y
alumnas información pertinente y clara, incentivando la reflexión personal, y dejando abierta
la posibilidad de realizar debates sobre algún tema de interés para los educandos, con el
propósito de estimularlos a expresarse de manera libre y responsable, siempre con el
respeto que cada uno de sus compañeros y profesores merece. Todo esto, va en directo
beneficio del alumno, ya que le permite ir formando sus propios criterios, y así, tomar
decisiones acertadas en aspectos esenciales para su desarrollo y adecuado
desenvolvimiento en la sociedad, lo cual cobrará aún más fuerza si en este proceso se
involucra a los padres y apoderados, realizando aportes e ideas, en apoyo a la formación y
proceso de orientación de sus hijos.
Área cognitiva: cuya labor principal es ayudar a los alumnos en la toma de decisiones,
enseñarles técnicas de estudio y brindar asesoría en temas de interés vocacional y laboral,
entre otras.
Área afectiva: donde el orientador tiene la tarea fundamental de relacionarse con el alumno
e inmiscuirse en su realidad y de esta manera intercambiar conocimientos para ir creando y
fortaleciendo al educando, con las herramientas suficientes, que en definitiva le permitirán la
construcción de su futuro.
Área axiológica: es la que se relaciona con el aprendizaje de los valores que ayudarán al
alumno o alumna, a ser una persona positivamente integrada en la sociedad y preocupada
por el bien común del resto de las personas.
No obstante, no podemos olvidar que existe otro grupo de alumnos, que si bien no
presentan conductas notoriamente desadaptadas, también deben ser objeto de preocupación
por parte de los profesores, ya que manifiestan conductas extremas de timidez, inseguridad y
retraimiento, observándose en ellos carencia de integración al grupo de pares, y una escasa
relación comunicativa con los profesores.
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Además de evitar que se produzcan problemas de convivencia y de comportamiento
en los establecimientos, es tarea de la educación, socializar a los alumnos y brindarles las
herramientas necesarias para su desarrollo integral.
Es el profesor, con el apoyo del departamento de orientación, quien debe velar porque
se lleve a cabo de una manera positiva, la dinámica dentro del aula, procurando que en todo
momento se fomente el escuchar a cada uno, considerando los puntos de vista de cada
integrante del curso, y escogiendo para esto, todo tipo de actividades que le permitan tener
un acercamiento al curso.
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Dentro del papel que le compete a los profesores en este aspecto, y que es de gran
importancia en educación, está la necesidad de guiar a los alumnos en el proceso de
adaptación; frente a esto, es indispensable brindar a los educandos la posibilidad de acceder
a aprendizajes significativos y funcionales, entendiéndose por significativo, al tipo de
aprendizaje que se relaciona con los intereses de cada alumno, así como también, que esté
en directa relación con los conocimientos previos y experiencia de cada uno. Al hablar del
carácter funcional de la educación, se hace referencia a la importancia de promover
aprendizajes que el alumno pueda utilizar en su diario vivir y en diferentes circunstancias.
Todo lo anteriormente señalado, tiene como finalidad contribuir a la adecuada adaptación de
los alumnos, tanto en el ámbito educacional como en el contexto social.
Algunas de las actividades de orientación que el profesor puede llevar a cabo con sus
alumnos, son las conducentes a favorecer el cambio de conductas de ciertos alumnos que
tienden a ser impulsivos, poco reflexivos, con falta de juicio crítico; alumnos que se muestran
como incapaces de estar tranquilos o de concentrar la atención en una tarea específica. Para
estos casos es efectivo aplicar ciertas actividades, entre las que se destacan: desarrollar en
los alumnos la capacidad de darse instrucciones, o de pensar en voz alta, ante lo cual el
profesor debe actuar de la misma forma, de manera tal, de convertirse en un modelo para el
alumno, quien tiende a imitar las acciones de su profesor, recurriendo a palabras, gestos,
movimientos, entre otras. A medida que se va realizando la actividad en el tiempo, se va
eliminando la expresión de los pensamientos en voz alta, con lo cual, se habrá logrado
interiorizar en los alumnos la toma de conciencia de sus acciones.
Los miembros del departamento de orientación deben contar con las instancias
necesarias para reunirse en forma permanente y periódica, a fin de llevar a cabo en forma
oportuna, la toma de decisiones necesarias para el logro de los objetivos propuestos.
Dicho informe debe ser elaborado por todo el departamento y dado a conocer a toda la
comunidad educativa, es decir, directivos, docentes, padres y alumnos, a fin de contar con
nuevas propuestas, opiniones, mejoramiento de lo ya realizado, etc.
Otro de los elementos a considerar, dice relación con la característica que tiene la
orientación de brindar ayuda en los diversos ámbitos del ser humano, apoyándolo en todo
momento, frente a cada una de las decisiones a las cuales debe enfrentarse en
determinadas circunstancias. Esto nos lleva a considerar la necesidad de educar a los
alumnos para la toma de decisiones, ya que muchas de ellas, son opciones de vital
importancia para el desarrollo de la persona, pues están en directa relación con su futuro.
Por último, otro aspecto a tener en cuenta, es considerar a la orientación como parte
misma del proceso educativo, capacitando a los alumnos para que cuenten con instrumentos
que le permitan interactuar de la mejor manera en su proceso educativo. Es aquí donde se
incluyen diversas técnicas de estudio, enseñar a aprender, tener la capacidad de
autoevaluarse, entre otras, desarrollando las competencias con las cuales debe contar el
alumno para desenvolverse satisfactoriamente en su proceso educativo.
Cuando el alumno no posee las capacidades que le permitan contar con las
competencias anteriormente mencionadas, es necesario recurrir a la ayuda que pueda
brindar el profesor-orientador, proporcionando refuerzo y apoyo constante al alumno,
pudiendo éste necesitar ayuda, ya sea de manera permanente o bien, en alguna situación y
aspecto concreto.
Aunque en ocasiones, el orientador puede tener sesiones de manera personal con sus
alumnos, al momento de realizar actividades de orientación, éstas pueden ser desarrolladas
con la totalidad de los alumnos de un curso, pudiéndose incluir la intervención de los padres,
la cual es primordial y cobra aún mayor importancia en la labor de orientación del proceso
educativo de sus hijos.
Alumnos
ÁREA
Departamento de AFECTIVA Apoderados
Orientación
Profesores
Orientador
Profesores
Guías o ÁREA
tutores AXIOLÓGICA
Especialistas (Valores)
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Realice ejercicio n°1
Saber cuál es el fin de la educación y hacia quién está dirigida, es una pregunta
frecuente que debe ser asumida por toda la comunidad educativa y la sociedad en general.
La orientación intenta dar respuesta a estas interrogantes, ya que es ella quien tiene
como fundamento, mostrar el sentido y fin de la educación, ante lo cual es necesario tener un
conocimiento previo del alumno y de las personas implicadas en el proceso educativo. La
respuesta frente a la interrogante anterior, está dada por un tipo de enseñanza basada en un
humanismo integral, para así brindar una educación global, con una visión clara de las
necesidades de los educandos.
Con el fin de lograr brindar una educación integral basada en el humanismo, se debe
siempre considerar todos los aspectos del individuo como un todo, comprendiendo las
diferentes dimensiones del ser humano en beneficio de obtener la perfección para el logro de
una educación más humana, que favorezca la comunión entre las personas.
a) La ansiedad por el propio atractivo físico y por la eficacia física: ansiedad reforzada por
los medios de comunicación que presentan un cierto ideal físico de hombre y mujer,
necesario para triunfar en la vida, según los modelos del momento.
Pero no sólo la imagen del propio físico constituye en la adolescencia un tema vital.
Particularmente destacada también, es la preocupación por el rol sexual. En general, el
adolescente y la adolescente tienen una enorme necesidad de reconocimiento por parte de
otros; necesitan ver reconocida y aceptada su identidad por las personas - adultos o
compañeros- que son significativas para ellos. Es este reconocimiento y aceptación, lo que
asegura un concepto positivo de sí mismo, una positiva autoestima.
Esta autoestima constituye precisamente uno de los indicadores más sensibles del
modo en que los adolescentes están construyendo su identidad personal.
- Cómo se siente
- Cómo piensa, cómo aprende y cómo crea
- Cómo se valora
- Cómo se relaciona con los demás
- Cómo se comporta
- Actuará independientemente
- Asumirá sus responsabilidades
- Afrontará nuevos retos con confianza
- Experimentará sentimientos positivos ante el éxito
- Se relacionará con los demás de forma sana y constructiva
- Reconocerá y demostrará, sin inhibición, sus sentimientos y emociones
- Tolerará bien la frustración
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Por el contrario, un adolescente o una adolescente con autoestima negativa o deteriorada:
No puede comunicarse con facilidad, le cuesta escuchar a los demás y comprender sus
puntos de vista.
Es inhibido y tímido, elude de forma activa las situaciones sociales y es poco consciente de
los intereses y necesidades de los demás.
No cae bien a sus compañeros.
Rara vez, o nunca, se ofrece para ayudar a los demás.
Resulta incómodo a los adultos o, por el contrario, intenta captar su atención
continuamente.
Tiene dificultades para expresar sus ideas y sentimientos de manera directa y para pedir lo
que necesita.
2) La singularidad: se obtiene como producto del reconocimiento y respeto por las cualidades
y atributos que hacen a cada cual diferente y singular. En el alumno adolescente, con escaso
sentido de singularidad, se observarán algunos de estos comportamientos:
Algunas conductas que pueden darse en los alumnos adolescentes con escaso
autocontrol, son:
Elude afrontar responsabilidades. Se echa para atrás en tareas que supongan un reto.
Las actitudes apropiadas del profesor frente a esos comportamientos, son las de:
- Comprender los valores de los alumnos y alumnas, y crear un clima de confianza y apoyo
en el que se sientan libres para expresar y modificar esos valores.
- Comportarse como persona “significativa”, que influye en la formación del concepto de sí
mismo de los alumnos. Ha de mostrar coherencia entre lo que piensa, dice y hace,
proporcionando experiencias que no infundan ansiedad, confusión o inseguridad.
- Comprometer y hacer partícipes a los alumnos y alumnas en el establecimiento y logro de
objetivos. De esta manera se sienten más responsables, reforzando el sentido de sí
mismos.
Son actividades que no necesitan una preparación especial en el profesor. Basta con
sentido común, tacto, prudencia y un saber hacer educativo general.
Por lo general, los profesores se preocupan más por los comportamientos excesivos
que por los comportamientos inhibidos. Se preocupan por los alumnos inquietos, nerviosos,
agresivos, que trastornan el orden de la clase y perjudican el desarrollo del trabajo docente,
descuidando a aquellos estudiantes tímidos, inseguros, que no se integran en el grupo, que
se relacionan poco con los compañeros y con el profesor, pero que no molestan. En todo
caso, tanto los excesos como los déficits de comportamiento, han de ser objeto de la
atención del profesor. Pero éste, no sólo debe prestar atención a los problemas cuando
surgen, sino que debe anticiparse a ellos, con una acción positiva que puede resumirse en
educar para la convivencia, en enseñar a convivir.
Enseñar a convivir, tiene que ver con una de las funciones esenciales de la institución
escolar: la de contribuir a la socialización de los alumnos.
El espacio social donde tienen lugar las interacciones con otras personas, va pasando
de la familia (único grupo de referencia en los primeros años de la vida del niño) a la escuela
(espacio social e institucional de interacción más amplio), que incorpora nuevos compañeros
y nuevos adultos.
El momento de mayor tensión entre padres e hijos coincide con la pubertad, debido a
que el adolescente comienza a experimentar que con sus propias fuerzas puede alcanzar
sus deseos; el rol infantil de satélite de los padres, deja de ser adaptativo y se torna
insostenible. Es entonces cuando la relación se hace más lejana y se deteriora la
comunicación. Por otra parte, esta salida de la órbita de los padres coincide con el ingreso a
otra órbita de influencia: la del grupo de compañeros. En realidad, lo que hace el adolescente
en la familia es redefinir sus posiciones dentro de ella. En todo caso, un comportamiento
familiar de orientación igualitaria y democrática, contribuye a evitar graves conflictos, a
pacificar y hacer más cómodas las relaciones con los hijos de esta edad.
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Realice ejercicio n°2
El estilo de enseñanza debe lograr un clima agradable, activo y alegre que haga
satisfactorio el trabajo escolar, y ayude a resolver las diferentes situaciones conflictivas del
grupo, fomentando un ambiente de convivencia productiva de manera que puedan
alcanzarse todos los objetivos instructivos y educacionales del currículo escolar. También ha
de favorecer que el adolescente realice libremente lo que debe hacer, ayudándole a tomar
conciencia de sus posibilidades y limitaciones, proporcionándole los medios para que sepa y
pueda hacer buen uso de su libertad. Obviamente, es un estilo democrático el que favorecerá
la buena convivencia.
Los siguientes, son algunos de los comportamientos concretos a través de los cuales
todo profesor puede favorecer un buen espíritu de convivencia y unas relaciones cómodas en
el grupo, donde todos se sientan a gusto:
Las pautas de comportamiento aconsejables para todo profesor, sobre todo en lo que
concierne a mejorar la dinámica del grupo o clase, han de ser cuidadosamente observadas
principalmente por el orientador, al que corresponde una especial responsabilidad en
conseguir una buena conexión del grupo de alumnos, así como un clima general de
cooperación, disciplina, respeto recíproco y buena convivencia. En la hora de consejo de
curso, puede desarrollar sesiones específicamente encaminadas a mejorar las relaciones de
convivencia.
Son muchas y variadas las actividades que puede desarrollar para ello: sesiones de
mesa redonda, en las que unos alumnos o grupos de alumnos presentan y representan
posiciones divergentes o contradictorias acerca de algún tema, sesiones de lluvia de ideas,
en las que se dé rienda suelta a toda clase de propuestas, tan originales e innovadoras como
sea posible, sin someterlas a crítica alguna, o el estudio común de casos a partir de hechos
reales, por ejemplo, de las noticias del día o de hechos ficticios, o también el juego de roles y
dramatización de una determinada situación, asumiendo distintos alumnos los papeles
correspondientes a los personajes de una situación y tratando cada uno de vivir a fondo su
papel y de sostener un diálogo apasionado con los demás.
En buena medida las dificultades para comportarse bien, se relacionan con las
dificultades para adaptarse bien. Adaptarse a la vida, al medio, a las circunstancias, forma
parte del equipamiento necesario a todo ser vivo para sobrevivir. Muchos de los problemas
que padecen adolescentes y jóvenes inadaptados, y de los problemas que ellos a su vez
traen a otras personas, proceden sencillamente de la incapacidad de adaptación; dicha
incapacidad es disfuncional.
En ningún modo hay que interpretar la inadaptación juvenil, como síntoma de una
sana rebeldía frente a los mayores, o a la sociedad establecida, como una negación reflexiva
y consciente de los valores en uso, de los tópicos, de los convencionalismos.
Desde ese punto de vista, y aunque ello signifique una mayor cuota de
responsabilidad por parte de los profesores, ha de considerarse positivo que éstos, cada vez
más, se vean solicitados a impartir una enseñanza no sólo en tal o cual materia, sino la
enseñanza básica de la vida: enseñar a comportarse, a adaptarse.
b) Contribuye también a una mejor adaptación e integración en el medio social, pues se trata
de aprendizajes precisamente orientados a esa integración, aprendizajes que instruyen a los
adolescentes en su modo diario de vida, de relación con los demás, con los adultos y con los
compañeros, de afrontamiento y resolución de situaciones problemáticas, de expresión,
comprensión y comunicación; en una palabra, aprendizaje de todo aquello que es
precisamente la antítesis del comportamiento asocial o antisocial que sigue a la inadaptación.
Conviene que los profesores tengan siempre presentes algunas reglas de actuación
que contribuyan a la creación de un ambiente satisfactorio y grato en el aula, un ambiente
motivador para los alumnos, no frustrante, y favorecedor, por tanto, de una actitud positiva de
los alumnos al aprendizaje. Algunas de esas reglas son:
- No fijar metas de logro demasiado altas. Las metas que se fijan a los alumnos han de
requerir de ellos algún esfuerzo, pero no tanto que, desde sus posibilidades actuales, sea
del todo imposible o improbable llegar a alcanzarlas.
El profesor u orientador, debe desarrollar una línea de actuación coherente, igual que
los demás profesores, en la tarea de enseñar a los alumnos a adaptarse; tiene
responsabilidades específicas que cumplir, sea en la hora de consejo de curso o fuera de
ella, tanto con el grupo, como con cada uno de los alumnos que tiene encomendados. El
desarrollo ordinario de la función orientadora no requiere especial preparación del profesor.
Todo adulto bien formado, profesor o profesora, es capaz de desempeñar bien esas
funciones. Para organizar adecuadamente la hora de orientación, seguramente necesitará
inspirarse en libros o programas, que por otro lado, puede fácilmente tener a su disposición.
Además, para los casos más complejos y difíciles, necesitará, desde luego, el asesoramiento
del Departamento de Orientación; o bien, será oportuno transferir el caso a ese
departamento.
El universo escolar, es el universo paralelo al otro gran mundo del niño, el universo
familiar; así, escuela y familia son los lugares donde el niño encuentra sus fuentes de
motivación básica.
La motivación escolar es un proceso por el cual se inicia y dirige una conducta hacia el
logro de una meta, la aprehensión, comprensión e incorporación en este caso, de un
determinado conocimiento. La vida escolar trae al niño un universo amplio de conocimientos,
algunos de los cuales llaman su atención o interés y otros no tanto, siendo necesario, más
allá de los intereses particulares, cierto estado de motivación interior del niño hacia la vida
escolar.
Así, cuando la motivación hacia la vida escolar es positiva, el niño puede realizar sus
tareas escolares con un rendimiento de bueno o muy bueno, se relaciona bien con sus pares,
establece buenos vínculos con sus maestros, y van surgiendo en él intereses respecto
algunas áreas en particular, la música, la matemática, la lengua, las ciencias sociales, etc.
Este proceso involucra variables tanto cognitivas como afectivas: cognitivas en cuanto
a las habilidades de pensamiento y conductas instrumentales para alcanzar las metas
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propuestas (el aprendizaje escolar); afectivas, en tanto que comprende elementos como la
autovaloración, autoconcepto, y es esta parte específicamente, la que se relaciona con la
motivación previa que el individuo, en este caso el niño, debe tener para que esté vivo en él,
el deseo de aprender nuevas cosas. Ambas variables actúan en interacción, a fin de
complementarse y hacer eficiente la motivación, proceso que va de la mano de otro,
esencial dentro del ámbito escolar: el aprendizaje.
Hay motivación cuando el niño desea ir al colegio y se siente orgulloso de él, cuando
tiene allí una importante vida social, esto sería en otros términos, semejante a lo que en el
ámbito laboral se conoce como cultura organizacional, hay culturas que favorecen la
identificación del empleado con su tarea y con su empresa. En el ámbito escolar, es
necesario todo un conjunto de cosas, ya que aquí la cultura es la escuela, su dirección, sus
profesores y los niños que asisten a ella.
Sin embargo, cuando la situación es de fracaso, las cosas cambian. Decir que se
invirtió gran esfuerzo implica poseer poca habilidad, lo que genera un sentimiento de
humillación. Así, el esfuerzo empieza a convertirse en un arma de doble filo y en una
amenaza para los estudiantes, ya que éstos deben esforzarse para evitar la desaprobación
del profesor, pero no demasiado, porque en caso de fracaso, sufren un sentimiento de
humillación e inhabilidad.
Por otra parte, también se debe resaltar que el aprendizaje escolar, desde una visión
constructivista, no queda en absoluto, reducido exclusivamente al plano cognitivo en sentido
estricto, sino que hay que contar también con otros aspectos motivacionales como las
intenciones, las metas, las percepciones y creencias que tiene el sujeto que aprende, lo que
demuestra la enorme interrelación que mantienen el ámbito cognitivo y afectivo-motivacional
en los seres humanos. Aquí se tratan como determinantes del aprendizaje escolar ambos
aspectos, y no como tradicionalmente ha venido haciéndose, ya que se pretende destacar
los procesos motivacionales sobre los cognitivos.
AMBITO AMBITO
El Profesor AFECTIVO/
COGNITIVO
(poder) EMOCIONAL
(querer)
Percepciones y
Los iguales
Conocimientos creencias:
(pares) De sí mismo.
(Autoconcepto)
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